Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
la fecha las causas son desconocidas, aún y cuando desde hace muchos años se le
reconoce como un trastorno del desarrollo.
¿Qué enseñar?:La Psicología del desarrollo del niño normal es hoy la base
más eficaz para encontrar esos objetivos. Por tanto, el estudio, descriptivo y
explicativo, de cómo el niño normal va construyendo, en interacción con las
demás personas, su conocimiento social es un tema de obligado
conocimiento para quien tenga que planificar la intervención educativa de
alumnos con autismo.
Actualmente se considera que una conducta más que ser problema (lo que
indicaría una especie de "culpabilidad" en quien la realiza) se dice que es una
conducta desafiante (en cuanto que desafía al entorno, a los servicios y a los
profesionales, a planificar y rediseñar esos entornos para que tenga cabida
en ellos la persona que realiza esas conductas y para que pueda ofrecerse
dentro de ellos la respuesta más adecuada para la modificación de esas
conductas).
Debe existir una estrecha relación de los profesionales que ofertan una
respuesta educativa a estos niños con sus familias. Uno de los objetivos que
han de perseguirse con esta relación es llevar a cabo las mismas pautas de
educación en la casa y en la escuela, enseñando a los padres las maneras
más adecuadas de actuación ante las acciones de su hijo. Pero otro objetivo
debería ser el dar apoyo psicológico a esas familias, en las que el hecho de
tener un miembro con autismo les pone en una situación de vulnerabilidad y
riesgo.
PRUEBAS DE DIAGNOSTICO DEL AUTISMO
Dimensión Social
1.3 Relaciones infrecuentes, inducidas, externas con iguales. Las relaciones más
como
1.4 Motivación de relación con iguales, pero falta de relaciones por dificultad para
comprender sutilezas sociales y escasa empatía. Conciencia de soledad.
2.1 Ausencia completa de acciones conjuntas o interés por las otras personas y sus
acciones.
3.2 Respuestas intersubjetivas primarias, pero ningún indicio de que se vive al otro
como "sujeto".
3.4 Conciencia explícita de que las otras personas tienen mente, que se manifiesta
en la solución de la tarea de TM de primer orden. En situaciones reales, el
mentalismo es lento, simple y limitado.
4.2 Conductas instrumentales con personas para lograr cambios en el mundo físico
(i. e. Para "pedir"), sin otras pautas de comunicación.
4.3 Conductas comunicativas para pedir (cambiar el mundo físico) pero no para
compartir experiencia o cambiar el mundo mental.
5.1 Mutismo total o funcional. Puede haber verbalizaciones que no son propiamente
lingüísticas.
5.3 Lenguaje oracional. Hay oraciones que no son ecolálicas, pero que no
configuran discurso o conversación.
6.2 Asociación de enunciados verbales con conductas propias, sin indicios de que
los enunciados se asimilen a un código.
6.3 Comprensión (literal y poco flexible) de enunciados, con alguna clase de análisis
estructurales. No se comprende discurso.
Dimensión de Anticipación/Flexibilidad
7. Trastorno de la Anticipación.
8. Trastorno de la Flexibilidad.
Rígido perfeccionismo.
9.2 Sólo se realizan actividades funcionales breves con consignas externas. Cuando
no las hay, se pasa al nivel anterior.
9.4 Actividades complejas de ciclo muy largo, cuya meta se conoce y desea, pero
sin una estructura jerárquica de previsiones biográficas en que se inserten.
Dimensión Simbolización
DEFINICIÓN AUTISMO
"Las personas con trastorno autista -señala la DSM-IV- pueden mostrar una amplia
gama de síntomas comportamentales, en la que se incluyen la hiperactividad,
ámbitos atencionales muy breves, impulsividad, agresividad, conductas auto-
lesivas, y especialmente en los niños rabietas.
Posteriormente, en algunos casos este retraso persiste por muchos años, incluso
toda la vida, pero en los demás, da paso a un peculiar desarrollo alterado de la
comunicación
La etiología del autismo sólo puede presentarse como algo problemático, pendiente
de solución
Es imposible que un niño se vuelva autista por falta de amor de sus padres o
porque menos consistentes en sus intentos de educar a sus hijos
Según las investigaciones actuales, existe una gran evidencia de que el autismo
tiene una base orgánica, aunque hoy por hoy permanece desconocida. Una de las
primeras pruebas de que existe una implicación orgánica en el :autismo fue el
descubrimiento de que la epilepsia aparece en más de una cuarta parte de los
adolescentes autistas. Los síntomas autistas son consecuencia de una alteración
neurobiológica, primaria o secundaria, estructural o funcional, imposible todavía de
delimitar con los métodos de que disponemos, habiéndose descrito, en
determinados casos, anomalías estructurales, alteraciones metabólicas, de
histología cerebral, trastornos genéticos, bioquímicos, procesos infecciosos...
Hasta el momento, los estudios realizados no parecen apuntar hacia una causa
única en el autismo infantil, sino más bien a considerar que este síndrome es
consecuencia de una variedad de etiologías neuropatogénicas. En todo caso,
cualquiera de las anomalías arriba mencionadas son susceptibles de dañar sistemas
cerebrales críticos para el desarrollo del autismo. El avance de las neurociencias
constituye hoy una esperanza para e! esclarecimiento de las sutiles y graves
disfunciones cerebrales que subyacen en autismo infantil.
Diagnostico Diferencial
• Autismo y esquizofrenia
• Existen diferencias en cuanto a la edad de comienzo: la esquizofrenia
raramente comienza antes de la adolescencia, mientras que el comienzo del
autismo es anterior a los tres años.
• En la fenomenologáa:en el autismo no se dan los delirios y alucinaciones
como en la esquizofrenia.
• En la evolución: en la esquizofrenia existen episodios con periodos de
normalidad o próximos a la normalidad, mientras que en el autismo hay una
persistencia de la alteración.
• En la asociación con crisis epilépticas: aproximadamente la cuarta parte
de los autistas sufren accesos epilépticos en la adolescencia; sin embargo,
tal asociación esrara en la esquizofrenia.
• En la distribución por sexo: en la esquizofrenia no se aprecia el notable
predominio de varones (en una proporción de 4 a 1) que se da en el
autismo. -
• Autismo y retraso mental
El diagnóstico diferencial se basa ante todo - tal y como han mostrado los trabajos
de Rutter (1984) - en la observación del uso que el niño hace de los símbolos,
aparte del lenguaje hablado: los niños con trastorno del lenguaje utilizan gestos
para hacerse comprender, manifiestan capacidad imaginativa para el juego...
Permanecen, Sin embargo, según señalan Rutter y Schopler (1984), cinco grandes
áreas de controversia con respecto a los límites del autismo como entidad
diagnóstica válida:
• Síndromes pseudoautistas en niños con deficiencia mental severa.
• Desórdenes pseudoautistas en individuos de inteligencia normal, sin graves
retrasos en el desarrollo general o específico.
• Desórdenes pseudoautistas de aparición tardía que siguen a períodos
prolongados de desarrollo normal.
• Desórdenes severos que aparecen en la primera infancia o en la niñez,
caracterizados por gran número de conductas extrañas.
• El área de intersección entre autismo y desórdenes severos en el desarrollo
del lenguaje receptivo.
Parece evidente, para estos autores, que no existe un punto de separación claro
entre autismo y otros desórdenes que comparten algunas características
conductuales, pero que no satisfacen en su totalidad el conjunto completo de
diagnósticos aceptados.
Tratamientos para el
autismo
por Fco. Javier Garza Fernández
¿Qué es el autismo?
