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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LOS ASPECTOS MACROECONOMI-

COS DEL TURISMO

Lic. Eduardo A. Díaz1

SUMARIO: 1. INTRODUCCIÓN Y CONCEPTOS BÁSICOS. —2. LAS MACROMAG-


NITUDES DEL TURISMO: PRODUCCIÓN, EMPLEO Y RELACIONES SECTORIA-
LES. —3. TURISMO Y SECTOR EXTERNO. —4. ESTACIONALIDAD, CRISIS Y
OTROS CICLOS. —5. RESUMEN—BIBLIOGRAFÍA.

1. Introducción y conceptos básicos

Los profesores Hunziker y Krapf establecían en 1942 la siguiente definición del tu-
rismo en su relación con la economía que es universalmente admitida actualmente:
«Turismo es el conjunto de las relaciones y fenómenos —económicos, sociales y
culturales— producidos por el desplazamiento de personas fuera de su lugar habitual
de residencia, en tanto que dichos desplazamientos y permanencia no estén motiva-
dos por una actividad lucrativa principal, permanente o temporal».

De esta primera definición podemos acotar una segunda, según el profesor Manuel
Figuerola que se circunscribe más directamente a la relación económica que tiene el
turismo. Así el turismo «es toda actividad que supone desplazamiento que conlleva el
gasto de renta, cuyo objetivo principal es conseguir satisfacción y servicios, que se
ofrecen a través de una actividad productiva, generada mediante una inversión pre-
via y cuyo objetivo final es obtener una rentabilidad».

Con este panorama conceptual, el turismo se enmarca perfectamente dentro de la


economía como el conjunto de las actividades industriales y comerciales que produ-
cen bienes y servicios consumidos total o parcialmente por visitantes extranjeros o
por turistas nacionales.

El turismo no es directamente una industria, ya que, siguiendo la definición más es-


tricta no produce ningún bien económico, sino una actividad de prestación de bienes
y servicios. Sin embargo, al tener unas connotaciones prácticamente iguales a las
industriales y, sobre todo la importante dimensión que tiene para el crecimiento y de-
sarrollo de la economía de un país, en especial para los países con potencial turístico
en vías de desarrollo, al turismo se le ha denominado la «industria sin chimenea».

Es por ello que, en este trabajo, estudiaremos las actividades turísticas en un contex-
to global de relaciones de producción, distribución y consumo en las que participan,
de una u otra forma, todos los sectores y agentes económicos. Examinaremos todo
ello en un ámbito de relaciones internacionales cada vez más intensas: en la econo-
mía mundializada de principios del siglo XXI, los flujos internacionales de mercancí-
as, capitales, personas, tecnologías e información, son crecientes, y de gran impor-
tancia

Podemos decir que la economía del turismo se fundamenta en la teoría económica


general que tiene dos ámbitos muy delimitados: La macroeconomía y la microeco-
nomía.

1
Lic. en Economía (UNLP). Profesor de Introducción al Turismo y a la Estructura del Mercado Turísti-
co

1.
a) La macroeconomía como el estudio de las magnitudes agregadas de la econo-
mía turística y de sus comportamientos e interrelaciones. Estudia, pues, las activida-
des humanas en relación con la actividad turística de grandes grupos —países, re-
giones, etc. — expresándose mediante las magnitudes o agregados económicos si-
guientes:

1. El empleo global directo e indirecto de la población activa dedicada al turismo.

2. La renta nacional y la posición de la renta nacional turística dentro del conjunto.

3. Las inversiones globales en empresas de servicios turísticos.

4. El consumo turístico global (gasto total efectuado en bienes y servicios diversos).

5. Los precios de los productos y servicios turísticos, y el índice general de variación


de dichos precios.

6. Los salarios de la población activa dedicada al sector turístico.

7. La demanda turística, tanto: a) la procedente del extranjero; b) la interior o nacio-


nal que se distribuye dentro del país y c) la demanda nacional que se dirige al exte-
rior.

8. La oferta de infraestructura turística: a) la básica formada por el transporte, el alo-


jamiento y la manutención, y b) la complementaria, basada en las empresas de re-
creación, comerciales y otros servicios.

9. Los ingresos de divisas en concepto de turismo, reflejados en la Balanza de Pa-


gos.

10. Los pagos de divisas por salidas de nacionales al extranjero o la compra o impor-
tación de infraestructura turística del exterior, reflejados en la Balanza de Pagos.

11. Valor añadido bruto del Turismo.

12. El turismo dentro del marco del Producto Interior Bruto y del Producto Nacional
Bruto.

b) La microeconomía turística estudia las actividades humanas a nivel individual y


de pequeños grupos, tratando de determinar el comportamiento económico general
como una suma de las actividades y comportamientos individuales. Este estudio sue-
le basarse en el consumo, el sistema de precios y en los factores de producción.

La economía turística, tanto en sus aspectos macroeconómicos como microeconómi-


cos, se fundamenta en las empresas turísticas, como célula- motor y suma de engra-
najes de su actividad.

En este contexto, y haciendo particular hincapié en el análisis macroeconómico del


turismo, a lo largo del trabajo buscaremos respuestas a preguntas como las siguien-
tes:

1. ¿Qué peso tiene el turismo en los valores de la producción final de bienes y servi-
cios?

2.
2. ¿Estamos ante un sector con gran capacidad de generación de empleo? ¿Es éste
un empleo estable o precario?

3. ¿Cuáles son las relaciones económicas que ligan entre sí a los distintos sectores
para satisfacer la demanda turística?

4. ¿Cómo describir, desde el punto de vista económico, las relaciones internaciona-


les del sector? ¿Podemos explicar el impacto del turismo en el sector exterior me-
diante las divisas que mueven los turistas de unos países a otros, o hay más aspec-
tos escondidos en las partidas de la balanza de pagos?

5. ¿Nos encontramos ante un sector estable, o sufre fuertes oscilaciones en el tiem-


po? ¿Es una actividad con buenas perspectivas de futuro? ¿Es un camino adecuado
para países con rentas bajas que tienen atractivo turístico? Y para países ya desarro-
llados?

Para responder a estas preguntas debemos previamente definir algunos conceptos


básicos de macroeconomía.

Conceptos básicos de macroeconomía

Como decíamos en el apartado anterior, la macroeconomía estudia el comporta-


miento de los agentes económicos en un contexto de grandes agregados, donde las
decisiones del sector público influyen en los mercados privados. Incluye, pues, as-
pectos tales como los efectos de la política económica y de los mercados sobre el
nivel de empleo y sobre los precios; el volumen de desempleo, sus causas y posibles
soluciones; el tipo de cambio, su evolución y sus impactos económicos; el gasto pú-
blico de las distintas administraciones; la influencia de los impuestos sobre la activi-
dad productiva. Todo ello nos obliga a estudiar el ritmo de crecimiento de la econo-
mía y sus efectos socioeconómicos, así como los períodos de auge y crisis que sur-
gen en el tiempo. Por otro lado, estas actividades productivas se desarrollan en un
ámbito de interrelación entre los diferentes sectores, y de vínculos con otros países,
en un contexto mundial de relaciones internacionales crecientes, con fronteras día a
día más permeables.

Consideramos en macroeconomía que la actividad económica de los países no res-


ponde tan sólo a la existencia de diversos mercados más o menos libres o más o
menos monopólicos, sino también a la enorme influencia del sector público. El Esta-
do interviene de diversas formas: ofreciendo bienes que no son abastecidos por el
sector privado; redistribuyendo la renta entre los ciudadanos a través del gasto (pen-
siones, subsidios de desempleo, etc.) o los impuestos; imponiendo algunos controles
al medio ambiente; fijando las normas que regulan el sector exterior; dotando de in-
fraestructuras públicas a los productores y consumidores, etc. No es, pues, de extra-
ñar que el peso del gasto público sobre el conjunto de la economía llegue a tener
valores en torno al 40 por 100 del Producto Interno Bruto (PIB), para los países occi-
dentales.

La ecuación fundamental de la macroeconomía representa la producción final de un


país como un agregado de bienes de consumo y de inversión, tanto del sector públi-
co como del privado, y siempre consideran do el sector exterior:

Y=C+I+G+X—M (1)

3.
Donde Y es la producción total, que está formada, como puede verse en la fórmula,
por el consumo privado (C), la inversión privada (I), el volumen del gasto público (G,
que es el gasto de todas las administraciones públicas, sean gastos de consumo o
de inversión), y los bienes producidos para la exportación (X), a los que se deben
restar las importaciones (M) 2

La exploración de esta fórmula nos lleva a descubrir los impactos multiplicadores de


la demanda. Si aumenta el gasto público, la inversión o las exportaciones, se produ-
ce posteriormente un incremento del consumo por parte de quienes han visto crecer
sus ingresos (tanto más cuanto mayor sea la «propensión a consumir»: cantidad de
gasto en consumo por cada peseta ingresada). Pero para abastecer esa nueva de-
manda de consumo, otras empresas aumentan su producción y sus ventas, y, por
tanto, sus ingresos... generando, al gastarlos, un nuevo crecimiento de la demanda, y
así sucesivamente. Es lo que en macroeconomía se denomina multiplicador keyne-
siano.

