Вы находитесь на странице: 1из 102

5 de diciembre de 1884

Llegamos primeros al incendio de la vinería «La Damajuana tricolor» gracias a nuestros caballos «Don Guillo» y «Cucho»
y nos cupo el honor de ser los únicos extinguidores del incendio.

El mismo día se produjo una explosión de pólvora en casa de don Arturo Villarroel en Bascuñán Guerrero N° 23. Murieron
3 mujeres y un niño quedó herido. Se dió la alarma pero la explosión no causó incendio.

Arístides Pinto Tte. 1°

(El dueño de casa donde se produjo la explosión fue llamado el General Dinamita en la Guerra del 79 por su valor y
pericia para desconectar las minas y explosivos peruanos).

«CORCELES EN GRAN CARRERA».

Extracto del Libro Diario de Oficiales - Dgo. 20 dic. 1885)


«A las 12 ¼ P.M. salimos del Cuartel en dirección a la Plaza de Armas punto de reunión para concurrir a un ejercicio
extraordinario i combinado de todo el Cuerpo que debía tener lugar en la Quinta Normal. Después de algunas evoluciones
en el centro, el desfile partió por la calle Catedral. Abría la marcha la banda del batallón Buin 1º de Línea, seguían las
autoridades, la 1ª y 2ª la banda de Artillería 3ª y 4ª, banda del batallón Cívico N°1, la 5ª y la 6ª banda de policía, 7ª y 8ª,
alrededor de la laguna de la Quinta se principió un ejercicio simultáneo, poniendo cada Compañía 4 pitones i entrando
con jemelos a la isla del centro mientras en la Alameda de los Cipreses i al costado de la laguna nueva se preparaba una
combinación de escalas y mangueras. Habíamos trabajado más de dos horas cuando recibimos orden de desarmar con
autorización de una hora de descanso («un lunch» nos esperaba en el restaurante), estábamos recogiendo el material
cuando se avisó incendio en el centro de la ciudad. Fué una frenética carrera en que participó el Cuerpo con todo su
material. La Quinta tomó por la Alameda de Matucana, Agustinas, Miraflores y llegó hasta el incendio que era en la calle
Santo Domingo. Ardían las casas de la señora Barra de Larraín, de la familia Pinto Agüero, de los Prieto Walthom, y
otras. La bomba eligió el lugar más adecuado pero el gallo con las mangueras tardó en llegar porque el caballo se gastó
a mitad de camino y hubo que ayudarlo con el carro del carbón.

Cuando llegó el gallo pudimos armar el otro costado y defender las casas vecinas que ya humeaban.

La bomba dió agua desde las 4 ½ P.M. hora en que llegamos, hasta las 11 P.M. en que nos retiramos después de un
trabajo abrumador. Una manguera que le prestamos a la 4ª quedó aplastada hasta el día siguiente.

Los voluntarios de la 5ª después de un largo ejercicio i haber tenido que hacer a escape una jornada de más de una
legua, trabajaron con tal entusiasmo i decisión que quedará el recuerdo de que esta vez como siempre se han sabido
portar «como quintinos».

Los maquinistas no merecen menos aplausos que los voluntarios del gallo, ellos también llevan «leva verde» i esa es
suficiente recomendación.

W. Silva Palma Teniente 1°

Don Ismael Valdés Vergara dice en su historia que esta jornada fue una de las más duras que ha tenido el Cuerpo.

El Oficial de Guardia celebra también el trabajo de sus compañeros en los incendios de la casa de prendas «La Bola de
oro», en el Convento de las Monjas Agustinas y en otros, pero se queja de su puntualidad eximiendo de su amonestación
sólo a los señores Carlos Rogers, José Pedro Alessandri, Carlos Matta, Nicolás Montt, Juan Infante y a los dos hermanos
Vila.

Anota que «el Capitán perdió su farol en el Convento de las monjas: hoi procederá a buscarlo».
EL COLERA

A fines de 1886 aparece a esta lado de Los Andes, en la localidad de Santa María, la mortal epidemia del cólera que
había azotado a la Argentina causando miles de muertos.
El pánico se apoderó de las poblaciones y los que pudieron emprendieron largos viajes de huída.

El miedo, que se propagó más rápido que el contagio de la peste, provocó, según Ismael Valdés Vergara, el mismo
efecto que un naufragio.

Todos pensaron en sí mismos y muy pocos en los demás. En los dias más críticos, en los primeros momentos del
espanto y de la consternación, el Cuerpo de Bomberos se ofrece al Presidente Balmaceda. Este acepta los servicios
ofrecidos y nombra al Superintendente don José Francisco Vergara miembro de la comisión a la que el Supremo Gobierno
encargó la dirección del servicio sanitario.

Cuando el cólera llegó a Santiago y flageló los barrios más pobres de la ciudad, exterminando familias enteras, se veían
los uniformes de los bomberos en los lugares de más peligro.

El Cuerpo estableció una guardia permanente en los depósitos de agua potable. Condujo los enfermos a los lazaretos.
Ayudó a la policía haciendo guardias nocturnas desde los sábados hasta los lunes en los extramuros de la ciudad para
impedir el acceso del pueblo a las tabernas, pues se creía que la ebriedad facilitaba el contagio. Este fue el trabajo
bomberil más incomprendido por los coléricos.

Se transformaron las «golondrinas» en ambulancias, pero cuando estuvieron listos estos carruajes y sus caballos y
arreos, no se encontró a nadie que sirviera de cochero a pesar de los buenos sueldos ofrecidos. Los Bomberos ocuparon
los pescantes hasta que volvió la confianza a los conductores habituales.

Durante los cuatro meses que el cólera asiático azotó a Santiago, la Quinta Compañía tomó a su cargo el barrio del
Matadero.

Los Comandantes del Cuerpo señores Emiliano Llona y Alberto Berton informan finalmente al Superintendente sobre la
labor realizada: ochenta y tres veces se solicitó al cuartel General trasnsportar enfermos a los lazaretos, buscar médicos
y medicinas, etc. El informe dice que «desde el 15 de enero de 1887 hasta hoy no se ha bebido sino agua cocida y se ha
quemado constantemente azufre en el patio interior y en el de las cocinas. El gasto de estas medidas suma $70.

Se recomienda al Superintendente la actuación del Cuartelero General Nicanor Castro y los Comandantes expresan que
«no hacemos mención de los importantes trabajos especiales organizados por los voluntarios de la Quinta compañía,
dando una función para reunir fondos para las víctimas de la epidemia y otra para solaz y entretenimiento de los habitantes
del 4° Cuartel donde hacían guardia de policía, por haber sido servicios que no se rozaban con esta Comandancia».

Para prestar estos servicios tan diferentes al trabajo de incendios los quintinos tuvieron que vencer su natural repulsión
a la enfermedad y a la muerte. Sus sentimientos seguramente eran los mismos que estampó años antes el oficial de
Guardia en el Libro de Novedades cuando falleció el voluntario don Alberto Montt víctima de otra epidemia. Dice el
Teniente 2° Godofredo Holzapfel:» Toda la Compañía asistió al cortejo fúnebre. Todos iban tristes y conmovidos: ya por
la tan sensible pérdida de nuestro malogrado compañero; ya porque esta terrible enfermedad que nos ha llevado a
nuestro amigo, nos puede conducir el día menos pensado al mismo lugar».

La función de beneficio a la que alude el informe de la Comandancia, que organizó la Quinta en el Teatro Municipal con
la colaboración de un grupo de damas, produjo $ 1.229,70, suma que indica el gran éxito obtenido.

La Compañía acordó distribuir esos fondos de la siguiente manera:

Cuatrocientos pesos a la señora Enriqueta Pinto de Bulnes para las viudas y huérfanos de San Felipe. Cuatrocientos
pesos a la señora Rosa Aldunate de Waugh para la Olla del Pobre de Santiago, y cuatrocientos veintinueve pesos
setenta centavos al Intendente de Santiago para las víctimas de la epidemia.

Se acordó enviar notas de agradecimiento a los señores Watters y Laurence que fueron las dos personas que más
ayuda prestaron en la organización de la fiesta, y a las señoritas que colaboraron se acordó agradecerles sus servicios
en forma personal.
El secretario de la Quinta, don Nicolás Montt, dice en la Memoria Anual de 1887 que los cuatrocientos pesos que se
entregaron a doña Rosa Aldunate fueron el fondo primitivo con que se formó la Olla del Pobre en Santiago.

Agrega el señor Montt que habiéndole correspondido a la Quinta el barrio del Matadero en las guardias de la ciudad
pensó que lo más práctico era reunir a la numerosa población de aquel barrio proporcionándole entretenimientos cultos
y educativos que le alejaran la idea de entregarse a sus excesos habituales.

Al efecto se preparó un variado espectáculo en el mismo matadero al cual concurrieron millares de personas del pueblo,
reinando a pesar de esta enorme aglomeración de gente el orden más completo, y obteniéndose resultados moralizadores.
Los gastos de esta fiesta, bastante crecidos, se sufragaron con erogaciones particulares de los voluntarios.

La prensa publicó la siguiente descripción de la función popular que organizó la Quinta en el matadero el 6 de marzo de
1887:

«De agradables recuerdos será siempre para los vecinos del matadero que en número superior a ocho mil personas
asistieron a la fiesta ofrecida por la 5ª compañía de Bomberos.

El local elegido fue una parte de la extensa calle de la elaboración de corderos, que abarcaba un espacio de más de
ciento cincuenta metros, adornado con gallardetes. En el estremo poniente de dicha calle se improvisó un proscenio
engalanado con telas de los más vivos colores y una bandera con el número cinco flameaba a gran altura.

Desde antes de las 3 P.M. la concurrencia comenzó a invadir el local de la fiesta, que a las 4 de la tarde se hizo estrecho
para contenerlo pues muchos, para observar todavía mejor los espectáculos, se instalaron en los tejados. A la hora
anunciada en el programa se dió comienzo a la fiesta con la Canción Nacional tocada por las bandas de Granaderos a
Caballo y de Batallón Buín 1° de Línea. La conclusión del himno patrio, fue recibida como siempre, con vivas y hurras
que atronaron los aires, confundiéndose con las detonaciones de los voladores que se lanzaron en gran cantidad. La
alegría se hizo general en hombres i niños cuando el pirotécnico señor Hijinio Morales elevó un hermoso globo, de cuya
red pendía un canastillo que mediante una mecha que fue encendiéndose poco a poco, se abrió a cierta altura esparciendo
papeles de colores, que contenían impresas saludables advertencias para combatir el flajelo del cólera i consejos relativos
a la hijiene personal.

Con estos preliminares de la función, la concurrencia fue en aumento, habiendo momentos en que la fuerza de Artillería
de Granaderos y policía, no era suficiente para contener a la jente porque todos a porfía trataban de tomar un buen lugar,
pero luego se calmaron los ánimos, merced a los esfuerzos de los Bomberos de la 5ª Compañía, de los administradores
del matadero y atentas maneras de la tropa de línea. Acto continuo levantaron el telón del improvisado teatro y en el
proscenio aparecieron todos los miembros de la 5ª y uno de ellos dio una conferencia sobre las reglas que cada uno
debía adoptar para precaverse del cólera usando un lenguaje más sencillo.

Vino en seguida una divertida pantomima que podría titularse «los gigantes», mui bien desempeñada por dos voluntarios
de la 5ª que hizo reir bastante por lo característico del traje y las máscaras.

Terminó esta primera parte de la función con la escena del Inglés enano «Mister Poco Tiempo in Chile», salpicada de
chistes y ejecutada con suma gracia por el voluntario señor Luis Zegers, que mantuvo a la concurrencia en una constante
hilaridad. Así mismo fueron mui celebrados los títeres, pero cuando la alegría se hizo más espansiva y franca fue al
comenzar los cantos y bailes populares y sobre todo al presentarse el minero Feliciano, que esta vez se esmeró en lucir
su ajilidad tanto en la zamacueca y la paloma, como en otros ba iles de chicotes.

Se elevó un segundo globo, se quemaron algunas piezas de fuegos artificiales y voladores y minutos antes de las 7
terminó la función con el himno de Yungai, tocado por las dos bandas de música ya mencionadas que abrieron la marcha
hasta la calle Franklin, en donde los voluntarios de la 5ª Compañía de Bomberos despidieron a la concurrencia, retirándose
todos en el mayor orden. Tal ha sido en resumen la fiesta de la 5ª Compañía de Bomberos. En el mismo local del
Matadero tuvo lugar en la noche una comida para los organizadores de la fiesta, en la que reinó toda confianza y se
pronunciaron entusiastas brindis».
Del album de los recuerdos copiamos este programa que contrasta con el anterior, a pesar de que los actores fueron los
mismos:

FUNCION ORGANIZADA POR LA 5ª CIA. DE BOMBEROS,


EN EL TEATRO MUNICIPAL A BENEFICIO DE LAS VICTIMAS DEL COLERA

PROGRAMA

Primera Parte
1°- Gran obertura de Juana de Arco, por la orquesta de jóvenes aficionados.
2°- Le lac, de Niedermeyer, cantado por la Srta. Elena Sánchez.
3°-Variaciones sobre un Aire Ruso, para violoncello, ejecutado por el voluntario Enrique Benoist Benedetti con
acompañamiento de piano.
4°- Yo vivo et ´amo, duo de campaña, cantado por la Srta. Clara Swinburn y el Sr. Ried.
5°- L´Alba, barcarola de Rotoli, cantada por la Srta. Rosa Rojas.
6°- Der Freyschustz, de Weber, gran obertura a dos pianos, ejecutada por la Srta. Cesárea Reyes y el Sr. Enrique
Arnoldson.
7°- Ritorna Vincitor, aria de Aída, cantada por la Srta. Nieves Fernández.
8°- Obertura de la Muda de Portici, ejecutada a dos pianos por cuatro profesores.

Segunda Parte
1°- Marcha de Bocaccio, por la orquesta de jóvenes quintinos.
2°- El juguete cómico:

«La Hoja de Parra» Del poeta español don Manuel Carrión, ejecutada por seis voluntarios de la 5ª Compañía.

REPARTO

Doña Concepción Evarista


Mister Fox Julio y dos Chulos

Tercera Parte
Obertura de la orquesta. Cosas de negros o los Christie Minstrals de la 5ª Compañía.

1.- The Comptown Races


2.- Home sweet Home
3.- The Midshipmite
4.- Upidee, Upide
5.- The blue Alsacian Mountains
6.- Zamacueca
7.- The golden shippers.

La crítica teatral sobre este acto fue muy alentadora: se anota que la parte más ingeniosa y espiritual del programa
fueron «las cómicas escenas de los Christie Minstrals, bajo la dirección del señor Gustavo Ried». «Todo había sido
ideado con particular ingenio. La escena del Minstrals preso por un policía en un palco de primer orden para ser llevado
al proscenio, fue de un feliz y sorprendente efecto. La concurrencia contribuyó involuntariamente con su sorpresa a dar
realce a esa cómica escena. Las canciones y coros de los negros, así como sus actitudes, mantuvieron a los espectadores
en una franca y constante hilaridad».

«Fiestas de este género serán recordadas siempre con particular agrado. La Quinta Compañía de Bomberos ha tenido
una feliz iniciativa y cuenta en su seno con distinguidos aficionados al arte musical».

Otro diario publica que «los inteligentes aficionados hicieron reir mucho al público con la representación de la graciosísima
petipieza «La Hoja de Parra» de Manuel Carrión. El señor Ismael Valdés desempeñaba el papel de don Julio, de Mr. Fox
hacía don Guillermo Swinburn, de doña Concepción, el señor Roberto Alonso, de Evarista don Cirilo Vila. Los otros
papeles fueron desempeñados por los señores Green i Zegers».
MUERTOS EN ACTOS DEL SERVICIO - 1887

A la lista que abrió con su muerte Germán Tenderini en 1870 y siguió Adolfo Ossa en 1876, se agregan el 19 de marzo
de 1887 dos voluntarios de la Tercera Compañía.

Estos dos, hombres jóvenes y trabajadores, sostén de sus familias, fueron Luis Johnson y Rafael Ramírez, que fallecieron
a causa de las heridas recibidas en el incendio ocurrido dos días antes en la calle San Miguel N° 11 (hoy calle Fontecilla
esq. Alameda).

El ayudante de la Quinta Samuel Rodríguez Cerda, anota que en ese incendio la Compañía dió agua durante dos horas
y regresó al Cuartel a las 4 P.M. Que asistieron 23 voluntarios y que al final del incendio hubo que lamentar un accidente
en que tres compañeros de la Tercera quedaron muy mal heridos por un derrumbe siendo atendidos ahí mismo por el
cirujano de la 5ª Dr. Torres. Dos días después el mismo oficial de guardia estampa su sincero dolor y condolencia al
señalar que de los tres heridos sólo sobrevive uno. Fueron sepultados el 20 de marzo y a sus solemnes funerales
concurrió todo el Cuerpo.

En el Cementerio despidieron sus restos don Julio Bañados Espinoza y nuestro Director don Benjamín Dávila Larraín.

Posteriormente el Director Sr. Dávila planteó en el seno del Directorio la necesidad de ir en ayuda de las familias de los
mártires y en el acta de la sesión de la 5ª Cía. encontramos sus palabras agradeciendo el concurso que con este fin le
prestaron los quintinos. El Sr. Dávila deja constancia que a la participación de ellos se debió en gran parte el éxito de la
benéfica obra. El quinto mártir del Cuerpo de Bomberos de Santiago fue el francés Arturo Glaziou quien llegó a Chile en
1890 y se incorporó a la Cuarta Compañía, la Pompe France. Era un hombre osado y generoso, condecorado por acción
distinguida por la Societé de Canotiers de Burdeos y también por el gobierno francés en reconocimento de sus valientes
campañas en el continente africano.

Glaziou no alcanzó a tener en Santiago más amigos que sus compañeros de bomba porque muy poco tiempo después
de su ingreso a la Cuarta cayó de una alta escala, destrozándose el cráneo y pereciendo instantáneamente.

Esto sucedió en el incendio de los almacenes Muzard, Estado esq. de Moneda, el 16 de enero de 1892.

Nuestro ayudante Alberto Acuña relata esta desgracia y el incendio llenando varias páginas del Libro de Guardia. Dice
que a la 1 A.M. principió un violentísimo incendio en los Almacenes Muzard. Que la Quinta fue la primera en llegar y se
encontró con que las llamas amenazaban ya la casa de tres pisos situada al frente, que habitaba don Patricio Larraín
Gandarillas y que las colindantes a los almacenes, habitadas por los señores Munita e Infante principiaban a arder. Las
llamas, agrega, «formaban arco y producían un calor tan sofocante que impedían la pasada por la calle Moneda. Sin
embargo por ese túnel de fuego se logró armar dos pitones de 3/4 cortando el incendio por el lado oeste de la casa del
Sr. Larraín. Otro pitón se situó en el techo de la casa al lado oeste de los almacenes, donde se contuvo el fuego junto con
los pitoneros de la Segunda. Subieron por la escalera más grande de la Octava Compañía que la colocó ahí «con la
presteza que la caracteriza».

«Mientras tanto en la calle Estado el fuego amenazaba la casa del Sr. Casanueva. Por ahí armó la Cuarta y cuando el
incendio estaba dominado, después de muchas horas de trabajo, se vio aparecer a uno de ellos que bajaba por la
escalera. A la altura del segundo piso perdió el equilibrio y cayó de cabeza a la calle. Fue don Arturo Glaziou quién murió
entre sus compañeros a los pocos instantes. Pasado el peligro, regresaron al Cuartel a las 11 ½ A.M. Al funeral vino una
delegación de voluntarios de la Tercera Cía. de Valparaíso formada por Roberto Délano, Ricardo Wessel, David Luco y
Andrés Ivol. El Sr. Comandante les ordenó formar con las otras delegaciones de Valparaíso pero de regreso al Cuartel
los autorizó a formar con la Quinta».

La experiencia recogida en los incendios de los primeros años aconsejó, por seguridad de los voluntarios, usar cascos
más sólidos y resistentes. Los primitivos eran muy pesados y quebradizos.

El fundador Guillermo Swinburn regaló a sus compañeros 50 cascos de moderna fabricación y el secretario don Ignacio
Santa María anota que «el obsequio fue aceptado en medio de aplausos i hurras», tomándose el siguiente acuerdo:

«La compañía acepta los cascos que ha puesto a su disposición el Sr. Swinburn, los que tendrán de color bronce el
extremo superior de la cresta i al frente el número cinco de bronce».
Lo que publicó «El Ferrocarril» respecto al incendio del 8 de mayo de 1877 refleja una situación que se repitió muchas
veces, afortunadamente sin consecuencias fatales para la Quinta durante el siglo pasado:

«Los Bomberos de la 3ª i de la 5ª que estaban dentro de la casa del señor Salcedo corrieron el serio peligro de ser todos
aplastados. En efecto, uno de los tabiques del segundo piso de la casa incendiada se desplomó de improviso i fué a caer
en el patio tomándolo por completo. Si los Bomberos no escapan tan lijero habrían quedado sepultados bajo aquel
enorme peso de ladrillos i de maderos encendidos. Tenían en ese instante el pitón de la 5ª los voluntarios Vicente Rogers
e Ismael Valdés i cuando se acercaba el Capitán Gustavo Ried para hacerlos retirar, se desplomó el tabique salvando los
tres por milagro.

El pitón quedó completamente achatado. No menos i tal vez igual peligro corrieron los voluntarios Ignacio Santa María ,
Alberto Bravo i Teniente 2º cuando subidos a la muralla se mantenían apagando los escombros i cayó otra de las
murallas en su misma dirección».

EL CANJE DE SERVICIOS - 1889

En 1889 la Bomba «Cousiño y Agustín Edwards» comunica a la «Arturo Prat» que, en sesión del 25 de Febrero de ese
año, acordó por unanimidad que «todo miembro perteneciente a la Quinta de Santiago y que se encuentre de paso en
Valparaíso, gozará de todas las prerrogativas que concede nuestro Reglamento».

Se oficializaba así la gran amistad que unía a los miembros de ambas Compañías desde los primeros años de nuestra
fundación.

Pero la situación planteada no tenía precedentes en la Institución y apresuradamente se hizo la consulta al Directorio del
Cuerpo de Bomberos de Santiago. La respuesta del máximo organismo bomberil se leyó en la sesión que la Quinta
celebró el 13 de abril de 1889 y en ella el Directorio aceptaba «las concesiones recíprocas que se otorguen las diversas
Compañías de Bomberos de la República».

En la misma sesión se acordó que los miembros de la Tercera de Valparaíso gocen de los derechos y prerrogativas que
el Reglamento acuerda a los de la Quinta, siempre que asistan a los actos del servicio activo. Estos actos son aquellos
en que se use el uniforme.

Los oficiales a quienes correspondió establecer ese primer tratado de amistad y de trabajo recíprocos fueron los siguientes:

Valparaíso Don Roberto Pretot Freire Director


Carlos García Ledezma Capitán
Ricardo Escobar Cerda Secretario
Manuel Luco Teniente 1º
Roberto F. Délano Teniente 2º
Jorge E. Garland Teniente 3º
Sixto Antonio Riofrío Teniente 4º
Enrique del Río Ayudante
Santiago Don Benjamín Dávila Larraín Director
Ignacio Santa María Capitán
Arístides Pinto Concha Teniente 1º
Alfredo Campbell Vicuña Teniente 2º
Ricardo Reyes Solar Secretario
Victor Körner Andwanter Tesorero
Alfredo Infante Costa Maquinista
Samuel Ossa Borne Ayudante

En 1889, año del Canje, la Quinta cumplía 16 años y su hermana la Tercera 36 años.

La Tercera tenía en sus filas 95 voluntarios y 71 auxiliares. La Quinta tenía solamente 52 voluntarios. Ese año el personal
de la Tercera debió asistir a 44 llamados y el de la Quinta concurrió a 28 incendios, 8 alarmas, 7 ejercicios y 14 academias.
En ambas ciudades sirvieron reciprocamente los voluntarios de canje.
Los quintinos fueron invitados a la inauguración del nuevo Cuartel de la Compañía hermana, edificio considerado como
el mejor Cuartel de Bomberos del país y cuyo mobiliario de refinado gusto fue costeado por las cuantiosas donaciones
de sus voluntarios.

La nómina, por antigüedad, de los voluntarios de la Tercera, era en el año de 1889 la siguiente:

Fundadores Señores: Daniel Carson Activos: Exequiel González


Antonio Barrena Ramón Ramírez
Exequiel Vargas Manuel de Sarratea
Angel R. González Carlos Rodríguez
Lincoln Luco
Honorarios Señores: Pedro González M. Jorge 2° Kaitel
Salustio Beeche Agustín 2º Solari
Valentín Navarro Francisco Parodi
Alfredo Cox Jorge 2º Garland
Federico Navarro Numa Marlet
Julio Saavedra Joaquín Babra
Santiago Ross Emilio Martínez
José A. Verdugo Dr. N. Martínez
Elías Riofrío Agustín A. Pacheco
José Luis Salvatici Aquiles G. Court
Guillermo C.Wicks Blas Vergara
Santiago Crichton Eduardo Vergara
Manuel de T.Pinto Florencio Pellicer
Guillermo Garnham Luis Verdugo
Sótero A.Rojas Roberto F. Délano
Luis E. Pradel Carlos Moris
Dámaso Toro Alberto Jeanneret
Julio Aguayo Santiago Campbell
Alberto Riofrío Santiago Simms
Isidro L.Garcia José Luis Castro
Carlos 2ºLorca Julio Blest
Jorge B. Lebert Carlos J. Martín
Gustavo Ducasse Enrique Schults
Roberto Pretot Ramón Valdivia
Marcos A. Delpiano Jorge Lorca
Lorenzo Titus Manuel Benítez
Daniel Bianchi Florencio Chacón
Agustín R.Edwards Carlos Van Buren
Carlos García Enrique Fisher
Ricardo M. de Ferrari Sisto A. Riofrío
Remberto Vega Arístides Almeida
Antonio Asenjo Carlos E. Burton
Enrique García Roberto Barroilhet
Manuel Luco Carlos E. Wessel
Dr. Guillermo Middleton Julio Acuña
Marcial Zegers Juan Stuven
Ricardo Wessel
Activos: Rafael Guarda Luis E. Rodríguez
Eduardo Lorca Federico Ross
Dgo. E. De Sarratea Alejandro C. Chapman
Juan E. Clark J. Guillermo Kerr
Zenón Urbistondo Angel Guarello
Juan G. Saerle Eduardo Frías
Juan B. Otazo
Sin poder referirme en particular a todos estos amigos que ganó la Quinta al establecer el Canje de Servicios, destacaré
solamente que el más antiguo de los honorarios, don Pedro González Miranda, Director y Capitán de la Tercera, aportó
a ella un numeroso contingente familiar que la sirvió lealmente a través de los años y que uno de sus hijos, don Héctor
González Otaequi, ha dado a la Quinta a cinco de sus descendientes, entre ellos los Capitanes Mario y Alvaro Gonzáles
Bazán.

La Tercera compañía de Bomberos de Valparaíso fue fundada el 13 de octubre de 1854 en el barrio del Almendral.

Don Matías Cousiño importó de Norte América y donó la primera bomba a palanca con que trabajó la entonces llamada
la Bomba del Almendral. Su hijo don Luis Cousiño Squella fue el primer Director y el señor Edmundo W. Sartori fue el
primer Capitán.

La juventud del Director, veinte años, causó el alejamiento de algunos fundadores que manifestaron no querer ser
dirigidos por un imberbe; sin embargo su buen tino y el entusiasmo del Capitán llevaron a la Tercera a un alto nivel de
eficiencia.

La compañia se denominó « Cousiño y Cachapoal» y adquirió en 1869 una potente bomba a vapor Merryweather que era
capaz de arrojar mil galones de agua por minuto a una altura de doscientos pies, y más de mil quinientos pies de
mangueras.

Otros grandes benefactores tuvo la Tercera en los señores Agustin Edwards Ossandón y Agustín R. Edwards Ross: a
este último debió la bomba que fue apodada como la «vieja Cucha» para distinguirla de la «nueva Cucha», ambas
magníficas máquinas a vapor fabricadas por America Fire Engine Co. Desde 1879 la Compañía se llamó como hasta
ahora:»Cousiño y Agustín Edwards».

Su lema, adoptado al fundarse la Compañía, es «Uno para todos y todos para uno».

En 1914 recibió de su generoso voluntario, don Carlos Van Buren, una bomba automóvil fabricada en Alemania por la
Benz.

En 1927 el mismo voluntario le regaló otra nueva de la misma marca.

La Tercera de Valparaíso soportó terribles persecusiones durante la Revolución de 1859. Su Director era entonces don
Angel Custodio Gallo Goyenechea, hermano de don Pedro León Gallo, Jefe de la revolución. Fue tomado preso junto al
Capitán y al Teniente. El Secretario huyó al Perú. En el Libro de Guardia se anota lo siguiente el día 3 de Febrero de
1859: «Tenemos que lamentar la desgracia de la pérdida de uno de los miembros de la Compañía que ha sido extraído
hoy de la Casa del Cónsul Americano. También hay otros que están ocultos, de los cuales ya no tenemos esperanza
alguna, para que nos acompañen en nuestros trabajos y fatigas. Que la felicidad y buena estrella los acompañen por
doquiera que se encuentren».

En plena revolución murió el voluntario don Domingo Espiñeira y las autoridades de Gobierno no permitieron a la Tercera
reunirse a enterrar a su compañero. Los funerales se efectuaron ocultamente de noche y los acompañantes se vieron
obligados a alumbrarse el camino con chonchones. De aquí nació la costumbre tan típica de Valparaíso y que aún
mantiene, de enterrar a los bomberos de noche, alumbrando el camino al cementerio con antorchas.

Durante el bombardeo de Valparaíso por la escuadra española la Tercera tuvo destacada actuación. Un párrafo del Libro
de Guardia dice «... por consiguiente, las tres horas del bombardeo toda la gente se mantuvo en el Cuartel, observando
un orden y disciplina admirables, a pesar de la píldoras que nos mandó don Casto, a saber: una de 68, una de 32 y una
granada que felizmente no dañaron más que las paredes».

Cuando en 1863 lo fundadores del Cuerpo de Bomberos de Santiago pensaron crear una sola Compañía acordaron
imponer a ésta, provisoriamente, el mismo Reglamento de la Tercera Compañía de Valparaíso, idea que se descartó al
reunirse personal suficiente para crear un Cuerpo de varias compañías y adoptándose, en consecuencia, el Reglamento
General del Cuerpo de bomberos del puerto.

Este hecho revela el prestigio de que gozaba ya en 1863 la Compañía que en 1889 brindó su amistad a la Quinta de
Santiago y abrió a los jóvenes quintinos las puertas de la hermosa Perla del Pacífico.
LA REVOLUCION DEL 91 Y LA QUINTA

Antecedentes
En 1891 el floreciente territorio nacional fue partido por una profunda grieta. Repentimente los chilenos quedaron separados
por el barranco que los dividió. Nadie pudo quedarse al medio, permanecer neutral o ser árbitro de la contienda.

La guerra civil había comenzado y hubo que definirse. Los quintinos se sumaron a la oposición al gobierno cuando éste
se convirtió en dictadura, pero habían sido adictos a Balmaceda en los primeros años de su gobierno. Recordemos
solamente que el presidente Santa María fue siempre el gran amigo de la Quinta; aquí servían sus hijos y sobrinos,
durante su período una docena de quintinos llegó al Parlamento. Fue Santa María quien apoyó a Balmaceda y logró que
obtuviera 324 votos de electores de Presidente sobre un total de 330.

Las causas y origen de la sangrienta contienda han sido y siguen siendo interpretadas y enfocadas de muy diferentes
maneras. Nos limitaremos a ver las consecuencias que ella tuvo para el trabajo bomberil y la actuación de la Bomba
Arturo Prat en esos difíciles días.

En 1891 ingresaron a la Quinta quince voluntarios, tres de ellos antes de las batallas decisivas y doce cuando aún se
celebraba el triunfo.

174 Elías de la Cruz Labarca 19 julio 1891


175 Isidoro Huneeus H. 19 julio 1891
176 Carlos García Cross 19 julio 1891
177 José Fabres Pinto 08 Diciembre 1891
178 Alberto Sánchez Urmeneta 08 Diciembre 1891
179 Guillermo Yungue G. 08 Diciembre 1891
180 Santiago Mac Lean 08 Diciembre 1891
181 Alvaro Ovalle D 08 Diciembre 1891
182 Gonzalo Lamas García 08 Diciembre 1891
183 Carlos Gana G 08 Diciembre 1891
184 Alfredo Jhonson G 08 Diciembre 1891
185 Santiago García Huidobro 08 Diciembre 1891
186 Luis Montes Valdés 08 Diciembre 1891
187 Juan E. Ortúzar Ossa 08 Diciembre 1891
188 Ramón Olavarrieta Vidal 08 Diciembre 1891

Ellos fueron los novatos o «chupes» que trabajaron en ese año trágico en que como dijo el secretario Carlos Olavarrieta
en su Memoria Anual, se pretendió humillar al Cuerpo de Bomberos y la guerra, la cárcel y la persecución dejaron a muy
pocos para formar la guardia alrededor del estandarte de la Quinta.

Hubo ese año 30 incendios, la mayoría enormes. El personal debió acudir también a 5 alarmas, 7 ejercicios, 11 academias,
8 reuniones y 10 funerales, sin contar las Junta de Oficiales y trabajos rutinarios.

Desarrollo del conflicto


Al producirse el rompimiento entre el Presidente y el Congreso, se embarcan en la escuadra sublevada los representantes
de ambas ramas del Congreso: Ramón Barros Luco por la Cámara de Diputados y Waldo Silva Palma por el Senado. El
Gobierno ordena apresar a los parlamentarios y se reprime duramente toda oposición. Enrique Valdés Vergara es nombrado
Secretario General de la Escuadra y se embarca en el Blanco.

La Quinta compañía de Bomberos había elegido como Director para el año 1891 a don Ismael Valdés Vergara y como
Capitán a Arístides Pinto Concha.

La primera sesión que celebró la compañía en 1891 debió presidirla el Teniente don Eduardo Fernández Julio por
ausencia del Capitán, quien se habia ido al norte y del Director buscado por la policía al suponérsele en conocimiento del
plan subversivo de su hermano el Secretario de la Escuadra.

En esta sesión, de fecha 9 de enero, se lee una carta del Director manifestando que no puede asistir a la reunión por que
«le ha cabido la honra de ser perseguido por Balmaceda» a quien llama entre otros calificativos «Tirano de la Moneda».
La sala acuerda eximirlo a él y a cualquier otro voluntario perseguido o apresado por la Dictadura de las obligaciones que
tengan para con la Compañía.

En la misma sesión un grupo de veinte voluntarios pide la separación de Teodoro Bravo Cevallos, impetuoso partidario
del gobierno, pero el Teniente 1º que actúa de Director accidental, expresa que la Compañía no puede juzgar el caso y
que será la Junta de Disciplina la que resuelva.

