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Presentación
Chávez anuncia la expropiación de las fábricas cerradas
Venezuela debate el socialismo Jorge Martín, 19 de julio 2005
El marxismo, el parlamento y la Revolución Venezolana
Venezuela después de las elecciones: ¿Ahora qué? Alan Woods, 20 de diciembre 2005
Elecciones presidenciales venezolanas
Un punto de inflexión crucial para la revolución Jorge Martín, 3 de noviembre 2006
Elecciones en Venezuela: "¡No volverán!"
Pero las masas exigen medidas para frenar la contrarrevolución Alan Woods, 1 de diciembre 2006
¡Tras la gran victoria del 3-D, revolución en la revolución sí, conciliación NO!
Declaración de la Corriente Marxista Revolucionaria 8 de diciembre 2006
Primera aproximación a la nueva estrategia de la contrarrevolución William Sanabria, 4 de
diciembre 2006
Chávez anuncia el Partido Socialista Unido de Venezuela Jorge Martín, 21 de diciembre 2006
"¿Cuál es el problema? ¡Yo también soy trotskista!"
Chávez es investido presidente de Venezuela Jorge Martín, 14 de enero 2007
El socialismo
"Esto es la revolución. Esto es el socialismo", añadió Chávez que también dijo que:
"la democracia revolucionaria es la transición, el puente, el camino hacia el
socialismo del siglo XXI, que es bolivariano, venezolano y latinoamericano". Apeló a
la población para que "deje a un lado los fantasmas del pasado con los que ha sido
asociada la idea del socialismo". El jueves el presidente había revelado los
resultados de una encuesta según la cual la mayoría de los venezolanos prefería el
socialismo. La encuesta, elaborada por una empresa privada a finales de mayo y
principios de junio, demuestra que el 47,9% de los venezolanos prefiere un
"gobierno socialista", mientras que sólo el 25,7% apoya el capitalismo. Chávez
explicó que todavía había casi un 25% de la población que no había respondido a la
pregunta y que la ofensiva ideológica debía ser fortalecida.
Desde que Hugo Chávez declaró que el camino hacia delante de la revolución
venezolana era hacia el socialismo, éste se ha convertido en el debate principal
dentro del movimiento bolivariano revolucionario y en la sociedad en general.
Incluso el presidente de la federación empresarial, Fedecámaras, tuvo que decir
hace unos meses que no era cuestión de elegir entre socialismo y capitalismo, sino
más bien "tomar los mejores aspectos de ambos sistemas".
Más recientemente, un general de división retirado, Muller Rojas, en su discurso
ante la Asamblea Nacional en una sesión especial del 5 de julio, el Día de la
Independencia, hizo un llamamiento a crear una nueva Sociedad Patriótica (la
organización que inició la lucha por la independencia hace casi doscientos años),
pero que en esta ocasión debería ser "una Sociedad Patriótica por el Socialismo".
En su discurso a los oficiales del ejército, el propio Chávez les pidió que tuvieran el
debate del socialismo "en los barracones" para desechar las viejas ideas y
prejuicios que se han enseñado en el pasado sobre el socialismo.
Dentro del movimiento obrero estas ideas han sido recibidas con entusiasmo. La
discusión principal ahora es qué significa el socialismo, cómo aplicar la "cogestión"
y qué papel tienen los trabajadores en el proceso revolucionario y la economía. Está
claro que aún hay muchas interpretaciones de cuál es el significado del socialismo.
Para los sectores más moderados dentro del movimiento bolivariano el socialismo
significa básicamente socialdemocracia, o como ellos dicen, "el socialismo de
Zapatero", haciendo referencia al presidente español.
Pero para los trabajadores y los pobres está claro que el socialismo significa una
ruptura radical con el capitalismo. El mismo Chávez ha explicado que: "dentro de
los límites del capitalismo los problemas de la miseria, la pobreza y la desigualdad
que sufren los venezolanos no se pueden solucionar".
En la enorme planta de aluminio propiedad del Estado, Alcasa, donde se ha
producido la experiencia más desarrollada de lo que es conocido como "cogestión",
está bastante claro que la "cogestión" de los trabajadores significa precisamente
control y gestión de los trabajadores. En un cartel publicado por Alcasa aparece su
consigna principal: "Control obrero" (ver
http://www.alcasa.com.ve/images/Pruebas/CG/Afiche01.htm). Edgar Cladera, uno
de los dirigentes sindicales de Alcasa, lo dejó claro en un artículo del 29 de mayo:
"Si hay algo que los trabajadores deben entender claramente es que nuestra
cogestión no se puede convertir en un arma para profundizar el modo capitalista
explotador de producción. No podemos repetir la triste historia de Europa, donde el
sistema de cogestión fue utilizado para deshacer los derechos de los trabajadores y
las condiciones adquiridas" (Alcasa, cogestión, control obrero y producción,
http://venezuela.elmilitante.org/indez.asp?id=muestra&id_art=1999).
En Alcasa son los propios trabajadores los que eligen a los directores. Estos
directores mantienen el mismo nivel salarial que tenían antes de ser elegidos y
están sometidos al derecho de revocación. En el mismo artículo Edgar Caldera da
un ejemplo de cómo el control obrero significa, al mismo tiempo, hacer más
eficiente la producción y librarse de la burocracia, la mala gestión y la corrupción.
Explica cómo en la Línea de Reducción III, una empresa externa, estaba al cargo
del mantenimiento y las reparaciones. Pero en realidad ésta era una fuente de
corrupción y en la práctica significa que durante aproximadamente siete años, el
10% de las células reductoras en la línea habían estado sin utilizar. En una reunión
masiva los trabajadores decidieron echar al contratista externo y contratar los
trabajadores necesarios para hacer el mismo trabajo dentro. Como resultado de
esta medida, las reparaciones se hacían en un tiempo récord y ahora la línea está
funcionando a plena capacidad. Esta experiencia ha elevado enormemente el nivel
político de los trabajadores implicados en ella.
Del 16 al 18 de junio hubo una reunión nacional de trabajadores que participan en
la experiencia de control obrero y las conclusiones fueron muy profundas y
apuntaban en la dirección correcta. Había una comprensión clara de lo que es
conocido en Venezuela como "cogestión" y que es un paso adelante en la
construcción de una sociedad socialista. Uno de los puntos acordados deja esto
muy claro: "Incluir entre las propuestas para la cogestión revolucionaria que las
empresas deben ser propiedad del Estado, sin distribución de acciones a los
trabajadores y que cualquier beneficio sea distribuido según las necesidades de la
sociedad a través de los consejos de planificación socialista. Estos consejos de
planificación socialista deben ser entendidos como organismos que llevan a la
práctica las decisiones tomadas por los ciudadanos en las asambleas".
Contradicciones
Este proceso global de discusión y acción política de los trabajadores y los pobres
no está exento de contradicciones. Por ejemplo, en la antigua papelera Venepal,
ahora Invepal, la primera empresa expropiada por el gobierno bolivariano, los
dirigentes del sindicato han dado el paso de disolver el sindicato y están esperando
a comprar la parte de la empresa que pertenece al Estado para que sea propiedad
sólo de los trabajadores y quedarse con los beneficios de la producción. Otros
dirigentes sindicales les han avisado contra este paso, insistiendo en que esto
significaría el mantenimiento del capitalismo y que podría incluso en el futuro
llevarles a un enfrentamiento con otros grupos de trabajadores.
En Inveval, la antigua empresa Constructora Nacional de Válvulas, CNV, que fue
expropiada por el gobierno el Primero de Mayo, las dificultades no están surgiendo
de los propios trabajadores sino más bien de la burocracia estatal. Durante la firma
del decreto de expropiación Chávez dejó claro que los trabajadores tenían que
tener la mayoría de los representantes en el consejo de administración y que el
organismo máximo de decisiones debería ser la asamblea general de trabajadores.
Pero cuando los representantes del ministerio de economía popular leyeron la
propuesta de estatutos de la empresa a los trabajadores, el 27 de junio, no se
mencionaba la participación de los trabajadores. La reunión rechazó esta propuesta
y comenzó un proceso de movilización para exigir el control obrero. Ahora están
vinculándose con trabajadores de otras empresas donde hay experiencias de
participación de los trabajadores para extender su lucha más allá de Inveval.
Finalmente, en la empresa estatal de generación y distribución de electricidad,
Cadafe, desde el principio la implantación de la "cogestión" (que fue cuando los
trabajadores ejercieron el control obrero para impedir el sabotaje durante el cierre
patronal de diciembre de 2002), ha habido todo tipo de tensiones con los directores
de la empresa. Primero querían limitar el poder de los trabajadores a la hora de
tomar decisiones en aspectos secundarios. Los trabajadores y su sindicato han
tenido que luchar por cada pedazo de control obrero que ahora tienen en la
empresa. Ahora los directores han salido con otro argumento: "No puede haber
participación de los trabajadores en las industrias estratégicas".
Este argumento choca con la realidad. Fue precisamente durante el cierre patronal
cuando los trabajadores petroleros recuperaron la producción en PDVSA, y los
trabajadores del aluminio y el acero de las enormes plantas de Guayana lucharon
físicamente en las instalaciones de gas y reanudaron el suministro a sus fábricas.
También fue en esta ocasión cuando los trabajadores del Metro de Caracas lo
mantuvieron abierto y los trabajadores eléctricos de Cadafe mantuvieron el
suministro eléctrico y evitaron el sabotaje de la industria.
El movimiento obrero venezolano está experimentando una masiva
transformación y está comenzando a ser consciente de su propia fuerza. En esto
reside la esperanza para el futuro de la revolución bolivariana. Una cosa que tienen
muy clara los trabajadores es que, como dijo Chávez en Aló Presidente, una
revolución es un proceso donde surgen nuevas ideas y modelos, mientras que las
viejas ideas mueren, y "¡en la revolución bolivariana es el capitalismo el que será
eliminado!".
El marxismo, el parlamento y la
Revolución
Revolución Venezolana
Venezuela después de las elecciones: ¿Ahora qué?
El 4 de diciembre de 2005
Lenin siempre prestaba una gran atención a los resultados electorales. Los utilizaba
para intentar tener una idea del nivel de conciencia de las masas y la correlación de
fuerzas de clase. ¿Qué conclusiones podemos extraer de las elecciones del cuatro
de diciembre?
En primer lugar, sin duda marcan una nueva etapa en la Revolución Venezolana.
Fueron otro duro golpe al campo contrarrevolucionario y al imperialismo. En las
elecciones legislativas el partido de Chávez, el Movimiento Quinta República (MVR),
consiguió 114 de los 167 escaños de la nueva Asamblea Nacional de Venezuela, un
masivo 68% del total. Los partidos pro Chávez consiguieron todos los 167 escaños
de la Asamblea Nacional. Los preparativos y las votaciones transcurrieron con
normalidad, sin incidentes dignos de mención. Esto a pesar de la desesperada
campaña de la oposición contrarrevolucionaria destinada a desestabilizar las
elecciones y crear de nuevo las condiciones psicológicas para un golpe de Estado.
Los principales partidos de la oposición —Acción Democrática (AD), el
socialcristiano COPEI, Proyecto Venezuela y Primero Justicia— retiraron a sus
candidatos pocos días antes de las elecciones. Conscientes de que se enfrentaban a
una humillante derrota, los partidos de la posición defendieron estrepitosamente el
boicot. Como resultado, en las zonas de clase media alta, donde la oposición tiene
su principal base, muchos votantes se quedaron en casa.