El autismo no es una enfermedad, sino más bien undesorden del desarrollo de las funciones
del cerebro. Las personas con autismo clásico muestran tres tipos de síntomas: interacción
social limitada, problemas con la comunicación verbal y no verbal y con la imaginación, y
actividades e intereses limitados o poco usuales. Los síntomas de autismo usualmente
aparecen durante los primeros tres años de la niñez y continúan a través de toda la vida.
Aunque no hay cura, el cuidado apropiado puede promover un desarrollo relativamente normal
y reducir los comportamientos no deseables. Las personas con autismo tienen un largo de vida
normal.
Tabla de Contenido
¿Qué es el autismo?
¿Cuáles son algunas señales comunes del autismo?
¿Cómo se diagnostica el autismo?
¿Qué causa el autismo?
¿Qué papel juega la genética?
¿Cambian los síntomas del autismo con el tiempo?
¿Cómo puede ser tratado el autismo?
¿Qué aspectos del autismo se están estudiando?
¿Dónde puedo encontrar más información?
Se estima que el autismo afecta de dos a diez personas por cada 10,000 habitantes,
dependiendo del criterio de diagnóstico usado. La mayoría de los estimados que incluyen a
personas con desórdenes similares son de dos a tres veces más altos. El autismo ataca a los
varones cuatro veces más a menudo que a las hembras, y ha sido encontrado a través de todo
el mundo en personas de todas las razas y nivéles sociales.
El autismo varía grandemente en severidad. Los casos más severos son caracterizados por
comportamiento extremadamente repetitivo, no usual, auto dañino y agresivo. Este
comportamiento puede persistir por mucho tiempo y puede ser muy difícil de cambiar, siendo
un reto enorme para aquellos que deben convivir, tratar y educar a estos individuos. Las formas
más leves de autismo se asemejan a un desorden de personalidad percibido como asociado a
una dificultad en el aprendisaje.
Muchos niños con autismo se absorben en movimientos repetitivos tales como mecerse y
enrollarse el pelo, o en comportamiento auto dañino tal como golpearse la cabeza o morderse.
Ellos también suelen comenzar a hablar más tarde que otros niños y se refieren a ellos mismos
por el nombre en vez de "yo" o "a mi." Algunos hablan con una voz cantada sobre un número
limitado de tópicos favoritos con poca consideración del interés de la otra persona a quién le
están hablando.
Las personas con autismo a menudo responden anormalmente a sonidos, el tacto u otros
estímulos sensoriales. Muchos muestran una sensitividad reducida al dolor. Ellos también
pueden ser extraordinariamente sensitivos a otras sensaciones. Estas sensitividades no
usuales pueden contribuir a síntomas de comportamiento como el resistirse a ser abrazado.
Los niños con algunos de los síntomas de autismo, pero no con suficientes como para ser
diagnosticados con la forma clásica del desorden, son frequentemente diagnosticados con el
desorden extendido del desarrollo - no específico (PDD - NOS del inglés "pervasive
developmental disorder - not otherwise specified"). El término síndrome de Asperger es algunas
veces usado para describir a personas con comportamiento autista pero con buen desarrollo de
las destrezas del lenguaje. Los niños que parecen normales en sus primeros años y que luego
pierden destrezas y comienzan a mostrar un comportamiento autista suelen ser diagnosticados
con el desorden desintegrativo de la niñez (CDD del inglés "childhood disintegrative disorder").
Las niñas con el síndrome de Rett, un desorden genético ligado al sexo caracterizado por un
desarrollo del cerebro inadecuado, convulsiones y otros problemas neurológicos, también
pueden mostrar un comportamiento autista. PDD - NOS, el síndrome de Asperger, CDD y el
síndrome de Rett son a veces llamados el espectro de desórdenes del autismo.
Ya que los problemas de audición pueden ser confundidos con autismo, los niños con
desarrollo tardío del habla deben ser examinados de la audición. Algunas veces los niños
tienen dificultades de audición además de autismo. Cerca de la mitad de las personas con
autismo tienen una puntuación más baja de 50 en exámenes de IQ, 20 porciento tienen una
puntuación entre 50 y 70, y 30 porciento tienen una puntuación más alta de 70. Sin embargo,
estimar el IQ en niños pequeños con autismo es a menudo difícil porque los problemas del
lenguaje y comportamiento interfieren con el examen. Un porcentaje pequeño de las personas
con autismo son savants. Estas personas tienen destrezas limitadas pero extraordinarias en
áreas como la música, las matemáticas, el dibujo o la visualización.
En una minoría de los casos, desórdenes tales como el síndrome del X frágil, esclerosis
tuberosa, fenilcetonuria no tratada y rubela congénita causan comportamiento autista. Otros
desórdenes, incluyendo el síndrome de Tourette, impedimentos en el aprendizaje y el desorden
del déficit de la atención, a menudo ocurren con el autismo pero no lo causan. Debido a
razones aún desconocidas, alrededor del 20 al 30 porciento de las personas con autismo
también desarrollan epilepsia cuando llegan a la etapa adulta. Aunque personas con
esquizofrenia pueden mostrar comportamiento similar al autismo, sus síntomas usualmente no
aparecen hasta tarde en la adolescencia o temprano en la etapa adulta. La mayoría de las
personas con esquizofrenia también tienen alucinaciones y delusiones, las cuales no se
encuentran en el autismo.
Intervenciones de educación/conducta:
Medicación:
Los médicos pueden recetar una variedad de medicamentos para reducir la conducta
autodañina u otros síntomas problemáticos del autismo, así como condiciones asociadas tales
como la epilepsia y los desórdenes de atención. La mayoría de estos medicamentos afectan los
niveles de serotonina u otros químicos mensajeros en el cerebro.
Existen muchas otras intervenciones disponibles, pero pocas, si alguna, son apoyadas por
estudios científicos. Estas terapias permanecen en controversia y puede que reduzcan o no un
síntoma específico de una persona. Los padres deber usar cautela antes de subscribirse a un
tratamiento en particular. La consejería a las familias de las personas con autismo puede
ayudarles a lidiar con el desorden.
BRAIN
P.O. Box 5801
Bethesda, MD 20824
(800) 352-9424
http://www.ninds.nih.gov/
1
Adaptado de Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders IV y el International
Classification of Diseases -10.
Preparado por:
Office of Communications and Public Liaison
National Institute of Neurological Disorders and Stroke
National Institutes of Health
Bethesda, MD 20892
El material del NINDS sobre la salud se ofrece solamente para propósitos informativos y no
significa un endoso ni la posición oficial del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y
Apoplejía o de ninguna otra agencia federal. Cualquier recomendación sobre el tratamiento o
cuidado de un paciente en particular debe obtenerse a través de una consulta con un médico
que lo haya examinado o que esté familiarizado con el historial médico de dicho paciente.
Así como les enseñamos a los autistas diferentes habilidades que van desde
imitación, auto cuidado, cognitivas, etc. se le puede enseñar a demostrar
sentimientos. En el caso muy particular de mi hijo, quien tiene 9 años y es autista
severo, habla muy poco y su entendimiento es bastante limitado, sin embargo,
aprendió a dar besos, abrazos, sonreir y hacer diferentes caras (enojado, contento,
etc.) y ahora que ya sabe demostrar su afecto, es sumamente cariñoso con la
gente.
Los autistas sí sienten, aman y sufren al igual que nosotros, solo que no saben
expresarlo de la manera a la que estamos acostumbrados.
5. Necesito más orden del que tú necesitas, que el medio sea mas predecible de
lo que tú requieres. Tenemos que negociar mis rituales para convivir.
11. No me pidas siempre las mismas cosas ni me exijas las mismas rutinas. No
tienes que hacerte tú autista para ayudarme. ¡El autista soy yo, no tú!
