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TEMARIO DEL SEMINARIO DE 21 DIAS EN SANTIAGO DE CHILE

POR
MARTIN SORIA
www.martinsoria.cl
contactoacademia.ms@gmail.com
día 4-
REALIDAD FÍSICA Y REALIDAD NO FÍSICA
a-ELEMENTOS ESENCIALES DE LA MATERIA
Todo cuanto vemos, oímos, olemos, gustamos y tocamos, está compuesto por partículas
microscópicas, llamadas átomos. Cada átomo consta de partículas aún más pequeñas.
En el centro de cada átomo, hay un núcleo, compuesto de protones y de neutrones.
Otras partículas, los electrones giran a gran velocidad, alrededor del núcleo. Los
protones y neutrones son mucho más pesados que los electrones, por lo que la mayor
parte de la masa del átomo se concentra en el núcleo. Algunas sustancias como por
ejemplo el agua, están compuestas de moléculas, consistentes en grandes agrupaciones
de átomos de diversos tipos. Otras como por ejemplo el hierro, constan de átomos de un
único tipo.
El núcleo de todo átomo, contiene dos tipos de partículas, protones y neutrones. El
número de protones, define el llamado número atómico. Los protones poseen carga
eléctrica positiva, mientras que los neutrones no poseen carga. Los electrones están
cargados negativamente y giran alrededor del núcleo, en órbitas similares a las
planetarias. Pero no son esferas sólidas, sino, haces de energía que se mueven a
velocidades próximas a la velocidad de la luz. Un átomo posee siempre el mismo
número de electrones, que de protones. Un átomo de carbono por ejemplo se compone
de seis neutrones, seis protones y de seis electrones, los seis electrones del átomo de
carbono, están distribuidos en dos capas orbitales. En ocasiones los electrones, pueden
estar distribuidos en diversas capas orbitales, llegando en ocasiones al número de siete
capas. El carbono 14 por ejemplo, se compone de seis protones, ocho neutrones y seis
electrones, dispuestos en dos capas orbitales.
Todos los átomos de un mismo elemento contienen igual número de protones, pero
algunos difieren en el número de neutrones y estos reciben el nombre de isótopos. Uno
de los isótopos de carbono el carbono 12, posee un núcleo con seis protones y seis
neutrones. El núcleo de otro isótopo, el carbono 14, tiene dos neutrones de más y
además son radioactivos. Los isótopos radioactivos se denominan radioisótopos.
Es difícil imaginar, hasta qué punto es pequeño un átomo. Para conseguir una hilera de
átomos de 1milímetro de longitud harían falta 10 millones de ellos. Pero aún siendo tan
pequeño, la mayor parte del átomo, consiste en espacio vacío, puesto que los electrones
están muy separados del núcleo. Si el núcleo tuviera el tamaño de una pelota de tenis, el
átomo sería del tamaño del mayor estadio de fútbol.
El filósofo griego Demócrito 460-361 a. C. formuló la teoría de que el Universo estaba
constituido por átomos. Sus ideas fueron objeto de debates durante siglos. Hasta que en
el año1808 el químico británico John Dalton 1766-1844 propuso considerar todo
elemento químico como compuesto por átomos idénticos y explicar las diferencias entre
elementos por diferencias entre sus átomos.
El neocelandés Ernest Rutherford 1871-1937 estableció en 1911, la existencia de un
núcleo en el átomo, mediante un experimento en el que una delgada lámina de oro fue
bombardeada con partículas alfa. Estas consistían en dos protones y dos neutrones, por

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lo que su carga era positiva. La mayoría de las partículas alfa atravesó la lámina,
demostrando que la carga positiva del átomo se concentraba en un pequeño núcleo
denso que era el responsable de los cambios en las trayectorias de las partículas alfa.

b- PARTICULAS SUBATOMICAS
Los protones neutrones y electrones que integran el átomo representan únicamente tres
de las más de 200 doscientas partículas subatómicas que se conocen en la actualidad.
Los científicos descubren continuamente nuevas partículas, que se obtienen haciendo
chocar entre sí, en los potentes aceleradores de partículas, átomos o partículas
subatómicas, lanzadas a velocidades altísimas. Las nuevas partículas se bautizan con
nombres extraños y sugestivos, como por ejemplo el leptón, muón o bosón. Estas
partículas son lanzadas a extremas velocidades en enormes máquinas como el sincrotón
que es un acelerador, donde los haces de partículas se propulsan según trayectorias
circulares, mediante potentes electroimanes, a la vez que se propulsan mediante
impulsos eléctricos. Cuando alcanzan suficiente velocidad se las hace salir de su
trayectoria para que choquen unas con otras, lo que permite analizar las partículas que
así se producen.
El núcleo de un átomo consta de protones y de neutrones. A su vez estos consisten en
partículas más pequeñas llamados quarks, que están unidas entre sí por otras partículas,
los gluones.

Descubrimientos
1896 Antoine Becquerel (1852-1908) descubre la radioactividad.
John Cockcroft 1897-1967 y Ernest Walton n. 1903 fueron los artífices en 1932 del primer acelerador de
partículas. Ello les valió la concesión del Premio Nobel de Física en 1951.
En 1897 J.J.Thomson descubre el electrón (1856-1940)
En 1898-Marie Curie (1867-1934) y Pierre Curie (1859-1906) descubren el radio y el polonio.
1909 Robert Millikan (1868-1953) mide la carga negativa del electrón.
1911 Ernest Rutherford (1871-1937) descubre que los átomos poseen un núcleo.
1913 Niels Bohr (1885- 1962) descubre las capas orbitales de los electrones.
1932 James Chartwick (1891-1974) descubre el neutrón.
1934-Pavel Cherenkov- descubre la radiación de Cherenkov
1963 Murray Gell-Mann (1929) apunta la existencia de los quarks

c-RADIOACTIVIDAD
La radioactividad procede de la descomposición de núcleos atómicos. La mayoría de
los átomos poseen núcleos estables, en los que el número de neutrones y de protones
permanece inalterable. Pero algunos núcleos son inestables y pueden escindirse, son
radioactivos. Los núcleos inestables poseen un número de neutrones distinto del de los
estables y se llaman radio isótopos. El núcleo al descomponerse libera radiación. Es el
proceso conocido como desintegración radioactiva. Cuanto mayor es el número de
partículas subatómicas que integran un átomo, más probable es que este sea
radioactivo. El uranio por ejemplo con 238 partículas, es altamente radioactivo.
Los radioisótopos emiten tres tipos de radiación: alfa, beta, y gamma. Todas ellas son
perjudiciales para los seres vivos, ya que pueden atravesar los tejidos celulares y
lesionarlos. Estar expuestos a una radiación excesiva puede causar la muerte. La menos
perjudicial es la radiación alfa, ya que no atraviesa ni una hoja de papel. Es preciso de
un metal para detener las partículas beta. Y sólo un determinado espesor de plomo o
cemento impide el paso de los rayos gamma.

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Todo tipo de átomos están unidos por enlaces. Enlace es un “pegamento” químico. La
sal común se compone de iones de sodio e iones de cloro. Estos no están simplemente
mezclados unos con otros, sino unidos entre sí por un pegamento químico llamado
enlace. Todo enlace tiene que ver con el movimiento de los electrones situados en las
capas orbitales más externas de los átomos, pero puede producirse de modos diversos.
En la sal por ejemplo, unos átomos ceden electrones, y otros los ganan, formándose el
llamado lazo iónico; en un compuesto como el agua, los átomos comparten electrones y
se forma un enlace denominado covalente. En los metales, los electrones fluctúan
libremente entre los átomos y se produce el llamado enlace metálico. Todas las
sustancias de la tierra consisten en átomos unidos por distintos tipos de enlace. El
número de enlaces que puede formar un átomo se denomina su valencia. Un átomo de
sodio, por ejemplo tiene valencia uno porque posee un electrón en su capa orbital
externa y ocho en la interior; cediendo un único electrón, se consigue un octeto estable,
por lo que se enlaza con un solo átomo (como en el cloruro de sodio, o sal) Un átomo de
carbono posee cuatro electrones en su capa orbital externa; puede enlazarse con otros
cuatro átomos y formar un octeto estable, por lo que su valencia es cuatro. La valencia
de algunos átomos es variable, el de hierro puede enlazarse con otros dos o tres átomos.
Los átomos se enlazan para aumentar su estabilidad. Normalmente son más estables
cuando en su capa orbital externa hay ocho electrones, formando lo que se llama un
octeto estable.
Cuando un átomo pierde o gana uno o más electrones de su capa orbital externa, se
produce un enlace iónico. En el proceso, el átomo adquiere carga eléctrica y se
convierte en un ión. Si pierde electrones, la carga es positiva y el átomo se llama
catión; el anión es el átomo que adquiere electrones y que tiene carga negativa. Los
iones de cargas opuestas se atraen entre sí y forman enlaces iónicos difíciles de romper.
Generalmente los compuestos iónicos son sólidos y sólo se funden a temperaturas muy
elevadas. Al unirse en un enlace iónico, los átomos de sodio y de cloro forman un
compuesto iónico, el cloruro de sodio o sal común.
El primer elemento simple en formarse fue el hidrógeno, luego fue el helio. Pero no
debemos olvidarnos de que tanto el hidrógeno como el helio responden a un proceso y
estructura predeterminada por un propósito o causa originaria.
Veamos cuantas posiciones intervienen en el proceso de la reproducción del átomo.
La ciencia admite que el átomo en su proceso de intercambiar electrones, se carga. Esa
carga eléctrica (1) que proveniente de algún lugar, externo o interno al propio átomo,
activa una necesidad en él que no existía hasta ese instante. El átomo se compone de
protón (2) y electrón (3). La descarga eléctrica que recibe el átomo puede ser de
valencia positiva o negativa, cuando es negativa, el átomo la absorbe y cuando es
positiva activa en él una intensidad mayor, se ioniza (4) se transforma
momentáneamente en algo más intenso y produce la pérdida de un electrón. Este
electrón cedido es atraído o admitido por el protón (5) de otro átomo, que también tiene
electrón/es (6), pero al ser admitido por el protón de este nuevo átomo, la condición del
electrón se transforma y adquiere otra valencia, la positiva (7) Todo esto gracias al
enlace (8) transforma a ambos átomos en catión (+) y anión (-).
La misma cantidad de posiciones intervienen en la reproducción de cada ser. El acto
reproductor de la familia afecta a ocho involucrados: los 4 abuelos, los 2 padres y el hijo
(1) suman un total de (7) pero a estas siete posiciones hay que añadirles la posición del
enlace (8) que posibilita la reproducción. Lo mismo ocurre con el crear cualquier cosa.
En el crear intervienen un propósito (1) un sujeto (2) un objeto (3) y el logro(4) Pero el
propósito contiene en su interior el deber (5) y el beneficio (6) que lo posibilita. Este
deber y beneficio son producto de la norma (7) o de la razón a la cual se deben es decir

