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Cuadernillo de Formación Militante N.

6 Sobre vanguardia y
teoría revolucionaria. Extractos de M. Harnecker, E. Hoxha, T.
Borge

Movimiento Revolucionario Oriental - 26.09.08SELECCIÓN DE


MATERIALES EMANADOS DE PROCESOS REVOLUCIONARIOS DESTINADOS A
INCENTIVAR LA FORMACIÓN DEL CUADRO POLITICO.

Este material de los procesos revolucionarios, no debe separarse de la coyuntura


histórica en que fue escrito. La revolución cubana, de la cual conocemos más
elementos, nos ejemplifica, que la formación del cuadro política varía de acuerdo al
desarrollo del proceso revolucionario. Antes de la toma del poder, un cuadro político
cubano se desarrollaba en medio de la guerra de guerrillas enfrentando a la dictadura
de Batista; posteriormente se debe a los problemas de la construcción del socialismo y
un internacionalismo combatiente; mas tarde sufre la influencia soviética de la
“copiandina”; luego, con la caída de la URSS , el cuadro político se debe al “período
especial”; hoy está abocado a defender los principios y logros de la revolución y
enmarcado en misiones internacionalistas de salud, educación , etc.
El material que se ofrece, no implica el peso ideológico, político y organizativo a copiar
en forma mecánica, sino al conocimiento de un materialismo histórico, para sacar
elementos que permitan avanzar de acuerdo a la realidad y a la necesidad del actual
desarrollo de la lucha de clases en nuestro país y de nuestro movimiento. No es para
considerar, que es una meta inalcanzable, sino para apreciar el papel del cuadro en el
proceso político y que este se forma a partir de las condiciones objetivas de la lucha
de clases y la capacidad de la organización de estar a la altura de los desafíos
revolucionarios.

FRAGMENTOS DE “EL PROBLEMA DE LA VANGUARDIA EN AMERICA LATINA”


– MARTA HARNECKER - CAPITULO – VANGUARDIA Y TEORIA
REVOLUCIONARIA.

Lenin como Gramsci insiste en la necesidad de conocer la realidad nacional para que
la vanguardia sea capaz de levantar un proyecto nacional. Algunos han insistido
mucho en la importancia de la “teoría revolucionaria” donde suelen estar
completamente ausentes materias que lleven a conocer el país, tanto en el aspecto
histórico como económico y social. Muchas veces la culpa no es de quienes preparar
esos cursos, sino de la ausencia de pensadores de izquierda que se dediquen a
investigar la realidad nacional.
El teoricismo y el dogmatismo que han presentado algunos partidos de la izquierda
llevó durante las últimas décadas a que la mayoría de las organizaciones emergentes
cayeran en el extremo opuesto rechazando todo esfuerzo por teorizar la realidad y
sobrevalorando la práctica revolucionaria, llegando a sostener que bastaba la acción
para generar conciencia.
Como no se tenía una visión y un conocimiento acabado de la realidad nacional
durante décadas se importaron esquemas prefabricados de otras experiencias
revolucionarias. Las discusiones entonces resultaban estériles, difícilmente se podía
lograr de ellas una síntesis dialéctica que permitiera ir superando las diferencias, por el
contrario muchas de esas discusiones teóricas terminaban por separar, desunir más a
las distintas fuerzas de la izquierda. Se llegó así a pensar con frecuencia
erróneamente que para lograr la unidad era preferible evitar entrar en discusiones
teóricas.
No creemos aventurado afirmar que una de las causas de las dificultades para
avanzar por los caminos de la unidad entre las fuerzas revolucionarias de América
Latina sea precisamente la ausencia de análisis teórico-históricos acerca de la realidad
nacional y continental.
Allí donde todavía existen intelectuales de izquierda, sus reflexiones y la producción
revolucionaria contemporánea se han quedado en sus centros de investigación en sus
bibliotecas sin lograrse establecer el puente necesario con el dirigente político.
Además ha sido pobre la reflexión de las organizaciones políticas revolucionarias
sobre su propia experiencia y sobre las enseñanzas que aportan los reveses sufridos.
Cita de Lenin: “No se puede pasar por encima del pueblo. Solo los soñadores o los
conspiradores creen que la minoría puede imponer su voluntad a la mayoría” “No
basta con rotularse vanguardia, destacamento avanzado: es preciso obrar de tal
manera que todos los destacamentos vean y estén obligados a reconocer que
marchamos en primera fila”.

