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LA JUSTICIA EN LA PÓLIS COMO OBJETIVO DE LA

FILOSOFÍA DE PLATÓN

1) Contexto histórico: la Carta VII

Tras la Guerra del Peloponeso Atenas pierde la hegemonía entre las polis griegas. El
poder es ahora para Esparta, que en el 403 AC instaura en Atenas un régimen
oligárquico, el de los Treinta Tiranos. Durante u año aproximadamente enAtenas se
suceden detenciones indiscriminadas con la intención de hostigar a los partidarios de la
democracia anterior que no estuvieran exiliados o a los opositores al régimen. Tras este
periodo hacia el 402 AC los demócratas liderados por Trasíbulo vuelven a Atenas y
reinstauran la democracia.
Estos establecen una ley de amnistía para dejar de lado la luchas y venganzas
personales, pero aún así en el 399 Ac procesan a Sócrates bajo falsos cargos por su
colaboración con el Régimen de los Treinta.1
En la Carta VII refleja Platón la honda impresión que todos estos hechos le
causaron y que marcarían sus intenciones políticas. Acerca de los Treinta afirma que vi
que en oco tiempo hicieron que el anterior régimen pareciera una edad de oro... Entre
otros atropellos... estuvo el de enviar a mi amigo, el anciano Sócrates, a que detuviera
a un ciudadano en compañía de otros y fuera ejecutado... Pero él no obedeció... me
inhibí de las torpezas del aquel periodo... cayó el gobierno de los Treinta y de nuevo
me impulsó el deseo de ocuparme de los asuntos públicos de la ciudad... Pero llevaron
a los tribunales a mi amigo Sócrates.
Por ello concluye afirmando Platón lo siguiente: Y me vi obligado a reconocer, en
alabanza de la verdadera filosofía, que de ella depende el obtener una visión perfecta y
total de lo que es justo, tanto en el terreno político como en el privado, y que no cesará
en sus males el género humano hata que los que son recta y verdaderamente filósofos
ocupen los cargos públicos, o bien los que ejercen el poder en las ciudades lleguen a
ser, por un especial favor divino, verdaderos filósofos.
Tras comprobar la turbulenta situación de Atenas decide probar suerte en laMagna
Grecia , controlada en muchas zonas por los pitagóricos. Por ello entra en contacto con
Dión, familiar del tirano Dionisio I de Siracusa. Pero su proyecto fracasa. Ni Dionisio I
ni su hijo Dionisio II muestran un verdadero interés por encarnar la figura del filósofo
rey que gobierna con justicia. De este modo la propuesta de justicia política de Platón
permanece como un modelo al que tender, imitar, criticar... pero que nunca se llevó a
cabo.

2) El debate ético político de Sócrates y los sofistas: el mito de Giges

La polémica entre Sócrates y los sofistas acerca de la idea de justicia como algo
objetivo y cognoscible, según la postura intelectualista defendida por Sócrates, o el
relativismo político defendido or los sofista es el marco que prefigura la idea de justicia
defendida por Platón. Mientras los sofistas defienden el convencionalismo como base

1
La condena de los generales de la batalla de las Arginusas fue otro gran error de la democracia, aunque
parece que Sócrates estuvo vinculado a este proceso.

