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ensayos y notas
etnográficas sobre la
vida ritual de los
pueblos indígenas de
México.
David López
Cardeña
Universidad Veracruzana
Facultad de Antropología
1
Capítulo
E
n un documento novo hispano del siglo XVII localizado en el Archivo
General de la Nación, sección de Virreinato, en el ramo de Inquisición,
tomo 629, expediente 4, titulado “Autos remitidos por el Comisario de
Yucatán contra Baltasar Martín, Manuel Canché y Nicolás Lozano, por idólatras”
se hace referencia al proceso de enjuiciamiento llevado a cabo por la Inquisición
de Mérida al finalizar el año de 1673 en contra de los sujetos referidos –pero
especialmente, en contra del mulato Baltasar Martín- por su participación en
“hechos idolátricos”, es decir, ceremonias religiosas celebradas en las antiguas
provincias prehispánicas de Ah Canul, Chakan, Ceh Pech, Maní, Ah Kinchel,
Sotuta y Hocabá , localizadas todas ellas en la región central de la península
yucateca.
Para el caso que nos ocupa, dicho documento muestra cómo a finales del siglo
XVII la empresa evangelizadora emprendida por la Corona española mostraba
evidentes fallas en su presuntamente consumada conquista espiritual y
“extirpación de idolatrías”. Los pueblos de matriz cultural prehispánica seguían
manteniendo vigentes un inconmensurable número de prácticas cúlticas y
ritualísticas a pesar de verse envueltos y estigmatizados por el sino de las
nuevas identidades generadas por las tareas de dominación y explotación
colonial.
Y encendido el candelero con copal sangraba a los indios que asistían a la dicha
adoración, unas veces por mano de Esteban Dzul y otras por la de Juan Uc, padre de este
declarante, y otras por la de Bonifacio Ku; y que la sangre que les sacaba a los que
asistían a dicha adoración, vio este declarante que la ponían en una hoja del dicho havin
(ha´bin), y que a la luz del candelero la quemaba hasta que se consumía y no quedaba
rastro de hoja, ni de sangre. Y esto lo oyó decir que lo hacia por desenojar a sus dioses
que estaban enojados. Y que en acabando de hacer lo que lleva referido, bailaban y
cantaban unas veces un baile que llaman el poco (pocho´) y otros el zulam (tsulam). Y
para juntarse a esta adoración tocaban primero un tunkul (tunk’ul) pequeño instrumento
de su nación, que era la seña que hacían para juntarse a dicha adoración. Y el son que
tocaba se llamaba zulam, poco y que dicha adoración la hacían y la hacen de noche, las
más veces en el colmenar del dicho Juan Uc, su padre, y otras en las milpas de Andrés
Balam.
En este sentido, habría que recordar que la primera de las identidades creadas
por el grupo conquistador se derivó de lo que acertadamente Bonfil Batalla
señalaría como el producto de un error geográfico: el concepto de indio y su
validación para justificar uno de los ejercicios etnocidas más absurdos que se
han dado en la historia universal. Sin embargo, la presencia de esta nueva
identidad y de este inaugurado delito en el orden social y cultural, nos deben
permitir observar el conjunto de elementos culturales en que se sustentaban
como una importante fuerza de confrontación que, de manera disfrazada, se
negaba a la imposición de prácticas y creencias de los nuevos grupos
dominantes; aunque, de hecho, para muchos de los pueblos mesoamericanos
este tipo de confrontación no resultaba novedosa, ya que había sido
experimentada con anterioridad al enfrentarse con fuerzas avasalladoras del
altiplano que intentaron imponer su hegemonía.
Para la época prehispánica, pero sobre todo, para el clásico tardío, los
diferentes centros urbanos asentados en la llamada región Puuc se presentan
en todo su apogeo y esplendor, siendo posible inferir, con base que en las y
indagaciones arqueológicas llevadas a cabo, que el desarrollo cultural y
socioeconómico de la región se vio altamente influido por las adversidades
climáticas y por la carencia de fuentes naturales superficiales de agua, ya que,
según los estudios realizados, los mantos freáticos alcanzaban profundidades
fluctuantes entre 45 y 135 metros. Y aunque es evidente que las condiciones
ecológicas desfavorables no impidieron los asentamientos, la carencia de agua
posibilitó el desarrollo de una amplia construcción de obras hidráulicas
destinadas no necesariamente a las actividades agrícolas, sino a mantener el
ritmo de desarrollo general de la sociedad.
... en esta región (la Puuc), la ausencia de fuentes superficiales de agua, impulsó
desarrollo de sistemas de recolección y aprovisionamiento de agua de lluvia, los cuales
tuvieron como base una serie de obras hidráulicas conocidas como chultunes y aguadas.
Estas construcciones acuíferas tuvieron su máxima expansión durante el periodo de
mayor desarrollo político y económico de los asentamientos mayas del Puuc. De esta
manera, los habitantes lograron satisfacer no sólo sus necesidades básicas de agua, sino
también las necesarias para la reproducción de la estructura social en su conjunto.
Del anterior se desprende que la lluvia jugaba un papel fundamental para los
pueblos de la región y, repito, no tan sólo para las actividades agrícolas, sino por
ser la única fuente de aprovisionamiento para las aguadas y chultunes que,
como se anota líneas arriba, se constituyeron en las más importantes obras
para la captación y almacenamiento del agua.
La lluvia entonces era un elemento vital que la naturaleza debía proveer para la
supervivencia de las comunidades mayas de la región, surgiendo por lo tanto
manifestaciones cúlticas asociados directamente con ella, siguiendo las más
evidentes, sin lugar a dudas, las profusas representaciones de Cháak en
arquitectura maya de esta región. Así, por ejemplo, merece especial atención el
llamado " palacio de las máscaras " en la ciudad maya de Kabah, impresionante
obra arquitectónica de 46 metros de largo, conocida también con el nombre de
Codz-Pop (Estera enrollada); su fachada la encontramos decorada con
aproximadamente 250 máscaras o mascarones de Cháak, el dios de la lluvia. Y
que decir de la ciudad de Sayíl, extensa zona arqueológica situada a 32
kilómetros de Uxmal, donde podemos encontrar en la fachada intermedia del
llamado " gran palacio ", una innumerable cantidad de máscaras del dios Cháak
y la estilizada representación del dios " que se precipita ", y, finalmente, Uxmal,
impresionante centro urbano, cuyos edificios parcialmente reconstruidos
presentan una variada decoración de sus fachadas con la omnipresencia del
dios de la lluvia, la cual se hace aún más patente en el " palacio del gobernador
" de casi 100 metros de largo con la parte superior de la fachada decorada a
modo de mosaico con meandros escalonados (grecas), celosías de mosaico y,
sobre todo, máscaras de Cháak.
...Cháak... es el dios B de los códices... se caracteriza por tener una larga nariz
colgante que termina en un rizo; a veces boca desdentada; la pupila del ojo en
forma de voluta y abajo de aquel una espiral; de la boca le cuelga una especie
de hilo curvado. Suele llevar en la cabeza una serpiente, o ir montado en ella.
En los códices blande una hacha con mango de madera.
Chaac desde los tiempos prehispánicos, Cháak como dador de vida, como
poderosa fuerza numínica que mueve al mundo maya; Cháak, el agua, la lluvia,
él sustentó. No debe resultar extraño entonces que los pueblos mayas le
confieran a este dios una fuerza tal que ha logrado rebasar la línea del tiempo
para poder encontrarlo hoy " oculto ", " invisible ", en las manifestaciones
rituales y en cada uno de los actos del flujo comportamental de los "mayeros ",
los descendientes de aquellos a quienes los museógrafos han dejado estáticos,
sin dejarlos trascender el momento de la conquista española.