En los feudos de la oposición la partición fue muy baja, quizá un 10% de los
votantes, mientras que en las zonas pro Chávez la participación fue mucho mayor.
La participación electoral fue más baja de lo que habían previsto los partidos
progubernamentales. De forma previsible, los líderes de la oposición comenzaron
inmediatamente a vociferar que la nueva Asamblea Nacional no tenía legitimidad.
María Corina Machado, una de las dirigentes de la ONG opositora SUMATE, dijo lo
siguiente: "De un parlamento pluripartidista hemos pasado a un parlamento
monopartidista que no representa a los amplios sectores de la población. Hoy ha
nacido una Asamblea Nacional que está herida en su legitimidad". ¿Pero por qué
debería ser este el caso? Los partidos de la oposición tuvieron la oportunidad de
presentarse a las elecciones y demostrar de este modo que eran muy capaces de
ganar una mayoría parlamentaria. Tuvieron la oportunidad y se negaron a
aceptarla. Boicotearon las elecciones. Ahora, la primera y más elemental regla de la
democracia es: "¡Debes estar allí!". Esto fue muy bien expresado por Eugenio
Chicas, un magistrado del consejo electoral de El Salvador: "La democracia está
construida por aquellos que participan, así que la retirada (…) de los partidos
opositores no deslegitima las elecciones parlamentarias".
La razón real debería estar clara para todos: las encuestas de opinión indicaban
que sólo conseguirían unos 20 escaños frente a los 76 que tenían hasta ese
momento. Es inútil negarse a votar o presentarse como candidato y después
quejarse del resultado electoral, es como negarse a sentarse a cenar y después
quejarse de que tienes hambre. Ninguna persona sensata se tomará en serio estas
quejas sobre la "legitimidad". El pueblo ha votado por una Asamblea Nacional. La
Asamblea Nacional tiene que trabajar. Debemos estar con ella.
Después de haber perdido hace tiempo el argumento democrático, la oposición
está presionando a la Asamblea Nacional. Quiere imponer su voluntad por la puerta
de atrás porque es incapaz de ganar actualmente unas elecciones. Recurre a
tácticas extraparlamentarias, mientras protesta en voz alta que ellos son los
verdaderos defensores de la democracia. Los líderes de la oposición acusan a
Chávez de erosionar la democracia extendiendo su influencia política sobre los
tribunales del país y el Consejo Electoral Nacional para mantenerse en el poder.
Simplemente se hacen eco de la propaganda oscura de Washington, incluso han
inventado una terminología totalmente nueva y anteriormente desconocida en el
idioma inglés (o en cualquier otro): "autoritarismo elegido".
Días antes de las elecciones se encontraron en Caracas artefactos explosivos.
¿Eran parte de un complot para asesinar al presidente? Es bastante probable. Y la
decisión de los principales partidos de la oposición de boicotear las elecciones,
acompañada por manifestaciones callejeras en los barrios ricos, eran una manera
de crear un contexto, una sensación de caos y desorden general. Justo antes de las
elecciones alguien voló un oleoducto venezolano. ¿Quién fue el responsable? Todo
señala a un trabajo de la oposición y la CIA. Esto demuestra la verdadera actitud de
la oposición contrarrevolucionaria y los "amigos de la democracia" en Washington.
Política exterior
El autor de estas líneas avisó hace varios meses a un representante del Ministerio
de Exteriores en Caracas de que era poco realista esperar un tratamiento justo por
parte de la delegación de la UE. Ese aviso ha demostrado estar justificado.
Hablando desde la capital de Uruguay, Montevideo, Chávez rechazó los informes
parciales de la OEA y los observadores de la UE como una "emboscada". Esto es
bastante correcto. "Es una táctica contra Venezuela, han dejado tras de sí un
campo minado, buscando la desestabilización de Venezuela", Chávez pronunció
estas palabras ante los delegados de los países sudamericanos reunidos para dar la
bienvenida a Venezuela al bloque comercial de Mercosur.
"Estos delegados, tanto de la OEA como de la UE", continuó el presidente, "actúan
contra el pueblo venezolano y la democracia venezolana". Esto también es correcto.
Era una ingenuidad pensar que los llamados "observadores extranjeros
imparciales", en realidad, serían imparciales.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, también asistió a la reunión
de Mercosur, respondió con esa astucia almibarada que es el sello de la diplomacia
burguesa. Dijo que el informe de la misión era preliminar, que tomaría nota de las
preocupaciones de Chávez y otras cosas por el estilo. Pero añadió respondiendo a
los comentarios de Chávez: "Me gustaría sólo señalar, como he dicho, que la misión
de la OEA fue solicitada por el gobierno de Venezuela".
De lejos el aspecto más débil e insatisfactorio de la Revolución Bolivariana es su
política exterior. No es casualidad que la parte del aparato del Estado donde la
tendencia contrarrevolucionaria es más fuerte sea en los cuerpos diplomáticos. Es
un secreto a voces que se puede confiar en pocos embajadores y que a la primera
oportunidad se pasarán a la contrarrevolución. Para contrarrestar la ausencia de
una verdadera política exterior revolucionaria, el presidente ha intentado entrar en
contacto directo con los líderes extranjeros. Para romper el aislamiento diplomático
que Washington intenta imponer a Venezuela, Chávez ha intentado llegar a
acuerdos con gobiernos y países que tienen diferencias con EEUU, o que en cierto
sentido pueden ser considerados "progresistas". La intención es loable, pero los
resultados no son siempre los que él desea.
The Economist, el 9 de diciembre de 2005, comparaba con desprecio estas
elecciones "al tipo de consulta utilizada por Sadam Husein para ‘ganar’ en Iraq con
un 99% de los votos" y deploraba el hecho de que "ahora no existe oposición
parlamentaria al presidente, que gobierna el país latinoamericano desde 1999 y
espera otro mandato de seis años". Continuaba gimiendo por la desesperanzada
oposición, que se ha visto, como correctamente señala: "apartada de la antigua
elite desacreditada, ha sido dividida, carece de líderes fuertes y ha sido superada
por el astuto presidente".
Incluso, esta revista de derechas se ve obligada a admitir: "En realidad, los
partidos [de la oposición] que se marcharon sabían que era poco probable que
ganaran. El MVR de Chávez y sus aliados ya controlaban una estrecha mayoría de
escaños antes de las elecciones, el presidente es verdaderamente popular, aunque
su tasa de aprobación ha caído del 70% de principio de año a aproximadamente la
mitad. Chávez pretende estar destruyendo el viejo orden, en el cual los dos
principales partidos cómodamente se intercambiaban el poder y disfrutaban sus
privilegios. Gracias a la atención ha colmado a las masas pobres de Venezuela, sus
seguidores le adoran".
Y continúa gimiendo: "Ahora, con una mayoría de dos tercios en la asamblea,
Chávez puede cambiar la constitución a su voluntad. Esto probablemente llevará a
una situación de más enredo en la economía y menos límites a la presidencia.
Chávez es casi seguro que se presentará a la reelección en diciembre de 2006.
El líder venezolano es amigo de Fidel Castro y Cuba consigue petróleo barato de
Venezuela a cambio de los servicios de miles de médicos cubanos. Néstor Kirchner,
el presidente de Argentina, parece estar acercándose a Chávez. Venezuela está
comprando deuda argentina, lo que ayuda a Kirchner a continuar desairando al
Fondo Monetario Internacional. Chávez también tiene buenas relaciones de amistad
con Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Brasil, un dirigente de izquierdas más
moderado. Con el apoyo añadido del nuevo presidente de izquierdas de Uruguay,
Venezuela espera entrar en Mercosur, un bloque comercial regional. Esto podría ser
otro foro para la petrodiplomacia de Chávez, aunque también podría ser una forma
para que sus vecinos le domestiquen un poco". Y añade: "Ha tenido buenas
relaciones con China e Irán. Algunos estadounidenses están preocupados por las
conversaciones sobre cooperación nuclear con Argentina que podría ayudar a los
iraníes, vía Venezuela, para construir una bomba [nuclear]". Este es el tipo de
argumento que fue utilizado para la invasión de Iraq.
Venezuela es el quinto país exportador de petróleo del mundo. Sin duda esto ha
dado a la revolución un margen de respiro que ha permitido a Chávez construir
puntos de apoyo con acuerdos energéticos con sus vecinos del Caribe y
Sudamérica. Pero el "apoyo" que se puede obtener de esta forma es muy relativo e
inestable. Los únicos amigos reales de la revolución venezolana son los
trabajadores, los campesinos y los pobres de América Latina y todo el mundo.
Necesitará de estos amigos.
Es inevitable un momento decisivo
La contrarrevolución está gobernada por algunas de las mismas leyes que rigen la
revolución. Después de haber sido derrotada sólidamente en varias ocasiones, la
oposición (es decir, la oligarquía) quedó desmoralizada, dividida y perdió la
capacidad que tenía de movilizar a cientos de miles de las clases medias del Este de
Caracas. Las derrotas de los intentos de golpe de Estado también hicieron que los
sectores más reaccionarios de las Fuerzas Armadas se depuraran. Al mismo tiempo
estos acontecimientos fortalecieron la confianza de las masas en sus propias
fuerzas y su resolución a defender la revolución. Esto dejó a la oligarquía, a corto
plazo, incapaz de realizar un nuevo intento de golpe.
Pero sería un error peligroso pensar que se han reconciliado con la idea de actuar
sólo dentro de los límites de la democracia parlamentaria. Su objetivo es librarse de
Chávez y aplastar el movimiento y el espíritu revolucionario de las masas. Y saben
muy bien que, por ahora, no pueden conseguirlo en una contienda electoral amplia.
En este terreno ellos han sido sólidamente golpeados, en el referéndum revocatorio
de agosto de 2004, en las elecciones a gobernadores estatales de octubre de 2004
(donde sólo consiguieron 2 de los 23 Estados del país) y después en las elecciones
municipales de 2005 (donde sólo consiguieron el 25% de los ayuntamientos).
Incluso aunque ellos puedan estar obligados a participar en las luchas electorales,
por ausencia de un plan mejor, este es sólo un movimiento táctico. En el momento
del referéndum revocatorio en agosto de 2004, sabían que no podían ganar y su
plan era anunciar su victoria, con el apoyo de los medios de comunicación y
observadores internacionales, crear una situación de caos que "justificara" una
intervención internacional (quizá bajo la hoja de parra de la OEA). En el último
minuto, frente a la magnitud de la victoria de Chávez y el temor a las implicaciones
revolucionarias de un movimiento de masas contra cualquier intento de amañar los
resultados del referéndum, los sectores más inteligentes del imperialismo
descartaron este plan, dejando a la oposición venezolana gritando "fraude" durante
unos cuantos meses.
En las elecciones a la Asamblea Nacional de 2005, la táctica utilizada fue
diferente. La oposición participó en las elecciones mientras que organizaba una
campaña sistemática para socavar su credibilidad (atacando el sistema de votación,
el registro electoral, la Comisión Nacional Electoral, etc.), para justificar su retirada
en el último minuto (incluso aunque la mayoría de las exigencias relacionadas con
los métodos de votación, recuento y otros por estilo se habían cumplido). La idea
era deslegitimar la Asamblea Nacional. Esta era una señal clara de que la clase
capitalista venezolana no está interesada en la democracia parlamentaria, ya que
no produce los resultados que ellos quieren.
