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CORIGLIANO, M. del C.
INTRODUCCIÓN
La teoría del disturbio ha desafiado uno de los principios dominantes en ecología, aquel
que asume que los sistemas están en equilibrio. Un ambiente se considera perturbado
cuando la serie de eventos que lo afecta presenta una frecuencia e intensidad que están fuera
del rango de predictabilidad ( Resh et al. 1988); son eventos irregulares que causan
abruptos cambios en la estructura de las comunidades alejándolas del estado de una
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condición cercana al equilibrio (Sousa, 1984). La hipótesis del disturbio intermedio (
Connell, 1978), y la hipótesis del equilibrio dinámico ( Huston, 1979) son dos alternativas
propuestas para explicar los mecanismos del disturbio sobre la estructura de las
comunidades.
En los ecosistemas lóticos las avenidas y crecientes son los disturbios dominantes que
mantienen a los sistemas en un perpetuo estado lejano del equilibrio (Resh et al., 1988 ;
Poff y Ward, 1989; Peterson y Stevenson, 1992). Sin embargo, Minshall y Petersen (1985)
postularon que si el período entre crecientes es suficientemente largo, prevalecen las
condiciones de equilibrio y dominan los procesos densidad - dependiente. Los cambios de
descarga van asociados en general a cambios en las condiciones hidráulicas y estas
fluctuaciones temporales de los fenómenos físicos hidrológicos afectan los fenómenos
ecológicos; en especial, por interrumpir la sucesión hacia situaciones de competencia intra
e interespecífica ( Fisher, 1983; Sousa, 1984; McAuliffe, 1984; Feminella y Resh, 1990).
En arroyos alimentados por escorrentías la descarga es principalmente una función de las
lluvias y las crecientes y sequías son menos predecibles. En los arroyos de climas áridos o
semiáridos la magnitud de la respuesta hidrológica a partir de las lluvias depende de la
capacidad de saturación hídrica de los suelos y de la reserva de agua subterránea (Sabater
et al., 1993) y la comunidad de macroinvertebrados es mantenida en perpetuos
desequilibrios en función de las crecientes. En arroyos tropicales de piedemonte y de
altura, al permanecer constante la temperatura, la declinación del número de invertebrados
ha sido asociada a descargas severas e impredecibles (Flecker y Feifarek, 1994).
A los fines de darle un carácter numérico a las fluctuaciones ambientales se propuso
medirlas en términos de predictabilidad, constancia y contingencia mediante el desarrollo
de algoritmos (Colwell, 1974; Stearns, 1981). Ellos permiten determinar cuantitativamente
si estas condiciones se pueden aplicar a determinado ambiente y a qué variables físicas de
ese ambiente.
Se ha observado que las respuestas a la descarga son especies- específicas según la
adecuación del hábitat como refugio (Reice, 1985; Palmer et al., 1995) y que, en general,
existe una alta resiliencia de las comunidades dado que los cambios ambientales obedecen a
patrones largamente establecidos con los cuales la fauna está adaptada (Armitage, 1995).
Es posible que la predictabilidad del régimen de flujos, considerado como intensidad de
disturbio, determinen cuándo son los factores bióticos o los abióticos los mas importantes
en afectar la estructura de la comunidad de invertebrados en arroyos (Power et al., 1988;
Resh et al., 1988; Poff y Ward,1989; Dudgeon, 1993). Sin embargo, Rader y Ward
(1989) no encontraron diferencias significativas en la estructura del gremio raspador /
colector- recolector entre un ambiente benigno y predecible de un tramo regularizado y
otro tramo no regularizado expuesto a una mayor frecuencia de disturbio.
En los arroyos serranos de régimen torrencial las crecientes se suceden con variable
intensidad y en climas semiáridos se alternan entre sí tanto estaciones como años secos y
lluviosos. El presente trabajo se plantea determinar los componentes de predictabilidad de
un arroyo de las Sierras de los Comechingones, evaluar el nivel de disturbio del ambiente
en relación al ciclo hídrico y examinar, además, la influencia de estos niveles de disturbio
sobre los macroinvertebrados bentónicos.