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son producto de la necesidad que se desprende de la ley, y se establece la creación por
el enlace (8) entre todas estas posiciones. Crear implica un proceso en tres etapas (3) y
una estructura base de cuatro posiciones (4) 3+4=7 más el enlace = (8). El enlace es
compartido por todos y cada una de las posiciones que intervienen en la creación pero
no es posesión efectiva de ninguna de ellas. Es una necesidad irreductible, incambiable,
absoluta y eterna de la que participan todas las posiciones, sin pertenecerles a ninguna
de ellas. La necesidad por el enlace no atiende a condiciones, es absoluta.

d-REALIDAD DETERMINADA E INDETERMINADA


La ignorancia de la mecánica en las relaciones, basadas en la ley del dar, ha creado una
terrible confusión, que ha generado la dramática visión materialista del ser. "En su
libro el peligro mortal, Alexander Solzhenitsyn, dice, que el materialismo, ha conducido
a la degradación de los pueblos, a una disminución de los poderes físicos y
espirituales, cuyo proceso es intensificado, por una pasmosa propaganda política, por
la erradicación violenta de la religión, por la supresión de toda muestra de cultura, por
unas circunstancias en donde la embriaguez es la única manera de libertad..."
Hoy parece acercarse el momento, en el que comprendemos la esencia de las cosas sin
parábolas, o sin ejemplos ambiguos. Nos damos cuenta, por ejemplo, de que en una
relación, se establece comunicación, y la comunicación interpersonal, está basada en el
intercambio de sentimientos. Ahora, no nos resulta tan difícil de aceptar, que los
sentimientos son el eje central de la comunicación entre personas, que, si
emocionalmente no nos conectarnos, difícilmente podemos establecer correctas
relaciones intelectuales o creativas; esta realidad nos es más familiar en estos días.

Los sentimientos nos llegan, pero no podemos ejercer control alguno sobre ellos. No
podemos impedirlos ni eliminarlos, los sentimientos son o están, y eso es así.
Podemos dominar o controlar las reacciones, las actitudes, o las demostraciones del
sentimiento, con nuestra voluntad e intelecto, pero no podemos evitar el recibirlos.
Por lo tanto, tenemos capacidad de dominio sobre nuestros movimientos y sobre
nuestras asociaciones mentales o pensamientos, pero no tenemos dominio sobre
nuestros sentimientos. El sentimiento va más allá del ser, y como dijimos el centro de
nuestras relaciones es el intercambio del sentimiento. Ante el sentimiento del deber
enmudecen las más rebeldes pasiones dijo Inmanuel Kant.
Si no lo puedo medir, ni pesar, ni tocar, ni ver, ni determinar su forma, no me queda
otra que asumir, que los sentimientos no son algo físico. No son algo físico, pero si
son una realidad existente. No sólo son una realidad efectiva, como podrían ser las
ondas de radio, sino también son una realidad cognitiva, porque los identificamos y
respondemos a ellos con actitudes concretas. Por ejemplo respondemos al sentimiento
de dolor con rechazo y al sentimiento de placer con aceptación y agrado.
El sentimiento, no sólo es estímulo, sino que también es consciencia ordenada, puesto
que el sentimiento se establece mediante una relación, y para que se establezca la
relación, es necesario de posiciones sujeto – objeto, con una afinidad, sincronía o base
correlativa. Propósito centralizado en el sujeto, orden y localización de posiciones,
armonía, individualidad y relación, identidad mantenimiento y desarrollo y
movimiento circular. Todo esto es en cierto aspecto una normativa, un orden, una
realidad consciente de lo que debe hacer, por lo tanto existe consciencia, presente en el
sentimiento. A esta realidad (madurez sentimental) lo llamamos espíritu. Y lo
determinamos como una fuerza operativa u obrante.
Espíritu es todo aquello que determina las conductas “conscientes” al enlace con la
conciencia universal o protoconsciencia cósmica.

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La fuerza que produce un trabajo determina la conducta del mismo, sin ser por ello
consciente, puesto que no puede derivarlo ni aplicarlo más allá de su experiencia. El
instinto que produce un trabajo, tampoco es consciente a pesar de determinar la
conducta del mismo. El espíritu que se transforma en trabajo, asimila la experiencia
del mismo al ser consciente del acto, y por ser consciente, lo deriva y lo aplica en
sucesivas experiencias. Ser consciente de un acto es reconocer su intencionalidad,
significación y servicio; es comprender su origen, identidad y propósito.

La falsa asimilación de lo espiritual, ha llevado al hombre a atribuir significados


fantasmagóricos, a una realidad tan común y generalizada como la existencia física. La
ignorancia de la realidad espiritual, ha justificado en muchos casos actitudes erróneas
basadas en ocultos, misterios, o hechicerías. La realidad espiritual no debe ser
degradada por una actitud ignorante. Si, a nadie se le ocurriría, representar al aire
como un joven alado porque se mueve, tampoco deberíamos pintar a los espíritus
como jóvenes alados o como fantasmas.
El espíritu es consciencia latente, presencia consciente, que podemos apreciar
mediante sensaciones, razón, deducción e intuición, pero no podemos limitarlo a lo
racional o empírico, porque el espíritu no solo participa de los límites cognitivos,
también es sensible y poderoso. Aún así, podemos apreciar la realidad espiritual, al
analizar y comprender las limitaciones de nuestros sentidos físicos.
Alma significa filosóficamente lo que hace que algo tenga vida. Y, entusiasmo en
griego significa “Dios en mi” en = en Theos =Dios. Alma es ese ánima o entusiasmo
por hacer. Es, pues, el principio que unifica todo organismo y le hace apto para la
automoción. De la naturaleza espiritual se deduce su incorruptibilidad y por tanto su
capacidad de subsistir. Este carácter de inmortalidad solo podría ser interrumpido por
una acción aniquiladora que procedería de su creador (Dios) Aniquilación que es una
hipótesis sin sentido ya que teniendo el alma espiritual una capacidad para subsistir
siempre, no cabe pensar que su creador, (Dios) llegue a aniquilarla.

Esencia, significación y existencia son tres dimensiones constitutivas de todo “ente”


creado. En estas entidades existen propiedades que la terminología clásica denomina
trascendentales, por corresponder a todo tipo de ente, estas son:
“Ser uno” (unum) cuando al ente se le toma como no- dividido, es decir con una
estructura y un proceso unitario.
“Ser verdadero”(verum), en cuanto a que el ente es susceptible a ser captado por el
entendimiento.
“Ser bueno” (bonum), cuando se toma al ente como término de la tensión apetitiva de
una voluntad. Esa bondad antológica es el fundamento objetivo de las voliciones.
Al mirar un objeto cualquiera, nuestros ojos físicos, sólo alcanzan a percibir su forma
y color, todo lo demás, no es percibido por el sentido de la vista, la noción de espacio
es un atributo intelectual, la noción de dimensión, peso, densidad, utilidad, etc, son
aditivos de la conciencia humana, aportes de la memoria, pero en nada percibidos por
el sentido de la vista..
Cuando miro un huevo, lo que ven mis ojos es únicamente una forma oval de color
blanco, la afirmación de que eso que veo es un huevo se lo atribuye mi memoria,
¿cómo podría mi ojo por sí solo saber que esa forma oval de color blanco contiene una
yema y una clara con el contenido genético necesario para que nazca un pollo si no lo
puede ver? La porción real percibida por la vista física de lo que vemos es mínima
comparada con la porción mental o espiritual, la conciencia nos dice que eso oval es

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un huevo porque contiene en la memoria la experiencia previa del huevo. El contenido
de la conciencia o memoria no es, ni medible, ni pesable, por lo tanto no es materia, a
este contenido, y a la repartición de este contenido no físico, se le denomina espíritu.
La recepción de la imagen visual, es un proceso físico, pero la apreciación y
recognición de la imagen visual, es un proceso enteramente espiritual.