En esta ocasión la oposición parece estar utilizando una combinación de ambas
tácticas. En primer lugar consiguen reunirse tras un candidato único (una conquista
importante), Manuel Rosales, el actual gobernador de la oposición del rico Estado
petrolero de Zulia, en la frontera con Colombia. Rosales representa un tipo más
perspicaz de político de la oposición. En lugar de oponerse frontalmente a los
programas sociales extremadamente populares del gobierno Chávez (las Misiones),
ha introducido versiones imitadas en Zulia con un nombre diferente (y sin el
elemento revolucionario de organización de las masas que contienen muchas de las
misiones). En esta campaña electoral ha declarado que mantendrá las misiones si
resulta elegido. En realidad, ha hecho algunas promesas de ayuda social que
parece ¡un verdadero candidato populista en estas elecciones!
La oposición aún está haciendo mucho ruido sobre las irregularidades en el censo
electoral, sobre la naturaleza insegura de las máquinas electrónicas de votación,
etc. Pero Rosales ha prometido mantenerse en la carrera hasta el final y no
retirarse. Su estrategia en esta ocasión parece ser más similar a la que utilizaron
durante el referéndum revocatorio presidencial. A través de su control de los
medios de comunicación privados están moldeando a la opinión pública ante la idea
de que el liderazgo de Chávez se ha reducido y que la diferencia entre él y Rosales
se está acortando. Según se acerque el día de las elecciones, pueden fácilmente
publicar encuestas que "demuestren" que es una contienda muy estrecha, que
ambos candidatos tienen más o menos las mismas intenciones de voto…, y
después, cuando los resultados den a Chávez como ganador por un margen
cómodo, organizar una campaña diciendo que ha habido fraude, apelando a las
fuerzas armadas y a la "comunidad internacional" para que intervenga, y otras
cosas por el estilo.
Mientras que la oposición es relativamente débil, uno de los principales peligros de
la revolución bolivariana viene desde dentro. Hay toda una capa de funcionarios en
el aparato del Estado y en las estructuras del movimiento bolivariano que están
impidiendo que la revolución vaya más allá y sea completada. El propio Chávez es
muy consciente de esto, en una entrevista reciente avisaba de que ésta era ahora
la amenaza principal a la que se enfrenta la revolución: "La mayor amenaza está
por dentro, hay una contrarrevolución permanente, burocrática. Soy un enemigo a
diario, con un látigo me la paso porque por todos lados me azota el enemigo de una
burocracia vieja y una nueva que se resiste a los cambios, tanto, que uno tiene que
estar pendiente de cuando se dé una instrucción y hacerle un seguimiento para que
no sea detenida o desviada o minimizada por esa contrarrevolución burocrática que
está en el Estado, ese sería uno de los elementos de la nueva fase que viene de la
transformación del Estado.
"El Estado se transformó a un nivel macro, pero los niveles micro se mantienen
intactos, habrá que pensar ahora mismo en un nuevo paquete de leyes,
transformación del marco político y jurídico hasta los niveles más micro del Estado
para vencer esa resistencia.
"Hermana de la contrarrevolución burocrática es la contrarrevolución de la
corrupción, ésa es otra amenaza terrible, porque por donde menos se espera
aparece" (http://www.aporrea.org/ actualidad/n83403.html).
Esto plantea dos problemas diferentes que están vinculados. Por un lado el
aparato del Estado venezolano aún es el mismo aparato del Estado capitalista de la
IV República. Toda una capa de activistas que proceden del movimiento
revolucionario ocupa ahora posiciones en ministerios e instituciones, pero las
estructuras básicas y la mayor parte del personal aún es el mismo. Esto significa
que hay constante sabotaje a las decisiones adoptadas por el gobierno o los
diferentes ministerios. Cuando las organizaciones de base tratan con las
instituciones estatales se encuentran bloqueadas a todos los niveles por los
funcionarios que llevan en estos puestos 10, 15, 20 años, que están actuando
claramente al servicio de los intereses de la clase dominante.
Una de las principales lecciones que Marx y Engels extrajeron de la experiencia de
la Comuna de París es que "la clase obrera no puede simplemente basarse en la
maquinaria estatal existente, y utilizarla para sus propios propósitos" (La guerra
civil en Francia). La experiencia de la revolución bolivariana durante los últimos
años es una confirmación irrefutable de esta idea, hay un creciente descontento
dentro del movimiento revolucionario con la marcha de la situación. La forma en
que Chávez ha tratado esto ha sido intentar, hasta cierto punto, circunvalar las
instituciones existentes con la creación de otras. Por ejemplo, los planes sociales en
el terreno educativo, sanitario y otros (misiones) en realidad no se han implantado
a través de los ministerios de sanidad y educación, sino más directamente en las
comunidades. El problema es que, careciendo de una estructura de control
adecuada y vigilancia por parte de los trabajadores y las propias comunidades, la
burocracia también se ha reproducido en muchas de estas nuevas instituciones. El
problema es, por tanto, no sólo la vieja burocracia de la IV República, sino también
esta nueva burocracia de la que habla Chávez, que se disfraza de "bolivariana" pero
en realidad está jugando un papel contrarrevolucionario.
El último intento de tratar este problema es la creación de los Consejos
Comunales. Estos organismos se basan en asambleas de masas de 200 o 400
familias en las zonas urbanas y tienen el poder de elegir y revocar a los portavoces
comunitarios. Los Consejos Comunales (de los que ahora hay miles en todo el país)
se supone que también consiguen financiación directa del Estado para ocuparse de
las cuestiones en las zonas donde están presentes. Esto, potencialmente, podría ser
la base para una nueva forma de Estado, que podría estar firmemente bajo el
control de la clase obrera. El problema llega cuando estos consejos coexisten con el
actual aparato del Estado, que no son parte de una estructura nacional centralizada
(por lo tanto su poder real está limitado) y con el hecho de que Venezuela todavía
es una economía capitalista (por eso los consejos realmente no pueden planificar o
dirigir la economía en sus zonas). A menos que el actual aparato del Estado sea
destruido y sustituido por una nueva forma de Estado, basado en delegados
elegidos y revocables en las fábricas, centros trabajo, comunidades, etc., el
problema de la burocracia se reproducirá una y otra vez.
Reformistas y burócratas
Los sindicatos
De este modo, resumiendo, podemos decir que las elecciones del 3 de diciembre
son un punto de inflexión crucial para la revolución venezolana. Las masas se
movilizarán para conseguir una victoria sonora el 3 de diciembre, pero después lo
que esperarán, y exigirán, son soluciones para estos problemas cruciales: el Estado
y la burocracia, la organización democrática del movimiento revolucionario y sobre
todo la cuestión de la economía.
En estas condiciones, las ideas del marxismo que ya se están discutiendo
ampliamente en el movimiento, encontrarán una audiencia incluso más entusiasta.
La revolución venezolana sólo puede resolver estas contradicciones si se mueve
decisivamente en dirección al socialismo, es decir, una economía nacionalizada y
planificada democráticamente, y un verdadero Estado obrero basado en delegados
elegidos y revocables a todos los niveles. Esto tendría un impacto masivo en el ya
terreno fértil de la revolucionaria América Latina y abriría las puertas para una
revolución continental.
Elecciones en Venezuela:
"¡No volverán!"
Pero las masas exigen medidas para frenar la contrarrevolución
Toda revolución en la historia pasa a través de etapas bien definidas. Aunque la Revolución
Bolivariana ciertamente tiene peculiaridades y características únicas (¿qué revolución no las
tiene?), comparte con las revoluciones pasadas las características esenciales que se repiten en
cada caso con una regularidad extraordinaria. Los nombres de los dirigentes individuales y
partidos cambian, como la velocidad con la que se desarrollan los acontecimientos (alguien me
dijo que la Revolución Bolivariana era "una revolución de movimiento lento"). Pero los procesos
subyacentes son muy similares.
En cada revolución hay una fase inicial de euforia, donde las masas imaginan que se ha
conseguido la victoria y solucionado todos sus problemas. Existe una especie de atmósfera
carnavalesca en la que casi todo el mundo parece participar. Predomina la idea de unidad
nacional. Este era el ambiente que vimos en Rusia en febrero de 1917, en España tras la caída
de la monarquía en abril de 1931 e incluso en la Revolución Francesa (que tiene ciertas
similitudes con Venezuela) tras la caída de la Bastilla en julio de 1789.
Pero después de algún tiempo, las masas aprenden algunas verdades difíciles de aceptar a
través de su experiencia. Comienza a tomar forma la idea, empezando en la vanguardia, de
que no todo va bien, que los objetivos reales de la revolución no se han conseguido, que las
aspiraciones de las masas no se han materializado. El ambiente de euforia se disipa, como los
efectos del alcohol la mañana siguiente a la fiesta. La experiencia de la resaca nunca es muy
agradable. Pero sirve para preparar una valoración más realista y sobria de las realidades de la
vida.
En Venezuela, la primera fase de la revolución ya ha pasado a la historia y no regresará.
Existe una creciente conciencia de que las batallas más decisivas son las que están por llegar,
que los problemas fundamentales siguen sin resolverse. Eso se pudo ver recientemente con la
manifestación de campesinos organizada por el Frente Nacional de Campesinos Ezequiel
Zamora. Tras ocho años de Revolución Bolivariana, aproximadamente el 75% de la tierra está
en manos de los grandes terratenientes, 166 activistas campesinos han sido asesinados por
matones a sueldo de los terratenientes y ninguno de los asesinados ha sido enviado a prisión.
Ninguno de los responsables del golpe de abril de 2002 está entre rejas. La gente se está
preguntando: ¿es este el camino de la revolución?
Existe un ambiente cada vez más crítico entre las masas, y especialmente entre los activistas
que temen una victoria de la contrarrevolución. Pero este ambiente de crítica no está dirigido
contra el presidente, al que la mayoría de las personas reconocen como un hombre sincero y
valiente que está dispuesto a enfrentarse a la oligarquía y el imperialismo. Pero sí existe un
odio implacable hacia los terratenientes y los capitalistas, y hacia los burócratas corruptos que
constituyen la Quinta Columna de la contrarrevolución. Existe una profunda y creciente
desconfianza hacia aquellos que rodean al presidente y le apartan de la población, que intentan
diluir el mensaje socialista y hacer retroceder la revolución.
Los críticos de "izquierda" de Chávez señalan sus vacilaciones e inconsistencia. Pero los
mensajes contradictorios que salen de Miraflores reflejan las contradicciones que existen en el
propio Movimiento Bolivariano. La base de los bolivarianos está profundamente enraizada en la
clase obrera, el campesinado y los pobres urbanos. Instintivamente apoyan las ideas del
socialismo revolucionario y exigen enérgicamente que se tomen medidas serias contra la
oligarquía. Sin embargo, cuanto más alto te diriges, más difuso es el mensaje revolucionario.
Mientras que un sector de los ministros y diputados está a favor del socialismo, el ala de
derechas afianzado en la burocracia, en lo que el propio Chávez ha descrito como una
burocracia contrarrevolucionaria y el mayor peligro al que se enfrenta la revolución.
Esta burocracia contrarrevolucionaria refleja la presión de la oligarquía y el imperialismo.