El Fundador don José Alberto Bravo avisa que el gobernador de Buin le ha secuestrado los caballos de la Quinta que
tenía a talaje en su fundo y que gestionará su devolución. La Compañía acuerda guardar estos caballos en la Quinta
Normal de Agricultura si es que puede rescatarlos.

Se acuerda facilitar el cuartel a los voluntarios y a sus amigos para reunirse, ya que han sido clausurados todos los
clubes.

El trabajo de incendios se hizo más pesado porque el gobierno prohibió tocar la campana del Cuartel General, temiendo
producir alarma en la población y porque se había dicho, con o sin fundamento, que la «Paila» anunciaría la rebelión de
la ciudad. También se cortó el servicio telefónico del que algunos bomberos disponían. Esta prohibición hacía que los
bomberos se encontraran con inmensas hogueras a su tardía llegada a los incendios. Protestaron firmemente pidiendo
la derogación de la medidia.

El 27 de enero se declaró un incendio pequeño en la Moneda y la Guardia de Palacio corrió al Cuartel de la Quinta a dar
aviso. En esta ocasión la protesta fue de hecho y leemos en el Libro de Guardia la anotación del Teniente 2° don Rafael
Prado «Anoche a las 10 ¼ se declaró un amago de incendio en la Moneda. La fuerza de policía quiso sacar la bomba
pero no fue entregada por no haberse tocado la campana de incendio».

Sin embargo, los bomberos continuaron saliendo a incendios con campana o sin ella: así lo demuestran las anotaciones
de los días siguientes que corresponden a siniestros ocurridos en la calle del Bretón, en la calle Dávila, de la Cañadilla,
en Moneda y Cienfuegos, en la Casa de la Pólvora al norte del Cerro Blanco, en la calle Puente, de la Maestranza ,
Monjitas, Mercado Central, etc. En todas las descripciones se nota mayor trabajo y menor número de asistentes.

Esta situación hizo crisis en el incendio del 4 de junio, derogándose la prohibición de tocar la «Paila» al día siguiente. En
la descripción de ese incendio dice el Oficial de Guardia que la asistencia del personal ha sido regular por encontrarse
muchos voluntarios «de vacaciones». «A las 2 ¼ A.M. se declaró el incendio en el edificio de la Unión Central y la bomba
se colocó en la 1ª acequia de la calle Ahumada, atacando el fuego con dos pitones de 3/4, uno por la calle Ahumada y
otro por la de Moneda. El fuego no permitió a nuestros voluntarios permanecer en la calle Ahumada, retirándonos a
Moneda para defender la imprenta del Independiente y el Orfeón Francés».

«A pesar de nuestros esfuerzos el fuego nos derrotó de los tejados del Independiente obligándonos a tocar retirada en
dirección al edificio de los señores Bravo. Atacamos el incendio hasta las doce del día, hora en que se nos dió un
descanso para seguir trabajando hasta las 10 ¼ de la noche.

Tenemos otra descripción de este incendio en las cartas que la señora Leticia Alfonso envió a Iquique a su marido, el
director de la Quinta, las que últimamente han sido publicadas por uno de sus hijos.

De esa correspondencia extracto algunas frases:

«El único reproche que tengo que hacerte es haberte ido sin manifestarme tus intenciones». «Piensa en que tu mujer te
acompaña en todo momento y que cuánto hagas será una satisfacción para ella y un ejemplo para tus hijos», «Todos
debemos contribuir en la medida de nuestras fuerzas a la salvación de esta patria tan querida y tan desgraciada».

En carta del 10 de mayo le avisa que han tomado preso a Benjamín Dávila, Gustavo Ried, Carlos Rogers y otros. «A
ninguno dejan ver por nada, ni siquiera mandar un papel o comida».

«...cuanto deseo saber si has conseguido tu objeto de sacar los restos del pobre Enrique». (Alude aquí al Secretario de
la escuadra Enrique Valdés Vergara, muerto cuando las torpederas del Gobierno hundieron al Blanco. Este suceso
movió a don Ismael a embarcarse para reemplazar a su hermano, y la Junta del Gobierno Revolucionario le encomendó
el mismo cargo).
«Los presos están siempre lo mismo; de Benjamín, Gustavo, C. Rogers y Holley se casi todos los días; no tienen
esperanzas de salir».

En carta del 4 de junio le dice: «hoy ha habido aquí un incendio espantoso: se ha quemado el Banco Santiago, Unión
Católica y todo el interior de la casa de Fernández por la calle de Agustinas, todo el costado de la calle de Ahumada y
hasta la mitad de la cuadra por la calle Moneda. El fuego se comunicó al Hotel de los Hermanos y se quemó íntegro, y la
primera casa de la señora Bravo con los correspondientes almacenes».

«Esto no había pasado jamás aquí, pero en los tiempos que corren de nada se puede extrañar: cumpliendo las órdenes
de los bandidos en cuyas manos estamos, no se tocó la campana sino cuando ya todo era una hoguera». «Hoy vi pasar
a un bombero de la Quinta, pero te aseguro que se me saltaron las lágrimas porque se me figuró que eras tú. Cuándo te
veré?».

Junio 8: «De Benjamín Dávila se sabe que está bueno cumpliendo todavía el castigo impuesto por los bandidos».

De José Alberto Bravo le cuenta que «da lástima verlo porque su madre agoniza y no ha podido abandonarla para servir
a la causa».

Después de ese gran incendio, que arrasó el centro de Santiago, el Gobierno autorizó al Cuartel General, como ya se ha
dicho, para dar la alarma por medio de la Campana.

Era Ministro del Interior el señor Julio Bañados Espinoza, bombero que fue cinco años Secretario General del Cuerpo
hasta 1888, en que las Compañías eligieron en su reemplazo a don Ismael Valdés Vergara. Quizás si los antecedentes
bomberiles del principal Ministro de Balmaceda lo movieron a derogar la orden de su antecesor. También podría atribuírsele
a él, el ofrecimiento de soltar a los quintinos presos bajo compromiso de honor de no combatir al gobierno. Así recobraron
su libertad todos menos Benjamín Dávila que se negó a suscribir compromiso alguno. Después de cuarenta días de
prisión don Benjamín Dávila fue trasladado a su casa donde continuó bajo arresto.
En agosto se agravaron las relaciones del Cuerpo con el Gobierno porque el General Orozimbo Barboza ordenó la
ocupación del Cuartel General en que funcionaban casi todas las Compañías y las tropas del Buin, al mando del
Comandante Camus, tomaron posesión de los cuarteles el 14 de Agosto.

Don Anselmo Hevia Riquelme, Comandante del Cuerpo de Bomberos, se entrevistó con el General Barboza a fin de
aclarar la situación pero éste lo recibió con las siguientes palabras:

«Vea señor Hevia Riquelme: Ud. si hasta ahora no ha caído preso es por inconvenientes diversos, pero sepa Ud. que yo
le tengo ganas desde hace tiempo i que estoi dispuesto a pegarle un balazo antes de que Ud. me lo pegue a mi. A los
opositores hay que darles con hacha. Hemos terminado».

El Comandante Hevia se retiró y comunicó el resultado de la entrevista al Superintendente quien citó de inmediato a
reunión de Directorio en el Cuartel General ocupado por las tropas. Se les impidió la entrada y el oficial a cargo de la
ocupación se negó a conversar con el Superintendente. En esa situación el Teniente de la Quinta, señor Fernández, que
había concurrido a la citación en reemplazo de su Director y de su Capitán, invitó al Directorio a reunirse en el Cuartel de
la Quinta, único que permanecía libre.

En esa dramática sesión, en el pequeño salón de reuniones de la Quinta, el Directorio de la Institución acordó:

1. Declarar en receso el Cuerpo mientras duren las actuales dificultades que se le han creado.
2. Pasar una nota al Sr. Intendente de la Provincia poniendo en su conocimiento la situación del Cuerpo en vista de los
atropellos cometidos».

Al día siguiente, 17 de agosto, era apresado el Comandante Anselmo Hevia y confinado a Cauquenes. Se dictó orden de
prisión para el Secretario General. Sr. Enrique Silva Yávar.

Don Juan Fleischman, Vice Comandante, tomó el mando del Cuerpo y llegó a un arreglo con el Intendente de la Provincia
Sr. Cerda Ossa. El 18 de agosto envió una circular a los Capitanes de Compañías ordenando regularizar las labores y
comunicando que los oficiales y maquinistas podían ingresar al Cuartel General y sólo en caso de incendio los voluntarios.
Agregaba que la alarma de incendio se daría como siempre por la campana del Cuartel General, finalmente recomendó
tener la mayor prudencia con la fuerza armada que ocupaba el cuartel.
La Quinta, por disciplina, acató la orden pero su Jefe, que en ese momento era el Teniente Fernández Julio, expresó ante
el Directorio y el Vice comandante que a la Compañía no le satisfacía en absoluto el arreglo de la situación en circunstancias
que el Comandante estaba preso.

En esos días no hubo incendios y la atención de todos se concentró en la matanza de Lo Cañas y en el fusilamiento
posterior de los detenidos.

El día 22 de reúne el Directorio del Cuerpo en el Cuartel de la Quinta a tratar problemas de vida o muerte para la
Institución. Asiste en representación de la Compañía el mismo Teniente quien anota en el Libro de Guardia, con fecha 23
de Agosto, cual fue su posición en el debate y la resume diciendo que «si la 5ª moría, moría en su Cuartel».

ANOTACIONES EN EL LIBRO DE GUARDIA DE OFICIALES

24 de Agosto: «Hoy a las 2½ pm. desocupó el Cuartel General la fuerza del Ejército del Dictador».

Samuel Rodríguez, Teniente 2°.

26 de Agosto: A los funerales del cirujano de la Octava Compañía concurrió una comisión compuesta por los voluntarios:
Juan de Dios Valdés, Elías de la Cruz, Carlos Izquierdo, Guillermo Blest Gana, Isidoro Huneeus y Pedro J. Contador.

29 de agosto: A las dos de la mañana se declara un incendio en Matucana con San Pablo. Trabajamos hasta las 4 ½
A.M. hora en que se dió retirada.

¡Viva Chile!
Hoy a las 8 am. se ha publicado un bando en el cual el Dictador declarándose derrotado entrega el mando supremo al
General don Manuel Baquedano.

«La victoria alcanzada por las fuerzas constitucionales en las batallas de Concón y Placilla han asegurado definitivamente
en la República el réjimen de la Constitución».

«Como un timbre de honor para la 5° Compañía de Bomberos dejo constancia de los voluntarios que han prestado sus
servicios en el ejército constitucional:

Director: Ismael Valdés


Capitán: Arístides Pinto
Teniente 2°: Rafael Prado
Ayudante: Manuel Fernández
Waldo Silva
Alfredo Infante
Juan E. Infante
Nicolás Montt
Ricardo Reyes
Pío Puelma Besa
Carlos Altamirano Talavera
Jorge Barceló Lira
Ignacio Saavedra R.
Luis Matta Pérez
Carlos Vives B.
Alberto Acuña
Enrique Gana
Carlos García Cross

Debo dejar constancia que don Samuel Greene renunció a la Compañía para incorporarse al ejército revolucionario».

Saqueo: A las 11 ¼ am. la campana del Cuartel General llamó a los voluntarios para que prestaran sus servicios en
apaciguar al pueblo que saqueaba las casas de los partidarios del Dictador.
Cuerpo Armado: Se armó al Cuerpo para hacer servicio de policía en el barrio central. Nos corresponde el 1er. Cuartel.

Incendio: A las 51/2 P.M. se declaró un incendio en la calle San Diego, casa de don Manuel F. Díaz. Nuestra Cía. logró
sofocar el fuego a las 6 P.M.

Domingo 30: Continúa la Cía. haciendo guardias armadas.

Lunes 31: A las 4 ½ P.M. de hoy llegó S. E. el Presidente de la Junta de Gobierno y algunos de sus Ministros. Le tocó el
honor al gallo de la Compañía de traer desde la estación y detrás del coche del Gobierno al Secretario de la Escuadra y
nuestro Director don Ismael Valdés y al Mayor Holley, Ayudante de Campo del Comandante del Canto.

Sin otra novedad.

Samuel Rodríguez Tte. 2º

Martes 1º de Septiembre: continúo con la Guardia a causa del mucho trabajo que ha tenido la compañia con las guardias
armadas.

Miércoles 2: Se está adornando el frente del Cuartel con guirnaldas y coronas.

NOTICIAS DE VALPARAISO

La noche del 28 de agosto de 1891 fue llamada «La Noche Triste» por los habitantes de Valparaíso.

En Placilla fue derrotado el ejército gobiernista y sus jefes, los generales Alcérreca y Barboza, acribillados a tiros y
sablazos por la caballería opositora.

Las turbas mataron , incendiaron y saquearon aprovechando la huída de las autoridades y fuerzas de policía. Los
Bomberos porteños y en especial los de la Tercera Compañía cumplieron una peligrosa y agotadora labor restableciendo
el orden. La Tercera había perdido a dos de sus voluntarios: Enrique García Ledezma en la batalla de Huara y Eusebio
Guerra en la de Concón. Fue también una de las más perseguidas por el régimen dictatorial.

QUINTINOS EN LAS BATALLAS DECISIVA CONCON Y PLACILLA

En Placilla se dió la última batalla, la decisiva.

El Comandante en Jefe, Coronel don Estanislao del Canto, dice en el parte Oficial: «Las ventajosas posiciones que con
toda energía tomaron en la altura dos Compañías del Reg. Esmeralda, hasta dominar el flanco derecho dictatorial,
decidieron la suerte de la jornada».

Es coincidente el parte del Jefe del Estado Mayor Coronel Körner, al informar que la llegada del Esmeralda, 7º de Línea
Constitucional, decidió la batalla.

Los Capitanes que mandaron las dos compañías mencionadas fueron los bomberos de la Quinta Samuel Greene y
Jorge Barceló, y el mayor que los mandó a ambos en el campo de batalla fue Arístides Pinto Concha, quien también los
dirigió en los incendios de Santiago.

Concón precedió a Placilla. En sus «Recuerdos de 1891», editados en 1944, relata don Ricardo Cox que en Concón,
apenas apareció en la ribera plana y descubierta del río Aconcagua la primera Compañía, mandada por el Capítán
Barceló Lira, la artillería enemiga situada en la cumbre de los cerros, al sur del río, rompió sus fuegos contra ella.

Las granadas pasaron por encima de los soldados de Barceló y se enterraron en el fango haciendo explosión bajo tierra.

¡Estas no hacen nada! Exclamó el mayor Pinto Concha volviendo la cara hacia todo el regimiento y sonriendo. ¡Estas no
hacen nada! Volvió a repetir. Como iba a caballo, habló como de lo alto de una tribuna y lo escuchó hasta el último
hombre del regimiento. No toda la tropa había logrado sobreponerse al terror causado por esta primera andanada.
Muchos soldados habían desaparecido entre los matorrales próximos. Cuando la segunda andanada llegó, ya no tomó
de sorpresa a nadie y entonces los soldados repetían las palabras confortantes del mayor Pinto Concha: «¡Estas no
hacen nada!» y como protegiéndose tras un invisible escudo, avanzaban diciéndose unos a otros «No hacen nada, no
hacen nada»!

Sin embargo, las bajas del Esmeralda, 7° de Línea Constitucional, alcanzaron a un tercio de su contingente. La Compañía
de Barceló recibía y hacía un fuego terrible sobre el enemigo y éste iba y venía alentando a sus tiradores y vigilándoles
el alza de los rifles.

A las 4 de la tarde se avanzaba sobre los cadáveres de los soldados enemigos. Tenían éstos también el Nº7 en el Kepi.
Se habían encontrado los dos regimientos Esmeralda, y como decían los soldados, ahí se formó el 77.

A las 5 conquistaron la altiplanicie verde del cerro, sembrada de muertos y heridos del 7º de Línea gobiernista. Tomaron
allí cien prisioneros a quienes trataron con respeto. En ese momento aparecieron algunos oficiales del 3º de Línea,
reclamando para sí los honores de la victoria. La disputa violentísima de los jefes victoriosos, iniciada en el mismo
campo de batalla, continuó en Santiago donde le puso término el Coronel Körner reconociendo los mejores méritos del
Esmeralda.

El quintino Rafael Prado Campbell Teniente del Regimiento Esmeralda quedó herido en el campo de batalla. En esa
misma acción murió el voluntario de la primera Cía. de Bomberos de Santiago don Fernando García Huidobro quién
peleó con el grado de Mayor de Ejército.

La noticia del triunfo de las armas constitucionales llegó pronto a Santiago. A las 8,30 de la mañana del 29 de agosto
todo el primer patio de la Moneda, las escaleras que conducían a la sala de Gobierno y las antesalas de ésta, habían sido
materialmente invadidas por el pueblo que vivaba estruendosamente a los vencedores y pedía venganza con los vencidos.
Esta explosión de rencor colectivo se ha denominado después como la «cargada popular» y se temió que se resolviera
en una matanza general.

Sin embargo las masas se fraccionaron en grupos de saqueadores que destruyeron y robaron las casas de los personeros
del régimen caído pero respetaron sus vidas, conformándose con castigarlos en sus bienes.

La mayoria de las bandas o grupos de saqueadores siguieron a cabecillas que conocían los domicilios de los Balmacedistas
y los dirigían agitando una campanilla. La nueva casa que se estaba construyendo el Presidente Balmaceda se salvó
porque alguién escribió en su pared «Para el Coronel del Canto». Los desmanes continuaron durante tres días.
Veamos como Enrique O. Barboza, hijo del General don Orozimbo Barboza Puga, recuerda los sucesos del 29 de agosto
que presenció, siendo niño, desde su escondite:

«Amanecía.
En la Plaza de Armas un regimiento, al son de clarines y tambores, proclamaba el bando del Presidente Balmaceda,
anunciando haber entregado al General don Manuel Baquedano el mando supremo de la nación.

«No sufro por mí sino por mi Patria y por mis amigos», exclamó al entregar su dimisión.

Y se fue tranquilo, confiando en que el General Baquedano con su autoridad y las fuerzas de que disponía, haría
respetar las propiedades de los vencidos.

!Vana esperanza¡

Hombres y mujeres de los suburbios, salidos quién sabe de dónde, llamados no se sabe por quién, pero respondiendo
a un mismo fin de pillaje y de devastación, formaron masas enormes.

Frente a la Legación Española, nuestro refugio, en la esquina de Merced y San Antonio, había una Botica y Droguería de
un balmacedista. No se quién era. La ví saquear, a través de las persianas en que me había colocado mi curiosidad de
niño. A los niños nos preocupaba ver el desfile de los que volvían de los saqueos, camino hacia el barrio ultra mapocho,
llevando lo que habían podido obtener.

De pronto, uno de nosotros exclamó: ¡Miren, ahí llevan la cuna de la Corita!


Entre una mujer desgreñada y un roto harapiento, llevaban en efecto, la cuna de mi hermanita, traída por la Casa Prá y
regalo de su acaudalado padrino de bautismo. En el interior de la cuna iban muchas cosas menudas, para aprovechar el
viaje.

Ya no cabía duda ¡También nuestra casa había sido saqueada!.

Mi madre desde temprano habia pensado en salvar nuestra casa. Al efecto, valiéndose de Arturo Rosales, que
galantemente había ido a ofrecernos sus servicios, como bombero que hacía la guardia cívica, se dirigió por medio de
una carta al General Baquedano, que había sido su padrino de matrimonio, amigo íntimo de mi padre y su compañero de
armas querido y respetado.

Aunque nuestro hogar se hallaba ubicado en Teatinos y Alameda, en la misma manzana de la Moneda, pensó mi madre
no estaría de más escribir a Baquedano pidiéndole que lo hiciera resguardar.

El General, parece que atendió el pedido, pero fue en vano. La turba que saqueó la casa fue tan grande, fue tal el ímpetu
de los asaltantes, que el jefe del piquete de soldados de línea que la resguardaba, según me contó años después, no
tuvo más que retirar su tropa al último patio y no pretendió hacer una resistencia que consideró inútil.

Y el populacho enfurecido, ávido de pillaje, invadió la casa.

Se llevaron casi todo. Los muebles eran arrojados por las ventanas. El piano de cola del salón, no pudiendo sacarlo, fue
despedazado a barretazos.

Los médicos habían prescrito a mi padre que bebiera champagne para su diabetes y sabedores de ésto, y de que el
sueldo de general no daba para tales gastos, habían casi colmado la despensa de cajones don Claudio Vicuña, don
Adolfo Eastman, el Presidente Balmaceda y otras personalidades pudientes.

Los saqueadores no tuvieron tiempo para abrir esos cajones y repartirse su contenido: los golpeaban contra el suelo o la
pared, produciéndose la quebrazón de las botellas y bebían el champagne que chorreaba por las rendijas.

Todo esto pasaba en un momento, en la esquina de Delicias y Teatinos, mientras en la calle de Delicias y Morandé, otra
turba saqueaba la casa del General Velásquez, que yacía en cama con una pierna fracturada.

El Presidente de la República, el Presidente electo, don Claudio Vicuña, doce ministros o ex ministros, siete senadores,
seis municipales, tres ministros de corte, ocho altos funcionarios, treinta y dos diputados, veintiún generales o coroneles,
etc., vieron devastados sus hogares de la mañana a la noche.

Nuestra Quinta de San Bernardo también fue saqueada.

Los dos chilotitos o mampatitos y mi potranquita alazana quién sabe quién se los llevó con mi cabrita regalona.Y mis
cajas de soldados de plomo desaparecieron también».

La Quinta trabajó incansablemente restaurando el orden, más que con los fusiles que se le entregó, con la presencia de
sus vistosos uniformes. La guardia en la cárcel fue suspendida sólo en los primeros días de septiembre en que pudieron
reintegrarse a sus labores propiamente bomberiles.

Episodios
El 8 de septiembre los bomberos fueron invitados a ocupar un puesto de honor en el Tedeum de la Catedral. Ningún
quintino asistió.

El 16 de septiembre se reúne la Quinta en un gran banquete a recordar lo que a cada uno le ocurrió en esta guerra. Se
invitó al coronel Körner, Jefe del Estado Mayor Constitucional.

El Menú, al estilo de aquellos tiempos, está escrito en francés y en su cubierta una alegoría muestra la Bomba de la 5ª
en una nave de guerra. Bajo la inscripción: «La Quinta Compañía de Bomberos a sus voluntarios que como buenos
ciudadanos en las filas del ejécito y de la escuadra Constitucional han contribuído a la salvación de la patria», se anotan
los nombres de los 19 que combatieron. Se les regaló también una medalla conmemorativa pero sin derecho a lucirla en
el uniforme.
El Menú, que por su magnitud debe haber compensado a los festejados de sus anteriores privaciones, lo inserto a
continuación para estímulo de nuestras actuales comisiones de Casino que se vanaglorian de poder proporcionarnos un
buen «plato único»

MENU

Potage Vins
Purés de volaille á la Saint-Hubert Urmeneta i Macul Blanco
Releve
Chand-froid de perdreaux a la Castillane
Hors- d’’oeuvres variés
Poisson Jerez
Corbine en turban sauce aux huitres a la Duperré Amontillado
Entrees
Granadins de veau truffés a la Victorienee Umeneta
Supréme de chapons aux pointes d’asperges Subercaseaux i sauce Madére
PanquehueTintos
Medicis
Canapés de fois de volaille aux champignon
Legumes
Asperges en branches sauce Romaine Urmeneta
Petits-fois nouveaux a la Parisienne Subercasaux i Panquehue Carbenet
Punch a la Romaine
Roti
Dinde rotie au cresson Champagne
Salade Macédoine Heidsicq Monopole
Entremets
Savarins sauce au rhum Licores surtidos
Desserts
Compote de fruits Cigarros puros
Torte Napolitaine Rotschild Partagas
Biscuits de Savois
Petits gateaux assortis Panetelas Upman

Las celebraciones menudearon en Santiago.

Entre las invitaciones al Director de la Compañía cuyos Menú se conservan en el álbum de recuerdos, figura una de la
Junta de Gobierno, otra al baile en los salones del Congreso, otra en honor del Ejército y la Marina constitucionales en la
que se anotan todas la acciones de la guerra civil: Pisagua, Zapiga, San Francisco, Huara, Pozo Almonte , Iquique,
Quintero, Concón y Placilla.

En el Libro de Guardia el ayudante anota que el 11 de noviembre de 1891 a las 12,30 P.M. la policía avisó que se veían
llamaradas en la calle Dieciocho. La campana del Cuartel General dio la alarma y al llegar la Quinta al lugar señalado se
dio cuenta que el resplandor venía del parque iluminado del Palacio de la familia Cousiño.

La llegada de los bomberos interrumpió la feérica fiesta y seguramente se prestó a jocosos comentarios, pero la Quinta
ganó un decidido colaborador con la incorporación a sus filas del voluntario don Luis Cousiño. Este fue aceptado en la
sesión de abril de 1892 y se distinguió por su maestría en el manejo de los caballos.

Muchos altos personeros del régimen depuesto fueron detenidos y encarcelados.

El Director de Prisiones encargado de su custodia fue un quintino.Sobre este aspecto extracto las siguientes anotaciones
de los libros de la Compañía.

28 de Septiembre de 1891.

«A las 7 P.M. se dió la alarma de incendio en el 5º Cuartel. El fuego se había declarado en la Cárcel Pública en uno de
los salones en que están detenidos los reos de la Dictadura.
Nuestra bomba dió agua momentos antes que lo hiciera la Primera Compañía. Se trabajó una hora i media gastándose
un poco más que las dos carboneras».

A ese incendio no concurrió el voluntario don Nicolás Montt encontrándose muy cerca. La Junta de Oficiales lo cita y él
explica que como Director de Prisiones no se sintió obligado a trabajar en el incendio por atender a los deberes de su
cargo. La Junta considera que si como Director de Prisiones tenía deberes que cumplir también los tenía como bombero,
y acuerda anotarle su falta.

En esa misma Junta de Oficiales se juzga al voluntario Avalos por su conducta en el incendio de la Cárcel. Dice el acta
que se presentó en estado intemperante e insultó en inglés al voluntario Swinburn provocando cierto escándalo.

La Junta acordó pedirle la renuncia como voluntario de la Compañía.

DE 1892 A 1899

Los voluntarios que ingresaron a la 5ª después de la Guerra Civil y hasta 1899 fueron:

189 Rodolfo Errázuriz M. 08 abril 1892


190 Salvador Sánchez 08 abril 1892
191 Julio Laso Jara Quemada 22 abril 1892
192 Luis Cousiño Talavera 22 abril 1892
193 Gustavo Adolfo Holley 10 mayo1892
194 Guillermo Aguirre 13 junio 1892
195 Carlos Velasco Lavín 07 mayo 1893
196 Jorge Matte Gormaz 07 mayo 1893
197 Rafael Prats Bello 07 mayo 1893
198 Guillermo Morandé A. 07 mayo 1893
199 Gonzalo Vergara B. 07 mayo 1893
200 Alfredo Vergara G. 07 mayo 1893
201 Pedro Fernández 07 mayo 1893
202 Carlos Valdivieso Vidal 07 mayo 1893
203 Felipe Solar A. 07 mayo 1893
204 Juan Matte Baeza 07 mayo 1893
205 Alberto Vial S. 08 spt.1893
206 Anselmo de la Cruz Labarca 08 spt.1893
207 Isidoro Larraín S. 24 mayo1894
208 Daniel Rioseco 30 oct.1894
209 Carlos Rogers Palma (Libro Vd) 12enero1895
210 Carlos Fernández Formas 07 julio 1895
211 Manuel Fernández García 07 julio 1895
212 Luis Montes Valdés 07 julio 1895
213 Emilio Marchant Lecaros 07 julio 1895
214 Enrique Blanco S. 07 julio 1895
215 Jorge Saavedra Rivera 04 agosto1895
216 Esteban Huidobro H. 04 agosto1895
217 Pedro Huidobro 04 agosto1895
218 Luis Sota Alvarez 04 agosto1895
219 Roberto Opazo V. 13 oct.1895
220 Adolfo Ovalle D. 12 abril1896
221 Adolfo Baeza E. 12 abril1896
222 Osvaldo Rengifo Rodríquez 12 abril1896
223 Carlos Cruchaga Tocornal 03 mayo1896
224 Alfredo Rioseco B. 03 mayo1896
225 Horacio Montes V. 11 oct.1896
226 Leonel Bascuñán Sta. María 11 oct.1896
227 Carlos Swinburn Urmeneta (Libro Verde) 11 oct.1896
228 Joaquín Bascuñán Pinto 12 mayo1897
229 Sergio Ossa Borne 02 oct.1897
230 Alberto Baeza E. 02 oct.1897
231 Carlos Henríquez A. 16 oct. 1897
232 Diego Swinburn Urmeneta(Libro Verde) 13 abril1898
233 Rafael Lorca P. 13 oct.1898
234 Manuel Torres Boonen(Libro Verde) 13 oct.1898
235 Manuel Marchant Lecaros 14 abril 1899
236 Arturo Lorca P. 14 abril 1899
237 Rafael Bascuñán Pinto 14 abril 1899
238 Federico Frías Collao 14 abril 1899
239 Enrique Donoso Urmeneta 04 mayo 1899
240 Ernesto Infante Tagle 04 mayo 1899
241 Rafael Olea Besoaín 09 julio 1899
242 Arturo Sota Alvarez 08 oct.1899

Desde 1892 y hasta fines de 1899, la Quinta trabajó en 282 incendios, concurrió a 150 alarmas, practicó 211 ejercicios
y academias, 70 veces acompañó al Cementerio los restos de sus compañeros del Cuerpo de Bomberos y los de sus
propios miembros y 77 veces se reunió en sesión.

El detalle anual de los principales actos del servicio es el siguiente:

AÑOS 1892 1893 1894 1895 1896 1897 1898 1899

Incendios 32 56 29 38 42 29 33 23
Ejercicios 10 12 8 8 13 7 8 6
Academias 14 15 16 15 19 15 21 24

La 5ª renueva sus bombas en 1892 y 1895.

La Bomba fundadora iba a cumplir veinte años de servicio y aún funcionaba perfectamente.

Sus maquinistas le habían prodigado los mejores cuidados. «Sufrían cuando alguna pequeña sombra empañaba el brillo
de sus bronces».

Pero se debía prevenir alguna falla por antigüedad y los


quintinos acordaron encargar otra nueva a la misma
fábrica inglesa. La diferencia más notoria fueron sus
ruedas de acero en reemplazo de las ruedas con rayos
de madera que dieron tanto que hacer a los maquinistas,
pues había que protegerlas con sacos mojados del calor
del fogón.

La nueva Bomba, financiada por los voluntarios, tenía


una potencia de 750 galones por minuto y llegó a
Santiago en vísperas de pascua el 23 de diciembre 1892.
Costó mucho trabajo bajarla del carro en la estación y
montarla sobre sus ruedas de acero. A las 5 P.M. se le
engancharon los caballos y fue conducida al Cuartel en
medio de la alegría de los voluntarios. Se le guardó
dentro de la Universidad porque en el estrecho Cuartel
no cabía otra pieza de material mayor. El 1892 la Quinta Compañía adquiere una segunda bomba «Merryweather».
Aparece en primer plano junto a la bomba fundadora.

El 1º de enero de 1893 se despidió la Bomba fundadora


haciéndola funcionar por sus viejos maquinistas, en un ejercicio en la Alameda. Entre ellos estaban Montes, el primer
maquinista; Bravo, que ese día asistía como Comandante del Cuerpo; y Dávila, que subido sobre ella dio la despedida a
la antigua Bomba América. Al mando de los Fundadores estaba Carlos Rogers.
El Director don Ignacio Santa María, Vice Superintendente electo para ese año, entregó la Bomba América al Director de
la Novena don Aniceto Izaga, quién la recibió para su Compañía fundada seis meses antes.

Se hizo funcionar la nueva bomba y se practicó con ella un ejercicio combinado con los voluntarios de la Novena, que
desde ese dia manejarían la «preciosa herencia».

Estuvieron presentes nuestros amigos de la Tercera de Valparaíso al mando del Tte. 1° don Jorge Garland. Asistieron
también los Directores y Capitanes de todas las Compañías y algunos personajes bomberiles como don José Besa y
don John Firth, Superintendente de los Bomberos de Tacna.

En correcta formación todos acompañaron a dejar la bomba en el Cuartel de la Novena, terminando la caminata en el
Restaurant de la Quinta Normal.

La rapidez con que esta nueva bomba liviana entraba en acción y la potencia de 750 galones por minuto permitieron
escribir al Teniente 1° don Manuel Fernández, el 20 de julio 1893, que lo ocurrido esa noche era excepcional y en los
anales de la Compañía no se registraba un hecho parecido. Lo que pasó fue que hubo 4 incendios ese dia y tres de ellos
casi sumultáneamente:

«A las 2 A.M. el fuego apareció en la calle Dieciocho esq. de Diez de Julio propiedad del Sr. José E. Renard. La Quinta
armó 2 pitones en el patio y uno en el tejado. Terminábamos de extinguir el incendio y serían las 3 ¼ cuando grandes
llamaradas se divisaron en el camino de Cintura. El Comandante envió a la 5ª. Efectivamente se quemaba una posada
de coches de don Luis Altamirano.

La marcha al lugar del incendio fue muy difícil por la mala pavimentación de las calles como por el mucho barro que hay
en ellas.

Se armaron dos pitones arrojando el agua sobre fardos de pasto seco impidiendo que el fuego se propagase a los
edificios vecinos.

En esta tarea nos encontrábamos a las 4 1/2 A.M. más o menos, cuando se nos ordenó recoger el material y acudir a la
calle Rosas esq. de Riquelme. Como en el caso anterior, el desarme se efectuó rápidamente i con toda presteza
emprendimos la marcha, llegando al incendio del interior de la casa ocupada por don Horacio Argomedo. Regresamos
al Cuartel a las 6 A.M. En todo nos acompaño el voluntario de la 3ª de Valparaíso don David Luco H.

Alarma: A las 9 P.M. se dio la alarma en el tercer Cuartel. Nuestra Compañía acudió con prontitud a Huérfanos y Merced
pero no había fuego.

Si más novedad
M. Fernández G. Teniente 1°

En 1895 se cambió esta bomba a la firma Merryweather por otra aún mejor, del mismo tipo «Greenwich», pagándole una
diferencia de cien libras esterlinas.

Ese mismo año el experimentado ex maquinista don Nicanor Montes Santa María, para probar una mejora ideada por él,
regaló 8 tiras de manguera de lona y goma que tenían un mayor diámetro que las usadas hasta entonces. Con autorización
del Directorio se adaptó en la bomba una pieza diseñada por él y se obtuvo un resultado felíz porque con la misma
presión los chorros de los mismos pitones alcanzaron una mayor altura superior entre diez y quince metros a los antiguos.

En la memoria Anual de la Quinta se anota que «el entusiasta voluntario señor Montes ha comprometido la gratitud de la
compañía i ha hecho al Cuerpo un importante servicio».

Con esta bomba trabajó la Quinta el resto del siglo y los primeros años del 1900.

Nuevo Cuartel - 9 agosto 1893.

