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La cultura griega

Etimológicamente:

Grecia: proveniente del término latino graecus (Γραικοί), forma como Aristóteles se
refería al nombre del país

Historia

Lugares y Pueblos

La civilización griega se extendió hasta las islas del mar Egeo, la costa oriental del
Egeo, las costas meridionales en torno de los mares Adriático y Tirreno y muchos sitios
costeros alrededor de toda la cuenca mediterránea. Luego con las conquistas de
Alejandro Magno se extenderían hacia el Oriente. Grecia es una civilización secundaria
del segundo grado, surgió en curso de la época de las tinieblas griegas que abarcan
desde el desastre de la cultura micénica (siglos XII a XI a. C.). Grecia estaba compuesta
por varias culturas como los jonios, dorios y eolios.

Civilización Minoica

Es la primera civilización del mundo griego que florecía en la isla de Creta. Sus
habitantes se establecieron hacia el año 6000 a. C. y alcanzaron el máximo de esplendor
entre el año 2000 y el 1450 a. C. Contaban con una abundante riqueza la cual provenía
del comercio con otras ciudades de la edad de bronce. También esta riqueza provenía de
fértil suelo de Creta que producía aceites, cereales y vino en abundancia. Toda esta
economía se centraba en los ricos palacios. Estos palacios se caracterizaban por estar
decorados con escenas pintadas llamadas «frescos», todos estos palacios se
construyeron cerca del mar, los restos de los lujosos edificios evidenciaban la técnica de
los minoicos.

Civilización Micénica

Grecia disponía en la Edad de Bronce de centros importantes entre ellos Micenas. El rey
vivía en grandes palacios con que desempeñaban el papel de cuartel general militar y
centro administrativo. El pueblo micénico se caracterizó por su maestría en el comercio
marítimo. Alcanzaron su cenit sobre el año 1600 a. C., y poco a poco fueron decayendo
hasta la invasión de los aqueos.

Civilización Griega

No es fácil delimitar la civilización griega ni en cuanto a espacio ni en tiempo. El


desarrollo de la cultura griega se podría dividir en tres fases: la arcaica, la clásica y la
helenística. En este curso histórico surgieron varios hechos importantes y fundamentales
en la formación definitiva de lo que fue Grecia posteriormente: el nacimiento y la
formación de las poleis (ciudades), el siglo V a. C, con la Edad de oro ateniense (el
llamado Siglo de Pericles), las guerras y batallas que jalonaron varios siglos de la
historia griega, como fueron las Guerras Médicas o la Guerra del Peloponeso. La
preeminencia del Reino de Macedonia (con Filipo II y su hijo Alejandro Magno) y la
extensión por Asia del mundo helenístico. La dominación romana en el siglo II a. C.
pondría punto final a la civilización griega políticamente, pero dejaría una impronta
indeleble en sus invasores a través de los siglos.

De la época de las tinieblas a las polis

Esta época corresponde al surgimiento de Grecia como civilización (siglo XI al siglo


IX a. C.), en el curso del siglo X se produjo un proceso de urbanización en el cual se
trataba de agrupar varias aldeas hasta llegar a formar ciudades como Esparta y Atenas.
La organización interna socio-política de estas primitivas polis estaba dominada por las
tribus Ethnos (junto a los hogares clanes y fraternidades). Estas ciudades estado eran
gobernadas por reyes que ejercían la autoridad religiosa, militar y política, excepto
Esparta ya que hasta cierto grado la autoridad de los reyes empezó a ser reemplazada
por una autoridad aristocrática formada por terratenientes que podían criar mantener y
montar sus caballos. Otros dos factores que formaron un papel fundamental en la
formación de la civilización griega fueron la institución de los juegos panhelénicos
como los juegos olímpicos, cuyo comienzo se ha fijado en el años 776 a. C.; los cuales
subrayan los rasgos comunes de los griegos y las dos epopeyas de Homero,
probablemente compuestas en el siglo VIII a. C. El siglo VIII a. C. fue un periodo
revolucionario para la formación de la civilización griega ya que asistimos a la
introducción del alfabeto fenicio y su adaptación a la lengua griega.

