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ARTICULO

 3—LA APRECIACION COMO UNA NECESIDAD BASICA                                                                         por 
Martín Soria

En la dicotomía perimetral de la actividad artística, encontramos dos opciones direccionales, una


vertical, puesto que tiene un carácter de arriba a abajo; me refiero a la relación que se establece entre el
origen causal o idea, necesidad, interés o deseo por hacer, o por crear algo (Causa ) y el producto u
obra creada o consecuencia (Efecto ) que satisface tal propósito específico. Y otra horizontal, puesto
que tiene un carácter posicional, emisor o artista que aprecia y crea (Sujeto ) y receptor u obra creada y
apreciada (Objeto).
Es en base a esta mutua relación complementaria entre las dualidades direccionales, que se hace
posible la existencia, acción, y multiplicación, de la labor creativa o apreciativa, generando así, las
consecuentes dualidades multiformes, basadas en las relaciones causa efecto y sujeto objeto.
Dualidades manifiestas en lo universal o personal de la temática; en lo temporal y espacial de la
composición; en la precisión y destreza de la gráfica; en lo claro y obscuro del tono; en la calidez o
frialdad del matiz; en lo depurado o inmediato del oficio; en lo refinado o descuidado de la originalidad;
en lo objetivo o subjetivo de la comunicación y en aquellas cualidades de plenitud y placer emocional,
impulsos o inhibiciones volitivas, y aspectos de razón y ley contenidos en las artes plásticas, lo que
genera la armónica o discordante relación entre el artista y su obra.

Tenemos una cierta tendencia a buscar las razones causales de las cosas. Desde buscar el saber cómo
se produce la lluvia, hasta el buscar el propósito de la existencia.
Todas las consecuencias son producto de un acto causal. Así como todo efecto es a su causa, todo acto
produce consecuencias. La obra de arte, no es más, que la consecuencia de una necesidad originaria.
Es esta correlatividad entre consecuencia y acto, o entre causa y efecto lo que nos permite la
recognición de los orígenes causales de cualquier consecuencia. Los físicos dicen que toda causa es a
su efecto así como todo efecto es una manifestación del contenido causal.
Si la consecuencia nos manifiesta aspectos de la causa, podemos afirmar que se puede, a través del
estudio de las consecuencias o de los efectos, llegar a la comprensión de los aspectos de que se
compone la causa originaria.

En el análisis del contenido causal de la apreciación, debemos comprender, que en ocasiones, los
elementos de que está compuesta la causa de las consecuencias, no se pueden demostrar mediante
verificación física o empírica. También sabemos que al conocimiento de la materia en estudio, no
llegamos únicamente a través de prácticas demostraciones físicas. Existen mecanismos demostrativos
de asociación y análisis, que producen juicios de entendimiento y que no son físicamente
demostrativos, como por ejemplo la deducción, la intuición, la lógica e incluso la razón.

Hablamos de causas originarias, porque la creación de una obra de arte, no parte con el pincel y la tela,
se inicia en el proceso de apreciación de la necesidad de crear.
¿Cuál sería, la causa origen más interesante de conocer? A la gran mayoría, nos gustaría descubrir cual
es la causa de los poderes, la causa del conocimiento, o la causa de las necesidades. Pero por sobre
esto, lo que más nos interesa, creo yo, es descubrir cual es el origen del todo, el origen del universo.
La causa de los porqués, o el propósito de los propósitos es sin duda alguna el tema de máximo interés
para cualquier interesado en conocer. Ese ha sido tema recurrente a lo largo de la historia del arte;
saber cual es el origen, la función, el valor y el propósito del arte.

Para descubrir al origen de los propósitos, es necesario indagar en el propósito de los propósitos. Si
pensamos un poco en ello, llegaremos a la conclusión de que el propósito del propósito, sea cual fuere,
es el de ser satisfecho.
Todo propósito es causa y consecuencia. El propósito es tanto una necesidad a satisfacer como una
retribución a dicha necesidad. Lo que nos da a entender, que el propósito es una actividad, inserta en
una cualidad emocional, si definimos a la emoción como capacidad sensible, que nos permite captar las
necesidades y retribuciones del objeto o consecuencia.
Si todo propósito, implica, actividad emocional y la emoción capta necesidades y ofrece retribuciones,
esas necesidades buscan, de hecho, ser satisfechas, así como las retribuciones buscan satisfacer las
necesidades, por lo mismo deducimos que el propósito, sea cual fuere, busca ser satisfecho. Si todo lo
creado tiene un propósito específico, todo lo creado busca, debe, o ha de ser satisfecho. Si el propósito
de cualquier propósito es el de ser satisfecho, el propósito de la creación en su globalidad sería también
el de ser satisfecho lo que produciría un sentimiento de complacencia o alegría. Por lo tanto podemos
concluir, aseverando que, la apreciación de la necesidad de crear, ya sea mediante una pintura, una
instalación, o una acción de arte, busca al apreciar, las sensaciones, conocimientos u habilidades que
produzcan la suficiente complacencia como para ser satisfecha.

El hombre se complace creando y apreciando.. Cuando sus deseos por hacer, sus intereses por
conocer y sus necesidades por sentir se cumplen, el hombre se complace. ¿Qué es lo que el artista
busca y quiere hacer?. Sin duda alguna busca y quiere hacer arte y para eso, aprecia lo que le
complace, porque le hace sentir bien y lo que produce quiere también hacerlo bien. Estemos de acuerdo
o no, todo creador necesita de lo bueno, lo optimo, lo útil, lo apreciado, y lo valido. En definitiva, busca
consecuencias válidas y que estén bien, lo que nos indica que el deseo del artista como hombre que es,
busca y persigue la bondad en sus creaciones y la complacencia en sus apreciaciones..

El artista, dentro de los múltiples intereses por los que se aventura, en su proceso y desarrollo como
creador y apreciador, se interesa por aquello que es grato, como lo bello, lo verídico, lo bien hecho.
Pero por sobre todo esto, la necesidad vital del artista como hombre, es la de sentirse valorado,
apreciado, respetado y querido. Sentimientos que logra, acreditando su dignidad, mediante el uso de las
cualidades que lo califiquen como excelente. Podríamos terminar concluyendo que la necesidad última
del artista, es la de sentirse satisfecho, mediante la apreciación de su trabajo, y del aprecio depositado
en sus relaciones interpersonales con quienes lo circundan.
Cuando se experimenta el afecto del otro y cuando lo otro nos produce sensaciones gratas o bellas,
emocionalmente nos sentimos satisfechos. En esta complacencia reside la belleza, que puede ser
experimentada mediante sensaciones gratas, a través de pinturas, música, cine etc, mediante
conocimientos que producen complacencia y mediante hechos de bondad que también producen
complacencia. Dicha complacencia precisa y se fundamenta sobre lo válido, lo justo y lo adecuado. Lo
que generalmente se entiende por valor.
La conclusión lógica a la que llegamos luego de lo expuesto, es que la apreciación, como definición, es
dar o recibir el valor de lo creado.

Martín Soria

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