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CRISIS ECONÓMICA Y REESTRUCTURACIÓN INDUSTRIAL: 1975-1985

Los rasgos característicos del período, en el que destacan los cierres empresariales, las reducciones de plantilla, la
caída de las tasas de benefício y el fuerte endeudamiento, son los siguientes:
- Aumento de la tasa de desempleo, se pasa del 1,1% en 1970 al 22% en 1985, correspondiendo el 16% a la industria,
lo que supuso una pérdida de 1.435.000 puestos de trabajo entre la industria (982.000) y la construcción (453.000). A
ésto habría que añadir la desagrarización (900.000), frente a los nuevos 221.000 puestos de trabajo. en los servicios.
- La aportación de las actividades industriales al PIB español descendió desde cerca del 40% en 1975 al 35% en 1985,
con un rápido avance relativo experimentado por el sector servicios.
- La tasa anual de crecimiento económico se redujo al 1,3% en el período, de forma parecida a lo ocurrido en el resto
de los países europeos.
- La producción industrial siguió en aumento, con un índice 100 en 1958, se alcanzó el 443,8% en 1975 y se llegó al
531% en 1985, lo que indica la fuerte elevación de la productividad media por trabajador, en torno al 5% anual. Fue
debido a estrategias empresariales tendentes a elevar la rentabilidad a costa del empleo, mediante la automatización de
tareas repetitivas de la administración e incluso del diseño (informatización de empresas, difusión de robots
industriales,...
- Retracción de la inversión exterior que, de representar el 7,68% en la formación bruta de capital fijo en 1973 pasó a
suponer el 3,43% en 1977, para iniciar una lenta recuperación a partir de ese momento y superar la cifra inicial en
1984.
- Se inicia una reconversión en los sectores tradicionales como el textil, confección, calzado, siderurgia,
metalurgia básica de construcción naval, etc. Sectores en los que se perdieron el 25% del empleo existente,
alrededor de 285.000 puestos de trabajo entre 1973 y 1978. A esto hay que añadir una evolución favorable en los
sectores químico, de material electrónico, de alimentos envasados y bebidas o el de artes gráficas.
Todo ello dentro de una estructura que se está modificando, al pasar de la gran fábrica a la gran empresa
multiplanta, con establecimientos de tamaño medio y pequeño, más flexibles a las demandas del mercado, con
mayor capacidad para introducir mejoras técnicas, que introduce la segmentación o subcontratación de ciertas tareas
y producción de bienes de escaso valor añadido a otras empresas más pequeñas que ocupan, por lo general, la periferia
del sistema industrial, que mantiene bajos costes y buena accesibilidad.

LAS REGIONES INDUSTRIALES EN LA ESPAÑA ACTUAL

* Regiones industriales en declive


* La mayor parte de las áreas industriales en declive en España coinciden con el litoral cantábrico: Asturias,
Cantabria y País Vasco y las características de estas regiones
- Antiguo y elevado nivel de especialización de su población activa en la industria, especialmente en los sectores
básicos o pesados, como la metalurgia o la siderurgia.
- Escasez de actividades terciarias capaces de originar una acumulación de economías externas.
- Desplazamiento de actividades de investigación-innovación fuera de la región,
lo que lleva a la existencia de una fuerte dependencia, tanto tecnológica como económica.
- Concentración de grandes factorías, ligadas con frecuencia a actividades extractivas próximas y generadoras de
altos índices de contaminación en un entorno, combinado con un crecimiento urbano incontrolado y unas altas
densidades de población que han dado lugar a un fuerte deterioro de] medio ambiente, lo que hace poco atractivo el
espacio para atraer nuevas empresas.
- Tradicional y fuerte implantación sindical, así como cierta conflictividad social.
- Mano de obra con una escasa cualificación profesional.