El gobierno de don Jorge Montt Alvarez cedió una propiedad fiscal ubicada a los pies de la Moneda, pared por medio con
la antigua Tesorería Fiscal, para que sirviera de Cuartel a la 5ª Compañía. Se transformó y reparó el ruinoso edificio y se
adoquinaron sus patios. El viejo Cuartel construído por Urmeneta y Rogers fue ocupado por la Sexta compañia. La
antigua Iglesia de San Diego era demolida y una de las calles de ese nombre, la que llamaban la Vieja de San Diego, se
llamaba ahora Arturo Prat. La calle Angosta tenía el nombre de Serrano.

El Directorio del Cuerpo apuró el traslado de la Quinta y antes de que todo estuviera preparado se inició la mudanza. El
9 de agosto de 1893 se abandonó el primitivo local que al día siguiente ocupó la Sexta. Se alquiló una golondrina y en
ésta y en el carretón del Cuerpo cupo todo el sobrio menaje de la Compañía.

El 15 de agosto se inauguró oficialmente el nuevo Cuartel con un ejercicio y competencias muy interesantes en el Club
Hípico.

El programa de estas competencias y sus premios fue el siguiente:

1.- Competencias de cocheros


Distancia, 100 metros. La prueba consiste en recorrer dicha distancia en el menor tiempo i salvando en zig-zag cuatro
postes de ida i vuelta. Será preferido el competidor que derribe el menor número de postes, aunque tarde mayor tiempo
en recorrer la pista. Habrá una competencia con la bomba i otra con el gallo.

2.- Competencia de maquinistas


Distancia, 30 metros. Una sección de cuatro voluntarios en competencia con otra de igual número procederá, dada la
señal de partida, a ensillar i enganchar los caballos, recorriendo en seguida 30 metros i dejando la bomba en actitud de
dar agua. Será motivo de preferencia el menor tiempo empleado en dicho movimiento i la mejor expedición en el trabajo.

3.- Competencia de gallo


Los tenientes 1º i 2º elegirán alternativamente una escuadra de once voluntarios que competirán entre sí, ejecutando el
movimiento que se les indicará, en el momento mismo de la competencia por el jurado respectivo. Serán motivos de
preferencia los mismos que se indican para la sección máquinas.

Jurado

1° Prueba 2° Prueba 3° Prueba


José A. Bravo Nicanor Montes Gustavo Ried
Ignacio Santa María Enrique Benedetti Waldo Silva P.
Guillermo Swinburn Benjamín Dávila L. Ismael Valdés V.

Recompensas
1ª Prueba.- Para cada uno de los cocheros de la máquina i del gallo, una huasca.
2ª y 3ª Prueba: para la sección vencedora, un pañuelo de incendio a cada voluntario.

El mejor cochero de la bomba resultó ser Carlos Fernández Vial (el huaso), 2º Alberto Sánchez Urmeneta y 3ºCarlos
Izquierdo.
Los mejores como cocheros del gallo fueron Carlos García, Luis Cousiño y Carlos Velasco.

En la 2ª competencia ganaron. S. Huidobro, G.A. Holley, E. Ortúzar y R. Olavarrieta.


En la 3º ganó el equipo del Teniente 2º Julio Laso Jara-Quemada.

Entregados los premios se ofreció a las familias que habían asistido un modesto refrigerio.

El ejercicio que había comenzado a las 9 ½ A.M. terminó a las 4 ½ P.M.

Anotaciones sobre caballos.

A las 8 A.M. de la mañana de hoy me comunicó el cuartelero que el Calchón había amanecido triste e hinchado. Por lo
que dí orden que se llevara donde el veterinario sin pérdida de tiempo. Desgraciadamente al llegar allá se cayó muerto.
Muchas fueron las diligencias que se practicaron a fin de sacar un buen precio por él, pero nadie se interesaba; encontróse
por fin un particular que pagó la suma de dos pesos por el caballo muerto.

Sergio Ossa Borne Teniente 1º


La pareja de caballos el Chiclán y el Calchón sirvieron en la bomba más de cinco años. El gallo era arrastrado entonces
por el Little George, caballo de fuerza excepcional y de gran alzada.
Cuando llegó el caballo que reemplazaría a el Calchón el ayudante don Luis Sota escribe en el Libro de Guardia:
«Hoy llegó el caballito nuevo al Cuartel, es mulatito. Comenzó por romper una jáquima».
«Hoy lo mandamos al Colegio» (al amansador).
«Hoy no fue a estudiar».
«Ayer como hoy fue a clases».

REPARTICIÓN DE PREMIOS 1898

La repartición de premios tuvo este año especial realce. El Cuerpo de Bomberos de Santiago había cumplido 35 años de
existencia y la Ilustre Municipalidad confirió un premio a los fundadores de la Institución y acordó premiar en el futuro a
todos los voluntarios que enterasen 35 años de servicios.

De la Quinta sólo don Carlos Rogers recibió esta distinción. Se le reconocieron los diez años que fue voluntario en
Valparaíso antes de fundar la Quinta Compañía de Santiago.

Asistió al acto el Presidente de la República don Federico Errázuriz Echaurren, el Ministro del Interior don Carlos Walker
y otras altas autoridades. Ante un teatro repleto de público hablaron dos personajes que pocos años antes se habían
combatido duramente, ambos fueron igualmente aplaudidos por los miembros de la Institución que así olvidaba el
sangriento conflicto que los dividió en 1891.

Los antiguos enemigos que ahora se reunían nuevamente en las filas del Cuerpo de Bomberos fueron el Superintendente
don Ismael Valdés Vergara quién para combatir la Dictadura abandonó su familia, sus comodidades y arriesgando su
vida se embarcó al norte en la carbonera de una nave; después de meses de sacrificios y peligros entró victorioso en
Santiago. El otro orador fue el bombero don Julio Bañados Espinoza, ex Ministro del Interior del derrocado Dictador, su
hombre de confianza, a quién le dirigió una histórica carta antes de quitarse la vida y a quién nombró depositario de su
testamento político.

El señor Bañados contestó el discurso del Superintendente en que éste rememoró en elevados conceptos la actuación
de la Institución en el pasado conflicto. Dijo el Sr. Bañados en partes de su discurso:

«Señores. Dominado por amargas decepciones, herido por los quebrantos de una existencia tormentosa y vacilante en
medio de los graves problemas que suelen cubrir nuestras fronteras, nuestro crédito, nuestra organización política y
nuestras fuentes de producción, he sentido soplar más de una vez en el alma el cierzo helado de angustioso pesimismo,
y han brotado en el fondo de mi ser, crueles dudas acerca de la estabilidad, de la grandeza y del porvenir de este Chile
que todos tanto amamos.

Pero, luego estudio el Cuerpo de Bomberos que marcha a la vanguardia de todas la instituciones que son hijas del
esfuerzo individual, y entonces, al verlo tan abnegado en el trabajo, tan resuelto en la brecha, tan desprendido en el
servicio de sus semejantes, y tan unido en su personal, la fe renace, la esperanza mueve robustas alas, se tornan en
factores de resurrección lo que estimaba signos de agonía y de muerte; y contemplo de nuevo a Chile con medios,
elementos y potencia moral sobradas para resistir y vencer las crisis que son el tributo obligado en la formación de las
nacionalidades».

«A BENJAMIN DAVILA LARRAIN ACOMPAÑA


EL CARIÑO Y GRATITUD DE LA 5ª COMPAÑIA DE BOMBEROS»

Estas palabras, grabadas en una placa de bronce que la Quinta colocó en la tumba de su fundador, fallecido el 25 de
mayo de 1899, resumen los sentimientos y dolor que embargó los corazones de sus compañeros y amigos.

Ellos dijeron que ese 25 de mayo sería recordado como una fecha de luto para la compañia porque en él se extinguió esa
existencia tan útil y cesó de pensar su cerebro productor.

Fué verdaderamente un fiel y constante servidor de la Quinta cuyos servicios se iniciaron en el año 1873 cuando, joven
voluntario, desempeñó el cargo de Tesorero, de Secretario, de Teniente y de Maquinista, para continuar como hombre
maduro sirviéndola con el mismo amor y mucha más experiencia desde el puesto de Director.
Siete años dirigió a la Compañía siendo su mandato el más largo que se registra en el siglo pasado.

Compartió su tiempo entre la dirección de la Quinta y otras muy variadas actividades que se pueden conocer en detalle
en la corona fúnebre, libro de 240 páginas, que la Compañía acordó imprimir en memoria suya.

La corona fúnebre muestra un retrato del señor Dávila Larraín, que es el mismo que figura en la Historia de Chile de
Encina que lo destaca como uno de los hombres más progresistas y emprendedores de su tiempo.

El libro fue confeccionado por una comisión formada por los voluntarios Juan Matte, Carlos Altamirano y Luis Sota, y en
ella se insertan los discursos y artículos de prensa escritos en memoria del Sr. Dávila.

Los numerosos homenajes que le rindieron como fundador de la Quinta Compañía de Bomberos, como Presidente de la
Soc. de Fomento Fabril, de la Liga Protectora de Estudiantes Pobres, como Fundador de la Escuela Profesional de
Niñas, del Instituto Técnico Comercial, Escuela Práctica de Electricistas, Escuela de Dibujo de Valparaíso, Escuela
Profesional para Obreros, etc., se pueden resumir en lo que de él dijo don José A. Alfonso del Barrio:

«Benjamín Dávila fué un amigo del pueblo, no de palabra, como hay muchos, sino de acción, de obra, como hay pocos.

EL LIBRO VERDE

El Libro Verde es el registro en que se inscriben los hijos y nietos de los voluntarios de la Quinta. La inscripción se efectúa
durante la «fiesta de los niños» y a esta ceremonia debe concurrir, además del pequeño solicitante, un padrino, voluntario
nombrado por el padre del niño, quien se compromete a instruirlo para que en el futuro llegue a ser un buen quintino. La
creación del Libro Verde y su reglamentación datan de 1890 y el beneficio que reportó a la Quinta este sistema ideado
por los fundadores se pudo apreciar muy pronto con el ingreso de jóvenes dispuestos a servirla con el mismo entusiasmo
y dedicación de sus progenitores.

El Libro Verde quedó entregado a la custodia de un Guardián encargado de anotar en él las inscripciones. Fue costumbre
designar como Guardián del Libro Verde al quintino que tuviese más hijos registrados en sus páginas. Don Ismael
Valdés Vergara, con cinco hijos voluntarios de la Quinta, mantuvo hasta su muerte y desde la creación del Libro Verde el
cuidado de este tradicional registro. Existe también un registro auxiliar en el que se anotan los descendientes directos de
ex voluntarios de la compañía. Ha sido costumbre en la Quinta no rechazar o «bolear» a ningún inscrito que postule a
ingresar a sus filas como voluntario. De los centenares de inscritos han salido eminentes servidores. El primero de ellos
fué un hijo del fundador Carlos Rogers Gutiérrez. Fue toda una ceremonia la entrada a la Quinta de este retoño que abría
en 1895 el paso a una segunda generación. Además del joven Carlos Rogers Palma, durante el siglo pasado, ingresaron
los inscritos en el Libro Verde: Carlos y Diego, hijos del fundador Swinburn, que además eran nietos del fundador
Urmeneta. Simpáticas fiestas se sucedieron con la llegada de esta segunda generación y sus programas que aún se
conservan exteriorizan la alegría con que fueron recibidos. Uno de esos programas, el correspondiente al ingreso de
Carlos Swinburn Urmeneta dice:

«Hay que pasar por alto las emociones de don Guillo al verse reproducido en la labor activa del bombero; el discurso de
don Guillo al regalar su levita vieja al neófito; las reflecciones de éste al observar que le queda estrecha, etc., sólo puede
quedar constancia de la siguiente frase: si no imitas a tu padre y si reculas te pego un bofetón a lo gringo».

En 1898 ingresa Manuel Torres Boonen cuyo padre, el fundador y primer cirujano de la Quinta don Tomás Torres, ya
había fallecido diez años antes. A su bautizo como bombero asistió su madre quien siempre acompañó a la Quinta en
sus alegrías y pesares.

Otros tres «Libro Verde» se incorporaron a las filas antes de terminar el siglo. Ellos fueron Rubén y Oscar, hijos del
fundador don Benjamín Dávila y César Valdés, el primero de los cinco hijos que le dió a la Quinta el Guardián del Libro
Verde. Veamos como lo describe el 30 de septiembre de 1900 en el Libro de Guardia, el ayudante de entonces Manuel
Torres Boonen:

Ejercicio: A las 8,30 A.M. se encontraba reunida la Compañía en la Alameda esquina de Vicuña Mackenna y con las dos
banderas a la cabeza nos dirigimos en formación a la casa de don Ismael Valdés Vergara, quien hizo la entrega oficial de
los voluntarios del Libro Verde, señores Rubén y Oscar Dávila Izquierdo y César Valdés Alfonso. Hecho esto el Sr. Valdés
Vergara nos invitó a tomar un espléndido cholate bajo un bosque de árboles en los cuales había colocado chistosos
letreros alusivos al acto. Después nos dirigimos al Cuartel en busca del material con el cual nos encaminamos al Parque
Cousiño donde tuvo lugar un lucido ejercicio para bautizar a los recién entrados».

Los hermanos Dávila «recién entrados» prestaron tales servicios a la Compañía que llegó a decirse que habían emulado
dignamente a su señor padre.

Desde comienzos del presente siglo siguen incorporándose a las filas nuevos inscritos en el Libro Verde cuya lista se
inicia con los hijos del Fundador Ried, con los del Superintendente Ignacio Santa María, con los del Tesorero General
Juan Matte y tantos otros que aumentando constantemente en número aseguran a la Quinta el respeto a sus tradiciones.

AÑOS 1900 A 1910

N° Reg. NOMBRE Fecha de Incorporación o


Reincorporación

243 Gustavo Ried Silva 11 enero 1900


244 Joaquín Bascuñan Pinto 21 septiembre 1900
245 Ernesto Velasco Olea 21 septiembre 1900
246 Alberto Acuña Valdivia 21 septiembre 1900
247 Osvaldo Renjifo Rodríguez 21 septiembre 1900
248 Ruben Dávila Izquierdo(Libro Verde) 21 septiembre 1900
249 Oscar Dávila Izquierdo (Libro Verde) 21 septiembre 1900
250 César Valdés Alfonso (Libro Verde) 21 septiembre 1900
251 Joaquín Valenzuela Larraín 12 octubre 1900
252 Samuel Salcedo Solar 08 Noviembre 1901
253 Carlos Gormaz S. 08 Noviembre 1901
254 Joaquín Ureta G. 08 Noviembre 1901
255 Ismael Valdés Alfonso ( Libro Verde ) 08 Noviembre 1901
256 Guillermo de Agüero Herboso 08 Noviembre 1901
257 Carlos Rogers Palma (Libro Verde Reincorporado ) 08 Noviembre 1901
258 Victor Mac-Lean Gabler 08 Noviembre 1901
259 Héctor Holley Ovalle 08 Noviembre 1901
260 Luis Tagle Salinas 30 noviembre 1901
261 Enrique Zañartu Eguiguren 30 noviembre 1901
262 Carlos Nebel Fernández 30 noviembre 1901
263 Juan E. Ortúzar Ossa 30 noviembre 1901
264 Sergio Ossa Borne 30 noviembre 1901
265 Domingo Sutil P. 30 noviembre 1901
266 Arturo Eguiguren P. 08 Diciembre 1901
267 Germán Ossa P. 08 Diciembre 1901
268 Enrique Tagle Rodríguez 16 diciembre 1901
269 Manuel Echeñique T. 07 enero 1902
270 Vicente Aguirre Errázuriz 14 abril 1902
271 Ernesto Balmaceda Bello 14 abril 1902
272 Marcos G. Huidobro Huidobro 14 abril 1902
273 Emilio Tagle Rodríguez 14 abril 1902
274 Ramón Zañartu Eguiguren 06 julio 1902
275 Gonzalo Herreros Ortúzar 22 agosto 1902
276 Camilo Infante Valdés 22 agosto 1902
277 José Luis Cerda García 22 agosto 1902
278 Roberto Matta Tagle 13 octubre 1902
279 Roberto Pérez Ruiz Tagle 08 diciembre 1902
280 Alberto Ried Silva (Libro Verde) 08 diciembre 1902
281 Isaac Prieto Adler 11 enero 1903
282 Aliro Parga Ríos 12 julio 1903
283 Rafael Barahona San Martín 12 julio 1903
284 Jorge Rodríguez Altamirano 31 julio 1903
285 Ernesto Bertrand Vidal 17 agosto 1903
286 Luis Desmadryl Quiroga 17 agosto 1903
287 Miguel Cerda Semir 17 agosto 1903
288 Jorge Rogers Palma (Libro Verde) 12 octubre 1903
289 Ramiro Valdés Smith 13 enero 1904
290 Gaspar Toro Barros 11 abril 1904
291 Vicente Avalos Dávila 11 abril 1904
292 Ernesto Ried Silva (Libro Verde) 10 junio 1904
293 Jose Luis Cerda García 26 octubre 1904
294 Harold Knutt-Ekwall 08 diciembre 1904
295 Roberto Barceló Lira 06 enero 1905
296 Alfredo Santa María Sanchez (Libro Verde) 27 marzo 1905
297 Claudio Vila Silva 21 mayo 1905
298 Rodolfo Sotomayor B. 14 julio 1905
299 Gustavo Mora Pinchet 14 julio 1905
300 Guillermo Huidobro 08 diciembre 1905
301 Alfredo Rioseco Brito 09 abril 1906
302 Marcos Huidobro Huidobro 09 abril 1906
303 Alfredo Lea-Plaza Jencquel 09 abril 1906
304 Luis Desmadryl Quiroga 08 junio 1906
305 Humberto Muñoz 08 junio 1906
306 Alberto Valdés Alfonso (Libro Verde) 08 diciembre 1906
307 Roberto Yávar 11 abril 1907
308 Rodolfo Ide H. 15 abril 1907
309 Abel Coo Tagle 05 noviembre 1907
310 Juan Bell B. 13 noviembre 1907
311 Guillermo Chadwick Ortúzar 08 diciembre 1907
312 Demetrio Moreno Sanfuentes 10 enero 1908
313 Nibaldo Correa Barros 13 abril 1908
314 Hugo Lea Plaza Jencquel 15 abril 1908
315 Jorge Gaete Rojas 15 abril 1908
316 José Luis Borgoño Barros 14 octubre 1908
317 Oscar Fernández Dávila 14 octubre 1908
318 Arturo Varas Olea 11 Abril 1910
319 José Luis Santelices Santaño 11 Abril 1910
320 Gustavo Rodríguez A. 14 Julio 19010
321 Roberto Ovalle Aguirre 14 julio 1910
322 José Forteza Gomiz 08 diciembre 1910

En este período los quintinos debieron concurrir a quinientos cuarenta y tres incendios y a los actos de servicio que se
detallan a continuación:

Actos de servicio en 1900 a 1910

AÑO Incendios Ejercicios Academias Funerales Reuniones

1900 35 8 14 8 10
1901 40 5 17 19 12
1902 63 7 14 12 8
1903 61 7 10 14 10
1904 64 6 6 9 11
1905 52 10 6 3 10
1906 60 12 9 9 8
1907 45 15 22 7 9
1908 62 9 10 11 9
1909 61 13 7 10 11
1901.-

En el primer año de este siglo, al amanecer del día 19 de septiembre, mientras la población de Santiago todavía celebraba
el aniversario patrio, las compañías del Cuerpo de Bomberos trabajaban apagando un gran incendio declarado en la
calle Estado. Una muralla se desplomó súbitamente arrastrando y aplastando en su caída a varios voluntarios de la
Séptima. Uno de éstos, Emilio Grunenwal, falleció al poco tiempo a consecuencia de las heridas recibidas. Dejó en difícil
situación a su madre de quien era su único apoyo. Los voluntarios de la Quinta que trabajaron en ese incendio junto a los
compañeros caídos resolvieron ir en ayuda de la madre de Grunenwal y organizaron una función teatral en su beneficio.
La función se hizo en el Teatro Municipal y fue similar a las que antes organizaran los antiguos quintinos. Actuaron nueve
voluntarios activos entre los que figuraron algunos hijos de los fundadores Ried, Swinburn y Valdés. Interpretaron una
pieza cómica del autor Román Vial, titulada CHOCHE Y BACHICHA.

Esta iniciativa solidaria de los jóvenes quintinos se vio coronada por el mismo éxito que alcanzaron sus progenitores en
anteriores obras benéficas.

Este acto de solidaridad bomberil quedó estampado en una medalla conmemorativa que acuñó la Quinta Compañía
para recaudar fondos en beneficio de la familia del mártir. Un ejemplar fue donado al MUSEO por el voluntario Hernán
Holley Merino, en recuerdo de su padre quien actuó en la función benéfica.
Uno de los grandes incendios ocurridos en los primeros años del siglo inspiró al voluntario Harald Knut Eckwald, pintor
sueco, quien pintó la escena que presenció al llegar al incendio de una barraca de maderas. Tituló su hermoso cuadro
«Primeros momentos» y lo regaló a la Quinta donde aún se conserva.

Entre otros cuadros con motivos bomberiles que hay en el Cuartel, hay uno de la bomba a vapor en que se destacan los
caballos lanzados «en gran carrera» pintado por Alberto Ried. Este múltiple artista atribuyó a Thomas Somerscale, quién
vivía en 1891 en Santiago, un cuadro que representa el mayor incendio de ese año y que donó a la Quinta uno de sus
voluntarios.

LOS INCENDIOS VAN AUMENTANDO DOS HERMANOS SE QUEMAN A LA MISMA HORA


LIBRO DE GUARDIA - 31 - Marzo 1902

Minutos después de la 1 ½ A.M. se declararon dos incendios en la Alameda de las Delicias. Uno en el edificio N° 1769,
ocupado por la paqueterÍa de don Aniceto García; el otro a cuadra i media de éste en la esquina con Doce de Febrero,
ocupado por una tienda de propiedad de don Balbino García, hermano del otro damnificado.

Nuestro material llegó sin novedad al lugar del siniestro,


situándose la bomba en la acequia norte de la Alameda
frente al N° 1769. En los primeros momentos se
estiraron 6 tiras colocando el pitón (7/8") en la vereda.
Luego se agregaron dos tiras más i se introdujeron en
el patio.

A las 3 ½ recibimos orden de retirarnos.

Al incendio de la esquina de Doce de Febrero no


asistimos.

Gustavo Ried Silva


Ayudante

En esos años todo el peso del trabajo recayó sobre la


nueva generación.
La primera bomba automovil de la Quinta Compañía. Fue también la priumera bomba auto-
móvil de Sudamerica. Se distinguen especialmente los hijos de los viejos
Fotografía del año 1904. Apareceen primer plano el fundador don Guillermo Swimburn Kirk,
y a su lado conduce la bomba su hijo el Maquinista primero. fundadores. Están en la primera línea contra el fuego
y sufren estoicamente sus consecuencias. Fracturas
y quemaduras no los arredran y también asumen las tareas administrativas. Junto a ellos trabajan con el mismo vigor y
entusiasmo otros quintinos que también serán a su vez sustituídos por sus hijos. En este período ingresan al servicio de
la Compañía algunas de las más relevantes figuras bomberiles que aunque no hayan dejado descendencia en ella
deben su permanente recuerdo al mérito de sus propios actos.

Los quintinos debieron responder con trabajo y disciplina al honor de contar entre sus filas al Superintendente de la
Institución, al Tesorero General don Juan Matte y a los segundos Comandantes señores Carlos Olavarrieta y Carlos
Valdivieso. Carlos Olavarrieta fue herido gravemente estando al mando del Cuerpo en el incendio del 21 de abril de 1905
y falleció desempeñando el cargo en 1908. Sirvió con tal dedicación a la Institución que descuidó por completo su
situación particular.

En esta primera década del siglo la Quinta vuelve a ser, como en sus orígenes, una compañía joven, con una incontrastable
mayoría de voluntarios activos que le imprimen con su vitalidad y entusiasmo un acelerado ritmo de progreso. Vemos en
los libros de oficiales como toman el mando activo voluntarios con escasos años de servicio. Manuel Torres, ayudante
titular aparece en los incendios como Capitán accidental teniendo dos años de antigüedad.

Rubén Dávila es elegido en esta década Capitán titular. Oscar Dávila cae herido en acto de servicio, siendo ya oficial de
mando. Los hermanos Valdés Alfonso, Swinburn Urmeneta, Lea Plaza Jencquel, Ried Silva, ocupan todos cargos de
responsabilidad y trabajo.

Alfredo Santa María, Luis Desmadryl, Héctor Holley, Gaspar Toro y Jorge Gaete, demuestran desde su ingreso a las filas
que la Quinta podrá confiarles muy pronto su administración y mando.

Ernesto Ried Silva, Libro Verde, casi recién incorporado, sufre graves heridas en un incendio. Al mes siguiente la Compañía
en sesión del 26 de octubre de 1904 toma conocimiento que el joven Ried no podrá levantarse de su lecho de enfermo
por largo tiempo y a indicación de don Luis Sota se le confiere la calidad de Honorario.

El procedimiento seguido según el Acta fue el siguiente: «El Director, poniéndose de pié, proclamó honorario de la
Compañía a Ernesto Ried. Todos los voluntarios imitaron al Sr. Director (don Juan Matte) y tres entusiastas y sentidos
HURRAHS!! confirmaron la proclamación que había hecho nuestro Director».

Carlos Rogers Palma, primer inscrito en el Libro Verde, dice en 1904, cuando la Compañía lo eligió Capitán:
«Había soñado con ser Capitán , es un puesto superior a mis fuerzas; pero ya que este sueño se ha realizado me
esforzaré para no dejar mal puesto el nombre del Capitán Rogers».

Cumplió su palabra en el breve lapso que alcanzó a ser el jefe activo de la Quinta. (Un ataque cerebral, en menos de dos
días, lo llevó a la tumba).

A pesar de su juventud el segundo Capitán Rogers alcanzó a ser Alcalde de Santiago y por sus méritos ciudadanos
había sido reelegido para un nuevo período municipal.

En el Libro de Guardia anota el oficial de semana con fecha 21 de julio 1905 que se ha suspendido el ejercicio a que
había citado para ese dia el Capitán Rogers, debido a su repentina enfermedad. Al dia siguiente se lee: «La Quinta esta
de duelo...! Un lúgubre y pesado manto flota sobre ella...! Perdió su Capitán ....! Una mortal enfermedad lo ha arrebatado
de sus filas hoy a las 10, 45 A.M. Un pesar intenso embarga en estos momentos el corazón de todos su compañeros».

En el Libro de Guardia se insertan numerosos recortes de prensa y discursos pronunciados en los funerales, cuya
descripción resume el Teniente Pérez Ruiz Tagle señalando que fueron suntuosos, imponentes, dignos de un Capitán de
la Quinta y de la persona de Carlos Rogers Palma

Terminan las anotaciones de ese mismo dia con la descripción de un incendio que se declaró en Carmen y Diez de Julio
en que corrieron serio peligro los voluntarios Rubén Dávila y Claudio Vila, sobre quienes se desplomó un tabique.

LA BOMBA AUTOMOVIL

En 1902 se debatía en la Quinta el proyecto de importar una Bomba automóvil.

Le correspondió a la compañía, más bien a los jóvenes activos de la compañía, el honor de traer al país la primera
bomba a motor.
Se dice que fue también la primera que
hubo en el continente. Es muy posible que
así sea, porque entonces las fábricas
inglesas eran las más avanzadas en el
período experimental con estas máquinas.
Esto lo reconoció la firma Merryweather
en un informe que le solicitó don Gustavo
Ried con el objeto de desanimar de esta
adquisición a sus jóvenes compañeros.

Además de él, combatieron tenazmente


la idea el Sr. Director don Juan Matte, el
ex Director don Waldo Silva, don Carlos
Izquierdo y otros; pero los activos Caricatura que representa el espanto causado por la llegada de la bomba automovil a un hotel, que ofrece
dominaban por su número y aún «piezas para alojados de media hora» y del bar, la bomba automóvil.
En primer plano aparecen figuras bomberiles de principios de siglo y al centro la bomba a vapor de la Primera
aceptando que para aprobar la compra se Compañía cuyos caballos se han empacados.
necesitaran los 3|4 de de los votantes, Dibujo del quintino Alberto Ried Silva.
lograron la aprobación del proyecto.

Los argumentos en contra fueron poderosos:

1º No tenían dinero.
2º Nadie en Chile sabía manejar o reparar ese tipo de máquinas.
3º Las calles carecían de buen pavimento y la bomba se rompería en cada salida.
4ºEn vez de un Cuartelero común tendrían que contratar un mecánico especializado.
5ºTodo el sistema vigente estaba basado en carros arrastrados por caballos. No tenía objeto que la bomba llegara con
mucha anticipación si las mangueras y los bomberos iban a otra velocidad.
6º El aprovisionamiento de combustible iba a ser costoso, etc.

Pero todos los razonables argumentos se estrellaron contra la voluntad decidida de una mayoría que habló de progreso,
de futuro, y a sabiendas de que el que marcha adelante abriendo una senda se sacrifica más que el que lo sigue, se
entregaron de lleno a conseguir los fondos para comprometer la importación.

Encontraron una ayuda poderosa en el Superintendente, que aquilató la honra que le cabría a la Quinta si era la primera
en aprovechar las reformas prácticas en pro del servicio y adelanto de la Institución. El Capitán don Santiago García
Huidobro también acogió con entusiasmo la idea.

Se acordó vender la bomba a vapor y negociarla con el Cuerpo de Bomberos de Caldera, vender todos los caballos
menos el Ping-Pong que seguiría arrastrando el gallo, vender los arneses de patente y cuánto hubiese en el Cuartel que
no fuese estrictamente necesario. Los voluntarios Guillermo Swinburn y Carlos Swinburn se encargarían de efectuar un
beneficio entre la colonia inglesa. Se acordó ofrecer en arriendo las 3 caballerizas que quedarían desocupadas en $25.-
cada una, ofreciendo «todo servicio», y por último rifar un valioso juego de ajedrez regalado por Carlos Olavarrieta. La
diferencia se pagaría entre todos incluyendo la minoría derrotada en la votación.
Se pidió a la fábrica inglesa Merryweather que reforzara los ejes, antejuego y mecanismos, advirtiéndole el pésimo
estado de las calles por las que tendría que correr la bomba.

Se pidió que acompañara a la bomba un técnico inglés para enseñar su manejo. Este fue Mr. Osborn que llegó con ella
al Cuartel el 20 de Mayo de 1904. Ahí fue visitada por «un sinmúmero de personas».

El oficial de semana, que era el Dr. Manuel Torres anota el 21 de mayo:

«La Quinta compañía se asocia al glorioso aniversario que hoy se celebra, haciendo votos porque la bomba recién
adquirida preste los mejores servicios a nuestra Institución y la llene de gloria como el Héroe de Iquique, cuyo nombre
lleva, llenó de gloria a nuestra Patria».

El día 29 el Teniente R. Pérez anota que el automóvil salió del Cuartel, por primera vez causando justa sorpresa a todos
los que pudieron ver los resultados de la primera prueba. Y al dia siguiente escribe: «El Chiclán fue rematado hoy en la
feria en ciento doce pesos con gran sentimiento de todos los voluntarios de la compañía que han tenido que desprenderse
de él después de sus largos años de servicio, por el estado apremiante en que se encuentra la Cía. con la compra del
automóvil».

El 31 de julio se rifó un cuadro donado por don Enrique Swinburn. El boleto premiado correspondió a don Angel Custodio
Arcos.

1° de Agosto:

¡Atención! Desde hoy ha sido entregada al servicio activo la bomba automóvil.


Ruben Dávila Izquierdo
Ayudante

13 de agosto de 1904

Se dió orden de comprar papelillos de arsénico para el caballo Ping-Pong que está enfermo de tos.

Oscar Dávila Izquierdo


Teniente 2°

El domingo 14 de agosto la bomba hace su primera salida a un incendio en la calle Bascuñán Guerrero, que resultó ser
un amago, pero dos días después rinde su primera prueba de eficiencia. Por los datos anotados por el ayudante Rubén
Dávila es fácil comprender el orgullo bomberil que llenaría ese dia a los quintinos:

Martes 16

Incendio
A las 4 P.M. se declaró un incendio en la casa de la señora Adela Pérez de Balmaceda, Catedral esq. de Morandé.

La Compañía llegó con su material con toda presteza. La bomba armó en la acequia poniente de Morandé al llegar a
Catedral. Se armó primero un pitón que entró a la casa por una ventana del segundo piso. Luego se armó gemelo y un
pitón por cada costado atacando el fuego en el hall del segundo piso de la casa.

Se facilitó un costado de la bomba a la Primera Compañía mientras llegaba su bomba; después ocupó el mismo costado
la Novena Compañía. Se usaron 16 tiras, 1 pitón de 3|4 y 3 de 5|8. Se pasó lista a las 10 ½ P.M. con asistencia de 8
honorarios y 23 activos.

Rubén Dávila I.
Ayudante

Pero no siempre pudo llegar la bomba automóvil con tanta presteza a los incendios y en algunos casos ni siquiera llegó.

En invierno patinaba peligrosamente en las embarradas calles. Los accidentes se sucedían con frecuencia. Al dirigirse
al incendio en la Quinta Meiggs chocó contra un árbol y tuvo que regresar al Cuartel.

En otro incendio de agosto patinó en el pavimento mojado y se sumergió en la acequia de la Alameda. El maquinista libró
ileso pero la bomba estuvo varios días en reparaciones.

En otro, la pasaron todas las bombas y gallos mientras se detenía a levantar presión.

En junio de 1905 se le tronchó la barra que une las ruedas delanteras y permaneció en Estado y Merced expuesta
durante horas a la «crítica del público impertinente».

Pero cuando más notoria fue una de las tantas fallas mecánicas de la autobomba fue en diciembre de 1907 durante el
desfile del Cuerpo en homenaje y despedida al Superintendente don Ismael Valdés Vergara, con motivo de su alejamiento
del cargo después de 11 años de brillante desempeño.

Desfiló todo el Cuerpo con todo su material desde la Plaza de Armas hasta el domicilio del Sr. Valdés en Vicuña Mackenna.
Llegaron todas las bombas y gallos menos la máquina de la Quinta, a la que se le salió una rueda al comenzar el desfile.
La autobomba principió a ser denominada como el «auto-clavo» y se prestó a toda clase de chistes. La mayoría de los
cuentos graciosos ( no muy graciosos para los quintinos) eran inventados por los mismos bomberos. Pero así y todo
cuando los mecanismos funcionaban los maquinistas se daban el gusto enorme de pasar sin esfuerzo a los jadeantes
caballos de la otras Cías. y esperarlos dando agua en las mejores ubicaciones del sitio amagado.

En 1908 el ayudante don Aliro Parga Ríos anota que en el incendio de la Fca. de Galletas MacKay en Moneda y Maipú
el material llegó con una rapidez asombrosa y la bomba dió agua 20 minutos antes que aparecieran las bombas a
caballo, pudo salvar por eso la casa del Sr. Mac Kay contigua a la fábrica en que el incendio había tomado proporciones
colosales por el fuerte viento sur y la acumulación de mucho material combustible. Agrega el Sr. Parga que la compañía
fue felicitada por el Comandante y el público le brindó muchos aplausos.

