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EL MERCADO DE LOS PUERTOS DE IQUITOS PARA LOS

PRODUCTOS RURALES DE LA CUENCA DEL NANAY, EN


ÉPOCA DE VACIANTE, Y COMPARACIÓN CON LA ÉPOCA DE
CRECIENTE

(Período: del 7 de agosto al 8 de setiembre del 2001)

I. INTRODUCCIÓN.

Complementando el trabajo realizado en época de creciente (que abarcó el


período del 11 de febrero al 11 de marzo del 2001), se realizó el presente
estudio de mercado para los productos rurales de la cuenca del Nanay, en
época de vaciante.

Con la finalidad de poder realizar comparaciones y poder engarzar dos partes


de una misma realidad, la metodología seguida, así como los enfoques de
análisis aplicados fueron los mismos para ambos estudios. Si en caso, el
estudio efectuado en época de vaciante recogió información de mejor calidad,
por la experiencia ganada por los participantes en la ejecución del estudio de
creciente. Pero, se presentaron similares problemas.

A fin de mantener claros los propósitos del presente estudio, se repetirán a todo
lo largo del texto ciertas secciones y plantillas que formaron parte del estudio
de creciente, ya que se refieren a aspectos metodológicos o de análisis que no
han variado entre ambos periodos. Sin embargo, no se repetirá en esta
Introducción la importancia de la cuenca del Nanay para Iquitos, ni la
justificación del estudio.

La hipótesis del trabajo que se desarrollará es que diversos factores asociados


a la estructura y características del mercado dinamizan y a su vez condicionan
el uso de los recursos naturales de la cuenca del río Nanay (y, en
consecuencia, los alcances y límites de cualquier propuesta de manejo técnico
por realizarse), al determinar -por razones tanto internas como externas a la
estructura de mercado- qué productos se trabajarán y destinarán finalmente a
los mercados, en qué cantidades y con qué características.

El objetivo específico del presente trabajo es estudiar la estructura de la


distribución de productos rurales, tomando como punto de referencia los
puertos de Iquitos sobre el río Nanay, a fin de contar con una línea de base que
permita sustentar los planes de manejo de esta cuenca.

Posteriormente, sobre la base de los resultados obtenidos en este estudio, y


siempre dentro del marco del proyecto, se podrá estudiar con mayor
detenimiento las características de la demanda regional, indagando acerca de
los gustos y preferencias del consumidor en la ciudad de Iquitos, a fin de
diversificar las opciones de generación de ingresos en base a productos de la
biodiversidad provenientes de la cuenca del Nanay.

II. METODOLOGÍA:

2.1. Estudio preliminar de la problemática.

En 1999, durante el proceso de preparación del proyecto1, que incluyó el


acopio de información socio económica de la cuenca, se realizó un
sondeo del movimiento de los puertos sobre el Nanay, durante
aproximadamente un mes (en febrero), un periodo casi coincidente con
el periodo de trabajo de campo del estudio de creciente.

La información recogida en ese momento, aún cuando parcial y


mantenida bajo la forma de literatura gris, permitió vislumbrar los
aspectos principales de la problemática de la comercialización en los
puertos. Dicha información, así como la experiencia ganada, han servido
de apoyo para el diseño y ejecución del estudio.

Se pudo detectar, en esa oportunidad, la diversidad de productos


comercializados, los horarios de movimiento, las principales
modalidades de intercambio, los agentes participantes, los precios de
venta en puerto, las condiciones de infraestructura, y otros detalles sobre
el tema.

Dicha información fue complementada por estudios de naturaleza similar


en la región, como el realizado por Baluarte (1998) sobre la
comercialización de productos de la biodiversidad en los mercados
populares de Iquitos, que aún cuando abarcó un ámbito mayor que este
estudio, pues se refirió a todos los productos llegados a la ciudad, sin
importar su procedencia (lo que incluía muchas zonas diferentes al río
Nanay), tuvo un nivel de detalle menor en lo referente al acopio de
información, y sus objetivos fueron diferentes.

El proyecto incluyó varios anexos, uno de los cuales contenía el


diagnóstico preliminar de la cuenca del Nanay, con bastante información
sobre la situación y uso de los recursos naturales de dicho ámbito. Esta
información se ha utilizado como referencia en el presente estudio, tanto
con fines de comparación con los resultados obtenidos, como para
cuantificar el nivel de impacto que los mercados ocasionan en el uso de
los recursos.

1
Cada vez que se mencione “el proyecto”, se hace referencia al proyecto
“Conservación de la biodiversidad y manejo comunal de recursos naturales en la
cuenca del Nanay”
Por otra parte, para el estudio preliminar de la problemática se consultó
a varias personas conocedoras del movimiento de los puertos, de la
comercialización de productos del campo, y de las características de la
cuenca. La información que proporcionaron sirvió para delinear la
hipótesis de trabajo y sus objetivos.

Se conversó también con diversos especialistas sobre aspectos


vinculados al estudio, incluyendo lo concerniente a peces ornamentales,
pesca, maderas redondas y otros productos principales.

Así mismo, se consultó información geográfica existente, a fin de


determinar la ubicación de los centros poblados y proponer
zonificaciones. Esta información, no obstante, resultó incompleta y tuvo
que ser ampliada mediante consultas a personas conocedoras de la
cuenca y la experiencia personal de los participantes en el estudio.

2.2. Planeamiento de la investigación final.

2.2.1. Selección de la información por obtener.

Para el logro del objetivo del estudio, se determinaron las variables


sobre las cuales se reunió información mediante la aplicación de
encuestas. Estas son:

a. Productos desembarcados y sus especificaciones, así como


apreciaciones de calidad.
b. Cantidades desembarcadas y unidades de medida.
c. Procedencia de los productos.
d. Precios en el lugar de origen y precios en los puertos
e. Agente que trae el producto al puerto.
f. Fecha, hora, nombre de la embarcación y nombre del
encuestador.

Así mismo, se acopió la siguiente información mediante observación y


conversaciones informales con agentes seleccionados:

a. Género: quién produce y quién comercializa.


b. Comportamiento social de los agentes y relaciones existentes.
c. Accesibilidad de los sitios de producción.
d. Características especiales de la comercialización.
e. Presencia del Estado.

2.2.2. Preparación de formatos para las encuestas y entrevistas.


Una vez definida la información que se trabajaría en el estudio, se
elaboraron los formatos de las encuestas, con el apoyo de la
Dirección del proyecto. Ver Anexo ...

Las instrucciones a los encuestadores se impartieron verbalmente en


reuniones de trabajo y mediante la aplicación práctica de encuestas
de prueba durante dos días previos al inicio del trabajo directo de
campo de los encuestadores, bajo la guía de un técnico con
experiencia en la realización de estudios similares anteriores. La
información así obtenida también se ha incluido en el presente
estudio.

Las fuentes primarias a las que se recurrió son:

a. Los productores, con quienes se aplicaron directamente las


encuestas en el momento del desembarque en puerto.
b. Los transportistas, a través de conversaciones informales en el
puerto.
c. Los comerciantes, tanto mayoristas como minoristas, hombres y
mujeres, con quienes se aplicaron en algunos casos las encuestas
y, en otros, conversaciones informales en el puerto.
d. Los estibadores, a través de conversaciones informales en el
puerto.

2.2.3. Ámbito del estudio.

El ámbito del trabajo de campo del estudio (sitios donde se acopió la


información) estuvo conformado en época de creciente por los tres
principales puertos de desembarque de productos para Iquitos sobre
el río Nanay, que son Bellavista, Moronacocha y Santa Clara. En
época de vaciante se agregó el puerto de Pampachica.

Estos puertos sirven principalmente como punto de desembarque de


productos provenientes de la cuenca del Nanay, así como de
embarque de los diversos insumos que se usan para la producción y
extracción en la misma cuenca. Paralelamente, son puntos de
embarque y desembarque de pasajeros. El estudio se concentró en el
desembarque de productos.

Para fines del trabajo y dadas las características y condiciones


similares de los puertos, no se consideró necesario hacer
estratificaciones de este ámbito.

Sin embargo, la información acopiada se refiere a la totalidad de la


cuenca, la cual presenta diferentes intensidades de ocupación
humana y, por tanto, diferentes niveles de uso de los recursos y
diferentes grados de impacto en el medio. Por este motivo, se ha
considerado pertinente establecer una zonificación general de este
ámbito, separando la información según se refiera a la cuenca baja, la
cuenca media o la cuenca alta.

Los criterios seguidos para la zonificación general son:


a. La cuenca baja va desde la desembocadura del Nanay en el
Amazonas hasta Llanchama, que es donde comienza la Zona
Reservada Allpahuayo – Mishana, e incluye todo el río Momón.
b. La cuenca media va desde la Zona Reservada Allpahuayo –
Mishana hasta San Juan de Ungurahual por el Nanay y hasta
Saboya por el Pintuyacu.
c. La cuenca alta comprende el resto de la cuenca del Nanay.

2.2.4. Determinación del marco de muestreo.

La población total de la cuenca del río Nanay se ha calculado en


25,200 habitantes, lo que representa alrededor de 4,850 familias, de
las cuales se estima que más del 90 % constituyen unidades
económicas de varios tipos y tamaños, que trabajan chacras, pescan,
extraen productos naturales del bosque u obtienen productos
transformados derivados de todos los anteriores. Este conjunto
constituye el marco de muestreo del presente estudio.

La población no se distribuye uniformemente en la cuenca, sino que


se concentra mayormente en la parte baja, siendo la parte media
menos poblada y la parte alta bastante despoblada.

2.2.5. Estratificaciones de la población.

En el ámbito de estudio existen tres comunidades indígenas y siete


comunidades campesinas, además de los centros poblados de
ribereños y mestizos. Esta clasificación, sin embargo, no establece
diferencias entre los productores para fines del estudio, por cuanto las
referencias consultadas indicaban que la producción comercializada
es de propiedad individual, siendo rara la producción comunal que se
comercializa en los puertos de Iquitos.

Por otra parte, si bien se encontró que el mercado está constituido,


por el lado de la oferta, por numerosos productores individuales que
se diferencian entre sí por el tipo de producto que obtienen, no se
encontró información que permita establecer diferencias claras por su
escala de producción o de inversión.

En la producción participan hombres y mujeres o, a veces, toda la


familia, dependiendo del tipo de producto. Sin embargo, no se contó
con información a priori que permita establecer en la cuenca del
Nanay divisiones claras del trabajo.
Por estas razones, no se predefinieron estratificaciones de las fuentes
de información.

2.2.6. Determinación del tamaño de muestra y método estadístico de


estimación.

Para la determinación del tamaño de muestra se tuvo en cuenta lo


siguiente:

a. Se debía reunir información sobre un número apreciable de


variables.
b. Las fuentes primarias de información están influidas por una cierta
dosis de subjetividad (se requiere en ciertos casos de
apreciaciones personales; a veces la información dada es más
una expectativa que un dato real, etc.)
c. No se contaba con datos previos sobre la variabilidad poblacional
del marco de muestreo.
d. No era posible hacer muestreo bietápico por limitaciones de
recursos y de tiempo.
e. La población era relativamente pequeña.
f. No se pudieron establecer diferencias significativas entre los
productores.

