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Guy Debord

El planeta enfermo
Traducción de Luis Andrés Bredlow

EDITORIAL ANAGRAMA
BARCELONA
Título de la edición original:
La planéte malade
NOTA INTRODUCTORIA
© Éditions Gallimard
París, 2004

Publicado con la ayuda del Ministerio francés de Cultura-


Centro Nacional del Libro

En este libro se han reunido tres textos inde-


Diseño de la colección:
Julio Vivas pendientes de Guy Debord, dos de los cuales se ha-
Ilustración: «Concepto espacial», Lucio Fontana, 1960,
© Fondazione Lucio Fontana - Milano bían publicado en tirada aparte, mientras que el
ultimo fue redactado en 1971 para el número trece
de la revista de la Internacional Situacionista, an-
tes de su disolución.
A pesar de la aparente diversidad de los asun-
tos analizados —las revueltas de Watts (en La deca-
© EDITORIAL ANAGRAMA, S. A., 2006 dencia y caída de la economía espectacular-mer-
Pedro de la Creu, 58
08034 Barcelona cantil, de 1966), la descomposición de los poderes
ISBN: 84-339-6237-X
burocráticos y de su ideología (en El punto de ex-
Depósito Legal: B. 10432-2006 plosión de la ideología en China, de agosto de
Printed in Spain 1967) y, en fin, el tema de la contaminación y de
su representación (en El planeta enfermo, texto
Liberdúplex, S. L. U., ctra. BV2249, km 7,4 - Polígono Torrentfondo
08791 Sant Llorenc d'Hortons inédito de 1971)—, se trata del «espectáculo» en to-

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das sus formas y de lo que engendra. Acompañados La decadencia y caída de la economía
de la fecha de su redacción, estos tres textos dan tes- espectacular-mercantil
timonio no sólo de su pertinencia, sino también de
su actualidad.

ALICE DEBORD

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Entre el 13 y el 16 de agosto de 1965, se le-
vantó la población negra de Los Angeles. Un in-
(indente en que se enfrentaron policías de tráfico y
transeúntes desembocó en dos jornadas de re-
vueltas espontáneas. Los crecientes refuerzos de
las fuerzas del orden no lograron recobrar el con-
trol de la calle. Hacia el tercer día, los negros to-
maron las armas, saqueando las armerías a su al-
unice, de modo que pudieron disparar incluso
contra los helicópteros de la policía. Varios miles
de soldados y policías —la fuerza militar de una
división de infantería, apoyada por tanques— tu-
vieron que entrar en combate para impedir que
la revuelta desbordara los límites del barrio de
Watts y luego reconquistarlo en numerosas bata-

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llas callejeras que se prolongaron durante varios la violencia de la represión, como podía creerse
días. Los insurgentes procedieron al saqueo gene- oportuno en estos tiempos de aggiornamento de la
ralizado de las tiendas y les prendieron fuego. Se- influencia romana; protestaba con la mayor urgencia
gún las cifras oficiales, se contaron treinta y dos
ante «una revuelta premeditada contra los derechos del
muertos, de los que veintisiete eran negros, más
vecino, contra el respeto a la ley y el mantenimiento
de ochocientos heridos y tres mil encarcelados.
del orden», y llamó a los católicos a oponerse a los
Las reacciones de todos lados fueron de aque-
lla claridad que el acontecimiento revoluciona- saqueos y a los «actos de violencia sin justificación
rio, por el hecho de ser él mismo una clarifica- aparente». Y todos aquellos que llegaban a ver las
ción en actos de los problemas existentes, tiene «justificaciones aparentes» de la rabia de los negros
siempre el privilegio de conferir a los diversos de Los Ángeles, aunque ciertamente no la justificación
matices de pensamiento de sus adversarios. El real, todos los pensadores y los «responsables» de la
jefe de la policía, William Parker, declinó todas izquierda mundial y de su nulidad, deploraron la
las ofertas de mediación de las grandes organiza- irresponsabilidad y el desorden, los saqueos y, so-
ciones negras, afirmando con justeza que «esos bre todo, el hecho de que lo primero que se sa-
amotinados no tienen jefes». Y ciertamente, co- queó fueron tiendas de alcohol y de armas, así
mo los negros no tenían jefes, fue éste el momen- como los dos mil focos de incendio contabiliza-
to de la verdad para cada bando. ¿Qué esperaba, dos con los que los incendiarios de Watts ilumi-
por cierto, en aquel mismo momento uno de naron su batalla y su fiesta. Entonces, ¿quién ha
esos jefes en paro, Roy Wilkins, el secretario ge- salido en defensa de los insurgentes de Los Án-
neral de la National Association for the Advance- geles, en los términos que ellos merecen? Vamos
ment of Colored People? Declaró que se debía a hacerlo nosotros. Dejemos que los economistas
«usar toda la fuerza necesaria para reprimir los lloren sus veintisiete millones de dólares perdi-
motines». Y el cardenal de Los Angeles, Mclnty- dos, los urbanistas uno de sus más bellos super-
re, que protestó en voz alta, no protestaba contra markets disuelto en humo y Mclntyre a su sheriff

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abatido; dejemos que los sociólogos se quejen del teórica de la sociedad moderna, en lo que ésta
absurdo y la ebriedad de la revuelta. El papel de tiene de más novedoso, como la crítica en actos
una publicación revolucionaria es no sólo darles de esa misma sociedad; todavía están separadas,
la razón a los insurgentes de Los Angeles, sino pero también han avanzado hasta llegar a las
contribuir a darles sus razones, explicar teórica- mismas realidades, hablando de lo mismo. Esas
mente la verdad cuya búsqueda expresa esa ac- dos críticas se explican la una a la otra, y cada
ción práctica. una es inexplicable sin la otra. La teoría de la su-
En el Llamamiento publicado en Argel en ju- pervivencia y del espectáculo queda ilustrada y
lio de 1965,1 tras el golpe de Estado de Bume- verificada por esos actos incomprensibles para la
dian, los situacionistas, al exponer a los argelinos falsa conciencia americana, y ella a su vez ilústra-
y a los revolucionarios del mundo las condicio- la un día esos actos.
nes vigentes en Argelia y en el resto del mundo Hasta ese momento, las manifestaciones de
como un todo, señalaron, entre otros ejemplos, el los negros a favor de los «derechos civiles» ha-
movimiento de los negros norteamericanos, que, bían sido mantenidas por sus jefes dentro de una
«si logra afirmarse con consecuencia», desvelará legalidad que toleraba los peores actos de violen-
las contradicciones del capitalismo más avanza- cia de las fuerzas de orden y de los racistas, como
do. Cinco semanas después, esa consecuencia se en marzo pasado en Alabama, durante la marcha
manifestó en la calle. Ya existen tanto la crítica sobre Montgomery; y, aun después de ese escán-
dalo, un discreto acuerdo entre el gobierno fede-
1. Se trata del panfleto situacionista Adresse aux révolu- ral, el gobernador Wallace y el pastor King había
tionnaires d'Algérie et de tous les pays, distribuido clandestina- logrado que la marcha de Selma, el 10 de marzo,
mente en Argelia y luego publicado en Internationale Situation- reculara a la primera intimación, con dignidad
niste, n.° 10, marzo de 1966, pp. 43-49; trad. cast.: «Llamada a
y rezando. El enfrentamiento que la multitud de
los revolucionarios de Argelia y de todos los países», en Inter-
nacional Situacionista, vol. 2, Literatura Gris, Madrid, 2000, los manifestantes esperaba en aquella ocasión no
pp. 410-414. (N.delT.) había sido más que el espectáculo del enfrenta-
miento posible. Al mismo tiempo, la no-violen- caso es que el paso a tales medios se les presenta
cia había llegado al ridículo límite de su coraje: en su vida cotidiana como lo más accidental y a
exponerse a los golpes del enemigo y luego llevar la vez lo más objetivamente justificado. Eso ya
la grandeza moral al punto de ahorrarle la nece- no es la crisis de la condición de los negros en
sidad de volver a usar su fuerza. Pero el dato fun- América; es la crisis de la condición de América,
damental es que el movimiento por los derechos puesta sobre el tapete primeramente por los ne-
civiles no planteaba más que problemas legales -ros. No hubo en eso ningún conflicto racial: los
por medios legales. Es lógico apelar a la ley le- negros no atacaron a los blancos que encontra-
galmente. Lo irracional es estar mendigando legal- ron a su paso, sino solamente a los policías blan-
mente ante la ilegalidad flagrante, como si ésta cos, lo mismo que la comunidad negra no llegó
fuese un absurdo que se deshace cuando se lo se- a incluir a los tenderos negros, ni tan siquiera a
ñala con el dedo. Es patente que la ilegalidad su- los automovilistas negros. El propio Luther King
perficial y descaradamente visible que los negros tuvo que admitir que se habían rebasado los lí-
siguen padeciendo en muchos estados america- mites de su especialidad, al declarar en octubre
nos hunde sus raíces en una contradicción eco- en París que «éstas no eran revueltas raciales, sino
nómico-social que no incumbe a las leyes vigen- de clase».
tes y que tampoco ninguna ley jurídica futura La revuelta de Los Angeles es una revuelta
podrá deshacer, en contra de las leyes más funda- contra la mercancía, contra el mundo de la mer-
mentales de la sociedad en la que los negros ame- cancía y del trabajador-consumidor jerárquica-
ricanos finalmente se atreven a reclamar que se mente sometido a las medidas de la mercancía.
los deje vivir. Los negros americanos en verdad Los negros de Los Angeles -igual que las bandas
quieren nada menos que la subversión total de de jóvenes delincuentes de todos los países avan-
esta sociedad. Y el problema de la subversión ne- zados, pero de modo más radical, por estar a la al-
cesaria surge por sí solo desde el momento en tura de una clase que carece globalmente de por-
que los negros recurren a medios subversivos; el venir, de una parte del proletariado que no puede

