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LA CRISIS DEL SIGLO XIV: LA PESTE NEGRA (1348-1350).

Quien se interese por este tema se dará cuenta que lo más importante no es el estudio de la enfermedad en sí,
sino lo que desencadenó para la historia: una crisis en Europa medieval permitiendo el paso a una nueva época.

La peste negra asoló principalmente a Europa occidental, que estuvo aislada por más de 10 siglos y mató a casi un
tercio de la población existente. Esto produjo una baja demográfica significativa que terminó por romper todo el
sistema medieval en cuanto a lo económico, lo político y lo social, mas, la peste negra aceleró este proceso de
cambio y permitió la gestación de un nuevo pensamiento.

ASUMIENDO LA CONDICIÓN HUMANA.: La peste negra pone en tapete la dimensión finita del hombre: todos
moriremos. Aunque esto ha sido siempre un tema para la historia de la humanidad, en este período hay una
profunda fijación en la corporalidad, lo físico y la belleza del cuerpo humano tan exaltada en la antigüedad, tan
sacrosanta en la edad media. En este tiempo de enfermedad, esta cosmovisión es aplastada con horror frente a los
sinnúmeros de cadáveres putrefactos en descomposición incluso antes de morir. La peste negra cuestiona los
ideales de belleza medievales y la santidad del cuerpo, observa con espanto lo que verdaderamente nos constituye:
fluidos y carne que están expuestas a cualquier evento de la naturaleza, lo bello se desvanece, y reconocemos que
nuestras posibilidades de invertir esta realidad son mínimas.

El miedo invade a Europa. La unidad espiritual se fragmenta con este flagelo (que terminará por dividirse con
Lutero), no es que se deje de lado la fe, pero ya se ve con ojos más materialistas que todos los sistemas creados
por el hombre no son nada frente a la muerte. Es el primer paso para dejar espacio a nuevas interpretaciones
sobre nuestra existencia, lo que se traducirá en un cuestionamiento a la mirada católica surgida desde San Agustín.

En el lenguaje de los símbolos esta época cambia la percepción del cuerpo humano, nuestra imagen de belleza y la
muerte. El esqueleto es símbolo que recuerda la insignificancia de los roles sociales, que somos constituidos por
una misma cosa: tanto reyes como campesinos están sujetos a la misma suerte y la muerte los invita a danzar con
ellos y asumir esta nueva condición natural y cotidiana con la enfermedad. La conocida danza macabra, es un
esqueleto con el estomago abierto y las tripas colgando, que refleja otra parte de nuestra materialidad:
putrefacción, interior del cuerpo humano, líquidos malolientes, etc.

La baja demográfica que fue consecuencia de este flagelo, provocó un efecto positivo para la sociedad europea:
renovación de los sistemas, en cuanto a la decadencia del sistema feudal, donde desaparecen masivamente los
lazos feudales (aunque en lugares de Europa como Los principados de Alemania o Rusia se quedarán hasta finales
del siglo XIX) rompiéndose gradualmente la rigidez estamental; introducción del pensamiento moderno, o lo que es
decir, que este “hombre nuevo” está mas consciente de su participación e incidencia de la realidad, analizándola
con el método científico mas que la pura fe, evitando dejarse llevar instintivamente por designios extra terrenos
que determinen su actuar.

Esto es a partir de la reestructuración de una nueva espiritualidad racionalizada, consciente de la finitud, el valor a
la experiencia y lo empíricamente demostrable, es una mirada del hombre introspectivamente desde el yo humano,
desplazando al teocentrismo imperante: el parámetro del análisis de la realidad partirá desde el alejamiento de lo
divino fuera del hombre, para hacer una mirada desde lo divino en las cosas y en el hombre.
La expansión de la peste negra en Europa

El hambre en Europa
El hambre en Europa: A mediados del mes de mayo de 1316, tuvo lugar en nuestra región un período de
calamidades. La medida de trigo se vendía muy por debajo de su precio, y aun así resultaba difícil conseguir venderla
por la falta de dinero. Los cuerpos comenzaban a debilitarse, y dio lugar a una mortalidad como ninguna se había visto
antes. En Tournai, morían cada día tantas personas, pertenecientes a los grupos dirigentes, medios y pobres, que el
aire estaba completamente corrompido.
Crisis económica : El exceso de población en Europa había producido una serie de desajustes. La gran mortandad
del siglo XIV originó nuevos problemas.
En la agricultura se produjo una baja de los precios agrícolas y una pérdida de beneficios. Por eso se impulsaron
cultivos más rentables orientados a la exportación: viñedos, lino y tintóreas. El despoblamiento de los campos y la
subida de los salarios favorecieron una espectacular expansión de la ganadería lanar.

