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mea he || CU RCW CU CA BCL EL LENGUAJE DEL PERRO A pesar de haber puesto ol maximo euidado en la redacciGn de esta obra, el autor o el editor no pucden en modo alguno res- ponsabilizarse por las informaciones (férmulas, receras,técnicas, et.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas especificas —a menudo tinicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cuslificada para obtener las in- formaciones més completas, més exactas ylo mas actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI S. A. U. ADVERTENCIA Ext libro es sdlo una guia introductoria de la raza, Para ctiar un perro es necesario conocer a fondo su temperamento y tener nociones generales de psicologia y comportamiento animal, que no estin contenidas en la presente obra. Se advierte que si se orienta mal a un perro, este puede ser peligroso Por otra parte se recuerda que, ldgicamente, slo un profesional acreditado puede adiestrar aun perro y que cualquier intento de hacerlo por cuenta propia constituye un grave error Es obvio que bajo ningin concepto debe permitirse que los ifios jueguen con un perro si el propierario no esta presente. Traduccion de M. E Vega. Dibujos de Alberto Marengoni. Fotografias del interior: archivo De Vecchi, salvo las pp. 9 (arriba), 17, 101 -y 129 (© FRANCAIS/ARIOKO); pp. 9 (abajo), 76 (abajo) y 137 (© ROCHER/ARIOKO); p. 21 (© GEHLHAR/ARIOKO); pp. 25, 46 (arriba), 83, 85 (arriba), 102 y 136 (© DAMMAN/ARIOKO; pp. 33, 54, 80, 96 y 132 (© LABAT/ROUQUETTE/ARIOKO), y pp. 76 (arriba) y 103 (© LACEAU/ARIOKO). Diserto gréfico de la cubierta: © YES. Fotoyraftas de la cublerta: © Phillippe Rocher y © CEE/Getty Images. © Editorial De Vecchi, $. A. U. 2010 Barcelona «Mi perro es fantéstico, es muy inteligente... iSélo le fal- ta hablar!». éQuién no ha dicho esto? Esta frase tan comtin con- tiene el error de base de toda la cinofilia: peca, de hecho, de antropomorfismo, lo que quiere decit que se considera al perro como si fuese un hombre y se le atribuyen cua- lidades humanas. Efectivamente, el perro no habla nuestro lenguaje, pero en realidad no le hace falta. Tiene su lenguaje —en el sentido de que es capaz de comunicar—, pero habla su propia lengua: somos noso- tos, los seres supuestamente «superiores», quienes debe- mos entenderlo. Sin embar- g0, esto sucede sélo en rarisi- mos casos ‘Tras diez mil afios de vida en comin, el noventa por ciento de los propietarios de perros ha llegado a compren- der que su amigo mueve la cola cuando esta contento (aunque no siempre es asi), que grufie cuando est4 enfa- dado y que gime cuando se encuentra mal. Mas de uno también ha descubierto que un perro mortificado agacha las orejas yla cola..., pero a menudo se piensa que se avergiienza _INTRODUCCION Dios creé al hombre; luego, al verlo tan debil, Le confia el perro TOUSSENEL porque ha hecho una travesu- ta (otra idea antropomérfica, muy alejada de la verdadera forma de pensar del perro). En el otro lado de la barre- ra, el noventa por ciento de los perros entiende al menos una treintena de palabras di- ferentes del lenguaje humano y de cinco a diez frases com- pletas. Pero no sélo esto: sal- ta de alegria cuando su duefio esta contento, le pone el ho- cico en las rodillas cuando es- té triste 0 enfermo, se mueve en silencio cuando necesita estar solo (y todo ello sin que el hombre pronuncie ni una sola palabra). ‘La inmensa mayoria de los perros, cuando su duefio se pone el abrigo, se colocan de- ante de la puerta porque sa- ben que este va a salir. La in- mensa mayoria de los duefios de un perro, cuando este les toca el brazo con la nariz, se preguntan: «¢Qué querré? éTendra hambre? ¢Tendra sed? ¢Querra hacer sus nece- sidades?». El perro «habla»: se expre- sa con la mimica facial, con los gestos del cuerpo, con los movimientos de la cola, con la expresion de los ojos, y también con la voz, Pero esta ultima la utiliza sdlo de forma casi excepcional: para el ani- mal, es el ultimo recurso, algo asi como nuestros gritos para hacernos entender cuando hablando normalmente no lo conseguimos. Este es el motivo por el que los Cénidos salvajes sélo ladran de forma excepcional: de hecho, no lo necesitan, porque viven con sus seme- jantes y logran entenderse perfectamente mediante el lenguaje corporal. El petro, por el contrario, tiene que vivir con el «ser su- perior»... yle toca ladrar mu- cho. ¢Por qué? Simplemente, porque el «ser superior» es duro de mollera. Afortunadamente, no to- dos los hombres son iguales, y hay quien se ha dado cuen- ta de que se trata de un ani- mal mucho més adelantado que nosotros en la escala de la comprensién reciproca, y que, por amor o por orgullo, ha decidido ponerse a nues. tra altura. Lamentablemente, las li- mitaciones de los humanos son patentes: el hombre no tiene un olfato con el que po- der percibir los cambios de humor tan sélo oliendo los componentes quimicos que Jos regulan, ni posee una ca- pacidad de observacién y de atencién tan desarrollada que le permita percibir e interpre- tar correctamente cada mini- mo gesto. Sin embargo, cuando se empefia, también puede Ile- gar a entender algunas cosas. Asi, especialmente en los alti- mos afios —desde que el pe- tro se ha convertido en parte integrante de muchisimas fa- milias—, se ha llegado a estu- diar a este animal con sufi- ciente atencién, y se han sacado conclusiones impor- tantes. Hoy en dia, el lenguaje del perro ya no es algo totalmente desconocido: se han revelado como minimo los aspectos bé- sicos, pero desgraciadamente no todo el mundo los conoce. Hay quien no quiere cono- cerlos: es el caso de los beha- vioristas, que piensan que el petro es sélo un animal pro- gramado por la naturaleza pa- ra responder a los estimulos siguiendo su instinto, sin que intermedie ningtin tipo de ra- ciocinio. También estén aquellos que noven mas allé de sus na- ices y consideran al perro simplemente un animal, sin preguntarse por qué se com- porta asf o por qué hace de- terminado tipo de cosas; para ellos, este animal tiene la mis- ma inteligencia que un objeto decorativo y no aceptan el he- cho de que razone. Estas per- sonas, probablemente, nunca compratian este libto, pero si por un descuido cayera en sus manos, les deseo que no sean nunca secuestradas por una nave alienigena tripulada por gente que piensa igual. En efecto, si alguien constituido de forma distinta y que habla un lenguaje diferente