EXTRACTOS TOMADOS DE “EL PARTIDO SANDINISTA Y LAS CUALIDADES


DEL MILITANTE” DE TOMAS BORGE

1) Un partido que tenga militantes, que no se considere por encima de los demás, que
no se deje arrastrar por la vanidad, sino que sepan ser humildes frente a los humildes,
aunque también sepan ser dignos frente a los poderosos.
Naturalmente que nosotros comprendemos que para crear una organización de esta
naturaleza, hay que pasar por una etapa de maduración política y orgánica; que no
basta desear la existencia de un partido de una gran calidad, sino que hay que trabajar
todos los días para formar ese partido. Los militantes serán los mejores elementos,
aquellos que se distingan, por sus cualidades, y no porque llevan la frente muy en alto
y miren por encima de los hombros a los demás, sino por sus cualidades morales, sus
cualidades revolucionarias.
2) Que nuestra organización pueda colocar a la cabeza, a los mejores, y tener tras de
sí, una gran retaguardia, una gran fuerza de masas organizadas.
3) No basta la discusión si ésta no se acompaña de la acción por la energía práctica
de todos los días. En este sentido nuestra propia experiencia, como otras
experiencias, nos indican que es muy importante consolidar la presencia de dirigentes,
la estabilidad de los dirigentes dentro de la organización y, por supuesto, que los
dirigentes que se coloquen por encima de una organización revolucionaria como la
nuestra, deben ser vitrinas, deben ser como los escenarios de los teatros, como este
lugar donde somos visibles frente a todos: íntimamente ligados al pueblo y sus
problemas, al mismo tiempo, los dirigentes de cada sector deben demostrar su
capacidad para trabajar y también su capacidad para reconocer sus errores y para
poderlos enmendar dentro de la organización.
4) Tenemos que comprender que no podemos enfadarnos por los atrasos que hay en
nuestro país desde el punto de vista político, porque a veces caemos en la tentación
de enfadarnos con las masas, cuando vemos su atraso, su incomprensión frente a
determinados problemas. Por el contrario debemos buscar la forma de llegar al
corazón de la conciencia de las masas, todos los días, a cada minuto, sabiendo
interpretar los intereses del pueblo trabajador.
5) Debemos de llenarnos de determinadas cualidades, cultivarlas todos los días,
echarles agua y abono, ser estudiosos, previsores, modestos, sencillos, humildes y
dignos a la vez, francos, leales, enérgicos, sacrificados. Un revolucionario es aquel
que se preocupa más por el pueblo que por sí mismo, es aquél que el sale de frente a
la corrupción intransigentemente, es aquél que hace todos los esfuerzos posibles por
arrojar de su conciencia el egoísmo, el desgano en el trabajo y la prepotencia.
6) Debe ser un ejemplo en todo. Algunos creen que solo deben ser ejemplo en la
reunión partidaria, o en el cuartel, o en la oficina, cuando deben ser ejemplo las 24 hrs.
del día para hacerse dignos.
7) No es compatible la militancia revolucionaria o la hora del uniforme con una