En 1912 recibe la Quinta su segunda bomba automóvil de origen francés, marca Mieusset, que reunía todas las exigencias
requeridas para el servicio. Esta bomba estuvo prestándole a la 5ª espléndidos servicios por espacio de once años. La
reemplazó la bomba automóvil marca MAN y a ésta la sucedió la Saurer el año 1930 que logró enterar 20 años al servicio
de la 5ª.

LA GRAN HUELGA DE 1905

El gobierno de don Germán Riesco Errázuriz se caracteriza por sus muchas obras de progreso; algunos lo llaman «Bella
época» a pesar de que en ese período se producen las primeras huelgas de magnitud, fruto de la «cuestión social»
agitada por primera vez por los políticos.

En la primavera de 1905 faltó la carne de vacuno en la olla casera y el pueblo enfurecido salió a las calles a reclamarle
al Presidente tan insólita situación.

Los santiaguinos, aún asombrados por las primeras películas de cine mudo que se exhibían en la capital, vivieron desde
el 22 de octubre una «semana roja» en que la ira popular destruyó monumentos, tranvías, postes de alumbrado y cuánto
encontró a su paso.

El Cuartel ocupaba entonces uno de los viejos edificios fiscales contiguos a la Moneda, en el sitio que hoy es la Plazuela
de la Libertad. Colocando escalas en los muros interiores pasaron los quintinos a reforzar la guardia de Palacio. Desde
las ventanas del cuartel vieron también cuando su amigo el Prefecto de Policía, Eugenio Castro recibía el primer peñascazo
lanzado por la multitud. Vieron en seguida al Prefecto ordenar a sus fuerzas cargar sobre los manifestantes, vieron el
espejeo de los sables y oyeron los alaridos de la masa en desbande.

Era Capitán de la Quinta don Carlos Valdivieso y su Teniente 1° don Oscar Dávila, pero correspondió anotar estas
novedades al Teniente 2º don Jorge Rodríguez, quien estaba de guardia y al ayudante don Alberto Ried, a quien le
correspondió seguir con la guardia.

Veamos como relatan los acontecimientos Rodríguez y Ried:

«Octubre 1905. Domingo 22.

«A la 1 de la tarde, más o menos, principió a llegar a la Alameda, frente a nuestro Cuartel, numerosa cantidad de gente,
a pié unos y a caballo otros.

«Se trataba de un gran desfile ante el Presidente de la República, con el objeto de pedir la abolición del impuesto que
grava la entrada del ganado argentino a Chile.

«Pudo notarse en esta especie de batallón obreros más o menos bien acomodados y gañanes descamisados.

«Los directores de la manifestación, una vez llegados frente a palacio, pidieron la presencia del jefe de la nación.
Impuestos por el Oficial de Guardia, que el Presidente se encontraba en su casa particular, se envió allá una comisión,
que fue recibida por éste.

«A todo esto la gran columna, iba de momento en momento estrechándose más en la plazuela de la Moneda, a causa de
que la cabeza avanzaba esperando la vuelta de la comisión enviada y la cola hacía esfuerzos a su vez por imponerse de
lo que pasaba más adelante.
«Los espíritus revoltosos, que los había bastantes, interpretaron como que el Presidente no quería presentarse en los
balcones y se dió comienzo a una serie de insultos y desacatos contra la autoridad.

«El sosiego y compostura en los manifestantes, se fue perdiendo por momentos, hasta que la turba inconsciente y no
sujeta a bandera alguna, principió a descargar piedras contra los balcones de la Moneda, Estado Mayor y edificios
colindantes. Aquello fue obra de un momento, todo quedó destruido».

«La policía, en muy escaso número, que hasta ese momento había solo acompañado a los manifestantes, tuvo que
entrar en acción para evitar los destrozos; se dio la primera carga, con ella los primeros heridos y fue esta al mismo
tiempo la señal dada a las turbas para principiar la obra de devastación y pillaje a que estuvo entregada la ciudad durante
dos días.

«A las 4 de la tarde llegaban al Cuartel los voluntarios Sres. Alberto Ried y Claudio Vila y tuvieron inmediatamente que
entrar a prestar servicios de cirujanos. Desde ese momento, el botiquín de la compañía funcionó sin parar. Momentos
después llegaban el Director don Juan Matte, los oficiales y los voluntarios doctores Altamirano y Torres.

«Como la cosa fuera en aumento y los heridos aumentaban, llegaron algunos practicantes de comisarías y voluntarios
de la Sexta que con el bien provisto botiquín de su carro, siguieron en la cura de heridos.

«Oficiales de policía y guardianes llegaban heridos con golpes de piedras y la gente del pueblo a sable.

«Las curaciones desde el primer momento se hicieron con toda proligidad, remitiéndose los de mucha gravedad al
hospital.

«A las 6 de la tarde se habían reunido casi todos los voluntarios. Los doctores voluntarios de la 5ª Sres. Altamirano y
Torres y el doctor voluntario de la 1ª Cía. Sr. Budge, trabajaban activamente.

«A las 6 ½ llegaba al Cuartel, orden de la Superintendencia, para que concurriera la Cía. de «uniforme al Cuartel General
a las 8 P.M.

«Habían sido ofrecidos por el Sr. Superintendente los servicios del Cuerpo para resguardar el orden al Sr. Presidente,
que nos aceptó.

«Formados ahí y junto con el personal de las demás Cías. Se fue a la 1ª Comisaría, donde se nos armó de rifle Mauser,
con su respectiva furnitura, bayoneta y 30 tiros a bala por cabeza.

«Una vez de vuelta al Cuartel General se distribuyó al Cuerpo en el barrio central, «correspondiendo a la 5ª la calle de la
Bandera,

«Se dividió a la Cía. en dos patrullas que vigilaban de Catedral al Mapocho y de Catedral a «Alameda.

«Se envió otra fracción al Cuartel para seguir atendiendo heridos.

«Durante la noche el Cuartel fue custodiado por la policía que resguardaba al mismo tiempo el «edificio de la Tesorería
Fiscal.

«Se curaron durante el día el siguiente número de heridos: 3 oficiales de policía, 20 guardianes «y 25 individuos del
pueblo.

«Sin más novedad

Jorge Rodríguez Altamirano


Ten. 2º Acc.

«Lunes 23

«A las 11 ½ se recibía orden de la Comandancia para ir a resguardar el Palacio de la Moneda, «quedando para resguardar
el Cuartel los voluntarios honorarios, Gmo. Swinburn, Carlos «Izquierdo, Luis Sota y los cirujanos voluntarios Manuel
Torres Boonen y Carlos Altamirano «Talavera.
«La guardia llevada a la Moneda quedó compuesta por 10 voluntarios armados, al mando del «

«Cap. Sr. Pérez Ruiz Tagle.

«Una vez allá se enviaron 5 voluntarios a custodiar la puerta que da a la calle Morandé y los «otros 5 a la puerta de
Teatinos, con orden de no dejar pasar ni acercarse a las masas del «pueblo, intimidándoseles una vez y en caso de no
obedecer hacer fuego.

«A las 21/2 se relevó esta guardia por voluntarios


de otras Cías. Y paisanos armados,
«trasladándose la Cía. a la puerta principal de la
Moneda, bajo las órdenes inmediatas del 2º
«Comandante Sr. Prieto y del Sr. Oficial de
Guardia.

«A las 5 ½, hora en que se había disipado todo


peligro de un ataque a la Moneda, recibió «orden
la Cía. de regresar al Cuartel.

«Durante el día se habían atendido en éste, los


numerosos heridos que llegaban, agotándose
«por completo a las 4 P.M. el botiquín de la 5ª así
como el de la 6ª, se pidieron medicamentos «al
Club Hípico, los que fueron enviados muy pronto.
Piquete de voluntarios de la Quinta Compañía, armados de fusiles Minié, haciendo guardia al
«A las 7 de la tarde, obedeciendo a órdenes de la
interior del Palacio de la Moneda, durante los días de la Gran Huelga ocurrida en octubre de 1905.
Comandancia, formaba de nuevo la Cía. «para
dirigirse al Cuartel General, con asistencia de los honorarios Gmo. Swinburn, Carlos «Altamirano, Carlos Swinburn, Luis
Sota y Ernesto Ried y activos Sres.R. Pérez, A. Ried, C. «Valdés, R. DávilaG. Agüero, J. Rodríguez. H. K. Ekwall, S.
Sosa, R. Matte, M. Cerda, G. Mora, «A. Santa María, C. Vila y R. Sotomayor y los ex voluntarios Sres. Ignacio Saavedra
y Gustavo «Ried. En el Cuartel General se encontraba nuestro Director Sr. Juan Matte

«Se dejó una guardia en el Cuartel para el cuidado de los heridos y el resto custodió la calle «de Ahumada, éstos
divididos en dos patrullas mantuvieron la calle en perfecta tranquilidad «hasta la 1 de la mañana, hora, en que recibíamos
orden de retirarnos, porque la llegada de la «tropa de línea hacía innecesario nuestro servicio.

«Regresó la Cía. al Cuartel, donde dejó el armamento.

«Durante el día se curaron otros 15 a 20 heridos, de esos uno que era de suma gravedad, «falleció cuando se le enviaba
al Hospital. Igualmente fueron traídos al Cuartel 3 cadáveres, «los que fueron enviados a la morgue».

«Como la noche anterior, quedó el Cuartel resguardado por tropa de policía.

«Gastos de la semana:

« 50 sobres en blanco $ 0.40


« 2 escobas 1.20
« Compostura caballeriza 2.50
« Pasto verde 0.70
« Carro 0.15
« $ 4.95

«Se entregó a las 10 A.M. al Tte. 1º de la 10 ª Cía. 2 rifles y 2 fornituras completas.

«Sin más novedad entrego la guardia al Sr. Ayudante D. Alberto Ried.

Jorge Rodríguez Altamirano Tte. 2º Acc.

« Me recibo de ella Ried


«Martes 24

«Por orden superior impartida a la Compañía antes de retirarse la noche anterior, se le citó «para hoy a las 9 A.M. en el
Cuartel.

«La Compañía salió armada en dirección al Cuartel General de donde se trasladó poco «después a resguardar el orden
en la calle Ahumada dividida en dos piquetes.

«En esta situación i sin ninguna novedad pasó hasta las 12 horas en que regresó a su Cuartel «para recoger todo el
armamento que aquí había i devolverlo de orden de la Comandancia al «Cuartel General. Se usó para estos fines de un
carruaje proporcionado por el voluntario D. «Guillermo Swinburn.

«A las 12 ½ la Cía. hizo entrega de todo su armamento y fue licenciada por la Comandancia en «gratos términos para los
quintinos.

«Me es grato dejar constancia de la inapreciable cooperación que le cupo a nuestro Director D. «Juan Matte en los días
que acaban de pasar.

«El Sr. Comandante lo tuvo a su lado durante todo el tiempo, para cargar juntos con toda la responsabilidad i para
valerse de su opinión en los momentos más críticos. En vista de no haber ocurrido novedad en el orden de la ciudad i
habiendo vuelto a esta la guarnición militar, el Cuerpo de Bomberos cesó en su misión poco después de mediodía.

«El Sr. Capitán acc. ordenó que el personal estuviera listo al primer llamado, felizmente «durante el resto del día el caso
no se presentó.

«Sin más novedad


Ried.»

EL TERREMOTO DE 1906

A las 7.55 pm. del día 16 de agosto, un violento sismo derribó algunas casas en Santiago dañando casi todos los
edificios. Esa noche se declararon 3 incendios. La ciudad quedó aislada y sin noticias del resto del país.

Cuando se restablecieron las comunicaciones se supo que el epicentro del terremoto fue Valparaíso y que ahí los daños
eran enormes y numerosos los incendios.

El diario Las Ultimas Noticias había publicado un informe del Capitán de Corbeta don Arturo Middleton que basado en
sus estudios sobre la Conjunción de Neptuno con la Luna señalaba con precisión el día y la zona afectada por el sismo.
La gente criticaba el anuncio alarmista sin darle crédito hasta que fue sorprendida por el fuerte temblor y el tañido de la
campana del Cuerpo de Bomberos. El antiguo cuartelero Nicanor Castro subió a la torre a tocar « la Paila « en pleno
terremoto. Veamos como reaccionaron los bomberos al llamado del deber. Seguiremos al joven quintino Alfredo Santa
María Sánchez, ingresado el año anterior a la Compañía, y de cuyos pasos fue testigo su hermano menor, nuestro
compañero, ingeniero, ex Ministro de Estado, Domingo Santa María.

La noche del terremoto se encontraba estudiando en casa y al sentir la campana se colocó el uniforme de bombero y
salió corriendo hacia el Cuartel de la Quinta.

El joven estudiante de derecho no regresó al hogar esa noche pues trabajó en la extinción de los 3 incendios que
provocó el sismo.

Cuando se conocieron los informes dramáticos llegados desde Valparaíso, el Superintendente del Cuerpo de Bomberos
de Santiago, don Ismael Valdés Vergara, dispuso acudir en su auxilio con una legión de voluntarios. Pidió 10 hombres
por Cía. dispuestos a ausentarse de sus casas por el tiempo que fuese necesario y marchó con ellos al puerto. Entre los
primeros en enrolarse estuvo Alfredo Santa María.

En su casa le prepararon una maleta con sus efectos personales y algún alimento. Cargado con su propio bagaje el
joven Santa María comprendió que no podía seguir el endemoniado tren de marcha que impuso a la delegación quintina
el jefe de ella y a orillas del accidentado camino abandonó su valija. Ese gesto de absoluto desprendimiento material, de
espontánea generosidad y de sacrificio por el prójimo, retrata desde su inicio la vida del que llegaría a ser el más ilustre
de los voluntarios.

Otro quintino que publicó detalles de esa noche de incendios fue Alberto Ried, quién cuenta que llovía con tenaz persistencia
y que al escuchar, en lo más violento del temblor, el tañido de la campana salió con sus hermanos, en medio de la
sorpresa de sus padres y hermanas, corriendo hacia el Cuartel por la resbaladiza calle Teatinos.
Ried relata que al llegar a Valparaíso después de la agotadora jornada fueron recibidos por un oficial que a manera de
bienvenida les dijo que la consigna del día era:» hombre que sea sorprendido con una botella es hombre muerto».

La Quinta envió a los siguientes voluntarios a Valparaíso: Carlos Swinburn Urmeneta, Ismael Valdés Alfonso, Guillermo
de Agüero, Marcos García Huidobro, Luis Desmadryl, Alberto Ried, Alfredo Santa María, Gaspar Toro, Jorge Rodríguez
Altamirano, Roberto Pérez Ruiz Tagle, Claudio Vila y Guillermo García Huidobro.

Superando así el número solicitado por el Superintendente.

Fue nombrado jefe de la delegación el maquinista 1º voluntario Carlos Swinburn Urmeneta quién informó a la Comandancia
en los siguientes términos:

RELACION DEL VIAJE DE LA COMISION DE LA QUINTA PASADA POR EL


SR. CARLOS SWINBURN A LA COMANDANCIA.

« La noche del 19 dormimos en Limache en el mismo carro que salimos de Santiago y hubo que desalojar a un señor que
trató de quedarse ahí mismo, a pesar de no caber ni siquiera de pie y que llegó usando un lenguaje inconveniente,
cuando ya todos estaban durmiendo.

A las 5:35 am. nos pusimos en marcha por la vía férrea en compañía del Cuerpo, pero como la marcha de la cabeza
fuera demasiado floja, para efectuar en buenas condiciones una marcha de resistencia como era aquella, pasé a tomar
la punta con mi Compañía con la debida autorización del Capitán Ayudante Sr. Mansfeld, quién además me ordenó
seguir tomando delantera en calidad de avanzada y tratar de tener preparado algo de comer para el resto del Cuerpo en
población por donde pasábamos.

A las 8 am. llegué con mi Cía. a Peñablanca, habiendo recorrido 16 kms.

Allí pude hacer preparar en unos ranchos un poco de café y porotos, que estaban listos cuando llegó el Cuerpo media
hora más tarde.

A las 8:50 partimos en compañía del Cuerpo, tomándoles luego la delantera.

El camino en esa parte estaba bastante malo, la vía hundida, los terraplenes rasgados y con bastante derrumbe de los
cerros.

Pasamos por Villa Alemana, puente y túnel de Las Cucharas, llegando a Quilpué a las 10.20 A.M. habiendo recorrido 12
kms. En esta forma se consiguió recorrer 7 kms. en 1 hora.

En Quilpué encontramos que la familia Wood y el Sr. Ríos González (Subdelegado) esperaban al Cuerpo de Bomberos
con diversos alimentos. El Cuerpo llegó ¾ de hora después. A las 11:45 am. partimos acompañados de 4 voluntarios de
la 7ª Cía. llegando al Salto a la 1:15 pm. después de recorrer 10 kms. o sea un total de 38 kms. en 7 horas y 40 minutos
incluyendo descansos. Toda la Compañía llegó en buen estado para seguir trabajando y con sus rollos.

En el Salto encontré un tren de carga que había ido a buscar agua, así es que ordené al conductor y maquinista que
esperara al resto del Cuerpo, lo que fue ½ hora después, salvo algunos rezagados que siguieron viaje más tarde.

Momentos después llegábamos a Viña del Mar, donde aguardamos otro tren que venía del Salto con los rezagados, en
el que continuamos viaje al Barón, llegando a las 4 pm. de allí nos dirigimos a la Gran Avenida recibiendo orden de la
Comandancia, que se la trasmití a mi Cía. de no hacer la menor observación sobre los efectos de la ley marcial, bajo la
cual está Valparaíso
Por la Gran Avenida nos dirigimos hasta llegar a la Plaza de La Victoria, donde esperamos órdenes del Gobernador de
la Plaza Sr. Gómez Carreño, quién puso al Cuerpo bajo el mando del 2º jefe de la Plaza Sr. Schonemayer.

Este jefe nos fijó como vivac el jardín que hay en La Gran Avenida frente a Bellavista. Ahí se nos ordenó armar una serie
de pilastras, con los ladrillos de los edificios derrumbados, dentro de una gran pila que hay en ese jardín y cubrirla
después con madera. Esta orden fue cumplida.

Se nos dio después una carpa que armamos en dicho jardín y a la cual invitamos a los voluntarios de la 1ª y 9ª Cía. A las 7 ½
P.M. más o menos se declaró un violento incendio en el quinto piso del edificio situado frente a nuestro vivac. Recibimos orden,
minutos después de salvar lo que pudiéramos del edificio, que estaba desplomado y ardiendo. Se procedió a descerrajar las
puertas y se subió hasta el 4º piso principiando el salvamento, pero debido a que todas las murallas estaban rasgadas y
desplomadas, luego se hundió el techo por lo cual el Capitán Ayudante San Román, nos dio orden de bajar resultando
todos ilesos.

En el edificio contiguo nos sucedió idéntica cosa, por lo cual hubimos de concretarnos a salvar las camas y equipajes del
Gran Hotel, lo que se efectuó con todo orden y rápidamente no dejando nada que pudiera servir de abrigo. Se sacaron
además las cortinas de las ventanas, abriendo éstas y las puertas a fin de evitar el calentamiento de los marcos de
madera por reflexión, pues el fuego estaba aún calle por medio.

Los vidrios estaban caldeados y era tal el tiraje que las ventanas y puertas había que abrirlas entre dos y acuñarlas para
evitar que se cerraran.

El que suscribe viendo la imposibilidad de contener el fuego, pidió al mayor Schonemayer dinamita para volar el edificio,
pero se contestó que no se tenía.

Después se procedió a sacar una cantidad enorme de mercadería, de una casa situada al lado del Gran Hotel y que se
componía principalmente de pañuelos de reboso, mantas, frazadas, casimires, etc., todo lo cual se dejó en la Gran
Avenida para abrigar a la gente menesterosa.

Mientras tanto todos los edificios que estaban presa de las llamas, crujían y se derrumbaban con gran estrépito, toda una
manzana era ya presa de las llamas, produciéndose grandes detonaciones a consecuencia de las materias inflamables
o explosivas contenidas en las bodegas.

La 7ª Cía. de Valparaíso había conseguido armar un pistón que estaba refrescando la manzana del lado Norte, pero
como la presión no era suficiente su radio de acción era muy limitado y el fuego amenazaba saltar a esa otra manzana,
en vista de lo cual esta Cía. pidió permiso para entrar con ese pistón hasta el medio del callejón entre los dos edificios
que amenazaban derrumbarse, logrando así refrescar el edificio en su longitud cuando ya comenzaba a arder.

Por el otro lado, la manzana del lado Sur, es decir donde se encontraba el Gran Hotel, principiaba ya a arder. Los
esfuerzos del Capitán Ayudante, San Román y de los voluntarios Sres. Alberto Ried de la 5ª, Francisco Blanchetau de la
2ª y Ponce de la 6ª que subiendo hasta la mansarda y arrojando cuanto tiesto con agua encontraron en el Hotel fueron
inútiles, la caldeadura del edificio era ya tan grande que momentos después ardía íntegro.

En vista de la inutilidad de nuestros esfuerzos para poder contener el fuego, por la carencia absoluta de material,
recibimos orden de retirarnos a descansar a las 3 am. del Martes.

A las 7 am. volvíamos de nuevo al trabajo, armamos material por la calle Edwards, dándonos agua un bombín de una
lancha de la Armada.

Durante este trabajo se nos derrumbó la muralla de la calle de 3 pisos pasando por nuestras cabezas y salvando bajo el
umbral de una de las puertas.

A las 9 suspendimos el trabajo anterior, por quedar ya solo escombros.

El resto de la mañana se ocupó en el transporte de víveres.

Después de mediodía se envió una comisión de voluntarios de todas las Compañías a enterrar muertos, operación que
duró todo el día.
A las 11 ½ P.M. cuando todos estaban rendidos por las fatigas del día, el Capitán Ayudante Sr. San Román dio orden de
levantarse a la 5ª para apagar los escombros que amenazaban de nuevo propagar a la casa Saavedra Benard y Cía.

Inmediatamente se comenzó a trabajar con las Bombas y material de la 3ª y 6ª Compañía de Valparaíso armadas en la
Plaza Victoria y Malecón, respectivamente, logrando hacer desaparecer todo peligro a las 7 A.M. del Miércoles, hora en
que recibimos orden de alistarnos para regresar a Santiago.

A las 8 am. tomábamos el tren en el Barón dejando en el Puerto por asuntos particulares a los voluntarios Roberto Pérez
y Guillermo Huidobro y en Viña del Mar al voluntario Ismael Valdés Alfonso.

El viaje a pie hasta Villa Alemana lo hicimos sin novedad, almorzando en Quilpué.

Al caer la tarde tomamos un tren lastrero que nos llevó hasta Limache, sin más novedad que haber tenido que obligar, el
que suscribe, al maquinista de la locomotora llegar a dicho punto lo que se negaba a hacer alegando falta de agua en el
caldero lo que resultó inexacto.

Comimos en Limache, alojándonos después en un comedor de las casas de D. Alberto Cousiño.

El Jueves a las 8 A.M. tomábamos el tren que nos trajo a éste, efectuando en el túnel de las Palmas el difícil trasbordo
del Sr. Miguel Velasco que venía herido en una pierna, desde Limache.

A las 4 ½ pm. llegábamos a Santiago sin más incidente que el que tuve con el maquinista del tren, por haber bajado la
cuesta del Tabón en la parte llamada San Ramón, que está llena de curvas, con una velocidad media de 85 Kms. por
hora, con grave peligro de ser volcado el tren, que venía repleto de señoras y niños huérfanos.

En Santiago desembarcamos de nuevo al Sr. Velasco y también los 60 huerfanitos que venían de Limache.

Momentos después entraba la Compañía formada por el medio de la Alameda hasta el Club de la Unión, de donde se
retiraron los voluntarios después de hacerle presente el que suscribe que el mayor von Schonemayer le había encargado
manifestarles se encontraba satisfecho de su trabajo y disciplina¡

C. Swinburn U. Maq.1º
Agosto 1906

COMPETENCIA POR EL PREMIO PRESIDENCIAL - 1907

En 1906 fue elegido Presidente de Chile don Pedro Montt y Montt. Era voluntario honorario de la Sexta Compañía y
había sido más de ocho años Secretario General del Cuerpo de Bomberos.

Ofreció un premio a la Compañía de Agua que venciera en una Competencia de rapidez que se efectuó en el Parque
Cousiño el 17 de Noviembre de 1907. El Comandante del Cuerpo ofreció otro Premio para las Compañías de Escala.

Con mucha anticipación las diversas Compañías se prepararon a disputar los trofeos.

Para las de agua consistió el movimiento en una carrera de gallos, en un recorrido de 100 mts. Se armaba en un grifo
colocado al medio de la elipse y se botaban varios blancos, efectuando cambios de tiras y gemelos entre uno y otro para
terminar con 4 pitones simultáneos cuyos chorros debían alcanzar a determinada altura.

Equipos de 25 hombres y un caballo.

Sorteo: última la Quinta.

Todas las Compañías trabajarían con la poderosa bomba de la 11ª y con ella se habían practicado los ejercicios
preparatorios.
Parte la 11ª y en correcto movimiento pone 5 minutos y 53 segundos.

Sigue la 1ª y al estallar el petardo el voluntario que manejaba el gallo le dio toda la rienda al caballo lanzándolo al galope.
Se le cortaron los tiros al partir y se les arrancó el animal.
El personal no atinó a empujar el gallo y perdió la opción.

La Segunda puso 5 minutos 34 segundos.

La Décima tuvo problemas y no terminó el movimiento.

Falló la bomba alimentadora de la 11ª y se reemplazó por la de la 4ª.

Corrió la Cuarta y puso 4 minutos 40 segundos.

La 9ª demoró 6 minutos 32 segundos.

La 3ª tuvo una falla y desarmó.

La 5ª (versión de O.Dávila I.).

«Estalló el petardo y hábilmente manejado por Claudio Vila, el noble Ping Pong arrancó en loca carrera hacia el grifo. El
personal en filas compactas tuvo que hacer un gran esfuerzo para seguirlo. La llegada a las tribunas fue magnífica; el
público entusiasmado gritaba, aplaudía; el tiempo de esta carrera fue soberbio. En el movimiento final de 4 pitones bajó
la presión y transcurrían segundos y segundos que parecían horas, y la presión no subía. Fue larga, fue desesperante
esa espera, hasta que por fin los chorros tocaron la barra
de los blancos y sonó el pito del Capitán. Tiempo 4 minutos
y 50 segundos, llegamos a 10 segundos del ganador.»

Entre las Compañías de escala triunfó ampliamente la 6ª y


el Presidente demostró gran regocijo al ver ganar su
Compañía.

La 4ª ganó entre las de agua y su triunfo fue reconocido y


celebrado por la 5ª en un famoso documento. Se dejó
constancia de la victoria francesa en una servilleta firmada
por todo el equipo de la 5ª y por los que asistieron a un
banquete que reunió a los que más estrechamente
disputaron los puestos de honor. Esa servilleta dio origen a
periódicas fiestas en que cada 5 años cuartinos y quintinos
fueron prendiendo en ella los correspondientes premios. La
servilleta trajo la buena suerte en las competencias a ambas El «PING PONG» famoso caballo de la Quinta. en la foto aparece enganchado al
compañías y salvo muy contadas ocasiones los trofeos han gallo porta mangueras frente al cuartel de Alameda.
ido a adornar sus cuarteles. Un incendio ocurrido mientras
la 4ª se encontraba en ejercicio destruyó la servilleta, hace esto muy pocos años y ese símbolo de una no interrumpida
amistad y de una reñida lucha por los primeros lugares en las competencias generales fue renovado y reconstituído con
las firmas de los que hoy compiten con tanto brío como en 1907.

En 1907 el equipo quintino sufrió una pérdida de tiempo derivada de una falla mecánica pero recuperó parte del tiempo
perdido con el esfuerzo de sus miembros y con la fuerza y velocidad de su caballo Ping Pong. Este compartió por cierto
los honores del vice-campeón. El cariño hacia este noble animal se refleja en una relación hecha por el Oficial de
Guardia en la que al describir un accidente lo libera de toda culpa al desbocarse y pareciera no importarle un ápice la
suerte de su conductor aunque, como en este caso, fuese el Tesorero de la Compañía, hijo del Superintendente del
Cuerpo y personalmente meritorio voluntario.

Dice la relación del Tte. Pérez Ruíz Tagle:

«Al salir al incendio, manejaba el gallo el Tesorero de la Compañía voluntario don César Valdés a quién se le desbocó el
Ping Pong, siéndole imposible detener la vertiginosa carrera hasta la calle Bascuñán Guerrero donde gracias a los
trabajos de asfalto trinidad se atajó en los rieles de los tranvías eléctricos, cortándoseles los arneses y saltando al suelo
el voluntario.

Se torció el eje y una pisadera. Es digno de anotar que en esta ocasión el Ping Pong que corría solo y guiado por su
propio criterio (?) por no tener fuerza para manejarlo el voluntario Valdés, no se estrelló con ningún coche ni carretón,
encargándose el propio Ping Pong de librar su cuerpo y el gallo en cada caso de peligro, salvando todos los obstáculos
con felicidad, salvo el último que le fue imposible por abarcar toda la calle y sin embargo, allí pretendió entrar al paseo o
avenida central de la Alameda. Con esto se demuestra que la mayoría de los accidentes del gallo se debe muy seguramente
a los inexpertos que lo manejan».

DEVES Y VAN BUREN

Valparaíso 30 de Enero de 1907.

Los actos de servicio ofrecen peligro no solo en los grandes incendios. Ocurren también accidentes en prácticas y en los
ejercicios. El accidente más lamentable sucedido en uno de estos actos, es sin duda, el que sufrió el personal de la 3ª
Cía. de Valparaíso, con la que mantenemos canje de servicios desde l899.

El trájico suceso costó la vida a don Rafael Devés Casanueva, Oficial de la 3ª, quién gozaba de general simpatía y afecto
entre los voluntarios de la 5ª, por ser uno de los más asiduos asistentes a actos habidos en Santiago. Tenía 28 años y era
corredor de la Bolsa de Valparaíso.

En el mismo accidente pereció el voluntario don Alberto Van Buren, culto periodista de 24 años, cuya viva inteligencia
alegró muchas reuniones de quintinos y tercerinos.

El Secretario de la 3ª Sr. José María Lorca, en la memoria anual de 1907 relata así los hechos:

«El 30 de Enero a las 8:30 pm. la Compañía se dirigió a la Av. Brasil esquina de Yerbas Buenas para practicar un ejecicio
combinado con la 8ª Cía. Se debía trabajar en una escala automática importada hacía poco tiempo de Europa, por el
Cuerpo y entregada a la 8ª.

Instalada la escala en el centro de la calle Yerbas Buenas, entre Av. Brasil y Blanco, se estiraron mangueras hasta el
primer tramo de ellas, dándose agua con toda regularidad.

En seguida y una vez paralizada el agua, se extendió el tramo superior, dándole a la escala toda su altura, 21 mts. Para
probar su resistencia, subieron 8 o 10 voluntarios de la 8ª, conservando ella perfectamente su equilibrio. Hecha esta
prueba, se estiró nuestra manguera hasta la extremidad, tomando el pitón el voluntario don Alberto Van Buren, colocándose
inmediatamente después de éste el Tte. 2º don Rafael Devés. Más abajo de la mitad de la escala estaban colocados los
voluntarios Sres. Eduardo Abbott y Tulio Symon.

Dióse agua en seguida, continuando el ejercicio con toda regularidad. Eran las 10 pm. Pero repentinamente vióse que la
larga y elevada escala se inclinaba lentamente a la derecha. ¡Fue un momento terrible¡ Antes que saliéramos del estupor
que a todos produjo la inclinación, la escala se desplomó violentamente, cayendo a los escombros del edificio destruído,
situado a la derecha del sitio donde se encontraba armada. Entre la inclinación y la caída no mediarían más de 3
segundos, los cuales parecieron siglos, para los que contemplábamos esta espantosa escena.

Inmediatamente un grupo numeroso de voluntarios se lanzó a los escombros para sacar a los compañeros que en la
escala se encontraban. Abbott y Symon escaparon ilesos salvo ligeras magulladuras, debido a la parte en que estaban
situados. Devés y Van Buren fueron extraídos inermes y con gravísimas heridas. Transportados a una carpa de la Av.
Brasil, el primero falleció sin recobrar conocimiento instantes después. Van Buren fue atendido solícitamente por varios
médicos que desde el primer momento consideraron el caso fatal.

En medio de la consternación y del sentimiento más desgarrador, el cadáver de Deves fue transportado por voluntarios
a la Iglesia del Espíritu Santo, donde el Sr. cura don Cristóbal Villalobos le dio piadosa colocación en la sacristía.

Mientras tanto, el desgraciado compañero Van Buren se le transportaba en una camilla, con todo el cuidado que su
estado requería a la casa del Sr. Julio Yung, situada en la calle Condell. Antes de llegar a la citada casa Van Buren
expiraba.»

La Quinta Compañía envió una delegación a los funerales de los mártires y en el cementerio habló en su representación
el Dr. Manuel Torres Boonen quién dijo en parte de su discurso:
«Desgracias como las que hoy nos congregan, tienen la triste condición de conmover, no solo a los más cercanos a las
víctimas, sino a la sociedad entera.

¡Como podré explicar, entonces, la impresión que la muerte de Rafael Devés y de Alberto Van Buren ha producido en el
Cuerpo de Bomberos y especialmente en el ánimo de sus compañeros y amigos de la 5ª Compañía de Bomberos de
Santiago¡

Antigua y sincera amistad nos ha ligado desde hace muchos años a la 3ª, y ambas Compañías han tenido esa sinceridad,
porque nos han reunido no solo festejos y alegrías, sino porque juntos hemos llorado la desgracia común.»

Rafael Devés y Alberto Van Buren tienen hoy junto a ellos a otros dos mártires tercerinos: Aníbal Cruzat y Manuel Urra.

Su muerte ocurrió en un trágico accidente que sufrió la bomba de la Tercera camino de un incendio. Cruzat a quién los
quintinos consideraban como a uno de los suyos trabajó en muchos incendios de Santiago. Fue integrante del servicio
de guardia nocturna en numerosas ocasiones en que sus actividades lo trajeron a la Capital. En la última década era
común oir decir a los jóvenes quintinos «en Valparaíso se me presentó un problema pero llamé al Cuartel de la Tercera
y el Flaco Cruzat me ayudó a solucionarlo». Asistente asiduo a su cuartel ahí lo sorprendió el llamado de la muerte.
Tripuló su bomba a la que con esmero prodigó siempre atenciones de experto maquinista y conducido por Manuel Urra
emprendió la fatal carrera. No pudo elegir mejor carro para el viaje a la eternidad. En la admiración de su ejemplo de
trabajo y sacrificio se une el recuerdo de Tercerinos y Quintinos.