13. Merece la pena vivir conmigo. Puedo darte tantas o más satisfacciones que
otras personas, aunque no sean las mismas. Puede llegar un momento en
tu vida en que yo, que soy autista, sea tu mayor y mejor compañía.
14. No me agredas químicamente. Si te han dicho que tengo que tomar una
medicación, procura que sea revisada periódicamente por el especialista.
17. No tienes que cambiar completamente tu vida por el hecho de vivir con una
persona autista. A mí no me sirve de nada que tú estés mal, que te
encierres y te deprimas. Necesito estabilidad y bienestar emocional a mi
alrededor para estar mejor. Piensa que tu pareja tampoco tiene culpa de lo
que me pasa.
18. Ayúdame con naturalidad, sin convertirlo en una obsesión. Para poder
ayudarme, tienes que tener tus momentos en que reposas o te dedicas a tus
propias actividades. Acércate a mí, no te vayas, pero no te sientas como
sometido a un peso insoportable. En mi vida, he tenido momentos malos,
pero puedo estar cada vez mejor.
19. Acéptame como soy. No condiciones tu aceptación a que deje de ser
autista. Sé optimista sin hacerte "novelas" o “castillos en el aire”. Mi
situación normalmente mejora, aunque por ahora no tenga curación.
Autismo y sindrome de
asperger
por Fco. Javier Garza Fernández
Síntomas conductuales
Existen tres comportamientos distintivos que caracterizan este trastorno. Los
niños autistas presentan una dificultad ostensible para interactuar socialmente,
experimentan problemas de comunicación tanto verbal como no verbal y
muestran comportamientos reiterativos, intereses muy limitados u obsesivos.
Suelen ser los padres y los educadores los primeros en advertir síntomas de
autismo, incluso a partir de etapas tan precoces como la lactancia. Un bebé con
autismo puede no responder a la presencia de otras personas o concentrarse
solamente en un objeto, excluyendo a otros y durante periodos muy
prolongados. Pero un niño autista puede aparentar también un desarrollo
normal y luego replegarse y volverse indiferente a los contactos sociales.
El diagnóstico de esta condición puede ser establecido por medio del análisis de
los cromosomas.
Tratamiento
El tratamiento de todas las condiciones aquí descritas depende en la posibilidad
de encontrar recursos adecuados, a menudo escasos, o peor aún inexistentes.
El tratamiento depende en la oportunidad de obtener servicios especializados.
La psicopedagogía
Las aplicaciones psicopedagógicas introducidas en Washington University en el
año 1967 por este mismo autor, perduran como la modalidad preferida de
tratamiento.
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Comentarios
Agregar un comentario
Trabajos relacionados
• Los atentados y el inconsciente
Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas
formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa,
puede descargarlo en formato DOC desde el menú superior.
Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de
Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la
responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del
contenido y de Monografias.com como fuentes de información.
El Centro de Tesis, Documentos, Publicaciones y Recursos Educativos más amplio de la Red.
Términos y Condiciones | Haga publicidad en Monografías.com | Contáctenos
© 1997 Monografias.com S.A.
El autismo y su entendimiento
Enviado por Dr. Félix E. F. Larocca | Comentar este trabajo | Ver trabajos relacionados
• Monografías
• Nuevas
• Publicar
• Descargas
• Foros
• Ayuda
Monografias.com > Psicologia
Descargar .doc Imprimir Comentar este trabajo Agregar a favoritos Enviar a un amigo Trabajos
relacionados
Autismo Infantil: Desarrollo y
Sugerencias para su Intervención
Educativa
1. Resumen
2. Introducción
3. Características del Desarrollo de Niños con Autismo
4. Educación del Niño con Autismo; una Propuesta personal
5. Referencias Bibliográficas
Resumen:
El siguiente paper, pretende mostrar una revisión general y comprensiva del
síndrome autista, principalmente en la etapa infantil, a partir de la recopilación
bibliográfica existente más reciente, considerando algunas últimas
investigaciones que se han realizado sobre el tema, y la experiencia personal
desde mi práctica en la intervención con niños y niñas con necesidades
educativas especiales. El trabajo se inicia con una introducción que señala mi
motivación e interés sobre el estudio del autismo, luego deriva a una
caracterización del desarrollo de los niños con autismo, considerando la
detección de los síntomas, el patrón evolutivo del autismo, sus características
según edad, su desarrollo cognitivo, social, comunicacional y emocional, para
finalizar con una propuesta personal acerca de la educación e intervención de
los niños con autismo.
Introducción
Mi interés por el autismo se presentó cuando nació Francisca, mi hija menor.
Antes de los 12 meses de vida, me di cuenta que algo extraño se presentaba en
ella y me recordaba algunas clases de Psicología del Desarrollo, donde vimos en
los Trastornos Generalizados de la Infancia, un trastorno denominado Autismo.
Francisca coincidía con algunos patrones conductuales característicos que se
han observado en el inicio del desarrollo de niños con Autismo (Filipek, 1999,
en Charman, Baird, 2002): no sonreía, no seguía con la mirada los objetos
cuando se le colocaban frente a su visión, pero si se lo dejaba a un lado y me
retiraba lo buscada, no mantenía contacto ocular con las personas, sí con
objetos o partes de las personas que le llamaban la atención, como objetos
brillantes. Parecía sorda en algunos momentos cuando se le colocaban cerca de
la oreja algunos estímulos, sin embargo ante ruidos inesperados lloraba, o si
sonaba algún objeto metálico con el viento ella inmediatamente buscaba el
sonido con la mirada. No reaccionaba ante su nombre ni palabras familiares,
presentaba ciertas estereotipias con las manos y brazos, como movimientos sin
sentido, no emitía palabras, sí gestos guturales. No jugaba con otros ni
reaccionaba frente otros niños. Presentaba movimientos rápidos del cuerpo con
un marcado retraso de la motricidad gruesa. No reaccionaba cuando la cogían
en brazos de una manera afectiva o hacia la demostración de afectos de otras
personas, parecía no reconocer familiares de gente desconocida, entre otras
características. Sin embargo, al realizarle por más de dos años diversas
evaluaciones y tratamientos se descubrió que no poseía dicho trastorno sino uno
menos frecuente: Síndrome de Angelman, muy similar al Autismo, pero en la
medida que fue creciendo se empezaron a manifestar las diferencias. Sin
embargo mi interés en el Autismo siguió presente, sobretodo en la actualidad,
ya que trabajo en dos centros de atención para niños con necesidades educativas
especiales: un hogar de menores con discapacidad y una escuela especial, donde
en ambos lugares me toca intervenir con algunos niños con dicho trastorno. En
dichas instituciones he aprendido sobre la importancia de la claridad del
diagnóstico, del trabajo multidisciplinario, de la intervención y estimulación
temprana acorde a las potencialidades y necesidades de cada niño, de
considerar el desarrollo de todas las áreas (cognitivas, afectivas, sociales,
psicomotoras) de manera integral, la integración de la familia y educadores y de
todas las instancias comunitarias en las cuales el niño se interrelaciona en su
desarrollo y de la capacitación y actualización teórica y práctica constante de los
profesionales que intervenimos en dichos contextos familiares, educacionales y
comunitarios.
En la siguiente exposición, pretendo mostrar una breve revisión básica y
aplicada, con una finalidad no sólo informativa, sino más bien crítica y
comprensiva de las intervenciones actuales en el ámbito del trastorno Autista,
revisando aspectos elementales sobre la detección, desarrollo, evaluación e
intervención con niños con Autismo considerando mi novata experiencia y la
revisión bibliográfica limitada que existe en el ámbito psicoeducativo.
