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AÑO II NÚMERO XV EDICIÓN DE AGOSTO DEL 2009

/ DANIEL ROJAS PACHAS / JOSÉ MARTÍNEZ FERNÁNDEZ / ROLANDO GABRIELLI /


ARTURO RUIZ / CARLOS AMADOR MARCHANT / DANIEL CARRILLO / ARTURO RUIZ /
CAMILO MONTECINOS / CRISTINA CASTELLO / JOSE FERNANDO REIG
REVISTA CINOSARGO 1

Editado en Arica- Chile 2009


Diseño: Daniel Rojas Pachas
Cinosargo
Contacto: carrollera@gmail.com
Web: www.cinosargo.cl.kz

Editorial Cinosargo by Daniel Rojas Pachas


Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras
derivadas 2.0 Chile
REVISTA CINOSARGO 2

Director:
Daniel Rojas Pachas
Coordinadores.
Milvia Alata y Daniel Rojas.

Redactores:

• Daniel Rojas P.
• Milvia Alata
• Arturo Volantines
• Violeta Fernández
• Oliver Beltrán
• Rolando Gabrielli
• José Martínez F.
• Victor Sampayo.
• Wilfredo Carrizales
• Dios Pérez.
• Soledad Díaz E.
• Juan Carlos Gómez

Colaboradores externos:

• Grupo MAL.
• Comics Engranaje.

La Revista Cinosargo esta en línea desde el día 17


de mayo del presente año, alojada en la
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Revista Cinosargo
Copyright © Daniel Rojas 2008 - 2009
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EDITORIAL.

CINOSARGO TIENE LA PALABRA!!!!!!!!!


Daniel Rojas Pachas
Director de Revista Cinosargo.
18/07/09
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La Misteriosa Llama de la Reina Loana: U


Por Daniel Rojas Pachas

Es importante dar inicio a esta lectura de la novela de Eco, “La misteriosa llama de la Reina Loana”
destacando la ineludible referencia e importancia que el italiano ha dado al comic book a lo largo
de su carrera. Tanto en su quehacer creativo en forma de interdiscursividad o trasfondo, como en
el ámbito teórico con títulos como “Apocalípticos e integrados” específicamente dedicados a
analizar esta disciplina, la noción que sus páginas nos entregan con respecto al noveno arte, es la
de un universo textual complejo, gracias al cual se pueden abordar múltiples facetas de la cultura
al punto de pensar en términos de un nuevo discurso mítico.

En el caso particular de “La misteriosa llama…” novela que motiva esta reseña, vemos a Eco aludir
a una gran galería de personajes e historias provenientes de diversas partes del mundo aunque
principalmente de Norteamérica. Éstas se acompañan a lo largo del texto con fotogramas de las
portadas o viñetas respectivas y se les ubica a la par con textos canónicos como las novelas de
Dumas y Salgari. Hay que añadir también, que la gran mayoría de comics revisados, son un
producto cultural situable dentro del contexto de la primera mitad del siglo recién pasado, bajo el
alero de las guerras mundiales y el surgimiento del fascismo en Italia, esto determina el fin
comunicativo que muchos de los materiales revisados, tuvieron en su momento, lo cual sólo varía
de acuerdo al autor, país de procedencia y filiación política. Hay algunos con un claro afán
propagandístico, otros de corte social, satírico o llana entretención; lo cual arroja un panorama fértil
de intertextualidades provenientes del mundo pop que tributarios de un doble código y en clave
kitsch, se complementan con el llamado arte culto y la novela de sillón, en la tarea de educar
sentimentalmente a toda una generación de eventuales destinatarios.

En tal medida, los receptores de ésta novela, podemos acceder por medio de la trama y sus
estrategias tanto textuales como visuales, a otra mirada del desarrollo cultural de la península
itálica, Europa y el occidente de la contemporaneidad; en éste caso, bajo el prisma de un adulto
que posee una situación muy peculiar, el personaje protagonista de Eco, Giambattista Bodoni,
también denominado "Yambo" sufre un accidente vascular encefálico que le hace perder la
memoria episódica, en otras palabras todo recuerdo asociado a sus sentimientos, más no así a un
conocimiento semántico que podemos calificar de enciclopédico, de manera que Eco construye
una verdadera estrategia semiótica en este ser de ficción, postura que el crítico José García Landa
comparte: (…)como estrategia narrativa es ciertamente sugestiva, y está magistralmente llevada
por Eco. Claro que inocente del todo no es la estrategia... lo que nos encontramos es un personaje
diseñado a medida para ejemplificar algunas de las ideas de Eco sobre el conocimiento
enciclopédico, o más exactamente sobre el conocimiento público de la Comunidad (Landa 2007:3)

Gracias a Yambo, situado en un presente despersonalizado producto de la perdida de su memoria


emocional o episódica, los receptores del mensaje literario, ingresamos a la búsqueda de este
hombre por dar sentido a su existencia y proyección a la misma en base a una extensa
enciclopedia sin contexto inmediato.
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Umberto Eco y la otra mirada al comic.

Revalorando así, una serie fecunda de productos populares y masivos que descansan como
retazos de su pasado, en el abandonado hogar infantil ubicado en una ruinosa residencia en
Solara, la que junto a fragmentos de intrahistoria, guarda testimonios del mundo entre ítems
vintage y de colección.
Los comics y la imagen privilegiada de Flash Gordon, uno de los universos de ciencia ficción y
aventura mayormente aludidos por Eco en su obra, cumplen de éste modo, un papel indispensable
al determinar quién fue Bodoni, el protagonista que en términos de Barthes podemos calificar
como un yo que: no es un sujeto inocente, anterior al texto, que lo use luego como un objeto por
desmontar o un lugar por investir Ese 'yo' que se aproxima al texto es ya una pluralidad de otros
textos, de códigos infinitos, o más exactamente perdidos (cuyo origen se pierde)”. (Barthes
1986:6) Por tanto, la voz principal de la novela se nos presenta como un sujeto cruzado por una
diversidad de textos en la medida que creció viéndose afectado como tantos otros, por la
recepción, íconicidad, rupturismo, censura o utilidad propagandística de estos medios de masas y
forma particular de arte; edificando un ideolecto complejo y rico, digno de ser interpretado con
detenimiento por la teoría semiótica.
Al realizar un complejo análisis semántico del comic book y su rol en la obra, destaco los tres
aspectos de este nivel del signo: el social, dialéctico y simbólico encontrando una serie de
relaciones que van desde la revelación infantil ante el totalitarismo e intervención demagógica de
Mussolini, (..)si exceptuamos a Gordon. Las reproducciones, sacadas quizá directamente de las
publicaciones americanas, sin pagar derechos, estaban mal impresas, a menudo con los trazos
confusos, los colores dudosos. Por no hablar de otras páginas, tras la prohibición de las
importaciones desde las costas enemigas, cuando el Hombre enmascarado se presentaba con
una malla verde, imitado malamente por un dibujante italiano, y con otras señas de identidad (Eco
2005: 267)
Al descubrimiento de la identidad sexual y el erotismo que sufre un pre-adolescente al confrontar
el para nada solapado escote y largas piernas de Dale Arden o las novias de turno del Agente
secreto X9: No podía decir si ésa era la imagen mas erótica que hubiera visto nunca, pero sin
duda (…) era la primera (Eco 2005: 271)(…) Una pierna que asoma de una largo y suave vestido
casi transparente y pone de relieve las curvas del cuerpo. Si aquélla había sido una imagen
primordial, ¿habría dejado una huella? (Eco 2005: 271)
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Asimismo es importante destacar el vaso comunicante que Eco hace entre Flash Gordon, La Odisea y la
Divina Comedia o la preponderancia dialéctica que da en general a una existencia textual incluso por
encima de la realidad sensible al analogar la llegada al paraíso o nirvana con la síntesis de uno mismo,
que al leerse y más aún al escribirse, educado sensiblemente por el llamado arte culto y el kitsch de
manera indistinta, encuentra su Aleph haciéndose consciente de lo fragmentario de la identidad, aún
cuando tal revelación llegue demasiado tarde abriendo la gran hiperbiblioteca que constituye la memoria.
Y al fin, gran Dios, he visto como el apóstol, he visto el centro de mi Aleph desde donde se divisaba no el
infinito mundo, sino la cartilla de mis recuerdos. (Eco 2005: 457)
Para Eco; el territorio textual se presenta como la verdadera realidad y la única posibilidad de equilibrio;
esto se aprecia en los pasajes transcritos que muestran a un Bodoni resignado abrazando la escritura de
su existencia de forma autónoma y plena: Ya lo sé, me entrego una vez más a mi memoria de papel, pero
no pienso en la reina Loana del tebeo, sino en la mía, la que anhelara yo de modos muchos más etéreos,
(…) Estoy encarcelado en mi aislamiento caliginoso en este feroz egotismo. Entonces si tal es mi
condición, ¿por qué establecer una diferencia entre mamá, Angelo Oso y la reina Loana? Vivo una
ontología deshilachada. Tengo la soberana potestad de crear mis propios dioses y mis propias madres.
(Eco 2005: 457)

