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El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
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art7- eca 709-710. Futbol e identidades en Centroamerica
El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
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El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
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1071 Ft bol e ident idades nacionales en Cent roamrica
Volumen 62 Nmero 709-710
eca Est udios Cent roamericanos Ft bol e ident idades nacionales en Cent roamrica Los casos de Guat emala, El Salvador y Cost a Rica Chester Urbina Gaitn* A nivel general, el deporte moderno no ha si do tema de i nvesti gaci n de los ci ent fi cos soci ales debi do, pri nci palmente, a que han teni do que superar el prejui ci o de que esta acti vi dad forma parte del esquema burdo de pan y circo, de alienacin de lasmasas. No se vi slumbr el papel que ti ene en la formaci n del imaginario social y en la organizacin de la vi da coti di ana. La i mportanci a hi stori ogrfi ca de la prcti ca deporti va radi ca en el hecho de que permite un acercamiento a losmbitosde la soci abi li dad, de las conductas de los colec- ti vos humanos y de la si mbolog a. El mundo deportivo esuno de redescomplejas, poco ex- ploradas, por lo que esnecesari o comprender la manera en que las asoci aci ones deporti vas se van formando en lasprcticascaractersticas de cada clase soci al. Adems de la cuesti n soci al y conductual, hay tambi n otro aspecto importante: el simblico: el deporte contribuye a la formaci n de la i denti dad de grupos de- terminados. Amn de que en muchoscasosel deporte ha contribuido en la conformacin de lasi denti dadesnaci onales. Esesta, de nuevo, un rea de investigacin poco estudiada por la hi stori a cultural 1 . El naci mi ento del deporte moderno se enmarca dentro del comi enzo de la i ndus- tri ali zaci n de la soci edad i nglesa y de otros pa ses del conti nente europeo. Esto conllev a mejoras en las condi ci ones de vi da de los trabajadores, desarrollo urbano, multiplicacin de los medi os de transporte y comuni caci n, creci mi ento demogrfi co, evoluci n y con-
* Investigador, y profesor de historia de la Universidad Tecnolgica, El Salvador. 1. Falco Genovez, P., El desafo de Clo: el deporte como objeto de estudio de la historia, efdeportes.com, 9, marzo 1998. Disponible en http://www.efdeportes.com/efd9/clio1e.htm. Volumen 62 Nmero 709-710 eca Est udios Cent roamericanos 1072 Ft bol e ident idades nacionales en Cent roamrica soli daci n de los si stemas democrti cos, y apari ci n de nuevos valores soci ales como efi ci enci a, producti vi dad y competi ti vi dad. Estas condi ci ones son las que permi ti eron la evoluci n del deporte en todossusaspectosy su posteri or expansi n i nternaci onal. En cuanto al ftbol, este debe su gran po- pulari dad a la extensi n de su prcti ca entre lostrabajadores, permi ti endo la i nfi ltraci n de las prcti cas culturales de la burgues a haci a el resto de sectorespopulares. Su di fusi n co- menz haci a fi nales del si glo XI X, favoreci da por el empuje comerci al e i ndustri al del i mpe- rialismo ingls. La penetracin del ftbol gan mpetu en los aos trei nta con la celebraci n del pri mer campeonato mundi al, y lleg a su mxi ma expresi n con el desarrollo de las tecnolog as comuni cati vas audi ovi suales, so- bre todo con la televi si n por v a satli te. Esta di sci pli na form parte de un proceso hi stri co en el que los deportes fueron vi stos como un conjunto de prcti cas especi ali zadas de ca- rcter experimental orientadasa llevar hasta suslmitesla potencia fsica humana; prcticas que formaron parte de la moderni dad y que acompaaron al proceso de civilizacin , y de raci onali zaci n de la vi