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EL OPIO DEL PUEBLO COLOMBIANO: LA UTOPÍA

Diariamente observamos en las noticias o leemos en los periódicos Colombianos, realidades


como: "Denuncian a magistrados de la Corte por no elegir al Fiscal, ante la Comisión de
Acusación", "Bajó la corrupción en Colombia entre 2007 y 2008, informó la ONG
Transparencia Internacional", "Condenado a 20 años de prisión el ex jefe paramilitar Édgar
Ignacio Fierro, alias -don Antonio-", o "Presidente Álvaro Uribe lanza críticas por carrera
armamentista y -ánimo de guerra-". Pero, ¿es en realidad esto lo que queremos escuchar o
leer?, sin embargo es el precio que Colombia debe pagar por una historia construida bajo
parámetros de violencia, corrupción y narcotráfico.

Nuestro proceso histórico nacional nos ha llevado a soñar con un país utópico en donde toda
realidad subjetiva, es digna de ser vivida, porque simplemente no sabemos o en la mayoría de
los casos, no nos importa como colombianos, pensar en todos y para todos, (muchas veces
preferimos quedarnos soñando); pensar en cómo cambiar esta realidad social; pensar en todos
como una nación y no en todos como una masa o un conjunto; o pensar en qué ocurrió en
nuestra historia nacional para que tengamos que vivir con tantos abismos sociales.

Pero en realidad éste no es el problema, la cuestión radica en ¿qué tan Colombianos somos?
Consideremos que la cultura política colombiana de cada persona, es el ejercicio de su
identidad y concepción propia frente al hecho de proponer soluciones y/o sistemas de
gobierno que velen por el bienestar común. Generalmente en los hogares familiares nos
quejamos de que no hay dinero ni oportunidades para trabajar, pero que debemos pagar
impuestos altos por casi todos nuestros bienes o que debemos hacer largas filas para reclamar
cualquier documento que el mismo Estado nos pida; y es en este punto en el que se
fundamentarán los argumentos que ponen en tela de juicio si somos hijos de nuestra patria o si
a lo mejor somos algo así como autómatas adoptados por una nación que pide a gritos el
cambio.

Ser un verdadero colombiano, es estar más allá de lucir un sombrero 'vueltiao', una 'ruana' o
de disfrutar un delicioso tamal tolimense. Ser colombiano es conocer los derechos y deberes
sociales; es saber qué significa el tipo de Estado que tiene Colombia; es comprender que tan
justo es no tener un trabajo estable; es saber bajo qué leyes estamos regidos y cuales derechos
sociales son vitales para nosotros; es refutar la realidad actual con argumentos basados en las
evidencias legislativas del país.
Por ejemplo, según nuestra constitución política actual," Colombia es un Estado social de
derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus

Lizzeth Lorena Díaz Flórez 1101 17


EL OPIO DEL PUEBLO COLOMBIANO: LA UTOPÍA

entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la


dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la
prevalencia del interés general"1; esto significa que, Colombia es un estado que vela y busca
el bienestar para todos los colombianos y el cumplimiento de todos sus derechos que le
garanticen una vida digna (cuando en realidad muchos habitantes de sectores rurales, no
tienen como sobrevivir y no encuentran más solución que integrarse a grupos armados al
margen de la ley, en lugar de conglomerarse y generar ideas que beneficien a todos los
campesinos); además es una república democrática y participativa, esto quiere decir cada
colombiano tiene derecho a votar por su candidato y también tiene derecho a lanzarse como
tal (pero ¿cuándo hemos visto más de un candidato de estratos medio o bajo a la presidencia?
simplemente no creemos en el apoyo mutuo masificado); es una nación fundada en el respeto
de la dignidad humana y el interés general, es decir que por encima de todas las cosas se debe
respetar el valor de cada colombiano (en realidad ¿buscamos un interés general cuando vemos
actos de corrupción y preferimos quedarnos callados?)
Ahora bien, ¿son en realidad el Estado colombiano o la historia de nuestra nación, los
verdaderos culpables de nuestra realidad actual?, para inconformismo de muchos, no, de
hecho, somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de nuestro propio destino. No se
necesita haber salido de una universidad para comprender lo que es justo o lo que debería
hacerse para el bien común, es más, con el simple hecho de revisar la constitución política de
Colombia, podemos defender nuestros derechos o documentarnos acerca de lo el Estado nos
debe proporcionar.
Lamentablemente el cáncer del pueblo colombiano, es el olvido, Colombia olvida que es una
nación democrática, que el pueblo hace a la nación y no la nación al pueblo, Colombia no
reclama ni pelea con argumentos, solo se une a la guerra o al narcotráfico que es la única
entrada fácil de dinero. Y en este sentido sabemos que muchos de nosotros somos seres
autómatas que viven sosteniendo el yugo del desequilibrio social, adoptados por una nación
que quiere cambiar pero que necesita que estos seres se conviertan en verdaderos hijos de su
patria y luchen por ella, para ganar por todos. El opio de pueblo colombiano, no se puede
quedar simplemente en el devenir de utopías, porque cuando una de estas se convierte en un
objetivo o en una proyección, deja de ser utópica para convertirse en una realidad próxima,
pero como Colombianos debemos dejar el suelo de la discordia para llegar al cielo de la
satisfacción y de la identidad patria.
Bibliografía
1
Artículo 1. Constitución política de Colombia. De los principios fundamentales.1991

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EL OPIO DEL PUEBLO COLOMBIANO: LA UTOPÍA

CONSTITUCION POLITICA DE COLOMBIA 1991. TITULO I. De los principios


fundamentales [En línea], disponible en:
http://www.banrep.gov.co/regimen/resoluciones/cp91.pdf. Recuperado el 22 de septiembre de
2009.

La democracia participativa. [En línea], disponible en:


http://www.amorpormedellin.org/Columna/democracia_participativa.htm. Recuperado el 23
de septiembre de 2009.

Portada. Miércoles 23 de septiembre de 2009.El tiempo/política. [En línea], disponible en:


http://www.eltiempo.com/colombia/politica/index.html. Recuperado el 23 de septiembre de
2009.

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