Se mejoraron también la metalurgia del hierro y las técnicas agrícolas; esto produjo
como resultado el aumento de la población lo cual generó necesidades como la
fundación de colonias. Estas colonias enviaban metales y alimentos a sus metrópolis e
importaban a cambio productos ya terminados. Esta prosperidad comercial, entre otros
factores, condujo a la rápida fundación de las ciudades estado griegas en la costa del
Egeo y sus islas (a finales de ese siglo ya había más de 700 ciudades estado). Esta
riqueza avivó cada vez más las ansias de independencia política de las colonias respecto
a sus metrópolis, no siempre por la vía pacífica lo que originó la creación de ejércitos y
técnicas militares perfeccionadas como la infantería pesada (los hoplitas), que
reemplazaron a los anteriores ejércitos de caballería. A modo general puede decirse que
en los siglos VIII al VI a. C., las poleis griegas experimentaron una transición de un
sistema de gobierno monárquico a uno aristocrático. En el curso de las crisis sociales de
los siglos VII y VI a. C. pasaron por una serie de gobiernos dictatoriales (los tiranos)
hasta llegar finalmente a unos gobiernos democráticos. Esparta siguió un curso distinto
por que conservo su doble monarquía, y después de la segunda guerra desarrolló una
organización militar que llegó a caracterizarla en el futuro.
Período prehelénico

Guerras Médicas

Entre los años 499 al 478 a. C., Grecia se enfrentó a una gran amenaza, los persas.
Durante mucho tiempo Persia fue una amenaza principalmente en los territorios del
Asia Menor, estas guerras transcurrieron bajo dos reinados persas, el de Darío I y el de
Jerjes (hijo de éste). Esta guerra se desarrolló en dos partes, teniendo como resultado la
victoria de las poleis griegas, gracias en parte a sus desarrollados navíos:

La Primera Guerra Médica, en la que tuvo lugar la Batalla de Maratón.

La Segunda Guerra Médica, en la que acontecieron la Batalla de las Termópilas y la


de Salamina.

La Confederación Ateniense y el Siglo de Pericles

Para proseguir la lucha marítima contra el Imperio persa, Atenas organizó la


Confederación Ateniense o Liga de Delos (477 a. C.), y a partir de entonces dominó el
comercio marítimo del mundo colonial griego. Atenas se convirtió además en un centro
político e intelectual, cuyo período de mayor esplendor correspondió al gobierno de
Pericles, fundamentalmente desde 462 a. C. hasta 429 a. C., en el que su influencia
política se dejó sentir con intensidad. En política interior, Pericles modificó las leyes,
dándoles un sentido más democrático, estableció la retribución de los cargos públicos y
reconstruyó la ciudad, muy dañada a consecuencia de las Guerras Médicas. Las
reformas constitucionales que emprendió fueron consecuencia de la transformación de
la estructura social: los nobles, cuya influencia política descansaba sobre la propiedad
territorial, pasaron a un segundo plano, mientras que la clase media, constituida por
marinos, comerciantes y artesanos, se convirtió en una clase privilegiada, que obtuvo la
dirección política de la ciudad.[cita requerida]

En la esfera de relaciones internacionales, Pericles se encontró ante dos problemas: el de


acabar definitivamente el conflicto con Persia, que persistía en sus ataques a las colonias
griegas de Asia Menor, y el de convivir con Esparta. En cuanto al primero de ellos,
Pericles logró establecer con los persas un armisticio beneficioso (Paz de Calias en
449 a. C.). Respecto al segundo problema, en 446 a. C. concertó una paz de treinta años
con Esparta, por lo que esta ciudad reconocía la Liga de Delos; en compensación,
Atenas renunciaba a la hegemonía terrestre, evacuando sus posiciones en el Peloponeso
y en el Istmo.[cita requerida]