Desde que se estableció el canje han sido numerosos los voluntarios que al cambiar su residencia de ciudad han
trasladado también, sus actividades bomberiles a la Compañía de su nueva residencia. En la Quinta se iniciaron como
bomberos don José Fabres Pinto y don Rafael Barahona San Martín y como tercerinos , en Valparaíso, fueron
Superintendentes de la Institución. Hoy los hijos de don Rafael Barahona sirven en ambas Compañías: Rafael Luis
Barahona Stahr es el actual Superintendente de Valparaíso y en Santiago su hermano Jorge ha sido capitán y miembro
de la Junta de Disciplina de la 5ª Compañía.

Tercerinos fueron en sus primeros años don Luis Laulie Cabrera, Pedro Saez Yus, Rigoberto Polanco Fernández y
tantos otros buenos servidores de la Quinta. Don Luis Laulie incorporó también a sus hijos René y Gastón y tuvo un nieto
quintino: Fernando Moreno Laulie hijo del voluntario Mario Moreno Ruíz. Rigoberto Polanco, ex Capitán de la Quinta, ha
traído también, en estos agitados días de Septiembre, la solicitud de incorporación de su hijo Marco Antonio, quién como
inscrito en el Libro Verde, será pronto quintino.

En el Libro Tradiciones Tercerinas escrito por don Guillermo Ernesto Meyer en el año 1934, se destaca a los siguientes
voluntarios como a las grandes figuras tercerinas:

Don Matías Cousiño Don Juan Guillermo Searle


Don Luis Cousiño Squella Don Federico y don Valentín Navarro
Don Edmundo Sartori Don Pedro Joaquín Verdugo
Don Antonio Barrena Don Ramón Toto Mazote
Don Vicente Vidaurre Don Luis E. Pradel
Don Manuel Riofrío Don Carlos Lorca Prieto
Don Manuel del Río Don Roberto Pretot Freire
Don Octavio González Reimundis Don Ricardo H. de Ferari
Don Alfredo Cox Don Sixto Antonio y Elías Riofrío
Don Pedro González Miranda Don Daniel Bianchi
Don Salustio Beeche Don Alberto Riofrío
Los hermanos Juan y Mateo Clark Don Carlos García Ledezma

Don Carlos García Ledezma, era en 1939, año en que el canje de servicios entre la Tercera y la Quinta cumplía medio
siglo, el voluntario más antiguo. En ese aniversario la Quinta lo incorporó a sus filas en calidad de voluntario honorario.
Recíproco honor recibió de la Tercera nuestro fundador don José Alberto Bravo.

En 1954 nuestra compañía hermana cumplió un siglo de vida y de servicios a Valparaíso. Este centenario fue celebrado
con gran solemnidad y una delegación de sesenta quintinos se trasladó al Puerto participando activamente en las fiestas
centenarias. Mutuamente ambas Compañías confirieron la calidad de honorarios a los voluntarios que ya tenían el
premio por 50 años de servicio. Se incorporaron a la Tercera los quintinos Gaspar Toro Barros y Oscar Dávila Izquierdo
y se incorporaron a la Quinta los tercerinos señores: Carlos David Finlay Montenegro, Guillermo Purcell Verdugo, Luis A.
Jung Binge y Juan Enrique Lyon Sarratea.

En 1970, al fallecer el último de los voluntarios pertenecientes, simultáneamente a ambas Compañías, se estimó
conveniente por los Directores de éstas renovar esos nombramientos sin esperar para ello fechas conmemorativas. La
Tercera incorporó a sus filas a don Jorge Gaete Rojas, a don Guillermo Matte Hurtado y a don Sergio Dávila Echaurren.
La Quinta incorporó a don Benjamín Aguirre Amenábar, a don Guillermo Purcell Winter y a don Rafael Luis Barahona
Stahr. Todos con una hoja de servicios bomberiles ejemplar, gozan del más alto prestigio en ambas Instituciones y de
todo el afecto de sus compañías.

HIMNO DE LA TERCERA DE VALPARAISO

(Letra del tercerino, sr. Jorge Araya Jeria, escrita para las Bodas de Oro de la Tercera. Música del maestro Berg Floto).

Compañeros a luchar
La buena fama a conquistar
Ya se siente la Campana
Que al campo del deber nos llama

De medio siglo seguir


las tradiciones tercerinas;
y siempre perseguir
el cumplimiento de nuestra consigna

Allá en medio del fuego violento,


es cuando el tercerino
está contento;
acá unidos por franca amistad
disfrutamos de santa libertad

A trabajar, a trabajar
sin descansar, sin descansar,
que el fuego cunde por la ciudad

Por la ciudad
A recoger, a recoger
el material, el material
que ya nos vamos al Cuartel
La unión y disciplina
que en el Cuartel domina,
es el secreto de nuestro poder.
Por la pujanza fiera
de toda la Tercera
Hep, hep, hurra
Hurra,
hurra Hurra¡¡

EL HIMNO DE LA QUINTA Y SU AUTOR

El autor de la «Quintina» fue Alberto Ried, uno de los artistas pertenecientes al consagrado grupo de «Los Diez».
Escribió «El hombre que anda», libro de poemas ilustrado con sus propios dibujos, «Hirundo», «El mar trajo mi sangre».
En París editó con prólogo de Ortega y Gasset sus «Veintiuna Meditaciones». En su último libro, «El llamado del fuego,
dice que escribió la Quintina como un acto de amor, devoción y lealtad a su Compañía a la que no ha dejado, porque
viejo, enfermo y semi-inválido concurre a su cuartel a rememorar su juventud y a soñar todavía alguna esperanza como
en una nueva primavera. Y exclama: ¿Escucha como resuena en mi alma el alma de la canción¡
La Quintina
Escucháis la voz del bronce
que en la noche audaz retumba
y de lo alto de la torre
al que duerme en paz perturba.
Es la voz de la campana
Que imperiosa nos reclama...
Corazón que aviva el golpe
dentro del pecho se acelera
y jadeantes y al galope
corceles en gran carrera
afanosos y altaneros
arrastran humeante acero.
A lo lejos roja aurora
ensangrienta todo el cielo;
es la hoguera pavorosa
que incendia el hogar labriego;
¡Acudir a combatirla
nos ordena la consigna¡
En la lucha tan incierta
animosos trabajad
y serpientes las mangueras
palpitantes vencerán.
¡ Si una mano bien segura
vigorosa las ayuda¡...
De improviso todo calla
Todo en calma vuelve a estar
y de la casa salvada
un ¡ Hurra¡ se oye gritar:
¡Es la Quinta siempre firme¡
¡Es la Quinta siempre igual¡

En una época en que la poesía y la música eran aficiones muy generalizadas y en la que abundaban escritores y poetas
hubo en la Compañía varios quintinos que le dedicaron sus himnos y canciones.

Alberto Ried cuenta que su canción tuvo mejor acogida que otra de su compañero Gustavo Mora Pinochet autor del
poema «Las Horas» muy recitado por las niñas de su tiempo.

La canción de Ried fue definitivamente reconocida como el himno oficial de la Quinta en 1910, durante la capitanía de
Rubén Dávila Izquierdo a quién, el mismo Ried define como uno de los capitanes más valerosos y decididos y que en los
ataques bravíos era el más resuelto, a quién nada ni nadie lograba amedrentar ante el peligro.

Muchos años de alegre cantar han grabado este himno en el corazón de los quintinos.

TOMA DEL CUARTEL 28 - I V - 1908

Nuevo Cuartel
Habiéndose tenido noticias de que el edificio que se nos había cedido para el Cuartel, había sido cedido por otro conducto
al regimiento Carabineros, se resolvió tomar posesión de ese edificio inmediatamente, para cuyo efecto a las 9 am. de
hoy se trasladó allá el material; por este motivo la bomba ha quedado fuera de servicio i seguirá así hasta que se asegure
la posesión del nuevo Cuartel, situado al lado de la 5ª. El ayudante del Cuartelero se trasladó al nuevo local, donde
seguirá al cuidado del material.

Alberto Valdés Ayudante

Jueves 30 de Abril

Aún no se sabe si se queda la Compañía o no en posesión del nuevo Cuartel..


Alberto Valdés Ayudante

Martes 5 de Mayo

Quedó concedido definitivamente el local del nuevo Cuartel donde actualmente se encuentra el material.
Está ubicado al lado del antiguo Cuartel en la Alameda entre Morandé i Teatinos.

O. Dávila I.

Por este medio, una toma en 1908, la Quinta se apodera del Cuartel que el Fisco le había prometido cuando la desalojó
del edificio contiguo para demolerlo. Esperando este local debió volver al Cuartel en que se fundó.

Hasta ese año de 1908 las mudanzas de Cuartel habían sido las siguientes: del construído al lado de la Universidad, en
que estuvo 20 años seguidos, a un viejo edificio ubicado a los pies de la Moneda; vuelve al Cuartel primitivo y de ahí
regresa nuevamente a las antiguas construcciones contiguas a la casa de Gobierno.

INCENDIOS INTENCIONALES

El constante aumento de los incendios, en los que ya se nota el incremento de siniestros de fin de año, registra en esta
primera década del siglo un incendio intencional que llegó a comprometer gravemente las relaciones de Chile con
Alemania.

El Viernes 5 de Febrero de 1909, sin conocer aún sus


consecuencias, el Oficial de Guardia de la Quinta señor Abel Coo
Tagle anota que a las 2 P.M. el fuego apareció en la Legación
Alemana ubicada en la calle Nataniel entre las calles del Instituto y
Olivares. Señala que a pesar de la prontitud con que llegaron todas
las bombas el fuego consumió rápidamente el edificio y se comunicó
a las casas vecinas de material ligero.

La quinta empleó todas las mangueras del gallo y envió a buscar


más al Cuartel. Al día siguiente se trabajó apagando escombros.

De la Legación Alemana los bomberos extrajeron un cadáver


carbonizado irreconocible que tenía un anillo perteneciente al La bomba de fabricación francesa «Mieusset», fue la 5° máquina que tuvo
la Quinta Compañía.
Canciller Becker. El Barón von Boden, Ministro alemán, comprobó En la fotografía tomada en 1913, aparecen los maquinistas Luis Desmadryl
que la caja de la Legación había sido robada y culpó a un modesto y Arturo Varas. Atras, el cuartelero y, de civil, el Cpaitán don Gaspar toro
funcionario chileno del asesinato, robo e incendio. La situación Barros, convaleciente de fracturas sufridas en actos de servicios.
diplomática era enojosa para Chile hasta que gracias al talentoso
dentista Germán Valenzuela Basterrica se comprobó que el cadáver correspondía al acusado y el incendiario era el
mismo Becker, quién al preparar su crimen no advirtió que algunas muelas de menos lo iban a delatar y llevar al cadalso.

Al año siguiente Chile celebra el centenario de su Independencia y entre los regalos que recibió, se destacó como el más
valioso, la monumental Fuente Alemana que hoy adorna el Parque Forestal.

PERSONAL QUE SE INCORPORO A LA 5ª CIA. DESDE 1911 A 1920

323 Fernando Pérez Tupper 05 Junio 1911


324 Alfredo Varas Olea 05 Junio 1911
325 Guillermo Matte Hurtado 08 Diciembre 1911
326 Luis Ossa Lorca 12 Enero 1912
327 Oscar Sanfuentes Echeñique 12 Abril 1912
328 Alberto Matta Tagle 12 Junio 1912
329 Guillermo Sanfuentes Echeñique 15 Julio 1912
330 Luis Gandarillas Pereira 15 Julio 1912
331 Fernando Correa Barros 08 Diciembre 1912
332 Escipión Borgoño Barros 08 Diciembre 1912
333 Raúl Sotomayor Eguiguren 08 Diciembre 1912
334 Alfonso Toro Muñoz 08 Diciembre 1912
335 Hugo Lea Plaza Jencquel 08 Diciembre 1912
336 Manuel Gaete Rojas 14 Abril 1913
337 Jorge Tupper Hunneus 28 Mayo 1913
338 Waldo Vila Silva 28 Mayo 1913
339 Alfredo Cruz del Pedregal 28 Mayo 1913
340 Francisco de la Cerda Zegers 28 Mayo 1913
341 Raimundo Guzmán Vergara 05 Septiembre 1913
342 Osvaldo Larraín Larrañaga 10 Octubre 1913
343 Ismael del Pedregal Castillo 10 Octubre 1913
344 Pedro Mira Morandé 10 Octubre 1913
345 Octavio Larraín Larrañaga 10 Octubre 1913
346 Exequiel Salas Silva 10 Noviembre 1913
347 Alejandro Manterola de Ferrari 08 Diciembre 1913
348 Eugenio Matte Hurtado 08 Diciembre 1913
349 Carlos Berisso Van Buren 08 Diciembre 1913
350 Eduardo Pérez Covarrubias 27 Diciembre 1913
351 Ernesto Hevia Mozó 13 Abril 1914
352 Enrique Kaulen Sosa 13 Abril 1914
353 Carlos Gómez Ugarte 13 Abril 1914
354 Juan Escobar Williams 13 Abril 1914
355 Carlos Hurtado Lavín 13 Julio 1914
356 Lautaro Prieto Adler 13 Julio 1914
357 Antonio Barros 13 Octubre 1914
358 Francisco García 13 Octubre 1914
359 Luis Laulie Cabrera 22 Octubre 1914
360 Domingo Santa María Sanchez 14 Abril 1915
361 Carlos Larraín Torres 14 Abril 1915
362 Roberto Larraín Torres 12 Julio 1915
363 Ricardo Montaner Letelier 03 Septiembre1915
364 Santiago Pérez Covarrubias 14 Abril 1916
365 Mariano Navarrete Ruker 14 Abril 1916
366 Eduardo Aguirre Richardson 15 Octubre 1916
367 Víctor Valdés Alfonso 08 Diciembre 1916
368 Benjamín Valdés Alfonso 08 Diciembre 1916
369 Enrique Matta Figueroa 08 Diciembre 1916
370 Alejandro Ossa Puelma 08 Diciembre 1916
371 Javier Recabarren Valdivieso 08 Diciembre 1916
372 Gustavo del Río Soto Aguilar 08 Diciembre 1916
373 Jorge Saavedra Agüero 08 Diciembre 1916
374 Fernando Valdés Sánchez 08 Diciembre 1916
375 Leopoldo Díaz Garcés 08 Diciembre 1916
376 Carlos García Huidobro Valdés 08 Diciembre 1916
377 Ithel Stewart Phillips 23 Mayo 1917
378 Juan E. Matte Hempell 28 Septiembre1917
379 Tobías Barros Ortíz 28 Diciembre 1917
380 Martín Navarrete Rücker 08 Diciembre 1917
381 Luis Pizarro Espoz 08 Diciembre 1917
382 Raúl Barahona Vargas 08 Diciembre 1917
383 Armando Braun Menéndez 21 Diciembre 1917
384 Carlos Rubio Domínguez 11 Enero 1918
385 Horacio Arancibia Laso 15 Abril 1918
386 Emilio Aldunate Phillips 15 Abril 1918
387 Roberto Hurtado Olea 15 Abril 1918
388 Pedro Gana Bezanilla 15 Julio 1918
389 Jorge Tagle Jouanne 03 Enero 1919
390 Abelardo Pizarro Herrera 03 Enero 1919
391 Alberto Delpiano 15 Enero 1919
392 Máximo Humbser Zumarán 14 Abril 1919
393 Samuel Ossa García 12 Mayo 1919
394 Daniel González Fernández 30 Mayo 1919
395 Santiago Pérez Covarrubias 30 Mayo 1919
396 Horacio Echegoyen Ballacey 30 Mayo 1919
397 Guillermo Aldunate M. 15 Julio 1919
398 Manuel Vidaurre C. 01 Septiembre 1919
399 Ernesto Goycolea 09 Abril 1920
400 Guillermo Garcés 31 Mayo 1920
401 Wenceslao Díaz 31 Mayo 1920
402 Hernán Tagle Jouanne 28 Diciembre 1920

Desde 1911 a 1920 los quintinos debieron concurrir a setecientos noventa y un incendios y a los actos de servicio que se
detallan :

AÑO 1911 12 13 14 15 16 17 18 19 1920

Incendios 69 74 58 65 61 67 79 82 110 126


Ejercicios 14 16 18 18 19 25 15 21 28 17
Academias 9 17 13 22 25 25 20 20 22 11
Reuniones 10 11 10 9 8 10 9 12 12 9
Funerales 17 7 11 11 13 5 14 10 12 6

Sufrieron heridas en los incendios los voluntarios Jorge Gaete Rojas, Demetrio Moreno Sanfuentes, Gaspar Toro Barros
(Capitán), Hugo Lea Plaza Jencquel, Alberto Valdés Alfonso, Waldo Vila Silva, Raúl Sotomayor Eguiguren, Manuel
Gaete Rojas, Enrique Matta Figueroa, Fernando Valdés Sánchez, Ricardo Montaner Letelier y el Comandante Santiago
García Huidobro.

Las heridas más graves fueron sufridas por los voluntarios Sotomayor, M. Gaete, F. Valdés y Matta y la Compañía los
exime de nuevos servicios nombrándolos voluntarios honorarios. Sin embargo antes de recuperarse de sus quemaduras
y fracturas éstos declaran que no se acogerán a las prerrogativas que les otorga la calidad de honorarios y que continuarán
sirviendo activamente a la Quinta en cuanto su salud se los permita. Representó a sus compañeros heridos en esa
declaración don Enrique Matta, quién no dejó de servir a la Compañía ni cuando fue elegido Diputado por Santiago a la
temprana edad de 21 años, ni cuando fue Ministro de Estado. Desde 1959 y hasta 1962 fue Director de la Quinta, su
ejemplo hizo de su hijo Enrique Matta Rogers un entusiasta Capitán.

A don Manuel Gaete Rojas, en reconocimiento a su sacrificio, además del título de Honorario, la Quinta le otorgó una
medalla de oro.

La Quinta comienza este período trabajando en condiciones muy difíciles. La bomba automóvil había sido prácticamente
destruída por los malos pavimentos y accidentes y los voluntarios tuvieron que concurrir a los incendios solo con el gallo.

Llegados al sitio amagado debían solicitar a otra bomba una salida de agua para armar sus mangueras.

Como expresa en su memoria anual el Secretario Jorge Gaete, esta situación era deprimente y conflictiva y no se
compadecía con el espíritu de la Quinta.

Al resolver con que tipo de bomba se reemplazaría a la que se destruyó abriendo una senda de progreso con su
peligroso caminar por las calles de Santiago revivieron, con mayor fuerza, los agitados debates. Algunos, los menos,
quisieron volver a las bombas a caballo diciendo que la Quinta ya había pagado su cuota de sacrificio en aras del
progreso y que todavía la ciudad no estaba preparada para la circulación de vehículos veloces y que esa velocidad era
el mayor peligro para la vida de los voluntarios. Sin embargo se impusieron por segunda vez los que querían una nueva
bomba automóvil que reuniera todos los adelantos alcanzados en ese lapso por las fábricas europeas y no adoleciera de
los defectos mecánicos por los que se había bautizado jocosamente a la anterior como la bomba «auto clavo».

Se eligió una bomba construída por la fábrica francesa MIEUSSET la que entró en servicio el 16 de Junio de 1912, fecha
en que la Quinta la entregó al Directorio del Cuerpo.
Luis Desmadryl fue elegido Maquinista de la bomba francesa en reemplazo de Carlos Swinburn que lo fue durante toda
la existencia de la máquina inglesa Merryweather.

Se acuerda también importar un gallo automóvil que debió llegar en 1914, pero la guerra mundial desbarató esta
negociación postergando tres años la llegada del primer gallo automóvil. Entre tanto los quintinos diseñaron y construyeron
unos carretes para transportar mangueras que se adosaron a la bomba. Estos fueron los primeros «pollos» que tuvo el
Cuerpo y se denominaron así por su semejanza en menor escala, con los gallos. Sin embargo lo voluminoso de las
mangueras impidió que la bomba pudiera llevar la dotación necesaria. Continuó en servicio el gallo arrastrado por el ya
viejo caballo Ping Pong.

El Ping Pong sirvió durante varios años como único caballo en el Cuartel de la Quinta y por eso se le recuerda con gran
cariño y se le prodigaron los mejores cuidados. Faltaba poco
tiempo para que llegara el gallo automóvil cuando hubo que
jubilar al Ping Pong. Se le dio un banquete de despedida
con discursos y muchos brindis. El festejado comió un verde
manojo de pasto en la cabecera de la mesa, con servilleta
al cuello, antes de ser soltado en un potrero donde esperó
el fin de sus días sin trabajar nunca más. A su muerte se
recibió un pésame en la Compañía que entre otras cosas
pintorescas decía: « Lamentamos comunicarles la muerte
de ese compañero de Uds. que aunque no habló nunca en
las sesiones siempre fue el primero en llegar a los incendios.

El Tesorero César Valdés regaló una hermosa yegua y el


ex voluntario don Félix A. del Solar un caballo, ambos
reemplazaron los servicios del Ping Pong por corto tiempo
pues en 1917 la Quinta recibe el gallo automóvil Hudson.
El gallo fue bautizado «Dávila Larraín-Valdés Vergara» en
homenaje a esos dos forjadores de la Quinta.
El primer gallo automovil de la Quinta fue, «Hudson», que llegó de USA en 1917. Fue
bautizado «DAVILA LARRAIN-VALDES VERGARA».
Se completó así la mecanización de todo el material mayor
siendo la Quinta la que abrió y mostró un camino de
progreso, no sin sacrificios, decepciones y hasta soportando
burlas, pero en la década siguiente se vio a los más recalcitrantes seguir las huellas marcadas por el tan criticado «auto
clavo».

De los libros de tesorería y de los gastos de semana desaparecen las partidas, repetidas miles de veces y que hoy
parecen tan lejanas de: pasto para los caballos, herrar y despalmar caballos, por amansa de caballos, papelillos para la
tos de los caballos, carbón, velas, etc. y aparecen otros nuevos y usuales hoy, que reflejan una era de complicados
mecanismos en que el hombre gasta menos esfuerzo personal y rinde mayor efectividad.

SESION DE COMPAÑÍA

En la primera sesión del año 1911 en que preside por primera vez el Director Oscar Dávila Izquierdo, solicita la palabra
el Superintendente Ignacio Santa María y lo felicita efusivamente al verlo desempeñar el mismo cargo en que tantos
años vio, durante el siglo pasado, a su padre don Benjamín Dávila.

El nuevo Director le agradece sus elogiosas frases y le ruega espere hasta el término de su período para felicitarlo si es
que lo merece.

El período de Director de don Oscar Dávila se prolongó para bien de la Compañía durante veinte años y el Superintendente
Ignacio Santa María ya no existía cuando el señor Dávila declinó definitivamente la última reelección.
El Secretario de entonces don Jorge Gaete Rojas, anota que: «Toda la Compañía poniéndose de pie entonó el «FOR HE
IS A JOLLY GOOD FELLOW» por el éxito del nuevo Director.

En la misma sesión el Diputado Rafael Lorca agradece una nota que le envió la Quinta felicitándolo por un proyecto que
presentó en la Cámara y que beneficia a los Cuerpos de Bomberos de la República.
EL CUERPO DE SALVAVIDAS DE VALPARAISO PREMIA A UN QUINTINO

Esta institución, la más importante del litoral chileno y que tantas vidas ha rescatado de las olas embravecidas, acordó
en 1913 premiar la acción salvadora de un voluntario de la Quinta cuyo valor fue calificado de heroico por los testigos
presenciales.

En la repartición anual del Cuerpo de Bomberos de Santiago se hizo presente el Cuerpo de Salvavidas de Valparaíso,
entregando una medalla de oro al quintino José Luis Borgoño Barros quién, en el verano de ese año salvó en el mar,
frente a Concón, a dos niños que se ahogaban lejos de la playa. Una estatua de la Virgen señala hasta hoy en el camino
costero de Concón la latitud aproximada en que el quintino Borgoño Barros arriesgó su vida. La levantó en señal de
agradecimiento a los designios divinos la madre de los jóvenes rescatados, doña Luisa Rojas Huneeus, esposa del
Ministro de la Corte Suprema don Elías de la Cruz Labarca, secretario de la Quinta, cuyas memorias manuscritas relatan
los trabajos de la Compañía en el siglo pasado. Una nieta y una bisnieta de don Elías han ayudado a otro secretario de
la Quinta, a cumplir sus obligaciones en años recientes, pasando en forma manuscrita las memorias anuales en el libro
respectivo. Constatamos esta ayuda femenina y familiar que facilita la lectura de las largas memorias en otras más
recientes, una de ellas dice en su última línea: « Copió al libro Marcela Pérez de Errázuriz». Esa sola línea escrita en un
libro quintino daría pie para escribir muchas páginas seguramente agradables a quienes han oído en sus hogares la
conocida frase de sus mujeres: «Levántate que está sonando la sirena» y en cuyas palabras escuetamente se encierra
un inmenso cúmulo de olvidados sacrificios y un apoyo fundamental a los bomberos voluntarios.

LA BOMBA AUTOMOVIL Y EL MARTIR JOSE GABRIEL ROJAS

En la madrugada del 3 de Noviembre de 1913 se declaró un incendio en la calle Franklin. Los vecinos de la calle San
Diego vieron pasar la veloz caravana bomberil, primero los gallos, después las bombas y finalmente carruajes de todo
tipo conduciendo a los bomberos.

En esta carrera al incendio murió, al llegar a la calle Coquimbo, el auxiliar de la Sexta Compañía, don José Gabriel Rojas,
quién se había colgado al gallo de la Primera Compañía. La bomba automóvil de la Quinta había pasado ya otras
máquinas y pedía paso insistentemente al gallo del que pendía Rojas. Repentinamente éste se soltó y cayó al suelo. La
bomba automóvil pasó sobre él y pudo detenerse a 10 metros del accidente. Murió instantáneamente ese buen servidor
del Cuerpo de Bomberos y su nombre pasó a integrar la nómina de los muertos en actos de servicio.

La Junta de Oficiales de la Quinta se reunió inmediatamente después del incendio para establecer el grado de culpabilidad
que podía caberle al conductor. Se escuchó la declaración que hizo del accidente el voluntario don Jorge Gaete Rojas
quién iba en su coche detrás de la bomba automóvil y vio como el gallo corría por los rieles de los tranvías y al salirse de
ellos en brusco movimiento hizo caer al auxiliar que se le había subido en la parte trasera. Se estableció que el conductor
de la Bomba automóvil no pudo evitar el atropello debido a las circunstancias que produjeron esa lamentable desgracia.

La palabra del testigo presencial Gaete Rojas siempre ha merecido absoluta fe no solo a los quintinos. Ha sido el
funcionario de más alto rango en el Ministerio de Justicia, completó una vida de trabajo como Notario Público y fue
reelegido varios años como Secretario General del Cuerpo de Bomberos. Hoy el Director Honorario don Jorge Gaete
Rojas es nuestro voluntario más antiguo.

Conmovidos por la muerte que involuntariamente causó su máquina los quintinos abrieron una suscripción en beneficio
de la familia de José Gabriel Rojas.
En esta misma década mueren en actos de servicio Enrique Fredes de la Octava Cía. Alberto Reyes y Florencio
Bahamondes de la Tercera y Alejandro Acosta de la Séptima. Los voluntarios Bahamondes y Acosta murieron a
consecuencia de las heridas recibidas en el incendio de los Padres Franceses.

EL PREMIO DAVILA

En el año 1915 la Quinta acordó en sesión del 28 de Abril fijar las normas para la adjudicación de un premio a los
voluntarios mejor preparados y eficientes en las labores bomberiles. Se acordó otorgarlo a un equipo o sección del
personal que triunfara en un ejercicio de competencia interna.

El premio se denominó «Dávila» en memoria del fundador don Benjamín Dávila Larraín, ya fallecido y que había sido el
Director que durante más tiempo dirigió a la Quinta en el siglo pasado.
El premio consistió y consiste aún, en grabar los nombres de los integrantes de los equipos vencedores en un trofeo que
donaron los hijos del fundador Dávila y en anotar este galardón en las respectivas hojas de servicio.

Materialmente el trofeo es un gran escudo de plata que lleva adheridos en su alrededor varios escudos más pequeños
en los que anualmente se inscribe la nómina del equipo ganador.

El objetivo del premio Dávila fue mantener la preparación del personal en forma permanente ya que en esa época las
Compañías no efectuaban regularmente Competencias Generales.

En 1915, con gran entusiasmo, se disputó por primera vez el Premio Dávila y los voluntarios Jorge Gaete, Raúl Sotomayor,
Manuel Gaete, Waldo Vila, Francisco de la Cerda, Eduardo Pérez, Ernesto Hevia y Roberto Larraín grabaron sus nombres
en el escudo de plata.

En los años siguientes nuevos nombres se van esculpiendo en el honorífico trofeo: Gaspar Toro, Guillermo Matte, Carlos
Hurtado, Carlos Larraín, Ricardo Montaner, Ismael del Pedregal, Jorge Saavedra, Osvaldo Larraín, Eugenio Matte,
Domingo Santa María, Alejandro Ossa y algunos que integran por segunda vez equipos vencedores.

En esta forma la Compañía logró tener siempre eficientemente preparados a sus voluntarios lo que se demostró
públicamente en las Competencias y Ejercicios Generales.

EL PREMIO PRESIDENCIAL - 1916

El Presidente don Juan Luis Sanfuentes imitó al Presidente don Pedro Montt donando al Cuerpo de Bomberos un trofeo
para premiar a la Compañía que resultara vencedora en una Competencia General. Esta se realizó en 1916 y despertó
gran interés en las filas de la Institución.

La Quinta tuvo especial motivo para querer destacarse como la Compañía más eficiente ya que poco tiempo antes sus
mejores hombres no habían sido reelegidos en los cargos directivos del Cuerpo.

Se iba a celebrar el Cincuentenario de la Institución y esa fecha encontraba voluntarios de una Compañía no fundadora
sirviendo los cargos más importantes. El resultado de la elección atribuído a una Compañía de las más antiguas, provocó
el alejamiento de los quintinos Ignacio Santa María del cargo de Superintendente, Santiago García Huidobro del de
Comandante y Juan Matte del de Tesorero General. Además se retiraron como Inspector y Ayudante General Rubén
Dávila y Jorge Rogers, respectivamente. Desde esa fecha la Compañía no tenía representantes en la oficialidad General.

La citación a competir por el trofeo presidencial encuentra a la Quinta dirigida por los siguientes oficiales:

Director: Oscar Dávila


Capitán: Alfredo Santa María
Tenientes: Jorge Gaete y Raúl Sotomayor
Ayudante: Eduardo Pérez
Tesorero: Alfredo Lea-Plaza
Maquinista: Alberto Valdés
Secretario: Manuel Torres

La importancia que se le dio a esta competencia se refleja en la relación que de ella hace el mismo Director.
¡Con qué placer estampo esta anotación¡ Ha sido éste para la 5ª Cía. un día de profunda alegría i de íntima satisfacción.
Hemos obtenido un grande i hermoso triunfo.

La elipse del Parque Cousiño rebosaba de espectadores. El Cuerpo pasó revista ante el Directorio que ocupaba la
tribuna oficial i la presentación i desfile de la 5ª dio ocasión a entusiastas manifestaciones de parte de la concurrencia.
Había en los semblantes de los muchachos de la Quinta una expresión tal de decisión o energía, tenían tal conciencia de
su fuerza i de su preparación i una voluntad tan determinada de vencer, que al mirarlos pasar se comprendía que ese
grupo de hombres estaba resuelto a realizar un gran esfuerzo, disciplinado i homogéneo i que si el triunfo les era
arrebatado sería por alguna fatalidad del destino, de aquellas ante las cuales debe inclinarse la voluntad del hombre.

El team de la 5ª estaba moralmente preparado. Sabía que luchaba por las tradiciones i el prestigio de la Compañía i cada
uno de sus hombres tenía inculcada hasta en la última fibra de su alma la voluntad de vencer.
Rápidamente se alistó el material i el Capitán Santa María, con el grupo de
diez i seis voluntarios y los tenientes 1º i 2º, fueron a colocarse en el punto
indicado, a 50 metros atrás del gallo.

Hubo un momento de intensa expectación. No veían los muchachos el


bellísimo panorama; para ellos no existía el público abigarrado i pintoresco
que llenaba de manchas de luz i de color la superficie plana i gris de la elipse;
ni veían tampoco la cordillera nevada que formaba un marco imponente a
tan bello espectáculo. Nada de esto existía para ellos. Reconcentrados,
recogidos sobre si mismos, esperaban la señal en medio de un profundo
silencio.

Sonó por fin la señal del Comandante i el personal se lanzó en vertiginosa


carrera hacia el material, i posesionado de éste, ejercitó con toda corrección,
limpieza i rapidez los movimientos siguientes: armar 6 mangueras de 75 mm.
Con pistón, agua i botar un blanco; armar gemelo sobre la 2ª unión i dos
mangueras por costado (con el mismo material ya empleado), un segundo
pistón, agua i botar otros dos blancos; desarmar, enrollar i regresar al punto
de partida. Una salva de aplausos marcó el término del trabajo. La 5ª había
Dr. Manuel Torres Boonen, sirvió a la Quinta como oficial
demorado sólo 1´28 4/5´´.
desde 1900 hasta 1931 en que murió trágicamente. Fue
Secretario General del Cuerpo más de 11 años. Ejecutaron después los mismos movimientos las demás Compañías, con los
tiempos siguientes:

1ª - 1´34´´; 4ª - 1´34 3/5; 11 - 1´42 1/5; 10ª - 1´43 4/5; 2ª - 1´49; 3ª - 1´51 i 9ª 1´55.

Nadie pudo arrebatar a la 5ª su hermoso tiempo. Un minuto veintiocho segundos y cuatro quintos fue el record del día.

Oscar Dávila I.

El secretario Manuel Torres anota en la memoria anual los nombres del equipo ganador y respecto al trofeo dice que
adorna nuestra sala de sesiones «esperando otros trofeos que le vengan a hacer compañía».

El equipo capitaneado por Alfredo Santa María, que abrió para la 5ª una senda jalonada de victorias en el deportivo
campo de las competencias bomberiles estuvo formado por los hermanos Jorge y Manuel Gaete, Eduardo y Santiago
Pérez, Guillermo y Eugenio Matte, César y Alberto Valdés, Carlos y Roberto Larraín y Gaspar Toro, Luis Desmadryl,
Francisco de la Cerda, Waldo Vila, Ismael del Pedregal, Raúl Sotomayor, Ernesto Hevia y Osvaldo Larraín.

DIARIO INTIMO DE LA QUINTA

En 1915 don Oscar Dávila abrió este libro con la siguiente anotación:

«Deseo que este libro sea el Diario íntimo de la Quinta para que en él se conserve el recuerdo de los días alegres i de las
horas tristes. Quiero contribuir en esa forma a que se mantengan vivas e intactas nuestras viejas i queridas tradiciones
de compañerismo, trabajo y disciplina.»

La primera relación corresponde a un homenaje de los quintinos a don Ismael Valdés Vergara al término de sus funciones
como primer alcalde de Santiago. Esa reseña es firmada por todos los voluntarios y en su párrafo final dice: « y las
abandona dejando el más severo recuerdo de civismo. Valdés Vergara ha llevado a la alcaldía de Santiago la misma
dedicación, la misma severidad, la misma honradez de toda su vida, las mismas que ha desarrollado, con su ejemplo y
con sus actos en el seno de esta Compañía.»