En conclusión, el mundo posible que cada historieta propone, llena de criaturas del espacio, animales
antropomorfos, superhombres, magos y megalómanos interplanetarios, lejos de tener un trivial o curioso
objetivo como presencia dentro de la trama que Eco estructura, pretende tal como expuse desde un
principio, dar a conocer a través de Yambo y su problemática personal, una situación que más bien
afecta a toda una generación, la del personaje que en gran medida se condice con la experiencia del
autor extratextual o de carne y hueso. Eco, en más de una ocasión, ha revelado su pasión como
coleccionista y su afán académico por analizar productos inusuales para el canon; esto sin embargo; no
excluye para nada en la mirada proyectiva del creador, a los antecesores y sucesores de tal grupo
etario, de manera que todas las variables y percepciones se visualizan, las de aquellos no afectos al
comic y los medios de masas directamente, como los nacidos y formados al alero de estos medios de
modo irrevocable. Los primeros están caracterizados en el relato por el abuelo del librero, y aparecen
justamente reacios a adoptar estos productos como parte de la cultura, otorgan una mirada juiciosa que
demoniza el arte visual de los comics otorgándoles el carácter de fuente estupidizante y banal, los
segundos por otra parte, corresponden dentro del texto a los nietos del protagonista y extratextualmente
a muchos de los eventuales receptores de la novela, lector empírico inmerso y al corriente de estos
signos, al punto de adherir a ellos como lo más cotidiano y directo, pues en el devenir, estos diseños
narrativos han llegado a ser parte de nuestros referentes formativos, en tal medida, el noveno arte cobra
un sentido mítico y existencial dentro del mundo en que vivimos. Esta afirmación, lejos de ser exagerada
y arbitraria, es consecuente con la noción que el semiólogo italiano sostiene. Umberto Eco ha intentado
en su obra, una definición mucho más amplia que la lingüística; que concibe la historieta como un
sistema que constituye un orden secundario, es decir, un sistema parasitario de signos connotativos, que
funciona dentro de un primer sistema denotativo: el del habla y la imagen (Baur1978: 23). Desde el punto
de vista de la semiótica en cambio, Eco nos provee un concepto más preciso; “la historieta es un
producto cultural, ordenado desde arriba y que funciona según toda la mecánica de la persuasión oculta,
presuponiendo en el receptor una postura de evasión que estimula de inmediato las veleidades
paternalistas de los organizadores (...), así, los comics, en su mayoría, reflejan la implícita pedagogía de
un sistema y funcionan como refuerzo de los mitos y valores vigentes”. (Eco 1985:299)
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Podemos entonces, entender esta postura frente al comic como una visión que parte bajo la
mirada de las teorías de la semiótica para adentrarse en las intenciones político-sociológicas
de una cultura, aproximación que nos da pie a indicar la relación directa entre significantes y
los valores e ideologías sociales que subyacen en una determinada época; Eco por tanto,
nos invita a entender el noveno arte, como una realidad semiótica no desprovista de una
intencionalidad cultural y formativa implícita.
En síntesis, la suma de todos los factores revisados demuestra una mirada extensa y
persuasiva que Eco nos quiere dar en torno al comic y su importancia formativa y expresiva
para el hombre contemporáneo. El mismo creador señala lo siguiente: La necesidad del
Comic desde el sigo XX al XXI ha cambiado, importante es mencionar la esencia que estos
tenían en la II Guerra Mundial, no sólo en Estados Unidos, si no que en los otros países
afectados como por ejemplo Japón. En Japón, el manga se utilizó para contar relatos bélicos
donde los orientales ganaban y se enaltecían, pero estos fueron prohibidos por el ejército
norteamericano, y la necesidad de manga de post guerra fue la evasión del horror de la
bomba atómica de modo barato y simple. Las necesidades a partir de los ’70 cambiaron y el
comic ahora pretende relatar hechos históricas de forma alternativa (Ucronismo). El mundo
del Comic influyó fuertemente en lo diferentes medios de comunicación y en el pasar de las
vidas de sus adeptos, ilustrando de forma certera y enfática lo que el dibujante desea
mostrar, observación de la realidad desde balcones o ángulos imposibles. Lo que en la obra,
se traduce en una estrategia intertextual más, para constituir un recorrido semiótico y
sociológico por la historia del mundo, Europa y específicamente Italia. Eco se refiere a toda
una generación de adultos que vivió los embates de la primera mitad del siglo veinte; las
guerras mundiales y el fascismo de Mussolini. De modo que, al eliminar el factor personal y
emocional podemos situar las condiciones de Bodoni, la perdida de su memoria episódica y
la inmensa red semántica que posee bajo un contexto claramente demarcable, Italia,
logrando en el diálogo con su historia, una decodificación y mirada en contraste con la visión
que aquel hombre adulto sostiene y representa. Yambo es un espécimen propio de un tiempo
y espacio, desnudo ante los signos que forjaron su identidad y la de sus contemporáneos,
pero desde la perspectiva del sujeto como texto; plagado de intertextualidades que aluden a
nuestro pasado en común, presente y futuro, nos es valido evaluar nuestra propia
experiencia y realidad. Por ello, la historia no se cierra allí, es extensible a otros contextos y
vidas. Si transponemos el recorrido como el mismo Eco señala, a la experiencia japonesa de
la guerra y postguerra o cualquier otra que el arte en todas sus formas y medidas invita a
reformular y replantearse, podemos pensar la experiencia estética como “participación y
curiosidad desde la diferencia”
Autor: Daniel Rojas Pachas.
Publicado en: Cinosargo.
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No contaban con su astucia


Por Daniel Carrillo
Tras su muerte, el 15 de julio de 2003, Roberto Bolaño
se convirtió en mito y fenómeno literario, lo cual
probablemente no debería extrañar demasiado. Y es
que la vigorosa costumbre de tener a todos los muertos
por buenos se extiende también a los artistas. Claro que
aquel concepto de “bueno” en general muta desde su
connotación moral a la estética.
Incluso así, sin embargo, la benigna suerte post-mortem
de Bolaño parece no cuadrar completamente. Porque
este chileno a la mexicana fue ante todo un “escritor
literario”, como se dice, en un principio muy ajeno al
mainstream libresco y un outsider para el gran público
de los best sellers. Incluso, como él mismo reconoció,
nunca puso mayor esmero en pensar en sus potenciales
lectores a la hora de crear sus textos.
Así, Bolaño era casi un desconocido en Chile al momento de morir. Y el que la conductora de televisión
Carolina Zúñiga se confundiera frente a las cámaras y anunciara la muerte del “Chavo del Ocho” (Roberto
Gómez Bolaños, “Chapulín colorado”) cuando en realidad el difunto era el escritor va más allá de la
anécdota.
Por lo mismo, sumando todo esto, cae de cajón preguntarse qué es lo que realmente están leyendo los
bolañomaníacos en sus libros.
Más allá de esta duda razonable –razonable tal vez a duras penas, porque está claro que cada cual lee lo
que quiere y como quiere-, un buen faro para alumbrar la figura de este escritor de pelo revuelto, flacuchento
y desgarbado es revisar lo que él mismo dijo de sí y su arte, más allá de sus novelas, cuentos y poemas.
“Bolaño por sí mismo”, selección y edición de Andrés Braithwaite con prólogo de Juan Villoro, da luces sobre
sus gustos, costumbres y manías a través de una serie de entrevistas publicadas en diversos medios.

Lo primero que puede destacarse de este material es la reivindicación que hace Bolaño de la figura del
escritor como un perdedor no sólo resignado, sino que consumado. “Tener el valor, sabiendo previamente
que vas a ser derrotado, y salir a pelear¬: eso es literatura”, declara. Y más adelante agrega: “No creo en el
triunfo. Nadie, con dos dedos de frente, puede creer en eso. Creo en el tiempo. Eso es algo tangible, aunque
no se sabe si real o no, pero el triunfo, no, de ninguna manera. En el campo de los triunfadores uno puede
encontrar a los seres más miserables de la Tierra, y hasta allí yo no he llegado ni me veo con estómago para
llegar”. Junto con esta verdadera declaración de principios aparecen pistas sobre su biografía, su vida
familiar y su deambular por el mundo. Por ejemplo, relata su partida a México cuando tenía 15 años, su paso
por distintos trabajos, entre ellos descargador de barcos en Francia y vigilante nocturno de un camping cerca
de Barcelona, que reconoce como el oficio en que mejor se ha desempeñado. Punto aparte merecen sus
referencias al gran cambio que le significó el nacimiento de sus hijos y su idea recurrente de “matar al
padre”, además de detalles sobre su proceso creativo y su creencia de que más importante que los viajes,
para un escritor es imprescindible tener una buena biblioteca. “Un libro es la mejor almohada que existe”,
dice por ahí, aludiendo al gusto que le daba dormirse leyendo.
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CINOSARGO TIENE LA PALABRA... EL SONIDO Y LA IMAGEN...


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Polemista de peso pesado, tampoco se dejan de lado algunas de sus cáusticas opiniones sobre sus
colegas de letras chilenos.

“Chile es hoy un país donde ser escritor y ser cursi es casi lo mismo. Los escritores chilenos actuales
que están en el hit parade (los narradores y supongo que también los poetas) son muy malos y todo
el mundo sabe que son muy malos (y además de malos: trepas, plagiarios emboscados, tipos
capaces de todo por conseguir un trozo de respetabilidad, cuando la verdadera literatura debe
alejarse de la respetabilidad), pero nadie lo dice. No sé por qué razón, pero nadie lo dice, al menos no
públicamente. Yo espero que los jóvenes que tomen el relevo cambien este panorama tan pacato y
provinciano”, dispara. Y los cartuchos no acaban, como lo demuestra en una entrevista en México
para Revista Playboy.

“¿No cree que si se hubiera emborrachado con Isabel Allende y Ángeles Mastretta otro sería su
parecer acerca de sus libros?
-No lo creo. Primero, porque esas señoras evitan beber con alguien como yo. Segundo, porque yo ya
no bebo. Tercero, porque ni en mis peores borracheras he perdido cierta lucidez mínima, un sentido
de la prosodia y del ritmo, un cierto rechazo ante el plagio, la mediocridad o el silencio.
¿Cuál es la diferencia entre una escribidora y una escritora?

-Una escritora es Silvina Ocampo. Una escribidora es Marcela Serrano. Los años luz que median
entre una y otra.”
La juventud revolucionaria de Bolaño tampoco se pasa por alto y quedan marcadas las líneas en
donde confiesa que en 1973 se sintió traicionado por Salvador Allende.

