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Los géneros de textos en la dinámica de las lenguas

Dora Riestra

Universidad Nacional del Comahue

Universidad nacional de Río Negro

riestra@bariloche.com.ar

Resumen

Desde la perspectiva del interaccionismo socio-discursivo, los enunciados (en su carácter primero de acciones
de lenguaje que producen textos lingüísticamente organizados para producir un efecto de coherencia en el otro)
implican la aprehensión metodológica de la acción verbal realizándose a través de una lengua determinada. Es
este el objeto enfocado para delimitar las posibilidades de análisis del proceso de semiosis en una lengua.
Desde diversos enfoques disciplinares se propone un marco teórico posible de bordes de las disciplinas en la
delimitación del objeto de estudio.
A partir de la articulación de nociones filosóficas, psicológicas y lingüísticas, como cruce, transitoriedad o pasaje
entre teorías, se define la relación metodológica, en función de aprehender conceptualmente el movimiento de
los géneros y los textos en la acción de semiosis en una lengua.
Las nociones de textualización, significado y significación constituyen los ejes teóricos sobre los que se
abordarán las relaciones en el movimiento dialógico de la enunciación.

Palabras clave: actividad de lenguaje, géneros, texto, textualización, significado y significación, semiosis

Abstract

From the perspective of sociodiscursive interactionism, utterances (in their foremost character of language
actions which produce linguistically organized texts to convey a coherence effect to the conversational partner)
imply the methodological comprehension of the verbal action being realized by means of a specific tongue. Such
is the object in focus to determine the possibilities of analysis of the process of semiosis.
From the point of view of different disciplinary approaches, we propose the construction of one possible
theoretical frame of disciplinary borders in the delimitation of the object of study.
Through the articulation of philosophical, psychological and linguistic notions, as crossing, transitivity or
passageway among theories, a methodological relationship is defined so as to achieve a conceptual grasp of the
movement of genres and texts in the actions of semiosis in a tongue.
The notions of textualization, meaning and signifying constitute the theoretical axis upon which to address
relationships in the dialogical movement of utterances.

Key words: language activity, genres, text, textualization, meaning and signifyin, semiosis

1. Los conocimientos del siglo XX. Algunas relecturas

Desde la revisión epistemológica que presentaremos en este artículo se orientaron las

articulaciones conceptuales acerca de los procesos de semiosis en el marco del

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interaccionismo socio-discursivo; la finalidad del análisis apunta a continuar una

construcción metodológica para profundizar la investigación de la actividad de enseñanza de

lengua (español/castellano) en nuestro país. El objeto indagado son las relaciones dialécticas y

dinámicas entre una lengua (como sistema de signos arbitrarios, producto del lenguaje

humano) y el lenguaje, entendido como una actividad que, por efecto retroactivo de los

mecanismos de lengua, hace posible el desarrollo del mismo lenguaje y, de este modo,

produce el proceso de pensamiento (Bronckart, 2007).

Las teorías lingüísticas y psicológicas del siglo XX han comenzado a revisarse en el marco

mayor de las ciencias humanas-sociales y es en algunos cruces producidos entre las teorías

funcionalistas y los enfoques cognitivos que se resituaron las nociones de texto y discurso

como eje de la actividad comunicativa humana; a la vez, los enfoques pragmáticos

delimitaron nuevos objetos de investigación, cuyos marcos no acabaron de definirse. Hubo,

además, desprendimientos disciplinares en las llamadas ciencias del discurso, como el

análisis del discurso, la teoría de la enunciación, las teorías sobre tipos de discursos.

Por otra parte, los estudios del hoy llamado dialogismo, definieron la translingüística para

redimensionar la noción de género dentro de las ciencias del lenguaje.

En el enfoque del lenguaje humano como instrumento formador del pensamiento en una

perspectiva monista materialista (Vygotski, 1973), la interacción humana se centra en la

acción como mecanismo mayor de la construcción de los conocimientos (Leontiev, 1983) y

en la dialogicidad de la comunicación discursiva (Voloshinov/Bajtín, 1998).

