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Opinión
No obstante, ¿qué necesitamos hacer para que funcione, además de alejarnos de ciertos
gurús-parásitos?
En primer lugar, debemos tener una mente abierta y valorar con sinceridad nuestros
esquemas actuales. Se trata de evaluar todas las opciones. Esto no significa, que
debamos cambiar todo, pero sí, mirar hacia nuevas formas, modos, métodos, para no
terminar haciendo un pasacalle con cuatro paletos que llevan veinte años viviendo de la
administración pública, embruteciendo felizmente a nuestros jóvenes. En este sentido, la
creatividad provee innumerables técnicas para ayudar a las personas a ver las cosas
desde una nueva perspectiva y romper con los marcos críticos establecidos. Nos ofrece
una ventaja competitiva, la habilidad para crear ideas. No obstante, ésta es la primera
fase, porque después del “innova – inventing” de muchos, ¡hay más cosas! Existe una
segunda fase, quizás la más importante. Esta es, cambiar la mentalidad y diseñar una
estrategia.
Sin embargo, existen cinco puntos fundamentales que son esenciales para aquellas
organizaciones o entidades que desean dar un salto hacia el futuro. ¡No un salto, al
vacío! Un salto hacia arriba en los difíciles peldaños de una sociedad en crisis, donde ya
es bastante complicado subsistir. Estos puntos de apoyo son: la motivación intrínseca,
las herramientas técnicas, flujo y manejo del conocimiento existente y la experiencia.
Claro que, para que estas semillas puedan aflorar dentro del árido terreno competitivo,
de quienes “se oponen a cualquier idea que no sea la suya”, es indispensable una mejora
en la comunicación, así como, en la confianza, algo muy devaluado en la administración
pública.
Les mentiría, si les dijera que esto es todo. También faltaría a la verdad si les afirmara
que lo pueden aprender en un “workshop” de tres días, con el “valor de tres créditos
lectivos” en la universidad de su predilección.
Una vez inmersos en esto, es vital remover las barreras estratégicas. ¿Por qué existen
barreras estratégicas? Ésta es quizás, la pregunta menos bienvenida en las reuniones de
alto nivel. El que hace ésta pregunta, suele pagarlo muy caro. Normalmente, comienza a
experimentar problemas de apoyos, ataques de los sabuesos, falta de confianza. Y todo,
porque algunos en la cúpula de la organización, no todos, se sienten más cómodos
cuando no se estremecen los cimientos. Aunque los ciudadanos y cargos con
responsabilidad pública deberían saber, que se “destruye creando”. Para construir un
edificio hay que romper, remover el terreno y muchas cosas más.
De la misma manera, hay que romper la barrera que representa una cultura rígida, para
poder analizar y resolver los problemas actuales. ¡Hay que cambiar la mentalidad!
Se debe tener el valor de adoptar nuevas posturas para afrontar los problemas. En esta
línea, las barreras estratégicas que se detectan con más frecuencia son: métodos
habituales e invariables de actuación, demasiadas o muy pocas opciones, superación de
valores arraigados, como religiosos o ciertas tradiciones, superación de barreras
perceptivas, como imagen propia o la sensibilidad al riesgo.
Por otro lado, está el cambio de actitud hacia el riesgo. Al principio, puede parecer un
tanto, raro, ya que no se trata de que las organizaciones asuman grandes peligros sino
que no los vean como algo intrínsecamente adverso.
En este sentido, como medida vital, debemos ir hacia la optimización del sistema de
aprendizaje y la transferencia de información en todos sus sentidos. Finalmente, ¿cómo
se puede administrar la creatividad? Aunque la pregunta parezca limitante, existen
métodos para realizarlo. ¿Cómo se adquiere la creatividad? ¿Se puede comprar? ¿Por
qué hacen falta consultores? ¿Cómo escoger a un buen consultor entre tanto predigo?
¿Existe un marco de trabajo seguro para administrar la creatividad? Intentaré abordar
éstas cuestiones en una segunda reflexión. No obstante, la creatividad no debe ser
descartada aunque debemos ser muy cautos en el modo, que la integramos y
desarrollamos.