Ismael Valdés Vergara estampó en las páginas de este diario íntimo lo siguiente:»El amor, el concepto más divino del
alma, irradia sus beneficios, como el sol, fecundando en el corazón, al calor de los ideales, los sentimientos que dirigen
a la humanidad por la senda del bien, desde la caridad hasta el heroísmo, desde la dádiva del óbolo hasta el sacrificio de
la vida. La amistad, purísima chispa del amor, que engendró a la Quinta Compañía de Bomberos, vive inalterable en su
hogar, después de cuarenta años, con todos los esplendores de la primera juventud.»
Quién este pensamiento escribió, escribió también una
notable carta a sus hijos que fue, en aquellos años,
difundida en las escuelas del país. Copio de ese
documento sólo la parte en que les da instrucciones
sobre sus funerales: «Bien saben mis hijos que la idea
de la muerte nunca me ha inspirado temor alguno. La
veré aproximarse tan tranquilamente como en las
tardes espero las noches. Quiero darles una última
lección ordenándoles que hagan el entierro de mi
cadáver con toda modestia, sin permitir ninguna de
las manifestaciones del ritual ordinario de nuestra
sociedad. Quiero que mi ataúd sea muy sencillo y que
se conduzca mi cuerpo al cementerio en un carro
modestísimo, sin ningún acompañamiento. Quiero que
en mi tumba se respete el silencio que es el mejor La bomba «MAN», de fabricación alemana, fue la 6° máquina con que trabajó la Compañía.
compañero de los muertos. Quiero, en una palabra, entró en servicio el 31 de agosto de 1923.
que mi entierro no imponga a nadie la menor molestia».
Y así como él lo ordenó, vestido con su uniforme quintino, el gran Superintendente Valdés Vergara, fue enterrado
modesta y silenciosamente.

COMPETENCIA AÑO 1919

En 1919 se efectuó una competencia general por el Premio Comandancia. El desarrollo del movimiento fue diferente a
las dos competencias por los premios presidenciales. Las bases del torneo fueron dadas a conocer a las Compañías
solo media hora antes de correr. La preparación del personal de la Quinta, demostrada anualmente en los Ejercicios
Generales, le permitió al equipo quintino llevarse nuevamente el trofeo a su cuartel. De las tres competencias efectuadas
hasta entonces se habían ganado las dos últimas y ocupando un honroso segundo lugar en la primera. En los diez años
siguientes sólo hubo Ejercicios Generales.

FIESTA DE LOS NIÑOS 1919

Desde 1900 no se celebraba la «fiesta de los niños» y esa buena costumbre se había echado al olvido. Un antiguo
quintino, en cuya chacra se habían celebrado más de una de esas simpáticas fiestas, durante el siglo pasado, se
encargó de reanudarlas invitando a la Compañía a disponer de su acogedora hospitalidad. Los quintinos agradecieron a
don José Pedro Alessandri Palma las atenciones recibidas en ese día en que numerosos niños fueron inscritos en el
Libro Verde.

La fiesta de los niños continuó efectuándose regularmente cada 5 años y para la muy especial ocasión del 75º aniversario
es don Guillermo Alessandri Altamirano quién recibe en la Chacra Santa Julia a los voluntarios y a las huestes infantiles
de la Quinta. Hace algunos años nuestro compañero José Pedro Alessandri Fabres llevó al cuartel una hermosa estatua
que perteneció a la casa familiar. Tenía la estatua un alto pedestal y el artístico conjunto había sido colocado por los
Oficiales al centro del salón. Corta vida tuvo el pedestal porque sucumbió atropellado en una salida a incendio tipo
«estampida» igual a las que se han llevado las puertas del casino.

Hoy la estatua de La Pescadora regalada por nuestro ex Capitán se mantiene en lugar más seguro y a salvo de la
velocidad con que los quintinos acuden al cumplimiento del deber.

LA POLITICA NO DEBE PASAR EL UMBRAL DE LA QUINTA

La pasión política llegó a un punto culminante en la campaña presidencial de 1920. Los ecos del «Cielito Lindo» también
se escucharon en la Quinta donde, como en todas partes, había partidarios de ambos candidatos. Las fuerzas de Barros
Borgoño y las de Alessandri estaban increíblemente equiparadas en todo Chile. Convenía a los intereses electorales del
primero que la guarnición de Santiago fuese trasladada de la ciudad. Coincidió en esa fecha un golpe de estado en
Bolivia en que asumió el mando una corriente reinvindicacionista del litoral de Antofagasta lo que obligó a Chile a reforzar
sus guarniciones del norte. Enrique Matta Figueroa, voluntario de la Quinta y líder de la juventud alessandrista, redactó
un manifiesto político que fue ampliamente publicitado en los diarios, titulado «EL PATRIOTISMO ES PATRIMONIO DE
TODOS LOS CHILENOS».El contenido de este manifiesto, interpretado al calor de la lucha política, causó un serio
incidente en las filas quintinas y a Matta se le llamó antipatriota y algunos pidieron al Capitán que tomara con el voluntario
Matta las medidas que el caso requería. Se encargó el asunto a don Ignacio Santa María quién era entonces el quintino
más respetado por todos y de reconocido buen criterio.

He aquí su veredicto que ha sido la norma de conducta seguida por los quintinos en las candentes situaciones que se
crean por las encontradas convicciones políticas.

Enrique Matta en carta del 11 de agosto de 1920 dice a don Ignacio Santa María que mantiene lo publicado en su
manifiesto cuyos conceptos han sido mal interpretados y agrega textualmente: « En estos momentos en que el alma
nacional palpita con el más puro patriotismo y que en cada chileno hay un corazón dispuesto al sacrificio en caso de
verse comprometido el honor y la integridad nacionales, no sería yo el que negara el estar pronto para defender a mi país
y acudir al llamado del deber porque soy chileno, porque soy quintino y porque amo a mi patria sobre todas las cosas.»

Después de visitar a Enrique Matta y conversar detenidamente con él y con su padre don Enrique Matta Vial, el señor
Santa María escribe al Capitán diciéndole en parte de su informe: yo quiero, mi querido Capitán, disipar toda nube, todo
prejuicio, toda sospecha que se quiera llevar al patriotismo y a los sentimientos de chileno de Enrique Matta. Lo manifiesto
a Ud. para satisfacción de los quintinos. Me pueden creer: soy patriota también, pero viejo y frío para apreciar la verdad
de actos y cosas. Es tal mi certeza que si necesitara hoy de fiador para su patriotismo, que no lo necesita, no trepidaría
yo en afianzarlo.

Yo deseo y pido a mis compañeros demos, en absoluto, al olvido este incidente. Es lo que nos debemos unos a otros.
Comprendo los calores de los 20 años, las exitaciones de la juventud y los anhelos vehementes de los que empiezan la
vida. También los he tenido yo cuando tuve 20 años, y hoy que ya curso más de los sesenta, creo que alguna vez, con la
más sana intención, pude no ser justo. Que los veinte años de los quintinos no olviden la experiencia de un compañero
viejo.

Yo no condeno, alabo la acción de la juventud, alabo las energías, alabo las actividades; pero digo a los jóvenes también
que, EN EL UMBRAL DE LA QUINTA COMPAÑÍA DEBEN QUEDAR TODOS LOS CALORES DE LA CALLE, PARA
QUE ADENTRO SOLO QUEDEN, COMO SIEMPRE LOS AMIGOS Y COMPAÑEROS UNIDOS POR LAZOS QUE
NADA TIENEN QUE VER CON LA POLITICA. No debemos jamás olvidar que, si pedimos respeto para nuestras
convicciones y para nuestras aspiraciones, los debemos en la misma medida a los que, con igual sinceridad y convicción
nuestra, tienen propósitos y anhelos distintos.

Yo deseo juventud enérgica y activa, pero justa y ampliamente tolerante para que no se perturben ni afecten los lazos de
amistad y de santos propósitos comunes.

Fdo. Ignacio Santa María

PERSONAL QUE SE INCORPORO O REINCORPORO A LA


QUINTA COMPAÑÍA DESDE 1921 HASTA 1930.

403 Enrique Montaner Letelier 03 Enero 1921


404 Alberto Matta Tagle 12 Enero 1921
405 Jaime Ossa García 12 Enero 1921
406 Alfredo Arancibia Laso 15 Abril 1921
407 Jorge Tagle Bennett 15 Abril 1921
408 Víctor Vidaurre Coo 15 Julio 1921
409 Javier Recabarren Valdivieso 02 Octubre 1921
410 Ismael Jaras Barros 12 Octubre 1921
411 Arturo Undurraga Prat 12 Junio 1922
412 Ramón Olavarrieta V. 13 Octubre 1922
413 Justiniano Sotomayor P.C. 13 Octubre 1922
414 Eduardo Serrano M. 13 Octubre 1922
415 Ignacio Pérez Covarrubias 08 Diciembre 1922
416 Mariano Navarrete Rucker 08 Diciembre 1922
417 Carlos Hurtado Lavín 08 Diciembre 1922
418 Jorge Vargas Molinare 27 Diciembre 1922
419 José M. Urmeneta Serrato 23 Abril 1923
420 Hernán Le-Bert C. 11 Junio 1923
421 Alberto Ossa Coo 11 Junio 1923
422 Héctor Hoyl Gutiérrez 24 Agosto 1923
423 Ernesto Ossa Coo 15 Octubre 1923
424 Alfredo Cruz del Pedregal 15 Octubre 1923
425 Jorge Hoyl Gutiérrez 15 Octubre 1923
426 Eduardo Fernández Fernández 09 Noviembre 1923
427 Fernando Ossa Coo 09 Noviembre 1923
428 Eugenio Carvallo Concha 05 Diciembre 1923
429 Eduardo Izquierdo Edwards 28 Junio 1924
430 Ismael Jara Santa María 11 Enero 1925
431 Jorge Salinas Lamas 24 Marzo 1925
432 Carlos Mascaró Vildósola 24 Marzo 1925
433 Jorge Borgoño Donoso 15 Abril 1925
434 Gustavo Vargas Molinare 17 Junio 1925
435 Eulogio Alemparte Robles 15 Julio 1925
436 Jorge Díaz Garcés 15 Octubre 1925
437 Raúl Tagle Jouanne 08 Diciembre 1925
438 Leopoldo Díaz Garcés 09 Enero 1926
439 Renato Blanco D. 09 Enero 1926
440 Julio Bustamante D. 16 Enero 1926
441 Eduardo Fernández Fernández 16 Enero 1926
442 Ezequías Alliende Donoso 12 Abril 1926
443 Lorenzo Claro de la Maza 12 Abril 1926
444 Daniel Claro de la Maza 12 Abril 1926
445 Francisco Carabantes 12 Abril 1926
446 Luis Bustamante Pinto 05 Junio 1926
447 Marcial García Huidobro 14 Septiembre1926
448 Carlos Tagle 14 Septiembre1926
449 Abel Gacitúa Letelier 08 Diciembre 1926
450 Pedro Infante Díaz Valdés 17 Enero 1927
451 José Moreno Velasco 21 Marzo 1927
452 Leonardo Mascaró Vildósola 21 Marzo 1927
453 Enrique Tagle Zañartu 21 Marzo 1927
454 Juan Gutiérrez Granier 28 Marzo 1927
455 Fernando Santa María 08 Junio 1927
456 Raúl Clark Donoso 08 Junio 1927
457 Cornelio Saavedra Pinto 08 Junio 1927
458 José Olea Salinas 11 Julio 1927
459 Jorge Verdugo Dublé 11 Julio 1927
460 Ernesto Ossa Coo 26 Agosto 1927
461 Guillermo Matte Hurtado 26 Agosto 1927
462 Raúl Penjeam Pinto 26 Agosto 1927
463 Gregorio Santa Cruz Serrano 09 Noviembre 1927
464 Fernando Lorca Cortínez 08 Diciembre 1927
465 Víctor Deformes Villegas 10 Julio 1928
466 Juan Duhart Doyharcabal 08 Diciembre 1928
467 Manuel Varas Romero 08 Diciembre 1928
468 Osvaldo Larraín Larrañaga 14 Enero 1929
469 Enrique Tagle Zañartu 11 Marzo 1929
470 Jaime Edwards Pérez 15 Octubre 1929
471 Mario Kappés Rocco 08 Diciembre 1929
472 Fernando Claro de la Maza 08 Diciembre 1929
473 Horacio Undurraga Prat 08 Diciembre 1929
474 Fernando Montaner Letelier 08 Diciembre 1929
475 Luis Tagle Jouanne 08 Diciembre 1929
476 Sergio Rodríguez Bolados 26 Marzo 1930
477 Patrik Thomas Moore Harmon 14 Abril 1930
478 Mario Hurtado Echeverría 14 Abril 1930
479 Alfredo Lea Plaza Sáenz 14 Abril 1930
480 Arsenio Molina García Moreno 26 Junio 1930
481 Enrique Urzúa Basoalto 26 Junio 1930
482 Alberto Ossa Coo 08 Diciembre 1930
483 Héctor Vidaurre Leal M. 08 Diciembre 1930
484 Carlos Villagrán Correa 08 Diciembre 1930

Actos de servicio desde1921 hasta 1930

En estos diez años hubo mil trescientos sesenta y ocho incendios lo que da un promedio anual superior a ciento treinta
incendios.

AÑO 1921 22 23 24 25 26 27 28 29 30

Incendios 113 125 147 128 123 140 169 155 130 138
Ejercicio 19 22 31 27 44 15 31 25 30 42
Reuniones 6 10 13 12 9 10 13 10 9 10
Academias 14 15 31 24 36 15 28 20 23 39
Funerales 3 6 9 6 7 7 14 13 14 15

AÑO 1923 - EL MEDIO SIGLO

La Quinta ha cumplido cincuenta años de vida y de servicios.

Sus servicios son calificados por el Comandante del Cuerpo don Luis Kappés, quién dice ante el Directorio que, a su
juicio, la Quinta Compañía es un ejemplo de trabajo y disciplina.

Dando una hojeada a los libros tendremos una visión fiel de lo que aconteció en ese medio siglo quintino.

Vivían aún cuatro de sus fundadores: Bravo, Ried, Rodríguez y Swinburn y según palabras de uno de ellos llegaban al
medio siglo peinando canas y viviendo achaques pero siempre dispuestos a servir a la Quinta con el resto de sus
fuerzas».

En el curso del año hubo una renovación total en la Oficialidad:

DIRECTOR Alfredo Lea Plaza por Alfredo Santa María


CAPITAN Guillermo Matte por Alberto Valdés
Tte. 1º Domingo Santa María por Pedro Gana
Tte. 2º Pedro Gana por Javier Recabarren
Secretario Daniel González por Enrique Matta
Tesorero Benjamín Valdés por Ismael del Pedregal
Maquinista Horacio Echegoyen por Luis Desmadryl
Ayudante Javier Recabarren por Arturo Undurraga

Ingresaron diez voluntarios; fallecieron dos; don Juan Thieroldt y don Alberto Delpiano y renunciaron dos: Justiniano
Sotomayor y Abelardo Pizarro, ambos por no poder cumplir con las exigencias del reglamento de la Quinta, sin embargo
su espíritu bomberil los llevó a incorporarse en otras Compañías. Ambos también fueron parlamentarios de partidos muy
opuestos.

Pedro Gana Bezanilla ganó el premio la Llave en estrecha disputa con Arturo Undurraga Prat que obtuvo el segundo
lugar en el cuadro de Honor.

El 21 de Abril se recibió en el cuartel la nueva bomba Man y entró en servicio el 31 de Agosto «después de cambiado por
verde su color rojo». El gallo chocó dos veces, no hubo daños personales pero destruyó una carretela.
Se vendió en $ 90.000, el sitio adquirido en calle Amunátegui y se compró un local más adecuado para Cuartel en la calle
Teatinos en $ 185.000.

se inician los trabajos del nuevo Cuartel y terminan al año siguiente. El voluntario y arquitecto Alfredo Cruz del Pedregal,
el Director y el Capitán se distinguen por su empeño de dar a los quintinos un cómodo cuartel. Se junta dinero para
adquirir muebles. Este fondo se incrementa con un legado que dejó a la Compañía el fundador don José Alberto Bravo,
con cuotas extraordinarias y con $ 1.190, que donó Guillermo Matte Hurtado y que correspondían a la bolsa del ganador
de una pelea a tres rounds que sostuvo con el campeón de carabineros señor de la Barrera. Matte hace entrega de sus
ganacias boxeriles en la misma sesión en que se confiere la calidad de honorario al voluntario Máximo Humbser y en
que la Quinta acuerda pintar verde a su costa la bomba roja que le ha entregado la Comandancia.

El premio Dávila fue ganado por un equipo de activos dirigidos por Ithel Stewart, maestro amateur de muchos deportistas
entre los que se distinguió el corredor Manuel Plaza.

Durante el año se mantuvieron cordiales relaciones con las Compañías de Santiago, Tercera de Valparaíso y Primera de
Viña.
Al Cincuentenario asistió una delegación de la Tercera de Valparaíso presidida por su Director don Carlos David Finlay y
el Comandante don Rafael L. Barahona ex quintino y gran amigo de sus antiguos compañeros.

La celebración del primer medio siglo de vida «correspondió a tan elevado aniversario» y fue costeada con cuotas
extraordinarias y con el producto de una rifa de objetos donados por doña Leticia Alfonso de Valdés.

Ciento cuarenta y siete incendios hubo en el año, uno de ellos interrumpió las fiestas.

DON LUIS SOTA «CAPELLAN DE LA QUINTA»

Hubo un voluntario que nunca aspiró a ocupar cargos de mando dentro de la Compañía y en más de una ocasión en que
resultó electo se apresuró a renunciar.

Sirvió a la Quinta durante sesenta años y se caracterizó por mantener las tradiciones de la Compañía.

Sus compañeros lo llamaban « el capellán « y aceptando la comparación él declaraba que poseía un escapulario con los
santos de su devoción y que se inspiraba en ellos. Esos «santos» eran algunos de los fundadores a quienes don Luis
Sota Alvarez recordaba con veneración.

Se incorporó a la Quinta el año 1895 y su ejemplar constancia en asistir a los actos de servicio le permitió ganar en
propiedad el Premio «La Llave».

Su figura se identificó más de diez años con la Llave de Plata porque en ese período ningún otro voluntario pudo obtener
la propiedad de ese trofeo.

En su ancianidad devolvió la valiosa Llave que tanto


trabajo le había costado ganar, con esta inscripción:
«A mi querida Quinta dedico este recuerdo que Ella
me dio como premio cuando en tiempos mejores
pude cumplir con mi deber.»

El período de mayor actividad bomberil de don Luis


Sota coincidió con la época de la primera bomba
automóvil de la que fue uno de sus maquinistas.
Simpáticas caricaturas de la época muestran a don
Lucho Sota montando en el «auto clavo» luciendo
la llave de plata en el cinturón de su uniforme.

Solo el matrimonio pudo apartarlo algo de la Bomba


y así se lo auguraron sus grandes amigos de la Quintinos de Santiago y Tercerinos de Valparaiso, se reúnen a celebrar medio siglo de amistad.
Tercera de Valparaíso en estos versos que se
leyeron en su despedida de soltero, de los que transcribo algunas estrofas:
AL DISTINGUIDO QUINTINO DON LUIS SOTA ALVAREZ

«En su tumba de soltero»


Vais a cerrar de vuestra vida actual
la tuerca del soltero,
con la Llave ganada en desigual
combate de bombero.
La que en un tiempo fue plateada Llave
hoy se pondrá mohosa
y al número del casco ¡ay¡ quien sabe
le pasará igual cosa.
Llamando a incendio, del guardián el pito
a tu ventana oirás,
pero casado, aunque te llame el pito
verdad que no saldrás?
Si indiscreción no fuera, yo os diría;
que os guiaba algún móvil
en cambiar por mujer la compañía
de la bomba automóvil.

Por todos mis compañeros de la


Tercera de Valparaíso
El más viejo.

El «capellán» polemizaba sobre aspectos bomberiles y mantenía en las sesiones sus puntos de vista con gran energía.

Una de estas polémicas se refiere al color verde distintivo de la Compañía. Se pretendió que la Quinta mantuviese en la
bomba Man, recién importada en 1923, el color rojo original de fábrica, pero los quintinos se opusieron terminantemente
al reemplazo de su tradicional color. En esta verdadera campaña el capellán no pudo estar ausente y de su actuación
han llegado hasta nosotros fragmentos de sus cartas, que como era costumbre en él, escribía en versos.

CARTA A DON SANTIAGO GARCIA HUIDOBRO.

«Mi querido Comandante


por haber estado enfermo
pues que no como ni duermo
no le dirigí al instante
una protesta vibrante
propia del quintino fiel.
Al pasar por el Cuartel
yo vi una bomba pintada
en color de llamarada
que me enrojeció la piel.
Pensé que sería un sueño
lo que tenía a mi vista...etc.
Supe que la Compañía
tomando a pecho la cosa
tuvo sesión borrascosa
como el caso requería
esto demuestra que hoy día
mantiene su tradición
y la firme decisión
de nunca arriar su bandera
resistiendo a la Primera
su embestida de espolón...etc.
Así muy fácil sería
trocar en comisaría
de bombero asalariado
el Cuartel abandonado
convertido en tumba fría.
Glaucos son esos los ojos
del quintino Comandante
que siempre fue tolerante
y a quién todos sus enojos
le dieron los niños rojos.
Como es posible que ahora,
cuando se acerca la hora,
del cincuenta aniversario
se manifieste contrario
al color que el alma adora.
Como último argumento,
de esos que todo lo prueban,
le incluyo carta de Esteban,
tan precioso documento
le convencerá al momento,
Foto del incendio ocurrido en el Palacio de
léalo Ud. sin tardanza, la Moneda el 10 de julio de 1927.
lo escribió con tinta verde Aparece la Bomba «MAN» de la Quinta ar-
mando frente a la puerta principal y el carro
color que nunca se pierde porta escalas de la sexta Compañía. La ban-
porque es de amor y bonanza dera a media asta es por el duelo nacional
de la catástrofe de Alpacatal.
y en la Quinta es de esperanza.

Esteban García Huidobro quién había defendido en un principio la posición de su hermano Santiago termina la carta a
que se hace mención diciendo:

«... No extrañes la tinta verde


Capellán de los Demonios,
Verde el color de la Quinta y
Yo soy Quintino, caramba¡»

INCENDIOS EN LA MONEDA 1927

En 1927 hubo muchos incendios, especialmente los últimos días de Diciembre en que hubo dos y tres incendios diarios.
El Palacio de Gobierno que ese año tuvo dos Presidentes, don Emiliano Figueroa y el Coronel Ibáñez, también recibió la
visita de los bomberos en dos ocasiones. En el libro de guardia, con fecha 10 de Julio de 1927, anota el Teniente 2º don
Julio Bustamante Pinto que el Cuerpo de Bomberos se encontraba formado rindiendo homenaje al paso del cortejo de
las víctimas de la catástrofe de Alpatacal cuando se recibió la alarma de incendio en La Moneda. La bomba de la Quinta
armó en el grifo más próximo a la puerta de La Moneda y armó cuatro pitones, uno por un balcón del segundo piso, dos
en el tercer piso y el cuarto armado por el patio del Tribunal de Cuentas, trabajó primero en el segundo piso subiendo
luego al techo. Asistieron 35 voluntarios y se trabajó durante dos horas y cuarto. Se rompieron tres tiras. Hasta aquí la
relación del Teniente Bustamante Pinto. En una foto publicada al día siguiente, que es un acierto periodístico, se ve la
calle aún desierta ya que toda la gente debe haber estado en los funerales de los cadetes de la Escuela Militar, la bomba
de la Quinta ubicándose frente a la puerta principal y una densa columna de humo saliendo del edificio por los techos y
ventanas que dan sobre la calle Moneda esq. Teatinos. Este incendio es el Nº 82 de los 169 que hubo ese año. En los
libros de la Quinta se anotan no menos de diez llamados al Palacio de La Moneda.

Personalmente recuerdo uno en el gobierno de don Gabriel González y otro en que no se dio la alarma y que la Guardia
de Palacio llamó sólo a la Quinta a pesar de que el fuego había tomado gran incremento en las oficinas de prensa y del
Ministerio del Interior. Este se produjo durante el gobierno del Presidente Frei Montalva.

En 1927 además de los 169 incendios registrados hubo uno mediano en el mismo cuartel de la Quinta del que no se dio
alarma. Nadie «llamó a los bomberos» y los que se encontraban en el Cuartel lo apagaron solos. Tuvieron incluso que
destechar. En el libro de guardia se señala que el fuego apareció en el entretecho y hubo que levantar el zinc.
Afortunadamente el amor propio y el cuartel se salvaron. Este pequeño siniestro a domicilio ocurrió casi a la misma hora
en que fallecía uno de los quintinos más notables. El Comandante don Santiago García Huidobro.
AÑO 1930

El Secretario de la Compañía anota en la Memoria anual que 1930 es un nuevo eslabón de oro que se agrega a la sólida
cadena que se ha forjado en 57 años de disciplinado trabajo.

Lo más importante para los voluntarios fue la renovación de su material de trabajo. El 1º de Febrero entró en servicio la
bomba SAURER con la que se reemplazó a la MAN. Además se recibió una moto bomba regalada por la sucesión de
don Carlos Justiniano.

Ese año cinco quintinos servían como oficiales generales: el fundador José Alberto Bravo como Superintendente; Alfredo
Santa María, Comandante; Manuel Torres, Secretario General; Luis Desmadryl y Jorge Díaz Garcés como Inspector y
Ayudante respectivamente.

En la Compañía los siguientes voluntarios desempeñaban


los cargos directivos y administrativos:

Oscar Dávil, Director; Arturo Undurraga, Capitán; Guillermo


Matte, Teniente 1º; Ezequías Alliende, Teniente 2º; Raúl Tagle
, Ayudante; Jorge Borgoño, Secretario, Pedro Gana,
Tesorero y Máximo Humbser, Maquinista.

La SAURER fue bautizada el 21 de Mayo por Pbro. don


Javier Valdivia. Bautizó también un nuevo estandarte
quintino regalado por la familia Bustamante Pinto. Las
madrinas de estas ceremonias fueron doña Mariana
Walker de Bravo, doña Adelaida Izquierdo de Dávila, doña
Leticia Alfonso de Valdés y doña Carmela Carvajal, viuda
Equipo de la Quinta que en 1935 ganó la competencia por el Premio «José Miguel del héroe Arturo Prat.
Besoaín».
Aparecen en la terraza del cuartel de Teatinos con el trofeo obtenido.
Sentados: Jorge Díaz, Leonardo Mascaró, Teniente Primero Hernán Tagle, Teniente Se- Por tercer año consecutivo gana La Llave y su propiedad
gundo Marcos Serrano, Hernán Mascaró y Mario González.
De pie: Héctor González, Leoncio Baeza, Sergio Avaria, Fernando Montaner, Ignacio
definitiva el voluntario Fernando Santa María Valdivieso.
Pérez, Hernán González, Gerardo Vidaurre, Alvaro González y Arturo Silva.
Faltan en la foto, Javier Recabarren y Enrique Urzúa.
Se les confiere el título de honorarios a los entusiastas
voluntarios integrantes de la Guardia Nocturna señores
Ignacio Pérez Covarrubias y Gustavo Vargas Molinare.
Ganaron el Premio Dávila: Gustavo Vargas Molinare, Jorge Díaz Garcés, Carlos Mascaró Vildósola, Fernando Montaner
Letelier, Manuel A. Varas Romero, Horacio Undurraga Prat, Jaime Edwards Pérez y Mario Hurtado Echeverría.

Los quintinos obtuvieron el segundo puesto entre las ocho compañías que compitieron por el Premio José Miguel Besoain.

Actos de servicio habidos desde 1931 hasta 1940

AÑO 1931 32 33 34 35 36 37 38 39 40

Incendios 141 96 103 102 134 133 111 107 113 95


Ejercicios 37 34 40 48 52 55 49 47 45 54
Reuniones 11 9 9 13 16 11 9 11 11 8
Academias 32 28 35 48 0 0 0 0 0 0
Funerales 9 5 19 9 17 9 11 4 9 8

Observaciones: En este cuadro y siguientes no aparecerán más academias. La razón es que éstas se efectúan durante
los ejercicios y se registran como un solo acto. También figuran menos incendios que en años anteriores y ello se debe
a la clasificación que de ellos se hace: Incendios y Llamados de Comandancia y disminuye el número de incendios
propiamente tales. Los llamados de Comandancia no se registrarán en estos cuadros aunque algunos de ellos han sido
de gran magnitud.
PERSONAL QUE SE INCORPORO O REINCORPORO A LA
QUINTA COMPAÑÍA DESDE 1931 HASTA 1940.

485 Eduardo Fernández Fernández 08 Enero 1931


486 Gabriel Vergara Vergara 08 Enero 1931
487 Raúl Tagle Vergara 03 Febrero 1931
488 Sergio Rodríguez Bolados 03 Febrero 1931
489 Ramón Vicuña Vergara 11 Abril 1931
490 Luis García Huidobro 30 Mayo 1931
491 Guillermo Labbé D. 02 Julio 1931
492 Alejandro Undurraga Thompson 14 Julio 1931
493 Marcos Serrano Palma 14 Octubre 1931
494 Cornelio Saavedra Pinto 14 Octubre 1931
495 Jorge Lastarria Weber 08 Diciembre 1931
496 Mario González Bazán 29 Diciembr 1931
497 Mario Gross del Pedregal 29 Diciembre 1931
498 Carlos Tagle Zañartu 13 Abril 1932
499 Julio Aguirre P. 18 Mayo 1932
500 Daniel Claro de la Maza 14 Octubre 1932
501 Héctor González Bazán 08 Diciembre 1932
502 Alvaro González Bazán 08 Diciembre 1932
503 Hernán Mascaró Vildósola 07 Abril 1933
504 Alberto Ossa Coo 07 Abril 1933
505 Ricardo García Robatto 07 Abril 1933
506 Hernán González Bazán 14 Julio 1933
507 Víctor Santandreu Russo 14 Julio 1933
508 Arturo Silva Henríquez 14 Julio 1933
509 José A. Sotomayor P.C. 14 Julio 1933
510 José Necochea de la Cerda 14 Julio 1933
511 Eduardo Serrano Mathieu 14 Julio 1933
512 Luis Riveros Herrera 14 Julio 1933
513 Hernán Claro de la Maza 28 Septiembre 1933
514 Jorge Herreros Respealdiza 08 Diciembre 1933
515 Leoncio Baeza Rosales 08 Diciembre 1933
516 Hugo Lea Plaza Gaete 08 Diciembre 1933
517 Gerardo Vidaurre 08 Diciembre 1933
518 Luis García Huidobro G.H. 08 Diciembre 1933
519 Ramón Vicuña Vergara 08 Diciembre 1933
520 Fernando Morgan López de H. 12 Enero 1934
521 Eduardo Laso Preus 12 Enero 1934
522 Joaquín Tagle Shiell 11 Junio 1934
523 Juan Rivas Vial 13 Julio 1934
524 Luis Mackenna Shiell 13 Julio 1934
525 Sergio Avaria Penjeam 13 Julio 1934
526 Carlos Stuven Biggs 15 Octubre 1934
527 Alfonso Santa María Santa Cruz 15 Octubre 1934
528 Carlos Lea Plaza Saenz 21 Noviembre 1934
529 José de la Piedra Russo 21 Noviembre 1934
530 Hernán Holley Merino 21 Noviembre 1934
531 Gustavo A. Holley Merino 21 Noviembre 1934
532 Eleodoro Achondo García Z. 15 Enero 1935
533 Waldo Vila Silva 15 Enero 1935
534 Germán Siegel Jercken 28 Mayo 1935
535 Eduardo Eyquem B. 28 Mayo 1935
536 Héctor Vidaurre Leal M. 28 Mayo 1935
537 Carlos Swinburn Herreros 28 Mayo 1935
538 Hugo Lea Plaza Jencquel 28 May 1935
539 Carlos Soublette Bravo 12 Julio 1935
540 Eugenio Laso Preuss 08 Diciembre 1935
541 Enrique Benítez Bunster 08 Diciembre 1935
542 Gustavo Valenzuela Rodríguez 08 Diciembre 1935
543 Ernesto Prieto Trucco 08 Diciembre 1935
544 Eleodoro Valdés Pereira 23 Diciembre 1935
545 Mario Gross del Pedregal 13 Marzo 1936
546 Roberto Ugarte Urzúa 13 Marzo 1936
547 Carlos Olivos Moreno 13 Marzo 1936
548 Octavio Boccardo Kerr 13 Marzo 1936
549 Horacio Vergara Garcés 14 Abril 1936
550 Alejandro Baird Pomar 14 Abril 1936
551 Alberto Ried Silva 16 Mayo 1936
552 Ernesto Ossa Coo 16 Mayo 1936
553 Sergio Dávila Echaurren 16 Mayo 1936
554 Enrique Calvo Bobadilla 15 Julio 1936
555 Salvador Díaz Doll 15 Julio 1936
556 Ismael del Pedregal Sánchez 08 Diciembre 1936
557 Juan Luis Urrutia Prieto 08 Diciembre 1936
558 Juan Félix Bonilla Saravia 18 Julio 1937
560 Gabriel Gaete Vergara 08 Diciembre 1937
561 René Laulié Peña 15 Febrero 1938
562 Gastón Laulié Peña 15 Febrero 1938
563 Carlos Stuven Biggs 22 Mayo 1938
564 Enrique Benítez Bunster 22 Mayo 1938
565 Ricardo Swinburn Herreros 14 Abril 1938
566 Hugo Tagle Shiell 15 Julio 1938
567 Pedro Serrano Palma 22 Septiembre 1938
568 Luis E. González Rodríguez 22 Septiembre 1938
569 Augusto Gana Ehlers 22 Septiembre 1938
570 Jorge Carvallo Munizaga 22 Septiembre 1938
571 Raúl Carvallo Munizaga 22 Septiembre 1938
572 Jaime Egaña Barahona 13 Octubre 1938
573 Carlos Melo Grez 13 Octubre 1938
574 Francisco de la Cerda Sánchez 08 Diciembre 1938
575 Fernando Tagle Zañartu 08 Diciembre 1938
576 Mario Moreno Ruíz 08 Diciembre 1938
577 Athos Robinson Bourcet 08 Diciembre 1938
578 Jorge Alliende Donoso 30 Diciembre 1938
579 Rodolfo Vergara M. de la Plata 27 Marzo 1939
580 Alfonso Larraín Infante 27 Marzo 1939
581 Leoncio Baeza Rosales 27 Marzo 1939
582 Patricio Puga Forteza 27 Marzo 1939
583 Carlos García Ledesma 04 Mayo 1939
584 Jorge Barahona Stahr 21 Julio 1939
585 Eduardo Fernández F. 21 Julio 1939
586 Alejandro Baird Pomar 21 Julio 1939
587 Eugenio Lazo Preuss 21 Julio 1939
588 Sergio Lazo Saldes 11 Septiembre 1939
589 Carlos Laeay Ehlers 13 Octubre 1939
590 Alfredo Silva Echavarría 13 Octubre 1939
591 Patricio Edwards Mackenna 13 Octubre 1939
592 Eduardo Charme Figueiredo 08 Diciembre 1939
593 Mario Gana Ehlers 20 Febrero 1940
594 Germán Prieto Villela 20 Febrero 1940
595 Jaime Lea Plaza Saenz 20 Febrero 1940
596 Vicente García Huidobro Portales 20 Febrero 1940
597 Raúl Errázuriz Rozas 15 Abril 1940
598 Pastor Fernández Irarrázaval 15 Abril 1940
599 Hernán del Campo Orella 15 Julio 1940
EL PREMIO DE ESTIMULO

Este premio fue instituido por el Directorio el 6 de Agosto de 1930. Consiste en una suma de dinero que se da a las
Compañías que en cada año cumplan mejor con las obligaciones que les señala el Reglamento General. Ese dinero
destinado al cuartel va acompañado por un diploma. Se otorgó por primera vez este premio en 1931 y lo ganó la Quinta.
En los muros de la secretaría de la Quinta faltan sólo tres diplomas en esta década. Eran Capitanes en los años que tan
correctamente se cumplió con el Reglamento los señores Arturo Undurraga Prat, Jorge Borgoño Donoso, Ricardo Montaner
Letelier, Máximo Humber Zumarán, Francisco de la Cerda Zegers en dos períodos y Leonardo Mascaró Vildósola. Los
Ayudantes cuyo trabajo es tan decisivo en la obtención del Premio de Estímulo fueron en aquellos años los voluntarios
Mario González Bazán, Octavio Boccardo Kerr, Víctor Santandreu Russo, Mario Moreno Ruíz, Jorge Barahona Stahr y
Luis González Rodríguez.

