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ESCUELA POLITECNICA “MANUEL BELGRANO” - BIOLOGIA 1º AÑO - CICLO

LECTIVO 2009

Apellido y Nombre: ………………………………………………. Div.: …………….


Fecha: …………………

Unidad II - Actividad Nº 3

Fotosíntesis
¿Cómo se alimentan los vegetales? Una pregunta con historia…

Uno de los principales problemas de los científicos del siglo XVII fue comprender
cómo se nutren los vegetales.
Los animales, sin alimentos, dejan de crecer y mueren. Pero… ¿qué sucede con las
plantas? Si bien se los ve crecer y brotar año tras año, los vegetales no comen como los
animales. ¿De dónde obtienen las materias primas necesarias para su crecimiento y
desarrollo? La respuesta a esta pregunta tiene su historia…
Por ejemplo, el famoso filósofo griego Aristóteles creía que la tierra proporciona
el alimento que entra a la planta a través de las raíces.
Si su suposición fuera cierta, cuando una planta crece, por ejemplo en una maceta,
la tierra debería perder peso. Es decir, el vegetal ganaría en peso, el mismo de la tierra
que consumió.
Después de casi 2000 años, el médico Jean Baptiste van Helmont volvió a
formularse la pregunta. Para responderla, realizó el siguiente experimento: colocó en un
recipiente 90,70 Kg de tierra secada al horno. La humedeció con agua de lluvia y plantó
en esa tierra un sauce de 2,30 Kg. Luego cubrió la tierra con una plancha de hierro para
evitar la entrada o salida de polvo.
Durante cinco años el sauce recibió solamente el agua de riego. En ese lapso, el
joven sauce se transformó en un árbol de 76,74 Kg, o sea 74,44 Kg más que cuando fue
plantado. Sin embargo, van Helmont encontró que la diferencia entre el peso que la
tierra tenía al inicio de la experiencia, y el que tenía al finalizar, eran sólo unos pocos
gramos (56,7 g).
Estos resultados descartaron que el crecimiento del sauce se produjera solamente a
partir de la incorporación de tierra, como se creía entontes.
A partir de su experiencia, van Helmont llegó a dos conclusiones:
• las plantas no se alimentan de tierra; y
• los 74,44 Kg de madera, corteza y raíces sólo pudieron haberse formado a
partir de agua.
Ya a principios del siglo XVIII, algunos científicos comenzaron a pensar que los
vegetales realizaban algún tipo de intercambio gaseoso con la atmósfera y llevaron a
cabo varios experimentos para comprobar la hipótesis.
Joseph Priestley fue uno de los que abordó el problema.
Este químico inglés sabía que una vela permanecía encendida poco tiempo si se la
ubicaba en un espacio cerrado.
Colocó un ratón bajo una campana de vidrio, y observó que moría en unos pocos
minutos.
Una vez muerto el ratón, colocó dentro del recipiente una vela encendida y
comprobó que la llama se apagaba rápidamente.
Su primera conclusión fue que, de alguna manera, la vela y el ratón “enrarecían”
el aire, tornándolo incapaz de mantener la vida. Priestley creía que en la naturaleza
debía existir algún medio que reestableciera el cambio en el aire y pensó que los
vegetales eran los encargados de esa función.
En una de sus investigaciones Priestley escribió:
“…y una vez que cualquier cantidad de aire se ha convertido en nociva debido a
los animales que respiran en él, yo no conozco ningún método que haya sido
descubierto para transformarlo de nuevo en respirable. Es evidente, sin embargo, que
debe haber algún medio natural para realizar este propósito, así como para convertir el
aire en algo apropiado de mantener una llama: porque sin él la masa completa de la
atmósfera podría, con el tiempo, llegar a ser inadecuada para los propósitos de la vida
animal; y realmente no hay razón para pensar que en el presente, la atmósfera es menos
apta para la respiración de lo que siempre ha sido…
La cantidad de aire que necesita una llama por pequeña que sea es prodigiosa.
Considerando el fantástico consumo de aire, debido a tantos incendios, volcanes, etc., se
convierte en el gran objeto de estudio, decidir qué cambio se realiza en la constitución
del aire por medio de la llama y descubrir qué medios hay en la naturaleza para
remediar el daño que recibe la atmósfera por este medio.”
Para confirmar su suposición, colocó una planta y una vela encendida bajo una
campana de vidrio. La vela se mantuvo encendida por un corto tiempo y luego se apagó.
Unos días más tarde, volvió a colocar una vela encendida junto a la misma planta dentro
del recipiente y ésta se mantuvo prendida más tiempo que la primera.
Cuando colocó un ratón bajo la campana donde hacía algunos días que estaba la
planta, ambos vivieron, y durante más tiempo que la planta sola en las mismas
condiciones.
En 1772 Priestley publicó que había descubierto los restauradores del aire: la
vegetación:
“fue muy halagüeño para mí el dar, accidentalmente, con un método de
restauración del aire que había sido dañado por las llamas de las velas y que yo había
descubierto por lo menos uno de los medios restauradores que la naturaleza emplea para
este propósito: la vegetación.”
En 1779, el holandés Jan Ingenhousz (1730 – 1799) observó que la “capacidad
purificadora” de las plantas cesaba en la oscuridad. Esta fue la primera vez que se le
otorgó a la luz un papel importante en la nutrición vegetal.
Ingenhousz también estableció que únicamente las partes verdes de la planta eran
las responsables del proceso de restauración del aire. Fue entonces cuando se identificó
a las hojas como órganos fundamentales en esta función.
Un nuevo paso consistió en dilucidar cuál era el gas eliminado por las plantas que
tenía la capacidad de purificar el aire y cuál era su origen. Los químicos no tardaron en
reconocer que en este proceso las plantas liberan oxígeno.
El científico suizo Jean Senebier, demostró que el dióxido de carbono influía en el
crecimiento de los vegetales expuestos a la luz.
En 1804, Nicolás Saussure, también suizo, demostró que los vegetales iluminados
aumentan de peso más que el peso del dióxido de carbono incorporado por la planta.
Saussure concluyó entonces que el crecimiento de las plantas era el resultado de la
absorción del dióxido de carbono y del agua.
Sólo en 1845 Juluis Mayer, científico alemán, integró todos los datos obtenidos
hasta el momento y explicó los pasos esenciales del proceso de alimentación del
vegetal, que recibe el nombre de fotosíntesis. Mayer describió ese proceso como la
absorción de la energía luminosa por las partes verdes de una plantas y la
transformación de esa energía luminosa en energía química, la cual es almacenada en
una molécula compleja (orgánica) elaborada por la planta a partir del agua y el dióxido
de carbono.