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creer en ninguna oportunidad notable de promo-
ción o de integración- toman al pie de la letra la
propaganda del capitalismo moderno y su publi
cidad de la abundancia. Ellos quieren enseguida
todos los objetos expuestos y disponibles en abs-
tracto, porque los quieren usar. Por eso mismo
recusan su valor de cambio, la realidad mercantil
que es su molde, su motivación y su finalidad úl-
tima, y que lo ha seleccionado todo. Mediante el
robo y el regalo encuentran un uso que desmien-
te enseguida la racionalidad opresora de la mer- Crítica del urbanismo
cancía, sacando a la luz lo arbitrario e innecesario (Supermercado de Los Ángeles, agosto de 1965)
de sus relaciones y de su misma fabricación. El
saqueo del barrio de Watts mostró la realización «América se ha volcado inmediatamente sobre
Esta nueva herida. Hace meses que sociólogos, políti-
más sumaria del principio bastardo «A cada uno
cos, psicólogos, economistas y expertos de toda clase
según sus falsas necesidades», las necesidades de- vienen sondeando su profundidad (...). Esto no es
terminadas y producidas por el sistema econó- propiamente un barrio, sino una llanura ancha y mo-
mico que el saqueo precisamente rechaza. Pero nótona hasta la desesperación (...), la "América de un
como esa abundancia se toma al pie de la letra y solo piso", toda anchura; lo que de más desolado pue-
se alcanza en lo inmediato, en lugar de perseguirla de haber en un paisaje americano: las casas de techo
plano, las tiendas que venden todas lo mismo, los ven-
indefinidamente en la carrera del trabajo aliena-
dedores de hamburguesas, las gasolineras, todo dete-
do y del acrecentamiento de las necesidades so-
riorado por la pobreza y la mugre (...). La circulación
ciales aplazadas, los verdaderos deseos están ex- de automóviles es menos densa que en otras partes,
presándose ya en la fiesta, en la afirmación lúdica pero la de peatones tampoco lo es mucho más, dado
(continúa en la p. 21) lo disperso de las casas y las distancias desalentadoras

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(...). Los blancos que pasan por aquí atraen todas las y en el potlatch de la destrucción. El hombre que
miradas; miradas cargadas, si no de odio, al menos de
destruye las mercancías demuestra su superiori-
sarcasmo; a menudo se oye el comentario: "Ya nos
sobran encuestadores y demás sociólogos que vienen dad humana frente a las mercancías. No perma-
a buscar explicaciones, en vez de conseguirnos traba- necera prisionero de las formas arbitrarias de las
jo." En cuanto a las viviendas, se podría sin duda me- que se ha revestido la imagen de su necesidad. En
jorarlas materialmente, pero no se ve muy bien la ma- las llamas de Watts se ha dado el paso del consu-
nera de impedir que los blancos huyan en masa de mo a la consumación. Los grandes frigoríficos ro-
un barrio donde empiezan a instalarse los negros. Es-
btdos por personas que no tenían electricidad o a
tos siguen sintiéndose abandonados a su suerte, sobre
Quienes se les había cortado el suministro es la
todo en una ciudad desmesurada como Los Angeles,
una ciudad que carece de centro, en la que no hay ni mejor imagen de la mentira de la abundancia que
muchedumbre entre la que mezclarse, y donde los se ha trocado en verdad en juego. La producción
blancos no ven a sus semejantes más que a través del
parabrisas del coche (...). Cuando algunos días des-
pués el pastor Martin Luther King habló en Watts,
llamando a sus hermanos de color a "darse la mano",
alguien gritó entre la muchedumbre: "¡Para quemar!"
Un espectáculo alentador ofrecen, a cierta distancia
de Watts, los barrios llamados de "clase media", donde
los negros de la nueva burguesía cortan el césped
delante de sus comodísimas residencias.»

MICHEL TATÚ
Le Monde, 3 de noviembre de 1965

Jugando con una caja registradora robada

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mercantil, cuando se la deja de comprar, se torna
ventud sin porvenir mercantil de Watts ha elegi-
criticable y modificable en todas las formas parti-
do otra cualidad del presente, y la verdad de ese
culares que haya asumido. Sólo cuando se la paga
presente fue irrecusable al punto de arrastrar con-
con dinero, en cuanto signo de un rango dentro
de la supervivencia, se la respeta como a un feti- sigo a toda la población, a las mujeres, los niños e
che admirable. incluso a los sociólogos que estaban presentes.
Una joven socióloga negra de aquel barrio, Bobbi
La sociedad de la abundancia halla su res-
Hollon, declaró en octubre al Herald Tribune:
puesta natural en el saqueo; pero no era ésta de
Antes a la gente le daba vergüenza decir que era
ninguna manera una abundancia natural y hu-
de Watts; lo decían como entre dientes. Ahora lo
mana, sino una abundancia de mercancías. Y el
dicen con orgullo. Unos chavales que iban siem-
saqueo, por el cual se desmorona inmediatamen-
pre con la camisa abierta hasta la cintura, capaces
te la mercancía en cuanto tal, muestra también la
de cargarse a navajazos a quien sea en medio se-
ultima ratio de la mercancía: el ejército, la policía
-undo, se presentaban aquí cada mañana a las
y demás cuerpos especializados que ostentan en
siete. Organizaban el reparto de comida. Claro,
el Estado el monopolio de la violencia armada.
no hay que hacerse ilusiones, la habían robado
¿Qué es un policía? Es el servidor activo de la
(...). Todas esas chorradas cristianas se han utili-
mercancía; es el hombre totalmente sometido a
zado contra los negros durante demasiado tiem-
la mercancía, por obra del cual este o aquel otro
po. Esa gente podría estar saqueando durante
producto del trabajo humano sigue siendo una
diez años, y no recuperaría ni la mitad del dinero
mercancía cuya mágica voluntad es que se la pa-
que les han robado en las tiendas durante todos
gue, y no simplemente un vulgar frigorífico o un
esos años... Yo no soy más que una chica negra.»
fusil, una cosa ciega, pasiva e insensible, a merced
Bobbi Hollon, que ha decidido no lavar nunca la
de cualquiera que la use. Detrás de la indignidad
sangre que le manchó las alpargatas durante la re-
de depender del policía, los negros rechazan la
vuelta, dice que «ahora el mundo entero está mi-
indignidad de depender de las mercancías. La ju-
rando al barrio de Watts».
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¿Cómo hacen los hombres la historia a partir la considera criminal, así tampoco la riqueza di-
de unas condiciones preestablecidas para disua- nerariía acaba de hacerlos aceptables dentro de la
dirlos de intervenir en ella? Los negros de Los alienación americana: la riqueza individual no
Angeles están mejor pagados que los de ninguna los convierte sino en ricos negros, porque los ne-
otra parte de Estados Unidos, pero también es- gros en su conjunto tienen que representar la po-
tán más separados aún que en otras partes de la breza de una sociedad de riqueza jerarquizada.
riqueza máxima, que se ostenta precisamente en Todos los observadores han escuchado ese grito
California. Hollywood, el polo del espectáculo que llamaba al reconocimiento universal del sen-
mundial, está en su vecindad inmediata. Se les tído de la rebelión: «¡Ésta es la revolución de los
promete que, con paciencia, accederán a la pros- negros, y queremos que el mundo lo sepa!» Free-
peridad americana; pero ellos ven que esa pros- dom now es la contraseña de todas las revolucio-
peridad no es una esfera estable, sino una escale- nes de la historia; pero por primera vez no es la
ra sin fin. Cuanto más suben, tanto más se van miseria sino, por el contrario, la abundancia ma-
alejando de la cúspide, porque están en condi- terial lo que se trata de dominar según nuevas le-
ciones desfavorables desde el punto de partida, yes. Así que dominar la abundancia no es sola-
porque están menos cualificados y, por tanto, mente modificar su reparto, sino redefinir todas
tienen el mayor número de parados, y, en fin, sus orientaciones superficiales y profundas. Es el
porque la jerarquía que los aplasta no es tan sólo primer paso de una lucha inmensa, de un alcan-
la del poder adquisitivo, cual hecho económico ce infinito.
puro: la suya es una inferioridad esencial, que en Los negros no están aislados en su lucha,
todos los aspectos de la vida cotidiana les impo- porque en América está naciendo una nueva con-
nen las costumbres y los prejuicios de una socie- ciencia proletaria (la conciencia de no ser en
dad en la que todo poder humano se ajusta al nada dueños de la propia actividad y de la pro-
poder adquisitivo. Así como la riqueza humana pia vida) entre las capas sociales que rechazan el
de los negros norteamericanos suscita odio y se capitalismo moderno y que en este punto se les

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parecen. Justamente la primera fase de la lucha y de Berkeley, en protesta contra la guerra de
de los negros dio la señal para una protesta qui- Vietnam, haciendo suyo el grito de los rebeldes
se está extendiendo. En diciembre de 1964, los de Watts: «¡Que se vayan de nuestro barrio y de
estudiantes de Berkeley, tras haber pagado la Vietnam!» Entre los blancos que se están radi-
novatada de su participación en el movimiento calizando, se están traspasando los famosos lími-
por los derechos civiles, se lanzaron a una huel- tes de la legalidad: se imparten «cursos» para
ga que ponía en cuestión el funcionamiento de aprender a burlar las juntas de reclutamiento (Le
aquella «multiversidad» californiana y, con ello, Monde, 19 de octubre de 1965), y se queman
a la entera organización de la sociedad norte- cartillas militares ante las cámaras de la televi-
americana y el papel pasivo que ésta les reserva. sión. En la sociedad de la abundancia se está ex-
Pronto se descubrieron entre la juventud estu- presando el asco que inspiran esa abundancia y
diantil las orgías de alcohol y drogas y el relaja- el precio que se paga por ella. El espectáculo que-
miento de la moral sexual que se les reprochaba da manchado por la actividad autónoma de una
a los negros. Esa generación de estudiantes in- capa social avanzada que niega sus valores. El
ventó luego una primera forma de lucha contra proletariado clásico, hasta donde se había logra-
el espectáculo dominante, el teach in, que el 20 do integrar provisionalmente en el sistema ca-
de octubre se retomó en Gran Bretaña, en la pitalista, no había integrado en su seno a los ne-
Universidad de Edimburgo, a propósito de la gros (varios sindicatos de Los Angeles los ex-
crisis de Rodesia. Esa forma, evidentemente pri- cluían hasta 1959); y ahora los negros son el
mitiva e impura, es el momento de la discusión de polo de unificación de cuantos rechazan la lógi-
los problemas que se niega a limitarse (académi- ca de esa integración al capitalismo, el nec plus
camente) en el tiempo, tratando de llegar al ex- ultra de toda integración prometida. El bienes-
tremo; y este extremo es, naturalmente, la activi- tar nunca estará lo bastante bien para dejar satis-
dad práctica. En octubre, decenas de miles de fechos a quienes buscan lo que no está en el
manifestantes salieron a las calles de Nueva York mercado, lo que el mercado precisamente elimi-