conducta indecorosa que a veces se refleja en las tristes noches de parranda y de la
irresponsabilidad.
8) Tiene que ser una labor paciente de todos los días para enfrentarnos a esas
debilidades que no caben en un revolucionario.
9) Debemos estar dispuestos a escuchar con respeto las opiniones ajenas, no
creernos superiores, no desdeñar a los atrasados. Somos amigos del pueblo, no amos
del pueblo, somos por naturaleza enemigos de la tiranía.
10) Comprender que es necesario conducir a las masas, pero también hay que
aprender de las masas; tener la humildad suficiente para entender que el pueblo está
lleno de sabiduría y nos puede enseñar, aunque tampoco eso significa que tendremos
que ponernos al nivel del atraso de los sectores mas primitivos y atrasados de la
población sino arrancar esa sabiduría y aprender de ella para después educar.
11) Aprender de las masas para educar a las masas.
12) Hablar siempre con la verdad desnuda sin ocultar nuestras debilidades, nuestras
limitaciones; ayudar a los cuadros nuevos que se acercan a la organización con gran
entusiasmo, porque a veces los viejos cuadros, creemos, como que la revolución es
cosa nuestra. Además, debemos orientar y aclarar, educar a nuestra organización y a
nuestros combatientes en el espíritu de la solidaridad internacional, porque mezquinos
y egoístas seríamos nosotros si solo pensáramos en nuestra propia tierra y no
tomáramos en cuenta la miseria, el hambre, la explotación, de que están siendo
víctimas los pueblos de América Latina.
13) Ser valientes, audaces e intransigentes frente a nuestros enemigos, por muy
poderosos que estos sean, dentro o fuera del país.
14) Despojarnos de todas las lacras que nos dejó el pasado y convertirnos en hombres
nuevos y para que estas frases nos digan algo, hombres nuevos, mujeres nuevas
llenos de generosidad, llenos de coraje y de valor para hacer nuestra revolución.
15) Consolidar nuestra organización, salirle al frente a las desviaciones, integrar a
nuestra organización, como organización de vanguardia, al trabajo de las masas
organizadas; interpretar el sentimiento de nuestro pueblo y conducirlo, y convertirnos
cada uno de nosotros en verdaderos revolucionarios.
16) Es importante superar los métodos artesanales de trabajo que hasta ahora hemos
venido utilizando y empezar a caminar más ordenadamente, aprovechando nuestros
modestos recursos racionalmente para conseguir saltar hacia una nueva etapa en la
conducción del trabajo de masas.
17) La planificación es un proceso de formación de cuadros. Planificar significa formar
cuadros. Un cuadro no solo se forma en las charlas o seminarios. Se forma
fundamentalmente en la praxis y a través del ejemplo que sus dirigentes le muestren
en la dirección del trabajo de masas.
18) Plan de formación: a) seminarios b) escuela de cuadros (generales y especiales)
c) envío de cuadros de círculos de estudio y formación por organismos de base e) plan
de producción de material de formación (contenido y tipo de folleto) f) cruzada de
alfabetización.

