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PUERTA AZUL

por percy taira

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En librerías (Lima, Perú):

Crisol (Av. Santa Cruz 816 - Óvalo Gutiérrez y Jockey Plaza) / Íbero (Av. Larco 199) /
La Familia (Av. República de Chile 661) / Contracultura (Av. Larco) / Ksa Tomada (Av.
Conquistadores 1238) / Casa verde (Miguel Dasso) / Virrey (Pasaje Nicolas de Rivera
107-115 - Lima) Y circuito de librerías de Quilca.
NOSTALGIA

En aquellos rincones
tu melodía se pierde.

Tu figura cae en su propia sombra


y tus ojos se apagan
como si fueran un solo invierno impenetrable.

En estos momentos
tu mañana se opaca.

Y la luz que habitaba en tu ventana


se ha ido con la triste imagen
de tu rostro en las penumbras.

Tu voz se aleja en suaves campanadas


y tu recuerdo se pierde entre las frágiles olas
que aún hoy murmuran tu nombre…

BAILE

Bailas.
Bella y ligera
en un ritmo embriagante.

Verte me desespera.
Me involuciona.
Pero tu baile es arte y belleza
que me contiene.

Me ignoras.
Bailas sólo para ti
no para que yo te vea.

Me sonríes.
Bailas.
Como mujer,
como niña
como serpiente,
y tu cuerpo entonces comienza a brillar,
con pequeñas gotas de fragancia de rosas.
Comienza a envolver el ambiente
de una primavera húmeda y a la vez cálida
como clima de selva.

Bailas.
Me ignoras
aunque me miras.

Potente, fortísima. Sexual.


Bailas y me miras.
Y tu arte se vuelve carne,
uñas, dientes y saliva.

Y tu baile ahora es animal. Brutal.


Y todo huele a sexo.
Incluso la melodía.

EN TU CIUDAD…

En tu cuidad,
la mañana se extiende de manera interminable.

No hay atardecer, ni siesta,


ni contemplaciones del alma.
En tu ciudad no existen los espejos puestos
sobre el horizonte.
No hay naranjas, ni lilas,
ni inviernos ni suaves albores.

En tu ciudad
la mañana nace y no muere,
es un día constante
que no da paso a la noche.
ALMAY SANGRE

Sé mujer
que tu piel es blanca,
blanca como la intimidad
de la luna,
pero tu imagen,
tu imagen se desnuda
ante mis ojos,
roja e incandescente,
como un sol
capaz de empañar
los espejos más altos del cielo.

Sé que tu alma es blanca,


como una metáfora libre
que aún no capta
la voz del verso.

Pero tu carne es roja


como un poema angustiante,
como un pecado
rasgado que aprieto entre mis dedos,
como un fuego
que hierve la parte más viva de mis huesos,
como un infierno
que recrudece las viejas llagas
de mi morir constante.

Sé mujer que eres alma,


pero también sé que eres sangre.

AIRE Y DE NADIE

Se desmorona el tiempo entre tus parpados,


tu silencio tenue navega en nuestros espacios
con una presencia de sombra y muerte.

Tu dolor es una piedra lanzada al pecho,


y tus lágrimas, fuego que arde en los ojos
cansados y ciegos de intenciones vanas y farsantes.
Amada mía,
esta noche quizá los dioses descenderán sobre tu vientre,
sobre tus pechos, sobre tus piernas,
y nadarán allí, y beberán allí y allí danzarán
a esperar a que la aurora desfallezca en su propia ruina.

Y entonces, sólo entonces,


serás tú aquella que respira
sobre esas acampanadas estrellas
que tañen de rojo el lejano horizonte
y viste de sueños tu anhelante vida.

Hasta ese momento no serás de nadie,


ni mía, ni tuya, ni de la noche,
serás de nadie como una voz perdida en el barullo,
como el silencio en medio de la opaca muerte,
serás de nadie porque nadie podrá recordarte, verte, oírte
ni llamarte.

Serás de nadie porque olvidada estarás


en los recónditos lugares donde calla el aire.

Serás aire amor y nadie querrá respirarte.

EL CAMINO DEL HOMBRE

Al lado de la carretera
descansa el hombre.