Los nuevos campos de estudio que surgieron entre las ciencias del lenguaje y las ciencias del

discurso produjeron objetos de investigación con sesgos diferentes. Por lo tanto, es necesario

precisar el alcance atribuido a determinadas nociones centrales en el enfoque teórico.

La noción de actividad de lenguaje, en tanto actividad humana que media las otras

actividades colectivas, acuñada por el interaccionismo social, respecto de la ontogénesis del

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pensamiento consciente (Voloshinov, Vygotski) concuerda epistemológicamente con las tesis

saussureanas sobre la dinámica de los signos lingüísticos.

En esta relectura de Saussure de 2000, a partir de sus manuscritos, la coincidencia entre la

lingüística y la psicología se centra el objeto de estudio: los pasajes entre la praxis del

lenguaje y los formatos del discurso, cuyo eje, de acuerdo con lo propuesto por Bronckart

(2004) es la explicación de cómo se produce en el lenguaje la interacción entre los mundos

colectivos de la cultura y los mundos individuales de conocimiento, y cómo éstos, siendo

producidos por los primeros, a su vez, pueden ser los que los transforman. En términos

semiológicos, se trata de cómo los significados objetivados al ser apropiados por cada

agente, en nuevas relaciones de sentido, producen los cambios en las significaciones

primeras.

Esta línea de investigación se opone a la de la “tradición representacionalista de la lengua”

que considera al lenguaje como un mecanismo secundario, que traduce el pensamiento –la

noesis antes que la semiosis–, lo que conduce a la abstracción casi total del papel del lenguaje

frente a la primacía del pensamiento.

Justamente fue en esta dirección que la mayoría de los enfoques estructuralistas, con las

versiones de lecturas saussureanas del siglo XX (sobre el Curso de lingüística general escrito

a partir de los apuntes de los alumnos) y los enfoques generativos y cognitivos del sistema

lingüístico, concibieron el lenguaje con una organización estructural universal, de carácter

único e ideal (existencia mental), que se desarrollaría progresivamente y remitiría a una

organización común de las lenguas naturales. Sin embargo en estos enfoques subsiste la

imposibilidad de dar explicación al hecho de que coexistan tantas lenguas naturales

diferentes. Los intentos contemporáneos de centrar el problema en el orden socio-cultural no

hacen más que acentuar la búsqueda del fundamento fuera del mismo lenguaje o fuera de éste

como práctica social.

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En los nuevos textos, encontrados a fines del siglo XX en Ginebra y las lecturas actuales, con

la finalidad de revisar y precisar más finamente los aportes concretos del lingüista, ha

comenzado a profundizarse la articulación de las nociones en los caminos de investigación

abiertos por él.

Es decir, algunas de estas relecturas de Saussure, después de casi un siglo, cuestionan esas

relaciones idealistas entre el mundo, el pensamiento y el lenguaje, tal como se constituyeron

desde el sentido común occidental en cristalizaciones teóricas reproducidas.

Por su parte y en consonancia con Saussure, Vygotski (1995:226) sostuvo que “el problema es

que el pensamiento está mediado externamente por signos, pero también lo está internamente

por los significados de las palabras” y expuso la vía indirecta de la comunicación humana que

se realiza mediante signos lingüísticos. Asimismo, la relación entre palabra y pensamiento,

que no está formada de antemano, se realiza en la acción, en el desarrollo de la conciencia

humana.

De modo que, si Saussure aportó el problema nuevo del principio organizador del signo en su

arbitrariedad radical, discrecionalidad y linealidad significante introducido en la sustancia, en

el caos del pensamiento, descomponiendo, para reordenar precisando el sentido (1), Vygotski

introdujo la noción de “mediación necesaria del signo” para formar el pensamiento y

transformar la realidad.

2. Nuevas lecturas de Voloshinov /Bajtín, que amplían el horizonte del dialogismo

Desde la filosofía del lenguaje la piedra angular del dialogismo abre las perspectivas para la

lingüística en los enfoques pragmáticos que serán relativamente conocidos en occidente a

través de las traducciones francesas de Bajtín y, muy escasamente, a través de los textos

originales de Voloshinov.

