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Soka Gakkai Internacional Budismo de Nichiren Daishonin

Práctica Budista y Relaciones Personales

Había una vez un rey llamado Adorno Maravilloso, su esposa, Virtud Pura, y sus dos hijos, Puro Recinto de
Tesoros y Pura Visión.
Los hermanos, después de ser instruidos por alguien llamado Rey Flor de la Sabiduría de la Constelación
Sonido de la Nube del Trueno, se dedicaron a la práctica basada en la promesa de salvar de los sufrimientos a
los seres vivientes. Consecuentemente, los hermanos adquirieron muchos poderes sobrenaturales.
Los hermanos acariciaban el deseo de que sus padres abrazaran el Budismo, e invitaron a su madre para que
los acompañe a escuchar la prédica del Buda. Ella aceptó, y sugirió que idearan una manera para interesar a su
padre –un creyente del Brahmanismo– para que se uniera a ellos. Ella los alentó a demostrarle a su padre
algunas de las misteriosas y maravillosas capacidades “sobrenaturales” que habían obtenido a través de su
práctica realizada. Ellos lo hicieron, y su padre, impresionado, les pidió que le enseñaran a perfeccionar tales
capacidades.
Puro Recinto de Tesoros y Pura Visión le dijeron a su padre que eran discípulos de un buda llamado Flor de la
Sabiduría de la Constelación Sonido de la Nube del Trueno, y el rey desarrolló el deseo de ver a este Buda. Con
su esposa e hijos y un séquito de ministros y asistentes, el rey fue a visitar al Buda, escuchó su prédica, y se
convirtió en discípulo suyo.
Los hermanos Puro Recinto de Tesoros y Pura Visión convirtieron a su padre al Budismo mostrándole los
poderes maravillosos que adquirieron mediante su práctica.

La gente llega a comprender la grandiosidad de una filosofía observando la conducta de los practicantes ( en
este caso del Budismo y del Buda). En otras palabras, la grandiosidad de un maestro y de una enseñanza sólo
puede ser verdaderamente entendida a través de la grandeza o integridad de sus discípulos. Este es uno de los
aspectos del principio de la unidad de mentor y discípulo.
En este respecto, el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda dijo acerca del rey Adorno Maravilloso: “Los miembros
de la familia, en particular, necesitan ver pruebas reales para creer en lo que practicamos, porque ellos nos
conocen mejor que nadie.
Independientemente de la manera grandiosa en que podamos presentarnos fuera de casa, nuestra familia
puede ver claramente la realidad de nuestra situación. Naturalmente, también es probable que existan aspectos
nuestros que nuestros familiares sean los últimos en conocer.
“En cualquier caso, los padres pueden ver el crecimiento de sus hijos, y una esposa puede decir cuándo su
esposo ha mejorado.
Si bien el cuento se refiere a ciertos poderes sobrenaturales o trascendentales, Nichiren Daishonin dice, “Fuera
de manifestar la Budeidad, no hay ningún ‘secreto’ ni ningún ‘poder trascendental’”.
En otras palabras, los sorprendentes poderes desplegados por los budas y los que transmiten el
budismo, tal como aparecen descritos en el cuento, pueden ser considerados como una simbolización
de las admirables cualidades de quienes han desarrollado su estado de vida interior, o Budeidad. Dicho
de otra forma estas hazañas sorprendentes, son realmente la simbolización de mejoras asombrosas en los
términos del carácter, el temperamento o la conducta.
Un padre que observa a su hijo, quien habitualmente ha sido indolente, que repentinamente muestra
entusiasmo por sus estudios, o una esposa que ve a su exigente y desagradecido esposo hacerse
consistentemente considerado, pueden sentir como que son testigos de una transformación sobrenatural. Esos
cambios pueden convencer a las personas respecto al poder de la práctica budista.

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La “prueba real” en el Budismo se refiere, en un sentido, a cambiar lo que se ha percibido como


imposible de cambiar en nosotros mismos, o lograr algo que habíamos considerado más allá de
nuestras capacidades. Cuando mejoramos las cosas de nosotros mismos –que son las más difíciles de
cambiar– estamos logrando la revolución humana que es, en sí misma, extraordinaria.

De acuerdo con la ley de la causalidad, las circunstancias en medio de las cuales hemos nacido en esta vida
son un reflejo de acciones realizadas anteriormente. La vida es esencialmente eterna y nada nos sucede por
casualidad, fuera de la red de causas y efectos que penetran el pasado, el presente y el futuro. Algunos nacen
en familias acaudaladas y algunos pobres, algunos nacen saludablemente y algunos enfermos, todos son
efectos de las causas formadas en el pasado.
El Budismo nos invita a que asumamos la responsabilidad de nuestra situación, o destino en la vida, pero no a
resignarnos a ellos. La práctica budista es, más bien, una fuente de convicción y esperanza en que podemos
mejorar y, con absoluta seguridad, lo haremos nosotros mismos al igual que nuestras circunstancias a través de
las causas que hacemos hoy. Entonces como nuestra relación con nuestros padres y demás miembros de la
familia, son profundas, orar por la armonía y felicidad familiar es orar para abrir el camino hacia nuestra
felicidad y fortuna personales.
La vida es una lucha con nosotros mismos; es un intenso combate entre avanzar y retroceder, entre la felicidad
y la desdicha.
Estamos cambiando constantemente, pero el problema real es si estamos cambiando para bien o para
mal, si tenemos éxito en engrandecer nuestra estrecha visión centrada en nosotros mismos y asumir
una visión más amplia.
Todos los días nos enfrentamos a incontables situaciones en las que tenemos que escoger o tomar decisiones.
Tenemos que decidir cuál camino tomar a fin de sentirnos bien con nosotros mismos y convertirnos en mejores
individuos de espíritu más generoso. Si nos permitimos a nosotros mismos ser gobernados por la fuerza del
hábito, es decir, reaccionar de la misma manera que siempre lo hemos hecho a una determinada situación,
seremos arrastrados por el camino del menor esfuerzo y nuestro crecimiento como personas se detendrá.
Pero si tenemos éxito en retarnos en un nivel fundamental, podemos pasar de ser una persona golpeada por el
ambiente o por la gente a su alrededor, a alguien que puede influenciar positivamente su entorno.
En realidad creamos la forma única de nuestras vidas mediante las infinitas elecciones que hacemos
cada día.

