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La revolución venezolana hacia el socialismo

 Presentación
 Chávez anuncia la expropiación de las fábricas cerradas
Venezuela debate el socialismo Jorge Martín, 19 de julio 2005
 El marxismo, el parlamento y la Revolución Venezolana
Venezuela después de las elecciones: ¿Ahora qué? Alan Woods, 20 de diciembre 2005
 Elecciones presidenciales venezolanas
Un punto de inflexión crucial para la revolución Jorge Martín, 3 de noviembre 2006
 Elecciones en Venezuela: "¡No volverán!"
Pero las masas exigen medidas para frenar la contrarrevolución Alan Woods, 1 de diciembre 2006
 ¡Tras la gran victoria del 3-D, revolución en la revolución sí, conciliación NO!
Declaración de la Corriente Marxista Revolucionaria 8 de diciembre 2006
 Primera aproximación a la nueva estrategia de la contrarrevolución William Sanabria, 4 de
diciembre 2006
 Chávez anuncia el Partido Socialista Unido de Venezuela Jorge Martín, 21 de diciembre 2006
 "¿Cuál es el problema? ¡Yo también soy trotskista!"
Chávez es investido presidente de Venezuela Jorge Martín, 14 de enero 2007

<<< ANEXO: La lucha de Sanitarios Maracay >>>


 Los trabajadores de Sanitarios Maracay eligen el Comité de Fábrica
Objetivo: gestionar la fábrica y dirigir la lucha por la expropiación William Sanabria, 23 de
noviembre de 2006
 La lucha de Sanitarios Maracay se extiende
Miles de trabajadores marcharon el 8 de febrero en Caracas por la nacionalización de Sanitarios
Maracay, CANTV,
la electricidad de Caracas, Sidor y otras empresas Yonie Moreno, 9 de febrero de 2007

Chávez anuncia la expropiación


de las fábricas cerradas
Venezuela debate el socialismo

Jorge Martín, 19 de julio de 2005


En su programa de televisión semanal Aló Presidente, el presidente venezolano
Hugo Chávez anunció que unas 136 fábricas cerradas serán inspeccionadas con el
objetivo de expropiarlas. "Es como el caso de la tierra sin utilizar. De la misma
forma que no podemos permitir la tierra ociosa tampoco podemos permitirlo con las
empresas".
El programa de ayer se emitió desde Cumaná, donde Chávez también participó en
la inauguración de la Unión Cooperativa Agroindustrial de Cacao, una planta
procesadora de cacao que llevaba cerrada nueve años y que ahora ha sido
comprada por los trabajadores organizados en una cooperativa, con un préstamo a
bajo interés del gobierno. Explicó que el tipo de cooperativismo promovido es el
que "genera riqueza colectiva a través del trabajo conjunto, que va más allá del
modelo capitalista que promueve el individualismo".
"Hemos identificado unas 700 empresas cerradas. Esto no se puede permitir", dijo
Chávez, que leyó una lista de empresas donde ya ha comenzado el proceso de
expropiación. Hay otras 136 que van a ser inspeccionadas y también hay muchas
empresas que están parcialmente paralizadas. El número total de empresas que
están siendo investigadas es de 1.149.
Mencionó el caso de una planta procesadora de pescado en el puerto de Guanta
que ya ha comenzado a producir: "Si los empresarios no quieren abrirla tendremos
que expropiarla y abrirla nosotros mismos". El presidente Hugo Chávez repasó la
lista y mencionó varias empresas que están cerradas pero que tienen toda la
maquinaria y activos necesarios para comenzar a producir, incluida una planta de
textil, una maderera, una fábrica de muebles, un hotel, una planta de leche, una
fábrica de zapatos y una acería entre otras.
Parafraseando un refrán popular venezolano, Chávez declaró que: "el que tiene
una tienda debe mantenerla abierta o venderla. Si no la mantiene abierta o no la
vende, la expropiaremos". Claramente no se estaba refiriendo a pequeñas
empresas porque la mayoría de las empresas mencionadas en la lista emplean
entre 100 y 500 trabajadores. Añadió que para aquellos empresarios que quieren
mantener abiertas sus empresas el Estado está dispuesto a ayudarles con créditos
a bajo interés, con la condición de que "los empresarios den a los trabajadores
participación en la gestión, la dirección y en los beneficios de la empresa".
María Cristina Iglesias, ministra de Trabajo, también intervino en el programa
haciendo un llamamiento "a los sindicatos, trabajadores y antiguos trabajadores de
estas empresas para recuperarlas. Sólo con la fuerza de los trabajadores podemos
derrotar este enemigo interno que es la dependencia y que nos aleja de nuestros
objetivos en la lucha contra la propiedad".

El socialismo

"Esto es la revolución. Esto es el socialismo", añadió Chávez que también dijo que:
"la democracia revolucionaria es la transición, el puente, el camino hacia el
socialismo del siglo XXI, que es bolivariano, venezolano y latinoamericano". Apeló a
la población para que "deje a un lado los fantasmas del pasado con los que ha sido
asociada la idea del socialismo". El jueves el presidente había revelado los
resultados de una encuesta según la cual la mayoría de los venezolanos prefería el
socialismo. La encuesta, elaborada por una empresa privada a finales de mayo y
principios de junio, demuestra que el 47,9% de los venezolanos prefiere un
"gobierno socialista", mientras que sólo el 25,7% apoya el capitalismo. Chávez
explicó que todavía había casi un 25% de la población que no había respondido a la
pregunta y que la ofensiva ideológica debía ser fortalecida.
Desde que Hugo Chávez declaró que el camino hacia delante de la revolución
venezolana era hacia el socialismo, éste se ha convertido en el debate principal
dentro del movimiento bolivariano revolucionario y en la sociedad en general.
Incluso el presidente de la federación empresarial, Fedecámaras, tuvo que decir
hace unos meses que no era cuestión de elegir entre socialismo y capitalismo, sino
más bien "tomar los mejores aspectos de ambos sistemas".
Más recientemente, un general de división retirado, Muller Rojas, en su discurso
ante la Asamblea Nacional en una sesión especial del 5 de julio, el Día de la
Independencia, hizo un llamamiento a crear una nueva Sociedad Patriótica (la
organización que inició la lucha por la independencia hace casi doscientos años),
pero que en esta ocasión debería ser "una Sociedad Patriótica por el Socialismo".
En su discurso a los oficiales del ejército, el propio Chávez les pidió que tuvieran el
debate del socialismo "en los barracones" para desechar las viejas ideas y
prejuicios que se han enseñado en el pasado sobre el socialismo.
Dentro del movimiento obrero estas ideas han sido recibidas con entusiasmo. La
discusión principal ahora es qué significa el socialismo, cómo aplicar la "cogestión"
y qué papel tienen los trabajadores en el proceso revolucionario y la economía. Está
claro que aún hay muchas interpretaciones de cuál es el significado del socialismo.
Para los sectores más moderados dentro del movimiento bolivariano el socialismo
significa básicamente socialdemocracia, o como ellos dicen, "el socialismo de
Zapatero", haciendo referencia al presidente español.
Pero para los trabajadores y los pobres está claro que el socialismo significa una
ruptura radical con el capitalismo. El mismo Chávez ha explicado que: "dentro de
los límites del capitalismo los problemas de la miseria, la pobreza y la desigualdad
que sufren los venezolanos no se pueden solucionar".
En la enorme planta de aluminio propiedad del Estado, Alcasa, donde se ha
producido la experiencia más desarrollada de lo que es conocido como "cogestión",
está bastante claro que la "cogestión" de los trabajadores significa precisamente
control y gestión de los trabajadores. En un cartel publicado por Alcasa aparece su
consigna principal: "Control obrero" (ver
http://www.alcasa.com.ve/images/Pruebas/CG/Afiche01.htm). Edgar Cladera, uno
de los dirigentes sindicales de Alcasa, lo dejó claro en un artículo del 29 de mayo:
"Si hay algo que los trabajadores deben entender claramente es que nuestra
cogestión no se puede convertir en un arma para profundizar el modo capitalista
explotador de producción. No podemos repetir la triste historia de Europa, donde el
sistema de cogestión fue utilizado para deshacer los derechos de los trabajadores y
las condiciones adquiridas" (Alcasa, cogestión, control obrero y producción,
http://venezuela.elmilitante.org/indez.asp?id=muestra&id_art=1999).
En Alcasa son los propios trabajadores los que eligen a los directores. Estos
directores mantienen el mismo nivel salarial que tenían antes de ser elegidos y
están sometidos al derecho de revocación. En el mismo artículo Edgar Caldera da
un ejemplo de cómo el control obrero significa, al mismo tiempo, hacer más
eficiente la producción y librarse de la burocracia, la mala gestión y la corrupción.
Explica cómo en la Línea de Reducción III, una empresa externa, estaba al cargo
del mantenimiento y las reparaciones. Pero en realidad ésta era una fuente de
corrupción y en la práctica significa que durante aproximadamente siete años, el
10% de las células reductoras en la línea habían estado sin utilizar. En una reunión
masiva los trabajadores decidieron echar al contratista externo y contratar los
trabajadores necesarios para hacer el mismo trabajo dentro. Como resultado de
esta medida, las reparaciones se hacían en un tiempo récord y ahora la línea está
funcionando a plena capacidad. Esta experiencia ha elevado enormemente el nivel
político de los trabajadores implicados en ella.
Del 16 al 18 de junio hubo una reunión nacional de trabajadores que participan en
la experiencia de control obrero y las conclusiones fueron muy profundas y
apuntaban en la dirección correcta. Había una comprensión clara de lo que es
conocido en Venezuela como "cogestión" y que es un paso adelante en la
construcción de una sociedad socialista. Uno de los puntos acordados deja esto
muy claro: "Incluir entre las propuestas para la cogestión revolucionaria que las
empresas deben ser propiedad del Estado, sin distribución de acciones a los
trabajadores y que cualquier beneficio sea distribuido según las necesidades de la
sociedad a través de los consejos de planificación socialista. Estos consejos de
planificación socialista deben ser entendidos como organismos que llevan a la
práctica las decisiones tomadas por los ciudadanos en las asambleas".

Contradicciones

Este proceso global de discusión y acción política de los trabajadores y los pobres
no está exento de contradicciones. Por ejemplo, en la antigua papelera Venepal,
ahora Invepal, la primera empresa expropiada por el gobierno bolivariano, los
dirigentes del sindicato han dado el paso de disolver el sindicato y están esperando
a comprar la parte de la empresa que pertenece al Estado para que sea propiedad
sólo de los trabajadores y quedarse con los beneficios de la producción. Otros
dirigentes sindicales les han avisado contra este paso, insistiendo en que esto
significaría el mantenimiento del capitalismo y que podría incluso en el futuro
llevarles a un enfrentamiento con otros grupos de trabajadores.
En Inveval, la antigua empresa Constructora Nacional de Válvulas, CNV, que fue
expropiada por el gobierno el Primero de Mayo, las dificultades no están surgiendo
de los propios trabajadores sino más bien de la burocracia estatal. Durante la firma
del decreto de expropiación Chávez dejó claro que los trabajadores tenían que
tener la mayoría de los representantes en el consejo de administración y que el
organismo máximo de decisiones debería ser la asamblea general de trabajadores.
Pero cuando los representantes del ministerio de economía popular leyeron la
propuesta de estatutos de la empresa a los trabajadores, el 27 de junio, no se
mencionaba la participación de los trabajadores. La reunión rechazó esta propuesta
y comenzó un proceso de movilización para exigir el control obrero. Ahora están
vinculándose con trabajadores de otras empresas donde hay experiencias de
participación de los trabajadores para extender su lucha más allá de Inveval.
Finalmente, en la empresa estatal de generación y distribución de electricidad,
Cadafe, desde el principio la implantación de la "cogestión" (que fue cuando los
trabajadores ejercieron el control obrero para impedir el sabotaje durante el cierre
patronal de diciembre de 2002), ha habido todo tipo de tensiones con los directores
de la empresa. Primero querían limitar el poder de los trabajadores a la hora de
tomar decisiones en aspectos secundarios. Los trabajadores y su sindicato han
tenido que luchar por cada pedazo de control obrero que ahora tienen en la
empresa. Ahora los directores han salido con otro argumento: "No puede haber
participación de los trabajadores en las industrias estratégicas".
Este argumento choca con la realidad. Fue precisamente durante el cierre patronal
cuando los trabajadores petroleros recuperaron la producción en PDVSA, y los
trabajadores del aluminio y el acero de las enormes plantas de Guayana lucharon
físicamente en las instalaciones de gas y reanudaron el suministro a sus fábricas.
También fue en esta ocasión cuando los trabajadores del Metro de Caracas lo
mantuvieron abierto y los trabajadores eléctricos de Cadafe mantuvieron el
suministro eléctrico y evitaron el sabotaje de la industria.
El movimiento obrero venezolano está experimentando una masiva
transformación y está comenzando a ser consciente de su propia fuerza. En esto
reside la esperanza para el futuro de la revolución bolivariana. Una cosa que tienen
muy clara los trabajadores es que, como dijo Chávez en Aló Presidente, una
revolución es un proceso donde surgen nuevas ideas y modelos, mientras que las
viejas ideas mueren, y "¡en la revolución bolivariana es el capitalismo el que será
eliminado!".

El marxismo, el parlamento y la
Revolución
Revolución Venezolana
Venezuela después de las elecciones: ¿Ahora qué?

Alan Woods, 20 de diciembre de 2005

En la Revolución Bolivariana el parlamento y las elecciones han jugado un papel


importante desde el principio. Algunos de los que imaginaban ser muy
revolucionarios (e incluso marxistas) pero que entienden muy poco sobre la
revolución, imaginan que esto descalifica por adelantado a la Revolución
Bolivariana. Imaginan que las revoluciones y los parlamentos son fenómenos
mutuamente excluyentes. Pero éste no es necesariamente el caso.
Los marxistas no sufren ni de la enfermedad del cretinismo parlamentario
(reformismo) ni del cretinismo antiparlamentario (anarquismo). No tenemos
prejuicios de ningún tipo con relación a las armas que utilizamos en la lucha de
clases. Estamos a favor de hacer uso de la maquinaria de la democracia burguesa
en interés de entablar un diálogo con las masas, organizando y agitando. En este
sentido estamos siguiendo las tradiciones del bolchevismo.
Lenin y los bolcheviques siempre utilizaron cualquier posibilidad para participar en
las elecciones a la Duma y ayuntamientos, incluso aunque el régimen zarista les
hubiera usurpado cualquier contenido democrático real. Utilizaron el trabajo
parlamentario, incluso en estas circunstancias tan desfavorables, para construir el
partido revolucionario y fortalecer su base entre las masas. Es verdad que en la
Revolución Rusa de 1917 la cuestión parlamentaria jugó un papel significativo.
Aunque el Partido Bolchevique inscribió en su bandera la reivindicación de la
Asamblea Constituyente, como otras reivindicaciones democráticas, el surgimiento
de los sóviets de obreros y soldados —una forma organizativa mucho más
democrática y representativa que el parlamento más democrático—, rápidamente
mostró que esta reivindicación estaba obsoleta. El poder del sóviet disolvió la
Asamblea Constituyente.
El parlamentarismo ruso estaba muerto desde el momento de su nacimiento.
Sin embargo, ésta no era la única variante posible incluso en Rusia. Lenin y
Trotsky en principio no descartaban la posibilidad de que la Revolución Rusa
pudiera atravesar una fase de parlamentarismo. Esto no estaba en absoluto
descartado de antemano. En circunstancias diferentes, la Asamblea Constituyente
podría haber jugado un papel central, como los parlamentos jugaron un papel
importante tanto en la Revolución Inglesa del siglo XVII como en la Revolución
Francesa del siglo XVIII.
La Revolución Francesa tiene muchas lecciones a este respecto y regresaremos a
este tema en un futuro artículo. En Francia, todo el proceso revolucionario pasó a
través de la Asamblea Nacional (o Convención) y se reflejó en el ascenso y la caída
de partidos y dirigentes en la Asamblea. Pero esto a su vez era simplemente un
reflejo del movimiento de las masas revolucionarias en París, que intervenían
continuamente para purgar la Asamblea, eliminando al ala de derechas, a los
elementos comprometedores y vacilantes, sustituyéndoles por dirigentes más
enérgicos, decididos y revolucionarios. Al mismo tiempo, las masas proletarias y
semiproletarias de París organizaron sus propias asociaciones y clubes que dirigían
el movimiento. De este modo, el movimiento extraparlamentario de las masas
jugaba un papel determinante en lo que ocurría dentro de la Asamblea Nacional.

Las elecciones en Venezuela

La lucha parlamentaria es un escenario importante donde clases antagónicas se


enfrentan y luchan para conseguir una ventaja. Sin embargo, en última instancia, la
batalla real siempre se produce fuera del parlamento. Tarde o temprano, las
cuestiones serias no se deciden en la atmósfera enrarecida de la cámara de debates
sino en las calles, en las fábricas, en la tierra y en los barracones del ejército. Quien
no entienda esto no comprende nada de la historia en general y de la historia de las
revoluciones en particular.
Dependiendo de las circunstancias concretas, las tradiciones nacionales y la
correlación de fuerzas de clase, es bastante posible que el parlamento pueda
ocupar un papel importante en la revolución en determinados países. En Venezuela
existe una cierta tradición parlamentaria, aunque es una tradición que estaba
corrupta hasta la médula, quizás incluso más que en otras naciones burguesas (y
son todas corruptas, particularmente en EEUU). Sin embargo, las masas y la clase
media estaban acostumbradas a participar en las elecciones parlamentarias y
expresar su descontento y aspiraciones votando a los partidos políticos.
Las elecciones parlamentarias a la Cuarta República eran un simple juego para
crear la ilusión de que la población tenía una elección y podía determinar la vida
política de la nación una vez cada pocos años. En realidad nada cambiaba. El poder
seguía en manos de la oligarquía y sus compinches políticos de los diferentes
partidos. Esto fue incluso institucionalizado en los acuerdos de Punto Fijo en 1958
por los principales partidos (AD, COPEI y URD). Sin embargo, todo eso cambió en
febrero de 1989. Los líderes de la "democracia" venezolana declararon la guerra a
su propio pueblo. Dispararon contra hombres, mujeres y niños desarmados en las
calles de Caracas sin piedad. Dieron a la población de Venezuela una lección
excelente de las realidades de la democracia burguesa, que es sólo una hoja de
parra para ocultar la dictadura de los bancos y los grandes monopolios. Los últimos
están dispuestos a tolerar la democracia en la medida que no amenaza su dominio
de clase. Pero en el momento que la democracia amenaza el poder de los
capitalistas, los banqueros y los terratenientes, la máscara sonriente es arrojada a
un lado y la clase dominante afirma su poder por medios violentos.
El Caracazo arrojó todo al crisol. De la noche a la mañana, las instituciones de la
democracia burguesa formal quedaron comprometidas sin esperanzas a los ojos de
las masas: el viejo parlamento, constituciones, leyes, partidos y dirigentes
quedaron desacreditados. La burguesía consiguió mantener el control mediante la
represión sangrienta. Pero eso no podía durar mucho tempo. El fermento social y
político que resultó del Caracazo se expresó en el infructuoso golpe de 1992 y el
arresto de Chávez y su grupo de oficiales progresistas del ejército. Esto indicaba
que la decadencia del antiguo régimen había afectado incluso a las fuerzas armadas
y que se había abierto una división en el propio aparato del Estado. Esta es la
primera condición para una revolución.
Toda la historia demuestra que la represión por sí misma es insuficiente para
contener a las masas. La presión de masas permitió la liberación de Chávez y
comenzó un movimiento poderoso alrededor de su persona. Esto se trasladó al
plano electoral, culminando con la aplastante victoria de Chávez en las elecciones
presidenciales de 1998. Hay que estar totalmente ciego para no comprender el
significado progresista de la lucha electoral en este contexto. La lucha electoral
jugó un papel muy importante en la movilización y organización de las masas,
permitiéndolas recuperarse rápidamente de la terrible derrota de 1989.
La elección de Chávez se convirtió en un punto de reunión y una bandera
alrededor de la cual cada sector de las masas podía unirse. Las victorias electorales
eran una consecuencia del levantamiento de las masas, pero cada victoria electoral
a su vez fortalecía su confianza y determinación. De este modo, la lucha electoral
ha jugado un papel muy importante en el avance de la conciencia revolucionaria y
en el avance del movimiento. El ejemplo más claro de esto fue la victoria en el
referéndum revocatorio de 2004. En aquel momento el proceso electoral se
combinaba con las movilizaciones de masas en las calles. Las masas organizaron
sus unidades de lucha electoral para luchar en ese referéndum revocatorio, que en
su punto más álgido organizó a más de un millón de personas en sus filas.

El 4 de diciembre de 2005

Lenin siempre prestaba una gran atención a los resultados electorales. Los utilizaba
para intentar tener una idea del nivel de conciencia de las masas y la correlación de
fuerzas de clase. ¿Qué conclusiones podemos extraer de las elecciones del cuatro
de diciembre?
En primer lugar, sin duda marcan una nueva etapa en la Revolución Venezolana.
Fueron otro duro golpe al campo contrarrevolucionario y al imperialismo. En las
elecciones legislativas el partido de Chávez, el Movimiento Quinta República (MVR),
consiguió 114 de los 167 escaños de la nueva Asamblea Nacional de Venezuela, un
masivo 68% del total. Los partidos pro Chávez consiguieron todos los 167 escaños
de la Asamblea Nacional. Los preparativos y las votaciones transcurrieron con
normalidad, sin incidentes dignos de mención. Esto a pesar de la desesperada
campaña de la oposición contrarrevolucionaria destinada a desestabilizar las
elecciones y crear de nuevo las condiciones psicológicas para un golpe de Estado.
Los principales partidos de la oposición —Acción Democrática (AD), el
socialcristiano COPEI, Proyecto Venezuela y Primero Justicia— retiraron a sus
candidatos pocos días antes de las elecciones. Conscientes de que se enfrentaban a
una humillante derrota, los partidos de la posición defendieron estrepitosamente el
boicot. Como resultado, en las zonas de clase media alta, donde la oposición tiene
su principal base, muchos votantes se quedaron en casa.
En los feudos de la oposición la partición fue muy baja, quizá un 10% de los
votantes, mientras que en las zonas pro Chávez la participación fue mucho mayor.
La participación electoral fue más baja de lo que habían previsto los partidos
progubernamentales. De forma previsible, los líderes de la oposición comenzaron
inmediatamente a vociferar que la nueva Asamblea Nacional no tenía legitimidad.
María Corina Machado, una de las dirigentes de la ONG opositora SUMATE, dijo lo
siguiente: "De un parlamento pluripartidista hemos pasado a un parlamento
monopartidista que no representa a los amplios sectores de la población. Hoy ha
nacido una Asamblea Nacional que está herida en su legitimidad". ¿Pero por qué
debería ser este el caso? Los partidos de la oposición tuvieron la oportunidad de
presentarse a las elecciones y demostrar de este modo que eran muy capaces de
ganar una mayoría parlamentaria. Tuvieron la oportunidad y se negaron a
aceptarla. Boicotearon las elecciones. Ahora, la primera y más elemental regla de la
democracia es: "¡Debes estar allí!". Esto fue muy bien expresado por Eugenio
Chicas, un magistrado del consejo electoral de El Salvador: "La democracia está
construida por aquellos que participan, así que la retirada (…) de los partidos
opositores no deslegitima las elecciones parlamentarias".
La razón real debería estar clara para todos: las encuestas de opinión indicaban
que sólo conseguirían unos 20 escaños frente a los 76 que tenían hasta ese
momento. Es inútil negarse a votar o presentarse como candidato y después
quejarse del resultado electoral, es como negarse a sentarse a cenar y después
quejarse de que tienes hambre. Ninguna persona sensata se tomará en serio estas
quejas sobre la "legitimidad". El pueblo ha votado por una Asamblea Nacional. La
Asamblea Nacional tiene que trabajar. Debemos estar con ella.
Después de haber perdido hace tiempo el argumento democrático, la oposición
está presionando a la Asamblea Nacional. Quiere imponer su voluntad por la puerta
de atrás porque es incapaz de ganar actualmente unas elecciones. Recurre a
tácticas extraparlamentarias, mientras protesta en voz alta que ellos son los
verdaderos defensores de la democracia. Los líderes de la oposición acusan a
Chávez de erosionar la democracia extendiendo su influencia política sobre los
tribunales del país y el Consejo Electoral Nacional para mantenerse en el poder.
Simplemente se hacen eco de la propaganda oscura de Washington, incluso han
inventado una terminología totalmente nueva y anteriormente desconocida en el
idioma inglés (o en cualquier otro): "autoritarismo elegido".
Días antes de las elecciones se encontraron en Caracas artefactos explosivos.
¿Eran parte de un complot para asesinar al presidente? Es bastante probable. Y la
decisión de los principales partidos de la oposición de boicotear las elecciones,
acompañada por manifestaciones callejeras en los barrios ricos, eran una manera
de crear un contexto, una sensación de caos y desorden general. Justo antes de las
elecciones alguien voló un oleoducto venezolano. ¿Quién fue el responsable? Todo
señala a un trabajo de la oposición y la CIA. Esto demuestra la verdadera actitud de
la oposición contrarrevolucionaria y los "amigos de la democracia" en Washington.