Sería una locura imaginar que la CIA no está directamente implicada en tramar complots y
conspiraciones en este ala, haciendo uso de unos recursos considerables para corromper a una
capa de funcionarios (muchos de los cuales necesitaban poca persuasión) para implicarles en
intrigas contrarrevolucionarias contra la revolución y el presidente. La consigna de estas
personas es "Chavismo sin Chávez", a lo que responden las masas con consignas como las que
coreaban en la reciente manifestación de 12.000 activistas en Mérida: "¡Con Chávez hacia el
socialismo!" e incluso más significativo: "¡Con Chávez contra la burocracia!".
Lenin dijo en cierta ocasión que para las masas una onza de práctica era más valiosa que una
tonelada de teoría (y él era un gran teórico). Las masas en general no aprenden de los libros
sino de su propia experiencia. Como en una revolución la experiencia de las masas se acelera
enormemente, ellas aprenden muy rápidamente. En estas circunstancias, los trabajadores y los
campesinos aprenden más en 24 horas que en diez años de vida normal.
En los últimos años un verdadero ejército de "intelectuales" reformistas ha desembarcado en
Caracas como si fuera una plaga bíblica de langostas. Son ex comunistas (algunos de ellos,
aunque no muchos, tienen todavía la audacia de denominarse comunistas), ex maoístas, ex
trotskistas, ex guerrilleros, ex cualquier otra cosa. También son socialdemócratas, ya sea con
la marca habitual o disfrazados de socialdemócratas de organizaciones como Attac o Le Monde
Diplomatique. Todos tienen una cosa en común: su hostilidad violenta hacia el marxismo y el
socialismo revolucionario.
Estas damas y caballeros sienten un profundo desprecio hacia las masas, a las que
consideraban insuficientemente cultas como para llevar a cabo la revolución social.
Constantemente hacen referencia al supuesto "bajo nivel de conciencia de las masas" como un
argumento contra la viabilidad de la revolución socialista en Venezuela. Otros nos dicen que
aún estamos en "la etapa de la revolución democrático burguesa" (a pesar de las repetidas
declaraciones del presidente Chávez a favor del socialismo). Otros intentan asustar a las masas
con el espectro de la intervención imperialista ("si intentamos ir demasiado lejos y rápido"),
etc., etc.
Los reformistas nunca carecen de argumentos contra la viabilidad del socialismo. Pero ya
hemos escuchado esto antes. Los mencheviques rusos (y el ala de derechas bolchevique,
incluido Stalin) nunca se cansaron de aconsejar a Lenin en 1917 que no había "condiciones
objetivas para la revolución socialista", que "todavía estaban en la etapa de la revolución
democrático burguesa" y así sucesivamente. Y sobre la superficie, estos argumentos tenían
algo de paso. La Rusia zarista era un país extremadamente atrasado donde la clase obrera
industrial era sólo de cuatro millones entre una población total de 150 millones de personas.
Lenin y Trotsky no hicieron caso de las funestas advertencias de los reformistas y dirigieron a
la clase obrera hacia la conquista del poder.
Las condiciones en Venezuela son infinitamente más favorables para la revolución socialista
de lo que eran en la Rusia de 1917. La clase obrera es mucho más numerosa y las masas han
aprendido en la escuela de ocho años de revolución. La gran mayoría está dispuesta para la
transformación revolucionaria de la sociedad. Lo que falta precisamente es la presencia de un
partido y dirección revolucionaria como el Partido Bolchevique con Lenin y Trotsky.
En realidad, a pesar de los gemidos de los reformistas, las condiciones objetivas para llevar a
cabo la revolución socialista en Venezuela son extremadamente más favorables. Dentro de
Venezuela el resurgimiento de la oposición es más aparente que real. Con unos considerables
recursos financieros a su disposición (generosamente ayudados por una inyección de dólares
procedentes de Washington), la oposición ha conseguido crear la ilusión en sectores de la clase
media de que ellos pueden derrotar a Chávez.
Animados por esta ilusión, sectores acomodados de la sociedad caraqueña se reunieron para
aplaudir a Manuel Rosales el pasado sábado. Pero esta ilusión rápidamente se desvaneció con
la enorme muestra de fuerza de las masas al día siguiente. Incluso numéricamente, la
manifestación de los escuálidos quedó empequeñecida por los chavistas. Sin embargo, la
cuestión de la correlación real de fuerzas no se puede reducir a una cuestión de aritmética
parlamentaria. La pequeña burguesía multicolorista, heterogénea, no se puede comparar con
una fuerza de lucha, con la masa compacta de trabajadores y campesinos. Es como comparar
una mariposa con un toro. Si se someten a una prueba seria las fuerzas, los héroes de la clase
media de la contrarrevolución quedarían destrozados como la paja barrida por el viento.
Además, saben esto muy bien.
Detrás de los estridentes gritos de la oposición está la desesperación, el miedo y un profundo
sentimiento de impotencia. Los líderes de la oposición están firmemente convencidos de que
serán sólidamente derrotados en las urnas el 3 de diciembre. Hace mucho tiempo que
abandonaron toda esperanza de derrotar a Chávez mediante las votaciones y elecciones
parlamentarias. Han llegado a la conclusión de que la cuestión del poder se decidirá fuera del
parlamento, en las calles, en las fábricas, en la tierra y en los barracones del ejército. Se debe
admitir que, en sus cálculos, los representantes políticos de la clase dominante son mucho más
realistas y perspicaces que los teóricos del reformismo. Estos últimos están hipnotizados por el
juego de la política parlamentaria. Creen que la lucha de clases entre intereses mutuamente
irreconciliables se puede decidir por las leyes y las constituciones, de la misma manera que el
juego de ajedrez está regulado por reglas antiguas o un partido de béisbol por el árbitro. Pero
la revolución no es un juego, no tiene otras reglas que las determinadas por la correlación de
fuerzas de clase en un momento dado.
La Constitución Bolivariana en muchos sentidos es un documento excelente (aunque con una
debilidad fatal en la cuestión de la propiedad privada). Pero es el reflejo de la correlación de
fuerzas de clase en el momento en que se aprobó y puede ser echado al cubo de la basura
cuando la correlación de fuerzas cambie. ¿Cuánto tiempo duraría la Constitución si los
contrarrevolucionarios regresaran a Miraflores? La pregunta se responde por sí misma. Por lo
tanto, aquellos que tienen puesta toda su fe en las leyes y constituciones, no comprenden la
mecánica de la lucha de clase que determina que este tipo de cosas se apoyen en una paja
rota. Cicerón dijo hace mucho tiempo que la ley suprema es el bien del pueblo. Sacaremos a
relucir a Cicerón para decir sinceramente: la ley suprema es el bien de la revolución, a la que
todo se debe subordinar. Adoptar otro punto de vista es tener una actitud frívola hacia la
revolución y que sólo puede acabar en la mayor de las calamidades.
Interferencia imperialista
Los imperialistas están siguiendo los acontecimientos en Caracas con creciente alarma y
desazón. El tono de las declaraciones procedentes de Washington cada vez son más
beligerantes. En enero de 2005, Condoleezza Rice dijo: "Chávez es una fuerza negativa en la
región". La misma melodía se ha repetido en diferentes tonos en los medios de comunicación
estadounidenses y otros funcionarios del gobierno estadounidense. En enero de 2006, el
Director de Inteligencia Nacional de EEUU, John Negroponte, y el entonces Secretario de
Defensa Donald Rumsfeld, compararon a Chávez con Hitler, le acusaron de ser una de las
fuerzas más peligrosas y desestabilizadoras de la región.
Este es el tipo de lenguaje que normalmente está asociado con la diplomacia de los
preparativos de guerra. En el pasado, el imperialismo norteamericano habría intervenido
militarmente contra la Revolución Bolivariana. Pero los tiempos han cambiado. A pesar de todo
su poder y riqueza, los imperialistas estadounidenses no están en posición de emprender una
intervención militar directa. Están atrapados en un cenagal en Iraq, que ya ha costado la vida
de 3.000 soldados norteamericanos y que está costándoles más de mil millones de dólares
semanales.
Las recientes elecciones en EEUU fueron un golpe devastador contra Bush y el Partido
Republicano, que ha perdido el control de las dos cámaras. Existe un claro ambiente entre la
opinión pública norteamericana a favor de acabar esta ocupación desastrosa, aunque una
retirada ahora sería una derrota humillante que tendría consecuencias serias para EEUU en
Oriente Medio y a escala mundial. Cualquier cosa que hagan ahora en Iraq estará equivocada.
Y lo mismo ocurre con Afganistán. Por lo tanto, es impensable que comiencen otra aventura
militar en Venezuela, particularmente si se tiene en cuneta que el 70% de la población latina
de EEUU (la mayor minoría étnica actualmente) votó en contra de Bush en estas elecciones.
¿Eso significa que los imperialistas han desistido en sus intentos de derrocar a Chávez? ¡Por
supuesto que no! EEUU ya ha lanzado una invasión de Venezuela, como me dijo un funcionario
de izquierdas del gobierno: una invasión en dólares. La CIA está dedicada activamente a
corromper a ciertos elementos del Estado, incluidos algunos "bolivarianos".
Esto es confirmado por Eva Golinger en su nuevo libro, Bush vs Chávez: La guerra de
Washington en Venezuela, donde detalla las actuales amenazas de EEUU a Venezuela. En una
reciente entrevista Eva Golinger declaraba que el imperialismo norteamericano estaba
financiando a la oposición: "Esto ha aumentado durante el año pasado, en algunos casos se ha
doblado. En realidad, la financiación por el USAID [Agencia Estadounidense para el Desarrollo
Internacional], a través de su Oficina para Iniciativas de Transición (creada aquí, después del
golpe), ahora supera los 7,5 millones de dólares al año. Pero, más interesante aún, son los
receptores de la ayuda que han aumentado espectacularmente.
"Hace dos años, había unas 63 organizaciones que recibían financiación y, hoy, según los
últimos documentos a los que he tenido acceso bajo la Ley de Libertad de Información de
EEUU, son 32 los grupos. Cuando hablamos de poder económico, no sólo es dinero, también es
la penetración en la sociedad venezolana utilizando el dinero para entrar en diferentes
sectores. Se encuentran grupos que supuestamente son de derechos humanos, grupos que
trabajaban en el sistema educativo y otros similares, pero que en realidad están trabajando
para la oposición.
"Básicamente, EEUU está financiando a estas organizaciones en la sociedad civil (…) para
conseguir el control en diferentes partes del país. Hay grandes concentraciones de programas
en Mérida, por ejemplo, también en Táchira, Zulia y después en el interior del país, lugares
como Barquisimeto, los Estados de Lara, Monagas y Anzoátegui" (Green Left Weekly, número
691, 22/11/2006).
El nuevo plan de Bush para la Transición en Cuba está siendo financiado con unos 80 millones
de dólares. En Venezuela, la cantidad total de dinero procedente de Washington se puede
calcular en 9 millones de dólares anuales. Pero no es sólo el dinero (que realmente la
oligarquía no necesita) sino también los contactos políticos, como señala Eva Golinger:
"También son los contactos políticos. Por ejemplo, el 28 de octubre, un grupo de expertos de
derechas, estrechamente vinculados al Partido Republicano, es anfitrión de un acto en
Washington llamado: ‘¿Se puede salvar Venezuela?’ Y el único orador es Julio Borges, que es el
candidato a vicepresidente con Manuel Rosales [el candidato presidencial]. Todo tipo de cosas
están implícitas en lo que yo llamo el ‘frente financiero".