Guerra del Peloponeso

El siglo prealejandrino

Las ciudades griegas sometidas antes a Atenas vieron que la tiranía impuesta ahora por
Esparta resultaba más dura. Por ello, en 403 a. C. estalló un alzamiento general, que
derrocó el régimen de los Treinta Tiranos y restableció la democracia en Atenas. El
movimiento antiespartano era capitaneado por Tebas, que contaba con el apoyo de
Atenas, Argos y Corinto (Guerra de Corinto, 394 a. C. a 387 a. C.). Pese a que los
aliados fueron derrotados en la batalla terrestre de Coronea (394 a. C.), la decisión
estratégica de la lucha se solventó en el mar, donde aquéllos destruyeron la flota
espartana en Cnido (394 a. C.). Esparta, que veía peligrar su hegemonía, pidió ayuda a
los persas, y la intervención de éstos obligó a los aliados a aceptar la Paz de Antálcidas
(386 a. C.). A consecuencia de esta paz, Persia se anexó las colonias griegas de Asia
Menor y cerró a Atenas toda posibilidad de rehacer su antiguo Imperio marítimo,
mientras que reconocía a Esparta su papel de rectora de la Liga del Peloponeso. De
hecho, este tratado impuesto atestiguaba la debilidad política del mundo griego, que se
sometía a las directrices persas.

Más tarde Esparta pretendió imponer gobiernos oligárquicos en diversos estados, lo que
provocó un nuevo levantamiento de Tebas, que esta vez fue coronado con el éxito.
Persia, a causa de sus problemas interiores, no pudo acudir en auxilio de los espartanos,
los cuales fueron derrotados en Leuctra y, definitivamente, en Mantinea (362 a. C.).

Dominación macedónica y Helenismo

Macedonia

La segunda parte del siglo IV a. C. supone la preponderancia del Reino de Macedonia


en Grecia. Su rey, Filipo II, sentía gran admiración por la cultura griega, por lo que
decidió unificar a las poleis griegas y terminar con las luchas internas. Filipo se
caracterizó por establecer relaciones amistosas con Atenas. Pero Demóstenes, un
famoso orador y político ateniense, no simpatizaba con las ideas de Filipo, por lo que
formó una alianza con Tebas para derrotarle. Atenas y Tebas, por tanto, se enfrentaron a
Macedonia en la Batalla de Queronea, que terminó con la derrota de la liga tebano-
ateniense. Filipo se convenció de que la única manera de tener controlada a Atenas era
usando la diplomacia, por lo que envió a su hijo Alejandro a acordar un tratado de paz.
En el año 338 a. C., Filipo convocó un congreso en Corinto, al cual fueron todos las
ciudades-estado griegas, a excepción de Esparta. Allí se creó la Liga Panhelénica
(también conocida como «Liga de Corinto»). Hubo un segundo congreso al año
siguiente, en el cual se declaró la guerra a Persia. Antes de poder llevar a cabo la
expedición, Filipo fue asesinado en el año 336 a. C. Al morir Filipo, sube al trono de
Macedonia su hijo, Alejandro III, el futuro Alejandro Magno.

El fin de la era Helenística


El helenismo se extendió desde la fundación de los reinos de los diádocos a finales del
siglo IV hasta su decadencia a finales del siglo I a. C. Dicha decadencia puede
explicarse por cinco hechos principales:

• El prolongado y suicida conflicto entre los Lagitas y Seleucidas que debilitó los
recursos de ambos.
• El enfrentamiento prolongado entre los Antigónidas y las ciudades-estado
griegas que desgastaron a ambos.
• La fragmentación del imperio Seleucida, que generó otros dos grandes reinos
independientes y rivales: el de Pérgamo y el de la Bactria. Dicha fragmentación
acabó por debilitar a los Seleucidas.
• El resurgimiento de las fuerzas persas, que mantuvieron una lucha contra los
Seleucidas, y también la lucha con Roma, que agotó sus recursos hasta su
decadencia final.
• La falta de un mínimo de sentido de cohesión frente a los romanos. Algunos de
sus estados se pusieron de parte de Roma en vez de llegar a un acuerdo entre
ellas mismas, lo que inclinó la balanza a favor de Roma. En el 148 a. C.
Macedonia y Grecia finalmente pasan a ser parte del Imperio Romano y esto
demarca el fin de la época griega.