MATERIAL Y MÉTODOS
El estudio se desarrolló en un tramo pedemontano del hábitat de rabiones y correderas
del arroyo Piedras Blancas cuyo origen son pequeños arroyos situados a 1500 msnm en
las Sierras de los Comechingones. Las características del sitio se presentan en la
84
Tabla 1 y la ubicación en Fig. 1. Se trata de un tramo de cuarto orden que
transcurre en una región de bosque serrano alterado por prácticas agrícolas, cuyo lecho está
cubierto en parte del año por matas del alga filamentosa, Cladophora glomerata y cuya
red trófica presenta como depredador vertebrado tope al salmónido introducido
Onkorhyncus mikiss (Corigliano y Malpassi, 1994). Los arroyos de menor orden nacen en
zonas de mosaico de roca madre con pastizales de altura por lo que la capacidad de
retención del agua de escorrentía es pobre lo que origina avenidas de gran intensidad. La
principal fuente de alimentación del arroyo es la escorrentía de las lluvias en los meses de
primavera tardía, verano y otoño mientras que en invierno y primavera temprana es
mantenido por surgentes.
Figura 1.- Cuenca superior del río Chocancharava con el arroyo Piedras Blancas
y ubicación del sitio de muestreo:
Tabla 1. Características físico químicas del arroyo Piedra Blanca y del sitio de estudio
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Las muestras de invertebrados se tomaron cada 30 días (Julio/1987 a Julio/ 1988), con red
de Surber de 300 micras de abertura de malla y 0.090 m2 de superficie. Se integraron tres
muestras tomadas a lo ancho y largo de un tramo de unos 1000 m del hábitat rabiones /
correderas. Se midieron las variables hidráulicas del canal fluvial y se tomaron medidas de
pH, conductividad y temperatura. En laboratorio se realizaron determinaciones al nivel de
la unidad taxonómica mas baja posible, recuentos y cálculos a ind.m-2. Para la
determinación de la biomasa se midió la longitud de los organismos y se aplicó una fórmula
de regresión entre peso seco y largo del cuerpo ( Smock, 1980). Las muestras se agruparon
con TWISPAN (Hill, 1979) y se realizaron, además, cálculos de correlaciones entre
variable bióticas y abióticas; correlación de Pearson, con transformación de las densidades
en log x+1.
Se usaron estadísticas de caudales desde 1939 a 1980 año (Agua y Energía, 1981) para
determinar el grado de disturbio del ambiente. Se desarrollaron peridiogramas con análisis
de Fourier y modelización univariante de Box y Jekins (Cantatore de Frank, 1983). Con los
datos estadísticos se calcularon Predictabilidad (P), Constancia (M) y Contingencia (C)
según Colwell (1974). Se calculó el test de significación de estos valores según Stearns
(1981).
Dado que las medidas en la estación de aforo se suspendieron en el año 1980, las
lluvias fueron usadas como indicador de crecientes para el período estudiado. Se
determinaron como variables relevantes a correlacionar con la densidad de los organismos
la cantidad de lluvias caídas los 1, 3, 10, 20 y 30 días anteriores a la fecha de toma de
muestras y además la cantidad de días pasados desde la última lluvia (Flecker y Feifarek,
1994).
RESULTADOS
Régimen hidrológico y disturbio
El régimen hidrológico del arroyo Piedra Blanca presentó ciclos anuales variables año a
año (Fig. 2). Durante lo meses del año los mayores cambios fueron en relación a la
máxima descarga permaneciendo la mínima casi constante (Fig. 3). El ciclo fue bimodal
con máximas en octubre y otra en abril. Si bien llovió todo el año, los meses de mayo a
setiembre se caracterizaron como períodos de sequía. Los máximos de cada año fueron
más altos que +2 Desvío Estándar de la media mensual; entre el 25 a 75 % de los
valores se encontraron alrededor de la media. Un 25% de los casos en 40 años fueron
crecientes que pueden ser caracterizadas como disturbios. Las variaciones en el rango
máximo indicaron que de año a año los ciclos estacionales cambiaron; algunas sequías de
invierno se extendieron hasta muy entrada la primavera o las lluvias de verano se
continuaron hasta el otoño. El peridiograma correspondiente denotó ciclos cortos de dos
años, otro de cuatro años y otros mas largos de 20 años (Fig. 4).