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na. El nivel que ha alcanzado la tecnología de de color, y ellos lo reconocen como tal y se nie-
los más privilegiados se convierte en un agravio, gan a tragarlo, por mentiroso, porque es una ex-
más fácil de expresar que el agravio esencial de presion de su indignidad, porque lo ven minori-
la reificación. La de Los Angeles es la primera tario, mero apéndice de un espectáculo general.
revuelta de la historia que pudo justificarse a Se percatan de que ese espectáculo de su consu-
menudo alegando la falta de aire acondicionado mo deseable es una colonia del espectáculo de
durante una ola de calor. los blancos y, por tanto, se dan cuenta más rápi-
En América, los negros tienen su propio es- damente de la mentira del entero espectáculo
pectáculo, su prensa, sus revistas y sus estrellas económico-cultural. Al querer participar efecti-
vamente y sin demora en la abundancia, que es
el valor oficial de todo norteamericano, recla-
man la realización igualitaria del espectáculo de
la vida cotidiana en América, la puesta a prueba
de los valores mitad celestiales, mitad terrenales
de ese espectáculo. Pero en la esencia del espec-
táculo está el no ser realizable ni inmediata ni
igualitariamente, ni tan siquiera para los blancos
(los negros sirven justamente de perfecto aval es-
pectacular de esa estimulante desigualdad en la
carrera por la abundancia). Cuando los negros
exigen que se tome el espectáculo capitalista al
pie de la letra, están rechazando ya el espectácu-
lo mismo. El espectáculo es una droga para es-
clavos. No quiere que se le tome al pie de la le-
Integración, ¿en qué? tra, sino que se le siga con un mínimo retraso

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(cuando deja de haber tal retraso, sale a la luz el de la sociedad dominante. Una serie de extermi-
engaño). De hecho, en Estados Unidos los blan- nios recíprocos es el otro término de la alternati-
cos son hoy en día los esclavos de la mercancía y va actual, cuando la resignación ya no puede
los negros sus negadores. Los negros quieren durar más.
más que los blancos: he aquí el meollo de un pro- Los ensayos de un nacionalismo negro, se-
blema irresoluble, o que se puede resolver única- paratista o pro africano, son sueños incapaces de
mente mediante la disolución de esta sociedad ofrecer una respuesta a la opresión real. Los ne-
blanca. Por lo tanto, los blancos que quieren gros americanos no tienen patria. En América
salir de su propia esclavitud deben primero su- están en su casa y alienados, igual que los demás
marse a la revuelta negra, no como afirmación americanos, pero ellos lo saben. Por tanto, no
del color, evidentemente, sino como rechazo son el sector atrasado de la sociedad americana,
universal de la mercancía y, en fin, del Estado. sino el sector más avanzado. Son lo negativo en
La distancia económica y psicológica que separa acción, «el lado malo que produce el movimien-
a los negros de los blancos les permite ver lo que to que hace la historia, constituyendo la lucha»
es el consumidor blanco, y el justo desprecio (Miseria de la filosofía). Para eso no hay África
que ellos sienten hacia los blancos se convierte que valga.
en desprecio de todo consumidor pasivo. Aque- Los negros americanos son producto de la
llos blancos que también rechazan ese papel no industria moderna, con igual derecho que la elec-
tienen otra salida que unir su lucha cada vez trónica, la publicidad o el ciclotrón, y cargan con
más a la de los negros, encontrándole ellos mis- las contradicciones que le son propias. Ellos son
mos sus razones coherentes y sosteniéndolas has- los hombres a los que el paraíso espectacular debe
ta el final. En caso de deshacerse esa confluencia a la vez integrar y excluir, de manera que el an-
ante la radicalización de la lucha, se desarrolla- tagonismo entre el espectáculo y la actividad de
ría un nacionalismo negro que condenaría a los los hombres se vuelve, en lo que a ellos concier-
dos lados a una confrontación al más viejo estilo ne, de todo punto manifiesto. El espectáculo es

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universal como la mercancía; pero como el mun- tara original de la racionalidad mercantil, la en-
do de la mercancía se funda sobre una oposición fermedad de la razón burguesa, que es enferme-
de clases, la mercancía misma es jerárquica. Esa dad hereditaria en la burocracia. Pero la indig-
obligación de la mercancía -y, por ende, del nante absurdidad de ciertas jerarquías, así como
espectáculo que informa el mundo de la mer- el hecho de que toda la fuerza del mundo de la
cancía- de ser a la vez universal y jerárquica con- mercancía salga de modo ciego y automático en
duce a la jerarquización universal. Pero como esa su defensa, permite ver lo absurdo de toda jerar-
jerarquización debe permanecer inconfesa, se tra- quía desde el momento en que se inicia la prácti-
duce en valoraciones jerárquicas inconfesables ca negativa.
por irracionales, en un mundo de la racionaliza- El mundo racional producido por la revolu-
ción sin razón. Es esa jerarquización la que crea en ción industrial ha liberado racionalmente a los
todas partes los racismos: la Inglaterra laborista individuos de sus límites locales y los ha unido a
llega a restringir la inmigración de personas de nivel mundial; pero su sinrazón está en volverlos
color; los países industrialmente avanzados de a separar conforme a una lógica oculta que se
Europa vuelven al racismo importando su sub- expresa en ideas demenciales y valoraciones ab-
proletariado de la región mediterránea y explo- surdas. El extranjero rodea por todos lados al
tando a sus colonizados en el interior. Y Rusia hombre que se ha convertido en un extranjero
no deja de ser antisemita porque no ha dejado de en su mundo. Los bárbaros ya no están en los
ser una sociedad jerárquica, en la que el trabajo confines de la tierra: están aquí, constituidos
se tiene que vender como mercancía. Junto a la como bárbaros precisamente por su participa-
mercancía, la jerarquía se recompone siempre ción forzada en el mismo consumo jerarquiza-
bajo formas nuevas y se expande, ya sea entre do. El humanismo que encubre eso es lo contra-
el dirigente del movimiento obrero y los trabaja- rio del hombre, la negación de su actividad y de
dores o entre los propietarios de dos modelos de su deseo; es el humanismo de la mercancía, la
automóviles artificialmente diferenciados. Es la benevolencia de la mercancía hacia el hombre

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del que es parásita. Para quienes reducen a los tos irreconciliables, no ciertamente de la gran
hombres a objetos, los objetos parecen poseer mayoría de los americanos, sino del modo de
todas las cualidades humanas y las manifestacio- ida alienado de toda la sociedad moderna: el
nes humanas reales se truecan en inconsciencia país industrialmente más avanzado no hace sino
animal. «Se portaron como una horda de monos mostrarnos el camino que se seguirá en todas
en el zoológico», puede decir William Parker, paites si no se echa abajo el sistema.
jefe del humanismo de Los Angeles. Algunos extremistas del nacionalismo ne-
Cuando las autoridades de California pro- gro, para demostrar que no pueden conformarse
clamaron el «estado de insurrección», las compa- con menos que un Estado separado, han argu-
ñías de seguros recordaron que ellas no cubren mentado que la sociedad americana, aunque les
riesgos de ese nivel: es decir, más allá de la su- conceda un día entera igualdad económica y ci-
pervivencia. Los negros americanos en general vil, a nivel individual no llegará nunca a consen-
no están amenazados en su supervivencia —por tir el matrimonio interracial. Así pues, lo que
lo menos mientras sigan callados-, y el capitalis- hace falta es que desaparezca esa sociedad america-
mo ya está lo bastante concentrado y entrelaza- na, en América y en el mundo entero. El fin de
do con el Estado para repartir «ayudas» a los todo prejuicio racial, igual que el fin de tantos
más pobres. Pero los negros, por el solo hecho otros prejuicios vinculados a las inhibiciones en
de estar rezagados respecto al acrecentamiento de materia de libertad sexual, se encontrará eviden-
la supervivencia socialmente organizada, están temente más allá del «matrimonio» mismo, más
poniendo sobre el tapete los problemas de la allá de la familia burguesa, muy quebrantada en-
vida; lo que ellos reivindican es la vida. Los ne- tre los negros americanos, que reina lo mismo
gros no tienen nada suyo que asegurar; tienen en Rusia que en Estados Unidos, como modelo
que destruir todas las formas de seguridad y de de relación jerárquica y de estabilidad de un po-
seguros privados hasta ahora conocidas. Ellos der heredado (dinero o rango socio-estatal). De
aparecen como lo que realmente son: los enemi- un tiempo a esta parte suele decirse que la ju-

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ventud norteamericana, que, al cabo de treinta
años de silencio, está haciéndose oír como fuer-
za contestataria, acaba de encontrar en la revuel-
ta negra su guerra de España. Hace falta que
esta vez sus «brigadas Lincoln» entiendan todo
el sentido de la lucha en que se implican y que
la defiendan cabalmente en lo que tiene de uni-
versal. Los «excesos» de Los Angeles no son un
error político de los negros, lo mismo que la re-
sistencia armada del P O U M en Barcelona, en
mayo de 1937, no fue una traición a la guerra «All this World is like this Valley called Jarama»
(Canción de la Brigada Lincoln)
antifranquista. Una revuelta contra el espectácu-
lo se sitúa en el nivel de la totalidad, porque es «En los barrios del norte de Santo Domingo, las
una protesta del hombre contra la vida inhuma- milicias populares se han hundido ante los carros y las
na, aunque no estalle más que en el barrio de ametralladoras. Tras cuatro días y cuatro noches de vio-
Watts; porque empieza a nivel del individuo real lentos y sangrientos combates, las tropas del general
Imbert han logrado finalmente abrirse paso hasta las in-
y porque la comunidad, de la que el individuo
mediaciones de la Avenida Duarte y del mercado de Vi-
rebelde está separado, es la verdadera naturaleza
lla Consuelo. A las seis de la mañana del miércoles, se
social del hombre, la naturaleza humana: la su- tomó por asalto la sede de Radio Santo Domingo. Este
peración positiva del espectáculo. edificio, que alberga también la televisión, se encuentra
a doscientos metros al norte de la Avenida de Francia y
del corredor controlado por los marines. El jueves pasa-
do lo habían bombardeado los aviones de caza del gene-
ral Wessin (...). En el noreste de la ciudad los combates
esporádicos se prolongaron durante toda la noche del
miércoles, pero la resistencia popular acaba de sufrir la