Aunque una invasión directa parece descartada, hay otras opciones. Una es el asesinato:
Sabemos que la CIA está entrenando terroristas en Miami con el propósito de asesinar a
Chávez. Los paramilitares colombianos están activos en suelo venezolano y no están allí para
jugar. Eva Golinger dice lo siguiente: "Entrevisté a un paramilitar aquí en Caracas. Me dijo que
todos los paramilitares trabajan conjuntamente con EEUU y las Fuerzas Especiales en
Colombia. Están entrenados por ellos, en operaciones de mando y control […] son los enviados
para intentar asesinar a Chávez. Pero el mando y control está dirigido y controlado por las
Fuerzas Especiales de EEUU. Las fuerzas norteamericanas están en territorio colombiano, pero
envían a los paramilitares a hacer el trabajo sucio, junto con el ejército colombiano" (Ibíd.).
Un líder paramilitar dijo a Eva Golinger que hay más de 3.000 sólo en la región de Caracas.
EEUU ha convertido Colombia en un campo armado, donando 4.500 millones de dólares en
armas al régimen reaccionario de Uribe. Esto se supone que es para luchar contra la droga,
pero en la práctica es contrainsurgencia. Es posible que la CIA pueda provocar una guerra
entre Colombia y Venezuela.
Preparativos contrarrevolucionarios
Los planes inmediatos de los imperialistas, no obstante, están conectados con las elecciones
presidenciales. El candidato de la oposición, Manuel Rosales, ha estado continuamente un 20-
30% por detrás de Chávez en las encuestas. Algunos sectores de la oposición —Acción
Democrática (AD) y la Alianza Bravo Pueblo de Antonio Ledezma— se han negado a participar
en las elecciones y defienden la abstención. Las credenciales democráticas de Rosales no son
mucho mejores que las suyas. Participó en el golpe de Estado de 2002. Obviamente jugueteó
con la idea de la retirada de las elecciones, pero es demasiado tarde. Retirarse ahora le
desacreditaría completamente y desmoralizaría a sus seguidores. Los escuálidos y sus apoyos
imperialistas se están preparando para una gran derrota electoral el domingo. Han decidido por
adelantado gritar "fraude" y utilizar la situación para intentar provocar la máxima
desestabilización dentro del país y la mayor confusión fuera. Ya se han descubierto
30.000/40.000 camisetas negras con la palabra "¡fraude!". Esto es un pequeño indicativo de lo
que se está preparando.
Organizaciones como el Centro Hannah Arendt (que está vinculado directamente con el jefe
del equipo de campaña de Rosales) están siendo utilizadas para sembrar dudas sobre las
elecciones incluso antes de que se abra el primer colegio electoral. Este es un ingrediente
esencial en el plan de desestabilizar Venezuela después del 3 de diciembre. La oposición se
está aglutinando alrededor de la consigna: "defender el voto". En un artículo publicado en
Counterpounch, un académico estadounidense, George Ciccariello-Maher, escribe lo siguiente:
"Esta consigna vaga tiene algunas consecuencias claras, como quedó en evidencia cuando el
ideólogo de la oposición Rafael Poleo apareció recientemente en Globovisión. Poleo, que tiene
vínculos con el clan Bush y la CIA, que estuvo totalmente implicado en el golpe de abril de
2002, y cuya hija ha estado directamente implicada en el asesinato de Danilo Anderson —el
fiscal que estaba recogiendo pruebas contra los golpistas—, preparó la estrategia de la
oposición radical en términos muy claros el 6 de noviembre: ‘El día 3, para que los ciudadanos
se alineen con la oposición, necesitan ir y votar. El 4, es Manuel Rosales quien dirigirá las
protestas contra el fraude cometido. Y el 5, serán las fuerzas armadas quienes decidan si
continuarán obligando a los que están en la oposición venezolana a seguir con un régimen
vergonzoso’.
"Según Poleo, Rosales podría ser el venezolano más importante del siglo XXI ‘si hace lo que
necesita hacer’. La Comisión Electoral (CNE) ‘anunciará la victoria de Hugo Chávez,
independientemente de los números’ y ‘a las 6 de la mañana del día 4, las calles se llenarán de
gente gritando fraude, y después veremos la estatura real de Rosales’. De modo revelador,
Poleo declara que "ese día después, el 4 de diciembre, será aún más importante que el 3 de
diciembre. El 4 es cuando el pueblo hará lo que los ucranianos hicieron, llevar a cabo la
‘revolución naranja’, salir a las calles porque el fraude ya se había cometido, los números
estaban preparados de antemano. ‘Los chavistas no abandonarán el poder por la simple razón
de que son nazis".
Estas palabras no son otra cosa que un llamamiento abierto al golpe de Estado en Venezuela.
Rosales se ha negado a dar respuestas claras y diáfanas a preguntas sobre el reconocimiento
de los resultados electorales. Simplemente reitera que los resultados deben ser justos. Como
para Rosales y sus jefes en Washington el único resultado justo es una victoria de la oposición
contrarrevolucionaria, la conclusión es bastante clara. Si el sistema democrático no puede
cumplir "un resultado justo", entonces debe ser derrocado por la fuerza.
Sin embargo, Rosales es bien consciente de que carece de una base de masas lo
suficientemente fuerte para derrocar a un gobierno elegido democráticamente. Su única
esperanza es provocar un golpe militar con el apoyo de los oficiales del ejército reaccionarios.
Por lo tanto, no es una sorpresa que el 5 de noviembre convocara una reunión con el alto
mando militar, una petición que fue rechazada por el ministro de defensa, el general Raúl
Baduel, sobre la base de que esa reunión constituiría una intervención anticonstitucional del
ejército en el proceso electoral. No obstante, las cosas no se detendrán ahí. Néstor González
González, líder militar del golpe de abril de 2002, ha publicado una cinta de audio defendiendo
la intervención del ejército.
Estos planes descarados de la contrarrevolución se han encontrado con una respuesta firme
de Chávez. Ha avisado de que los intentos imperialistas de desestabilizar Venezuela pueden
encontrarse con un corte de los suministros de petróleo. Avisó a la oposición en un discurso el
17 de noviembre: "no me obliguéis a tomar medidas drásticas para salvaguardar la soberanía y
la estabilidad del país". Los intentos de desestabilización se encontrarían con la firmeza, ya que
"el Chávez permisivo se quedó atrás aquella noche de 2002". Chávez concluyó: "No
permitiremos que Venezuela de nuevo se llene con un derramamiento de sangre".
Si las palabras del presidente son duras, la reacción de la base lo es mucho más. Según el
artículo de George Ciccariello-Maher, la amenaza de la contrarrevolución está despertando a
los activistas bolivarianos. Los anteriormente difuntos Círculos Bolivarianos están reviviendo y
la cuestión de la autodefensa armada está saliendo a la superficie. Hace referencia a la
"organización autónoma de los chavistas para defender su revolución. Así que no debería
sorprendernos encontrar que los sectores más radicales del chavismo están también haciendo
planes. Específicamente, varias organizaciones armadas de autodefensa enraizadas en el
movimiento Tupamaro y en los anteriormente difuntos Círculos Bolivarianos, que dicen tener
un seguimiento particularmente poderoso en los barrios al oeste de Caracas, están preparando
planes para la defensa de los barrios chavistas. "Estos planes están centrados en el barrio
históricamente revolucionario 23 de Enero, en las colinas del oeste de Caracas. 23 de Enero ha
representado el ‘cerebro’ radical de Caracas, cuando se opuso al ‘cogollo’ de rebelión
representado por los suburbios de Petare, que ese barril de pólvora al este de la ciudad que vio
surgir las revueltas épicas del Carachazo en 1989. El espíritu de rebelión a menudo se ha
iniciado en la absoluta miseria de los suburbios más grandes y peligrosos de Caracas, pero la
estructura organizativa que enciende las llamas en general se puede encontrar en 23 de
Enero".
¡Aquí tenemos la respuesta de las masas a los complots de los contrarrevolucionarios!
Cualquier intento de repetir la experiencia del 11 de abril de 2002, se encontrará con una
insurrección de las masas que hará palidecer el 13 de abril. ¡Esto podría perfectamente dar a
los contrarrevolucionarios motivos para pensar! El autor continúa: "Se debería señalar que,
mientras que la oficina del Alcalde Metropolitano ha ‘cumplido un papel de apoyo necesario’
proporcionando apoyo logístico a los barrios radicales (celulares, motocicletas), este papel es
precisamente ese: apoyo. Es decir, estas organizaciones de barrios están más consideradas
como ‘movimientos de base’ implicadas en el proceso revolucionario de la administración local.
En palabras de uno de los participantes, la resistencia a las amenazas de la oposición ha
llevado a estos grupos a ‘crear nuevas formas de organización de la autodefensa local de la
soberanía".
Estos planes de resistencia no se limitaban a las zonas urbanas. El Frente Nacional de
Campesinos Ezequiel Zamora, varios miles de los cuales marcharon por la ciudad en formación
militar el 20 de noviembre, ha tomado la iniciativa de organizar un frente único de
organizaciones revolucionarias, en donde el Freteco y la Corriente Marxista Revolucionaria
están de acuerdo en participar. El Frente ha pedido el apoyo de Manos Fuera de Venezuela,
que está organizando acciones de solidaridad en muchos países para este fin de semana.
¿Qué sugiere todo esto? Ciertamente nada agradable, ni el escenario pacífico tan querido por
todos los reformistas, sino una lucha feroz entre las clases, que debe ser resuelta después de
las elecciones. George Ciccariello Maher concluye correctamente: "la resistencia de la base
ante cualquier intento de poner frenos al proceso revolucionario es omnipresente".
La fuerza de la Revolución Venezolana sigue estando en las masas, que una vez más el
pasado domingo han demostrado su determinación y espíritu de lucha revolucionario. La
consigna más popular era "¡No volverán!".
¿Qué demuestra esta consigna? Se podría decir que las masas aún no saben exactamente
qué quieren. Pero saben muy bien lo que no quieren. No quieren un regreso al gobierno de sus
enemigos más encarnizados. Están decididas a luchar con toda su fuerza para defender las
conquistas de la revolución. Pero en la guerra las luchas defensivas a menudo se pueden
volver ofensivas. En palabras de Winston Churchill, la mejor defensa es un ataque.
Esta es la tierra de Simón Bolívar, la primera línea del frente de la revolución en América
Latina. Simón Bolívar, a pesar de la extrema debilidad de las fuerzas con las que disponía
originalmente, no dudó en enfrentarse a las poderosas fuerzas del imperio español. No se
quejaba de las "condiciones desfavorables" sino que pasó al ataque y ganó. Si, en lugar de
Bolívar, el movimiento hubiera estado dirigido por un tipo como Heinz Dietrich, los pueblos de
América Latina todavía languidecerían bajo el yugo del imperio español.