Por estas consideraciones, se aplicó durante el trabajo el método de


Muestreo por Juzgamiento, en función de los recursos disponibles y el
tiempo.

No se establecieron tamaños de muestra previos, sino que se fijó


como meta el máximo posible de cobertura de los desembarques,
tendiendo al censo. Así mismo, se anotó información que permitiera
tener una estimación de la fracción no censada.

Los resultados de las mediciones de variables se presentan como


promedios simples y los de las mediciones de atributos en forma
descriptiva. No se consideró necesario presentar un mayor
afinamiento estadístico dada la naturaleza y alcances del estudio.

2.3. Recopilación y análisis de la información.

2.3.1. Encuestas.

En creciente las encuestas se aplicaron durante un mes, del 11 de


febrero al 11 de marzo del 2001. En vaciante las encuestas se
aplicaron del 7 de agosto al 8 de setiembre del 2001. Se
desempeñaron como encuestadores diez estudiantes de la Facultad
de Ingeniería Forestal de la Universidad Nacional de la Amazonía
Peruana y un técnico de campo. Durante el estudio de creciente se
unieron al grupo dos estudiantes de la Facultad de Antropología de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos y un técnico estibador de
puertos, conocedor del ambiente y con experiencia en un trabajo
anterior similar al presente, quien aportó su experiencia.

En ambas estaciones los encuestadores se dividieron en grupos de


dos o tres y trabajaron en los tres puertos todos los días que duró el
estudio, incluyendo domingos y feriados, en dos turnos diarios: uno de
5:00 a.m. a 11:00 a.m. y el otro de 11:00 a.m. a 5:00 p.m. Se
programaron rotaciones de los grupos, tanto de horarios como de
puertos, a fin de distribuir más uniformemente la ganancia en
experiencia y equilibrar posibles sesgos en la toma de datos.

Paralelamente a la aplicación de encuestas, los encuestadores


realizaron algunas mediciones o conteos de los productos
desembarcados, para poder determinar las equivalencias entre
unidades de medida corrientemente utilizadas en la comercialización
y las unidades del sistema métrico. Durante el estudio de vaciante
este trabajo fue más sistemático.

Si bien al principio del estudio se encontró cierta resistencia de parte


de los productores y comerciantes, originada en la desconfianza hacia
extraños y en la creencia de que los encuestadores eran funcionarios
públicos que buscaban información con la intención de aplicar
sanciones o decomisos, poco a poco se hizo evidente para los
primeros el verdadero motivo del estudio, y los encuestadores se
hicieron conocidos en los puertos, lo que se reforzó por una actitud
amigable por parte de éstos. Ello facilitó mucho la recopilación de
información.

2.3.2. Entrevistas.

Los encuestadores realizaron también entrevistas semi estructuradas


bajo la modalidad de conversaciones informales con algunos agentes
representativos de los tipos que se presentan en el acápite 2.2. El
objeto de estas entrevistas fue indagar por detalles y características
de los mercados que no estaban expresados en los formatos
estructurados y que tampoco era posible incluir o consignar en ellos.

La selección de las personas entrevistadas se basó principalmente en


(i) un criterio de distribución pareja de los diferentes grupos de
agentes que intervienen en los mercados, (ii) la significancia o
notoriedad de la persona seleccionada en su campo de acción, y (iii)
la disposición de las personas a brindar información.

La estrategia seguida para estas conversaciones fue la de ganar la


confianza del entrevistado mediante conversaciones casuales que
poco a poco se derivaban hacia los temas deseados. El entrevistador
contaba con un grupo de preguntas pre elaboradas memorizadas, que
podía manejar de acuerdo a las circunstancias.

Los resultados de la aplicación de esta modalidad se anotaron en


libretas de campo y fueron presentados por los encuestadores en
informes separados.

Se adjuntó, así mismo, en este paquete, la información obtenida


durante la aplicación de encuestas pero que no tenía un campo
específico en los formatos.

En general, y dado que no se han encontrado diferencias notables


entre los pobladores de la cuenca del Nanay y los de otras zonas de
la región, se recomendó tratar de detectar, luego de un poco de
conversación, la veracidad de las declaraciones y los posibles sesgos
que puedan tener, a fin de reorientar las entrevistas, para corregirlos.
Este modo de trabajo se recomendó sistemáticamente durante todo el
estudio.

2.3.3. Observaciones.

El acopio de información se complementó con observaciones directas


de los encuestadores y con la experiencia de algunos de los
participantes en el estudio.

En el primer caso, se acopió información tanto a partir de


observaciones visuales (ej.: calidad de productos, género, relaciones,
costumbres, etc.) como de deducciones con respecto al
funcionamiento de los mercados (ej.: la continua llegada de
embarcaciones pequeñas trayendo un mismo producto al puerto
indicaba la existencia de puntos de almacenamiento mayor en lugares
no muy lejanos a ese puerto; el hecho de que fueran comerciantes los
que traían buena parte de las crisnejas a los puertos indicaba que
este producto presenta una mayor presión de demanda, etc.). Los
datos observados se anotaron en libretas de campo.

En el segundo caso, la experiencia y conocimientos de algunos de los


participantes del estudio ayudó a cubrir vacíos o complementar temas
relevantes.

2.3.4. Análisis.

Los datos recopilados se volcaron a tablas que se trabajaron como


bases de datos, para la realización de los análisis. En creciente se
obtuvieron 4,415 registros, cada uno con 15 campos, lo que hizo un
total de 66,225 datos, aunque con una fracción de faltantes. En
vaciante se obtuvieron 4,212 registros, cada uno con 17 campos, lo
que hizo un total de 71,604.

Se correlacionaron las variables a fin de determinar magnitudes,


situaciones importantes y tendencias. En los casos en que se
presentó mucha variabilidad en la información fue necesario aplicar
un conjunto de criterios para poder sistematizarla antes del análisis.

A fin de evitar sesgos y asegurar la veracidad y confiabilidad de la


información colectada en el presente estudio, ésta fue trabajada
tomando en cuenta las siguientes características especiales:

a. Los pobladores rurales tienen conceptos de espacio y de tiempo


un tanto diferentes a los que comúnmente se manejan en medios
científicos o técnicos. Por ejemplo, cuando un poblador declara
que él cosecha palmeras trepándolas con soga, y a la vez
manifiesta tener setenta años, lo que está diciendo en realidad es
que él en su juventud cosechaba palmeras trepándolas con soga,
aún cuando hable en tiempo presente. De la misma manera,
cuando declara haber cazado cinco sajinos (en tiempo presente),
es necesario comprobar si no se está refiriendo al año pasado.
Las preguntas formuladas en el presente estudio tomaron en
cuenta este rasgo.

b. Los pobladores rurales tienden a esconder cualquier información


que denote que su situación (económica, social o de otro tipo) no
es buena, y entonces es posible que aumenten las cantidades
declaradas o los precios que va a obtener u otros. Este sesgo se
hace más marcado cuando el declarante está en presencia de
otros miembros de su comunidad u otras personas ante las cuales
quiere quedar bien.

c. Los pobladores rurales a veces tienden a falsear la información


cuando se dan cuenta que la persona que realiza el estudio no
conoce el tema o es un extraño al medio.

Estas características pueden imprimir un sesgo a los resultados del


estudio si no se toman en cuenta durante el análisis, por lo que se
introdujeron las correcciones necesarias en el tratamiento dado a la
información.

III. RESULTADOS DEL ESTUDIO DE VACIANTE Y COMPARACIÓN CON


LOS DE CRECIENTE.

3.1. Agentes.
Los agentes que intervienen en la comercialización de los productos
provenientes de la cuenca del Nanay, en los tres puertos estudiados se
pueden categorizar en cinco grandes grupos: los productores, los
comerciantes, los transportistas, los estibadores y los consumidores.
Una característica que merece resaltarse en este punto es que la mayor
parte de ellos realiza transacciones en un contexto de informalidad, con
excepciones y detalles que se explican más abajo. Estos grupos son:

a. Los productores.

Se reúne bajo esta denominación a un extenso grupo de trabajadores


del campo, que incluye a los agricultores, los pescadores, los
extractores madereros, los ganaderos, los cazadores o mitayeros, los
artesanos de fibras, los carboneros, los “pishiñeros”, etc., etc. Son
numerosos y constituyen el principal grupo participante en la
comercialización.

En general, individualmente trasladan cantidades pequeñas, pero en


conjunto trasladan la mayor parte del volumen total de productos
comercializados. Tal como se desprende de lo dicho, son pequeños
productores, que además están mal informados, urgidos de dinero,
son poseedores de productos perecibles, y, por tanto, tienen baja
capacidad de negociación. Generalmente no se especializan en una
sola línea de trabajo, sino más bien diversifican su producción.

Prácticamente todos ellos actúan en condiciones de informalidad,


excepto algunos extractores madereros, carboneros y otros, aún
cuando en estos casos su formalidad sea parcial (por ejemplo,
cuentan con permisos o autorizaciones de los organismos públicos
competentes, pero venden sin comprobante de pago).

b. Los comerciantes.

Este grupo cumple la función de distribución de los productos,


actuando como nexo entre productores y consumidores.
Generalmente son pobladores urbanos. Son menores en número a
los productores, pero están mejor informados, tienen mayor
capacidad financiera y por tanto, mayor capacidad de negociación.
Comúnmente aprovechan bien esta situación para aumentar sus
márgenes de ganancias.

Hay dos tipos principales de comerciantes, aunque las


diferenciaciones no siempre son netas: (i) los mayoristas o
rematistas, y (ii) los minoristas.

No todo producto que desembarca por los puertos estudiados pasa


por manos de los comerciantes. Dado que las cantidades de
mercancías que traen los productores son generalmente pequeñas, a
veces ellos mismos las comercializan al por menor. Otras veces las
venden a los rematistas. Hay casos en que los transportistas son
también comerciantes mayoristas.

Por regla general, los productos que se comercializan en volúmenes


totales grandes pasan primero por manos de los mayoristas y luego
los minoristas. Por ejemplo, el carbón, los plátanos, la madera
redonda para construcción (caibros, soleras, vigas, etc.), las
crisnejas, los peces ornamentales, etc. Una excepción es el masato,
que se comercializó por valores totales relativamente grandes
durante el periodo de estudio, pero estuvo completamente en manos
de minoristas.

Los productos que se comercializan en cantidades pequeñas, como,


por ejemplo, la miel de abeja, los macerados, la leva de caña, las
verduras, etc., casi siempre pasan de manos de los productores a los
minoristas, cuando ambos no son la misma persona.

Las transacciones que realizan los comerciantes con los productores


son casi en su totalidad informales. Sin embargo, parte de las
transacciones que realizan con los consumidores o con los minoristas
están amparadas por comprobantes de pago. Por ejemplo, el caso de
la madera para construcción, que puede venderse en lotes grandes a
consumidores que requieren de comprobantes de pago.

c. Los transportistas.

Son los conductores (propietarios o no) de las embarcaciones


fluviales por las que se movilizan pasajeros y mercancías a los
puertos estudiados. En varios casos son también comerciantes.