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37
primera derrota (...). Los civiles han combatido prácti diéndole que acuda en masa a tal punto o tal otro de la
camente solos, ya que pocos militares que apoyaban acuda donde se está temiendo un ataque de Wessin
el movimiento del coronel Camano se encontraban al
norte del corredor. En este sector, las milicias están in- (...). Allí, a la entrada del puente de Duarte y en el cruce
tegradas sobre todo por obreros pertenecientes al Movi- de la Avenida Teniente Amado García, se agolpa la
miento Popular Dominicano, una organización de iz- muchedumbre, con cócteles molotov en la mano. Vie-
quierdas. Gracias a su sacrificio, se habrán ganado ya nen de los barrios bajos y del norte; parecen despreocu-
cinco días, que pueden ser preciosos para el levanta- pados y a la vez resueltos. Cuando los cazas de Wessin
miento del 24 de abril (...).l sobrevuelan a poca altura el puente, miles de puños se
»En los barrios bajos la gente levanta barreras más levantan furiosamente hacia ellos. Se oye el tableteo de
bien irrisorias de bidones de aceite que pretenden ser las ametralladoras; en el suelo quedan decenas de cuer-
barricadas; otros se parapetan detrás de camiones de re- pos retorcidos, y la muchedumbre refluye hacia las ca-
parto volcados. Las armas son variopintas, las vestimen- sas. Pero luego vuelve; cada vez que pasan los aviones,
tas también. Se ve a civiles con casco redondo y milita- provocan la misma explosión de cólera impotente y de
res con gorra de uniforme (...). Los revólveres abultan desafío temerario, dejando otra estela de cadáveres a su
los bolsillos de los téjanos de empleados y estudiantes. ] paso. A todas luces, parece que habrá que matar a toda
Las mujeres que están decididas a luchar llevan todas la ciudad para que abandone el puente de Duarte. La
pantalones (...). Chicos de dieciséis años aprietan feroz- mañana del lunes, 26 de abril, el embajador Tapley
mente el fusil contra el pecho, como si hubiesen estado Bennet Jr. ha regresado de Florida. Al atardecer arriba a
esperando este regalo durante toda la vida. Radio Santo Santo Domingo el "buque de asalto" SS Boxer, con mil
Domingo emite sin cesar llamamientos al pueblo, pi- quinientos marines abordo.»
MARCEL NIEDERGANG
Le Monde, 21 de mayo y 5 de junio de 1965
1. El 24 de abril de 1965, una insurrección popular de-
rribó a la junta militar encabezada por Donald Reid Cabral, La decadencia y caída de la economía espectacular-mercantil
que gobernaba la República Dominicana desde el golpe de Es- apareció por primera vez en marzo de 1966 en el número 10
tado que, en septiembre de 1963, había derrocado al presiden- de la revista Internationale Situationniste.
El conjunto de las existencias de la segunda edición (Les
te constitucional Juan Bosch. Pocos días después, el presidente
Belles Lettres, octubre de 1993), establecida por Jean-Jacques
norteamericano Lyndon B. Johnson ordenó la invasión del
Pauvert, quedó destruido por el incendio del almacén del edi-
país por tropas estadounidenses. (N. del T.)
tor, el 29 de mayo de 2002.

38 39
Mi punto de explosión de la ideología
en China
La disolución de la asociación internacional
de las burocracias totalitarias es ahora un hecho
consumado. Por decirlo con las palabras del Lla-
mamiento publicado por los situacionistas en
julio de 1965 en Argel, el irreversible «desmi-
gajamiento de la imagen revolucionaria» que
la «mentira burocrática» oponía al conjunto de la
sociedad capitalista, siendo la seudonegación y el
sostén efectivo de ésta, se ha hecho patente, em-
pezando por el terreno en que el capitalismo ofi-
cial tenía el mayor interés en sostener la impos-
tura de su adversario: la confrontación mundial
entre la burguesía y el supuesto «campo socialis-
ta». Pese a toda clase de tentativas de volver a pe-
gar lo que se había roto, lo que antes no era socia-

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lista ha dejado además de ser un campo. El desmo- la sola obligación de no mentar la tara real que
ronamiento del monolitismo estalinista se mani- es el poder de clase de la burocracia, ha de de-
fiesta a partir de ahora en la coexistencia de una sembocar, por tanto, para unos y otros, en la desi-
veintena de «líneas» independientes, de Rumania lucionada conclusión de que no se trataba sino
a Cuba y de Italia al bloque de partidos vietna- de un inexplicable espejismo revolucionario que,
mita-coreano-japones. Y Rusia, que este año y.\ a falta de mayor realidad, ha vuelto al punto de
ni siquiera consiguió reunir en una conferencia partida. La simplicidad de ese retorno a las fuen-
común a todos los partidos europeos, prefiere no tes se expresó perfectamente en febrero en Nue-
acordarse de los tiempos en que Moscú reinaba va Delhi, cuando la embajada china calificó a
sobre el Komintern. Así la Izvestia pudo acusar Bréznev y Kosiguin de «nuevos zares del Krem-
en septiembre de 1966 a los dirigentes chinos de lin», mientras el gobierno indio, aliado de esa Mos-
exponer las ideas del «marxismo-leninismo» a un Covia contra China, descubrió al mismo tiempo
descrédito «sin precedentes», deplorando virtuo- que «los actuales dueños de China se adornan
samente aquel estilo de confrontación en que con el manto imperial de los Manchúes». Una
«los insultos suplantan al intercambio de opinio- versión más refinada aún de este argumento con-
nes y de experiencias revolucionarias. Quienes ii.i la nueva dinastía del reino del Medio ofreció
eligen este camino atribuyen a su propia expe- el mes siguiente el poeta modernista del Estado,
riencia un valor absoluto y dan prueba de un es- Voznessenski, quien veía venir a «las hordas de
píritu dogmático y sectario en la interpretación Cuchúm», cifrando su última esperanza en que
de la teoría marxista-leninista. Semejante actitud la «Rusia eterna» sirva de baluarte contra los mon-
va necesariamente mano a mano con la intro- goles que amenazan con acampar entre los «teso-
misión en los asuntos internos de los partidos ios egipcios del Louvre». La descomposición ace-
hermanos...». La polémica ruso-china, en la que lerada de la ideología burocrática, tan palmaria
cada potencia se ve llevada a imputar al adversa- en los países en que el estalinismo ha tomado el
rio todos los crímenes contra el proletariado, con poder como en los otros, donde ha perdido toda

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esperanza de tomarlo, tenía que empezar natu alcanzando ahora su estadio supremo justamente
ralmente por el tema del internacionalismo; pero en el país en que, debido al atraso general de la
economia, era forzoso llevar al límite lo que aún
eso no es más que el comienzo de una disolución
le quedaba de pretensiones ideológicas revolu-
general que ya no tiene vuelta de hoja. La buro- -----rias, allí donde más hacía falta esa ideología:
cracia no podía hacer suyo el internacionalismo en China.
sino a modo de proclamación ilusoria al servicio La crisis que, desde la primavera de 1966, ha
de sus intereses reales, como una justificación alcanzado en China cada vez mayor extensión es
ideológica entre otras, porque la sociedad buro- un fenómeno sin precedentes en la sociedad bu-
crática es justamente el mundo invertido de la co- rocrática. Ciertamente, en Rusia y en la Europa
munidad proletaria. La burocracia es esencial- del Este la clase dominante del capitalismo buro-
mente un poder fundado sobre la propiedad crático de Estado, acostumbrada a ejercer el te-
estatal nacional, y finalmente tiene que obedecer nor contra la mayoría explotada, se había visto
a la lógica de su realidad, conforme a los intere- a menudo desgarrada ella misma por enfrenta-
ses particulares que impone el nivel de desarrollo mientos y ajustes de cuentas derivados de las difi-
del país de su propiedad. Su edad heroica pasó cultades objetivas con que tropezaba, así como
junto a los felices tiempos ideológicos del «so- del estilo subjetivamente delirante que un poder
cialismo en un solo país», que Stalin tuvo la mentiroso de cabo a rabo no puede menos de
prudencia de mantener, destruyendo, entre 1927 adoptar. Pero la burocracia, obligada a la centra-
y 1937, las revoluciones de China y de España. lización por su modo de apropiación de la econo-
La revolución burocrática autónoma de China mía, por cuanto debe bastarse a sí misma como
-igual que poco antes la de Yugoslavia- introdu- garantia jerárquica de toda participación en su
jo en la unidad del mundo burocrático un ger- apropiación colectiva del excedente de la socie-
men de disolución que acabó por desmembrarla dad, se había depurado siempre de la cúspide para
en menos de veinte años. El proceso general de abajo. La cúspide de la burocracia tiene que per-
descomposición de la ideología burocrática está

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manecer firme, puesto que sobre ella reposa toda rion es notorio, por lo demás, que la burocracia
la legitimidad del sistema; tiene que guardarse China soporta tranquilamente la afrenta que su-
para sí sus discrepancias (como era práctica cons- pone para ella el aplastamiento del Vietnam de-
tante desde los tiempos de Lenin y Trotski): a los lante de su puerta. Tampoco es de creer que se
hombres se los puede matar o reemplazar, pero la esté arriesgando tanto por unas disputas de suce-
función debe conservar siempre la misma majes- sión personales. Cuando se acusa a ciertos diri-
tad indiscutible. La represión sin explicación ni gentes de haber «apartado del poder a Mao Tse
réplica puede luego descender con toda normali- tung» desde finales de los años cincuenta, todo
dad a todos y cada uno de los escalafones del apa- lleva a creer que se trata de uno de esos crímenes
rato, a modo de mero complemento de lo que se retrospectivos que suelen fabricar las depuracio-
había decidido instantáneamente en la cúspide. nes burocráticas: que Trotski había dirigido la
Primero hay que matar a Beria, luego juzgarlo; guerra civil obedeciendo órdenes del emperador
y después se puede perseguir a su fracción, o a Japonés, que Zinoviev había apoyado a Lenin
quien sea, pues el poder que mata define a la frac- para complacer al Imperio británico, etc. Si al-
ción a su antojo al matarla, y en el mismo acto se guien hubiese apartado del poder a un personaje
redefine a sí mismo como poder. He aquí todo lo tan poderoso como Mao, no habría vuelto a con-
que faltó en China, donde, pese a la fantástica su- ciliar el sueño mientras Mao pudiera volver. Por
bida de las pujas demagógicas en la lucha por la consiguiente, Mao habría muerto aquel mismo
totalidad del poder, la permanencia de los adver- día, y nada habría impedido a sus fieles sucesores
sarios declarados demuestra a todas luces que la achacar su muerte a Jruschov, por ejemplo. Si
clase dominante se ha dividido en dos. bien es cierto que los gobernantes y polemistas de
Un accidente social de tal envergadura evi- los Estados burocráticos entienden mucho mejor
dentemente no se explica, como quiere el gusto la crisis china, sus declaraciones, sin embargo, no
anecdótico de los observadores burgueses, por pueden ser más serias que otras, ya que al hablar
unas discrepancias en materia de estrategia exte- de China se arriesgan a revelar demasiado sobre sí