fuese considerado automaticamen- te «una bestia»..., ipodrian levarse una gran sorpresa! Bromas aparte, esta actitud de «set superior» resulta bas- tante peligrosa: quien tiene esta forma de pensar no se es- fuerza nunca en intentar en- tender a los demés; como mucho, trata de dominarlos. Esto lleva a estos duefios de perros a gritar a menudo y a Jevantar las manos, en un in- tento de hacerse obedecer, prtobablemente igual que ha- rian en su familia o en la lla- mada «sociedad civilizada». Personalmente, considero que «ser superior» es el que intenta entender a la otra par- te, identificarse y estar de acuerdo con ella; ignorarla 0 tratar de dominarla sélo refle- ja un pensamiento limitado. Con esta conviccién, y con la presuncién de no tener un pensamiento limitado, en to- dos estos afios de vida cinéfi- la me he esforzado en enten- der a los perros, en descubrir qué se escondia tras un movi- miento de cola 0 un largo ho- cico. Por mi misma, evidente- mente, solamente he podido aprender unas pocas «pala- bras» del lenguaje canino, pe- to afortunadamente he podi- do recurrir a muchos otros cinéfilos, investigadores, eto- logos y especialistas en el comportamiento canino que han dedicado su vida al estu- dio de estos animales. En la actualidad, estoy muy orgullosa de poder transmitir a todo el mundo, a través de este libro, tanto mis propias conclusiones personales co- mo los resultados del arduo trabajo de mucha gente (a los que he accedido leyendo casi todo lo que se ha publicado sobre el tema): mi objetivo ha sido transformar todo esto en un texto de facil consulta, di- vidido en capitulos que con- templan las relaciones del pe- tf con sus congéneres, con los demas animales y con el hombre. He considerado oportuno incluir un capitulo especifico referente a la rela- cién perto-niito, porque los nifios no son hombres en mi- niatura: son nifios, y han de ser tratados como una espe- cic aparte..., porque es asi co- mo los considera el petro. DEL LOBO AL PERRO Prehistoria Para entender al perro hay que indagar un poco en sus origenes, sobre todo para descubrir al que ha sido su verdadero antepasado. Diremos, antes de nada, que no hay mucha claridad todavia sobre la prehistoria canina: el primer animal que se ha sefialado como posible antepasado de los Canidos es un pequefio carnivoro llama- do Miacis, que vivié hace aproximadamente unos se- tenta millones de afios. De esta especie procederia el Cynodictis, presente tanto en Europa como en Asia (aunque presentaba unas li- geras diferencias de un conti- nente a otro), y de él, a suvez, el Mesocyon, que vivié hace treinta millones de afios; de este diltimo surgieron luego el Cynodesmus y el Tomarctus, dos mamfferos que vivieron en la Era Terciaria. Durante mucho tiempo, el Tomarctus ha sido considera- do el directo antepasado de lobos, chacales y zorros; sin embargo, estudios mas re- cientes han encontrado dife- rencias sustanciales tanto en la estructura dsea como en el material genético de las diver- sas especies. Por otra parte, entre la ex- tincién del Torzarctus y la apa- ticion de los primeros Cani- dos transcurrieron al menos cinco millones de afios: por tanto, es muy dificil relacio- nar directamente las dos es- pecies, a menos que —como sucedié en el caso de los si- mios y los hombres— haya habido un «eslabén_ perdi- do». Algunos autores consi- detan que este eslabén pudo haber sido el Hesperocyon. Los primeros Cénidos que habitaron la Tierra no fueron perros, sino lobos y chacales: queda por establecer cual fue el antepasado directo de nues- tros perros. Muchos investigadores, en- tre los que se encuentra el prestigioso etdlogo austriaco Konrad Lorenz, durante afios han sostenido que el perro doméstico descendia de dos familias distintas: algunos pe- rros parecian descender del lobo (Canis lupus), y otros, del chacal (Canis aureus). Estudios més recientes, en- tre los que cabe citar sobre todo los de Wolf Herre, han desmentido esta teoria, vol viendo a ver en el lobo al tini- co antepasado de todos los perros domésticos. El motivo principal reside en el hecho de que el ntimero de cromo- somas del perro (y del dingo, que es su actual forma salya- je) es idéntico al del lobo y al del coyote: 78 cromosomas, mientras que el chacal tiene 74, y el zorro, 38 (por comple- tar el panorama de los Céni- dos salvajes mas conocidos) ‘Tras este descubrimiento, el propio Lorenz, en sus tiltimos escritos, ha rectificado y se ha declatado dispuesto a aceptar la teoria del lobo como el uni- co antepasado del perro. Hay que recordar que no hay impedimentos genéticos para el cruce de especies con el mismo numero de cromo- somas (esto es, el lobo, el pe- tro, el dingo y el coyote): cuando estas se aparean, cl hibtido sera sano y fértil. Sin embargo, el cruce entre el lobo y el coyote siempre ha sido inducido por el hombre; en la naturaleza es muy rao, bien por las barreras geogréfi- cas que separan a estas dos especies, bien por su diferen- te comportamiento En algunas zonas geografi- cas, por ejemplo, lobos y co- Hace tiempo se pensabe que algunas rezzas caninas descendian del lobo, y otras del chacal yotes marcan bien su territo- rio: al competir por el alimen- to, antes que unirse prefieren declararse la guerra. Por el contrario, el perro es sexualmente receptivo a to- dos sus «parientes»; de he- cho, son bastante frecuentes los cruces espontaneos entre petros y lobos o entre perros y coyotes. Las tribus némadas del norte (especialmente los malamutes) atan a sus pertas en celo en los margenes de sus asentamientos, para que algan lobo macho las cubra, con la intencién de robuste- cer la raza y hacerla mas vigo- rosa (en estos casos, las ex- pectativas se suelen cumplir). Los cruces entre lobos y pe- rros también se han intentado con una finalidad selectiva, para crear nuevas razas: el pri- mer experimento, holandés, dio otigen al petro lobo de Saarloos. Primero, los resulta- dos fueron bastante poco sa- tisfactorios, porque los ejem- plates manifestaban graves problemas de cardcter. Sin embargo, recientemente, la taza se ha reconstruido con éxito. Otro experimento, esta vez italiano —a cargo de Mario Messi—, dio origen al lobo italiano (raza no reconocida por el ENCI —Ente Naziona- le della Cinofilia Italian: pero tutelada por el Mini terio de Agricultura de este pais), que siempre ha mostra- do notables dotes psicofisicas, y hoy se utiliza sobre todo en proteccién civil. La tercera