La hipocresía de los imperialistas

Tanto la Unión Europea como la Organización de Estados Americanos participaron


en la conspiración contra Chávez, publicando informes ambiguos y confusos sobre
las elecciones al congreso. La OEA, con base en Washington, y la UE dijeron que las
elecciones del 4 de diciembre eran "en gran medida justas" pero observaron
"algunas irregularidades" en la votación y desconfianza en los funcionarios
electorales. Esto tenía la intención de arrojar arena a los ojos de la opinión pública
internacional.
EEUU, mientras continuamente grita sobre la "democracia", está intentando
derrocar al gobierno elegido democráticamente de Venezuela. En este trabajo sucio
puede contar con el apoyo de una serie de gobiernos títeres de América Latina que
van a hacer lo que se les pida. El presidente Chávez correctamente ha descrito a
Fox como un títere. Pero no estaba en lo cierto al pensar que podría esperar un
trato mejor por parte de la Unión Europea. Es verdad que existen ciertas
contradicciones entre Washington y sus "aliados" europeos, pero todos están unidos
contra el socialismo y la revolución a escala mundial. Las diferentes actitudes hacia
Venezuela sólo tienen una naturaleza táctica. En lo fundamental no difieren, la UE
no levantará ni un dedo para ayudar a Chávez y la revolución. Todo lo contrario,
mientras se llenan los bolsillos con lucrativos acuerdos petroleros, sus verdaderas
simpatías están con la burguesía y la oposición venezolanas.
El comportamiento de los observadores de la UE confirma esto. Probablemente
estas hayan sido las elecciones escrutadas más de cerca de la historia. No es la
primera vez que un ejército de observadores extranjeros desciende a Caracas,
examinando cada detalle del proceso electoral con un cristal de lupa. Podríamos
preguntar por qué Washington no puso tanto entusiasmo en escrutar las elecciones
manifiestamente amañadas celebradas en el pasado por Carlos Andrés Pérez y
otros amigos de EEUU. ¿Dónde estaban los llamamientos a la intervención después
del Caracazo en febrero de 1989, cuando su gran "demócrata" masacraba a miles
de hombres, mujeres y niños desarmados? ¿Dónde estaban entonces las exigencias
de cambio de régimen?
La actitud de Washington y sus títeres de la OEA, así como de la UE, es de total
hipocresía. Si una baja participación descalifica a un candidato ganador, ningún
presidente habría sido elegido durante décadas para la Casa Blanca. En 1994, la
victoria de los republicanos en el Congreso se consiguió con el apoyo del 17% de
los ciudadanos con derecho a voto, por no mencionar la abstención media en EEUU
en las elecciones legislativas que está próxima al 70%. En las últimas elecciones al
Parlamento Europeo (junio de 2004), la participación fue sólo del 28% de los
votantes de los diez países. Incluso en las últimas elecciones parlamentarias en
Francia, el partido del presidente Jacques Chirac ganó sólo con el 16% de los votos
y con una abstención del 70%. En Colombia, el presidente Álvaro Uribe, el amado
de la Casa Blanca y los paramilitares fascistas, ganó sus primeras elecciones con un
80% de abstención. En cuanto a Venezuela, partidos como AD y el COPEI basaron
sus 40 años de gobierno en unas elecciones amañadas, y todavía critican un
proceso electoral que fue escrupulosamente democrático.

Política exterior

El autor de estas líneas avisó hace varios meses a un representante del Ministerio
de Exteriores en Caracas de que era poco realista esperar un tratamiento justo por
parte de la delegación de la UE. Ese aviso ha demostrado estar justificado.
Hablando desde la capital de Uruguay, Montevideo, Chávez rechazó los informes
parciales de la OEA y los observadores de la UE como una "emboscada". Esto es
bastante correcto. "Es una táctica contra Venezuela, han dejado tras de sí un
campo minado, buscando la desestabilización de Venezuela", Chávez pronunció
estas palabras ante los delegados de los países sudamericanos reunidos para dar la
bienvenida a Venezuela al bloque comercial de Mercosur.
"Estos delegados, tanto de la OEA como de la UE", continuó el presidente, "actúan
contra el pueblo venezolano y la democracia venezolana". Esto también es correcto.
Era una ingenuidad pensar que los llamados "observadores extranjeros
imparciales", en realidad, serían imparciales.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, también asistió a la reunión
de Mercosur, respondió con esa astucia almibarada que es el sello de la diplomacia
burguesa. Dijo que el informe de la misión era preliminar, que tomaría nota de las
preocupaciones de Chávez y otras cosas por el estilo. Pero añadió respondiendo a
los comentarios de Chávez: "Me gustaría sólo señalar, como he dicho, que la misión
de la OEA fue solicitada por el gobierno de Venezuela".
De lejos el aspecto más débil e insatisfactorio de la Revolución Bolivariana es su
política exterior. No es casualidad que la parte del aparato del Estado donde la
tendencia contrarrevolucionaria es más fuerte sea en los cuerpos diplomáticos. Es
un secreto a voces que se puede confiar en pocos embajadores y que a la primera
oportunidad se pasarán a la contrarrevolución. Para contrarrestar la ausencia de
una verdadera política exterior revolucionaria, el presidente ha intentado entrar en
contacto directo con los líderes extranjeros. Para romper el aislamiento diplomático
que Washington intenta imponer a Venezuela, Chávez ha intentado llegar a
acuerdos con gobiernos y países que tienen diferencias con EEUU, o que en cierto
sentido pueden ser considerados "progresistas". La intención es loable, pero los
resultados no son siempre los que él desea.
The Economist, el 9 de diciembre de 2005, comparaba con desprecio estas
elecciones "al tipo de consulta utilizada por Sadam Husein para ‘ganar’ en Iraq con
un 99% de los votos" y deploraba el hecho de que "ahora no existe oposición
parlamentaria al presidente, que gobierna el país latinoamericano desde 1999 y
espera otro mandato de seis años". Continuaba gimiendo por la desesperanzada
oposición, que se ha visto, como correctamente señala: "apartada de la antigua
elite desacreditada, ha sido dividida, carece de líderes fuertes y ha sido superada
por el astuto presidente".
Incluso, esta revista de derechas se ve obligada a admitir: "En realidad, los
partidos [de la oposición] que se marcharon sabían que era poco probable que
ganaran. El MVR de Chávez y sus aliados ya controlaban una estrecha mayoría de
escaños antes de las elecciones, el presidente es verdaderamente popular, aunque
su tasa de aprobación ha caído del 70% de principio de año a aproximadamente la
mitad. Chávez pretende estar destruyendo el viejo orden, en el cual los dos
principales partidos cómodamente se intercambiaban el poder y disfrutaban sus
privilegios. Gracias a la atención ha colmado a las masas pobres de Venezuela, sus
seguidores le adoran".
Y continúa gimiendo: "Ahora, con una mayoría de dos tercios en la asamblea,
Chávez puede cambiar la constitución a su voluntad. Esto probablemente llevará a
una situación de más enredo en la economía y menos límites a la presidencia.
Chávez es casi seguro que se presentará a la reelección en diciembre de 2006.
El líder venezolano es amigo de Fidel Castro y Cuba consigue petróleo barato de
Venezuela a cambio de los servicios de miles de médicos cubanos. Néstor Kirchner,
el presidente de Argentina, parece estar acercándose a Chávez. Venezuela está
comprando deuda argentina, lo que ayuda a Kirchner a continuar desairando al
Fondo Monetario Internacional. Chávez también tiene buenas relaciones de amistad
con Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Brasil, un dirigente de izquierdas más
moderado. Con el apoyo añadido del nuevo presidente de izquierdas de Uruguay,
Venezuela espera entrar en Mercosur, un bloque comercial regional. Esto podría ser
otro foro para la petrodiplomacia de Chávez, aunque también podría ser una forma
para que sus vecinos le domestiquen un poco". Y añade: "Ha tenido buenas
relaciones con China e Irán. Algunos estadounidenses están preocupados por las
conversaciones sobre cooperación nuclear con Argentina que podría ayudar a los
iraníes, vía Venezuela, para construir una bomba [nuclear]". Este es el tipo de
argumento que fue utilizado para la invasión de Iraq.
Venezuela es el quinto país exportador de petróleo del mundo. Sin duda esto ha
dado a la revolución un margen de respiro que ha permitido a Chávez construir
puntos de apoyo con acuerdos energéticos con sus vecinos del Caribe y
Sudamérica. Pero el "apoyo" que se puede obtener de esta forma es muy relativo e
inestable. Los únicos amigos reales de la revolución venezolana son los
trabajadores, los campesinos y los pobres de América Latina y todo el mundo.
Necesitará de estos amigos.
Es inevitable un momento decisivo

En el fondo esta no es una guerra de palabras o un debate constitucional. Es una


guerra de clase, un conflicto que implica intereses fundamentales. Chávez ha
proclamado la necesidad de una revolución socialista, no sólo en Venezuela sino en
toda América Latina y en el mundo. Washington lógicamente interpreta esto como
una "amenaza para la estabilidad regional". Desde el punto de vista del
imperialismo esto es correcto. Los llamamientos revolucionarios constantes de
Chávez no caen en oídos sordos. Son escuchados entusiastamente por millones de
trabajadores y campesinos desposeídos de Bolivia, Ecuador, Perú, Argentina y
Brasil. La revolución bolivariana ha despertado la simpatía de millones, no sólo en
Venezuela sino más allá de sus fronteras. Es verdad que todavía no ha pasado el
punto de no retorno. El poder de la oligarquía venezolana todavía no se ha roto.
Chávez ha elegido el camino parlamentario. Pero con estas elecciones todo el
proceso está alcanzando ese punto crítico donde la contradicción central debe ser
finalmente resulta, de una forma u otra. La aplastante victoria en la Asamblea
Nacional garantiza un cambio constitucional para permitir al presidente presentarse
a un tercer mandato en 2012. Esto es lo que más teme Washington.
La vicepresidenta del MVR, Cilia Flores, publicó una serie de conversaciones
grabadas en las que participaba un grupo de oficiales del ejército retirados
(Oswaldo Suju Raffo, Antonio Guevara Fernández y Carlos Gonzáles Caraballo)
reunidos junto a Gustavo Díaz Viva, de la guardia personal de Pedro Carmona
Estanca durante el golpe de Estado de abril de 2002. "Estaban preparando un
complot terrorista desestabilizador para retrasar las elecciones; entonces vimos la
retirada abrupta de los dirigentes de la oposición de las elecciones y dijimos que
aquellos que rechazan el camino electoral están planeando algo más. Muchos se
asombraron de cuál era el ‘Plan B’, pero sabíamos (y la gente lo sabía), y ahora
hemos decidido descubrir las prueba que llegaron ayer a la Asamblea Nacional",
esto es lo que dijo Cilia Flores.
Los actos terroristas iban a producirse el pasado domingo cuando se estuvieran
celebrando las elecciones parlamentarias. Nicolás Maduro, presidente de la
Asamblea Nacional, pidió a la población que reflexionara sobre la secuencia de los
acontecimientos que se veían en la prueba y que incluían una llamada telefónica
donde el general retirado, Oswaldo Suju Raffo, discute parte del plan nacional e
internacional, detallando los acontecimientos violentos que se producirían en
Venezuela. En la conversación habla sobre la compra de armas, concretamente 40
AT-4 suecos, fabricados bajo la licencia del Pentágono. En la conversación
telefónica, los conspiradores revelaban su intención de atacar instituciones
gubernamentales y dirigentes…, codificado como "pasajeros de primera clase".
Estos son avisos serios. La lucha electoral es sólo un escenario. Tiene una
importancia considerable para galvanizar el apoyo popular, movilizar a las masas
para la lucha. Permite calibrar el grado de apoyo que tienen los bandos en
contienda. Pero eso es todo. Las elecciones por sí solas no resuelven nada. La
oligarquía no reconoce ninguna ley, constitución ni gobierno que vaya contra sus
intereses. No dudará en recurrir al sabotaje, el asesinato y la conspiración para
retomar de nuevo el poder.
La oligarquía venezolana y sus maestros en Washington no se detendrán ante
nada. No dudaron en perpetrar la masacre de miles en febrero de 1989. Fueron los
responsables de los asesinatos de dos docenas de manifestantes en el infructuoso
golpe de Estado del 11 de abril de 2002 ¿cuántos más habrían perdido la vida si ese
golpe no hubiera sido derrotado por la insurrección de las masas? Ellos estaban
detrás del asesinato de Danilo Anderson y el asesinato de más de 80 campesinos
cuyo único crimen era luchar por la reforma agraria. Han puesto bombas en el
Consejo Nacional Electoral, en una refinería de petróleo, el día antes de las
elecciones legislativas, para sembrar el pánico y el miedo en el electorado. ¿Quién
puede creer por un minuto que estas personas entregarán su poder y privilegios sin
luchar?

¿Cómo se puede defender la democracia?

De repente todos vimos una proliferación de declaraciones, peticiones y


llamamientos para defender la democracia en Venezuela. Eso apenas hace falta
decirlo. ¡Incluso un niño de seis años puede decirte que una constitución
democrática es preferible a una fascista! Pero para luchar por la defensa de los
derechos democráticos que han sido conquistados por las masas en la lucha no es
necesario presentar una imagen idealizada de la democracia parlamentaria
burguesa, menos aún elevarla a un estatus similar al que tenía para los antiguos
israelitas el Arca de la Alianza.
¡Ah! Pero ahora tenemos una nueva constitución: la Constitución Bolivariana, que
es totalmente diferente a otra constitución, esto es lo que algunos nos dirán. Sí, la
Constitución Bolivariana es un documento muy hermoso. Es la constitución más
democrática del mundo. Pero, en última instancia, una constitución es sólo un
pedazo de papel. Si los excelentes principios de la Constitución Bolivariana son
puestos o no en práctica depende no de lo que está escrito, sino de la correlación
de fuerzas de clase real, de la voluntad de las masas para luchar. Sobra decir que
los trabajadores y los campesinos defenderán la Constitución Bolivariana porque es
un documento consistentemente democrático, que da a las masas el marco legal
más favorable en el que desarrollar la lucha de clases y defender sus intereses. Sin
embargo, para las masas la democracia no es un fin en sí mismo sino sólo un
medio para un fin. Si éste no lleva a una mejoría de su vida, si no lleva a la
transformación fundamental de la sociedad, entonces no vale mucho.
Las elecciones del 4 de diciembre fueron una victoria y marcan una nueva etapa
en la revolución. Pero en la guerra se puede ganar una batalla y aún perder la
guerra. La elección de una Asamblea Nacional homogénea chavista es una gran
ventaja, pero es una ventaja que se puede perder si la asamblea no actúa de una
manera decisiva. Repetimos: en y por sí mismas las elecciones no resuelven nada.
Abren el camino a una lucha nueva y más feroz entre las clases. No ver eso sería
un crimen.
En los años treinta, durante la República española, los fascistas demagógicamente
preguntaban a los trabajadores y campesinos: "¿Qué te ha dado de comer la
República?". Es verdad que, cuando los fascistas llegaron al poder, los trabajadores
y los campesinos no comían mejor sino considerablemente pero. No obstante, los
fascistas fueron capaces de basarse en el creciente ambiente de descontento y
apatía que poco a poco fue desplazando al primer entusiasmo revolucionario, se
transformó en desencanto porque la República dejó el poder en manos de los
terratenientes y los capitalistas.
El éxito o el fracaso de la Revolución Bolivariana depende de una sola cosa: el
apoyo activo de las masas desposeídas, los trabajadores y los campesinos. Sólo las
masas evitaron que la revolución colapsara en el golpe de abril de 2002 y más
tarde en el sabotaje patronal. Sólo las masas bloquearon el avance de la
contrarrevolución en el referéndum revocatorio de agosto de 2004. Esto es más que
evidente para cualquier observador serio.
Por lo tanto, es una cuestión de enorme preocupación si las masas comienzan a
sucumbir al ambiente de desilusión y apatía. Para comprender los cambios en el
ambiente de las masas es necesario estudiar todo tipo de estadísticas y los
resultados electorales nos dan algunas percepciones importantes de la psicología de
las masas. Hay que admitir que un resultado electoral no es cien por cien preciso.
Es como una fotografía, en lugar de una imagen en movimiento. Nos dice algo
sobre el ambiente de las masas en un momento de tiempo concreto.
Los medios de comunicación naturalmente se concentran en la elevada tasa de
abstención para intentar privar a los resultados electorales de legitimidad y de este
modo tener una excusa para sus complots contrarrevolucionarios. Eso es obvio.
Pero sin embargo, desde el punto de vista revolucionario el alto nivel de abstención
también requiere una explicación. Los informes oficiales —obviamente escritos en
respuesta a los ataques de la oposición— intentan quitar importancia al nivel de
abstención. Eso es indigno de revolucionarios que siempre deben mirar la verdad a
la cara, no importa lo desagradable que pudiera ser.
La línea oficial culpa al boicot de la oposición y a las "severas" condiciones
climatológicas en varios Estados, incluida la capital, diciendo que eso hizo más
difícil de lo habitual votar. Pero ni el comportamiento de la oposición ni el mal
tiempo pueden tener la culpa de la baja participación. Pudiera ser que muchos
seguidores de Chávez no votaran porque se sabía de antemano cual sería el
resultado. Pero también puede haber razones más serias para esa baja
participación. Las masas están haciendo una advertencia a los dirigentes. Están
comenzando a cansarse de discursos y palabras, desfiles y consignas. Necesitan
acción para llevar hacia delante la revolución, destruir el poder de la oligarquía y
transformar sus vidas.
Aquellos que dicen que para defender la democracia y evitar un golpe fascista es
necesario detener la revolución, retirarse y hacer concesiones a la oposición y al
imperialismo, están equivocados. Esas tácticas sólo servirán para envalentonar a
los contrarrevolucionarios, volverles más agresivos y violentos. La debilidad invita a
la agresión y este simple hecho se puede demostrar en lo que ha ocurrido en cada
etapa de la Revolución Bolivariana.
Aquellos que nos dicen que la revolución debe detenerse se parecen al hombre
que está serrando la rama del árbol sobre la que está sentado. La razón por la cuál
sectores de las masas están descontentos (y es una locura negar que existe tal
descontento) no es porque la revolución haya ido demasiado lejos, demasiado
rápido. Todo lo contrario, es porque la revolución no ha ido lo suficientemente lejos
y está procediendo demasiado lentamente. Cuando el pueblo ve que la oligarquía
todavía tiene los bancos, la tierra y la mayoría de las industrias, cuando ve que los
mismos viejos alcaldes, gobernadores y funcionarios estatales están sentados en
sus despachos, enriqueciéndose y saqueando al Estado, se preguntan por qué se
toleran estas cosas y qué está haciendo realmente la revolución.
¡Aquí reside el peligro real! No es la oposición dividida y desmoralizada, que no
puede ganar unas elecciones ni organizar una revuelta seria en las calles. No en la
prensa amarilla, chorreando su torrente de mentiras y vómitos que nadie cree. El
peligro es que la revolución pierda su base de masas. En el momento en que las
masas no creen que merece la pena defender con su vida la revolución entonces la
revolución está perdida, no importa cuantos escaños se tengan en la Asamblea
Nacional.

¡Es el momento de actuar!

