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UN SUEÑO QUE NUNCA OLVIDARE

El cielo se oscureció y las nubes lastimaron lentamente el oscuro firmamento, una suave
lluvia empezó a caer y el frio consumió despreciablemente el momento, cada gota tenía un
nombre y cada sonido se articulaba en las palabras que decía el cielo: “Soy la lluvia, pura y
fría como la muerte”.

El momento se hacía cada vez más triste, más trágico, más cruel y mucho más desesperante,
el cementerio donde lo habían enterrado se empezó a poblar de fantasmas sin nombre y sin
rostro, solo fantasmas con memorias que andaban en busca de un nuevo acompañante.

La vista se le nubló totalmente de lagrimas y recuerdos de antaño, aquel fue el punto; ya no


pudo distinguir el nombre de su amado y difunto padre, sin importar cuanto lo intentara,
cuanto lo deseara y cuanto lo amara, el nombre desapareció y con el ataúd se enterró. De esta
manera se sumió en un incontrolable y desgarrador dolor, en odio hacia sí mismo, pues su
confesión murió en el silencio y el día de su adiós la felicidad que siempre lo motivó se la
llevo ese motivo de amor…

La esperanza y la nostalgia irónicamente son nuestra motivación a la desesperación.

Los segundos eran eternos, la soledad quien antes lo ignoraba, ahora lo aconsejaba y le
motivaba a asesinar su pesar, el pobre ya no entendió que hacía en medio de treinta
desconocidos con trajes negros y elegantes lagrimas que ocultaban sonrisas de hipocresía;
después que la tierra secuestro su única motivación el silencio lo acogió y de su voz ninguna
palabra luego salió.

El cielo que antes era lúgubre y espectral, ahora para él se convirtió en el reflejo de su
realidad, el delirio y la nostalgia hicieron que nunca jamás pudiera ver la verdad y en sus
oídos las palabras de esperanza le dijeron hasta el día de su muerte vienes de un mundo donde
la insignificante significa más que lo significante, vienes del infierno.

- Estoy cansado de mi sueño, no termina, llevo 12 noches en vela desde la muerte de mi


papa, ¿Quién se supone que soy yo?, apenas tengo 14 años y ya no puedo ver con
claridad, mi mente desaparece y mi vida se colapsa, debería saber que ya ni estoy acá.
 

Antes de caer de nuevo, el pobre niño descubrió que el funeral fue solo un sueño, pero esta no
es la verdad.

En el momento en que vivió, su alteración por la muerte lo llevo a que su pálido cuerpo se
fragmentara en un golpe de horror, en su cabeza había quedado un golpe que de por vida lo
marco, de ahí en adelante, el coma en el que entro lo despertó, y aunque todavía soñaba, el
delgado muchacho solo descubrió que de su sueño por fin desapareció.

- Es momento de que me levante, de que empiece mi nuevo día, ya no voy a sufrir más,
de ahora en adelante tendré la mente en alto, pero estos días de invierno no me dejan
tranquilo, estoy realmente cansado de la lluvia, la lluvia y la tristeza, la lluvia y la
muerte.

Muy tranquilamente siguió con su rutina, se levanto, se aseo y partió hacia un nuevo
momento de expiación, para eso se llevo lo único que tenía valor, una libreta y un corazón;
en la libreta creaba el mundo real y sus dibujos ilustrados lo acercaban a la espiritualidad,
luego el colegio lo despidió y a su casa regreso cansado y agotado con el gran deseo de hacer
lo que más ama, lo único que lo había alejado de su depresión.

Entro a su cuarto y arrojo la maleta con desespero sobre su dura colcha que adornaba la muy
aseada cama, no obstante su libreta de amor y tinta la coloco con mucho cuidado encima del
estuche de su angelical violín.