Hunde sus pies


bajo la tierra
y los acomoda
como si fueran raíces.

Allí sus pies se expanden,


se alivian,
la tierra los acoge
como un hijo desfalleciente
que en su interior
repara sus dedos,
afianza sus uñas
y aligera sus tobillos.

El camino fue
demasiado para el hombre.

El hombre es un corto camino,


un sendero cíclico
concentrado en sí mismo.

LA ROCA DEL RÍO

Mira esa roca


pequeña y tímida
al lado del río,

¿de dónde viene su fortaleza?

Su alma ha sido
forjada en el tiempo
por el incesante y continuo
paso de las aguas,

pero su presencia,
redonda y nativa,
refleja aún ante mis ojos,
cierta liviandad
de su cuerpo,

es como si fuera
un pensamiento mío
que se escapa de mis manos
y que una vez depositado
en aquella ladera del río,
uno entiende que permanecerá allí,
para siempre,
esperando que algunos ojos
la contemplen,
y la entiendan.
AQUÍ TE ESPERO

Aquí espero tu retorno en sueños,


tu presencia de junio
y el cálido silencio
de tu honda primavera.

Aquí espero a que vuelvas,


advirtiendo tu belleza
entre las tenues hojas
que mueve el viento.

Aquí aguardo
a que el tiempo te dibuje nuevamente
antes de cada mañana.

Aquí espero tu regreso,


tu palabra viva,
tu amada caricia
en estas frívolas horas de invierno.

Aquí te espero
oyendo continuamente,
las suaves estrofas
que la memoria entona en tu ausencia.

RUMBO AL CAÑÓN DEL COLCA

El camino a cada paso


resulta ser más difícil:
sube, baja, se extiende, contrae,
va y viene,
todo a la vez.

Se vuelve piedra, arena,


barro y tierra,
el camino es un pedazo
de tiempo perdido
entre un punto y otro,
un espacio inevitable
entre el yo que parte
y el yo que piensa en volver.

El camino es lo que es:


una pregunta abierta sobre el retorno.

ENCADENADA

Tú,
persistente estrella del norte,
tú que callas,
que murmuras,
tú que reflectas la luz
sobre estas interminables aguas de olvido.

Encadénate.

Persiste en la noche baja


que a la mar cubre,
perdura palpitante
sin decir una palabra,
sin mostrar un solo gesto.

Encadénate amor,
en este cielo alto de nostalgia
y nunca te desprendas de él,
no te marchites nunca
a pesar del silencio insomne
y mi constante voz de piedra.

15A

Hoy llora la tierra


y su llanto crea grietas
en paredes y tejados.

La tierra tiembla.
Palpita su desamparo,
y desgarra sus trajes
hechos de barro y piedra.

La tierra llora
y su desconsuelo
se prolonga como un gemido canino
que nace desde su vientre:

Tantos años de abandono,


tantos años de espera.

La tierra tiembla
y su cuerpo no soporta
el peso de tanta pena
sobre sus hombros.

La tierra llora,
y su llanto es hondo
como el clamor de una
quebrada quena.

Y nadie la oye,
nadie le responde.
La tierra morirá sola,
debajo de todos sus escombros.

AZUL

Me gustan tus ojos


porque son grandes, negros
y redondos,
con pequeños brillos en ellos
que me hacen recordar
la alegría de las palomas.

Me gustan tus cejas,


juntas o divididas,
me gustan cuando se elevan,
cuando se amargan sin mirarse,
cuando no tienen palabras
cuando quedan suspendidas en el aire
atónitas e intrigadas
dibujando en ellas mismas una gran interrogante.

Me gusta tu sonrisa,
esa tímida línea
que divide como un horizonte rosa
la plenitud de tu cara.
Me gusta tu sonrisa
cuando es manzana,
cuando es fruta fresca,
húmeda palabra,
y cálido beso.

Me gustas toda tú.


Me gusta verte en mis imágenes,
en mis fotos, en mi recuerdo.
Me gustas toda tú,
vestida siempre de azul,
con una lánguida y traviesa mirada
dirigida siempre hacia el cielo.

ROSA BLANCA

Tu cuerpo reina
en las alturas,
y es tu noche,
la que con sus manos cálidas
y su cuerpo de tierra,
cobija mis semillas
dando luz y vida
a la voz celeste de tus reflejos.