...el mamancháak se lleva a cabo cuando la lluvia no llega, por ahí de los meses de agosto y
septiembre, y entonces, se junta la gente y se hace la rogativa o mamancháak. En el mamancháak
intervienen varios personajes más aparte del J-meen, destacando aquellos que representan a cuatro
sapos diferente tipo: el sapo wo’, el sapo Carrillo Muuch, el sapo To'ot y el sapo kle’.
A la hora del mero sacrificio el J-meen se para frente al altar de hojas de ja’bin, mientras, los cuatro
sapos estarán en cada esquina del altar emitiendo sus sonidos: uo, uo, uo; trrr,trrr,trrr; to'ot, to'ot,
to'ot; cle, cle, cle; el J-meen, entonces ofrecerá sus oraciones al Yuum Cháak, dios de la lluvia, de los
relampagos. Los rezos son en lengua maya y primeramente piden a dios y después a Yuum Iik’ (el
viento, el gran espíritu), a Yuumbil ki’lich pixan (espíritu santo) a Chan aalbil (dios hijo) y a Nojochbil
(dios padre).
Son varias las ocasiones en que al estar realizando el mamancháak la lluvia viene; aparece fuerte,
con rayos y truenos. En todas las rogativas "la maya" es el idioma fundamental, así se le pide a los
cuatro vientos: xaman iik’, Chik’in iik’, Nojol iik’ , lak'in iik’. Chúumuk ka’an iik’, es el de enmedio, el
del centro, el que manda, el más fuerte. Son las cuatro direcciones, las casas de los cháako’ob.
En el mamancháak, el J-meen quema copal y se toma una bebida llamada ba’alche’, la cual se hace
con la cáscara de una madera; para comer se prepara el Piib; pero eso si, las mujeres no deben estar
en el mamancháak, porque si no, no sirve, no funciona pues.
S
abemos perfectamente bien que los fenómenos observados e
interpretados por los antropólogos corresponden de principio a una
incompatibilidad lógica y en cierto momento contradictoria; que
partimos de dos coherencias monolíticamente estructuradas que devienen
de múltiples interpretaciones e intereses, modeladas y estructuradas a partir
de procesos empíricos generados por tradiciones histórico-sociales que han
sido laboriosamente construidas.
De hecho, los dos estados propuestos por Geertz son en realidad uno solo:
los símbolos religiosos -en términos de comunicación o de cognición, de
guías para la acción o de expresión de emociones- no pueden ser
sobreentendidos independientemente de su relación histórica con símbolos
no religiosos o de su articulación en y de la vida social, en que trabajo y
poder son también cruciales.
Esto es, que el hombre no solo es un animal que come y que piensa, sino
que también piensa en el pensar y que, conciente o inconscientemente,
construye un proceso de reflexividad a partir de un dialogo permanente
entre un yo individual y un yo colectivo.
Para C. Geertz, las performances religiosos, son evidentes ejercicios de
reflexividad, y se objetivan en los rituales como piezas fundamentales, en
tanto estos son historias que el grupo se cuenta a sí mismo, son escenarios
de auto proclamación para la presentación individual y colectiva en que se
fundamentan identidades comunitarias.
1
Concepto elaborado por Víctor Turner para oponerlo al de estructura social.
dramatizando nuestras demandas en rituales u otras representaciones
colectivas; estableciendo verdades visibles y deseadas acerca de nosotros
mismos; mostrando nuestra propia existencia a través de performances, de
géneros performativos; es decir, tratamos de definirnos a través de estos
géneros para que los otros comprendan como queremos nosotros definirnos
y como queremos que ellos nos definan. ¿Será este un mecanismo de
orden universal a través del cual toda la gente, de todas las culturas, busca
su yo individual o colectivo? ¿Son las representaciones de los opuestos
tomas de conciencia?
Así, los performances culturales, y por tanto los mitos y los rituales, son
arenas sociales donde se movilizan símbolos, conductas y audiencias a
partir de una triple función: a) se elaboran para ser vistos o narrados; b)
para promover y estimular la reflexividad y c) son intencionales. Es decir los
performance se constituyen como manifestaciones conductuales en las que
los movimientos corporales y sus efectos ambientales hacen explícitos los
sentimientos, pensamientos e ideas de los individuos en tanto miembros de
la sociedad.
T
laxcala, 1994. Inmerso en la recreación de un catolicismo popular del
cual ha logrado apropiarse, un campesino llamado Antonio Hernández
ha patrocinado la fiesta de San Francisco, una de las cuatro
festividades religiosas de importancia celebradas anualmente en su pueblo: San
Francisco Tlacuilocan. Su preocupación y voluntariedad para encabezar un
ritual del pueblo ha sido desmedida. Sus obligaciones han conllevado gastos
considerables de tiempo y dinero. Una vez por semana, a lo largo de un año de
espera para cumplir con su compromiso, debió cambiar las flores que
adornaban el altar del Santo instalado en el extremo derecho de su hogar, así
mismo, cambio las velas y veladoras y sahumó el lugar utilizando grandes
cantidades de incienso comprado ex profeso. Durante todos los meses
precedentes al día de fiesta guardó maíz, guajolotes, gallinas y trago para
regalar a sus invitados y el dinero necesario para contratar a los músicos y
danzantes que amenizarían el convivio ritual, porqué eso si, señala Antonio,
"...la celebración tenía que estar en grande". La fiesta propiamente dicha lo
mantuvo ocupado durante una semana que paso prácticamente sin dormir; y
aunque sus vecinos y familiares le prestaron ayuda, Antonio Hernández fue el
patrocinador de la fiesta, y como patrocinador soporto solo la carga que
representó este compromiso. Un compromiso que le obligó a trabajar horas y
turnos extras en la fábrica de papel donde presta sus servicios desde hace
varios años; allá, allá en la ciudad de México.
Sin embargo, aun cuando la fiesta sea un retorno al tiempo originario, no por
ello debemos considerar que se encuentra volcada totalmente hacia el pasado,
en realidad, se nos presenta como un fenómeno sui generis a través del cual
podemos presenciar una reapropiación del pasado en el seno mismo del
presente: el presente redefiniendo el pasado y estableciendo los rumbos del
futuro.
La Conquista de Jerusalén medieval sólo sirve de punto de partida para enhebrar en ella
una historia presente, y tan contemporánea de los espectadores que pueden verse ellos
mismos como en un espejo deformado.
Estas fiestas (las morismas o danzas de moros y cristianos) muy conocidas y muchas
veces descritas, aunque de ellas no se haya hecho hasta la fecha un catálogo metódico,
se hallan en casi toda la región central de México: entre los totonacas de Veracruz, en
Tlaxcala, en las cercanías de la ciudad de México, en Morelos y Guerrero, en Michoacán y
en Jalisco y hasta en Zacatecas y Chihuahua.
Para el caso específico de las Morismas (en que se incluyen tanto la danza de
Moros y Cristianos como la de Los Santiagos) las encontramos como
verdaderas pervivencias sincréticas que nos remiten indudablemente a la
fastuosa representación de "La Conquista de Jerusalén" y cuya presencia y
manifestaciones recurrentes se extienden por casi todo el territorio de la
entidad, recreando la apropiación de un elemento cultural novohispano, que
para muchos de sus ejecutantes solo forma parte de "la costumbre".
Ante el fin de milenio, no han valido, para muchos pueblos de México, las
restricciones, proscripciones, persecuciones, reglamentaciones y normas que
han pretendido arrebatarles "la pieza capturada"; aunque esta no sea más que
un Auto que enhebra tradiciones culturales que se enlazan con el más puro
esplendor de la Edad Media europea que vino a parar a tierras americanas,
para ser perpetuada durante siglos por los habitantes del México Profundo.