No son muy numerosos, no están asociados y actúan mayormente


en la informalidad, sobre todo los más pequeños, como lo demuestra
la gran cantidad de embarcaciones que no tenían ni siquiera nombre
(indicativo de que no estaban registradas en Capitanía). Es probable
que los más grandes cuenten con los respectivos permisos para el
transporte (por ejemplo, zarpes), pero esto no se pudo comprobar.

Al puerto de Bellavista (donde hay mayor control) llega la mayor parte


de las embarcaciones supuestamente registradas, pero a
Moronacocha la proporción de éstas que llega es mucho menor y en
Santa Clara es mínima, predominando las embarcaciones informales.
Los transportistas más grandes cuentan con comprobantes de pago.

Los transportistas actúan principalmente en la cuenca baja y en la


cuenca media, siendo más escasos los que prestan el servicio en la
cuenca alta. Esto es concordante con el volumen de movimiento en
cada zona.
Parte de las mercancías se transporta en embarcaciones pequeñas
(botes, canoas) de propiedad del productor, sobre todo cuando se
trata de distancias no muy grandes a los puertos. En estos casos el
productor es a la vez el transportista, pero no se le incluye en este
último grupo.

d. Los estibadores/cargadores.

Son los que realizan el trabajo de carga y descarga de los productos


que llegan a los puertos en las embarcaciones. A veces se les
conoce popularmente como “chaucheros”. Están presentes
principalmente en Moronacocha, donde se estima que hay unos 30, y
Bellavista, donde pueden haber unos 20. En Santa Clara hay muy
pocos y se especializan en lotes de carga grandes.

Pueden diferenciarse dos tipos de estibadores: (i) los que trabajan


por contratos relativamente grandes, por ejemplo para desembarcar
volúmenes importantes de madera de construcción, crisnejas, leña,
plátano, carbón, maíz, etc., generalmente subcontratando a otros
cargadores; y (ii) los que trabajan con cargas pequeñas, como por
ejemplo, uno, dos o tres sacos que trae algún pasajero de una
lancha. Estos últimos son los que comúnmente están a la espera de
la llegada o salida de las embarcaciones para “tomar” cargas.

Todos son informales (ninguno trabaja con comprobantes de pago).


Los que trabajan con contratos grandes son conocidos de los
productores y comerciantes que traen este tipo de carga. En general,
casi todos los cargadores son conocidos en los puertos. No están
asociados.

Existen tarifas tácitamente establecidas por los servicios de los


cargadores. Por ejemplo, se cobra S/. 0,20 por crisneja, por racimo
de plátanos o carga parecida; S/. 0,20 a 0,30 por caibro, S/. 0,50 por
solera, por viga, por saco de carbón y cargas parecidas; S/. 1,00 por
horcón, por saco de 50 a 70 kilos, etc. Pero estas tarifas varían en
función del volumen de carga y de la estación. Por ejemplo, cuando
se trata de cargar solamente un saco, o un racimo, o cualquier carga
pequeña, los precios aumentan. Cuando las cantidades de carga son
grandes, los precios disminuyen. Por otra parte, en la época seca los
precios suben (esto no se comprobó en el estudio, pero se recogió
información al respecto) y en época de creciente, bajan.

Algunos cargadores al menudeo a veces roban un poco de la carga,


pero no es significativo.

e. Los consumidores.
Este grupo no fue objeto del presente estudio, pero se sabe que su
participación directa no es muy significativa, excepto en la
comercialización de ciertos productos, como el masato.

Así mismo, se observó que los consumidores típicos de los productos


que llegan a los puertos del Nanay son predominantemente de nivel
económico bajo a medio.

3.2. Productos.

En el Cuadro 1 se presenta la lista de todos los productos


desembarcados por los cuatro puertos de Iquitos sobre el río Nanay. En
los Cuadros 2, 3, 4 y 5 se presentan las listas de los productos
desembarcados por los puertos de Bellavista, Moronacocha,
Pampachica y Santa Clara, respectivamente.

Se encontró bastante variabilidad en las denominaciones de los


productos, por lo que se aplicaron los siguientes criterios para la
definición de un producto:

a. Como regla general, un producto es un bien con características


específicas y diferenciadas, establecidas o aceptadas por los
compradores. En los casos en que dos o más bienes puedan parecer
similares, se definen productos diferentes si se pagan precios
diferentes bajo las mismas circunstancias, pero se prefieren los
nombres genéricos.

b. Cuando se percibieron diferencias de precio por productos parecidos,


pero no se contó con información suficiente como para establecer
categorías separadas, se agruparon los datos bajo una sola
denominación genérica de producto. Por ejemplo, la leña recibe
precios diferentes si proviene de maderas blandas o de maderas
duras, pero la información recogida fue incompleta, no siempre
diferenciada, por lo que se tuvo que agrupar toda bajo la
denominación genérica “leña” (35 especies registradas). Otro caso es
el pescado fresco, del que se han registrado hasta 38 especies
diferentes, varias con precios diferentes, pero sin posibilidades de
establecer diferenciaciones, por la información incompleta y
mezclada, de manera que se tuvieron que agrupar bajo la
denominación “pescado” (Sin embargo, se pudieron establecer
diferencias con “pescado fresco salado” y “pescado salado”).
También caen en este grupo las maderas, bajo diversas
denominaciones (vigas, caibros, soleras, madera para aserrío, etc.),
la carne de monte (fresca salada, seca salada y ahumada; 8
especies, excepto el lagarto fresco, que no se considera en este
grupo, ya que generalmente se comercializa junto con el pescado), el
carbón (39 especies registradas), el masato (de yuca y de pijuayo),
etc.
c. Cuando las cantidades comercializadas de algunos productos con
una o más características comunes fueron pequeñas, se prefirió
agruparlos todos bajo una denominación genérica. Por ejemplo,
“animales de fauna”, que agrupa por lo menos 14 especies
diferentes, pero casi todas con cantidades mínimas de movimiento y
todos con la característica común de ser comercializados como
especímenes vivos y encontrarse sujetos a una misma normatividad.

d. En algunos casos, las variedades de los productos agrícolas, aún


cuando se venden a precios diferenciados, se han agrupado bajo el
nombre genérico del producto, debido a que la información fue
imprecisa o incompleta. Por ejemplo, se han registrado algunas
variedades de arroz en chala, pero la información ha estado
mezclada (se da una lista de variedades, pero no se especifican los
precios de cada una) o ha sido imprecisa (v. g.: arroz “corriente”, que
no se sabe exactamente qué variedad es), o ha estado ausente (no
se especificó la variedad). Otro ejemplo es el plátano, del cual se
comercializan más de una docena de variedades, o el ají, la yuca, la
papaya, el pijuayo, etc. La única excepción es el maíz, que se separó
en “amarillo duro” (incluye el “polvosara”) y el “choclo”, por ser de
naturaleza claramente diferenciada, tener diferente presentación (uno
generalmente desgranado, mientras que el otro en mazorca y con
panca), presentar precios también diferentes y comercializarse en
volúmenes significativos.

e. Los productos pecuarios se diferenciaron solamente en dos casos: el


de gallos con gallinas y el de toros con vacas; ambos casos por sus
volúmenes significativos, por las diferencias de precios y por contar
con información completa. Los demás casos (búfalo, chanchos,
patos, pavos, etc.) han recibido un tratamiento común.

f. Algunos productos ameritaban diferenciarse individualmente, pero


por su naturaleza y para mayor claridad, se han agrupado luego bajo
una denominación genérica común, sin perder su identidad, que se
mantiene en la columna “Especificaciones”. Tal es el caso del grupo
de las “artesanías”, que abarca los abanicos, las canastas, las
esteras, las hamacas, los paneros, las pantallas, etc., etc.; y el de las
“cerámicas”, que abarca las alcancías, los floreros, los jarrones, las
macetas, las ollas, los platos, etc., etc. Es evidente que un plato y
una alcancía son productos que cumplen funciones muy diferentes,
pero para fines de este estudio, ambos son cerámicas y ambos
provienen de un mismo lugar y un mismo contexto; por eso se les ha
agrupado. Lo mismo puede decirse de los demás. La excepción son
los peces ornamentales, que a pesar de contar con información
independiente por especie (24), se presentan como un único
producto, a fin de mantener el equilibrio con otros de parecida
naturaleza, como por ejemplo, el pescado, el carbón, la leña, etc.
g. A fin de mostrar una idea completa de la variedad de productos
comercializados por los puertos del Nanay, algunos productos se han
mantenido en la lista a pesar de no tener información completa o
presentar volúmenes de comercialización muy bajos. Por ejemplo,
caimito, palos para chapo, hierba luisa, etc. Algunos de ellos se
desembarcaron solamente como bienes de consumo de las personas
en tránsito.

h. Cuando se han presentado dudas con respecto a las


denominaciones de los productos, se ha preferido mantener todas las
denominaciones. Por ejemplo, el caso de la chonta y el palmito, en
que no es seguro si se trata de materia prima para la fabricación de
palmito enlatado, o si se trata de tallos para ser utilizados en
ensaladas. Otro caso es el de los puntales y los horcones. Igual
ocurre con la madera redonda, la madera para construcción y la
madera para leña. No se puede saber exactamente a qué fin estuvo
destinada la madera redonda (a construcción, a leña, a aserrío, u
otro). Así mismo, la madera para leña finalmente se convertirá en
leña, pero su llegada al puerto es bajo forma de troza, no de leña.
Otro ejemplo es el corcho (de peciolos de aguaje) y los peciolos de
aguaje propiamente dichos. Por estas razones, se han mantenido las
denominaciones por separado.

i. Cuando se recopilaron dos o más nombres para un mismo producto,


se consignó solamente uno de ellos, el más adecuado. Por ejemplo,
se ha utilizado la denominación “arazá” en vez de “guayaba
brasilera”; “greda” en vez de “barro” o “tierra”; “peciolos de aguaje” en
vez de “ramas de aguaje”, etc. Así mismo, se ha uniformizado la
escritura de las denominaciones, ya que se registraron diversas
formas de escribir un mismo nombre.

La columna “Especificaciones” de los cuadros, reúne la información


relativa a las especies, variedades, condición, tipo, dimensiones y otras
características de los productos. Se han incluido todos los datos
recogidos en el estudio, aún cuando a veces se trate de clasificaciones o
caracterizaciones poco relevantes, a fin de mantener la integridad del
conjunto.

En total se han desembarcado 143 productos en vaciante (definidos


según los criterios descritos en la metodología del estudio de febrero -
marzo) por los cuatro puertos sobre el río Nanay, lo que significa una
reducción del 26 % en la diversidad, con respecto a la época de
creciente (191 productos). Por Bellavista se desembarcaron 106
productos (vs. 133 en creciente); por Moronacocha se desembarcaron
41 productos (comparados con 112 en creciente), por Pampachica
(puerto estacional, reemplazante de Moronacocha) se desembarcaron
66 productos y por Santa Clara, 90 productos (98 en creciente). Sin
embargo, al igual que en el estudio de creciente, la cantidad de bienes
diferenciables agrupados bajo los nombre genéricos de los productos, es
varias veces mayor.

En el Cuadro 17 se muestra la comparación entre los productos


desembarcados en creciente y en vaciante. Puede verse que en
vaciante no se comercializaron 85 productos que sí lo fueron en
creciente, y, por el contrario, en creciente no se comercializaron 37
productos que sí lo fueron en vaciante. En ambas estaciones se
comercializaron 106 productos por igual.

