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Cuando acudí a la escuela de mi hijo Andrés para recibir información sobre el plan de
estudios correspondiente a su primer año de educación preescolar, me sorprendí al
enterarme que, además de recortar, iluminar y hacer palitos, cursaría una materia
llamada Pequeños Empresarios.
Pensé que se trataba de un juego, pero mi asombro aumentó paulatinamente en los
siguientes meses cuando reconocí en mi pequeño de cuatro años a un verdadero
aprendiz de emprendedor.
Con gran entusiasmo, Andrés comenzó a programar sus días de venta durante el
recreo. Preguntaba cuáles eran los ingredientes necesarios para preparar merengues o
cuánto costaba la bolsa de galletas que dividiría en cinco partes iguales para vender a
sus compañeros.
Juntos diseñamos una presentación que atrajera la atención de sus pequeños clientes
potenciales, asimismo planeamos la mejor estrategia para anunciar sus productos y
hasta preparamos un comercial para promover su mercancía.
Mientras Andrés sostenía su charola de merengues "supersónicos" y cantaba el jingle
que él mismo había compuesto para su presentación, mis pensamientos se
transportaron a mi propia niñez, cuando la idea de crear o administrar un negocio
pertenecía definitivamente al mundo de los adultos, y frecuentemente era una opción
limitada a las personas que heredaban una empresa, a los que no querían estudiar o a
quienes no encontraban mejor forma de invertir su jubilación.
El mundo realmente se transforma todos los días y el de hoy pertenece, sin duda, a los
emprendedores; a los creadores de ideas novedosas, de conceptos y de estrategias en
cualquier ámbito de la vida productiva. Y cuanto antes se cultiven esas habilidades,
mucho mejor.
"No se trata de que todos los niños tengan que convertirse forzosamente en
empresarios cuando crezcan", comenta Claudine Costes, directora técnica del Colegio
Ovide Decroly, a donde acude Andrés. "Los conceptos que conocen a través del juego,
les abren los ojos sobre la importancia del ahorro, les ayudan a valorar el esfuerzo
requerido para ganar el dinero. Aquí se dan cuenta de que ganar diez, 15 o 20 pesos
implica mucho trabajo", añade.
Gracias al curso de Pequeños Empresarios, los niños cuidan más lo que compran con
sus ganancias, desarrollan su creatividad y practican la generosidad y la solidaridad.
"Los niños más grandes apoyan a los chiquitos en su día de venta. Además, todos los
pequeños donan al Teletón las ganancias que obtienen durante los primeros cuatro
meses del ciclo escolar", afirma la profesora.
El orgullo de trabajar
Ovide Decroly promueve que estas actividades de formación empresarial se realicen
también fuera del colegio. La profesora Claudine explica que a los niños se les pide que
hagan sus ventas en vacaciones, con los vecinos y familiares, y que descubran así que
esta iniciativa se puede aplicar toda la vida.
Como apoyo a este esfuerzo, la escuela contrata a pequeños empresarios de quinto o
sexto año para que realicen actividades de apoyo durante las vacaciones. "Por
ejemplo: cuando vienen los padres de familia a pedir informes de la escuela, ellos se
encargan de ofrecerles información y explicarles nuestro sistema. Vienen dos horas
solamente y se les paga un salario. Lo importante es darles la oportunidad".
Durante su primer año escolar, Andrés aprendió errando y acertando. Un día regresó
con toda su mercancía y entendió que los malvaviscos no son del agrado de sus
compañeros, mientras que otra vez comprendió que el hecho de que las palomitas
costaran un peso no significaba que tendría que entregar las palomitas junto con la
moneda.
Sin embargo, indudablemente, los días que regresó con su canasta vacía y la
satisfacción de haber hecho una buena venta, fueron mayoría.
Tal vez Andrés elija tener un negocio propio cuando sea grande, tal vez no, pero por lo
pronto... ¡yo ya tengo un emprendedor en casa!
Noviembre 2003
8 puntos de partida
De acuerdo con los datos del estudio, estas son las principales características de los
emprendedores:
1. Decisión. Son personas que tienen metas claras y bien establecidas. Manejan un
gran nivel de determinación para ejecutar sus planes; esa misma voluntad los impulsa
a enfrentar las adversidades. Saben que sus decisiones implican sacrificios y están
dispuestos a aceptarlos.