Características del Desarrollo de Niños con Autismo
El término "Autismo" - que proviene del griego y significa "sí mismo" - fue
tomado por Kanner del término planteado por Bleuler originalmente, siendo
este último en 1911 quien lo utiliza para referirse a los pacientes con
esquizofrenia que tendían a retirarse del mundo social para sumergirse en sí
mismos a las fantasías de sus pensamientos (Frith, 1999). Kanner toma el
término para referirse a la incapacidad para establecer relaciones sociales,
diferenciándose del concepto de Bleuler por que consideraba que las personas
con autismo tenían una deficiente imaginación (Rivière, 1997).
He aquí las confusiones que ha desencadenado el término hasta nuestros días,
cuando se le denomina a dicho trastorno como esquizofrenia infantil o psicosis
infantil como similar al Autismo, confundiéndose no solo su tratamiento sino
también las causas, existiendo durante mucho tiempo la creencia de que el
Autismo infantil era producto de un desarrollo deficiente o desorganizado de las
madres con respecto a la formación de vínculo y apego en las primeras etapas de
la infancia temprana, respaldada por la visión psicodinámica (Rivière, 1997).
A partir de lo anterior, podría afirmar que hoy en día se sabe que dicha
propuesta no es influyente en el desarrollo del autismo y que este ocurre en
cualquier familia, de cualquier cultura, nivel socioeconómico y etnia, más allá de
los patrones de apego y formación vincular. Cada vez es más fuerte la etiología
neurobiológica, y existe conciencia de que la intervención temprana es
fundamental pues potencia al máximo las capacidades de desarrollo personal y
social del niño y la oportuna guía y orientación a sus familiares y educadores.
Sin embargo, tanto el autismo como los demás trastornos generalizados del
desarrollo, el diagnóstico e intervención temprana es sumamente difícil. Son
pocos los niños que se cree que tienen autismo o síntomas parecidos, y que son
derivados a los profesionales o centros especializados antes de los dos o tres
años de edad perdiendo, por ende, un tiempo crítico e importante para la
implementación de un programa integral de atención (Charman, Baird, 2002,
Mendizábal, 1996).
Para entender dichas dificultades, y proponer una intervención, a continuación
realizaré una caracterización del desarrollo del niño autista, cerrando
posteriormente con una propuesta personal de intervención.
a) Detección de la presencia de Síntomas de Autismo
Según varios autores revisados (Charman, Baird, 2002, Wing, Leekam, Libby,
Gould y Larcombe 2002, Mendizábal, 1996) el diagnóstico temprano de autismo
es cada vez más utilizado, pero también se muestra muchas veces poco exacto e
inestable. Se ha observado que los síntomas presentes en niños de dos años es
muy distinto cuando tienen cuatro años, por lo tanto se considera tomar con
precaución los criterios diagnósticos de los manuales de trastornos mentales
DSM y CIE, considerándose un estudio más acucioso para llegar al diagnóstico
que permitirá una adecuada intervención. Por ende, es fundamental incorporar
a la familia en la detección y seguimiento, y cuando se posee ciertas evidencias,
realizar un seguimiento continuo del desarrollo del niño en conjunto con los
padres, a quienes se debe informar y preparar para estar atentos a los cambios
del desarrollo de su hijo. Cuestionarios como el DISCO (Diagnostic Interview
for Social and Communication, Wing et al, 2002), el CHAT (Baird, Charman et
al, 2000) y las entrevistas estructuradas a padres como el ADI-R (Riviere 1997),
permiten tener un acercamiento más integral al espectro del trastorno autista,
incorporando la vivencia de la familia, quienes son los que interactúan
cotidianamente con el niño, y por ende los primeros que detectan ciertas
diferencias o cambios, por lo tanto, saben como intervenir con el niño en
particular desde su interacción cotidiana, pues como veremos, no existe un
lineamiento y sintomatología única e igual para todos los niños, sino que
manifiesta una serie de características dependiendo del área que se evalúe de su
desarrollo y en qué contextos. Estas entrevistas y cuestionarios de los padres
son un complemento con otras evaluaciones existentes para identificar dicho
espectro, que, valga la redundancia, es sumamente amplio y complejo de
diagnosticar. Entre otras evaluaciones existentes, cabe mencionar las que se
realizan para las funciones cognitivas: tests normativos como los tests de Leiter,
Weschler, Bayley, Brunet, Lezine, Uzgiris-Hunt entre otros (Mendizábal, 1996);
las funciones comunicativas: observaciones estructuradas, los test denominados
PL-ADOS, ACACIA, CARS (Tamarit 2002, Riviére, 1997) videos familiares e
instrumentos clínicos diversos como el Reynell, Richey, ITPA, PLON, Peabody,
Kiernan (Mendizábal, 1996); las funciones sociales: observación estructurada en
el contexto clínico tanto de las interacciones planificadas, PL-ADOS, CARS y no
planificadas con el padre y con la madre, videos familiares e instrumentos
clínicos diversos como los tests normativos como el Brunet-Lezine o Vineland,
test criteriales como el Uzgiris-Hunt o inventarias del desarrollo como el
Battelle, y el test de Carolina del norte (Tamarit, 2002, Riviére, 2002,
Mendizábal 1996); las funciones motoras: Brunet Lezine, PEP-R, Picq y Vayer;
las funciones lúdicas: observaciones semi-estructuradas como el juego libre,
videos familiares e instrumentos clínicos diversos (Mendizábal 1996); las
médicas: pruebas neurológicas y de neuroimagen EEG, TAC, SPECT,
Resonancia Magnética, análisis de sangre y orina, potenciales evocados, entre
otras (Rivière 1997, Mendizábal 1996, De La Barra 1995).
Al revisar estudios de diagnóstico temprano (Baird, Charman et al, 2000, en
Charman, Baird, 2002, Charman, Baird, 2002, Wing et al, 2002, Johnson,
Siddons, Frith y Morton, 1992 y Baron-Cohen, Allen y Gilberg, 1992 en
Mendizábal, 1996) los síntomas del autismo aparecen antes de los tres años pero
es difícil descubrirlos durante el primer año de vida, viéndose más factible
percibirlos durante el segundo año de vida. Al considerar estos datos, se debería
realizar un estudio continuo que detecte tanto los casos ya con problemas
durante el primer año, como los que desarrollan bruscamente los síntomas
después del primer año entre los 12 y 18 meses, cuya última edad es más posible
diagnosticar a través de las observaciones de los padres y educadores al evaluar
preferentemente los aspectos sociales del desarrollo.
b) Patrón evolutivo
Rivière (2002, pág 329) elabora una evolución histórica de la atención a las
personas con autismo, principalmente niños escolarizados, donde considera el
estudio y caracterización del autismo dentro de tres etapas: La primera
corresponde a los años 1943 – 1963, donde se iniciaría con los estudios de
Kanner y la "visión popular" (Rivière 2002, pág. 332) de que consistiría en un
trastorno emocional, donde los padres serían los responsables de que el niño
presente dichos síntomas por los estilos de crianza inadecuados.
La segunda etapa, corresponde a los años 1963 – 1983, en donde se comienza a
dar paso al estudio científico del trastorno autista, asociándolo a trastornos
neurobiológicos, donde las teorías cognitivas y la modificación conductual dio
pie a la investigación e intervención más controlada y sistematizada. En esta
época, tuvo una gran influencia la creación de diversos centros educativos y
asociaciones de padres que contribuyeron a promover una mejor atención e
intervención de las personas con autismo y sus familiares.