4
Capítulo
L
a intención fundamental en este ensayo es la de analizar la asociación
negro/jaguar que se ha venido estableciendo en los grupos mayances,
específicamente entre tseltales y tsotsiles, y que ha logrado configurar
un esquema básico de reproducción simbólica en torno a elementos culturales
ancestrales que fueron motivo central en muchas de las representaciones
plásticas que podemos localizar desde el período Clásico.
Para comprender mejor las realidades zinacantecas comenzamos con el rechazo de las
distinciones etnocéntricas y elaboradas de nuestros predecesores. Estas distinciones, a
pesar de su refutación por antropólogos eminentes, han persistido hasta hoy día. Me
refiero a las distinciones entre magia y ciencia, magia y religión, que implican que
técnicas mágicas son seudo-científicas, supersticiosas, inmorales y antisociales.
Mientras que nosotros vemos nuestro pobre mundo lleno de objetos inanimados, los
tzotziles ven el mundo lleno de seres, un mundo enriquecido por almas. Lo que nosotros
llamamos sobrenatural, para ellos es netamente natural. Hay una reciprocidad entre el
hombre y la naturaleza.(...) Lo que los civilizados llaman creencias, los tzotziles llaman
verdades..."
La manifiesta integridad de sus patrones culturales encuentra el clímax de su
reproducción social cuando estos pueblos convierten en acto público ritualizado
el conjunto de normas y patrones que cotidianamente dan coherencia y sentido
a la vida familiar y doméstica caracterizada por una serie de relaciones
parentales restringidas a círculos económicos y socioculturales de reproducción
social básica: el trabajo en la milpa, la comercialización e intercambio de
productos, la convivencia intragrupal, el culto a los santos, etc..
"El universo fue concebido por los mayas como escenario y manifestación de las fuerzas
divinas, como un conjunto plural de hierofanías -manifestaciones de lo sagrado- y
kratofanías -manifestaciones del poder-. Los grandes niveles cósmicos (cielo, tierra e
inframundo), que no fueron para ellos espacios estáticos, sino en constante movimiento y
cambio, estaban poblados de múltiples expresiones visibles y sensibles de lo divino; o
sea que lo sagrado se revelaba ante los hombres en muchos de los seres que habitaban
los tres niveles. Así, son dioses los astros; son dioses los elementos, como el agua, la
tierra, el viento y el fuego (representado sobre todo por los relámpagos); son divinas las
grandes montañas, algunos árboles (como las ceibas), algunos vegetales (como el maíz),
algunos animales (como el quetzal, el jaguar y la serpiente)".
"...(el jaguar) simbolizó el lado nocturno de la vida, el reino del misterio, la oscuridad y las
tinieblas, con todo lo que él implica: las fuerzas de la irracionalidad, lo inconsciente, la
destrucción, el mal y la muerte, que fueron energías tan sagradas como sus
opuestas, las energías luminosas y vitales. El jaguar es el Sol al penetrar al ámbito del
inframundo; su piel es el cielo nocturno manchado de estrellas; habita en el tiempo
primordial, anterior al orden actual, en la edad precósmica, caótica y oscura. Por todo ello,
es símbolo de las fuerzas misteriosas, de los poderes ocultos e incomprensibles, de los
lugares y tiempos inaccesibles al hombre común".
El jaguar es, de acuerdo con está concepción, símbolo de los lugares y tiempos
inaccesibles al hombre común, con privilegiado don de la ubicuidad para estar
presente "en" y "cuando" las condiciones así lo requieran. Y es en el rito, es
decir en la conducta consagrada identificada como plena representación
cultural, donde el jaguar se ha seguido manifestando, inmerso en una serie de
dramatizaciones plásticas que para los participantes es materialización no sólo
de lo que creen, sino también modelos para creer en ello.
Es por eso que en celebraciones tales como la fiesta de San Sebastián referida
anteriormente y en muchos otros eventos rituales ejercitados regularmente por
varios pueblos de la Altiplanicie Chiapaneca y regiones aledañas, tiende a
materializarse, en tiempos de fiesta o de prácticas devocionales específicas, la
presencia del jaguar o los jaguares vehiculando significaciones asociadas a
esas fuerzas irracionales, inconscientes y destructivas señaladas líneas arriba.
Así, por ejemplo, en los carnavales de San Juan Chamula, San Andres
Larrainzar, Mitontic, Chenalhó, Huixtan, Bachajón, Tila y San Fernando, pueblo
zoque localizado en la depresión central del estado, en donde el orden se relaja
y quebranta, el jaguar irrumpe haciéndose acompañar de un numeroso grupo
de "colaboradores": los llamados "negros", seres antisociales, irracionales y
"ladinizados" que se encargan de cometer una serie interminable de actos
ofensivos contrarios a lo socialmente establecido.
En la vida ritual, y en este caso, para continuar con los tzotziles zinacantecos,
en la celebración del carnaval un personaje central de la representación
dramatizada del evento es el llamado Kajualtik o "rey de los negros", el cual es
investido de su cargo durante la noche del viernes de carnaval en presencia del
Pasión segundo, que momentos antes ha recibido su indumentaria ritual.
Ceremonia con la que el Kajualtik queda listo para salir en una procesión
nocturna a integrarse con el resto de los personajes que mantendrán, durante 4
noches y 5 días consecutivos, la gran fiesta de nuestro señor, el kin tajimol: la
gran fiesta de los juegos.
5
Capítulo
A
ño con año, en ocasión de la Semana Santa, cada pueblo de nuestro
país se convierte en un apasionado escenario de las representaciones
y festejos que con motivo de estas fechas se llevan a cabo en una
curiosa mezcla de tradiciones religiosas del catolicismo ortodoxo y antiguos ritos
de matriz cultural prehispánica.
Durante poco más de una semana, los pobladores de esta comunidad totonaca
se entregarán plenamente a la recreación de uno de los actos litúrgicos más
importantes de la religión católica incorporando varios rasgos y pautas del
ancestral pensamiento prehispánico que aún se encuentran vivos en su
memoria colectiva.
Es así que con algunas variaciones, el barrio del templo y de la gran plaza atrial
tiende a conservar su carácter original como acto de integración comunitaria en
el que los jóvenes, acompañadas y vigiladas por sus familiares, para que
realizan esta acción con la finalidad implícita de establecer contacto con algún
joven de la comunidad que, cautelosamente, ocupará algún lugar en los muros
circundantes del atrio. Se presenta pues, como un acto de regulación de las
relaciones parentales intracomunitarias.
En la realización de todas y cada una de las actividades relacionadas con la
gran representación la gente de la comunidad participa decidida y
voluntariosamente.
Así, sin importar las inclemencias del tiempo, los pobladores de San Mateo
Coxquihui se concentran en el gran atrio del templo para participar de esta
impresionante dramatización. Su fe y su religiosidad se crea y ante este gran
acto ritual y su esperanza se acrecienta.
Poco más tarde, los alimentos preparados exprofeso para esta ceremonia serán
bendecidos para después ser repartidos en las casas de aquellos que han
adquirido el compromiso de ser los dadores del pan y del vino, que en este
caso, se ven sustituidos por alimentos propios de su costumbre.
Para los totonacas de toda esta vasta región, los días de semana santa les
permiten un momento de relajamiento de los duros quehaceres del campo; para
muchas familias son días de intensa alegría por la llegada de algunos de sus
miembros que han decidido ir en busca de mejores oportunidades de
supervivencia a las ciudades próximas de Papantla y Poza Rica o, en el mejor
de los casos a la ciudad de México y que en estos días deciden regresar a
visitarles y vivir con ellos la fuerza de la tradición.