“Recuerdo que el 11 de septiembre, en un momento, estoy esperando que me den armas para ir a
luchar y escucho que Allende dice en su discurso poco menos, entre líneas, váyanse a sus casas, ya
pasará el tiempo y volverá a caminar el hombre nuevo por las alamedas abiertas. A mí en ese
momento me pareció algo terrible, casi una traición que nos hacía Allende cuando los jóvenes
estábamos dispuestos a pelear por él. Con el tiempo, ésa es una de las cosas que ha ennoblecido a
Allende: evitarnos la muerte, aceptar la muerte para él mismo pero evitárnosla a nosotros. Yo creo
que lo ha agigantado de una manera inmensa”.
En fin, en estas entrevistas Bolaño habla prácticamente de todo, en un ejercicio que, como Juan
Villoro resalta en el prólogo, se equipara a la utilidad que tiene la caja negra de los aviones.
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LA PRIMAVERA DE LOS POETAS EN COPIAPÓ


Mujer el mundo esta amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosas en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma.
(Autor: Vicente Huidobro)

En la sala Oriel Álvarez de la biblioteca Pública de Copiapó, el día 6 de agosto se vivió una verdadera fiesta de la
primavera con los mensajeros de la poesía: escritores y poetas, de La Serena, Coquimbo, Los Vilos, Vicuña, Ovalle,
Santiago, Vallenar, Copiapó, Chañaral y Antofagasta, realizaron un circuito literario como los que se hacen en España y
Francia. Anticiparon la estación de las flores y l se dieron cita para entregar con emoción sus textos literarios.
La apertura del acto cultural se inició con un homenaje al poeta chileno Vicente Huidobro, luego el poeta serenense
radicado en Francia Rodrigo Durán dio lectura a sus poemas en castellano y en francés, continuaron con la lectura
Yanny Morales, Dina Moreno, Nalky Pesenti, Bernardo Tapia, Susana Pacheco Julian González, Gladis Carvajal, Deloi
Nédito, Magdalena González , Hilda Olivares, Silvia Godoy, Andrea Cortés, Raúl Ocaranza; Sebastián Villalobos, Darío
Campusano, Irma Naranjo, Ricardo Ponce, Ana Villegas, Jaime Castillo, y Arturo Volantines Reinoso.
Creo no equivocarme por los momentos vividos y el ambiente tan grato al pensar que, todos esperan más poesía, eso
es muy importante porque todavía existen personas sensibles deseosas de escuchar o escribir poesía, dispuestas a
soñar, o viajar al infinito sintiéndose interpretado en los versos leídos.
La música despertó entusiasmo en la gran cantidad de público que copó el salón, primero con la poesía y luego las
canciones de Héctor López, acompañado de su guitarra.(De la agrupación de no videntes de Copiapó)
Pablo Tamblay incendió la chispa con sus décimas y la curiosidad de los asistentes por su rabel y el guitarrón.
Excelentes los músicos copiapinos, merecen nuestro respeto. Héctor por la superación personal, ya que sus
dificultades físicas no son impedimento para demostrar su alegría de vivir y participar con entusiasmo en las actividades
de la Biblioteca.
Pablo, que ha paseado su rabel construido por sus manos en Chile y que siempre esta dispuesto a compartir sus
creaciones en décimas y difundirlas junto a sus romances que acompaña del guitarrón, verdadera emoción causa en el
auditorio. Felicitaciones a todos mis colegas poetas por esa dos horas delirantes de la palabra, en que expresaron
sentimientos y emociones, donde Arturo Volantines con su poema titulado,”La muerte de Copiapó”, dio un remesón a
las conciencias de los copiapinos que nos hemos dejado avasallar por las cosas mediáticas, restándole importancia a
otras que forman parte de nuestro patrimonio.
Ante la visión surrealista del poeta pasaron como en un espejo Chañarcillo, el Padre Negro, Tololo Pampa, el Río
Copiapó, los pueblos originarios. etc. Todo aquello que en el pasado fue crepitante en el centro de las vidas y que hoy
pervive en los recuerdos de los más ancianos y que palpita en los recuerdos de la niñez perdida. Queda claro que el
poeta sigue siendo un visionario, un soñador de mundos mejores que tiene muy bien puesto los pies en la tierra para
transmutar al verso las bondades y anomalías de la existencia humana.

Esta fiesta de la poesía, tuvo una verdadera acogida desde sus inicios y Arturo Volantines, coordinó con agrupaciones
literarias, Mediodía en Punto de Vallenar, Liq mallín de Ovalle Sociedad de Creaciones Literarias (Sal) de Coquimbo,
Movimiento Literario Siglo XXI y Amigos de la Biblioteca Pública Regional. El respaldo de las organizaciones ha sido
importante porque estas actividades no se han financiado con ningún proyecto. Por lo tanto es meritorio agradecer el
esfuerzo y empeño de las organizaciones para hacer cultura.
Esperamos contar a futuro con otros circuitos poéticos para despertar un poco el adormecido Copiapó.

Nélida Baros Fritis.


Copiapó 7 de agosto 2009
REVISTA CINOSARGO 13

Jorge Luis Borges: la palabra universal


¿Un ciego con luz, o un lúcido enceguecido?
Por Cristina Castello
«Sentí en el pecho un doloroso latido, sentí que me
abrazaba la sed»
J. L. Borges, de «El Inmortal»
Jorge Luis Borges es una metáfora de sí mismo. Es uno de los escritores más destacados del
siglo XX y un emblema de su patria argentina, donde todos lo nombran pero pocos lo leyeron.
Niño prodigio, vivió su infancia vestido de niña por su madre, quien lo llamaba «inútil» e «infeliz».
Su erudición tiene pocos parangones. ¿Fue tan lúcido para descubrir la sacralidad de la vida,
como para escribir? ¿O la lucidez dañó esa parte del espíritu donde está escrito que nada de lo
humano debería ser extraño?
Pocos artistas son tan amados y aborrecidos. Y se comprende: los versos de Borges son
sagrados, pero su boca fue incontinente. Calificó a Federico García Lorca, como un «poeta
menor», y de la misma forma honró a los vates de la Generación del XXVII española; no se
privó de críticas a Julio Cortázar; de Cien años de soledad, de García Márquez dijo: «Lindo
título, ¿no?». Fue implacable con Charles Baudelaire, se ensañó con Pierre Corneille –autor de
«El Cid»– y con Isidore Ducasse (el Comte de Lautréamont).
Más: al ritmo de cada sorbo de su té inglés calificó a Arthur Rimbaud como «un artista en busca
de experiencias que nunca logró», y criticó salvajemente a André Breton, potencia de
imaginación y poesía; y, aunque nacido en las pampas, su anglofilia era tan fuerte como su
franco fobia (Juan José Saer dixit). Demasiado, Mister George.
Su sed, su sed eterna. Este 24 de agosto, se cumplen 110 años de su nacimiento, y la pregunta
de siempre sigue en pie: ¿Tuvo sed de poesía, o, también –y sobre todo– de sentirse amado
por una mujer? Él, la pluma universal, tuvo amores imposibles y sufrió como los personajes de
las novelas más vulgares, que despreciaba. Hasta que llegó su cauce: María Kodama, con
quien tuvo una unión en el misterio.
Mente prodigiosa, en «El jardín de los senderos que se bifurcan», propuso –sin saberlo– una
repuesta a un problema de la física cuántica. Y toda su vasta obra fue un hito, como disparador
de la fantasía de lectores y gentes de letras.
A la par, si bien en su momento condenó a Adolfo Hitler y a Benito Mussolini, después hizo loas
de autores de crímenes de lesa humanidad: Francisco Franco, Jorge Rafael Videla y Pinochet,
entre otros. Asesinos, condenados en tal condición por la Justicia.
REVISTA CINOSARGO 14

Walt Whitman, su poeta más admirado


Más que por otros poetas, se sintió marcado por el enorme Walt Whitman. Pero, ¿qué asimiló
de él? La palabra de Whitman se batía por la libertad de los pueblos y la dignidad humana; la
palabra hablada de Borges defendía –también– la invasión-masacre norteamericana en
Vietnam.
Su obra de ficción, plena de ironía, es sobria y precisa pero, en general, tiene una gran
distancia con la vida viviente, como si lo que escribía hubiera pasado por su cerebro y no por
su sangre; está plena de símbolos, de metáforas tan ricas como poco comprensibles para la
mayoría; tiene un sentido metafísico, y muchas veces intensamente lúdico. «Historia
universal de la infamia» y «El Aleph», entre otras, son piezas maestras del siglo XX.
Borges fue uno de sus espejos de tinta. Un acertijo. Una suerte de estatua de sí mismo, un
monumento, un ser sin piel, por cuyos poros asomaba su inteligencia. Pero en la poesía que
escribió asoman sus venas terrenales, irremediablemente: [...] Sin que nadie lo supiera, ni el
espejo, /ha llorado unas lágrimas humanas. /No puede sospechar que conmemoran /todas
las cosas que merecen lágrimas (de «La cifra»).
La poesía es una voz: la vida viva. Ni siquiera este hombre de la esquina rosada, pudo
esconderse tras los muros de cristal del poema. El poema no tiene tapias: es revelador.
La hora de la espada:
Borges, Pinochet y Videla
Amaba la música de Pink Floyd, de Los Beatles, de los Rolling Stones y de Brahms. Adoraba
a «Bepo», su gato. Mientras, aplaudía al gobierno que hizo desaparecer a 30.000 personas
–luego de torturas satánicas–, durante el golpe de Estado de 1976 en Argentina. Abrazado a
su gato, Borges reclamó públicamente «cien años de dictadura militar».
REVISTA CINOSARGO 15

«Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le
manifesté mi simpatía por haber enfrentado las responsabilidades del gobierno», dijo en mayo
de aquel año. Se refería a la reunión que mantuvo con el genocida Jorge Rafael Videla, primer
presidente de facto de aquella etapa; había asistido, presuroso, con Ernesto Sábato, quien fue
después defensor de los derechos humanos: los rictus de la vida.
El tiempo hizo su juego y en1980, con o sin el gato «Bepo», recibió a las Madres y a las Abuelas
de Plaza de Mayo, gesto en el cual –aunque ella lo niega, discreta– hay una influencia evidente
de María Kodama. Entonces se mostró conmovido, y hasta indignado con los militares asesinos;
y reiteró esa conducta cuando, ya en democracia, se juzgó a los desaparecedores de seres
humanos: recién en ese momento quiso enterarse de los suplicios y muertes sufridos por sus
congéneres, y escribió una crónica para la agencia EFE. ¿Había despertado por fin su lucidez
para la fraternidad? Ojalá.
Pero las palabras son una suelta de pájaros: imposible remontarlas cuando vuelan a voluntad
del viento. ¿En cuántas personas influyeron sus primeras declaraciones? ¿Cuántas, sin
pensamiento propio, repitieron los conceptos del poeta sólo porque «lo dijo Borges»?
Paseó entre laberintos, espejos, libros de arena, ruinas circulares y bibliotecas de Babel.
Cultivadísimo –es una de las más grandes glorias mundiales de la literatura– se fue de este
planeta el 14 de junio de 1986, siempre en espera del Nobel. La condecoración que, orgulloso,
había recibido de las manos con sangre de Augusto Pinochet, fue un escollo insalvable para el
premio. Aquel día se alborozó con su flamante doctorado Honoris Causa de la Universidad de
Chile, y enarboló la hora de la espada. La hora de la espada, el discurso reaccionario de
Leopoldo Lugones, quien –con esas palabras– avalaba la siembra de muerte de los futuros
golpes de Estado.
Borges fue Borges, ni más ni menos, a pesar de haberse definido como anarquista. A los 17
había sido tildado de comunista, con la prohibición de entrar a Norteamérica. En realidad, sólo
había tenido un enamoramiento adolescente de la Revolución Rusa, fuente de inspiración para
el poemario «Los salmos rojos», que destruyó tres años después. Sólo se publicaron los versos
de la poesía que da título al libro, en la revista «Grecia», en un periódico de España y en otro de
Ginebra.
De su pecado de juventud sólo queda esa huella, y las cenizas de tantas estrofas incendiadas.
En 1983 anunció su suicidio en el diario La Nación, en el relato «Agosto 25, 1983». Por cierto
que no se quitó la vida; y justificó haber jugado con las palabras y con la opinión pública, en su
cobardía para auto inmolarse. ¿Buscaba con sus actitudes, la fama y el espacio que su país le
negaba como escritor? ¿Era un exquisito provocador?
Lúdico, me dijo en una entrevista que el deporte que más le gustaba era la riña de gallos; y con
su proverbial ironía bajo el aspecto de ingenuidad, se preguntaba por qué en el fútbol 22
hombres corren detrás de una pelota, en lugar de comprar 22 pelotas.
Se jactaba de haber tomado mescalina y cocaína en su juventud. Pero aquello no duró más que
un instante: su droga dura fueron los caramelos de menta, y su devoción, la merluza hervida.
REVISTA CINOSARGO 16

Travieso, guardaba billetes de 10, 50 y 100 dólares entre los libros de su Paraíso: la biblioteca.
A pesar de no haber creído en ningún dios, antes de morir rezó el «Padre Nuestro», porque
así lo había dictaminado muchos años antes, su madre. Doña Leonor Acevedo seguía
rigiendo el destino del hijo –el «inútil» e «infeliz»–, obediente hasta el último soplo, que exhaló
el 14 de junio del ’86.
«Me duele una mujer en todo el cuerpo»
Su padre lo llevó a un prostíbulo en Ginebra, para que ejerciera por primera vez como varón; y
desde entonces, el amor le fue una frustración. Muy amigo de Adolfo Bioy Casares, escritor y
caballero excelso y de una personalidad fuertemente seductora, Borges vivía a través suyo, lo
que la vida no le daba: la pasión de una dama. Se sentía el patito feo.
El nombre de una mujer recorrió el mundo en los versos borgianos: «Yo que he sido todos los
hombres, no he sido aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach». Matilde no existió
jamás: era el personaje de una novela ignota y de baja calidad, a quien él dio entidad
universal con su estrofa.
La soledad puede ser una telaraña.
A Elsa Astete Millán, su primera esposa, la conoció en 1931, cuando él tenía 32. La relación
fue terrible: sin amor, sin pasión, sin interés de ninguno de los dos por el otro. Ella se enamoró
de Ricardo Albarracín Sarmiento, dejó al poeta ciego y amante de las espadas, y se casó con
el candidato nuevo. Sólo después de decenios, Elsa relató aquel fracaso, sin mucha
elocuencia:
«No se dio», contó, apenas.
«Sólo la esperaba a ella», gimió el poeta a modo de narración.
Borges y María Esther Vázquez / Borges y Estela Canto
Para mitigar la espera, Borges se enamoró de Estela Canto –quien jamás lo amó–, de Silvina
Bullrich, de María Esther Vásquez, y más.
Y llegó 1965 –habían pasado más de treinta años– y el reencuentro con Elsa. Él ya estaba
casi ciego, tenía 68 años y ella 57. Sin que le importara su agnosticismo, se casaron por
iglesia: por amor, todo podía sacrificarse. Al menos eso creyó.
Doña Leonor Acevedo había influido una vez más: ?«¿Cada noche de su vida, antes de
acostarse, miraba tu foto», dijo a su futura nuera.
El matrimonio se terminó después de tres años, en 1970. Georgie se cansó: sin una palabra,
salió de la casa conyugal y no volvió jamás. Unos meses después, mientras paseaba con su
sobrino por la calle Florida de Buenos Aires, Elsa Astete Millán se cruzó con el escritor y lo
saludó:
«¿Quién es? », preguntó el poeta, ya totalmente ciego. «Es Elsa, tío», fue la respuesta
«¿Y quién es Elsa?», repreguntó Borges.
REVISTA CINOSARGO 17

Enterraba el amor, ¿el amor? ¿Fue Millán la pasión que le hizo escribir me duele una mujer
en todo el cuerpo? Todo hace pensar que no, pero... Qui sait?
Alcanzó la fama recién en la antesala de la vejez, a pesar de haber comenzado su vida
literaria como un superdotado. A los siete años había escrito en inglés un resumen de la
mitología griega; a los ocho, el cuento «La visera fatal», inspirado en un episodio del
Quijote; y a los nueve tradujo del inglés «El príncipe feliz» de Oscar Wilde. Su obra incluye
cuentos, ensayos y poesía. Fue un innovador, abrió senderos. No hay que olvidar que dos
de las grandes revoluciones de la lengua castellana, tuvieron su origen en la América
morena: una fue la de Rubén Darío y el modernismo; y la otra, la de Borges, a partir del
cambio que impuso a la narrativa. Además, hizo guiones de cine, crítica literaria y prólogos;
escribió en colaboración con otros escritores, y tradujo obras del inglés, francés, alemán,
anglosajón y escandinavo antiguo.
María Kodama, también su lectora
Era como Leonardo da Vinci, complejísimo y lleno de matices, con inteligencia fascinante e
imaginación enorme. ¿Era como el genio da Vinci? Así lo siente María Kodama.
Cultivadísima, escritora e incansable cancerbero de la obra del Maestro, ella amaba tanto
«su rostro de conejo» como verlo reír tal «un cachorro de tigre al sol».
«Ulrica», según él la llamaba –nombre nórdico que quiere decir «Osita»–, escuchó por
primera vez un poema del que sería su esposo, cuando tenía cinco años; lo conoció a los
12 y la relación amorosa empezó a finales de los’60, pero se hizo exclusiva, desde el adiós
a Elsa. «Osita» fue también un gran soporte de la actividad literaria y personal de Borges, lo
ayudó en la dirección de su colección «Biblioteca personal»; y escribieron juntos, en
colaboración, «Breve antología anglosajona» y «Atlas». Fue desenfadada, fresca y
espontánea con el Maestro: a pesar de su juventud, le discutía cosas que podrían haber
parecido una insolencia y que, sin embargo, a Georgie le gustaban y divertían. Y así la
disfrutó: libre como un animal en la selva, según ella se define, a costa de ser prisionera de
su libertad.
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Borges, su última morada


María fue los ojos a través de los cuales Borges descubrió geografías, amaneceres y obras
de arte presentidas pero vedadas para sus pupilas en penumbras. Hoy, el poeta descansa
–por su elección– en el cementerio Plainpalais (Ginebra), cerca de donde había tenido su
primera experiencia sexual, en aquel prostíbulo. Vaya coincidencia.
Y tantos amores frustrados, y tantos versos, y dos esposas, tan diferentes.
Elsa le había dicho: ¬«Georgie, aprovecha tu cuarto de hora; hoy estás en el candelero,
pero dentro de dos o tres años nadie se acordará de vos».
María lo acompañó hasta el final y hoy recorre el mundo, para mantener vigente y hacer
crecer la obra del poeta. Y no le debe de ser fácil: no es sencillo tener talento y ser la viuda
de un grande, en un país como Argentina, donde tantos quieren apropiarse del alma del
Maestro. ¿La amó? Nadie puede saberlo, el corazón del hombre es insondable, aún para sí
mismo.
Borges y María Kodama
-«Yo pronuncio ahora su nombre, María Kodama. / Cuántas mañanas, cuántos mares,
cuántos jardines de Oriente y de Occidente, cuánto Virgilio», le escribió, entre tantos
versos. Es como el ojo del huracán: serenidad y silencio cuando todo se arremolina a su
alrededor, dijo de su mujer.
«Y que nadie temiera», está grabado en la tumba de Jorge Luis Borges, un grande de las
letras y un poeta sin compromiso con la vida humana. Sediento, lúdico, incontinente verbal,
brillante, desamparado, a veces un niño. En los días anteriores a su muerte, contaba a su
esposa de los caramelos «toffee» que le compraba su abuela, hablaban de literatura y
estudiaban árabe.
¿Fue un hombre ciego pero con la lucidez a flor de alma, o la luz del conocimiento lo
encegueció? «Debo justificar lo que me hiere. /No importa mi ventura o mi desventura. /Soy
el poeta», había escrito. Quizás sea la mejor sentencia y la única conclusión.

*Cristina Castello es poeta y periodista, bilingüe (español-francés) y vive entre Buenos Aires
y París.
http://www.cristinacastello.com
http://les-risques-du-journalisme.over-blog.com/
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O’HIGGINS RECORDADO EN LA VOZ DE NICANOR PARRA


por José G. Martínez Fernández.

20 de agosto. Bernardo O’Higgins: el héroe mayor de Chile está de cumpleaños. Aquel que, en el decir de
Gabriela Mistral, debe ser amado como el más grande de los chilenos de siempre, vuelve a ser recordado en
esta fecha.

O’Higgins no es de UNO. Es de todos. En la literatura y en la música él ha entrado a ser materia, verbo, y


sueño-realidad. El poema que Neruda le dedicó sirvió de pedestal para que Sergio Ortega hiciera la
CANTATA SONORA AL PADRE DE MI PATRIA. Bastantes son los poetas nacionales y extranjeros que han
dedicado sus textos al Libertador.