Si hurgamos en el diccionario, sobre la definición de espíritu, podemos acabar tan


ignorantes y confusos sobre el tema, como cuando iniciamos nuestra búsqueda del
significado.
Una definición es: "ser inmaterial dotado de razón". Ser se entiende como esencia o
naturaleza como un existir, como un acontecer, como una propiedad o condición, pero
en ningún caso como individuo formal.
Otra definición es: "Don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas
criaturas" Don es una cualidad otorgada; sobrenatural se entiende como algo por sobre
lo físico y gracia: "don natural que agrada a quien lo tiene" se entiende como estar en
la posesión de un bien o un estado de felicidad. Pero espíritu, generalmente se
entiende como algo diferente al estado de felicidad. Se habla de " los espíritus " como
seres con individualidad y carácter propio.

d-"VIGOR NATURAL Y VIRTUD QUE ALIENTA Y FORTIFICA AL CUERPO


PARA OBRAR.
Otra definición de espíritu, según el diccionario es "Vi-qor natural y virtud que alienta y
fortifica al cuerpo Para obrar”.
Pero también se habla de espíritus buenos y de espíritus malos como por ejemplo el
demonio. - Curiosamente el significado de demonio es " genio inclinado a romper la
relación" y "genio" se entiende como 'Índole o inclinación según la cual dirige uno sus
acciones". Satán es comprendido como "el que acusa" sin una personificación precisa.
Si pensamos un poco en todo esto, nos encontramos frente a un cúmulo de ilusiones
fundadas en "conceptos sin fundamento" que nos ofrecen una interpretación muy
distinta de lo real. Hemos asignado al concepto –espíritu unos atributos inadecuados.
El atributo de lo físicamente corpóreo, o formalmente corpóreo, de -lo individual, de lo
dotado con libertad de opción, por cualquier alternativa, tanto válida como no válida.
La imprecisión del término espíritu, ha dirigido el significado personal hacia una
interpretación distante de lo real.

Si tomamos como definición al: "Vigor natural y virtud que alienta y fortifica al cuerpo
para obrar" podemos apreciar como significado de espíritu a todo aquello de valor que
nos permite la existencia acción y multiplicación. Valor es la cualidad contenida en el
objeto de apreciación que satisface las necesidades o intereses y deseos del sujeto que lo
aprecia. Por lo tanto espíritu sería según esta apreciación el valor del afecto, de la
verdad y de la bondad, percibido por el apreciador. Decimos que estos valores son
espirituales porque carecen de individualidad material o física.
El valor se establece como resultado de las cualidades sujeto - objeto, carácter y forma
y positivo - negativo. A pesar de que el valor se establece entre dos posiciones, el valor
no se puede decir que exista en alguna de esas dos posiciones, es fruto de la unión entre
ambas.
Por poner un ejemplo, el valor es como la chispa eléctrica que precisa de dos cargas
para que surja, la chispa no existe en ninguna de las dos cargas pero se hace presente
cuando ambas cargas se unen. Aún así, aunque la chispa se hace momentáneamente
visible no es corpórea.

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A este "valor" debemos asignarle una "localización" pero no podemos o no debemos
asignarle forma, puesto que se trata de contenido. El contenido valórico, tampoco tiene
libertad de opción. La libertad de percibirlo o no, está localizada en el sujeto que
aprecia el valor, pero nunca en el valor en sí mismo. El valor, tampoco existe por sí
mismo, si no a través, de un apreciador. Por lo tanto, valor es la sensación que nos
permite estar en la posesión de un bien. Y como toda sensación es producida por un
"objeto" debemos ofrecer una localización a. ese 'objeto" apreciado. La necesidad del
apreciador, en esta afirmación, nos indica que el espíritu existe contenido en la
“Persona”. Como definición, sabemos que Persona es un ser libre, autónomo y
responsable. Lo que nos lleva, en la apreciación del espíritu, a afirmar que espíritu, es el
atributo conductor, administrador y gestor del ser humano. Por eso decimos, que
tenemos dos cuerpos, uno físico y uno espiritual.

Nuestro cuerpo físico se nutre de: calor, o una debida temperatura, luz, aire, comida y
agua. Con estos alimentos y un poco de ejercicio físico, nos nutrimos hasta la madurez,
aproximadamente a los 21 años. Nuestro "cuerpo espiritual" o localización espiritual, se
alimenta del amor incondicional o del afecto, similar al calor; de la luz de la verdad; de
la bondad, y de la aceptación y respeto. Con esto y un buen ambiente, el "Yo espiritual",
se nutre hasta la madurez. El yo espiritual, es maduro, cuando ejerce dominio sobre sus
relaciones. Dominio que le permite iniciar infinitas relaciones, tanto con las cosas como
con las personas y con el valor.
Las relaciones con las cosas y con las personas, nos posibilitan establecer relaciones con
el valor.
Capacidad se entiende como el espacio vacío para ser llenado. Nuestra capacidad
espiritual, no puede ser llenada pero si puede ser satisfecha. Es algo así como el hambre
que podemos satisfacer, pero no podemos evitarla. La capacidad espiritual se satisface
con la virtud es decir con el afecto, con la verdad y con la bondad.
La apreciación es fundamental en la satisfacción de la capacidad espiritual. Apreciando
percibimos las necesidades o retribuciones del objeto. Apreciando, analizamos y
comparamos las cualidades de los objetos, y apreciando dirigimos la producción
creativa de los objetos. Mediante la apreciación, establecemos relaciones con un "otro"
para asimilar su contenido. La asimilación se nutre de la virtud contenida en el objeto
apreciado, de la sensación que nos hace sentir en la posesión de un bien.
Si pensamos un poco más detenidamente en esto, nos damos cuenta, de que sólo
apreciamos aquello que aceptamos como válido, aquello que nos afirma como
poseedores de un "bien". Por ejemplo: Cuando apreciamos la fealdad de un objeto, no
estamos apreciando su fealdad, estamos apreciando la afirmación de que el objeto es
feo. Estamos aceptando que es cierto, por lo tanto esta bien que el objeto es feo, esto
no significa que se esté afirmando que el objeto feo esta bien o es bonito, no,
únicamente se está aceptando como válida y por lo tanto buena la afirmación de que el
objeto es feo. En ningún caso rechazamos la afirmación de que el objeto es feo. Que el
objeto es feo es una afirmación, por lo tanto está aceptado como un bien. Pero lo feo no
lo podemos apreciar porque carece de precio, carece de valor, carece de interés y carece
de reconocimiento correlatividad y parecido con el apreciador. El apreciador no
reconoce al objeto de fealdad, por eso lo califica de feo; feo es algo que no posee
ningún bien o algo que no reconozco, no lo admito, no me vale, no me interesa, porque
es algo que no me permite adquirir ningún bien de él. Feo es aquello que queda al
margen, que no interiorizo porque no puedo admitirlo, no puedo adquirirlo, ni tomarlo.
No me gusta, no me interesa, y no lo acepto porque no lo reconozco como portador de
un bien.

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Apreciamos sólo aquello que nos proporciona un bien. El drogadicto que se está
matando poco a poco con su adición, se droga porque cree que le produce algún tipo de
satisfacción, o satisface su deseo por, o su interés por, o su necesidad por la droga.
La apreciación necesita de correlatividad, correspondencia y parecido con el objeto
apreciado para poder apreciarlo. Correlatividad, correspondencia y parecido son
aspectos internos y externos, de carácter y de forma de actitud y de posición.

Podemos establecer correlatividad con el objeto apreciado por su actitud similar a la


nuestra; por su posición tanto en el tiempo como en el espacio, similar al nuestro-, por
su forma o por su carácter similares al nuestro etc. Sin este requisito de correlatividad,
correspondencia y parecido es imposible que se establezca la apreciación.

Para encontrar, o apropiarse del valor, o la virtud contenida en el objeto, es necesario


apreciarlo. Apreciarlo, no es sólo aceptarlo y observarlo como espectador, no, también
hay que leerlo, hay que entender el valor o los valores que contiene y hay que recibir o
asimilar dichos valores.

La creación nos habla, nos habla con el lenguaje de la imagen que reciben los sentidos.
El disco rojo nos dice: ¡Detente! La montaña nos dice: ¡Soy grande, fuerte, estable,
tengo una visión del todo porque miro las cosas por encima! El río nos dice, soy
flexible, adquiero cualquier forma porque me adapto con facilidad a cualquier cavidad!
El humo nos explica que es etéreo, ingrávido, informe, intocable. Las plantas nos
explican su humildad, perseverancia y paciencia en la búsqueda de la luz y de la
humedad.

Al apreciar las cosas, establecemos una comunicación mediante el lenguaje de las


imágenes, sonidos, fragancias, sabores, y texturas.
Por lo tanto al apreciar estamos analizando, comparando y juzgando aquellos
contenidos valóricos, para de esta forma, asimilar su esencia. El valor potencial
contenido en el objeto, se transforma en esencia cognitiva, o en presencia consciente.
Esta presencia consciente es almacenada en la conciencia del apreciador como un valor
de belleza, si es emocional, de verdad, si es de conocimiento o de bondad, si se trata del
bien contenido en un producto .

