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Amigas y amigos:
Después de infinitos debates, incontables explicaciones, innumerables
negociaciones y tantos años de incertidumbre, finalmente estamos aquí, en un
evento que nos ubica sin ambages en el siglo XXI. Esta Expo-Telecom Costa
Rica constituye una señal de cambio definitivo en nuestro país, nuestro tránsito
de la Liga de Ascenso a la Primera División de la tecnología en la región y en el
mundo. No puedo ocultar la satisfacción que me produce este evento. No
puedo ocultar la satisfacción que me produce ver que Costa Rica ha
abandonado las trincheras del miedo y el prejuicio. Hoy estamos aquí porque
nuestro país ha decidido reconocer una verdad elemental para los países en
vías de desarrollo: que la mejor ideología es la apreciación objetiva de la
realidad.
Quiero agradecer a los organizadores de esta exposición, que por
primera vez logra reunir a los principales compradores y vendedores de
servicios de telecomunicaciones en el país, con las empresas e instancias
gubernamentales que habrán de acompañar este proceso, y con los
trabajadores que aportarán su esfuerzo y su talento en las empresas que
desde ya se ubican en nuestro territorio. No me cabe la menor duda de que
éste será el primero de muchos intercambios de un mercado boyante, que
encierra inmensas oportunidades para contribuir no sólo al desarrollo
económico de Costa Rica, sino también a su desarrollo humano.
Hace algunos meses, la Organización de Naciones Unidas informaba que
seis de cada 10 habitantes en el mundo tenía un celular. Para algunos eso
podría parecer un dato trivial, pero tengamos mucho cuidado con la pretensión
de que sólo las transformaciones radicales hacen progresar a la humanidad.
Por el contrario, el desarrollo está en los cambios pequeños, en las variaciones
cotidianas que hacen que la vida de los habitantes sea un poco más cómoda, y
un poco más justa, de lo que era antes. Quien dice que un celular no
representa ninguna mejora en la calidad de vida de un individuo, es porque no
sabe muchas cosas.
Es porque no sabe, por ejemplo, que la historia del ser humano no se
empieza a contar sino hasta la invención de la escritura, logro cardinal de la
comunicación humana. Es porque no sabe que las civilizaciones cambiaron
cuando sustituyeron las señales de humo y los sonidos del tambor, por los
códices y los papiros. Es porque no sabe que la era moderna empieza con la
imprenta de Gutenberg; que el comercio internacional dio un viraje con la clave
Morse, y que se produjo más información en el mundo durante los últimos
cinco años, que en todos los años previos de la historia humana. Algo tan
sencillo como un celular, algo tan pequeño como un reproductor de MP3, es la
clave para ese universo. Quien se encuentra afuera, es como si viviera en otra
galaxia.
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