En creciente se comercializaron 31 productos que son estacionales


(achiote, anona, caballo ullo, cabellusa, camarones, camu camu,
chambira, chambirilla, charichuelo, conta, copoazú, granadilla, gredas,
guabilla, guayaba, ishanga, isula huayo, madera para aserrío, maracuyá,
mishquipanga, palillo, pan del árbol, picho huayo, pijuayo, sachamango,
semillas de pijuayo, sinamillo, ubos, úmisha, yarina y zapote). Algunos
son productos estacionales por razones biológicas; otros son productos
cuya comercialización obedece a alguna demanda estacional, como por
ejemplo, para las fiestas de carnaval (las gredas de varios tipos, la
mishquipanga, el picho huayo, etc.).

En vaciante se comercializaron 13 productos que son estacionales


(aguaje, dale dale, flores de topa, huayruros, mamey, masaranduba,
melón, palta, parinari, pomelos, sacha papa, sandía y uvilla). Todos ellos
son estacionales por razones biológicas. Tanto en vaciante como en
creciente, la mayor parte de los productos estacionales son nativos.

Algunos productos se han registrado tanto en vaciante como en


creciente, pero se conoce que su comportamiento biológico es
estacional, y los mayores volúmenes comercializados corresponden a
alguna de las dos estaciones. Tal es el caso del pijuayo, la masaranduba
y la uvilla, que por esta razón se han incluido en el grupo de
estacionalidad que les corresponde.

Los productos que se han comercializado en ambas estaciones por igual


son mayormente los cultivados o criados, las maderas y sus derivados,
los hidrobiológicos, y los transformados. Como se verá más adelante, los
productos con mayores volúmenes de comercialización se encuentran
en este grupo.

Los productos que sin ser estacionales se han registrado solamente en


una u otra estación, son en realidad productos con demandas
esporádicas, o productos con sinonimias que se han usado
alternativamente en uno u otro estudio (por ejemplo, se usó el nombre
de “soleras” en creciente y de “madera para construcción” en vaciante).

En el presente estudio se ha mantenido la clasificación de productos


aplicada en el trabajo de creciente, en que se los agrupó en cuatro
grandes agregados: Cultivados o criados, Transformados de origen
cultivado o criado, Naturales y Transformados de origen natural.

Esta clasificación se utilizó para determinar la importancia relativa de


cada tipo de producto en la cuenca. Así mismo, esta información servirá
para cruzarla posteriormente con la información sobre procedencias y
determinar los principales lugares de donde provienen los productos
naturales, lo que a su vez permitirá tener una idea del grado de presión
ejercida sobre los recursos de la cuenca y obtener pautas para la
planificación del manejo.

Una característica importante de los productos provenientes de la


cuenca del Nanay (ya sean cultivados, naturales o transformados) es su
poca uniformidad. La producción agropecuaria es sumamente variable
por no trabajarse con variedades o razas puras (salvo excepciones), sino
más bien con mezclas de variedades, o tipos “criollos”2; la producción
natural es intrínsecamente muy variable, y la producción transformada,
que utiliza materias primas poco uniformes y que es realizada
fundamentalmente a mano, es, consecuentemente, también variable.

La calidad de los productos comercializados, por lo expuesto, es


variable. Durante el acopio de información se hicieron apreciaciones de
calidad de los productos, pero guiadas exclusivamente por el criterio del
encuestador. No se contó con una relación pre elaborada de
especificaciones, por lo que en estas apreciaciones intervino un fuerte
componente de subjetividad, empleándose calificaciones como “buena”,
“regular”, “mala”, etc. Por este motivo, no se presentan como resultado.
Sin embargo, sobre la base de la información y experiencia reunidas, los
encuestadores, mediante trabajo en talleres, prepararon una tabla con
especificaciones tentativas para un grupo de productos principales.

3.3. Cantidades.

En los Cuadros 6, 7, 8 y 9 se presentan los datos de las cantidades


comercializadas durante el período del estudio en los puertos de
Bellavista, Moronacocha, Pampachica y Santa Clara, respectivamente.

Las cantidades registradas no reflejan todo el movimiento que hubo en


los puertos, por dos razones: (i) parte de los productos se
desembarcaron por sitios diferentes a los controlados por los
encuestadores, y (ii) la información acopiada fue incompleta.

En estos cuadros se presentan las cantidades desembarcadas de cada


producto, agregadas según las unidades de medida más comunes. Por
ejemplo, los plátanos presentan una cantidad de gajos, una cantidad de
2
Generalmente estas mezclas o tipos “criollos” son los que han demostrado ser los
más aptos o adecuados para las condiciones ecológicas, sociales y económicas en
que trabajan los productores, a pesar de sus relativamente bajos rendimientos y
poca uniformidad.
racimos (para consumo propio y para venta), una cantidad de sacos y
una cantidad de kilos. Para llegar a estas cantidades, se ha debido
trabajar muchas veces con equivalencias, ya que se encontró una gran
variabilidad en unidades de medida. En la columna “Observaciones” de
los Cuadros 6, 7, 8 y 9 se han consignado las equivalencias utilizadas en
este estudio.

Cabe señalar que las equivalencias han sido en gran parte definidas
durante el estudio de creciente y ex post, ya que la información acopiada
no era completa. Esto requirió de consultas complementarias a
comerciantes y conocedores. En muchos casos las equivalencias son
estimaciones promedio, dada la mencionada gran variabilidad de
unidades de medida.

En general, se ha encontrado que la mayor parte de los productores


llegan a los puertos transportando cantidades pequeñas de productos, y
el volumen total transportado de esta manera es mayor que el volumen
total transportado en grandes lotes.

Los envases en que se transportan los productos a los puertos no están


estandarizados en ningún caso, aún cuando existen ciertas costumbres.
Por ejemplo, muchas frutas se transportan en las llamadas bandejas o
tinas, pero también en sacos. Estos envases son de diferentes tamaños
y se llenan a diferentes niveles, más de acuerdo a la cantidad de
producto que tiene el vendedor que en función a alguna unidad de
medida de uso común en la comercialización.

Otro ejemplo son los productos a granel como el arroz, el carbón, la


yuca o el maíz, que se comercializan en sacos, generalmente de cierto
peso común, pero nunca exacto y siempre con bastantes excepciones.
Los pesos de los sacos muchas veces se determinan al tanteo.

Una buena cantidad de productos se comercializan por unidad, pero


esto no es buen indicador de medida. Por ejemplo, un cuero de sajino es
bastante diferente a un caibro o a una gallina. Además, un caibro puede
tener diferentes dimensiones y una gallina puede tener diferentes pesos.

El problema se presenta más agudo con los productos pequeños y a


granel, como la chambira, que se transporta en sacos, en racimos, en
tinas, en tazones, en bolsas, etc., y que se comercializa en todas esas
formas y otras más como por ejemplo, porciones o montones.

Las crisnejas de comercializan por cientos de unidades llamadas paños,


pero de diferentes dimensiones. La leña se comercializa generalmente
por cientos de rajas (más o menos estandarizadas, pero siempre con
variaciones), pero es posible encontrar otras formas de comercialización
(por unidades, por atados, por cargas, etc.).
Los macerados, la leva, el aguardiente y otros se comercializan por
botellas, pero de una gran gama de tamaños y formas: de licor (de 750
ml), de gaseosas (de varios tamaños), de cerveza grande (650 ml), etc.
Algunos también se comercializan en otros envases, como timbos
(barrilitos), galones, etc.

Los plátanos, el pijuayo, la uvilla, la chambira y otros se comercializan


por racimos, pero también por gajos, por sacos, etc. El bijao, las lianas,
el támishi, el bombonaje y otros se comercializan en rollos, pero también
en atados, cogollos, cargas, etc. El pescado se comercializa por sartas,
por unidad, por bandejas, etc. Los peces ornamentales por unidades o
cientos. El masato se comercializa por baldes, bolsas, bandejas, etc. La
madera se comercializa por unidades, por metros cúbicos, por trozas,
etc.

Un factor que también ha influido en cierta medida en la variabilidad


encontrada en las unidades de medida es la subjetividad de los
encuestadores al calificarlas o denominarlas. Por ejemplo, la
denominación “bolsa” tiene diferentes connotaciones para los diferentes
encuestadores.

El tema de las unidades de medida debe ser objeto de un estudio más


detenido en el futuro.

Durante el período de estudio, se registraron, en los cuatro puertos, las


siguientes cantidades de los principales3 productos naturales (cifras
redondeadas):

Carbón 9,200 sacos


Crisnejas 116,150 paños, equiv. a 6’969,000 hojas
Peces ornamentales 112,700 unidades
Plátanos 3,900 racimos
Pescado 7,100 kilos
Madera de construcción 22,200 palos (caibros, vigas, soleras,
horcones, shungos, etc.)
Carne de monte 2,500 kilos
Cerámicas 4,300 unidades
Búfalos 2,450 kilos
Leña 189,000 rajas (incluyendo la madera para
leña)

Los 9,200 sacos de carbón tuvieron un peso aproximado de 274


toneladas, que se obtuvieron a su vez de unos 615 m3 de madera
(calculados sobre la base de la densidad aparente). Si tomamos en
cuenta los volúmenes totales que se estiman para la cuenca, este
volumen no es importante, pero si la extracción se realiza en forma muy
localizada o en ecosistemas frágiles o escasos, como las orillas de las
cochas o los varillales, entonces el impacto local puede ser significativo.
3
Principales por su valor bruto. Ver acápite 3.5.
En relación a la época de creciente la cantidad de carbón comercializada
fue 23 % mayor (en valor). Este incremento de vaciante puede deberse
a una producción estacional de carbón por apertura de chacras (que es
típicamente una actividad de la época seca o de vaciante).

Los 116,150 paños de crisnejas, equivalentes a 6’969,000 de hojas


(tomando un promedio de 60 hojas por paño) representan la cosecha de
unas 2,450 hectáreas de irapayales (ver proyecto), lo que es importante,
pero no muy significativo para una zona donde abundan estas
formaciones vegetales y la cosecha no necesariamente implica la
muerte del individuo, pudiéndose volver a cosechar el área después de
un tiempo. En relación a la época de creciente la comercialización de
crisnejas fue 132 % mayor. Esto puede deberse al aumento de la
demanda de los sectores marginales de Iquitos, tanto para reparar sus
casas deterioradas durante la época de lluvias, como para realizar
ampliaciones o nuevas construcciones, aprovechando las ventajas de la
estación seca. Así mismo, hay un aumento de la demanda de los
criadores de pollos, para sus galpones.

Las 112,700 unidades de peces ornamentales se repartieron entre 65


especies y las cantidades extraídas por especie varían mucho (desde
unos cuantos ejemplares hasta miles de ellos). A pesar de que no se
cuenta con suficiente información como para emitir un juicio sobre el
impacto de la extracción en las poblaciones naturales, aparentemente no
existen especies en situación de amenaza. En época de vaciante
aumentan los puntos de extracción, tanto por extracción en playas, como
por extracción en la cuenca alta, mientras que en creciente se extrae
solamente de los caños de las cochas y mayormente de las sub cuencas
media y baja. Esto puede explicar la pequeña diferencia a favor de
vaciante (un 5 % más), así como el fuerte aumento del número de
especies extraídas.