Tu fantasía canta
como una mañana de gorriones
atrapados en un festín de plumas
y sonidos,
los mismos que encandilan
los sentidos
a una función de ensueño
que emerge como un viento suave
entre tu melodía.

Eres flor que juega,


rosa blanca que sueña y manda
sobre mi desértico mundo.

Eres la voz limpia


que sacude la sonora bruma de mi poesía.
Eres el agua que promete vida
en esa fuente llena de fuego y ceniza
en la que a veces se torna mi alma.

Eres mar,
el cálido aroma que perfuma
el cuello de mis fantasías.
Eres el verso que nace y muere
al acabar una caricia.
Eres mi paz floreciente
cuando el poniente desaparece
cada tarde en mi pálido horizonte.

LEYENDA JAPONESA
(Libre interpretación)

En la fúnebre presencia
de la noche,
yo buscaba a la luna.

La buscaba
entre traslúcidas nubes de seda
y estrellas admiradas
y luminosas.

No percibía en esos años,


algún rastro divino
o virginal en su forma.

Para mí la luna
era un conejo,
un conejo gris
y solitario,
castigado eternamente
dentro de una bola de arroz.

EL OLVIDO

El camino aparece ante mis ojos


ajeno y distante,
pareciera por primera vez
que no fuera mío,
sino, de otros.

En su húmeda tierra
mis huellas ya no dejan
la impronta que solían dejar antes:
ahora son sólo marcas de zapatos cotidianos,
puestas una tras otra en un andar invariable.

Yo recuerdo este camino


pero es evidente que éste
ya me ha olvidado,
que ya no recuerda mi nombre,
mis historias ni mis pasos.

El camino ha cambiado,
ya no es más la ruta en donde el cielo
pintaba sus mejores paisajes
ni es más el lugar en donde solía
divisar la luna como un inmenso
agujero blanco en mitad de la noche.

Hoy el camino es sólo eso,


un sendero agreste, sucio, angosto
y empedrado,
que no va hacia ningún lado
pero retorna de todas partes.
DESPIERTEN

Alma mía
que en su recuerdo
te cobijas y alimentas.

Sentidos míos
que ante su ausencia
enferman y desfallecen.

Sombra mía
que la dibujas y trazas
en los hondos silencios
de la noche.

Despierten.
Despierten.

Despierten que su reflejo


se extiende esta mañana
sobre mi cama.

Que su presencia
ha descendido sobre mi cuerpo
para rescatar los sueños
que se hallaban perdidos.

Despierten
que ella se está expresando
en el suave murmullo
de los pájaros.

Despierten sentidos
que ella está hablándome
y su voz es suave y pequeña
como un recuerdo lejano.

Despierta alma,
que ella clama que la abraces y beses
como aquellos tiempos que tanto extrañas.

Despierta sombra,
y renace de tu parca tumba,
que la luz que creíamos perdida
ha vuelto a nuestra cama.

UN SOLO CUERPO

Nos hemos entregado tanto


que el concepto de cuerpo
ya no basta para dividirnos,
separarnos o aumentarnos,

sólo somos un cuerpo


que se comparte y a la vez
se completa.

Un cuerpo necesitado
que a la vez se basta a sí mismo.

Somos el uno expresado


en su máxima extensión:

Un solo universo,
un solo mundo,
un solo beso.

LUZ EXTINTA

Duele verte abatida sopesando sonrisas,


malgastando gestos
y respirando el poco aire
que al alma le queda.

Duele verte malgastando el tiempo,


en silencios perpetuos y agonizantes.

Duele creerte, hallarte, oírte,


en ese mundo olvidado
ciego y denso
que tus ojos dormidos
avivan con propia vida.

De nada sirve en este punto,


tu belleza dormida,
acabada estás en las olvidadas islas
del más hondo infortunio,
entre soledades que opacan cada vez más
el brillo y las llamas de tu perfil de diosa.

De nada sirve tampoco tu valía,


el olvido ha reducido en cenizas
tu adorada figura
y el tiempo cruel, ha carcomido tus horas
en segundos copados de insatisfechas fantasías.

