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“ECONOMIA EXPERIMENTAL”

Presentado por:
MARIA ERMINDA PUERTO SOLANO

FUNDACION UNIVERSITARIA SAN GIL – UNISANGIL


FACULTAD: CIENCIAS ECONOMICAS Y ADMINISTRATIVAS
CONTADURIA PÚBLICA
COSTOS AMBIENTALES
YOPAL
2009

pág. 1
“ECONOMIA EXPERIMENTAL”

Presentado por:
MARIA ERMINDA PUERTO SOLANO

Presentado a:
LEONEL HUMBERTO RODRIGUEZ
Docente

FUNDACION UNIVERSITARIA SAN GIL – UNISANGIL


FACULTAD: CIENCIAS ECONOMICAS Y ADMINISTRATIVAS
CONTADURIA PÚBLICA
COSTOS AMBIENTALES
YOPAL
2009

pág. 2
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCION “Pág.” 4
1. LA ECONOMIA EXPERIMENTAL “Pág.” 5
2. PROPOSITOS DE LOS EXPERIMENTOS “Pág.” 5
3. ELEMENTOS DE UN EXPERIMENTO “Pág.” 6
3.1 TEORIA DEL VALOR INDUCIDO “Pág.” 6
3.1.1 Monotonicidad “Pág.” 6
3.1.2 Relevancia “Pág.” 7
3.1.3 Dominación “Pág.” 7
3.1.4 Privacidad “Pág.” 7
3.2 TEORIA DE LA UTILIDAD ESPERADA “Pág.” 7
4. CONCLUSIONES “Pág.” 8
5. BIBLIOGRAFIA “Pág.” 10

pág. 3
INTRODUCCION

La economía experimental permite un estudio controlado de los mercados, las


reglas de negociación y el comportamiento de los participantes. Admite a las
autoridades “identificar” diferentes opciones en materia de política comparando
los probables resultados obtenidos con distintos conjuntos de reglas. La mayor
parte de los experimentos se llevan a cabo en un laboratorio, donde los
investigadores observan cómo la gente compra, vende y hace ofertas en juegos
diseñados para reproducir el entorno de la economía real.

La Economía experimental tiene incluso su propio Nobel de Economía de 2002,


concedido a Vernon Smith, “por haber convertido la experimentación en
laboratorio en un instrumento de análisis económico empírico, en particular en el
estudio de los distintos mecanismos de mercado”, hasta que obtuvo este
reconocimiento, la trayectoria histórica de los primeros experimentos en Economía
nos ofrece algunas enseñanzas sobre las ventajas y los problemas de la
aplicación de la metodología experimental.

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1. LA ECONOMÍA EXPERIMENTAL

El surgimiento de la economía experimental como una nueva línea metodológica


de la economía redunda mayormente en la manera en la que se obtienen los
datos económicamente relevantes. Por lo que los paradigmas que gobernaban a
la ciencia económica hasta la década de 1960 no daban lugar a experimentos de
laboratorio, para entonces, la microeconomía y la macroeconomía estaban
agudamente separadas la una de la otra. La macroeconomía no podrá convertirse
fácilmente en una ciencia experimental (en caso de que lo haga algún día), sería
política y éticamente incorrecto llevar a cabo experimentos que manipulen las
políticas fiscales y monetarias de un gobierno con el objetivo de recabar
información para poner a prueba una teoría macroeconómica. Es por esto que no
es sorprendente que Paul Samuelson, Milton Friedman, y muchos otros
economistas de mitad de siglo concibieran a la economía como inherentemente
no-experimental.
Sin embargo, estos argumentos no son válidos para el caso de la microeconomía,
entre las ciencias sociales, la microeconomía ha logrado un grado extraordinario
de coherencia y poder debido a su voluntad de abstraerse de la realidad y utilizar
de las matemáticas las técnicas de optimización y el concepto de equilibrio. Desde
este punto de vista, la economía experimental llegó a ser viable y aceptada debido
a que los cambios en los paradigmas regidores de la microeconomía a partir de
1960 crearon puertas para experimentos significativos. Vernon Smith relata su
propia experiencia en cuanto al tema en cuestión de la siguiente manera:
“Las ciencias se hallan mucho más cerca de la observación rigurosa que la
economía. Los datos utilizados por los economistas no suelen recogerse con
intenciones científicas, mientras que con paciencia, son los propios científicos
quienes recopilan los datos. No me di cuenta de todas estas cosas cuando
empecé, y eso fue lo que me llevó a los experimentos: la insatisfacción con el
proceso de observación en la Economía. La economía experimental no habrá
logrado nada a la altura de su potencial hasta que no consiga que los economistas
y los teóricos cambien su manera de pensar en estos problemas.”