Entre los nuestros destacan: Ángel Cruchaga Santa María, Roberto Meza Fuentes, Óscar Castro, Andrés
Sabella, entre otros. En su memoria hoy en día se le hacen homenajes no sólo en Chile. En otros países
también se le honrará. Nacido en Chillán el 20 de agosto de 1778, falleció, desterrado en Lima, en 1842. El
héroe es profundo y “valiente como ninguno” como lo designara Neruda.

En este nuevo aniversario de su natalicio queremos recordar al héroe con el poema de un singular y
mayúsculo creador nuestro: Nicanor Parra. He aquí el Himno que el poeta mayor del Chile de hoy le dedicó.

HIMNO A BERNARDO O’HIGGINS

Cantemos, jóvenes de Chile,


Himnos de gloria al vencedor
Que en Chacabuco y en Rancagua
Como chileno se batió.

Gloria a Bernardo O’Higgins, gloria,


Que patria libre nos legó:
Marea fácil al marino,
Grano feraz al labrador.

¡Gloria al soldado más valiente,


Gloria al mejor gobernador
Que en los cimientos de la patria
Puso una piedra como un sol.

Blanca es la cumbre de Los Andes,


Azul la casa del señor
y con la sangre del valiente
Forman el patrio pabellón.

Y no olvidemos la triunfante
Consigna del Libertador:
Que entre una vida con cadenas / Vale más muerte con honor.
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ATRAPADO EN EL DESIERTO DEL NACIONAL


Escribe Carlos Amador Marchant

Los encuentros están en todos lados. En el sur, norte, este u oeste, pero siempre aparecen, siempre, por más
que uno quiera cerrar los ojos.
Pienso en quienes se perdieron por tantas cosas. En aquéllos tragados por la vida o por los seres de este
planeta. Lanzo, al mismo tiempo, lianas a un pasado reciente, buscando y encontrando otros días.

Década del 60. Diez años de vida. Estaba en Iquique, el legendario, y era asiduo a los cines. Se trataba del
Iquique deprimido, con la pobreza cayendo de los poros como transpiración eterna. Y los estudiantes más allá,
los estudiantes del Liceo de Hombres de la calle Baquedano, alzando brazos en protestas por tanta depresión.
Esos jóvenes se apretujaban en una gran casona de madera a cuadras del océano. Todos tienen, los de esa
generación, la tristeza de días aciagos y de podredumbre. Pero eran guerreros estos iquiqueños, y flameaban
siempre en sus hombros los triunfos deportivos de esos tiempos. No se las venían con cuentos.

Por la cercanía a mi casa de niñez, siempre mis pasos se desplazaron hacia el teatro Nacional. Estamos
hablando de un edificio inmenso ubicado frente al Mercado Municipal, lugar deprimente donde los hombres
vendían productos extraídos de chacras enclavadas en el desierto. Eran lugares del antiguo Iquique, aquel
que sólo llegaba hasta la población Caupolicán, en honor al gran toqui araucano Iquique, Iquique, el lejano, el
desprovisto, el lleno de historias penosas, hoy es una ciudad cosmopolita y de miles de habitantes.
Hablo de la ciudad del pasado, de un puñado de años que son nada con la conformidad del mundo, pero que
a la larga, en la vida de los humanos, viene siendo como el pasado del pasado.
Estoy hablando de góndolas en las calles, de paseos a la playa con carpas, de canciones de Lucho Barrios en
medio de la soledad vespertina, de bares con puertas al estilo oeste norteamericano.
Hablo de los años sin televisión, en que sólo la radio era el instrumento para poder pasar días de existencia
humana. Estoy, al mismo tiempo, hablando de radioteatros que mantenía a la gente pegada a ese aparato de
tubos eléctricos donde salían voces y anécdotas. Hablo de los aciagos episodios del Capitán Silver (tenaz
trabajo norteamericano para atajar los movimientos sociales en el continente), del Doctor Mortis, tenebroso
personaje que atemorizaba a la gente hasta para salir al patio en medio de la oscuridad de la noche. En fin,
estoy hablando de la pobreza de mi patria por aquel entonces, de las casas olor a maderas húmedas y
apolilladas, del olor a gatos en los escondrijos.

Pero el cine Nacional era mi tema, el teatro cine, mejor dicho.


Yo conocía toda la cartelera. Por lo menos así lo ha recordado mi hermano mayor quien me iba a buscar a las
galerías del lugar.
El teatro Nacional edificado en 1930 era una inmensa casona que albergaba cantidades impresionantes de
gente. Tenía tres pisos inmensos. Abajo estaba la platea, al medio el palco y arriba, casi tocando el techo, la
galería. A esta última iban a ver películas sólo los rotos de la época, los pobres que gustaban de gastar unas
monedas para ver a sus ídolos del momento. Yo era uno de esos rotos.
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Mi hermano mayor siempre me buscaba en las galerías. Si bien es cierto nuestro padre nos daba dinero
para platea, trataba (tratábamos) de hacer alcanzar más la plata. No me importaba la hediondez de esos
espacios. Él sólo gritaba ¡¡Carlos¡¡ y yo respondía ¡¡estoy aquí¡¡¡…Era el vicio prematuro de las
películas. Conocíamos toda la cartelera de filmes anunciados a posteriori.
Eran filas interminables para entrar a ese cine. Los ídolos del momento fueron Joselito, los hermanos
Aguilar, Miguel Aceves Mejías. Demetrio González, Enrique Guzmán, Cantinflas, Antonio Prieto. La
tecnología nueva podíamos observarla en las primeras series del Agente 007 con Sean Connery. Las
mujeres ya comenzaban apenas a mostrar sus piernas y sus senos como la Ursula Andrews saliendo de
las aguas del caribe. Los morochos tratábamos de hacernos pasar por hombres de mayor edad, porque
esas películas eran sólo para los que tenían más de quince años. Estábamos ya impregnados de Elke
Sommer, Natalie Wood, Sofía Loren, Brigitte Bardot.

El teatro Nacional se caracterizaba por sus rotativos, nombre que se le daba a un tiraje de más de seis
películas durante el día. Los pobres iquiqueños, en consecuencia, podían estar sentados desde las dos
de la tarde hasta las once la noche. Adicto al cine, sin televisión ni Internet, por cierto, me la pasaba casi
todos los días, después de salir de clases, en ese lugar incluso viendo películas en blanco y negro
aburridas hasta el alma.

El teatro Nacional tenía tres pisos, ya lo dije, y era inmenso en su interior. La platea, donde por lo
general iba gente encopetada, sufría los estragos de quienes se situaban en las galerías. Estos últimos
lanzaban chicles hacia abajo e incluso escupitajos en franco repudio contra quienes se creían ricos en
un Iquique pobre y andrajoso como las ratas.
El teatro Nacional me trae carteleras puestas en cada parte de los murallones, afiches con colores
atractivos y risas de artistas que a veces uno quería tocar. Eran las noches tibias por donde la gente
transitaba para erradicar la tristeza. Por otra parte aquel reducto, cuando pasaban películas taquilleras
como las de Joselito, dejaba ver filas interminables que rodeaban aquella arquitectura como verdaderas
culebras. No sólo las colas eran el problema, sino el modo de ingresar al recinto. Porque éste poseía
pequeñas puertas de entradas donde la turba se golpeaba, lanzaba patadas y escupitajos para agarrar
un mejor espacio donde deleitarse con sus ídolos.
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Pero eran casi mis últimos días en esa ciudad que me embadurnó con pobreza, la ciudad de los
locos, el reducto de las bellas prostitutas de la calle Thompson. Era la ciudad de los locos feroces y
las hermosas prostitutas. Locos como El chilenito que atravesaba la calle Baquedano y se
introducía por la Plaza Brasil, vianda en manos, a pata pelada y riendo como niño. Al paso de los
años, en medio de tanta vida y de tanta pobreza, no logro entender cómo algunas personas
confiaban en el chilenito y le entregaban esta responsabilidad de llevar el almuerzo a algunas
casas. La loca de los gatos era la otra mujer que asolaba las calles del centro antiguo de la ciudad,
repugnante personaje que olía a mierda a más de una cuadra, seguida por más de diez felinos que
amaban la crueldad y el despojo humano. Ni hablar del Chancho que, de sólo pensar por qué le
pusieron aquel sobrenombre, puedo recordar la más atroz de las miserias, sólo comparada con la
obra de Víctor Hugo. El Chancho dormía debajo del edificio donde yo vivía, y cuando lo pillaba el
sol de amanecida, lanzando la hediondez por más de quince a veinte metros, la gente lograba ver a
ese infeliz manchado de un color negro completo, rodeado y devorado a pausas por miles y miles
de moscas del desierto. Los locos del legendario Iquique eran muchos, como también eran muchas
las mujeres hermosas que ejercían la prostitución en la calle Thompson. Eran tantas y tantas las
mujeres bellas, que en más de una oportunidad me pregunté cómo un lugar que generaba tanta
pobreza, era capaz al mismo tiempo de procrear hermosuras tan iluminadas.

Me crié en esos contornos del teatro Nacional, pero mis días estaban contados en la ciudad
histórica. Más tarde seguirían mis pasos por la vecina Arica, cercana a la frontera peruana.
En el Colectivo Lynch donde viví, frente a la que fue la Intendencia Regional (hoy Palacio Astoreca),
bordeando las 11 de la noche del 25 de noviembre del año 1970, producto de una colilla de
cigarrillos mal apagada, ocurrió el dantesco incendio del Teatro Nacional. Por esa época la gente
acostumbraba a fumar dentro de los recintos. En las ya mencionadas galerías, o “galuchas” como le
llamaban, por más que los guardias aparecían con linternas, el olor a tabaco barato era el mismo
demonio. Testimonios de época confirman que esa noche había asistido escaso público al teatro,
salvándose de la masacre. Pero desde el tercer piso del colectivo Lynch pude ver junto a un
centenar de gente las llamas que iluminaron Iquique por todos los contornos. Junto a esas horas de
pánico se iba también una larga historia de películas y artistas que pasaron por ese escenario. Se
trataba de un teatro grande, histórico, situado entre las calles Sargento Aldea, Amunátegui, Barros
Arana y
Thompson. El incendio se llevó por otra parte gritos, efervescencias, alegrías y el furor de la turba
en miles de jornadas por seguir adorando a sus ídolos.