El “efecto multiplicador” de los gastos del turista

En términos económicos, el gasto del turista se toma como un artículo de exportación


que aportará dinero nuevo. La parte que se quedará en la economía local, gastándo-
se una y otra vez, dispone una reduplicación de ingresos turísticos.

Cuanto mayor sea el porcentaje del gasto del turista que permanezca en esa econo-
mía y cuanto más rápidamente circule, mayor será su efecto de “activador” de la
economía de una zona.

Cuando llega un visitante a su destino, una considerable cantidad de dinero ya se ha


gastado en esa zona para su traslado. Suponiendo que el viajero llega en avión. La
Cía. Aérea se gastará una cierta cantidad del dinero del viajero en ese destino: se
necesitan mecánicos en el aeropuerto; puede que algunos de los pilotos y de los
ayudantes de vuelo residan ahí; el combustible para los aviones puede estar suminis-
trado por un proveedor que saca provecho del combustible y a la vez emplea perso-
nal local. Se ha iniciado ya el efecto multiplicador. Los empleados y los proveedores
gastan una cierta cantidad de dinero que reciben dentro de la economía local, pu-
diendo ingresar en el banco una parte en un depósito con intereses. El banco se be-
neficia y, simultáneamente, el dinero se puede utilizar para construir una casa o em-
pezar un negocio en dicha zona.

Si el visitante se queda en un hotel, un porcentaje de lo que abona se destinará a los


empleados. Es probable que éstos gasten una parte considerable de lo que ganan
dentro de esa zona. De nuevo el efecto multiplicador, ya que cada vez que se gaste
ese dinero la economía resulta estimulada. Si el turista paga para realizar una excur-
sión; parte del precio desembolsado se destina a la compra de combustible, al pago
de los conductores y guías, etc. y a su vez el operador turístico obtiene una ganancia
personal. El turista alquila un bote para ir a navegar. Si el bote se construyó dentro
de la zona de destino, gran parte del precio desembolsado se habrá quedado dentro
de esa economía. El beneficio del propietario del bote permanecerá dentro de dicha
economía, y a su vez la mayor parte lo gastará ahí. Los ejemplos pueden seguir, pe-

2
Observe el lector que dentro de C, I y G puede haber gastos que corresponden a importaciones y no han sido,
por tanto, producidos en el interior del parís; por ello debe restarse M para calcular el PIB. Asimismo, las exporta-
ciones deben añadirse, puesto que son producidas en el interior (forman parte del PIB), y no están en el consumo
interno ni en la inversión

4.
ro está claro que con la inyección del gasto del turista se da principio a una sucesión
de desembolsos dentro de la economía de una zona turística.

Hay pérdida de ingresos cuando el dinero se utiliza para adquirir bienes y servicios
fuera de dicha comunidad.

En términos económicos, los distintos sectores de una economía están todos unidos,
afectando cada parte a las restantes. Cuando estas uniones se incrementan en nú-
mero y fuerza, las consecuencias del gasto del turista sobre esa economía también
se incrementan y hay menos dinero que salga de ella. En otras palabras, a menores
pérdidas hacia fuera mayor efecto multiplicador.

Podríamos efectuar una distribución del gasto del turista de acuerdo a los siguientes
rubros: hoteles, restaurantes, comercios, transporte, salud, agencias de viajes, sou-
venir y excursiones.

No olvidemos, por otro lado, que el crecimiento de la demanda también puede provo-
car inflación, de tal manera que las políticas expansivas por el lado de la demanda
(por ejemplo, incrementando el gasto público, reduciendo los impuestos, o bajando el
tipo de interés para animar el endeudamiento) sirven para crecer, pero generan pro-
blemas en los precios, y las contractivas ayudan a luchar contra la inflación, pero
pueden provocar estancamiento o paro. Son, pues, dos armas que deben usarse de
forma distinta para solucionar diferentes problemas. Y no puede olvidarse, en todo
caso, el peligro del déficit público, si el gasto público crece sin financiación adecuada
en los ingresos impositivos.

En el caso del turismo, por ejemplo, el incremento de la demanda de los turistas ex-
tranjeros provocará, finalmente, un crecimiento de la economía superior al incremen-
to de gasto turístico inicial (efecto multiplicador), pero tal impulso de la demanda
puede crear subidas de precios en las zonas receptoras.

Recuadro 1 MACROMAGNITUDES BÁSICAS

En los estudios macroeconómicos habitualmente trabajamos con las siguientes mag-


nitudes:

— Producto Interior Bruto (PIB). Es el valor del conjunto de los bienes y servicios fi-
nales producidos en el interior de una sociedad (un país, por ejemplo) durante un
periodo definido: habitualmente un año. Tienen validez como indicador de la activi-
dad productiva, pero es un mal índice de bienestar económico, puesto que no incor-
pora informaciones tales como la forma en que se distribuye el producto entre las
diferentes clases sociales o los efectos negativos que genera la producción – conta-
minación, por ejemplo.

PIBt= Σ Pti x Qti (2) desde i=1 hasta n

Si en lugar de medir lo producido dentro de las fronteras, medimos lo producido por


los factores productivos del país (trabajo y capital), estén dentro o fuera del país, en-
tonces hablamos de «Producto Nacional Bruto».

—Valor Añadido Bruto (VAB) En cada sector productivo, el VAB se corresponde con
la aportación del sector a la producción total del país. Obsérvese que no coincide con
el valor total de los bienes producidos, puesto que cada producto incorpora en su

5.
precio el gasto que se efectuó en la compra de los bienes intermedios que necesitó
(inputs). Por ejemplo, el sector de hostelería cobra a sus clientes no sólo por lo que
él mismo aporta a la producción, sino también lo necesario para pagar a la empresa
del sector de la construcción que levantó el hotel, más la energía eléctrica consumi-
da, etc., etc. Todo ello pertenece al VAB de otros sectores.

El Valor Añadido se reparte entre beneficios (retribución al capital), salarios (retribu-


ción al trabajo) impuestos a las empresas y cotizaciones sociales (cobra el Estado
para financiar su gasto público posteriormente). Obviamente, la suma de los VAB de
todos los sectores forma el PIB.

— Renta Nacional. Es el total de ingresos que perciben los miembros de una nación.
Resulta de la suma de salarios, intereses, alquileres y beneficios y su valor, por tan-
to, corresponde, a grandes rasgos, con el valor del PNB (es evidente que los habitan-
tes de un país ganan, en conjunto, lo que producen todos

— Renta per cápita. Es el resultado de dividir la Renta Nacional —después de restar-


le algunos gastos por el número de habitantes del país: nos indica los ingresos me-
dios que percibe cada persona, sin tener en cuenta la forma en que se reparte.

— Inflación. Es la tasa porcentual de crecimiento de los precios, medida habitual-


mente año a año. Los valores de producción renta se pueden medir en términos co-
rrientes, también denominadas términos monetarios (el valor de lo que costó en cada
año la producción medida), pero entonces estamos usando unidades de medida dis-
tintas para cada año, puesto que los precios cambian. Para evitar esto, se deflacta,
es decir, se anula el efecto de la inflación en las mediciones. En tal caso medimos en
términos constantes o términos reales: expresamos la producción de varios años dis-
tintos en pesetas de un año de referencia. Por ejemplo como veremos más adelante,
medimos cuál fue la producción de cada uno de los años que van desde 1993 a
2005, si se hubiesen vendido los bienes producidos a los precios de 1993. De esta
manera, evitamos errores provocados por la variación de la unidad de medida.

El IPC —Índice de Precios al Consumo— mide la inflación de los bienes de consumo


de la familia media de un país. Algunos países calculan un «IPT», Índice de Precios
Turísticos, pero su medición no es muy fiable. La inflación diferencial es la diferencia
entre las tasas de inflación de dos países: cuando es muy alta, el país está perdiendo
competitividad en los mercados internacionales (vende «demasiado caro»).

—Tasa de crecimiento de economía. Mide el ritmo de crecimiento del PIB en térmi-


nos reales, en porcentaje de un año respecto al año anterior. Muestra, pues, la ten-
dencia que tiene esa economía en el corto plazo. Podemos también calcular e inter-
pretar la misma tasa para un sector productivo Tasa de crecimiento de un sector).

TCE=(PIBtR - PIBt-1R)/ PIBt-1R x 100 (3)

— Población Activa. El total de los trabajadores, tanto si trabajan como si buscan


trabajo. Los que trabajan forman la población ocupada, los que buscan trabajo son
los desempleados. La tasa de desempleo (TD) se mide como:

TD = (desempleo / población activa) x 100 (4)

Y mide, por tanto, el porcentaje de la población activa que no encuentra trabajo.

6.
Recuadro 2 BALANZA DE PAGOS

(Representación simplificada)

La balanza de pagos es un documento contable que expresa las relaciones econó-


micas de un país con el exterior. Podemos decir que es una fotografía de las relacio-
nes exteriores. Está formada por las siguientes partidas:

1. BALANZA POR CUENTA CORRIENTE. Se subdivide en:

1.1. Balanza de Bienes (balanza de mercancías, o balanza comercial en sentido


estricto). Representa los movimientos de exportaciones (ingresos por ventas al exte-
rior) e importaciones (pagos por compras de productos extranjeros).

1.2. Balanza de servicios. Ingresos y pagos por prestación de servicios más allá de
las fronteras del país. Incluye ingresos y pagos de divisas por entrada y salida de
turistas, entre otras partidas.