El capital mayoritario está vinculado al INI (Instituto Nacional de Industria) en Asturias, en Cantabria el capital tiene
un carácter multinacional y en el País Vasco el capital es mayoritariamente regional.
En relación con las actividades industriales, domina la industria siderúrgica (química en Cantabria, de astilleros
en Vizcaya ... ). En estas áreas se produce desde mediados de los años setenta una constante reducción de la renta y
de la producción, débil inversión productiva, altas tasas de paro producidas por continuas pérdidas de empleo, que
para el período 1975-1983 en las tres comunidades fue de 120.000; Y un saldo migratorio de signo negativo. La
entrada en la CEE ha supuesto la incorporación de medidas restrictivas a la capacidad productiva y al empleo, que
han acentuado estas tendencias.
* Similares problemas presentan los polos vinculados a la industria naval y petroquímica, situados en Cadiz,
Ferrol, Cartagena, Huelva y Puertollano.

* Además existen áreas industriales en declive en los espacios metropolitanos. De forma general, se puede con
mayores problema de definición y mayor complejidad.
- Son barrios centrales próximos a las estaciones ferroviarias o instalaciones portuarias, y coronas metropolitanas de
carácter obrero e industrial.
- Desindustrialización, manifestada en el cierre de empresas. Abandono de naves y cambio de uso hacia ocupaciones
más intensivas.
- Fuerte aumento del desempleo.
- Las dos áreas más afectadas han sido las metropolitanas de Madrid y Barcelona.
Pero estas zonas en declive tienen ventajas que no presentan otros espacios:
- Beneficios derivados de su localización de centralidad.
- Facilidad para el acceso a un mercado de trabajo urbano amplio y diversificado.
- Potencialidad para generar empleos en actividades terciarias o en industrias tecnológicamente innovadoras.
- Posición privilegiada en relación con la red de infraestructuras de transportes y en la comunicación de
informaciones.

Las áreas industriales en expansión

* Son espacios que se ven afectados por los movimientos centrífugos de ciertas industrias, conocidos como zonas
periurbanas o ruriurbanas. Son áreas de transición situadas en las márgenes de las ciudades y en las aglomeraciones
metropolitanas (Madrid y Barcelona).
Están en ciudades con intensa actividad industrial o antiguas áreas industriales (Vitoria, Pamplona, Logroño,
Zaragoza), que se están convirtiendo en áreas de acogida adecuadas para empresas y actividades gravemente afectadas
por la reestructuración actual, cuya localización es inviable en espacios más centrales. Las condiciones que favorecen
su localización son:
-Reducción de los costes de localización, con un suelo más barato.
-Existencia de promoción privada de parcelas y naves, bien adaptadas a las necesidades y posibilidades de este tejido
empresarial.
-Proximidad a un mercado urbano y a otras firmas, con las que establecen relaciones empresariales habituales.
-Abundante oferta de mano de obra en condiciones precarias (paro, subempleo ... ), lo que posibilita la flexibilización
del mercado de trabajo, en ocasiones en el ámbito de la economía sumergida.