Por eso duele verte


a través de estas nefastas líneas,
a través de estos infortunados versos
que deshacen en sangre tu recuerdo en vida.

Y culpable seré de esto,


culpable soy de arrebatarme en este poema
la suave luz que hoy veo extinta

SI NO ESTÁS CONMIGO

No quiero verte lejos de estas calles,


no quiero verte distante de mi casa, de mi cuarto ni de mi sombra.

No quiero sentirte triste en la noche más feliz del mundo


cuando los faroles caen en la vereda en forma de sol
y cuando la luna nos ve atenta con sus ojos de perla.

Yo sólo quiero verte al otro lado de mi espejo,


quiero verte sonreír tras un poema mío,
y verte beber vino o fumando tu amor
con el recuerdo de una noche de resaca.

Quiero verte
como te ve la niña que te envidia,
o como te ven las rosas
que no entienden tu simple belleza sin espinas.

Quiero verte retozar sobre el sueño de mis papeles


y verte dormir como te ve el tiempo.

Quiero mentirte:
decirte que te amo cuando sólo estoy contemplando tu cuello,
o que te extraño, cuando sólo me basta tu sombra.

Pero me falta valor,


pues igual me da si de rosas se viste la noche,
o si la luna brilla más que un verso mío.

Me da lo mismo si de pronto mañana dejo de ser el mismo,


o si he existido, existo o dejado de existir.

Me da lo mismo saber si hablo o si escribo…

Pues ante todo soy indiferente amor,


si indiferente eres tú conmigo.

DESPERTARÉ MAÑANA

Despertaré mañana y tal vez, ya no estés conmigo.


Y trataré de hallarte en los rincones hondos
donde suele dormir el alma y no podré hallarte.

Despertarás mañana y tal vez, ya no esté contigo.


Y notarás que todo habrá cambiado amor,
que no habrá nada ni nadie
que pueda cubrir con sus leves amores
aquellos lejanos horizontes formados
tras las nubes de tu olvido.

Será mañana insisto,


cuando la luna llene tu cuerpo con mi nombre
y cuando tus ojos despierten a la memoria
susurrándole aquellas historias que el tiempo jamás oyó.

Despertaré mañana en una noche como ésta,


y no haré más que versar en cada estrella
la dulce historia de un bello cometa
que alguna vez mi cielo iluminó.

LA DESPEDIDA

Tus pestañas.
Tus mejillas.
Tus blancos pechos
de rosas tentaciones.

Tu vientre duro
y cultivable.
El pequeño oasis de mis fantasías.
Sangre viva en mis razones.

Tus piernas.
Tus fuertes muslos.
Tu silencio de mujer.
Tu voz a la aurora.

Tu poesía confusa
e inalcanzable.
El dulce piano que guarda mi memoria.
Frágil nota que aún late en mi pecho.

Tu cuerpo.
Tu figura.
Tu ausencia.
Tu sombra…

ELEMENTOS

Arde corazón.
Quémate con tu propio amor.

Enciende tu llama de muerte


y pinta de atardecer
mi incrédulo mar.

Arde corazón.
Que tu pasión siempre será fuego.
y mi cuerpo, ceniza.

II

No llores.
Hace tanto que agonizas madre.

Sedienta, hambrienta.
Con la poca vida que te queda
entre los dientes.

Nadie ha venido a verte.


Muerta estás para ellos
en la sequedad del olvido.

Ya no llores madre.
Quizá esta noche
la lluvia pase a verte.

III

Huye hoy mismo


y búscala.

Recorre caminos, naciones,


días y noches

y búscala.

Ya sea en el silencio,
o en la solitaria voz
que una vez me diera.

Búscala.

Búscala en esa mirada


que hoy la luna refleja,
búscala en ese cuerpo
que la mar reclama.
Búscala en la llama,
búscala en la tierra.

Búscala aire en tus adentros,


búscala en tu propio tiempo

y encuéntrala.

IV

Aparece esta noche


y forma los caminos heridos
en la piel de mi ventana.

Aparece cual río


que parte montañas,

lluvia dale vida a las tierras áridas


y quítame la mía
con tu mágica esencia.

Lluvia, cae y continúa


la vida que de ti espera el mundo.

Llega y regresa al mar


que se nos acaba el tiempo.

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