La tercera etapa, Rivière la atribuye al enfoque actual que existe sobre el
autismo, la cual concibe a dicho trastorno como "un trastorno del desarrollo"
(Rivière 2002, pág. 333), considerando esencial su investigación no sólo para
comprender el trastorno, sino también para entender en el desarrollo humano
las funciones que son importantes y que muchas veces pasan desapercibidas en
el estudio evolutivo de la expresión normada. Además en esta época son
importantes los estudios que se realizan sobre las causas del autismo. Por otro
lado, los estudios con resonancia magnética, estudios de genética y otras
técnicas neurobiológicas han permitido orientar su etiología. Según De La Barra
(1995) estudios recientes realizados en el ámbito neurobiológico y genético, han
demostrado que es posible encontrar causas orgánicas en un 49% de los casos
detectados con autismo, aumentando dicha etiología, en la medida que se
perfeccionan los métodos de exploración del sistema nervioso central y los
exámenes físicos exhaustivos, como la evaluación genética a través de muestras
sanguíneas. En el ámbito de la investigación psicológica, los aportes de la teoría
de la mente han permitido hipotetizar ciertos motivos del desarrollo cognitivo y
social de las personas con autismo que impide desenvolverse adaptativamente
en ciertos contextos sociales. Dicha teoría fue propuesta por Baron – Cohen,
Leslie y Frith en 1985 (Rivière, 2002) donde plantean que las personas con
autismo serían incapaces de atribuir estados mentales en otras personas, dando
pie a un modelo que hasta el día de hoy ha permitido abrir una serie de
elucubraciones sobre la cognición humana.
Por otro lado Angel Rivière (Riviére, 2002, Rivière 1997, Sibón 1996) propone
considerar al autismo como una dimensión de la personalidad humana,
realizando una propuesta cualitativa - sin desmerecer la cuantitativa, propuesta
por los manuales diagnósticos - del diagnóstico y caracterización del autismo.
Desde esta visión, se plantea un continuo cuyas características se pueden
presentar de manera frecuente o poco frecuente en las personas que poseen el
trastorno autista. Basándose en Wing y Gould (1995 en Rivière 1997 y 1988, en
Sibón 1997), denominado "espectro autista" se presenta este continuo en seis
dimensiones:
• Trastornos cualitativos de la relación social: Irían desde las conductas de
aislamiento hasta las conductas con algún interés vital hacia los demás, con
dificultades en empatía y comprensión social.
• Trastornos de las funciones de la comunicación social: Desde la ausencia de
motivación comunicativa hasta el empleo de conductas comunicativas de
declarar que sólo buscan el cambio del mundo físico, existiendo poca
comunicación recíproca.
• Trastornos del lenguaje: Desde el mutismo total hasta el lenguaje discursivo
con ciertas limitaciones en las funciones comunicativas y de la prosodia del
lenguaje.
• Trastornos de las competencias de imaginación y comprensión social: Desde
la ausencia de conductas imitativas hasta la inhabilidad para empatizar.
• Trastornos de la flexibilidad: Desde el predominio de conductas
estereotipadas hasta la preocupación obsesiva por ciertos contenidos
intelectuales.
• Trastornos del sentido de la actividad: Desde el predominio masivo de
conductas sin propósito, hasta logros complejos (escolaridad) que no se
integran en la imagen de un yo proyectado hacia el futuro.
Creo que esta visión del autismo como un trastorno profundo del desarrollo y a
la vez como un continuo, propone la creación de novedosas guías en el trabajo
con los niños y niñas con autismo desde el primer momento que se diagnostica.
Como he mostrado a través de la revisión bibliográfica, sólo el concepto, su
entendimiento histórico y su caracterización en el desarrollo implica una serie
de definiciones y transformaciones que hacen difícil una orientación única en su
comprensión, y por ende en su intervención. De hecho, para mi ha sido
sumamente difícil concordar en un patrón similar de intervención y guía en el
trabajo psicoeducativo con los niños con autismo, con sus familias y educadores,
generalmente, se tiende a realizar muchos diagnósticos a niños y niñas que no
poseen el síndrome autista, pero sí que presentan ciertos síntomas o
características, como las estereotipias o la ausencia de lenguaje protodeclarativo
(Rivière, 2002, Ruffman, et al, 2001, Gómez, et al, 1998, Rivière 1997, Sibón
1997) - término que refiere a la capacidad de las personas de mostrar, impactar
o influir en la mente o acciones de los otros, basándose en una expectativa
esperada con respecto a la respuesta mental del otro, es decir, de compartir una
experiencia - la preponderancia de una comunicación más protoimperativa -
que refiere a la capacidad de señalar para pedir un objeto, sin considerar en sus
expectativas la respuesta mental del otro – ciertos trastornos de la relación
social, entre otras características, que muchas veces se presentan aisladas o en
conjunto, pero que sin embargo no nos dan los criterios básicos para considerar
el trastorno autista. Por lo tanto, creo que la evaluación integral en el tiempo, y
el conocimiento en profundidad del trastorno tanto a nivel teórico como a nivel
práctico, es sumamente relevante en lo que se refiere a determinar la
intervención que ha de recibir el niño, y en su propia vida y la de quienes le
rodean, pues debemos tener presente que más allá de que la etiqueta no define a
la persona, el que caractericen nuestras conductas en base a ciertos patrones
observados, va a dirigir y contribuir, en una visión positiva a la comprensión y
potencialización de nuestro desarrollo, o en una visión negativa, al perjuicio y
disminución de nuestras posibilidades personales y sociales.
A partir de lo propuesto por ciertos autores (Milne, et al 2002,Charman y Baird,
2002, Guajardo, 2000, Sibón, 1997), presento en un principio una visión
generalizada de las características del desarrollo de los niños con autismo según
edad, y luego según su desarrollo cognitivo, social, comunicacional y emocional.
c) Características del desarrollo del niño con autismo según edad
• De los 0 a los 30 meses: Como decía anteriormente, detectar el síndrome
autista no se realiza normalmente antes del año, quizás porque los padres
asocian tales síntomas a otros déficits, y porque son poco conocidas las pautas
de desarrollo en los dos primeros años de vida del niño con autismo.
Presentan un déficit en el desarrollo del condicionamiento, cruciales para el
desarrollo del contacto afectivo y social de estos primeros meses. A la edad de
seis meses se ha encontrado gran pasividad, falta de afectividad y ausencia de
pautas de anticipación. Se presentan conductas de llanto constante o ausencia
total del mismo. Ciertos problemas en la alimentación como la dificultad para
succionar o tragar. Por otro lado, en el plano afectivo, no le gusta que lo
mimen o simplemente no reacciona ante ello, no alza los brazos para que lo
tomen en brazos y lo acurruquen. También presentan dificultad para
controlar esfínteres. Con respecto a la alimentación, presentan rechazo o
fijación en algunas comidas. Sobre los doce meses aún no se observan las
conductas de comunicación protoimperativas y protodeclarativas, siendo esta
última una de las características más observadas de los niños con autismo.
Con respecto al habla, se presenta mutismo o demora en el desarrollo de las
primeras palabras.