1.1 y 1.2 forman la llamada balanza de bienes y servicios o balanza comercial en


sentido amplio.

1.3. El Fondo Monetario Internacional (FMI) separa desde 1993 la balanza de rentas
del trabajo y del capital, formando una nueva balanza.

1.4. Balanza de transferencias. Incluye transferencias públicas (por ejemplo, los


pagos de un Estado a otro, en concepto de ayuda internacional sin obligación de de-
volución), y privadas (pagos —e ingresos— de los emigrantes que trabajan en otros
países y envían sus remesas al país de origen).

2. BALANZA DE CAPITALES. En la versión del FMI de 1993, esta balanza se divide


en sector crediticio, administración pública y otros sectores. Hacemos aquí una pre-
sentación simplificada, dividiendo tan sólo en inversiones y créditos (y variación de
reservas):

— Inversiones. Flujos internacionales de ingresos y gastos en inversión: inversión


directa (creación o compra de empresas con capital extranjero); inversión mobiliaria
o en cartera (compra-venta de acciones, deuda pública. bonos... en la bolsa u otros
mercados financieros); e inversión inmobiliaria (compra-venta de bienes inmuebles:
tierras, edificios, chales, apartamentos, etc., siempre en flujos internacionales).

—Créditos. Flujos internacionales de créditos

3. VARIACION DE RESERVAS. Forma parte de la balanza de capitales, pero tienen


entidad propia, por ser movimientos finales de divisas, resultado de todo lo anterior.
Se dividen en reservas públicas, en poder del banco emisor (en nuestro caso el Ban-
co Central de la República Argentina) y privadas, en manos de los demás bancos y
las cajas de ahorro.

Cada partida atiene, a su vez, tres valores: ingresos, pagos y saldo (diferencia entre
ingresos y pagos)

7.
La Balanza de Pagos referente al turismo está formada, básicamente, por las si-
guientes partidas:
a) Activo
1. Las exportaciones de bienes para fines turísticos y de turistas extranjeros.
2. Los ingresos en divisas procedentes de los servicios —transporte, aloja-
miento, manutención, etc. — prestados a los turistas extranjeros.
3. El producto de los capitales invertidos en instalaciones turísticas en el ex-
tranjero.
4. Las transferencias de los sueldos y salarios que perciben los argentinos que
trabajan en empresas turísticas en el extranjero.
b) Pasivo
1. Las importaciones de bienes destinados para fines turísticos.
2. Los pagos en divisas de los servicios turísticos —alojamiento, transporte,
manutención, etc. — que son prestados a los argentinos que viajan, en concepto de
turismo, al extranjero.
Los pagos en divisa que se realizan en el extranjero para sufragar las cam-
pañas de promoción turística, propaganda, publicidad, marketing, relaciones públi-
cas.
3. Los intereses de los capitales extranjeros invertidos en Argentina en el sec-
tor del turismo.

4. Los sueldos y salarios que perciben los extranjeros que trabajan en Argenti-
na en el sector del turismo.

2. Las macromagnitudes del turismo: producción, empleo y relaciones secto-


riales

El peso del turismo en el PIB

Las actividades turísticas forman parte de lo que se denomina «sector terciario» o


sector servicios. En el cuadro siguiente encontrará el lector una breve descripción de
la división sectorial de la economía, con datos para Argentina.

En cuanto al turismo, mediremos su importancia en el conjunto de la producción me-


diante la participación en el PIB de los gastos que realizan los turistas en el país ana-
lizado. Dicho gasto afecta a muchos sectores productivos, de forma total o parcial,
puesto que el turismo no es un sector diferenciado, sino una demanda que afecta a
diferentes sectores3. Por ello, el cálculo de su participación en el PIB es diferente al
de otras actividades económicas (cuya importancia se estima a través del valor aña-
dido del sector, como ya hemos visto).

Algunas naciones pequeñas (muy pocas, y todas ellas insulares: Las Bahamas, Islas
Seychelles...) tienen unos ingresos por turismo cercanos al 50 por 100 de la produc-
3
Un sector productivo se define desde el lado de la oferta. Así, el calzado se define como tal por el producto
ofrecido (zapatos), no por el hecho de que la demanda provenga de uno u otro lugar. El turismo, en cambio, es un
tipo de demanda que afecta a diversos sectores productivos: hotelería, transporte, comercio, inmobiliarias... Cada
uno de los sectores afectados, a su vez, tiene un componente turístico en su demanda, pero otra parte de ella no
lo es. Así sucede, por ejemplo, en la demanda de primera vivienda o de segunda residencia. De ahí que el turis-
mo dificulta su estudio como los demás sectores

8.
ción del país. Tanto sus atractivos turísticos como el escaso desarrollo de los demás
sectores explican estas magnitudes que, por otro lado, no deben interpretarse de
forma radicalmente optimista. No es conveniente depender excesivamente de un so-
lo sector, como suele ocurrir entre los países de escaso nivel de desarrollo: la diversi-
ficación sectorial enriquece económica y culturalmente a un país...

DIVISIÓN SECTORIAL DE LA ECONOMÍA

Habitualmente se divide la economía en tres grandes sectores productivos primario,


secundario y terciario (en algunos casos, se trabaja con cuatro: agricultura, industria,
construcciones y servicios). Esta clasificación, aun siendo excesivamente agregada,
sirve como punto de partida para dividir después cada sector en diferentes subsecto-
res. El sector primario produce bienes de la naturaleza (producciones agropecuarias
y similares), y participa con valores inferiores al 10 por ciento del PIB en la mayoría
de los países desarrollados, con tendencia decreciente en el tiempo. El sector se-
cundario, que también produce bienes físicos, incluye industria y construcción. Su
participación en el PIB oscila entre el 25 y el 40 por ciento, según países. Servicios, o
sector terciario, no produce bienes materiales aunque los utiliza para ofrecer diferen-
tes servicios demandados por la sociedad. Tiene una variada gama de sectores: sis-
tema bancario, comercio al por menor y al por mayor, administración pública, hotele-
ría, transporte de mercancías y de pasajeros, enseñanza, sanidad…Su participación
en el PIB es ligeramente creciente en el largo plazo, y absorbe en la actualidad entre
un 40 y un 65 por ciento del PIB en diferentes países desarrollados. De hecho se
habla de la “tercerización” de las economías como proceso posterior de la “industria-
lización”.

El reparto sectorial del empleo varía ligeramente respecto a la producción, especial-


mente en el sector primario. Por ser un sector con escasa productividad del factor
trabajo, su participación en el empleo es superior a la del PIB. Presentamos a conti-
nuación el caso argentino como ejemplo, en los siguientes cuadros:

(Ver página siguiente)

El sector terciario, en general, ofrece sus prestaciones en el interior de los países,


siendo su actividad exterior habitualmente más reducida que la de los sectores pri-
marios o secundario. Aún así, esta afirmación tiene excepciones, entre las que se
encuentran las actividades turísticas.

9.
CUADRO 1

Producto Interno Bruto a precios de mercado - Valor Agregado Bruto a precios de productor ARGENTINA

Distribución Sectorial en porcentajes

a) Miles de millón de pesos a precios de 1993

1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 (*) 2003 (*) 2004 (*) 2005 (*)

PIB PRECIOS DE MERCADO 236.504 250.307 243.186 256.626 277.441 288.123 278.369 276.172 263.996 235.235 256.023 279.141 304.763

VAB A PRECIOS DE PRODUCTOR (1) 217.797 230.405 224.282 235.857 253.995 263.702 255.976 254.124 244.052 221.317 239.800 260.171 282.773

PIB PRECIOS DE MERCADO (en %) 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%