La industria textil, la más desarrollada hasta entonces, conoció una retracción de demanda y de producción. También
perdió mano de obra, por lo que los salarios tendieron a subir. Se rompió el monopolio de los tejidos de lana
flamencos, y los tejidos ingleses se abrieron paso en los mercados. Por otra parte, la lana inglesa que antes abastecía
a la industria flamenca comenzó a ser sustituida desde el siglo XIV por la castellana. Junto a la lana y la seda se
empezaron a fabricar tejidos de algodón, lino y cáñamo. La industria textil empezó a trabajar para un mercado
internacional y desbordó el carácter artesanal de los gremios, lo que condujo a una progresiva concentración de las
empresas.

El comercio
El comercio experimentó modificaciones en cuanto a rutas y centros de intercambio. Con la caída de Constantinopla
en 1453, el nuevo expansionismo turco terminó por estrangular el comercio en el Mediterráneo por el eje Italia-
Bizancio, pero se abrieron nuevas rutas por el oeste. El enlace entre Italia y Flandes se empezó a realizar por vía
marítima a través del estrecho de Gibraltar -conquistado por los castellanos al islam en el siglo XIV-, con importantes
escalas en Sevilla y en Lisboa.

Las ferias entraron en decadencia, siendo sustituidas por relaciones comerciales estables entre las grandes
corporaciones.

Las compañías mercantiles conocieron un notable desarrollo, sobre todo en las ciudades italianas. Algunas de
aquellas compañías agrupaban actividades de banca, industria y comercio, y utilizaron nuevas técnicas comerciales y
de crédito como la letra de cambio, los giros y las órdenes escritas.
CRISIS DEL SIGLO XIV: ASPECTOS SOCIO-ECONÓMICOS

La peste en Florencia:

Digo, pues, que los años de la fructífera Encarnación del Hijo de Dios haban llegado al número 1348, cuando en la
egregia ciudad de Florencia, nobilísima entre todas las de Italia, apareció la mortífera peste, nacida años antes en los
países orientales, que, fuera por la influencia de los cuerpos celestes o porque nuestras iniquidades nos acarreaban la
justa ira de Dios para enmienda nuestra, se extendió de un lugar a otro y llegó en poco tiempo a Europa. De nada
valieron las humanas previsiones y los esfuerzos en la limpieza de la ciudad por los encargados de ello, ni tampoco
que se prohibiera la entrada a los enfermos que llegaban de fuera ni los buenos consejos para el cuidado de la salud,
como ineficaces fueron las humildes rogativas, las procesiones y otras prácticas devotas. Casi al principio de la
primavera del citado año, la mortífera peste hizo su aparición de una forma que yo llamaría prodigiosa, y no como lo
hiciera en Oriente, donde una simple hemorragia en la nariz era indicio de muerte inevitable. Al iniciarse la
enfermedad, lo mismo al varón que a la hembra, formábaseles hinchazones en la ingle o en los sobacos, alcanzando
algunas el tamaño de una manzana o de un huevo. Poco después, los temibles bubones se manifestaban también en
otras partes del cuerpo, al mismo tiempo que aparecían manchas negras o lívidas en brazos, muslos y aún en otros
lugares del cuerpo, en unos grandes y escasas y en otros abundantes y pequeñas. Y lo mismo que el bubón había
sido y era indicio de muerte, lo eran también estas manchas.

Ni consejo de médico, ni virtud de medicina era eficaces para curar la enfermedad; de modo que, o por no permitirlo
la índole de mal o por la ignorancia de los curanderos --de los cuales, sin contar los médicos inteligentes, había
considerable número, tanto en hombres como mujeres sin noción alguna de medicina-- , no conocieran de qué se
trataba y, por consiguiente, no lo estudiaron debidamente, no sólo eran pocos los que sanaban sino que casi todos, al
tercer día de aparecer la nefastas manchas, fallecían, a veces sin fiebre ni otros síntomas. Y fue mayor la intensidad
de esta peste, por cuanto se contagiaba con rapidez, de enfermos a sanos, cual se extiende el fuego a las casas
inmediatas a él. Más adelante aún, no sólo el frecuentar a los enfermos trasmitía a los sanos la enfermedad u ocasión
de común muerte, sino que incluso el tocar las ropas u otros objetos que aquellos hubiesen tocado, o de que se
hubiesen servido, era motivo de contagio. Sorprendente es lo que os voy a contar ahora, que si los ojos de muchos y
los míos no lo hubieran visto, apenas me atrevería a creerlo ni a escribirlo; tan grande era la fuerza contagiosa de esta
peste, que sólo pasaba de hombre a hombre, sino que llegaba aún a los animales, tan ajenos a la especie humana.