Aquí inicio todo, cuando tocaba esas obras románticas, bellas pero muy intensas de
Tchaikovsky, su mente única y singular unía su mundo con el real, era majestuosa la escena y
nunca nadie jamás había logrado enseñarle a su alma a interpretar. Los ojos los cerraba y el
sudor lo acosaba, se movía en la habitación, cantaba, reía pero más aun lograba hacer algo que
muy pocos logran, veía a su padre, él era tierno pero su dulzura lo lastimaba…

- Hijo mío, recuerda que solo tenemos una vida, lo que no hacemos ahora no lo haremos
nunca, recuerda que hoy eres un niño y mañana un viejo, por eso vive, vive con
intensidad y siempre di lo que deseas decir, no te contengas, se libre por ti mismo…

La nada, y el olvido son nuestros ojos y nuestra piel

En el último compas para acabar, esas palabras lo volvían a despertar y antes de poder
finalizar, de nuevo, el amargo llanto por su añoranza lo volvía a azotar, lo lastimaba y lo
martirizaba como un animal que contempla su adiós en el matadero municipal. Quizá lo que
 

sucede es que jamás entendió lo que su padre le dedicó, no entendió que los sueños son la
única realidad y la respuesta que hallas viene determinada por la pregunta que hagas, las
preguntas del niño eran superficiales por eso su coma duro meses casi anuales.

Después de tocar a la cama iba a parar, dormía constantemente, dormía sin cesar, el ilustrado
y desamparado muchacho solo quería estar con lo único que le quedaba sin olvidar; los
recuerdos de su padre, las tristezas de su muerte y el cielo de su mente.

El 15 de septiembre, el pequeño dolor estaba de aniversario, la muerte de su única esperanza y


su cumpleaños. Fue un día muy especial, realmente mágico y sin igual. Después de la misma
rutina, la misma melodía, la misma agonía, la misma indiferencia y la misma soledad, la cama
le dijo “ven a parar”, ese día soñó aun más real.

- Negro, muy negro está, no logro ver nada, ni siquiera mi cuerpo, ni siquiera me siento,
ni mi aliento, estoy en un la nada; pero éste fétido olor ha de venir de algún lado,
¿donde será?...

Después de oler con suma atención y mover su nariz repetidamente en varias direcciones,
cambiando aceleradamente su ritmo respiratorio, por el asfixiante olor, el niño se dijo a sí

- ¡Soy yo! Yo, que solo vivo en mi mundo ¿porque ya no veo?, ¿por qué ya no siento?,
¿por qué ya no puedo resistir?, tal vez por fin esta podredumbre se ha manifestado, es
preciso que acabe mi dolor, pero nunca pensé que por mas agotado de mi mismo la luz
me daría la espalda y esta nueva oscuridad me apuñalara el alma.

Ya he caminado durante horas y aun no hallo nada de luz, camino sin rumbo alguno
únicamente guiado por mi rencor y mi dolor…

Y en un ensordecedor silencio, el muchacho empezó a balbucear un crimen que el eco iba


respondiendo lenta y angustiosamente.

- ¡Esto tiene que parar, creo que empecé a delirar o tal vez toda mi vida he delirado y
por fin la cordura llego a mis pies!…,

Su pulso cardiaco se aceleró, sus ojos de nuevo las lágrimas habitaron y la paciencia se agotó,
sus manos temblorosas estaban, sus piernas cansadas de tanto correr flotaban en la nada,
luego, tomo con gran rapidez sus orejas y vio que le sangraban, sin piedad el caos ya era
 

inmortal…, en un último suspiro sus cuerdas vocales se reventaron con los gritos que salieron
aullando:

¡CALLENSE VOCES DEL DEMONIO, dejen que parta con mi padre, ya no


quiero vivir, quiero desaparecer y ser libre!

Al despertar salió corriendo hasta el baño, ahí el muchacho sudado y llorando tomo su piel y
la contemplo en el espejo, se compadeció…, se dio lastima…, y se dijo a sí mismo: “en el día
de mi cumpleaños, las memorias de fantasmas saquean la tumba de mi padre y en la
imaginación la tragedia invade mi muerte.”