PREMIO JOSE MIGUEL BESOAIN

Este premio a las Compañías ganadoras de los Ejercicios anuales de Competencia fue instituido en 1929 por don José
Miguel Besoaín, voluntario de la Primera Compañía, quién prestó
muy importantes servicios a la Institución y en el curso de los
años dio a la Quinta grandes y numerosas ocasiones de alegría
deportiva. Es una paradoja del destino que don José Miguel
Besoaín haya vestido la cotona roja y que sus premios sean el
mejor adorno de un cuartel verde.

Hasta el año 1941 se efectuó anualmente la Competencia; luego


se suspendió por economía de material durante la Guerra
Mundial y desde 1946 se ha efectuado año por medio y con
algunas suspensiones.

En el primer período de doce Competencias la Quinta ganó 3 y


en cuatro ocasiones obtuvo el segundo premio. En el período
La bomba «SAURER»,séptima máquina con que trabajó la Compañía.
actual en que se ha disputado once veces el premio José Miguel En la foto de 1932 figuran: Sentados; Jorge Borgoño, Eduardo Fernández,
Besoaín y una el Premio Alfredo Santa María la Quinta ha Domingo Santa María, Guillermo Matte y Lorenzo Claro.
ganado ocho veces el primer puesto, una vez el segundo, dos De pie: Eduardo Pérez, Leonardo Mascaró, Raúl Tagle, Ezequías Alliende, Mario
Gross, Ignacio Pérez y el Capitán Máximo Humbser.
veces ha llegado tercera y en la última, en que desarrolló el
movimiento en el mejor tiempo, fue sancionada con un recargo de 5 minutos, clasificándose en los últimos lugares.

QUINTINOS EN LA FORMACION DE OTRAS COMPAÑIAS

Ha habido y hay en la Quinta voluntarios que han trabajado en la fundación de nuevas Compañías. Nos referiremos sólo
a la gestión más afortunada y a la que tuvo un desenlace más insólito. No trataré en esta superficial reseña de los
exitosos trabajos que en este sentido han efectuado los Superintendentes de la institución aunque ellos hayan sido o
actualmente sean quintinos porque tales labores merecen una relación más profunda.

La gestión más afortunada fue la del voluntarios Alberto Ried Silva que dio origen a uno de los Cuerpos de Bomberos
más eficientes del país y que sirve a la extensa y poblada comuna de Nuñoa. En su acta de fundación se expresa que los
vecinos de esa comuna, a invitación del señor Ried, se reunieron en la Alcaldía y se constituyeron en comité acordando
la creación del Cuerpo de Bomberos.

En esa Acta de Fundación del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, fechada el 27 de Mayo de 1933, se nombra el primer
Directorio. Los cargos más honoríficos se asignan a las personalidades de la comuna y en los puestos de trabajo queda
Alberto Ried como Comandante; Segundo Comandante Osvaldo Larraín Larrañaga con seis años de experiencia bomberil
en la Quinta; otro ex quintino Carlos Larraín Torres es elegido Teniente 1º, Alberto Ried fue varios años Comandante y en
los primeros años fue secundado por otros quintinos, Horacio Echegoyen Ballacey dirigió la 2ª Compañía. Ernesto Ried
fue fundador y hasta el cargo de Ayudante fue servido por un miembro de su familia. Alberto Ried relata que visitó al
acaudalado vecino don Pedro Torres que en sus mocedades había servido a la Quinta y éste al conocer las necesidades
del nuevo Cuerpo de Bomberos le regaló un automóvil marca Minerva que convirtieron en furgón. Ese anticuado vehículo
fue el primer carro de transporte.

Hoy la presencia de moderno material y eficiente personal en los incendios de Ñuñoa atestiguan que la gestión de Ried
fue realmente afortunada.

Nuestro compañero don José María Urmeneta nos ha relatado que en sus primeros tiempos de bombero, (en Diciembre
recibirá un bien ganado premio por 65 años de servicios) en un pueblo del sur, se desempeñaba como jefe máximo de
la única compañía de bomberos que existía en el lugar a la que había contribuído a formar y mantener. El grado de
preparación del personal era una incógnita porque en la localidad no se habían producido incendios. Se iba a demoler
una ruinosa propiedad municipal y nuestro activo Comandante convenció al alcalde para que le permitiera incendiarla
para hacer ante el pueblo una demostración de la eficiencia de la bomba recién adquirida.

Se practicaron ejercicios preparatorios en los que la bomba aspiró y expelió a satisfacción el agua de una acequia
vecina.

Se fijó de acuerdo con la autoridad municipal la hora del incendio. Este se produciría después de la misa parroquial. En
la noche del sábado se dispuso materiales inflamables en la casa ruinosa.

El párroco sin saberlo, dio la señal de incendiar con sus litúrgicas palabras ITE MISA EST con que despedía a los
feligreses de la misa dominical. El ayudante corrió a aplicar las antorchas y se dio la alarma. Todo marchó bien y con
extrema precisión y rapidez actuó la disciplinada compañía. El fuego había amainado y el Comandante recibía complacido
los parabienes del vecindario. Ocurrió lo inesperado, alguien desvió o puso compuertas al agua de las acequias y estas
se secaron. El Comandante ya no recibía las felicitaciones del vecindario. El secreto del incendio había trascendido y la
hostilidad de los afectados se concentraba en nuestro Comandante. Anochecía cuando la bomba se retiró al cuartel y
protegido por las sombras pudo salir del pueblo montado en su yegua Neblina. Uno de los muchos agregados que se
han hecho a esta verídica historia dice que don José María, durante años envió sus cuotas por correo.

Don José María Urmeneta Serrato con 65 años de bombero y algunos más de edad ha ganado recientemente un
campeonato de cueca. A su vitalidad une un carácter bondadoso y alegre que le ha ganado la estimación de cuantos lo
conocen. A su simpatía personal se une la de su señora doña Amelia Escuti Orrego a quien la Quinta le debe una de sus
más bellas canciones. Ella es autora de la letra y de la música de numerosos Himnos oficiales que han sido adoptados
por compañías de bomberos. En la Antología Bomberil que publicó el Cuerpo de Bomberos de Talca, en 1970 con motivo
de su Centenario, aparecen poéticas composiciones de doña Amelia.

CANCIONEROS

Las fiestas de la bomba han ido variando con el tiempo y esta variación se nota y se aprecia en los menú impresos para
cada ocasión.

Los menú del siglo pasado son verdaderas obras de arte, algunos pintados a mano y otros de lujosas impresiones. El
número de platos, la abundancia y calidad de los vinos, licores y cigarros fue reduciéndose hasta llegar a la sobriedad o
escasez actual. Sin embargo la alegría y ánimo festivo de los antiguos quintinos se ha mantenido incólume. Así lo
atestiguan los voluntarios más antiguos y ha contribuído a la tradicional alegría la costumbre de cantar en coro viejas
canciones e ir incorporando otras nuevas. Para los aniversarios mas importantes se han impreso cancioneros en los que
se consagran los cantos más en boga de cada época.

El canje de servicios ha aumentado el repertorio con el intercambio de cantos en las fiestas comunes a ambas compañías.

Las manifestaciones oficiales terminan con el himno de la Compañía y con el de la Tercera, quedando los asistentes en
libertad de cantar lo que les venga en gana. El Comandante mártir don Máximo Humbser, que en los actos de servicio
aplicaba una disciplina férrea, era partidario que el personal cantara en coro fomentando así su unión y amistad, cualidades
tan necesarias en el trabajo bomberil. Regaló un magnífico piano rubricando su recomendación.

El piano ha sido durante casi treinta años el acompañante de las festivas canciones y en él han desarrollado algunos voluntarios
sus aficiones musicales los que con su constancia de estudiantes han torturado al paciente vecindario. El pianista más
implacable de los últimos años ha sido Patricio García Huidobro quien fue también un celoso guardián de su conservación.
Se recuerda como a ingeniosos autores de canciones cuyas letras se referían a hechos recientes o se estaban desarrollando
en ese momento a Luis González Rodríguez, Humberto Yañez Serrano, Arturo Silva Henríquez, Gustavo Vargas Infante,
Carlos Lea Plaza Saenz y muy en especial a Alfredo Ossa Concha cuyas celebradas e irreproducibles canciones han
hecho memorables a más de una despedida de soltero.

Así como la afición musical de los quintinos del siglo pasado sirvió desinteresadamente a tantas obras de beneficio
social así hemos visto, en los últimos años, a voluntarios de la Quinta llevar un poco de alegría a recintos educacionales
u hospitalarios. En una de las relaciones del Libro de Guardia, refiriéndose a esa humanitaria labor, dice el Oficial: « los
voluntarios de la Guardia Nocturna, guitarra en mano, también dejaron bien puesto el nombre de la Quinta». En una de
las fotos que ilustran esa relación aparecen actuando ante numeroso auditorio infantil Martín Urrutia y Guillermo Bascuñán
cuyas composiciones de inspiración patriótica tocan hoy todas las bandas militares.

Los versos improvisados más espontáneamente son los que generalmente se siguen recordando. Por ejemplo las
coplas que escribieron los afectados por una multa casi general que hizo aplicar el Capitán Leonardo Mascaró a los
inasistentes a un funeral, en tiempos del recordado tesorero don Pedro Gana. Una de las estrofas dice:

«Con los pesos el Esqueleto Gana,


estas coplas felíz entonará:
¡Que se muera a diario algún bombero
y la plata jamás nos faltará¡»

De ese tiempo, unos cuarenta años atrás, también ha llegado hasta nosotros una que se refiere a las repetidas
intervenciones de don Benjamín Valdés, censurando en sesión de Compañía a casi todos los oficiales. En la misma
noche la censura tenía letra y música y todos cantaban «Pi-pido la palabra señor Director».

En una reciente comida de día cinco los voluntarios honorarios con premio arriba de medio siglo, como Guillermo Matte
Hurtado, Benjamín Aguirre Amenábar y Gustavo Vargas Molinare sorprendieron a sus compañeros con olvidadas
canciones no registradas en los cancioneros.

MANUEL TORRES BOONEN

Hijo del fundador don Tomás Torres y médico como él, fue el cirujano titular de la Quinta Compañía a la que sirvió 33
años desempeñando muchos cargos de Oficial. Hacía ya once años que el quintino Manuel Torres era el Secretario
General de la Institución cuando ocurrió su muerte, trágico acontecimiento que la prensa calificó de desgracia nacional
y que causó a todos el más profundo dolor.

Transcribo dos de los innumerables artículos publicados en el diario de la época y que dan una idea del inmenso afecto
que Manuel Torres supo ganar entre quienes lo conocieron.

DETALLES DEL ACCIDENTE QUE OCASIONO LA MUERTE DEL


DOCTOR MANUEL TORRES BOONEN

A las 4,30 del día 16 de Mayo de 1931, en un accidente urbano perdió trágicamente la vida, el Dr. Manuel Torres Boonen
y el ex Presidente de la República don Emiliano Figueroa Larraín. El automóvil de propiedad del Dr. Torres Boonen,
manejado por él mismo, corría de norte a sur, por la calle Benavente; a la altura de Gorbea, salía un automóvil del
servicio público. La colisión fue tan brusca que causó la muerte al Dr. Manuel Torres Boonen y al Sr. Emiliano Figueroa
Larraín.

Tal es la noticia, terrible en su brevedad con que la ciudad de Santiago supo consternada la gran desgracia ocurrida.
(«Las Ultimas Noticias», del 8 de junio de 1931)

DESDE CUALQUIER PARTE

No hace todavía un mes que Santiago presenció una de las manifestaciones de pesar más sentidas de que hay recuerdo
en los últimos años: Miles de miles de personas acongojadas acompañaron a su última morada, a los restos de Manuel
Torres Boonen.
En los funerales formaron corporaciones humanitarias, sociedades científicas u obreras, instituciones de beneficencia,
tropa del Ejército, pero más que todo fue el pueblo, el humilde pueblo, el que exteriorizó su pesar en la forma más
sentida.

Las lágrimas se asomaban a muchos ojos al paso del cortejo y su tumba quedó materialmente cubierta por una pirámide
de flores, compuesta en gran parte de ramos modestos.

¿Fue el que murió un conductor de pueblos, un héroe guerrero o el paladín de alguna reforma trascendental? Nada de
eso. Fue un médico de hospital, fue cirujano militar, también como tantos otros médicos son cirujanos militares y finalmente,
fue bombero, como mil otros chilenos son bomberos.

En los discursos que en el Cementerio pronunciaron representantes de todas las colectividades, algunos de los cuales
fueron piezas oratorias de verdadero mérito, se ensalzó la labor de Manuel Torres en su carácter de médico, de amigo,
de benefactor público, pero en esos discursos preparados de antemano, nadie pudo notar un hecho que es fundamental
y que es profundamente educativo: que un médico de hospital, un cirujano militar y un miembro del Cuerpo de Bomberos,
pudiera haberse hecho acreedor a la admiración, al afecto y a la gratitud de tanta, tanta gente.

Y eso es lo que quiero hacer resaltar en esta crónica. Cuando se pone toda el alma al servicio de sus semejantes,
cuando se da lo que se tiene sin pensar en la recompensa, cuando, como en el caso de Manuel Torres Boonen hay
siempre una palabra optimista y una palmada de aliento para el amigo o simple prójimo, no hay necesidad de llegar a las
alturas para elevarse por encima del nivel general y para merecer la gratitud y la estimación de sus conciudadanos.

Por eso he titulado este artículo «Desde cualquier parte».

Manuel Torres Boonen acudió siempre al lugar en que fueran necesarios sus servicios. Viajó a auxiliar a los heridos en
la catástrofe del Alpatacal; en el terremoto de Talca mereció una especial felicitación del Ministro de Guerra don Bartolomé
Blanche. El Gobierno de Francia lo condecoró por sus servicios médicos prestados durante la primera Guerra Mundial
en el frente francés, mientras se encontraba comisionado por el Gobierno de Chile en esa Nación. En todas partes dejó
el recuerdo de su actuación eficiente y generosa.

La Quinta Compañía colocó en su tumba una placa con la siguiente inscripción: « A MANUEL TORRES BOONEN LO
ACOMPAÑA EL CARIÑO DE LA 5ª COMPAÑÍA DE BOMBEROS».

En sesión especial celebrada por la Compañía y a la que concurrió su hijo Manuel Torres de la Cruz y familiares, se le
rindió el póstumo homenaje de los quintinos. Se adhirieron al íntimo dolor los ex voluntarios y amigos de la Quinta. Doña
Carmela Carvajal v. de Prat dice»... ante la horrible desgracia que nos arrebató al inolvidable Manuel Torres... sírvase
aceptar la querida Quinta la expresión de mi más sentido pésame en este duelo que nos es común.»

Una calle recuerda su nombre en la ciudad. En la Quinta su figura se venera junto a la de otros grandes quintinos. Una
corona fúnebre relata su vida y su muerte y en el archivo centenares de páginas muestran su trabajo de Secretario y
Oficial. Hoy, en el rudo trabajo del bombero activo, uno de sus descendientes continúa la tarea iniciada hace un siglo por
sus mayores.

LA BOMBA Y EL CUARTELERO BERNARDINO FERRI

No sólo la bomba América, bomba fundadora de la Quinta, o la primera bomba automóvil, merecen destacarse en forma
especial entre las máquinas que ha tenido la Compañía. Veinte años de servicio a la ciudad dieron los quintinos tripulando
la bomba SAURER, máquina de características muy bomberiles cuya sólida y verde estampa, perfilada contra las
llamaradas de innumerables incendios se grabó muy hondo en la memoria de centenares de voluntarios. Abierta a las
inclemencias del tiempo recibía y resistía a todo el que alcanzara a treparse en ella cuando « caían « los timbres de
alarma. Era abordable por ambos costados y los voluntarios más veloces lograban ubicarse en los asientos que eran las
tapas de los cajones en que se guardaban los pitones, gemelos, amarras, trifulcas y demás material menor. El resto
ocupaba las pisaderas laterales y se sujetaba como podía para no caer durante el trayecto. Adelante cabían cómodamente
sentados, además del conductor, tres voluntarios. Este asiento se reservaba al Capitán o a quién hiciere sus veces. A su
lado tomaba colocación el primero que llegaba y éste era el encargado de tocar la bocina de dos voces o «papí» y
también la campana. Cuando el incendio era lejos la bocina perdía su ritmo acompasado y el que la tocaba debía
emplear sus dos manos dejando el cordel de la campana a los que iban a su lado o atrás. Los que iban atrás no sabían
hacia donde se dirigían hasta que el resplandor del incendio se los anunciaba, porque la alarma se recibía por el teléfono
directo que contestaba el conductor y éste, Bernardino Ferri, único conductor de la Saurer y cuartelero de la Quinta por
veinte años, jamás lo decía a menos que el Capitán lo emplazara a hacerlo. Bernardino había sido chofer de ambulancias
antes de ser cuartelero de la bomba y tenía una memoria prodigiosa para conocer las calles y la ubicación de los grifos,
por eso no hacía consultas ni aceptaba indicaciones en su recorrido. Era realmente eficiente en su labor y tenía clara
conciencia de ello. Su mayor orgullo era colocar la Saurer en el mejor grifo del incendio. Su entusiasmo era contagioso
y edificante y le granjeó el aprecio y respeto de todos los voluntarios. El decía que había visto «crecer» a muchos
Capitanes conociéndolos desde su ingreso a la bomba, o como Ayudantes o Tenientes, pero siempre supo colocarse en
su papel de cuartelero acatando disciplinadamente las órdenes de los oficiales por muy jóvenes que estos fuesen. En
sus dominios reinaba el orden y el aseo más perfectos. El tercer piso del cuartel estaba excluído de su control y sólo
subía al casino en las grandes ocasiones y por breves momentos, cuando su presencia era exigida para hacerlo partícipe
de algún triunfo obtenido en las competencias.

En la Memoria del año 1940 se anota que la bomba Saurer recorrió, en sus primeros diez años de vida 5.529 kms., que
su turbina trabajó durante 570 horas, que consumió 11.563 litros de bencina y 302 litros de aceite.

Durante esa década alimentó 2.032 pitones (dos mil treinta y dos pitones) y chocó una sola vez y en esa ocasión se
comprobó que el conductor del otro vehículo, un carretón panadero, manejaba en estado de ebriedad. Estos datos
oficiales señalan un increíble récord para un chofer de bomba que como Bernardino Ferri exigía a fondo su máquina, la
que lanzada Alameda abajo se convertía en un verdadero bólido muy difícil de parar. Las grandes ruedas de fierro
revestidas en goma no podían detenerse con la misma facilidad de un vehículo con neumáticos inflados. El conductor
debía sortear los obstáculos que se le presentaban de improviso antes de lograr detenerse. Cuando el incendio era
hacia abajo la carrera tenía un serio competidor. Este era el cuartelero de la Novena Compañía que manejando una
máquina de la misma marca y año mantuvo un permanente duelo de velocidad. En los incendios del barrio alto, (
Providencia y Las Condes aún no tenían Compañías de Bomberos), ambas máquinas Saurer, igualmente pesadas,
corrían con dificultad y la impaciencia de los quintinos y de su cuartelero se anotó jocosamente en unos versos que se
refieren a un carro manicero que pasa a la Saurer cuando ésta se dirige a un incendio en Providencia. La simpática
rivalidad bomberil apodó a la Saurer como la «cafetera de la Quinta» o el «Chalet Verde» porque según algunos parecía
casa de dos pisos por su gran altura. El análisis de las minuciosas estadísticas de su prolongado período de trabajo
muestran la gran potencia y efectividad de esa máquina y como no decayó en 20 años gracias a los cuidados de su único
conductor y de sus experimentados Maquinistas. En su primeros diez años estos se llamaron: Jorge Díaz Garcés,
Máximo Humbser Zumarán, Javier Recabarren Valdivieso, Lorenzo Claro de la Maza, Jorge Tagle Jouanne, Domingo
Santa María Sánchez, Arturo Undurraga Prat y Francisco de la Cerda Zegers quién fue su Maquinista en varios períodos.

A pesar de los grandes cuidados que todos le prodigaron a la Bomba Saurer se la expuso deliberadamente a correr el
riesgo de ser destruída en una ocasión en que además de la propiedad incendiada estaban en peligro vidas humanas.
Esto ocurrió en 1934, día 15 de Diciembre, en que un violento incendio se declaró en las oficinas de la Caja de Crédito
Popular, ubicadas en Chacabuco y Romero. En esa misma esquina estaba el mejor grifo pero las llamas salían del
edificio cubriendo la vereda y parte de la calle. Los gritos de las personas atrapadas en el incendio y su difícil situación no
aconsejaban tomar otro grifo más seguro y lejano. La Quinta armó ahí mismo encargándose uno de sus pitoneros de
refrescar constantemente la bomba, a fin de que no se incendiase. El calor del fuego le rompió el parabrisas y los vidrios
de todos sus faroles. En pocos, pero decisivos instantes el agua dominó al fuego, no hubo desgracias personales y el
Capitán de la Quinta don Jorge Borgoño Donoso fue felicitado por el Comandante. Se libró ese día la Quinta de haber
perdido su bomba en un incendio, situación que aunque parece increíble también puede suceder en la realidad del
trabajo bomberil.

En 1936 la Saurer concurrió a dos actos que no fueron rutinarios. Uno fue su asistencia a un simulacro de bombardeo
aéreo que se practicó en la ciudad y que concitó la curiosidad de toda la población. Los únicos perjuicios causados por
los simulados ataques aéreos fueron algunas claraboyas rotas por las bombas que consistían en bolsas de tiza.

Otra salida no rutinaria de nuestra bomba se efectuó con motivo de los homenajes que se rindieron a nuestro fundador
don José Alberto Bravo al cumplir 90 años de edad. El antiguo Comandante y Superintendente era en esos años el
patriarca de la ciudad y las festividades de que le hicieron objeto las autoridades de Gobierno contaron como era lógico
con la asistencia de la Quinta. También concurrió la Bomba América como reliquia de la fundación de la Compañía y de
la que el fundador Bravo había sido su constante maquinista.

La bomba Saurer reemplazó a la bomba MAN y entre ambas hubo un corto período en que la Compañía prestó sus
servicios con bombas de reemplazo y con una motobomba que regaló don Carlos Eduardo Justiniano. En 1932 se
vendió ésta a la Escuela de Aviación del El Bosque en $ 10.000, suma que se empleó en mejorar el mobiliario y la piscina
del cuartel.

INCENDIOS

De los 1.135 incendios ocurridos en esta década, algunos fueron realmente impresionantes por su magnitud y peligrosidad.
El Comandante don Alfredo Santa María, calificó uno de estos siniestros, el de la Planta de la West India Oil Co. ocurrido
en mayo de 1939, como el incendio que a su juicio puso más a prueba la serenidad y valor de los Bomberos de Santiago.

La Planta de la West India contenía en sus estanques millones de litros de petróleo y de gasolina y las llamas lamían los
grandes depósitos cuando llegaron los bomberos. Los habitantes vecinos a la planta incendiada huían aterrorizados
esperando la gran explosión.

Los bomberos no perdieron tiempo en medir el peligro y armaron cuantos pitones pudieron con la mayor rapidez. El éxito
dependía de que se pudieran refrescar las paredes de los estanques apagando simultáneamente el fuego que los
rodeaba.

El estallido de uno solo de esos inmensos depósitos de combustible podía causar una catástrofe de proporciones
desconocidas. Después de tres horas en que todas las bombas lanzaron agua al máximo de su capacidad el incendio
fue extinguido. En las fotografías que publicó la prensa se ve como el agua de algunos pitones se evapora por efecto del
calor antes de llegar a los estanques y como para avanzar algunos bomberos deben ser pitoneados por otro compañero
para resistir la elevada temperatura. Entre esas fotos hay una que muestra a un grupo de quintinos trepados en lo alto de
uno de los estanques pitoneando el estanque vecino del que el humo y llamas dejan ver parcialmente los grandes
carácteres en que está pintado el nombre de esa Compañía petrolera. Claramente se ve el rostro sereno del voluntario
activo Carlos Lea Plaza Sáenz ayudado en su tarea por Mario Gross del Pedregal y Sergio Avaria Penjean. En otros
pitones se puede identificar a los hermanos González Bazán, Jaime Egaña Baraona, Arturo Silva Henríquez y Hugo
Tagle Shiell.

Estuvieron presentes desde el momento de armar los activos de entonces Hernán Mascaró, Octavio Boccardo, Sergio
Dávila, Jorge Carvallo, Luis González, los hermanos Holley Merino y otros que exigieron a la bomba Saurer entregar el
máximo de su rendimiento.

MARTIRES DEL CUERPO DE BOMBEROS DE SANTIAGO.

EL 9 de Marzo de 1930 murió un voluntario santiaguino prestando sus servicios en otra ciudad. Puede decirse que es el
primer mártir del CANJE DE SERVICIOS entre Compañías de diferentes provincias.

LUIS AIXALA voluntario de la Décima Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago murió trabajando en un incendio
declarado en el cerro Bellavista de Valparaíso, junto a la Séptima Cía. de ese puerto. Su muerte enlutó a la colonia
española de todo el país.

El 14 de noviembre de 1933 la Undécima Cia. de Santiago concurre al incendio declarado en Alameda esquina de
Libertad y en ese acto de servicio muere su voluntario ANTONIO SECCHI.

Su muerte también enluta especialmente otra importante colonia extranjera residente en nuestro país. Antonio Secchi,
mártir Nº13 del cuerpo de Bomberos de Santiago, era italiano. De esa misma nacionalidad fue Tenderini primer voluntario
que pereció en acto de servicio.

El 20 de noviembre de 1933, cuando aún no transcurría una semana de la muerte de Antonio Secchi, murió VICTOR
HENDRICH voluntario de la Octava Compañía. Concurría al incendio declarado ese día en San Francisco esquina de 10
de julio y perdió la vida en un accidente que sufrió la bomba antes de llegar al sitio del siniestro.

ALBERTO VILAR voluntario de la Novena Compañía murió el 12 de julio de 1941 en un llamado de comandancia, en
Arturo Prat Nº1041.
GUILLERMO SANTAELLA voluntario de la Décima Compañía murió el 25 de enero de 1942, en el incendio de la calle
Bandera esquina Moneda. Este segundo mártir de la Bomba España pereció en el mismo sitio en que dos años después
caería nuestro compañero Augusto Salas.

En 1933 la Quinta se preparaba a celebrar sus sesenta años de vida pero las recientes muertes de los mártires Secchi
y Hendrych la impulsaron a suspender toda celebración aniversaria.

El 8 de Diciembre falleció el ex Director y ex Capitán don Alfredo Lea Plaza Jencquel de quien dice la Memoria anual :

«Fue uno de los hijos predilectos de la Quinta»

Años más tarde la Compañía honró la memoria del voluntario honorario don Alfredo Lea Plaza acordando colocar su
retrato en el cuartel. Esa distinción reservada hasta entonces, exclusivamente para los fundadores y para los más
notables Oficiales Generales, se adoptó también para reconocer los grandes servicios que en vida prestaron los ex
Directores don Rubén Dávila Izquierdo y don Francisco de la Cerda Zegers.

En esta década se distinguen como Oficiales Generales varios quintinos. Don José Alberto Bravo como Superintendente
hasta 1932. Don Alfredo Santa María completa en 1939, 15 años y 5 meses como comandante. Don Máximo Humbser
colabora con él como segundo Comandante algunos años y lo sucede en 1940 como Comandante. Manuel Torres
completa en 1931 más de once años como Secretario General. Como Inspectores o Ayudantes Generales sirven los
quintinos Jorge Díaz, Luis Desmadryl, Mario González, Francisco de la Cerda, Hernán Tagle y Roberto Ugarte.

EL COMANDANTE SANTA MARIA

En 1939 don Alfredo Santa María había enterado quince años como jefe del servicio activo del Cuerpo de Bomberos.
Había batido un verdadero récord de permanencia en tan delicado y sacrificado cargo. Hasta esa fecha el Comandante
que más tiempo sirviera a la Institución era don Carlos Rogers Gutiérrez, quintino que el siglo pasado fue nueve años
Comandante.

La Institución le agradeció públicamente sus desvelos cuando cumplió cinco años en el cargo. Al cumplir diez se renovaron
estos agradecimientos y en 1939, todos los voluntarios del Cuerpo quisieron expresar su reconocimiento al jefe que lo había
conducido en forma tan satisfactoria y por tanto tiempo. La Municipalidad de Santiago, representando el sentir unánime de la
ciudadanía, lo condecoró en sesión especial, se efectúo un gran desfile en su honor y se le ofreció un banquete en que las
autoridades de gobierno y mil voluntarios le testimoniaron su aprecio y estimación . El acto se realizó en el Estadio Militar y fue
presidido por el Intendente señor Rivera Parga y por el Superintendente don Luis Kappés.

Don Alfredo Santa María agradeció el emotivo homenaje con un discurso cuyas primeras palabras fueron estas : «Guiado
del ánimo de servir a la Institución acepté en 1924 las insignias del mando activo; pero jamás pensé que ellas iban a
estar en mi poder durante tanto tiempo, porque la responsabilidad que ese mando impone, aconseja que esas insignias
sólo se tengan por un limitado tiempo. De otra suerte como en más de una oportunidad lo he dicho, se destruye el
progreso que en todo orden de actividad produce la renovación del factor hombre».

La Quinta a pesar de reconocer el derecho a descanso tan merecido de su ilustre voluntario, lo eligió en 1940 como
Director de la Compañía y le exigió aceptar el cargo. Don Alfredo Santa María, Director Honorario de la Institución,
reemplazó en la dirección de la Compañía a don Oscar Dávila a quien se le había reelegido veinte veces como Director.

En 1940 la Municipalidad de Valparaíso acordó premiar a los voluntarios de Santiago que habían acudido en su ayuda en
el año 1906, con motivo del terremoto e incendios posteriores ocurridos en ese año.

Muchos ya habían muerto, entre ellos el Superintendente don Ismael Valdés Vergara que organizó y ordenó la expedición
de socorro. El jefe de la delegación de la Quinta don Carlos Swinburn Urmeneta había fallecido el año anterior. Sólo
pudieron recibir el premio acordado unos pocos entre los que se contó el nuevo Director a quien recordamos en 1906 en
un ejemplar gesto de sacrificio personal.

Los quintinos también viajaron en 1940 a Valparaíso a los funerales del Superintendente don Rafael Luis Barahona San
Martín, voluntario de la Tercera Cía. de Valparaíso.
Para el 65º aniversario de la Quinta habían venido a Santiago los tercerinos presididos por su Capitán don Benjamín
Aguirre Amenábar. También concurrió una delegación de la Primera Cía. de Viña del Mar con la que manteníamos
cordiales relaciones de amistad y canje de servicios.

DEL CUARTEL DE TEATINOS Nº38 A NATANIEL 79

El viejo edificio en que la Quinta había instalado su cuartel fue constantemente


refaccionado y convertido poco a poco en un confortable local. Los quintinos disfrutaron
hasta de una piscina en esa céntrica ubicación, pero en esos años se iniciaron las
construcciones del Barrio Cívico a las que dio gran impulso el Ministro de Hacienda
don Gustavo Ross Santa María bajo el gobierno de don Arturo Alessandri Palma y
forzosamente debieron vender el cuartel. La venta se realizó en 1937, en la suma
$720.000.- Con ese dinero se compró un sitio en Alameda Nº 1340 del que se vendió
la parte del fondo en $408.000.- pero no se pudo construir ahí por las exigencias de
altura y la Compañía debió trasladarse provisoriamente a la calle Morandé frente a la
Moneda. En 1939 iba a salir a remate una propiedad fiscal, con mínimum de $390.000.-
en Nataniel esquina Alonso Ovalle (nuestro actual cuartel ) y el Senador don Hernán
Figueroa Anguita, Vice Superintendente en aquella fecha , presentó un proyecto en
el Congreso consiguiendo la sesión de esa propiedad fiscal. Después de algunas
vicisitudes el proyecto se convirtió en la ley Nº6551 promulgada el 5 de abril de 1940.
El Directorio facultó al Superintendente para aceptar la transferencia de la propiedad
lo que se hizo por escritura ante el notario don Luis Azócar de fecha 16 de Agosto de
1940. La construcción se inició el 1 de Octubre del mismo año bajo al vigilancia
directa del Capitán don Francisco de la Cerda Zegers. Los planos aprobados fueron
los presentados por los arquitectos Scroeder y Christensen. Ocho firmas constructoras
entregaron sus propuestas adjudicándose el trabajo a la que presentó Neut Latour y
Cía. por la suma de $ 953.317.-
Don Alfredo Santa María Sánchez.
Tres Directores tuvieron activa participación en el nuevo cuartel : Don Oscar Dávila El voluntario ilustre de la Quinta aparece con
uniforme de Comandante, cargo que sirvió por
Izquierdo, Don Alfredo Santa María Sánchez y Don Jorge Gaete Rojas. Con ellos más de 15 años.
colaboró desde el principio hasta el fin de la obra el mismo Capitán, don Francisco de Murió siendo Superintendente del Cuerpo.
la Cerda, a quien la Compañía reconoció sus grandes méritos eligiéndolo Director
cuando se encontraba ya instalada en su recién construída casa.