En 1998 el Partido de Acción Democrática consiguió el control del Congreso con el


11,24% de un electorado de 10,9 millones de personas. Este partido recibió 1,24
millones de votos. En las elecciones de 2000, el Movimiento Quinta República de
Chávez consiguió el control de la Asamblea Nacional con el 17% de los votos, 1,98
millones de votos de un electorado de 11,7 millones. En las elecciones del 4 de
diciembre de 2005, los seis partidos que forman la alianza de Chávez recibieron
ente el 22 y el 23% de los votos de un electorado de 14,4 millones,
aproximadamente 3,2 millones de votos. En 1998 y 2000 nadie dudó de que la
Asamblea Nacional era "legítima". Ahora la oposición está armando jaleo sobre la
supuesta "falta de legitimidad de una Asamblea Nacional apoyada por el 22-23%
del electorado. ¿Por qué? La razón es que Washington y sus oficinistas locales
temen que Chávez aproveche la victoria electoral para impulsar el proceso
revolucionario. Con 114 escaños en la Asamblea Nacional, el MVR ahora tiene más
de los dos tercios de la mayoría necesaria para hacer enmiendas constitucionales y
nombramientos clave. Por lo tanto, la puerta está abierta para una transformación
fundamental. Técnicamente nada puede parar a la Asamblea Nacional para que
apruebe toda la legislación necesaria para llevar la revolución más allá del punto de
no retorno. Esto puede hacerse legalmente. ¿Pero ocurrirá? Esta es la cuestión
decisiva.
Lo que hace falta es la acción más enérgica y decisiva para derrotar la
contrarrevolución y privarla de su poder económico y base social. Eso es lo que las
masas piden a sus dirigentes. ¿Pero harán éstos lo que desean las masas? ¿O se
dejarán presionar, bravuconear y chantajear por la oligarquía y el imperialismo
para lanzar evasivas, retiradas y una vez más intentar llegar a un acuerdo con la
contrarrevolución, es decir, intentar cuadrar el círculo?
La reivindicación de "defender la democracia" puede tener un significado
progresista sólo si significa una lucha frontal para derrotar y desarmar a aquellas
fuerzas que amenazan la democracia, es decir, la oligarquía. Esto no se puede
hacer con discursos bonitos en la Asamblea Nacional sobre las maravillas de la
democracia. Eso sólo es una pérdida de tiempo y pasa la iniciativa a las fuerzas
contrarrevolucionarias. Sólo se puede hacer mediante la acción revolucionaria de
las masas desde abajo. Con mucho, el peor error sería intentar llegar a un acuerdo
con la oposición o buscar puntos de apoyo en los llamados elementos liberales o
"democráticos" en sus filas. Estos son los elementos más peligrosos y traidores de
todos. Si "defender la democracia" lo que significa es abrir las puertas a los
enemigos burgueses de la revolución bajo el disfraz de "frente único", esa no es la
forma de defender la democracia sino que sólo destruye la revolución. Esa es la
consigna de la contrarrevolución con máscara democrática. Los trabajadores, los
campesinos y la juventud revolucionaria lucharán contra la reacción fascista con sus
propios métodos: en las calles, en las fábricas, en la tierra y en los barracones del
ejército. Lucharán con entusiasmo para defender la Asamblea Nacional si ésta
comienza a tomar medidas serias para eliminar el poder de los terratenientes y los
capitalistas. El MVR ahora tiene el dominio completo de la Asamblea Nacional. Debe
utilizar su poder de una manera revolucionaria: aprobar leyes urgentes para
expropiar la tierra, los bancos y todas las industrias clave. Y hacer un llamamiento
al pueblo para que responda y lo hará de manera entusiasta. ¡Esto es lo que
pedimos de la Asamblea Nacional! Pero no debemos esperar por la Asamblea
Nacional ni por nadie más. Si somos serios en la necesidad de luchar contra la
contrarrevolución, es necesario crear comités para la defensa de la revolución,
elegidos por los trabajadores, campesinos y pobres urbanos, desde las filas de los
luchadores más decididos y dedicados. Los comités deben vincularse a nivel local,
regional, estatal y nacional. Deben discutir un plan de acción, cómo derrotar a los
contrarrevolucionarios y desarmarlos. Eso significa que las propias masas deben
estar armadas. Si los contrarrevolucionarios consiguen armas del Pentágono, se
deben entregar armas al pueblo para defenderse. Esta es la lógica inevitable de la
situación.
Dada la extrema debilidad de la oposición es inevitable que busquen la infiltración
en el movimiento bolivariano, especialmente por arriba. La naturaleza heterogénea
del movimiento significa que, junto a luchadores honrados, hay todo tipo de
burócratas, arribistas y elementos corruptos que se han acercado al movimiento
chavista como una maniobra temporal para su beneficio personal. Estos elementos
son el caballo de Troya mediante el cual el enemigo puede trabajar para socavar la
revolución y destruirla desde dentro.
En el gobierno hay bolivarianos honestos que están luchando por hacer avanzar la
causa de los trabajadores y campesinos, que apoyan el control obrero y la
nacionalización. Pero son constantemente bloqueados por elementos del ala de
derechas que sabotean los decretos del presidente y minan la revolución. La lucha
por la defensa de la revolución y contra la contrarrevolución implica, por tanto, la
lucha implacable contra la quinta columna.
Las masas tenían razón en votar. Pero no deben dejar que todas las decisiones
importantes estén en manos de la asamblea. Los bolivarianos honestos en la
Asamblea Nacional y el gobierno apoyarán a los trabajadores. Pero los elementos
procapitalistas resistirán con todos los medios. Los trabajadores y los campesinos
de Venezuela deben estar preparados para movilizarse y derrotar a los
"bolivarianos" procapitalistas, para garantizar que la Asamblea Nacional realmente
pone en práctica las reivindicaciones del pueblo revolucionario. Deberían organizar
manifestaciones y mítines de masas para presionar a la Asamblea Nacional y
manifestar la voluntad popular.
La cuestión central es que la revolución debe afrontar la cuestión del Estado. Marx
explicó hace tiempo que es imposible que la clase obrera lleve a cabo la
transformación socialista de la sociedad simplemente tomando el Estado burgués
existente. ¿Es realmente concebible que los trabajadores y los campesinos de
Venezuela puedan conseguir sus objetivos mientras los antiguos funcionarios
estatales, burócratas y otros elementos de la vieja y desacreditada IV República
siguen en sus puestos? ¿Se puede confiar en estos elementos para defender los
intereses de las masas? Estas preguntas se responden por sí solas.
La clase obrera ha votado por un gobierno bolivariano, es decir, ha votado por un
cambio fundamental en la sociedad. Espera que la nueva Asamblea Nacional adopte
medidas decisivas para sus intereses. No puede existir ninguna excusa para no
aprobar sin más retraso estas medidas. La clave de la situación es el movimiento
independiente de los trabajadores, basándose en sus organizaciones e instinto
revolucionario de clase.
Los trabajadores deben confiar sólo en sus propias fuerzas, su propia fuerza y su
propia organización. La victoria del 4 de diciembre puede abrir una nueva y decisiva
etapa en la revolución, pero sólo si las masas aprovechan y toman el control del
movimiento revolucionario en sus propias manos. Deben presionar para que la
revolución avance en todos los frentes. Hace meses el presidente leyó una larga
lista de fábricas que o bien fueron abandonadas por sus propietarios o estaban
funcionando por debajo de su capacidad. Estas fábricas deberían ser ocupadas y
puestas bajo el control de los trabajadores. Los trabajadores deberían exigir que la
Asamblea Nacional las expropie, junto con la tierra y los bancos, e instaurar un plan
socialista de producción democrático. Esa es la única manera de hacer avanzar la
revolución y que finalmente sea irreversible. Esto, y sólo esto, es lo que significa
"¡revolución dentro de la revolución!".

Elecciones presidenciales venezolanas


Un punto de inflexión crucial para la revolución

Jorge Martín, 3 de noviembre de 200


La campaña de las elecciones presidenciales de Venezuela del 3 de diciembre ya
está en marcha. Pero están lejos de ser unas elecciones normales. El 3 de
diciembre lo que realmente está en juego es el futuro de la Revolución Bolivariana.
La elección de Hugo Chávez como presidente en diciembre de 1998 marcó el
principio de la revolución venezolana. Esa tampoco fue una campaña electoral
normal. Realizada en unas condiciones de extrema polarización y con todo el poder
de los medios de comunicación desatado contra Chávez, sin embargo, consiguió
una victoria clara. Este fue un síntoma de que estábamos presenciando no sólo la
elección de un gobierno progresista, sino los disparos de salida de un movimiento
revolucionario en el que millones de trabajadores corrientes querían tomar su
futuro en sus propias manos.
Al principio, la clase dominante venezolana tuvo una actitud ambivalente hacia
Chávez. Claramente no era su candidato, pero como había salido elegido para el
cargo, algunos pensaron que podrían presionarle, apretarle las tuercas, moderar su
programa y básicamente que podrían utilizarle para dar a la desacreditada
democracia burguesa venezolana una nueva cara limpia, pero sin poner en peligro
su poder, riqueza y privilegios.
Pero estas esperanzas se desvanecieron en diciembre de 2001, cuando el
presidente Chávez aprobó las 49 leyes habilitantes que implantaría las partes más
importantes de su programa: mantener el carácter nacionalizado de la industria
petrolera y poner en práctica la reforma agraria. A primera vista, éstas eran
reformas bastante moderadas. La industria petrolera ya había sido nacionalizada en
1976 y la reforma agraria que se proponía afectaba principalmente a la distribución
de la tierra propiedad del Estado y la expropiación con compensación de las
haciendas improductivas. Pero la oligarquía venezolana corrupta y parasitaria, las
100 familias que habían controlado la riqueza del país durante doscientos años y
dirigido el Estado y la compañía petrolera nacionalizada como su feudo privado, no
podían tolerar ni siquiera esto. No era sólo una simple cuestión de oposición a las
49 leyes habilitantes, era su temor al movimiento revolucionario que se estaba
desatando desde abajo, del proceso de la elevación de conciencia de las masas que
Chávez había comenzado, de la organización de millones de trabajadores,
campesinos y pobres urbanos en la base de las organizaciones revolucionarias de
todo tipo.
Aquellos que siempre habían estado excluidos de las decisiones políticas ahora
pensaban que podían gobernar el país y eso era algo que no podían permitir. Esto
explica la oposición fundamental e irreconciliable de la oligarquía (la pequeña
camarilla de propietarios capitalistas de los bancos, la tierra y la industria, en
alianza con el capital multinacional) a la Revolución Bolivariana. No importa las
veces que Chávez ha intentando hacerles un llamamiento, las veces que ha iniciado
negociaciones e intentado la conciliación. En la medida que Chávez es un factor que
impulsa el movimiento revolucionario de las masas, no cejarán en sus esfuerzos por
derrocarle y poner fin a la Revolución Bolivariana, con los medios que sean
necesarios.
Esto se vio claramente en el golpe militar de abril de 2002, el cierre patronal y el
sabotaje de la economía en diciembre de 2002 - febrero de 2003 (que fue
acompañado por un nuevo intento de golpe militar) y los disturbios de guarimba de
febrero de 2004 (cuando la oposición trajo al país a 130 paramilitares
colombianos). Pero todos estos intentos de derrocamiento violento del gobierno
fracasaron porque se toparon con un movimiento de masas de la población que los
derrotaron. En el caso del sabotaje petrolero de 2002, los trabajadores petroleros
(con el apoyo de las comunidades locales y sectores de las fuerzas armadas)
ocuparon las instalaciones y las dirigieron bajo control obrero, en lo que es el
ejemplo más avanzado de control obrero en cualquier parte del mundo en los
tiempos modernos.

La oligarquía y las elecciones

La contrarrevolución está gobernada por algunas de las mismas leyes que rigen la
revolución. Después de haber sido derrotada sólidamente en varias ocasiones, la
oposición (es decir, la oligarquía) quedó desmoralizada, dividida y perdió la
capacidad que tenía de movilizar a cientos de miles de las clases medias del Este de
Caracas. Las derrotas de los intentos de golpe de Estado también hicieron que los
sectores más reaccionarios de las Fuerzas Armadas se depuraran. Al mismo tiempo
estos acontecimientos fortalecieron la confianza de las masas en sus propias
fuerzas y su resolución a defender la revolución. Esto dejó a la oligarquía, a corto
plazo, incapaz de realizar un nuevo intento de golpe.
Pero sería un error peligroso pensar que se han reconciliado con la idea de actuar
sólo dentro de los límites de la democracia parlamentaria. Su objetivo es librarse de
Chávez y aplastar el movimiento y el espíritu revolucionario de las masas. Y saben
muy bien que, por ahora, no pueden conseguirlo en una contienda electoral amplia.
En este terreno ellos han sido sólidamente golpeados, en el referéndum revocatorio
de agosto de 2004, en las elecciones a gobernadores estatales de octubre de 2004
(donde sólo consiguieron 2 de los 23 Estados del país) y después en las elecciones
municipales de 2005 (donde sólo consiguieron el 25% de los ayuntamientos).
Incluso aunque ellos puedan estar obligados a participar en las luchas electorales,
por ausencia de un plan mejor, este es sólo un movimiento táctico. En el momento
del referéndum revocatorio en agosto de 2004, sabían que no podían ganar y su
plan era anunciar su victoria, con el apoyo de los medios de comunicación y
observadores internacionales, crear una situación de caos que "justificara" una
intervención internacional (quizá bajo la hoja de parra de la OEA). En el último
minuto, frente a la magnitud de la victoria de Chávez y el temor a las implicaciones
revolucionarias de un movimiento de masas contra cualquier intento de amañar los
resultados del referéndum, los sectores más inteligentes del imperialismo
descartaron este plan, dejando a la oposición venezolana gritando "fraude" durante
unos cuantos meses.
En las elecciones a la Asamblea Nacional de 2005, la táctica utilizada fue
diferente. La oposición participó en las elecciones mientras que organizaba una
campaña sistemática para socavar su credibilidad (atacando el sistema de votación,
el registro electoral, la Comisión Nacional Electoral, etc.), para justificar su retirada
en el último minuto (incluso aunque la mayoría de las exigencias relacionadas con
los métodos de votación, recuento y otros por estilo se habían cumplido). La idea
era deslegitimar la Asamblea Nacional. Esta era una señal clara de que la clase
capitalista venezolana no está interesada en la democracia parlamentaria, ya que
no produce los resultados que ellos quieren.
En esta ocasión la oposición parece estar utilizando una combinación de ambas
tácticas. En primer lugar consiguen reunirse tras un candidato único (una conquista
importante), Manuel Rosales, el actual gobernador de la oposición del rico Estado
petrolero de Zulia, en la frontera con Colombia. Rosales representa un tipo más
perspicaz de político de la oposición. En lugar de oponerse frontalmente a los
programas sociales extremadamente populares del gobierno Chávez (las Misiones),
ha introducido versiones imitadas en Zulia con un nombre diferente (y sin el
elemento revolucionario de organización de las masas que contienen muchas de las
misiones). En esta campaña electoral ha declarado que mantendrá las misiones si
resulta elegido. En realidad, ha hecho algunas promesas de ayuda social que
parece ¡un verdadero candidato populista en estas elecciones!
La oposición aún está haciendo mucho ruido sobre las irregularidades en el censo
electoral, sobre la naturaleza insegura de las máquinas electrónicas de votación,
etc. Pero Rosales ha prometido mantenerse en la carrera hasta el final y no
retirarse. Su estrategia en esta ocasión parece ser más similar a la que utilizaron
durante el referéndum revocatorio presidencial. A través de su control de los
medios de comunicación privados están moldeando a la opinión pública ante la idea
de que el liderazgo de Chávez se ha reducido y que la diferencia entre él y Rosales
se está acortando. Según se acerque el día de las elecciones, pueden fácilmente
publicar encuestas que "demuestren" que es una contienda muy estrecha, que
ambos candidatos tienen más o menos las mismas intenciones de voto…, y
después, cuando los resultados den a Chávez como ganador por un margen
cómodo, organizar una campaña diciendo que ha habido fraude, apelando a las
fuerzas armadas y a la "comunidad internacional" para que intervenga, y otras
cosas por el estilo.
Mientras que la oposición es relativamente débil, uno de los principales peligros de
la revolución bolivariana viene desde dentro. Hay toda una capa de funcionarios en
el aparato del Estado y en las estructuras del movimiento bolivariano que están
impidiendo que la revolución vaya más allá y sea completada. El propio Chávez es
muy consciente de esto, en una entrevista reciente avisaba de que ésta era ahora
la amenaza principal a la que se enfrenta la revolución: "La mayor amenaza está
por dentro, hay una contrarrevolución permanente, burocrática. Soy un enemigo a
diario, con un látigo me la paso porque por todos lados me azota el enemigo de una
burocracia vieja y una nueva que se resiste a los cambios, tanto, que uno tiene que
estar pendiente de cuando se dé una instrucción y hacerle un seguimiento para que
no sea detenida o desviada o minimizada por esa contrarrevolución burocrática que
está en el Estado, ese sería uno de los elementos de la nueva fase que viene de la
transformación del Estado.
"El Estado se transformó a un nivel macro, pero los niveles micro se mantienen
intactos, habrá que pensar ahora mismo en un nuevo paquete de leyes,
transformación del marco político y jurídico hasta los niveles más micro del Estado
para vencer esa resistencia.
"Hermana de la contrarrevolución burocrática es la contrarrevolución de la
corrupción, ésa es otra amenaza terrible, porque por donde menos se espera
aparece" (http://www.aporrea.org/ actualidad/n83403.html).
Esto plantea dos problemas diferentes que están vinculados. Por un lado el
aparato del Estado venezolano aún es el mismo aparato del Estado capitalista de la
IV República. Toda una capa de activistas que proceden del movimiento
revolucionario ocupa ahora posiciones en ministerios e instituciones, pero las
estructuras básicas y la mayor parte del personal aún es el mismo. Esto significa
que hay constante sabotaje a las decisiones adoptadas por el gobierno o los
diferentes ministerios. Cuando las organizaciones de base tratan con las
instituciones estatales se encuentran bloqueadas a todos los niveles por los
funcionarios que llevan en estos puestos 10, 15, 20 años, que están actuando
claramente al servicio de los intereses de la clase dominante.
Una de las principales lecciones que Marx y Engels extrajeron de la experiencia de
la Comuna de París es que "la clase obrera no puede simplemente basarse en la
maquinaria estatal existente, y utilizarla para sus propios propósitos" (La guerra
civil en Francia). La experiencia de la revolución bolivariana durante los últimos
años es una confirmación irrefutable de esta idea, hay un creciente descontento
dentro del movimiento revolucionario con la marcha de la situación. La forma en
que Chávez ha tratado esto ha sido intentar, hasta cierto punto, circunvalar las
instituciones existentes con la creación de otras. Por ejemplo, los planes sociales en
el terreno educativo, sanitario y otros (misiones) en realidad no se han implantado
a través de los ministerios de sanidad y educación, sino más directamente en las
comunidades. El problema es que, careciendo de una estructura de control
adecuada y vigilancia por parte de los trabajadores y las propias comunidades, la
burocracia también se ha reproducido en muchas de estas nuevas instituciones. El
problema es, por tanto, no sólo la vieja burocracia de la IV República, sino también
esta nueva burocracia de la que habla Chávez, que se disfraza de "bolivariana" pero
en realidad está jugando un papel contrarrevolucionario.
El último intento de tratar este problema es la creación de los Consejos
Comunales. Estos organismos se basan en asambleas de masas de 200 o 400
familias en las zonas urbanas y tienen el poder de elegir y revocar a los portavoces
comunitarios. Los Consejos Comunales (de los que ahora hay miles en todo el país)
se supone que también consiguen financiación directa del Estado para ocuparse de
las cuestiones en las zonas donde están presentes. Esto, potencialmente, podría ser
la base para una nueva forma de Estado, que podría estar firmemente bajo el
control de la clase obrera. El problema llega cuando estos consejos coexisten con el
actual aparato del Estado, que no son parte de una estructura nacional centralizada
(por lo tanto su poder real está limitado) y con el hecho de que Venezuela todavía
es una economía capitalista (por eso los consejos realmente no pueden planificar o
dirigir la economía en sus zonas). A menos que el actual aparato del Estado sea
destruido y sustituido por una nueva forma de Estado, basado en delegados
elegidos y revocables en las fábricas, centros trabajo, comunidades, etc., el
problema de la burocracia se reproducirá una y otra vez.

Reformistas y burócratas

La otra parte del problema es el de los sectores reformistas y burocráticos del


movimiento bolivariano. Aquellos que de mala gana aceptan los ataques de Chávez
al capitalismo y sus llamamientos al socialismo, pero que en realidad son
básicamente socialdemócratas, que piensan que la revolución ya ido lo suficiente
lejos, y sobre todo, que se debe respetar la propiedad privada de los medios de
producción.
La división entre derecha e izquierda a todos los niveles del movimiento
bolivariano se está profundizando. Toda una serie de incidentes recientes son una
indicación de esto. A finales de agosto vimos la polémica entre el alcalde de
Caracas, Juan Barreto, y el vicepresidente, José V. Rangel, sobre la expropiación de
dos campos de golf en el Este de Caracas. Fue significativo porque era la primera
vez que había una división abierta en la dirección bolivariana sobre cuestiones
políticas. Y las líneas de demarcación estaban claras: Rangel defendía que "de
ninguna manera aceptamos violar el derecho de propiedad, como está descrito en
la constitución", mientras que Barreto respondía que "si guardamos silencio", para
"no asustar a parte de la clase media" esto "desmoralizará a nuestro pueblo".
Las masas bolivarianas están claramente impacientes porque ven que después de
más de siete años de proceso revolucionario, aún la mayoría de la población vive en
la pobreza y el progreso de la revolución es constantemente interrumpido por los
burócratas, los reformistas y la quinta columna. Uno de los lugares donde la rabia
de la base de la revolución ha adquirido una expresión organizada es en el Estado
andino de Mérida, con la formación del Frente de Fuerzas Socialistas. El 8 de
octubre esta coalición de organizaciones revolucionarias de base, participantes de
las misiones educativas, organizaciones políticas de izquierda, sindicatos, comités
de reforma agraria, etc., convocaron una manifestación bajo las pancartas:
"Chavismo con Chávez", "Con Chávez hacia el Socialismo" y "Con Chávez sin
burócratas". Sin el apoyo de ninguno de los partidos chavistas oficiales o
instituciones del Estado, la marcha consiguió reunir a una marea roja con más de
12.000 personas. La burocracia "bolivariana" respondió como es habitual con
acusaciones de que los organizadores eran seguidores de la oposición, que estaban
contra Chávez, etc., pero los representantes del Frente de Fuerzas Socialistas
claramente señalaron que eso era una sarta de mentiras que en realidad, Arnaldo
Márquez, el representante del Comando Miranda que hacía estas acusaciones era
un antiguo miembro del partido opositor Acción Democrática.
Briceño, portavoz del Frente, explicó "nuestro apoyo firme a nuestro presidente
Hugo Chávez", pero añadió que "estamos enfermos y asqueados de falsos líderes
que ocupan sus puestos y se olvidan de su responsabilidad hacia el pueblo,
mientras que tienen puestos lucrativos que les permiten comprarse coches caros".
Mérida es uno de los pocos lugares donde la oposición revolucionaria de base a la
burocracia en el movimiento bolivariano ha alcanzado una expresión tan
organizada, pero la actitud de las masas es similar en todas partes.
El problema de la burocracia y la ausencia de democracia no sólo existe dentro del
aparato del Estado sino también, y probablemente más peligrosamente, dentro de
las estructuras del propio movimiento revolucionario. Los principales partidos del
gobierno (MVR, PPT, PODEMOS) están totalmente desacreditados como instrumento
a través de los cuales la base pueda expresarse. Esto es peor por la forma en que
se han seleccionado los candidatos del movimiento bolivariano desde arriba y sin
consultar con la base y sus organizaciones. Las masas bolivarianas aún así les
votaron, pero sólo porque eran los "candidatos de Chávez".
Para afrontar este problema Chávez ha comenzado ahora a hablar sobre la
necesidad de un partido único de la revolución. Esta idea ha encontrado mucho
apoyo en la base, que lo ve como una forma de librarse de las estructuras
burocráticas de los partidos que ahora existen. Pero el problema principal continúa,
¿cuál será la estructura de este partido? Si es una repetición de las diferentes
formas organizativas que se han utilizado hasta ahora (la mayoría de arriba abajo y
sin ningún control), esto será un nuevo fracaso. Sólo una organización basada en
principios democráticos genuinos (elección y derecho de revocación de todos los
representantes por la base) puede servir a las necesidades del movimiento
revolucionario venezolano.

