LIENZOS

ISRAEL
Con 'Naranjas sobre la nieve' se estrena discográficamente el cantaor toledano ISRAEL
FERNÁNDEZ, ‘ISRAEL’ (1989). Una apuesta valiente y personal de un joven artista
que intuye que el reconocimiento artístico pasa más por el trabajo que por el glamour
fácil de las pantallas de televisión. Acompañado de su primo y manager, Juan José
Montoya, nos sentamos en una terraza de un pueblo de los alrededores de Madrid en
una tarde ventosa. Y desde su timidez y su franca sonrisa, nos desvela sus inquietudes,
miedos y deseos con la inocencia de sus 19 años. "Canto lo que sale de mi corazón, lo
mío y si transmito, bien, y si no, pues no puedo hacer nada", señala.

ENTREVISTA y TEXTO por JAVIER PRIMO

FOTOS (páginas 8 y 9) por KEIKO HIGASHI

8 - alma100 número 78

Comentamos sobre su aparición en el programa de televisión,
'Gente de primera', que le dio a conocer. "Si hubiéramos cogido el
camino de los programas de TV se hubiera tenido que atener a un
contrato absolutamente leonino", me comenta su manager Juanjo.
Pedimos unos cafés mientras nos arreglamos el pelo, desbaratado
por el viento. "Pues eso, ahora hago lo que yo quiera, ¿entiendes?
No estoy agarrado a nadie", interviene Israel. "Si lo hubiese hecho
con la tele, tienes que hacer su línea. Y lo he hecho con mi primo,
que es el productor ejecutivo, y así hemos hecho lo que nos ape-
tece y nos gusta", afirma rotundo a pesar de su sonrisa tímida.
¿Cómo se inició Israel en esto del flamenco? "Pues yo empecé de
pequeño, porque mi gente cantan todos. Ninguno es profesional
pero cantan como si lo fueran. Mi hermano toca la guitarra; mi
abuela, mis tíos, mi madre, todos bailan, todos cantan, me he cria-
do en ese aroma y en ese aroma estoy. Y tengo pensado que el
siguiente disco que hagamos sea el de mi abuela, me gustaría
mucho, es la última vieja que nos queda en la familia". ¿Vivís en
Toledo capital? "No, en un pueblo, Corral de Almaguer". ¿Hay allí
mucho ambiente flamenco? "Sí, en Castilla-la Mancha gusta
mucho el flamenco. Sí." (Risas) Y se me queda mirando con una
sonrisa entre cortada y retadora. Volvemos a reír. Israel combina
el reto y la ingenuidad. "Es que no hablo mucho", señala entre más
risas. Nombras a Camarón como tu gran referencia pero habrá
otros artistas que también te habrán marcado. "Sí, claro, hay artis-
tas muy buenos. Yo escucho a todos los artistas flamencos:
Caracol, Tomás Pavón, Porrina de Badajoz, Farina… para ir
cogiendo un poquito de cada uno, pero Camarón es mi referencia",
reconoce. "Siempre tienes que hacer las cosas tuyas, como hacía
él. Todos los flamencos han escuchado a alguien para cantar y
luego ellos lo han cantado a su forma. Igual que cuando naces, no
hablas nada", ríe. "Hay que aprender el idioma. Luego, en los
años que estamos, yo creo que está todo ya inventado. Y luego
siempre se puede hacer algo que…", duda con una sonrisa travie-
sa, "pero vamos, tampoco lo aseguro, ¿me entiendes?". Reímos.
"Es muy difícil sacar algo que la gente diga, esto es nuevo, esto no
lo ha escuchado nadie", continúa. "Lo tengo claro, Javi, el flamen-
co lo modernizó Camarón y ahí estamos. Si hoy se canta, por
ejemplo como cantan por tangos el Duquende, el Cigala o el Potito,
todo eso viene a raíz de él". Parece que hay gente que ya está
cogiendo otros referentes. "Es la vía natural de la evolución", inter-
cede Juanjo. "No puede estar el flamenco agarrado a un solo esti-
lo, a un solo cantaor, lo decía él mismo, tiene que evolucionar para
bien o para mal, elegir un camino y el camino ahora natural es
desmarcarse un poco de su figura, que es absolutamente insupe-
rable". Interviene Israel. "Insuperable, a su estilo. En mi disco,
también vas a escuchar algo de Camarón, es normal, pero también