Las noches que siguieron fueron las más horribles y crueles, noches que ni la imaginación es
capaz de recrear, noches en donde jamás pudo volver a amar, pues de ahí en más, el sueño
nunca iría a conciliar...

Así paso el tiempo, fueron 6 meses del dolor más intenso, en este pequeño momento su voz
fue cediendo y la rutina lo fue concluyendo, al parecer la muerte era inevitable, una muerte
ocasionada por el cansancio de ideas vertientes. Ya nada intentaba lograr y su marginación
personal lo enviaba cada vez más en el espiral de la soledad, poco a poco fue cayendo, y en
cada noche una tragedia mortal, le iba emitiendo una sola señal:

Amar y olvidar, son dos razones por las cuales la gente se decide matar…

•••

Era otro día, otra luz, era un día distinto. Muy temprano en la mañana el cielo despejado
estaba no tenía una sola nube y el azul era el más alegre y hermoso que la vida pudiera crear,
el aire tenía algo reconciliador y amigable, era un día donde la soledad estaba de viaje con la
lluvia y la humildad acompañaba una nueva esperanza.

El niño que antes se odiaba, ahora por fin no pensaba, extrañamente su rostro frio ya no
estaba y sus ojos sin lágrimas se encontraban, por primera vez desde que su padre murió, una
sonrisa del joven brotó, era hermosa y totalizadora, era como el sol en esa cálida mañana.

- Por fin mis plegarias se escucharon y a mi padre he recordado, hoy voy a vivir cada
instante, voy a vivir cada momento, por fin mi propio rencor será asesinado por el
amor, viviré feliz.

Si Amamos a un solo ser, por ende amaremos a todo el mundo


 

En la mañana, entró a su cuarto y saco su violín, quería tocar con amor y abandonar el dolor,
así lo hizo, empezó su canción y su dulzura creció, cada nota, cada frase y cada melodía del
incomprendido Tchaikovsky sonó tan apasionada como un abrazo, un simple abrazo que es
capaz de hablar, capaz de decir “te amo”, capaz de reconfortar y más aun, capaz de asesinar la
maldad.

El niño bailo, sonrió y regreso a un sueño nuevo que ya no hablaba de dolor, ahora
contemplaba un exquisito paraíso terrenal y totalmente sentimental, durante 7 meses sufrió y
en un único día su alma se curó, ahí fue donde calló en cuenta que era la primera vez que
terminaba completamente el concierto para violín en Re mayor Opus 35, en la última y
decisiva nota abrió los ojos, porque un sonido lo interrumpió.

- Mijo, levántese ya que vamos tarde… ¡rápido! que tenemos que llegar!

Para sorpresa del niño, todo había sido un sueño, todo había sido una terrible pesadilla.

Al despertar, el niño corrió rápidamente a donde se encontraba su padre y sin perder más
tiempo, lo abrazo con toda la fuerza que sus nervios le permitieron, de sus ojos las lágrimas
bañaron su rostro, en todo su viaje, fueron las primeras lágrimas de felicidad, así el pequeño
le grito con toda la alegría:

- Te Amo Papa, te amo con todo mi corazón y quiero aprovechar todo el tiempo
perdido, hoy viviré con intensidad tal y como tú me lo dijiste, hoy en mis 6 años
quiero que quede escrito en el cielo que nunca te voy a olvidar y que a tu esperanza
me voy a aferrar.

El único amor imposible es el que uno mismo imagina imposible. Ama como si toda tu vida
dependiera de ello, ama y recuerda que todos los sueños viven en el pasado y que solo la
dulzura de nuestra vida se refleja en nuestros actos...

“La verdad se dirá y por encima de todo, vuestra imaginación triunfará”

Te Amo.

Juan David Flórez Rincón (escrito) Octubre de 2009

Silvana Flórez Rincón (diseño) IV - 02

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