Dominación romana

Desde mediados del siglo II a. C. Grecia se convirtió, de hecho, en un protectorado


Romano, y la mayoría de las ciudades griegas pagaron tributo a Roma. En 88 a. C., con
el apoyo de Mitrídates, rey del Ponto, los griegos se sublevaron contra Roma, pero el
levantamiento fracasó. Durante la época de las guerras civiles Grecia fue escenario de
las luchas entre las distintas facciones romanas que querían hacerse con el poder. En la
época Imperial se mantuvo la influencia cultural griega, pero los núcleos de expansión
económica de Oriente se polarizaron en las provincias romanas de Asia. Éste período
de relativa prosperidad fue interrumpido en el siglo III por las invasiones de los
bárbaros. Paralelamente, la sociedad griega evolucionó hacia formas sociales y
económicas de tipo feudal.

Grecia medieval
Incorporación de Grecia en el Imperio bizantino

Desde la división del Imperio entre Arcadio y Honorio (395), Grecia formó parte del
Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, cuya base cultural fue helénica. Las
invasiones de pueblos germánicos y eslavos modificaron la composición étnica de la
población. Numerosos pueblos eslavos se establecieron en las zonas montañosas,
mientras que los griegos se refugiaron en las costas y en las islas. Estos eslavos fueron
lentamente helenizados.

En el siglo VII los árabes se apoderaron de Chipre y Rodas. En el siglo X los


emperadores lograron detener el avance de los árabes por el sur, y el de los búlgaros por
el norte. Desde finales del siglo XI hasta mediados del siglo XII, los normandos
saquearon varias veces las costas.

Estas invasiones favorecieron la formación de una sociedad de tipo feudal. Los


emperadores, para hacerles frente, pidieron ayuda a la República de Venecia, a cambio
de la concesión de una serie de ventajas comerciales. Durante la Tercera Cruzada,
Chipre fue conquistada por Ricardo Corazón de León. En la Cuarta Cruzada se fundó el
Imperio Latino de Oriente (1204–61) y Grecia fue dividida en una serie de principados
controlados por nobles francos.

Las luchas entre francos y bizantinos fueron aprovechadas en los siglos XIII y XIV por
Venecia y Génova, que se apoderaron de varias islas griegas. La división entre los
principados francos favoreció a la aristocracia bizantina, que poco a poco fue
recuperando la mayor parte del territorio griego. En el curso del siglo XV, Grecia cayó
bajo el dominio otomano.

Grecia moderna

Ocupación otomana
Artículo principal: Grecia Otomana

Los turcos otomanos controlaron la Grecia peninsular desde el siglo XV, pero algunas
islas permanecieron bajo la soberanía de Venecia hasta el siglo XVIII. Durante la
dominación turca, los griegos pudieron conservar sus características nacionales y
practicar su religión mediante el pago de un impuesto especial. Los turcos confiscaron
algunas tierras para repartirlas entre sus funcionarios civiles y religiosos. En otros casos
respetaron las posesiones de los antiguos propietarios. En las costas, los griegos se
especializaron en el comercio, y en Estambul se formó una potente burguesía comercial
que influyó en el Gobierno otomano, llamados los fenariotas (ya que provenían de un
barrio de Estambul denominado Fener).

Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se sucedieron las insurrecciones de los helenos,
que se multiplicaron en los períodos en que Turquía se enfrentaba con alguna potencia
europea. En el siglo XVIII la decadencia del Imperio otomano favoreció la formación
de grupos de bandoleros y piratas, que se convirtieron en los primeros núcleos del
levantamiento nacional. A finales de ese siglo, algunos griegos emigrados organizaron
sociedades patrióticas para preparar el alzamiento. Estos emigrados propagaron con
éxito en Europa los ideales del nacionalismo griego.
Independencia

La expansión de Grecia de 1832 a 1947, mostrando los territorios concedidos a Grecia


por el Tratado de Sèvres, luego perdidos en 1923 por el Tratado de Lausanne.

La Batalla de Navarino, en octubre de 1827, marcó el fin efectivo de la ocupación


otomana en Grecia.