En un análisis organizado en el principio de interacción, la relación de la noción de lenguaje

interior de Vygotski (1973) con el mecanismo de percepción de un enunciado, muestran una

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base dialogal común en su organización que tienen la percepción, la comprensión y la

evaluación del enunciado del otro (interlocutor) en todos los tipos de comunicación verbal.

Ha sido a partir del redescubrimiento de Voloshinov (Seriot,2007; Bronckart,2008), que

pudieron establecerse estas relaciones que Ivanova (2000), mediante análisis filológicos

atribuye al filósofo del lenguaje; en occidente le fueron atribuidas a Bajtín, en versiones

fragmentarias e imprecisas que circularon a fines del siglo pasado y, en realidad hoy se

conocen como desarrolladas por Voloshinov. El carácter dialogal de la palabra (tomado de

Jakubinski por Voloshinov) está determinado no sólo por el proceso de comprensión, sino por

el acto de producción y, en este sentido, la lingüista rusa sostiene que:

“desde el lenguaje interior hasta las partes relativamente acabadas de un monólogo, es decir, párrafos, los

considera análogos a las réplicas de un diálogo, lo mismo que una intervención compleja, como un libro. De este

modo atribuye al dialogismo el estatus de principio común fundamental del enunciado y el diálogo en sí mismo

es considerado como una unidad real de la “lengua-lenguaje/habla” y una de las formas principales de la

interacción verbal” (Ivanova, ob cit).

La palabra (en el sentido que le damos a texto como acción de lenguaje) posee una

determinación bilateral. Es necesario destacar que se refiere a palabra y no a discurso (como

fuera traducido del ruso al francés), lo que tendrá consecuencias epistemológicas

fundamentales.

Asimismo, la naturaleza social de la entonación, atribuida a Bajtín, se considera hoy un aporte

de Voloshinov, quien relaciona la imagen del otro con la influencia de la entonación, de la

que depende la construcción del enunciado. Pone de relieve cómo se construye el acuerdo o

desacuerdo entre los participantes. Se trata de una percepción activa del habla/decir del otro:

“cómo un enunciado de otro vive en la conciencia verbal interna de un interlocutor, cómo es interpretado en esa

conciencia y cómo la palabra de ese interlocutor se orienta en relación con ese enunciado”(Voloshinov,

1929/1993:126).

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Esta definición central en la concepción de enunciado y en la transformación histórica del

significado como una cuestión de simultaneidad de conciencia colectiva e individual actuante

en la percepción, comprensión y evaluación según la imagen del otro

(interlocutor/participante) es, además, en un sentido amplio, para el autor, el diálogo como

todas las formas de comunicación verbal, pero en un sentido estricto es una forma concreta de

la interacción y las formas constructivas de la transmisión del habla del otro, que se

gramaticalizan (como construcciones estables de una lengua). Se mantiene la perspectiva de

realización lingüística del enunciado.

Es a partir de las reflexiones sobre la interacción social y su papel en la producción de un

enunciado, sobre la influencia del auditorio en la forma del enunciado que se llega a la noción

de géneros verbales de la vida, cuya base es la situación de la vida cotidiana que forma parte

del medio social, que “limita y determina el género en sus momentos internos”.Por lo tanto el

dialogismo es la característica fundamental de los enunciados hasta el nivel de la palabra y su

sentido.

Vale la aclaración realizada por el lingüista eslavista Seriot (2007) sobre la traducción de la

noción conocida y atribuida a Bajtín de géneros discursivos o géneros de discurso, que habría

sido una traducción (francesa) equívoca, porque la connotación precisa en ruso sería la de

géneros de habla o de lenguaje, noción que fuera formulada por primera vez en la 2º década

del siglo XX por Voloshinov.

Según Ivanova (ob cit.) “este análisis conjunto de género-diálogo-dialogismo y todos sus componentes en
sus relaciones hasta el nivel de palabra, sentido, entonación y formas sintácticas define también este conjunto en

su aspecto filosófico, sociológico y lingüístico”. Por lo que el aporte metodológico de Voloshinov

rompe barreras establecidas históricamente (se sitúa en los bordes de las disciplinas) y

permite configurar otro objeto de estudio, entre las nociones de género, medio social

(conciencia) y enunciado/lenguaje interior

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El análisis del interaccionismo socio-discursivo, en una dirección epistemológica de carácter

descendente, considera los géneros textuales como realizaciones que se materializan en textos

concretos en las actividades sociales, por lo que esta nueva lectura de Voloshinov, pone de

manifiesto coincidencias epistemológicas entre nuevas construcciones teóricas y estas

posturas programáticas de las ciencias humanas de principios del siglo XX que fueran

retomadas hace poco y, en algunos casos, recientemente conocidas en occidente.