Especialización industrial y contrastes interregionales

Las diferencias que existían en 1975 siguen presidiendo nuestro sistema industrial. Los sectores básicos,
pesados o de cabecera, siguen concentrados en el litoral cantábrico. La metalurgia de transformación, el material
eléctrico y el electrónico siguen también concentrados dentro del triángulo Barcelona-País Vasco-Madrid.
La mayor especialización se corresponde con la fabricación del automóvil de las grandes multinacionales de
Barcelona, Valladolid, Vigo, Madrid, Valencia, Zaragoza, Palencia o los grandes astilleros públicos o privados
(Vizcaya, Cantabria, La Coruña, Cádiz ... ).
La industria química se concentra mayoritariamente en torno a los focos del País Vasco y su periferia
(Cantabria, Burgos y La Rioja), la Cataluña litoral (Barcelona, Tarragona y Girona) y Madrid, además del
importante enclave petroquímico de Huelva, mientras ha descendido en Puertollano por su relativo aislamiento
interior.
En el caso de la industria de los sectores de alimentación y bebidas, o madera y corcho existe una
vinculación directa entre fábricas y la localización de los recursos agrarios, forestales y pesqueros, pero siempre en
emplazamientos periféricos respecto a los mercados de consumo, con menores costes de producción. Esto explica su
importancia en las provincias menos industrializadas, aunque Madrid y Barcelona siguen presentando importantes
volúmenes de empleo, particularmente en productos de envasados, congelados, bebidas refrescantes o fabricación
de muebles.
Las manufacturas de cuero y calzado, textiles y confección, o las de papel y artes gráficas, se localizan
de manera selectiva, explicándose en buena medida desde la tradición histórica. Las industrias textiles y de
confección se encuentran concentradas mayoritariamente en las provincias mediterráneas y algunos enclaves rurales
del interior peninsular o Baleares. La fabricación del papel se mantiene en el foco vasco-navarro y catalán, a los
que hay que sumar la fuerte polarización de la industria editorial en Barcelona y Madrid.
Por tanto, asistimos a una evolución industrial que tiende a localizar los sectores de mayor complejidad tecnológica en
las principales ciudades y regiones más dinámicas, en tanto que las que suponen una mayor proporción de trabajo
manual continúan implantándose en espacios periféricos.
Asistimos a una nueva organización del trabajo que refuerza la especialización y la jerarquiización interna del
sistema industrial español. De esta forma, se observa la disociación entre los centros de decisión-innovación y los
centros productivos entre las diversas fases que conducen a la fabricación de un producto, entre áreas fabriles nuevas y
áreas industrializadas en declive, entre sectores maduros en reconversión y nuevos sectores-guía en rápido
crecimiento.

Nuevos espacios industriales

Nos encontramos en una nueva fase histórica para la actividad industrial dentro de un desarrollo científico y técnico
que se ha denominado la Tercera Revolución industrial, y que se caracteriza por una gran capacidad de generación,
tratamiento y difusión de la información, que afecta en gran medida a los sectores productivos. Un ejemplo puede
encontrarse en el subsector telemático, que aglutina la informática-telecomunicación y que se fundamenta en el
espectacular desarrollo de la microelectrónica, motor esencial del cambio tecnológico actual.
La inversión en I+D ha experimentado un desarrollo desigual según los subsectores industriales:
- Alcanza los valores más elevados, superando el 1%, en el subsector farmacéutico, empresas de material electrónico e
informático, industria del automóvil, del caucho y plásticos, maquinaria industrial, material eléctrico y de oficina.
- Posee los valores más bajos, por debajo del 0,1 %, en la industria siderúrgica, de la madera, del mueble, de la
confección, de las artes gráficas y las industrias agroalimentarias.
El conjunto de actividades de "nueva o alta tecnología" presenta una importante participación de trabajadores
altamente cualificados en sus plantillas, y en sustanciales inversiones en I+D, sobre todo en sectores de
microelectrónica (componentes miniaturizados, circuitos integrados), informática (hardware y software),
telecomunicación (redes, satélites, fibras ópticas ... ), automatización (robótica, ofimática, maquinaria de control
numérico ... ) biotecnología (ingeniería genética, nuevos cultivos ... ), láser (aplicación industrial, militar o científica),
energías renovables (solar, eólica, geotérmica, biomasa ... ), nuevos materiales (polímeros, cerámicas, aleaciones...).
En los países más avanzados, a los sectores mencionados se les denomina genéricamente "Motrices", en la nueva fase
industrial comenzada, mientras que en los sistemas industriales intermedios o semiperiféricos, como el español, su
importancia y perspectivas son bastante más modestas. Desde el punto de vista territorial, la mayor concentración de
estas actividades de innovación tecnológica se encuentra en Cataluña (31%), en Madrid (19%) y en el País Vasco
(10%). La distribución que presentan estas inversiones manifiesta la tendencia polarizadora o de concentración en
favor de los núcleos más grandes, con lo que se mantienen las tendencias acumulativas anteriores.
Diez provincias se reparten la casi totalidad de la población activa dedicada a la alta tecnología (98,2%). Son
empresas multiplanta, que a la vez atraen a su alrededor otras de menor tamaño, afectadas por diversas formas de
subcontratación. Las características que han de reunir son:
- Accesibilidad a las redes internacionales de telecomunicaciones y transporte y a los centros financieros y de decisión.
- Cercanía a mercados de consumo y de trabajo amplios, cualificados y diversificados.
Los espacios adaptados para atraer eficazmente a este tipo de empresas parecen situarse principalmente en la periferia
inmediata de las grandes metrópolis españolas, y de forma más amplia en algunas ciudades de tamaño medio, con
perspectivas de futuro favorables, como en los casos de Málaga o de Zaragoza.