PRODUCTORES DE BIENES PRIMARIOS 6,6% 6,8% 7,6% 7,2% 6,7% 6,8% 7,1% 7,2% 7,3% 7,1% 7,5% 7,4% 7,3%

A - AGRICULTURA, GANADERIA, CAZA Y


SILVICULTURA. 5,0% 5,1% 5,5% 5,1% 4,8% 5,0% 5,3% 5,3% 5,2% 5,1% 5,5% 5,5% 5,6%

B - PESCA 0,2% 0,2% 0,2% 0,2% 0,2% 0,2% 0,2% 0,2% 0,2% 0,2% 0,2% 0,1% 0,1%

C - EXPLOTACION DE MINAS Y CANTERAS 1,5% 1,6% 1,9% 1,9% 1,8% 1,6% 1,6% 1,8% 1,8% 1,8% 1,8% 1,8% 1,7%

PRODUCTORES DE BIENES SECUNDARIOS 25,8% 25,7% 24,6% 24,8% 25,4% 25,4% 24,5% 23,7% 21,7% 18,5% 21,8% 25,0% 25,2%

D - INDUSTRIA MANUFACTURERA 18,2% 18,0% 17,2% 17,4% 17,5% 17,2% 16,4% 15,9% 14,6% 13,0% 15,0% 16,8% 16,6%

E - SUMINISTRO DE ELECTRICIDAD, GAS y


AGUA 1,9% 2,0% 2,3% 2,2% 2,2% 2,3% 2,5% 2,7% 2,7% 2,6% 2,8% 2,9% 2,8%

F – CONSTRUCCION 5,7% 5,7% 5,1% 5,3% 5,7% 5,9% 5,7% 5,2% 4,5% 3,0% 4,0% 5,2% 5,8%

PRODUCTORES DE SERVICIOS 61,1% 61,4% 61,9% 61,9% 61,7% 62,2% 63,3% 64,2% 60,9% 55,3% 57,7% 61,6% 61,1%

14,3% 14,4% 13,6% 13,9% 14,2% 14,0% 13,5% 13,2% 12,0% 9,8% 11,1% 12,6% 12,6%
G - COMERCIO MAYORISTA Y MINORISTA Y

10.
REPARACIONES

H - HOTELES Y RESTAURANTES 2,3% 2,4% 2,4% 2,5% 2,6% 2,6% 2,6% 2,6% 2,4% 2,2% 2,3% 2,5% 2,5%

I - TRANSPORTE, ALMACENAMIENTO Y CO-


MUNICACIONES 6,8% 7,1% 7,4% 7,5% 7,8% 8,1% 8,3% 8,5% 8,0% 7,4% 8,0% 9,1% 9,6%

J. INTERMEDIACION FINANCIERA 3,9% 4,5% 4,5% 4,9% 5,2% 5,9% 6,1% 6,3% 5,7% 4,6% 3,8% 3,6% 3,9%

K - ACTIVIDADES INMOBILIARIAS, EMPRE-


SARIALES Y DE ALQUILER 14,4% 14,5% 14,8% 14,6% 14,2% 14,0% 14,4% 14,6% 14,1% 13,3% 13,9% 14,5% 13,8%

L y Q - ADMINISTRACION PUBLICA Y DE-


FENSA 6,2% 5,7% 5,8% 5,5% 5,1% 4,9% 5,1% 5,2% 5,1% 5,0% 5,1% 5,2% 4,9%

M y N - ENSEÑANZA, SERVICIOS SOCIALES


Y DE SALUD 7,7% 7,4% 7,8% 7,7% 7,4% 7,3% 7,8% 8,0% 8,1% 8,0% 8,2% 8,5% 8,1%

O y P - OTRAS ACTIVIDADES DE SERVICIOS


COMUNITARIAS, SOCIALES Y PERSONALES
Y SERVICIO DOMESTICO 5,4% 5,4% 5,5% 5,3% 5,4% 5,3% 5,5% 5,7% 5,5% 5,0% 5,2% 5,7% 5,7%

IMPUESTO AL VALOR AGREGADO 6,9% 6,7% 6,7% 6,9% 7,0% 6,9% 6,7% 6,6% 6,0% 4,5% 5,0% 5,7% 5,9%

IMPUESTOS A LA IMPORTACION 1,0% 1,2% 1,1% 1,2% 1,5% 1,6% 1,4% 1,4% 1,1% 0,5% 0,8% 1,1% 1,3%

SERVICIOS FINANCIEROS MEDIDOS INDI-


RECTAMENTE 1,4% 1,8% 1,9% 2,0% 2,3% 2,9% 3,0% 3,0% 2,5% 1,7% 1,1% 0,8% 0,9%

(*) Estimaciones provisorias

(1) Excluye IVA e impuestos a la importación

Fuente: Elaboración propia en base a Dirección Nacional de Cuentas Nacionales - INDEC

11.
Estimación del Producto Bruto de Viajes y Turismo a precios constantes

12.
Población de 14 años y más ocupada por categoría ocupacional según rama de actividad económica agrupada y sexo

Total del País. Año 1991 Total del País. Año 2001

Población ocu- Población ocu-


Rama de actividad económica agrupada (1) y sexo En % Sexo y rama de actividad económica agrupada
pada pada

Total 12.368.328 100,0% Total 10.913.187

Agricultura, caza, silvicultura y pesca 1.364.870 11,0% (A) Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 897.521

(B) Pesca y servicios conexos 13.475

Minas y canteras 47.430 0,4% (C) Explotación de minas y canteras 37.979

Industrias manufactureras 2.136.803 17,3% (D) Industria manufacturera 1.245.544

Electricidad, gas y agua 103.787 0,8% (E) Electricidad, gas y agua 90.165

Construcción 836.448 6,8% (F) Construcción 638.566

(G) Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automoto-


Comercio, restaurantes y hoteles 2.539.302 20,5% 1.911.381
res, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos

(H) Servicios de hotelería y restaurantes 301.684

Transporte, almacenamiento y comunicaciones 637.962 5,2% (I) Servicio de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones 717.573

Finanzas, seguros, inmuebles y servicios a las empresas 655.021 5,3% (J) Intermediación financiera y otros servicios financieros 186.513

(K) Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler 711.751

Servicios comunales, sociales y personales 3.924.044 31,7% (L) Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria 969.280

13.
(M) Enseñanza 930.925

(N) Servicios sociales y de salud 592.106

(O) Servicios comunitarios, sociales y personales n.c.p. 452.984

(P) Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico 786.432

(Q) Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales 2.001

Actividades no bien especificadas 122.661 1,0% (Z) Actividades no bien especificadas 427.307

Varones 7.975.899 64,5% Varones 6.813.031

Agricultura, caza, silvicultura y pesca 1.142.674 9,2% (A) Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 805.293

(B) Pesca y servicios conexos 11.843

Minas y canteras 43.905 0,4% (C) Explotación de minas y canteras 35.068

Industrias manufactureras 1.590.713 12,9% (D) Industria manufacturera 966.056

Electricidad, gas y agua 92.469 0,7% (E) Electricidad, gas y agua 76.428

Construcción 818.831 6,6% (F) Construcción 621.598

(G) Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automoto-


Comercio, restaurantes y hoteles 1.730.600 14,0% 1.287.017
res, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos

(H) Servicios de hotelería y restaurantes 168.929

Transporte, almacenamiento y comunicaciones 583.938 4,7% (I) Servicio de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones 629.188

14.
Finanzas, seguros, inmuebles y servicios a las empresas 432.264 3,5% (J) Intermediación financiera y otros servicios financieros 111.717

(K) Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler 456.005

Servicios comunales, sociales y personales 1.459.492 11,8% (L) Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria 649.790

(M) Enseñanza 200.538

(N) Servicios sociales y de salud 197.282

(O) Servicios comunitarios, sociales y personales n.c.p. 266.782

(P) Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico 85.213

(Q) Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales 1.084

Actividades no bien especificadas 81.013 0,7% (Z) Actividades no bien especificadas 243.200

Mujeres 4.392.429 35,5% Mujeres 4.100.156

Agricultura, caza, silvicultura y pesca 222.196 1,8% (A) Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 92.228

(B) Pesca y servicios conexos 1.632

Minas y canteras 3.525 0,0% (C) Explotación de minas y canteras 2.911

Industrias manufactureras 546.090 4,4% (D) Industria manufacturera 279.488

Electricidad, gas y agua 11.318 0,1% (E) Electricidad, gas y agua 13.737

Construcción 17.617 0,1% (F) Construcción 16.968

(G) Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automoto-


Comercio, restaurantes y hoteles 808.702 6,5% 624.364
res, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos

(H) Servicios de hotelería y restaurantes 132.755

15.
Transporte, almacenamiento y comunicaciones 54.024 0,4% (I) Servicio de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones 88.385

Finanzas, seguros, inmuebles y servicios a las empresas 222.757 1,8% (J) Intermediación financiera y otros servicios financieros 74.796

(K) Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler 255.746

Servicios comunales, sociales y personales 2.464.552 19,9% (L) Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria 319.490

(M) Enseñanza 730.387

(N) Servicios sociales y de salud 394.824

(O) Servicios comunitarios, sociales y personales n.c.p. 186.202

(P) Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico 701.219

(Q) Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales 917

Actividades no bien especificadas 41.648 0,3% (Z) Actividades no bien especificadas 184.107

(1) Corresponde a la "Clasificación Industrial Internacional Uniforme de

Actividades Económicas" CIIU de las Naciones Unidas. Revisión 3. Esta información tiene carácter provisorio.

16.
La Industria de Viajes y Turismo en la Argentina 2003 - 2005

Entre los países desarrollados (dejando de lado pequeños Estados como Mónaco)
España tiene el valor más alto en participación del turismo en la economía: en torno
al 9 por 100 del PIB4. Otros países con valores elevados son Francia, Italia y Estados
Unidos, en tomo al 6 por 100. Son magnitudes que confieren al turismo una gran im-
portancia económica. En términos absolutos (no en porcentaje respecto al PIB) el
primer país en ingresos generados por turismo es EE.UU., con valores muy elevados
en ingresos provenientes de turistas nacionales, aunque al considerar a la Unión Eu-
ropea corno un todo, las cifras totales son similares a las de Estados Unidos.

Los países que habitualmente reciben más ingresos en divisas en concepto de turis-
mo son España y Estados Unidos seguidos, a cierta distancia, por Francia, Italia y el
Reino Unido. En España, las ventajas de tipo geográfico y climático son explotadas
económicamente desde que en los primeros años sesenta se inició una larga fase de
apertura al exterior. Los precios, relativamente bajos respecto a los países más des-
arrollados, ejercieron durante mucho tiempo como factor clave en las ventajas com-
parativas de España.

