Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Trabajo Final
“Estado de la cuestión”
Sección O201
Ciclo 2007-02
1
Durante las dos últimas décadas del siglo XX, nuestro país enfrentó una grave situación,
política y social, de violencia. El conflicto interno entre las fuerzas del orden y movimientos
revolucionarios tuvo origen en el interior del país y fue allí en donde cobró una gran
cantidad de vidas, tanto de civiles como de personas enfrentadas en la coyuntura.
Sin embargo, existe una discusión en torno al papel del Arzobispado Ayacuchano en la
lucha antisubversiva. Existen autores que creen que el papel de dicha institución no fue
adecuado según las circunstancias en las que se encontraba la región que tenía a su
cargo, mientras que otros defienden los esfuerzos del clero por contrarrestar, en la medida
de sus posibilidades, la difícil situación de violencia. Es a partir de esta polémica que el
siguiente estado de la cuestión plantea la interrogante sobre si fue adecuado, según la
coyuntura, el papel que jugó la Iglesia Católica mediante el Arzobispado de Ayacucho en
la lucha antisubversiva durante los años 1982 a 1997.
Para tratar de resolver tales interrogantes, el trabajo hará referencia a diversos autores
conocedores del tema, entre los cuales tenemos a Federico Prieto Celi, periodista de
amplia experiencia en medios escritos nacionales como El Comercio y La Prensa. En los
últimos años, Prieto Celi ha orientado sus esfuerzos a la investigación del papel del
Arzobispado de Ayacucho durante la época de violencia política, siendo éste uno más de
sus numerosos trabajos periodísticos orientados a personajes de la Iglesia Católica tanto
a nivel nacional como internacional.2
1
Cfr. CVR 2003a:21
2
Cfr. Prieto 2007
3
Cfr. Wikipedia 2007c y CVR 2003a
1
eclesiales en Pucallpa, Huancayo, San Juan de Lurigancho, Huacho y el Sur Andino, así
como la Coordinación de Pastoral de Dignidad Humana, durante el conflicto interno.4
Como parte de la investigación llevada a cabo por la CVR, el papel de la Iglesia Católica
en la lucha antisubversiva fue estudiado, a través de audiencias públicas y testimonios
recogidos, los cuales ayudaron a sus miembros a concluir lo siguiente:
Pero, ¿en qué situaciones, hechos o testimonios se basa la CVR para realizar tales
conclusiones? Al indagar en su Informe Final, encontramos testimonios de pobladores
ayacuchanos que hablan sobre Mons. Federico Richter Prada y su posición frente a la
violenta coyuntura. “El Señor Obispo como si no existiera. No dice nada. Ni siquiera por
radio diría algo, nos alentaría”, [El Obispo] “Sigue en su imagen social, unido a los
4
Cfr. Tovar 2006
5
Cfr. Quinn 2003
6
Cfr. Ranly 2003
7
Uno de los principales superiores de una Orden Religiosa, que tiene como espacio de poder a una Provincia
Eclesiástica
8
Cfr. Cavassa 2004
9
Cfr. Prieto 2007:61
1
militares” y “No hay quien diga nada, el obispo para más fuera que en la diócesis. No dice
nada la Iglesia” son algunas de las declaraciones recogidas en el informe.10
“[…] Condenó enérgicamente los actos terroristas y señaló que en vez de lograr
justicia social o aliviar la situación la empeoran, pero se mantuvo en silencio
cuando comenzaron a producirse crímenes por parte de las fuerzas del orden,
como detenciones arbitrarias o violaciones […] No tomó posición frente a
problemas graves como el de los desaparecidos, considerando terroristas hasta a
los familiares […]” (CVR 2003b: 423-426)
Cabe destacar también que, desde su posición, Mons. Richter demandó la integración de
todos los sectores de la población en la lucha antisubversiva, asunto reservado hasta ese
entonces sólo a las fuerzas armadas. Además, pidió una mayor participación de los
políticos en la creación de leyes que “realmente velen por las necesidades de los
campesinos”11.