EXTRACTOS TOMADOS DE LOS DISCURSOS DE ENVER HOXHA

1) Cada comunista debe hacer el balance de su trabajo y del trabajo a la organización


con espíritu crítico y autocrítico los éxitos y las deficiencias, determinar los objetivos
para los cuales luchará en el futuro, elegir los puestos y organismos de dirección del
partido a los camaradas que han trabajado mejor, que han demostrado ser
organizadores capaces y resueltos luchadores en cuanto a la ejecución de la línea del
partido, en todos los organismos de base, los comunistas revolucionarios piden
cuentas a sus camaradas revolucionarios, ya que las cuestiones por las cuales se
piden no son asuntos privados, personales, sino problemas político-organizativos del
partido, problemas de la colectividad, de las masas.
2) Revolucionarización del partido significa revolucionarización de los comunistas.
Estos deben ser soldados de acero, políticamente claros, audaces, amables, francos,
sinceros, cuando sea necesario también severos. Deben destruir todo lo malo,
organizar y combatir en las primeras filas por lo nuevo, progresistas, revolucionarios.
3) Cómo se puede llamar revolucionario a aquel comunista que asiste a las reuniones
del barrio, del frente o de los sindicatos, solo cuando lo llaman, e incluso entonces,
intenta escabullirse, o va a esas reuniones solo para hacer acto de presencia, se
queda callado y se considera exonerado del deber de hablar, para no mencionar ya el
de luchar.
4) Quemar en el fuego y romperle la cabeza a quien quiera que viole la ley del pueblo
por la defensa de los derechos de las mujeres y las muchachas, estos son problemas
morales y políticos de gran importancia.
5) La petición de cuentas por parte de los comunistas es indispensable y debe hacerse
con espíritu revolucionario y no mezquino por cuestiones pequeñas y apolíticas, deben
hacerse no en forma inquisitoria, sin calumniar e inventar, sin ataques vengativos.
Debemos evitar aquellas formas de petición general de cuentas que no dan resultado
o aquellos estilos de crítica y autocrítica anticuados que no producen ningún efecto
que no educan políticamente a los camaradas y que no les ayudan a resolver
correctamente los problemas. Muchas veces la rendición de cuentas no se hace como
se debe, no se pide tampoco como es debido, porque no se comprende debidamente
las tareas de cada uno y en primer lugar las tareas políticas. Culpables son también
algunos otros camaradas que son criticados solo levemente o no son absolutamente
criticados y, cuando llega el momento de la rendición de cuentas y las elecciones, no
rinden cuentas y son elegidos nuevamente.
6) A ningún comunista se le permite estar de manos cruzadas aunque no se le haya
signado una tarea particular. Innumerables son siempre las tareas que quedan por
cumplir. Luego, qué revolucionario puede ser el comunista que espera que alguien le
asigne una tarea para cumplir?
7) En base al centralismo democrático las resoluciones importantes de los órganos
superiores del partido, no solo deben ser conocidos por todos, por los órganos de base
y por todo el partido, sino que los órganos de base deben profundizar aún más estas
resoluciones y hallar los mejores modos y métodos para ponerlas en práctica. La
ejecución de estas vitales resoluciones no pueden realizarse cuando en el partido
existe un espíritu liberal, pequeño burgués, cuando existe el dañino concepto de no
me importa nada. No, en un combativo partido proletario, no son admisibles la
desorganización política y organizativa, el liberalismo, la falsa democracia.
8) Los dirigentes que en las organizaciones no están en condiciones de tomar apuntes
claros y comprender las cosas profundamente sino aquellos apuntes que toman son
tan inconsistentes que, cuando llegan a su organización se reducen a fórmulas
insípidas estereotipadas, mil veces escuchadas.
9) Olvidar o ignorar las diferencias entre nuestra ciudad y nuestro campo, entre la vida
y las costumbres entre la ciudad y el campo y aplicar de manera mecánica y de molde
el mismo método de trabajo, las mismas formas, tanto en la ciudad como en el campo,
significa que los resultados no serán satisfactorios.
10) Nuestra tarea (los cuadros) es templar continuamente el partido, de manera que
sea siempre combativo, dinámico, vivo, intransigente con las fallas y las deficiencias:
por esta razón tiene importancia primordial el dar nueva sangre a las filas del partido,
la admisión de nuevos miembros surgidos de la clase obrera, del campesinado, de los
elementos más destacados y revolucionarios de la intelectualidad.
11) Pienso que las formas fundamentales que regulan la vida y la lucha del partido y
por consiguiente de la organización de base y de cada comunista, debe ser conocidas
