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Para todo lo que nosotros hagamos lo que importa siempre van a ser la acciones
buenas y no entristecerse ya sea para bien o para mal.
Como dice Heráclito, es más difícil contener el placer que contener la ira, aquí
lo que nos quiere decir Heráclito es que el placer se puede contener por que
todavía lo pensamos antes de actuar, mientras que la ira se impone en una
persona y esta actúa por instinto y ni siquiera lo piensa como para poder
abstenerse.
La virtud del hombre será también el modo de ser por el cual el hombre se hace
bueno y por el cual realiza bien su función propia, por medio de la virtud es
que el hombre se hace bueno y depende de la virtud que este posea así va a ser
la actitud y la forma de ser de un hombre.
Esto quiere decir que no podemos ser perfectos, pero tampoco se trata de
hacerlo todo mal, siempre tenemos que estar en medio.
Aristóteles nos quiere decir siempre que el término de en medio es donde
debemos estar para lograr ese éxito, sin más y tampoco sin menos.
Las cosas involuntarias son las que se hacen a la fuerza o por ignorancia.
Cuando nosotros no queremos hacer algo y tal vez lo hacemos porque lo
tenemos que hacer entonces eso es involuntario y por ende siempre nos va a
salir mal.
Este ejemplo que veremos a continuación es muy bueno: Cuando se arroja el
cargamento al mar en las tempestades para aliviar el navío; nadie lo hace con
agrado, sino que por su propia salvación y la de los demás. A veces tenemos que
arriesgar algo por nuestro propio bien, este ya sería un caso extremo de vida o
muerte y no importa dejar o deshacernos de cosas porque la vida es más
importante y la vida no tiene precio. Casi siempre lo que esperamos es doloroso,
pero aquello a lo que se nos quiere obligar, es vergonzoso, esto nos quiere decir
que siempre debemos ser fuertes y esperar todo tipo de dolores, ya que las cosas
no son de color de rosa, y que cuando nos obligan a algo que no queremos hacer
es vergonzoso ya que lo que hacemos no es realmente lo que nosotros queríamos.
Cuando hacemos algo y no sabemos lo que hacemos esta bueno o malo entonces
dudamos, pero si después sentimos alguna culpa lo que hicimos fue algo
involuntario y por la fuerza.
Obrar por ignorancia es distinto a obrar con ignorancia. Es muy diferente hacer
cosas y no sabiendo lo que hacemos, a hacer cosas sabiendo lo que hacemos.
Lo que se hace por impulso en modo alguna esta hecho por elección. Cuando
actuamos por impulso no es por que suceda solo así, sino que en realidad eso lo
elegimos nosotros.
Tampoco puede decirse que la opinión es lo mismo que la decisión. Es muy
diferente lo uno de lo otro, la opinión es cuando tenemos algún pensamiento
crítico acerca de alguna cosa o situación, mientras que la elección ya decidimos
por alguna cosa u otra.
Toda acción humana percibe un fin y este fin constituye un bien. Todo lo bueno
que nosotros hagamos se nos regresa tarde o temprano, y todo lo que se
comienza bien, bien acaba. El resultado de esa operación es la satisfacción de
un bien, cuando hacemos algo bueno nos sentimos orgullosos de lo que logramos
y sentimos una satisfacción por el bien que lo logramos, ósea el resultado final.
La obtención de la felicidad requiere de ciertas condiciones que no suelen
hallarse en disposición de cualquiera, porque su búsqueda implica, por un lado
la virtud; y por el otro el entendimiento. En esa búsqueda se celebra y culmina
la relación de los aspectos racionales e irracionales del alma humana. El camino
hacia la felicidad se demora en sus costados, se pervierte, se sustrae de su
cometido.
La virtud y el vicio son voluntarios, son voluntarias ya que para obtener estos
nadie los puede obligar, pero si se puede influenciar depende de la virtud las
buenas influencias y si son vicios las malas y depende de nosotros.
Depende de nosotros ser vicioso o virtuoso. Como mencionamos anteriormente
es voluntario y nosotros vamos a hacer con nosotros lo que queramos, si ser una
persona virtuosa o una persona viciosa. Esa persona, por vivir
desenfrenadamente, es la causante de su modo de ser es decir, de ser injusta o
licenciosa. Cada persona es dueña de sus propios actos, el que mal comienza
mal acaba, así que para terminar bien hay que comenzar bien las cosas.