Responde:

1.- ¿Qué quiso demostrar Van Helmont? ¿A qué conclusión llegó?

2.- ¿Qué idea quiso probar Priestley? ¿Cómo surgió esa idea? ¿Qué conclusión obtuvo?

3.- En la experiencia de Priestley, ¿a qué se debe lo que ocurre con la vela en cada caso?
¿cómo lo relacionarías con los resultados obtenidos con los ratones y las plantas?

4.- ¿Qué parte del medio que rodea a una planta no fue tenida en cuenta por van
Helmont?
5.- ¿Cuál de los experimentos descriptos complementa el realizado por van Helmont?
Justifica tu respuesta.

6.- ¿Qué elementos del ambiente utiliza una planta en su proceso de alimentación?
¿Cómo los utiliza?

7.- ¿Cómo explicarías de qué se alimenta un vegetal?

8.- Los descubrimientos científicos acerca de la nutrición vegetal permiten afirmar que
la vida sobre la Tierra depende de las plantas.
a) Redacta un texto que explique las dos razones principales que dan validez a
esta afirmación.
b) En base a tu respuesta anterior, explica el significado de la siguiente frase: “el
león, a pesar de ser carnívoro, depende de los vegetales para mantenerse con vida”.

Adaptado de: Botto, J. y otros. Biología 1. Ed. Tinta Fresca (2006) - Belocopitow, E. y otros. Biología 1
Ed. Aique (1995)
Prof. Marcela Pérez

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