La consciencia del individuo, es el momento donde se establece la unión de los aspectos


emocionales, intelectuales y volitivos, en el ejercicio de satisfacer la conciencia del ser.
Si nos damos cuenta, estamos hablando de contenido espiritual, del “Vigor natural y
virtud que alienta y fortifica al cuerpo para obrar"

El espíritu nos posibilita satisfacer propósitos. Para eso es necesario de movimiento. El


movimiento está fundamentado en el equilibrio entre cuatro fuerzas, inicial, centrífuga,
centrípeta y órbita. Estas fuerzas vendrían a ser el cuerpo del espíritu, el espíritu es el
equilibrio. El equilibrio reside en el valor. Para que exista valor es necesario de la
unidad entre las cualidades sujeto objeto; positivo-negativo; carácter-forma. Para que
exista el equilibrio es necesario de movimiento y para que exista movimiento es
necesario del orden en equilibrio.
Ni el orden es independiente del movimiento ni el movimiento es independiente del
orden. Ambos en uno, son.

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El “ser” incluye, por lo tanto, a ambos, movimiento y orden. El orden, se obtiene
mediante el uso de libertad, para mover aspectos o cualidades hacia el encuentro de
posiciones correctas, y la correcta posición produce equilibrio y orden.
El cosmos es una agrupación de movimientos y por consecuencia una agrupación en
equilibrio. El ser humano es parte de ese equilibrio y por lo tanto ejerce movimiento.
El orden no desaparece cuando desaparece el 'ser humano", por lo tanto, cuando se
termina la vida física del hombre, la conciencia del ser pasa a formar parte del equilibrio
y del orden del movimiento.
La conciencia contiene aspectos emocionales, intelectuales y volitivos. Esto permite
captar necesidades y retribuciones, emitir juicios comparativos y dirigir voluntades. Así
comprendemos, que nuestra "entidad espiritual", está dotada de movimiento opcional y
dirigido. Dirigido hacia la satisfacción del equilibrio, tanto en el área emocional,
intelectual o volitiva. El equilibrio se encuentra en la virtud o en el valor apreciado, en
una relación. La relación con las cosas es finita y temporal. La relación con el valor, es
infinita y eterna.

Si la relación con el valor es infinita y eterna, podemos deducir que la capacidad de


apreciar la relación con el valor, también debe ser lógicamente infinita y eterna. Esa
capacidad reside en nuestra conciencia emocional o espíritu.
El ser humano necesita del amor, de la veracidad, de la creatividad. Para desarrollar
estas necesidades es preciso del uso del afecto por el "otro", de la transparencia y
sinceridad en la comunicación con el "otro", ya sea verbal o física y de la bondad en los
trabajos, o proyectos que este ejerza, por o para el otro" dándole al "otro", el más amplio
sentido de la palabra.
Para lograr esto, debemos superar todo aquello que nos impide la consecución del logro.
Debemos superar primero que todo, nuestro sobre-sentido del "Yo".Es necesario vencer
toda actitud ególatra, priorizándo el todo por sobre el yo, el nosotros por sobre el yo.
Esto nos conducirá hacia el desarrollo de la aptitud incondicional, necesaria para
fortalecer y madurar nuestro espíritu.
Debemos superar el deseo de ocultar.
Ocultar el afecto es obrar con indiferencia. Ocultar la verdad es obrar con mentira y
ocultar el objeto es robar, ocultar es un robo, es robar al otro su derecho a la
apreciación, al juicio, a la pertenencia.
Debemos también superar la tentación que nos aparta de la virtud o del valor. La
tentación a invertir posiciones, la tentación a invertir el dominio, la tentación a
multiplicar el daño.
El orden produce satisfacción, el desorden produce dolor y daño. Obrar de acuerdo con
la correcta mecánica de la relación nos posibilita experimentar satisfacciones. Obrar en
contra de la correcta mecánica de las relaciones nos posibilita experimentar desorden,
conflicto y dolor.

e-TRIDIMENSIONALIDAD
Somos actividad, producto del movimiento. En el movimiento intervienen cuatro
fuerzas: inicial, centrífuga, centrípeta y órbita o revolución. Tres de estas cuatro son
constantes, mientras que la inicial es directiva o proposicional. De la interrelación
equilibrada de estas tres fuerzas constantes: centrífuga, centrípeta y revolución, se
originan las tres dimensiones: alto, ancho y largo, dependiendo de su dirección.
También se originan, de acuerdo con la velocidad o intensidad de la relación, los tres
estados de la naturaleza, sólido, líquido y gaseoso. Y se producen los tres aspectos
físicos del plano, convexo, plano, cóncavo.

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La dirección arriba, abajo, al frente o detrás, a la izquierda o derecha, es producto de
fuerza en dirección. Pero la fuerza es fruto de una voluntad y la voluntad se inicia y
desprende de una necesidad intencional, que es conducida en la dirección precisa y esta
última es determinada por el conocimiento.
La fuerza que construye la tridimensionalidad, es una fuerza no casual. Sería demasiada
casualidad que la fuerza en lugar de conducirse en una sola dirección, saliese a
repartirse en tres direcciones, similares en su angulación y al mismo tiempo.
Tanto la necesidad de la dirección como del conocimiento de la dirección y la voluntad
de la dirección, son cualidades inmateriales, que nos aproximan a la aceptación de un
poder hacer, de un deber hacer, y de un querer hacer un propósito. Por lo tanto la
realidad física, reside en su realidad espiritual, es decir, en el propósito por el cual fue
creada.
La dirección de la fuerza creada con la misión de establecer tres dimensiones fue
realizada gracias al propósito contenido en la dirección. No hay dirección, sino es, a
través de fuerza, y no hay fuerza sin dirección. Por lo tanto dirección es consecuencia de
una fuerza, que contiene un plan reflejado en la dirección.
Cada una de estas tres dimensiones, contiene dos extremos y un centro. Esto es debido
a que toda fuerza implica dirección y cualquier dirección tiene tres opciones: la opción
vertical, de arriba a abajo o de abajo a arriba; la opción horizontal de izquierda a
derecha o derecha a izquierda y la opción posicional, frente y atrás o anterior y
posterior.

Así vemos que la dirección vertical determina la longitud "alto", la dirección horizontal
determina la longitud "ancho" y la dirección anterior y posterior o frente atrás,
determina la longitud "largo". La proyección de la dirección en el espacio crea la
dimensión. Lo largo, lo ancho y lo alto, son dimensiones.
Las posibilidades de cada dirección son de 360° en el espacio y del infinito en el
tiempo.
La unión de lo largo, ancho y alto, determina la tridimensionalidad de los cuerpos.
Cada dimensión, longitud, anchura y altura, están compuestas de tres posiciones, dos
posiciones extremas y una posición central. En la posición central o centro de la
dimensión, existen los extremos en unidad. Los extremos no pueden desaparecer en el
centro, puesto que si desaparecen los extremos, se termina la posición del centro.
Ambos extremos deben existir en unidad.
¿Cómo se unifican los extremos? En el círculo. El círculo no tiene extremos pero cada
punto del interior del circulo está posicionado en un extremo con respecto a otro punto
del mismo interior del círculo. Por lo tanto aún a pesar de no contener extremos
existenciales, si contiene extremos esenciales o potenciales.

Si nos damos cuenta el proceso de expansión y multiplicación celular o "mitosis" ocurre


en el interior de un círculo " la célula". Dentro del círculo, también existen dos
extremos y un centro y es ese centro interior o núcleo del centro exterior, quien inicia su
dirección y se transforma en longitud. En el interior de esa longitud intervienen fuerzas
que se repelen para permitir la unidad de sus complementariedades, lo que causa el
distanciamiento entre un extremo y otro, y finalmente la posición estable. Pero las
fuerzas no son longitudinales sino tridireccionales: arriba-abajo, izquierda-derecha,
frente-atrás.

Toda fuerza longitudinal produce efectos en todas direcciones, no sólo en la dirección


en la que se proyecta. A esto se debe que toda acción produce una reacción. En

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realidad toda acción produce cinco reacciones. Por ejemplo la acción de velocidad al
frente, produce una reacción detrás, arriba, abajo, a la derecha y a la izquierda.

Las acciones humanas, también producen cinco reacciones. Por ejemplo: mis palabras
se dirigen a satisfacer un propósito emocional, intelectual y volitivo esto se traduce en
forma, mediante el sonido, que obedece a un carácter, o propósito, pero dentro de un
tiempo y de un espacio. Por lo tanto una alteración en lo emocional, implica
modificaciones en el propósito además de modificaciones intelectuales, volitivas en un
tiempo y en un espacio. Luego tanto el tiempo como el espacio el intelecto y la
voluntad, sufren modificaciones debido a la alteración emocional, y consecuentemente
el producto se establece corno propósito modificado.

Nuestro carácter tiene una mayor relación con el tiempo: se forma en el tiempo, se
inicia en un presente que pasa a ser pasado, y se dirige-hacia un futuro. Con el
carácter se hacen planes a futuro, se comprenden aspectos del pasado, se determinan
las direcciones presentes. El ambiente del carácter es el tiempo.
La forma tiene relación con el espacio. La forma contiene dimensiones, es alto o bajo,
grueso o flaco, pesado o ligero, La forma también tiene color y densidad, texturas y
temperatura. El ambiente de la forma es el espacio.