1
de unas leyes que se establecen por consenso en cada polis, Sócrates concibe la virtud
en general como algo común, universal y cognoscible a través de la razón.
Hay un énfasis en el uso del lógos puesto en común que no debe inducir a error con
respecto a la tarea socrática. Ésta no puede estar más alejada de la tarea de la sofística.
Si estos buscan dotar de habilidades erísticas a sus discípulos, para que sean capaces de
defender sus opiniones con mayor fuerza que otros, el fin de la retórica, en cambio
Sócrates pretende ir más allá para establecer unas definiciones firmes y fijas.
Esto es así porque Sócrates , como muestra en sus concepciones de la ética ( una
ética intelectualista) y la política ( claramente hostil a los planteamientos democráticos)
considera que se puede alcanzar un conocimiento cierto tanto de los valores morales
como de la virtud política.2 ( “nadie puede hacer el mal a sabiendas”). Esto engarza con
el problema de la enseñanza de la virtud. Con respecto a las técnicas y a la virtud señala
que son distintas porque mientras quien domina una técnica puede hacer un gran bien o
un gran daño, quien ejerce la virtud sólo puede hacer un gran bien. También considera
que es mejor padecer el mal que producirlo, puesto que el hecho de producir el mal es
propio de un alma corrupta.
Esta postura está estrechamente relacionada con su concepción del hombre como un
ser dualista, compuesto de alma y cuerpo. Esta postura heredada del pitagorismo hace
que la sede de la voluntad e identidad del individuo sea el alma. En vistas a su cuidado
es como se debe actuar y es por eso que Sócrates se ve a sí mismo como alguien que
hace un gran bien a Atenas. Cuando se le acusa de impío en el proceso que le conducirá
a la muerte y se le incita a que proponga una pena ( si hubiera pedido el destierro se
habría aceptado), él afirma que se merece que le den una renta vitalicia por los servicios
prestados a la ciudad, pues ha ido tratando de inducir a los ciudadanos a que se ocupen
del cuidado de sus almas, lo que es para ellos el mayor bien y la fuente de la auténtica
felicidad.
La felicidad de los hombres se corresponde pues con una situación de cuidado del
alma y de búsqueda del conocimiento que da la virtud. Pero, ¿ cómo alcanzar este
conocimiento?
Sócrates propone un método dialógico de aproximación a la verdad que pretende
sacar lo que el alma conoce pero no recuerda. La anámnesis en la que el alma se
encuentra tras su caída en el cuerpo ( noción de marcado origen órfico) es superada por
medio de la mayéutica. Sócrates se define como partero. Este era supuestamente el
oficio de su madre y de él hereda el filósofo su habilidad para extraer la verdad del alma
de los sujetos. Si el alma estuvo en contacto con con esas verdades objetivas y
superiores que después identificará Platón con las ideas, es por medio del diálogo como
consigue Sócrates llegar hasta ellas. Esta concepción del hombre como alguien capaz de
alcanzar un conocimiento objetivo acerca de definiciones universales y necesarias tiene
una repercusión esencial tanto en su consideración de un intelectualismo axiológico
como de una política como sabiduría o conocimiento especializado.
En la República el planteamiento sofista es presentado a través de Trasímaco y el
mito de Giges. Trasímaco defiende que lo justo no es más que lo que conviene al más
fuerte. Lo justo es lo que conviene al gobierno constituido. Pero éste es sin duda el que
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Contra Protágoras y mito de Prometeo , en el que Zeus, ante la indefensión que estos muestran ante las
bestia, por lo que la técnica y el fuego dados por Prometeo no les es suficiente para sobrevivir, les da la virtud
política, la capacidad de vivir en sociedad. Esta virtud es por ello común, no es una técnica enseñable a unos
pocos.

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tiene la fuerza. La justicia y lo justo redundan en bien ajeno y en daño propio del que
obedece y se somete. La injusticia en su más alto grado , que es la que hace más feliz al
más injusto y más desgraciado a los que padecen injusticia, es la tiranía. De este modo
vemos que la postura de Trasímaco tiende a ser la de una defensa de la democracia. El
trasfondo de todo esto es que la justicia de Trasímaco es relativa porque depende de las
decisiones de los hombres y del respeto a la igualdad y las leyes convenidas.
Pero frente a esta postura Sócrates propone una nueva noción de justicia. Para
Sócrates ( Platón pone su opinión en la boca de su maestro en tanto que personaje del
diálogo), la justicia es la excelencia del alma, como ya antes se dijo, que cada parte del
alma cumpla su función. Glaucón por su parte presenta el Mito de Giges y el anillo
como afirmando que el que es justo lo es por temor al castigo de las leyes y a su
impotencia para hacer injusticias, siguiendo la postura de Trasímaco, pero frente a esto
Platón presentará una postura que vinculará estrechamente el estado del alma y el de la
pólis. Habrá que concretar qué es la justicia en la pólis para después descender a la
esfera individual.
Ya Sócrates afirmaba que la virtud ética era un cuidado del alma. Por ello ahora, en
este diálogo de madurez en el que Platón se ha separado más de su maestro, podemos
acceder a la propuesta platónica: un intelectualismo ético y político que ha ido más allá
de ese campo para llegar a todo el ámbito del conocimiento a través de la Teoría de las
Ideas. Ya no se buscará en el diálogo un concepto moral universal, sino que se aspira a
la universalidad de todo el conocimiento. Tras la pregunta acerca de la justicia surgirá
una respuesta que explicará tanto la naturaleza del ser humano como su conocimiento
de la realidad. Ambas cuestiones serán centrales para determinar qué sea la justicia en
la pólis.