Los 7,100 kilos de pescado (que no incluyen el pescado fresco salado ni


seco salado) son significativos, a pesar de que el Nanay no es conocido
por ser fuente importante de abastecimiento de pescado en cantidad
para Iquitos, por tratarse de captura selectiva de pescado de calidad. En
todo caso, esta cantidad es 37 veces mayor que las estadísticas
oficiales de un lapso similar (febrero de 1998). Oficialmente el Nanay
tiene una importancia menor para el abastecimiento de pescado a
Iquitos. El aumento del 20 % del volumen comercializado, con relación a
la época de creciente (en que se comercializaron 5,900 kilos), es normal
para toda la región.

Los 22,200 palos para construcción (caibros, horcones, soleras, vigas,


puntales, shungos, etc.) representan otros tantos árboles, extraídos de
unas 130 Ha principalmente de bosques de varillal, que son ecosistemas
raros y frágiles. El impacto de esta extracción sería importante, de
confirmarse las estimaciones. El comportamiento de este producto se
corresponde perfectamente con el de las crisnejas, en el sentido de que
el volumen comercializado en vaciante aumenta al doble con relación al
de creciente. La explicación es la misma que en el caso de las crisnejas
(aumento de la demanda de los sectores bajos de Iquitos, y de las
granjas).

Los 2,500 kilos de carne de monte se obtuvieron de un estimado de 356


animales, teniendo en cuenta que este producto incluye la carne de
especies tanto grandes (tales como el sajino y el venado), como
pequeñas (tales como el majaz, la carachupa y la perdiz). En creciente
se comercializaron solamente 750 kilos (equivalentes a unos 200
animales), lo que aparentemente está en contradicción con el supuesto
generalizado de que en vaciante la captura es menor que en creciente.
Sería necesario un estudio más detallado para determinar las causas de
esta aparente contradicción. Puede deberse a un aumento en la
demanda o puede deberse a una disminución del precio de los cueros
(producto complementario), o a alguna otra causa. La cantidad
comercializada no es importante, pero no existe información suficiente
sobre las poblaciones naturales como para determinar si el impacto de
esta caza es significativo o no.

Las 189,000 rajas de leña equivalen a unos 1,575 árboles de 20” de


diámetro, que a su vez se pueden obtener de unas 53 Ha de bosque.
Esta cantidad no es importante en sí, pero puede serlo localmente
cuando se trata de especies poco abundantes o de ecosistemas que
dependen de la existencia de los árboles (como por ejemplo las orillas
de las cochas). En relación a la época de creciente se ha comercializado
5 % más, lo que puede considerarse poco significativo.

Los plátanos, las cerámicas y los búfalos no son productos extractivos,


por lo que su impacto en la cuenca puede ser solamente indirecto, como
por ejemplo, en los procesos de deforestación (para la instalación de
nuevas chacras o pasturas) o en el consumo selectivo de recursos de la
diversidad biológica en la forma de leña para los hornos o de otros
insumos especiales. Sin embargo, aparentemente este impacto es bajo
actualmente en la cuenca.

Se puede comprobar que en vaciante se han comercializado cantidades


mayores de casi todos los principales productos comercializados en la
cuenca en creciente. La excepción es la madera en trozas y para
aserrío, que son productos estacionales y, por tanto, casi no se
comercializan en vaciante.

La obtención de los numerosos otros productos de la cuenca implica, en


la mayor parte de los casos, un impacto sobre los recursos naturales
que aún cuando pueda ser pequeño tomado en forma aislada, puede ser
importante si el recurso utilizado es raro o poco abundante. Por ejemplo,
para la producción de cerámicas se emplea ceniza de apacharama,
especie que no es muy abundante en la cuenca y, a pesar de que la
producción es de nivel artesanal, ya se ha agotado el recurso en los
alrededores del centro poblado donde radican los productores y ahora
tienen que caminar horas para conseguir más. Parecida situación se
presenta en muchos otros productos.

Así mismo, la producción agrícola requiere de tierras nuevas todo el


tiempo, para poder compensar la pérdida de fertilidad de las actuales.
Esto significa el desbosque de tierras en un permanente proceso de
deforestación, que es más pronunciado donde hay una mayor intensidad
de ocupación humana.

3.4. Precios.

En los Cuadros 6, 7, 8 y 9 se presenta la información concerniente a los


precios de los productos comercializados en los puertos de Bellavista,
Moronacocha, Pampachica y Santa Clara, respectivamente, así como
los precios en los lugares de origen.

La información sobre precios en lugar de origen es menos completa que


la de precios en puerto de destino, lo que imposibilita el análisis con
miras a establecer tanto los ingresos del productor como los márgenes
de la comercialización. Por otro lado, parte de los productos
desembarcados se declararon como destinados al consumo del propio
productor, por lo que no se les asignó precio (en su lugar se consignó la
palabra “consumo”).

Se detectó que algunos informantes declararon igual precio tanto en el


lugar de origen como en puertos, lo que indica que se trataba de
productores que transportaban cantidades pequeñas de productos. Un
comerciante hubiera declarado precios diferentes para el origen (donde
él compra) y el puerto de destino (donde él vende). Lo mismo hubiera
hecho un productor con un volumen grande de bienes para vender, ya
que para él el costo de transporte resulta significativo.

Por otra parte, se pudo detectar que algunos no declaraban precios de


mercado para sus productos, sino más bien los precios que deseaban
obtener en función de sus expectativas, las cuales, naturalmente,
siempre son más altas que lo real. Estos datos tienden a distorsionar la
situación real del mercado, lo que constituye una razón adicional para
trabajar con precios promedios.

Los precios que se han utilizado para los cálculos del valor bruto de la
producción comercializada son los precios en puerto, que se han
trabajado como promedios simples entre los valores máximo y mínimo
registrados (descartando, en algunos casos, valores extremos).

Si bien en un cierto número de casos se ha podido deducir que los


precios proporcionados por los informantes eran al por mayor o al por
menor, no ha sido posible, por insuficiente información, hacer una
separación entre ambos tipos en todos los casos.

Por ejemplo, la venta de cantidades grandes de algún producto, como


los plátanos, el carbón, la madera u otros, implicaba, con mucha
seguridad, que los precios informados eran al por mayor. Por otra parte,
la venta de masato o de cocona en bolsitas, implicaba, también con
mucha seguridad, que los precios informados eran al por menor. Pero en
muchos casos esta separación no se pudo establecer. Por ello, los
precios se han tratado en bloque.

Se han encontrado variaciones significativas en los precios durante


periodos muy cortos dentro del estudio (el propio estudio solamente
tiene un mes de duración, lo que puede considerarse como un periodo
corto dentro del año).

Si bien muchos de los productos comercializados en los puertos son


estacionales (ver acápite referente a Productos), la estacionalidad en
este caso no es explicación suficiente para las variaciones de precios, ya
que el estudio se realizó todo dentro de una sola estación.

Estas variaciones se explican mejor por:


(i) la irregularidad del abastecimiento de los productos, aún de los
más consumidos, que puede ocasionar que durante un lapso
corto cualquiera (que puede durar uno o más días) algún producto
en particular “desaparezca” de los mercados y, por lo tanto,
aumente de precio, o viceversa, es decir, que se “inunden” los
mercados con el producto y, por tanto, baje de precio;
(ii) la alta variabilidad de los productos comercializados, que hace
difícil establecer precios uniformes, dando lugar, más bien, al
“juego” de precios;
(iii) la falta de información de los vendedores y su baja capacidad de
negociación, que permite la realización de transacciones con
diferentes niveles de precios, por ejemplo en un mismo puerto y
día;
(iv) la imposibilidad de determinar, en ciertos casos, si se trataba de
precios al por mayor o al por menor (ver más arriba);
(v) la fuente de información a veces da los precios que espera recibir
(las encuestas se aplicaron al momento del desembarque, es
decir, comúnmente antes de la realización de las transacciones),
que son generalmente mayores que los precios reales de
mercado, y
(vi) la ubicación de los puertos con relación a los centros de consumo
o de reembarque hacia otros mercados, situación que, aunque
todavía no bien estudiada, parece ser causa de variación de los
precios de algunos productos (por ejemplo, se han encontrado
diferencias en los precios promedio del pescado, del carbón y
otros, entre los tres puertos).
Los puertos de Iquitos sobre el Nanay se han constituido en los centros
de distribución principal de un grupo de productos que típicamente
provienen de esta cuenca para el mercado de Iquitos. Es decir, los
mayores volúmenes comercializados en Iquitos de estos productos,
ocurren en los puertos del Nanay. Entre estos productos se cuentan las
maderas redondas para construcción (caibros, soleras, vigas, horcones,
etc.), las crisnejas, las cerámicas, los peces ornamentales, y, tal vez, las
artesanías de fibras. Los tres puertos estudiados, por lo tanto, son
centros de formación de precios para este grupo de productos, si bien
los procesos de formación no son iguales para cada caso, ya que en la
comercialización de las maderas, las crisnejas y los peces ornamentales
intervienen números reducidos de “grandes” acopiadores intermediarios,
mientras que en la comercialización de las cerámicas y artesanías
generalmente son los propios productores los mayoristas o minoristas.

Hay otro grupo de productos que se comercializan mayormente en otros


puntos de la ciudad, pasando sólo cantidades pequeñas de ellos por los
puertos del Nanay. Es estos casos, la formación de precios es externa y
los precios transados en los puertos estudiados son solamente un reflejo
de los de los principales centros de distribución. En este grupo de
productos están la mayor parte de los cultivados, como el arroz, el maíz,
las frutas, el ganado de varios tipos, la caña de azúcar, etc., pero
también se pueden encontrar productos naturales como la chambira, los
cueros, las cortezas y otras partes de plantas medicinales, etc.

Existe un tercer grupo de productos que se comercializan en cantidades


importantes en varios sitios de Iquitos, por lo que la formación de sus
precios puede ser influida por cualquiera de ellos, de acuerdo a las
circunstancias. Entre ellos se cuentan el carbón, la leña, la carne de
monte y otros.

Finalmente, se puede mencionar un grupo de productos de demandas


pequeñas o incipientes, para los cuales la formación de precios es al
tanteo y se realiza principalmente por comparación con productos
sustitutorios o de naturaleza similar. Por ejemplo, el agua de renaquillo,
batidores, espátulas, nidos de aves, palillo, ciertas plantas medicinales,
etc.

En concordancia con lo mencionado, los precios de la mayor parte de


los productos comercializados en los puertos del Nanay siguen las
reglas que impone el mercado (tal como está estructurado, es decir, con
rigideces que impiden un libre juego de oferta y demanda).

A fin de analizar las variaciones de precios entre creciente y vaciante, se


seleccionaron 12 productos principales, comunes a ambas estaciones,
representando el 72 % del volumen total comercializado en creciente y el
80 % de lo comercializado en vaciante. Los precios promedio se
calcularon dividiendo las cantidades netas comercializadas entre el valor
bruto comercializado de cada producto (ver acápite 3.5), en cada
estación. Para calcular las cantidades netas comercializadas, se hicieron
conversiones de unidades de medida a la unidad más frecuente. Los
resultados se muestran en el Cuadro 18.