El carácter del hombre precisa de tres aspectos satisfechos para ser feliz.
Precisa satisfacer sus necesidades emocionales; precisa satisfacer sus intereses
intelectuales y precisa satisfacer sus deseos físicos.
Para lo cual necesita educarse en tres áreas. Educación del corazón, educación de la
norma de conducta y educación del dominio de las habilidades.
La educación produce en el hombre tres grandes cualidades:
1 -al completarse su educación del corazón se desarrolla en él la cualidad de ser, un
hombre de personalidad. Personalidad del afecto, que inspira respeto. Respeto por
saberse ubicar en la posición correcta, para satisfacer cada relación o actividad que
establece. Lo que genera en él, la habilidad de saber optar por la alternativa válida.
Esto le produce el sentido de libertad.
2 - al completarse su educación de la norma, se desenvuelve corno buen ciudadano,
conocedor de las normas de conducta y de los principios de la creación. Este desarrollo
cognitivo también inspira respeto por su sabiduría. La opción inteligente, ligada con lo
que es siempre y para todos válido, con lo absoluto, lo hace independiente de la norma,
puesto que la norma ya está en él, lo que le permite la autonomía en cada relación. Esto
lo hace autónomo.
3 -al completarse su educación del dominio de sus habilidades, se transforma en persona
de genio, o persona de bondad. La bondad de lo bien hecho por él, la cualidad produce
respeto por el dominio que ejerce sobre sus labores. Labores que siempre y en todo son
completas. El completar las labores, hace del que labora, un ser responsable. La
responsabilidad aparece, como cualidad del educado.

El propósito de la educación es el de crear individuos de personalidad, libre, autónoma


y responsable, que establezcan correctas relaciones para que puedan ser calificados
como buenos ciudadanos, y que dominen a la creación por sobre los mismos
principios ejercidos en el dominio sobre sí mismos. La meta de la educación está en
lograr unir en el individuo, el corazón, pensamiento y acción.

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La verdadera meta de la educación es la unidad, unidad del hombre con los valores que
satisfacen sus necesidades emocionales, intelectuales, y volitivas, para lo cual, es
necesario establecer relaciones. Relaciones con sus sentimientos, con sus
pensamientos Y con sus obras.
Cuando se comprende el mecanismo sobre cómo establecer verdaderas relaciones
interpersonales, intergrupales o con las cosas, nos damos cuenta, de que esta
asimilación o comprensión tiene el potencial de unir individuos, grupos, sociedades,
naciones, culturas y eventualmente a la humanidad entera.
Las relaciones, se establecen sobre la asunción del cumplimiento de la responsabilidad
de un sujeto, que seduce con afecto, que persuade con verdad, y que motiva con el
ejemplo al objeto de su relación.
El cumplimiento de esta responsabilidad, asegura el éxito de la relación en sus diversos
niveles, desde el individual, hasta el intercontinental, interracial o, universal.
Esta responsabilidad emocional, intelectual y de dominio, califica al individuo que la
ejerce como Verdadero Padre, Verdadero maestro y Verdadero Dueño. Es decir lo
califica como hombre verdaderamente educado. Verdaderamente educado en el corazón,
en la comprensión y en el dominio sobre sí mismo y sobre el objeto de su relación.
Un individuo de corazón educado es aquél que siente al "otro" desde la posición de un
verdadero Padre. Comprende al otro desde la posición de un verdadero maestro y hace
por el otro todo lo mejor como su verdadero dueño.

Resumiendo: Todo ser contiene unicidad porque es único, lo que le califica como "ser"
o "entidad" con características propias; está posicionado en un sólo lugar es decir ocupa
una posición determinada en el espacio y contiene un sólo propósito a ser resuelto,
(crecer, multiplicarse y ejercer un determinado dominio o reacción sobre su entorno) o
satisfecho en el tiempo.
Todo ser además contiene dualidad de carácter o contenido interior y forma exterior;
tanto en el carácter o contenido interior, como en la forma exterior, existen aspectos
duales de positividad y negatividad. Por ejemplo en el carácter existen estímulos
placenteros o positivos y estímulos dolorosos o negativos; afirmación y negación en la
comprensión y activo y receptivo en lo volitivo. En la forma existen convexidades (+) y
concavidades (-), horizontalidad y verticalidad.
Todo ser además contiene trinidad por ejemplo dos extremos y un centro refiriéndonos
al espacio; un pasado, presente y futuro, refiriéndonos al tiempo; un alto, ancho y largo,
refiriéndonos a las dimensiones; un contenido emocional, intelectual y volitivo
refiriéndonos al carácter.
Para que se dé cualquier ser es necesario de estos requisitos: unicidad, dualidad y
trinidad. Un propósito, origen, se dualiza, división, y se unen ambos complementos con
el propósito, 'trinidad' para cumplir con su propósito y obtener un resultado. El
producto obtenido ocupa la cuarta posición, posición resultante.

La unicidad del ser, por ser único, la dualidad que posibilita la relación emocional,
intelectual o volitiva y la trinidad expresada en el tiempo y espacio necesarios para la
realización del propósito, son características universales. Estas constantes universales
permiten la armonía de movimientos y propósitos.

El ser humano, para pertenecer al orden universal, precisa: dominar y dirigir sus
impulsos físicos de manera coherente y consecuente con la Ley del Dar, hasta cumplir
con el Propósito de la Creación. Debe dominar las necesidades que le conducen a exigir
o acusar. Debe dominar también los deseos de ocultar atención, conocimiento u objetos

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que no le pertenecen. Y finalmente debe multiplicar la felicidad del otro. Esta conducta
restituye la pureza espiritual necesaria para estar en paz con el universo.

El anhelo máximo del individuo, radica en el correcto establecimiento de sus relaciones


de pensamiento, palabra y obra. Por lo tanto, para corregir y dirigir al individuo en la
dirección correcta, es necesario de educación.
Educación basada en realidades objetivas, en criterios verídicos y en el afecto
incondicional. Es fácil agotar el mensaje espiritual en la personalidad del espíritu, en
cuanto a individualidad absoluta, sin imponerle la dualidad de una entidad pura y de una
identidad empírica. El espíritu es una realidad existencial concreta del acto. Todo acto
involucra la existencia inmanente de sentir, conocer y querer, estas realidades son un
hecho, pero a pesar de ser deducibles, no son demostrables de manera empírica.

Sin duda estamos acostumbrados a concebir realidades que obedecen a un principio y a


un término, por esto nos cuesta aceptar conceptos ausentes de nuestro pensamiento,
como el concepto de lo espiritual, o de lo eterno.
El infinito sin término del espacio y del tiempo, generalmente lo cerramos de la manera
más sencilla, con un sincero "no comprendo", o queda fuera de mis medios de
entendimiento. A mi entender, cumple que tengamos la modestia y la honestidad de
aceptar nuestra actual incapacidad, sin despreciar por ello los postulamientos
razonables.
En el movimiento circular, no existe el límite final, a no ser que se le adjudique uno
intelectualmente. Si en un estadio, un ciclista inicia su carrera, alrededor del mismo,
podría correr y correr en forma infinita, sin encontrar el final del pavimento. Lo mismo
ocurre con el tiempo. El tiempo también es cíclico o circular, por lo tanto no hay final
del círculo temporal, mientras exista movimiento.

Las teorías de George Lemaitre de que tiempo atrás, toda la materia del universo estuvo
comprimida en un gigantesco átomo que explotó, y las versiones de Fred Hoyle sobre el
universo estacionario, han llenado de dudas, al modesto interesado sobre el tema origen
del universo. La lógica respuesta del modesto interesado es razonable: "si no somos
capaces de comprender aspectos sobre la realidad de nuestro entorno físico ¿cómo
pretendemos afirmar la existencia de realidades espirituales?"
Evidentemente el universo tiene un inicio puesto que obedece a un propósito, pero
dicho propósito es absoluto puesto que también obedece a las leyes y principios del
absoluto Creador. Comprendemos que la energía ni se crea ni se destruye. Si el peso de
la energía es siempre constante, es lógico pensar que el universo también existe en un
peso constante.
Debemos comprender que el peso no depende exclusivamente de la agrupación de
densidades, o de "materia". El peso existe, en base, a la gravitación producida por las
intensidades o frecuencias entre polaridades. Un plumavit puede ser más grande en
volumen y contener más partículas asociadas, que una pequeña piedra de plomo, sin
embargo la pequeña piedra pesa más que el plumavit, esto es debido a la intensidad en
la relación entre partículas, que al ser mayor intensifica la gravitación hacia el centro de
esta.
El universo obedece también a las leyes del movimiento. De acuerdo con esto, el
universo tendría un principio que obedece a la necesidad de un propósito a ser
satisfecho, el universo satisface el propósito de servir de ayuda al hombre en su
desarrollo del amor incondicional. Si admitimos la existencia de un Creador que es
amor o unidad y cuyo deseo, es sentir amor, para eso necesita del hombre (humanidad),

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para unirse emocional, intelectual y volitivamente con él; además nos damos cuenta de
que el amor no tiene límites, (ni principio ni final), nadie ama al otro sólo por un rato, se
le ama para siempre. De acuerdo con esta lógica difícilmente se podría admitir que el
universo se terminará. Tal vez terminen los astros, estrellas, planetas etc. Pero nuevas
estrellas deberían surgir para mantener y desarrollar la identidad del amor.

Así como el tiempo y el espacio constituyen una sola dimensión indestructible, están
ligados el carácter y forma, lo positivo y negativo, el sujeto y el objeto. Esta realidad
inseparable también se da entre lo espiritual y lo físico.
La ciencia ha buscado desesperadamente, comprender el funcionamiento de esta
asociación. Einstein pasó sus últimos momentos, elaborando la teoría del campo
unificado, donde se explicaría la interconexión entre la inercia, la gravitación y las leyes
fundamentales del electromagnetismo.