La lucha por el control obrero y la economía socialista

La burocracia también ha Estado ocupada intentando suavizar y sabotear las


experiencias de control obrero que se han desarrollado en Venezuela desde la
expropiación de Venepal en enero de 2005.
Se han reunido toda una serie de fuerzas para evitar que estas experiencias
vayan más allá. Por un lado están los que han argumentado, públicamente y en
privado, que no debería haber control obrero ni participación de los trabajadores en
la gestión de las empresas propiedad del Estado en sectores estratégicos
(particularmente en el petróleo y la energía). Los trabajadores de ambas industrias
han respondido diciendo que ellos son muy conscientes de que hay intereses
estratégicos implícitos, pero que esa precisamente es una de las razones por las
que deberían estar bajo el control directo de los trabajadores y las comunidades (es
decir, bajo el control directo del pueblo venezolano), y que el sabotaje de PDVSA en
diciembre de 2002 demuestra no se puede confiar en directores y administradores,
que no han sido elegidos y no son responsables, para que defiendan los intereses
del país, menos aún los intereses de la revolución. Este bloqueo deliberado del
control obrero (o como se conoce en Venezuela, cogestión) ya ha acabado con la
experiencia de participación obrera en la empresa eléctrica de Cadafe, dejando
atrás un legado de desmoralización y cinismo entre los dirigentes sindicales.
Están los otros que argumentan, increíblemente, que los trabajadores de
Venezuela no tienen el nivel de conciencia política, ni el nivel cultural, para
implantar el control obrero, y por tanto esa es una discusión para un futuro muy
lejano. Esta idea fue defendida, por ejemplo, por Jacobo Torres, del Frente de
Trabajadores Bolivarianos (una de las tendencias dentro de la UNT), en una reunión
organizada por el TUC británico en Brighton. Añadió además que
"independientemente de lo que algunos están diciendo" no hay "control obrero en
Venezuela" y "menos aún en las industrias básicas". Esto choca con la realidad. En
la acería propiedad del Estado de Alcasa, en Guayana, los trabajadores eligen a los
diferentes administradores de la empresa, éstos están sometidos al derecho de
revocación por los trabajadores y no reciben un salario superior al que tenían antes.
¿Si esto no es control obrero, cualquiera que sea el nombre que se le de en
Venezuela, qué es? No sólo esto, sino que tanto en el caso de Alcasa, como en el
caso de los trabajadores petroleros durante el cierre patronal, los trabajadores
venezolanos dieron pruebas suficientes de que tienen el nivel cultural y político
necesario para ejercer el control obrero.
La posición política defendida por Torres y otros en el movimiento sindical y
bolivariano, es sólo un refrito de la vieja teoría estalinista de las dos etapas, que
defendía que la revolución debería dividirse claramente en dos etapas: primero la
lucha por la liberación nacional y la democracia, y segundo, en un futuro lejano y
distante, la lucha por el socialismo. El problema de esta teoría es que Chávez ha
declarado claramente que el objetivo es el socialismo y se ha abierto el debate en
el movimiento revolucionario. La clase capitalista de Venezuela, como hemos
explicado al principio, cuando se enfrentó a las primeras medidas de una verdadera
revolución nacional y democrática (no socialistas), decidió organizar ¡una
insurrección armada! Qué ejemplo más claro de que no se puede separar una de la
otra. Tan pronto como comienzas a poner en práctica, de una forma seria, las
tareas de la revolución democrática nacional, te encuentras con el hecho simple de
que el enemigo al que te enfrentas no es sólo el imperialismo, sino también los
propietarios locales de los bancos, la tierra y la industria, es decir, la clase
capitalista.
Pero el desarrollo del control obrero no sólo se ha detenido por el sabotaje de la
burocracia y los reformistas. Desgraciadamente, el factor principal ha sido la
inacción de los dirigentes sindicales. En varias ocasiones Chávez ha hecho un
llamamiento abierto a los trabajadores para que ocupen las fábricas donde los
empresarios están saboteando la producción. Incluso llegó a dar una lista de 700
empresas que estaban paralizadas y otras 500 semiparalizadas haciendo un
llamamiento a los trabajadores para que las ocuparan. ¿Qué hizo la dirección de la
UNT? En lugar de tomar el llamamiento y organizar a los trabajadores en las
distintas regiones para que realmente ocuparan estas fábricas y exigir al Estado
que las expropiara bajo control obrero, básicamente no hicieron nada. Incluso la
anterior ministra de trabajo, María Cristina Iglesias, ¡criticó públicamente a los
dirigentes de la UNT por su inacción en este frente! Algunos dirán que, después de
todo, Chávez sólo estaba haciendo un llamamiento a los trabajadores para que
ocuparan las fábricas que ya habían sido abandonadas por sus propietarios, y que
no es, en absoluto, una medida socialista. En el sentido estricto de la palabra es
verdad. Pero sólo hay que imaginar el impacto de los trabajadores ocupando 700, o
incluso mil fábricas, exigiendo la expropiación bajo control obrero, y después que
estas fábricas fueran expropiadas por el gobierno. Esto habría provocado
públicamente un debate sobre el control obrero en la industria estatal y privada, y
la necesidad de una planificación democrática de la economía, situándose en el
primer punto del orden del día para el movimiento obrero. En realidad, ahora, hay
muchos conflictos por salarios y condiciones laborales, que acaban con los
trabajadores discutiendo la cuestión de la ocupación y expropiación (como en el
caso de Sanitarios Maracay). En una situación revolucionaria como la de Venezuela
no existiría una muralla china que separe las empresas en bancarrota de las activas
que están atacando los derechos y condiciones laborales de los trabajadores, ni una
división entre las empresas privadas y las que son propiedad del Estado.

Los sindicatos

Algunos en la dirección de la UNT (como hemos visto en el caso de Jacobo Torres)


se oponen realmente al control obrero (o al menos se oponen a que se plantee
ahora el control obrero, como se oponen en un futuro largo y lejano). Pero lo que
es más preocupante es la actitud de algunos de los que están en el ala de
izquierdas de la dirección de la UNT que no se han tomado en serio esta cuestión.
Por ejemplo, miembros de la dirección del ala de izquierdas CCURA de la UNT, que
están promoviendo el nuevo Partido por la Revolución y el Socialismo (PRS), están
en contra de la participación en el Encuentro Latinoamericano de Trabajadores de
Fábricas Ocupadas y Recuperadas, porque, dicen, era una reunión gobiernera (una
reunión pro gobierno). Seguramente, sea bueno que el ministro de trabajo
promueva tal reunión (en la medida que no intente interferir con las conclusiones
que saquen los trabajadores). Pero incluso si hubiera una oposición política a los
organizadores de la reunión, lo peor que se puede hacer es… ¡abstenerse de ella! A
su favor Orlando Chirino participó en el encuentro, pero la mayoría de los demás de
CCURA siguieron el consejo sectario de los dirigentes del PRS.
Los dirigentes del PRS también se han abstenido en general de participar en el
movimiento de fábricas ocupadas, Freteco, que fue creado en febrero de este año,
y que ahora organiza a la aplastante mayoría de las fábricas bajo cogestión en
Venezuela. La única tendencia en el movimiento obrero que propuso la creación de
este frente y que ha trabajado consistentemente para desarrollarlo, ha sido la
Corriente Marxista Revolucionaria (CMR, http://venezuela.elmilitante.org).
El reciente Encuentro Nacional del Freteco a este respecto fue una indicación de lo
que es posible. Los activistas obreros tras el Freteco, comenzando con aquellos que
están dirigiendo la experiencia del control obrero en Inveval, en Los Teques, han
tenido que resistir a unas presiones enormes por parte de la burocracia estatal para
que suavicen el contenido de su lucha, y más recientemente para poner fin al
control obrero.
Todavía es un movimiento joven, aprendiendo de sus propios errores. Este fue el
caso de por ejemplo Inveval, la papelera de Morón. Aquí los trabajadores decidieron
desmantelar el sindicato tras la expropiación. Creían que como ya tenían el control
y elegido a los directores entonces no lo necesitaban. Este fue un error serio, y los
nuevos directores elegidos se alejaron de los objetivos originales de la lucha. Pero
lo más importante es que finalmente, en octubre de 2005, en una reunión de
masas de los trabajadores decidieron echarles y elegir un nuevo equipo. Esto no fue
negativo, sino todo lo contrario, como explican los trabajadores, demuestra cómo la
democracia obrera, la inspección y el derecho a revocación son las únicas armas
genuinas contra la burocracia.
Debido a la existencia de una organización como el Freteco, los trabajadores
implicados en esta lucha, aparte de darse entre sí una solidaridad elemental,
también han sido capaces de discutir sus experiencias y generalizar sus
conclusiones. Si una organización como ésta (basada en delegados elegidos en
cada fábrica) existiera en el conjunto del movimiento revolucionario, ese habría
sido un paso adelante importante.
Los trabajadores de Inveval e Invepal, y otras fábricas ocupadas, a pesar de todas
las dificultades, demuestran que los trabajadores son perfectamente capaces de
dirigir la industria de una forma democrática. Pero también son muy conscientes de
que no pueden permanecer como pequeñas islas de socialismo dentro de un mar de
capitalismo, y que su lucha es sólo una parte de la lucha general por la
expropiación de la clase capitalista como un conjunto y la dirección de la economía
venezolana bajo un plan democrático de la producción.
La economía venezolana sigue siendo una economía capitalista. Sectores clave
siguen en manos privadas y algunos de ellos en manos de las empresas
multinacionales. Este es el caso del sector bancario por ejemplo (en manos de dos
multinacionales españolas), las telecomunicaciones, la distribución de comida, los
medios de comunicación, etc. Estos capitalistas han demostrado una vez más su
oposición irreconciliable a la revolución bolivariana, incluso aunque esto no haya
amenazado ni de lejos directamente la propiedad privada de los medios de
producción.

Punto de inflexión para la revolución

De este modo, resumiendo, podemos decir que las elecciones del 3 de diciembre
son un punto de inflexión crucial para la revolución venezolana. Las masas se
movilizarán para conseguir una victoria sonora el 3 de diciembre, pero después lo
que esperarán, y exigirán, son soluciones para estos problemas cruciales: el Estado
y la burocracia, la organización democrática del movimiento revolucionario y sobre
todo la cuestión de la economía.
En estas condiciones, las ideas del marxismo que ya se están discutiendo
ampliamente en el movimiento, encontrarán una audiencia incluso más entusiasta.
La revolución venezolana sólo puede resolver estas contradicciones si se mueve
decisivamente en dirección al socialismo, es decir, una economía nacionalizada y
planificada democráticamente, y un verdadero Estado obrero basado en delegados
elegidos y revocables a todos los niveles. Esto tendría un impacto masivo en el ya
terreno fértil de la revolucionaria América Latina y abriría las puertas para una
revolución continental.

Elecciones en Venezuela:
"¡No volverán!"
Pero las masas exigen medidas para frenar la contrarrevolución

Alan Woods, 1 de diciembre de 2006


El 3 de diciembre de 2006, quedará para la historia pintado de rojo rojito
Hugo Chávez
Marx dijo que la revolución necesita el látigo de la contrarrevolución. Después del gran mitin
de la oposición el sábado, los seguidores de Hugo Chávez respondieron masivamente el
domingo en la mayor manifestación desde el comienzo de la Revolución Bolivariana.
Posiblemente fue la manifestación más grande en la historia de Venezuela. La página web de
izquierdas Aporrea la calificó como el tsunami rojo. Más de dos millones de chavistas, una
marea roja, llenaron la Avenida Bolívar y las calles, todo Caracas, donde Chávez iba a
pronunciar su discurso de cierre de la campaña electoral.
El 26 de noviembre de 2006, vio el mitin de cierre de lo que ha sido, a decir de todos, una
campaña electoral corriente. Según fuentes bien informadas en Caracas, toda la campaña ha
estado controlada por la burocracia del MVR y, como cualquier trabajador sabe, cualquier cosa
controlada por la burocracia, ya sea una huelga o una campaña electoral, terminará mal.
Ésta ha sido la historia de la Revolución Bolivariana desde el mismo inicio. La fuerza motriz
real han sido las masas, los millones de trabajadores y campesinos que, a diferencia de los
burócratas y arribistas, están dedicados a la revolución con cada fibra de su ser. En cada
coyuntura crítica en la que ha estado amenazada la revolución por las fuerzas
contrarrevolucionarias, la oligarquía venezolana y sus maestros en Washington, fueron las
masas las que se unieron para salvarla de una derrota segura.
Ese fue el caso en el golpe de abril de 2002, en el cierre empresarial que le siguió y en el
referéndum revocatorio. La fuerza de Hugo Chávez, y el secreto de su éxito, es que él encarna
las aspiraciones revolucionarias de las masas y da voz a su deseo profundo de un cambio
fundamental de sociedad. Ha despertado a millones a la vida política y por primera vez les ha
dado una esperanza de cambio, un sentido de dignidad y determinación.
Hay sectarios de izquierda, que por alguna extraña razón imaginan que son marxistas, que
no comprenden este fenómeno. Echan pestes de manera impotente cuando las masas
expresan su inquebrantable lealtad al presidente. Sacuden la cabeza con incredulidad, como el
primer europeo que vio una jirafa y exclamó: "¡No me lo creo!".
Pero para el trabajador y campesino venezolano corriente, realmente es muy sencillo. La
elección ante ellos este domingo es la elección entre la revolución y la contrarrevolución. En
esto no hay "si" ni "pero". Si Rosales y su camarilla consiguen derrotar a Chávez y arrebatar
las riendas del gobierno, la perspectiva para las masas sería muy negra.
Para que la revolución avance primero es necesario limpiar los distintos obstáculos que hay
en su camino. Es necesario infligir una derrota masiva a la oposición contrarrevolucionaria este
domingo. Esto desmoralizaría y debilitaría a las fuerzas de la reacción, aumentaría la confianza
y el espíritu de lucha de las masas, fortaleciendo al ala revolucionaria. Hay que estar realmente
ciego para no comprender este hecho elemental. Pero no hay más ciego que el que no quiere
ver. Los trabajadores y campesinos venezolanos, a diferencia de los ignorantes sectarios, han
demostrado sistemáticamente un nivel muy alto de conciencia revolucionaria. Por eso, una vez
más, han salido por millones a las calles el pasado domingo, llenando totalmente la Avenida
Bolívar (la calle más amplia e importante), además de docenas de calles y avenidas vecinas.
Tan significativo como el número de participantes era el ambiente de los manifestantes. Un
testigo presencial de la delegación de Manos Fuera de Venezuela en Caracas dice lo siguiente:
"El lugar estaba totalmente abarrotado. El ambiente era eléctrico, festivo, confiado y decidido".
Este es el ambiente de la determinación revolucionaria que garantizará la victoria de Chávez el
3 de diciembre y no otra cosa.

Las etapas de la revolución

Toda revolución en la historia pasa a través de etapas bien definidas. Aunque la Revolución
Bolivariana ciertamente tiene peculiaridades y características únicas (¿qué revolución no las
tiene?), comparte con las revoluciones pasadas las características esenciales que se repiten en
cada caso con una regularidad extraordinaria. Los nombres de los dirigentes individuales y
partidos cambian, como la velocidad con la que se desarrollan los acontecimientos (alguien me
dijo que la Revolución Bolivariana era "una revolución de movimiento lento"). Pero los procesos
subyacentes son muy similares.
En cada revolución hay una fase inicial de euforia, donde las masas imaginan que se ha
conseguido la victoria y solucionado todos sus problemas. Existe una especie de atmósfera
carnavalesca en la que casi todo el mundo parece participar. Predomina la idea de unidad
nacional. Este era el ambiente que vimos en Rusia en febrero de 1917, en España tras la caída
de la monarquía en abril de 1931 e incluso en la Revolución Francesa (que tiene ciertas
similitudes con Venezuela) tras la caída de la Bastilla en julio de 1789.
Pero después de algún tiempo, las masas aprenden algunas verdades difíciles de aceptar a
través de su experiencia. Comienza a tomar forma la idea, empezando en la vanguardia, de
que no todo va bien, que los objetivos reales de la revolución no se han conseguido, que las
aspiraciones de las masas no se han materializado. El ambiente de euforia se disipa, como los
efectos del alcohol la mañana siguiente a la fiesta. La experiencia de la resaca nunca es muy
agradable. Pero sirve para preparar una valoración más realista y sobria de las realidades de la
vida.
En Venezuela, la primera fase de la revolución ya ha pasado a la historia y no regresará.
Existe una creciente conciencia de que las batallas más decisivas son las que están por llegar,
que los problemas fundamentales siguen sin resolverse. Eso se pudo ver recientemente con la
manifestación de campesinos organizada por el Frente Nacional de Campesinos Ezequiel
Zamora. Tras ocho años de Revolución Bolivariana, aproximadamente el 75% de la tierra está
en manos de los grandes terratenientes, 166 activistas campesinos han sido asesinados por
matones a sueldo de los terratenientes y ninguno de los asesinados ha sido enviado a prisión.
Ninguno de los responsables del golpe de abril de 2002 está entre rejas. La gente se está
preguntando: ¿es este el camino de la revolución?
Existe un ambiente cada vez más crítico entre las masas, y especialmente entre los activistas
que temen una victoria de la contrarrevolución. Pero este ambiente de crítica no está dirigido
contra el presidente, al que la mayoría de las personas reconocen como un hombre sincero y
valiente que está dispuesto a enfrentarse a la oligarquía y el imperialismo. Pero sí existe un
odio implacable hacia los terratenientes y los capitalistas, y hacia los burócratas corruptos que
constituyen la Quinta Columna de la contrarrevolución. Existe una profunda y creciente
desconfianza hacia aquellos que rodean al presidente y le apartan de la población, que intentan
diluir el mensaje socialista y hacer retroceder la revolución.
Los críticos de "izquierda" de Chávez señalan sus vacilaciones e inconsistencia. Pero los
mensajes contradictorios que salen de Miraflores reflejan las contradicciones que existen en el
propio Movimiento Bolivariano. La base de los bolivarianos está profundamente enraizada en la
clase obrera, el campesinado y los pobres urbanos. Instintivamente apoyan las ideas del
socialismo revolucionario y exigen enérgicamente que se tomen medidas serias contra la
oligarquía. Sin embargo, cuanto más alto te diriges, más difuso es el mensaje revolucionario.
Mientras que un sector de los ministros y diputados está a favor del socialismo, el ala de
derechas afianzado en la burocracia, en lo que el propio Chávez ha descrito como una
burocracia contrarrevolucionaria y el mayor peligro al que se enfrenta la revolución.
Esta burocracia contrarrevolucionaria refleja la presión de la oligarquía y el imperialismo.
Sería una locura imaginar que la CIA no está directamente implicada en tramar complots y
conspiraciones en este ala, haciendo uso de unos recursos considerables para corromper a una
capa de funcionarios (muchos de los cuales necesitaban poca persuasión) para implicarles en
intrigas contrarrevolucionarias contra la revolución y el presidente. La consigna de estas
personas es "Chavismo sin Chávez", a lo que responden las masas con consignas como las que
coreaban en la reciente manifestación de 12.000 activistas en Mérida: "¡Con Chávez hacia el
socialismo!" e incluso más significativo: "¡Con Chávez contra la burocracia!".

La bancarrota del reformismo

Lenin dijo en cierta ocasión que para las masas una onza de práctica era más valiosa que una
tonelada de teoría (y él era un gran teórico). Las masas en general no aprenden de los libros
sino de su propia experiencia. Como en una revolución la experiencia de las masas se acelera
enormemente, ellas aprenden muy rápidamente. En estas circunstancias, los trabajadores y los
campesinos aprenden más en 24 horas que en diez años de vida normal.
En los últimos años un verdadero ejército de "intelectuales" reformistas ha desembarcado en
Caracas como si fuera una plaga bíblica de langostas. Son ex comunistas (algunos de ellos,
aunque no muchos, tienen todavía la audacia de denominarse comunistas), ex maoístas, ex
trotskistas, ex guerrilleros, ex cualquier otra cosa. También son socialdemócratas, ya sea con
la marca habitual o disfrazados de socialdemócratas de organizaciones como Attac o Le Monde
Diplomatique. Todos tienen una cosa en común: su hostilidad violenta hacia el marxismo y el
socialismo revolucionario.
Estas damas y caballeros sienten un profundo desprecio hacia las masas, a las que
consideraban insuficientemente cultas como para llevar a cabo la revolución social.
Constantemente hacen referencia al supuesto "bajo nivel de conciencia de las masas" como un
argumento contra la viabilidad de la revolución socialista en Venezuela. Otros nos dicen que
aún estamos en "la etapa de la revolución democrático burguesa" (a pesar de las repetidas
declaraciones del presidente Chávez a favor del socialismo). Otros intentan asustar a las masas
con el espectro de la intervención imperialista ("si intentamos ir demasiado lejos y rápido"),
etc., etc.
Los reformistas nunca carecen de argumentos contra la viabilidad del socialismo. Pero ya
hemos escuchado esto antes. Los mencheviques rusos (y el ala de derechas bolchevique,
incluido Stalin) nunca se cansaron de aconsejar a Lenin en 1917 que no había "condiciones
objetivas para la revolución socialista", que "todavía estaban en la etapa de la revolución
democrático burguesa" y así sucesivamente. Y sobre la superficie, estos argumentos tenían
algo de paso. La Rusia zarista era un país extremadamente atrasado donde la clase obrera
industrial era sólo de cuatro millones entre una población total de 150 millones de personas.
Lenin y Trotsky no hicieron caso de las funestas advertencias de los reformistas y dirigieron a
la clase obrera hacia la conquista del poder.
Las condiciones en Venezuela son infinitamente más favorables para la revolución socialista
de lo que eran en la Rusia de 1917. La clase obrera es mucho más numerosa y las masas han
aprendido en la escuela de ocho años de revolución. La gran mayoría está dispuesta para la
transformación revolucionaria de la sociedad. Lo que falta precisamente es la presencia de un
partido y dirección revolucionaria como el Partido Bolchevique con Lenin y Trotsky.
En realidad, a pesar de los gemidos de los reformistas, las condiciones objetivas para llevar a
cabo la revolución socialista en Venezuela son extremadamente más favorables. Dentro de
Venezuela el resurgimiento de la oposición es más aparente que real. Con unos considerables
recursos financieros a su disposición (generosamente ayudados por una inyección de dólares
procedentes de Washington), la oposición ha conseguido crear la ilusión en sectores de la clase
media de que ellos pueden derrotar a Chávez.
Animados por esta ilusión, sectores acomodados de la sociedad caraqueña se reunieron para
aplaudir a Manuel Rosales el pasado sábado. Pero esta ilusión rápidamente se desvaneció con
la enorme muestra de fuerza de las masas al día siguiente. Incluso numéricamente, la
manifestación de los escuálidos quedó empequeñecida por los chavistas. Sin embargo, la
cuestión de la correlación real de fuerzas no se puede reducir a una cuestión de aritmética
parlamentaria. La pequeña burguesía multicolorista, heterogénea, no se puede comparar con
una fuerza de lucha, con la masa compacta de trabajadores y campesinos. Es como comparar
una mariposa con un toro. Si se someten a una prueba seria las fuerzas, los héroes de la clase
media de la contrarrevolución quedarían destrozados como la paja barrida por el viento.
Además, saben esto muy bien.
Detrás de los estridentes gritos de la oposición está la desesperación, el miedo y un profundo
sentimiento de impotencia. Los líderes de la oposición están firmemente convencidos de que
serán sólidamente derrotados en las urnas el 3 de diciembre. Hace mucho tiempo que
abandonaron toda esperanza de derrotar a Chávez mediante las votaciones y elecciones
parlamentarias. Han llegado a la conclusión de que la cuestión del poder se decidirá fuera del
parlamento, en las calles, en las fábricas, en la tierra y en los barracones del ejército. Se debe
admitir que, en sus cálculos, los representantes políticos de la clase dominante son mucho más
realistas y perspicaces que los teóricos del reformismo. Estos últimos están hipnotizados por el
juego de la política parlamentaria. Creen que la lucha de clases entre intereses mutuamente
irreconciliables se puede decidir por las leyes y las constituciones, de la misma manera que el
juego de ajedrez está regulado por reglas antiguas o un partido de béisbol por el árbitro. Pero
la revolución no es un juego, no tiene otras reglas que las determinadas por la correlación de
fuerzas de clase en un momento dado.
La Constitución Bolivariana en muchos sentidos es un documento excelente (aunque con una
debilidad fatal en la cuestión de la propiedad privada). Pero es el reflejo de la correlación de
fuerzas de clase en el momento en que se aprobó y puede ser echado al cubo de la basura
cuando la correlación de fuerzas cambie. ¿Cuánto tiempo duraría la Constitución si los
contrarrevolucionarios regresaran a Miraflores? La pregunta se responde por sí misma. Por lo
tanto, aquellos que tienen puesta toda su fe en las leyes y constituciones, no comprenden la
mecánica de la lucha de clase que determina que este tipo de cosas se apoyen en una paja
rota. Cicerón dijo hace mucho tiempo que la ley suprema es el bien del pueblo. Sacaremos a
relucir a Cicerón para decir sinceramente: la ley suprema es el bien de la revolución, a la que
todo se debe subordinar. Adoptar otro punto de vista es tener una actitud frívola hacia la
revolución y que sólo puede acabar en la mayor de las calamidades.