• De los 30 meses a los 5 años: Con respecto a su conducta emocional:
Presentan retraimiento social, resistencia ante cambios de personas o
ambientes, dificultades para imaginar o crear a nivel de historietas o
narrativas verbales como cuentos, presenta temores o fobias específicas
extrañas, como miedo ante algo totalmente inofensivo y normalidad ante un
peligro real. En cuanto a la conducta social, se presenta anormal: no
comprende las reglas sociales, ni los sentimientos de los demás. Es incapaz de
jugar con otros niños o personas adultas. Presenta ciertas habilidades
excepcionales y específicas, como armar o desarmar bloques o aparatos
mecánicos con circuitos complejos, habilidades musicales y pictóricas, y
pueden tener excelente memoria fotográfica. Con respecto al desarrollo de los
sentidos a esta edad: La audición, parecen mostrarse sordos para algunos
sonidos y sensibles a otros. Con respecto a la visión: tienen dificultades para
reconocer visualmente. Con respecto al tacto: son insensibles al dolor o todo
lo contrario, hipersensible. En el gusto y olfato: se dan los extremos, desde la
indiferencia a la aversión a ciertos alimentos y olores. En lo que se refiere a la
realización de conductas motoras: normalmente les cuesta imitar ejercicios
motores realizados por otros, presentando ya ciertas estereotipias de
movimientos, ya sea de cuerpo completo o algunas partes específicas
• A partir de los 5 años: Se ha observado en algunos niños ciertos cambios
en su desarrollo, sobretodo en lo emocional-social, volviéndose más sociables
y afectivos, con menos resistencia al cambio y poseen un conocimiento más
real de los peligros. Se presenta una evolución relativa en las áreas motoras y
lingüísticas. De hecho, estas mejorías pueden producir confusiones y
dificultades en el diagnóstico por lo cual es importante la evaluación en el
tiempo, completada con los datos que aporten los padres.
Autora:
María Teresa Muñoz Quezada
Psicóloga, Magíster Psicología Educacional, PUC.
Talca, Chile.
mdmunoz3[arroba]puc.cl
Comentarios
Agregar un comentario
Trabajos relacionados
• Nutrir al Psicoanálisis - Aportes de mujeres a la
teoría psicoanalítica
Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas
formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa,
puede descargarlo en formato DOC desde el menú superior.
Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de
Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la
responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del
contenido y de Monografias.com como fuentes de información.
El Centro de Tesis, Documentos, Publicaciones y Recursos Educativos más amplio de la Red.
Términos y Condiciones | Haga publicidad en Monografías.com | Contáctenos
© 1997 Monografias.com S.A.
Tabla de Contenido
• ¿Qué es el autismo?
• ¿Cuáles son los síntomas más comunes del autismo?
• ¿Cómo se diagnostica el autismo?
• ¿Qué causa el autismo?
• ¿Qué papel juega el factor hereditario?
• ¿Cambian con el tiempo los síntomas del autismo?
• ¿Cómo se trata el autismo?
• ¿Qué investigaciones se están haciendo?
• ¿Dónde puedo encontrar más información?
¿Qué es el autismo?
El autismo (a veces llamado “autismo clásico”) es la enfermedad más común dentro del grupo
de trastornos del desarrollo, conocido como trastornos del espectro autista. El autismo se
caracteriza por una escasa interacción social, problemas en la comunicación verbal y no verbal,
actividades e intereses gravemente limitados, inusuales y repetitivos. Otros trastornos del
espectro autista incluyen el síndrome de Asperger, el síndrome de Rett, el trastorno
desintegrativo infantil y el trastorno general del desarrollo no especificado o atípico. Los
expertos estiman que tres a seis de cada mil niños, padecerán de autismo. Los varones tienen
cuatro veces más probabilidad de padecerlo que las mujeres.
Existen tres comportamientos distintivos que caracterizan el autismo. Los niños autistas
tienen dificultades para interactuar socialmente, padecen de problemas de comunicación
verbal y no verbal y muestran comportamientos reiterativos o intereses limitados u
obsesivos. Estos comportamientos pueden variar en cuanto a su impacto, es decir, desde
un trastorno leve hasta uno que puede llegar a ser discapacitante. El rasgo distintivo del
autismo es una escasa interacción social. Frecuentemente, son los padres los primeros
en advertir síntomas de autismo en sus hijos. Desde etapas tan precoces como la de
lactancia, un bebé con autismo puede no responder a la presencia de otras personas o
concentrarse solamente en un objeto, excluyendo a otros, por largos períodos de tiempo.
Un niño autista puede, aparentemente, tener un desarrollo normal y luego replegarse y
volverse indiferente al contacto social.
Los menores con autismo pueden ser incapaces de responder a su nombre y a menudo
evitan sostener la mirada de otra gente. Asimismo, tienen dificultades para interpretar lo
que otros están pensando o sintiendo ya que no logran comprender los códigos sociales,
tales como un tono de voz o expresiones faciales, y no observan los rostros de otra gente
para obtener pistas sobre cuál debiera ser el comportamiento adecuado. Ellos carecen
de empatía.
Muchos niños con autismo efectúan movimientos repetitivos tales como, mecerse o
retorcerse, o caen en conductas autodestructivas como morderse o golpearse la cabeza.
También tienden a empezar a hablar más tarde que otros niños y puede que se refieran a
ellos mismos por su nombre en vez de “yo.” Los menores autistas no saben jugar en
forma interactiva con otros niños. Algunos hablan como si estuvieran cantando y lo
hacen en torno a una gama muy limitada de temas favoritos, prestando poca atención a
los intereses de la persona a la cual le están hablando.
Muchos niños con autismo tienen una baja sensibilidad al dolor pero son anormalmente
sensibles al ruido, al tacto u otro estímulo sensorial. Estas reacciones inusuales pueden
contribuir a síntomas conductuales como la resistencia a ser acunado o abrazado.
Los niños autistas, presentan mayor riesgo de padecer de ciertas enfermedades co-
existentes como el síndrome de cromosoma X frágil (el cual provoca retraso mental),
esclerosis tuberosa (en el cual crecen tumores en el cerebro), convulsiones epilépticas,
el síndrome de Tourette, discapacidades de aprendizaje y trastorno de déficit atencional.
Por razones que aún no están claras, entre el 20 y 30 por ciento de los menores autistas
desarrollan epilepsia cuando llegan a ser adultos. Si bien algunas personas con
esquizofrenia pueden mostrar una conducta de tipo autista, sus síntomas generalmente
no aparecen hasta cerca de los 20 años o en la etapa de adultos jóvenes. La mayoría de
la gente con esquizofrenia también tiene alucinaciones y delirios, los cuales no se
encuentran en el autista.
¿Cómo se diagnostica el autismo?
El autismo se clasifica como uno de los desórdenes extendidos del desarrollo. Algunos médicos
también usan términos tal como "perturbado emocionalmente" para describir a personas con
autismo. Porque éste varía grandemente en su severidad y síntomas, el autismo puede ser no
reconocido especialmente en individuos levemente afectados o en aquellos con impedimentos
múltiples. Los investigadores y terapeutas han desarrollado varios conjuntos de criterios para el
diagnóstico del autismo. Algunos criterios usados frequentemente incluyen:1
Los niños con algunos de los síntomas de autismo, pero no con suficientes como para ser
diagnosticados con la forma clásica del desorden, son frequentemente diagnosticados con el
desorden extendido del desarrollo - no específico (PDD - NOS del inglés "pervasive
developmental disorder - not otherwise specified"). El término síndrome de Asperger es algunas
veces usado para describir a personas con comportamiento autista pero con buen desarrollo de
las destrezas del lenguaje. Los niños que parecen normales en sus primeros años y que luego
pierden destrezas y comienzan a mostrar un comportamiento autista suelen ser diagnosticados
con el desorden desintegrativo de la niñez (CDD del inglés "childhood disintegrative disorder").
Las niñas con el síndrome de Rett, un desorden genético ligado al sexo caracterizado por un
desarrollo del cerebro inadecuado, convulsiones y otros problemas neurológicos, también
pueden mostrar un comportamiento autista. PDD - NOS, el síndrome de Asperger, CDD y el
síndrome de Rett son a veces llamados el espectro de desórdenes del autismo.