Los parques tecnológicos se han convertido en la representación emblemática de la sociedad del próximo milenio.
Desde finales de los años ochenta y principios de los noventa hemos presenciado el decidido apoyo que, por parte del
Estado y de las comunidades autónomas, se ha dado a los parques tecnológicos, como el de Tres Cantos (Madrid),
Campanilla (Málaga), Paterna (Valencia), Zamudio (Vizcaya) y Vallés (Barcelona), así como a otras iniciativas
similares. Son espacios en los que existe una presencia notable cle la iniciativa oficial (estatal, autonómica, local), con
el fin de atraer empresas mayoritariamente extranjeras, ante la debilidad existente entre las españolas en la mayoría de
los "sectores punta", generadores de innovación.

Las características espaciales de los parques tecnológicos son las siguientes:


-Poseen parcelas de superficie reducida, en general.
-Cierta calidad en los edificios.
-Adecuada conexión con las redes de telecomunicación e informática y con un aeropuerto internacional.
-Existencia de una abundante oferta de servicios empresariales centralizados (informáticos, de asesoría jurídica,
comercial y financiera, télex ... ) que faciliten el funcionamiento de las empresas instaladas.
-Existencia de "naves-nido" de reducidas dimensiones con un sistema de ocupación flexible (alquiler, leasing), y de
elementos originales que tratan de generar una capacidad de atracción que potencie el crecimiento en estos enclaves
industriales.
-Localización en un espacio de elevada calidad ambiental, en las áreas más valoradas de las periferias metropolitanas,
son espacios cercanos a los centros de decisión y a las redes de comunicación.
-En el caso español no existe una estrecha vinculación entre estos espacios y la proximidad a los centros universitarios
y de investigación, debido a la tradicional disociación entre universidad-empresa y, sobre todo, a la fuerte dependencia
tecnológica exterior ya señalada. Esto no es así en el caso de otros países, como Estados Unidos, donde las
universidades han sido un elemento impulsor incuestionable.
Debido a la reducida concentración empresarial existente en España, las elevadas inversiones públicas están
beneficiando a un número reducido de empresas. Ante esta situación cabe el peligro de que estos parques se
conviertan en simples polígonos industriales de "lujo" para multinacionales que operan en sectores avanzados. Las
empresas multinacionales, que controlan buena parte de los "sectores punta" de nuestra industria, contribuyen a
reforzar eficazmente el modelo de desarrollo desigual heredado, acentuando los desequilibraos territoriales, si bien se
observa un desplazamiento del centro de gravedad desde el litoral cantábrico hacia el litoral mediterráneo y
Madrid.

LAS POLÍTICAS TERRITORIALES Y LA INDUSTRIA

Actuaciones políticas sobre la industria en el territorio


Hasta el presente, las políticas territoriales de promoción industrial han sido múltiples, dispersas y con escasa
coordinación, lo que ha redundado en una eficacia bastante modesta en relación con el volumen de inversión
realizado.