y profundamente, tienen que ser conocidos su aspecto ideológico y político, en este
punto no hemos insistido tanto como se debe.
12) Desde la creación del partido, cada año organizamos cursos sobre los estatutos.
Este trabajo ha dado y sigue dando resultados, pero debemos seguir buscando la
causa de las infracciones, los mejores métodos para que cada comunista tenga
presente los estatutos en su mente y en su corazón, en cada paso que da.
13) Tomando la cuestión de la no participación en la debida forma y por parte de todos
en la discusión sobre los diversos problemas en el seno de la organización. Me refiero
en general al fenómeno y no a la práctica mecánica en base a la cual todos los
miembros de la organización de base deben indispensablemente discutir. Pero, porqué
no discuten? Esto debe preocuparnos principalmente. No hay debates, o los debates
son poco interesantes cuando no se conoce el problema, cuando no se estudia y
cuando no se plantea correctamente ni se argumenta. No hay discusión cuando el
problema se presenta seco y a último momento a la organización, la cual se encuentra
desprevenida y obligada, o a no discutir absolutamente nada o a discutir
superficialmente. El problema se plantea entonces solo por respetar las normas, se
plantea como un estorbo que hay que superar, a la organización se le impone
indirectamente las opiniones de las personas que plantean el problema y se destacan
en la organización los que tienen facilidad de palabra, pero que algunas veces no
tienen ideas, sino solo fraseología. Puede comprenderse qué consecuencias negativas
tiene semejante situación para el trabajo y para la educación, y qué relaciones se
establecen entre la dirección y la base, quien conoce bien el problema planteado está
en condiciones de discutir, de hacer observaciones, criticar, prever y proponer. Si
todos hacen así, no cabe duda que las buenas y malas ideas se confrontarán, se
analizarán y se descubrirán y seleccionarán las mejores, proveyéndose así también
las medidas para superar las dificultades. Durante el debate se conocerá también la
calidad de las personas, cuanto vale el uno y el otro. Esto se llama lucha
revolucionaria en la organización.
14) Todo este conjunto de cosas influye para frenar en muchas personas la iniciativa
de discutir, muchos discuten y proponen, pero sus opiniones y sus propuestas las
barre el viento y ellos, quiera o no, están obligados a discutir muy pocas veces. Hay
otros que intentan criticar el trabajo y las personas, pero su crítica es recibida con
aversión. Y así, se quiera o no se quiera, se crea una situación tensa en la
organización, o una situación de somnolencia. La gente no discute, no critica en lo
más mínimo, ya que no sabe qué criticar. Algunos otros encuentran cosas para criticar,
pero hacen una crítica blanda, para no herir a nadie. Otros ven cosas que deben
criticar, mas no se atreven porque tienen miedo. Nos vemos obligados a luchar para
hallar el motivo porqué el comunista que no tiene y no debe tener miedo, en algunas
circunstancias, siente timidez y miedo de expresarse libremente. Pueden ser motivos
subjetivos, pero hay también motivos objetivos que empujan al comunista a estas
situaciones. Debemos curar al comunista con una profunda educación ideológica y
eliminar los aspectos subjetivos y objetivos que se ponen de manifiesto, con el trabajo
y la lucha de las organizaciones de base con una lucha tenaz para la cabal y
revolucionaria comprensión, conocimiento y ejecución de las regla y las normas del
partido.
15) Ni el comunista que tiene miedo de criticar y expresar abiertamente su opinión
sobre cualquier problema, ni el que sofoca la crítica y las opiniones de los camaradas,
son comunistas formados y buenos, por no decir que son malos. Si ellos no se
educan, no se corrigen, deben indispensablemente alejarse del partido, ya que en su
seno los individuos que pueden quedarse solo para acrecentar el número teniendo
tales vicios incorregibles.
16) Un miembro del partido puede no saber muchas cosas, o alguna cosas puede
saberlas a mitad; el partido se las enseñará de numerosas formas, pero las cosas que
sabe y así como las sabe, las que ha aprendido y en la medida que las haya
aprendido, el miembro del partido debe expresarlo, discutirlas y como comunista que
es, escuchar también las opiniones y críticas revolucionarias de los camaradas, es
acoger con calma la crítica bolchevique, combatir con coraje la crítica no bolchevique,
reconocer honestamente sus errores y avanzar adelante.
17) Hay dirigentes y militantes de base que no soportan ni la crítica ni la disciplina ni la
rendición de cuentas y toda exigencia o regla que se les demande, la consideran como