raza nacida del cruce entre un lobo y un pe- tro es el perto lobo checoslo- vaco: también esta, después de algunas dificultades inicia- les, ha conseguido ejemplares equilibrados. Perro lobo de Saarloos Historia antigua: la domestica Los primeros fésiles de Céni- dos junto a asentamientos humanos se han encontrado en Iraq, y tienen una antigtie- dad de 14 000 aiios: sélo ha sido posible establecer la an- tigiiedad gracias a la prueba del fluor, pues los huesos se parecen a los de los perros ac- tuales, ‘A épocas mas «recientes» (teniendo en cuenta que ha- blamos de hace unos 8000- 10 000 afios) pertenecen, en cambio, casi todos los demas restos encontrados, bastante numerosos y esparcidos por todo el mundo. Hay que acabar con una creencia muy extendida, la que considera que el perro es el resultado de la domestica- cién y que los primeros pe- rros adoptados por el hombre eran en realidad lobos. No fue asi. Si bien atin se debian de parecer bastante a sus an- tepasados, los primeros pe- ros ya se diferenciaban de ellos (por mutacién esponté- nea) antes de aproximarse al hombre: incluso es probable que se acercaran a él precisa- mente porque ya eran menos salvajes, menos agresivos y, sobre todo, menos recelosos que el lobo. Un experto en genética del Instituto de Zoologia de la Universidad de Los Angeles, Robert Wayne, ha analizado las secuencias nucledtides mi- tocondriales del perro y del lobo, yha concluido que la di- ferenciacién tuvo lugar hace 100000 afios. Wayne ha utili- zado el mismo procedimiento que Alan Wilson, que puso fecha al origen de nuestra es- pecie mediante el anélisis del ADN mitocondrial (este estu- dio se conocié como la teorfa de la «Eva negra», puesto que establece la hipétesis de un origen africano de nuestra especie y porque el ADN mitocondrial, muy dtil para establecer las mutaciones es- ponténeas, se transmite ex- clusivamente a través de las hembras). Hasta hace pocos afios, la teoria mas difundida sobre el origen y la evolucién del pe- ro contemplaba como pri- met antepasado al Cants fami- liaris palustris, o perro de las turberas, cuyos restos se en- contraron en poblados de pa- lafitos pertenecientes al Neo- litico medio. De este perro habrian evo- lucionado, en épocas sucesi- vas, tres tipos distintos que serian los antepasados de las distintas razas actuales: — del Canis familiaris matris optimale (al que el zodlo- go Tetteles Iams asi en memoria de su propia madre) se habrian deriva- do la mayoria de los pe- rros pastores, los perros nordicos y, en general, to- dos los perros con aspec- to mas lobuno; — del Canis familiarts inter- medius, cuyos fésiles per- tenecen a la Edad de Hierro, procederfan los perros de caza y también Jos lebreles; — del Canis familiaris inos- tranzewi, cuyos restos ha- cen pensar en un tamafio notable, descenderian los actuales molosos. Estas «razas» prehistoricas habrian evolucionado en una sola localizacién geogréfica (Asia), y seguidamente los perros habrian emigrado si- guiendo al hombre hacia otros lugares. Hoy se cree que la domes- ticacion tuvo lugar, aproxima- damente durante el mismo periodo, en tres lugares dife- rentes: Asia, Africa y Europa meridional, Se considera tam- bién que se inicié hace 11000-12000 afios, pero que se difundié hace unos 8000- 9000 aiios. Los restos mas an- tiguos (los que tienen 14000 afios) pertenecen en realidad a grupos de Canidos salvajes que se acetcaban a los asenta- mientos para robar restos de comida: esto sucede todavia hoy en Africa y en Asia, donde algunos pertos se acercan al hombre para conseguir ali- mento y luego huyen, con lo que no se pueden considerar propiamente domésticos Segiin algunos autores, los perros primitivos que se atre- 10 vian a acercatse al hombre ran animales que habian sido expulsados de su propia mana- da, y que no eran lo bastante fuertes (por ser demasiado j6- venes 0 por no estar bien dota- dos) como para formar la suya propia, No obstante, la obser- vaci6n de los pertos salvajes y de los propios lobos ha llevado amenuido a concluir que inclu- so manadas bien organizadas pueden acercarse a asenta- mientos humanos en busca de comida (especialmente en condiciones de escasez, cuan- do el hambre supers la pru- dencia). Mi opinién particular es que los primeros restos en- contrados junto a restos huma- nos podrian pertenecer az * Un casual visitante (solitario ‘0 miembro demasiado incau- to de una manada) sorpren- dido por el hombre cuando robaba algo tan apetecible como un hueso fresco, De he- cho, el hurto de restos podia ser tolerado e incluso aptecia- do (los perros actuarian como eficaces cbarrenderos prehis- téricos»), pero no pasaria lo mismo con el hurto de ali- mentos atin comestibles que el hombre pretendfa utilizar al dia siguiente * Obien... a un segundo pla- to especialmente sabroso. El perro se ha considerado co- mo un alimento en distintas civilizaciones, y atin hoy se consume su came en algunos lugares del mundo (como China). Por ello, épor qué el hombre primitivo no iba a probarlo? Obviamente, esto son sélo suposiciones: iresulta un po- co dificil deducir qué pas6 hace 14.000 anos! j Conis familiors matrs optimoe Canis familiaris intermedius u Sin embargo, es cierto que, ‘unos milenios después, las co- sas cambiaron drésticamente: de alimento, ladron y «ba- rrenderom, el perro se trans- formé en amigo, colaborador y ayudante. Pero ¢como? ¢Y por que? éComo y por qué se domestican? ‘También sobre la domestica- ion hay infinidad de hipéte- sis, mas o menos crefbles, Sin embargo, cada teoria parte de una constatacién innega- ble: hombres, perros y lobos tenfan el mismo tipo de orga- nizacién social, vivian en el mismo territorio y, algo fun- damental, comfan las mismas cosas. Cuando esto ocurre, sélo hay dos posibles salidas: el amor 0 el odio. Como hemos visto antes, en una situacién similar el lo- bo y el coyote han decidido odiarse, y lo mismo ha sucedi- do entre el lobo y el hombre. El perro, en cambio, ha elegido el camino de la paz y de la amistad: y ha sido él el que se ha acercado al hom- bre, y no al revés, El hombre se ha limitado a advertir que este animal, a di- ferencia de los otros, no lo te- mia, y se acercaba cada vez més a él. De ahi ha surgido una relacion de simbiosis (es- toes, de colaboracién y ayuda reciproca), y se piensa que el ‘empuje inicial ha sido de tipo utilitario. Se ctee que el hombre ha- bria intuido el potencial de colaboracién del perro como