La multitudinaria procesión del Vía Crucis que atraviesa por todo el pueblo se
transforma en una especie de catarsis colectiva en que se mezclan llantos,
oraciones, plegarias y rezos con el cansancio de una muchedumbre que de esa
manera se aferra a la esperanzadora promesa de salvación y redención eterna.
Para la iglesia católica la tarea de contrarrestar los avances logrados por otras
iglesias que han penetrado en los diversos pueblos de la región, les ha puesto
en un contacto más estrecho con la gente y su pastoral ha tenido que cambiar
profundamente. Para ello, la participación de los sacerdotes en estas magnas
representaciones resulta de vital importancia como guías espirituales que
buscan ocupar un lugar prominente en la estructura social de los mismos.
Ahora, solo queda esperar la quema del judas, la cual es asociada a la creencia
de purificación y expiación de los pecados; los cohetes anuncian el evento y la
víspera de resurrección porqué como lo dijera uno de los lugareños: "...en
Coxquihui, Dios nunca muere ".
6
Capítulo
L
a dinámica cultural de los pueblos asentados en el territorio conocido
comúnmente como la Sierra Norte de Puebla se recrea cotidianamente
por medio de múltiples expresiones.
Para Miguelito Xocua Basilio es un gran día, pues con el apoyo y orgullo de sus
padres el será un Quetzal y participara por vez primera con el grupo de
danzantes de su pueblo.
Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más importantes de las danzas
practicadas por los pueblos indígenas de nuestro país es su virtual vinculación
con los ámbitos de lo sagrado.
Algunos han caminado desde la madrugada para llegar a tiempo y aún sin
probar alimento caminan presurosos para incorporarse a la gran fiesta.
Los vistosos trajes multicolores flotan sobre la gran plaza y las notas musicales
se expanden por todos los rincones. La gran fiesta se magnifica y entrelaza
pueblos, idiomas y costumbres con proyectos culturales que muchas veces han
intentado influir en el ámbito de reproducción social y cultural de la gente del
habla distinta, de la alteridad cultural mal comprendida y por ende expoliada y
enajenada la mayoría de las veces. Pero hoy, el proyecto ha resultado exitoso.
¿Cuantos más ?
Para las instituciones organizadoras dar de comer a tantos visitantes se
convierte en un gran problema, sin embargo, logran salir adelante y todos los
invitados pueden disfrutar ansiosos los alimentos que se les brinda.
A
nochece en el pueblo tsotsil de San Lorenzo Zinacantán y en una
pequeña casa localizada a un costado de la iglesia, el movimiento de
personas es incesante para cumplir con la tarea de poner su
indumentaria ceremonial a un hombre zinacanteco.
Por fin, después de muchos años de espera, a Martín Sánchez "Jolote" las
autoridades tradicionales de su pueblo le han conferido el cargo de Pasión o
patrocinador de la gran fiesta de Carnaval, K´in Tahimoltik en tsotsil o batzik´op
("palabra verdadera"), que en español significa "Fiesta de juegos".
Durante casi dos años, Martín Sánchez "Jolote" y su familia han tenido que
venir ahorrando el dinero suficiente para que su cargo de Pasión resulte
satisfactorio a los ojos de sus vecinos, pero sobretodo, a los de Totik Jesucristo
y Totik San Lorenzo, santo patrono de su pueblo.
Ahora, sus compadres, amigos y ayudantes especiales están aquí con él, en el
inicio formal de esta fatigada fiesta que durante 5 días los mantendrá ocupados
durante todo el tiempo.
Sin embargo, el Carnaval, la gran Fiesta de los Juegos, está por comenzar y
hay que prepararse para ello y para ir hasta la casa del llamado padre de los
negros, Tot h`ik´al, donde esté también será vestido y pintado su rostro de
negro en una ceremonia secreta difícilmente puede ser vista por algún ladino o
kaxlan.
Para este momento Martín Sánchez "Jolote" ya no toma decisiones sobre las
actividades a desarrollar, ahora todo queda en manos de los emprestados
quienes en una perfecta y sistematizada escala jerárquica ordenan todos los
actos que habrán de llevarse a cabo.
Mientras tanto, a los emprestados se les reparte pox o trago para agradecer su
compañía.
Los negros son ambivalentes pues representan a la vez a los judíos o demonios
que los zinacantecos creen que llevaron a Cristo a la muerte y a los ladinos o
kaxlanes a quienes los zinancantecos perciben como enemigos.
Esa misma noche la casa del pasión se vuelve a ver invadida materialmente por
todos los actores de este carnaval, aunque hoy los Pasiones, el jefe de los
negros y los negros bailarán y subrayarán su desconfianza y encubierta
enemistad con los ladinos por medio de una serie de expresiones lingüísticas
formales denominadas bombas, las cuales se dicen solamente en español y
refieren, de manera indirecta, al comportamiento que los zinancantecos
advierten en los ladinos; un comportamiento que subraya la importancia que el
ladino da a la actividad sexual y que se convierte en una velada crítica a los
abusos sexuales que estos hacen de las mujeres indígenas en general sin que
las autoridades respondan a las demandas y acusaciones presentadas.
Pero este carnaval sirve para apropiarse de los acontecimientos políticos que
rodean ahora su cotidianeidad y por lo mismo, aparecen en escena personajes
de la vida política nacional que dicen saber como hacerlo y otros más que
quisieran lograr el apoyo de la sociedad civil para hacerlo de otra manera; y ahí
están, compartiendo los alimentos en medio de esta parodia de la realidad que
el carnaval les posibilita, porque en esencia, el carnaval se presenta como un
período de libertinaje y negligencia general; los que se disfrazan de negros o
ladinos disfrutarán de una borrachera de cuatro días a expensas de los
patrocinadores y durante este tiempo se verán liberados de las restricciones
morales que normalmente prevalecen entre los zinacantecos.
Allí podemos encontrar a las J´kel ve´elil o cocineras, a las J´lat vaj o encargada
de hacer los tamales de frijol, las J´pak´tanetik o tortilleras, las Pa´s u´l o
mujeres que hacen el atole, las suk´bochetik o encargadas de lavar los trastos y
la Cholvo´ o encargada de la bebida, el pox principalmente allí están, como
siempre, cubriendo la espalda del pueblo.
8
Capítulo
Y con los atributos similares a los de una flor, encontramos aquí a sus
habitantes que, durante las numerosas fiestas religiosas que marca su
calendario, llevan a cabo un despliegue de emociones y sentimientos que en la
sobriedad aparente de un día común difícilmente percibiríamos aún y cuando se
encuentren latentes.
Belleza, colorido y una imagen colectiva que refleja y expresa alegría, son
fácilmente apreciables en Xochitlan; durante sus fiestas, las masas de
individuos, residentes o no, se integran en un estado de jubilo que convierte a la
fiesta en un estallido de entusiasmo.
Es 24 de Agosto y San Bartolo “espera”, como todos los años, una serie de
ofrendas que sus protegidos le han de otorgar fervientemente. En casa del
mayordomo, quien es el encargado organizar la fiesta en honor al Santo patrón,
un nutrido grupo de mujeres se encuentra preparando grandes cantidades de
comida que más tarde habrán de ser degustadas por todos aquellos que de
alguna u otra manera son partícipes de la gran celebración comunal.
Mientras tanto, el mayordomo junto con sus parientes, amigos e invitados más
cercanos, aguardan pacientemente el termino de la liturgia religiosa, para poder
iniciar la gran procesión que llevará al santo patrón a la convivencia comunal
que él ha preparado en su casa.
Pero no solo para el mayordomo la espera se hace interminable, en las afueras
de la iglesia la multitud espera la imponente, aunque sencilla imagen del santo
patrón que, flanqueada por las ceras, pronto ha de recorrer las empedradas
calles del pueblo, donde a su paso la devoción se desbordará a través de la
ofrenda de flores, velas y humo de copal que simbólicamente alimentaran a la
deidad.