un acto de carácter personal dirigido contra ellos.
18) Los revolucionarios deben someterse a un doble control, al del partido y al de las
masas. Nadie puede decir que esto sea una cuestión personal, privada, cuando el
problema esté relacionado con la sociedad, con las normas socialistas y del partido.
19) La dirección debe rendir cuentas en las reuniones, comprobar con hechos si ha
cumplido o no correctamente su tarea y no limitarse a exponer observaciones
generales o críticas solo para los demás. Así debe actuar por su parte también cada
comunista.
20) Que la mesa exprese sobre el dirigente y le diga “mira hermano, trabaja y pórtate
bien, ejecuta correctamente las normas, pídenos cuenta a fondo, que así nosotros lo
haremos contigo; escúchanos ya que nosotros te ayudaremos si trabajas bien, pero
ten cuidado que, si cometes errores, te tiraremos de las orejas y si persistes en los
errores, te quitaremos de en medio y ten presente que no hay quien te defienda el
partido es nuestro.
21) El burocratismo y los burócratas son enemigos del pueblo. Los conceptos
establecidos por el burocratismo y los burócratas son idealistas, reaccionarios,
antirrevolucionarios, antimarxistas. Por tanto el burocratismo y los burócratas son los
peores y pérfidos enemigos del partido, y como tales hay que combatirlos continua,
tenaz e incesantemente en todas las manifestaciones y, en primer lugar, destruir sus
conceptos políticos e ideológicos, y también el sistema organizativo o estructural que
ellos establecen, o intentan mantener en pie en diversas formas y maneras.
22) Existen dos conceptos de dirección: el concepto burocrático antipopular y el
concepto revolucionario popular. Se combaten recíprocamente en un combate de vida
o muerte. Ahí donde triunfa la revolución, la burocracia ha perdido la primera batalla,
pero no ha depuesto las armas y lucha en otras formas, que tienen su origen
particularmente en la mentalidad, en los prejuicios, en las concepciones de las gentes.
23) Los conceptos ideológicos idealistas de la burocracia son al mismo tiempo
conceptos de la minoría, conceptos subjetivistas que se desarrollen en los individuos y
que forman la ideología de la clase dominante, de la minoría que oprime a la mayoría,
a la cual la primera no cesa de inculcárselos mediante la cultura, la educación, la
política, la degeneración moral y política, para así convertirlos en segunda naturaleza
de su modo de vida, de pensar y actuar.
24) Hay que luchar para que domine el carácter del poder profundamente popular, ya
que este carácter arrancará de raíz los resabios burocráticos heredados del pasado o
revividos con nuevas formas, y además este carácter popular es el único factor que
está en condiciones de perfeccionar las estructuras y las formas y crear las leyes que
constituyen la organización y la orientación del poder.
25) Para luchar exitosamente contra el burocratismo y los burócratas debemos
comprender profundamente y ejecutar resueltamente las directrices en relación con las
consignas “el poder es de las masas”, “estar lo más cerca de las masas”, “la amplia
democracia de masas”.
26) La verdadera lucha contra los conceptos burocráticos consiste en la profunda
comprensión y en la correcta aplicación en la práctica de estas cosas, aquí se
encuentra el gran campo de batalla entre los revolucionarios y los burócratas, entre los
activistas de masas y los burócratas, entre los valientes y los cobardes, entre los que
luchan por ligar estrechamente con las masas y los que se esfuerzan en alejarse del
pueblo. Los burócratas tienen miedo a las masas mientras que los revolucionarios no.
El sentimiento de temor es producto individual y no de las masas. Se le puede
comunicar a las masas por un momento y crear por cierto tiempo también el pánico,
pero las masas son intrépidas.
27) El burócrata es cobarde, porque su concepción es idealista, mística, individualista.
De aquí derivan males, como la soberbia, el servilismo, la mentira, el fraude, etc. Lo
que sirven para conservar la posición individual conseguida, elevar la posición, obtener
ganancias ilegalmente, realizar toda clase de embrollos. Naturalmente semejante
bagaje no puede resistir la vigilancia de las masas, la lucha de las masas, el ímpetu
revolucionario de las masas, por eso el burócrata hará todo lo posible por sustraerse a
toda norma revolucionaria de las masas, se esforzará por hacer ineficaces las leyes y
los decretos revolucionarios, por disgustar a las masas, volverlas descontentas y por
último, indiferentes. Intentará convertir el aparato estatal en un clan cerrado,
administrativo y represivo, convertirlo en una administración que esté al servicio del