Se observa que cuatro de los productos (33 %) mantienen precios


estables, tomando como estables a aquellos precios cuya variación
entre ambas estaciones no fue mayor del 10 %, ya sea hacia arriba o
hacia abajo (de hecho, en ningún caso la variación fue mayor del 6 %).
Estos productos son: carbón, plátanos, leña y yuca. De los restantes, en
seis casos (50 %), la variación fue negativa (los precios disminuyeron
significativamente en vaciante). Estos son: madera para construcción
(incluyendo caibros, soleras, vigas, horcones, etc.), cerámicas, peces
ornamentales, pescado, toros y carne de monte. Y, finalmente, en dos
casos (17 %) los precios aumentaron significativamente en vaciante.
Estos son: pijuayo y crisnejas.

Si bien algunas de las variaciones encontradas son fácilmente


explicables, por tratarse de productos evidentemente estacionales, como
por ejemplo el pijuayo (estacional de creciente) o el pescado (estacional
de vaciante), las variaciones de los precios de otros productos requieren
de estudios más detenidos, ya que la explicación no es tan evidente.
Entre estos destacan los casos de la carne de monte y las crisnejas.

La carne de monte disminuye de precio en vaciante, a pesar de que se


supone que es en creciente cuando aumenta la oferta regional, no sólo
del Nanay y, por tanto, deberían bajar los precios en dicha época. En
creciente disminuyen las áreas de los hábitats de muchas especies de
fauna silvestre, y la caza es más fácil, por lo que la oferta de carne de
monte aumenta. Una hipótesis explicativa del comportamiento del precio
sería que los productores del Nanay actúan a contracorriente de los
productores del resto de la región.

Las crisnejas aumentan de precio en vaciante, a pesar de haberse más


que duplicado la oferta en esta estación, lo que supuestamente debería
hacer bajar los precios –como es el caso de la madera redonda para
construcción, que es su producto complementario-, y este inexplicable
comportamiento, desligado del de la madera redonda, indica la
existencia de alguna razón no detectada. Se tienen referencias de que la
demanda de productos para construcción aumenta en los estratos bajos
de la población después de la época de lluvias, tanto para reparar
techos, como para hacer ampliaciones. Además, aparentemente las
invasiones se producen en la época seca (vaciante). Así mismo, otros
estratos aumentan su demanda en esta época, como las granjas de
pollos. Consecuentemente, la oferta también aumenta, lo que se puede
comprobar examinando las cantidades comercializadas. Una hipótesis
explicativa del comportamiento de los precios es que en el caso de las
crisnejas el aumento de la oferta fue menor que el de la demanda,
mientras que en el caso de la madera redonda el aumento de oferta
superó al de la demanda.
Las cerámicas disminuyen significativamente de precio en vaciante, lo
que podría explicarse por el hecho de que la producción está
condicionada por las horas de sol, que son mayores en esta estación,
con el consecuente aumento de la oferta y disminución de precios. Sin
embargo, se conoce que el secado de la cerámica se hace mayormente
al horno, por lo que es necesario contar con más información. Además,
no se conoce de variaciones estacionales de la demanda.

Los toros se comercializan en cantidad menor en vaciante, pero a la vez


disminuyen de precio, lo que requiere de un estudio más detenido que
proporciones una explicación a este comportamiento. En este caso
tampoco se conoce de variaciones estacionales de la demanda.

Los peces ornamentales disminuyen ligeramente su oferta y


significativamente su precio, en vaciante. El análisis de este
comportamiento debe tomar en cuenta que: (i) la producción se destina
principalmente al mercado internacional, por lo que se asume que no
hay variaciones estacionales de la demanda; (ii) hay un cambio
importante de la composición de la oferta (24 especies en creciente y 65
especies en vaciante, con un bajo grado de coincidencia), y (iii) las
especies comercializadas tiene diferentes precios, siendo algunas
mucho más valiosas que otras y, por tanto, un solo espécimen de una
especie puede valer más que varios millares de otra. Se requiere de más
información para este análisis.

3.5. Valores brutos de los productos comercializados.

En los Cuadros 6, 7, 8 y 9 se presentan los valores brutos totales de los


productos comercializados en los puertos de Bellavista, Moronacocha,
Pampachica y Santa Clara, respectivamente. En el Cuadro 10 se
presenta un resumen de los valores brutos totales de lo comercializado
por cada producto desembarcado por los cuatro puertos.

Estos valores se han calculado sumando primero las cantidades de cada


producto que se desembarcaban en igual o similar tipo de unidad de
medida, envase o presentación (por ejemplo, sacos, bandejas, racimos,
gajos, etc.) y multiplicándolas luego por los precios promedio de cada
tipo de envase o presentación (por ejemplo, el precio promedio de los
sacos, el precio promedio de los racimos, etc.). Luego, cuando fue
posible, se realizaron conversiones para uniformizar las unidades de
medida o presentaciones y se sumaron los resultados (Forma I).

La ventaja de esta forma de cálculo radica en que permite disminuir el


efecto de los valores extremos, sobre todo en precios, y además,
permite soslayar el problema de los datos faltantes (también en precios).
Sin embargo, y en contraposición, tiende a elevar un poco los resultados
totales.
Por ello, y con fines de comparación, los valores brutos de lo
comercializado se calcularon también registro por registro, multiplicando
cada cantidad registrada en el estudio por su respectivo precio (Forma
II). Los valores presentados en los Cuadros 13 al 16 se han calculado de
esta manera.

Aunque aparentemente esta segunda forma de cálculo sería más


exacta, el inconveniente que presenta es que en este caso también hubo
necesidad de realizar numerosas conversiones, las cuales presentaron
todas las complicaciones descritas en el acápite 3.3, y además, no
suaviza el efecto de los valores extremos.

El valor bruto total de los productos comercializados4 en los cuatro


puertos es, según la primera forma de cálculo, de S/. 373,724,91,
mientras que con la segunda es de S/. 342,446,09. La diferencia entre
ambas formas es del 8 %, lo que se puede considerar manejable. En
creciente los valores brutos comercializados fueron de S/. 409,187.98
con la forma I y S/. 384,598.54 con la forma II. Puede verse que hubo
una reducción del 9 % y 11 %, respectivamente, del valor bruto
comercializado durante el período de vaciante.

En cualquiera de los dos casos, el volumen comercializado es


importante para la economía local, sobre todo teniendo en cuenta que
estas cifras no constituyen el total real de lo transado (ver acápite 3.3.),
que se estima debe ser 20 % mayor, tal vez S/. 450,000.

En el Cuadro 11 se puede ver una comparación de las dos formas de


cálculo de los valores brutos de lo comercializado, para cada uno de los
productos. Las dos formas de cálculo no conllevan diferencias
importantes.

Solamente 34 productos (23 %) de los 143 registrados en vaciante


pasaron de los S/. 1,000 durante el periodo de estudio, sumando entre
ellos el 95 % del valor total comercializado. De estos, sólo 18 pasaron
del 1 % del valor total, sumando entre ellos el 87 % del mismo total, y
apenas 5 pasaron del 5 %, haciendo entre ellos el 54 % del total. Esto es
indicativo del grado de concentración del movimiento en pocos
productos, en estos mercados, a pesar de su diversificación general.

Esta estructura es muy similar a la que se encontró en creciente, con 36


productos que pasan de S/. 1,000 (95 % del valor comercializado), 20
que pasan del 1 % (89 % del valor total) y 6 que pasan del 5 % (58 % del
valor total).

El producto que mayor valor de ventas presenta en vaciante es el


carbón, seguidos de las crisnejas, los peces ornamentales, los plátanos,

4
No se incluyen los desembarques declarados para consumo o sin información (318
registros).
el pescado, los caibros y la carne de monte, en ese orden. Los demás
productos siguen un orden más o menos igual bajo las dos formas de
cálculo. Las maderas redondas para construcción pueden ocupar el
tercer lugar, si se suman todos los productos de este rubro (caibros,
vigas, soleras, horcones, shungos, puntales, etc.)

En el Cuadro 12 (calculado según la Forma I) se presenta una


clasificación de los productos de toda la cuenca según su naturaleza, de
acuerdo a lo especificado en el acápite 3.2. Puede apreciarse que los
productos naturales, es decir, los que provienen del aprovechamiento
directo de los recursos de la diversidad biológica, representan el 52 %
del valor total, mientras que los cultivados o criados, solamente son el 23
%. En creciente la distribución fue de 60 % y 27 %, respectivamente.

Así mismo, puede verse que la producción transformada (aún de


maneras simples) es una parte menor del total, con 24 % en el caso de
los productos que emplean materias primas naturales y 2 % en el caso
de los que emplean materias primas de origen cultivado o criado. Esto
daría una distribución aproximada de 75 – 25 entre productos naturales y
cultivados/criados (incluyendo los derivados de ambos) para la cuenca
del Nanay. En creciente la distribución fue de 10 % para los
transformados de origen natural y 2 % para los de origen cultivado o
criado, dando un reparto del 70 – 30.

Se observa que en vaciante hubo una mayor concentración del valor de


la producción (comercializada) en los productos naturales y sus
derivados, a pesar de la reducción del número de productos
comercializados. Así mismo, se observa que a pesar de disminuir el
valor total comercializado en vaciante, hay una concentración de ese
total en menos productos principales. Finalmente, se observa en
vaciante una mayor participación de los productos transformados de
origen natural, principalmente por el incremento de los volúmenes
comercializados de crisnejas, carne de monte y cerámicas.

Los productos básicos que provienen de la cuenca del Nanay tienen


demandas que son inelásticas al ingreso, lo que significa que
actualmente a cualquier alza de sus precios corresponde una
contracción de la demanda mucho mayor, lo que a su vez se traduce en
una reducción de los ingresos de los productores.

3.6. Procedencias.

En el Cuadro 13 se presenta la información concerniente a los orígenes


de los productos desembarcados en los puertos de Iquitos sobre el
Nanay. Se han categorizado los orígenes por río y por sub cuenca,
haciendo referencia este último campo a la parte alta, media o baja de la
cuenca del Nanay, de acuerdo a los criterios indicados en el acápite
2.2.3.
No todos los informantes dieron el dato exacto del origen de sus
productos. En un cierto número de casos indicaron solamente el nombre
de la quebrada o del río, lo cual pudo ser correcto cuando se trató de
pescado, pero no cuando se trató de productos de chacra o de monte.
En estos casos se ha consignado el nombre del río o de la quebrada, a
pesar de no ser un centro poblado. Algunos dieron dos o tres orígenes a
la vez para un producto, lo que se tabuló con esa denominación múltiple.

Otro grupo de informantes dieron nombre de lugares no ubicables en los


mapas, ni por referencias. Finalmente, algunos no dieron la información
del origen. Todos estos datos se agruparon bajo la denominación “No
identificado”.

En total en vaciante se tabularon 106 orígenes diferentes, con las


salvedades señaladas en los párrafos anteriores (vs. 100 en época de
creciente).