Conviene aquí añadir un hecho importante dentro del violento contexto dentro del cual se
encuentra este análisis: la creación, en 1987, de la OAASA o Oficina Arquidiocesana de
Acción Social de Ayacucho, dirigida en un inicio por el Padre Carlos Schmidt, S.J. Esta
oficina al contar con un equipo de enfermeras, médicos y asistentes sociales cumplió una
importante labor, al reemplazar, en algunos sectores, a la obra de Cáritas Ayacucho. La
ayuda consistía de entrega de raciones alimentarias y medicinas a los más pobres, a los
presos, a los ancianos residentes en asilos y a los niños que vivían en orfanatos. Pero
además, como menciona la CVR, “asistía a las víctimas de la violencia y sus familiares,
que acudían a OAASA en busca de protección y ayuda”12
“[…] «el enfoque que dábamos a nuestro trabajo, en una etapa de violencia, era
que los Derechos Humanos tenían que ser respetados; y cuestionamos igualmente
la brutalidad de Sendero, como también los excesos del Ejercito y del Estado a
través de sus instituciones... íbamos con el aliento a la población, frente a la
agresión de ambos bandos nos ubicamos junto a la población que estaba
desprotegida» […]”
(CVR 2003b:428)
1
las víctimas del conflicto. Ambas instituciones practicaron la pastoral carcelaria, la
educación para la paz, dieron una dimensión nacional al problema del conflicto y
levantaron su voz de denuncia ante los hechos irregulares ocurridos en este
departamento.13
En los últimos años en ejercicio de sus funciones arzobispales, Mons. Richter contó con la
ayuda del Mons. Juan Luis Cipriani Thorne.15 Posteriormente, en 1991, Mons. Richter se
retiró de su cargo, siendo reemplazado por Mons. Cipriani de manera administrativa hasta
1995, año en el que se oficializó su nombramiento como Arzobispo de Ayacucho.16
1
declaraciones a medios de prensa y su participación en el impedimento a la CEAS de
operar en la arquidiócesis que tenía a su cargo. Lo hizo también de manera directa a
aquellos fieles que se acercaban a la sede del Arzobispado, al colgar en la puerta de ésta
un cartel que decía “No se aceptan reclamos sobre Derechos Humanos”.
Cipriani se caracterizó, según la CVR, por su apego a los militares y autoridades mientras
estos se encontraban en Ayacucho. El Monseñor acompañaba al ex presidente Alberto
Fujimori en sus visitas a la provincia de Huamanga, y a las delegaciones de las fuerzas
armadas en los vuelos de inspección de la zona. 20
Es a partir de estos hechos que los ayacuchanos forman diversas opiniones con respecto
al Arzobispo. Una de tales percepciones es la que se encuentra en el Informe Final de la
CVR, en donde una persona afirma que Cipriani manifestaba su influencia en la clase
burocrática de Ayacucho mediante su cercanía con los grupos de poder. La testigo añade
que el Monseñor, además de influir en la designación de las autoridades de la
administración pública, era una persona con la cual se debía tener cuidado.21
Cipriani no sólo obstaculizó la ayuda eclesial que llevaba a cabo el CEAS, hizo lo mismo,
dice la CVR, con la acción social que realizaban en diversos ámbitos de la sociedad
ayacuchana los religiosos y las religiosas pertenecientes a diferentes congregaciones.
“[…] Los franciscanos fueron retirados de la Parroquia San Juan Bautista para
darla a sacerdotes del Opus Dei. Mons. Cipriani se molestó cuando uno de los
jesuitas le llevó al padre de dos jóvenes desaparecidos, los Mansilla, poniendo en
duda lo que le contaron que había sucedido, y no ofreciendo ningún aliento ni
consuelo. A otro jesuita lo acusó de terrorista por el mero hecho de enseñar en la
universidad.” (CVR 2003b:427)
“[…] cada congregación desde su particular carisma y desde una gran sencillez,
trató de dar un testimonio de coherencia y compasión. […] En este contexto, las
misiones de la CONFER [Conferencia de Religiosos del Perú], […] fueron muy
importantes”
(CVR 2003b:428)
20
Cfr. CVR 2003b:426-427
21
Cfr. CVR 2003b:427
1
Ayacucho durante su visita a nuestro país22, organizó alrededor de 20 viajes misioneros
con los cuales se esperaba aliviar el sufrimiento de los ayacuchanos. Tales misiones
duraron hasta el año 1991 y movilizaron a, aproximadamente, dos centenares de
religiosos y religiosas, los cuales pudieron ayudar al Arzobispado Ayacuchano en la ardua
tarea de consuelo y evangelización.23
Como miembro de las misiones de la CONFER, el Padre Ernesto Ranly c.pp.s. vio de
cerca como el Arzobispado de Ayacucho, en la persona de Mons. Richter y,
posteriormente, de Mons. Cipriani, tomó actitudes contra las sugerencias e intenciones de
ayuda de los misioneros de la Conferencia. Mons. Richter “rechazó definitivamente la
sugerencia de fundar casas permanentes de religiosos/as inter congregacionales.”24 Al
momento de dirigir la arquidiócesis, Mons. Cipriani pidió a los misioneros adecuaran sus
prédicas a las “líneas pastorales de la arquidiócesis, en lugar de la teología de la
liberación, de la lucha de clases y/o de dialéctica materialista25”26
“La pregunta que surge entonces es a qué puede deberse esta diferencia.