3. Creatividad. Si bien los emprendedores no están directamente relacionados con las
actividades artísticas, utilizan su potencial creativo para construir sueños alrededor de
sus ideas de negocio. Canalizan su sensibilidad a la detección de oportunidades con el
fin de abrir una empresa propia.
Los emprendedores se adaptan a los cambios y a cualquier situación, afrontándola con
soluciones acertadas y poco usuales.
4. Constancia. El éxito de sus empresas obedece a un trabajo sistemático y sostenido
a través del tiempo. El 62 por ciento de los emprendedores entrevistados ha
manejado, en promedio, tres negocios antes de consolidar una empresa rentable.
5. Deseos de logro. Contrario a lo últimamente se ha informado en los medios, los
emprendedores buscan la apertura de negocios propios más por deseos de logro que
por necesidad económica.
Esto resulta interesante, pues aunque todos los emprendedores desean tener mejores
ingresos, al analizar sus trayectorias, 42 por ciento define como su mayor impulso la
búsqueda de logros, entendidos como reconocimiento social, bienestar económico y la
satisfacción de concretar sus aspiraciones, mientras que 31 por ciento precisa que
emprendió porque iba tras la independencia laboral y económica. Quedan en tercer
sitio los que iniciaron su negocio sólo por necesidad de dinero.
Es importante señalar que los entrevistados en este estudio tienen negocios prósperos.
Para alcanzar este punto, han debido atravesar varios años de esfuerzo. Lo más
probable es que sólo sean capaces de afrontar los obstáculos que se presentan en el
ámbito empresarial y de consolidar una compañía, aquéllos que tienen impulsos
adicionales a la necesidad económica.
6. Educación. La preparación académica resulta muy importante para la gente
dispuesta a iniciar su compañía. Entre más conocimientos posean, contarán con más
herramientas para resolver los problemas que enfrentarán en sus empresas.
La carrera que elijan no tiene un peso directo en la actividad emprendedora. Importan
los estudios complementarios para ahondar en el conocimiento del negocio, así como
los idiomas, sorprendentemente, 90 por ciento indicó hablar dos idiomas, además del
español. Los entrepreneurs no dejan de lado la actualización de sus estudios y la
preparación continua.
Otra característica importante en los emprendedores es la práctica del deporte. La
mayoría de los entrevistados (83 por ciento) aseguran practicar ejercicio, lo que refleja
una cultura en salud, hecho que probablemente también ayuda en el manejo del estrés
cotidiano.
Es decir, sus actividades generales señalan que se preparan en diversos campos para
cimentar sus negocios.
7. Alto concepto de sí mismos. Los entrevistados muestran alta tolerancia al fracaso
y al riesgo. Atribuyen el éxito de sus negocios a la confianza en sí mismos (96 por
ciento); a su perseverancia (92 por ciento); a sus capacidades (54 por ciento). Esto
nos habla de seguridad personal... de una sana autoestima.
8. Reconocimiento del apoyo familiar. El punto anterior tiene una relación directa
con la familia. Para los emprendedores, recibir el aliento de sus padres durante la
infancia para abrir un negocio propio, e incluso, hacer "ventas" a una edad temprana
(60 por ciento lo ha hecho), resulta muy importante. Quienes no han recibido este
estímulo, también emprenden, aunque lo hacen a una edad mayor (la edad promedio
en la que nace la inquietud de emprender es 21 años, aunque quienes no recuerdan
que sus padres los estimularan lo han hecho, en promedio, a los 28 años).
El estímulo y apoyo del núcleo familiar se refleja en una autoestima sólida, que
posteriormente les ayuda a lidiar con las negativas de los clientes o negocios fallidos.
La familia que ellos fundan posteriormente, también los motiva a continuar con su
negocio.
La mayoría de nuestros cuestionados comenzó su empresa en la soltería (59 por
ciento); una etapa en la que hay menos compromisos económicos puede arriesgarse
con mayor facilidad. No obstante, con empresas ya establecidas, 64 por ciento es
casado.