3. Saussure, la materialidad lineal del signo lingüístico o la vida de los signos en la

dinámica temporal

El cambio semiótico, tomado desde la concepción del dialogismo como estados sucesivos

ofrece un marco que hoy puede ponerse en relación con la revisión de las nociones

saussureanas en la explicación semiológica.

La noción de estados de lengua, en su revisión (Bronckart, 2001), refiere al carácter dinámico

y cambiante que Saussure atribuyó al sistema de la lengua como mecanismo dinámico. Esto

nos lleva a reconocer las lenguas concretas como mecanismos construidos con recursos

formales, a la vez que arbitrarios, radicales, contingentes y limitados, lo que explica que cada

lengua opere necesariamente como una elección entre la infinidad de posibles (unidades

lingüísticas, reglas, categorizaciones y valores); es decir, opera como un conjunto de

parámetros que restringen las posibilidades, pero lejos de la inmanencia, lo que puede

observarse es que se produce el cambio del sistema como hecho social, algo que durante el

siglo XX se analizó en los efectos sociales, no en los mecanismos, de donde se originó el

enfoque dicotómico (lengua/habla, diacronía/sincronía, sustancia/forma)etc. Pero, lejos de

esto, Saussure buscaba las leyes o fuerzas dentro del sistema de signos y allí, en lo que él

llamó estados de lengua, encontró que lo semiológico es producto de lo social y que la

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diversidad sucesiva de las combinaciones lingüísticas se realiza por relaciones de diferencias,

como oposiciones de valores en la linealidad temporal.

En los manuscritos encontrados recientemente, Saussure se refirió a semiología como:

“ámbito lingüístico del pensamiento que se convierte en idea en el signo, o de la figura vocal que se convierte en

signo en la idea; y esto no son dos cosas sino una sola, contrariamente al primer error fundamental. Es tan

literalmente verdad decir que la palabra es el signo de la idea como decir que la idea es el signo de la palabra; lo

es a cada instante, dado que no es ni siquiera posible establecer y limitar materialmente una palabra en la frase

sin la idea.

Quien dice signo dice significación; quien dice significación dice signo; tomar como base un signo (aislado) no

sólo es inexacto, sino que no quiere decir nada absolutamente, ya que, en el instante en que el signo pierde la

totalidad de sus significaciones, no es nada más que una figura vocal” (ELG, 2004:48)

La entidad material del signo hace que la contradicción significado-significante, interpretada

como dualidad, pueda entenderse como objeto producido en lenguas diferentes, que es

indisolublemente bifacial, bifrontal. No obstante la indisolubilidad cambia permanentemente

por las fuerzas sociales y el tiempo; de aquí el carácter entrópico y dinámico que podemos

precisar terminológicamente como “vida de los signos” en esa mutación de las relaciones

entre significado-significante en el tiempo (fenómeno de diacronía).

Si bien Saussure se refiere al nivel de la palabra, no del enunciado, su enfoque coloca la tesis

del doble anclaje de la lengua, el individual y el colectivo y, como los signos constituyen los

ingredientes de base de todas las formas de representación humana, esta bipartición puesta en

práctica por los diversos grupos humanos, en circunstancias históricas y geográficas diversas,

requiere tener en cuenta, como señala Bronckart (2007), otros tres niveles que constituyen los

objetos de una ciencia del lenguaje: a) los textos, como primer lugar de la vida de los signos,

lugar intermediario en el que permanentemente se hacen y rehacen en sincronía y diacronía,

b) la lengua interna como sistema de organización psíquica de valores significantes extraídos

de los textos, un segundo lugar de vida de los signos (limitado por las lenguas normadas y el

trabajo de los gramáticos) y c) la lengua normada como sistema de organización de los

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valores significantes extraídos de los signos, pero organizado por grupos sociales y sometidos

a sus normas. Es el tercer lugar de vida de los signos, trabajo de abstracción (como lengua

castellana o española) que nadie puede percibir, con resultados inciertos, como lo demuestran

los múltiples modelos descriptivos concurrentes.