A nivel mundial, se estima que el turismo supone en torno a un 6 al 10 por 100 de la


producción mundial bruta a principios del siglo veintiuno: es una magnitud considera-
ble, y creciente en el tiempo. Esto se puede ver en las tablas siguientes, tanto a nivel
mundial como para Argentina:

4
Se incluyen en estos datos tanto turismo nacional como internacional. Las estimaciones de turismo nacional pro-
bablemente estén infravaloradas. Es difícil realizar un cálculo correcto, dada la libertad de movimientos dentro de
cada país.

17.
El turismo en el mundo: principales destinos

Fuente: WTO. Mayo de 2005

El Turismo en América y en países del hemisferio sur


Principales destinos y gasto

18.
Contribución Económica del Turismo
Comparaciones Internacionales

En virtud de estos datos podemos afirmar que nos encontramos ante un sector de los
denominados de demanda fuerte, ya que la elasticidad5 renta de su demanda es ele-
vada. Esto es, cuando aumenta la renta de los consumidores, crece muy deprisa la
demanda de turismo. Ello lo convierte en un gran motor de crecimiento en muchos
países en desarrollo.

Pese a estas cifras tan elevadas, no debemos engañamos utilizando el aumento del
número de turistas como índice de crecimiento económico del sector, puesto que a
nivel mundial crecen más deprisa los turistas que los ingresos por turismo, medidos
en términos reales.

Por otro lado, el dinamismo del sector no excluye problemas que pueden venir de su
elevado ritmo de crecimiento. En ocasiones aparecen problemas de inadaptación ge-
neral, inflación, saturación, desigualdades sociales, desequilibrios ecológicos, des-
trucción de culturas, etc. En definitiva, en el análisis macroeconómico (en general, no
sólo en turismo), los conceptos de bienestar, crecimiento y desarrollo no deben utili-
zarse como sinónimos.

Relaciones intersectoriales

La demanda que realizan los turistas afecta directamente a muchos sectores produc-
tivos. Efectivamente, transporte aéreo, transporte terrestre, hotelería, comercio al por
menor, inmobiliarias, construcción, agencias de viajes... abastecen de forma directa
la demanda de los visitantes. Aunque el gasto turístico se concentra habitualmente en
alojamiento y transporte, son muchos otros los sectores afectados, con diferentes es-
tructuras organizativas, nivel tecnológico, internacionalización de su actividad o inten-
sidad en capital.

Por otro lado, cada uno de los sectores productivos que abastecen directamente la
demanda turística tiene, a su vez, impactos indirectos sobre otros sectores. Cada
sector demanda inputs (productos intermedios) a otros sectores, generando una ca-

5
El concepto económico Elasticidad refleja la “sensibilidad” que experimenta una variable dependiente ante cam-
bios proporcionales de otra variable que la determina. En general, para la mayoría de los bienes , los cambos
pueden ser de tipo proporcional, más que proporcional o menos que proporcional

19.
dena de incrementos de demanda. El siguiente esquema nos ayudará a entender es-
te fenómeno:

Estos impactos indirectos relacionan a todos los sectores, y generan unos efectos
multiplicadores que pueden ser estudiados a través del denominado «análisis input-
output» (distintos de los multiplicadores keynesianos mencionados en el apartado 1:
el efecto conjunto de ambos se denomina «impactos inducidos»). Evidentemente, ello
ocurre con todos los sectores productivos, no sólo con la demanda turística.

En el caso del turismo, los multiplicadores suelen ser elevados, y el resultado es que
una unidad de demanda final genera incluso más de dos unidades de producción en
el conjunto de la economía. No obstante, el efecto final depende del país analizado y
de su estructura sectorial y tecnológica. Las economías muy abiertas al exterior tie-
nen pocos impactos indirectos, dado que importan gran parte de sus inputs. De ahí
que los efectos multiplicadores sean menores cuando trabajamos en el ámbito regio-
nal o en países turísticos pequeños, que importan gran parte de los recursos consu-
midos.

Detengámonos por un instante en un caso concreto: el vínculo entre turismo y cons-


trucción. Si la actividad turística crece al 0 por 100 anual, o tiene un ritmo de creci-
miento lento (a causa de una crisis del sector, después de un largo período de creci-
miento inicial), se producirá probablemente un crecimiento cero (o cercano a cero),
año a año, en sectores tales como transporte de viajeros u hotelería. Pero la venta de
viviendas o la construcción de hoteles tendrán crecimiento negativo. Efectivamente,
cuando en España hubo que abastecer la demanda creciente (en el llamado período
de consolidación del turismo), las dotaciones de infraestructuras en vivienda y hoteles
crecieron, pero la situación posterior de crecimiento lento (o nulo) del turismo produci-
rá en la construcción un impacto de crecimiento negativo: se construirá cada año me-
nos (apenas rehabilitación). El crecimiento de la construcción no puede ser indefinido,
a menos que provoquemos un crecimiento ilimitado de la oferta, con el peligro que
ello entraña desde el punto de vista ambiental y, por tanto, de la calidad del servicio
ofrecido. La construcción crece, pues, con distinta intensidad en períodos de naci-
miento del turismo y en períodos de madurez, o en las distintas fases del ciclo eco-
nómico.

20.
Turismo y empleo

En general, podemos decir que el turismo tiene gran capacidad de generación de


empleo. Así, mantiene más de 1,2 millones de empleos en España, durante los pri-
meros años noventa: más del 10 por 100 de la población ocupada. Los resultados ob-
6
tenidos para la Argentina en 2005 indican que la generación de empleos alcanza un vo-
lumen, de 1.135.748 empleos, lo que se traduce en una alta participación teniendo en cuenta
el empleo total, de 7,14%. Pero estudiemos el caso con mayor detalle.

En principio, cabe pensar que se genera más empleo a mayor magnitud de la de-
manda turística. Pero una afirmación como ésta debe ser matizada por dos factores
adicionales: la intensidad en trabajo del sector (cantidad de empleo, en relación al
capital invertido), y el empleo generado de manera indirecta.

Entre los sectores que abastecen la demanda turística, algunos (los menos) son muy
intensivos en capital, es decir, necesitan grandes inversiones fijas por puesto de tra-
bajo. Es el caso de industrias aeronáuticas, que generan muy poco empleo por uni-
dad de producto. Pero buena parte de los sectores turísticos son intensivos en traba-
jo, es decir, necesitan mucha mano de obra por unidad producida. Así ocurre con
hotelería, donde el ratio trabajadores/clientes es más elevado a mejor calidad del
hotel o restaurante, o en construcción y otros sectores.
En definitiva, nos encontramos frente a una actividad que genera más empleo que la
media de los sectores productivos: cabe esperar, pues, que en casi todos los países
las cifras de participación del turismo en el empleo total generado sean superiores a
las de su participación en el PIB. Así sucede en España, y en el conjunto de Europa.
Para la Unión Europea, nos encontramos con valores de más de nueve millones de
puestos de trabajo a mediados los años noventa, que corresponden a un 8 por 100
del empleo total, a pesar de tener el turismo una participación en el PIB europeo infe-
rior al 6 por 100. Para España, encontramos en torno al 10,5 por 100 del empleo to-
tal, frente a una participación en el PIB cercana al 9 por 100. Sin embargo para Ar-
gentina tenemos un 7,14% del empleo total frente a una participación en el PIB de
7,3%; esto puede deberse a una mejora en los términos de intercambio que han im-
pactado positivamente en los precios del sector.
Las cifras mencionadas hacen referencia a empleo y producción generados de forma
directa e indirecta: el empleo indirecto depende de la capacidad de generar empleo
en los sectores que abastecen de inputs, inputs de inputs, etc. Así se define un multi-
plicador de empleo, que será, lógicamente, mayor a mayor multiplicador de output, y
a mayor intensidad en trabajo de los sectores afectados. El turismo tiene, en general,
impactos multiplicadores en el empleo más elevados que otras actividades económi-
cas, al igual que ocurría en los multiplicadores de producción.
Aun así, no podemos olvidar que el empleo en turismo frecuentemente adolece de
dos defectos preocupantes: salarios bajos —entre otras razones, por escasa especia-
lización— y, sobre todo, eventualidad acusada, a causa de la estacionalidad del sec-
tor.
Al estar la demanda concentrada en unos pocos meses al año, se produce la cance-
lación de gran parte de los contratos de trabajo durante los períodos de temporada
baja. Ello lleva consigo efectos indeseables de inestabilidad en el empleo, eventuali-
dad de contrataciones, e incluso una falta de profesionalización, que provoca una

6
Ver informe CAT 2006

21.
merma en la calidad ofrecida, repercutiendo negativamente en los ingresos (incluso
en temporada alta).
En definitiva, podemos resumir diciendo que las actividades turísticas son en general
intensivas en trabajo, y tienen gran capacidad de generación de empleo directo e in-
directo, pero tienden a generar empleo inestable y precario, especialmente en áreas
de turismo muy estacional.
3. Turismo y sector exterior
Analizaremos a continuación la vertiente exterior de las actividades turísticas, a tra-
vés de tres conceptos básicos: balanza de pagos, tipo de cambio y diferencial de pre-
cios, a los cuales añadiremos otras reflexiones adicionales.
Balanza de pagos
La partida de «turismo y viajes» de la balanza de pagos, que recoge el gasto que rea-
lizan los turistas extranjeros en el país de destino, se encuentra, como vimos en el
recuadro 2, en la balanza de servicios.
La mayoría de los países turísticos tienen déficit persistente en la balanza de bienes,
e incluso en cuenta corriente, ya que las exportaciones de mercancías no proporcio-
nan suficientes divisas para pagar las importaciones. Podemos, pues, decir que los
visitantes extranjeros proporcionan una parte de los ingresos que el país necesita pa-
ra importar más de lo que exporta. Si esas importaciones son de bienes de equipo
necesarios para impulsar el desarrollo del país, o de inputs necesarios para producir
bienes en cualquier sector productivo, entonces podemos decir que el turismo está
jugando un papel clave en la expansión económica general: incluso las regiones no
turísticas que necesiten divisas para importar se benefician.