Interferencia imperialista

Los imperialistas están siguiendo los acontecimientos en Caracas con creciente alarma y
desazón. El tono de las declaraciones procedentes de Washington cada vez son más
beligerantes. En enero de 2005, Condoleezza Rice dijo: "Chávez es una fuerza negativa en la
región". La misma melodía se ha repetido en diferentes tonos en los medios de comunicación
estadounidenses y otros funcionarios del gobierno estadounidense. En enero de 2006, el
Director de Inteligencia Nacional de EEUU, John Negroponte, y el entonces Secretario de
Defensa Donald Rumsfeld, compararon a Chávez con Hitler, le acusaron de ser una de las
fuerzas más peligrosas y desestabilizadoras de la región.
Este es el tipo de lenguaje que normalmente está asociado con la diplomacia de los
preparativos de guerra. En el pasado, el imperialismo norteamericano habría intervenido
militarmente contra la Revolución Bolivariana. Pero los tiempos han cambiado. A pesar de todo
su poder y riqueza, los imperialistas estadounidenses no están en posición de emprender una
intervención militar directa. Están atrapados en un cenagal en Iraq, que ya ha costado la vida
de 3.000 soldados norteamericanos y que está costándoles más de mil millones de dólares
semanales.
Las recientes elecciones en EEUU fueron un golpe devastador contra Bush y el Partido
Republicano, que ha perdido el control de las dos cámaras. Existe un claro ambiente entre la
opinión pública norteamericana a favor de acabar esta ocupación desastrosa, aunque una
retirada ahora sería una derrota humillante que tendría consecuencias serias para EEUU en
Oriente Medio y a escala mundial. Cualquier cosa que hagan ahora en Iraq estará equivocada.
Y lo mismo ocurre con Afganistán. Por lo tanto, es impensable que comiencen otra aventura
militar en Venezuela, particularmente si se tiene en cuneta que el 70% de la población latina
de EEUU (la mayor minoría étnica actualmente) votó en contra de Bush en estas elecciones.
¿Eso significa que los imperialistas han desistido en sus intentos de derrocar a Chávez? ¡Por
supuesto que no! EEUU ya ha lanzado una invasión de Venezuela, como me dijo un funcionario
de izquierdas del gobierno: una invasión en dólares. La CIA está dedicada activamente a
corromper a ciertos elementos del Estado, incluidos algunos "bolivarianos".
Esto es confirmado por Eva Golinger en su nuevo libro, Bush vs Chávez: La guerra de
Washington en Venezuela, donde detalla las actuales amenazas de EEUU a Venezuela. En una
reciente entrevista Eva Golinger declaraba que el imperialismo norteamericano estaba
financiando a la oposición: "Esto ha aumentado durante el año pasado, en algunos casos se ha
doblado. En realidad, la financiación por el USAID [Agencia Estadounidense para el Desarrollo
Internacional], a través de su Oficina para Iniciativas de Transición (creada aquí, después del
golpe), ahora supera los 7,5 millones de dólares al año. Pero, más interesante aún, son los
receptores de la ayuda que han aumentado espectacularmente.
"Hace dos años, había unas 63 organizaciones que recibían financiación y, hoy, según los
últimos documentos a los que he tenido acceso bajo la Ley de Libertad de Información de
EEUU, son 32 los grupos. Cuando hablamos de poder económico, no sólo es dinero, también es
la penetración en la sociedad venezolana utilizando el dinero para entrar en diferentes
sectores. Se encuentran grupos que supuestamente son de derechos humanos, grupos que
trabajaban en el sistema educativo y otros similares, pero que en realidad están trabajando
para la oposición.
"Básicamente, EEUU está financiando a estas organizaciones en la sociedad civil (…) para
conseguir el control en diferentes partes del país. Hay grandes concentraciones de programas
en Mérida, por ejemplo, también en Táchira, Zulia y después en el interior del país, lugares
como Barquisimeto, los Estados de Lara, Monagas y Anzoátegui" (Green Left Weekly, número
691, 22/11/2006).
El nuevo plan de Bush para la Transición en Cuba está siendo financiado con unos 80 millones
de dólares. En Venezuela, la cantidad total de dinero procedente de Washington se puede
calcular en 9 millones de dólares anuales. Pero no es sólo el dinero (que realmente la
oligarquía no necesita) sino también los contactos políticos, como señala Eva Golinger:
"También son los contactos políticos. Por ejemplo, el 28 de octubre, un grupo de expertos de
derechas, estrechamente vinculados al Partido Republicano, es anfitrión de un acto en
Washington llamado: ‘¿Se puede salvar Venezuela?’ Y el único orador es Julio Borges, que es el
candidato a vicepresidente con Manuel Rosales [el candidato presidencial]. Todo tipo de cosas
están implícitas en lo que yo llamo el ‘frente financiero".
Aunque una invasión directa parece descartada, hay otras opciones. Una es el asesinato:
Sabemos que la CIA está entrenando terroristas en Miami con el propósito de asesinar a
Chávez. Los paramilitares colombianos están activos en suelo venezolano y no están allí para
jugar. Eva Golinger dice lo siguiente: "Entrevisté a un paramilitar aquí en Caracas. Me dijo que
todos los paramilitares trabajan conjuntamente con EEUU y las Fuerzas Especiales en
Colombia. Están entrenados por ellos, en operaciones de mando y control […] son los enviados
para intentar asesinar a Chávez. Pero el mando y control está dirigido y controlado por las
Fuerzas Especiales de EEUU. Las fuerzas norteamericanas están en territorio colombiano, pero
envían a los paramilitares a hacer el trabajo sucio, junto con el ejército colombiano" (Ibíd.).
Un líder paramilitar dijo a Eva Golinger que hay más de 3.000 sólo en la región de Caracas.
EEUU ha convertido Colombia en un campo armado, donando 4.500 millones de dólares en
armas al régimen reaccionario de Uribe. Esto se supone que es para luchar contra la droga,
pero en la práctica es contrainsurgencia. Es posible que la CIA pueda provocar una guerra
entre Colombia y Venezuela.
Preparativos contrarrevolucionarios

Los planes inmediatos de los imperialistas, no obstante, están conectados con las elecciones
presidenciales. El candidato de la oposición, Manuel Rosales, ha estado continuamente un 20-
30% por detrás de Chávez en las encuestas. Algunos sectores de la oposición —Acción
Democrática (AD) y la Alianza Bravo Pueblo de Antonio Ledezma— se han negado a participar
en las elecciones y defienden la abstención. Las credenciales democráticas de Rosales no son
mucho mejores que las suyas. Participó en el golpe de Estado de 2002. Obviamente jugueteó
con la idea de la retirada de las elecciones, pero es demasiado tarde. Retirarse ahora le
desacreditaría completamente y desmoralizaría a sus seguidores. Los escuálidos y sus apoyos
imperialistas se están preparando para una gran derrota electoral el domingo. Han decidido por
adelantado gritar "fraude" y utilizar la situación para intentar provocar la máxima
desestabilización dentro del país y la mayor confusión fuera. Ya se han descubierto
30.000/40.000 camisetas negras con la palabra "¡fraude!". Esto es un pequeño indicativo de lo
que se está preparando.
Organizaciones como el Centro Hannah Arendt (que está vinculado directamente con el jefe
del equipo de campaña de Rosales) están siendo utilizadas para sembrar dudas sobre las
elecciones incluso antes de que se abra el primer colegio electoral. Este es un ingrediente
esencial en el plan de desestabilizar Venezuela después del 3 de diciembre. La oposición se
está aglutinando alrededor de la consigna: "defender el voto". En un artículo publicado en
Counterpounch, un académico estadounidense, George Ciccariello-Maher, escribe lo siguiente:
"Esta consigna vaga tiene algunas consecuencias claras, como quedó en evidencia cuando el
ideólogo de la oposición Rafael Poleo apareció recientemente en Globovisión. Poleo, que tiene
vínculos con el clan Bush y la CIA, que estuvo totalmente implicado en el golpe de abril de
2002, y cuya hija ha estado directamente implicada en el asesinato de Danilo Anderson —el
fiscal que estaba recogiendo pruebas contra los golpistas—, preparó la estrategia de la
oposición radical en términos muy claros el 6 de noviembre: ‘El día 3, para que los ciudadanos
se alineen con la oposición, necesitan ir y votar. El 4, es Manuel Rosales quien dirigirá las
protestas contra el fraude cometido. Y el 5, serán las fuerzas armadas quienes decidan si
continuarán obligando a los que están en la oposición venezolana a seguir con un régimen
vergonzoso’.
"Según Poleo, Rosales podría ser el venezolano más importante del siglo XXI ‘si hace lo que
necesita hacer’. La Comisión Electoral (CNE) ‘anunciará la victoria de Hugo Chávez,
independientemente de los números’ y ‘a las 6 de la mañana del día 4, las calles se llenarán de
gente gritando fraude, y después veremos la estatura real de Rosales’. De modo revelador,
Poleo declara que "ese día después, el 4 de diciembre, será aún más importante que el 3 de
diciembre. El 4 es cuando el pueblo hará lo que los ucranianos hicieron, llevar a cabo la
‘revolución naranja’, salir a las calles porque el fraude ya se había cometido, los números
estaban preparados de antemano. ‘Los chavistas no abandonarán el poder por la simple razón
de que son nazis".
Estas palabras no son otra cosa que un llamamiento abierto al golpe de Estado en Venezuela.
Rosales se ha negado a dar respuestas claras y diáfanas a preguntas sobre el reconocimiento
de los resultados electorales. Simplemente reitera que los resultados deben ser justos. Como
para Rosales y sus jefes en Washington el único resultado justo es una victoria de la oposición
contrarrevolucionaria, la conclusión es bastante clara. Si el sistema democrático no puede
cumplir "un resultado justo", entonces debe ser derrocado por la fuerza.
Sin embargo, Rosales es bien consciente de que carece de una base de masas lo
suficientemente fuerte para derrocar a un gobierno elegido democráticamente. Su única
esperanza es provocar un golpe militar con el apoyo de los oficiales del ejército reaccionarios.
Por lo tanto, no es una sorpresa que el 5 de noviembre convocara una reunión con el alto
mando militar, una petición que fue rechazada por el ministro de defensa, el general Raúl
Baduel, sobre la base de que esa reunión constituiría una intervención anticonstitucional del
ejército en el proceso electoral. No obstante, las cosas no se detendrán ahí. Néstor González
González, líder militar del golpe de abril de 2002, ha publicado una cinta de audio defendiendo
la intervención del ejército.
Estos planes descarados de la contrarrevolución se han encontrado con una respuesta firme
de Chávez. Ha avisado de que los intentos imperialistas de desestabilizar Venezuela pueden
encontrarse con un corte de los suministros de petróleo. Avisó a la oposición en un discurso el
17 de noviembre: "no me obliguéis a tomar medidas drásticas para salvaguardar la soberanía y
la estabilidad del país". Los intentos de desestabilización se encontrarían con la firmeza, ya que
"el Chávez permisivo se quedó atrás aquella noche de 2002". Chávez concluyó: "No
permitiremos que Venezuela de nuevo se llene con un derramamiento de sangre".
Si las palabras del presidente son duras, la reacción de la base lo es mucho más. Según el
artículo de George Ciccariello-Maher, la amenaza de la contrarrevolución está despertando a
los activistas bolivarianos. Los anteriormente difuntos Círculos Bolivarianos están reviviendo y
la cuestión de la autodefensa armada está saliendo a la superficie. Hace referencia a la
"organización autónoma de los chavistas para defender su revolución. Así que no debería
sorprendernos encontrar que los sectores más radicales del chavismo están también haciendo
planes. Específicamente, varias organizaciones armadas de autodefensa enraizadas en el
movimiento Tupamaro y en los anteriormente difuntos Círculos Bolivarianos, que dicen tener
un seguimiento particularmente poderoso en los barrios al oeste de Caracas, están preparando
planes para la defensa de los barrios chavistas. "Estos planes están centrados en el barrio
históricamente revolucionario 23 de Enero, en las colinas del oeste de Caracas. 23 de Enero ha
representado el ‘cerebro’ radical de Caracas, cuando se opuso al ‘cogollo’ de rebelión
representado por los suburbios de Petare, que ese barril de pólvora al este de la ciudad que vio
surgir las revueltas épicas del Carachazo en 1989. El espíritu de rebelión a menudo se ha
iniciado en la absoluta miseria de los suburbios más grandes y peligrosos de Caracas, pero la
estructura organizativa que enciende las llamas en general se puede encontrar en 23 de
Enero".
¡Aquí tenemos la respuesta de las masas a los complots de los contrarrevolucionarios!
Cualquier intento de repetir la experiencia del 11 de abril de 2002, se encontrará con una
insurrección de las masas que hará palidecer el 13 de abril. ¡Esto podría perfectamente dar a
los contrarrevolucionarios motivos para pensar! El autor continúa: "Se debería señalar que,
mientras que la oficina del Alcalde Metropolitano ha ‘cumplido un papel de apoyo necesario’
proporcionando apoyo logístico a los barrios radicales (celulares, motocicletas), este papel es
precisamente ese: apoyo. Es decir, estas organizaciones de barrios están más consideradas
como ‘movimientos de base’ implicadas en el proceso revolucionario de la administración local.
En palabras de uno de los participantes, la resistencia a las amenazas de la oposición ha
llevado a estos grupos a ‘crear nuevas formas de organización de la autodefensa local de la
soberanía".
Estos planes de resistencia no se limitaban a las zonas urbanas. El Frente Nacional de
Campesinos Ezequiel Zamora, varios miles de los cuales marcharon por la ciudad en formación
militar el 20 de noviembre, ha tomado la iniciativa de organizar un frente único de
organizaciones revolucionarias, en donde el Freteco y la Corriente Marxista Revolucionaria
están de acuerdo en participar. El Frente ha pedido el apoyo de Manos Fuera de Venezuela,
que está organizando acciones de solidaridad en muchos países para este fin de semana.

El potencial revolucionario de las masas

¿Qué sugiere todo esto? Ciertamente nada agradable, ni el escenario pacífico tan querido por
todos los reformistas, sino una lucha feroz entre las clases, que debe ser resuelta después de
las elecciones. George Ciccariello Maher concluye correctamente: "la resistencia de la base
ante cualquier intento de poner frenos al proceso revolucionario es omnipresente".
La fuerza de la Revolución Venezolana sigue estando en las masas, que una vez más el
pasado domingo han demostrado su determinación y espíritu de lucha revolucionario. La
consigna más popular era "¡No volverán!".
¿Qué demuestra esta consigna? Se podría decir que las masas aún no saben exactamente
qué quieren. Pero saben muy bien lo que no quieren. No quieren un regreso al gobierno de sus
enemigos más encarnizados. Están decididas a luchar con toda su fuerza para defender las
conquistas de la revolución. Pero en la guerra las luchas defensivas a menudo se pueden
volver ofensivas. En palabras de Winston Churchill, la mejor defensa es un ataque.
Esta es la tierra de Simón Bolívar, la primera línea del frente de la revolución en América
Latina. Simón Bolívar, a pesar de la extrema debilidad de las fuerzas con las que disponía
originalmente, no dudó en enfrentarse a las poderosas fuerzas del imperio español. No se
quejaba de las "condiciones desfavorables" sino que pasó al ataque y ganó. Si, en lugar de
Bolívar, el movimiento hubiera estado dirigido por un tipo como Heinz Dietrich, los pueblos de
América Latina todavía languidecerían bajo el yugo del imperio español.
En todas partes vemos un continente en estado de fermento revolucionario. Hay un
movimiento de masas que implica a millones de trabajadores y campesinos en México, que
todavía no ha agotado su curso. Los trabajadores de Bolivia protagonizaron dos huelgas
generales y dos insurrecciones en pocos años. En el plano electoral, las masas de Ecuador han
demostrado su deseo de cambiar la sociedad. El resultado en Nicaragua demostró lo mismo, a
pesar de la política inadecuada de Ortega. En todas partes el mismo problema. No es un
problema de las masas, que han demostrado su deseo de cambiar la sociedad en muchas
ocasiones. ¡No! Es la ausencia del factor subjetivo, el partido y la dirección revolucionaria. Si
existiera esta dirección la tarea de llevar a cabo la revolución sería mucho más fácil. Sería más
rápida y sin dolor, con mínimo de violencia y sacrificios. La naturaleza prolongada de la
revolución es precisamente el reflejo del hecho que, por un lado, las fuerzas de la reacción son
demasiado débiles para un derrocamiento contrarrevolucionario (al menos por ahora),
mientras que las masas, carecen de un partido revolucionario con la visión y audacia
necesarias para dirigirlas hacia la conquista del poder. Esto significa que el resultado decisivo
se pospone. Sin embargo, la situación actual de equilibrio inestable no puede durar
indefinidamente. Tarde o temprano, la contradicción central debe resolverse, de una u otra
manera.
Ahora lo que hace falta es una dirección clara y audaz de la clase obrera. Existen razones
para creer que después de estas elecciones habrá un nuevo avance explosivo de la lucha de
clases. Los trabajadores ya no están dispuestos a aceptar las imposiciones de los empresarios,
en particular los cierres de fábricas. La ocupación de Sanitarios de Maracay demuestra el
camino a seguir. La formación del Freteco, el frente revolucionario, proporciona el vehículo
necesario para dar una expresión organizada al movimiento de ocupaciones de fábrica y
control obrero.
¿Puede la clase obrera de Venezuela resolver la cuestión del poder sin la firme guía de un
partido marxista? Teóricamente, esto no se puede descartar. Los trabajadores de París (que en
su momento también eran mucho más débiles que los trabajadores de Venezuela hoy)
tomaron el poder en la Comuna de París sin un partido marxista (aunque los seguidores de
Marx estuvieron presentes en la Comuna). Pero no se debe olvidar que perdieron el poder
principalmente debido a los errores que una dirección experimentada les podría haber ayudado
a evitar. En cualquier caso, las masas no pueden esperar hasta que hayamos superado nuestra
debilidad organizativa. En Venezuela se debe crear una corriente revolucionaria en el
transcurso de la propia lucha. Es una necesidad urgente y debe ser emprendida urgente y
decididamente por los marxistas venezolanos.
Al calor de los acontecimientos la creación de una dirección revolucionaria se puede conseguir
más rápidamente de lo que se podría imaginar. La amenaza de la contrarrevolución en
Venezuela está galvanizando a la vanguardia revolucionaria. Los activistas se están reuniendo,
discutiendo, colaborando en la lucha, armándose. ¡Ese es el camino! ¡Por un frente único
revolucionario para combatir la contrarrevolución y empujar a las fuerzas revolucionarias! Las
masas han demostrado una y otra vez su voluntad de luchar. Una vez estén armadas con las
ideas y el programa del marxismo revolucionario, ninguna fuerza sobre el planeta podrá
detenerlas.

¡No a la oligarquía contrarrevolucionaria!


¡No al imperialismo!
¡Manos Fuera de Venezuela!
¡Hacia la República Socialista Bolivariana!
¡Hacia la Federación Socialista de América Latina!

¡Tras la gran victoria del 3-D,


revolución en la revolución sí, conciliación NO!
Construyamos el socialismo expropiando a los capitalistas
y creando un Estado verdaderamente revolucionario

Declaración de la Corriente Marxista Revolucionaria, 8 de diciembre 2006

La victoria obtenida por el presidente Chávez este 3 de diciembre ha sido la más


amplia y clara de todo el proceso revolucionario y toda la historia venezolana.
Nunca una revolución que propone avanzar hacia el socialismo ha tenido tanto
apoyo en el terreno electoral. Como el mismo presidente dijo esa misma noche
desde el "Balcón del Pueblo", fue un voto por él pero también fue un voto porque la
revolución acelere el paso y resuelva de manera urgente y decisiva los principales
problemas que seguimos sufriendo las masas obreras y populares. Fue un voto
consciente por el socialismo.

Voto consciente contra el capitalismo y por el socialismo

Esta victoria apabullante es la mejor respuesta a la contrarrevolución y al


imperialismo, que desprecian al pueblo y creen que explotando las contradicciones
internas que aún tiene nuestra revolución y prometiendo las cuatro lonchas de la
tarjeta Mi Negra (bien chimbas, de paso) podían engañar al pueblo. También es una
respuesta a todos aquellos que dicen que el pueblo no tiene todavía suficiente
madurez y conciencia, que no estamos preparados, que el socialismo, las
expropiaciones y la radicalización de la revolución nos pueden restar votos. Es
justamente lo contrario: sólo demostrando al conjunto del pueblo que estamos
dispuestos a llevar la revolución hasta el final y resolver sus problemas podremos
mantener y seguir ampliando este gigantesco apoyo que el pueblo venezolano ha
dado a la propuesta del presidente Chávez de que la revolución bolivariana avance
hacia el socialismo.
Pero este avance sólo lo conseguiremos rompiendo el control que los capitalistas
siguen manteniendo sobre la economía venezolana y que utilizan para sabotear
todas las políticas revolucionarias y progresistas que intenta implementar el
presidente. Junto a ello es imprescindible acabar de manera inmediata —tal como
propuso el presidente en el "Balcón del Pueblo"— con la "contrarrevolución
burocrática", esa quinta columna que día a día intenta frenar y desviar la
revolución, impidiendo que seamos los trabajadores y el pueblo los que tengamos
realmente el poder, así como con la corrupción, que es un cáncer político, social y
moral para cualquier revolución.
Frente a los sectores reformistas que elogian la supuesta madurez y talante
democrático de Rosales y llama a la negociación con él, debemos estar claros: Si la
contrarrevolución y el imperialismo no fueron con todos los hierros el 3 de
diciembre no es porque hayan aceptado la revolución, porque haya cambiado su
talante o porque, de repente, hayan decidido respetar la constitución, "dialogar" y
actuar por las vías democráticas. Fue la movilización decidida y masiva del pueblo,
y sólo eso —primero el domingo 26 de noviembre, respondiendo a su marcha
contrarrevolucionaria del 25, y después durante toda la semana y en la propia
jornada electoral— la que les hizo engavetar (¡por ahora¡) sus planes
contrarrevolucionarios. Fue el pueblo desde abajo, una vez más, con su instinto
revolucionario y su movilización, el que les dejó claro que si se atrevían el huracán
revolucionario les arrasaría. Sólo el miedo a que una confrontación frontal
desembocase en una radicalización de la revolución que amenazase su control de la
economía empujó a los sectores determinantes de la burguesía y el imperialismo a
imponer a su títere Rosales una nueva estrategia contrarrevolucionaria.

