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DESERTIFICACIÓN

Distintas organizaciones mundiales, como La Convención de las Naciones Unidas


de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) y la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO), definen este proceso de distintas maneras,
pero todos coinciden en lo mismo: la desertificación es el proceso por el que un
territorio que no posee las condiciones climáticas propias de los desiertos, acaba por
adquirir las características de éstos, como resultado de la destrucción de su cubierta
vegetal y de la erosión del suelo, ocasionando la disminución o destrucción del
potencial biológico de la tierra, la degradación de las condiciones de vida y la
expansión de los desiertos. Y todo esto se ocasiona, principalmente, por la actividad
humana. En pocas palabras, la desertificación es la “generación de desiertos” por mala
utilización de los suelos.
Esta problemática se produce en todos los continentes (salvo en la Antártica), y
según datos del PNUMA, el 35% de la superficie de los continentes puede
considerarse como áreas desérticas, las cuales albergaban en el año 2000 a un tercio
de la población humana. Cada año, la desertización se cobra aproximadamente 6
millones de hectáreas en todo el mundo que se pierden sin esperanza de
recuperación. Otras veinte millones de hectáreas por año quedan debilitadas como
para servir de base para actividades productivas de agricultura o ganadería.
Las zonas más vulnerables a la desertificación son las tierras secas subsaharianas
y centroasiáticas.

CAUSAS
Las causas principales de la desertización son:
• La deforestación de las zonas próximas a los desiertos.
• Tala irracional en las regiones secas para obtener leña.
• Expansión de la agricultura de supervivencia descontrolada y poco
productiva en tierras que no son propicias.
• Expansión de la ganadería con el consiguiente abuso del pastoreo en tierras
frágiles
• Las prácticas de riego poco adecuadas que producen la alcalinización y
alcalinización de los suelos.

Prácticamente, la desertificación es producida por la actividad del hombre, pero


deben considerarse (también) siete procesos principales que conducen a la conversión
de tierras en desiertos, cuatro primarios (con efecto amplio y de fuerte impacto) y tres
secundarios:

1. Degradación de la cubierta vegetal. Por ejemplo, deforestación incendios,


lluvia ácida, etc.
2. Erosión hídrica. Efecto de las corrientes de agua que arrastran la cubierta
que cubre el suelo. Se acelera cuando el ecosistema se altera por acción
de las actividades humanas
3. Erosión eólica. Remoción de la cubierta del suelo ocasionada por el viento,
que tiene especial impacto en las zonas áridas y semiáridas.
4. Salinización. Ocasionada por el aumento de la concentración sales solubles
en el suelo, generada por el rompimiento del equilibrio hídrico/salino. Esto
reduce de una manera muy importante el desarrollo vegetal.
5. Reducción de la materia orgánica del suelo. Se genera cuando la cubierta
vegetal que provee los nutrientes orgánicos al suelo, es removida.
6. Encostramiento y compactación del suelo. Estos procesos ocurren como
consecuencia de los procesos primarios.
7. Acumulación de sustancias tóxicas, como pesticidas y plaguicidas.

CONSECUENCIAS
Las consecuencias son varias y de tipo social, económicas, ecológicas y políticas. A
continuación haremos un listado de algunas de ellas:

• La desertificación socava la productividad de la tierra, contribuyendo al


aumento de la pobreza.
• Migración en masa a los centros urbanizados por la escasez de alimentos y
agua, ya que la producción de alimentos en muchas áreas afectadas
disminuirá, lo que puede causar desnutrición y en última instancia,
hambrunas. A su vez muchos centros urbanos se pueden presentar una
serie de problemas ya que no están preparados para recibir a esta nueva
población, viéndose afectados los centros de salud, los establecimientos
educacionales, el espacio físico para la construcción de viviendas y el
consumo de alimentos.
• Inestabilidad económica y social. Económica porque deben implementarse
costosos planes para salvar las tierras, y sociales por la creciente pobreza.
• Enormes inundaciones e interminables sequías
• Desencadenamiento de conflictos armados influidos por la desertificación,
como ya ha ocurrida en algunos países de África.
• Degradación total de los suelos, volviéndose ineficientes de por vida.

CÓMO COMBATIR LA DESERTIFICACIÓN


Como tarea inicial, las medidas políticas y sociales a tomarse deben adaptarse al
grado de desertificación al que se enfrenta o puede enfrentarse una sociedad. Luego
los gobiernos deben implementar planes de concientización y prevención sobre este
proceso, ya que la desertificación es un proceso casi irreversible. Las medidas
preventivas pueden consistir en:

• Coordinar la gestión de las tierras y de los recursos hídricos para proteger


los suelos y su cubierta vegetal.
• Fomentar la coexistencia del pastoreo y los cultivos en las tierras que
reúnen las condiciones propicias.
• Proporcionar a las comunidades locales los medios necesarios para que
puedan prevenir la desertificación y gestionar con eficacia los recursos de
las tierras secas.

Ahora bien, si el proceso de desertificación ya es muy avanzado deben


implementarse otras acciones, como son las medidas de recuperación y restauración
para tratar de devolver el equilibrio a los distintos ecosistemas. La medida más
apoyada y con mejores resultados visibles, ha sido la reforestación progresiva. Para
esto debe realizarse un estudio de cada caso se van introduciendo especies de
plantas que soporten los niveles de sequía en la zona, aumentando los niveles de
humedad y progresivamente introduciendo nuevas especies ganando terreno sobre las
zonas afectadas. Esta medida se implementó con éxito en 1930 en la ciudad costera
de Villa Gesell. Otras medidas a implementarse pueden ser: la creación de un banco
de semillas, aportación de nutrientes a los suelos, etc.
El éxito de todas estas medidas, depende de la disponibilidad de recursos
humanos, medios económicos e infraestructuras, así como de las percepciones
culturales y del grado de dependencia respecto a las tecnologías externas.

LA DESERTIFICACIÓN EN LA ARGENTINA
El 75% de nuestro territorio se halla en una diagonal árida, área que se extiende
desde Guayaquil hasta la Patagonia, que esta totalmente incluida en ella, exceptuando
una pequeña franja al Oeste y al Sur.
Pero dentro de esta diagonal, los grados de la desertificación van variando. Así por
ejemplo, en la Patagonia más del 30% de su territorio esta deteriorado. Ya que
14.000.000 de ovejas en 780.000 Km2 producen el avance de los médanos y la arena
y la consecuente degradación progresiva del suelo por efecto antrópico en un medio
ambiente inestable y frágil. En 1952 había 21.000.000 de cabezas, y en la actualidad
según el censo agropecuario, se estimó en 12.000.000. También ha influido la
deforestación de los arbustos leñosos.
Mientras tanto, en la cuenca del Plata hay cuatro áreas de erosión potencial alta y
muy alta al igual que en otras cuencas, altamente productivas como las de los ríos
Arrecifes y Carcarañá, afectadas estas últimas por procesos de erosión hídrica.
Las prácticas de deforestación y desmonte han hecho que más del 80 % de la tierra
plana – con bosques y arbustales – con potencial agrícola de secano estén
desmontados en las regiones Pampeana, Selva Tucumano Oranense, el Gran Chaco,
el Espinal y la selva Paranaense.
Las soluciones al problema se relacionan con un Sistema de Monitoreo Ecológico
por medio de imágenes satelitales y ensayo de prácticas de explotación sustentable.

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