cazador y guardian, y que ha- bria adoptado a los primeros cachorros pensando en do- mesticarlos y en utilizarlos con estos objetivos. Sinceramente, yo no estoy muy de acuerdo con esta in- terpretacin. Si me pongo en la piel de un hombre primiti- vo, creo ya dificil imaginar que el perro pudiera ser mi colaborador: para mi no seria més que un animal salvaje que a veces se acercaba a mi casa (a diferencia de su «pri- mo» el lobo), pero que no se dejaba tocar y se volvia muy peligroso cuando se veia a tralado y sin ninguna posi dad de huir. Siguiendo en la piel de un hombre primitivo, creo que podria admirar su velocidad y su organizacién para la ca- za: seguramente habria com- prendido que el perro seguia los rebafios de bovinos (los cuales también constituirian mialimento) guiandose por el olfato, mientras que mi nariz no resultaba la adecuada para este fin. Si fuese una especie de Einstein prehistérico, podria llegar a seguir a una manada de perros, para ver si me Ile- vaban tras las huellas de las presas que compartiamos; pe- ro la idea de domesticar un perto para hacer esto ni si- quiera se me pasaria por la ca- beza: seria un hombre primi tivo, no un etélogo; no sabria lo que es el imprinting y Ia so cializacion, y ni siquiera sabria lo que significa domesticacion, porque todavia no habrfa in- tentado domesticar ni a los pacificos herbivoros: éeémo hacerlo con un carnfvoro de largos colmillos? Por tanto, me limitaria a seguir de lejos los desplazamientos de los perros, porque intuiria que me Ilevarfan tras las huellas de la caza. Y esto transcurritia asi hasta que un dia se cruza- ra en mi camino un cachorro huérfano. Se tratarfa de un pequeiio indefenso, nada pe- ligtoso, y estaria a mi merced. Seguramente lo cogeria en brazos y decidiria llevarlo a casa, pero ¢por qué iba a to- marme esta molestia? La nica respuesta que me parece un poco logica es la si- guiente: me lo llevaria para comérmelo, No puedo concluir otra cosa, porque la idea del sal- vador puede parecer sensata a quien ya sabe qué es un pe- rro, cémo se comporta y qué cualidades tiene, pero yo, hombre de hace diez mil afios, ignorarfa todo esto. Yo solo sabria que un perro adulto representa unos vein- te kilogramos de carne co- mestible y sabrosa, pero bien defendida por unos temibles colmillos. El cachorro, por el contrario, con sus dientes no podria hacerme mas dafo que los pinchos de una zarza El inico problema serfa que ‘un cachorro no pesa veinte kilogramos: apenas alcanza- tia los dos, y eso es poco para hartarse; por ello, al llegar a casa, me sorprenderian las afrentas de mi mujer, que me acusaria de no valer para na- da y de haber conseguido un alimento ridiculo. Ast, saldria de nuevo para ir a cazar algo mejor, pero mientras, mi mu- jer decidiria no cocinar al ca- chorto, pensarfa que podria mantenerlo con vida alimen- tandolo con los restos de nuestra comida (ya sabria que los perros comen los huesos, mientras que noso- tros los desechamos), para ver si crecia lo bastante como para servir de alimento a toda la familia. 12 En este momento salgo de la piel del hombre primitivo para volver a mi estatus de mujer moderna que se en- cuentra esctibiendo un libro, me cito a mf misma y conti- rio le historia del primer pe- mo doméstico recordando los siguientes parrafos del libro I! grande libro dei cari («El gran libro de los perros», DVE, Italia, 2000): El cachorro, obviamente, cre- cid, pero el hombre primitivo, en vez de una cena, encontré un amigo al que ya nunca abando- naria, CPor qué? Es muy facil responder: porque le resultd titil. Pero un perro (0 un lobo), a los cuatro 0 cinco meses de vi- da, no strve prcticamente para nada, sino es para ensuciarlo todo o para roer los zapatos. Abora bien, aunque es evidente que al hombre primitivo no de- bia de preocuparle demasiado el brillo de sus suelos y que to- davia no llevaba zapatos, es sa- bido que un cachorro es mucho mds dado a causar problemas que a resultar util st nadie lo educa y lo adiestra (y no creo que los hortbres primitivos tu- vieran un campo de adiestra- miento dentro de casa... sobre todo para el primer perro do- meéstico de la historia). Enton- ces, cpor qué no se comicron aquel cachorro? Habria podido resultar stil a Jos ocho 0 nueve meses, pero no era cuestién de dejarlo crecer asta ese momento. Seguramen- te los hominidos habrian asado carne de perros jovenes y adul- tos, y me resisto a creer que no bubieran descubierto que la carne joven es mds tierna. El cachorrillo tal vez era de- masiado pequeno para alimen- tar a una familia, pero un ca- chorro de cuatro 0 cinco meses sequramente basta para alimen- tar a cuatro 0 cinco personas. Por tanto, si el perro nunca fue incluido en el ment, sdlo hay una explicacién: algin miembro de la farnilia se opuso con firmeza. Dudo que fuera el padre-marido-cazador-cabexa de familia, que seguramente es- taba poco en casa y no habia te- nido tiempo de experimentar sentimientos afectuosos hacia él; es mucho més probable que fuera su mujer, tal vez animada por un nino a quien no le agra- daba ya la idea de comerse a aquel que se habla convertido ens su mejor amigo. En cualquier caso, el cacho- ro no acabé en la catuela por- que alguien se encarifi con él: sta es la tinica deducci6n logi- ca que se puede hacer. Las expli- caciones que ven un origen prictico sdlo pueden venir de quien nunca ba tenido un ca- chorro de cuatro meses corre- teando por casa. Salvado por el carito, por danto, el primer perro doméstico crecié hasta que finalmente se volvia util: bien acompartando al padre a la caza, bien ense- jiando los dientes al intruso que se acercaba a la puerta de la ca- bana, 0 incluso las dos cosas juntas. Asi se inicté la historia de un binomio hasta abora indisoluble. Yeste comienzo tuvo lugar mdso menos al meismo tienspo en todos dos lugares de la ‘Tierra: los restos argueologicos europeos, asidti- cosy africanos revelan aproxi- madamente la misma historia en todas las latitudes. Luego, la evolucién humana no tuvo el mrismo ritmo en los distintos lugares del mundo: al- ‘unas civilizaciones progresaron ripidamente y otras permane- cieron mucho tiempo en stu esta- dio primitivo. Algunas incluso desaparecteron, sometidas o exterminadas por el ansia de guerra, que, desdichadamente, igual que el perro, acompafia al hombre desde sus origenes (sblo que el perro es més simpatico). Todavia hoy hay pueblos que apenas han superado el estadio Primitivo, y tal vez se encuentre alguno que todavia no lo haya superado, y nosotros no sabe- ‘mos siquiera que existe. Y todo esto mientras escribo este libro con el ordenador, con la musica a todo volumen. No sabria decir si estamos mejor nosotros con los ordena- dores (y los imapuestos, y los per- cances con el coche, y el editor que llama para saber si be ter- minado el libro...) 