3) La naturaleza humana: el mito de las clases

Afirma Platón que hay tres clases de hombres: los de oro, los de plata y los de
bronce y hierro. Cada metal se asocia con la natural capacidad que muestra cada
individuo para desarrollar una determinada actividad. Una primera definición de la
justicia para Platón sería, efectivamente, que cada parte del alma humana sea armónica,
que cumpla correctamente su función natural. Parece que dividir de este modo las clases
de hombres implica un orden jerárquico que elimina la igualdad que sería deseable en el
Estado, Pero en realidad esto no es así: el pertenecer a una clase u otra no viene dado
por méritos de sangre, sino or la disposición del alma de cada uno a cumplir unas
funciones u otras.
Así, si la parte del alma que predomina en uno es la racional, entonces este habrá de
ser educado para entrar en la clase de los filósofos-reyes, cuyo cometido es gobernar
tras años de estudio. Entonces la virtud que tendrá más desarrollada será la prudencia.
Si en cambio predomina en él el alma irascible, entonces el valor será sui virtud más
propia, con lo que entrará en la clase de los guardianes. Si en cambio predomina en él la
parte concupiscente o apetitiva del alma, entonces estará más capacitado para
desarrollar una función productiva para la ciudad. Artesanos, comerciantes, agricultores
entre otros harán esta función... La templanza será su virtud principal, virtud que habrá
de acompañar también a filósofos y guardianes.

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Esta disposición del alma está en correlación don una disposición del estado que
surge cuando, con la necesidad de proteger unos bienes y de luchar por otros en los que
la ciudad entra al llegar a tener un cierto tamaño, se hacen necesarios unos guardianes
que la protejan. En un principio una ciudad que se conforme con lo mínimo para
sobrevivir no requeriría esta especialización del trabajo y de las funciones del alma.
De este modo y como se expresara siguiendo las ideas del mito de las clases de
hombres y la partes del alma, habrá dos tipos o subclases de justicia que no serán en
realidad más que una sola. La justicia será tanto la armonía entre las distintas partes del
alma, encaminadas a su función propia, como la armonía entre los distintos ciudadanos
de la pólis encaminados a una u otra función. Esta justicia o armonía consistirá por
tanto en que tanto temperamentos o partes del alma como sujetos realicen la función
que les sea más propia sin interferir ni molestarse.
Pero el intelectualismo ético-político de Sócrates culmina en Platón en la figura del
filósofo-rey o gobernante. Parece claro que , si la virtud y la noción de justicia son
cognoscibles, quien mejor conocimiento tenga de éstas será el más capacitado para
gobernar. Para ello se habrá de elegir entre los guardianes a aquellos que tengan una
especial disposición del alma que los impulse hacia el conocimiento. Si la justicia
consiste en que cada alma cumpla su función más propia y encamine al individuo a
realizar unas u otras cosas, parece claro que los que gobiernen deban ser los que mejor
conocimiento tengan de qué conviene más al alma. Parece que esto es el conocimiento
de la Idea de Bien.