La estructura de la balanza de pagos española desde los primeros años sesenta has-
ta la actualidad se adapta a estas circunstancias, y otros países de menor nivel de
desarrollo actúan hoy de forma parecida (países tan diferentes entre sí como Turquía,
Nepal, Marruecos, Túnez o Cuba) donde remesas de emigrantes e inversión extranje-
ra permiten obtener las divisas necesarias para financiar el déficit comercial.

En general, se puede decir que el saldo de turismo es el resultado de restar a los in-
gresos obtenidos del turismo los gastos realizados por turistas nacionales en el exte-
rior, y tales gastos son de gran importancia en muchos países turísticos desarrolla-
dos: por ejemplo, en España son elevados y crecientes, situación que también co-
mienza a observarse en Argentina.

Apreciaciones como las anteriores pueden resultar en un análisis incompleto, pues no


podemos cometer el error de considerar que recoge todas las incidencias del turismo
en la balanza de pagos. Efectivamente, existen otros impactos escondidos, como
son:

1. Todas las partidas de la balanza de pagos pueden estar afectadas de forma directa
por las actividades turísticas. Por ejemplo, es necesario importar inputs para sostener
las actividades turísticas, y en algunos países en cantidades muy elevadas: ello redu-
ce considerablemente la aportación neta de divisas obtenidas en concepto de turis-
mo. Pero hay otros casos que modifican dicha aportación: pagos e ingresos por
transferencias de emigrantes (trabajadores extranjeros en el sector), inversiones ex-
tranjeras en capital directo (creación o compra de hoteles con capital extranjero, o
pagos por sus desinversiones...), repatriación de beneficios de empresas turísticas
extranjeras, compraventa de bienes inmuebles en manos extranjeras... No conside-

22.
rarlos sería sobrevalorar la aportación del turismo a la economía nacional en su ver-
tiente exterior, puesto que buena parte de tales movimientos son pagos.

2. Ciertos pagos de la balanza de bienes responden a lo que hemos denominado im-


pactos indirectos tipo input-output: hay importaciones realizadas por sectores que, di-
recta o indirectamente, abastecen de inputs a empresas turísticas. Suponen pagos
indirectos en divisas necesarios para poner en marcha el sector.

3. Algunos posibles ingresos nunca llegan a las manos del país receptor. Así es el
caso de los viajes realizados en líneas aéreas extranjeras (o de la compra de paque-
tes turísticos mediante agencias o tour operadores extranjeros), cuyos salarios y be-
neficios no se perciben en el país de destino, y no figuran en la balanza de pagos
como ingresos, aunque formen parte del gasto realizado por el turista.

4. Existen gastos más sutiles y de muy difícil medición. Por ejemplo, los ciudadanos
de las regiones de destino pueden sentirse estimulados a comprar productos impor-
tados, por imitación a los turistas (en economía lo llamamos “efecto demostración”.
Evidentemente, no podemos medir con precisión el impacto total de tal fenómeno, de
gran importancia en países no occidentalizados.

Afirmaremos, pues, que no es lo mismo la balanza de actividades turísticas (cuya


medición es realmente difícil, e incluiría los problemas presentados en los puntos 1 y
2 del listado que antecede) que la partida de viajes y turismo en la balanza de servi-
cios. Concluimos, pues, que los resultados que se presentan por las distintas Autori-
dades Nacionales, por lo general, están sobrevalorando la importancia del saldo de
turismo en la balanza de pagos, aunque son una primera aproximación.

Impactos del tipo de cambio

El tipo de cambio es el precio de una moneda expresado en unidades de otra; esto


es, cuántas unidades de moneda nacional son necesarias para obtener una unidad
de moneda extranjera. Medido así, llamamos depreciación de la moneda nacional a
un aumento de este valor: por ejemplo, si pasamos de 3,0 a 3,2 pesos por dólar, hay
una depreciación del peso o, lo que es lo mismo, una apreciación del dólar respecto
al peso. Una devaluación es un cambio en el mismo sentido, pero impuesto por la au-
toridad monetaria, y usualmente más intenso. Una apreciación (o revaluación, si es
impuesta por la autoridad monetaria) actúa en sentido contrario.

Las depreciaciones (y devaluaciones) mejoran la competitividad del sector turístico y


de las exportaciones. Efectivamente, cuando se deprecia el peso, los turistas, y los
compradores de nuestras exportaciones, obtienen más pesos por cada divisa que
cambian, resultando más barato el producto argentino. El país se hace más competi-
tivo, entran más turistas y exportamos más, aumentando los ingresos. A su vez, la
depreciación encarece la salida al exterior del turismo nacional, porque las divisas
son más caras, disminuyendo el flujo de viajeros nacionales que deciden salir: tal vez
sustituyan su salida por un viaje interior, mejorando también la demanda de turismo
nacional.

En principio cabe pensar que todo ello es positivo para la balanza de pagos, pero
existen otros factores compensadores. La devaluación provoca un encarecimiento de
las importaciones (hay que pagar más pesos por cada dólar importado...). En conse-
cuencia, el sector puede ver cómo suben los costes de inputs importados, viéndose
obligado a subir sus precios a medio y largo plazo (por inflación de costes) y, por tan-

23.
to, el efecto positivo previsto es anulado por la inflación: el país se hace más caro
(menos competitivo). Por otro lado, el aumento de demanda que provoca la devalua-
ción también puede incrementar los precios del sector turístico7.

Con mayor precisión, diremos que en un sistema de tipos de cambio fijos (donde hay
un acuerdo entre varios países para mantener las monedas dentro de una banda de
fluctuación), una devaluación es una modificación del tipo de cambio central en torno
al cual se define la banda de fluctuación. Así era el caso de la mayoría de las mone-
das de la Unión Europea, incluidas en el denominado Sistema Monetario Europeo,
que hoy ha dado paso a la moneda común llamada EURO. En el caso de devaluación
en un sistema en flotación intervenida —esto es, sin tipo de cambio fijo—, el Banco
Central interviene bruscamente para modificar la cotización de la moneda. De la
misma manera se define la revaluación, en sentido contrario.

A modo de ejemplo sirve la siguiente nota periodística de Página 12:


Lunes, 22 de enero de 2007

GASTAN MAS LOS QUE LLEGAN QUE LOS QUE SE VAN

El turismo dio superávit


Por Fernando Krakowiak

El crecimiento del turismo extranjero permitió obtener un superávit de 73 millones de dólares


en la cuenta viajes durante el tercer trimestre del año pasado, según datos del Indec. Por prime-
ra vez en 15 años, el dinero que gastan quienes visitan el país es mayor al que utilizan los ar-
gentinos que van al exterior. Desde la devaluación el déficit se había ido achicando paulatina-
mente. Sin embargo, recién ahora la cuenta dejó de estar en rojo y las proyecciones indican
que 2006 cerrará con superávit.

El dato no es menor si se toma en cuenta que en el período 1994-2001 el saldo negativo promedio fue
de 1250 millones de dólares anuales debido a las facilidades que otorgaba la convertibilidad a quienes
querían veranear en Brasil, aprovechar las “ofertas” de Miami o sacarse fotos en la torre Eiffel. En el
2002 el déficit se redujo a 793 millones de dólares, en 2003 a 506, en 2004 a 369 y en 2005 a 64 mi-
llones. Todavía no se conoce el resultado final de 2006, pero los datos del tercer trimestre, surgidos de
la estimación del balance de pagos que elabora el Indec, mostraron un superávit que, según el gobier-
no y los analistas privados, evidencia un cambio de tendencia mientras continúe el dólar alto.

La cuenta viajes contabiliza los bienes y servicios que los viajeros adquirieron en países que no son de
su residencia durante su estadía por períodos menores a un año, sin contar los pasajes en avión o
barco. Según Ecolatina, un argentino que en 2001 podía costear diez días de vacaciones con su sala-
rio, en la actualidad puede afrontar algo menos de ocho y si el destino es internacional sólo puede sol-
ventar cinco días. Los turistas extranjeros, en cambio, incrementaron su ingreso en pesos un 284 por
ciento debido a la devaluación y su poder adquisitivo se incrementó un 56 por ciento. Así puede cos-
tear seis días más que en 2001. El informe aclara que en las comparaciones el turista extranjero perci-
be su ingreso en dólares americanos sin considerar las variaciones en las paridades cambiarias de los
principales orígenes de afluencia. Entre 2001 y 2006, el euro y el peso chileno se apreciaron con rela-
ción al dólar, por lo que el ingreso que perciben en moneda estadounidense debería ser incluso mayor.