Estos tres lugares de vida de los signos se dan, según Bronckart, en una interdependencia de

co-construcción simultánea, en movimiento dialéctico permanente, identificado ya por

Saussure, como hemos apuntado más arriba. El movimiento consiste en que los signos y sus

valores se organizan en textos, que son apropiados por las personas y reorganizados

singularmente en sus psiquismos para, posteriormente, extraerlos de cada psiquismo y

volverlos a nuevos textos bajo el control de la lengua propia natural. Aparece aquí la

dimensión creativa (¿sería estilística?) de las nuevas producciones y la dimensión social de

algunas de sus dimensiones normativas (¿serían genéricas?). Estos interrogantes abren

posibles interacciones con el estudio de los tipos de discurso y los géneros textuales, dos

objetos de investigación reformulados actualmente en el marco del interaccionismo socio-

discursivo (Bronckart,ob.cit.).

Por otra parte, en un análisis del signo lingüístico, De Mauro (2003) sostiene que las

capacidades de repetir, de crear transformando y de crear combinando son tres factores

cooperativos, por eso los seres humanos usamos la palabra, dominamos la propia lengua y

podemos hacerlo con otras. Según el lingüista italiano, se articulan dos tipos de creatividades,

la inventiva (que exaltara Croce) y la regular (exaltada por Chomsky). Sin imitación y

repetición, sería imposible la invención. De aquí su análisis del lenguaje en relación con las

lenguas, propias u otras, como un proceso de imitación, invención y cálculo. Es un crear

combinando o inventar calculando en el lenguaje que, necesariamente, depende de la

materialidad del signo para realizarse.

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Es la materialidad que Saussure reconoce en la noción de construcción social de la lengua,

después de haber contrastado las lenguas naturales, al poner de manifiesto el rol determinante

de la semiosis y de su carácter primero o fundador en relación con la noesis o “pensamiento

puro”, de donde se deriva el carácter del signo y su identidad como hecho físico-mental

indisociable.

Uno de los efectos de la mala lectura realizada de la teoría saussureana consistió en

diseccionar forma y sustancia, como si preexistieran las formas y después la ideas o viceversa.

En sus manuscritos pone en duda la existencia de un pensamiento puro, porque reconoció la

complejidad del objeto de estudio y lo abordó como desafío metodológico para abarcar la

dimensión del movimiento en la temporalidad y en la fuerza social.

En estudios recientes, Bulea (2005) considera que las leyes que indagaba Saussure sobre los

hechos de la lengua, estarían más cercanas al tiempo de la termodinámica que al tiempo

mecánico, como fuera concebido por el estructuralismo. La temporalidad sincrónica sería la

dinámica interna de los signos en constante cambio y los significados serían apenas un pasaje

(construcción-reconstrucción en la transmisión).

Casi en la misma época de Saussure, Vygotski (1995: 226) sostenía que los signos son

entidades desdobladas que hacen posible el retorno del pensamiento sobre sí mismo y la

capacidad de conciencia como propiedad del psiquismo humano.

En coincidencia con lo anterior, Voloshinov (ob cit) sostenía que toda unidad de la cognición

propiamente humana es, desde su inicio, semiótica y social. En síntesis, este formateo del

psiquismo por los signos como acuerdo social implícito, se establece en el curso de la

actividad de lenguaje y es por eso que las unidades de pensamiento, resultantes de la

interiorización de los signos, tienen, necesariamente, un carácter social.

4. Leontiev, los aportes de la teoría de la actividad.

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La relación entre lo colectivo y lo individual de la conciencia y el lenguaje como dos procesos

diferentes e imbricados fueron estudiados en psicología por Leontiev y Luria, discípulos de

Vygotski. El primero enfocó el desarrollo de los procesos de actividad y conciencia, mientras

el segundo incorporó los enfoques psicológicos en la relación lenguaje-conciencia,

incluyendo los aportes de la lingüística del siglo XX, particularmente los de la gramática

generativa, anticipándose a algunas hipótesis acerca de la relación cerebro- psiquismo que

hoy se formulan desde la psicología cognitiva.