4) El conocimiento: alegorías del Sol, la Línea y la Caverna

El intelectualismo moral que Platón hereda de Sócrates y que busca la definición


universal del término moral en los diálogos se plasma ahora en una búsqueda de la
noción última a través de un ascenso que pretende ir más allá del lenguaje y la
definición, al ámbito de lo suprasensible. Se escinde así la realidad en dos mundos: uno
consistente en el devenir, el fluir , el cambio, que se caracteriza por ser el ámbito de la
opinión, y otro fijo, inmutable, el ámbito de las Ideas o Esencias, cognoscibles por la
razón. En otros diálogos de esta época como son el Banquete o el Fedro la búsqueda del
diálogo finaliza con este ascenso a una idea última de Bien que aporta la verdad, el
conocimiento lógico y ético.
Esto se muestra claramente en la Alegoría del Sol. En ella Platón pretende ilustrar
que el buen gobernante es aquel que tiene acceso a la idea del Bien. El alma cuando fija
su mirada en objetos sobre los cuáles brilla la verdad... intelige, conoce... pero cuando
se vuelve hacia lo sumergido en la oscuridad.. que nace, perece... percibe débilmente...
la Idea del Bien produce la ciencia yla verdad... Y así dirás que a las cosas
cognoscibles les viene del Bien no sólo el ser conocidas, sino también el existir y la
esencia, aunque el bien no sea esencia, sino algo que se eleva más allá de la esencia3
Igual que las cosas iluminadas por el Sol se perciben más claramente, lo mismo
ocurre con las iluminadas por la inteligencia.
Con la Alegoría de la Línea se pretende establecer una división entre distintos entes
según su grado de ser y las distintas posibilidades de conocimiento que ofrecen. De este
modo se puede dividir el mundo en sensible e inteligible. Dentro del mundo sensible
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Rep 508 c

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nos encontramos con imágenes, que son objeto de creencias y conjeturas ( eikasía) y
objetos físicos, que tienen un conocimiento natural y sensible ( pístis). El ámbito de
lo sensible es a su vez el de las opiniones ( dóxa).
El otro ámbito es el del mundo inteligible ( el ámbito de las esencias). Aquí
encontramos los objetos matemáticos como un primer paso de abstracción de lo
sensible. Su modo de conocimiento es la “ diánoia” ( conocimiento matemático). Por
último se alcanzan las ideas. Éste es el conocimiento verdadero ( nóesis), la cima del
conocimiento. Aquí habríamos llegado al autpéntico conocimiento de las nociones
morales que han de regir en la pólis, tales como la Justicia, la Virtud, el Bien,etc.
En la alegoría o Mito de la Caverna sse muestrade un modo más poético este
ascenso en el conocimiento de unas realidades a otras. Los hombres son representados
como individuos que desde niños han estado encadenados dentro de una caverna desde
la que no perciben más que como sombras lo existente fuera. Para ellos esas sombras
que perciben, y esos ecos distorsionados que oyen, son la realidad y la verdad. Pero si
algún día un intrépido logra liberarse, salir del fondo de la caverna ( lugar de las
imágenes y las conjeturas), ascender hacia el exterior ( a través del conocimiento
natural o pístis), llegar hasta los objetos situados en la parte exterior de la caverna
( diánoia, objetos matemáticos) y finalmente contemplar el Sol ( ideas, nóesis,
conocimiento verdadero), entonces la intensidad de esa luz le cegará.
Tras acostumbrarse a esta luz acabará viendo más claramente la realidad y tras
ese periodo habrá de volver a la caverna para tratar de mostrar a los que viven entre
sombras la auténtica realidad.

5) La educación de los gobernantes

Este proceso es análogo al que presenta como propio de la educación de los


gobernantes. Para ellos Platón dispone unas primeras fases de estudio de la aritmética
y la geometría para, más adelante, introducirlos en la astronomía. Tras esto llegarán al
estudio de la dialéctica, que en lugar de partir de hipótesis como hace el conocimiento
matemático, partirá de la concepción de las ideas en sí para llegar hasta la Idea de Bien.
Lo que dentro de lo cognoscible se ve al final es la Idea del bien. Una vez percibida, ha
de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y ella, que en el ámbito
inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario
tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo
público.4 De este modo y al precio del dogmatismo y la separación del diálogo del
concepto, se ha logrado vacunar a las nociones morales del virus relativista.
Tras esto es una labor de los fundadores de este Estado no permitirles quedarse
allí y no estar dispuestos a descender junto a aquellos prisioneros... nuestra ley se las
compone para que esto suceda en todo el Estado haciendo que cada uno preste al otro
los beneficios que sea capaz de prestar a la comunidad... el Estado en el que menos
anhelan gobernar quienes han de hacerlo es forzosamente el mejor y el más alejado de
las disensiones.5

