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Yucatán: Alerta en la industria avícola

por josé palacios tépate/apro

25 Enero 2004

Al menos en un 30% han caído las ventas

* Denuncian prácticas desleales del Grupo Bachoco

Mérida, Yuc., 24 de enero (apro).- Al volante de su camioneta estaquitas, Miguel Catzin Balam ha
recorrido la misma ruta desde hace dos años vendiendo sus productos, sin embargo, en los últimos
meses sus ventas han caído hasta un 30 por ciento, debido a que sus clientes, muchos de ellos sus
amigos, le han confesado que ya no le compran pollos porque la empresa Bachoco se los ofrece 50%
más barato.

La misma situación enfrentan por lo menos 500 vendedores de seis empresas avícolas de Yucatán.
Aquí le llaman ya, “la guerra del pollo”, por lo que han iniciado una batalla frontal contra el Grupo
Bachoco, al que acusan de prácticas de dumping y demandan la pronta intervención de gobierno para
salvar la industria que se ve amenazada por el consorcio, propiedad del gobernador de Sonora,
Eduardo Buors Casteló.

La intención de acabar con la actividad avícola yucateca, se fraguó --dicen los afectados--, desde el
huracán Isidoro, cuando esa industria perdió más de 600 millones de pesos en productos e
infraestructura, y aunque su recuperación en año y medio ha sido exitosa, a tal grado que regresaron a
los niveles de producción que tenían hasta antes de la catástrofe natural, el gobierno permitió que
Bachoco introdujera al mercado yucateco más producto que el necesario.

Jaime Dorantes Baquedano, presidente de la Asociación de Avicultores del Sureste, afirma que el
mercado tiene una sobreoferta de 500 mil pollos, y lo peor es que son comercializados al 50 por ciento
menos del precio que normalmente venden los productores locales. De 10 pesos, que es el precio
normal del kilogramo, Bachoco lo vende a 4.50. “Nadie puede hacer esto si no tiene el apoyo del
gobierno”, dice.

Aunque declina señalar a los responsables, el propietario del Grupo Sanjor, el principal productor de
carne de pollo y huevo en la península, advierte que los avicultores yucatecos no permitirán que sea
destruida su actividad y lucharán “hasta las últimas consecuencias” para defenderla.

“No vamos a permitir que pase lo mismo que en Guanajuato, donde Bachoco acabó con la industria
local, lo mismo hizo en Veracruz y Jalisco, y ahora pone y dispone a su antojo los precios en los
productos avícolas”, agrega.

En las próximas semanas los avicultores yucatecos recibirán la certificación de exportación que otorga
Estados Unidos, con lo cual podrán comercializar sus productos en ese país, cuyo mercado demanda
el excedente de la producción local. Con esto, Yucatán será la primera entidad en contar con el
reconocimiento, que, además, abrirá a los productores locales las puertas para incursionar a otras
zonas, como Centroamérica, hacia donde empiezan a fijar sus ojos.

El Grupo Bachoco, lo sabe por ello intenta colocarse en el marcado local, donde, incluso, aumentó su
producción a un millón de aves semanalmente, con miras a ocupar primero esos potenciales mercados.

Dorantes Baquedano señala que estas acciones son las consecuencias propias del “neoliberalismo” que
afecta principalmente a los productores locales, quienes, víctimas de los grandes consorcios

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transnacionales, desparecen del mercado, y una prueba de ello son las bajas ventas que obtienen, lo
cual pone en peligro las fuentes de empleo.

“Nosotros no queremos que se vaya Bachoco, lo que queremos es que venda al mismo precio que
nosotros, o que nosotros también podamos comercializar nuestros productos en otros mercados, en
pocas palabras, igualdad para competir”, aclara.

Los productores inconformes realizaron una manifestación en la que regalaron más de 300 pollos a los
transeúntes frente al Palacio de Gobierno.

Yucatán se ubica en el quinto lugar como productor de carne de pollo y noveno en huevo; su sector
avícola es uno de los pilares de la economía del estado, al igual que la porcicultura, la pesca y la
apicultura, actividades que se han fortalecido luego de la debacle del llamado “oro verde”, el henequén”.

Entre las principales empresas avícolas locales que dominan el mercado regional de carne de pollo y
huevo figuran Sanjor, Crío, Emporio, Superrabí, Buenave y Agrosur. La producción se destina un 80 por
ciento para el mercado de la península y el 20 por ciento restante hacia otros estados.

En el sector avícola de Yucatán participan más de 35 empresas locales, que proveen de empleo a
casi siete mil personas, con una producción de un millón 200 aves semanales. Hoy, cada una de ellas
atraviesa por problemas similares que --sumados a la escasa voluntad del gobierno estatal para
establecer acciones que protejan estos sectores productivos--, pueden precipitar la desaparición de esta
actividad.

El conflicto con Bachoco estriba en que esta empresa produce 750 mil aves a la semana, lo que
representa una sobreproducción superior a los 500 mil pollos. En todo el país la empresa controla el 40
por ciento del mercado y algunos estados es la única que provee de alimentos avícola a la población.

“Son claras las intenciones de este grupo empresarial de apoderarse de los sistemas de producción
alimenticia en el país”, advierte.

Miguel Luna Hernández, legislador federal por el estado de Guanajuato y presidente de la Comisión
de Desarrollo Rural de la Cámara de Diputados, dice que Bachoco en tan sólo algunos años pasó a ser
el principal importador de carne de pollo en México.

Refiere que este grupo empresarial adquiere el producto subsidiado en Estados Unidos a crédito para
pagar en dos años con el seis por ciento de interés anual, por eso puede venderlo en México a bajo
precio, lo que genera una competencia desleal con los productores locales.

“Así se han apoderado del mercado local de muchos estados del país, porque no hay nadie que pueda
competir con ellos”, agrega.

El legislador propone que para acabar con estas prácticas monopólicas, se cree un órgano rector de los
aspectos sanitarios del país, ya que actualmente nadie se preocupa por los volúmenes de carne, leche,
huevo, y otros productos alimenticios que ingresan el país desde la frontera con Estados Unidos.

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Hace un mes y medio, decenas de personas en el Distrito Federal resultaron enfermas con
padecimientos gastrointestinales, y tras algunas pruebas de laboratorio, se determinó que se intoxicaron
por haber consumido carne contaminada.

Las investigaciones revelaron que ese producto ingresó desde California por la frontera norte y que las
aves estaban enfermas con el virus new castle, y aunque se cerró la frontera por tres días, por presiones
de los estadunidenses, el gobierno mexicano volvió abrirla, sin poner en marcha programas de control
fitozanitario, denuncia el legislador.

“Es necesario –dice-- que los gobiernos federal y estatal, se avoquen al establecimiento de acciones que
permitan a los productores locales competir en igualdad de circunstancias.”

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