0 los pue- blos menos cwilizados; pero nosotros, con todos nuestros me- dios tecnologicos, podemes ir a curiosear entre las civilizacio- nes menos evolucionadas y estu- diarlas. Ast hemos descubierto algunos pueblos perdidos en las montanas de Peril, cuyas gentes no tienen ordenador, pero toda- via mantienen la costumbre de que las mujeres de la tribu den de mamar alos cachorros que se han quedado buérfanos, mos- trando ast un respeto'y una con- sideracién por los animales bas- tante més alto que el que probablemente muestran mu- chos defensores de los animales de la parte «civilizada» del mundo. Este gesto también nos hace entender que la asoctacton en- tre el perro y el hombre no ha surgido como una relacion de dar y recibir, porque un cacho- 110 de pocos dfas no tiene nada que ofrecer, salvo su ternura. La relacion entre el perro y el hore- bre ha sido, es todavia y espera- mos que siga siendo una histo~ ria de amon y como tal ha de ser considerada, antes de realizar ninguna consideracion practica, LAS DIVERSAS ETAPAS DE LA DOMESTICACION 1, Especies domesticadas en el periodo preagricola: Perro (xr milenio a. de C.): Europa, Asia, Africa, Reno (x-vii milenio a. de C.): Europa (cuenca béltico-escandinava); 1¢ la domesticacién fue precedida por un largo periodo. de semidomesticacién. i Cobra (vi-vi milenio a. de C.): Asia. Oveja (Vi-V milenio a. de C.}: Asi 2. Especies domesticadas en el Bovinos vn milenio a. de C. protoagrario: ia. Porcinos (3000-2500 a. de C.}: Asia, Europa. 3. Especies domesticadas por los pueblos némadas: Coballo (3000-2000 a. de C.): Asig, Europa. Asno (3000-2500 a. de C.): Asia, Africa. 4, Especies domesticadas en el iy en el i milenio a. de C.: Pollo (2000-1500 a. de C.): Asia, Africa Gallina pinta (700-500 a. de C.): Ahrica. Pichén (1200 a. de C.|: Egipto. 5. Especies domesticadas en época histérica: Conejo {200-100 «. de C.): Peninsula Ibérica. Pao (pees desconocida): México (introducido en Europa en 13 si de verdad queremos entender al perro. Y si de verdad quere mos entender algo més sobre nosotros mismos. Historia moderna: la seleccion Independientemente de cé- mo se llevé a cabo la domesti- cacién, sabemos con certeza que el perro eta ya un animal «doméstico» cuando el hom- bre comenz6 a practicar la agricultura y el pastoreo. Hablamos todavia de tiem- pos muy remotos (Mesolitico Neolitico), pero el perro ya habfa experimentado una pri- mera seleccién de caracteres fisicos y psiquicos: por ejem- plo, tenia unos colmillos me- nos imponentes y mandibulas mas cortas que las del lobo. Hay dos posibles explica- ciones de ello: segin algunos autores, el hombre habria se- leccionado expresamente una reducida capacidad de mor- der y apretar, con el fin de que el perro resultara menos peli- groso para él mismo y para el ganado que tenia que guardar, amenudo recurriendo al mor- disco, Otra explicacién —la que personalmente prefiero— pasa por la seleccién natural: el perro ya no tenfa que cazar para sobrevivir, ya que encon- traba casi siempre la «comida preparada>, al alimentarse con las sobras de los humanos. Por eso, los ejemplares con dientes y mandibula peque- fios, que en la naturaleza ha- brian tenido menos posibili- dades de sobrevivir, ahora podian vivir perfectamente y reproducirse Es probable que después de esta «contrascleccién» na- tural (porque en realidad per- mite la supervivencia de los ejemplares mas débiles, cosa que no sucede en la naturale- za), el hombre hubiera prefe- rido a su vez los ejemplares menos «armados» de colmi- los, cruzéndolos entre si y conttibuyendo a caracteres; pero me cuesta creer que se hubiera impues to voluntariamente una selec cién en este sentido (sobre todo considerando el hecho de que entre un mordisco de perro y uno de lobo, obser- vando los efectos en una pan- tomrilla humana, la diferencia no ¢s tan relevante) Por lo que respecta al efec- to de este mismo mordisco en los corvejones de las ovejas —que, en efecto, podian re- sultar heridas y quedarse co- jas—, supongo que el hombre primitivo adoptaria el mismo sistema que todavia utilizan muchos pastores modernos: 14 El cachorro es mds facil de educar que el adulto aunque tal vez no es may co, unas pedradas a los canes seguramente son més répidas y-eficaces que una larga selec- cién genética. No creo, por tanto, que el hombre primitivo haya influi- do en Ia evolucién de la boca del perro, en los albores de la domesticacion; sin embargo, si creo que es responsabilidad suya —consciente— el fe- némeno que hoy en dia, en etologia, se denomina neote- ‘nia, es decir, el mantenimiento en la edad adulta de algunas caractetisticas del cachorro. Esta teoria fue elaborada por primera vez por Konrad Lo- renz y luego fue aplicada a la evolucién de las razas caninas por Lorna y Raymond Cop- pinger, dos bidlogos america- nos. Personalmente, estoy de poeerd acorieet ah porate tanto si tiene su explicacin en una evolucién natural co- mo si responde a la tentativa voluntaria del hombre de mantener al petro lo més «jo- ven» posible desde el punto de vista psiquico. El cacho- 1ro, de hecho, es més malea- ble, mas facil de educar y no es mucho mas dependiente del hombre No resulta dificil creer que los primeros «seleccionado- res» humanos cruzaton entre si ejemplares inmaduros sobre todo desde el punto de vista psiquico: de este modo, el hombre descubrié que estaba modificando también el as- pecto fisico. El perro neoténi- co tendia a mantener también el rostro, y no solamente el ce- rebro, de un eterno cachorro. Seguramente ignoraba las le- yes genéticas, pero el hombre era lo bastante inteligente co- mo para seguir un sistema de seleccién empirico: probando wana y otra vez, cruzaba este ejemplar con aquel, y aquel con aquel otro, y al final vio que podia «modelar» distintos petros y que los podia adaptar asus distintas exigencias La consecuencia directa de la domesticacién y de la neo- tenia (véase el recuadro de esta pagina) se observa de un modo més evidente en las ra- zas caninas mas antiguas. La seleccién de caracteristicas tiles o estéticamente