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LA HISTORIA VISUAL.
Ponencia presentada en el marco del IV Congreso Ecuatoriano de Historia, Cuenca,
julio de 2004.
Juan Martínez Borrero (jmartinb@ucuenca.edu.ec)
Universidad de Cuenca
Palabras clave: Cuenca, historia visual, fotografía, elites, auto representación,
capital simbólico, diferencia.
RESUMEN :
La auto representación en el campo social en Cuenca durante el primer cuarto del
siglo XX es el motivo de este trabajo. Los recursos económicos al alcance de las
elites locales por la pequeña acumulación de capital provocada por la consolidación
de la propiedad agrícola y por la creciente exportación de productos como la
cascarilla o quina y el sombrero de paja toquilla se invierten por una parte en una
gradual modernización tecnológica que se manifiesta en la creación de empresas
privadas de servicios como la generación eléctrica o la telefonía y por otra parte en
medios que posibilitan la acumulación de capital simbólico orientado a marcar
distancias sociales entre los grupos como la transformación de la arquitectura o la
incorporación de nuevas pautas de consumo.
Desde el último tercio del siglo XIX la fotografía como medio de registro social se
populariza en Cuenca pero es a partir de los inicios del siglo XX que aparece el
trabajo de fotógrafos profesionales y aficionados que captan las transformaciones en
el imaginario local y el presente trabajo pretende utilizar una aproximación desde la
historia visual para entender la manera como la sociedad cuencana de la época se mira
a sí misma utilizando los medios fotográficos para consolidar y fijar en forma
permanente la imagen idealizada de la vida y de la muerte, de lo privado y de lo
público, de los hombres, las mujeres y los niños de esta sociedad en transformación.
1
Collier, Malcom, Aproaches to Analysis in Visual Anthropology en Van Leeuwen y
Jewitt, Handbook of Visual Analysis, Sage, Londres, 2003
“verdadera”2 ha sido necesario entender cuáles son esas imágenes “reales” cuya base
de convencionalidad y aceptación social las transforma en los modelos a seguir, y
aquí hemos desarrollado un camino de ida y vuelta, es decir desde las convenciones
sociales que encontramos en la literatura, en la poesía particularmente, el discurso
público, el arte nos hemos acercado a la fotografía y esta ha enriquecido la
comprensión de dichas convenciones. Subsiste, sin embargo, la dificultad de lo que se
podría llamar la “traducción” de la imagen en palabras, proceso que de todas maneras
es imprescindible si queremos llegar a una propuesta comprensible.
LA AUTO REPRESENTACIÓN
El desarrollo del trabajo nos permitió reflexionar sobre los alcances de los procesos de
conformación, consolidación y trasmisión de las convenciones sociales en Cuenca
durante la época de estudio, para ir más allá de las propuestas que dan cuenta de los
resultados del proceso de transformación pero no de las condiciones en las que este se
produce. Es decir que, por ejemplo, frente a la afirmación de un “afrancesamiento” de
las elites locales se trata de entender este fenómeno como un proceso de consumo de
símbolos, de adopción de capital simbólico destinado a consolidar las diferencias
sociales en construcción. Las líneas del cambio cultural probablemente fueron
múltiples, un ejemplo de esto viene dado por la fuerte presencia de los movimientos
bohemios y vanguardistas de carácter modernistas cuya presencia fue
extremadamente fuerte pero cuya influencia desapareció “tragada” por el creciente
movimiento conservador que se sustenta en esos otros patrones culturales y de
consumo que han trascendido.
En una sociedad con gran conciencia de lo público y un marcado concepto del honor
vinculado al cuerpo3, los sistemas de representación asumen una importancia
fundamental. El retrato, por ejemplo, “consigue la objetivación de la auto imagen”4, y,
el volver objetiva la auto imagen significa aquí dotarle de contenidos aceptados
2
Bourdieu, Pierre, Photography a Middle-brow Art, Stanford University Press,
Stanford, 1990.