La contrarrevolución se viste de seda

Felicitar a Rosales porque dice aceptar la derrota y, mucho más, negociar con él
significa "lavarle la cara" a estos contrarrevolucionarios, que si tuviesen fuerza para
ello no dudarían en aplastarnos y reprimirnos. Rosales fue el primero que salió
hablando de las famosas papeletas en blanco, sembrando dudas e intentando
generar desestabilización. Sólo cuando (él o sus amos imperialistas) vieron que
esta táctica podía ser contraproducente para sus intereses de clase decidieron
cambiar de estrategia.
Su estrategia sigue siendo la misma pero con otra forma y otros ritmos. Mantener
engañados y movilizados a una parte de su base social y lanzar una ofensiva
contrarrevolucionaria a medio plazo. Intentarán combinar la negociación con los
sectores de derecha del movimiento bolivariano para frenar la revolución con el
saboteo de la economía y las calumnias intentando sembrar dudas tanto a nivel
nacional como internacionalmente contra la revolución e impedir que ésta siga
desarrollándose como un punto de referencia para los explotados en todo el mundo.
Su objetivo, mientras no tengan fuerza suficiente para intentar derrotar
abiertamente la revolución, es frenarla y desviarla de sus objetivos anticapitalistas
con el fin desmoralizar a una parte de las masas y que esto les permita pasar de
nuevo a la ofensiva. Pero la correlación de fuerzas es tan favorable que sólo podrán
lograrlo si se lo permitimos bajando la guardia y desaprovechando esta nueva
oportunidad de completar la revolución expropiando a los capitalistas.

¡Ni pactos ni concesiones a la derecha!

Sólo expropiando a los capitalistas tendremos una Venezuela libre, soberana y


socialista.
El único camino posible para la revolución bolivariana es el de la guerra a la
corrupción y la contrarrevolución burocrática, al capitalismo y la pobreza,
proclamada por el presidente Chávez. El camino es hacer lo que hemos hecho en
los últimos días: actuar rápidamente, con decisión y contundencia. El camino es el
que proponen los 20.000 campesinos que tomaron Caracas hace dos semanas
convocados por el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ) en apoyo a
Chávez y por una agenda zamorana que lleve la guerra contra el latifundio hasta el
final y expropie a los terratenientes para poner la tierra en manos de los
campesinos y el pueblo. El camino es el que están siguiendo los trabajadores de
Sanitarios Maracay, que ante la decisión del empresario, el golpista Pocaterra, de
cerrar la empresa han tomado la misma, la han puesto a funcionar bajo control
obrero, dirigida por un Consejo de Fábrica compuesto por voceros elegibles y
revocables en todo momento por la asamblea de trabajadores y están vendiendo
materiales de baño a precio solidario a las comunidades de Maracay. El camino es
el que está proponiendo el Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas en
cogestión y Ocupadas (FRETECO): hacer avanzar la cogestión revolucionaria hacia
el control obrero y que las expropiaciones iniciadas con Invepal e Inveval se
trasladen al conjunto de la economía: estatizando la banca, grandes empresas y la
tierra bajo control de los trabajadores y el pueblo.
Pero este camino no lo puede hacer un hombre sólo. Es necesaria la organización,
movilización y unidad de acción de las bases revolucionarias por abajo para llevar a
cabo estas tareas y derrotar la resistencia de la burocracia y los capitalistas. La
CMR ha participado en unidad de acción con otras organizaciones revolucionarias y
movimientos sociales en el Plan de Contingencia Popular "Oligarcas Temblad". Esta
unidad de acción debe continuar ahora para avanzar hacia la expropiación de los
capitalistas y la creación de un Estado revolucionario.
La principal amenaza a la revolución en estos momentos es la conciliación que un
sector de dirigentes que no creen en el socialismo ni en el pueblo intenta imponer
en nuestras filas. Estos líderes ven con pánico una victoria como la obtenida porque
genera entusiasmo entre las masas y deseos de que la revolución avance ya hasta
el final, lo que pone en cuestión sus privilegios y poder. Están planteando que el
apoyo a Rosales significa que un porcentaje alto de la población adversa a la
revolución y al socialismo y que hay que seguir frenando lo que ya no admite freno.
¡Falacias! El apoyo al socialismo es mayor incluso al 56% que logramos en 1998
para acabar con la IV República. Con esos argumentos la revolución bolivariana
nunca habría empezado. Sólo en la medida en que demostremos a todo el mundo,
incluida la clase media, que el socialismo no es una abstracción sino la única
solución concreta a sus problemas venceremos.
Las principales empresas del país deben estar en manos del Estado y el Estado no
en manos de la burocracia sino de la clase obrera y de todo el pueblo trabajador
organizados. De este modo podremos planificar democráticamente la economía y
resolver problemas como la pobreza y la exclusión, el desempleo, el déficit
habitacional, la inseguridad, etc. Debemos terminar el trabajo llevando hasta el
final la revolución. Eso significa concretar los objetivos estratégicos propuestos por
el presidente y apoyados masivamente por el pueblo en un programa de transición
al socialismo que resuelva los problemas fundamentales del país. Desde la CMR
pensamos que algunos ejes centrales irrenunciables de este programa deben ser:
· Empleo, salud, vivienda y educación dignas para todos. Sustitución de las leyes
capitalistas que todavía predominan por leyes socialistas que garanticen los
derechos de los trabajadores y el pueblo.
· Expropiación y estatización de todas las empresas cerradas, infrautilizadas y en
crisis bajo control de los trabajadores, así como de la banca, los grandes
monopolios nacionales (CANTV, Polar, etc.) e internacionales y la tierra bajo control
obrero.
· Plan democrático nacional elaborado por consejos formados por voceros
elegibles y revocables en cada barrio, centro de trabajo, etc. para resolver todos los
problemas sociales pendientes.
· Expropiación de las empresas constructoras e infraestructuras necesarias para
llevar a cabo una Misión Vivienda bajo el control de los trabajadores y el pueblo.
· Introducción del control obrero en las empresas privadas para luchar contra el
saboteo, especulación, etc.
· Contra la corrupción y el burocratismo: Elegibilidad y revocabilidad de todos los
cargos públicos, rotación de todas las tareas burocráticas en que eso sea posible y
que el salario de ningún cargo público supere el de un trabajador cualificado.
· Contraloría social en las Misiones por integrantes elegibles y revocables por los
beneficiarios y trabajadores de las mismas. Monopolio del comercio exterior para
garantizar la soberanía productiva y alimentaria.

Primera aproximación a la nueva


estrategia de la contrarrevolución
Rosales acepta que ha perdido pero denuncia una supuesta
manipulación para inflar la diferencia y llama a sus partidarios
a construir un nuevo movimiento

William Sanabria, 4 de diciembre 2006


Rosales, junto con los otros dirigentes contrarrevolucionarios y el imperialismo,
enfrentados a tener que aceptar la victoria sin paliativos de Chávez o denunciar un
supuesto fraude y llamar a una lucha que sabían que no podían ganar bajo ningún
concepto, han decidido tomar la calle de en medio.
Rosales ha aceptado que Chávez ha vencido pero, para intentar mantener a su
base radicalizada, movilizada y desviar la atención a la contundencia de la derrota,
se ha sacado de la manga una acusación de fraude a medias o supuesta
adulteración de los resultados que habría inflado una diferencia, según él, mucho
más ajustada. Por falsa, absurda e infundada que sea la acusación, su formulación
forma parte de una estrategia más global diseñada por el imperialismo que ha
condicionado toda la actuación de la oposición contrarrevolucionaria durante los
últimos meses.

Los objetivos del imperialismo y la contrarrevolución

Desde que Manuel Rosales se impuso como candidato único de la oposición


contrarrevolucionaria venezolana, los marxistas explicamos que esta decisión había
sido impuesta por el imperialismo estadounidense y formaba parte de una
estrategia para intentar recomponer a su base social y preparar una nueva ofensiva
contrarrevolucionaria en cuanto las circunstancias se lo permitan.
Toda su campaña electoral ha ido orientada hacia ese objetivo. En primer lugar,
volver a motivar e intentar recomponer su base social y volver a movilizar al menos
una parte de ella. Su lectura, desde un punto de vista de clase opuesto, tenía
algunos puntos en común con la de los marxistas. Ellos ven las contradicciones
internas que existen en el campo revolucionario, la lucha entre reforma y
revolución, el choque entre las aspiraciones de las masas —animadas por el
discurso revolucionario de Chávez— y la burocracia procapitalista que se desarrolla
en todas las instituciones del Estado. También ven la persistencia de los problemas
económicos y sociales que genera el capitalismo e intentan utilizar esas
contradicciones demagógicamente para minar la base social de la revolución y
construir una base, o al menos recuperar puntos de apoyo significativos, entre los
sectores pobres de la población menos concienciados políticamente.
El discurso chovinista contra la venta de petróleo a precios solidarios a Cuba y
otros países latinoamericanos, la distribución de la tarjeta "Mi Negra" (una tarjeta
de crédito que en el caso de que Rosales ganase supuestamente daría a cada
portador crédito para comprarse toda una serie de bienes), son un modo de medir
cómo está la moral revolucionaria de las masas y hasta qué punto pueden quebrar
ésta o no. El resultado les ha sido mucho más desfavorable de lo que pensaban.
Una parte de la dirigencia contrarrevolucionaria, dirigida por un sector del
imperialismo y representada, aparentemente, por el propio Rosales, ha juzgado que
al menos ha conseguido volver a movilizar a una parte de su base social de clase
media. Tenían la esperanza de incidir entre los sectores más atrasados
políticamente de las masas y, aunque no lo han conseguido, creen que si siguen
por este mismo camino podrán convertir este piso político de entre 3,5 y 4 millones
de personas que les han votado en una buena base para lanzar una estrategia de
desgaste a medio plazo que puedan rentabilizar.
Eso se combina con su táctica de negociar y presionar a los sectores reformistas
del movimiento bolivariano para intentar frenar, o al menos ralentizar y distorsionar
lo máximo posible, el desarrollo de éste. De este modo, esperan que las
contradicciones internas que ya existen hoy dentro del campo revolucionario
puedan mantenerse e incluso profundizarse y darles el chance que necesitan para
cambiar la correlación de fuerzas.
Todo indica que la oposición venezolana estaba dividida. Por un lado, hay un
sector más radical e impaciente, que estaba dispuesto a ir a una batalla decisiva
este mismo domingo o incluso antes, con sectores que ya plantearon no
presentarse a las elecciones (como los adecos) o que planteaban retirarse o
lanzarse a una ofensiva violenta en toda regla en la misma jornada electoral tras
desconocer la victoria de Chávez. Frente a ello, muchos rumores apuntaban a que
Rosales y, según se decía, Petkoff eran partidarios de una especie de "como vaya
viniendo vamos viendo" contrarrevolucionario.

Desestabilización y negociación:
dos caras de la misma moneda contrarrevolucionaria

Si lograban recomponer su base social en un grado y a un ritmo que permitiese


lanzar una ofensiva golpista o desestabilizadora con unas mínimas posibilidades de
imponerse seguramente hubieran estado dispuestos a intentarlo. No obstante,
como esto no era lo más probable, lo que aconsejaba la situación era seguir
manipulando y utilizando para preparar en una ofensiva a medio plazo a esa base
social que han logrado movilizar y radicalizar parcialmente haciéndoles creer, con
una gran inversión de medios financiada por el imperialismo, que la victoria era
segura y podrían salir por fin del odiado gobierno de Chávez. Si quedaba alguna
duda, la respuesta masiva el pasado domingo por parte de las masas
revolucionarias a la marcha contrarrevolucionaria del sábado y el ambiente de
movilización, organización y voluntad de lucha que las masas han manifestado
antes, durante y después de la jornada electoral les dejó claro que lanzarse a una
ofensiva podía ser contraproducente. Un analista burgués se lo advertía en CNN la
misma víspera de las elecciones.

Miedo a las masas revolucionarias

Algunos dirigentes reformistas del movimiento bolivariano planteaban durante la


jornada electoral que era la "madurez democrática de la población venezolana"
(que es la más abstracta de las abstracciones) o un cambio en la naturaleza o
forma de pensar de esos dirigentes contrarrevolucionarios lo que les había decidido
replegarse y no buscar un enfrentamiento frontal por ahora. No obstante, la
auténtica razón ha sido el miedo a la disposición a luchar hasta el final que han
visto en las masas. Esto finalmente se ha evidenciado en el cinismo con que
Rosales "aceptaba" su derrota. "Nos han vencido pero por menos". No dicen
abiertamente que haya fraude, porque les obligaría a romper la baraja y lanzarse a
una lucha que hoy no pueden ganar. Pero tampoco les dicen a sus seguidores que
las elecciones han sido limpias porque seguramente temen que eso acabe de poner
en evidencia ante ellos que les engañaron cuando les hicieron creer en la victoria
segura, lo cual volvería a desmoralizarles. Por otro lado, eso también permitiría que
algunos de los sectores contrarrevolucionarios más impacientes les arrebataran una
parte de su base social.
El objetivo de la contrarrevolución y el imperialismo es el que dijimos hace varios
meses desde la CMR: aprovechar el piso político alcanzado en estas elecciones para
empezar desde ya a preparar una nueva ofensiva contrarrevolucionaria con el
objetivo de tumbar a Chávez y a la revolución. Para ello, al tiempo que continúan
con su demagogia, desgaste, engaños a sus seguidores y calumnias contra la
revolución, intentarán aprovechar el saboteo de cualquier política económica
progresista que representa el mantenimiento del control de las empresas y la
propia quinta columna infiltrada dentro del proceso revolucionario que representa la
burocracia.
En estos momentos lo tienen muy complicado. La victoria aplastante de la
revolución redobla el ánimo entre las bases revolucionarias y, aunque pueden
mantener a un núcleo de su base, también generará nuevamente entre sus
seguidores desmoralización y escepticismo al menos por un periodo. Pero sólo hay
una manera de impedir que la contrarrevolución levante cabeza más pronto que
tarde y encuentre posibilidades para volver al ataque: aprovechar esta nueva
victoria para romper su poder totalmente mediante la expropiación y estatización
de la banca, las grandes empresas, la tierra bajo control obrero y la sustitución del
actual Estado por un Estado obrero basado en voceros elegibles y revocables en
todo momento por las bases formadas por los obreros, campesinos y demás
sectores populares revolucionarios. Si no hacemos eso, la contrarrevolución
recompondrá una y otra vez su base social de clase media y en un momento u otro
aprovechará el desencanto y frustración de los sectores más atrasados
políticamente de las masas para sus fines contrarrevolucionarios.

Chávez anuncia el
Partido Socialista Unido de
Venezuela
.
Jorge Martín, 21 de diciembre 2006
Para esta nueva época necesitamos un instrumento político al servicio de la revolución y el
socialismo.
Hugo Chávez
En un acto celebrado el 15 de diciembre, en el Teatro Teresa Carreño de Caracas, para
celebrar la victoria electoral y felicitar a todos aquellos que la han hecho posible, Chávez
pronunció un discurso muy importante sobre la nueva fase que ha alcanzando la Revolución
Bolivariana. Todo el discurso fue un golpe tras otro contra el ala de derechas del movimiento
bolivariano, que ha pasado las dos últimas semanas desde las elecciones apelando a la
conciliación con la oposición, y fue recibido con entusiasmo por los miles de activistas
revolucionarios presentes en el teatro y los cientos de miles que veían el discurso por la
televisión nacional.
Comenzó celebrando la victoria electoral e insistiendo en que era una victoria del pueblo
venezolano: "al primero que hay que felicitar y es el dueño de la victoria", explicando que su
papel era el de ser "siempre instrumentos de la voluntad popular".
Algunas de las cifras que dio sobre el alcance de la Victoria eran verdaderamente
impresionantes. Los Estados con mayor número de votos para Chávez fueron: Delta Amacuro
(77.9 %), Amazonas (77.8 %), Portuguesa (77 %), Sucre (73.7 %) and Cojedes (73.3 %)
como parte de una lista de 8 Estados donde el voto a Chávez ha superado el 70%, y otros 11
Estados donde los votos fueron entre el 60 y el 70%. Chávez ha ganado en los 24 Estados que
forman el país, en el 92% de los ayuntamientos y en el 90 % de las parroquias (unidad
administrativa en la que se subdivide cada ayuntamiento). En casi la mitad de todos los
colegios electorales Chávez recibió más del 70% de los votos (mientras que la oposición sólo
consiguió más del 70% en el 3 % de los colegios electorales). Mientras que en 1998 Chávez
recibía 3,6 millones de votos, el 3 de diciembre ganó con 7,3 millones (el 63%).
En los días posteriores a las elecciones hubo una campaña orquestada por parte de la
oposición y los sectores "moderados" del movimiento bolivariano destinada a socavar la
victoria electoral. El argumento más utilizado era: "hay aún un 38% de los venezolanos que se
oponen a Chávez", "deben ser incluidos", "debemos conciliar y negociar con ellos".
Entendiendo la democracia como en Alicia en el País de las Maravillas, lo que estaban
intentando es decir que como muchas personas votaron por la oposición, entonces Chávez, que
ha salido elegido con la mayoría de los votos, ¡debía adoptar el programa de la oposición! Esta
fue la razón por la que Chávez insistió tanto el enorme alcance de la victoria electoral.
En su discurso Chávez también dejó claro que él consideraba que se había abierto una nueva
etapa en la revolución bolivariana. "Ustedes saben que durante la campaña yo lancé algunos
lineamientos, algunos de ellos bueno, el principal: socialismo, vamos rumbo al socialismo, yo
jamás he engañado a nadie". E insistió: "El tema más importante es el tema del socialismo", a
lo que añadió: "yo los convoco a construir el socialismo desde abajo, un socialismo endógeno,
nuestro modelo que de alguna manera hemos comenzado a construirlo".
Chávez hizo varias referencias al "modelo venezolano" de socialismo y a aprender del
socialismo de las comunidades indígenas. Quería insistir en que el socialismo no es algo ajeno
a Venezuela, aunque al mismo tiempo subrayaba su carácter internacional: "el socialismo que
soñamos ni siquiera depende sólo de las circunstancias nacionales; depende mucho de las
circunstancias internacionales. Pero aquí hemos comenzado, vamos hacia el socialismo, ese es
el camino de la salvación de la especie humana".
Desde que Chávez comenzó a hablar de socialismo en el Foro Social Mundial de Porto Alegre
en enero de 2005 (http://www.marxist.com/Latinam/chavez_speech_wsf.htm), los reformistas
y moderados dentro del movimiento bolivariano no han tenido otra opción sino hablar también
de socialismo, pero intentando diluir su contenido anticapitalista. El viernes Chávez dejó
también claro que "no podemos habla sólo de la moral socialista, no, estaríamos cayendo en el
tema del socialismo utópico" al que comparó con "amor platónico". "El socialismo utópico se
quedaba en lo contemplativo, no ofrecía soluciones a los problemas hasta que llegó Carlos
Marx, Federico Engels y lanzaron el manifiesto comunista y la tesis del socialismo científico, y
empezaron a proponer soluciones". Fue muy claro al decir que "la transformación del modelo
económico es fundamental si queremos construir un verdadero socialismo" y añadió que tanto
la economía como la tierra debían ser socializadas.

Construir un nuevo partido socialista desde abajo

El punto central del discurso de Chávez fue el llamamiento a la formación de un nuevo partido,
propuso que debería llamarse Partido Socialista Unido de Venezuela. Desde que Chávez sugirió
por primera vez la idea del partido único de la revolución, ésta fue recibida con un apoyo
cauteloso. Apoyo porque existe un extendido sentimiento de rechazo a la burocracia dentro del
movimiento bolivariano, los arribistas y burócratas, los contrarrevolucionarios con boinas rojas,
los funcionarios ni responsables ni elegidos de los diferentes partidos bolivarianos (MVR, PPT,
PODEMOS). Pero este apoyo fue cauteloso porque muchos temía que un nuevo partido, una
nueva estructura, inmediatamente fuera tomado por la misma vieja burocracia.
Una vez más, Chávez asestó otro golpe contra los burócratas, y no estaban demasiado
contentos, como ha describo muy acertadamente Michael Lebowitz
(http://mrzine.monthlyreview.org/lebowitz171206.html). En primer lugar insistió en que este
iba a ser un partido unido, no una mezcla de los partidos existentes, en el que cada uno
conseguiría una cuota de poder. De ser así, dijo, "sería contar mentiras y engañar al pueblo".
Criticó abiertamente a los líderes de los principales partidos bolivarianos que habían aparecido
en televisión intentando atribuirse su parte en el triunfo electoral. Visiblemente enfadado
respondió: "Los votos no son de ningún partido, esos votos son de Chávez y del pueblo, no se
caigan a mentiras". Y añadió: "en verdad, ya lo dije, no votaron por Chávez votaron por el
proyecto socialista que Chávez viene pregonando desde hace varios años".
Hizo un llamamiento directo, pasando por encima de los funcionarios del partido, a la base
del movimiento revolucionario para construir este nuevo Partido Socialista Unido, "aquellos
partidos que estén establecidos y que no quieran, están en total libertad de seguir su camino".
La burocracia de los principales partidos bolivarianos debió quedarse absolutamente
aterrorizada y, en los días que siguieron al discurso, hubo una enorme prisa por ver que
partido era el primero en declarar su disolución y unión al nuevo Partido Socialista Unido.
Chávez recordó a la audiencia los enormes esfuerzos de organización llevados a cabo para
ganar la Batalla de Santa Inés, el referéndum revocatorio presidencial en agosto de 2004. En
aquel momento cientos de miles de personas, probablemente más de un millón, consiguieron
organizar pelotones electorales y Unidades de Batalla Electoral. Esta fue una genuina expresión
de la organización revolucionaria y de la base, y de los intentos de la burocracia reformista de
aprovecharse de esta organización e imponer dirigentes no elegidos y nombrados por la
burocracia para dirigir estas estructuras por arriba, que llevaron a enfrentamientos serios en
los barrios revolucionarios.
Chávez dijo que había sido un error desmantelar estas organizaciones y que a pesar de su
llamamiento a lo contrario, la mayoría habían dejado de existir. "No debemos permitir que
ocurra lo mismo ahora con la gran victoria del 3 de diciembre". Apeló directamente a "ustedes
allá donde me estén oyendo, por radio, o viendo y oyendo por televisión, pero ustedes vayan a
llevar este mensaje, que en ninguna parte se desmonte ni una sola escuadra". Para crear el
nuevo partido "a partir de mañana los comandantes de las patrullas, es decir las escuadras; los
comandantes y las comandantas de los pelotones y de los batallones, a reunir a la tropa, la
tropa buena, que es el pueblo" y comenzar la discusión. "Para esta nueva era que comienza,
una estructura política, un instrumento político que se ponga al servicio no de parcialidades ni
de colores, al servicio del pueblo y la Revolución, al servicio del socialismo".
El mensaje era claro: el MVR debía desmantelarse: "cumplió ya su etapa, debe pasar a la
historia". El nuevo partido no puede estar formado con las "mismas caras de siempre, las
mismas direcciones de los partidos que se sumaron allí, se sumaron y entonces ese es el
partido, no, sería un engaño". El nuevo partido debería construirse desde abajo: "comandantes
de batallones, pelotones y escuadras a mantener la estructura existente, ya que éstos serán la
estructura básica nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela".
Chávez también criticó el modelo estalinista del partido. "El modelo bolchevique tuvo éxito
relativo en el nacimiento de la Unión Soviética, en la revolución de octubre de 1917… el partido
que logró llevar o impulsar aquel pueblo a la revolución fue el partido bolchevique del Vladimir
Illich Lenin. Luego eso sufrió una desviación, es la desviación estalinista que Lenin no pudo
evitar porque enfermó y murió muy joven (…) aquello terminó siendo un partido
antidemocrático y de aquella maravillosa consigna que decía: ‘Todo el poder para los sóviets’
terminó siendo todo el poder para el partido y se desnaturalizó, en mi modesto criterio, casi
desde el comienzo la revolución socialista". Y como consecuencia "vean el resultado setenta
años después… Cuando cayó la Unión Soviética qué trabajador salió a defender… porque se
elitizó, se convirtió en un régimen elitesco que no pudo construir el socialismo".
Insistió en que el partido se debería construir desde abajo y con "un criterio muy estricto"
apelando directamente a la base revolucionaria: "ustedes son los que conocen allá a la gente
en las comunidades, aquí no puede haber ningún ladrón, ningún corrupto". "aquí el partido
socialista unido por supuesto será el más democrático de los partidos de la historia venezolana,
ahí se discutirá, se abrirá el compás, se les irá por la base a los verdaderos líderes" y añadió:
"ya basta del dedito".
Como parte de la construcción del nuevo partido debería haber un debate abierto de ideas
por el proyecto socialista en el que todos deberían "leer mucho, estudiar muchos, discutir
mucho", organizar reuniones de los "escuadrones socialistas, pelotones socialistas y leer". El
partido debe ir más allá de la lucha electoral y estar implicado en la batalla de las ideas.
Este discurso de Chávez representa un intento consciente de dar al movimiento bolivariano
una estructura organizada, que es claramente democrática y construirla desde abajo. Esto va
al meollo de una de las debilidades clave del movimiento revolucionario en Venezuela, la
ausencia de una organización revolucionaria de masas a través de la cual las masas puedan
generalizar su experiencia, discutir la forma de avanzar y dar al movimiento bolivariano una
expresión democrática. Los partidos de gobierno existentes (MVR, PPT, PODEMOS) son
correctamente vistos por la base revolucionaria como meras máquinas electorales, llenos de
burócratas y reformistas cuyo principal objetivo es detener la revolución a medio camino, y
diluir y bloquear la iniciativa revolucionaria de las masas.