La interconexión entre el mundo físico y el mundo espiritual, es una evidencia


científica. Paracelso, figura clave de la medicina moderna, distinguió una ciencia
médica y una sabiduría médica que corresponden respectivamente, al conocimiento del
organismo animal del hombre y a la comprensión del misterio de su espíritu. Este sabio
desconcertante señalaba, ya en el siglo XVI, que mucho se sabe del cuerpo exterior que
ocupa el hombre, pero muy poco o nada del “ser interior” que lo habita. Para Paracelso,
la “virtud del médico” era el poder de curar y este no se lograba por el exclusivo
conocimiento biológico, sino que con el servicio de Dios.

En el estudio de los elementos constitutivos de la realidad física se han realizado


sorprendentes constataciones. Nuestra realidad existe, gracias, a las micro partículas o
ultra concentraciones de energía, que se ordenan de forma estrictamente matemática,
para formar los átomos y moléculas que componen la materia.
Sabemos que los átomos están compuestos de protones, electrones y neutrones, esto ha
sido sabido por años, así como que el protón está cargado de electricidad positiva y el
electrón de carga negativa, pero en alguna ocasión surgió la pregunta sobre el ¿porqué el
tipo de carga eléctrica está tan rigurosamente unido a una determinada clase de
partículas? A esto se ofreció la teoría de que para mantener la simetría entre los
componentes básicos, también deberían existir, electrones positivos y protones
negativos.
El joven inglés, Paul A. m. Dirac, propuso una teoría del electrón, cuyas ecuaciones
corregidas de acuerdo con los principios relativistas, exigían la existencia de electrones
cargados positivamente, a los que Dirac llamó "antielectrones".
El año 1932 fue descubierta una partícula que cumplía rigurosamente con la descripción
del antielectrón a la que se le llamó "positrón". Tenía la misma masa y rotación que el
electrón pero su carga era positiva en lugar de negativa. Luego se descubrió que el
positrón podía producirse mediante radiaciones Gama. Se obtuvo en ocasiones que
estas ondas de energía podían materializarse en un positrón y un electrón aparecidos
conjuntamente. Pero si un electrón y un positrón chocan se aniquilan mutuamente y su
total energía reaparece como rayos Gama. Los positrones pueden existir eternamente,
siempre que se muevan en el vacío, pero si se encuentran con uno de los electrones que
componen un átomo o con uno solitario, se produce el mutuo aniquilamiento material y
la transformación de los dos adversarios en energía (rayos Gama).
El descubrimiento del positrón estimuló a los creyentes en la dualidad complementaria
de la creación, quienes naturalmente insistieron en la existencia de un antiprotón,
semejante al protón pero con carga negativa. Los antiprotones vinieron a ser producidos

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cuando se pusieron en marcha los gigantescos aceleradores de partículas en California.
Tenían la misma masa que el protón pero con carga negativa y como los positrones
vivían para siempre en el vacío, pero también tenía su adversario el protón. Al
encontrarse ambos se aniquilaban mutuamente. Luego pudo comprobarse que tal como
el protón y el electrón tienen sus anti-semejantes el neutrón también tiene el suyo, el
antineutrón.
¿Qué sucede cuando se unen el antielectrón con el antiprotón y el antineutrón?
Lógicamente forman un antiátomo, y cuando se unen los antiátomos forman la
antimolécula y así hacia adelante: antimateria, antihidrógeno, antiagua, antitierra,
antiestrella y antiuniverso. Lo único que informa de la existencia de ambos tipos de
materia es que puestas en contacto se aniquilan, generando una enorme cantidad de
energía a través de una explosión.
Sin embargo el nombre antimateria es un nombre equívoco, pues esta es tan materia
como la otra, solo que sus micropartículas tienen cargas eléctricas de signo contrario.
La experiencia con antipartículas es escasa, pues en un medio poblado de sus contrarias,
subsisten solo por períodos extremadamente cortos y luego se aniquilan
transformándose en energía. Sin embargo los expertos investigadores afirman que en su
propio medio la antimateria se comporta de acuerdo con las reglas de conducta que
rigen a la materia.
En este contexto de realidad material e inmaterial o antimaterial, se comprende que el
espíritu del ser es más posible que probable.

f-PROCESO DE LA CREACION
El primer factor a tener presente en el estudio del desarrollo de la creación es el factor
PROPOSITO. Todo lo creado satisface a un propósito. Nada surge de la nada. La
física nos dice que no hay fuerza sin dirección. La duda aquí reside en, si la dirección
de la fuerza es casual, fortuita y sin orden, o si por el contrario, obedece a un orden
dirigido a priori.
El estudio de la ley del dar nos ha mostrado la evidencia de que todo propósito satisface
a un orden preciso, orden que opera en todas las relaciones y que por lo tanto
consideramos, constante universal, u orden inmanente. Sería una necedad, afirmar que
la creación del cosmos obedece a una dirección casual y ajena al orden que lo compone.

El "alimento" básico de cualquier ser vivo está compuesto por cuatro elementos
Hidrógeno, el Carbono, el Nitrógeno y el Oxigeno. La unión de estos cuatro elementos
produce proteína, vitaminas, hormonas y virus. Estos cuatro elementos unidos forman
también otros varios como por ejemplo la unión del hidrógeno y el oxigeno, producen
agua. Del nitrógeno y oxígeno, se producen los aminoácidos, del carbono y el oxígeno,
el bióxido de carbono, del carbono e hidrógeno se produce el benceno, del carbono e
hidrógeno se produce el metano. Metano y agua producen grasa. Agua y bióxido de
carbono producen carbohidratos. La grasa y los aminoácidos producen proteína. Los
aminoácidos y benceno producen vitaminas, hormonas, virus. Estas sustancias son las
que posibilitan la existencia de vida. La pregunta aquí reside, en cómo se originaron
estos cuatro elementos hidrógeno, carbono, nitrógeno y oxígeno.
Cada uno de estos átomos obedece a leyes, es decir a un orden que concuerda con la ley
del dar.

El Hidrógeno contiene la relación de dar y recibir entre un protón y un electrón, el Helio


contiene dos protones, dos neutrones y dos electrones, por lo que observamos el helio
no obedece a una evolución casual, cuya lógica, obliga a pensar que algún elemento

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intermedio debió crearse con dos protones y un electrón o dos electrones y un protón o
un protón, un neutrón y un electrón, esto no ocurre así, El salto entre el hidrógeno y el
Helio es demasiado amplio para pensar en una evolución, lo sensato en esta realidad es
afirmar que cada uno de ellos fue concebido y creado para ser lo que son, el hidrógeno
para ser hidrógeno y el Helio para ser Helio. Si observamos el elemento simple que
continúa veremos la diferencia aún más notoria. El Litio contiene tres neutrones, tres
protones y tres electrones. Como vemos es otro orden completo. Así podemos observar
todos y cada uno de los elementos simples y concluir con la afirmación de que la
evolución no se da entre ellos.
El hidrógeno decíamos contiene un protón y un electrón, el oxígeno contiene ocho
protones y ocho electrones, el carbón tiene seis. Curiosamente el Hidrógeno puede
admitir otro electrón, esto ocurre cuando recibe por ejemplo un electrón del oxígeno
para formar agua H2O.
Los átomos disponen de espacio y reposo para agruparse, pero estas agrupaciones
obedecen a fuerzas eléctricas, a distancias y a frecuencias u ordenes determinados y no
a casualidades. Curiosamente el producto de estos ordenes, crean estructuras que
conforman figuras geométricas. Tales estructuras se conocen como cristales.
El cristal mientras "vive" ( y debo usar este vocablo porque no dispongo de otro más
apropiado) pule, y perfecciona su cuerpo o estructura, y cuando alcanza la edad adulta,
fenece, no víctima de la putrefacción, o de una acción destructora externa, sino de una
acción desintegrante de los elementos atmosféricos, de los cuales no logra defenderse.
Curiosamente el cristal se regenera cuando es herido o mutilado. Los cristales líquidos
( una gota de agua) tienen curiosas conductas y características. Sus movimientos se
asemejan al de los seres vivos; reptan como gusanos, se arrastran como las amebas y
comen, crecen y se dividen. Una gota de cloroformo por ejemplo devora a un hilo de
lastre cercano a ella, gira al comérselo y lo enrolla a su alrededor. Luego lo disuelve
químicamente y al incorporarlo a su organismo, el cristal aumenta de tamaño. En esta
etapa molecular empieza a aparecer el protoplasma, o también llamado “mecanismo
atómico”, una comunidad de trabajo en la que toman parte miles de moléculas. Más
que una sustancia, el protoplasma es un modo de organización, (orden) capaz de generar
células, algunas elementales y otras extremadamente complicadas.
A este orden se le suman los parásitos o virus, fagos etc.
La asociación molecular posibilita la simbiosis, o capacidad para obtener nuevas
morfologías, los mohos, levaduras, hongos, algas, líquenes etc, que proporcionaron el
oxígeno, y las condiciones para la existencia de seres, con sistemas y propósitos más
desarrollados.
Todos estos aspectos de la morfología física, podríamos decir que son visibles, a pesar
de no captarlos directamente con los ojos. También existen otros elementos contenidos
es esta morfología que definitivamente, son invisibles, como por ejemplo la estructura
del proceso de la actividad. ¿En función de qué propósito se inicia, permanece y termina
la actividad del ser morfológicamente percibido?

