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Bowling for Columbine

El documental muestra a través de imágenes cómo una sistemática política de


propalar el miedo causa comportamientos violentos que se ven favorecidos por la facilidad
con la que se accede a las armas. La ironía está presente en todo el documental y forma
parte del montaje. Se contraponen, por ejemplo, imágenes con canciones que no
corresponden al contexto. Se escucha What a Wonderful World, una de las piezas más
entrañables del cancionero norteamericano, y se muestran acciones bélicas del gobierno
norteamericano que pueden recibir cualquier calificativo menos “entrañables”. Se insertan
audios en contextos en los que su aparición resulta una forma de humor negro. Recuerdo las
llamadas desesperadas de padres de familia en la escuela de Columbine y la inserción de un
audio que felicita a la conductora de un programa radial. Se muestra imágenes de una
persona entrecortadas con acontecimientos que le son adversos. El discurso de Charlton
Heston contrastado con imágenes de gente protestando es un buen ejemplo de esto. La
ironía está por doquier.

Moore echa mano de múltiples formas de expresión como el recurso de la foto fija,
las imágenes de archivo de noticieros, filmaciones familiares de cámaras cinematográficas
de pequeños formatos (16 milímetros o menos), dibujos animados, cámaras de seguridad,
audios de llamadas telefónicas, canciones populares, videos institucionales, películas de
cine y video. Las entrevistas que realiza Michael Moore están hechas en video y hay que
decir que aquí se presentan las mayores debilidades del documental desde el punto de vista
formal, habida cuenta del poco control de la luz con el que se ha contado. Moore no tuvo en
cuenta el corto rango dinámico del video (no mayor a cinco pasos) y por eso Bowling for
Columbine adolece de luces altas que sin duda son más un error que un tipo de propuesta
estética. Cuando hace su entrevista en la agencia bancaria donde se regalan armas, los
brillos de las persianas exceden el rango dinámico del video. Las luces altas también
colapsan antes de entrevistar a Manson, lo mismo sucede antes de entrar a Kmarkt. Lo
opuesto ocurre en la casa de Charlton Heston, en donde las sombras son tan profundas que,
cuando Heston huye, no se distinguen texturas. También se fuerza la cámara levantando la
ganancia de la misma en la entrevista a la profesora de la niña asesinada por su compañero
de seis años. Ésas son las desventajas de trabajar en video.

Una característica del montaje es que se va pasando de un tema a otro o bien a


través de imágenes de corta duración unidas por un tópico común que por lo general está
musicalizado, o bien por un tipo de video que funciona como una unidad. Lo primero
sucede desde el comienzo con la canción Gloria y las cosas que suceden todos los días en
USA: el trabajo de los granjeros, el reparto de los lecheros y el bombardeo a otros países; se
vuelve a dar con la música de Happiness y las imágenes de gente armada: ancianos, niños e
incluso un ciego; paso algo similar después de entrevistar a los adolescentes de Columbine
donde se ve con una voz en off el tema común de los niños y el miedo, con imágenes de
archivo, de noticieros e inclusive un video institucional; lo propio podemos decir del tema
del miedo con el audio de un corazón latiendo que presenta una sucesión de imágenes de
corta duración: negros, abejas, el virus del año 2000, el Halloween, etc.
Lo segundo se aprecia con la presentación de Heston, la entrevista al creador de
South Park, la entrevista a Manson, la entrevista a la profesora de nido, la historia
americana contada en dibujos animados, el episodio con la prensa y Kmarkt, etc. El
montaje avanza de un tema a otro como una suerte de diagrama de flujo que nos conduce
por donde Moore nos quiere llevar.

En lo que a investigación se refiere, se presenta el problema de la violencia desatada


por adolescentes en una secundaria y se indaga por las razones. Los datos son contundentes.
Las tasas de asesinatos por armas de fuego en USA son superiores a naciones que ellos
consideran sus pares: Francia, Alemania, Gran Bretaña, Japón, Australia y Canadá. Se
presentan posibles causas como las películas, la situación familiar, la posesión de armas, la
pobreza, la historia de violencia, los videojuegos o la música.

La investigación concluye que ninguno de estos factores exacerba la violencia, pues


las otras naciones tienen las mismas circunstancias, pero no los mismos resultados. Moore
conduce su investigación al Canadá, un país de puertas abiertas, donde se da con la sorpresa
que no existe una cultura del miedo, como la que se propala a través de los medios de
comunicación masivos.
En resumen, Bowling for Columbine es un documental con buen montaje, que
exhibe una investigación prolija y que tiene su lado débil en la fotografía.

José Antonio Salas García

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