El 10 % del valor total de lo comercializado proviene de la cuenca alta; el


31 % proviene de la cuenca media; el 58 % de la cuenca baja y un 1 %
es de origen no identificado. Las proporciones fueron 10 %, 35 %, 54 %
y 1 % respectivamente, en época de creciente. En vaciante la cuenca
baja refuerza su posición como principal zona abastecedora de Iquitos..

Los productos de la cuenca alta provienen de diez sitios (vs. cinco en


creciente); los de la cuenca media provienen de 25 sitios (vs. 18 en
creciente), y los de la cuenca baja provienen de 71 sitios diferentes (vs.
73 en creciente).

La cuenca alta abastece Iquitos con 37 productos diferentes; la cuenca


media con 59, y la cuenca baja con 132. En creciente las cifras fueron:
31, 52 y 169, respectivamente, lo que indica una mayor diversificación
de productos provenientes de la cuenca baja en creciente.

El 53 % del valor de lo que la cuenca alta abastece a Iquitos


corresponde a productos naturales; el 40 % corresponde a productos
transformados de origen también natural; un poco más del 6 %
corresponde a productos cultivados/criados, mientras que casi nada
transformado de origen cultivado/criado proviene de la cuenca alta. (En
creciente las cantidades fueron: 87 %, 12 %, 1 % y 0 %,
respectivamente).

De lo que envía a Iquitos la cuenca media, casi el 67 % corresponde a


productos naturales, a lo que se suma alrededor del 28 % de productos
transformados de origen natural; un poco más del 8 % corresponde a
productos cultivados/criados y el 0,5 % es transformado de origen
cultivado/criado. (En creciente las cifras fueron: 86 %, 5,5 %, 8 % y 0,5
%).
De lo que la cuenca baja, en cambio, provee a Iquitos, un poco más del
44 % corresponde a productos naturales, más un 18 % de productos
transformados de origen natural; mientras que un poco más del 35 %
corresponde a productos cultivados/criados, y poco más del 2 % son
productos transformados de origen cultivado/criado. (Las cantidades en
creciente fueron: 42 %, 11 %, 43 % y 3 %, aproximadamente).

Se observa que en vaciante hay una clara predominancia de la


producción de origen natural y sus derivados, en las tres sub cuencas, y
también que hay una significativa participación de los productos
transformados de origen natural, especialmente en las cuencas alta y
media.

Por otra parte, el 2,5 % de los productos cultivados/criados que llegaron


a Iquitos en vaciante desde el río Nanay, proviene de la cuenca alta; el
11 % proviene de la cuenca media y el 86 % de la cuenca baja. (En
creciente las proporciones fueron 0,5 %, 10,5 % y 88 %,
respectivamente). En el caso de los productos transformados de origen
cultivado/criado la distribución por procedencias es: 0,5 % de la cuenca
alta, cerca del 11 % de la cuenca media y un poco más del 88 % de la
cuenca baja. (En creciente las proporciones fueron: 0 %, 3,5 % y 96 %,
respectivamente). En lo que respecta a los productos naturales, la
distribución es: aproximadamente 10 % de la cuenca alta, 39 % de la
cuenca media y 50 % de la cuenca baja. (En creciente la distribución fue:
14,5 %, 48 % y 36,5 %, respectivamente). Finalmente, con respecto a
los productos transformados de origen natural, la distribución por
procedencias es: 17 % de la cuenca alta, casi 37 % de la cuenca media
y aproximadamente 45 % de la cuenca baja. (En creciente: 10 %, 20,5 %
y 64 %, respectivamente).

Por lo indicado, en vaciante la cuenca baja se convierte en la principal


zona abastecedora de Iquitos en todos los tipos de productos, con casi
el 90 % de todo lo cultivado o criado y sus derivados, y casi la mitad de
todo lo natural y sus derivados. En creciente la cuenca media era la
principal abastecedora de productos naturales. En conjunto, la cuenca
baja comercializa el 58 % del total de la cuenca del Nanay. Seguramente
el aumento de las dificultades de transporte en esta época explica en
buena parte esta situación.

Utilizando los valores calculados por la Forma II, Padre Cocha, en la


cuenca baja, es el centro poblado que obtuvo el mayor valor por venta
de sus productos a Iquitos (casi S/. 36,000), seguido por el río Nanay de
las sub cuencas media y baja (con S/. 27,000); San Pablo de Cuyana, en
la cuenca baja (con S/. 22,500); río Momón, cuenca baja, (con alrededor
de S/. 21,000); Samito, cuenca media, (con cerca de S/. 14,500); San
José de Lupuna, cuenca baja, (con un poco más de S/. 13,500); San
Juan de Ungurahual, cuenca media, (con unos S/. 13,000); Santa María
del Nanay, cuenca media (con casi S/. 11,000); Santa Rita, cuenca baja
(con unos S/. 9,500), y Porvenir, cuenca baja (con S/. 9,000), siguiendo
los demás centros poblados en secuencia.

Estos 10 primeros orígenes suman en conjunto el 52 % del valor de lo


comercializado, y si tomamos los 20 primero orígenes, éstos suman un
poco más del 71 %. Esto es un indicativo grueso del grado de
distribución en la cuenca de los ingresos brutos generados por ventas.
En creciente los centros poblados que más ingresos obtuvieron por la
venta de sus productos fueron otros, encabezados por Diamante Azul,
que en vaciante ocupa el 12º lugar. Además, había una mayor
representación de las procedencias de las cuenca media y hasta alta.
Sin embargo, en creciente la concentración de los ingresos fue mayor
(tanto en términos porcentuales como absolutos: 60 % los 10 primeros y
80 % los 20 primeros).

En general, los centro poblados de la cuenca baja presentan la mayor


diversificación de productos, mientras que los de la cuenca alta
presentan la menor diversificación.

En la cuenca alta nueve productos pasan del 1 % del valor total


comercializado en ese ámbito (en conjunto representan el 95 % del valor
total comercializado) y sólo cinco pasan del 5 % (representan casi el 86
% del valor total). Estos productos son: crisnejas, maderas para
construcción (caibros, vigas, etc.) y carne de monte. En la cuenca media,
13 productos pasan del 1 % (representan el 89 % del valor total) y
apenas cuatro pasan del 5 % (63 % del valor total). Estos productos son:
peces ornamentales, crisnejas, madera para construcción y pescado. En
la cuenca baja, 20 productos pasan del 1 % (en conjunto representan el
85 % del valor total), pero solamente cuatro pasan del 5 % (51 % del
valor total). Estos son: carbón, plátanos, crisnejas y pescado.

El producto con mayor valor de ventas en la cuenca alta son las


crisnejas de irapay, con el 32 % del valor total comercializado; el
segundo producto es la madera para construcción, aunque si juntamos
los valores de todos los productos de madera redonda (caibros, vigas,
soleras, etc.) pasaría al primer lugar. En tercer lugar está la carne de
monte, con el 7,5 %.

El principal producto procedente de la cuenca media son los peces


ornamentales, que representan más del 27 % de lo comercializado; el
segundo lugar es ocupado por las crisnejas, con más del 20 %; luego
viene la madera para construcción, con cerca del 10 %, y el pescado,
con un poco más del 5 %.

En la cuenca baja el principal producto es el carbón, con algo más del 24


% de lo comercializado, seguido por los plátanos, con un poco más del
12 %; luego vienen las crisnejas, con el 8 %; luego el pescado, con casi
el 7 %.
Hay que notar, así mismo, que mientras que los productos provenientes
de las cuencas alta y media proceden de muy pocos lugares, los
productos provenientes de la cuenca baja proceden de muchos lugares

3.7. Características sociales importantes de los mercados de los


puertos.

El comportamiento social de los agentes participantes en los mercados


de los tres puertos estudiados es notablemente armónico y pacífico, a
pesar de la ausencia de autoridades, de la pobreza reinante y de la
relativamente alta circulación de personas y de dinero, con muchas
transacciones realizadas. No se registraron hechos de violencia o
delincuencia mayor durante la fase de campo del estudio (ver acápite
3.8.), sin que esto quiera decir que la seguridad sea completa.

Es notorio que, por lo menos durante las horas de movimiento


comercial5 (más o menos coincidentes con las horas de luz natural, ya
que no hay alumbrado público en los puertos propiamente dichos),
pasen mayormente inadvertidas las denominadas lacras típicas de los
centros urbanos grandes, como el alcohol, la drogadicción o la
prostitución, a pesar de algunos casos aislados. En Moronacocha, por
ejemplo, hay consumo (no exagerado) de bebidas alcohólicas por parte
de algunos grupos, como cargadores, carboneros y otros, durante los
descansos en el trabajo, o mientras esperan nueva carga; pero en Santa
Clara el consumo es bajo. Se ha notado que existe una especie de
“vigilancia ciudadana” que mantiene cierto orden.

La ausencia de autoridades es compensada con la existencia de


liderazgos naturales. En Moronacocha, por ejemplo, dos cargadores
tienen mucha ascendencia, en virtud de su honradez y antigüedad en el
mercado. Este liderazgo, aceptado por casi todos, contrasta claramente
con la actitud de rechazo y desconfianza de los participantes con
respecto a las autoridades, que al parecer son bastante impopulares,
pues solamente hacen acto de presencia para realizar decomisos o
imponer sanciones.

Existen relaciones de solidaridad entre algunos grupos participantes en


el mercado. Por ejemplo, entre productores y transportistas, así como
entre rematistas. Así mismo, se registró un ambiente de apoyo mutuo
entre productores y pobladores. Pero también existe una competencia
natural entre participantes, como por ejemplo, entre productores (entre
sí), entre transportistas o entre estibadores.

5
No se recogió información directa sobre las ocurrencias fuera de las horas de
movimiento comercial, ya que en esos momentos los puertos no funcionan como
mercados.
Se percibió una actitud de honradez en la mayoría de participantes, lo
que genera confianza en el cumplimiento de las transacciones y en el
manipuleo de la carga.

Existen algunos productos cuya comercialización presenta una clara


diferenciación por género, así como hay otros que no. Por ejemplo, entre
los productos más importantes, la comercialización del masato, de las
cerámicas, de la leche y otros está generalmente en manos de mujeres.
Pero la comercialización de todas las maderas, las crisnejas, los toros,
los peces ornamentales, el arroz en chala y otros pasa por manos de
hombres. Otros productos, como los plátanos, el pijuayo, el pescado,
etc. está indistintamente en manos de ambos. En general, los productos
que se venden corrientemente al por mayor y requieren de mayor
esfuerzo de manipuleo están a cargo de hombres y, por el contrario, los
productos que se venden al menudeo y requieren poco esfuerzo de
manipuleo están a cargo de las mujeres.

Como en todo mercado, existen entre los participantes diferentes


expectativas con respecto a los precios. Muchas veces el resultado de
las transacciones genera frustración para una de las partes, que casi
siempre es la de los productores, por su baja capacidad de negociación.
Con el tiempo, parece que muchos de ellos se han acostumbrado a esta
situación y aceptan sin reclamos los precios que imponen los rematistas,
sobre todo en el caso de las maderas. En Moronacocha se detectó la
existencia de acuerdos entre rematistas para ejercer presión sobre los
precios y sancionar con la no compra a los productores que no aceptan
sus condiciones.