Los danzantes parecen ser incansables, sin tregua alguna, han de danzar a lo
largo de algunas horas. De los violines y guitarras brotan las melodías
tradicionales de cada danza y las sonajas que portan algunos danzantes hacen
más agradable el escuchar dichas notas. Es patente así, ante los ojos del
menos familiarizado a estas practicas, el respeto que el individuo danzante
otorga a su papel. El frenesí que por momentos parece apoderarse de los
danzantes, el culminar esporádico de su ejercicio con el “grito” de su “capitán” y
los cohetes que estallan de manera recurrente siembran en la atmósfera
infinidad de sentimientos y emociones entre todos los presentes.
Menos espectacular que los que vuelan y con mucho menos solemnidad, más
nunca menos importante, encontramos a los llamados Matarachines, danza
formada solo por varones, como muchas otras, pero que a diferencia de estas,
aquí algunos varones portan atuendos femeninos y otros tantos como
arlequines. Todos danzan graciosamente formando un circulo a través del cual
se desplazan sin cesar mientras la música suene.
Venidos de otro tiempo y otro espacio encontramos la batalla que Los Migueles
llevan a cabo en contra de fuerzas malignas personalizadas en la figura del
diablo y que en esta ocasión es asociado con el “chupacabras”, metáfora
encarnada en estos tiempos en la figura del ex presidente Salinas de Gortarí.
Es esta batalla en la que el personaje principal, el arcángel San Miguel es
desafiado por su antagonista de rojo; es la eterna y mítica batalla del bien en
contra del mal.
La lluvia arrecia y parece ser está la señal que ordena la salida del Santo Patrón
San Bartolo y las ceras. Un gran número de personas ansiosamente se
arremolinan tras la imagen. Solo el mayordomo va delante de ella,
inmediatamente atrás los grupos danzantes la siguen sin dejar de bailar y tocar
su música. El tronar de los cohetes anuncia a todo el pueblo la salida de la
imagen y las ceras y, consecuentemente, anunciara también el avance de la
procesión. Durante el camino a casa del mayordomo, la música de cada danza
hará más agradable a San Bartolo la travesía.
A
llamado de manera especial mi atención el interesante documento
que con el nombre de Memorial del Etnocidio, se ha encargado de
construir el antropólogo Félix Báez-Jorge; de hecho me ha aturdido.
Aunque tal vez haya quien opiné lo contrario, su ausencia se ha dejado sentir
de manera notable, sobre todo hoy que el país se enfrenta a definiciones que
en su momento él advirtió que deberían ser tratadas como prioridades
nacionales, con relación a la situación de subordinación, racismo, explotación,
discriminación y sujeción política a que se ven expuestos desde tiempos
ancestrales los pueblos indios, la base cultural de lo que él denominó
acertadamente como el México Profundo.
Son estos, desde mi punto de vista, motivos más que suficientes que acaso
también serían avalados por muchos de los textos incluidos en el memorial, los
que me permiten observar como en ellos se condensan múltiples metamorfosis
de indigenismo mexicano que me permiten pronosticar, como ave de mal
agüero, larga vida al proyecto desetnificador del estado mexicano, con el aval
de las mayorías silenciosas que viven de la "añoranza", parafraseando a Bonfil,
de cambiar de realidad, pero no de cambiar la realidad.
La condición real es que, pese a la lucha que libran los pueblos indios, cada vez
se ven más a merced de fuerzas ajenas a ellos, que son las que toman las
decisiones. El hecho es que lo ajeno, la ajenidad, ya está muy enquistada en
nuestras estructuras de convivencia social, en nuestra cultura, que nuestras
mentes, y dudó de los beneficios de una lucha que se resista al combate desde
las trincheras de los foros políticos, de autonomía social, de economía, de
derechos humanos, de la cultura de la diversidad.
Los pueblos indios, con su “simple” presencia que es resultado de una historia
de resistencia y de fidelidad a su propio ser, han hecho su opción de manera
irrefutable. Y ahora, según los signos, pasan de la defensiva a la ofensiva, se
organizan, reclaman, proponen, afirman que quieren un lugar también en el
futuro, pero no permitamos que sus verdaderos reclamos y demandas se
contaminen, no consintamos que seudo líderes, muchos de ellos “indígenas
profesionales” o “profesionales del indigenismo” , sigan comprometiendo a los
pueblos indios a brindar aplausos y elegías a quienes día a día los humillan, los
usan, los explotan; ya no más comisiones gubernamentales; ya no más
intermediación de partidos políticos con sed de democracia, pero más que nada
con hambre de votos.
Con respecto a las escalas, la principal consideración tiene que ver con los
ámbitos temporales y espaciales en que se mueve la investigación etnográfica;
esta situación se enmarca en los limites en que toda investigación delimita su
contexto significativo de intervención. Así, debido a las particulares
características que guarda la investigación etnográfica, es posible precisar que
la escala temporal pueda ser delimitada longitudinal o transversalmente, siendo
las condiciones especiales que guarde la comunidad de estudio las que
condicionen la realización de uno u de otro.
Por su parte, el énfasis por delimitar con precisión la unidad de análisis deriva
de la necesidad de correlacionarla con el objeto de estudio de tal manera que
este pueda ser perfectamente delimitado, posibilitándose además cualquier
referencia a recurrencias o posibilidades de contrastación.
Una situación importante es la que se establece en relación con los llamados
niveles de abstracción, toda vez que serán estos los que nos permitan la
categorización de los datos concretos llevándonos a precisar el trabajo
conceptual que en la etnografía nos conduce a la determinación de relaciones
generalizables vinculadas directamente con la comunidad estudiada.
Está tarea es una de las más difíciles de llevar a cabo y no es posible hallar en
los numerosos manuales de investigación etnográfica indicaciones o
sugerencias de como llevarla a cabo, si acaso, como señalarían algunos: no
basta más que sentarse al escritorio frente a una hojas en blanco y esperar a
sudar unas cuantas gotas de sangre para poder empezar la tarea.
28 de Agosto...
En San Juan Chamula se celebran 7 fiestas que pueden considerarse como las
principales durante el año: San Juan, Semana Santa, Santa Rosa, Santa Cruz,
San Martín, Nuestra Señora del Rosario y Día de Muertos, y algunas fiestas
más en honor de los santos locales. La fiesta de Santa Rosa es considerada
como una celebración chica porque es "Fiesta de Mujer" aunque el numero de
asistentes es casi el mismo de la fiesta de Semana Santa o San Juan; la fiesta
de los hombres o santos es una fiesta grande aunque tarde el mismo tiempo.
Para el día de hoy cada casa del centro del pueblo se convierte en una
pequeña tienda que ofrece algo a los visitantes que llegan caminando de los
parajes o en camionetas y combis por la carretera de San Cristóbal , comida,
golosinas, refrescos, cerveza o pox (aguardiente cuya concesión de venta es
exclusiva para los mayordomos durante un año, tiempo que dura su cargo),
mientras que en la explanada, frente al atrio de los iglesia, se han colocado
pequeños grupos de vendedores de atole, tamales, chicha (bebida espesa,
fermentada con caña y panela, de color café claro), plátanos, elotes hervidos,
frutas, ropa bordada y toda clase de artículos de plástico, barro, etc.
Según algunas declaraciones, los colores de los listones que llevan tanto en el
sombrero como en el collar los mayordomos identifica a que barrio pertenece
cada mayordomo, el barrio de San Pedro y San Sebastián utiliza colores verde
y rojo mientras que para el de San Juan se usa el amarillo, verde y rojo.
En San Juan existen 3 barrios y se distinguen por que las personas que
pertenecen a cada uno utilizan listones de diferentes colores en sus sombreros.