2. PROPÓSITOS DE LOS EXPERIMENTOS

Alvin E. Roth (1987) propone clasificar a los experimentos según el motivo por el
cual fueron llevados a cabo y a quién (o a quienes) pretenden persuadir. Según el
autor, existen (o deberían existir) tres tipos de categorías.
A la primera la llama “Hablando a los teóricos”. Esta categoría hace referencia a
los experimentos que son parte de un diálogo entre experimentalistas y teóricos.

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Dichos experimentos son diseñados para poner a prueba las predicciones de las
teorías económicas comúnmente aceptadas y para observar regularidades no
predichas por esas teorías.
La segunda categoría es “Buscando hechos”. El profesor Smith se refiere a estos
experimentos con el nombre de heurísticos. Los experimentos que pertenecen a
esta categoría son aquellos en los que se estudian los efectos de ciertas variables
sobre las cuales la teoría tiene poco que decir o no ha dicho mucho hasta ese
momento; forman parte del diálogo que los experimentalistas tienen entre ellos.
A la última categoría el autor la denomina “Susurrando en los oídos de los
príncipes” y hace referencia a aquellos experimentos que son llevados a cabo para
generar datos que podrían influenciar una decisión en particular.

3. ELEMENTOS DE UN EXPERIMENTO

Cada experimento de laboratorio es definido por un environment, que especifica


las dotaciones iníciales, preferencias y costos que motivan el intercambio. Este
environment es controlado utilizando pagos monetarios para inducir en los sujetos
del experimento la configuración específica de valores/costos que se desea.
Finalmente, el comportamiento observado de los participantes en el experimento
se toma como una función del environment y la institución, es decir, de variables
controladas.
En esta sección haremos referencia a los resultados más importantes que la
economía experimental ha logrado desde sus inicios.

3.1 TEORÍA DEL VALOR INDUCIDO


La idea principal en la teoría del valor inducido (Smith, 1976) es que el uso
apropiado de un premio permite al individuo que lleva a cabo el experimento
inducir características predefinidas en los sujetos del experimento, y así sus
características innatas –las cuales no interesan para los fines del estudio- se
vuelven irrelevantes.
Existen cuatro condiciones para poder inducir satisfactoriamente las
características deseadas en los agentes.
3.1.1 Monotonicidad. Los sujetos deben preferir más recompensa a menos, y no
deben alcanzar un estado de saciedad. Formalmente, si V (r, z) representa las
preferencias inobservables del sujeto sobre las recompensas (r) y todas las demás
variables (z), entonces la condición de monotonicidad implica que la derivada
parcial de V respecto a (r) existe y es positiva para cada posible par (r, z). Esta
condición parecería ser fácil de satisfacer si la recompensa es monetaria.

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3.1.2 Relevancia. La recompensa recibida por los sujetos debe depender de sus
acciones (y de la de los otros agentes) según reglas que conozca y pueda
comprender. La relación entre las acciones y las recompensas definen la
institución económica que se estudia en el laboratorio (por ejemplo, un
determinado tipo de mercado).
3.1.3 Dominación. Los cambios en la utilidad de los sujetos a partir del
experimento se deriva de la recompensa y otras posibles influencias deben ser
insignificantes. Esta condición es la más problemática dado que las preferencias V
y “todo lo demás” z no son observables para el experimentor. La dominación se
vuelve más plausible si los premios relevantes se incrementan y si los
componentes más obvios de z permanecen constantes.
3.1.4 Privacidad. Este precepto es utilizado para ejercer control sobre la utilidad
interpersonal. La gente real puede experimentar utilidades negativas o positivas
acerca de los pagos de los otros, y esto podría atentar contra el control que se
pretende tener sobre las preferencias y los costos de los participantes.
Cuando estas cuatro condiciones se satisfacen, el experimentador logra
satisfactoriamente el control sobre las características de los agentes. En la medida
en que el experimentalista explique claramente las reglas del juego a los agentes
(relevancia), y los agentes se vean motivados por las recompensas
(monotonicidad) y no por otras influencias (dominación), entonces el experimentor
puede controlar las características de los sujetos para poder poner en práctica en
el laboratorio lo que se haya decidido probar.