Iniciada la revuelta en 1820, la sublevación se extendió rápidamente, y en 1822 la


Asamblea de Epidauro proclamó la independencia. Divididos por luchas internas, los
sublevados no pudieron evitar que los turcos, con el apoyo de Egipto, reconquistaran el
país en dos años (1826–27); pero las simpatías despertadas en toda Europa por el
movimiento nacionalista griego se plasmaron en el Tratado de Londres (1827), en el que
Francia, Inglaterra y Rusia proclamaron la autonomía de Grecia bajo la soberanía turca.
La destrucción de la flota turco-egipcia en Navarino (1827) obligó al sultán a firmar el
Tratado de Adrianópolis (1829), en el que se reconocía lo ya establecido en el de
Londres. En esta misma ciudad se firmó en 1830 el protocolo que dio la total
independencia, aunque se perdió una parte de la Tesalia.

Después del asesinato de Ioannis Kapodistrias (1831), las potencias europeas


designaron en 1832 rey de Grecia a Otón Wittelsbach, hijo de Luis I de Baviera. Otón
gobernó dictatorialmente hasta el golpe de Estado de 1843, que le obligó a conceder
algunas libertades formales, aunque mantuvo su gobierno de carácter autoritario gracias
al apoyo de Rusia. Depuesto en 1862, Inglaterra logró que la Asamblea griega nombrara
a Jorge I, hijo del rey de Dinamarca y cuñado del príncipe de Gales. En 1864 una nueva
Constitución redujo los poderes monárquicos e instauró el sufragio universal.

El problema de las reivindicaciones territoriales, particularmente el de Creta, fue


dominante durante todo su reinado. Después de varias sublevaciones en la isla, el
Gobierno griego decidió invadirla, pero la intervención europea dio lugar al Tratado de
Constantinopla (1897), en el que se concedió la autonomía a Creta y se encargó de su
gobierno al príncipe Jorge de Grecia.

Gobierno de Venizelos

Tras el golpe de Estado de 1909, Eleftherios Venizelos fue nombrado primer ministro
(1910); en 1911 sometió a voto una Constitución en la que se protegían las principales
libertades. En 1912 y 1913 estallaron las Guerras de los Balcanes, al término de las
cuales Grecia dobló su territorio por la incorporación de Tesalia, parte de Macedonia, el
Epiro, Tracia y las islas de Samos, Quíos, Lesbos y Lemnos. En 1913 Jorge I fue
asesinado en Salónica y le sucedió su primogénito Constantino.

Al estallar la Primera Guerra Mundial el país estaba dividido en dos facciones, la


germanófila, que dirigía el rey Constantino I, cuñado de Guillermo II de Alemania, y la
pro-aliada, cuyo jefe era Venizelos. En los primeros tiempos Grecia era neutral, pero, a
medida que el conflicto se extendía entre los Estados balcánicos, las discrepancias entre
el monarca y Venizelos se agudizaron. Esta crisis interna favoreció la ocupación de
Macedonia por las Potencias Centrales, y la de Salónica, el istmo de Corinto y El Pireo
por los Aliados (1915). En septiembre de 1916, Venizelos estableció un Gobierno
provisional en Salónica y, con la ayuda de los Aliados se apoderó de Atenas en junio de
1917. Constantino abdicó, y le sucedió en el trono su hijo Alejandro (junio de 1917). Al
poco tiempo, Grecia declaró la guerra a las Potencias Centrales. Al finalizar el conflicto
obtuvo por el Tratado de Neuilly, firmado con Bulgaria, la Tracia Occidental, y por el
Tratado de Sèvres, firmado con Turquía, la Tracia Oriental hasta el mar Negro, excepto
la región de Estambul y el territorio de Esmirna en el Asia Menor.

