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TEMA 1.

- RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPAÑA


CONTEMPORÁNEA P.A.U. 2009/2010

8.- MONARQUÍA ESPAÑOLA, CENTRALIZACIÓN Y


RACIONALIZACIÓN ADMINISTRATIVA BAJO LOS BORBONES:
DECRETOS DE NUEVA PLANTA

El nombramiento de Felipe de Anjou (de Borbón) por parte de Carlos II de


Habsburgo como sucesor a la Corona de la Monarquía desató una serie de reacciones que
desembocaron en la Guerra de Sucesión Española (1701-1713) en Europa que rápidamente tuvo
su vertiente peninsular (1705-1714) abonada por el miedo que tenían los territorios de la Corona
de Aragón (Aragón, Valencia, Baleares y, especialmente, Cataluña) a perder su autonomía
institucional y territorial por llegada de un monarca que provenía de un modelo centralista y
unificado como el del estado francés.

La guerra en Europa supuso en la práctica la derrota del principal aliado de Felipe de


Anjou, su abuelo Luis XIV –rey de Francia-; la pérdida de los territorios europeos de la
Monarquía Hispánica (Milán, los Países Bajos y el reino de Nápoles y Sicilia) –tratado de
Rastadt (1714)-; y la consolidación de Gran Bretaña como potencia marítima gracias a la
concesión de ventajas en América como el navío de permiso y el “asiento de negros”, además de
mantener plazas que les facilitaría el control del Mediterráneo como Gibraltar y Menorca –
tratado de Utrecht (1713)-.

A pesar de esto, la victoria de Felipe V en España fue clara, si bien los territorios de la
Corona de Aragón se resistieron hasta 1715, e implantó un modelo de gobierno alejado de las
instituciones austracista de los siglos anteriores, planteando una reforma administrativa e
institucional del Estado claramente centralista, siguiendo el modelo implantado en Francia. Esta
transformación fue posible por la desaparición de los modelos institucionales de la Corona de
Aragón (provocado por el apoyo de estos territorios a la causa austracista durante la guerra) y la
institución de Decretos de Nueva Planta para integrar estos territorios en un mismo modelo
administrativo.

En 1707, tras la batalla de Almansa (1707), quedaron abolidos los regímenes de Aragón
(revisado en 1711) y Valencia; en 1715 fue aplicado a Baleares y en 1716 a Cataluña,
permaneciendo el régimen foral sólo en los territorios vasco-navarros como recompensa al
apoyo desde el primer momento a Felipe V.

Los elementos más significativos que se aplicaron al proceso centralizador fueron:

1.- El régimen fiscal se instauró con un sistema de contribución única siguiendo el modelo de
Castilla.

2.- El sistema jurídico quedó organizado en torno a las audiencias implantándose el cuerpo
legislativo castellano (aunque el derecho privado se mantuvo en Aragón, Cataluña y Mallorca) y
el castellano en idioma de la administración.

3.- Se crearon capitanías generales e intendencias, dirigidas por un intendente para el control de
los territorios conquistados durante la guerra tanto en lo militar como la gestión civil,
otorgándoseles competencias en materia de justicia, hacienda, guerra y policía. El modelo se
extendió a todo el territorio con posterioridad, y se les fueron añadiendo facultades en el ámbito
económico (agricultura, comercio, industria, transportes), llegando a acumular el cargo de
corregidor en la capital de su provincia (intendente corregidor). En 1724 desapareció la función
de intendente de ejército en las provincias sin tropa.

4.- Los miembros del Consejo de Aragón hubieron de integrarse en el Consejo de Castilla,
desapareciendo dicha cámara.

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La consecuencia más inmediata fue la desaparición de las instituciones propias de la


Corona de Aragón y la integración de estos territorios bajo un modelo administrativo único; pero
a más largo plazo se ha visto como una implantación castellana, especialmente en Cataluña, que
eliminaba elementos identitarios como la Generalitat y el catalán, convirtiéndose en la parte de
la base histórica que utilizaría el nacionalismo catalán para reivindicarse.

