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EL TRIUNFO DE LA LIBERTAD: LAS COLECTIVIDADES ANARQUISTAS

DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.1

Son muchas las personas que al escuchar sobre anarquismo, consideran este
pensar como irreal, idealista e ingenuo –como la visión de un@s cuantos
soñadores-. Dada la visión homogénea del mundo, presentada en los medios
de información, resulta muchas veces difícil para la gente el imaginar una
sociedad en la cual instituciones universalmente aceptadas, tales como el
Estado, la religión, la Patria, la policía y el ejército ya no existan.

Para echar un vistazo de cómo tal sociedad podría funcionar, resulta útil
estudiar la revolución social que tuvo lugar en España en 1936, cuando en un
periodo de 2 años el pueblo tomo el poder en sus propias manos y
comenzaron la construcción de una sociedad completamente diferente, una
sociedad basada en los principios anarquistas.

Las ideas anarquistas venían ganando terreno en España desde la segunda


mitad del siglo 19. La CNT, sindicato anarcosindicalista, fue formado hacia
1910, ya para 1936 era una organización obrera muy poderosa, que contaba
con 1.5 millones de miembros activos. Para ese entonces, las ideas
anarquistas se encontraban fuertemente arraigadas en la mente de l@s
campesinos, obreros y estudiantes, de hecho, la colectivización ya había
comenzado en algunas zonas rurales antes de la revolución.

El 17 de julio se produjo un golpe militar en el lado español de Marruecos que


al día siguiente ya se había extendido a la península. En las ciudades los
trabajadores se organizaron para detener el levantamiento militar, gracias a
esto el alzamiento fascista fue detenido en ¾ de España. Tan pronto como los
fascistas fueron derrotados los obreros comenzaron articular procesos sociales
a través de asambleas populares que pugnaban por la colectivización de la
propiedad.

La estructura organizativa y de poder en las colectividades.

La colectividad era la comunidad de trabajo libre de los ciudadanos, este era la


unidad mas pequeña en la organización y el grupo podía consistir de amig@s o
de vecin@s de un determinado barrio o también de campesin@s, inquilin@s y
jornaler@s. En algunas colectividades existió una Comisión Administrativa que
se reunía con delegad@s de cada grupo de trabajo donde planeaban las
estrategias de la colectividad.

Todo esto surge de la iniciativa de las personas, ya no existía entonces el


poder, pues este se había fragmentado y esparcido en muchas ciudades entre
los comités revolucionarios, la lucha militar, económica y política seguía
desarrollándose independiente del gobierno.

El trato hacia los individualistas.

A diferencia de la Rusia Soviética, la colectivización no fue un proceso forzado,


por eso aquellas personas que no querían unirse a las colectividades se les
permitió mantenerse al margen con una condición: podían mantener solo la
cantidad de tierra que ellos y sus familias pudieran trabajar sin emplear a nadie
para que hiciera el trabajo por ellos.

Manteniendo el principio anarquista de que no hay libertad hasta que tod@s


sean libres. La gente sostenía que la participación en las colectividades debía
ser siempre voluntaria. En muchas áreas l@s individualistas, persuadidos por
el ejemplo de las colectividades, eventualmente se unían a ellas de forma
voluntaria, pues en muchos casos se beneficiaban de este esquema de
organización social aun cuando no pertenecieran a el.

El triunfo de la libertad.

El objetivo de las colectividades anarquistas era producir colectivamente y


distribuir con justicia para tod@s el producto del trabajo, con la abolición de la
propiedad privada, una profunda transformación floreció en la mentalidad de la
gente. Esta forma de organización social demostró que el consumismo y la
ambición de las sociedades capitalistas no es una característica inherente de la
naturaleza humana.

Con la creación de las colectividades, la gente dejaba de competir un@s con


otr@s; también se veían libres de seguir órdenes patronales. Así liberados, la
iniciativa y el entusiasmo de l@s ciudanan@s españoles no conocía límites,
puesto que la colectivización tiene todas las ventajas de la libre cooperación: el
trabajo colectivo humano, en síntesis la libertad y la igualdad como sus
fundamentos.

A los colectivistas no solo les preocupaba su bienestar material, ell@s se


dedicaban profundamente a la educación, como resultado de esto muchos
niñ@s recibieron educación popular por primera vez, además las juventudes
libertarias organizadas en federaciones eran muy activ@s en la agenda cultural
instalando bibliotecas cines y centros comunitarios.

Para finalizar hay que destacar que la revolución española es única en la


historia, al ser la única oportunidad en que las masas pusieron concientemente
las teorías anarquistas en práctica. Las colectividades demostraron como la
gente común y corriente eran perfectamente capaces de organizar una
sociedad justa dada las condiciones correctas, ell@s nos enseñaron que el
anarquismo es posible.
1
Adaptado del artículo de Deidre Hogan. Workers Solidarity # 56, 1999.

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