En octubre de 1920 murió el rey Alejandro. Mediante un plebiscito, Constantino regresó


a Grecia (diciembre de 1920), y Venizelos se exilió a Francia. Por otra parte, Mustafa
Kemal Atatürk se negó a reconocer el Tratado de Sèvres y estalló la guerra entre Grecia
y Turquía (1921-23), que constituyó un desastre militar para la primera. Algunos
oficiales del ejército partidarios de Venizelos obligaron a Constantino a abdicar por
segunda vez (septiembre de 1922), y varios de sus ministros y consejeros fueron
acusados de traición, y fusilados. Se creó una Junta Revolucionaria, que colocó en el
trono a Jorge II, hijo de Constantino. En julio de 1923, por el Tratado de Lausana,
firmado con Turquía, Grecia renunció a la Tracia Oriental y a Esmirna y aceptó la
repatriación de 1.400.000 refugiados griegos. Esta inmigración masiva agravó la
situación económica, lo que favoreció el desarrollo de la oposición republicana y del
Partido Comunista. En octubre de 1923 fracasó un golpe de Estado dirigido por el
general Ioannis Metaxas que se proponía fortalecer la monarquía, lo que alentó a los
partidarios de la República. En diciembre del mismo año, a causa de la creciente presión
popular, Jorge II abdicó y se instauró una regencia.

República griega

En abril de 1924, por medio de un plebiscito, el pueblo griego aprobó la adopción de la


forma republicana de gobierno. Este régimen se caracterizó por su inestabilidad política
y por su ineficacia para modernizar las estructuras tradicionales del país. Al agravarse la
crisis económica ocupó de nuevo el poder Venizelos (1928–32), el cual, de hecho,
gobernó como un dictador, a la vez que se esforzó por mantener una política de buena
amistad con las potencias vecinas. Dimitido Venizelos (1932), se abrió un nuevo
período de inestabilidad política, que fue aprovechado por el general Georgios Kondylis
para abolir la República (octubre de 1935). Por medio de un plebiscito, Jorge II
recuperó la corona, y en 1936 el general Metaxas instauró una dictadura de tipo fascista.
El periodo del Fascismo Griego duró hasta 1941, año en que Metaxas murió.

Segunda Guerra Mundial: ocupación y resistencia

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Grecia intentó mantener su neutralidad.


Aunque el dictador Metaxas se orientaba ideológicamente hacia el campo de las
Potencias fascistas del Eje y el rey se mostraba inclinado hacia la causa británica, el
ultimátum de Italia del 19 de octubre de 1940, en el que se exigían bases estratégicas en
territorio griego, arrojó a Grecia en manos de los aliados (Guerra Greco-Italiana del
Invierno de 1940-41). La inmediata invasión italiana desde Albania fue contrarrestada;
pero la ofensiva alemana de abril de 1941 no pudo ser contenida, y empezó la
ocupación alemana, a la vez que el rey y su gobierno se exiliaron en Egipto.

Grecia pertenecería al Tercer Reich desde 1941 hasta 1944. Durante esos años, los
griegos se dividieron en dos facciones principales: colaboracionistas y partisanos. Los
primeros sustentaron los regímenes colaboracionistas de Georgios Tsolakoglou,
Konstantinos Logothetopoulos y Ioannis Rallis, y engrosaron las filas de las fuerzas
militares y paramilitares de derechas, entre ellas los infames Tagmata Asfaleias
(Batallones de Seguridad), que junto con los ocupantes alemanes y en algunos casos los
italianos y búlgaros flagelaron las facciones comunistas y partisanas. Éstos últimos, por
su parte, realizaron un efectivo movimiento de Resistencia que causó serios daños a los
gobiernos colaboracionistas así como a la Wehrmacht. Algunas de sus acciones más
famosas fueron la dinamitación del puente de Georgopotamos o el atentado contra la
sede de la ESPO, la organización de ultra-derecha griega que en aquel momento
reclutaba jóvenes griegos para formar un batallón griego de las Waffen-SS. De todos
modos, los combates más virulentos se dieron entre las propias facciones de la
Resistencia, y especialmente entre la monárquica EDES de Napoleón Zervas y la
comunista ELAS de Aris Velouchiotis. Esta situación se convirtió, a la retirada de las
fuerzas alemanas de Grecia, en una Guerra Civil en toda regla entre conservadores y
comunistas.