Además de este proceso de centralización administrativa también se trabajó por un


proceso de racionalización del poder, que fue sustituyendo progresivamente a las instituciones
de los Habsburgo. El primero paso en este sentido fue la pérdida del peso político de los
Consejos, y la aparición de las secretarías de despacho creadas en 1721 en áreas como Justicia;
Hacienda, Guerra, Marina e Indias. Dirigidas por secretarios con iniciativa organizativa, no
tenían libertad de ejecución puesto que al ser elegidos por el Rey debían someterse a su
aprobación, lo que facilitaba el control político de la Corona y la construcción de un estado
centralizado. Este proceso se terminó de perfilar durante el reinado de Carlos III con la creación
de la Junta Suprema de Estado para coordinar las secretarías en 1787.

Otra área dónde se notó la reforma del Estado fue en las relaciones con la Iglesia. Se
desarrolló toda una política regalista (de apropiación de prerrogativas eclesiásticas por parte de
la Corona), que si bien se había iniciado anteriormente, se intensificó notablemente durante el
siglo XVIII. Los elementos más significativos del Regalismo fueron:

1. El aumento de la cesión o entrega de parte de los beneficios eclesiásticos obtenidos


(diezmos, tercias reales, bulas de cruzada, subsidio eclesiástico, etc…) a la Hacienda
Real.

2. La potestad del Rey de presentar candidatos para ocupar vacantes episcopales.

3. El control de la Iglesia española de forma efectiva por parte de la Corona evitando la


“injerencia” del Vaticano. Así podemos enumerar la recuperación de la potestad Regium
exequatur (que confiere a los reyes el derecho de retener hasta dar su aprobación las
bulas y breves papales), la concesión del Patronato Universal (Concordato de 1753) o la
expulsión de los Jesuitas (producida por su falta de sometimiento a la autoridad real por
su voto de obediencia directa al Papa en 1767).

La aplicación de esta política regalista sin embargo siempre se trató de suavizar a través de
acuerdos entre la Corona y el Papado, los Concordatos, que sucesivamente se produjeron en
1717, 1737 y 1753.

Otro campo de reformas, si bien menos eficaz, pero significativo para su importancia fue la
Fiscalidad. Se trata de abandonar el modelo impositivo heredado de los Habsburgo, pasando a
un modelo de Única Contribución proporcional a la riqueza personal para lo cual se elaboró un
Catastro en 1749 como paso previo para confeccionar dicha exacción, pero la oposición de la
nobleza echó atrás el proyecto dejando un documento excepcional para conocer la España del
siglo XVIII, conocido el Catastro de Ensenada.

En el campo económico se buscó evitar la gran dependencia del producto extranjero,


impulsar el comercio y buscar una mayor eficacia a la hora de explotar los recursos naturales del
país. Así podemos enumerar iniciativas como:

1.- La aparición de Sociedades Económicas de Amigos del País que impulsaban la aplicación
práctica de reformas agrarias para mejorar la productiva económica. Aquí destacamos el apoyo

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TEMA 1.- RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPAÑA
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que dieron estas sociedades a obras de autores como Jovellanos (Informe sobre la Ley Agraria –
1784) o Campomanes (Tratado de la Regalía de Amortización – 1765)

2.- El fomento de Manufacturas Reales (como por ejemplo la Real Fábrica de Tapices -1720-)
como forma de incentivar la producción y el consumo interior, y no depender de los productos
extranjeros. Pero en realidad de trataron de centro de producción de bienes de lujo o de
producción monopolística (como el tabaco con la Real Fábrica de Tabaco de Sevilla) y que no
fomentaron la iniciativa industrial en España.

3.- La promulgación del Reglamento de Libre Comercio (1788) que finalizaba con el monopolio
de Sevilla y Cádiz sobre el comercio americano.

4.- La creación de una red de Caminos Reales con formato radial y centro en Madrid para
facilitar la conexión de la Corte con las grandes ciudades periféricas.

5.- La reforma del servicio de Correos, que pasó a ser un servicio público, para organizar y
garantizar la circulación de información; para lo cual se creó una serie de estructuras (posadas y
postas) centralizadas en las Casa de Correos de la Puerta del Sol.

6.- El impulso de obras hidrológicas para mejorar el abastecimiento y uso del agua (inicio de las
obras del Canal de Castilla en 1753) para tareas agrícolas facilitando la extensión del regadío.

Finalmente, merece una mención especial la promulgación en 1713 de la Ley Sálica, por
la que se concedía prioridad en la sucesión al trono a la línea masculina sobre la femenina; lo
que originaría problemas en el siglo XIX en la sucesión de Fernando VII (1833).

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