Esta ventaja provocó un aumento acelerado de la inversión en hotelería y turismo. Según el Centro de
Estudios de la Producción, durante 2005 las inversiones alcanzaron los 323 millones de dólares, mien-
tras que las estimaciones preliminares indican que el año pasado podrían haber superado los 600 mi-
llones. A su vez los extranjeros gastan en promedio 463 pesos por día, mientras que los argentinos só-
lo 167. Según Tax Free (encargada de relevar el gasto de los extranjeros para devolver los cargos por
IVA) las compras de los turistas foráneos crecieron 52 por ciento en 2006.

7
Una situación de estas características está experimentando la economía argentina a partir del año 2007

24.
Esta situación, combinada con la recomposición del turismo nacional debido a la lenta mejora del po-
der adquisitivo, hizo que los precios se hayan disparado por encima del Índice de Precios al Consumi-
dor (IPC). Desde la devaluación, la inflación en turismo acumuló 147 por ciento, contra 81 del IPC. Las
mayores alzas se registraron en excursiones y paquetes turísticos (223 por ciento), y transporte (150),
mientras el costo del alojamiento subió 91 por ciento.

En el ranking de las generadoras de divisas, elaborado por Ecolatina, el turismo quedó en cuarto lugar
durante el primer semestre del año pasado con 1816 millones de dólares, detrás del sector oleaginoso
(5030 millones de dólares), del petrolero (4147) y del automotor (1978); y delante del complejo cerea-
lero (1459) y de las exportaciones de carne vacuna (1310 millones). El dato es más positivo si se toma
en cuenta que el turismo no depende de la cotización volátil que pueden experimentar las commodi-
ties.

Diferencial de precios: competitividad

Analicemos con más detalle este problema de la competitividad vía precios. Depende
de dos variables: el tipo de cambio y la inflación diferencial (ver recuadro 1). En cuan-
to a esta última, la estudiaremos bajo dos vertientes:

1. En primer lugar, tenemos el diferencial de precios entre dos países receptores de


turistas, que compiten entre sí por los mismos mercados. El turista comparará los
precios de los diferentes destinos para buscar su opción más barata. La competitivi-
dad depende, por tanto, del nivel de precios de ambos países en un momento dado, y
de la evolución en el tiempo de las tasas de inflación entre ellos.

Durante los últimos años van apareciendo más y más países que hacen la compe-
tencia a destinos tradicionales de sol y playa como el español. Argentina es un buen
ejemplo, con precios bajos, y que poco a poco va creando las infraestructuras que
necesita el sector. A su vez, el precio del transporte aéreo se ha reducido, haciendo
rentables destinos muy alejados de los países emisores, como el Extremo Oriente, el
Caribe, América del Sur, etc. El crecimiento de los precios en países como España y
otros que se encuentran dentro de los alcances de la zona del EURO, reducen consi-
derablemente la competitividad, y por lo tanto se ven disminuidas sus cuotas de mer-
cado.

2. Pero, en segundo lugar, no podemos olvidar el diferencial de precios entre el país


receptor y los países emisores: si el país de destino sufre una inflación más elevada
que el país de origen del turista, éste verá cómo los precios se encarecen en el desti-
no elegido. El diferencial de precios debe, pues, observarse también desde esta ópti-
ca. La inflación diferencial existente entre Argentina y la mayoría de los países de la
Unión Europea —fuente principal de turistas con destino a Argentina— es una ame-
naza constante a la competitividad argentina: cuando los precios expresados en pe-
sos suben, los turistas buscarán países alternativos. En ese sentido, un buen ejemplo
se pudo observar en la salida de extranjeros residentes en España (en su gran mayo-
ría jubilados), durante los años ochenta y primeros noventa. Cuando vieron que la
ventaja de precios que antaño gozaba España se había desvanecido, vendieron sus
viviendas y volvieron a sus países de origen.

La calidad del producto como factor de competitividad

El análisis macroeconómico tiende a calcular la competitividad de un sector producti-


vo a través de métodos como el diferencial de precios y evolución del tipo de cambio.
Pero la calidad del producto ofrecido es un factor de competitividad cada vez más im-

25.
portante, dada la diferencia y segmentación que muestran los mercados turísticos. Un
análisis de competitividad que no incluya la calidad de la oferta y la problemática am-
biental siempre queda incompleto. La estrategia de competitividad vía precios no se
puede basar en reducir calidad mediante reducción de costes de explotación, sino en
una política económica que controle la inflación diferencial y el tipo de cambio de ma-
nera adecuada.

4. Estacionalidad, crisis y otros ciclos

Ya hemos estudiado cómo el turismo aumenta su participación en el conjunto de la


economía a lo largo del tiempo, a causa de una tendencia creciente de la demanda
propiciada por una elasticidad renta de la misma elevada. Pero la tendencia de cre-
cimiento no es continua: hay oscilaciones, cíclicas o esporádicas, que deben ser teni-
das en cuenta. Nos centraremos en tres aspectos que rompen la tendencia lineal de
crecimiento del sector: la estacionalidad, el impacto de las crisis económicas genera-
les, y las crisis del sector en algunos países en particular.

Estacionalidad

La demanda turística se concentra en apenas unos pocos meses al año, especial-


mente en los destinos de sol y playa, deportes náuticos y deportes de invierno (ver
gráfico 1).

Diversas causas explican este comportamiento, entre las que merecen destacarse el
clima y la periodificación de las vacaciones laborales y escolares. Efectivamente, las
vacaciones habitualmente se concentran en verano y en el período de invierno. Los
efectos de este comportamiento estacional son muy negativos. Veamos los más im-
portantes:

1. Como ya vimos en el apartado «turismo y empleo», la estacionalidad provoca gra-


ves problemas de estabilidad laboral y calidad del servicio ofrecido por mano de obra
poco especializada.

2. Por otro lado, los largos períodos de temporada baja generan graves dificultades
en la cuenta de resultados de las empresas afectadas, al reducir la posibilidad de
sostener los beneficios durante todo el año. Además, la existencia de costes fijos
(importantes en hotelería), provoca gastos muy elevados en la apertura de estableci-
mientos en períodos de clientela muy escasa. Su cierre estacional, irremediable en
muchos períodos, tampoco es la solución óptima, ya que genera la imposibilidad de
captar a los escasos clientes demandantes en tales épocas. La amortización de las
inversiones realizadas, por otro lado, se hace más difícil como consecuencia de estos
largos períodos de inactividad total o parcial.

3. Las infraestructuras públicas y privadas se encuentran congestionadas durante


breves períodos, con efectos perniciosos tanto sobre la calidad de la oferta como so-
bre el bienestar de la población, para pasar posteriormente a una triste situación de
infrautilización. El resultado es un aprovechamiento subóptimo de los recursos dispo-
nibles, tanto en períodos de congestión como de abandono. Los efectos de tal situa-
ción van más allá de lo meramente económico, en la medida en que los costes de
congestión afectan a la población ubicada en las zonas de destino, y tienen, además,
graves efectos medioambientales.

26.
Para calcular la estacionalidad, podemos utilizar diversas técnicas estadísticas. La
más sencilla de ellas es la de atribuir valor 100 al volumen de visitantes correspon-
dientes al mes punta (normalmente, el mes de enero para el caso de Mar del Plata
(MDQ)), y, mediante una sencilla regla de tres, obtener el valor correspondiente a ca-
da mes del año. Ello no significa que supongamos plena ocupación durante el mes de
enero, sino que consideramos convencionalmente que su valor es 100 (que no es lo
mismo que 100 por 100 de ocupación). Los datos que ofrece el gráfico 1 responden a
esta técnica, si bien en este caso se ha obtenido, para cada mes, el valor correspon-
diente a la media del valor del mes correspondiente durante un período de tres años.
Al realizar esta operación, los resultados son los valores que representan la situación
de los tres años de los que se dispone información (2004 -2006), en lugar de trabajar
con datos de un solo año, que podrían estar sesgados por circunstancias peculiares.

A los efectos de generar una comparación entre destinos con distinto grado de esta-
cionalidad, se aplicó similar método a los datos de Ciudad de Buenos Aires (BUE),
pero tomando como punto de partida también el mes de enero, a fines de observar el
comportamiento de las plazas ocupadas en ambas localidades. Se puede observar el
comportamiento de un destino de Sol y Playa (MDQ) frente a otro dedicado a Entre-
tenimiento y Cultura (BUE)

GRÁFICO 1. —Estacionalidad en ARGENTINA.

Tendencia Comparada BUE - MDQ


2004 - 2006
160,00
Indice de Tendencia (01/2003=100)

140,00

120,00
Promedio tendencia PO-BUE
100,00
Promedio tendencia PO-MDQ
80,00
Polinómica (Promedio
60,00 tendencia PO-BUE)
Polinómica (Promedio
40,00 tendencia PO-MDQ )

20,00

0,00
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Fuente: SECTUR -Oferta y demanda hotelera, indicadores seleccionados por tipo de establecimiento (2004 – 2006)

Existen otras maneras más complejas de calcular la estacionalidad: así, desviaciones


del valor de cada mes respecto a la media, o el uso de medidas de dispersión esta-
dística (corno la varianza, la desviación típica...), o modelos econométricos más ela-

27.
borados8, para investigar su evolución en el tiempo y llegar a conclusiones más pro-
fundas en torno a las causas del problema.