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Rep 517 b
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Rep 520 d

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6) Distintos regímenes políticos

Hay cinco clases de constituciones políticas: la aristocracia (el gobierno más


justo), y cuatro deficientes: la timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía.
El mejor estado, el aristocrático propuesto en República, se puede corromper
porque se procree en momentos no propicios. Entonces nacerán niños que llegarán al
gobierno siendo fogosos y más aptos para la guerra que para el buen gobierno. El deseo
de imponerse y ser venerado llevará al ansia de poder y riqueza( timocracia). De aquí
se pasará a la oligarquía, donde los ricos mandarán y habrá dos Estados realmente: el
de los ricos y el de los pobres. Esto hará que, para restaurar la justicia, los pobres se
subleven e instauren la democracia. Pero ésta y su deseo insaciable de libertad harán
que caiga bajo el poder de demagogos que pasen a convertirse en tiranos.
Habremos pasado de este modo en distintas fases del gobierno aristocrático, el más
justo, al tiránico, el más injusto. Pero la vida del tirano es la más desagradable porque
descuida el cuidado de su alma. Por ello comete aún más injusticia contra sí mismo.
De este modo el que hace mal es más injusto que el que lo sufre y además sufre más
daño. Siguiendo a Sócrates y su idea de que nadie hace el mal a sabiendas es evidente
que el tirano actúa así porque no sabe el daño que está haciendo a su alma con esta
conducta.

7) La justicia como cuidado del alma y el Mito de Er

Tras morir las almas son juzgadas y según el veredicto pasan mil años de castigo
bajo tierra o mil de deleites en el cielo. Y al prepararse para renacer no es elegida cada
alma por el daimon ( carácter o destino) , sino que cada alma escoge su carácter. En la
elección pesn los hábitos de la vida anterior. En estos modos de vida no hay ningún
rasgo del alma, porque ésta cambia según el modo de vida elegido: en eso radica su
riesgo.
Ya comentamos que la idea de un conocimiento objetivo de las Ideas surge de la
anámnesis o capacidad del alma de recordar el contacto que tuvo con las ideas en
momentos previos a su caída en el cuerpo. Esta doctrina órfico-pitagórica del alma y su
doctrina de la retribución de las almas justas y los premios y castigos en una rueda de
reencarnaciones sitúan la idea de justicia en un plano superior, cercano a las nociones
del darhma budista. Este equilibrio cósmico es el que parece que rige los destinos de los
hombres, aunque ya vemos que el comportamiento y la elección de los hombres son
fundamentales para su vida.
El mito de Er da un fundamento metafísico a un orden político que debe regir el
mundo, a la vez que sustenta las tesis gnoseológicas que dan un sentido objetivo a las
nociones morales. El cuidado del alma, que como ya hemos visto es la base del
desempeño de las funciones de cada clase social, se erige así en un lugar desde el cual,
siguiendo una doctrina de la retribución, se establece qué es la justicia. Si cometer actos
tiránicos o buscar el propio provecho es cometer injusticia en especial con el alma de
uno mismo, siguiendo las ideas socráticas que afirman que es peor para el alma cometer
injusticias que sufrirlas, esto es porque en otras vidas se habrá de pagar por los males
cometidos en ésta. Aunque no ha de tomarse al pie de la letra, sino que el mito sirve
para ilustrar la importancia de la decisión individual y de la construcción del carácter a

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partir de las decisiones vitales propias. Realmente el propio premio y el propio castigo
es la vida que elegimos llevar.