Para Leontiev la historicidad es el eje en el desarrollo del psiquismo humano. Fundamenta la

propuesta de Vygotski sobre las funciones psicológicas superiores como relaciones

interpsicológicas que se vuelven intrapsicológicas a través de la palabra.

La explicación sobre el pensamiento (tomar conciencia de la relación de poner unas cosas a

prueba de otras cosas) es lo que llamamos “toma de conciencia de las relaciones que se

establecen entre cosas que no nos son directamente accesibles. Es por esto que en los

humanos el contenido de las acciones independientes se orienta hacia un objetivo y puede

transformarse en una actividad interna, es decir mental.” (Leontiev,1983:65)

En los trabajos de Leontiev, la actividad de lenguaje (considerada “la conciencia práctica” de

los hombres por Marx) fue explicada a partir de “la conciencia como reflejo conocido de la

actividad realizada a través de los conceptos lingüísticos socialmente elaborados.” La relación

entre sentido subjetivo y significación es un reflejo consciente, es decir una relación interna

específica entre lo objetivado en la significación (reflejo de lo elaborado colectivamente

mediante el lenguaje) y lo que se descubre en la actividad, que es el sentido, como contenido

de la conciencia. Por lo tanto, las significaciones nos permiten elaborar relaciones de sentido

como relaciones de conciencia. Los cambios de semiosis entre lo individual y lo colectivo

definen nuevas relaciones de sentido que harán surgir nuevas semiosis en nuevos significados

colectivamente reconocidos, asumidos o apropiados.

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En el movimiento entre significaciones colectivas e individuales se produce el

desdoblamiento de los significados (mediante los sentidos diversos) que van cambiando las

semiosis como significados compartidos.

Para el interaccionismo sociodiscursivo (Bronckart & Stroumza, 2003; Bronckart, 2007,

2008) la actividad de lenguaje o, más específicamente, lo accional del lenguaje consiste en un

encabalgamiento de enunciados y proposiciones. En consecuencia, hay dos lógicas necesarias

incluidas en la textualización de la comunicación humana: una lógica praxeológica (relación

entre actividad y género de texto) y una lógica epistémica (relación entre signos lingüísticos y

tipos de discurso), ambas han sido socialmente construidas, imitadas, evaluadas y realizadas

individualmente. Esta posición apunta a explicar el cambio de semiosis y la transformación

de los géneros como dos aspectos disjuntos, a la vez que dinámicos de la actividad de

lenguaje.

5. Conclusión.

Las relaciones metodológicas como enlaces y rupturas.

En síntesis, es en la vida de los signos en los textos, en las lenguas como sistemas psíquicos

normados y en la norma de relaciones entre valores significantes de los mismos signos y los

grupos sociales, como múltiples clasificaciones y construcciones de modelos concurrentes,

donde podemos percibir el movimiento dialéctico y explicarnos la simultaneidad de la co-

construcción individual (creatividad humana) y social (normativa genérica); lo que aún no

podemos explicar es cómo los formatos cristalizados construidos con los signos en los textos,

identificados como tipos de discurso (Bronckart,2007), estas cristalizaciones psíquicas de

unidades de intercambio social, fundantes de lo humano se transforman.

Al considerar en particular los textos como acciones de lenguaje y operaciones psicológicas,

desde el interaccionismo socio-discursivo, en una síntesis entre los estudios psicológicos y

lingüísticos, se abre una perspectiva que integra dos campos disciplinares, el objeto de estudio

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delimitado, como señalamos al principio, es el lenguaje como práctica social, colectiva, de

realización individual, mediante las lenguas que son construcciones históricas, también

colectivas y, por ello, dinámicas, hechas con signos arbitrarios, que nos permiten interactuar,

entendiéndonos y transformándonos a nosotros mismos en el proceso de conocer.