San Juan colores amarillo y verde; San Pedro usa el amarillo, verde y rojo y el
barrio de San Sebastián utiliza el amarillo, verde, rojo y blanco.
Durante los días de la celebración la gente que acude a la iglesia para realizar
alguna curación o para pedir algún favor a los santos aumenta de manera
considerable.
Avanzando por el templo se pueden ver familias completas, la mayoría
hincadas orando, suplicando en voz alta hasta llorar, ofreciendo velas delgadas
de preferencia blancas, otros grupos asisten para realizar alguna curación, la
mayoría de los chamulas prefieren antes de ir con el doctor consultar al
curandero (Ilol), así, enfermo y curandero, el cual puede ser hombre o mujer,
acuden al templo, llevan para la curación velas delgadas de colores y de
diferentes tamaños, pox el cual es considerado como medicina, refrescos, algún
pollo de color blanco, el cual es sacrificado, huevos y copaleros con incienso,
las cantidades pueden variar así como los objetos que se necesiten según el
curandero y la enfermedad.
Después de tener una comida con todos los invitados, cada grupo sale en una
procesión hacia la iglesia; los mayordomos cargan 2 o 3 baúles de madera
sobre su espalda, sus escanciadores y ayudantes cargan rejas de refrescos y
pox, desde la salida de la casa los cohetes empiezan a estallar y la banda
comienza a tocar; las esposas o martomas encienden sus copaleros al iniciar el
camino rumbo a la iglesia; en el camino se topan con grupos de cruces, cada
vez que sucede esto se detienen, murmuran una oración se persignan y
convidan a las cruces el humo del copal.
Durante toda la mañana llegan al atrio las procesiones, motivo por el cual los
cohetes estallan todo el tiempo. Cuando una de las procesiones hace su
aparición por alguno de los arcos de entrada al atrio, los ayudantes anuncian su
llegada haciendo estallar un gran numero de cámaras y cohetes de varilla.
Cuando una de las procesiones entra al atrio por alguna de las puertas en
forma de arco, se dirigen al grupo de cruces que esta del lado derecho del patio
allí se detienen un momento, todos se persignan con sus listones, realizan una
oración y convidan copal a las cruces avanzan hacia la puerta de entrada del
templo y hacen una reverencia; cuando entran todos miran hacia el frente, se
inclinan, se persignan con sus listones y caminan hasta llegar frente al santo al
cual le cambiaran la ropa.
Existen distintas formas de persignarse entre la gente del pueblo: en forma del
Padre Menor (Itzinal) o en forma del Padre Mayor (Bankilal); los que tienen
algún cargo religioso, regularmente utilizan la segunda forma: se pasan la mano
derecha en la frente de derecha a izquierda regresando a la derecha esto se
repite en el pecho y al final en los labios todo esto se repite tres veces.
Los mayordomos ofrecen a los santos que les corresponden copal el cual se
mantiene encendido desde el momento en se inicia el festejo hasta el ultimo día
de fiesta.
En la iglesia los santos “esperan” a sus creyentes entre el humo de copal, velas
y murmullos de rezos y llantos, al ir llegando las procesiones se suman
innumerables acordes de arpas, violines, guitarras, tambores flautas y maracas.
La música que constantemente se interpreta en ritmos pausados y monótonos
es para que el espíritu del santo no vaya a escapar de él y siga haciendo
milagros, para atraer su alma y que este contento.
Durante los cuatro días de fiesta se ofrece constantemente música a todos los
santos haciendo pausas para la comida y para dormir, de manera especial se
toca a todos los santos la música de Santa Rosa por ser esta la festejada.
(Cada santo tiene su canto: Santa Rosa, San Juan, San Mateo, San Sebastián).
Cuando la procesión hace su arribo al lugar donde estarán en oración y
plegaria, es retirada la juncia y son raspados los restos de velas
semiderretidas, se limpia con agua y jabón y se riega de nuevo juncia fresca.
Durante un buen rato todos los mayordomos bailan y cantan acompañados por
sus maracas, al empezar y terminar el baile los escanciadores se acercan y se
reparte pox a todos los integrantes del grupo. El mayordomo que subirá a las
andas donde esta el santo se quita su chamarro y previamente el copal es
acercado al santo o la vitrina según sea el caso (no todos los santos
permanecen guardados en vitrinas) y comienza a retirar con sumo cuidado los
cordones de donde cuelgan los espejos que cada santo tiene, el numero de
espejos que a cada santo le cuelgan varia de 2 a 10 el santo que tiene mas
espejos es considerado mas milagroso que el resto; después de pasar los
espejos a los ayudantes se inicia el retiro de las ropas, las mujeres se levantan
para acercar los copaleros, otros más acercan los dos baúles colocados en el
piso y los abren, se inicia el ritual de una manera lenta y monótona la nueva
ropa de los santos son grandes lienzos cuadrados de tela con unos cordeles en
los extremos para poder ser amarradas, los lienzos de preferencia son
floreados, variando mucho el color y el tamaño, pero sobretodo el número que a
cada santo se le quita o coloca, en ocasiones son tantos que el santo ve
aumentado su tamaño al doble debido a la cantidad de lienzos que lo cubren.
El mayordomo quita con cuidado los lienzos y los va pasando a otros que los
esperan junto a los copaleros, todas las telas son extendidas y pasadas por el
humo del copal, para después ser dobladas con sumo cuidado y colocadas en
el baúl vació, al terminar se le pasan al santo por todo el cuerpo pequeños
pedazos de algodón para limpiarlo. Cuando se termina con esta actividad el
algodón es repartido a todos los acompañantes para ser “comido” en una
especie de comulgación espiritual con el santo.
Enseguida se procede a sacar las telas del segundo baúl, cada una es pasada
por el humo del copal y entregada al mayordomo que vestirá de nuevo al santo.
Mientras todo esto sucede los músicos no han dejado de tocar acompañando
con su ritmo lento la ceremonia, uno de los mayordomos se queda junto a los
músicos él sigue bailando y marcando el ritmo con su maraca durante toda la
ceremonia él decide cuando comenzara la música parara o hará algún
descanso al iniciar el grita "cámara" o "artiyero" cuando esto sucede, uno los
ayudantes sale corriendo del templo para detonar en el atrio 1 o 2 cámaras y
un cohete de varilla, esto se repite cada vez que una ropa es retirada y
después colocada al santo; cuando se termina de hacer el cambio el estallar de
cámaras y cohetes se duplica anunciando que se ha terminado de cambiar a un
santo.
Los hombres que estaban arriba en las andas bajan y las martomas colocan
velas blancas delgadas en el piso, los escanciadores se acercan, el pox es
repartido comenzando por los mayordomos después los músicos y finalmente
las martomas. El primer trago no se ingiere del todo, una parte es soplada; los
mayordomos lo hacen dirigiendo el soplido al santo, los músicos a los
instrumentos y las mujeres a los niños. Mientras el grupo sigue tomando, 2 o 3
mayordomos o martomas toman dos copaleros encendidos y los acercan a la
vitrina que encierra al santo, convidando así a la imagen de copal, avanzan
lentamente repitiendo el acto con cada santo o virgen que hay en la iglesia, el
inicio o la dirección del recorrido para convidar de copal a las imágenes puede
variar dependiendo de donde este el grupo que empiece el ritual. Cada santo
lleva unos collares de monedas y listones así como 1 o 2 espejos; cuando se
inicia el cambio estos se retiran con sumo cuidado y al terminar de poner sus
ropas limpias son colocados de nuevo.
Santa Rosa es cambiada por una anciana, los lienzos que le colocan son tantos
que al terminar, la imagen tienen encima una gruesa capa de ropa; el crucifijo
que esta en el altar es cambiado por 3 o 4 mayordomos, uno de ellos marca con
un grito cuando se retira o se coloca una ropa, el resto de los acompañantes le
contesta mientras la música se detiene un momento para después continuar
hasta que se termina el ritual.