g-DESARROLLO DE LA SENSIBILIDAD ESPIRITUAL


Hemos visto, hasta ahora, que lo que conocíamos por masa, por materia y por densidad,
poco o nada tienen que ver con sustancia, sino, más bien con dirección, velocidad o
fuerza. Y es real que toda estructura necesita de un proceso, por lo tanto toda estructura
energética, existe en función de un proceso, o fuerza. Así como la energía térmica se
desprende de la fuerza centrífuga y centrípeta, el resto de las energías son también
producto de fuerzas, más o menos intensas.
El ser humano también nos muestra una estructura física, cuya manifestación es

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producto de su conducta interna. La conciencia del individuo, transforma y modifica la
estructura física del mismo. Así una conciencia sana, deportista, emprendedora,
exploradora, produce un cuerpo fuerte, robusto y alegre. Mientras que una conciencia
introvertida, egoísta y solitaria, produce un cuerpo enfermizo, anoréxico o bulímico,
deforme y triste.
La estructura es proporcional al proceso y función del mismo. Así como las estructuras
sólidas, líquidas o gaseosas, son proporcionales a las intensidades en la relación entre
sus fuerzas centrífugas y centrípetas, las estructuras físicas del individuo son
proporcionales a la conducta y funciones de las misma.
El hombre es un ser sensible y por lo mismo, espiritual. Ser sensible no es abandonarse
a las emociones, sino todo lo contrario. Es comprender y conducir las emociones hacia
el bienestar del todo y siempre. Ese potencial de dominio sobre las emociones, es una
capacidad exclusivamente humana. El ser humano es un ser espiritual, en este sentido.
La capacidad del dominio sobre las emociones se establece en el momento de ligazón
completa con el ideal de la creación. Ese momento surge al posicional al celo en la
condición de ser conducido por la conciencia del valor. Cuando la conciencia original
del individuo, puede dirigir la fuerza del celo, y someterla a la voluntad del individuo,
este sujeto logra completar el desarrollo de su capacidad espiritual.
Un ser maduro espiritualmente, es un ser que controla y conduce al celo, que no se deja
llevar por el celo, sino que lo mantiene en su posición de conducido. El celo es la
fuerza protectora del amor, pero que opera en el rango que bordea el límite de la unidad
y de lo extralimitado, por lo tanto es fácil que conduzca al individuo a la
extralimitación, lo que produce la escisión con el objeto. Este rango, es protector, pero
como tal, al sentirse amenazado, utiliza una fuerza adicional a la fuerza de la unidad y
de no ser controlada, esta fuerza se transforma en destructora del orden. Por esto, la
persona que madura hasta alcanzar el dominio sobre el celo, se transforma en capaz de
conducirse en su realidad espiritual, de manera oportuna, correcta y sana.

h-ELEMENTOS NUTRIENTES DE LA ESPIRITUALIDAD


La espiritualidad del individuo, se nutre de elementos semejantes a los nutrientes
físicos. Para crecer físicamente, el cuerpo necesita de calor, de una temperatura
adecuada, cuyo rango oscile entre uno y cuarenta grados. Sin calor moriríamos.
Necesita también de luz. La luz es producto de dos campos, uno eléctrico, emisor y otro
magnético o retributor, sin esta dualidad, la piel, los órganos y las sustancias no
recibirían las propiedades calóricas necesarias para efectuar sus funciones operativas.
También necesita del aire, que a pesar de ser mezcla y no compuesto, por lo tanto no
tiene propiedades específicas, sino la de los elementos que lo constituyen y estos son el
oxígeno, nitrógeno y argón fundamentalmente. El aire es fundamental en la combustión
de los cuerpos, sin este, ni la luz ni el calor, serían posibles, por lo tanto, el calor, la luz
y el aire son nutrientes de la estructura física del hombre. Pero además, el cuerpo físico,
necesita de ejercicios, de movimiento, de actividad. Un joven, que durante los veintiún
primeros años de edad, recibe: comida, agua, calor, luz y aire limpio y que realiza algún
ejercicio físico, tendría todos los nutrientes necesarios para obtener un cuerpo físico
saludable.
De igual modo, espiritualmente hablando, la persona que recibe: amor, verdad, bondad
y que realiza buenas obras y que vive en un buen ambiente, se sentiría complacido,
seguro y responsable, lo que transformaría a esta persona en madura espiritualmente
hablando.
El mantenimiento de las funciones psicosomáticas o físico-psíquicas, depende del

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intercambio entre los elementos espirituales y de vitalidad entre ambos. El yo físico
produce vitalidad mediante el ejercicio, esta vitalidad anima, motiva y propulsa al
individuo a la actividad, lo mismo ocurre con los elementos espirituales que produce la
inspiración, la razón o la apreciación de la belleza. Estos nutrientes fortalecen, tanto al
espíritu, como también al cuerpo físico.
Por poner un ejemplo, cuando nos encontramos físicamente agotados y tomamos un
libro interesante o vemos una película sobre algún tema de interés, pareciera que el
agotamiento físico desaparece. Lo mismo ocurre cuando en un estado mental de
depresión, nos ponemos a nadar en una piscina y al término del ejercicio, la depresión
parece desaparecer. Lo que ocurre en estos casos es que el ejercicio genera vitalidad, y
la inspiración, razón o apreciación, produce elementos espirituales, cognición,
motivación o aprecio, lo que nos propulsa a realizar, a estar activos y con ello
superamos el cansancio o la depresión.

i-EL HOMBRE CONDUCTOR DEL ESPITITU


El ser humano tiene la capacidad de conducir y dominar sus funciones espirituales. Para
lo cual es necesario dominar el celo.
Espiritualmente el hombre busca sentir plenitud, comprender lo veraz y realizar obras
completas que beneficien al todo y siempre. Para que esto sea posible, el ser humano
necesita conducir las fuerzas del espíritu.
¿Cuales son dichas fuerzas?.- La fuerza de la conciencia es la prioritaria. La conciencia
humana ha de estar ligada con lo absoluto, con aquel paradigma que satisface, verifica y
completa siempre al todo. Sin la conciencia original, en la posición de rectora y
directora de las conductas humanas, el individuo no logra la completación de sus
cualidades emocionales intelectuales y volitivas. Por lo tanto, la fuerza conductora de
las actividades humanas, ha de estar ligada con la conciencia de los valores absolutos.

La fuerza del estar en posesión de un bien, conductora de todo lo realizable, no es ni


más ni menos, que la fuerza de la felicidad. Todo ser creado exige su derecho a ser feliz,
a ser completo, a ser correspondiente con su causa originaria. La fuerza conductora de
este proceso es la fuerza de la vida. Vida es el conjunto de fuerzas que permiten la
realización de un propósito. Cumplir con el propósito produce felicidad o sensación de
estar en posesión de un bien. Esa fuerza ha de ser conducida en pro de los valores
absolutos.

La fuerza del amor. Amor es producto del afecto retribuido. Afecto es darse por el
beneficio del otro, y esto es fruto de la incondicionalidad. Darse por beneficiar al otro
produce alegría compartida por ambos. Esa alegría es buscada por todos. La fuerza que
motiva a buscar la alegría, ha de estar siempre y en todo centrada en la consecución de
los valores absolutos.

El individuo ha de dominar y conducir las fuerzas de la creación para que todas


potencien y fomenten la completación del principio de la creación. Una vez establecida
la unidad completa, el valor absoluto será compartido de manera natural por todo ser
vivo. Ese es el propósito que inspira y motiva toda intencionalidad.
La intención de cada ser es la de cumplir con la función para la cuál fue creado. Así
como nosotros esperamos, de cada objeto creado, que satisfaga a la razón por la cual se
hizo, los seres vivos también esperan cumplir con su propósito específico. Todo
propósito desea ser satisfecho. La creación en su macro dimensión también ha de
satisfacer al propósito de la creación. Pero la creación adquiere valor mediante el

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apreciador de la misma. ¿Quién puede apreciar a la creación en su macro dimensión?
Sólo el ser humano. Y para que este llegue a apreciarla en su justa medida, ha de
adquirir una visión macro completa, una visión absoluta. La visión paradigmática de lo
que siempre y para todo es válido. Esa visión sólo aparece en la conciencia original del
hombre maduro.
De aquí se desprende la imperante necesidad de madurar en el valor absoluto, para
alcanzar el grado de madurez completo, mediante el cual podamos apreciar las enormes
y completas creaciones, la enorme sabiduría desplegada en la creación y el enorme
afecto incondicional depositado en los objetos de la creación.
Esta labor no es transferible, sino personal, y cada uno de nosotros, como seres
humanos que somos, debemos cumplir con nuestra porción de responsabilidad en el
maduramiento de nuestra conciencia.
Podemos explicar al mundo la necesidad por completar los valores absolutos de la
creación pero no podemos comunicar la experiencia de lo vivido. La experiencia no se
comunica, solo se explica. Por eso quienes han experimentado esta aproximación a lo
absoluto, sólo pueden explicar su experiencia pero no pueden compartirla. Cada cual, ha
de madurar en sí mismo hasta cumplir con el propósito para el cual ha sido creado.