48 49
mismos. Quienes se dejan engañar más que nadir minación misma de la clase reinante, puesto que,
son, en fin, los residuos izquierdistas de los países para zanjarla, los dos bandos no han temido arries-
occidentales, siempre prestos a tragar dócilmente f,n enseguida, con terquedad inquebrantable, lo
cualquier propaganda que tenga algún tufillo su que constituye el poder común de su clase, ponien-
bleninista, cuando se ponen a valorar, con aire do en peligro todas las condiciones vigentes de
serio, el papel que desempeñan en la sociedad su administración de la sociedad. La clase domi-
china los restos de renta que se les deja a los capi- nante debió de saber, por tanto, que no podía se-
talistas afectos al régimen, o a averiguar qué diri- guir gobernando como antes. Es evidente que ese
gente representa, dentro de aquella mezcolanza, a conflicto se refería a la gestión de la economía, y
la izquierda radical o a la autonomía obrera. Los también lo es que la causa de la extrema gravedad
más necios se habían creído que había algo de del conflicto está en el hundimiento de las sucesi-
«cultural» en aquel asunto, hasta que en enero la vas políticas económicas de la burocracia. El fra-
prensa maoísta les jugó la mala pasada de confe- i aso de la política del llamado «gran salto hacia
sar que se trataba de «una lucha por el poder des- delante» —debido principalmente a la resistencia
de el inicio». El único debate serio consiste en del campesinado— no sólo acabó con la perspec-
examinar cómo y por qué la clase dominante se tiva de un despegue ultravoluntarista de la pro-
ha dividido en dos bandos enfrentados; y huelga ducción industrial, sino que además trajo forzo-
decir que toda investigación en este sentido está samente consigo una desorganización desastrosa
vedada a quienes no admiten que la burocracia es que se hizo sentir durante varios años. El aumen-
una clase dominante, lo mismo que a quienes ig- to de la producción agrícola que se registró des-
noran lo peculiar de esa clase, reduciéndola a las pués de 1958 parece haber sido muy escaso, y la
condiciones clásicas del poder burgués. tasa de crecimiento de la población sigue siendo
Acerca del porqué de la ruptura en el seno de superior a la de los medios de subsistencia. Me-
la burocracia sólo cabe decir con certeza que se nos fácil es saber cuáles fueron exactamente las
trata de una cuestión que ponía en juego la do- opciones económicas por las que la clase dirigen-

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te se escindió. Probablemente uno de los bandos eran tan evidentes para todos que ambos bandos
(que incluía a la mayor parte del aparato del par se creyeron obligados a correr el riesgo de agravar
tido, de los responsables de los sindicatos y de los inmediatamente el conjunto de las condiciones
economistas) quería proseguir y aumentar en en las que se encontraban, a través del desorden
grado más o menos considerable la producción que la escisión misma provocaba. Es muy posible
de bienes de consumo, para azuzar el esfuerzo de que la obstinación de unos y otros se justifique
los trabajadores con estímulos económicos; polí- por el hecho de que no hay solución correcta a
tica que implicaba, junto a ciertas concesiones a los insuperables problemas de la burocracia chi-
los campesinos y, sobre todo, a los obreros, un na; que, por tanto, las dos opciones enfrentadas
aumento del consumo jerárquicamente diferen eran igualmente inviables y que, sin embargo,
ciado entre las amplias bases de la burocracia. El había que elegir.
otro bando (en el que figuraban Mao y gran parte Para saber cómo una división de la cúspide
de los oficiales superiores del ejército) deseaba, de la burocracia pudo bajar, de llamamiento en
sin duda, retomar a cualquier precio el esfuerzo llamamiento, a los niveles inferiores, recreando
por industrializar el país, extremando el recurso en cada etapa unos enfrentamientos teledirigidos
a la energía ideológica y al terror, unido a la sobre- en sentido inverso en todo el aparato del partido
explotación ilimitada de los trabajadores y tal vez y del Estado y, finalmente, entre las masas, hay
el sacrificio, en aras del «igualitarismo», de los que tener en cuenta, sin duda, los vestigios del
niveles de consumo de una amplia capa inferior viejo modelo chino de administración por pro-
de la burocracia. Las dos posiciones apuntan por vincias que tendían a hacerse semiautónomas. La
igual al mantenimiento de la dominación absolu- denuncia de unos «reinos independientes», lan-
ta de la burocracia, y ambas hacen sus cálculos en zada en enero por los maoístas de Pekín, alude
función de la necesidad de contener las luchas claramente a este hecho, y el desarrollo de los
de clases que amenazan esa dominación. En todo disturbios durante los últimos meses lo confir-
caso, la urgencia y el carácter vital de esa elección ma. Es bien posible que el fenómeno de la au-

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tonomía regional del poder burocrático, que du- que la propaganda contra Liu Shao-chi y otros
rante la contrarrevolución rusa se había mani ha sacado a luz). Tales bases locales de un po-
festado sólo de modo episódico y endeble a pro- ilci semiautónomo dentro de la administración
pósito de la organización de Leningrado, haya burocrática china pueden haberse formado, por
encontrado en la China burocrática unas bases tanto, a partir de una combinación de las estruc-
múltiples y sólidas, que se traducen en la posibi- turas de organización del ejército conquistador
lidad de que en el gobierno central coexistan cla- Con las fuerzas productivas que éste resultaba
nes y clientelas que ostentan la propiedad directa controlar en las tierras conquistadas.
de regiones enteras del poder burocrático, y que Cuando la tendencia de Mao inició su ofen-
negocian sus componendas sobre esa base. El po- siva pública contra las sólidas posiciones de sus
der burocrático chino no nació de un movimien- adversarios, mandando desfilar a los estudiantes
to obrero, sino del encuadramiento militar de y escolares que había reclutado, no se proponía
campesinos a lo largo de una guerra de veintidós en modo alguno, como objetivo inmediato, una
años. El ejército sigue entrelazado con el parti- regeneración «cultural» o «civilizadora» de las
do, cuyos dirigentes han sido todos también jefes masas trabajadoras, aherrojadas ya a más no po-
militares, y continúa siendo la principal escuela der en las cadenas ideológicas del régimen. Las
de selección para el partido de las masas campe- sandeces que se decían contra Beethoven o con-
sinas a las que educa. Además, parece que las ad- tra el arte de la dinastía Ming, lo mismo que las
ministraciones locales establecidas en 1949 de- invectivas contra las posiciones todavía ocupadas
pendían en gran medida de las zonas por las que o ya reconquistadas por una burguesía china a
pasaron los diversos cuerpos del ejército en su todas luces extinta en cuanto tal, sólo sirvieron
avance del norte al sur, dejando atrás una estela para divertir a la galería, aunque no sin calcular
de hombres vinculados a aquéllas por su origen que semejante ultraizquierdismo ramplón pudie-
regional (o familiar, lo que sería luego un factor ra encontrar cierto eco entre los oprimidos, a
de consolidación de las camarillas burocráticas quienes no les faltan razones para creer que en su

54 55
país aún quedan diversos obstáculos que se opo- versidades, donde le salieron al paso los «grupos
nen al advenimiento de la sociedad sin clases. II de trabajo», dicha agitación se extendió a las ca-
principal objetivo de la operación era que la ideo- lles de todas las grandes ciudades, empezando a
logia del régimen, que es maoísta por definición, atacar en todas partes, con la acción directa y
saliera a la calle al servicio de esa tendencia. A los periódicos murales, a los responsables que se les
adversarios, que no podían menos de ser maoís- había señalado, no sin errores y excesos de celo.
tas también, el desencadenamiento de esa pelea Esos responsables pasaron a organizar la resisten-
sucia los colocaba inmediatamente en una posi- cia donde pudieron. Los primeros enfrentamien-
ción embarazosa. Por eso sus insuficientes «auto- tos entre obreros y «guardias rojos» parecen ha-
críticas» expresan, de hecho, su resolución de no ber sido iniciados por los activistas del partido en
abandonar los puestos que ocupan. Así que la las fábricas, a disposición de los notables locales
primera fase de la lucha puede describirse como del aparato; pero muy pronto los obreros, exas-
un enfrentamiento entre los propietarios oficiales perados por los excesos de los guardias rojos, em-
de la ideología y la mayoría de los propietarios del pezaron a intervenir por su cuenta. En todos los
aparato económico y estatal. Sin embargo, la bu- casos en que los maoístas hablaron de «extender
rocracia, para mantener su apropiación colectiva la revolución cultural» a las fábricas y luego al
de la sociedad, necesita tanto la ideología como campo, se daban el aire de estar decidiendo un
el aparato administrativo y represivo; de manera deslizamiento que se había escapado de su control
que la aventura de semejante separación era su- durante todo el otoño de 1966 y que de hecho se
mamente peligrosa si no llegaba a un resultado a había puesto ya en marcha a despecho de sus pla-
corto plazo. Es sabido que la mayoría del aparato nes. La caída de la producción industrial, la de-
resistió obstinadamente; entre ellos estaba el pro- sorganización de los transportes, de la irrigación,
pio Liu Shao-chi, pese a la posición crítica en de la administración estatal hasta el nivel de los
que se encontraba en Pekín. Tras el primer in- ministerios (a pesar de los esfuerzos de Chu En-
tento de frenar la agitación maoísta en las uni- lai), las amenazas que pesaban sobre las cosechas

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del otoño y de la primavera, la interrupción com- general con los antiguos cantones). Las huelgas de
pleta de la enseñanza —particularmente grave en ferroviarios, la huelga general de Shanghai (que
un país subdesarrollado- durante más de un año, fúe calificada, igual que en Budapest, de arma pri-
todo eso no fue sino el resultado inevitable de vilegiada de los capitalistas), las huelgas de la gran
una lucha cuya extensión se debe únicamente a aglomeración industrial de Wuhan, de Cantón,
la resistencia de aquella parte de la burocracia de Hupeh, de los obreros metalúrgicos y textiles
ostentadora del poder a la que los maoístas trata- de Chungking, los ataques de los campesinos de
ban de hacer ceder. Sechuán y de Fukién, acabaron en el mes de ene-
Los maoístas, cuya experiencia política no tie- ro llevando a China al borde del caos. Al mis-
ne mucho que ver con las luchas urbanas, tuvie- mo tiempo, siguiendo el ejemplo de los obreros
ron ocasión de convencerse de lo acertado del pre- de Kwangsi que, desde septiembre de 1966, se
cepto de Maquiavelo: «Hay que cuidarse de atizar habían organizado en «guardias púrpuras» para
una sedición en una ciudad, halagándose uno combatir a los guardias rojos, y tras los motines
de poderla parar o dirigir a voluntad» (Historias antimaoístas de Nankin, en varias provincias se
florentinas). Tras unos meses de seudorrevolución formaron «ejércitos» como el «Ejército del Prime-
seudocultural, apareció en China la lucha de cla- ro de Agosto» de Kwangtung. Entre febrero y
ses real, cuando los obreros y campesinos empe- marzo, el ejército nacional tuvo que intervenir en
zaron a actuar por sí mismos. Los obreros no pue- rodas partes para reprimir a los trabajadores, diri-
den ignorar lo que significa para ellos la perspecti- gir la producción mediante el «control militar» de
va maoísta; los campesinos, viendo amenazados las fábricas, e incluso para controlar, con el apoyo
sus lotes de tierra individuales, comenzaron en va- de las milicias, los trabajos del campo. La lucha de
rias provincias a repartirse las tierras y el material los obreros por defender o aumentar sus salarios
de las «comunas populares» (que no son mucho -la famosa tendencia al «economicismo» que los
más que los nuevos trajes ideológicos de las unida- dueños de Pekín maldicen— se vio aceptada y aun
des administrativas anteriores, coincidiendo en alentada por algunos cuadros locales del aparato