Guerra Civil griega


Artículo principal: Guerra Civil griega
Cuando en las Conferencias de Yalta y Teherán se fijaron las respectivas zonas de
influencia de los Aliados en la zona del Mediterráneo, Grecia correspondió al campo
anglo-estadounidense. Pero ésta decisión no correspondía exactamente a la composición
de fuerzas guerrilleras en el interior del frente griego, ya que las organizaciones de
izquierda y las pro-soviéticas eran más potentes y numerosas y controlaban la mayor
parte del país. El Gobierno de coalición constituido en el exilio el 10 de marzo de 1944,
de composición inestable, difícilmente pudo ejercer su jurisdicción sobre todo el
territorio griego. Al desembarco británico del 14 de octubre de 1944, que se realizó
cuando ya las fuerzas alemanas abandonaban Grecia y capitulaban, se opusieron las
organizaciones de la Resistencia encuadradas por los comunistas.

Éstas no aceptaron el compromiso de los partidos de derecha y de los británicos del 2


de diciembre de 1944 —aceptado tácitamente por Stalin—, y decidieron continuar la
lucha armada para instalar un régimen socialista. Durante los seis años de la Guerra
Civil Griega, su predominio se ejerció sobre todo en la zona montañosa del norte. Los
partidos de izquierda no concurrieron a las elecciones del 31 de marzo de 1946, y el
Partido Popular monárquico alcanzó la mayoría. Su líder, Zaldaris, fue nombrado jefe
de Gobierno y organizó el plebiscito que confirmó de nuevo la monarquía como el
régimen del país. El rey Jorge II volvió del extranjero. La extrema derecha continuó la
guerra en la montaña y se formó en diciembre de 1947 el Gobierno de Grecia libre,
presidido por el general Markos Vafhiadis, que gozaba del apoyo soviético y de los
países del Bloque Oriental. Por el contrario, Gran Bretaña y Estados Unidos ayudaron
masivamente, con material y consejeros, a las fuerzas monárquicas. En abril de 1947 el
rey Pablo había sucedido a su hermano Jorge II. La guerra civil prosiguió hasta que, en
1950, ante la imposibilidad de proseguir la lucha, los últimos guerrilleros hubieron de
refugiarse en Albania. La importancia estratégica del país posibilitó una notable ayuda
militar y económica de Estados Unidos, que sustituyó a Gran Bretaña como principal
aliado de Grecia e inspirador de la política de su monarquía.

Época reciente

Finalizada la guerra civil, se inició un proceso de relativa liberación presidido por el


general Papagos, lo que permitió el ingreso de Grecia en la OTAN (1951). A la muerte
de Papagos, el rey Pablo I, hermano y sucesor de Jorge II, designó primer ministro a
Constantinos Karamanlis, quien estabilizó la situación política. Durante este período se
llevaron a cabo las negociaciones diplomáticas referentes a la situación de Chipre, cuyas
reivindicaciones siempre habían contado con el apoyo griego. En 1962 Grecia ingresó
como asociada en el Mercado Común Europeo.

Karamanlis hubo de abandonar el poder en junio de 1963 por divergencias con la corte.
Las elecciones del 3 de noviembre de 1963 dieron un pequeño margen al Partido de la
Unión del Centro, de Georgios Papandreu, quien, una vez nombrado jefe del Gobierno,
recomendó nuevas elecciones. Celebradas el 16 de febrero de 1964, le proporcionaron
una gran mayoría en el Parlamento. A la muerte del rey Pablo (6 de marzo de 1964) le
sucedió su hijo Constantino. Entre los proyectos de G. Papandreu, de carácter
moderado, algunos se relacionaban con una mayor democratización del país, que, según
él, se encontraba demasiado mediatizado por las presiones de Estados Unidos, de los
oficiales de derecha del Ejército y de la corte. La revelación de una confusa
organización secreta en el seno del Ejército fue el motivo aparente para que el rey
obligara a G. Papandreu a dimitir.
La crisis política iniciada culminó con el golpe de Estado militar llamado «de los
coroneles», dirigidos por el coronel Georgios Papadopoulos (21 de abril de 1967). Un
contragolpe de los militares realistas fracasó, y el rey tuvo que exiliarse en Roma. El
nuevo régimen de los coroneles, con Papadopoulos como hombre fuerte, impuso una
dura represión.