Consideramos que la respuesta de la Iglesia a la violencia depende […] de su
trayectoria anterior, y en concreto de la manera como se acoge la renovación
conciliar en las conferencias episcopales de Medellín (1968) y Puebla (1979). […]
22
“Es necesario que todos los peruanos de buena voluntad vuelvan su mirada al sufrimiento del pueblo de
Ayacucho y de las otras regiones probadas por el dolor” (RANLY 2003:33)
23
Cfr. Ranly 2003:80
24
Ranly 2003:36
25
“El materialismo dialéctico es considerado por la mayoría de los marxistas como la base filosófica del
marxismo” (Wikipedia 2007b)
26
Ranly 2003:75-76
27
Ranly 2003:26
28
Ranly 2003:76
29
Ranly 2003:70
1
Consideramos entonces [la editora y los coautores del libro] que las
circunscripciones eclesiales, comunidades y grupos que en los años previos
desarrollaron un trabajo pastoral orientado por la opción por los pobres,
respondieron a la situación de violencia de una manera que guarda coherencia con
esas características mencionadas de la opción por los pobres.” (TOVAR 2006:28-
29)
Otro personaje de la Iglesia que tiene una percepción positiva de tal Informe es Albano
Quinn, antiguo Obispo de la Prelatura de Sicuani:
“El papel de la Iglesia también está cuestionado. Con toda humildad, creo que es
un momento de gracia para revisar nuestra evangelización. La crítica nos hace
bien. […]
Estoy seguro que la gran mayoría de los católicos del Perú respaldarán el Informe
de la CVR. El Evangelio de Jesús y el Magisterio de la Iglesia Católica son claros
en su compromiso con la verdad y con la dignidad y los derechos de la persona
humana. […] Creo que la Iglesia Católica debe promover la aceptación y el estudio
del Informe como base para ayudar a construir una nueva sociedad. De esa forma
sería coherente con el Evangelio y con la orientación oficial de la Iglesia. Sería un
aporte valioso a nuestro país.”
(QUINN 2003:33)
30
Prieto 2007:24
31
Cavassa 2004
32
Cfr. Cavassa 2004 en Prieto 2007:117-119
1
eclesiásticas de Ayacucho, Huancavelica y Abancay no hayan cumplido con su
compromiso pastoral’”33, señala el prelado.
Así también, hace memoria de las labores sociales que realizó su jurisdicción durante los
años más difíciles de la violencia política. “[…] la casa San Martín […] y el hogar San
Martín […] acogieron a docenas de hijos de víctimas del terrorismo.” 34 Además, añade
que “Cáritas de Abancay ofreció programas de apoyo antes que ninguna otra institución
en las zonas más afectadas por la violencia.” 35
Se pregunta el Obispo: “¿A qué autoridades eclesiásticas se puede referir el Informe?
¿De dónde sacó sus informaciones? […]”36, y concluye: “[…] me apena el juicio sesgado,
apriorístico e injusto que se emite en nombre de la verdad […]”37. 38
Otro personaje que coincide con Mons. Salas es Federico Prieto Celi quien en su libro,
titulado “El Trigo y La Cizaña: Radiografía de una conjura contra el Cardenal Cipriani”,
investiga a profundidad el papel ejercido por la Arquidiócesis de Ayacucho en la época de
violencia. Prieto Celi habla del Mons. Cipriani que dirigía la Iglesia Ayacuchana a inicios
de la década de los noventa:
Prieto Celi, además, hace hincapié en la defensa de los derechos humanos de los niños
huérfanos con la construcción de cinco casas-hogar especialmente para cuidar de
aquellos infantes. Otro derecho que se “defendió”, en palabras del autor, es el de “a la
33
Sala 2005 en Prieto 2007:61-62
34
Sala 2005 en Prieto 2007:61-62
35
Sala 2005 en Prieto 2007:61-62
36
Sala 2005 en Prieto 2007:61-62
37
Sala 2005 en Prieto 2007:61-62
38
Cfr. Sala 2005 en Prieto 2007:61-62 y ACI 2003
39
Prieto 2007:72
40
Prieto 2007:72
41
Cfr. Prieto 2007:72
1
buena alimentación”42, mediante la implementación de un programa de nutrición que
benefició a 400 niños.43 Destaca, también, el impacto que las obras impulsadas por el
Arzobispado de Ayacucho tuvieron en la economía regional de aquella época:
Recordemos que Ayacucho fue, en la década de los ochenta y noventa, junto con
Apurímac y Huancavelica, uno de los departamentos más olvidados en materia política,
social y económica por parte del Estado. Más de la mitad de la población de estas
regiones vivió, y aún lo sigue haciendo, en pobreza44, y es en este contexto en donde
Sendero Luminoso encuentra una excusa para alentar la rebelión contra el Gobierno.