58 59
que ofrecían resistencia a los burócratas maoístaa al enfrentarse entre sí grandes unidades militares
rivales. Lo cierto es que la lucha estaba impulsada con todo su armamento, incluyendo buques de
por una corriente irresistible de las bases obreras; guerra-, este ejército se halla dividido en sí mis-
muy a las claras lo demuestra la disolución autori- mo. Tiene que asegurar la reanudación y la inten-
taria, en marzo, de las «asociaciones profesionales» sificación de la producción, cuando ya no está en
que se habían formado tras la primera disolución condiciones de asegurar la unidad del poder en
de los sindicatos del régimen, cuya burocracia dis- China; además, su intervención directa contra el
crepaba de la línea maoísta. Así el Jiefang Ribao de campesinado implicaría un riesgo enorme, dada
Shanghai condenó en marzo «la tendencia feudal la extracción mayoritariamente campesina de las
de esas asociaciones, que no están organizadas so- tropas. La tregua que buscaron los maoístas entre
bre una base de clase (léase: la cualidad que define marzo y abril, declarando que todo el personal
esa base de clase es el puro monopolio del poder del partido es recuperable, con excepción de un
maoísta) sino por oficios, y cuyos objetivos de lu- «puñado» de traidores, y que la amenaza princi-
cha son los intereses particulares e inmediatos de pal es ahora el «anarquismo», significa, más que
los obreros que ejercen su profesión». Esa defensa la inquietud ante la dificultad de poner freno a la
de los verdaderos propietarios de los intereses ge- insolencia que ha cundido entre la juventud tras
nerales y permanentes de la colectividad se había la experiencia de los guardias rojos, la inquietud
expresado también nítidamente en una directiva esencial de haber llegado al borde de la disolución de
del Consejo de Estado y de la comisión militar del la clase dirigente misma. El partido, la administra-
comité central del 11 de febrero: «Hay que arres- ción central y las administraciones de provincias
tar a todos los elementos que han requisado o ro- se encuentran en este momento en descomposi-
bado armas.» ción. Se trata de «restablecer la disciplina de tra-
En el momento en que se confía al ejército bajo». En marzo, Bandera Roja declara: «Hay que
chino la tarea de zanjar ese conflicto -que eviden- condenar sin reservas el principio de exclusión y
temente ha costado decenas de miles de muertos, destitución de todos los cuadros»; y ya en febrero

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se lee en Nueva China: «Elimináis a todos los res- nos de cada una. Recomponer el aparato parece
ponsables... Pero cuando os apoderáis de una ins- no menos difícil que levantar otro. Y lo que es
titución, ¿qué os queda sino un despacho vacío v más, por lo menos dos tercios de China no están en
unos sellos?» Las rehabilitaciones y las nuevas absoluto controlados por el poder de Pekín.
componendas se suceden a la buena de Dios. La Al lado de los comités gubernamentales de los
supervivencia misma de la burocracia es la causa partidarios de Liu Shao-chi y los movimientos de
suprema ante la cual las diversas opciones políti- lucha obrera que siguen manifestándose, están re-
cas, como meros medios que son, deben pasar a apareciendo ya los señores de la guerra: ahora vis-
un segundo plano. ten el uniforme de generales «comunistas» inde-
Desde la primavera de 1967, se puede decir pendientes que hacen su propia política, sobre
que el movimiento de la «revolución cultural» todo en las regiones periféricas, y mantienen tra-
ha desembocado en un fracaso estrepitoso, sin tos directos con el poder central. El general
duda el más enorme de la larga serie de fracasos Chang Kuo-hua, dueño del Tíbet en febrero, ata-
del poder burocrático chino. Frente al extraordi- ca a los maoístas con carros blindados, después de
nario coste de la operación, no se ha alcanzado unas batallas callejeras que se habían producido
ninguno de sus objetivos. La burocracia está en la ciudad de Lhasa. Los maoístas envían tres
más dividida que nunca. Todos los nuevos po- divisiones para «aplastar a los revisionistas». Su
deres instalados en las regiones controladas por éxito parece haber sido modesto, ya que en abril
los maoístas se dividen a su vez: la «triple alianza Chang Kuo-hua sigue controlando la región. El
revolucionaria» entre el ejército, los guardias ro- primero de mayo se le recibe en Pekín; las nego-
jos y el partido no cesa de deshacerse, debido ciaciones conducen a un acuerdo, pues se le en-
tanto a los antagonismos entre esas tres fuerzas carga la formación de un comité revoluciona-
(sobre todo el partido se mantiene aparte o sólo rio para gobernar Sechuán, donde en abril una
participa en la alianza para sabotearla) como a «alianza revolucionaria», bajo la influencia de un
los cada vez más profundos antagonismos inter- tal general Hung, había tomado el poder y encar-

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celado a los maoístas; luego, en junio, los miem armado de cincuenta mil obreros y campesinos.
bros de una comuna popular se habían apoderado Por lo demás, a principios del verano se comprue-
de armas y habían atacado a los militares. En la ba que el conflicto continúa en todas partes:
Mongolia interior, el ejército se pronunció en fe- en junio, los «obreros conservadores» de Honan
brero contra Mao, bajo la dirección del comisario atacan una hilandería con bombas incendiarias;
político adjunto, Liu Chiang. Lo mismo sucedió en julio, se declaran en huelga la cuenca hullera
en Hopeh, Honan y Manchuria. En mayo, el ge- de Fushun y los trabajadores del petróleo de
neral Chao Yung-shih dio un golpe de Estado an- Tah-sing; los mineros de Kiangsi dan caza a los
timaoísta en Kansu. La región de Sinkiang, donde maoístas; se llama a la lucha contra el «ejército in-
se encuentran las instalaciones nucleares, fue de- dustrial de Chekiang», descrito como una «orga-
clarada neutral por común acuerdo en marzo, nización terrorista antimarxista»; los campesinos
bajo la autoridad del general Wang En-mao, de amenazan con marchar sobre Nankin y Shanghai;
quien se dice, sin embargo, que ha atacado en ju- hay batallas callejeras en Cantón y Chungking;
nio a los «revolucionarios maoístas» de la región. los estudiantes de Kweiyang atacan al ejército y
Hupeh se encuentra en julio en manos del general secuestran a dirigentes maoístas. El gobierno, que
Chen Tsai-tao, el comandante del distrito de se ha decidido a prohibir los actos de violencia
Wuhan, uno de los más antiguos centros indus- «en las regiones controladas por las autoridades
triales de China. El general ordena, al viejo estilo centrales», incluso en éstas parece tenerlo difícil.
del «incidente de Sian», el arresto de dos destaca- Como no logra frenar los disturbios, frena la in-
dos dirigentes de Pekín que habían acudido a ne- formación, expulsando a la mayoría de los pocos
gociar con él; el primer ministro se ve obligado a extranjeros residentes en el país.
desplazarse a Hupeh, y se anuncia la «victoria» de Pero a principios de agosto la escisión del
haber conseguido la devolución de sus emisarios. ejército se ha vuelto tan peligrosa que las mis-
Al mismo tiempo, 2.400 fábricas y minas de la mas publicaciones oficiales de Pekín revelan que
provincia están paralizadas tras el levantamiento los partidarios de Liu aspiran a «instaurar en el

64 65
seno del ejército un reino independiente, reac- |0n medios que acaban volviéndose contra él;
cionario y burgués», y que «los ataques contra la asegura que prefiere convencer, y que lo logrará
dictadura del proletariado chino procedían no limitándose a «luchar con la pluma». Al mismo
sólo de los rangos superiores, sino también de tiempo anuncia la distribución de armas a las masas
los inferiores» (Diario del Pueblo del 5 de agos- de las «zonas seguras». ¿Pero dónde están
to). Pekín acaba de admitir claramente que por . las zonas? De nuevo hay combates en Shan-
lo menos un tercio del ejército se ha pronuncia- ghai, ciudad a la que se viene presentando desde
do contra el gobierno central, y que incluso una hace meses como uno de los pocos baluartes del
gran parte de la vieja China de las dieciocho maoísmo. Los militares de Shantung están inci-
provincias ha escapado de su control. Las conse- lando a los campesinos a la revuelta. Se denun-
cuencias inmediatas del incidente de Wuhan pa- cia al estado mayor de las fuerzas aéreas como
recen haber sido graves. Una intervención de enemigo del régimen. Y Cantón se erige en avan-
paracaidistas de Pekín, flanqueada por seis caño- zada de la revuelta, como en los tiempos de Sun
neras que remontaban el Yangtsé desde Shan- Yat-sen, mientras la 41. a división del ejército
ghai, fue rechazada tras una batalla campal; por está marchando sobre la ciudad para restablecer
otra parte, se dice que se han enviado armas de el orden. La punta de lanza del movimiento son
los arsenales de Wuhan a los antimaoístas de los ferroviarios y los obreros de los transportes
Chungking. Por lo demás, es de notar que las urbanos. Los rebeldes han liberado a los presos
tropas de Wuhan pertenecían a las unidades que políticos, requisado armas destinadas a Vietnam
obedecen al mando directo de Lin Piao, las úni- de los cargueros del puerto y ahorcado en las ca-
cas cuya lealtad al gobierno parecía fuera de lles a un número indeterminado de individuos.
duda. Hacia mediados de agosto, los enfrenta- Así China se va hundiendo poco a poco en una
mientos armados se generalizan a tal punto que confusa guerra civil, que es a la vez un enfrenta-
el gobierno maoísta acaba condenando oficial- miento entre diversas regiones del poder buro-
mente ese tipo de continuación de la política crático-estatal desmembrado y un enfrentamien-