86
Figura 2 .- Variaciones anuales de caudal en el arroyo Piedras Blancas desde 1939 a 1980
(arriba) y fluctuaciones de la media mensual para ese mismo período (abajo). Las líneas desde
arriba hacia abajo: +2 desvío estándar ( DE ) , +1 DE, media mensual, promedio total , - 1ES, -
2 DE.
Figura 3.- Análisis Box- Jekins para las oscilaciones de los caudales medios mensuales del
arroyo Piedras Blancas a lo largo del período 1939- 1980.
87
A partir de la matriz de frecuencia de los caudales medios mensuales de 40 años de
registros (Tabla 2) se calcularon los valores de Predictabilidad (P), Constancia (C) y
Contingencia (M) (Tabla 3).
Figura 4.- Peridiograma obtenido mediante análisis de Fourier del período 1939 -1980. de los
caudales del arroyo Piedras Blancas.
Tabla 2:- Matriz de frecuencia de caudales medios del arroyo Piedras Blancas
desarrollada para 40 años de datos (1939- 1980). Cada clase representa el límite superior
de log 2 del rango de caudales en la clase.
SEP OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO Yi
0 28 18 10 8 6 4 5 10 18 22 23 26 178
1 8 5 8 5 11 10 14 11 13 12 11 8 116
2 2 5 6 10 8 10 6 10 5 4 3 5 74
3 1 4 8 9 10 13 9 4 2 1 1 0 62
4 0 4 5 5 2 1 5 3 1 0 1 0 27
5 0 3 2 1 2 1 0 1 0 0 0 0 10
6 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Xj 39 39 39 39 39 39 39 39 39 39 39 39 468
P C M M/P C/P
0.43 0.38 0.05 0.12 0.88
Patrones estacionales
Los períodos secos y húmedos se alternaron durante el ciclo anual. La lluvias del
año de estudio exhibieron valores bimodales, el inicio fue en octubre con un aumento
sostenido hasta diciembre, volvieron a incrementarse en febrero y marzo, disminuyendo a
partir de abril (Fig. 5). En el mes de noviembre aumentó la conductividad al iniciarse las
lluvias, por el efecto de escorrentía característico de la primera lluvia de la estación. El
resto del año la relación fue inversa y la correlación de lluvias con conductividad fue
88
negativa ( r = -0.68, P < 0.05 ), mientras que con la temperatura fue positiva ( r = 0.85, P
< 0.01) ya que el período de máximas lluvias correspondió a la primavera y el verano.
Figura 5.- Distribución mensual de las variables abióticas en el período Jul. 1987 - Jul. 1988 en
el arroyo Piedras Blancas. Arriba precipitaciones en mm, en líneas y temperatura º C, en
columnas y abajo conductividad en µS. cm -1 , en líneas y pH, en columnas.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Densidad S MS
Biomasa MS
Oligochaeta S S S
Americabaetis MS
Baetodes S S
Camelobaetis S MS S MS MS MS MS
Farrodes S S S S S
Tricorythodes MS S
Leptohyphes MS S
Anisoptera S
Zigoptera S
Marilia S
Hydroptilidae S
89
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Neptosyche MS MS
Smicridea S
Simulium S MS
Pentaneura S
Polypedilum MS
Corynoneura S
Orthocladius S S S MS
Tabla 4.- Correlaciones de Pearson entre variables bióticas y abióticas. 1 pH , 2:
temperatura, 3: conductividad, 4: caudales, 5: velocidad de corriente, 6, 7, 8, 9, 10:
cantidad de lluvia caída los últimos 1, 3, 10, 20 y 30 días. 11: cantidad de días desde la última
lluvia. S: Significativo P <0.05, MS: Muy significativo, P<0.01. Negritas Correlaciones
negativas
Los taxones asociados con el aumento de días desde la última lluvia fueron
oligoquetos (r = 0.79, P < 0.05) y Orthocladius (r = 0.76, P<0.05). Dactylobaetis y
Farrodes mostraron correlaciones positivas con la cantidad de lluvias caídas entre los 10 y
30 días antes, mientras que Dactylobaetis tuvo una correlación negativa con la cantidad de
días desde la última lluvia. Algunas fluctuaciones pueden ser asociadas a las precipitaciones
como las de diciembre y marzo pero la densidad de febrero fue alta a pesar de que las
lluvias acumuladas fueron de 68 mm. Otros valores altos de lluvias acumuladas anteriores
a la fecha de toma de muestra ocurrieron en noviembre y lo mismo se observó incremento
de densidad. En julio, época de sequía la densidad fue tan baja como en marzo mientras
que la biomasa fue mayor. La riqueza taxonómica y la diversidad H’ presentaron poca
variación a lo largo del año.