8) La justicia en El Político y Las leyes6

Tras el segundo viaje a sicilia y en una etapa de revisión crítica de la Teoría de las
Ideas ( Parménides, Teeteto y Sofista) , esta obra se encuentra ya bastante alejada de la
República. Aunque la teoría del Político sigue fundada en el principio socrático de que
el gobernar es un oficio técnico basado en el conocimiento, por lo que el político es un
experto y ética y política siguen unidas, en cambio aparece una sustancial diferencia.
La educación ya no es un factor fundamental ni se habla de u sistema social
utópico.
El político perfecto es un dios o un hombre excepcional, pero como este no se
presenta habitualmente hay que tomar un bien de segundo orden o “ déuteros
Plous”, la obediencia a las leyes. El político es ahora como un tejedor que trata de
entrecruzar la urdimbre de los diversos grupos para lograr una feliz trama social. Se
toma la recta proporción y la medida como algo básico en la técnica política.
En el análisis de las tres formas de gobierno que se daban en la época, monarquía,
aristocracia y democracia, afirma que son preferibles en este orden, aunque si se da su
corrupción, lo peor es la corrupción de lo mejor ( la tiranía como corrupción de la
monarquía es lo menos deseable). Se toma la democracia como un mal menor, en lugar
de cómo el enemigo a batir.
Este diálogo concluye con otro mito. Cuenta como a un ciclo gobernado por
Cronos, en el que os hombres son gobernados por los dioses ( político como pastor
divino) sucede una época de caos y desorden, tras la cual el gobierno divino vuelve a
ser retomado. El político es visto como el tejedor que debe reconstruir el dañado tejido
social. La labor del político se desarolla ya no en un marco ideal, sino dentro de la dura
realidad. Por ello la obediencia a las leyes, tras las fallidas experiencias con Dionisio I y
II que alertan de la facilidad como el poder corrompe, ha de estar por encima del
filósofo rey, para evitar caer en la tiranía.
Por esto Platón presenta en las Leyes un proyecto de Constitución más asequible y
limitado. Aunque la verdadera política sigue siendo la que mejora las almas de sus
ciudadanos y el gobernante ocupa su cargo en razón de su conocimiento del bien, en
cambio las leyes son ahora soberanas, aunque son establecidas por los mejores y más
sabios. Se vuelve a hacer énfasis en lo ya dicho en el Político, que se deben tomas las
leyes como un segundo bien ante la casi imposibilidad de que surja un gobernante
incorruptible.
El ciudadano ateniense ( donde se puede ver representada la figura de un anciano
Platón)), un cretense y un espartano, los tres ancianos, son los personajes que integran
este diálogo, del que ha desaparecido Sócrates. La propuesta política de Platón ahora se
acerca en algunos aspectos a la de Esparta. Las democracia ateniense constaba de un
Conssejo ( 500 miembros al azar), la Asamblea y los Arcontes En Esparta en cambio
había 2 reyes, tres éforos, un Consejo de Ancianos y la Asamblea.
Para velar por el cumplimiento de las leyes se establece un consejo. Habrá un
consejo especial, el Consejo Nocturno, ( consejo de ancianos similar al espartano)
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Historia de la Ética de V Camps Art Platón de C G Gual 123 yss

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encargado de castigar especialmente los crímenes de religión( hasta con la muerte).
Aunque aquí ya no se tiene como horizonte fundamentador la Idea de Bien, sí se habla
de las leyes humanas como un frágil empeño cuyo fundamento reside en las leyes
divinas. Pese a ello el conocimiento sigue siendo el recurso decisivo para guiar al
grupo. Se produce un gran intervencionismo con control de la educación de los
ciudadanos y de la distribución de la riqueza. Se limitan las salidas al extranjero. En
esta concepción más pragmática del gobernar se vislumbra la caída de la pólis y la
desvinculación de los ámbitos éticos y políticos que traería consigo el helenismo. Filipo
amenaza Atenas y Alejandro Magno es sólo un niño de siete años que pronto dominará
un imperio.

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