3
Peristiany, J.G. El concepto del honor en la sociedad mediterránea, Nueva Colección
Labor, Barcelona, 1970.
4
Bourdieu, Pierre, Photography a Middle-brow Art, Stanford University Press,
Stanford, 1990.
socialmente y no sujetos a discusión o duda en cuanto al papel del sujeto en el marco
colectivo. La imagen retratada debe tener un carácter indubitable en cuanto objeto
público y esto es, precisamente, lo que se logra con la convencionalidad de la
representación. La “auto imagen” podría ser denominada más apropiadamente “auto
representación” ya que más que tratarse de un reflejo de la realidad es la aplicación
de una serie de elementos convencionales atribuidos al sujeto, más aún a la
representación del sujeto que se considera equivalente a la realidad.
Esta auto representación estará presente en los retratos masculinos y femeninos, en los
retratos de los niños, en los registros de la muerte, en la percepción de los
acontecimientos públicos y aún en las miradas en los márgenes de la fotografía, pero
también hallará su contraparte en las otras miradas, de carácter vanguardista y
restringidas a ciertos grupos de la sociedad que conocemos todavía mal.
Pero este concepto de dignidad, de juicio moral frente a la imagen, no es una decisión
de la joven Dolores, ni siquiera de sus padres, corresponde al modelo de
representación aceptado por la sociedad y aplicado por el fotógrafo que no pretende
apartarse, ni un ápice de la línea válida públicamente. Así, la pose de la joven resulta
casi idéntica a la de una anciana mujer fotografiada sosteniendo un libro en sus
manos, más allá de las diferencias de su ropa, su peinado o sus joyas. Ambas mujeres
representan un mismo concepto y este se deriva de la visión moral sobre el papel de la
mujer en la sociedad cuencana de inicios del siglo XX.
Anciana. AFBC/C, 1727.
Los ejemplos pueden seguir. La mirada apartada, la cabeza erguida, un concepto de
auto representación social claramente definido.
Si en las fotografías urbanas esta distinta relación con el cuerpo es evidente, en las
fotografías rurales se volverá un elementos más marcado aún. Parecería como si la
distancia con el entono de la vida formalizada, la ciudad, permitiese una fotografía
aún más suelta y libre. Así las mujeres mostrarán menos condicionamientos en la
fotografía en el campo. Las sonrisas son más frecuentes y la rigidez deja paso a una
libertad mayor de los cuerpos.
7
Bourdieu, Pierre, Photography a Middle-brow Art.
“Un corto descanso” . Bajo los aguacates, Zhumir. AFBC/C 2251.
Estas imágenes tomadas en entornos rurales, en las haciendas durante los meses de
vacaciones dotan a la vida cuencana de un toque de mayor viveza, se apartan de la
rigidez de las representaciones de estudio y muestran a personas muy cómodas con su
entorno familiar.
El retrato femenino incluye también imágenes de mujeres en momentos de paso. Por
muchas razones era la muerte uno de los momentos radicales en la sociedad, adelante
veremos cómo se la registraba y el ritual que se efectuó en algunos casos. Pero la
muerte de un hombre casado va aparejada a la viudez de su esposa y este estado se
registraba mediante la fotografía. La viudez en ocasiones podía ser un estado previo a
un nuevo matrimonio (como en el caso del doble matrimonio de Hortensia Mata con
los hermanos Ordóñez) y en otros un estado permanente. La viuda podía sobrevivir a
su esposo largos años, aunque por supuesto dados los riesgos del parto también era
frecuente la viudez masculina. Resulta imposible distinguir retratos de viudos,
podemos, sí, identificar retratos de viudas que se enmarcan muy cercanamente al
modelo que hemos analizado arriba.
Retrato de mujer viuda. AFBC/C, 2193.