Como he dicho ya, yo mismo fuí testigo con mis propios ojos, entre otras ocasiones, un día en que, tras haber sido
arrojados a la vía pública los andrajos de un hombre muerto a consecuencia de la peste, se acercaron a ellos dos
cerdos que los husmearon y luego los desgarraron con los dientes, y a las pocas horas cayeron muertos entre
horribles contorsiones.
(...)

Ante el considerable número de cadáveres, no bastando la tierra sacra para enterrarlos, y mayormente queriendo dar
a cada uno lugar propio, según en la antigüedad era costumbre, como los cementerios de las iglesias estaban llenos,
abrían grandes fosas donde se enterraban a centenares los que iban trayendo, y los ponían en ellas a la manera que
se colocan las mercancías en las naves, en hileras; después echaban tierra por encima hasta llenar la fosa.

G. BOCCACCIO, "El Decamerón", Madrid, 1984, Jornada primera (introducción), pp. 11-12 y 16.

Sequía en Lorca en 1375:

A los honrrados el conçeio e cavalleros e escuderos e offiçiales e omnes buenos , que avedes de ver e librar fazienda
de la noble çibdat de Murçia; el conçeio y onmes buenos e offiçiales de la villa de Lorca vos enbiamos mucho a
saludar como aquellos a quien querriamos que Dios diese mucha onrra e andança buena. Bien sabedes en como por
este tienpo de la gran seca e mengua de tenporales que agora faze e a fecho fasta aquí en tres años acá, e andando
e anda agora el pan entre nos a tan grand presçio que las compañas non lo pueden conplir ni abondar e an se ydo e
van cada dia muchos nuestros vezinos morar y a esa dicha çibdat e a otras partes. E agora a se acotado el agua que
aqui viene para regar nuestros heredamientos a tanto que a menguado della dos partes e vale entre nos aca grand
presçio que las gentes non lo pueden conplir, e para regar cuatro fanegas de senbradura a menester diez filas e mas
juntadas en uno, que valen agora çient e çinquenta maravedis e mas. Asy por esto e por la grand carestia e mengua
de pan e otrosy, por el daño e mal que reçebimos de cadal dia de los moros desta frontera, de que avemos fecho e
fazemos de cada dia muy grand costa en escuchas e atalayas, despueblase de cada dia este lugar; e agora quieren
venir a qui los pesquisidores de los que sacaron cosas vedadas a otros regnos estraños, a fezer sobrello pesquisa en
este dicho lugar, e por esta razon estas mucho movidos para se yr de aqui a otras partes.

E sobre todo esto acordamos de enbiar nuestros mandaderos al rey nuestro señor por le mostrar el estado e la
manera e costa e menester desta dicha villa e a le pedir merçed porque este dicho lugar non se despueble e
espeçialmente en esto desta dicha pesquisa que se non faga aqui. E, conçeio e onmes buenos, bien sabedes de
como este lugar es muy frontero e çerca de los moros, e todo el menester e carestia de pan e mengua de agua que en
el es, e de como es llave e guarda de todo este regno e cunple mucho para serviçio del dicho rey e pro e guarda de la
tierra, e el mal e daño que podria venir a todo este regno sy se despoblase, lo que Dios no quiera. Porque vos
rogamos e pedimos de mesura como a onmes buenos e onrrados que vos sodes, que nos dedes una vuestra carta de
testimonio para el dicho señor rey de como este dicho lugar es frontera e çerca de los moros e se despuebla por la
carestia de pan e mengua de agua e del mal e daño que reçebimos de los moros e de la costa que fazemos en todo
como dicho es, e de como si la dicha pesquisa aqui se fiziese se despoblaria por ello mucho mas este lugar de quanto
esta despoblado. E en esto faredes vuestro debdo e derecho e lo que devedes, e nos gradesçer vos lo hemos mucho,
ca asy somos nos tenudos de fazer por vos en todas cosas e pro onrra vuestra e poblamiento desta dicha çibdat
fuese, e sobresto mandamos a vos nuestro mandadero a Gines Martinez, notario, nuestro vezino, porque vos rogamos
quel querades creer de todo lo que vos dixiere en esta razon de nuestra parte. E mantenga vos Dios al su serviçio
amen. Fecha treynta dias de octubre, era de mill e quatroçientos e treze años.