90
La ordenación de las muestras siguió una secuencia mensual y estacional donde se
observó un grupo de invierno y otro de verano. Esta secuencia se alteró en el mes de las
primeras lluvias de verano, en noviembre, y cuando terminó la temporada húmeda, en abril.
Coincidieron con el incremento de la temperatura y las lluvias en noviembre y su
declinación, en abril (Fig. 7).
OO O1 10 11
Ju
Nov Ju l Jul Sep Oct Abr Dic Feb Mar
Figura 7.- Dendrograma obtenido con TWINSPAN para agrupamiento de las muestras
mensuales de invertebrados del arroyo Piedras Blancas..
Trichoptera. Los tricópteros presentaron densidades 100 veces menores que los
efemerópteros (Fig. 9) mientras que fue mayor la diversidad de grupos funcionales.
Protoptila y Marilia se correlacionaron negativamente ( r = -.068, P < 0.05 ) en tanto
Smicridea y Chimarra, ambos taxa colectores filtradores, presentaron un mismo patrón de
distribución anual ( r:= 0.96, P < 0.05 ). Neptosyche y Marilia, ambos desmenuzadores, se
correlacionaron positivamente (r = 0.71, P< 0.050) con altas densidades durante los meses
de verano. Hydroptilidae ( Oxyethira y Ochrotrichia) se correlacionó con las lluvias de 1
día ( r = 0.81, P<0.05).
91
.
Figura 8.- Fluctuaciones mensuales de Ephemeroptera durante el ciclo anual Jul. 1987 - Jul.
1988, en el arroyo Piedras Blancas. CR: Colectores-recolectores, R: raspadores.
Figura 9 .- Fluctuaciones mensuales de Trichoptera durante el ciclo anual Jul. 1987 - Jul. 1988,
en el arroyo Piedras Blancas. CF: Colectores-Filtradores, R: Raspadores, D: desmenuzadores,
F: Fragmentadores.
Diptera. Entre los dípteros, Orthocladius sens. lat. alcanzó densidades altas en invierno y
bajas en verano (Fig. 10) con una correlación negativa con la temperatura ( r = - 0.68, P <
0 .05 ) y positiva con la cantidad de días sin lluvias ( r = 0.82, P < 0.05). Simulium sp. fue
más abundante en invierno y primavera, presentó una correlación positiva con la
conductividad ( r = 0.64, P<0.05) y con la velocidad de corriente (r =.68, P<0.05). El
depredador Pentanuera presentó alta densidades en verano
92
Figura 10.- Fluctuaciones mensuales de Diptera durante el ciclo anual Jul. 1987 - Jul. 1988, en
el arroyo Piedras Blancas. CR: colectores -recolectores, CF: colectores filtradores, P:
depredadores, D: desmenuzadores.
Figura 11.- Fluctuaciones mensuales de Oligochaeta, Elmidae y Odonata durante el ciclo anual
Jul. 1987 - Jul. 1988, en el arroyo Piedras Blancas. CD: colectores - recolectores, R: raspadores,
P: depredadores.
Los taxa con similares características en su comportamiento anual fueron aquellos que
estuvieron significativamente correlacionados entre sí. Oligoquetos y Polypedilum ( r =
0.67, P < 0.05 ), Baetis, Leptohyphes y Polipedilum; Baetodes y Orthocladius;
Dactylobaetis, Neptosyche y Trichorythodes. Algunos taxa presentaron correlaciones
93
negativas como Elmidae spp y Dactylobaetis (r = - 0. 73, P < 0.05). Leptohyphes y Baetis
estuvieron correlacionados positivamente (r = 0.85, P < 0. 05).