En este ejemplo la mujer mantiene una posición muy semejante a la de la dignidad
moral que hemos referido, se suma, sin embargo una vestimenta que podemos
suponer que es negra y un aire de tristeza muy apropiado al nuevo papel que
desempeñará en la sociedad, esta representación, en retratos individuales como los
que hemos analizado, será idéntica a la que encontramos en fotografías de grupo, de
actos sociales e inclusive de oficios. La manta oscura que cubre el cuerpo, el pelo
arreglado muy discretamente, la ausencia de joyas (como representación de la
renuncia a la vanidad), complementan el aspecto general de la mujer viuda. A pesar
de continuar como parte fundamental de la sociedad, las obligaciones frente a sus
hijos y parientes y frente al mantenimiento del buen nombre de la familia, le dotarán
de un papel completamente nuevo.
Retrato de inicios del siglo XX que muestra una imagen idealizada del hombre de
carácter. AFBC/C 2085.
Para comprender esta imagen debe recordarse el contexto político que se vivía en
Cuenca, los enfrentamientos armados frecuentes, las diferencias con el estado, los
valores de patriotismo y fuerza necesarios para enfrentar la amenaza peruana entre
otros elementos.
Los retratos masculinos múltiples son un antecedente de los retratos corporativos que
conocemos que ya se hicieron desde finales del siglo XIX pero que se popularizarán a
partir de 1915. En las colecciones estudiadas encontramos un gran número de retratos
de este tipo.
8
Presentación de la revista Austral, número 1, 1922.
Luis Carlos Jaramillo León y Roberto Jerves Machuca, sentados; de pie Abelardo J.
Andrade. Ejemplo de retrato masculino múltiple. AFBC/C 419.
Pero serán los retratos corporativos los que mostrarán mayor variedad y riqueza. Estos
están, por lo general, planificados cuidadosamente y realizados en un marco de
rigidez y solemnidad como correspondía a una fotografía a la que se otorgaba un
carácter permanente. El ejemplar más antiguo de retrato corporativo que hemos
encontrado corresponde al Liceo de la Juventud, presidido por Julio Matovelle ,
fundado en 1876 9 y al que pertenecieron entre otros Luis Cordero Crespo y Honorato
Vázquez.
9
Burbano Vázquez, José Rafael, Biografía de Honorato Vázquez, Banco Central del
Ecuador, Centro de Investigación y Cultura, Cuenca, 1981.
de la diversidad social de la región y la necesidad de modernizar las estructuras
locales lo que puede permitir el progreso de la región, los grupos corporativos
pretenden intervenir en ámbitos tales como la creación cultural, le definición de líneas
de acción política nacional, con una clara conciencia de su pertenencia a un Ecuador
en conformación y la investigación histórica, literaria y lingüística.
10
Davies, Flora, La comunicación no verbal, Alianza Editorial, Madrid, 1983
11
Homenaje público a Bolívar. AFBC/C
Es necesario señalar que, sin embargo, muchas de estos colectivos que se miran como
masas sin definición en los márgenes de las fotografías tenían una extraordinaria
importancia en la vida urbana y una directa relación con las familias de las élites a
través de mecanismos varios, no solamente de dependencia sino de interrelación como
el sistema de compadrazgo que establecía verdaderos lazos de relación familiar entre
grupos sociales y étnicos diversos. Por ello es necesario destacar que las imágenes de
miseria o abandono son escasas y que resaltará la indumentaria limpia y bien cuidada,
la diversidad de prendas femeninas y masculinas y la misma posibilidad de asistir a
los actos públicos urbanos como testigos, y en el caso de los actos religiosos, como
directos participantes.
12
Dután, Holger, Cuando los curas formaban sindicatos, en Estudios, crónicas y
relatos de nuestra tierra, María Rosa Crespo, compiladora, Casa de la Cultura
Ecuatoriana, Núcleo del Azuay, Cuenca, 1999.
Fotografía de 1919 que muestra la composición de la población urbana de Cuenca.