olenci a. La propagaci n del balompi ha estado estrechamente relaci onada tambi n con otro fenmeno que le fue coetneo: la di fusi n de la forma moderna de comunidad poltica, esto es, la consti tuci n de los Estados-naci n. La i nstauraci n del Estado moderno requi ri la construcci n de una compleja red de control de lossectoresdominados, coordinando lasla- boresde la polica, del cuerpo mdico y de las i nsti tuci oneseducati vas 2 . Esta pol ti ca respon- di al intersestatal de legitimar un sistema de domi naci n 3 y de obtenci n de hegemon a 4 . Sobre la dominacin de la burguesa, G ramsci seala que la hegemon a presupone tener en cuenta los i ntereses y las tendenci as de los grupos sobre los cuales se ejerce, y la forma- cin de un cierto equilibrio de compromiso, es deci r, que el grupo di ri gente haga sacri fi ci os de orden econmi co-corporati vo para man- tener su domi naci n 5 . Lo anteri or resalta una prctica poltica fundamental, en el sentido de que la clase pol ti ca domi nante ti ene que ser no solo gobernante, si no di ri gente; debe de articular losi nteresesdel pueblo con lossuyos propi os. Esta arti culaci n pol ti ca no ocurri en una escala naci onal en todos los pa ses, segn se comprobar msadelante. Sobre la construccin de losEstados-nacin, Hobsbawm seala que en este proceso los Estados se si rven de i nstrumentos tales como la ci udadan a, la educaci n, el ejrci to, etc. para transmi ti r su i dea de naci n haci a el resto de sectoressoci ales 6 . Si n embargo, las i deas de naci n tambi n reci ben la i nfluenci a de lossectoressubalternos, quienesreelaboran y adaptan a suscondicionesparticulareslo que las li tes i ntelectuales, econmi cas y pol ti cas producen para legi ti marse en el poder 7 . El Estado asumi el control de la acti vi dad deporti va por la propi a necesi dad de salva- guardar el orden pblico durante la realizacin de manifestacioneso espectculosrelacionados con ella, ya fuera por losproblemasde movili- dad urbana o vial creadospor el desarrollo de los eventos, por la asi stenci a de una multi tud de espectadores o por la posi bi li dad de que surgi eran comportami entos agresi vos entre algunos sectores del pbli co que ori gi naran si tuaci ones de vi olenci a colecti va. Asi mi smo, 2. Foucault, M., Vigilar y castigar, Madrid: Siglo XXI, 2000. 3. Segn el enfoque weberiano, la legitimidad de una dominacin debe considerarse solo como una probabilidad, la de ser tratada prcticamente como tal y mantenida en una proporcin importante. Esta idea se encuentra contenida en Weber, M., Economa y sociedad, Mxico D. F.: Fondo de Cultura Econmica, 1999, p. 171. 4. Williams, R., Marxismo y literatura, Barcelona: Editorial Pennsula, 1980, p. 131. 5. Gramsci, A., Notas sobre Maquiavelo, sobre poltica y sobre Estado moderno, Mxico D. F.: Juan Pablos Edi- tor, 1975, p. 55. 6. Hobsbawm, E., Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona: Crtica, 1991. 7. Gellner, E., Naciones y nacionalismos, Mxico: Conaculta/Alianza Editorial, 1991. 1073 Ft bol e ident idades nacionales en Cent roamrica Volumen 62 Nmero 709-710 eca Est udios Cent roamericanos influy el deseo higinico de mejorar la condi- cin fsica de la poblacin junto con la afirma- ci n del presti gi o naci onal de losEstados y, por ende, de susgobiernosen relacin con sus ci udadanos que se deri va de la obtenci n de vi ctori as entendi dascomo si gnosde de- sarrollo socioeconmico de lospases en las justasi nternaci onales. Este lti mo factor convi rti a los equi pos deporti vos en delegaci ones naci onales, repre- sentantesdirectosdel honor y del prestigio na- cional, y a susxitosen serviciosal Estado, en moti vos de orgullo naci onali stas y en medi os de i ncrementar el senti do patri ti co de la po- blaci n, especi almente de la juventud. Segn se evi denci a, el deporte