agrada- bles comenz6 bien pronto a originar razas de perros muy distintas las unas de las otras. Pero esto no debe llevar a pensar que el hombre habia decidido, de un dia para otro, creat, por ejemplo, el alano o el perro crestado chino. La diferenciacién de las ra- zas caninas ha sido gradual, inicialmente muy lenta: slo recientemente, ya cuando el hombre ha comenzado a do- ‘CARACTERISTICAS FISICAS INDUCIDAS POR LA DOMESTICACION Orejas colgantes, inexistentes en los Cénidos solvajos adultos, pero comunes en casi todos los cachorros. Esta caracteristica se observa sobre todo en las razas de caza y en las de guardia y defensa (siempre que no se hayan recortado), o bien en las pri meras especializaciones del perro domés Qjos oscuros, que proporcionan al perro una expresién més dul- ce y, en cierto modo, mas humana, pero que no se ven en los Céinidos salvajes. Hocico corto, que no parece haya seleccionado tivos. a mordedura nee braquicéfalo fe : ood nudo més potents que la de los perros de hocic 0 largo), pero que semeja mas el rosiro del perro ol humono. : estando dotado para hacerlo), y se limita « poquisimas expre- siones vocailes; todos los cacherros, en cambio, suelen ser muy parlanchines». Al hombre, el ladrido le resultaba util por diver- $08 molivos: sefialar la presencia de caza, la aproximacién de un intruso, etc. Aqui residia la preferencia por los perros que voca- lizaban més, que, sin embargo, eran los més atrasados desde el punto de vista neoténico. Ladrido. El Cénido salvaje no ladra précticamente nunca (aun | Perro crestado chino minat las leyes de la genética, ha podido crear tazas segrin un modelo que tenfa en men- te antes de verlo materializa- do en la practi Hasta hace unos cien afios, las cosas sucedian al contra- rio: el resultado de los cruces era casi totalmente casual, y el hombre se limitaba a apro- bar (y a veces mantener, cru- zandolos entre si) los caracte- res que preferia. Pers hay que subrayar que el hombre no ha estado siem- pre movido s6lo por una mo- tivacién préctica: en la base de las diferencias morfol6gi- cas entre las razas caninas hay razones bastante diversas, no siempre de répida compren- sién Bor ejemplo, es facil entene der por qué se han seleccio- nado los grandes molosos de fears eeretncce ar timidar al eventual malinten- cionado, por lo cual, cuanto mis grande fuera, mejor. Pero un shih tzu 0 un Ihasa apso, tan pequefies y peludos, épa- ra qué podian servir? En su caso, la seleccién fue influenciada directamente por la religién y también... condi- cionada por un equivoco. En el Tibet (lugar de ori- gen de las dos razas), la leyen- da contaba que Buda estaba acompafiado por un perrito que en caso de emergencia se podia transformar en un le6n: por eso, los tibetanos pusie- ron un gran empeiio en selec cionar un perro de pequeno tamafo pero’que tuviera as- pecto de leén Lamentablemente, habia un pequefio obstaculo: ellos nunca habian visto un leén, porque este gran felino no vi- ve en Asia, Para este trabajo 16 cteativo se habrian tenido que inspirar en las historias de aventureros que habian visto leones en sus viajes, pe- ro estamos hablando de hace 2000 afios y en esa época los desplazamientos interconti- nentales no estaban al alcan- ce de todos. Los viajeros que habjan llegado tan lejos eran poquisimos, y no resultaba facil encontrar uno; entonces resultaba bastante frecuente encontrar algunas imagenes pintadas o esculpidas repre- sentando leones, pero estas tampoco estaban basadas en la observacién directa, sino en historias relatadas, quizés tun poco exageradas y tal vez referidas después de diver- sos pasajes. Asi, los tibetanos seleccio- naron un perro-leén que no estaba inspirado en el verda dero felino, sino en imagenes “Muchos porritos pequertos que ne tienen une funcién préctice, como ol Ihasa apse (abajo) y el shih tzu (arriba), han sido seleccionados por motivas religiosos narradas y sucesivamente rein- adas por la fantasia de artistas Siendo asf las cos dudable que se aproximaron bastante: un moderno shih tzu no se asemeja mucho a tun le6n, pero sin duda se pa rece a las estatuas chinas que lo representan, En muchos casos, la selec cién Ilevada a cabo por el hombre (sobre todo cuando 4 movida por aspect practicos) ha inducido ¢ as modificaci ti nantes que el re sultado final no tiene nada que ver con el tipo originatio, Y no sdlo eso: en algunos de estos casos, el resultado final no podria sobrevivir en la na- turaleza, y sélo pervive por- que el hombre se ocupa de Hay casos limite en lo: que el perro carece de lo ne- To alcanza, lo ha- El shih tzv no se parece mucho a tn leén, pero si se osemeja o lo iconografia asiética que representa este animal ce a duras penas) incluso a pesar de los cuidados huma- nos. Personalmente condeno esta selecciGn exasperada, que considero no sélo violacién de la naturaleza, sino direc- tamente una intervencién con- tra natura EL bulldog es un perro ado- rable, alegre y feliz de vivir: pero silo reducimos a un po- bre ser incapaz de respirar so- lo por llevar al extremo el tipo (lo que en cinofilia se Hama hipertipo), entonces la in- tervencién humana no tendria ninguna justi- ficacion. EI cavalier King Charles spaniel es un perito. graciosisimo que provoca una in- mensa’terura con sus ojitos saltones y el morro chato, pero cuando el Un bulldog tipico es un perro marevilloso; un bulldog hipertipico es, en cambio, un insulto alo naivraleza El cavalier King Charles spaniel puede sufrir también graves problemas ‘cuando se fuerza el ipo y se lleva al hipertipo motro se acorta tanto que ya no puede contener los dien- tes, y el perro se ve obligado a vivir con la lengua colgando fuera de la boca porque no hay nada que la retenga en el interior. entonces no ten- ‘dremos ya la impresion de es- tar mirando a un perro, sino auna patética caricatura que, sinceramente, se escapa a la razon. La propia naturaleza pare- ce rehusar resueltamente a colaborar en esta seleccién extrema: de hecho, muchas hembras pertenecientes a ra- zas llevadas al limite ya no pueden parir por si solas; pe- ro el hombre también ha su- perado este obstaculo, recu- triendo al parto por cesérea y perpetuando la vida de ejem- plares que la naturaleza no admitiria nunca. Por fortuna, las cosas no siempre son asf: el hombre también ha sido capaz de crear perros fantasticos, muy vita- les y con grandes cualidades psiquicas y fisicas. Entre las razas generadas destaca