/ agosto de 2007
Per Francisco Estrada / Foto d’Elizabeth Maldonado.
economía
Kassin N’jie. Cónsul de Gambia en España.
“Los cayucos no son el problema
sino las políticas empresariales”
Á frica no sólo anhela el cambio,
pues, una vez conseguido, tam-
bién necesitará gritarlo a los cuatro
vientos. Sí, gritarlo, porque hoy en día,
a pesar de los grandes cambios posi-
tivos ocurridos en el continente, aún
se tiene una imagen fatalista que dista
mucho de la nueva realidad del conti-
nente. Kassin N’jie, cónsul de Gambia
en España, invita a los inversores es-
N'jie participó en el encuentro empresarial de Lleida.
pañoles a voltear sus ojos hacia África.
No sólo por el bien de este continente
sino, además, por su propio beneficio.
Al parecer, se están dando los
primeros pasos para lograr una mayor
inversión española en África…
No tenemos que olvidar que hay mucho
por hacer, y que recién el Gobierno es-
pañol está empezando a ‘conocer’ Áfri-
ca. Esto se explica porque España sólo
ha colonizado un país en nuestro con-
tinente, mientras el resto del territorio
fue gobernado por ingleses y franceses.
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¿Qué beneficios puede traer a los
españoles invertir en África?
Es algo muy evidente. España es veci-
na de África, pero como pertenece a
Europa, tiene capacidades productivas
iguales a las de cualquier otro país de
su región. Sin embargo, con 44 millo-
nes de personas, tiene más desocupa-
dos que otros países de su continente.
Esto es porque los otros países euro-
peos sí tienen en cuenta a África en sus
políticas de inversión y de comercio.
España se estaría quedando en la zaga…
Si una fábrica española quiere elaborar
productos que sean distribuidos a nivel
mundial, ahora no puede hacerlo, pues
su nivel de vida y mano de obra son cada
vez más caros. En cambio, los franceses y
los alemanes invierten en África –donde
la mano de obra es barata– fabricando el
mismo producto con la misma calidad,
pero ofreciéndolo a precios atractivos
tanto en África como en Europa.
El trabajador común español,
entonces, debería anhelar que su
empresa invierta en África.
Es que, de ese modo, se podría soste-
ner a la empresa europea, la cual ya no
se vería en la obligación de despedir
trabajadores, porque cuando no puede
vender sus productos, tiene que dar de
baja a sus empleados, y eso perjudica a
nuestra sociedad.
¿Por qué hasta ahora no se invierte
masivamente en África?
Años atrás, la gente no quería invertir en
África porque se pensaba que no había
estabilidad política, pero esta impresión
equivocada fue en parte responsabilidad
de los ministros de relaciones exteriores
africanos, aunque no sólo de ellos, por-
que también deben trabajar juntos en
ese aspecto los ministerios de trabajo,
España, con 44 millones de habitantes, tiene 2 millones de
personas en el paro. Alemania y Francia, con 82 y 62 millones,
respectivamente, tienen 1 millón y medio de desocupados
cada una. ¿En dónde se está equivocando España? En que
no está invirtiendo como Francia y Alemania en África.
los sindicatos y las cámaras de comercio.
Ahora todo ha cambiado bastante con el
nuevo sistema de integración política y
socioeconómica en el África subsaha-
riana, lo cual ha generado mucha inver-
sión.
¿Se puede generalizar
económicamente el continente?
La mayoría de los países son muy pa-
recidos, sean Gambia, Senegal, Mali o
Guinea… todos comparten característi-
cas similares, con millones de hectáreas
abandonadas por ahí y muy poca pobla-
ción. Esas tierras se pueden cultivar, y
España podría llevar tecnología avanza-
da en agricultura, elaborando conservas
y exportando a todo el mundo. Así las
personas de los países en vías de desa-
rrollo no buscarían emigrar tanto.
¿Y cómo se ubica Gambia
económicamente en el continente?
Gambia tiene zonas industriales libres de
impuestos. Además, el Gobierno ofrece
gratis, a cualquier empresario que quiera
invertir, una parcela para que constru-
ya su fábrica. Y durante cinco años, sus
productos quedan libres de impuestos.
Al empresario internacional se le ofrecen
muchas facilidades y garantías jurídicas,
además de asesorías. Por otro lado, hace
pocos meses pasado se inauguró un vue-
lo directo de Canarias a Banjul, desde
Madrid y Barcelona, vía Spanair.
¿Qué rubros son buenos para invertir?
En las áreas de transporte público, nave-
gación marítima, agricultura, turismo,
pesca, conservas... en casi todos los ni-
veles. Gambia tiene las puertas abiertas a
través de páginas web con toda la infor-
mación para inversores internacionales.
De esa forma, tú mismo puedes pedir
información desde cualquier parte del
mundo sin ir a Gambia o rellenar formu-
larios, porque quienes invierten en Gam-
bia con los papeles registrados, pueden
llevarlo al Ministerio de Relaciones Exte-
riores para compulsar el documento.
¿Para qué?
Así, ese empresario español, sin que sea
residente en Gambia, queda exento de
impuestos en España, y la cantidad que
haya ganado en Gambia también estará
exenta de impuesto acá.
Todo un mar de oportunidades…
España, con 44 millones de habitantes,
tiene 2 millones de personas en el paro.
Alemania y Francia, con 82 y 62 millo-
nes, respectivamente, tienen 1 millón
y medio de desocupados cada una. ¿En
dónde se está equivocando España? En
que no está invirtiendo como Francia y
Alemania en África. Una mayor inver-
sión conviene a ambas partes.
¿En África estaría la salvación de
muchas empresas?
Si muchas empresas no pueden retener a
sus trabajadores, no es por culpa de los
extranjeros sino porque sus productos
no pueden venderse… Y ahora África
está dominada por países asiáticos. Yo
no vendré desde África a comprar un
auto de 4 ó 5 millones de pesetas, cuan-
do allá vale 2 millones. Los cayucos no
son el problema, el problema es de acá.
¿De quiénes depende que estas
inversiones marchen bien?
Son tres elementos los que influyen direc-
tamente: los sindicatos, porque son la co-
lumna vertebral del tema laboral en cada
país; las empresas, porque no se puede su-
plir su labor –son ellas quienes dan traba-
jo a la gente–; y las cámaras de comercio,
porque son las que informan a los empre-
sarios de oportunidades. Sin la participa-
ción de estas entidades será difícil que se
desarrolle el comercio afroespañol.