66 67
to de las reivindicaciones obreras y campesinas que abunda en todas partes, pero principalmente
con las condiciones de explotación que las direc- en ese gremio-, han resucitado el alma china
ciones burocráticas rivales tienen que mantener para atestiguar la legitimidad del nuevo Confu-
en todas partes. cio. Lo que siempre había de grotesco en la acti-
Como los maoístas han dado prueba de ser tud de los intelectuales burgueses de la izquier-
los campeones de la ideología absoluta, con el da moderadamente filoestalinista encontró mejor
éxito que se ve, han conseguido hasta la fecha las Ocasión que nunca de aflorar ante joyas chinas
cotas más fantásticas de estima y aprobación en- Como éstas: la revolución «cultural» habrá de du-
tre los intelectuales occidentales, que nunca de- rar tal vez mil años, o diez mil. El Librito Rojo ha
jan de babear ante tales estímulos. En el Nouvel logrado finalmente «traducir el marxismo al chi-
Observateur del 15 de febrero, K. S. Karol repro- no». «En todas las unidades del ejército se escu-
chaba doctamente a los maoístas haberse olvida- cha el rumor de hombres que recitan en voz alta
do del hecho de que «los verdaderos estalinistas y clara las citas.» «La sequía no nos asusta; el
no son aliados potenciales de China, sino sus pensamiento de Mao Tse-tung es nuestra lluvia
enemigos más irreducibles: a ellos la revolución fecundante.» «El jefe de Estado ha sido juzgado
cultural, con sus tendencias antiburocráticas, les responsable... de no haber previsto el cambio de
recuerda el trotskismo». Y no han faltado trots- frente del mariscal Chiang Kai-chek, cuando
kistas que se identificaran con aquella «revolu- éste estaba dirigiendo su ejército contra las tro-
ción»: ¡se lo merecían! Le Monde, el periódico pas comunistas» (Le Monde del 4 de abril de
más abiertamente maoísta que se publica fuera 1967; se trata del golpe de 1927, que en China
de China, venía anunciando día tras día que el todo el mundo había previsto, pero que había
señor Mao Tse-tung estaba a punto de tomar que aguardar pasivamente para obedecer las ór-
por fin el poder, en el cual se le creía firmemente denes de Stalin). Un coro canta el himno titula-
instalado desde hace dieciocho años. Los sinólo- do Cien millones de personas toman las armas para
gos, casi todos ellos cristiano-estalinistas —mezcla criticar el siniestro Libro del perfeccionamiento de

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sí mismo (obrita hasta hace poco oficial de Liu ción del país y el fracaso del modelo que preten-
Shao-chi). La lista es interminable; podemos día ofrecer a los países subdesarrollados. La ideo-
acabarla con esta agudeza del Diario del Pueblo logía llevada a un grado absoluto acaba por esta-
del 31 de julio: «La situación de la revolución llar. SU absoluto es también su cero absoluto:
cultural proletaria china es excelente, pero la lu- es la noche en la que todas las vacas ideológicas
cha de clases está volviéndose más difícil.» son negras. En el momento de confusión total en
Después de tanto ruido, las conclusiones his- que los burócratas se enfrentan entre sí en nom-
tóricas que se pueden extraer de este período son bre del mismo dogma y denuncian en todas par-
sencillas. Vaya a donde vaya China ahora, la ima- -es a los «burgueses agazapados detrás de la ban-
gen del último poder burocrático revolucionario dera roja», el doble pensamiento se ha desdoblado
ha quedado hecha añicos. El desmoronamiento a su vez. Es el grotesco final de las mentiras ideo-
interno se junta a los incesantes derrumbes de su lógicas: se mueren de ridículo. Esa ridiculez no
política exterior: la aniquilación del estalinismo la ha producido China, sino nuestro mundo. De-
indonesio, la ruptura con el estalinismo japonés, cíamos, en el número de Internationale Situation-
la destrucción de Vietnam por Estados Unidos y, nisteát agosto de 1961, que este mundo acabará
en fin, la proclamación por parte de Pekín, en volviéndose «cada vez más penosamente ridículo
julio, de que la «insurrección» de Naxalbari, po- a todos los niveles, hasta el momento de su re-
cos días antes de su dispersión por la primera construcción revolucionaria completa». Ya lo
operación de la policía, había sido el inicio de la estamos viendo. La nueva época de la crítica pro-
revolución campesina maoísta en toda la India: al letaria sabrá que ya no tiene que gastar mira-
sostener esa extravagancia, Pekín rompió con la mientos con nada que sea suyo, y que todo con-
mayoría de sus propios partidarios indios, es de- suelo ideológico existente le ha sido arrebatado
cir, con el último gran partido burocrático que le con vergüenza y espanto. Al descubrirse despo-
seguía fiel. La crisis interna de China refleja, en seída de los falsos bienes de este mundo mentiro-
estas circunstancias, el fracaso de la industrializa- so, habrá de entender que ella es la negación de-

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terminada de la totalidad de la sociedad mundial;
y lo sabrá también en China. El desmembra-
miento mundial de la internacional burocrática
está reproduciéndose en estos momentos en el
marco chino, en la fragmentación del poder en
provincias independientes. Así China vuelve a
encontrarse con su pasado, que la enfrenta de
nuevo a las tareas revolucionarias reales del movi-
miento derrotado de antaño. El momento en
que, aparentemente, «Mao recomienza en 1967
lo que hizo en 1927» (Le Monde de 17 de febrero
de 1967) es también el momento en que, por pri-
mera vez desde 1927, la intervención de las ma-
sas obreras y campesinas ha invadido el país ente-
ro. Por difícil que sea la toma de conciencia y la
puesta en práctica de sus objetivos autónomos,
algo ha muerto en la dominación total que pade-
cían los trabajadores chinos. El mandato del cielo
proletario ha expirado.

El punto de explosión de la ideología en China se publicó


por primera vez como panfleto en agosto de 1967; luego apa-
reció en el número 11 de Internationale Situationniste, de octu-
bre de 1967.

72
La «contaminación» está de moda hoy en
día, exactamente de la misma manera que la re-
volución: se apodera de toda la vida de la socie-
dad, y se la representa ilusoriamente en el espec-
táculo. Es la palabrería fastidiosa que llena un
sinfín de escritos y discursos descarriados y em-
baucadores, pero en los hechos agarra del cuello a
todo el mundo. Se expone en todas partes como
ideología y gana terreno como proceso real. Esos
dos movimientos antagónicos, el estadio supre-
mo de la producción mercantil y el proyecto de
su negación total, igualmente ricos en contradic-
ciones en sí mismos, están creciendo juntos. Son
los dos lados por los que se manifiesta un mismo
momento histórico largamente esperado y a me-

75
nudo previsto en formas parciales e inadecuadas: . os de la buena cocina, el problema del deterioro
la imposibilidad de que el capitalismo continúe de la totalidad del medio natural y humano ha de-
funcionando. jado ya completamente de presentarse en el pla-
La época que posee todos los medios técni- no de la supuesta calidad antigua, estética o no,
cos para alterar totalmente las condiciones de para convertirse radicalmente en el problema mis-
vida sobre la tierra es también la época que, en mo de la posibilidad material de la existencia del
virtud del mismo desarrollo técnico y científi- inundo embarcado en tal movimiento. De he-
co separado, dispone de todos los medios de ---, la imposibilidad ha quedado ya perfecta-
control y previsión matemáticamente indudable mente demostrada por todo el conocimiento
para medir por adelantado adónde lleva -y hacia científico separado, que ya no discute sino el pla-
qué fecha- el crecimiento automático de las zo que queda y los paliativos que, de aplicarse
fuerzas productivas alienadas de la sociedad de con firmeza, podrían alargarlo un poco. Una
clases: es decir, para medir el rápido deterioro de ciencia semejante no puede hacer otra cosa que
las condiciones mismas de la supervivencia, en acompañar en su camino hacia la destrucción al
el sentido más general y más trivial de la pa- mundo que la ha producido y a cuyo servicio
labra. está; pero ella se ve obligada a recorrer ese cami-
Mientras los imbéciles pasadistas siguen di- no con los ojos abiertos: con lo que muestra en
sertando todavía sobre (y contra) una crítica esté- grado caricaturesco la inutilidad del conocimien-
tica de todo eso, creyéndose lúcidos y modernos to sin empleo.
porque fingen adaptarse a su siglo, declarando Se está midiendo y extrapolando con exce-
que Sarcelles o las autopistas poseen una belle- lente precisión el rápido aumento de la contami-
za peculiar, preferible a la incomodidad de los nación química de la atmósfera respirable, del
«pintorescos» barrios antiguos, u observando se- agua de los ríos, los lagos y los océanos; el au-
riamente que el conjunto de la población come mento irreversible de la radiactividad acumulada
mejor que antes, por más que digan los nostálgi- por el desarrollo pacífico de la energía nuclear; de

76 77
los efectos del ruido; de la invasión del espacio antiguo. Una sociedad cada vez más enferma
por productos de materias plásticas que aspiran a pero cada vez más poderosa ha recreado en to-
una eternidad de vertedero universal; de la nata- das partes el mundo concretamente como entor-
lidad demencial; de la falsificación insensata de no y decorado de su enfermedad, como planeta
los alimentos; de la lepra urbanística que viene enfermo. Una sociedad que no ha llegado aún a
ocupando cada vez más el lugar de lo que fueron hacerse homogénea y que no se determina a sí
la ciudad y el campo, así como de las enfermeda- misma, sino que está determinada cada vez más
des mentales -incluidos los temores neuróticos por una parte de sí misma que se sitúa por enci-
y las alucinaciones, que no tardarán en multi- ma y al margen de ella, ha desarrollado un mo-
plicarse a propósito de la contaminación mis- vimiento de dominación de la naturaleza que no
ma, cuya imagen alarmante se exhibe en todas se ha dominado a sí mismo. El capitalismo ha
partes— y del suicidio, cuyas tasas de expansión aportado finalmente, por su propio movimien-
coinciden ya exactamente con la de la urbaniza- to, la prueba de que ya no es capaz de seguir de-
ción de semejante ambiente (por no hablar de sarrollando las fuerzas productivas, y no en un
los efectos de la guerra nuclear o bacteriológica, sentido cuantitativo, como muchos habían creí-
para la cual ya están ahí los medios, cual espada do entender, sino cualitativo.
de Damocles, aunque sigue siendo evidentemen- Y, sin embargo, para el pensamiento bur-
te evitable). gués sólo lo cuantitativo es, metodológicamente,
En suma, si el alcance y aun la realidad de lo serio, lo medible, lo efectivo; lo cualitativo no
los «terrores del año mil» son todavía materia de es más que el incierto decorado subjetivo o artís-
controversia entre los historiadores, el terror del tico de lo verdaderamente real tasado en su ver-
año dos mil es tan patente como bien fundado; dadero peso. Para el pensamiento dialéctico, por
a partir de ahora, es una certeza científica. Y, sin el contrario, y, por tanto, para la historia y para
embargo, lo que está pasando no es en el fondo el proletariado, lo cualitativo es la dimensión
nada nuevo: sólo es el fin forzado del proceso más decisiva del desarrollo real. He aquí lo que