el pe- rro preferido en el mundo, el pa tor alemén, pero tam- bién se han creado «a la car- ta» otras razas, como el do- berman, el pointer, el terrier negro ruso y otros mucho: Han resultado «chapuzas» en algunos casos (especialmente cuando la seleccién ha tenido motivaciones estéticas 0 reli- giosas), pero en otros, cuando se ha querido crear perros verdaderamente titiles, casi siempre se ha realizado un Sptimo trabajo. La otra cara de la moned: algunas razas modernas son prdcticamente idénticas a las de hace mil o dos mil afios| porque el hombre ha interve- nido poco o no ha interveni- do nada. Es el caso de practicamente to- dos los lebreles, de muchos pe- rros nérdicos y de todas las ra- zas clasificadas con el nombre de perros primi- fivos. En la selec- cién de estos perros, el hom- bre actué hace muchos siglos, pero luego ya no ha vuelto a inter- venir, tal vez por- que ha entendi- do que no se pueden mejorar. Resulta interesan- te observar que estos canes se han desarrollado en z0- nas poco habitadas (del desierto africano El perro favorito en todo cel mundo, el pastor alemein, ha sido creado «a la carta> 19 a los hielos del Polo Norte), en las cuales el hombre nunca ha pretendido actuar de mo- do invasivo porque ha consi derado a la naturaleza mucho mas fuerte que él. ‘Tal vez por esto, las pocas personas que viven en estas tierras inhOspitas sienten un profundo respeto por el am- biente que los rodea, ¢ inclu so utilizando al perro para su provecho (caza, trineo, pasto- reo, guarda) han interferido muy poco en la seleccién na- tural. Quién sabe si no debe- tfamos aprender de estos hombres «poco civilizados»... pero bastante mas sabios que nosotros, Una ultima consideracion sobre la historia del perro: hoy se habla de razas bien fi- jadas, entendiendo un con- junto de factores genotipicos capaces de reproducir siem- pre el mismo fenotipo” cuan- do se cruzan entre si. Sin em- bargo, lo cierto es que esta fijacion» de las razas es fré- gil: si un setter inglés se cruza con un pointer y nacen diez cachorros, no habra cinco pointer y cinco setter, sino diez hibridos (mestizos) que se asemejan sélo vagamente a uno de los dos progenitores. Si uno de estos cachorros, de adulto, se cruza con un pastor alemén, ya resultaré dificil adivinat cudles fueron las ra- zas originarias. * El genorpo es el conjumto de componen- tes gencticos de un individuo que hacen ‘que, en parte, se manifiesten algunos ca- ructeres visibles (cuyo conjunto, a su vez, se llama fenotpa), pero tambicn hay otra parte que no se apreciaa simple vista, Los ‘earacteres escondidos pueden permancce’ siempre latentes, o bien manifestase (en tun cjemplar o en su descendencia) cuando se dan las condiciones idéness. Los lebreles, los perros nérdices y los primifivos (en los fologratias, ‘en sentido horario, podenco ibicenco, husky siberiano y lebrel esparfol) han sido muy poco menipulodes por el hombre El hombre debe asegurar bien su trabajo de selecci6n, porque el perro primitivo per- manece siempre agazapado, dispuesto a saltar en cuanto los cruces dejan de ser pro- gramados y se producen de forma natural. Si una hipotética manada de pertos purisimos (de talla media, enana y gigante) se dejaran libres de la influencia humana, en el curso de tres generaciones la altura se acer- carfa a la talla mediana, y el aspecto se asemejaria al del lobo o al del dingo. Y tal vez esta sea una lec- cién que haya que tener siem- pre presente: dentro de cada perro, desde el alano hasta el chihuahua, todavia hay laten- te un lobo. Aunque el perro asuma formas diversas y distintos ta- mafos, aunque se nos «ase- _Incluso bojo el més sofsticado peinado late un corazén de lobo LA SELECCION EN LAS DISTINTAS ZONAS GEOGRAFICAS Resulta curioso observar cémo la seleccién de los modernas razas caninas se impone de un modo dis- finto segin las diferentes zonas googrtias Gran Bretaita, por ejemplo, ha seleccionado de un modo especial perros para su empleo en la co- za (perros de muestra, terrier); la labor zootécnica concent en perros de pequefia talla, que en principio tenia sélo finalidad utilitaria, se ha encaminado luego hacia la seleccién de perros de com- paiifa (yorkshire terrier, shetland sheepdog, welsh corgi, fox terrier, beagle). China inicié la seleccién de perros pare uso alimentario (chow chow) y la de perros asociados « r- tos religiosos [pekinés). ‘Aunque todavia hoy se sigue considerando en algunas zonas al perro como un alimenio excelente, las regiones més evolucionadas han abandonado esta costumbre, y las razas chinas se han converti do preferentemente en razas de compafia (generalmente més difundidas fuera que dentro del pais de origen). jig, inicialmente agricola, ha cuidado la seleccién de perros de caza (bracos alemanes) y de pastores (pastor alemén). Con la Revolucién Industrial, en cambio, se han desarrollado las razas de guarda y defensa (do- berman, rottweiler, schnauzer). Sélo en tiempos més recientes se ha comenzado a seleccionar algunas razas de compaiiia, que a menudo representan la reproducci6n ladrando antes de que este se sintiera mal, La publicacion de la noticia hizo que otras personas relataran situacio- nes similares, hasta el punto de que se est pensando en estudiar a fondo la utilizacion del petro en la prevencién del coma diabético. Otro caso reciente, que he verificado personalmente, es el de la rottweiler Lilith, con- decorada con premios a la bondad y a la fidelidad: ha salvado innumerables veces al padre de su duefo, victima de crisis cardiacas debidas a una bronquitis asmatica. Li- lith (que trabaja en proves ci6n civil y es capaz de real zar acciones como la que vemos en la fotografia de esta 24 pagina) «sentia» que el hom- bre se encontraba mal aun- que estuviera en otra estan- cia, y avisaba a los familiares para que lo pudieran socorrer rapidamente. 