Las zonas de Urgente Reindustrialización

Las zonas de Urgente Reindustrialización se enmarcan dentro de una política de reconversión y


reindustrialización iniciada en 1983. Surgieron con el objetivo de promover las inversiones necesarias para reactivar
el tejido industrial y generar puestos de trabajo alternativos en aquellas ciudades o comarcas más gravemente
afectadas por las pérdidas de empleo, debido a la escasa diversificación de su base activa o a una elevada
representación de sectores maduros.
Con las ZUR no se pretende contribuir al reequilibrio espacial, sino, por el contrario mantener las concentraciones
fabriles preexistentes paliando las caídas bruscas en los niveles de empleo de los municipios afectados por el ajuste
industrial y, en un segundo nivel, favorecer mayor diversificación industrial en aquellas áreas tradicionalmente
monoespecilizadas, así como el fomento de la mejora tecnológica
Después de un debate en el que participaron las diversas comunidades autónomas, sobre cuáles debían ser las ZUR,
así como los municipios que se debían incluir en cada caso, el gobierno central estableció a partir de 1985 un total de
seis
En los más de 80 municipios declarados como Zonas de Urgente Reindustrialización, las medidas de apoyo a la
industria se han orientado, una vez más, hacia la concesión de beneficios fiscales y financieros a las empresas con
proyecto viable, dando otras ayudas subsidiarias en materia de suelo. La única novedad con relación al tipo de
beneficios tradicionales es la posibilidad de incluir como gasto objeto de subvención los dedicados a I+D y a otro
tipo de inversiones en activos intangibles, junto a las derivadas de incorporar trabajadores procedentes del Fondo
de Promoción de Empleo.
Las Zonas de Urgente Reindustrialización experimentaron una cierta dinamización de las inversiones empresariales,
con efectos particularmente positivos en los sectores de alta tecnología, así como una cierta diversificación productiva
en comarcas y núcleos anteriormente caracterizados por un "monocultivo" industrial. Pero tales éxitos destacados
desde una perspectiva macroeconómica y productivista, no dejan de estar empeñados por importantes deficiencias. Sin
minusvalorar los aspectos positivos de esta política, resulta incuestionable la necesidad de complementar actuaciones
como ésta con una verdadera política regional a medio y largo plazo, capaz de promover la consecución de un sistema
industrial y un modelo territorial más eficaces y equilibrados. Esto exige un estudio de ordenación territorial para el
desarrollo integral de las distintas áreas.

LAS CONSECUENCIAS DE LA PERTENENCIA DE ESPAÑA A LA C.E.E.

La entrada de España en la Comunidad Económica Europea (actualmente Unión Europea) provoca y acelera el
proceso de reconversión industrial, de forma que antes de terminar los objetivos de esta primera reconversión, la CEE
exigió una nueva reconversión en 1991.

El impacto de la UE sobre la industria española se concreta en cuestiones económicas y ambientales. Entre las
económicas destacan: la creciente competencia externa potenciada por la eliminación de aranceles; los equipos
quedan obsoletos rápidamente debido al avance de las nuevas tecnologías; el encarecimiento de los costes de
producción: energéticos, salariales, fiscales, etc.; y la entrada masiva de capital extranjero, hecho que ayuda a una
recuperación industrial hasta 1990, ralentizada en 1992 con la crisis de 1993-1995. Así, la tradicional industria
familiar entra en dificultades al competir con multinacionales extranjeras que se van consolidando en el país.
En relación con las cuestiones ambientales, podemos destacar la desaparición de algunas industrias básicas cercanas
a las viviendas, por lo obsoleto de sus instalaciones y por su carácter contaminante. Además, las directivas
comunitarias de 1985 sobre impactos ambientales exigen que para aprobar proyectos financieros con fondos
comunitarios y gestionados por las comunidades autónomas, sea necesario un estudio de impacto ambiental.