La individualidad y el carácter verdaderos nunca llegan a florecer completamente sin un arduo trabajo. Y por ello
es un error pensar que quienes somos actualmente es la representación de todo lo que somos capaces de ser.
Ya que si por ejemplo uno pasivamente decide: "Soy una persona callada, de manera que pasaré por la vida
calladamente", nunca podremos desarrollar plenamente nuestro potencial único. Pero sin necesidad de tener
que cambiar nuestro carácter completamente, podemos convertirnos en una persona que, aun siendo
básicamente callada, ser capaz de decir lo correcto en el momento correcto con verdadera convicción.
De la misma forma, una tendencia negativa hacia la impaciencia podría transformarse en una cualidad útil para
lograr que las cosas sean hechas rápida y eficientemente.

Pero nada es más inmediato, o más difícil, que el confrontarnos y transformarnos a nosotros mismos. Siempre
resulta tentador decidir: "Este es el tipo de persona que yo soy". A menos que retemos esta tendencia lo antes
posible. Pero el esfuerzo vale la pena al final, porque nada produce una satisfacción más profunda que retar
exitosamente nuestras propias debilidades. Como escribió el autor ruso Tolstoy: "La felicidad suprema es
encontrar que somos mejores personas al final del año de lo que éramos al principio."

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La Revolución Humana no es un evento sobrenatural, ni mágico y mucho menos divorciado de nuestras vidas
diarias. A menudo comienza de una forma pequeña. Tomemos como ejemplo a un hombre que sólo piensa en sí
mismo, en su familia y amigos. Entonces, un día, realiza un movimiento para romper este confinamiento
estrecho tan sólo un poco, saliéndose del camino para ayudar a un vecino que sufre. Este es el comienzo de su
Revolución Humana.
Pero no podemos realizar este proceso solos. Es a través de nuestras interacciones con otros que pulimos
nuestras vidas y crecemos como seres humanos. En Japón, las papas que crecen en las montañeras conocidas
como taros son rugosas y sucias al cosecharse, pero al ser colocadas en agua y rodarlas unas contra otras, la
piel se pela, dejando las papas brillantes y listas para cocinar. La única manera de afilar y pulir nuestro carácter
es a través de nuestras interacciones con otros.
Al realizar acciones por los demás y comprometernos positivamente con ellos, nos volvemos personas
más disciplinadas y mejores. Pero esto no significa hacer que otros sean felices mientras nos
ignoramos a nosotros mismos o a nuestra propia felicidad. La felicidad que creamos como individuos, y
los fuertes lazos que creamos unos con otros, generan la felicidad de todos.
Las relaciones humanas son como un espejo. Así que si uno piensa "sí solo tal persona fuese un poco más
amable conmigo, yo podría hablar con él sobre cualquier cosa" y quizás esa otro persona esté pensando "sí
solo el se abriera un poco más conmigo, yo seria amable con él".
El ser sincero en las relaciones con otros, tarde o temprano, de manera natural, nos llevará a estar rodeado de
buenos amigos. Las personas que no tienen miedo de ser ellos mismos logran buenas amistades llenas de
confianza. En donde el amigo de verdad no evita decirnos de vez en cuando las cosas que no queremos oír,
porque son necesarias para seguir adelante y crecer plenamente como seres humanos.
Transformar nuestras vidas en el nivel más fundamental es la clave para cambiar la sociedad. Un cambio
profundo en la perspectiva con que vemos las cosas, o sea en la realidad interior de nuestras vidas, produce
cambios en las funciones externas de nuestra vida, en otras personas y en nuestra comunidad.
Cada persona individualmente posee un gran potencial que permanece en gran medida intacto. Por
medio del arduo trabajo que es realizar nuestra Revolución Humana, este potencial puede ser revelado y
podemos establecer un sentido del yo independiente e inconquistable.
Podemos lidiar creativamente con cualquier situación que la vida nos pueda ofrecer.
Este proceso abierto nos permite mantenernos creciendo y desarrollándonos a lo largo de nuestras
vidas, y más allá.
Nunca encontraremos un punto muerto en nuestro viaje eterno de auto realización.

Solo puede descubrir diamantes en los corazones ajenos, la persona que esta puliendo y tallando
el diamante de su propio corazón .
D.Ikeda

Referencias:
http://www.sgi.org/spanish/budismo/bactual/Actual39.html
http://www.sgi.org/spanish/presidente/ensayos/obras_ens_31.html
http://www.sgi.org/spanish/presidente/ensayos/obras_ens_19.html

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