Según Prieto Celi, las obras realizadas en coordinación con el Arzobispado dieron una
seguridad de ingresos económicos tanto a antiguos como a novatos trabajadores, asi
como tranquilidad en respuesta a la tristeza que los integrantes de Sendero Luminoso
generaban en la población, dados los dolorosos atentados y violaciones a los DD.HH.
Una investigación llevada a cabo por el periodista Víctor Alvarado Salazar, a quien Prieto
Celi hace referencia en un capítulo de su libro, recoge testimonios de diversos personajes
ayacuchanos quienes destacan aquellas obras sociales realizadas por el Arzobispado,
además de las actitudes del Arzobispo de cercanía con la población y de enérgica crítica,
principalmente, a la ideología senderista y al modo de actuar de la organización.
Alvarado, con esta suma de testimonios, pretende realizar “un deslinde”45 del capítulo del
Informe Final de la CVR que critica el papel de la Iglesia Ayacuchana en el periodo
violento.
Las personas que brindaron sus testimonios, escribe Alvarado, nunca fueron consultadas
por la CVR. Además, destaca que las experiencias personales acontecidas durante el
42
Prieto 2007:73
43
Cfr. Prieto 2007:73
44
Cfr. http://www.mimdes.gob.pe/locales/indicadores/ayacucho3.htm
45
Prieto 2007:93
1
conflicto interno de muchas de aquellas personas no fueron tomadas en cuenta ni por
diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos, ni por el Estado. El
entrevistador añade también que, si bien la mayoría de los testigos entrevistados aprueba
la existencia de una Comisión de la Verdad que realmente investigue a profundidad los
hechos, rechazan el pronunciamiento que hicieran los miembros de aquella sobre el
Arzobispado Ayacuchano y su papel en la lucha antisubversiva. Este sentimiento de
malestar, sostiene, es mayoritario en Ayacucho.46
“La labor de Monseñor Cipriani es rescatada por todos ellos como eficiente,
ejemplar, íntegra y sacrificada y ponen al desnudo algunas mentiras, como aquella
de que dispuso la colocación de un cartel en la puerta del arzobispado, donde
supuestamente decía:”No se reciben denuncias por derechos humanos”. Ese
cartel nunca existió y fue una invención, sin lugar a dudas, de sus detractores,
ubicados, mejor diríamos infiltrados, en algunos organismos defensores de
derechos humanos […]. Tampoco se descarta que sea una invención de los rivales
clericales del Cardenal Cipriani […]” (PRIETO 2007:98)
Algunos de estos testimonios, enunciados con un título que resume estos junto con los
nombres y apellidos de quienes los dieron, son importantes para tener una idea más
clara, real y precisa de cómo la ciudad de Ayacucho sobrellevó la violencia acompañada
de “la Iglesia Católica de Ayacucho y su Pastor”47, como llama Alvarado a Cipriani Thorne.
Algunos de los títulos son ilustrativos del accionar de la Iglesia en aquellos tiempos son:
“En Cáritas Ayacucho hicimos una obra desarrollista”48, “Confesamos a muchas víctimas
de la violencia”49,”Tuvimos un ‘milagro’ reactivador del desarrollo”50, “Cipriani puso las
bases para el desarrollo turístico”51, “Hicimos misiones en las zonas ‘liberadas’”52, “La
Iglesia de Ayacucho no fue escuchada por la CVR”53 , entre otros más.