J. TORRES FONTES, "Estampas medievales", Madrid, 1988, pp. 410-411.

Luchas políticas y sociales en Paris en 1358:

El preboste de los comerciantes de París y los de su secta tenían muchos consejeros secretos para saber cómo
podrían sobrevivir(...) se decidieron a tratar en secreto con los ingleses que guerreaban a los de París. Entre ambas
partes se llegó al acuerdo de que el preboste de los comerciantes y los de su secta deberían estar en la puerta de
Saint-Honoré y en la puerta de Saint-Antoine, de modo que ingleses y navarros todos juntos las encontraran abiertas a
medianoche para entrar y destruir París. Y no deberían dispersar a hombre ni a mujer sino pasarlos a todos por la
espada, donde no se encontrara un signo que el enemigo debía reconocer en las puertas y ventanas de los de París.

La misma noche en que todo debía suceder, Dios inspiró y despertó a algunos burgueses de París que estaban a
favor de la reconciliación (...) y cuyos jefes eran los hermanos Jean y Simon Maillart. Fueron informados por
inspiración divina, así lo debemos suponer, de que París iba a ser saqueada y destruída. Se armaron de inmediato e
hicieron armarse a los que estaban a su lado, y contaron en secreto estas noticias en muchos lugares para conseguir
mayor ayuda. Jean Maillart y su hermano se dirigieron un poco antes de medianoche bien provistos de armaduras y
de buenos compañeros a la perta de Saint- Antoine (...) y allí encontraron al preboste de los comerciantes con las
llaves de la puerta en las manos (...)

Hubo allí una gran pelea y del preboste de los comerciantes habría huído gustoso si hubiese podido. Pero fue tan
acosado que no pudo, pues Jean Maillart le golpeó con un hacha en la cabeza y lo derribó al suelo (...) Y no se separó
de él hasta que lo hubo matado y también a seis que lo acompañaban y enviados a prisión los restantes. Luego
empezaron a despertarse y salir por las calles las gentes de París. Jean Maillart y los suyos se dirigieron a la puerta
de Saint Honoré y allí encontraron a gentes de la secta del preboste. Los culparon de traición y de nada les valieron
sus excusas. Allí hubo muchos presos y los que no se dejaron apresar fueron muertos sin merced.

FROISSART, J., "Crónicas", ed. Siruela, Madrid, 1988, pp. 190-192.

Descripción del comercio de la ciudad de Brujas:

Esta çibdat de Brujas es una gran çibdat muy rica é de la mayor mercaduria que ay en el mundo, que dizen que
contienden dos lugares en mercaduría, el uno es Brujas en Flandes en el Poniente, e Veneja en el Levante; pero a mi
paresçer, é aún lo que todos dizen es que muy mucho mayor mercaduria se faze en Brujas que non en Veneja; é por
lo que es esto: en todo el Poniente non ay otra mercaduria si non en Brujas, bien que de Inglaterra algo se faze, é allí
concurren todas las naçiones de mundo, é dizen, que dia fue que salieron del puerto de Brujas seteçientas velas;
Veneja es, por el contrario, que bien que muy rica sea, pero non faze otos mercaduria en ella salvo los naturales. Esta
çibdat de Brujas es en el condado de Flandes écabeça del, es gran pueblo, é muy gentiles aposentamientos é muy
gentiles calles, todas pobladas de artesanos, muy gentiles yglesias é monesterios, muy buenos mesones, muy gran
regimiento ansí de justiçia como en lo ál. Aqui se despachan mercadurías de Inglaterra, é de Alemaña, é de Bravente,
é de Olanda, é de Slanda, é de Borgoña, é de Picardía, é aún grant parte de Francia, é éste paresçe que es el puerto
de todas estas tierras, é aquí lo traen para lo vender a los de fuera, como si dentro de casa lo toviesen. La gente es
muy industriosa á maravilla, que la esterilidat de la tierra lo faze, que en la tierra nasçe muy poco pan é vino non
ninguno, é non ay agua que de bever sea, nin fruta ninguna, é de todo el mundo les traen todas las cosas, é an
grande abastecimiento dellas, por levar las obras de sus manos, é de aquí se tiran todas las mercadurías que van por
le mundo, é paños de lana, é paños de Ras é toda tapetería é otras muchas cosas nesçesarias a los onbres, que de
aqui abundosamente es fenchida. Ay en ella una casa muy grande sobre un piélago de agua, que viene de la mar por
el Esclusa, á esta llaman la Hala, do escragan las mercadurías.

