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Sectas religiosas.

Secta es un grupo o movimiento, que exhibe una devoción excesiva a una persona, idea
o cosa y que emplea técnicas antiéticas de manipulación para persuadir y controlar (a
sus adeptos); diseñadas para lograr las metas del líder del grupo; trayendo como
consecuencias actuales o posibles, el daño a sus miembros, a los familiares de ellos o a
la sociedad en general. Dado que la capacidad para explotar a otros seres humanos es
universal, cualquier grupo puede llegar a convertirse en una secta. Sin embargo, la
mayoría de las organizaciones institucionalizadas y socialmente aceptadas, tienen
mecanismos de autorregulación que restringen el desarrollo de grupúsculos sectarios.

Las sectas religiosas se definen como grupos religiosos radicales, por lo general
pequeños pero con alto índice de expansión, integrados por hombres y mujeres
asociados voluntariamente tras una conversión religiosa. Se caracterizan por ser grupos
altamente excluyentes que se colocan en contra de otras posiciones culturales-religiosas,
en los cuales se desarolla una notable pérdida de identidad en sus miembros, creando
una especie de mundo interno en el que el o los líderes poseen el control total del grupo.
Los grupos más fanáticos se atienen a conceptos cerrados, rígidos y conservadores,
ajenos a la moderna pluralidad y tolerancia religiosa, se separan del mundo
espiritualmente, por voluntad propia, y crean una facción que defiende y promueve sus
valores por encima de los demás.

En muchos casos se atraen a los nuevos miembros predicando soluciones fáciles a los
problemas de la vida, salidas inmediatas a situaciones de opresión personal o crisis
depresivas, el pasaporte al paraíso luego de la muerte o la iluminación en vida.

Los líderes de este tipo de grupos poseen habitualmente una fuerte y carismática
personalidad, e inducen a sus miembros a creer en una verdad «más profunda» que la de
las demás personas o religiones, utilizando lo que vulgarmente se conoce como lavado
de cerebro. Logran así que en forma paulatina los seguidores obedezcan ciegamente el
dogma, sin espacio para opiniones o sentimientos personales de libertad de criterios,
abandonando gradualmente el propio discernimiento.

Está presente así, dentro de algunas sectas, el lavado de cerebro, el control mental, la
persecución, la explotación humana y sexual, la esclavitud y diversas formas de abusos,
desde el punto de vista sociológico.

Aunque el vocablo «secta» esté relacionado a grupos que posean una misma afinidad,
con el paso de los años ha adquirido una connotación más relacionada a grupos
radicalizados, generalmente religiosos. Pueden tener o no, un historial judicial en uno o
varios países por manipulación mental o por ser grupos de corte destructivo. En algunos
paises, las consideradas sectas no estarán reconocidas o autorizadas. De manera general,
una secta está mas centrada en el culto personal al profeta o líder, del grupo.

Así, en Europa la palabra secta se ha concebido derivada principalmente del latín seqüi:
‘seguir’. Se trata de seguir a un maestro, a un líder. En muchas sectas así sucede.

Cuatro organizaciones calificadas como secta, han conseguido antes del siglo XXI
inscribirse como confesión religiosa en el Ministerio de Justicia español: Adventistas
del Séptimo Día, Hare Krishna, testigos de Jehová e Iglesia Palmariana.
Según la exparlamentaria, politica, escritora, profesora y columnista Pilar Salarrullana,
miembro de la Comisión del Congreso de los Diputados para el estudio de las sectas, el
verdadero motivo para inscribirse en el registro del Ministerio de Justicia es por las
ventajas fiscales que aporta y la imagen de seriedad que imprime.

Otros de los peligros de las sectas, afirma la autora, son el aislamiento social que
propugnan, el radicalismo religioso y la persecución de críticas formuladas en su contra.

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