AFBC/C 595
Las miradas al margen en los grupos rurales cobran otro sentido, las divisiones son
menos claras, los individuos de todos los grupos se mezclan en “mullapa” 13, y la
cámara genera curiosidad y aún asombro.
13
Como “mullos” o cuentas de collar.
Aquí los sombreros de paja de la ciudad son sustituidos por sombreros de lana
abatanada o fieltro, el paño amarrado deja su puesto a la lliclla y la indiferencia deja
paso a la curiosidad.
Las fotografías de niños indígenas en el campo son raras, pero se conserva una
extraordinaria imagen de la “familia Cordero” en la que podemos ver a un grupo de
niños multi étnico en una de las haciendas de Luis Cordero Crespo, no identificada.
Excepcional imagen multi étnica de inicios del siglo XX. Álbum del Dr. Luis Cordero
Crespo, conservado por la señora Clara Cordero de Cazorla.
14
Oración fúnebre en Antología de la Oratoria Cuencana, selección e introducción de
José Cuesta Heredia, Centro de Investigación y Cultura, Banco Central del Ecuador,
Cuenca, 1989
Álbum del Dr. Luis Cordero Crespo, conservado por la señora Clara Cordero de
Cazorla.
IMÁGENES DE LA MUERTE:
Naturaleza al partir/ en dos mitades el día/ formó la noche sombría/ para enseñar a
morir15
Las posibilidades de una muerte temprana y accidentada son altas en el primer cuarto
de siglo, mujeres que mueren de parto, niños que mueren al nacer o en su primer año,
hombres que perecen en combate, en caídas o por ahogamiento, próceres que mueren
15
Luis Cordero Crespo.
16
En Antología de la Oratoria Cuencana, selección e introducción de José Cuesta
Heredia, Centro de Investigación y Cultura, Banco Central del Ecuador, Cuenca,
1989, página 434.
en lo mejor de su vida, prohombres que sufren una lenta agonía o una muerte
tranquila en el ocaso de su existencia. Y la muerte se siente, se registra se representa
de múltiples maneras, desde la tranquila tristeza de la viuda con sus hijos hasta el
impresionante registro del muerto en combate.
En Cuenca, desde hace decenas de años, la muerte es un acto público y como tal un
acto compartido por amigos, parientes, relacionados y simples mirones que bajan la
cabeza al paso del lento cortejo. Al referirse a la muerte de Remigio Crespo Toral dirá
Luis Cordero Dávila Ecuatorianos ¡Con él ha muerto casi la mitad de la patria!17 en
un arranque de emoción que conmovió a quienes le escucharon de tal forma que aún
hoy hay personas que recuerdan esta frase.
17
ídem.
Imagen invertida de la tarjeta de invitación fúnebre a la muerte de Luis Cordero
Crespo el 30 de enero de 1912 .Álbum del Dr. Luis Cordero, conservado por la
señora Clara Cordero de Cazorla.
La muerte, presente en sus diversas formas, será registrada en la fotografía. este acto
que obliga al hombre a desligarse del tiempo se volverá trascendente, se marcará
eternamente, más allá de los homenajes y las procesiones fúnebres, de los discursos
conmovedores y del luto.
Como habíamos señalado antes, a pesar de las largas familias y de la gran frecuencia
de fallecimientos infantiles, la muerte de un niño pequeño, inocente, era un
acontecimiento doloroso, a medias superado por el convencimiento de que la criatura
iría directamente al cielo, alejándose de esta tierra de llanto.
Hay casos en los que a la fotografía se añade un texto que establece el nombre del
niño, la fecha de nacimiento y la fecha de su muerte. Estas fotografías probablemente
eran entregadas a los parientes íntimos como un “recuerdo” que se conservaría
durante años.
Dirá Luis Cordero Dávila frente al ataúd de Remigio Crespo Toral “Apenas me siento
con fuerzas para arrancar de los abismos de mi pena el grito, la admiración, la
plegaria, que digan de la consternación de mi espíritu, ante la majestad de este
cadáver, que más que cadáver es una estatua”18. Muy difícilmente alguien
permanecería impertérrito ante estas palabras y las que siguen en su discurso.