"Andanças e viajes de un hidalgo español, Pero Tafur (1436-1439)", Barcelona, 1982, pp. 251-253. Recoge J.L.
Martín, "La Hansa", Cuadernos de Historia 16, Madrid, 1985, pp. VI.
La "Jacquerie" (1358):

En el tiempo en que gobernaban los tres estados, comenzaron a levantarse unos tipos de gentes que se llamaban
Compañeros y que saqueaban a todos los que llevaban cofres. Os digo que los nobles del reino de Francia y los
prelados de la Santa Iglesia se empezaron a cansar de la empresa y del orden de los tres estados. Dejaban actuar al
preboste de los comerciantes y a algunos burgueses de París, pero intervenían más de lo que hubiesen querido.

Sucedió un día que el duque de Normandía estaba en su palacio con gran cantidad de caballeros, y el preboste de
los comerciantes reunió también gran cantidad de comunas de París que eran de su secta y de su partido. Todos
llevaban caperuzas iguales para reconocerse. Este preboste se dirigió al palacio rodeado por sus gentes y entró en la
cámara del duque. Con gran acritud le requirió a que se ocupara de los asuntos del reino y mantuviera consejo, de
modo que el reino que debía heredar estuviera bien protegido de aquellos Compañeros que lo dominaban, saqueando
y robando por todo el país. El duque respondió que se ocuparía con mucho gusto (...)

Muy poco tiempo después de la liberación del rey de Navarra sucedió una terrible y gran tribulación en muchas partes
del reino de Francia, en Beauvaisis, en Brie, junto al río Marne, en Laon, Valois, la tierra de Coucy y los alrededores de
Soissons. Algunas gentes de las villas campesinas se reunieron sin jefe en Baeuvaisis. Al principio no eran ni cien
hombres y dijeron que todos los nobles del reino de Francia, caballeros y escuderos traicionaban al reino, y que sería
gran bien destruirlos a todos. Cada uno de ellos decía: "Es verdad, es verdad. Maldito sea quien por él no sean
destruídos todos los gentileshombres".

Entonces, sin otro consejo y sin otra armadura más que bastones con puntas de hierro y cuchillos se fueron a la casa
de un caballero que estaba cerca de allí. Destruyeron la casa, mataron al caballero, a la dama y a los hijos, grandes y
pequeños, y lo incendiaron todo. Luego, se fueron a un castillo y allí aún actuaron peor (...)

Así hicieron en muchos castillos y buenas casas, y fueron creciendo tanto que llegaron a seis mil. Iban aumentando
por que todos los de su condición les seguían por todos lados por donde pasaban (...) Y todos estos criminales
reunidos, sin jefe y sin armaduras saqueaban y lo incendiaban todo, matando a todos los gentileshombres que
encontraban, forzando a damas y doncellas sin piedad y sin merced como perros rabiosos.(...) Entre ellos tenían un
rey al que llamaban Jacques Bonhomme que era, como entonces se decía, de Clermont de Beauvaisis, y lo eligieron
el peor de los peores.

Estas gentes miserables incendiaron y destruyeron más de sesenta buenas casas y fuertes castillos del país de
Beauvaisis y de los alrededores de Corbie, Amiens y Montdidier (...) Estas gentes se mantenían unidas entre París y
Noyon y entre París y Soissons, y entre Soissons y Eu de Vermandois y por toda la tierra de Coucy (...)

Cuando los gentileshombres de Beauvaisis, de Corbiosis, Vermandois y Valois y de las tierras donde aquellos
miserables cometían sus crímenes, vieron sus casas destruídas y muertos sus amigos, pidieron ayuda a sus amigos
en Flandes, Hainaut, Brabant y Belgique y acudieron de todos lados. Extranjeros y gentileshombres del país se
unieron y empezaron a matar y decapitar aquellos miserabls, sin piedad ni merced (...) el propio rey de Navarra acabó
un día con tres mil muy cerca de Clermont en Beauvaisis.

J. FROISSART, "Crónicas", ed. Siruela, Madrid, 1988, pp. 177 y 179-181.

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