En 1973 se proclamó la República y Papadopoulos fue designado presidente, pero ese


mismo año fue derrocado por un golpe militar (25 de noviembre). Siguió una etapa de
profunda crisis y fue llamado Karamanlis, en el exilio, para que formara Gobierno (23
de julio de 1974). Karamanlis aceptó, y su retorno al poder significó de entrada el
restablecimiento de la Constitución de 1952, la liberación de los presos políticos y la
legalización de los partidos. Las elecciones generales (17 de noviembre de 1974) dieron
el triunfo a Nueva Democracia, de Karamanlis. En el referéndum del 8 de diciembre de
1974, el pueblo griego optó por la forma republicana del Estado. En protesta por la
actitud de la OTAN ante la crisis de Chipre (julio-agosto de 1974), Grecia se retiró de la
organización militar de dicha Alianza. Karamanlis convocó elecciones generales
anticipadas (octubre de 1977), en las que vio recortada su mayoría en beneficio del
PASOK, partido de carácter socialista dirigido por Andreas Papandreu. En mayo de
1980 Karamanlis fue elegido presidente de la República, y Georgios Rallis nombrado
primer ministro.

Karolos Papoulias.

En 1980 Grecia reingresó en la OTAN, y en 1981 el país se incorporó como miembro de


pleno derecho a la CEE. En las elecciones de 1981 el PASOK obtuvo la mayoría
absoluta y A. Papandreu se convirtió en jefe del primer Gobierno socialista en la historia
de Grecia. En marzo de 1985 Papandreu fue reemplazado por el candidato del PASOK,
el jurista Christos Sartzetakis. En las elecciones de junio el PASOK retuvo la mayoría
absoluta y Papandreu siguió al frente del Gobierno, pero en noviembre de 1988 hubo de
dimitir cuando el Tribunal Supremo decidió procesarle como implicado en un escándalo
financiero. Después de tres convocatorias sucesivas de elecciones, el líder de Nueva
Democracia, Constantinos Mitsotakis, consiguió apoyo suficiente para formar gobierno
(abril de 1990) y Karamanlis volvió a ocupar la Presidencia de la República. En 1992
las medidas económicas de Mitsotakis atizaron el descontento popular, al tiempo que
Papandreu era absuelto de todos los cargos.

En las elecciones de octubre de 1993 el PASOK recuperó la mayoría absoluta y


Papandreu asumió la jefatura del Gobierno. Konstandinos Stephanopoulos, un
conservador disidente de Nueva Democracia, sucedió a Karamanlis en la Presidencia en
1995. Desde enero de 1996 Costas Simitis sustituyó a Papandreu, gravemente enfermo,
al frente del Gobierno. Al fallecer el veterano líder en junio, Simitis convocó elecciones
en septiembre y vio reforzada su posición con un triunfo del PASOK por mayoría
absoluta. En diciembre Grecia accedió adoptar el euro como unidad monetaria. En las
elecciones de abril de 2000 Simitis fue reelegido y el Parlamento ratificó a
Stephanopoulos como presidente. Simitis renunció al Gobierno el 7 de enero de 2004,
siendo reemplazado por Georgios Papandreu, hijo de Andreas Papandreu. En las
elecciones de marzo de 2004 resultó elegido el candidato de Nueva Democracia, Costas
Karamanlis, poniendo fin a la hegemonía del PASOK. En marzo de 2005
Stephanopoulos dimitió a la Presidencia y le sucedió Karolos Papoulias.

En 2007 una serie de incendios arrasaron gran parte de la masa forestal de este país.

En diciembre de 2008 se desarrolló la mayor revuelta social del país desde,


seguramente, las protestas contra la dictadura de 1973. El detonante de las
movilizaciones fue el asesinato a manos de la policía del joven anarquista de 15 años
Alexandros Grigoropoulos el 6 de diciembre de ese mismo año. En el trasfondo de la
revuelta se haya la insatisfacción extendida entre la población griega ante la situación
social y económica. 1 En los disturbios derivados de las movilizaciones se produjeron
graves enfrentamientos entre la policía antidisturbios y los manifestantes, en su mayoría
jóvenes.

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