Caras de desvelo y embriaguez riman con la música lenta y triste con que
acompañan al santo, el humo del copal y el calor de velas y cuerpos cargados
de sudor y pox se ha convertido en una gran nube caliente y espesa que baña
las figuras de santos y se eleva para cubrir el techo.
A las 12:00 del día artilleros y ayudantes de todos los mayordomos salen y
hacen estallar durante unos diez minutos cámaras y cohetes de varilla; el
estruendo ceremoniales ensordecedor, de esta manera se anuncia a todo el
pueblo que se inicia el cambio de ropa del santo principal San Juan. Los
músicos y los masch que durante toda la mañana no han dejado de tocar y
bailar en el kiosko dejan de hacerlo cuando van a estallar las cámaras, al
terminar, regresan a seguir animando la fiesta.
Además de los grupos que llegan para realizar el cambio de ropas al templo,
asisten otras procesiones, estas están integradas por algún mayordomo,
ayudantes, músicos y coheteros, cargan rejas de refrescos y pox; dos de ellos
cargan copaleros encendidos al entrar al atrio pasan por las cruces del centro
se persignan y acercan el copal 1 o 2 veces al terminar se dirigen a la puerta de
la iglesia se persignan y permanecen un rato ahí orando no entran al templo se
dan la vuelta vuelven a persignarse y salen por alguna de las puertas en forma
de arco del atrio; durante todo el recorrido los músicos que los acompañan no
dejan de tocar hasta que todos ellos llegan a su casa y entregan las rejas de
refresco y pox.
29 de Agosto...
Cuando los toros son comprados previo a la quema se reúnen los encargados
de quemarlos y se realiza una pequeña peregrinación al templo integrada por
los hombres que cargan los toros, los masch y un grupo de músicos (guitarra,
violín, acordeón). Cerca de las 12 del día una procesión de 6 toritos llega al atrio
se presentan frente a la puerta del templo hacen una reverencia y salen del atrio
del lado izquierdo los acompañan un numeroso grupo de masch ya en la calle
todos se detienen y esperan ahí formados un momento.
El toro artificial representa un demonio y las personas disfrazadas son las almas
pecadoras de las cuales se alimenta, el demonio puede ser detenido por el
masch, la quema y persecución son la lucha entre el bien y el mal, existe un
tercer personaje vestido de chamula o vaquero el cual persigue al toro de
manera mas persistente que el resto de los masch o monos, esta persona trata
de lazar al toro ya que este se alimenta del chulel de los masch quienes podrían
enfermar y morir si son atrapados por el, cuando el toro termina de quemarse
es lazado y amarrado por los cuernos todos los masch se acercan para jalarlo y
pasearlo por todo el atrio, frente a la iglesia. Durante la mañana hasta pasado el
mediodía los toritos de fuego son quemados acompañados con música de la
banda de San Lucas.
30 de Agosto...
El día de hoy el pueblo se ve inundado de gente de todos los parajes, pues hoy
es el día principal de la fiesta de Santa Rosa. Las calles que llegan al centro
del pueblo son cerradas al transito de vehículos; el mercado y todos los puestos
semifijos que han sido improvisados para la fiesta se encuentran llenas de
compradores.
Las autoridades, tanto regionales como religiosas, se han reunido desde muy
temprano; las primeras en el Palacio Municipal y la segundas en la banca
semicircular que se ha construido exprofeso junto al monumento a Benito
Juárez. Desde ahí mayordomos, martomas, alférez, músicos y ayudantes
[escanciadores, artilleros, ] observan el ir y venir de toda la gente, sentados de
la siguiente manera... alférez entrantes al centro, a los lados los mayordomos,
en los extremos las martomas y los grupos de músicos [flauta y 3 tambores /
arpa, guitarra y acordeón]; a todo lo largo de la banca, pero en la parte de atrás,
se encuentran los ayudantes sosteniendo los sombreros de cada mayordomo,
muy cerca de las cajas de refrescos y pox.
Cada determinado tiempo los alférez y los mayordomos a los que les
corresponde la fiesta ofrecen a cada uno refresco y bebida, realizándose así un
continuo paseo de salutaciones y muestras de respeto, tocando la frente y los
collares de listones de cada participante hasta llegar a los músicos los cuales
convidan bebida a cada uno de sus instrumentos; cada invitado decide si toma
lo que se le ofrece o lo reserva para más tarde, vaciandolo en recipientes que
cargan los escanciadores.
Mientras esto sucede, en el atrio de la Iglesia otra banda toca en el interior del
kiosco acompañada por algunos mayordomos los cuales portan su bastón de
mando; hombres y niños disfrazados y con mascaras bailan a su alrededor
acompañando a los toritos que van saliendo de la iglesia en donde son
guardados junto con los cohetes de varilla, de esta manera no hay un solo
momento en que no se escuche el estruendo de las cámaras y el estallido de
cohetes en el cielo. Previamente cada artillero a convidado pox a los cohetes
que han de quemarse así como a las cámaras que harán estallar.
Durante todo lo que va del día van llegando procesiones de los mayordomos de
cada santo, del barrio de San Juan llega una procesión, 3 mayordomos, 3
martomas con incensarios, ayudantes y músicos, mas tarde 2 procesiones con
igual numero de integrantes entran al templo del barrio de San Sebastián.
Dentro del templo cada grupo que llega en procesión se coloca frente a su
respectivo santo con sus esposas y músicos, los cuales tocan mientras los
mayordomos rezan y bailan, al mismo tiempo que las martomas con sus
copaleros encendidos sahuman la vitrina o nicho que guarda el santo, estas se
encuentran ubicadas a los lados de la nave principal de la iglesia, de esta
manera el humo del copal inunda la iglesia y se eleva hasta el techo.
Se suman 3 ayudantes, cada uno porta una cruz, la primera es de color verde la
segunda color café, las dos son de madera, mientras que la tercera es un
crucifijo de metal color dorado, les sigue el sacerdote con el Santísimo a cada
lado un ayudante porta una asta de bronce con una vela encendida en la punta.
Un muchacho junto al sacerdote balancea un incensario para sahumar el
Santísimo cuando lo indique el sacerdote. Cada grupo de mayordomos que
estaba sahumando a su respectivo santo lo saca de su vitrina teniendo cuidado
de usar su paliacate rojo para no tocarlo directamente con las manos, se lo
coloca sobre las andas, los hombres los cargan mientras que las martomas
acercan los copaleros, comenzando del lado derecho le dan la vuelta hasta
llegar al lugar donde iniciaron para que el humo bañe al santo. Cada grupo se
suma a la procesión formándose así una gran columna en el siguiente orden:
Santa Rosa, San Agustín, San Miguel, San Pedro, San Pablo, Santa Martha,
Santa Lucia y Santa Elena, esta ultima va vestida con grandes mantos blancos,
es cargada por mujeres y son los hombres quienes la sahúman con los
copaleros, tras cada santo un grupo de músicos, arpas acordeones y
guitarrones, intercalados grupos integrados por una flauta y 3 tambores, para
finalizar una gran banda anima la procesión.
(*Segunda versión del orden que lleva la procesión: tres músicos cada uno con
un tambor de diferente tamaño, les siguen los alférez con las banderas, dos
cruces una chica y otra grande a cada lada un hasta con una vela, el sacerdote
junto con el obispo seguidos de los siguientes santos: Santa Rosa, una cruz
sencilla, un crucifijo grande, San Juan, San Sebastián, San pedro, San Pablo,
San Antonio, Virgen del Rosario, Virgen de la Asuncion, Santa Rosa colorida y
Santa Magdalena.)