Después de las elecciones…


la lucha entre la reforma y la revolución
Han pasado ocho años desde la victoria electoral de Chávez existe un sentimiento entre las
masas de que ya basta. El 3 de diciembre, para ellas, no fue sólo otra contienda electoral, sino
que representa el principio de una nueva fase del proceso revolucionario. Quieren una acción
decisiva contra la oligarquía, quieren el socialismo, no sólo en palabras sino también en
hechos. Este ambiente se expresa en muchas formas diferentes, la manifestación en Mérida
"por Chávez y por el socialismo, contra la burocracia", organizada por el Frente de Fuerzas
Socialistas (http://venezuela.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=2734), la
manifestación del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora a favor de Chávez y la
revolución agraria (http://www.marxist. com/ezequiel-zamora-march2311 06.htm), etc. El
conflicto entre la burocracia reformista y la base revolucionaria también se expresó durante la
campaña electoral. Toda la campaña en su mayor parte fue sosa, en parte como una reacción
contra la forma en que la estaba dirigiendo la burocracia. Sólo cuando la oposición consiguió
reunir a unos pocos cientos de miles de personas en Caracas, las masas chavistas salieron a
las calles en masa, en lo que probablemente fue la mayor manifestación revolucionaria hasta
ese momento (http:// handsoffvenezuela.blogspot.com/2006/11/largest-demonstration-in-
history-of.html), el domingo 26 de diciembre, una semana antes de las elecciones. Fue en este
momento en el que las masas entraron de forma decisiva en la batalla electoral, y se
organizaron para defender la victoria el 3 de diciembre contra las provocaciones
contrarrevolucionarias. En Caracas, por ejemplo, existía el Plan "Temblad Oligarcas" en el que
varias organizaciones revolucionarias (UPV, FNCEZ, CSB, CAV, CMR, FRETECO, entre otras) se
unieron en un frente único para organizar a la base para la vigilancia durante las elecciones.
Fue precisamente la masiva respuesta de la población el día de las elecciones, no sólo votando
masivamente a Chávez, sino también ocupando las calles en masa desde las 3 de la mañana
en adelante, lo que convenció a los líderes de la oposición para abandonar sus planes. Una vez
más las masas revolucionarias salvaron la situación.
Los activistas revolucionarios recibieron el discurso de Chávez con entusiasmo. La creación
del Partido Socialista Unido podría ser la reedición de los Círculos Bolivarianos pero a un nivel
superior. Cuando Chávez llamó a la formación de los Círculos Bolivarianos a finales de 2001, un
millón de personas se unieron a ellos en el espacio de pocas semanas. En esta ocasión, las
masas revolucionarias tienen más experiencia. Han derrotado a la contrarrevolución en tres
ocasiones diferentes, han desarrollado un odio sano hacia la burocracia, han adoptado con
entusiasmo el debate sobre el socialismo lanzado por Chávez. La burocracia reformista también
intentará posicionarse en el nuevo partido y sofocar la iniciativa de las masas una vez más. Del
resultado de esta lucha dependerá, en gran medida, el futuro de la Revolución Bolivariana.

El papel de la clase obrera

Desgraciadamente, debido al papel de su dirección, la UNT, y la clase obrera en su conjunto,


no jugó un papel independiente durante la campaña electoral. Aunque los trabajadores votaron
en masa a Chávez, no tuvieron una presencia distintiva durante la campaña electoral. La
responsabilidad de esto reside directamente sobre los hombros de los diferentes sectores de la
dirección de la UNT. La división en el congreso de la UNT se debió a una cuestión secundaria
(la fecha de las elecciones internas) y fue el resultado de la actitud irresponsable de las
distintas alas de la dirección. Ninguna de ellas, ni los moderados ni el ala de izquierdas, se
tomaron en serio el llamamiento de Chávez a ocupar las fábricas que habían sido
abandonadas. Una medida decisiva en ese frente habría puesto la cuestión de la propiedad de
los medios de producción en el centro del debate de la revolución venezolana.
Sólo una organización siguió esta línea de una manera audaz, el Frente Revolucionario de
Trabajadores de Fábricas Ocupadas y en Cogestión (Freteco). Con sus fuerzas limitadas intentó
coordinar las actividades de los trabajadores en las distintas fábricas, ocupadas, expropiadas o
en lucha, consiguiendo una posición dirigente en la lucha de Sanitarios Maracay. Esto
representa una nueva etapa cualitativa en la lucha de los trabajadores en Venezuela, ya que
por primera vez los trabajadores han ocupado una fábrica y la han puesto bajo control obrero.
También destruye el mito del "empresario nacional" como un sector en el que pueden basarse
como parte de la revolución. El dueño de Sanitarios Maracay es venezolano y participó en el
golpe de 2002. Lo que le llevó a intentar cerrar la fábrica fue la militancia de los trabajadores y
su postura audaz en defensa de sus derechos.
Sólo la clase obrera (en alianza con las otras capas oprimidas de la sociedad) puede llevar la
lucha por el socialismo hasta el final. Si la UNT hubiera convocado un día nacional de acción
por la ocupación de fábricas, la correlación de fuerzas habría girado decisiva en contra de la
contrarrevolución y la burocracia reformista, y a favor del socialismo.
Definitivamente hemos entrado en una nueva etapa de la revolución venezolana y sólo hay
dos caminos: socialismo (la planificación democrática de la economía por los propios
trabajadores) o la contrarrevolución capitalista.

"¿Cuál es el problema?
¡Yo también soy trotskista!"
Chávez es investido presidente de Venezuela

Jorge Martín, 14 de enero 2007


El miércoles 10 de enero, Chávez fue investido presidente de Venezuela para un nuevo
mandato en el cargo, pronunció un discurso en el que anunció los miembros del gabinete y
repitió las principales líneas de su gobierno, que ya habían sido esbozadas en un importante
discurso el lunes 8.
Después de la masiva victoria en las elecciones presidenciales de diciembre (en las que
Chávez recibió 7,3 millones de votos, el 63%), Chávez había insistido en que no eran votos
para sí mismo, sino que eran votos para el proyecto socialista que él había estado defendiendo.
Los anuncios hechos hace unos días en Venezuela enviaron una señal clara y fuerte de la
dirección en la que pretende ir.
La composición del nuevo gobierno también puede ser considerada un giro a la izquierda. En
primer lugar, el vicepresidente José Vicente Rangel, que públicamente se había opuesto a la
expropiación de los campos de golf de Caracas por parte del alcalde de Caracas, Juan Barreto,
y que dijo explícitamente que el gobierno respetaba la propiedad privada, ha sido destituido.
Ha ocupado su lugar Jorge Rodríguez, que en general está considerado a la izquierda del
movimiento bolivariano. Su padre, del mismo nombre, fue un dirigente histórico de la Liga
Socialista en los años setenta, murió como resultado de la tortura mientras estaba detenido
por la policía secreta.
Chávez también insistió en el hecho de que "por primera vez en la historia, tenemos un
ministro del Partido Comunista en Venezuela", refiriéndose a David Velásquez, el nuevo
ministro de Poder Popular para la Participación y Desarrollo Social. El Partido Comunista de
Venezuela no ha jugado un papel de vanguardia en la revolución bolivariana. Antes de que
Chávez comenzara a hablar sobre la necesidad de ir más allá del capitalismo y del socialismo
como la única respuesta, el PCV insistía en que el socialismo no estaba en el orden del día
inmediato en Venezuela y que la revolución era, en esa etapa, sólo la lucha contra el
imperialismo, repitiendo las ideas viejas y traidoras de la teoría estalinista de las dos etapas. Al
partido le pilló por sorpresa el anuncio de Chávez sobre la necesidad de luchar por el
socialismo y, en un giro de ciento ochenta grados, rápidamente se agarraron al faldón de lo
que había anunciado el presidente, así que siguieron a los acontecimientos en lugar de ofrecer
una dirección.
Entre los nuevos ministros que se han incorporado al gobierno Chávez también está el
ministro de Trabajo, José Ramón Rivero, que describió como un "un dirigente obrero y joven".
"Cuando le llamé", explicaba Chávez, "él me dijo: ‘presidente, yo quiero decirle algo antes de
que se lo vayan a decir por otra parte. Yo soy trotskista’. Le dije ¿bueno y cuál es el problema?
Yo también soy trotskista. Yo soy muy de la línea de Trotsky: la revolución permanente".
José Ramón Rivero era un dirigente sindical en la empresa estatal de aluminio Venalum, en el
Estado industrial de Bolívar, y se convirtió en uno de los miembros del parlamento por el
Frente de Trabajadores Bolivarianos, FTB. En el período reciente la FTB ha estado dominada
por sus elementos más moderados que han lanzado una campaña contra el ala de izquierdas
de la UNT. Está por ver cuál será la actitud de Rivero como ministro de Trabajo. Será juzgado
por su posición con relación a la cogestión obrera, las ocupaciones de fábrica, las
nacionalizaciones y la defensa de los derechos de los trabajadores.
Pero la declaración de Chávez de que él es trotskista refleja la evolución a la izquierda de su
pensamiento político y su creciente radicalización personal. Al inicio de la revolución
venezolana en 1998, Chávez admitió muy abiertamente que estaba a favor de la "tercera vía"
y que de ninguna manera desafiaría al capitalismo. Sólo fue en enero de 2005, en el momento
de la expropiación de Venepal, cuando por primera vez dijo que "dentro de los límites del
capitalismo no hay solución a los problemas que enfrentan las masas venezolanas" y que la
revolución debe ir hacia "el socialismo del siglo XXI". Este cambio de su pensamiento político
es resultado de varias cosas, como él dijo, de la experiencia de la revolución bolivariana
(intentar aplicar reformas básicas como la educación y la sanidad gratuitas para todos y
enfrentarse a una insurrección armada por parte de la clase capitalista), la lectura y la
discusión.
Poco antes de que se declarase socialista, había comprado un ejemplar de La revolución
permanente de Trotsky, en una reunión en Madrid donde habló frente a una audiencia de
jóvenes y trabajadores en la sede del sindicato CCOO. Obviamente se interesó mucho en las
ideas de Trotsky, porque éstas proporcionaban un ideal socialista que se oponía totalmente a la
caricatura estalinista que había caído en la Unión Soviética. Más o menos al mismo tiempo, en
una entrevista con Al Jazeera, explicaba que en su opinión, lo que había caído en la Unión
Soviética "no era socialismo, sino que se había alejado mucho del objetivo original de Lenin y
Trotsky, particularmente después de Stalin".
Ese momento fue un importante punto de inflexión en la revolución bolivariana y abrió un
debate sin precedente sobre el socialismo y lo que eso significaba para toda la sociedad
venezolana. Los anuncios recientes de Chávez se pueden ver de la misma manera que los
demás puntos de inflexión importantes de la revolución.
Chávez también insistió en que los nuevos ministros eran "ministros del poder popular" y que
deberían de lunes a miércoles en sus despachos cumpliendo con sus deberes, pero de jueves a
domingo deberían estar "en las calles poniendo en práctica un plan de trabajo".
Insistió en que "nada ni nadie será capaz de desviarnos del camino hacia el socialismo
bolivariano, el socialismo venezolano, nuestro socialismo". En la ceremonia de toma de
posesión como presidente, declaró que el objetivo era establecer la República Socialista
Bolivariana de Venezuela, e incluso la fórmula que utilizó en el juramente presidencial fue
abiertamente socialista. "Juro por el pueblo y por la patria que no daré descanso a mi brazo ni
respiro a mi alma; que dedicaré mis días y mis noches, y toda mi vida, a la construcción del
socialismo venezolano, un nuevo sistema político, un nuevo sistema social, un nuevo sistema
económico". Y terminó su discurso con el nuevo grito de batalla: "¡Patria, Socialismo o
Muerte!".
Como todos los demás pasos adelante importantes en la revolución bolivariana, Chávez está
tanto interpretando como respondiendo a la presión de las masas revolucionarias desde abajo,
pero al mismo tiempo tomando la iniciativa, lanzando ideas y propuestas audaces y empujando
conscientemente todo el proceso hacia delante. La respuesta de la base revolucionaria a los
anuncios hechos el lunes 8, y particularmente la nacionalización de la empresa de
telecomunicaciones CANTV y la compañía eléctrica EDC, ha sido entusiasta. Los activistas
sindicales han estado contactando con los dirigentes de la UNT expresando su apoyo a estas
medidas. La "Alianza Sindical" de SIDOR, la metalúrgica de Bolívar que fue privatizada en los
años noventa ya ha publicado una declaración pidiendo a la empresa que renacionalice la
compañía. Han añadido que la renacionalización no debería ser sólo un regreso a la situación
anterior en que SIDOR era propiedad estatal, sino que debería ir acompañada con la
introducción de la cogestión obrera como la que ya se está experimentando en la cercana
fundición de aluminio de ALCASA. El nuevo ministro de Trabajo, Rivero, ya ha organizado
reuniones con los sindicatos que representan a los trabajadores en las empresas que deben ser
nacionalizadas para discutir su futuro y ha añadido que se ha tenido una discusión en el nuevo
consejo de ministros sobre la "creación de consejos obreros" en las empresas, comenzando en
el mismo Ministerio de Trabajo.
Pero también, como en anteriores puntos de inflexión, la burocracia y los elementos
reformistas dentro del movimiento bolivariano (y particularmente dentro de su dirección) están
ya conspirando para diluir el contenido de los anuncios y propuestas de Chávez y bloquear la
iniciativa de las masas. El anuncio de la nacionalización de CANTV y EDC envió inmediatamente
sus acciones a una espiral descendente en la bolsa de Caracas y su cotización se suspendió.
Pero rápidamente el nuevo ministro de Economía, Rodrigo Cabezas, explicó que "el proceso de
nacionalización se llevará a cabo respetando el marco constitucional que entre otras cosas
descarta las expropiaciones". Esta no es la línea tomada por Rivero, el nuevo ministro de
Trabajo, que recordó a los periodistas que muchos trabajadores y antiguos trabajadores de
CANTV tienen sus propias acciones conseguidas durante el proceso de privatización (como
ocurrió en el caso de SIDOR) y que ellos, junto con el gobierno, representan el 20% del total
de accionistas. Dijo que el gobierno estaba buscando maneras de proteger los intereses de
estos pequeños accionistas, pero no los de aquellos "que compraron sus acciones en la bolsa
de Nueva York o en otras partes".
La lucha por tanto está lejos de haber terminado y es necesario que la base revolucionaria y,
particularmente, los sindicalistas revolucionarios, tomen la iniciativa en todos los frentes y den
contenido a todos estos anuncios: la necesidad de nacionalizar los sectores claves de la
economía, la necesidad de desmantelar el Estado burgués y sustituirlo con un Estado
revolucionario basado en los consejos obreros y populares, y la creación de un partido unido de
la revolución socialista.
La Corriente Marxista Revolucionaria (CMR) en Venezuela está insistiendo en la necesidad de
convocar una conferencia nacional de trabajadores para discutir todas estas cuestiones y el
papel de la clase obrera en la nueva etapa de la revolución, y que esta conferencia debería
lanzar un día nacional de acción de ocupaciones de fábrica. Esto está estrechamente vinculado
con la lucha de los trabajadores de Sanitarios Maracay, la primera empresa en Venezuela
ocupada por los trabajadores donde la fuerza laboral está produciendo y vendiendo sus
productos bajo control obrero. Ya se ha hecho el llamamiento para una nueva manifestación
nacional de apoyo a la petición de los trabajadores de Sanitarios Maracay para la
nacionalización bajo control obrero. Esto se podría convertir en el centro de atención de la
actividad de la clase obrera en la nueva etapa de la revolución, a un nivel superior que lo que
representó la nacionalización de Venepal en 2005. Los próximos meses serán cruciales para el
futuro de la revolución bolivariana y la clase obrera debe jugar un papel clave.

ANEXO: La lucha de Sanitarios Maracay


Los trabajadores de Sanitarios Maracay
eligen el Comité de Fábrica
Objetivo:
gestionar la fábrica y dirigir la lucha por la expropiación

William Sanabria (CMR Venezuela)


23 de noviembre de 2006
Desde que uno entra en Sanitarios Maracay se respira el poder de la clase obrera. La fábrica
ha sido tomada hace varios días en respuesta al chantaje del empresario que declaró el cierre
de la misma. No es la primera vez. En marzo de este mismo año los trabajadores ya la habían
ocupado también. Pero ahora es diferente: la experiencia de hace unos meses no ha caído en
saco roto. Los trabajadores han organizado un Comité de Fábrica y han invitado a camaradas
de la CMR y del Frente Revolucionario de Trabajadores de las empresas en Cogestión y
Ocupadas (FRETECO) desde hace varias semanas a realizar cursos desde de formación sobre
control obrero.
Camaradas de la empresa ocupada brasileña CIPLA y de la empresa recuperada venezolana
Inveval han explicado su experiencia y eso, unido a la experiencia acumulada por los propios
trabajadores de Sanitarios durante los últimos años de dura lucha contra el patrón, hace que
como explica Humberto, secretario general del Sindicato, durante la asamblea "los
trabajadores de Sanitarios hayan aprendido de la experiencia de Invepal e Inveval y estén
decididos a tomar la dirección de la expropiación pero manteniendo los trabajadores el control
de la empresa".
Durante los últimos días la empresa ha intentado apoyarse en un puñado de dirigentes de los
empleados que controla para intentar romper la toma. Los trabajadores están orientándose a
ganar el apoyo de la gran mayoría de los empleados que, como dice Humberto, "están bajo un
schock, han sido preparados durante años para depender del empresario y necesitan tiempo y
ver a los propios trabajadores en acción para comprender que la empresa puede funcionar sin
el patrón".
Villegas, Secretario de Organización del sindicato, se dirige a los trabajadores con la pasión y
convicción del revolucionario que lleva a sus espaldas años de lucha y sabe que estamos en un
momento decisivo. "Hay camaradas que preguntan si estamos ilegales. Y yo digo: ¿ha
cumplido el patrón el compromiso tras el cual abandonamos la anterior toma? Todos los
trabajadores responden al unísono: "¡No!". "¿Ha comprado la ropa de trabajo y aplicado las
medidas de seguridad que acordamos?". "¡No!", vuelve a gritar el colectivo de trabajadores
convertido en una sola voz. "¿ha cumplido el contrato colectivo o cualquiera de las cosas que
firmó o prometió?". "¡¡Nooo!!". "Entonces... ¿es ilegal que defendamos nuestros derechos,
nuestro trabajo y el futuro de nuestras familias poniendo a producir la empresa nosotros
mismos?".
La intervención expresa, con decisión y firmeza, lo que estaba en la cabeza de todos los
presentes e infunde ánimos redoblados a todos. El auditorio estalla de entusiasmo gritando
¡No! y aplaudiendo la toma. Villegas insiste en ganar a los empleados para la lucha mantenerse
firmes y extender la movilización de los trabajadores a las familias, vecinos y demás colectivos
de trabajadores y sociales.
Humberto retoma esa misma idea e insiste también en dejar claro que esta movilización es
contra el empresario. Los trabajadores han confeccionado una pancarta por los 10 millones de
votos para Chávez que encabezará la marcha. "Queremos dejar totalmente claro que estamos
con el presidente y con la revolución, dicen varios trabajadores. Son precisamente los
empresarios, como este contra el que estamos luchando, los que intentan sabotear y atacar la
revolución".
Humberto dedica una parte de su intervención a explicar que lo que quieren los trabajadores
es el control obrero. "Los compañeros de Invepal e Inveval encontraron un diamante en bruto,
lograron que se expropiasen las empresas y el presidente Chávez planteó que la máxima
instancia de decisión en cada empresa recuperada fuese la asamblea de trabajadores. Pero
luego los burócratas torcieron eso. Nosotros debemos agarrar ese diamante en bruto que era
la cogestión y pulirlo". Los trabajadores reciben estas ideas con muestras de aprobación y
entusiasmo.
Carlos Rodríguez, del FRETECO y la CMR, que está participando en la lucha desde su inicio
interviene insistiendo en esta misma idea: "Los trabajadores pueden gestionar las fábricas. La
experiencia demuestra que sólo la estatización de la empresa bajo el control de los
trabajadores puede garantizar que el control de la empresa permanece en manos de los
trabajadores y que el capitalismo no vuelve a entrar por la puerta de atrás". La intervención es
aplaudida a rabiar. A continuación Wanderci Bueno, de las empresas ocupadas de Brasil, quien
como Carlos ha venido apoyando la lucha desde el principio y es ya considerado uno más por
los trabajadores pide permiso para hacer una propuesta a la asamblea de trabajadores. Estos
por aclamación le piden que haga su propuesta. La propuesta es hacer un llamado a todos los
sectores de la UNT a convocar una asamblea unitaria en el Estado para discutir un pan de
lucha que organice la solidaridad y movilización de apoyo a la estatización bajo control obrero
de Sanitarios, así como la toma y exigencia de estatización bajo control obrero de todas las
demás empresas cerradas, ocupadas y en crisis del Estado. La propuesta es recibida con un
entusiasmo enorme. En la asamblea se encuentran trabajadoras de Franelas Gotcha, que
también tienen tomada la empresa desde hace meses y participan en el FRETECO, así como
Luisana Ramírez, vocero del colectivo de despedidos de Invepal Maracay y una de las
dirigentes del FRETECO. Luisana insiste en la importancia de ganar la batalla por los 10
millones y en la necesidad de intensificar tras la victoria la lucha por la expropiación de los
capitalistas.
La asamblea termina de un modo impresionante: con un ejemplo de lo que significa la
democracia obrera en la práctica. Se elige el Comité de Fábrica que debe garantizar que la
empresa sigue produciendo bajo el control de los trabajadores. Se vota uno por uno a los
miembros que ya habían sido postulados por cada sección de la empresa, se le reserva un
cupo a los empleados. Cada miembro se levanta para que todos le conozcan y toda la
asamblea vota a mano alzada. A continuación se vota si la Junta Directiva del sindicato, que ha
organizado hasta ahora la lucha, debe formar parte del Comité de Fábrica o no. Son dirigentes
probados y que han estado al frente de la lucha durante los últimos años: contra los golpes
contrarrevolucionarios, contra los distintos ataques del patrón, contra el intento de crear
sindicatos patronales, etc. La aprobación es unánime. Por último, se plantea que en la misma
asamblea se postulen cinco trabajadores más. Varios se presentan y la asamblea vota si
acepta o no a cada uno.
El Comité ya está elegido, la empresa tiene una nueva dirección, un Consejo de delegados
elegibles y revocables en todo momento por la propia asamblea de trabajadores. Y, en lo que
quizá sea el momento más emotivo de toda la asamblea, y un vivo ejemplo para todos los
escépticos y cínicos que no confían en la capacidad de la clase obrera para dirigir las empresas
y hacer que este proceso revolucionario avance hacia la estatización del conjunto de la
economía, un trabajador juramenta al Comité de Fábrica. "¿Juran por nuestros hijos y familias
cumplir con todo lo que los trabajadores decidamos y dar todo, hasta la vida si es necesario,
para que esta lucha triunfe?". "¡¡Lo juramos!!", gritan con las manos en alto los miembros del
Comité de Fábrica. La primera tarea es reunirse mañana para empezar a recuperar la
producción y organizar una marcha por las calles de Maracay hasta la Gobernación para pedir
apoyo a la lucha.