Ya que los problemas de audición pueden ser confundidos con autismo, los niños con
desarrollo tardío del habla deben ser examinados de la audición. Algunas veces los niños
tienen dificultades de audición además de autismo. Cerca de la mitad de las personas con
autismo tienen una puntuación más baja de 50 en exámenes de IQ, 20 porciento tienen una
puntuación entre 50 y 70, y 30 porciento tienen una puntuación más alta de 70. Sin embargo,
estimar el IQ en niños pequeños con autismo es a menudo difícil porque los problemas del
lenguaje y comportamiento interfieren con el examen. Un porcentaje pequeño de las personas
con autismo son savants. Estas personas tienen destrezas limitadas pero extraordinarias en
áreas como la música, las matemáticas, el dibujo o la visualización.
1
Adaptado de Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders IV y el International
Classification of Diseases -10.
Los científicos no están seguros sobre la causa del autismo, pero es probable que tanto
la genética como el entorno jueguen un papel en esto. Los investigadores han
identificado diversos genes asociados con este trastorno. Estudios sobre personas con
autismo han encontrado irregularidades en varias regiones del cerebro. Otros estudios
sugieren que la gente con autismo tiene niveles anormales de serotonina o algún otro
neurotransmisor en el cerebro. Estas anormalidades sugieren que el autismo podría
resultar de la interrupción del desarrollo normal del cerebro en una etapa temprana del
desarrollo fetal, causado por defectos en los genes que controlan el crecimiento del
cerebro y que regulan el modo en que las neuronas se comunican entre ellas. Si bien
estos hallazgos son prometedores, sólo son preliminares y requieren de estudios
adicionales. La teoría de que las conductas de los padres son responsables del autismo
ha sido refutada.
Para muchos niños, los síntomas del autismo mejoran con un tratamiento y la edad.
Algunos menores autistas crecen y logran llevar vidas normales o casi normales.
Aquellos niños cuyas destrezas del lenguaje sufren una regresión a temprana edad,
generalmente antes de los 3 años, parecen presentar mayor riesgo de desarrollar
epilepsia o actividad cerebral similar a una convulsión. Durante la adolescencia, algunos
menores con autismo pueden deprimirse o experimentar problemas conductuales. Los
padres de estos niños deberian estar preparados para ajustar el tratamiento a las
necesidades del menor.
Como parte de la Ley de Salud Infantil del 2000, NINDS y tres entidades hermanas han
formado el Comité de Coordinación del Autismo del NIH para ampliar, intensificar y
coordinar las investigaciones sobre autismo del NIH. Ocho centros dedicados a la
investigación en el país han sido establecidos como “Centros de Excelencia en la
Investigación sobre Autismo” para reunir a investigadores con los recursos que
necesitan. Los centros están llevando a cabo investigaciones básicas y clínicas,
incluyendo estudios sobre causas, diagnóstico, detección precoz, prevención y
tratamiento, tales como las que se destacan a continuación:
http://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/autismo.htm
Desde que Leo Kanner describió a 11 chicos y chicas con autismo, en 1943, hasta los años
70, la idea acerca de cuál era la naturaleza de la alteración que afectaba a esas personas
giraba alrededor de los trastornos de la personalidad. Durante mucho tiempo, el autismo
fue concebido como una psicosis infantil, y tratado, aunque con poco éxito, como tal.
Afortunadamente, el trabajo constante y directo de muchos profesionales con estos chicos
les hizo centrar su atención en las dificultades que presentaban cuando se les trataba de
educar. Se describieron, cada vez con mayor precisión, una serie de importantes carencias
en los niños con autismo, junto a otras capacidades llamativamente cercanas a la
normalidad. Las más importantes de esas carencias, generalizadas en toda la población de
alumnos con autismo, se fueron describiendo en tres áreas del desarrollo cognitivo, la
comunicación, la interacción social recíproca y la imaginación. Consecuencia de este cambio
en la idea sobre la naturaleza del autismo fue que se dejó de hablar de Psicosis Infantil
(enfermedad mental), para hablar de Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD). Esto
es, se concibe el autismo como un desarrollo alterado de las funciones cognitivas del chico.
Desde los primeros ’80, numerosos investigadores han realizado diversas hipótesis acerca
de cuál pueda ser el déficit cognitivo básico que explique dichas alteraciones en el
desarrollo. La hipótesis de la Teoría de la Mente, expresada por Baron-Cohen en 1985, ha
sido, con mucho, la que más y mejores aportaciones ha realizado a la comprensión del
autismo. Esta hipótesis dice que la persona con autismo padece una importante dificultad
para atribuir estados mentales tanto a sí mismo como a los demás. Para la persona con
autismo, el mundo de las mentes resulta prácticamente inaccesible, padecen "ceguera
mental". Otra teoría acerca del déficit cognitivo básico en el autismo, relacionada con la
anterior, aunque no tan desarrollada como ella, es la expresada por Uta Fritz, sobre el
fracaso en la "coherencia central".
LA RESPUESTA EDUCATIVA
Siendo esto así, ¿cuál sería la mejor manera en que, padres y educadores, deberían tratar a
sus hijos y alumnos con autismo?
Por otro lado, la consecuencia evidente del autismo como déficit cognitivo es la priorización
de los esfuerzos educativos (estos chicos necesitan aprender habilidades, conocimientos y
actitudes para poder desenvolverse en el mundo, como todos los demás), junto con la
adaptación de sus objetivos y técnicas a las peculiaridades cognitivas de estos
alumnos/hijos.
DÓNDE EDUCAR
Si el objetivo de nuestros esfuerzos educativos es mejorar las posibilidades del chico con
autismo para desenvolverse en su entorno cotidiano, es lógico pensar que el lugar más
adecuado para educarle habrá de ser dicho entorno. Ahora bien, este entorno es,
generalmente, múltiple, compuesto por otros entornos (hogar, colegio, barrio, familiares y
amigos, vacaciones...). Esto significa, en el caso de las personas con autismo, aunque
probablemente no sólo en este caso, que los esfuerzos de los educadores (profesionales y
padres) habrán de desarrollarse no sólo fuera de los hospitales y las consultas de los
clínicos, sino también, al menos parcialmente, fuera de las aulas escolares. Así pues, el
hogar, el supermercado, la piscina pública, el parque, los transportes públicos..., se
convierten en lugares idóneos para educar a las personas con autismo.
Las necesidades educativas del chico con autismo son las mismas que las de cualquier otro
chico de su edad. Ambos necesitan desarrollar aquellas Habilidades Adaptativas que le
permitan desenvolverse en el mundo que les rodea. La diferencia está en el tipo, la cantidad
e intensidad de los apoyos que cada uno de ellos necesita, tanto para desarrollar dichas
habilidades, como para poder desenvolverse en ese mundo.
Así pues, la persona con autismo necesita desarrollar las Habilidades Adaptativas ya
descritas por la AAMR: Comunicación , Autorregulación, Cuidado Personal, Vida en el hogar,
Habilidades académicas funcionales, Habilidades sociales, Salud y Seguridad, Uso de la
Comunidad, Ocio y Trabajo. Cualquier mejora que, mediante nuestros esfuerzos educativos,
logremos en el desarrollo de algunas de estas Habilidades Adaptativas tendrá una
repercusión directa en la mejora de la Calidad de Vida de la persona con autismo, objetivo
final de toda intervención a favor de la misma.