Durante todo el tiempo que la procesión ha durado los ayudantes de todos los
mayordomos y alférez no han dejado de hacer estallar los cohetes y las
cámaras, las campanas no han dejado de repicar, en el atrio se forma una gran
nube que se mezcla con el olor de pólvora e incienso.
Cuando los santos entran de nuevo, cada grupo que lo acompaña se dirige a su
respectiva vitrina o nicho, de nuevo las esposas se acercan y sahúman el lugar
donde se va a colocar, se reza al mismo tiempo que los músicos continúan
tocando, cuando el santo se encuentra en su lugar se vuelve a sahumar, al
terminar los hombres se colocan frente a la imagen formando junto con los
músicos y las martomas un semicírculo, de esta manera los hombres rezan
cantando al mismo tiempo que balancean se cuerpo al ritmo que imponen los
músicos. El recinto se ve inundado por una gran cantidad de gente la cual hace
difícil el caminar en el lugar, el humo de los copaleros encendidos llega hasta el
techo acompañado por los interminables rezos, cantos y acordes de arpas y
guitarrones. Cuando cada grupo de mayordomos o alférez a concluido su
ceremonia, se dirigen al centro dando el frente al altar, se persignan con sus
collares de listones y salen, ya en la puerta de salida se detienen y se vuelven
de nuevo hacia el altar y rezan, se miden el rostro y el grupo se divide en dos
según sea el caso, se despiden, y cada uno sale por alguno de los arcos de
salida del atrio, se detienen en cada grupo de cruces que hay en el camino, se
persignan y rezan una pequeña oración, sahúman las cruces y continúan,
acompañados por sus ayudantes y músicos los cuales no han dejado de tocar
ni lo harán hasta la llegado del mayordomo a su casa.
Una vez que los mayordomos abanderados entregan a los sacristanes cada
uno su bandera, esta es desamarrada de la asta, sahumada y doblada para ser
guardada en una bolsa de lana bordada lo mismo sucede con las astas y las
cabezas las cuales son desatornilladas de la punta. Cuando cada participante
concluye la entrega, todos se dirigen al centro y en dirección del altar se
persignan y salen, se paran abajo de la banqueta en fila dando el frente a la
iglesia. El mayordomo de la fiesta ofrece refrescos y pox a cada uno, los
ayudantes colocan en el piso frente a cada participante un refresco, un poco
después el escanciador reparte pox en vasos pequeños, al terminar todos
rezan, se persignan y saludan al alférez que hizo la invitación devolviéndole el
envase. Cerca del mediodía cuando han terminado de ofrecer el trago y
después de mucho rato de permanecer parados, dos sacristanes salen de la
iglesia y entregan a los 2 alférez entrante y a los 2 salientes las cabezas de las
banderas envueltas cada una en el paliacate rojo, estas cabezas se encuentran
vestidas con las prendas tradicionales, camisa blanca, chamarro negro y
cinturón de piel, al entregarlas se persignan, besan los collares y las guardan
dentro de sus chaquetas rojas. Después de un buen rato, todos se adelantan
hacia la puerta se inclinan y persignan con sus collares, se despiden entre ellos
y se dispersan algunos a sus casas para continuar con el festejo en forma
reservada, otros se dirigen a la cruces que están en el atrio y otros mas a las
cruces que se encuentran cerca de la presidencia, mas tarde todos se retiran.
después del mediodía a los alférez entrantes y salientes, junto con el comisario
les traen caballos, ellos se encuentran abajo de la presidencia municipal,
bebiendo pox y refresco, montan y atraviesan al patio donde se encuentra el
mercado, frente del atrio en la entrada en forma de arco y se persignan con sus
collares dirigiéndose hacia la entrada del templo, se retiran al barrio de San
Sebastián, caminando tras ellos van las esposas con copaleros encendidos,
ayudantes y músicos los cuales desde que estos montan no han dejado de
tocar, en cada grupo de cruces que encuentran en su camino hacen parar a sus
caballos para orar, persignarse y sahumar las cruces.
Los 4 alférez montan sus caballos, los alférez salientes llevan las banderas de
Santa Rosa y San Agustín, los 4 corren de un extremo al otro en forma diagonal
llegan al grupo de cruces se detienen y se persignan con los collares de listones
dan la vuelta a sus caballos y repiten la ruta, de esta manera los recorridos se
repiten en 3 ocasiones cada uno, el ultimo se hace recorriendo el centro del
patio del mercado. Cuando terminan cabalgan por uno de las orillas del patio
para llegar de nuevo frente a la presidencia, ahí desmontan y caminan hacia la
iglesia, entran y entregan las banderas a los sacristanes se persignan y se
retiran, ya afuera se reúnen con sus esposas y ayudantes para continuar el
festejo en sus casas.
Mientras las carreras se llevan a cabo, en el atrio del templo la banda a dejado
de tocar y los masch paran de bailar, los cohetes estallan en el cielo de manera
esporádica. Cuando las carreras terminan, la banda regresa al kiosco, hombres
y niños disfrazados retornan a bailar y a disfrutar de la fiesta, a media tarde la
música y todos los masch se retiran a continuar la celebración en las casas de
los alférez y mayordomos.
12
Capítulo
Para lograr comprender esta muerte de los muertos, perdón, de los indígenas
mexicanos, considero que lo más conveniente es iniciar describiendo
brevemente como viven, si es que viven, porque ya quedamos que es también
muertos ¿o no?
La población de cinco años y más que habla alguna lengua indígena es de 5282,347
personas; si a estas se agrega la población de 0-4 años de edad que reside en viviendas
donde el jefe del hogar es hablante de lengua indígena (1, 129,625) la cifra se eleva a 6,
411, 972 personas.
Entre las lenguas indígenas las más habladas son: Náhuatl, Otomí, Maya,
Tseltal, Zapoteco, Tsotsil y Mixteco.
En este mismo ámbito, es posible señalar que dicho catolicismo declarado por
la población indígena ante los encuestadores, no es un catolicismo ortodoxo,
sino la pervivencia y configuración sincrética de cultos ancestrales con ciertas
normas adaptadas de la religión y la parafernalia del catolicismo; situación que
posteriormente se hará evidente al hablar sobre el sistema de creencias y la
interpretación que de la muerte y sus rituales asociados mantienen los pueblos
indígenas.
Señalemos entonces que las comunidades indígenas de hoy son las herederas
de un patrimonio cultural específico del cual se debiera permitir que asumieran
su derecho exclusivo para tomar decisiones en relación con todos los
componentes de ese acervo cultural de estirpe mesoamericana, de un Carbo
que no se limite exclusivamente a definirlos como población indígena por hacer
uso cotidiano de sus lenguas, las cuales son tan solo uno más de los diferentes
y variados elementos culturales que les permiten coexistir, articularse y pervivir
a pesar de los constantes y compulsivos intentos por desindianizarlos.
Los pueblos indios, como cualquier pueblo en cualquier lugar y momento, provienen de
una historia particular propia. A lo largo de esa historia –milenaria, en muchos casos-
cada generación transmite a las siguientes un legado que es su cultura. La cultura abarca
elementos muy diversos: incluye objetos y bienes materiales que ese sistema social
organizado llamado pueblo, considera suyos: un territorio y los recursos naturales que
contiene, las habitaciones, los espacios y edificios públicos, las instalaciones productivas
y ceremoniales, los sitios sagrados, el lugar en donde están enterrados nuestros muertos,
los instrumentos de trabajo y los objetos que enmarcan y hacen posible la vida cotidiana;
en fin, todo el repertorio material que ha sido inventado o adoptado al paso del tiempo y
que consideramos nuestro –de nosotros- los mayas, los tarahumaras, los mixes.