3.2 TEORÍA DE LA UTILIDAD ESPERADA.


Starmer señala que hay una gran cantidad de evidencia derivada de los
experimentos económicos de laboratorio que muestra que todos los supuestos
básicos de la teoría de la utilidad esperada son propensos a ser sustancial y
sistemáticamente violados, aún bajo condiciones aparentemente favorables.
Dichos descubrimientos han estimulado una gran cantidad de modelos alternativos
que pretenden explicar dichos patrones observados de comportamiento, estos
nuevos modelos fueron también sujetos a pruebas para testear su poder de
predicción pero todos, algunos en menor grado que otros, logran explicar solo una
cantidad reducida de los resultados de los experimentos. Por lo tanto, mientras la
teoría de la utilidad esperada parece claramente ser falsa en cuanto a sus
predicciones, todavía no se han encontrado modelos que parezcan capaces de
organizar más que una pequeña fracción de los datos.
La Hipótesis de Hayek. Vernon Smith (1962) reportó un conjunto de experimentos
de simples mercados de laboratorio. Utilizó como sujetos de los experimento a
varias docenas de estudiantes de grado que separó en compradores y
vendedores, a quienes asignó valores y costos privados acerca de los bienes en
cuestión. La institución que utilizó en su experimento fue la de SUBASTA DOBLE

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en la cual compradores y vendedores llevan a cabo transacciones haciendo (y
aceptando) ofertas (y pedidos). Smith encontró que los precios de transacción
convergían rápidamente a los valores del equilibrio competitivo predichos por la
teoría económica. Llamó a su descubrimiento “la Hipótesis de Hayek”. Según
Friedrich von Hayek “el factor más significativo de este sistema de precios es la
economía de la información con la que opera, o cuán pequeña tiene que ser la
información individual [acerca de las situaciones del mercado] para que los
individuos puedan tomar la acción correcta.” Los resultados obtenidos por Smith
demuestran que Hayek tenía razón y que el supuesto económico ortodoxo de que
los participantes de un mercado deben tener completa y perfecta información para
lograr el equilibrio competitivo (el eficiente) no es del todo correcto.

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4. CONCLUSIONES

En un experimento podemos ver cómo distintas reglas de transacción pueden


llevar a resultados más o menos eficientes y cómo variar el diseño del mercado
afecta a esos resultados. En particularidad, una de las funciones de los mercados
es agregar la información entre los individuos y precisamente los experimentos
permiten un método para capturar y procesar esa información. Una ventaja
añadida es que se pueden llevar a cabo experimentos que testen el diseño de un
nuevo mercado (o una medida política) antes de introducir una reforma, por lo que
se puede comprobar su efectividad a un coste razonable y hacer cambios si se
perciben efectos indeseables no anticipados en la fase de diseño.

Los experimentos económicos permiten observar cómo actúan individuos reales


ante decisiones económicas con consecuencias económicas no triviales. Permiten
por tanto diseñar representaciones, más o menos simplificadas, de problemas
económicos relevantes y observar el comportamiento de las personas,
manteniendo el control sobre la situación y a un coste asumible para el
experimentalista.

pág. 9
5. BIBLIOGRAFÍA

Lynch, Mike and Gillespie, Nick. El Economista Experimental. Entrevista a


Vernon L. Smith, Premio Nobel de Economía 2002. Revista Reason. Diciembre
2002.

Smith, Vernon L. Experimental Economics: Induced Value Theory, American


Economic Review, May 1976. Experimental Economics at Purdue, Essays in
Contemporary Fields of Economics, West Lafayette:

Castro, Barry and Weingarten, Kenneth, Toward Experimental Economics, the


Journal of Political Economy, Vol.78, No.3. (May-Jun., 1970), pp.598-607)

Friedman, Daniel, Experimental Economics: Comment, the American Economic


Review, Vol.75, No.1. (Mar., 1985), p.264.)

Heiner, Ronald A. Experimental Economics: Comment, the American Economic


Review, Vol.75, No.1. (Mar., 1985), pp.260-263.

Loomes, Graham, Introduction The Economic Journal, Vol.109, No.453, Features.


(Feb., 1999)
Naylor, Thomas H., Experimental Economics Revisited the Journal of Political
Economy, Vol.80, No.2. (Mar.-Apr., 1972)

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