Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Todo el que conozca a Emili Teixidor, ya sea a través de sus libros o de sus
colaboraciones en los medios de comunicación, sabe de la claridad y sabiduría con
que expone sus conocimientos respecto al mundo de la literatura en general y de la
lectura en particular. Profesor en ejercicio durante gran parte de su vida, se nota
que sus teorías acerca de los modos de conseguir que los chavales y los niños lean
están testadas sobre un terreno que ha transitado mucho. Se nota, además, que su
inflexibilidad en algunas cuestiones deriva de su profundo amor a los libros, a la
letra impresa, a las historias inolvidables que esa letra impresa contiene. «Cuantas
más palabras poseemos, más humanos somos», nos dice.
Que ahora Emili Teixidor se haya decidido, quién sabe si con el consejo bien
administrado de algún editor que le conoce bien, a recopilar sus artículos sobre el
tema, y seguramente a añadir alguna reflexión más, en este volumen —aparecido
primero en catalán (Columna) y ahora en castellano, con traducción del propio
autor— es sin duda un acierto que beneficiará a todos los que estén preocupados
por la transmisión del gusto por contar historias y, sobre todo, a dos colectivos
claros: los padres que deseen saber más acerca de cómo contagiar el virus de la
lectura a sus hijos y los maestros, en quienes recae la responsabilidad de transmitir
la pasión por los libros la mayoría de las veces.
Para ellos, Emili Teixidor ofrece trucos que no tienen desperdicio, explicados
con la seguridad de quien los ha puesto en práctica muchas veces. Descartar la
obligación por la lectura en las aulas; resumir a los clásicos y acompañar en su
lectura con paciencia y sabiduría en lugar de pedir a los alumnos que los lean de
cabo a rabo y por su cuenta; incentivar el interés a través de la prohibición y de la
presentación de dificultades («Sólo lo difícil es estimulante. En tiempos de saciedad
y facilidad, regalemos necesidad y dificultad», nos aconseja, arremetiendo contra la
literatura que rebaja temas, estilos y tratamientos, que censura y hace
demagogia); conocer bien a cada lector para poder recomendarle con tino lo que
más puede seducirle; regresar a la práctica de la lectura en voz alta, que tanto
contribuye a la comprensión lectora (en la que tan deficitaria es España, según el
reciente Informe PISA).
TREINTA ALBUMES