En todas partes vemos un continente en estado de fermento revolucionario. Hay un
movimiento de masas que implica a millones de trabajadores y campesinos en México, que
todavía no ha agotado su curso. Los trabajadores de Bolivia protagonizaron dos huelgas
generales y dos insurrecciones en pocos años. En el plano electoral, las masas de Ecuador han
demostrado su deseo de cambiar la sociedad. El resultado en Nicaragua demostró lo mismo, a
pesar de la política inadecuada de Ortega. En todas partes el mismo problema. No es un
problema de las masas, que han demostrado su deseo de cambiar la sociedad en muchas
ocasiones. ¡No! Es la ausencia del factor subjetivo, el partido y la dirección revolucionaria. Si
existiera esta dirección la tarea de llevar a cabo la revolución sería mucho más fácil. Sería más
rápida y sin dolor, con mínimo de violencia y sacrificios. La naturaleza prolongada de la
revolución es precisamente el reflejo del hecho que, por un lado, las fuerzas de la reacción son
demasiado débiles para un derrocamiento contrarrevolucionario (al menos por ahora),
mientras que las masas, carecen de un partido revolucionario con la visión y audacia
necesarias para dirigirlas hacia la conquista del poder. Esto significa que el resultado decisivo
se pospone. Sin embargo, la situación actual de equilibrio inestable no puede durar
indefinidamente. Tarde o temprano, la contradicción central debe resolverse, de una u otra
manera.
Ahora lo que hace falta es una dirección clara y audaz de la clase obrera. Existen razones
para creer que después de estas elecciones habrá un nuevo avance explosivo de la lucha de
clases. Los trabajadores ya no están dispuestos a aceptar las imposiciones de los empresarios,
en particular los cierres de fábricas. La ocupación de Sanitarios de Maracay demuestra el
camino a seguir. La formación del Freteco, el frente revolucionario, proporciona el vehículo
necesario para dar una expresión organizada al movimiento de ocupaciones de fábrica y
control obrero.
¿Puede la clase obrera de Venezuela resolver la cuestión del poder sin la firme guía de un
partido marxista? Teóricamente, esto no se puede descartar. Los trabajadores de París (que en
su momento también eran mucho más débiles que los trabajadores de Venezuela hoy)
tomaron el poder en la Comuna de París sin un partido marxista (aunque los seguidores de
Marx estuvieron presentes en la Comuna). Pero no se debe olvidar que perdieron el poder
principalmente debido a los errores que una dirección experimentada les podría haber ayudado
a evitar. En cualquier caso, las masas no pueden esperar hasta que hayamos superado nuestra
debilidad organizativa. En Venezuela se debe crear una corriente revolucionaria en el
transcurso de la propia lucha. Es una necesidad urgente y debe ser emprendida urgente y
decididamente por los marxistas venezolanos.
Al calor de los acontecimientos la creación de una dirección revolucionaria se puede conseguir
más rápidamente de lo que se podría imaginar. La amenaza de la contrarrevolución en
Venezuela está galvanizando a la vanguardia revolucionaria. Los activistas se están reuniendo,
discutiendo, colaborando en la lucha, armándose. ¡Ese es el camino! ¡Por un frente único
revolucionario para combatir la contrarrevolución y empujar a las fuerzas revolucionarias! Las
masas han demostrado una y otra vez su voluntad de luchar. Una vez estén armadas con las
ideas y el programa del marxismo revolucionario, ninguna fuerza sobre el planeta podrá
detenerlas.
Felicitar a Rosales porque dice aceptar la derrota y, mucho más, negociar con él
significa "lavarle la cara" a estos contrarrevolucionarios, que si tuviesen fuerza para
ello no dudarían en aplastarnos y reprimirnos. Rosales fue el primero que salió
hablando de las famosas papeletas en blanco, sembrando dudas e intentando
generar desestabilización. Sólo cuando (él o sus amos imperialistas) vieron que
esta táctica podía ser contraproducente para sus intereses de clase decidieron
cambiar de estrategia.
Su estrategia sigue siendo la misma pero con otra forma y otros ritmos. Mantener
engañados y movilizados a una parte de su base social y lanzar una ofensiva
contrarrevolucionaria a medio plazo. Intentarán combinar la negociación con los
sectores de derecha del movimiento bolivariano para frenar la revolución con el
saboteo de la economía y las calumnias intentando sembrar dudas tanto a nivel
nacional como internacionalmente contra la revolución e impedir que ésta siga
desarrollándose como un punto de referencia para los explotados en todo el mundo.
Su objetivo, mientras no tengan fuerza suficiente para intentar derrotar
abiertamente la revolución, es frenarla y desviarla de sus objetivos anticapitalistas
con el fin desmoralizar a una parte de las masas y que esto les permita pasar de
nuevo a la ofensiva. Pero la correlación de fuerzas es tan favorable que sólo podrán
lograrlo si se lo permitimos bajando la guardia y desaprovechando esta nueva
oportunidad de completar la revolución expropiando a los capitalistas.
Desestabilización y negociación:
dos caras de la misma moneda contrarrevolucionaria
Chávez anuncia el
Partido Socialista Unido de
Venezuela
.
Jorge Martín, 21 de diciembre 2006
Para esta nueva época necesitamos un instrumento político al servicio de la revolución y el
socialismo.
Hugo Chávez
En un acto celebrado el 15 de diciembre, en el Teatro Teresa Carreño de Caracas, para
celebrar la victoria electoral y felicitar a todos aquellos que la han hecho posible, Chávez
pronunció un discurso muy importante sobre la nueva fase que ha alcanzando la Revolución
Bolivariana. Todo el discurso fue un golpe tras otro contra el ala de derechas del movimiento
bolivariano, que ha pasado las dos últimas semanas desde las elecciones apelando a la
conciliación con la oposición, y fue recibido con entusiasmo por los miles de activistas
revolucionarios presentes en el teatro y los cientos de miles que veían el discurso por la
televisión nacional.
Comenzó celebrando la victoria electoral e insistiendo en que era una victoria del pueblo
venezolano: "al primero que hay que felicitar y es el dueño de la victoria", explicando que su
papel era el de ser "siempre instrumentos de la voluntad popular".
Algunas de las cifras que dio sobre el alcance de la Victoria eran verdaderamente
impresionantes. Los Estados con mayor número de votos para Chávez fueron: Delta Amacuro
(77.9 %), Amazonas (77.8 %), Portuguesa (77 %), Sucre (73.7 %) and Cojedes (73.3 %)
como parte de una lista de 8 Estados donde el voto a Chávez ha superado el 70%, y otros 11
Estados donde los votos fueron entre el 60 y el 70%. Chávez ha ganado en los 24 Estados que
forman el país, en el 92% de los ayuntamientos y en el 90 % de las parroquias (unidad
administrativa en la que se subdivide cada ayuntamiento). En casi la mitad de todos los
colegios electorales Chávez recibió más del 70% de los votos (mientras que la oposición sólo
consiguió más del 70% en el 3 % de los colegios electorales). Mientras que en 1998 Chávez
recibía 3,6 millones de votos, el 3 de diciembre ganó con 7,3 millones (el 63%).
En los días posteriores a las elecciones hubo una campaña orquestada por parte de la
oposición y los sectores "moderados" del movimiento bolivariano destinada a socavar la
victoria electoral. El argumento más utilizado era: "hay aún un 38% de los venezolanos que se
oponen a Chávez", "deben ser incluidos", "debemos conciliar y negociar con ellos".
Entendiendo la democracia como en Alicia en el País de las Maravillas, lo que estaban
intentando es decir que como muchas personas votaron por la oposición, entonces Chávez, que
ha salido elegido con la mayoría de los votos, ¡debía adoptar el programa de la oposición! Esta
fue la razón por la que Chávez insistió tanto el enorme alcance de la victoria electoral.
En su discurso Chávez también dejó claro que él consideraba que se había abierto una nueva
etapa en la revolución bolivariana. "Ustedes saben que durante la campaña yo lancé algunos
lineamientos, algunos de ellos bueno, el principal: socialismo, vamos rumbo al socialismo, yo
jamás he engañado a nadie". E insistió: "El tema más importante es el tema del socialismo", a
lo que añadió: "yo los convoco a construir el socialismo desde abajo, un socialismo endógeno,
nuestro modelo que de alguna manera hemos comenzado a construirlo".
Chávez hizo varias referencias al "modelo venezolano" de socialismo y a aprender del
socialismo de las comunidades indígenas. Quería insistir en que el socialismo no es algo ajeno
a Venezuela, aunque al mismo tiempo subrayaba su carácter internacional: "el socialismo que
soñamos ni siquiera depende sólo de las circunstancias nacionales; depende mucho de las
circunstancias internacionales. Pero aquí hemos comenzado, vamos hacia el socialismo, ese es
el camino de la salvación de la especie humana".
Desde que Chávez comenzó a hablar de socialismo en el Foro Social Mundial de Porto Alegre
en enero de 2005 (http://www.marxist.com/Latinam/chavez_speech_wsf.htm), los reformistas
y moderados dentro del movimiento bolivariano no han tenido otra opción sino hablar también
de socialismo, pero intentando diluir su contenido anticapitalista. El viernes Chávez dejó
también claro que "no podemos habla sólo de la moral socialista, no, estaríamos cayendo en el
tema del socialismo utópico" al que comparó con "amor platónico". "El socialismo utópico se
quedaba en lo contemplativo, no ofrecía soluciones a los problemas hasta que llegó Carlos
Marx, Federico Engels y lanzaron el manifiesto comunista y la tesis del socialismo científico, y
empezaron a proponer soluciones". Fue muy claro al decir que "la transformación del modelo
económico es fundamental si queremos construir un verdadero socialismo" y añadió que tanto
la economía como la tierra debían ser socializadas.
El punto central del discurso de Chávez fue el llamamiento a la formación de un nuevo partido,
propuso que debería llamarse Partido Socialista Unido de Venezuela. Desde que Chávez sugirió
por primera vez la idea del partido único de la revolución, ésta fue recibida con un apoyo
cauteloso. Apoyo porque existe un extendido sentimiento de rechazo a la burocracia dentro del
movimiento bolivariano, los arribistas y burócratas, los contrarrevolucionarios con boinas rojas,
los funcionarios ni responsables ni elegidos de los diferentes partidos bolivarianos (MVR, PPT,
PODEMOS). Pero este apoyo fue cauteloso porque muchos temía que un nuevo partido, una
nueva estructura, inmediatamente fuera tomado por la misma vieja burocracia.
Una vez más, Chávez asestó otro golpe contra los burócratas, y no estaban demasiado
contentos, como ha describo muy acertadamente Michael Lebowitz
(http://mrzine.monthlyreview.org/lebowitz171206.html). En primer lugar insistió en que este
iba a ser un partido unido, no una mezcla de los partidos existentes, en el que cada uno
conseguiría una cuota de poder. De ser así, dijo, "sería contar mentiras y engañar al pueblo".
Criticó abiertamente a los líderes de los principales partidos bolivarianos que habían aparecido
en televisión intentando atribuirse su parte en el triunfo electoral. Visiblemente enfadado
respondió: "Los votos no son de ningún partido, esos votos son de Chávez y del pueblo, no se
caigan a mentiras". Y añadió: "en verdad, ya lo dije, no votaron por Chávez votaron por el
proyecto socialista que Chávez viene pregonando desde hace varios años".
Hizo un llamamiento directo, pasando por encima de los funcionarios del partido, a la base
del movimiento revolucionario para construir este nuevo Partido Socialista Unido, "aquellos
partidos que estén establecidos y que no quieran, están en total libertad de seguir su camino".
La burocracia de los principales partidos bolivarianos debió quedarse absolutamente
aterrorizada y, en los días que siguieron al discurso, hubo una enorme prisa por ver que
partido era el primero en declarar su disolución y unión al nuevo Partido Socialista Unido.