Alan Woods visita la empresa y saluda a los trabajadores

La asamblea finaliza con uno de los momentos más esperados del día. Alan Woods, que el día
anterior ya se dirigiera a los miles de campesinos que, convocados por el Frente Nacional
Campesino Ezequiel Zamora, habla con el mismo lenguaje sencillo, claro y a la vez profundo,
que causó el entusiasmo de los luchadores agrarios que llenaban las calles de Caracas en
apoyo a los 10 millones de votos para Hugo Chávez y pidiendo al mismo tiempo que la guerra
al latifundio no sea frenada como intentan los reformistas sino que se lleve hasta el final y la
revolución complete sus tareas.
Alan explica varias de las mismas ideas que ha repetido en los distintos actos y entrevistas
que le han realizado durante toda su gira. Es increíble como estas ideas son apoyadas de
manera ardiente y entusiasta por todos los que las han oído. Como decía algún trabajador en
uno de los actos realizados: "Es lo que todos pensamos dicho con las palabras justas". Y, sin
embargo, entre las cuatro paredes de esta nave industrial, ante estos trabajadores que están
haciendo historia al ser la primera empresa ocupada que decide poner en marcha la producción
y elegir un Comité de Fábrica para dirigir todos los aspectos de la vida de la misma, estas
palabras justas, exactas siempre, adquieren un nuevo matiz. Se hacen carne y hueso. Ya no
son buenas ideas sino una realidad que puede sentirse simplemente con abrir los ojos y ver las
caras de los trabajadores que escuchan el discurso de Alan con una concentración pocas veces
vista.
"La revolución ha llegado a un momento crítico. Hay que elegir al presidente Chávez por el
mayor margen posible, hay que aplastar a los contrarrevolucionarios. Pero un hombre sólo no
puede hacer la revolución. Considero al presidente Chávez un amigo personal y un hombre
honesto pero un amigo no es el que nunca te dice lo que piensa y sólo te da palmadas en la
espalda. Si la revolución no afronta ya la expropiación de la banca, la tierra y las grandes
empresas, si no destruye el viejo aparato del Estado y crea un nuevo Estado revolucionario, un
Estado obrero, basado en la elegibilidad y revocabilidad de todos los cargos públicos por
asambleas de trabajadores y de los demás explotados, la correlación de fuerzas cambiará.
Toda la historia demuestra que es imposible realizar una revolución sin tocar la propiedad
privada de la oligarquía y manteniendo las instituciones, leyes y aparato estatal creados por la
clase dominante. Yo respeto la propiedad privada del 98% de la población, de los trabajadores,
campesinos, incluso de la clase media. No queremos quitarle un carro o un pequeño negocio a
nadie. Eso sí, la propiedad de la oligarquía es otra cosa. Eso es imprescindible tocarlo porque si
no resulta imposible planificar la economía y resolver problemas como la pobreza, la vivienda,
el desempleo,... No puede hacerse una revolución a medias. Y la revolución está a medias. El
75% de la tierra sigue en manos privadas, 166 campesinos han sido asesinados por luchar
contra esta situación y ninguno de los culpables ha sido juzgado. Si los trabajadores oyen
hablar de revolución y ven que siguen al frente de las empresas los mismos patrones,
empresarios como éste que hoy quiere cerrar vuestra empresa, los latifundistas, los
burócratas,... perderán la fe en la revolución. Y esa es la principal amenaza para cualquier
revolución. Ya lo ha dicho el presidente Chávez: el principal enemigo está dentro. Es la vieja
burocracia procedente de la IV república pero también una nueva burocracia que se dice
bolivariana y se viste de rojo pero es contrarrevolucionaria. O triunfan ellos o triunfamos
nosotros. No hay otra alternativa".
Las mismas ideas que se han escuchado en otros tantos auditorios a lo largo de los últimos
días, escuchadas con la misma atención, pero seguidas esta vez con una concentración
especial, como si en vez de salir de los labios de otra persona estuviesen saliendo de la mente
de cada uno de los que se encuentra en la reunión. "La fuerza motriz de la revolución sólo
puede ser la clase trabajadora. "¿Quién salvó la situación en abril de 2002 derrotando el
golpe?", pregunta una vez más Alan. "¡¡El pueblo!!", responde la asamblea. "¿Quién cuando el
paro patronal?". "El pueblo, los trabajadores". "¿Y cuando el referéndum?". "¡¡Nosotros!!". Las
mismas respuestas que en cada auditorio en el que Alan ha formulado esas mismas preguntas
pero con el cambio decisivo que aporta el que estos trabajadores saben que una vez más están
entrando en acción y les toca salvar no sólo sus puestos de trabajo sino la revolución.
Los trabajadores entienden perfectamente lo que explica Alan y cierran el acto con un
aplauso atronador. En pequeños círculos, la discusión continúa: varios dirigentes de la lucha
explican a Alan detalles de ésta, se establecen citas para ir al sindicato a preparar todos los
detalles para la marcha del día siguiente, elaborar pancartas, organizar la primera reunión del
Comité de Fábrica, etc.
Como en su día Venepal, la lucha de Sanitarios Maracay no es simplemente la lucha por
salvar 800 puestos de trabajo. Es una lucha que puede servir de ejemplo y estímulo para toda
la clase obrera y reabrir el camino de las expropiaciones a un nivel superior. Es la lucha por
salvar la revolución del saboteo de los empresarios y de la burocracia, porque ésta llegue al
final y resuelva de una vez por todas los problemas de las masas. Como concluye Alan en su
discurso" los bancos, la tierra y las grandes empresas deben ser propiedad del Estado pero el
Estado debe estar en manos de los trabajadores". Es algo que llena de perplejidad y temor a
los burócratas y a los intelectuales pequeñoburgueses escépticos que echan jarros de agua fría
sobre la revolución. Para los trabajadores, campesinos y para centenares de miles de
bolivarianos son propuestas que a pesar de ser escuchadas por primera vez resultan
completamente familiares y naturales, como ver, oír o respirar. Porque es el único programa
que responde verdaderamente a la situación y la única garantía de triunfo para la revolución.

ANEXO: La lucha de Sanitarios Maracay


La lucha de Sanitarios Maracay se extiende
Miles de trabajadores marcharon el 8 de febrero en Caracas por la nacionalización de Sanitarios
Maracay, CANTV, la electricidad de Caracas, Sidor y otras empresas

Yonie Moreno, 9 de febrero de 2007


La marcha del pasado 8 de febrero fue un completo éxito, mostrando el enorme potencial de
la clase trabajadora venezolana. Miles de trabajadores, cerca de 6.000, en un ambiente de
entusiasmo y confianza inundaron el centro de Caracas en demanda de la nacionalización de
Sanitarios Maracay y en apoyo a las medidas de nacionalización de CANTV, Electricidad de
Caracas y la franja petrolífera del Orinoco.
Pero no sólo eso, si no que trabajadores de otras muchas empresas se sumaron a la marcha
en una movilización que pone de nuevo a la clase trabajadora en primera línea de la
revolución. Esta marcha mostró también que es posible la unidad en la acción de los diferentes
sectores de la UNT que han estado enfrentados los últimos meses.
La marcha estaba convocada para que comenzase en Parque Carabobo por los trabajadores
de Sanitarios Maracay y la CCURA que encabeza Orlando Chirinos. A unos cientos de metros,
en la Plaza Morelos estaba la convocada por la FBT, ahora FsBT (Fuerza Socialista Bolivariana
de Trabajadores), otra concentración con los trabajadores de la electricidad y otros sindicatos.
Al final la marcha partió conjuntamente de la Plaza Morelos y alcanzó en Parque Carabobo a los
trabajadores de Sanitarios Maracay y sindicatos del Estado Aragua. La misma sin incidentes
marchó en ambiente festivo hasta la Asamblea Nacional, donde se entregó un pliego de
peticiones y luego se dirigió hasta la Vicepresidencia de la República y el Palacio de Miraflores
donde una representación de los trabajadores se entrevistó y llevaron sus demandas. Entre los
representantes de la UNT estaban Orlando Chirino, José Moras, Joaquín Osorio, Stalin Pérez,
Rubén Linares, José Bodas, José Meléndez.
Al frente de esta marcha histórica estaban los trabajadores de Sanitarios Maracay
demandando la nacionalización de la empresa, en una nutrida delegación de 800 obreros y sus
familias acompañados de centenares de trabajadores de sindicatos de la UNT de Aragua, como
Nestlè, Cervecería Regional y otros muchos. Pancartas a favor de la nacionalización de Sidor,
Aeropostal, cubrieron el recorrido de la manifestación entre cientos de carteles que
enarbolaban los trabajadores. Cabe destacar la presencia de trabajadores de FRETECO (Frente
Revolucionario de Trabajadores de Empresas en Cogestión y Ocupadas), de las empresas
recuperadas como INVEVAL, INVETEX, despedidos de INVEPAL Maracay, disculpando su no
asistencia los trabajadores de INVEPAL por problemas con el transporte.
Un muestra de la actitud del gobierno bolivariano hacia la cuestión de las nacionalizaciones,
fue la presencia en la marcha del ministro del trabajo José Ramón Rivero, antiguo sindicalista
de Guayana, que en una intervención al inicio de la misma en la Plaza Morelos, rodeado de los
trabajadores respaldó plenamente la nacionalización de estas empresas y reiteró el apoyo a la
clase trabajadora. “Vengo del sector sindical y estoy acá como ministro de esta revolución”,
dijo al inicio de la marcha frente a la estatua de Morelos. Al mismo tiempo señaló que el
presidente Chávez estaba al tanto de su presencia en la marcha y que también estaba al lado
de los trabajadores.

LA CLASE OBRERA VUELVE A ENTRAR EN ESCENA

Esta marcha del día 8 de febrero muestra el mismo proceso, pero sobre una base superior, al
que se dio en octubre, noviembre, diciembre de 2004 y primer trimestre del 2005. Esto es la
entrada en escena de la clase trabajadora de un modo organizado al frente de la revolución.
El último trimestre de 2004 se caracterizó por las enormes expectativas generadas dentro del
movimiento revolucionario por la victoria en el referéndum revocatorio y la victoria en las
elecciones a alcaldías y gobernadores: se hablaba entonces dentro del movimiento
revolucionario de hacer la revolución dentro de la revolución como decía el presidente Chávez y
de profundizar ésta. En ese contexto de giro a la izquierda en el seno de la revolución es
cuando se dio la lucha de los trabajadores de Venepal. La lucha contra el cierre de la papelera
y por su expropiación fue uno de los ejes centrales del movimiento obrero venezolano durante
esos meses. En enero de 2005 el presidente Chávez expropia la empresa y la pone bajo el
control de sus trabajadores. Le sigue en abril de 2005 CNV (Constructora Nacional de Válvulas)
y toda una serie de empresas que forman parte del proceso de lo que se llamó la cogestión
revolucionaria.
Es justo en enero de 2005, al calor de la lucha de Venepal cuando el presidente Chávez
empieza a hablar del socialismo y de que este es el camino que debe llevar a cabo el
revolución bolivariana frente al capitalismo. Al mismo tiempo las expropiaciones y el debate
sobre el socialismo impulsan a la clase trabajadora y al conjunto de las masas por todas las
expectativas que genera.
Todo ello culminó en la masiva marcha del 1 de mayo de 2005, donde el eje central de la
movilización de decenas de miles de obreros por las calles de Caracas fue la cuestión de las
expropiaciones y de la cogestión obrera.
Ahora mismo, en febrero de 2007, estamos presenciando el mismo fenómeno pero a una
escala superior. La victoria electoral del 3-D ha generado enormes expectativas en el
movimiento revolucionario, al mismo tiempo las propuestas de Chávez (nacionalizaciones,
PSUV, Ley Habilitante, etc.) de las últimas semanas han aumentado aún más esas expectativas
entre los trabajadores y el pueblo. Tenemos la lucha de los trabajadores de Sanitarios Maracay
que culminó el pasado 14 de noviembre con la toma, el control obrero de la fábrica y la puesta
en funcionamiento de la misma. Esta lucha, como ha mostrado la marcha del 8 de febrero,
está teniendo un enorme impacto en el seno del movimiento obrero venezolano. La lucha de
Sanitarios es comparable a la de Venepal en 2004 pero a un nivel muy superior. En Venepal los
trabajadores nunca llegaron a producir antes de la expropiación de la fábrica y nunca tuvieron
el nivel de organización, ni la oportunidad de estar preparados políticamente para la toma y
ocupación de la empresa cosa que tuvieron los trabajadores de Sanitarios Maracay. Además
esta lucha se da en el corazón del eje industrial manufacturero más importante del país, el eje
Aragua-Carabobo.
En ese sentido al igual que en 2005 fue la propuesta del socialismo por parte de Chávez, y las
expropiaciones de Venepal y CNV son ahora las medidas de nacionalización de la CANTV, la
Electricidad de Caracas, la franja petrolífera del Orinoco, y la insistencia en marchar al
socialismo y la formación del PSUV las que han galvanizado al movimiento obrero. La CMR
saluda estas medidas que son enormemente positivas para la clase trabajadora tanto en
Venezuela como internacionalmente, y suponen un gran paso adelante. Después de casi dos
décadas de privatizaciones y de ofensiva de la burguesía contra los trabajadores en todo el
planeta estas nacionalizaciones marcan una nueva época en Venezuela, en América Latina y en
todo el mundo.
Pero estas medidas del presidente Chávez deben ser sólo el comienzo: es necesario que el
gobierno bolivariano extienda las nacionalizaciones al resto de la economía, a los sectores
fundamentales de la industria básica y manufacturera para planificar el conjunto de la
economía democráticamente y satisfacer las necesidades de la población frente a la anarquía y
el boicot capitalista. En ese sentido, para que esto se lleve a cabo es fundamental el concurso
de la clase trabajadora. La clase trabajadora es el único sector de población, que aliado con las
comunidades, los campesinos y pobres del país es capaz de gestionar democráticamente una
economía planificada y nacionalizada. La gestión burocrática de una economía socialista sólo
puede llevar al desastre como sucedió en la antigua Unión Soviética con la degeneración
burocrática de la revolución tras la muerte de Lenin tal como, entre otros, ha resaltado el
presidente Chávez.

LA CUESTIÓN DEL ESTADO

Una de las grandes tareas que tiene que resolver la Revolución Bolivariana es la cuestión del
Estado y de la burocracia. El aparato del Estado actual es un aparato estatal burgués; pero un
Estado burgués peculiar en el sentido que la burguesía ha perdido el control directo del mismo.
En la medida en que sigue siendo burgués es un aparato estatal hecho para reproducir y
mantener las diferencias de clase y beneficiar a la clase dominante todavía en la sociedad
venezolana, esto es la oligarquía capitalista que tiene bajo su control el aparato productivo y la
banca del país. El Estado es un instrumento desarrollado para mantener la sociedad dividida en
clases y que al mismo tiempo es engendrado por la sociedad dividida en clases sociales.
El presidente Chávez, para llevar a cabo las medidas a favor del pueblo, topa con dos
obstáculos: la propiedad privada de los medios de producción, industria agroalimentaria, textil,
insumos básicos, etc. y el obstáculo del Estado burgués heredado de la IV República. En ese
sentido, la Ley Habilitante recientemente aprobada en la Asamblea Nacional y que dota al
presidente de la potestad de hacer leyes por decreto en toda una serie de áreas, es un intento
de Chávez de superar la lentitud y la ineficacia del aparato estatal en la ejecución y desarrollo
de las medidas que necesita la revolución para avanzar. El Estado burgués venezolano es una
rémora del pasado que amenaza el presente y el futuro de la revolución.
Sin embargo un hombre sólo no puede llevar una revolución al socialismo por muy buenas
intenciones que tenga y muchas leyes que decrete. Es necesaria la entrada en acción de la
clase trabajadora, la acción consciente del proletariado para que se ponga al frente de la
revolución y empiece a organizar la sociedad sobre nuevas bases. Si esto no se da, cualquier
medida progresista en este sentido se puede revertir. Un ejemplo claro de ello es el desarrollo
del proceso de expropiaciones y cogestión en 2005 y 2006.
En la medida que la dirección de la UNT no tomó con las dos manos el llamado del gobierno a
tomar y ocupar empresas tanto en julio de 2005 por Chavez como en octubre de 2005 por la
ministro del MILCO, Maria Cristina iglesias, en el encuentro latinoamericano de empresas
recuperadas por los trabajadores, el movimiento de expropiaciones y cogestión quedó
completamente aislado, y con ello la burocracia estatal, que como dijo Lenin tiene mil y un
vínculos visibles e invisibles con la burguesía, revirtió todo este proceso en su contrario. En
Invepal estallaron toda una serie de conflictos entre la burocracia estatal y los trabajadores
que terminaron en la intervención del gobierno y en el fin del control obrero a comienzos de
2006. Así, a finales de 2006 la única empresa de las expropiadas en Venezuela que producía
bajo control de los trabajadores era Inveval con enorme esfuerzo y paciencia de sus
trabajadores ante tanta demora tras más de un año desde la expropiación. En las demás
empresas, mil y un trabas burocráticas paralizaban su funcionamiento, o que éste se hiciera
bajo control de los trabajadores o ambas cosas. De este estado de cosas es responsable tanto
la burocracia estatal burguesa heredada de la IV república como la que ha surgido en la V
república. La propuesta de expropiaciones y cogestión de Chávez de disolvió en el seno del
aparato estatal que revirtió todas esas medidas.

ES POSIBLE UNIFICAR DE NUEVO LA UNT SOBRE LA BASE DE LA LUCHA UNITARIA DE LA CLASE OBRERA
POR LA EXPROPIACIÓN DE LOS CAPITALISTAS.
¡TIENEN QUE EXISTIR NO UNO, SINO CIENTOS Y MILES DE SANITARIOS MARACAY!

Ahora, en 2007, la Revolución Venezolana está ante una situación inmejorable para que la
dirección de las diferentes corrientes de la UNT aprendan de los errores de los últimos dos años
y sepan canalizar todo el potencial de la clase trabajadora hacia la revolución socialista en
Venezuela, esto es a la expropiación de los capitalistas, la desaparición del Estado burgués y su
sustitución por un Estado revolucionario al frente del cual esté la clase trabajadora. La tarea
central de la UNT ahora mismo es la extensión de la toma de empresas y ocupaciones y su
puesta a producir bajo control obrero. Tienen que existir no uno, sino cientos y miles de
Sanitarios Maracay. Como demostró la marcha del pasado día 8 de febrero la clase trabajadora
tiene el ánimo y la disposición para ello. Incluso el gobierno bolivariano que envió al ministro
de trabajo a la marcha, con el beneplácito del presidente Chávez. ¿En qué país del mundo el
gobierno envía a un ministro en apoyo a una marcha a favor de nacionalizar empresas? No le
faltan ganas ni coraje a los trabajadores venezolanos sino un plan de lucha para expropiar
desde la base, de un modo revolucionario a los capitalistas.
En primer lugar siguiendo el ejemplo de Sanitarios Maracay tanto los trabajadores de la
CANTV o de Sidor, Aeropostal y muchas otras que están en conflicto o demandando su
nacionalización no deben esperar a la expropiación del gobierno y deben elegir ya comités de
fábrica para ejercer el control obrero de la producción, como paso previo a la gestión obrera de
la empresa.

HAY QUE FORMAR COMITÉS DE FÁBRICA EN TODAS LAS EMPRESAS PÚBLICAS Y PRIVADAS
PARA EJERCER EL CONTROL OBRERO DE LA PRODUCCIÓN

La UNT debería hacer una campaña nacional para extender los comités de fábrica a todas las
empresas del país, tanto nacionalizadas como privadas, para instaurar el control obrero de la
producción. Respecto al papel de los comités de fábrica hay sectores dentro de la UNT que
temen su extensión. Equivocadamente han señalado que los comités debilitan la organización
sindical de los trabajadores y la propia UNT. A estos camaradas cabe hacerles una pregunta:
¿acaso el comité de fábrica elegido en Sanitarios Maracay en asamblea por los propios
trabajadores no ha servido también para fortalecer el sindicato en la propia empresa? Desde
luego que sí. No hay contradicción entre un sindicato de empresa y un comité de fábrica, sino
que se complementan, como bien muestra la experiencia de Sanitarios Maracay.
El debate sobre las elecciones dentro de la UNT ha paralizado al movimiento obrero
Venezolano para las tareas que demanda de él la revolución. La marcha del día 8 muestra que
es posible la unidad de la UNT: dos sectores que estaban enfrentados como es la corriente
CCURA y la FBT marcharon juntos por las calles de Caracas por la nacionalización de Sanitarios
Maracay, CANTV, la electricidad de Caracas, Sidor y otras empresas. La CMR ha planteado que
sólo es posible la unidad de la UNT sobre la base de la unidad en la lucha, en la acción. Hay
que seguir por ese camino.

¡POR UNA JORNADA NACIONAL DE TOMA Y OCUPACIÓN DE FÁBRICAS!

Para la CMR es necesario que la UNT organice tomas y ocupaciones de empresas masivamente
en toda Venezuela, que se podría concretar en una jornada nacional de tomas y ocupaciones.
Para ello es necesario prepararlo antes con una Conferencia extraordinaria de la UNT sobre el
socialismo, la toma de empresas y el control obrero en la que participen todos los sectores de
la central y que organice ese plan de lucha. Al mismo tiempo esa conferencia elegiría una
coordinación provisional de lucha que dirigiera esa jornada nacional de tomas. Sobre esa base
sería posible unificar a todos los sectores de la UNT. Si esto se llevara a cabo, dentro de unos
meses habría condiciones de realizar elecciones en la UNT, pero esta vez sobre la base de una
dirección que se ha ganado el derecho de serlo en la lucha y como tal es reconocida por los
trabajadores y sobre un avance enorme en dirección al socialismo de la clase trabajadora
venezolana.
Todo ello depende de los dirigentes de la UNT. En su mano está que no se repitan los errores
de 2005 y 2006 y que este año 2007 marque el año de la revolución socialista en Venezuela
con la irrupción de la clase trabajadora al frente de la misma. Si eso se da, la marcha del día 8
de febrero marcará el comienzo de un año histórico.

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