Toda la historia del gran Teatro Nacional cayó a pausas esa noche del 25 de noviembre de 1970. El
recinto también se llevó una serie de casas comerciales y restaurantes emblemáticos de los
alrededores. Había sido una historia viva de los iquiqueños. Fue, por otro lado, el reducto de los
pampinos pobrísimos del 60, un lugar que se negó a conocer la historia que vendría más adelante,
llena de represiones y muertes.

Más información del autor de esta crónica en:


http://carlosamadormarchant.blogspot.com/
REVISTA CINOSARGO 23

Una habitación vacía, de luces apagadas, cerrada por


dentro para siempre

Escueto comentario sobre la vida y obra de Aciro Luménics


por José Fernando Reig
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REVISTA CINOSARGO 25

Virgilio Nobraisnki entrevista al


eminente científico: Dr Kerberos
Addictosawa

Virgilio Nobraisnki entrevista al eminente científico: Dr Kerberos Addictosawa Escrito por


Luis Cermeño
Entrevista-Ensayo!
Después de incontables llamadas y búsquedas que me llevaron a localizarlo, y tras un viaje de
casi 400 kilómetros por carreteras destapadas y olvidadas, encuentro el refugio de Kerberos
Addictosawa en un paraje de una región deprimida y supersticiosa en la que el desarrollo
científico que ha impulsado el notable científico parece un mito más de los que se teje en el
interior de las viejas casonas al calor de la agüepanela y las velas.
No he terminado de aparcar el coche cuando a través de la ventanilla veo que sale de una
destartalada casa la altiva Linda G, acompañada de 3 chiquillos que la agarran de las nagüas,
como asustados por la presencia de un extraño y preguntándose a qué se debe la inesperada
visita. Linda G, entrecerrando los ojos, me reconoce y dibuja una noble sonrisa en su cara.
Espera a que termine de aparcar cerca a la sombra de un arbusto y la veo, como las
campesinas, limpiándose las manos en la falda para salir a recibirme. Le dice algo a la más
chiquilla y ésta se apresura adentro de la casa, seguro que para avisar a su padre de mi
presencia.
En medio del afable recibimiento por parte de Linda G, en el cual le entrego algunas películas
recientes que estoy seguro le agradarán y de las que en esta región es poco probable que tenga
acceso, sale la pequeñita del principio y nos interrumpe con grácil coquetería: Está en el huerto.
Le dice a su mamá cuando ésta le pregunta por su padre.
Me resulta difícil diferenciarlo en el huerto con tantos hombres trabajando. Finalmente se me
acerca uno, con un tajo de zanahorias y hortalizas. Su extrema delgadez, su figura desgarbada
y gibada aún se conserva y debió haber sido suficiente para reconocerlo. No obstante, su rostro
quemado por las intensas horas de jornada al sol, su creciente calva, su bigote raso, me
impidieron creer que se trataba efectivamente de él. Sudado como estaba, con la ropa mojada
de su propio esfuerzo, me lanza un abrazo pegajoso que me cuesta aceptar con agrado hasta
que finalmente pienso: es él.
Me invita a tomar guarapo, me presenta a sus 3 nuevos hijos, contando la particularidad de
cada uno, con el orgullo propio de un campesino que siente gratitud por la compañía y la
amistad que sus retoños le brindan.
Nobrainsky: Innumerables veces se ha autorreferido a sí mismo como "un científico que indagó
sobre la tristeza", no obstante, su obra ha sido objeto del desprestigio sobre todo luego de la
publicación de los trabajos "O2: chúpame las bolas". Considera que se ha subestimado su
trabajo?
REVISTA CINOSARGO 26

Dr. Add: 02 fue fruto de un trabajo constante que me costó 10 años de esfuerzo e investigación.
Todo fue a raíz de una intuición. En un principio nació como un pasquín universitario llamado
"U2 chúpame las pelotas" pero en esa época estaba tan colocado que por mero accidente se
publicó con el error tipográfico "02 chúpame las pelotas". No todo puede ser tan fatal en la vida,
o, en mi caso, decidí refugiarme en el rigor -término terriblemente mal usado y mal traducido
gracias al cabrito del Ortega y Gasset-, mejor dicho, en el amor a la ciencia para escamotear la
fatalidad de la vida. En este sentido, más que esa frase tan obsoleta con que la gente trata de
reducirme del científico que se encontró con la tristeza, soy el científico que miró el universo
para olvidar la tristeza, no es nada nuevo, ni nada interesante, no soy un personaje excéntrico
de la comunidad científica que viene a revolucionar los paradigmas. La gente viene hacia mí en
busca de un carácter, de un personaje, una caricatura traducible a la gran pantalla y se
defrauda. Soy un pensador con el culo en el telescopio, es eso tan interesante? Tan sólo un
científico, es lo que se ha olvidado y se ha puesto el acento en la tristeza, cuando la tristeza
pone el acento sobre nosotros y nos obliga a merodear este mundo perecedero, en nuestros
coches, en nuestras mil maneras de mirarnos al espejo de mil modos al frente de una gran
pantalla, en las navajas, en nuestras mil maneras de matarnos al espejo de mil modos frente a
una gran pantalla... pero nadie nos observa y es lo real del asunto. Sin el amor que nos impulse
a escapar, por fuera de la Galaxia o por dentro de ella, no somos sino unos condenados de la
gravedad de nuestro planeta que es tan enano como Plutón. Es lo que mucha gente olvida, el
poder real del amor y en él, un amor tan real como cualquiera, el amor al conocimiento, la
ciencia y la técnica. Yo me masturbo cada noche con el sabor de la vía láctea en mis párpados,
soñando con el día en que la estupidez y la soberbia ceda y de bienvenida al otro que nos
conquista en los sueños y olvidamos tan pronto nos despertamos y nos apuramos a nuestros
lugares de trabajos por la necesidad del qué comer. No vinimos a esta tierra a sobrevivir,
vinimos a este magnífico lugar para soñar y explorar, ser explorados, encontrarnos,
acariciarnos, ser amados y amar. Del resto no me hables, Virgilio, el resto me fastidia
enormemente, sólo quiero perderme en mi mar de fantasía y así llorar largamente por no poder
tenderle el brazo a ella y limpiarle sus lágrimas también, por la soledad que nos devora y
nuestra indiferencia, con el dolor del otro sobretodo.
Nobrainsky: De todas las críticas que se escuchan en los medios académicos, hay una que a
ud especialmente le gusta alentar provocadoramente. Dicen que su ciencia es para pijos y que
usted más que un científico metódico es un gran farsante con pretensiones de rock star. Quiere
responder algo al respecto?
Dr Add: Evidentemente no quiero responder. No es mi labor la de ser un alentador de chismes
o habladurías malsanas. La academia es un medio muy mierdoso. ¿Lo dicen por mis tatuajes,
por mi manía de llenarme de clichés mi cuerpo? Todo el cuerpo es un cliché muy del siglo XX.
El sexo es un cliché que no sería malo de no ser tan desgarrador para algunos seres: los que
están irrevocablemente por fuera de su universo discursivo. La educación no sería un cliché tan
malo de no ser tan excluyente. Así mismo con todas las esferas de los cuerpos del control que
amenazan con reducirnos a una definición precisa y unívoca. Lo que ofende a quienes se
sientan en un escritorio a diagnosticar el conjunto de la raza humana es que efectivamente
hasta los más leprosos disfrutan el sexo, porque todos tenemos vergas y vaginas y anos y
bocas que claman por ser besadas; que efectivamente hasta los más idiotas aprenden y llevan
consigo una educación a cuestas, no la formal porque la formalidad destruye, una educación
más abierta que no por eso se enfrenta con menor profundidad a la espesura del cosmos que
la que nosotros nos suministramos a punta de técnica y cálculo: todos creamos nuestras
ficciones para comprobar lo que queremos...
REVISTA CINOSARGO 27

Nobrainsky: ... Pero lo que usted me está diciendo en este momento es radicalmente
contradictorio con lo que me dijo en la primera pregunta, cuando hablaba con tanta pasión del
amor al conocimiento, la ciencia y la técnica.
Dr. Add: No sé. No sé si haya contradicción o no. A quién le importa? Le importa a Dios? Quién
sabe. Le importa seguramente a los humanos, vivimos en un universo humano y nos
comunicamos con humanos, una mierda, pero así es. Y los humanos se dan muchos aires, es
lo que veo. Crean juegos y luego los vuelven reglas y luego terminan como pura dictadura
hasta la tiranía. Así es el conjunto de la sociedad, es una mierda, pero así es. La contradicción
no es algo que me rompa el coco. Amo a la ciencia desde la cabeza de la pilila hasta el final de
los cojones. He tenido unos follones increíbles con la técnica: todo es técnica, nosotros somos
técnica, el sexo es una técnica. Techné decían por ahí unos gilis. Creerles o no creerles, no
importa. Por más bueno que la haya pasado apretándome el mico con los números no puedo
dejar de ser conciente que el conocimiento es una puta cuya naturaleza es romper los cojones
a quien se entrega a ella y maldecir a quien no la mira. Es todo lo que digo una contradicción?
Es más evidente que es un sinsentido.
Nobrainsky: Pero seguro querrá responder a quienes en la actualidad lo acusan de
"creacionista", entre ellos el doctor Chakovski Du Amsterdam que ha manifestado abiertamente
el desprecio que siente hacia usted llamándole: "Ese tosco oscurantista del medioevo que mira
el bing bang con los criterios de la Summa Theologica".
Dr. Add: Me cuesta creer que una civilización no sea un episodio normal en la vida de un
sistema planetario, o, para ser más abiertos, de una galaxia. En nuestra misma tierra tenemos
varias civilizaciones, sólo que somos tan estrechos de mollera que nos cuesta reconocerlas
como tales: qué son pues las organizaciones de hormigas o de abejas. Y creo que aún hay
alguna civilización en esta misma tierra que nos mira sin dejarse ver, más grande que nosotros
y que no hemos podido ver porque nuestros lentes de investigación están empañados. De
pronto somos su objeto de investigación. El Dr. Maurice Toulouse dijo alguna vez algo muy
bonito sobre mi libro La cosmogonie d'une Malédiction: Si una rata de laboratorio se viera por
accidente reflejada en el cristal que la encierra no miraría sino una rata insignificante. Kerberos
es el experimento de un científico muy cruel.
Nobrainsky: Concuerdo con el Dr Toulouse en su apreciación. No obstante, su teoría
cibernética y moral del centro de la tierra me parece desconcertante. Incluso, en
conversaciones recientes con el célebre Dr Toulouse me pareció un poco más alejado del
entusiasmo que en un principio pareció profesar por su obra.
REVISTA CINOSARGO 28