En otro punto, Prieto Celi manifiesta que las investigaciones realizadas a la Iglesia
Ayacuchana fueron encargadas a una “comisión de sacerdotes”, basado en las
declaraciones de uno de los miembros de la CVR a un programa de televisión. Se
pregunta, además, sobre la identidad de aquellos sacerdotes y sus vínculos con actitudes
“progresistas” del clero, es decir vinculados a la teología de la liberación, o con la CEAS,
organización que, según el autor, es simpatizante de una teología populista. Más
adelante, critica que la CVR, en lugar de haber consultado a sacerdotes, obispos y otros
colaboradores de la Iglesia, haya solamente tomado en cuenta a personas que
exclusivamente comparten su punto de vista negativo sobre el Clero Ayacuchano, y
46
Cfr. Prieto 2007:98
47
Prieto 2007:98
48
Anyosa Chuchón, Rudy – Director de Cáritas Ayacucho (Cfr. Prieto 2007:99)
49
Crespo Barboza, Antonio – Sacerdote (Cfr. Prieto 2007:99)
50
Bellido Vílchez, Jorge – Ingeniero Constructor (Cfr. Prieto 2007:99)
51
Ascarza Oliveros, Walter – Ex alcalde de Ayacucho (Cfr. Prieto 2007:99)
52
Poma, Sixto Jorge – Sacerdote (Cfr. Prieto 2007:99) Las zonas “liberadas”, según los terroristas, eran
aquellas que estaban en control absoluto de Sendero Luminoso.
53
Richter Prada, Federico – Ex Arzobispo de Ayacucho (Cfr. Prieto 2007:99)
1
precisa también la identidad de aquellos sacerdotes convocados a conformar la comisión
mencionada líneas arriba.54
Como hemos visto a lo largo de esta investigación, los autores, además de tener diversas
opiniones, han recurrido a diferentes fuentes para argumentar su posición frente a la
cuestión planteada al inicio del estudio. La Comisión de la Verdad y Reconciliación
destaca la labor de la Iglesia Católica en general en la lucha antisubversiva, haciendo una
grave excepción en la zona Sur Central de nuestro país, específicamente en el
Arzobispado de Ayacucho. Los comisionados concluyen, en base a testimonios, noticias y
previos análisis históricos de la situación desarrollados por otras organizaciones, que, en
Ayacucho, la Iglesia no defendió firmemente los derechos humanos y obstaculizó la labor
de organizaciones humanitarias eclesiales que trataban de realizar acciones solidarias en
dicha arquidiócesis.59 Junto con la CVR, otros personajes del ámbito eclesial nacional
también consideran que el trabajo de la Iglesia en algunas partes del país no ha sido el
más adecuado a las circunstancias sociales por las que la nación pasaba. Por otro lado,
Federico Prieto Celi, y con él otros religiosos más, defienden los esfuerzos de la Iglesia
Ayacuchana y sus pastores, Mons. Richter y Mons. Cipriani, en la lucha contra el
54
Cfr. Prieto 2007:116
55
Prieto 2007:131
56
Prieto 2007:131
57
Prieto 2007:131
58
Cfr. Prieto 2007:131
59
Cfr. CVR 2003a:460
1
terrorismo mediante la crítica desde el púlpito de la Catedral de Ayacucho de la ideología
senderista, su modo de actuar, y el llamado a la verdadera defensa de los derechos
humanos de las víctimas del conflicto.60 Además, tal lucha se vio reflejada en obras
sociales como la construcción de hogares, la reapertura del Seminario de la ciudad, la
reestructuración de un Instituto Superior Técnico, la reactivación de las actividades
turísticas mediante el arreglo de plazas y plazoletas, entre otros accionares materiales y
espirituales más.
60
Cfr. Prieto 2007:131
1
Bibliografía
b. QUINN, Albano
2003 “La Iglesia Católica y el Informe de la CVR: "Un
momento de gracia para revisar nuestras
evangelización"” pp. 31-33
En: Revista Ideele, No. 159
f. WIKIPEDIA
2007a “Juan Luis Cipriani Thorne”
(Consulta: 3 de Noviembre)
(http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Luis_Cipriani_Thorne)
1
2007b “Materialismo dialéctico”
(Consulta: 25 de Noviembre)
(http://es.wikipedia.org/wiki/Materialismo_dial%C3%A9ctic
o)
g. ARZOBISPADO DE LIMA
2007 “Biografía de Su Eminencia Cardenal Juan Luis
Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima y Primado del
Perú”
(Consulta: 3 de Noviembre)
(http://www.arzobispadodelima.org/notas/datosbio.htm)