PUNTO DE VISTA

La importancia de la palabra
Consultora en conflictos sociales

IRMA MONTES PATIO

a palabra a veces s crea la cosa; y la incumplida, el caos. La incapacidad de los funcionarios del Ejecutivo para abordar los conflictos

sociales se refleja en el constante cambio de interlocutores y de trminos. Esta actitud errtica ha desembocado especialmente en el Caso Conga en un pantano del cual ser difcil salir si las pocas alternativas para solucionar el conflicto no se utilizan correctamente, y en el momento adecuado.

Los varios actores en Conga, con sus marchas y contramarchas, han dejado escasas vas de solucin y creado incertidumbre. Lo que ahora nos ocupa y debe preocuparnos es que en este nuevo cambio de estrategia se confunden los trminos. Se dice dialogar y algunos pretenden convertirlo en sin-

nimo de negociar. Nos llenan de palabras confusas y nada en concreto. Unos entienden que dialogar es sentarse a negociar, y otros que para sentarse hay que poner condiciones, pero cuando se dialoga no deben ni pueden existir condicionamientos. Ahora se introduce la figura del facilitador o mediador. En el complejo escenario cajamarquino es importante reconocer haber logrado un consenso para la aceptacin de los facilitadores: monseor Cabrejos y el padre Garatea.

Ser difcil, sin embargo, que ambos se abstengan de opinar y, lamentablemente, cualquier opinin desvirtuar su funcin mediadora, arriesgando el proceso. La figura de los religiosos mediadores puede generar falsas expectativas en la poblacin, que puede confundir su papel con el de rbitros cuyo dicho ser decisivo y vinculante. Ya el presidente del Frente de Defensa de los Intereses de Cajamarca, Idelso Hernndez abierto opositor a Conga, empez a promover el

desentendimiento al decir: Primero que reflexionen [Cabrejos y Garatea] y entiendan nuestra plegaria, teniendo en cuenta los principios espirituales y de la vida. Esperamos en ese sentido que se conviertan en los aliados del pueblo. Estos discursos apocalpticos y confusionistas (tipo vida s, oro no) calan en la desesperanza de una poblacin que solo ha recibido falsas promesas de mejoramiento de su calidad de vida. Se trata ahora de que esa palabra s se cumpla.