burocratismo para intimidar y oprimir a las masas, y no que esté al servicio del pueblo
y contra el burocratismo.
28) El burócrata teme a las masas, al trabajo entre ellas y, cuando se ve obligado a ir a
las masas, desea revestirse de poder, intenta imponerse con él, con los cargos que
ocupa, entonces, deforma la esencia democrática, revolucionaria del poder, de las
leyes, pisotea la democracia popular y sofoca la crítica, supuestamente defiende la
“justeza de las directivas” o de la ley, la autoridad del partido y del estado. En realidad
hace todo lo contrario, trata de desacreditar al partido y el poder popular y, para
alcanzar sus pérfidos fines, a veces disfrazados, otras desembozados, enfría y aparta
las masas del partido.
29) El burócrata actúa como le da la gana y según sus puntos subjetivos y con mil
medios intenta aplastar la crítica, la vigilancia y el control de la masa de los obreros,
los cuales indispensablemente y sin vacilaciones se debe combatir a este tipo de
directores. Tales personas oprimen a quienes les critican y se vengan con ellos. En la
punta de la lengua tienen siempre los “principios”, “línea de masas”, “la crítica y la
autocrítica bolchevique”, la “voz de las masas”, etc. Pero en realidad hacen todo lo
contrario y lo posible para que las masas no actúen. Qué valor tienen para el partido y
para el socialismo tales personas? –Ninguno, solo un valor negativo.
30) Entonces, cabe preguntar: ¿A quien le sirven esas personas a la
revolucionarización del Partido, al socialismo o a la burocracia y a sus malas
ambiciones personales? ¿Qué valor tienen esas personas ante la gran masa
revolucionaria, frente a la que asumen esta actitud antipopular? Ni un céntimo. Porque
la masa no elimina estos individuos perniciosos y sin escrúpulos ¿quien lo defiende?
¿Porqué son descubiertos con retraso? ¿Por qué contra ellos se toman medidas con
retardo? A pesar de que muchas veces estos males han sido puestos en evidencia se
les permiten continuar en su actividad. No cabe duda que a estas personas las protege
el burocratismo, la rutina, el formalismo y algunas personas de los propios aparatos.
31) Para pensar correctamente, hay que aceptar que es necesario escuchar la voz de
las masas y estimularlas a que expresen sus opiniones, cualesquiera que estas sean.
Esto comporta molestias y el burócrata les tiene miedo. ¿Podemos permitirnos,
camaradas obreros, darles gusto a algunos de estos individuos y afectar la gran causa
del pueblo? De ninguna manera. A estas personas se deben colocar en las férreas
tenazas de la dictadura popular, donde o se corrigen, o tienen que ser eliminados.
32) Hay dos caminos: o con el Partido y el Pueblo o contra ellos.
33) Al cuadro político que trabaja bien, nadie lo podrá desacreditar, por el contrario, se
le quiere y defiende. Pero, que hay de malo y qué norma se viola cuando la masa
critica abiertamente al cuadro que comete errores? No hay nada de malo, sino de
bueno: el partido, no tiene que mantener y proteger a personas indignas, porque con
ellos se ataca mal al partido.
34) Debemos constatar que el buen método del trabajo y la conducta revolucionaria,
no están siempre relacionados con la capacidad del cuadro, sino principalmente con
su concepción política e ideológica.
35) Los burócratas encubren ignorancia con términos y frases altisonantes, emplean
con su capital personal la permanencia por largo tiempo en cargos dirigentes estables.
Llegando a la conclusión de que son incensurables, insustituibles, piensan que han
preparado suficientemente la opinión sobre “su capacidad” y no prevén ningún peligro
de ser rebajados en posiciones, de ser transferidos, etc. Solo piensan que se elevarán
continuamente de grado y bregan en ese sentido.
36) La sabiduría, la ciencia, la inteligencia, no son propiedad de algunas personas que
tienen un cerebro “particular” o unas “virtudes especiales” y que solo ellos están en
condiciones de enseñar y de mandar a los otros que las apliquen.
Son las amplias masas las que crean, construyen y transforman el mundo y la
sociedad y, al hacer esto, todo el mérito, sin subestimar el de cada uno, lo ponen al
servicio del conjunto de la sociedad. El mérito les corresponde a las masas que
trabajan, piensan, crean, ejecutan, piensan y nuevamente crean.
Se debe combatir los conceptos de los que tienen cierta sabiduría, pero que la
explotan para imponer a las masas el “yo”, ya que éstos son conceptos reaccionarios,
al igual que es burgués y reaccionario el concepto del “oficialismo” cuando se
comprende como un concepto mediante el cual se encubre lo malo de la persona, su
mentalidad y su actividad antimarxista, antirrevolucionaria, burocrática.

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