Chávez recordó a la audiencia los enormes esfuerzos de organización llevados a cabo para
ganar la Batalla de Santa Inés, el referéndum revocatorio presidencial en agosto de 2004. En
aquel momento cientos de miles de personas, probablemente más de un millón, consiguieron
organizar pelotones electorales y Unidades de Batalla Electoral. Esta fue una genuina expresión
de la organización revolucionaria y de la base, y de los intentos de la burocracia reformista de
aprovecharse de esta organización e imponer dirigentes no elegidos y nombrados por la
burocracia para dirigir estas estructuras por arriba, que llevaron a enfrentamientos serios en
los barrios revolucionarios.
Chávez dijo que había sido un error desmantelar estas organizaciones y que a pesar de su
llamamiento a lo contrario, la mayoría habían dejado de existir. "No debemos permitir que
ocurra lo mismo ahora con la gran victoria del 3 de diciembre". Apeló directamente a "ustedes
allá donde me estén oyendo, por radio, o viendo y oyendo por televisión, pero ustedes vayan a
llevar este mensaje, que en ninguna parte se desmonte ni una sola escuadra". Para crear el
nuevo partido "a partir de mañana los comandantes de las patrullas, es decir las escuadras; los
comandantes y las comandantas de los pelotones y de los batallones, a reunir a la tropa, la
tropa buena, que es el pueblo" y comenzar la discusión. "Para esta nueva era que comienza,
una estructura política, un instrumento político que se ponga al servicio no de parcialidades ni
de colores, al servicio del pueblo y la Revolución, al servicio del socialismo".
El mensaje era claro: el MVR debía desmantelarse: "cumplió ya su etapa, debe pasar a la
historia". El nuevo partido no puede estar formado con las "mismas caras de siempre, las
mismas direcciones de los partidos que se sumaron allí, se sumaron y entonces ese es el
partido, no, sería un engaño". El nuevo partido debería construirse desde abajo: "comandantes
de batallones, pelotones y escuadras a mantener la estructura existente, ya que éstos serán la
estructura básica nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela".
Chávez también criticó el modelo estalinista del partido. "El modelo bolchevique tuvo éxito
relativo en el nacimiento de la Unión Soviética, en la revolución de octubre de 1917… el partido
que logró llevar o impulsar aquel pueblo a la revolución fue el partido bolchevique del Vladimir
Illich Lenin. Luego eso sufrió una desviación, es la desviación estalinista que Lenin no pudo
evitar porque enfermó y murió muy joven (…) aquello terminó siendo un partido
antidemocrático y de aquella maravillosa consigna que decía: ‘Todo el poder para los sóviets’
terminó siendo todo el poder para el partido y se desnaturalizó, en mi modesto criterio, casi
desde el comienzo la revolución socialista". Y como consecuencia "vean el resultado setenta
años después… Cuando cayó la Unión Soviética qué trabajador salió a defender… porque se
elitizó, se convirtió en un régimen elitesco que no pudo construir el socialismo".
Insistió en que el partido se debería construir desde abajo y con "un criterio muy estricto"
apelando directamente a la base revolucionaria: "ustedes son los que conocen allá a la gente
en las comunidades, aquí no puede haber ningún ladrón, ningún corrupto". "aquí el partido
socialista unido por supuesto será el más democrático de los partidos de la historia venezolana,
ahí se discutirá, se abrirá el compás, se les irá por la base a los verdaderos líderes" y añadió:
"ya basta del dedito".
Como parte de la construcción del nuevo partido debería haber un debate abierto de ideas
por el proyecto socialista en el que todos deberían "leer mucho, estudiar muchos, discutir
mucho", organizar reuniones de los "escuadrones socialistas, pelotones socialistas y leer". El
partido debe ir más allá de la lucha electoral y estar implicado en la batalla de las ideas.
Este discurso de Chávez representa un intento consciente de dar al movimiento bolivariano
una estructura organizada, que es claramente democrática y construirla desde abajo. Esto va
al meollo de una de las debilidades clave del movimiento revolucionario en Venezuela, la
ausencia de una organización revolucionaria de masas a través de la cual las masas puedan
generalizar su experiencia, discutir la forma de avanzar y dar al movimiento bolivariano una
expresión democrática. Los partidos de gobierno existentes (MVR, PPT, PODEMOS) son
correctamente vistos por la base revolucionaria como meras máquinas electorales, llenos de
burócratas y reformistas cuyo principal objetivo es detener la revolución a medio camino, y
diluir y bloquear la iniciativa revolucionaria de las masas.
"¿Cuál es el problema?
¡Yo también soy trotskista!"
Chávez es investido presidente de Venezuela
La asamblea finaliza con uno de los momentos más esperados del día. Alan Woods, que el día
anterior ya se dirigiera a los miles de campesinos que, convocados por el Frente Nacional
Campesino Ezequiel Zamora, habla con el mismo lenguaje sencillo, claro y a la vez profundo,
que causó el entusiasmo de los luchadores agrarios que llenaban las calles de Caracas en
apoyo a los 10 millones de votos para Hugo Chávez y pidiendo al mismo tiempo que la guerra
al latifundio no sea frenada como intentan los reformistas sino que se lleve hasta el final y la
revolución complete sus tareas.
Alan explica varias de las mismas ideas que ha repetido en los distintos actos y entrevistas
que le han realizado durante toda su gira. Es increíble como estas ideas son apoyadas de
manera ardiente y entusiasta por todos los que las han oído. Como decía algún trabajador en
uno de los actos realizados: "Es lo que todos pensamos dicho con las palabras justas". Y, sin
embargo, entre las cuatro paredes de esta nave industrial, ante estos trabajadores que están
haciendo historia al ser la primera empresa ocupada que decide poner en marcha la producción
y elegir un Comité de Fábrica para dirigir todos los aspectos de la vida de la misma, estas
palabras justas, exactas siempre, adquieren un nuevo matiz. Se hacen carne y hueso. Ya no
son buenas ideas sino una realidad que puede sentirse simplemente con abrir los ojos y ver las
caras de los trabajadores que escuchan el discurso de Alan con una concentración pocas veces
vista.
"La revolución ha llegado a un momento crítico. Hay que elegir al presidente Chávez por el
mayor margen posible, hay que aplastar a los contrarrevolucionarios. Pero un hombre sólo no
puede hacer la revolución. Considero al presidente Chávez un amigo personal y un hombre
honesto pero un amigo no es el que nunca te dice lo que piensa y sólo te da palmadas en la
espalda. Si la revolución no afronta ya la expropiación de la banca, la tierra y las grandes
empresas, si no destruye el viejo aparato del Estado y crea un nuevo Estado revolucionario, un
Estado obrero, basado en la elegibilidad y revocabilidad de todos los cargos públicos por
asambleas de trabajadores y de los demás explotados, la correlación de fuerzas cambiará.
Toda la historia demuestra que es imposible realizar una revolución sin tocar la propiedad
privada de la oligarquía y manteniendo las instituciones, leyes y aparato estatal creados por la
clase dominante. Yo respeto la propiedad privada del 98% de la población, de los trabajadores,
campesinos, incluso de la clase media. No queremos quitarle un carro o un pequeño negocio a
nadie. Eso sí, la propiedad de la oligarquía es otra cosa. Eso es imprescindible tocarlo porque si
no resulta imposible planificar la economía y resolver problemas como la pobreza, la vivienda,
el desempleo,... No puede hacerse una revolución a medias. Y la revolución está a medias. El
75% de la tierra sigue en manos privadas, 166 campesinos han sido asesinados por luchar
contra esta situación y ninguno de los culpables ha sido juzgado. Si los trabajadores oyen
hablar de revolución y ven que siguen al frente de las empresas los mismos patrones,
empresarios como éste que hoy quiere cerrar vuestra empresa, los latifundistas, los
burócratas,... perderán la fe en la revolución. Y esa es la principal amenaza para cualquier
revolución. Ya lo ha dicho el presidente Chávez: el principal enemigo está dentro. Es la vieja
burocracia procedente de la IV república pero también una nueva burocracia que se dice
bolivariana y se viste de rojo pero es contrarrevolucionaria. O triunfan ellos o triunfamos
nosotros. No hay otra alternativa".
Las mismas ideas que se han escuchado en otros tantos auditorios a lo largo de los últimos
días, escuchadas con la misma atención, pero seguidas esta vez con una concentración
especial, como si en vez de salir de los labios de otra persona estuviesen saliendo de la mente
de cada uno de los que se encuentra en la reunión. "La fuerza motriz de la revolución sólo
puede ser la clase trabajadora. "¿Quién salvó la situación en abril de 2002 derrotando el
golpe?", pregunta una vez más Alan. "¡¡El pueblo!!", responde la asamblea. "¿Quién cuando el
paro patronal?". "El pueblo, los trabajadores". "¿Y cuando el referéndum?". "¡¡Nosotros!!". Las
mismas respuestas que en cada auditorio en el que Alan ha formulado esas mismas preguntas
pero con el cambio decisivo que aporta el que estos trabajadores saben que una vez más están
entrando en acción y les toca salvar no sólo sus puestos de trabajo sino la revolución.
Los trabajadores entienden perfectamente lo que explica Alan y cierran el acto con un
aplauso atronador. En pequeños círculos, la discusión continúa: varios dirigentes de la lucha
explican a Alan detalles de ésta, se establecen citas para ir al sindicato a preparar todos los
detalles para la marcha del día siguiente, elaborar pancartas, organizar la primera reunión del
Comité de Fábrica, etc.
Como en su día Venepal, la lucha de Sanitarios Maracay no es simplemente la lucha por
salvar 800 puestos de trabajo. Es una lucha que puede servir de ejemplo y estímulo para toda
la clase obrera y reabrir el camino de las expropiaciones a un nivel superior. Es la lucha por
salvar la revolución del saboteo de los empresarios y de la burocracia, porque ésta llegue al
final y resuelva de una vez por todas los problemas de las masas. Como concluye Alan en su
discurso" los bancos, la tierra y las grandes empresas deben ser propiedad del Estado pero el
Estado debe estar en manos de los trabajadores". Es algo que llena de perplejidad y temor a
los burócratas y a los intelectuales pequeñoburgueses escépticos que echan jarros de agua fría
sobre la revolución. Para los trabajadores, campesinos y para centenares de miles de
bolivarianos son propuestas que a pesar de ser escuchadas por primera vez resultan
completamente familiares y naturales, como ver, oír o respirar. Porque es el único programa
que responde verdaderamente a la situación y la única garantía de triunfo para la revolución.
Esta marcha del día 8 de febrero muestra el mismo proceso, pero sobre una base superior, al
que se dio en octubre, noviembre, diciembre de 2004 y primer trimestre del 2005. Esto es la
entrada en escena de la clase trabajadora de un modo organizado al frente de la revolución.
El último trimestre de 2004 se caracterizó por las enormes expectativas generadas dentro del
movimiento revolucionario por la victoria en el referéndum revocatorio y la victoria en las
elecciones a alcaldías y gobernadores: se hablaba entonces dentro del movimiento
revolucionario de hacer la revolución dentro de la revolución como decía el presidente Chávez y
de profundizar ésta. En ese contexto de giro a la izquierda en el seno de la revolución es
cuando se dio la lucha de los trabajadores de Venepal. La lucha contra el cierre de la papelera
y por su expropiación fue uno de los ejes centrales del movimiento obrero venezolano durante
esos meses. En enero de 2005 el presidente Chávez expropia la empresa y la pone bajo el
control de sus trabajadores. Le sigue en abril de 2005 CNV (Constructora Nacional de Válvulas)
y toda una serie de empresas que forman parte del proceso de lo que se llamó la cogestión
revolucionaria.