y por ende, el ft- bol esun instrumento para alcanzar prestigio i nternaci onal no solo a travsde lasvi ctori as, sino que tambin mediante la organizacin de grandes pruebas deporti vas, lo que pone de manifiesto la capacidad administrativa, tcnica y econmi ca del pa sanfi tri n 8 . En Amri ca Lati na, los estudi os ci ent fi cos del ftbol se ubi can a parti r de 1982 con la publi caci n de O universo do futebol, una compi laci n de Roberto Da M atta, donde resalta el enfoque centrado en la ri tuali dad. Si n embargo, hay que esperar hasta los aos noventa para que el trabajo pi onero de Da M atta se traduzca en producci n i ntensi va, en la consti tuci n de grupos estables, alrededor de tres ncleos: los vi nculados con la hi stori a del deporte y la educaci n f si ca en la Uni ver- si dad Estatal de Campi nas ( Uni camp) , Brasi l; losabordajesque cruzan la educacin fsica, la antropolog a, la soci olog a y la hi stori a en R o de Janei ro ( bsi camente, en la Uni versi dad G ama Filho y en la Universidad del Estado de Ro de Janeiro) ; y el grupo de Esporte e M idia en el marco de I ntercom, la sociedad brasilea de estudiosde comunicacin, organizado alre- dedor de Srgio Carvalho en la Universidad de Santa M ar a ( R o G rande do Sul) . El i mpulso cientfico brasileo influy en el resto de Am- ri ca del Sur, donde a parti r de medi ados de los noventa Per, Chi le, Uruguay y Argenti na comi enzan a produci r trabajosmulti di sci pli na- ri ossobre el balompi 9 . Una vez hecha esta contextuali zaci n, tengo que sealar que lo que a conti nuaci n expondr son las pri nci pales conclusi ones de mi s i nvesti gaci ones sobre el fenmeno del ftbol en tres pa ses de Centroamri ca, las cuales abarcan desde su i ntroducci n a fi nesdel si glo XI X hasta medi adosdel si glo XX, haci endo hi ncapi en su papel como elemento transmisor de un sentimiento de per- tenenci a naci onal. En el caso de G uatemala, El Salvador y Costa Ri ca, el ftbol se ubi ca dentro de un contexto general de di versi ones, cuya prcti ca soci al excluyente hi zo que se creara una di vi si n marcada con respecto a lossectoresque lasejecutaban. Empero, tales entretenci ones no se reali zaron en un vac o cultural, no eran las ni cas, ya que pese a la llegada de lasdi versi ones modernas, tambi n exi st an las procesi ones reli gi osas y prcti cas ldi cas coloni ales como las peleas de gallos, lascorri dasde torosy el bi llar. Tambi n debe comprenderse que la construcci n soci al del ti empo li bre no depende ni camente de un solo factor preponderante ( econmi co o edu- cati vo) , si no del juego de mlti ples vari ables que se modulan recprocamente. Ademsde la posi ci n soci al, son notori amente i mportantes el gnero y la edad 10 . Sobre las fuentes y la metodolog a em- pleada se debe i ndi car que los peri di cos de ci rculaci n naci onal y local permi ti eron la reconstrucci n del desarrollo hi stri co del ba- 8. Velsquez Buenda, R., El deporte moderno. Consideraciones acerca de su gnesis y de la evolucin de su signicado y funciones sociales, efdeportes.com, 36, mayo 2001. Disponible en http://www.efdeportes.com/ indic36.htm. 9. Alabarces, P. (comp.), Peligro de gol. Estudios sobre deporte y sociedad en Amrica Latina, Buenos Aires: Clacso, 2000, pp. 13-15. 