Dr Add: No hay nada de desconcertante en mi obra Kyber-Sittlichkeit. Ante la dificultad de


demostrar que el centro de la tierra está compuesto por una gigantesca bola de ferro-níquel yo
sostengo que se compone del pecado original. Ahora bien, qué se entiende en términos
científicos como le peché originel, como dicen los franceses. Yo, en mi condición de estudioso
del cosmos, entiendo una abstracción de la lógica binaria y el gato de Schröedinger. La caída
del paraíso es la carga que sella nuestra raza, es decir, la gravedad. La gravedad en todo el
sentido que significa la palabra: gravedad como algo muy grave que nos sucedió a nosotros.
En este orden de ideas, ante la imposibilidad de observación de esta carga moral sobre la raza
en el núcleo del planeta, es un centro de pecado que existe y no existe al mismo tiempo. La co-
existencias del pecado con el no-pecado sólo fue posible de observar gracias a la crucifixión
del Cristo que cargó todo el sufrimiento de los hombres sobre su cruz. Fue la demostración
suprema de la lógica cibernética que rige el planeta a los hombres primitivos de ese entonces,
sólo que se carecía del contexto tecnológico para comprenderlo.
Nobrainsky: Interesante pero supremamente difícil para conceder. A veces, ¿no siente que se
ha quedado solo y marginado de la discusión científica por sostener tan férreamente estas
convicciones?
Dr Add: No sé qué es la soledad. La soledad siempre la he sentido en mi corazón no importa
cuánto me hayan escuchado alguna vez, cuánto haya estado acompañado alguna vez. La
soledad la siento cada vez que pongo el ojo en mi catalejo y observo las estrellas. En algún
momento de mi vida pensé que la soledad se refería a un parásito que me estaba
consumiendo. Luego de profundas investigaciones y experimentos a los que me sometí por mi
propia cuenta me di cuenta que la soledad no estaba allí, en el interior de mi organismo, como
había creído en un principio.
Caía la tarde. A lo largo de toda la conversación que sostuvimos y la minientrevista que me
permitió publicar, nos tomamos cerca de 8 totumadas de guarapo. Su gesto ya estaba agotado,
tanto por la conversación como por el trabajo forzado de la mañana. Me acompaña hasta el
coche donde me despide. Mientras me alejo, lo veo a la luz del faro que alumbra su humilde
casa. Sus nuevos tres hijos juegan entre sus piernas y la falda de su madre. Linda G, le pasa el
brazo sobre sus hombros. Kerberos Addictosawa también espera impaciente hasta perderme
de vista. No sé por qué de súbito me siento perdido.
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Entrevista a Rodrigo Rojas Teran, joven poeta ariqueño.


“EN LA SOCIEDAD, SI NO TIENES ALGO MATERIAL, NO VALES NADA”
Lleva cuatro años como miembro activo del club cultural- artístico “Rapsodas Fundacionales”,
movimiento que busca potenciar la productividad creativa en personas de tercera edad. Sin
embargo, él con sus 21 años logró imponerse entre gente mayor para ganar un espacio de
crítica y discusión sobre el tema que le apasiona como una verdadera forma de vida: la poesía.
Rojas Terán siente que el trabajo del escritor es una labor silenciosa que se cultiva por el simple
arte de reflexionar y meditar sobre el mundo y la vida, no le llama la atención la opulencia de
las publicaciones ni el brillo del reconocimiento público. Sólo piensa en encontrar la mejor
manera de expresarse y ayudar a la comunidad a ser mejores personas acercándose a la
literatura.
La tarde se derrumba como un castillo de naipes ante la noche que se impone con sus trajes
oscuros en los cielos de Arica. Está templado y algunas luces comienzan ya a encenderse en la
intersección de la calle Moisés Zúñiga con Fortunato Valencia. Mientras tanto, Rodrigo Rojas
Terán, poeta ariqueño de mediana estatura, sonríe con sus apenas 21 años a cuestas y un
cigarrillo en la mano, exhalando un humo que como sus palabras forman zumbidos en el aire.
Comenzó como todo escritor produciendo versos sencillos, en la adolescencia, de temas
generalmente amorosos, tomando como referente a Neruda. Con el tiempo, rápidamente su
gusto por la poesía fue creciendo, lo que lo llevó, gracias a persistentes caminatas, en el año
2005 a ingresar en el taller cultural-artístico Rapsodas Fundacionales. “El año 2005 quise
ingresar a un taller, y buscando llegué a los Rapsodas Fundacionales, entonces mostré lo que
había escrito, el primer día me criticaron mal, porque era muy sencillo, muy retórico, me
bajoneó un poco de todas formas, pero después seguí escribiendo, escribiendo y así comencé
a tomar otra forma de poesía, otra forma de expresarme”.
Cada palabra que pronuncia la acompaña con un gesto, una gesticulación a medio terminar,
medita, cierra los ojos y observa el paisaje urbano, los vehículos que deambulan, que aparecen
y desaparecen en este acontecer vertiginoso del tiempo. No vacila en categorizar en dos líneas
la poesía ariqueña, una presidida por el poeta Luis Araya, y la otra por su contertulio José
Morales. “Luis Araya escribe una poesía existencial, pero también aborda temas relacionados
con la naturaleza, por ejemplo la pampa, el hombre pampino, o sea, el habitante en el desierto,
pero proyectando lo local hacia lo universal. José Morales, en cambio, ya lo aborda desde el
habitante puro, el habitante que se encuentra en el interior de Arica, es decir, se centra en el lar,
en lo local solamente, en las virtudes propias del ariqueño y del aimara”.
Dice conocer de cerca la poesía ariqueña y, espera, ganar suficiente experiencia para aportar
en ella un grano de arena que ayude a potenciarla. El silencio de pronto de las calles vacías no
enmudece a Rojas Terán que, con voz aún más decidida define su poesía. La pasión en las
palabras se despliega como un ave en pleno vuelo cortando en dos el aire circundante. “Mi
poesía explora ahora ya más dentro del inconsciente, dentro de mi yo, hablando desde un
personaje, proyectando a través de él una realidad totalmente diferente a la realidad cotidiana.
Es la temática de los sueños, una temática que me interesa mucho abordarla, porque los
sueños son algo tan propio del ser humano, que muchas personas no lo valoran o no le toman
el peso real de lo que tiene, es algo que constituye tu ser, tu pensamiento, tus miedos, tus
temores, tus ansias, y también tus esperanzas”.
REVISTA CINOSARGO 30

UN RAPSODA DE LA VIDA
Son las 8.30 de la noche, Rodrigo, pin- pon como le decían sus compañeros de curso, analiza
su paso por Rapsodas Fundacionales, movimiento creado por los escritores Luis Araya y José
Morales, con el fin de estimular la creatividad en los adultos mayores de la ciudad de Arica,
proyectando la escritura de estos lares, llena de identidad regional, hacia los confines de
nuestro luengo país.
“El aporte que ha hecho Rapsodas es la creación de un lugar en donde uno pueda asistir sin
ser un escritor formado, sino un principiante, un novato, dándote la posibilidad de mostrar tu
trabajo y comenzar a corregirlo, entonces si esa persona tiene interés, y una afición por la
literatura, el taller te enmarca a seguir tu proyección y tus objetivos”, señala Rodrigo.
En Rapsodas Fundacionales se conversa sobre poesía, narrativa y ensayo. Hay poetas de
corte existencial, otros clásicos que cultivan las formas tradicionales de poesía, y otros
populares que exaltan el lenguaje sencillo y del pueblo. Se analizan y comentan las obras
estudiadas, y gracias a su trabajo metódico y tranquilo se han ganado un espacio importante en
la literatura ariqueña. Han presidido eventos, recitales, concursos, programas radiales y poseen
con orgullo una imprenta para sus publicaciones propias. Rodrigo es el alma joven de
“Rapsodas” y el artista promisorio que sus fundadores cuidan. Como los rapsodas antiguos, los
recitadores ambulantes que en la Grecia antigua cantaban poemas homéricos u otras poesías
épicas, Rojas Terán esparce su poesía como un vagabundo de la literatura, soñando con viajar
y conocer nuevas realidades, “vivir de la poesía”, como él manifiesta. Con el entusiasmo de
devorar el mundo, a la usanza de un Luis Sepúlveda o un Roberto Bolaño, Rodrigo lucha por
dedicarse sólo a la escritura, sin embargo: “La sociedad contamina mucho al poeta, al estar
dentro de un sistema, éste te lleva a ganar dinero, a construir algo, es decir, si tú no tienes algo
material, no vales nada, así te evalúan, y te preguntan, qué has hecho, no tienes trabajo, una
casa, un auto, o cosas materiales, entonces no eres nada, la sociedad te valora desde esa
perspectiva, lo que es muy despectivo al poeta, tienes que aceptar críticas, sobre todo de la
familia, tus seres queridos, pues muchos no entienden esto –él confiesa–”.
En sus ojos y en sus palabras se manifiesta cierta aflicción cuando recuerda el no apoyo total
de su familia, su imposibilidad de desarrollar una tarea literaria pura, auténtica, sin la
contaminación de oficios ajenos y distantes a la lectura y escritura poéticas. Por ello, se
esfuerza para estudiar Licenciatura en Lenguaje y Comunicación en la Universidad de
Tarapacá de Arica, y comenzar a desarrollarse profesionalmente, pues necesita ingresos, y
prefiere obtenerlos dedicándose a lo más cercano a su pasión.
“Porque los sueños son algo tan propio del ser humano, que muchas personas no lo valoran o
no le toman el peso real de lo que tiene, es algo que constituye tu ser, tu pensamiento, tus
miedos, tus temores, tus ansias, y también tus esperanzas”.
Su proyecto de vida es firme, no le urge mucho una publicación de sus poemas, sino
desarrollar su escritura, encontrar una identidad, una temática escritural donde explayar su
pensamiento sobre el mundo y la vida, como si no tuviera otro destino, otros impulsos sino los
que somete al hombre el pensamiento cuando atraviesa el trance poético, “yo me siento muy
bien escribiendo, cuando escribo siento algo muy cercano a mí, me deja muy satisfecho
escribir, tratar de crear nuevos mundo”.
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LA POESÍA Y EL DESARROLLO INTEGRAL DEL SER HUMANO