18
Discurso de Luis Cordero Dávila a la muerte de Remigio Crespo Toral, en
Antología de la Oratoria Cuencana, página 277.
Sepelio de la señora Hortensia Mata de Ordóñez a la salida de la Catedral. El ataúd
es transportado en hombros de los deudos. 16 de enero de 1934. AFBC/C 331
Las nuevas aproximaciones teóricas sobre los estudios sociales obligan a considerar
factores habitualmente ignorados o que han sido apreciados como secundarios en el
análisis. Por ello es necesario estudiar, junto a los fenómenos políticos y económicos
de importancia extraordinaria, también lo que Maffesoli llama “la epistemología de lo
cotidiano” que “…no es tanto un contenido como una perspectiva” y que conlleva la
necesidad de miradas que abarquen los elementos de la relación diaria y la obligación
de enfrentar una reconsideración de la ideología apartada del concepto de falsa
conciencia popularizado por los estudios a partir de Marx19.
En esta “perspectiva” nos enfrentamos en los primeros años del siglo XX en Cuenca a
una sociedad que crea un imaginario colectivo a partir del convencimiento de la
radical importancia que asume la diferencia en el sentido bourdiano20 del término. Se
trata de grupos sociales que sienten la necesidad de legitimar cierto capital cultural y
en este proceso abordan una tarea compleja y que se desarrollará a partir de una lógica
19
Maffesoli, Michel, El conocimiento ordinario. Compendio de Sociología, Fondo de
Cultura Económica, México, 1993.
20
Bourdieu, Pierre, La distinción, un estudio sobre la crítica social del gusto, Taurus,
Madrid, 1991.
propia a la que no le son ajenos elementos tales como la distancia social, una idea
particular de civilización.
Las tensiones sociales, entre los grupos campesinos y los terratenientes, entre los
propietarios y los dependientes, entre los explotadores de los recursos silvestres y los
braceros y entre los patrones y los obreros, producen conflictos recurrentes
especialmente en el ámbito rural (mal conocidos para este período). Pero se desarrolla
un imaginario de la armonía, de la bondad y la justicia, que frecuentemente es tomado
en serio por sus actores. Los discursos políticos en pro de la justicia y la igualdad,
conocen una aplicación práctica en el reparto de tierras abordado por unos pocos
propietarios. La iglesia organizará a los obreros en agremiaciones cuyo objetivo
principal no es tanto el control de los grupos de trabajadores y artesanos sino la
generación de una nueva conciencia sobre el valor del trabajo. Las ideas liberales,
matizadas por la visión del progresismo azuayo, no serán ajenas a muchos destacados
hombres públicos. Y junto a esto se desarrollará una visión particular de Cuenca como
una ciudad moderna, en la que se impulsa la obra pública, se establecen nuevas
normas de convivencia, se informa abiertamente de los manejos económicos de la
Municipalidad ( a través de las páginas de la Revista Tres de Noviembre) y se precia
de la acelerada aplicación de la técnica para resolver problemas de convivencia y
productividad.
Es también una sociedad que desde una situación conflictiva en los órdenes social y
político, se plantea como eje de su acción la idea de la “racionalidad”. Se trata de
superar algo que se reconoce como válido, un pasado complejo y lleno de espacios
críticos, pero que al mismo tiempo se vincula con una idea de retraso y limitación.
Hay entonces que recurrir a la razón como eje del pensamiento y la acción. Por
supuesto que este concepto no logra apartarse de una razón bajo el marco dominante
de la iglesia, aunque las voces disonantes serán muchas e influyentes.
Un efecto quizá no previsto de esta racionalidad y de esta concepción occidental, será
la conformación de las vanguardias cuencanas de principios del siglo, extraordinario
movimiento cuyas huellas casi se han disipado pero cuya influencia se conserva en las
vanguardias actuales.