'Y todavia hay mas: el caso de Tarzan, un pastor alemén que en los afios sesenta fue regalado por su duefio, resi- dente en Génova, a un nuevo propietatio que vivia en ‘Iries- te. El viaje se llevé a cabo por mar, pero Térzdn queria re- gresat a su casa... y lo hizo (obviamente, por tierra). Em- pleo mas de un mes y llegd en condiciones lamentables, pe- ro logré su objetivo. Estos episodios de regreso a casa son muy frecuentes, pero en el caso relatado se climina cualquier explicacién referen- te al olfato, estimado como causa en otras ocasiones: éc6- mo podria utilizar el olfato un perro para efectuar por tierra un itinerario que habia reali- zado por mar? La verdad es que no sabe- mos de cudntos sentidos dis- pone el perro, y cudles son; no sabemos cémo puede pre- sentir terremotos y tempora- les (también se ha probado que puede hacerlo); no sabe- mos cémo puede conocer su- cesos acaecidos a kilémetros [OWato humana Be as 50 em eproximadamente mucosa olfative: Memoria olfativa da alos olores muy intensos alas del hombre las capacidades olfativas del perro son infinitamente superiores de distancia; no sabemos c6- mo consigue saber (y lo capta enseguida) si su duefio esta enfadado, feliz, enfermo o preocupado. Por tanto, no lle- gamos a entender el «sexto» (y tal vez el séptimo, o el oc- tavo) sentido del perro, ni es- tamos capacitados para estu- diar el tema. Sélo podemos limitarnos a suponer que ¢s- tos sentidos pueden existir, pero el anilisis acaba aqui. Tal vez en un futuro sepamos més... quizé cuando también seamos capaces de compren- Olfato canino 220 receptores especificos 7 mde mucosa olfative ‘Memoria olfativa desarrollada hasta el punto de idenfifcar valquier olor aunque tenga una antigledad de seis semanas, y de recordar y reconocerlo incluso a los tres ‘afios (experimentado en laboratorio) 25 der las funciones del ochenta por ciento de nuestro cere- bro, que atin ignoramos. Pero volvamos a los senti- dos que el perro tiene en co- min con el hombre, y que sf han sido estudiados por este. Olfato En el perro es el sentido prin- cipal, y esta muy por encima del humano. ‘Aqui se muestra una pe- quefia tabla comparativa. Hay diferencias (a veces también notables) entre las distintas razas caninas en lo que res- pecta a la capacidad olfativa, que en algunos casos alcanza niveles pricticamente incom- prensibles para el hombre. Oido ‘Tampoco en este campo esta- mos muy bien equipados: el ofdo del perro es mucho més potente que el humano, y lle- ga a distinguir sonidos a una distancia cuatro veces mayor que nosotros, percibiendo también otras gamas (como los ultrasonidos) que no cap- ta nuestro oido. Gusto En este campo por fin domi- namos nosotros, porque, ade- mas de tener nueve mil papi- las gustativas —frente a las mil setecientas del perro—, a lel gusto le sirve de poco, ya que «saborea» los alimentos con la nariz; esto es, experi- menta mas placer (o desagra- do) oliendo que comiendo. La prueba est en que nor- malmente engulle sin mas' car, y claramente sin detener- se mucho en saborear, La co- mida que retiene més tiempo en la boca suele ser la que no le ha gustado y que ha acepra- do solo para complacernos (quien haya probado a dar a su perro dos trozos de came y seguidamente un trozo de pan, sabe bien de qué hablo) Tacto Este sentido, en el perro, tie- ne una disposicién diferente a Ja que presenta en nosotros (mas que la piel, los drga- nos sensibles al tacto son los pelos, y especialmente las ce- jas, los bigotes y el pelo de la parte inferior de la mandibu- Ia), peto el nivel de desarrollo es mas o menos el mismo. Esto puede parecer extra- fio teniendo en cuenta que el perro no tiene manos, pero los pelos de sus mandibulas pueden determinar la forma exacta de cualquier objeto. Vista Nuestro sentido més impor- tante ocupa el tercer puesto en el perro, que sittia por de- lante el olfato y el ofdo. A pe- sar de ello y de lo que mu- chos creen, la vista del perro esta bien desarrollada. No esta tan bien definida como la humana —de hecho, el perro no puede distinguir a una persona de otra si estas per- manecen inméviles a doscien- tos © trescientos metros—, pero no podemos decir por ello que el perro es miope, co- mo se pensaba hace tiempo. Los perros de pastor y los re- triever, que se conducen me- diante gestos, en el curso de Los lebreles tienen la mejor visién panorémica de todo el Universo. canino experimentos cientificos han demostrado que pueden ver (e interpretar correctamente) los gestos realizados por sus duenos a mas de mil metros de distancia (yo, que si soy miope, no habria visto a esta distancia ni al duefio) Y esto no acaba aqui: el campo visual del petro es su- perior al nuestro (180° para nosotros y hasta 270° para él). La amplitud visual varfa se- gun las razas: los perros de hocico corto, cuyes ojos sue- len estar en posicién frontal, no superan mucho nuestros valores, pero los dolicocéfalos (como los lebreles) alcanzan Jos méximos niveles de pano- ramica. Un diltimo aspecto en el que nos superan con creces es en la vision nocturna: en el perro, esta, aunque no llega a los niveles del gato, es clara- mente superior a la nuestra. Por lo que respecta a la per- cepcién de los colotes, parece bastante aceptado que el perto distingue una gama diferente a la nuestra, pero bastante am- plia: por tanto, no es cierto que vvea «en blanco y negro». El uso selectivo de los cinco sentidos Ya hemos visto antes que el petro utiliza los sentidos de un modo selectivo: este fené- meno se denomina one érack mind (amente de una pista»). Esto lo demuestra el hecho de que, cuando un perro tra- baja olfateando un rastro, el olfato se vuelve el centro principal de sus conexiones cerebrales. Si hablamos con el perro mientras realiza esta actividad, probablemente no ira nada; si insistimos o alza- mos la voz, el perro «desacti- Saree clictaaice ater ivare el oido, Por tanto, nos res- ponderd, pero perderé en parte su concentracién en el rastro. Al contrario, un perro que practica la disciplina de- portiva del agility (que consis- te en efectuar un recorrido con obstéculos, siguiendo las indicaciones de un guia hu- mano) utiliza preferentemen- te la vista para observar los obstaculos y los gestos del guia; si este emplea también Ta voz para dar indicaciones (ibop!, itubo!, islalomt!, etc.), se produce una interferencia entre el canal visual y el audi- tivo, y el animal pierde con- centracién: por este motivo, Jos gufas suelen utilizar lo me- nos posible la voz. Todo esto no quiere decir que el perro sea mentalmente més atrasado por utilizar un solo sentido en cada ocasién. En primer lugar, no es asi por- que el perro en realidad se concentra sobre un tnico sentido, pero los otros estan dispuestos a entrar en accién, En segundo lugar, también el hombre en algunas ocasiones acttia con one track mind: cualquier mujer cuyo marido Los mejores conductores de agility hablan lo menos posible, para no distraer al perro de su concentracién visual 27

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