Para emprender importa más este tipo de apoyo y de estímulo, que si los entrevistados
han crecido en una familia que tenga un negocio propio. De hecho, 69 por ciento no
tiene como antecedente un negocio familiar.
La participación y apoyo de la familia en la actividad que es el eje central de la vida de
los emprndedores (el negocio) denota a un grupo de personas conservadoras, que
tienden a resguardar los valores tradicionales de la sociedad.
La definición proporcionada por uno de los emprendedores entrevistados hace una
gráfica conclusión de este perfil: "Para emprender hay que tener el miedo y la
mentalidad de los boxeadores, es decir, subir al cuadrilátero seguro del triunfo, pero
sin bajar la guardia. Recibirás golpes, seguramente caerás, pero siempre con el firme
propósito de levantarte antes de que llegue la descalificación".
*Psicóloga industrial. Directora de Dendrita, célula de investigación para empresas.
dendrita02@yahoo.com.mx
1. No empezar
Una de las principales causas del fracaso de un emprendedor es la falta de investigación de mercados y no contar
con un plan de negocios bien estructurado. Es evidente, entre más preparado se esté antes de montar la empresa,
mejor. Según concluye el profesor en emprendimiento Edward Adams, de la Universidad de Minnesota, un error aún
más grave es no empezar nunca. "El miedo a fracasar crece cuando se dedica tanto tiempo a perfeccionar un plan
de negocios o a minimizar los riesgos de mercado", explica. Por ejemplo, en tecnología, los cambios súbitos en los
productos y en las expectativas de los consumidores pueden hacer obsoleta una idea exitosa en corto tiempo.
7. Exceso de optimismo
Por definición, los emprendedores son personas optimistas. Así debe ser, pues de otra forma no sacarían adelante
sus proyectos ni convencerían a otros de acompañarlos con recursos y trabajo. Sin embargo, la mayor queja de los
inversionistas en el mundo es que les falta realismo en sus proyecciones. "Es la quinta idea de negocio de US$50
millones que he escuchado hoy", dicen con ironía. Por ello, sobrestimar los ingresos y subestimar los costos es
causa muy frecuente del fracaso empresarial. Además es usual que los emprendedores cometan el error de
empezar a gastar lo que aún no han ganado.
Decálogo emprendedor
1. Es necesario que el emprendedor crea en el producto o en el servicio, y que sepa cómo
hacerlo. Es necesario conocer a fondo la actividad en la que el emprendedor va a implicar su
iniciativa empresarial.
3. El Plan de Negocio es la herramienta más eficaz para una persona emprendedora. Durante los
primeros meses de funcionamiento de la iniciativa empresarial, se recomienda ser lo más fiel
posible al mismo.
4. Los objetivos de la nueva empresa siempre han de ser concretos y medibles. Sean éstos
humildes o ambiciosos, pero han de ser claros.
6. Es preciso conseguir, desde los primeros pasos de la iniciativa empresarial, que las personas de
la empresa se sientan parte fundamental de la compañía y que se sientan identificadas en sus
objetivos. Así será mucho más factible el éxito del proyecto empresarial.
7. Resulta imprescindible tener una visión largoplazista del mundo de la empresa y de la economía.
Toda iniciativa empresarial que quiera ser sólida y asentarse con éxito en los mercados ha de
cimentarse sobre un desarrollo paulatino y sobre un plan de negocio bien estructurado que prime
el asentamiento inicial de la empresa a la posible obtención de beneficios. El éxito es fruto del
desarrollo lento, firme y controlado.
11. Hay que tener siempre presente el espíritu de la época, y tener permanentemente abiertos los
sentidos a las nuevas tendencias, ideas, movimientos y características que van dibujando el
mundo. Como consecuencia, esto obliga a estar permanentemente preparado para el cambio,
manteniéndose siempre informado del entorno socio-económico, la competencia, las corrientes
ideológico culturales, los nuevos conceptos y los incipientes escenarios sociales. Solamente de
esta manera será posible adelantarse a los sucesivos acontecimientos que vayan deparando los
mercados.
12. Hay que ser consciente de que poner en marcha un proyecto emprendedor es, además de una
herramienta privilegiada para intervenir en el mundo socio-económico a través de la creación de
riqueza y empleo, una de las mayores oportunidades de realización individual que una
persona tiene a su alcance.