Si los campos de conocimiento involucrados, el de la psicología del desarrollo (en la

concepción del lenguaje como actividad (formulada por Vygotski y continuada por Luria y

Leontiev) y el de los estudios lingüísticos organizados a partir de Saussure (en consonancia

con los textos de Voloshinov, antes atribuidos a Bajtín) nos muestran un desarrollo teórico

coherente, el aporte de De Mauro respecto del lenguaje, pone de relieve el carácter de las

personas como productos del medio socio-histórico-semiótico, productoras o reproductoras

del mismo medio (que no existiría sin ellas). En este trabajo productivo se realizan procesos

interactivos que no son más que procesos heredados, según Bronckart (ob cit) como

asimilaciones /acomodaciones que obran en las múltiples formas de aprendizaje implícitos o

no concientes pero, por otra parte, esos procesos se vuelven conscientes y objetivables.

Además, hay aportes del campo de la biología (Maturana, 1995) y otros enfoques basados en

el paradigma de la termodinámica (Bulea, ob.cit) ofrecen nuevas posibilidades de búsquedas

para construir metodologías que articulen los campos en función de estudiar el movimiento de

los signos (2).

Mientras tanto, la semiosis como producto de acciones de lenguaje en la dinámica de las

lenguas es una actividad que puede ser aprehendida, por lo menos en el momento realizarse

como entidad en el orden praxeológico, independientemente de la lengua que se utilice y, por

eso mismo, esta actividad (aun remitiéndose a los textos, las lenguas y sus signos), no es

objeto de la lingüística, sino objeto de la psicología o de una posible antropología. Por lo que

la lingüística, como espacio disciplinar, enfocaría un aspecto del objeto: los tipos de discurso.

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Del conocimiento más afinado de estas relaciones podrían reformularse propuestas didácticas

para enseñar, por una parte, los razonamientos que operan mediante los formatos discursivos

(a través de las formas lingüísticas) en los textos concretos  y, por otra, los esquemas

dialógicos (secuenciales) de los géneros textuales.

En definitiva, esta línea investigación desde la Didáctica de las lenguas busca, en primera

instancia, aportar en la construcción de procedimientos de acción formativa, en lo que hace a

la elaboración de sistemas de operadores culturales y, a la vez, contribuir a la teoría del

desarrollo humano.

Notas
1. Bronckart analiza los signos lingüísticos como “etiquetas sociales” que reagrupan, re-analizan y
guardan una imagen primera junto con la imagen socialmente elaborada, es decir, se trata de una
puesta en juego de dos clases de representaciones que se vuelven simultáneas, por lo que los mismos
signos producirían un desdoblamiento generador de una capacidad de poner en juego estos dos
órdenes y, por lo tanto, de la emergencia de la conciencia.

2. En la actualidad, para ahondar en esta problemática, estamos orientando la investigación en las dos
direcciones siguientes:
a) desde el plano praxeológico/dialógico de la acción de lenguaje: para discernir cómo
enseñamos a razonar desde las consignas y la actividad desde la situación comunicativa/
posición enunciativa.
b) en el plano lingüístico: para observar la determinación de las acciones de lenguaje en la
mediación del tipo de discurso/ mecanismos de enunciación y mecanismos de textualización,
como construcciones gramaticales seleccionadas.

Referencias bibliográficas

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Dora Riestra

Doctora en Ciencias de la Educación, Universidad de Ginebra, dirección: Prof. Dr.


Jean-Paul Bronckart. Profesora en Letras, Universidad Católica de Santa Fe.
Profesora adjunta regular Área Didáctica de la lengua, cátedra de Usos y Formas de
la Lengua Escrita, Centro Regional Universitario Bariloche, Universidad Nacional
del Comahue.
Profesora asociada interina en Introducción a la Ciencias del lenguaje y la
comunicación , Universidad Nacional de Río Negro.
Coordinadora del Profesorado virtual en Lengua y Literatura, Universidad Nacional
de Río Negro.
Profesora titular regular en la orientación Lengua.Instituto de Formación Docente
Continua de Bariloche, Río Negro.

Investiga la semiosis en las relaciones de lenguaje-pensamiento, en el marco de los


procesos formativos escolarizados, desde de la perspectiva del interaccionismo
socio-discursivo.

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