10. Garca Canclini, N., Consumidores y ciudadanos. Conictos multiculturales de la globalizacin, Mxico D. F.: Grijalbo, 1995. p. 97. Volumen 62 Nmero 709-710 eca Est udios Cent roamericanos 1074 Ft bol e ident idades nacionales en Cent roamrica lompi , as como el apoyo que tuvo por parte del Estado y de la i glesi a catli ca. De El Gua- temalteco, Diario Oficial de El Salvador y La Gaceta de Costa Ri ca se extrajeron las di spo- si ci onessobre el control soci al y la promoci n estatal del ftbol. Debi do a su di sponi bi li dad, solo para el caso costarri cense se emplearon las cartas pastorales para anali zar la posi ci n de la i glesi a catli ca sobre la expansi n del ftbol. Guat emala 1901-1950 Haci a medi ados del si glo XI X, tanto G ua- temala como El Salvador y Costa Ri ca logran vincularse definitivamente al mercado mundial por medio del caf. Fruto de esta unin esque lostrespa sesentran en contacto con di feren- tesproductosculturales, uno de ellosel ftbol. Tanto en G uatemala como en los otros dos pa sesde anli si s, el balompi fue i ntroduci do por jvenes que estudi aron en I nglaterra, y por inglesesresidentesen la regin. En susini- ci os, en G uatemala el deporte fue controlado por la li te de las ci udades ( bsi camente por cri ollos, ladi nos ri cos, mi li tares, comerci antes y extranjeros) del centro y del occi dente ca- fetalero del pa s. La zona cari bea se agreg a este acaparami ento regi onal del mercado deporti vo a travs de la Uni ted Frui t Com- pany, la cual controlaba esa zona del pa spor medi o del enclave bananero. Hasta 1901, la gran mayor a de las di sci pli nas emergentes en el pa s eran de prcti ca i ndi vi dual y de dominio privado. El nacimiento del ftbol y de los deportes colecti vos permi ti que la pugna pol ti co-i denti tari a entre las urbes tuvi era un nuevo canal de transmi si n, donde Q uetzal- tenango recurr a a la rei vi ndi caci n de una herenci a qui ch dentro de un di scurso de di - mensin centroamericana opuesto al proyecto centrali zador capi tali no 11 . El ftbol, durante los aos estudi ados, se convi rti en un i mportante agluti nador soci al del mundo no i nd gena de G uatemala, i ncor- porndose paulati namente a la coti di ani dad y vi da de los di ferentes actores del mundo ladino, sobre todo citadinos. La concentracin de capi tal y de las mejores v as de comuni - caci n para la reali zaci n de parti dos hi zo que el balompi fuera parte de la i denti dad naci onal ladi na del centro y occi dente del pa s. Empero, poco a poco, las dems partes de G uatemala comenzaron a ser i ntegrantes del i magi nari o colecti vo y a vi ncularse cultu- ralmente en una forma secular tanto a nivel local y regi onal como naci onal a travs de este deporte. Pese a esto, a parti r de 1924, con el tri unfo de la selecci n de G uatemala sobre la de Q uetzaltenango, los pri nci pales clubes se ubi caron en la capi tal, detentando as sta la representaci n naci onal. Asi mi smo, el campeonato naci onal balompdi co logr una importante movilidad de personas, clubes y directivos, lo cual fue creando una identidad comn como deporti stas guatemaltecos. Es evi dente que el ftbol fue parte de la masculinidad; sin embargo, la actividad que se genera alrededor de l no se limita nicamente al encuentro deporti vo de 22 jugadores. En esto la parti ci paci n femeni na ladi na fue si en- do cada vez msnotori a al i nsertarse en acti - vi dades que permi ti eron su populari zaci n y el acceso a su prctica. La intensa promocin, vigilancia y modernizacin que le imprimieron losmediosde comunicacin y variosentusias- tas a escala naci onal hi ci eron del ftbol un elemento i mportante en la esfera pbli ca na- ci onal. La prcti ca del ftbol entre losni osy los trabajadores i mpuls a esta di sci pli na por todo el pas. Debido a la prdida del campeo- nato centroameri cano de ftbol de 1921 ante Costa Ri ca, en G uatemala paulati namente la prcti ca del deporte se fue desplazando de la li te haci a los sectores trabajadores ms di estros en su ejecuci n. Esto permi ti elevar el ni vel de competi ti vi dad a ni vel naci onal e i nternaci onal. Tal hecho produjo la absorci n de lostrabajadoresy de ciertosgrupostnicos subalternos como el chino y el garfuna, por 11. Taracena Arriola, A., El regionalismo altense y la lite ladina de Quetzaltenango (1880-1920), Trace, 37, junio 2000, pp. 41-54.