Obviamente, los esfuerzos por lograr el mejor desarrollo posible del chico con autismo en
aquellas áreas en que su déficit es más importante (interacción, comunicación, imaginación y
autodirección) han de ocupar la mayor parte de las situaciones educativas que se diseñen
para ellos. El objetivo de esto no estará en la "normalización" del chico en esas áreas, sino
en obtener el mejor desarrollo que sus capacidades en estas áreas (la discapacidad no suele
ser nunca absoluta) le permitan. El educador (padre, madre o profesor) del chico con
autismo habrá de especializarse en el uso de programas dirigidos específicamente a
facilitar el desarrollo de habilidades que en la mayor parte del resto de la población infantil
surgen y se perfeccionan de manera casi completamente natural. La comprensión de las
personas como objetos mentales, la lectura de sus mentes, la intencionalidad comunicativa,
el desarrollo de la función declarativa o de comentario, la flexibilidad de las situaciones, el
dar sentido a las acciones propias y ajenas, así como la sustitución de objetos o cualidades
de éstos durante el juego cotidiano, son algunos ejemplos de estas habilidades de
desarrollo "espontáneo" en la población sin autismo. La puesta en práctica de esta pauta
frecuentemente produce una "indefensión" de los educadores de los chicos con autismo,
producida por el desconocimiento de programas educativos que enfrenten estos objetivos.
De modo que la búsqueda y estudio de dichos programas suele ser el primer paso que se
sigue de esta pauta.
Una de las peculiaridades cognitivas que afectan a los chicos con autismo es la dificultad
para generalizar los aprendizajes. Pueden aprender habilidades y conocimientos, incluso
actitudes sociales en una situación determinada, pero no utilizarlos en situaciones muy
similares. Esto dificulta la generalización de lo adquirido en situaciones de fuerte control
(sesiones individuales, aula escolar...) a situaciones naturales. Con el fin de evitar los
efectos indeseados de este déficit, resulta aconsejable utilizar, al máximo posible, las
situaciones naturales para la enseñanza de habilidades adaptativas propias de dichas
situaciones. Entornos tales como la cocina, el cuarto de baño, el supermercado, la piscina, y
otros ambientes naturales deberían ser utilizados de forma sistemática por los educadores
de chicos con autismo con el fin de incrementar la eficacia de sus esfuerzos educativos.
LA EDUCACIÓN EN LA ESCUELA
Pese a que la escuela no es el único lugar en que la educación del chico con autismo va a ser
desarrollada, sí hemos de admitir que es allí donde deben de ser diseñados los programas y
actividades educativas que, con posterioridad, habrán de aplicarse por todas las personas
que participen de la educación de aquel. Es allí donde habrá de ser evaluado el chico con el
fin de determinar sus capacidades y déficits, y corresponde a ella la tarea de recopilar los
programas específicos para chicos con autismo, facilitar la formación en ellos de
profesores y padres, y proporcionar los medios suficientes para que los educadores del
chico con autismo pueda seguir las pautas indicadas para que la enseñanza sea adecuada y
eficaz.
Esta atención temprana desarrollada por los servicios educativos, de forma conjunta con la
familia y otros profesionales, permitiría la implantación de una atención específica
intensiva e integral desde el primer momento. Igualmente, esto permitiría una atención
adecuada de las necesidades de sus familias, al principio muy extensas y complejas. Ambos
hechos son, en la actualidad, considerados como factores importantes de cara al pronóstico
sobre la evolución futura del niño con autismo.
Una de las primeras decisiones que la escuela ha de tomar respecto a la educación del
alumno con autismo se refiere al grado de restricción/integración en que el mismo ha de
ser escolarizado. Esta decisión, naturalmente, habrá de ser tomada junto con la familia del
chico, y habrá de tener en cuenta diversos principios o aspectos:
Teniendo en cuenta que son muchos los países en los que las escuelas ordinarias carecen, en
general, de medios suficientes para ofrecer todos los apoyos necesarios, y considerando
que el objetivo principal que se busca al escolarizar a un chico es lograr la mejor educación
posible para él, pienso que en numerosas ocasiones la elección de una opción menos
integradora pero más eficaz, es preferible frente a una opción integradora pero sin
garantías de los apoyos necesarios. De hecho, en mi país, las opciones integradoras más
eficaces en la escuela ordinaria están muy directamente relacionadas con el funcionamiento
de aulas menos integradoras, pero más específicas y eficaces. Muchos de los chicos y
chicas con autismo que están asistiendo en la actualidad a aulas ordinarias han pasado
algunos cursos en aulas para alumnos con autismo, y han dado luego el salto a la educación
ordinaria, al principio de forma parcial y luego completamente. Los apoyos que reciben en el
aula ordinaria son proporcionados, en la gran mayoría de los casos, por los mismos
profesionales de las aulas específicas, mediante acuerdos realizados entre los responsables
de éstas, generalmente Asociaciones de Padres de niños con autismo, y los de las aulas
ordinarias.
Como resultará fácil de suponer, por lo dicho hasta ahora, el papel de la familia del chico
con autismo en su educación es fundamental. Siendo múltiples las razones que apoyan esta
información, vamos a comentar las que nos parecen más importantes:
Otra razón de peso es la intensidad y permanencia de las relaciones de los familiares con el
chico con autismo (son sus educadores durante todo el tiempo en que no están en la
escuela, a lo largo de muchos años de su vida). Esto les hace tener muchas oportunidades
para enseñar numerosas habilidades adaptativas funcionales a sus hijos, y en entornos
naturales.
Frente a estas dos importantes razones a favor de la participación activa de los padres en
la educación del chico con autismo, hemos de reconocer otras dos circunstancias que
dificultan, muy frecuentemente, dicha participación: la carencia de formación y la
capacidad emocional para aceptar las graves limitaciones que padece su hijo.
De nuevo, la palabra clave para superar estas dos circunstancias negativas es educación.
Los padres deben ser formados, educados, para su papel de educadores de un hijo con unas
peculiaridades y limitaciones muy especiales. Nuestra experiencia nos indica que una
formación adecuada que haga a los padres educadores eficaces de sus hijos con autismo va
a facilitar la superación de la segunda de las circunstancias negativas citadas.
Una importante aportación del enfoque educativo al tratamiento de las personas con
autismo es el enfoque alternativo de los problemas del comportamiento presentados por las
mismas (pequeños.y adultos). Las técnicas de modificación de conducta, aplicadas hasta
hace unos años han sido fuertementecuestionadas. La base de este cuestionamiento está en
la idea expresada por Carr de que "el objetivo de toda intervención debe ser educativo".
No se aceptan ya fácilmente esas técnicas que se limitaban a eliminar conductas
inadecuadas presentadas por los sujetos en determinadas situaciones. Hablando de las
"conductas desafiantes" se pone de aviso acerca de que las conductas problemáticas no
son, generalmente, un problema con raíz en las dificultades o alteraciones del sujeto que
las presenta, sino que tiene sus raíces en el sistema social que conforman éste y su entorno
más cercano.
Para terminar, me gustaría expresar algunas de las expectativas que, respecto a los
programas educativos, albergo de cara al año 2.000.
· Por un lado, la esperanza de que, con el esfuerzo de todos, lleguemos a ofrecer una eficaz
respuesta educativa a las necesidades de los chicos y chicas con autismo en el área de la
cognición social. Obviamente, es una esperanza limitada a poder desarrollar al máximo las
capacidades de estos chicos en ese área, sin pretender "curar su ceguera mental".
· Por otro lado, espero que las técnicas audiovisuales e informáticas puedan ser utilizadas
de forma generalizada en el tratamiento de estas personas. No se debe olvidar que dichas
técnicas ofrecen dos peculiaridades muy adecuadas a su estilo cognitivo: son básicamente
visoespaciales, y altamente previsibles, muy estructuradas.
· Y por fin, tengo la esperanza de que todos los colectivos implicados en la atención
educativa a los chicos y chicas con autismo, esto es: familias, asociaciones, administración,
colegios, maestros y otros profesionales, realicen un gran esfuerzo para que los
importantes problemas de formación que sufren la mayoría de los tutores y tutoras de los
alumnos autistas en nuestro país sean superados de la forma más eficaz y rápida posible.
Referencias Bibliográficas