Es justo en enero de 2005, al calor de la lucha de Venepal cuando el presidente Chávez
empieza a hablar del socialismo y de que este es el camino que debe llevar a cabo el
revolución bolivariana frente al capitalismo. Al mismo tiempo las expropiaciones y el debate
sobre el socialismo impulsan a la clase trabajadora y al conjunto de las masas por todas las
expectativas que genera.
Todo ello culminó en la masiva marcha del 1 de mayo de 2005, donde el eje central de la
movilización de decenas de miles de obreros por las calles de Caracas fue la cuestión de las
expropiaciones y de la cogestión obrera.
Ahora mismo, en febrero de 2007, estamos presenciando el mismo fenómeno pero a una
escala superior. La victoria electoral del 3-D ha generado enormes expectativas en el
movimiento revolucionario, al mismo tiempo las propuestas de Chávez (nacionalizaciones,
PSUV, Ley Habilitante, etc.) de las últimas semanas han aumentado aún más esas expectativas
entre los trabajadores y el pueblo. Tenemos la lucha de los trabajadores de Sanitarios Maracay
que culminó el pasado 14 de noviembre con la toma, el control obrero de la fábrica y la puesta
en funcionamiento de la misma. Esta lucha, como ha mostrado la marcha del 8 de febrero,
está teniendo un enorme impacto en el seno del movimiento obrero venezolano. La lucha de
Sanitarios es comparable a la de Venepal en 2004 pero a un nivel muy superior. En Venepal los
trabajadores nunca llegaron a producir antes de la expropiación de la fábrica y nunca tuvieron
el nivel de organización, ni la oportunidad de estar preparados políticamente para la toma y
ocupación de la empresa cosa que tuvieron los trabajadores de Sanitarios Maracay. Además
esta lucha se da en el corazón del eje industrial manufacturero más importante del país, el eje
Aragua-Carabobo.
En ese sentido al igual que en 2005 fue la propuesta del socialismo por parte de Chávez, y las
expropiaciones de Venepal y CNV son ahora las medidas de nacionalización de la CANTV, la
Electricidad de Caracas, la franja petrolífera del Orinoco, y la insistencia en marchar al
socialismo y la formación del PSUV las que han galvanizado al movimiento obrero. La CMR
saluda estas medidas que son enormemente positivas para la clase trabajadora tanto en
Venezuela como internacionalmente, y suponen un gran paso adelante. Después de casi dos
décadas de privatizaciones y de ofensiva de la burguesía contra los trabajadores en todo el
planeta estas nacionalizaciones marcan una nueva época en Venezuela, en América Latina y en
todo el mundo.
Pero estas medidas del presidente Chávez deben ser sólo el comienzo: es necesario que el
gobierno bolivariano extienda las nacionalizaciones al resto de la economía, a los sectores
fundamentales de la industria básica y manufacturera para planificar el conjunto de la
economía democráticamente y satisfacer las necesidades de la población frente a la anarquía y
el boicot capitalista. En ese sentido, para que esto se lleve a cabo es fundamental el concurso
de la clase trabajadora. La clase trabajadora es el único sector de población, que aliado con las
comunidades, los campesinos y pobres del país es capaz de gestionar democráticamente una
economía planificada y nacionalizada. La gestión burocrática de una economía socialista sólo
puede llevar al desastre como sucedió en la antigua Unión Soviética con la degeneración
burocrática de la revolución tras la muerte de Lenin tal como, entre otros, ha resaltado el
presidente Chávez.
Una de las grandes tareas que tiene que resolver la Revolución Bolivariana es la cuestión del
Estado y de la burocracia. El aparato del Estado actual es un aparato estatal burgués; pero un
Estado burgués peculiar en el sentido que la burguesía ha perdido el control directo del mismo.
En la medida en que sigue siendo burgués es un aparato estatal hecho para reproducir y
mantener las diferencias de clase y beneficiar a la clase dominante todavía en la sociedad
venezolana, esto es la oligarquía capitalista que tiene bajo su control el aparato productivo y la
banca del país. El Estado es un instrumento desarrollado para mantener la sociedad dividida en
clases y que al mismo tiempo es engendrado por la sociedad dividida en clases sociales.
El presidente Chávez, para llevar a cabo las medidas a favor del pueblo, topa con dos
obstáculos: la propiedad privada de los medios de producción, industria agroalimentaria, textil,
insumos básicos, etc. y el obstáculo del Estado burgués heredado de la IV República. En ese
sentido, la Ley Habilitante recientemente aprobada en la Asamblea Nacional y que dota al
presidente de la potestad de hacer leyes por decreto en toda una serie de áreas, es un intento
de Chávez de superar la lentitud y la ineficacia del aparato estatal en la ejecución y desarrollo
de las medidas que necesita la revolución para avanzar. El Estado burgués venezolano es una
rémora del pasado que amenaza el presente y el futuro de la revolución.
Sin embargo un hombre sólo no puede llevar una revolución al socialismo por muy buenas
intenciones que tenga y muchas leyes que decrete. Es necesaria la entrada en acción de la
clase trabajadora, la acción consciente del proletariado para que se ponga al frente de la
revolución y empiece a organizar la sociedad sobre nuevas bases. Si esto no se da, cualquier
medida progresista en este sentido se puede revertir. Un ejemplo claro de ello es el desarrollo
del proceso de expropiaciones y cogestión en 2005 y 2006.
En la medida que la dirección de la UNT no tomó con las dos manos el llamado del gobierno a
tomar y ocupar empresas tanto en julio de 2005 por Chavez como en octubre de 2005 por la
ministro del MILCO, Maria Cristina iglesias, en el encuentro latinoamericano de empresas
recuperadas por los trabajadores, el movimiento de expropiaciones y cogestión quedó
completamente aislado, y con ello la burocracia estatal, que como dijo Lenin tiene mil y un
vínculos visibles e invisibles con la burguesía, revirtió todo este proceso en su contrario. En
Invepal estallaron toda una serie de conflictos entre la burocracia estatal y los trabajadores
que terminaron en la intervención del gobierno y en el fin del control obrero a comienzos de
2006. Así, a finales de 2006 la única empresa de las expropiadas en Venezuela que producía
bajo control de los trabajadores era Inveval con enorme esfuerzo y paciencia de sus
trabajadores ante tanta demora tras más de un año desde la expropiación. En las demás
empresas, mil y un trabas burocráticas paralizaban su funcionamiento, o que éste se hiciera
bajo control de los trabajadores o ambas cosas. De este estado de cosas es responsable tanto
la burocracia estatal burguesa heredada de la IV república como la que ha surgido en la V
república. La propuesta de expropiaciones y cogestión de Chávez de disolvió en el seno del
aparato estatal que revirtió todas esas medidas.
ES POSIBLE UNIFICAR DE NUEVO LA UNT SOBRE LA BASE DE LA LUCHA UNITARIA DE LA CLASE OBRERA
POR LA EXPROPIACIÓN DE LOS CAPITALISTAS.
¡TIENEN QUE EXISTIR NO UNO, SINO CIENTOS Y MILES DE SANITARIOS MARACAY!
Ahora, en 2007, la Revolución Venezolana está ante una situación inmejorable para que la
dirección de las diferentes corrientes de la UNT aprendan de los errores de los últimos dos años
y sepan canalizar todo el potencial de la clase trabajadora hacia la revolución socialista en
Venezuela, esto es a la expropiación de los capitalistas, la desaparición del Estado burgués y su
sustitución por un Estado revolucionario al frente del cual esté la clase trabajadora. La tarea
central de la UNT ahora mismo es la extensión de la toma de empresas y ocupaciones y su
puesta a producir bajo control obrero. Tienen que existir no uno, sino cientos y miles de
Sanitarios Maracay. Como demostró la marcha del pasado día 8 de febrero la clase trabajadora
tiene el ánimo y la disposición para ello. Incluso el gobierno bolivariano que envió al ministro
de trabajo a la marcha, con el beneplácito del presidente Chávez. ¿En qué país del mundo el
gobierno envía a un ministro en apoyo a una marcha a favor de nacionalizar empresas? No le
faltan ganas ni coraje a los trabajadores venezolanos sino un plan de lucha para expropiar
desde la base, de un modo revolucionario a los capitalistas.
En primer lugar siguiendo el ejemplo de Sanitarios Maracay tanto los trabajadores de la
CANTV o de Sidor, Aeropostal y muchas otras que están en conflicto o demandando su
nacionalización no deben esperar a la expropiación del gobierno y deben elegir ya comités de
fábrica para ejercer el control obrero de la producción, como paso previo a la gestión obrera de
la empresa.
HAY QUE FORMAR COMITÉS DE FÁBRICA EN TODAS LAS EMPRESAS PÚBLICAS Y PRIVADAS
PARA EJERCER EL CONTROL OBRERO DE LA PRODUCCIÓN
La UNT debería hacer una campaña nacional para extender los comités de fábrica a todas las
empresas del país, tanto nacionalizadas como privadas, para instaurar el control obrero de la
producción. Respecto al papel de los comités de fábrica hay sectores dentro de la UNT que
temen su extensión. Equivocadamente han señalado que los comités debilitan la organización
sindical de los trabajadores y la propia UNT. A estos camaradas cabe hacerles una pregunta:
¿acaso el comité de fábrica elegido en Sanitarios Maracay en asamblea por los propios
trabajadores no ha servido también para fortalecer el sindicato en la propia empresa? Desde
luego que sí. No hay contradicción entre un sindicato de empresa y un comité de fábrica, sino
que se complementan, como bien muestra la experiencia de Sanitarios Maracay.
El debate sobre las elecciones dentro de la UNT ha paralizado al movimiento obrero
Venezolano para las tareas que demanda de él la revolución. La marcha del día 8 muestra que
es posible la unidad de la UNT: dos sectores que estaban enfrentados como es la corriente
CCURA y la FBT marcharon juntos por las calles de Caracas por la nacionalización de Sanitarios
Maracay, CANTV, la electricidad de Caracas, Sidor y otras empresas. La CMR ha planteado que
sólo es posible la unidad de la UNT sobre la base de la unidad en la lucha, en la acción. Hay
que seguir por ese camino.
Para la CMR es necesario que la UNT organice tomas y ocupaciones de empresas masivamente
en toda Venezuela, que se podría concretar en una jornada nacional de tomas y ocupaciones.
Para ello es necesario prepararlo antes con una Conferencia extraordinaria de la UNT sobre el
socialismo, la toma de empresas y el control obrero en la que participen todos los sectores de
la central y que organice ese plan de lucha. Al mismo tiempo esa conferencia elegiría una
coordinación provisional de lucha que dirigiera esa jornada nacional de tomas. Sobre esa base
sería posible unificar a todos los sectores de la UNT. Si esto se llevara a cabo, dentro de unos
meses habría condiciones de realizar elecciones en la UNT, pero esta vez sobre la base de una
dirección que se ha ganado el derecho de serlo en la lucha y como tal es reconocida por los
trabajadores y sobre un avance enorme en dirección al socialismo de la clase trabajadora
venezolana.
Todo ello depende de los dirigentes de la UNT. En su mano está que no se repitan los errores
de 2005 y 2006 y que este año 2007 marque el año de la revolución socialista en Venezuela
con la irrupción de la clase trabajadora al frente de la misma. Si eso se da, la marcha del día 8
de febrero marcará el comienzo de un año histórico.