Incentivos regionales y zonas de aplicación

Para armonizar la política regional española con la europea, se dispusieron las leyes necesarias par desarrollar política
europea de incentivos regionales vigente
En España se introducen mecanismos de compensación a la inversión productiva.
Estos incentivos tienen la función de corregir los desequilibrios económicos interterritoriales. Se conceden por la
Administración aunque destaca el importante papel de las comunidades autónomas en su aplicación.
3 clases de áreas o zonas incentivables:
De esta forma se establecen tres clases de áreas incentivables
Zonas de Promoción Económica (ZPE). Son áreas menos desarrolladas, definidas según criterios de renta por
habitante y tasa de paro, y se clasifican a su vez, entres tipos según su nivel de desarrollo.
Zonas Industrializadas en Declive (ZID): zonas afectadas por procesos de ajuste industrial con graves repercusiones
sobre el nivel de empleo. Se trata de paliar las consecuencias negativas del ajuste industrial. 18 meses, prorrogables.
Zonas Especiales (ZE). Pueden ser creadas por el Gobierno cuando existan circunstancias que lo aconsejen, siempre
de acuerdo con las directrices de la política regional.

Los incentivos se conceden a proyectos nuevos, de ampliación o de modernización tecnológica de sectores


promocionables: industrias extractivas , o que utilicen energías alternativas o que supongan un empleo más racional,
agroalimentarias y de acuicultura; servicios con especial incidencia en el empleo y, especialmente, los comerciales y
los que supongan un apoyo a la industria; y establecimientos hoteleros y de turismo rural, así como otras ofertas
turísticas que fomenten el desarrollo endógeno.
AMBITOS Y EJES POTENCIALES DE DESARROLLO

La superposición del sistema productivo, los condicionamientos naturales, las perspectivas demográficas y las redes de
infraestructura del transporte definen una serie de grandes ejes de desarrollo sobre el territorio, claramente esbozados
en la actualidad:
Eje mediterráneo. Se localiza entre Girona y Murcia y se muestra como el más dinámico y de máxima potencialidad
de desarrollo, junto con el eje Ebro-Madrid.
Eje del Ebro. Se extiende descle Bilbao hasta Tarragona. Es uno de los que presenta un mayor potencial, aunque
tiene algunos vacíos productivos y demográficos en las provincias de Huesca, Zaragoza y Lleida.
Eje cantábrico. Presenta varias discontinuidades y está influenciado por las relaciones con ejes en sentido Norte-Sur.
Corredor Portugal-Valladolid-Francia. Actualmente presenta grandes vacíos en Castilla y León. Pero por su
posición de tránsito entre dos países miembros de la UE puecd aumentar su potencial.
Eje atlántico gallego. Concentra 1a mayor parte del sector productivo gallego y se prolonga dentro de un eje de
mayores dimensiones, que tendría sus extremos, en 1a Coruña y Oporto.
Madrid. Su situación de capitalidad, su localización central dentro del Estado y del sistema de infraestructuras da
lugar a una posición de conexión entre varios ejes. Tiene gran peso dentro del sistema económico español, aunque
presenta problemas de congestión, lo que está provocando la expansión hacia su área de influencia, en las regiones
limítrofes.
Eje Madrid-Levante. A pesar del vacío demográfico de Castilla-La Mancha, que dificulta su consolidación, el peso
de la economía de sus extremos y su buena accesibilidad le proporcionan un gran potencial de desarrollo.
Eje Madrid-Noroeste. Este eje, que tiene sus ramificaciones hacia Asturias y Galicia, presenta zonas con bajo
potencial demográfico, problemas orograficos y mala accesibilidad.
Eje Madrid-Andalucía. Se presentan espacios con problemas orográficos y bajos potenciales demográficos a su paso
por Castilla-La Mancha y la parte norte de Andalucía. Sin embargo, los espacios más hacia el sur del eje, zona de
Sevilla y el área de Jeréz de la Frontera-Cádiz, presentan un cierto dinamismo económico y demográfico.
Ejes transversales andaluces. El litoral andaluz constituye un corredor de gran importancia turística, y es, además,
la continuación natural del eje mediterráneo y el enclave de conexión con África

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