se intenta crear algo que se salga de ahí, un poquito, ¿entiendes?,
que si sales mucho ya puede quedar mal", añade con una sonrisa.
Su disco. Su niño. 'Naranjas sobre la nieve', editado por
Karonte, cuenta con la dirección de Pedro Ojesto, "el gran mago,
el que ha buscado casi todo", y letras de Juan Antonio Salazar,
"cuando me enteré me dio una alegría impresionante porque no
hay palabras para él". En el álbum se incluyen doce cortes: cuatro
tangos, bulerías, minera-taranta, soleá o rumbas, aparte de la can-
ción 'El Amor'. ¿Habéis tenido en cuenta que fuera radiable y
accesible? "Lógico", responde. "Cuando estoy en la calle o
tomándome una copa, me viene un amigo, cántame algo, venga
Isra, y en vez de cantarle una soleá o una bulería, le canto por tan-
gos, porque me puede hacer compás, son más fáciles al oído, pero
también incluyo una soleá, una balada muy bonita….". ¿Te falta
trabajar algún estilo flamenco en concreto? "A todos los cantes les
tengo respeto, porque es difícil, sea una alegría, una soleá o unos
tangos. Siempre se intenta hacerlo perfecto, ¿sabes? En el fla-
menco, mecánico no hay nada, o lo haces o no lo haces. Lo can-
tas, y cantas lo que sientes, lo mejor posible, y si lo escuchas y
está poco afinado, pues lo cantas otra vez". Ha habido grandes
cantaores que no afinaban mucho. "Y los hay", afirma con rotun-
didad. ¿Y qué importancia le das al ritmo? "Yo creo que el ritmo
es todo, mejor que cantar bien. Fíjate lo que te digo. Si cantas
muy bien pero no tienes compás, retírate. Al garaje. Pero si can-
tas regular, y tienes un compás para llorar, vamos". Ya sabes, lo
de cantar bien en el flamenco… "Claro, como te decía antes,
Camarón lo tenía todo, por eso es el mejor. Compás, afinación,
vamos, más que afinación, voz, preciosa, todo. Hay muy buenos
flamencos ahora, que cantan muy bien. El Duquende me gusta
mucho como canta; Diego el Cigala es una maravilla cantando;
Potito. Son una maravilla, lo tienen todo, lo que pasa es que, claro,
como ya está hecho, pues siempre se busca, ¿entiendes?". Y
vuelve a retomar el hilo. "A cada cante le tienes que dar su punto
y estar seguro de lo que estás cantando. Hay que cantarlo todo
con tu cabeza y con tu mentalidad y ya está", ríe. "Yo me dirijo de
todo lo que veo bien. Con Pedro Ojesto todo ha ido perfecto por-
que se guía de lo que dices tú, te ayuda, se arrima a ti. Hace lo
que tiene que hacer pero también oye las opiniones de la gente. Si
una persona me aconseja, oye, vamos a probar esto, lo hacemos
y a lo mejor sale bien. Hay que dejarse guiar un poquito, no tienes
que ser tampoco tan tuyo… es que no me explico bien, no soy un
niño pijo", ríe. Has echado mano, en la guitarra, de David
Cerreduela. "Cuando le escuché tocar me dije, con este voy a ir yo
ya para toda la vida", señala. "Es un estilo de toque muy bonito,
tiene compás, brillantez, vamos, no hay palabras. Como yo no sé
hablar bien", ríe, "cuando digo, no hay palabras, es que es ya un
fuera de serie. Vino de la mano de Pedro, como todos los músi-
cos, que son el cuarteto de Pedro". ¿Cantas mucho en casa solo?
"Mucho. No paro de cantar. Ya me regañan, sí, porque no paro".
¿Te ha sorprendido cantando alguien recientemente? "Si te soy
sincero, desde Camarón no me ha sorprendido nadie. A lo mejor
la gente me está escuchando y dice, a mí tampoco. Y llevan razón.
Hay gente a la que sobra el compás, hay gente que canta muy
bien, que hace muy buena música, son máquinas, pero así de sor-
prender, de decir, este es el mejor, no". ¿Qué esperamos para el
segundo disco, Israel? "Pues… lo mismo, mejor. O lo haces mejor
o lo haces igual. Ya estamos haciendo algo, cogiendo unos temi-
tas… pero es muy pronto, Javi, muy pronto".