En cuanto a las estadísticas de partida, frecuentemente nos vemos obligados a traba-


jar con datos que no son óptimos, dada la escasez de fuentes. Por ejemplo, es difícil
encontrar datos de visitantes nacionales alojados en apartamentos, de tal manera
que habitualmente trabajamos con pernoctaciones en hoteles, o entradas de visitan-
tes por fronteras (incluidos aeropuertos en ellas, evidentemente). La dificultad es ma-
yor cuando trabajamos en el ámbito regional, puesto que el flujo de turistas que se
mueven dentro de un mismo país, entre sus diferentes regiones, es de difícil estima-
ción.

El lector puede consultar diversas fuentes de llegada de viajeros por meses, o de


pernoctaciones en hoteles, para calcular, a modo de ejercicio, la estacionalidad de
determinada área geográfica. En todo caso, no se olvide que se puede desagregar la
estacionalidad por países de origen, por regiones o ciudades de destino, etc. A su
vez, la comparación en el tiempo y en el espacio de los resultados obtenidos siempre
será muy ilustrativa.

¿Cómo solucionar esta situación? Algunos destinos turísticos tratan de especializarse


en segmentos menos estacionales de la demanda. Así es el caso de Santiago del Es-
tero o Merlo (San Luís) que ha concentrado su actividad en segmentos de la tercera
edad, un mercado creciente —por razones demográficas, entre otras— y no sometido
al ciclo vacacional. En otros casos, se buscan estacionalidades compensadoras:
clientela cuya temporada alta coincida con la temporada baja de otros segmentos
(así, congresos, o viajes escolares, etc.). En otro orden de cosas, la modificación de
la rigidez de los períodos vacacionales de la población afectaría positivamente a este
problema, si bien es un fenómeno que se manifiesta de manera muy lenta. En todo
caso, la mayor o menor importancia de la estacionalidad depende de la especializa-
ción de cada destino.

Las crisis económicas y sus impactos sobre el turismo

¿Cómo afectan al turismo las crisis económicas? La respuesta depende del tipo de
crisis, sus causas, y las medidas adoptadas en cada caso. No obstante, podemos
describir algunos rasgos comunes.

En épocas de crecimiento de los ingresos, hay un aumento aún superior en los gas-
tos turísticos, y por tanto el sector será muy dinámico. Por la misma razón cabe pen-
sar que los períodos de recesión provocarán recortes superiores en los gastos turísti-
cos que en otras partidas. El turismo actuaría como un gasto de lujo, que crece más
que la renta, y se reduce sensiblemente cuando ésta baja (elasticidad-renta elevada,
de nuevo).

Ahora bien, la realidad nos muestra que esta afirmación es sólo parcialmente correc-
ta. En muchos casos, el turismo sufre las recesiones con menor intensidad que el
conjunto de la economía. Ello puede ocurrir porque el consumidor «se acostumbra» a
determinado nivel de gasto, y después no realiza todos los recortes que la situación
le exige.

8
Como se muestra en el gráfico por medio del cálculo de la función polinómica de los datos obtenidos

28.
Todo depende de muchas variables: las restricciones que la política económica apli-
que a los consumidores, la evolución de los precios turísticos ante la crisis, las pecu-
liaridades de cada país de destino, la profundidad de la crisis en los países de origen
de los clientes, etc. Repasemos, al respecto, la historia reciente. Los valores agrega-
dos de turismo exterior para todo el planeta muestran que la crisis de los primeros
años setenta no tuvo gran influencia sobre el número de visitantes, que siguieron cre-
ciendo, si bien se produjo una considerable caída de la participación del turismo en el
volumen total de importaciones mundiales, dado el fuerte incremento del precio de
éstas.

La crisis de los años 79-83 (más intensa para toda la economía) parece haber tenido
efectos más perniciosos. Redujo ligeramente el número de visitantes a nivel mundial,
en los años 82 y 83. Disminuyó también la participación del turismo en el comercio
mundial en los años 1979 y 1983.

Finalmente, en 1989 se produce una nueva crisis de incertidumbre en la economía de


los países desarrollados, que se prolonga durante los primeros años noventa. Como
es sabido, fue acompañada de profundos problemas políticos y militares: caída del
muro de Berlín y del sistema socialista, invasión de Kuwait, guerra de los Balcanes...
La situación en este caso fue muy diferente en los distintos países turísticos, dada la
enorme inestabilidad política, social y militar sufrida en muchos de los destinos (Egip-
to, Medio Oriente, ex Yugoslavia...). Todo ello desvió la demanda hacia otras regio-
nes que se han visto beneficiadas, como España, que disfruta de un fuerte crecimien-
to turístico durante los años centrales de la década de los noventa.

En todo caso, la tendencia de crecimiento de la demanda turística en el largo plazo


atenúa los efectos perniciosos de las diferentes crisis.

29.
Las crisis originadas en cada país

No podemos acabar este apartado sin mencionar, cuanto menos de manera breve,
algunas situaciones de crisis no provocadas por la situación internacional, sino por
peculiaridades de algunos países. Aparecen tales situaciones, aun a pesar de una
demanda creciente a nivel internacional, por dos tipos de razones:
— Por un lado, el sector turístico es muy sensible a las coyunturas de inestabilidad
política, militar o social, por razones obvias. Situaciones de grave tensión social han
provocado crisis profundas en algunos destinos emergentes corno Cachemira, Arge-
lia, Egipto, Bosnia, Líbano, etc.
Algunos destinos pueden entrar en crisis por desequilibrios económicos, por pérdida
de competitividad en el largo plazo, o simplemente por límites en la capacidad de
acogida. En este sentido, varios factores pueden actuar de forma conjunta: inflación
diferencial elevada respecto a los países emisores (por ejemplo en Argentina a partir
del 2007), competencia creciente de países turísticos emergentes, saturación de la
capacidad de acogida por crecimiento excesivo, degradación ambiental por explota-
ción desmesurada del territorio y mala planificación, incapacidad de adaptación a la
nuevas exigencias de la demanda. En todo caso, dada la tendencia creciente de la
demanda a nivel mundial, estas situaciones no suelen provocar crisis profundas, sino
más bien cierta reducción de la importancia relativa del sector en el conjunto de la
economía nacional, a veces incluso en un contexto de crecimiento del sector, como
ocurre en el caso español.

5. Resumen
Hemos visto en el presente trabajo cómo podemos manejar los conceptos básicos de
la macroeconomía para explicar la evolución de las actividades turísticas. En el ámbi-
to de la producción y la generación de empleo, podemos afirmar que nos encontra-
mos ante un sector que participa de forma creciente en la economía mundial, a causa
del elevado valor de la elasticidad renta de la demanda. Las cifras de visitantes ex-
tranjeros ofrecen tendencias crecientes más intensas que las de ingresos de divisas
por concepto de turismo, pero a su vez éstos crecen, en el largo plazo, más deprisa
que el PIB en muchos países. Un sector tan dinámico inevitablemente se instaura en
nuevos países, provocando la aparición de «países turísticos emergentes»como Ar-
gentina, que compiten con destinos tradicionales, como España y Francia.

En cuanto al empleo, el turismo tiene una gran capacidad de creación de puestos de


trabajo, pero el empleo generado es en general muy precario, dado el componente
estacional.

La interrelación sectorial es de gran importancia, tanto porque la demanda turística


afecta a diversos sectores productivos como por los efectos indirectos e inducidos,
más intensos que en otros sectores económicos.

Por último, en lo referente al sector exterior, la importancia del turismo se centra en


su gran capacidad para financiar los desequilibrios provocados por la escasa compe-
titividad en la balanza de bienes de muchos países, si bien su importancia relativa al
respecto es decreciente en países de turismo consolidado, como España. En todo
caso, los efectos sobre la balanza de pagos no se miden correctamente sin analizar
todas las partidas de la balanza, y no sólo la denominada «turismo y viajes».

30.
En resumen, nos encontramos frente a uno de los “sectores”9 más importantes y di-
námicos de la economía mundial, de cierta estabilidad en el largo plazo, de demanda
fuerte, creciente en el tiempo, y con competencia internacional cada vez mayor.

Bibliografía.

BULL, A. (1994), La economía del sector turístico, Alianza Editorial, capítulos 7 a 13


(especialmente, 7, 8 y 10)

CÁMARA ARGENTINA DE TURISMO (Octubre 2006) Importancia de la Industria de


Viajes y Turismo Como Actividad Económica 3º Informe

INDEC- Dirección Nacional de Cuentas Nacionales

FIGUEROLA, M. (1991), Teoría económica del turismo, Alianza Editorial. Especial-


mente, capítulos 1, 3, 6, 7, 9 y 12.

MONTANER MONTEJANO JORDI (1991), Estructura del Mercado Turístico, Ed.


SINTESIS

MORATAL MOISÉS HIDALGO (1996), Aspectos Macroeconómicos del Turismo, en


PEDREÑO MUÑOZ y MONFORT MIR, Introducción a la Economía del Turismo en
España, Ed. CIVITAS

SAMUELSON, P., NORDHAUS, W. D. (1995), Economía, McGraw Hill.

SECTUR -Oferta y demanda hotelera, indicadores seleccionados por tipo de estable-


cimiento (2004 – 2006)

9
Vale aclarar que la construcción del “sector“ no se hace en la forma tradicional, es decir vertical, sino como
un agregado transversal u horizontal involucrando distintas participaciones del resto de los sectores económi-
camente definidos

31.

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