78 79
el capitalismo y nosotros hemos acabado por de- bar y manejar gran parte del capital monopoli-
mostrar. ptdo por el Estado. Pero si ese nuevo reformis-
Los dueños de la sociedad se ven ahora obli- mo tiene de antemano la garantía de su fracaso,
gados a hablar de la contaminación, tanto para por exactamente las mismas razones que los re-
combatirla (pues ellos viven, a fin de cuentas, en formismos del pasado, lo separa de éstos la di-
el mismo planeta que nosotros: he aquí el único ferencia radical de que ya no tiene tiempo por
sentido en que se puede admitir que el desarro- delante.
llo del capitalismo ha realizado efectivamente El desarrollo de la producción ha demostra-
una cierta fusión de las clases) como para disi- do cabalmente, a estas alturas, su verdadera na-
mularla: pues la simple verdad de las «nocivida- turaleza como realización de la economía política:
des» y de los riesgos actuales es suficiente para el desarrollo de la miseria, que ha invadido y
constituir un inmenso factor de revuelta, una arruinado el medio mismo de la vida. La socie-
exigencia materialista de los explotados, tan vital dad en la que los trabajadores se matan trabajan-
como fue en el siglo XIX la lucha de los prole- do y sólo pueden contemplar el resultado, ahora
tarios por poder comer. Tras el fracaso funda- los hace ver -y respirar- con toda franqueza el
mental de todos los reformismos del pasado —que resultado general del trabajo alienado, que es re-
todos aspiraban a la solución definitiva del pro- sultado mortal. En la sociedad de la economía
blema de las clases—, se está esbozando un nuevo superdesarrollada, todo ha entrado a formar par-
reformismo, que obedece a las mismas necesida- te de la esfera de los bienes económicos, incluso el
des que los anteriores: engrasar la maquinaria y agua de las fuentes y el aire de las ciudades; lo
abrir nuevas posibilidades de ganancia a las em- que es decir que todo se ha convertido en el mal
presas punteras. El sector más moderno de la in- económico, la «negación total del hombre» que
dustria se lanza sobre los diversos paliativos de la está llegando ahora a su perfecta conclusión ma-
contaminación como sobre un nuevo mercado, terial. El conflicto entre las fuerzas productivas
tanto más rentable por el hecho de que podrá modernas y las relaciones de producción, bur-

80 81
guesas o burocráticas, de la sociedad capitalista mente las bases de la vida de la especie, actual-
ha entrado en su última fase. La producción de mente más frágiles aún que la inteligencia de un
la no-vida ha seguido con cada vez mayor rapi Kennedy o de un Bréznev.
dez su proceso lineal y cumulativo; ahora ha El viejo océano es en sí mismo indiferente a
traspasado un último umbral de su progreso v la contaminación; pero no así la historia. La his-
está produciendo directamente la muerte. toria no se puede salvar más que por la abolición
La función última, declarada y esencial de la del trabajo-mercancía. Y nunca antes la concien-
economía desarrollada de hoy en día, en todo el cia histórica había tenido tan urgente necesidad
mundo en que impera el trabajo-mercancía que de dominar su mundo, porque el enemigo que
asegura todo el poder a sus patronos, es la pro- está ante las puertas ya no es la ilusión sino su
ducción de empleo. Bien lejos estamos, pues, de muerte.
las ideas «progresistas» del siglo pasado acerca de Cuando los pobres amos de la sociedad
la posible reducción del trabajo humano gracias cuyo penoso resultado estamos presenciando
a la multiplicación científica y técnica de la pro- -resultado mucho peor que cualquier condena
ductividad, que, según se creía, iba a asegurar que antaño pudiera fulminar a los más radicales
con cada vez mayor facilidad la satisfacción de utopistas- se ven ahora forzados a admitir que
las necesidades hasta entonces reconocidas como nuestro entorno se ha hecho social y que la ges-
reales por todo el mundo, y eso sin ninguna alte- tión de todo se ha convertido en un asunto di-
ración fundamental de la calidad de los bienes rectamente político, hasta la hierba de los cam-
disponibles. Ahora, en cambio, se trata de «crear pos y la posibilidad de beber, de dormir sin
puestos de trabajo» hasta en el campo huérfano demasiados somníferos o de lavarse sin sufrir
de campesinos, es decir, de usar el trabajo hu- demasiadas alergias, en un momento como éste
mano en cuanto trabajo alienado, en cuanto tra- se está viendo a las claras que también la vieja
bajo asalariado: para eso se hace todo lo demás; política tiene que confesar que está del todo
para eso se está poniendo en peligro estólida- acabada.

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Está acabada en la forma suprema de su v< > el conjunto -y muy poca cosa en los detalles- de
luntarismo, el poder burocrático totalitario de una sociedad de clases que se imaginaba que iba
los regímenes llamados socialistas, porque los a durar indefinidamente. Tampoco van a cam-
burócratas que ostentan el poder no se han mos- inar mucho más cuando esa misma gestión pier-
trado capaces ni siquiera de gestionar el estadio de la cabeza y finge esperar de su electorado alie-
anterior de la economía capitalista. Si contami- nado e idiotizado algunas vagas directrices para
nan mucho menos (Estados Unidos produce él resolver ciertos problemas secundarios aunque
solo el 50% de la contaminación mundial) es urgentes (como sucede en Estados Unidos, Ita-
porque son mucho más pobres. No pueden sino lia, Inglaterra o Francia). Todos los observadores
desviar, como en China, por ejemplo, una parte especializados han señalado siempre -aunque sin
desproporcionada de sus míseros presupuestos tomarse la molestia de explicarlo- el hecho de
para regalarse la parte de contaminación de pres- que el elector no cambia casi nunca de «opi-
tigio de las potencias pobres: algunos perfeccio- nión»: pues para eso justamente es elector, esto
namientos o descubrimientos de segunda mano es, aquel que asume, por un breve instante, el
en el terreno de las técnicas de la guerra termo- papel abstracto que está destinado precisamente
nuclear, o más exactamente de su espectáculo a impedirle que sea por sí mismo y que cambie
amenazador. Tanta pobreza material y mental, (el mecanismo ha sido desmontado mil veces,
sostenida por tanto terrorismo, condena a las tanto por el análisis político desengañado como
burocracias que ostentan el poder. Al poder bur- por las explicaciones del psicoanálisis revolucio-
gués más modernizado lo condena el resultado nario). El elector tampoco cambia cuando el
insoportable de tanta riqueza efectivamente enve- mundo a su alrededor está cambiando cada vez
nenada. La gestión llamada democrática del ca- más precipitadamente; y, en cuanto elector, no
pitalismo, sea en el país que sea, no ofrece más cambiará ni en vísperas del fin del mundo. Todo
que sus elecciones-dimisiones que, como se ha sistema representativo es esencialmente conserva-
visto siempre, no han cambiado nunca nada en dor, aunque las condiciones de existencia de la

84 85
sociedad capitalista no han podido conservarse (ante en que todas las decisiones, tomadas de-
nunca: se modifican sin interrupción y cada vez mocráticamente y con pleno conocimiento de
más deprisa, aunque la decisión -que viene a ser causa por los productores, sean en todo momen-
siempre, a fin de cuentas, la decisión de dejar ha- to controladas y ejecutadas por los productores
cer al proceso mismo de la producción mercan mismos (los buques petroleros, por ejemplo, se-
til- se deja enteramente en manos de los especia- guirán infaliblemente vertiendo el petróleo en
listas publicitarios, ya sea que se presenten a la los mares hasta que no manden en ellos unos
carrera solos o en competición con quienes quie- verdaderos soviets de marineros). Para decidir y
ren hacer lo mismo y además lo declaran abier- ejecutar todo eso, hace falta que los productores
tamente. Aun así, el hombre que acaba de vo- se hagan adultos: hace falta que se hagan con el
tar «libremente» a los gaullistas o el PCF, lo mis- poder entre todos.
mo que el que acaba de votar, a la fuerza y obli- El optimismo científico del siglo XIX se ha
gado, a Gomulka, es capaz de dar muestra de desmoronado en tres puntos esenciales. En pri-
lo que verdaderamente es participando, la sema- mer lugar, la pretensión de garantizar la revolu-
na siguiente, en una huelga salvaje o una in- ción como solución feliz de los conflictos existen-
surrección. tes (la ilusión hegeliano-izquierdista y marxista;
La sedicente «lucha contra la contamina- la menos compartida por la intelectualidad bur-
ción», en su vertiente estatal y reglamentaria, va guesa, pero la más rica y, después de todo, la me-
a crear ante todo nuevas especializaciones, servi- nos ilusoria); segundo, la visión coherente del
cios ministeriales, puestos de trabajo y ascensos universo y aun sencillamente de la materia; y
burocráticos. Su eficacia será exactamente la que tercero, el sentimiento eufórico y lineal del desa-
a tales medios corresponde. No puede convertir- rrollo de las fuerzas productivas. Si llegamos a
se en voluntad real sino transformando el siste- dominar el primer punto, habremos resuelto el
ma productivo actual en sus raíces mismas, ni tercero; más adelante sabremos hacer del segun-
puede llevarse a cabo con firmeza sino en el ins- do nuestro asunto y nuestro juego. No hay que

86 87
curar los síntomas, sino la enfermedad misma. es la autoridad, la hemos visto en acción, y sus
Hoy en día el miedo está en todas partes, y no va- obras la condenan» (Joseph Déjacque).
mos a salir de él más que confiándonos a nuestras «Revolución o muerte»: esa consigna ya no es
propias fuerzas, a nuestra capacidad de destruir la expresión lírica de la conciencia rebelde, sino la
toda alienación existente y toda imagen del po- última palabra del pensamiento científico de nues-
der que se nos haya escapado, sometiéndolo todo, tro siglo. Y eso vale tanto para los peligros que co-
excepto a nosotros mismos, al único poder de los rre la especie como para la imposibilidad de adhe-
consejos de trabajadores que posean y reconstru- sión para los individuos. El suicidio, que en esta
yan a cada instante la totalidad del mundo; es de- sociedad progresa como es sabido, había descen-
cir, a la racionalidad verdadera, a una nueva legi- dido en Francia a casi nada durante el mes de
timidad. mayo de 1968, según admitieron, con cierto pe-
En materia de medio ambiente «natural» y sar, los especialistas. Aquella primavera consiguió
construido, de natalidad, de biología, de pro- también un cielo limpio y hermoso, sin haberse
ducción, de «locura», etc., no habrá que elegir lanzado precisamente a su asalto, porque se ha-
entre la fiesta y la desgracia sino, consciente- bían quemado algunos automóviles y a los otros
mente y a cada paso, entre mil posibilidades feli- les faltaba combustible para contaminar. Cuando
ces o desastrosas, pero relativamente corregibles, llueva, cuando haya falsas nubes sobre París, no
y, por otro lado, la nada. Las terribles decisiones olviden nunca que es culpa del gobierno. La pro-
del próximo futuro sólo dejan esta alternativa: o ducción industrial alienada trae la lluvia. La revo-
la democracia total o la burocracia total. Quie- lución trae el buen tiempo.
nes tengan dudas acerca de la democracia total
deben hacer el esfuerzo de convencerse por sí
mismos, dándole ocasión de que los convenza con
los hechos; de lo contrario, sólo les queda com-
prarse la tumba que más les agrade, pues «lo que

88 89
ÍNDICE

Nota introductoria 7

La decadencia y caída de la economía


espectacular-mercantil 9

El punto de explosión de la ideología


en China 41

El planeta enfermo 73

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