j-EL AMOR Y EL CELO EN EL DESARROLLO ESPIRITUAL


El amor es la fuerza que une y el celo es la fuerza que protege a la unidad. Ambas
fuerzas son de una intensidad enorme, pero la intensidad del celo es superior a la
intensidad del amor. El celo surge cuando el amor se encuentra amenazado. Cuando el
amor cree perderse, cuando cree no ser reconocido o cuando cree no ser valorado, surge
el celo para eliminar toda amenaza que desordene al amor. Si pensamos profundamente
en esto, llegaremos a la conclusión de que los celos surgen para intensificar el amor. Por
ejemplo cuando siento que otra persona pretende robarme el amor de mi esposa, se
despiertan en mí unas fuerzas extraordinarias, que me impulsan a:
a- A eliminar al posible amenazante.
b- A exigir la unidad de mi mujer
c- A abandonar a ambos.
El poder del celo es superior al poder del amor. Solo la conciencia del valor absoluto
puede superar a la fuerza del celo.
Otro caso es el de sentirse amenazado por el conocimiento. Cuando alguien nos
desacredita, “nos lleva la contraria” o manipula nuestro criterio hacia su propia
concepción, sentimos amenazada nuestra convicción y surge una fuerza extraordinaria
para proteger nuestro criterio. Esta fuerza extraordinaria impulsa a:
a- A eliminar la amenaza, evitando al personaje.
b- Al auto convencimiento, ofreciendo una postura de arrogancia o prepotencia.
c- A abandonar al emisor amenazante o abandonar la discusión.
En este caso el celo por proteger el conocimiento propio se manifiesta mediante la
actitud terca de la arrogancia. Pero también podemos sentir amenazada nuestra
integridad o nuestra labor creativa. Cuando surge esta situación de amenaza a la
integridad física, se despierta en uno una fuerza extraordinaria, que se manifiesta con
violencia. La violencia pretende
a- Eliminar la amenaza
b- El reforzamiento de sí mismo para protegerse de la amenaza
c- El abandono de posición frente a la amenaza.
Hemos visto varias manifestaciones del celo, y cada manifestación nos recuerda la
actitud de dominarlo, de controlarlo, de dirigirlo para que no se extralimite, a la
posición indeseable de la escisión, de la rotura de la actividad, o del conflicto en la

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relación.

La fuerza del amor es producto del afecto, de la verdad y de la bondad, generada en el


intercambio interpersonal. El amor produce unidad, confianza y paz. El celo controlado
protege la unidad, la confianza y la paz.

Para controlar al celo hay que adoptar una conducta de dominio. Esta conducta de
dominio, significa establecer condiciones de determinación y cumplimiento de
funciones predeterminadas. Si deseo adquirir la conducta de dominio sobre el celo, que
es la fuerza más poderosa, primero he de iniciar un entrenamiento, dominando otras
conductas menos exigentes, por ejemplo no morderse las uñas durante cuarenta días. El
cumplir con ese propósito, sumado al cumplimiento de otros muchos propósitos durante
un tiempo específicamente determinado, desarrollo en la persona la conducta
determinada y completa.
Este tipo de conducta es la que posibilita el dominio sobre las fuerzas espirituales y en
espacial sobre el celo.

k-INMORTALIDAD DEL ESPIRITU


Espíritu es todo aquello que no participa de la estructura físico material. El carácter
conductual del individuo, la naturaleza directiva, el conocimiento, la conciencia, la
experiencia, son aspectos espirituales que determinan al individuo que las posee. El
individuo no es más que la conciencia que lo dirige y las experiencias por él realizadas,
además del paradigma mediante el cual discierne.
La experiencia de vida, genera en el individuo una personalidad y una individualidad,
con una determinada identidad inmortal. El cuerpo muere, pero la fuerza que conduce y
dirige al cuerpo, no participa de la muerte física del cuerpo. La fuerza continúa
operativa, porque nada tiene que ver con la naturaleza física de la estructura a la cual
conduce. Esto es similar al aparato de radio y a la emisora, la emisora emite el sonido y
el aparato de radio lo traduce en sonido, pero al destruirse el aparato, no se destruye la
emisora.
Cuando hablamos de espíritu, estamos refiriéndonos a aquellos atributos que conducen,
que dirigen y que administran a voluntad y con la libertad de opción al instinto físico y a
las funciones somáticas. Espíritu es la capacidad de raciocinio, la capacidad de
incondicionalidad afectiva, la capacidad de crear a voluntad el deber completo. El
raciocinio intelectual, domina y conduce al instinto físico, autómata y mecánico, así
como también el sentido del valor absoluto y el sentido de responsabilidad dominan al
instinto. El instinto humano, es el aparato motor, conductual de las funciones
fisicoquímicas del organismo. Esta naturaleza directiva inherente al cuerpo físico, no
tiene libertad de optar por operar de acuerdo al estímulo que lo activa, o negarse al
estímulo. El instinto siempre opera de acuerdo al estímulo que lo activa, de una manera
autómata. El sentir hambre, despierta el apetito, al sentir cansancio se produce el sueño,
al estimularse sexualmente se produce la erección, etc, Por sobre estos estímulos o
impulsos, la voz de la conciencia, domina o se abandona al estímulo del instinto. El
raciocinio, basado en un criterio valórico, tiene el poder de dominar la erección
instintiva del hombre, el sentido de incondicionalidad afectiva, tiene el poder de
dominar el celo, así como el sentido de responsabilidad, también lo tiene. Esto nos
demuestra que por sobre el instinto, existe una conciencia dominante que nada tiene que
ver con las fuerzas mecánicas del instinto y que son independientes del estado físico.
Estas fuerzas dominantes o espirituales son la fuerza del afecto incondicional, la fuerza
del raciocinio intelectual y la fuerza de la responsabilidad. La emoción, el intelecto y la

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voluntad conforman el carácter del ser humano. Este carácter ha de ser persona, y para
eso, el individuo ha de ser libre, autónomo y responsable. La conciencia libre, autónoma
y responsable del ser humano, es un cuerpo espiritual maduro. Cualquier conciencia es
el cuerpo espiritual, pero cuando la conciencia original no es madura, cuando la
conciencia adquirida es más importante, más valorada o más poderosa que la conciencia
original, el individuo vive en la confusión lógica de su ideal relativo a su propia
percepción. La conciencia hedonista, que busca satisfacer el deseo por los placeres, la
conciencia relativa, que busca justificar el criterio personal por sobre el criterio
universal y la conciencia egoísta que busca prevalecer al sí mismo, por sobre el todo y
siempre, es una conciencia reducida, insegura e insuficiente, que en su estado espiritual
choca con otras conciencias similares, sin poder establecer ningún tipo de unidad.
La conciencia humana, contiene sensaciones, conocimientos, y conductas que junto con
las experiencias conforman una identidad única. En este estado de conciencia, dos
conciencias pueden hallar correlatividad, recognición o correspondencia, en algún
aspecto de su identidad y a través de la correlatividad, correspondencia o parecido,
pueden establecer una relación. La conciencia del hombre contiene todos los aspectos
de la creación, tanto minerales, vegetales como animales, lo que posiciona a la
conciencia del hombre en la situación de ser capaz de establecer relaciones con todo lo
creado, a través del valor.
La conciencia del valor madura en lo absoluto, está capacitada para extraer de cada
aspecto de la creación, aquellos elementos correlativos, recognitivos o correspondientes
que le interesen, que necesite o que desee poseer.
El intercambio entre conciencias es posible en base a la correlatividad, recognición o
correspondencia entre ambas, por eso es importante el poseer un ideal común, el ideal
universal de la creación. Hoy día vivimos inmersos en un mar de arena, donde cada
grano representa un ideal distinto al del otro grano que está al lado. Cada persona tiene
un ideal distinto al otro, tiene una conducta distinta al otro, tiene un conocimiento
relativo a su propio paradigma, por eso vivimos en un infierno, donde nadie entiende a
nadie, nadie hace nada por nadie y nadie siente el corazón del otro. Estas personas
cuando pierden su físico, se encuentran en un estado de conciencia latente aislada en su
propio sector, porque no encuentran a nadie con quien establecer una correlatividad ni a
nadie que les reconozca, ni a nadie con quien obrar de manera correspondiente. Este
estado de aislamiento, es agotador y desgastante para cualquiera. Es un estado
enfermizo, en el que, lo único que puede compensar al egoísmo es el placer. Por placer
se olvidan de sí mismos, de su enfermedad, de su ignorancia, de su insuficiencia y de su
incapacidad. Pero la satisfacción del placer es momentánea. Y cuando no lo obtienen se
flagelan a sí mismos con la violencia del celo.
La conciencia ha de ser original, ha de ser coherente con los principios de la creación,
ha de ser madura y completa, de no ser así, está destinada a su autodestrucción.
Por eso que no es necesario preocuparse por quienes están inmersos en un mar de arena
turbio. Aquellos muertos hay que dejarlos que entierren a sus muertos. Lo que es
imperante y necesario, es conducir y guiar a los vivos que desean recuperarse del
tormento del ego, que deseen apartarse del hedonismo abrupto y que deseen separarse
del estado de ignorancia, en que se hallan.
Siempre existe una puerta abierta al entendimiento a la afinidad y a la cooperación. Esa
es la que nos abre el camino directo hacia el encuentro con lo absoluto.

Gracias por su sincera atención. Cualquier comentario sobre este tema será bienvenido

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a: contactoacademia.ms@gmail.com

Martín Soria www.martinsoria.cl

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