Grupos funcionales
Figura 12.- Fluctuaciones mensuales de los grupos funcionales durante el ciclo anual Jul. 1987
- Jul. 1988, en el arroyo Piedras Blancas. CR: colectores -recolectores, CF: colectores -
filtradores, R: raspadores, D: desmenuzadores, F: fragmentadores, P: depredadores.
DISCUSIÓN
Estructura de la comunidad
94
poblaciones es compensado por el efecto térmico de acelerar el tiempo de generación de los
ciclos de vida de verano. En efecto las especies de efemerópteros de climas templados son
bivoltinas o multivoltinas, con una generación lenta de invierno y ciclos generacionales
cortos y rápidos de verano (Radford y Rowe, 1971, Brittain, 1982; Vallania y Corigliano,
1989).
La riqueza de especies y la densidad de los animales fue relativamente más alta durante
la estación de lluvias, cuando el aumento de la descarga favorece el establecimiento de las
especies reófilas lo que conlleva un aumento de las densidades de los taxa mas abundantes.
Este mismo patrón de comportamiento estacional fue observado por Schlosser y Ebell
(1989) y Dudgeon (1993) en arroyos con marcadas diferencias climáticas entre épocas de
lluvias.
La creciente tiene el efecto de arrastrar poblaciones de tramos río arriba. Se observó la
presencia de Dactylobaetis y Farrodes, más abundantes en la época de lluvias, que
caracterizan los cursos de mayor altitud y menor orden de la cuenca (Corigliano et al.,
1996). Orthocladius fue el único taxa que obtuvo una correlación muy significativa con la
días sin lluvia, siendo su densidad más alta en los meses de invierno.
En ambientes tropicales, con igual composición específica pero con temperatura
constante alrededor de los 20ºC, Flecker y Feifarek, (1994) reportaron que las densidades
de todos los organismos estaban correlacionadas negativamente con las precipitaciones
y que el patrón de distribución anual se correspondió con la distribución de las lluvias. La
temperatura constante determina que el factor lluvias actúe como función forzante de
eventos biológicos en los climas tropicales, mientras que, en los climas templados, el juego
entre temperatura y lluvias determina respuestas estructurales diferentes y no tan lineales
como las registradas por Flecker y Feifarek (1994).
Los valores de perturbación del arroyo son intermedios (Colwell, 1974. ) y también se
observan crecientes extraordinarias como eventos impredecibles tentativamente
considerados por Resh et al (1988 ) como aquéllos por sobre 2+DE de la media mensual. La
constancia de los eventos es mas alta que la componente de contingencia, por lo que
podemos concluir que si bien se trata de un ambiente perturbado, las perturbaciones no son
tan impredecibles como para considerar disturbio a todos los ciclos anuales de inundación.
Las poblaciones bentónicas están adaptadas con sus ciclos biológicos y formas de vida a
estos eventos, y, en especial los efemerópteros dominantes, no sufren una erosión
significativa de sus efectivos en épocas de crecientes, como se discute para otras
condiciones climáticas e hidrológicas (Flecker y Feifarek, 1994 ).
La diversidad y riqueza de especies no es alterada por las crecientes. Reice (1984)
observó que la densidad es más afectada que la riqueza y la diversidad H’ por disturbios
experimentales. Palmer et al. (1995) sugieren que ambas son independientes de la
presencia de refugios. Éstos son importantes para determinar la resistencia y la resiliencia
de los organismos bentónicos en términos de abundancia y no de riqueza y diversidad. Las
comunidades, con especies que pueden trepar a substratos, buenos nadadores y rápidos
excavadores, exhiben alta resistencia a las crecientes.
Se ha demostrado que existe una compensación del arrastre de efectivos desde aguas
arribas por deriva, en efecto algunos efemerópteros tienen una correlación positiva con las
lluvias caídas tres días antes. Una vez que pasa el pico de creciente, que en estos arroyos
puede durar pocas horas, y luego que éste remite podría dejar en algunas fechas de alta
producción, como es en verano, una mayor cantidad de efectivos que colonizarían el lugar
compensando la pérdida por erosión hacia río abajo.
95
Control biótico
96
Disturbio y resiliencia
97
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