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El fin de los medios

JM. Rodrguez La amoralidad es, para El Nacional, un medio. Como lo es para Globovisin. Lo utilizan, cabalgando la opulenta estupidez de sus lectores y televidentes, para enfrentar la tica revolucionaria. Por eso el editorial infame. Por eso la insercin permanente en su seal televisiva de un contra mensaje cada vez que la Ley los obliga a alguna retransmisin institucional. Sin recato alguno dicen que lo harn, slo para no ir presos. El Nacional y Globovisin hacen alardes de sinvergenzura. Y como no gozan de fuero imperial, debera ser sancionados por ello (hay muchas maneras de hacerlo). Un medio de comunicacin e informacin al confesar, publica y reiteradas veces, que no tienen ninguna tica que gue sus actuaciones, est contrariando el artculo 108 de la Constitucin Nacional. Y hacerlo, al igual que caminar en el filo de la navaja, produce cortes. Es lo mismo, en dos escalas diferentes, que un chofer, frente al rojo del semforo, decida continuar su marcha al comprobar que no hay ningn polica que lo detenga. O que un comisario policial, sabiendo que esos medios lo protegern, dispare a mansalva sobre manifestantes. S bien que los medios privados no existen para educar, son un negocio que busca dinero y poder evitando cualquier regulacin, ese es el objeto del libre mercado. Sin embargo, el dogma del capitalismo, no tiene cabida en la Venezuela socialista. Aqu lo que gua a la economa no es el libre mercado, sino el bienestar colectivo, con los sacrificios que tal cosa obliga a los poquitos que siempre lo disfrutaron. Y como tambin s que cualquier aprendiz de abogado me dir que las ganas de comerse la luz roja, o el deseo de matar, no es sancionable, y tampoco lo es el privilegio, voy a terminar repitiendo las palabras de Saramago, cuando hablaba del sacrificio de Isaac: Lo lgico, lo natural, lo simplemente humano hubiera sido que Abraham mandara al Seor a la mierda

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