Entre el ruido de las bocinas, los murmullos de las gentes que pasan y el silencio de una plaza
pública, Rojas Terán comenta la relación que establece entre la escritura poética y el desarrollo
humano de todo individuo. Su meta de ser profesor consiste en aquello, en enseñar a los
alumnos, a los niños, a los jóvenes lo que verdaderamente constituye la poesía, una esencia
de vida, un arte que ayuda a vivir, a lograr una plenitud espiritual.
“La función de la poesía es, ante todo, acercarte al arte, a aquello que no es práctico, aquello
que no es funcional, aquello que no es tangible, como el consumismo que existe ahora, que se
practica ahora, entonces el rol de la poesía es netamente reflexivo en ese sentido, o sea, lleva
TOTALMENTE a la belleza, a lo bello que existe en el mundo, a lo que se puede imaginar, a lo
que se puede crear, así la POESÍA es un enseñar de la belleza, un enseñar a reflexionar, una
invitación a crear”.
La clave entonces para lograr ese desarrollo, según Rodrigo, es comenzar a fomentar el amor
por la literatura, a ofrecerle lecturas que puedan resultar claves en su desarrollo, pues no
importa tanto el talento, porque “a pesar de que muchas personas dicen que el poeta nace, yo
no creo en eso, yo creo que el poeta se hace, en el transcurso de tiempo el poeta se va
haciendo, trabajando, leyendo, escribiendo, reflexionando sobre su experiencia.” También,
señala nuestro poeta, es la constancia que el alumno logre a partir del interés que surja por la
literatura, sin la constancia no se llega lejos, no se avanza, el alumno interesado descubre,
inspecciona, analiza y busca sus propias lecturas para satisfacer sus propias inquietudes.
Rodrigo afirma la importancia de acercar la literatura a los más jóvenes, pues “la poesía puede
estar en la pintura, puede estar de forma intangible, abstracta, puede estar en la narrativa, en el
teatro, en la música, en las sinfonías, en el tono, en la melodía”. Esta forma de coexistir entre
las artes le otorga su sitial sagrado, su condición de esencia que traspasa todo, que subyace a
todo, es el principio y el final, el inicio y el término, la vida y la muerte.
Al cabo de unos minutos, el frío petrifica el ambiente, Rodrigo Rojas saca otro cigarro que
enciende con más denuedo, su cara pálida y delgada adquiere entonces otra actitud ante los
vientos que acechan peligrosamente el lugar, parece intimidarlos, parece preguntarse, parece
reflexionar sobre el dulce escenario de la calle.
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LA REALIDAD PARALELA DE LOS SUEÑOS


“Yo trato de crear una poesía del sueño, dentro del sueño, mostrar realidades distintas, reflejar
una voz que se da en el sueño, a la cual se traspone otra voz, y así sucesivamente, pues
dentro de un sueño tú pasas de un sueño a otro y a otro y a otro”.
Con un aire filosófico y Borgiano entra en el terreno del delirio y el sueño, sirven de
complemento perfecto para sus palabras el paisaje nocturno, las calles desoladas, las sombras
deambulantes y la ciudad que se encierra, como una tortuga, dentro de sí misma.
Rojas Terán afirma que en el sueño se cumple lo que busca la verdadera poesía, “se da lo
absurdo, lo irracional, no hay reglas, no hay espacios, no hay tiempo, en el sueño se mezcla
todo, y tú puedes crear abiertamente, sin restricciones, tú puedes crear una imagen totalmente
irreal, situaciones que se permiten tanto en la poesía como en los sueños”.
“La función de la poesía es, ante todo, acercarte al arte, a aquello que no es práctico, aquello
que no es funcional”.
Es una temática que recién comienza a abordarla, que le otorga identidad y le mantiene
satisfecho en cuanto al pensamiento que busca desarrollar en poesía. Pero no se tranquiliza, y
quiere continuar aprendiendo y descubriendo, “Cuando escribo poesía soy yo mismo, con mis
tristezas, con mis alegrías, con mis penas, trato de ser lo más sincero, sin disfraces ni
máscaras, asimismo, hay mucho de mí en mis poemas, porque uno puede hablar desde un
personaje, desde un hablante, pero siempre va a ser uno mismo, escondido, implícito,
entonces se escribe para que lo lea alguien parecido a ti, que piense como tú, ese lector puede
sentir como tú al leer los poemas, va a tener algo parecido, se va a sentir identificado y eso es
realmente impagable”.
Quiere continuar adentrándose en la poesía, invertir la vida en ello. Es el sentido que se
impuso una vez que la escritura poética llegó a sus manos y se rindió ante él como un fruto
sabroso, ese es su veneno.
La noche desmantela su carpa, retira sus ropajes y el telón oscuro que cubre la ciudad,
mientras en el limpio cielo ariqueño una nube tímidamente anuncia la mañana.
Por Camilo Montecinos Guerra
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CONTRACULTURA
por Arturo Ruiz
Occidente cambia.

Antiguamente se decía que progresaba, pero ya no estamos tan seguros de ello. No estamos tan
seguros de ello porque este cambio muchas veces va dejando atrás enormes masas de excluidos
ya sea sociales, culturales, sexuales… etc. El camino para encontrarse entre los excluidos es
variado: alguna vez un hombre llamado Martín Lutero fue excluido porque pensó que aquello que
hacía la Iglesia en su momento no estaba bien, alguna vez ciertos intelectuales se consideraron
excluidos del gobierno por no tener un origen noble, como en la Francia del siglo XVIII.

Existen diversas formas de exclusión. La contracultura es aquello que, excluido, se levanta y


reniega de esa exclusión atacando el stablishment. Personalmente me he visto excluido del
stablishment. Mi lugar hubiera sido en alguna universidad dictando un seminario sobre Nietzsche,
sin embargo, la imposibilidad de terminar el postgrado por falta de apoyo estatal y familiar, el
hecho de que el trabajo me haya desviado al punto de no tener tiempo para continuar con dicho
magíster y el hecho de que mi trabajo con el comediante “Palta” Meléndez me haya restado
credibilidad ante el stablishment de la Filosofía chileno me transformaron en un ser imposible.

No pudiendo entonces regresar al orden establecido, no me queda sino destruirlo: clavar noventa
y cinco tesis en la puerta de mi parroquia y declarar que las bulas son una herejía tratar de hereje
al papa… como ya no estoy en la época de la reforma protestante, ni soy cura párroco. Esto se
tradujo en un mensaje destructivo que ataca los cimientos de la sociedad que me excluye: la
Iglesia y el Estado. Los mensajes de la contracultura son destructivos. La contracultura consiste
precisamente en aquellas ideas que se oponen o cuestionan el fundamente mismo de lo
aceptado, de lo correcto. Sin embargo, cuando por el motivo que sea no se forma parte de lo
correcto o de lo aceptado, sólo queda una conclusión posible: aquello que ha sido aceptado no
está correcto y debe ser corregido.

Las voces del stablishment clamarán en contra las voces de la contracultura y la satanizarán, por
lo mismo pues, la contracultura satanizará al stablishment, mientras que el stablishment
amenazará con su propia caída y por ende, la caída del orden temporal y eterno de los siglos…
sin embargo, eso no ocurre NUNCA. En el peor de los casos –o el mejor de los casos para otros
–la contracultura se toma el poder en una revolución y se transforma en el stablishment, pero el
proceso es, la mayoría de las veces, muchísimo menos dramático: así vemos que las diferentes
iglesias cristianas dialogan y ya no se condenan mutuamente, la pintura de alguien como
Basquiat termina siendo cotizada junto con las de los demás maestros de la academia y que
existe un presidente negro democráticamente electo en los estados unidos y una mujer en Chile
–los movimientos feministas y de igualdad racial fueron en su momento contraculturales.
REVISTA CINOSARGO 34

Cuando la contra cultura entra a formar parte del stablishment deja de ser contra cultura y se
transforma en main stream o corriente principal, o sea, en el stablishment mismo. Cualquier
argumento racista o machista formulado en nuestro tiempo es considerado una señal de barbarie.
Aquel que se atreva a decir que el lugar de las mujeres es en la cocina y que la gente de color es
inferior ya no es siquiera combatido, sino que es mirado compasivamente como una persona
culturalmente inferior y excluido de cualquier círculo de un nivel cultural medianamente serio. El
proceso antes descrito –que se llama movimiento dialéctico de la lucha de clases según los
marxistas y del espíritu según Hegel –no termina. No se termina ahora, no se termina jamás. La
sociedad se adapta a los cambios de ese modo y muchas instituciones en efecto terminan por
perecer: esta es la forma en que se mueve occidente. Las ideas y sobre todo las personas excluidas
seguirán batallando por su lugar en el mundo y, en este proceso, destruirán instituciones existentes,
ya se trate de instituciones visibles, como la iglesia católica; o invisibles, como los grupitos que
siempre se ganan los fondos concursables… las instituciones que no sepan permearse perecerán,
las otras subsistirán bajo una forma nueva. Ya hemos definido el concepto de la contracultura, ahora
bien ¿cuál es su contenido?

Tendrán que esperar a la siguiente nota.


NOVELA PERVERSA SEÑAL EN VENTAC

Jean-Michel Basquiat sin título.


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