3.8. Otros.

En términos generales, cada puerto sirve a un área geográfica


determinada. Así, Bellavista es el principal punto de desembarque de la
producción proveniente de la parte baja de la cuenca, sobre todo del río
Momón; Moronacocha sirve principalmente a la parte media de la
cuenca, aunque también es punto de desembarque de algunos
productos importantes, como por ejemplo, la madera redonda y las
crisnejas, que llegan de otras partes de la cuenca, especialmente de la
parte alta (en época de vaciante, Pampachica reemplaza casi totalmente
al puerto de Moronacocha); finalmente, Santa Clara sirve principalmente
a la cuenca alta, sin que esto signifique, como se ha visto, que toda la
producción de este origen se desembarque por allí. (Ver Cuadro 13).

Los puertos de Bellavista y Moronacocha actualmente forman parte de la


ciudad de Iquitos y están bordeados por calles asfaltadas en sus partes
altas (por donde circulan muchos vehículos de transporte público),
mientras que el puerto de Santa Clara se encuentra a varios kilómetros
de la ciudad y está conectado a ella mediante una carretera afirmada
que generalmente se encuentra en mal estado, especialmente en época
de lluvias, que es la época en que se realizó el acopio de información
para este estudio (y hay pocas unidades de transporte público). Santa
Clara, sin embargo, se encuentra relativamente mucho más cerca de
Iquitos para un pasajero o carga que viaja por el río desde la parte alta
hacia la ciudad, ya que por las sinuosidades del río, el viaje se puede
prolongar incluso por varias horas más hasta los otros puertos de
destino, mientras que por carretera se llega a la ciudad en unos 20
minutos.

Ninguno de los puertos cuenta con facilidades de infraestructura para el


embarque, desembarque, estiba o almacenamiento de las mercaderías
(muelles, alumbrado, grúas, galpones, veredas, etc.). Las
embarcaciones simplemente acoderan en la ribera y el desembarque se
hace mediante tablones a tierra o directamente. En muchos casos, el
suelo de la ribera es fangoso.

A los puertos llegan embarcaciones de diversos tipos, desde canoas


hasta lanchas medianas, pero prácticamente ninguna sobrepasa las 20
T de desplazamiento total.

Con el fenómeno periódico estacional de las vaciantes y crecientes y los


cambios de curso del río por efecto de largo plazo de la dinámica fluvial,
la ubicación de los puertos es más una cuestión de nombre que de
posición geográfica exacta. En Moronacocha, durante la época de
vaciante, en que prácticamente se seca la cocha por el lado del puerto,
los desembarques se hacen en otro punto, a regular distancia del puerto
“tradicional”, ya sea en la misma cocha, o en otro lugar, como
Pampachica.

Aún en época de creciente, en Moronacocha no existe un único punto de


desembarque, sino varios. En Bellavista y Santa Clara hay un punto
principal de desembarque, pero también hay otros sitios a donde llega y
se descarga una parte menor de los productos.

Algunos aserraderos se encuentran a un costado o en puntos


intermedios entre los puertos y reciben directamente madera en sus
propios atracaderos, sin pasar por los puertos propiamente dichos, lo
que se tuvo en cuenta para los fines del estudio. Tal es el caso de Rumo
Cocha.

Actualmente se está abriendo una carretera que unirá a la avenida


Abelardo Quiñones con el río Nanay, por la calle denominada Las
Camelias (camino al aeropuerto internacional). Al parecer, la intención es
trasladar a este lugar el actual puerto de Moronacocha, puesto que allí
se construirá un malecón. No se sabe, sin embargo, si tendrá éxito este
intento de modificar los canales ya establecidos de comercialización de
los productos del Nanay, ya que significará un aumento de los costos de
transporte.
En los puertos casi no hay presencia de entidades públicas, ya sean
estatales o de los gobiernos locales, lo que significa que no hay mayores
controles. Es poco común encontrar policías o funcionarios públicos
realizando algún control ocasional. El puerto de Bellavista, por su
ubicación (cerca de una base militar) y por el tipo de movimiento que
tiene, cuenta con mayor presencia de personal de la Marina.

A pesar de lo mencionado, los tres puertos parecen ser sitios


relativamente seguros durante las horas de movimiento comercial,
puesto que no se registraron actos de delincuencia mayores, ni se
presenció o se tuvo información sobre hechos delictivos, excepto
algunos menores.

Pero cabe señalar que las acciones de control del INRENA (casi siempre
decomisos), aún cuando esporádicas, son tenidas muy presentes por los
participantes en los mercados, lo que los hace desconfiar de cualquiera
que se les acerque requiriendo información.

IV. CONCLUSIONES.

Del estudio de vaciante y la comparación con el de creciente se han derivado


las siguientes principales conclusiones:

4.1. La diversificación de la producción comercializada en la cuenca del


Nanay se reduce durante la época de vaciante, con respecto a la de
creciente, y el grado de coincidencia es bajo, ya que los productos
comercializados en ambas estaciones por igual son menos de la mitad
del total de productos comercializados en las dos estaciones (sumados).
Sin embargo, los productos más importantes se encuentran entre los
comunes a ambas épocas, con excepción de los estacionales.

4.2. En vaciante se comercializan cantidades mayores de la mayor parte de


los principales productos comercializados en la cuenca en creciente.
Esto significa que la presión y el impacto sobre los recursos naturales
aumenta en vaciante y que se mantiene la concentración en pocos
productos, que son los mismos que en creciente, lo que confirma la
hipótesis de la tendencia a la sobreexplotación selectiva de especies en
la cuenca (por lo menos de algunas de ellas).

4.3. El comportamiento de los precios promedios, entre creciente y vaciante,


de los principales productos comercializados, indica que los procesos
de formación de precios en los mercados de los puertos del Nanay no
pueden ser explicados en muchos casos por simples aumentos o
disminuciones de oferta y demanda, y que se requiere de estudios más
detenidos. El comportamiento de los precios del carbón, la leña, los
plátanos y la yuca sugiere una confirmación de la hipótesis de que los
productos básicos provenientes de la cuenca del Nanay tienen una
demanda inelástica al ingreso, ya que las variaciones de las cantidades
comercializadas no se han traducido en variaciones significativas de los
precios.

4.4. El valor bruto total de los productos comercializados fue un 10 % menor


en vaciante con respecto a creciente. Sin embargo, la estructura de
concentración fue similar a la de creciente, es decir, una quinta parte de
los productos concentra el 95 % de lo comercializado, aún cuando en
vaciante hubo una concentración ligeramente mayor. Además, el grupo
de productos principales (por su valor de comercialización) es
prácticamente el mismo en creciente que en vaciante (a excepción de un
par, que son estacionales).

4.5. En vaciante aumenta la proporción, en el valor total comercializado, de


los productos naturales y sus derivados, principalmente por el aumento
en la participación de los productos transformados de origen natural
(crisnejas, carne de monte, cerámicas).

4.6. En vaciante la cuenca baja refuerza su posición como principal zona


abastecedora de Iquitos, a pesar de ofertar una menor variedad de
productos. Las cuencas alta y media ofertaron casi las mismas
cantidades de productos en ambas estaciones, lo que indica que la
mayor parte de la diversificación de productos del Nanay proviene de la
cuenca baja.

4.7. Las cuencas alta y media han ratificado su condición de abastecedoras


de productos naturales y sus derivados a Iquitos, aún cuando en
vaciante no son las principales abastecedoras. En esta estación la
cuenca baja es la principal abastecedora de productos naturales y sus
derivados, así como la abastecedora casi absoluta de productos
cultivados o criados y sus derivados. En creciente la cuenca media
desplaza a la cuenca baja únicamente como principal abastecedora de
productos de origen natural.

4.8. En vaciante se nota una ligeramente mayor “democratización” de los


ingresos brutos por ventas, ya que hay una más amplia distribución de
ingresos entre los centros poblados de origen, pero esta
“democratización” alcanza solamente a la cuenca baja.

Se confirman las siguientes conclusiones del estudio de creciente:

4.9. Los puertos de Iquitos sobre el río Nanay constituyen mercados


esencialmente de productos primarios y materias primas de origen
natural, donde no se encuentran diferencias por marcas, orígenes u otra
característica distintiva. Esto significa que los niveles de competitividad
son bajos y que hay pocas expectativas de obtener mejores precios
mediante la oferta de productos de mayor calidad. Ésta (la calidad) es
dada principalmente por las características propias de los productos
naturales.

4.10. Los mercados de los puertos de Iquitos sobre el Nanay se caracterizan


por la poca uniformidad de los productos comercializados, la
irregularidad y estacionalidad del abastecimiento, la gran variabilidad y
falta de uniformidad de unidades de medida, y la variabilidad de precios
dentro de una misma estación. Sin embargo, la demanda acepta estas
condiciones.

4.11. Los mercados de los puertos de Iquitos sobre el Nanay se desarrollan


fundamentalmente al margen de la formalidad, en el sentido “oficial” del
término. Esto es válido especialmente para los productos de origen
natural, y quiere decir que muchas veces los productos se extraen sin
las debidas autorizaciones, y que las transacciones se realizan sin
comprobantes de pago.

4.12. El movimiento económico de los mercados de los puertos de Iquitos se


concentra en pocos productos, a pesar de la gran diversidad que se
puede encontrar en ellos. La extracción de recursos de la cuenca,
consecuentemente, se concentra en relativamente pocos recursos, de
los cuales se aprovechan cantidades grandes, en un proceso que tiende
a la sobreexplotación local. Esto puede ser grave en el caso de la
explotación de ecosistemas peculiares y frágiles, como los varillales. Los
recursos naturales más afectados son las maderas (para construcción,
para aserrío, para leña, para carbón, etc.), los peces (de consumo y
ornamentales) y las hojas de irapay. Los productos cultivados/criados
más comercializados son los plátanos y el ganado.

4.13. Los mercados de los puertos de Iquitos sobre el Nanay son de


competencia muy imperfecta para los pocos productos que representan
el mayor valor de comercialización, con gran cantidad de pequeños
productores y una reducida cantidad de rematistas; pero tienden a la
competencia perfecta para los muchos productos con menores valores
de comercialización, con una gran cantidad de pequeños productores y
gran cantidad de consumidores de bajo nivel de ingresos. Sin embargo,
la circulación de información en ambos casos es deficiente.

4.14. El patrón de uso de las tierras de la cuenca se ajusta a los modelos


determinados por las vías de comunicación y las distancias al mercado,
en este caso, a Iquitos. La cuenca baja es la principal abastecedora de
productos para esta ciudad y la cuenca alta es la menor abastecedora,
lo que implica intensidades de ocupación mayores para la cuenca baja y
menores para la alta. Así mismo, se corrobora el principio de mayor uso
(más diversificado y más intenso) de recursos en la zona con mejor
conexión con el mercado (la cuenca baja), y viceversa (la cuenca alta).
4.15. El movimiento comercial de los puertos de Iquitos sobre el Nanay tiene
una importancia económica local alta, dados los niveles de ingresos de
la población.

4.16. La distribución de los ingresos generados en los mercados de los


puertos sobre el Nanay no es uniforme entre los poblados de la cuenca,
existiendo 20 localidades que captan entre el 70 y el 80 % de los
ingresos brutos generados. La mayor parte de ellos está en la cuenca
baja.

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