INCORPORACIONES O REINCORPORACIONES DE VOLUNTARIOS DE 1941 HASTA 1950

En esta década hubo mil cuarenta y cinco incendios sin contar los llamados de Comandancia.

AÑO 1941 42 43 44 45 46 47 48 49 1950

Incendios 102 93 99 84 94 126 126 115 105 101


Ejercicios 44 15 26 10 24 52 48 35 33 26
Reuniones 9 14 17 12 9 10 16 15 9 12
Funerales 9 21 13 17 18 14 8 14 13 11

600 Víctor Piwonka Figueroa 03 Enero 1941


601 Augusto Salas Bravo 03 Enero 1941
602 Hernán Swinburn Herreros 15 Abril 1941
603 René Barahona Justiniano 11 Agosto 1941
605 Ruperto Murillo Costa 15 Octubre 1941
606 Jorge Ovalle Ortúzar 15 Enero 1942
607 Hernán Middleton Marchant 15 Abril 1942
608 Pablo Covarrubias Ortúzar 15 Abril 1942
609 Jorge Blanchard Moller 15 Abril 1942
610 Jorge Carvallo Munizaga 14 Julio 1942
611 Gustavo Alvarez Salamanca Swart 14 Julio 1942
612 Carlos Mujica Petri 14 Julio 1942
613 Jorge Villaseca León 14 Julio 1942
614 Octavio Alvarez Salamanca Swart 10 Agosto 1942
615 Alfonso Amenábar Ruiz 21 Agosto 1942
616 Javier Mascaró Vildódola 21 Agosto 1942
617 Roberto Urzúa Souper 14 Octubre 1942
618 Jorge Aguirre Edwards 14 Octubre 1942
619 Luis Oportot Trucco 8 Diciembre 1942
620 Mario Concha Pérez Canto 29 Diciembre 1942
621 Pedro Rengifo Echeverría 15 Enero 1943
622 Eduardo Holley Caces 15 Enero 1943
623 Mario Vial Rozas 28 Enero 1943
624 Roberto Calvo Badilla 15 Abril 1943
625 Gonzalo Rodríguez Sommers 15 Abril 1943
626 Augusto Salas Bravo 25 Junio 1943 Actual cuartel de la Quinta Compañía, ubicado en Nataniel Cox N°79.
627 Jaime Concha Lois 25 Junio 1943 Foto tomada desde la calle José Alberto Bravo.

628 Víctor Opazo Cocio 25 Junio 1943


629 Claudio Concha Lois 25 Junio 1943
630 Guillermo Alcalde Tuñon 25 Junio 1943
631 Fernando Bascuñán Smits 12 Julio 1943
632 Oscar Bascuñán Smits 12 Julio 1943
633 Fernando Bascuñán Smits 09 Agosto 1943
634 Agustín Gutiérrez Valdivieso 14 Octubre 1943
635 Julio Mery de la Vega 14 Abril 1944
636 Emilio Ossa Vial 14 Abril 1944
637 Julio Ortiz Baquedano 29 Mayo 1944
638 Enrique Palma Nelson 29 Mayo 1944
639 Luis García Godoy 29 Mayo 1944
640 Mario Hurtado Echeverría 29 Mayo 1944
641 Patricio Valdés Brain 29 Mayo 1944
642 Alfonso Bascuñán Smits 04 Septiembre 1944
643 Manuel Ortiz Baquedano 04 Septiembre 1944
644 Edmundo Mascaró Vildósola 11 Octubre 1944
645 Santiago Anguita Izquierdo 11 Octubre 1944
646 Sergio Cruz Costa 11 Octubre 1944
647 Luis Zanetta Saldes 11 Octubre 1944
648 Eugenio Lazo Preuss 13 Noviembre 1944
649 Humberto Yañez Serrano 08 Diciembre 1944
650 Manuel Cousiño Saavedra 11 Diciembre 1944
651 Jaime de la Cerda Sánchez 11 Diciembre 1944
652 Raúl Valdivieso Bunster 09 Abril 1945
653 José Manuel Larraín Pardo 23 Abril 1945
654 Luis García Godoy 13 Julio 1945
655 José Pedro Alessandri Fabres 11 Julio 1945
656 Alvaro Rodríguez Valdés 15 Octubre 1945
657 Enrique Urzúa Basoalto 15 Octubre 1945
658 Gabriel Covarrubias Ortúzar 08 Diciembre 1945
659 Enrique Matta Rogers 21 Enero 1946
660 Alberto Izquierdo Moreira 08 Abril 1946
661 Jorge Blanchard Möller 08 Abril 1946
662 Carlos Rogers Cuevas 15 Julio 1946
663 Carlos Bezanilla Reyes 15 Julio 1946
664 Jorge Barahona Stahr 14 Octubre 1946
665 Arturo Scroggie Alessandri 14 Octubre 1946
666 Mario Gross del Pedregal 08 Diciembre 1946
667 Raúl Carvallo Munizaga 08 Diciembre 1946
668 Francisco Izquierdo Moreira 08 Diciembre 1946
669 Patricio Riesco Undurraga 08 Diciembre 1946
670 Fernando Ossa Carvallo 14 Abril 1947
671 Alfredo Ossa Concha 14 Abril 1947
672 Humberto Yañez Serrano 14 Abril 1947
673 Ventura Maturana Larraín 10 Julio 1947
674 Manuel de la Plaza Gumucio 10 Julio 1947
675 Javier Garretón Torres 18 Julio 1947
676 Mariano Ruiz Prieto 08 Diciembre 1947
677 Edmundo Rencoret Carvallo 08 Diciembre 1947
678 Fernando Vargas Middleton 08 Diciembre 1947
679 Fernando Bascuñán Smits 14 Enero 1948
680 Pedro Sáez Yus 14 Enero 1948
681 Ricardo Barroilhet Price 02 Marzo 1948
682 Eduardo Guerra Kappés 03 Mayo 1948
683 Jaime Godoy Godoy 14 Junio 1948
684 Benjamín Aguirre Nugent 14 Julio 1948
685 Santiago Webb Barros 03 Agosto 1948
686 Hernán González Moreno 23 Agosto 1948
687 Carlos Pérez Fernández 14 Octubre 1948
688 Alfredo Silva Echavarría 14 Octubre 1948
689 Eduardo Lafoy Aldunate 13 Enero 1949
690 Eduardo Swinburn Herreros 13 Enero 1949
691 Rafael Izquierdo Moreira 13 Enero 1949
692 Gerardo Wielandt Munita 12 Abril 1949
693 Gil Pinto Mienert 12 Abril 1949
694 Pedro Urmeneta Escuti 12 Abril 1949
695 Juan Ignacio García Figueroa 06 Junio 1949
696 Alberto Ossa Marín 20 Junio 1949
697 Hernán Ariztía Vergara 30 Septiembre 1949
698 Mario Zañartu Cristi 30 Septiembre 1949
699 Antonio Garcés Donoso 08 Diciembre 1949
700 Carlos Bezanilla Reyes 19 Diciembre 1949
701 Ventura Maturana Larraín 13 Abril 1950
702 Alvaro Fco. Hoyl Sotomayor 13 Julio 1950
703 Jorge Lavanderos Illanes 13 Julio 1950
704 Ricardo Illanes Edwards 07 Agosto 1950
705 Julio Sánchez Ramírez 07 Agosto 1950
706 Enrique Montaner Infante 08 Diciembre 1950
707 Gustavo Vargas Infante 08 Diciembre 1950
708 Patricio Calvo Stuven 28 Diciembre 1950

TRABAJO DE LOS VOLUNTARIOS HONORARIOS

En esta década los voluntarios honorarios y los Oficiales sirvieron a la Quinta con una notable y ejemplar dedicación.
Prácticamente absorbieron casi todo el trabajo de la Compañía.

En 1941 el personal de la Quinta estaba compuesto por 65 voluntarios honorarios y 47 voluntarios activos.

El Director de 1941 fue don Jorge Gaete Rojas quien fue elegido al año siguiente Secretario General del Cuerpo. Su
brillante desempeño en ese cargo que sirvió más de cinco años le valió el nombramiento de Director Honorario de la
Institución.

El Capitán fue don Francisco de la Cerda Zegers de quien puede decirse que vivió para la Quinta, ya que hubo años en
que no faltó a ningún incendio u otro acto de servicio obligatorio. Siendo Capitán ganó en propiedad el premio la Llave y
con 0 faltas. En 1942 sucedió como Director a don Jorge Gaete y volvió a ganar por cuarta vez consecutiva el premio La
Llave disputándolo estrechamente con los honorarios Manuel A. Varas y Leonardo Mascaró. En los años siguientes
ganó este premio el voluntario honorario Manuel A. Varas. Sólo al fin de esta década pudo un activo inscribir su nombre
en la Llave de Plata, éste fue el capitán Enrique Matta Rogers.

En la Secretaría de la Compañía, servida por el voluntario activo Sergio Dávila quien fue elegido Teniente 2º, se desempeña
desde entonces el honorario Eduardo Pérez Covarrubias.
El período de Secretario de Eduardo Pérez es el más largo registrado en la historia de la Quinta y se aproxima a los
veinte años. Su entusiasmo y dedicación de servir ese cargo excedió sus obligaciones reglamentarias y formó un valioso
archivo personal de documentos de interés bomberil.

La tesorería era servida a principios de esta década por el activo Juan Luis Urrutia Prieto y en estos diez años se
turnaron en el cargo sólo voluntarios honorarios. Ellos fueron Alvaro Gonzáles Bazán, Víctor Santandreu Russo, Ismael
Jara Santa María quien había sido nombrado Honorario dada la gravedad de las heridas que recibió en un incendio
ocurrido veinte años antes; y Marío Gross del Pedregal quien ha sido el maestro y guía de los jóvenes tesoreros que lo
sucedieron.

Finalmente el voluntario honorario Mario Moreno Ruiz que desde el cargo de ayudante contribuyó en gran parte a ganar
para la Quinta el Premio de Estímulo.

En los ejercicios de competencia los equipos de la Quinta tuvieron lucida actuación y en su mayoría estuvieron formados
por antiguos honorarios. Entre éstos se destacó especialmente Ignacio Pérez Covarrubias. Su nombre figuró
ininterrumpidamente en veinte competencias. La Quinta le rindió un especial homenaje de simpatía al tradicional
«gemelero» regalándole un objeto de plata con el escudo quintino grabado.

Los honorarios no sólo se distinguieron en este período como Oficiales, trabajaron también en los incendios a la par que
los jóvenes activos.

El 14 de agosto de 1944 se declaró un incendio en San Ignacio esquina Ñuble. El intenso frío de esa madrugada no
impidió concurrir al sitio amagado a buen número de honorarios que abandonaron sus casas para ayudar a los activos
en la extinción del siniestro. Uno de ellos, el más asiduo asistente no llegó. Fue encontrado muerto dentro de su automóvil
cuyas luces encendidas rompían la espesa niebla. RICARDO MONTANER LETELIER murió de un ataque al corazón
que lo sorprendió, vestido con su uniforme de trabajo, camino de un incendio al que nunca llegó. Su activa vida bomberil
que no decayó en treinta años y en la que nueve veces fue elegido Capitán se extinguió en la soledad y oscuridad de la
noche pero, aún hoy, continúa brillando como ejemplo de trabajo y cumplimiento de obligaciones voluntariamente
impuestas.

A Ricardo Montaner se le debe el haber recuperado nuestra bomba fundadora que estuvo 43 años ausente de nuestro
cuartel. En 1936 el entonces Capitán Montaner logró ubicarla en una Compañía de Bomberos de provincia y viajó a
adquirirla.

Desde entonces la vieja Bomba América constituye la reliquia más preciada del cuartel quintino.

Otros grandes ejemplos de abnegado trabajo lo constituían los comandantes de esos años. El Comandante Humbser y
el Comandante Tagle, ambos voluntarios honorarios de la Quinta.

La figura cumbre de esta década fue sin duda el quintino Alfredo Santa María.

DON ALFREDO SANTA MARIA SANCHEZ SUPERINTENDENTE DEL CUERPO DE BOMBEROS.

Hemos visto como don Alfredo Santa María después de servir quince años como Comandante vuelve a dirigir a la
Quinta. Corto tiempo fue nuestro Director porque el Cuerpo lo designa nuevamente en otro alto cargo, el de Vice
Superintendente y desde 1943 es elegido Superintendente.

Su hoja de vida es tan notable que cualquier calificativo con que me refiriese a ella no reflejaría toda la magnitud de los
servicios que prestó a la Institución. La Quinta puso en un marco la hoja de servicios de su ilustre voluntario y la colocó
a la entrada de su sala de sesiones. Hace algunos años un joven esperaba el resultado de la votación en que se resolvía
su ingreso como voluntario se entretuvo leyéndola y confesó que había estado a punto de retirar su solicitud de admisión
porque nunca podría hacer algo parecido a lo que se anotaba del señor Santa María.

Su profesión de abogado, de profesor de Derecho, en que destacó como Presidente del Colegio de Abogados, sin duda,
le ayudó en las reformas transcendentales con que adaptó las estructuras de la Institución a las necesidades del servicio
activo. El conocimiento de ellas y la experiencia práctica lo obtuvo trabajando como simple voluntario, como Capitán de
la Quinta y después en esa insuperable etapa de tres lustros al mando de todas las compañías. Podemos imaginar a ese
hombre de clara inteligencia, perceptivo, conocedor a fondo de sus hombres y de sus elementos recogiendo en mil
incendios la experiencia de sus errores o de sus aciertos y refundiéndolos en su mente dictar sus FAMOSAS ORDENES
del Día.

Su labor de mejoras en el sistema imperante se remonta a los años en que fue nuestro Capitán.

Gracias a él la Quinta tiene el honor de haber sido la primera Compañía que estableció en su cuartel el Servicio de
Guardia Nocturna, servicio sin el cual hoy no se concebiría una compañía bien organizada y muchas otras reformas que
ahora nos parecen obvias.

Don Alfredo Santa María no actuó nunca en el campo político a pesar de que muchas veces trataron de incorporarlo en
esas lides. Aceptó la Alcaldía de Santiago para servir a la ciudad que tanto quiso y continuó compartiendo su tiempo en
las obras benéficas como la Liga de Estudiantes Pobres de la que era Presidente y muchas otras en que volcaba sus
filantrópicas inquietudes. El 8 de Mayo de 1946 había convocado a reunión de Directorio para las 19 horas. El
Superintendente Santa María ya se encontraba antes de la hora de citación aprestándose a presidir la sesión cuando le
sobrevino un ataque de angina. Alcanzó a llegar hasta las dependencias donde funciona el Policlínico del Cuerpo y ahí
expiró a las 19.10 horas. En un instante la noticia de que el Superintendente había muerto antes de iniciar la sesión del
Directorio y que su cuerpo se encontraba en la Comandancia circuló en todas las Compañías. En la Quinta la consternación
fue indescriptible. Todo el personal se encontraba reunido porque precisamente esa tarde se recibiría en el cuartel el
trofeo ganado en la competencia José Miguel Besoaín, efectuada el mes anterior en el Estadio El Llano. Se preparaba
una alegre celebración del premio obtenido con tanto esfuerzo. Algunos ejercicios preparatorios se habían corrido bajo
lluvias torrenciales y no se escatimó sacrificio alguno para ganar un nuevo Laurel para la Quinta. El destino quiso que el
dolor truncara ese día propicio a las expansiones de la alegría, convirtiéndolo en una de las fechas memorables y
desgraciadas de la historia quintina.

El nombre de don Alfredo Santa María es recordado en nuestras filas al pasar lista en todo acto de servicio y se le
designó como Voluntario Ilustre de la Compañía. Este honroso título le ha sido conferido únicamente a él por la calidad
de sus servicios y no influyó el hecho de que hubiese desempeñado los dos más altos cargos de la Institución. Otros
quintinos también fueron Superintendentes y Comandantes y en ambos cargos dejaron el recuerdo de una notable
actuación.

Ellos fueron don Carlos Rogers, don Ignacio Santa María (padre de don Alfredo) y don Alberto Bravo.

En un homenaje a su memoria el parlamentario don Julio Durán expresó : «Para nosotros, la figura del jefe será siempre
un símbolo, porque los símbolos no mueren, y junto al aullido de las sirenas, al crepitar de las llamas, al desorden en que
se mezclan las voces de auxilio y de mando, estará allí, elevado en los techos, destacando su altiva figura, en un
escenario de Averno, señalándonos el camino del deber y del honor».

El senador don Hernán Figueroa dijo al presentar un proyecto para levantarle un monumento :

«Creemos de toda justicia, como la única manera que tiene el legislador de expresar su gratitud hacia una Institución que
tan relevantes servicios ha prestado y continúa prestando a la ciudad de Santiago, erigirle un monumento a este selecto
servidor que por su obra llegó a identificarse con la Institución misma».

El 6 de diciembre de 1954, el Presidente don Carlos Ibañez y su Ministro de Educación don Oscar Herrera promulgaron
la Ley Nº11.752 en que se autorizó la erección de un monumento a don Alfredo Santa María, obra que aún no se realiza.

CANJE DE SERVICIO DE LA PRIMERA CÍA. DE VIÑA

En 1942 se canceló el canje de servicios que durante 18 años se mantuvo con la Primera Cía. de Viña del Mar. Nuestras
cordiales relaciones fueron interrumpidas por acuerdo del Directorio del Cuerpo.

Se registró un incidente entre Oficiales Generales de ambas Instituciones en un acto de servicio ocurrido en Santiago lo
que originó el acuerdo cancelando la autorización que se había otorgado a la Quinta para establecer este canje. La
Quinta transcribió la nota de la Secretaría General, sin mayores comentarios a sus amigos viñamarinos.
AMISTAD CON EL CUERPO DE BOMBEROS DE PANAMA

Dos quintinos que en funciones diplomáticas estuvieron en Centro América fomentaron nuestras buenas relaciones con
el antiguo Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Panamá. El Comandante de la Institución Panameña don Juan Antonio
Guizado ofreció las mejores atenciones a los quintinos que llegaron a su país. Con ocasión de uno de los viajes que
debió realizar nuestro voluntario honorario y miembro de la Junta de Disciplina don Carlos Henríquez Argomedo, árbitro
de la demarcación de límites entre Costa Rica y Panamá, en representación del Presidente de Chile, escribe el señor
Guizado a la Quinta diciendo : «El señor Henríquez es persona que por su cultura y atractivos se hace estimar de quien
quiera que lo conozca y para nosotros los panameños tiene el especial interés de ser Bombero Chileno y nada menos
que de la Quinta Compañía a la que hemos aprendido a estimar por el distinguido caballero don Jorge Saavedra Rivera,
quien honró con su presencia el jubileo de Oro de nuestra Institución».

EL CANJE CON LA TERCERA DE VALPARAISO

Durante esta década se fortalece el canje de servicios con la Tercera Cía. de Valparaíso cuyos Capitanes Benjamín
Aguirre Amenábar y Guillermo Purcell Winter vienen en diferentes ocasiones al mando de las delegaciones tercerinas.

AUGUSTO SALAS BRAVO 18-V-1944

En sesión de Compañía celebrada el 3 de Enero de 1941 la Quinta aceptó como voluntarios a los jóvenes Augusto Salas
Bravo y Víctor Piwonka Figueroa. Ambos se distinguieron por el entusiasmo con que comenzaban su vida bomberil.

Augusto Salas debió alejarse de la Compañía cuando, en julio de 1942, sus obligaciones laborales lo trasladaron fuera
de la ciudad. Al año siguiente trabajaba en las oficinas de Santiago de la Organización Kappés y solicitó su reincorporación
a la Bomba en la que fue nuevamente aceptado.

Varios quintinos lo conocían en su actividad de empleado de esa Organización en la que ya ocupaban cargos de importancia
Leonardo Mascaró, Vicente García Huidobro, Mario Gross y Mario Gonzáles.

Ellos pudieron apreciar mejor las cualidades de laboriosidad y corrección del joven quintino Augusto Salas. Este era un
hombre muy ordenado y con su trabajo ayudaba a sus familiares. Había quedado huérfano y vivía con las hermanas de
su padre. Era dirigente de la acción Católica y sus compañeros de bomba aseguran haberlo visto predicar en las calles
igual que los protestantes. Sin embargo dentro de la bomba sus actividades se limitaron a cumplir sus obligaciones
bomberiles. En cumplimiento de ellas sale de su casa un frío amanecer de Mayo en que el destino lo elige a él como la
primera víctima que el fuego cobró a la Quinta.

Los designios de Dios habían permitido que en mas de setenta años de rudo y peligroso batallar los quintinos salieran
todos con vida en sus numerosos accidentes, pero la muerte acechaba y tantos años frustrada se vengó con los mas
crueles tormentos.

El joven apóstol de la fe católica murió como esos antiguos cristianos martirizados hasta la agonía.

Agua hirviendo, fuego y golpes terminaron con Augusto Salas y el sintió sin quejarse, sin renegar de sus ideales bomberiles
ni de su fe, como se extinguía su vida.

RELACION DEL INCENDIO DEL 18 DE MAYO DE 1944

En el libro de Guardia el Tte. 2º don Carlos Swinburn Herreros anota la siguiente relación del incendio que costó la vida
a nuestro compañero Augusto Salas Bravo:

INCENDIO.- A las 5.10 de la madrugada se dio la alarma de incendio y se indicó como lugar amagado el edificio situado
en la calle de Moneda esquina Sur Poniente de Bandera, ocupado por oficinas de profesionales en los altos y por
negocios de fuente de soda, restaurantes y floristas en el primer piso. El fuego apareció en el segundo piso y la Compañía
armó 5 pitones: 2 por el techo, 2 por los balcones del segundo piso y el 5º por la
escalera de madera que comunicaba el primero y el segundo.

A las 6.10 A.M. se retiraron los pitones del techo, quedando solamente los tres
restantes, con lo que se trabajó hasta la retirada de la Compañía a las 7 A.M.

Asistieron 14 honorarios y 28 activos y el material empleado fue gemelo de 70X50;


2 de 50X50; 12 mangueras de 70, 19 de 50 y 5 pitones de 50.

ACCIDENTE.- A las 5.50 de la madrugada, en circunstancias en que el incendio


se encontraba casi dominado y el personal de la Compañía dedicado a la extinción
de los escombros, se produjo de súbito el derrumbe de un techo en el interior del
edificio y, como consecuencia de esto, sobrevino la desgracia que paso a relatar.

En uno de los pitones que la Quinta tenía colocado en el interior del edificio se
encontraban los voluntarios Luis Oportot y Oscar Bascuñán, situado este último
en el acceso al segundo piso. Subía en dirección a ese pitón, por la escalera de
AUGUSTO SALAS BRAVO primer voluntario de la
madera, el voluntario Augusto Salas con el objeto de relevar al compañero Oportot, Quinta muerto en actos de servicio.
en cumplimiento de una orden recibida.

En el momento en que ascendía Salas por aquellas escaleras se produjo el derrumbe del techo sobre el descanso de la
misma, arrastrando a aquel violentamente hasta el entrepiso, cayendo además, un gran estanque con agua, cuyo contenido
se encontraba hirviendo debido al calor del incendio y que se vació sobre el cuerpo de nuestro compañero Salas,
produciéndole atroces quemaduras.

Con la presteza que el caso requería, se extrajo de entre los escombros al voluntario Salas, quien, con esa hombría y
entereza que siempre lo caracterizaron, quiso trasladarse por sus propios pies, ayudado por dos de sus compañeros,
hasta el carro de la Asistencia Pública, que se encontraba en los alrededores del siniestro.

Los voluntarios Oportot y Bascuñán, que estaban en el 2º piso no sufrieron en toda su intensidad los efectos del derrumbe,
recibiendo ambos solamente golpes y rasmilladuras, las que a Dios gracias, no alcanzaron la gravedad que era de
temer.

El Cirujano de la Quinta, doctor Ernesto Prieto Trucco, lo hizo trasladar a la Clínica Alemana y diagnosticó que la muerte
de Salas era inevitable y que fatalmente ocurriría muy pronto.

Se le hizo una transfusión de sangre, la que dio el Teniente 1º Fernando Montaner. El presbítero don Jorge Gómez
Ugarte acudió a prestarle los primeros auxilios religiosos que Augusto Salas recibió en plena lucidez. A las 15.55 horas
entregó su alma a Dios.

Sus funerales se efectuaron el 20 de Mayo. Fue sepultado en el Mausoleo del Cuerpo. La Quinta le rindió los mayores
honores e hizo imprimir una corona fúnebre en homenaje a su memoria. En esa memoria se insertan discursos y
homenajes póstumos.

A nombre de la Quinta habló el Director don Gaspar Toro Barros y el voluntario activo don Gustavo Holley Merino. A
nombre del Cuerpo habló el Vice Superintendente don Guillermo Morales Beltramí.

En representación del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, don Oscar Fernández y de la Tercera Cía. don Fabio Vío
Valdivieso.

El Alcalde don Galvarino Gallardo, el presidente de la juventud Católica don Antonio Recabarren, representantes de la
Organización Kappés y Club Deportivo, también le rindieron emotivos homenajes.

La Tercera de Valparaíso envió una delegación de 42 voluntarios y formaron 81 quintinos.

Honda repercusión tuvo la muerte de Augusto Salas en toda esa gran familia quintina formada no solo por los que
figuran en su lista como voluntarios en actual servicio, honorarios y activos, sino también por los que de una forma u otra
han perdido el derecho de vestir la cotona verde. Siempre quedan ligados por el afecto a la Compañía que sirvieron y en
caso como este, de máximo dolor, acudieron presurosos a compartir el duelo quintino. El Secretario de la Compañía don
Eduardo Pérez Covarrubias recibe una nutrida correspondencia la que prolijamente va agradeciendo y contestando.
Cartas de hombres que pasaron por la Quinta y habían sido ya olvidados, otras de quienes la vida había colocado en
lugares preferentes, todos se sienten heridos por el mismo dolor.

Como dice uno de ello « todos estamos juntos a la vieja bandera de la Quinta».

El voluntario Domingo Santa María Sánchez escribe :... « Ausente de Chile y del foco de amistad y afecto que es la
Quinta esta triste noticia me ha llenado de pesar y me ha hecho desear ardientemente mi vuelta a la tierra querida... el
sacrificio de Augusto Salas ha de reforzar nuestros sentimientos de amor hacia los demás, de cooperación y de unión,
no sólo entre los quintinos sino entre todos los chilenos que seamos capaces de mirar el bienestar común antes de la
conveniencia personal . ... Un muchacho como Augusto Salas que ofrenda su vida por una causa noble y justa es un
ejemplo que seguir y será luminaria que marcará el rumbo de una institución como la Quinta».

En el mismo incendio que causó la muerte a Augusto Salas sufrió quemaduras el más joven de los voluntarios. Emilio
Ossa Vial, incorporado a la Quinta el mes anterior, asistía por primera vez a un siniestro de esa magnitud y de consecuencias
tan lamentables y, creyendo que todos los incendios eran así , no declaró sus lesiones. Al día siguiente estas se habían
agravado y fueron notadas por sus compañeros. El cirujano de la Compañía, Dr. Prieto, lo amonestó y le dio un largo
permiso.

Ese año de 1944 se incorporó a la Quinta un gran número de voluntarios, algunos obtuvieron con muchas asistencias
sobrantes su premio de veinte años como Mario Hurtado Echeverría y Luis García Godoy. Otro Humberto Yañez Serrano
ya tiene en nuestras filas a uno de sus hijos. Entró también el quinto de los hermanos Mascaró Vildósola y Jaime, uno de
los cuatro hermanos de la Cerda Sánchez y Alfonso, el menor de los tres Bascuñán Smits. Algunos sirvieron corto
tiempo como nuestro amigo Manuel Cousiño pero todos llegaron a la Quinta conscientes del peligro a que se expone el
bombero voluntario y no se atemorizaron por la reciente desgracia. Muy al contrario, se dio el caso de Patricio Valdés
Brain quien no conocía a nadie que le patrocinara su solicitud y, cuando aún no sepultábamos al Compañero caído, se
apersonó al Capitán diciéndole : «Deseo incorporarme a las filas de la Quinta para llenar el hueco que ha dejado en ellas
Augusto Salas». Patricio Valdés obtuvo la aceptación unánime de sus compañeros quienes desde ese día lo llamaron
«EL HUECO» Valdés. Pocos años después este mismo voluntario casi deja otro hueco en las filas al perder el conocimiento
en el techo de un edificio incendiado. Logró sacarlo por la telescópica Carlos Swinburn que iniciaba su primer período de
Capitán.

La lista de los Mártires del Cuerpo de Bomberos continúa con el nombre de RENE CARVALLO voluntario de la Primera
Cía. muerto el 8 de agosto de 1946, a causa de las lesiones recibidas en el accidente que sufrió la máquina de su
Compañía en la Av. Portugal esq. de 10 de Julio, cuando ésta se dirigía al incendio declarado en la Av. Matta esq. de
Portugal.

Ese mismo año sufrió un accidente del que se salvó milagrosamente el voluntario activo Javier Garretón Torres a quien
le cayó un gran tabique encima sepultándolo totalmente. Sólo recibió algunas lesiones en el rostro al ser aprisionado
contra el pitón que en esos momentos sostenía. En la misma Guardia Nocturna recibió atención médica de su padre el
profesor don Alejandro Garretón, Ministro de Educación en el Gobierno del Presidente don Jorge Alessandri. Recordamos
que en ese gobierno se promulgó la Ley 14.866 que instituye el Día del Bombero y ordena a los establecimientos
educacionales efectuar actos cívicos conmemorativos.

LA QUINTA CUMPLE 75 AÑOS DE SERVICIOS.

Los tres cuartos de siglo se cumplieron el 7 de Diciembre de 1948. Esa fecha encuentra a la Compañía formada por 77
honorarios y 38 activos. Instalada adecuadamente en un cuartel que era entonces el más moderno de los que poseía el
Cuerpo de Bomberos. La bomba Saurer continuaba prestando sus servicios en un magnífico estado de conservación. La
unión y amistad entre todos sus voluntarios daba excelentes resultados en el trabajo bomberil y este ambiente de
cordialidad y eficiencia movió a sus oficiales a celebrar dignamente su aniversario. El destino quiso que nada interrumpiera
o impidiera, como otras veces, tal celebración y los actos conmemorativos revistieron gran solemnidad.

Estos actos comenzaron el Domingo 5 de Diciembre con una romería a las tumbas de nuestros fundadores y de los
grandes servidores de la Compañía. En la tarde se efectuó la fiesta de los niños y las inscripciones en el Libro Verde. La
Chacra Santa Julia de la familia Alessandri fue nuevamente el escenario de la alegría infantil.
El lunes 6, después de haber cumplido con los antepasados quintinos y con los futuros hombres que nos reemplazarán
en las filas, se invitó a las señoras y novias a participar en una fiesta en el cuartel y a la que asistieron más de cuatrocientas
personas.

El martes, día del aniversario, se efectuó una sesión solemne presidida por el Director don Gaspar Toro Barros. Después
de él habló el Director de nuestra Compañía de Canje don Norberto Ladrón de Guevara y el Director Honorario don Jorge
Gaete Rojas. A la nómina de los oradores oficiales se agregó sorpresivamente el antiguo voluntario don Luis Sota, quien
donó a la Quinta la llave de Plata ganada a principios de siglo.

Al banquete oficial que siguió a la sesión solemne asistió la totalidad de los quintinos, algunos ex quintinos, los voluntarios
de la Tercera de Valparaíso, autoridades bomberiles y directores y capitanes de todas las compañías. Después de
nuestro Director habló el Superintendente de Santiago y los Superintendentes de Talca y de San Felipe que eran los ex
quintinos Dr. Athos Robinson y el Diputado Abelardo Pizarro. El doctor Robinson se reincorporó después a la Quinta y
fue nuestro permanente Cirujano. Puso término a las festividades con un discurso memorable el quintino Sergio Dávila
Echaurren.

Grupo escuela: El Directorio dispuso que la Comandancia dictara anualmente cursos de especialización a los voluntarios.
Cada Compañía debía enviar tres representantes a este GRUPO ESCUELA. Los primeros quintinos que siguieron este
curso fueron Carlos Lea Plaza, Mario Gross y Agustín Gutiérrez. Al año siguiente concurrieron Mario Hurtado, José
Pedro Alessandri y Alvaro Rodríguez. A su vez los quintinos transmitieron los conocimientos adquiridos a algunas industrias
que solicitaron su cooperación.

Fueron de utilidad sus enseñanzas especialmente en Cía. Manufacturera de Papeles y Cartones de Puente Alto, industria
que había sufrido varios incendios y que formó con su personal una brigada bomberil que hoy cuenta con gran organización
contra el fuego. En agradecimiento esa industria donó a la Quinta una considerable suma de dinero para que se gastara
en la celebración del 75 aniversario.

Regalos y donaciones 1948. El Secretario anota en la memoria anual que la Quinta fue favorecida con más regalos que
en ninguna otra ocasión de su historia en ese año de 1948. En cuatro páginas detalla los objetos que sus voluntarios
donaron a título personal o a nombre de las Empresas en que trabajaban.

ACCIDENTES EN 1949

En 1949 la Quinta sufrió dos desgracias causadas por accidentes de tránsito. En uno murió Enrique Tagle Zañartu
voluntario muy querido por todos sus compañeros y que se distinguía por su intachable caballerosidad y simpatía. Sus
restos se velaron en el cuartel en cumplimiento a sus últimos deseos.

En el otro accidente solo se registraron perjuicios materiales pero estos daños los recibió la bomba que fue embestida
por un tranvía. Ese accidente determinó su reemplazo por una nueva máquina aunque la Saurer fue reparada y siguió
sirviendo en perfectas condiciones.

El 19 de Noviembre de 1950 el Cuerpo de Bomberos reemplazó las antiguas bombas SAURER de la Novena y Quinta
Cías. y las máquinas de la Primera y Trece Cías. todas por bombas MACK.

Despedida a Sauer. El 7 de Diciembre de 1950 se bautizó en el cuartel la nueva Bomba Mack. En la misma ceremonia
se despidió la vieja Bomba Saurer. El capitán Alvaro Gonzáles Bázan dijo en esa ocasión : «La hoja de servicios de la
Saurer es larga y brillante. La recibimos el 1º de Febrero de 1930 y con ella pasamos a tener la máquina mas potente del
Cuerpo de Bomberos. En estos veinte años le ha tocado actuar en 1.180 incendios en los que ha trabajado largas horas.
Puedo mencionar con orgullo el incendio de la fabrica YARUR en que la Saurer trabajó ininterrumpidamente durante 72
horas».

Efectivamente, en ese incendio se pudo comprobar la gran resistencia y solidez de nuestra bomba.

Tres días con sus noches la turbina no cesó un instante de alimentar los pitones con que se inundaban los grandes
depósitos de algodón.

A los voluntarios se les daba permiso por turnos para ir a descansar y al regresar encontraban a la Saurer funcionando
con la misma regularidad del primer día. También fue admirable la resistencia del voluntario Raúl Errázuriz Rozas quien
no pidió permiso para retirarse a descansar durante los tres días. Sus compañeros lo llamaron «El hombre-bomba» por
su récord igual a la Saurer.

Otros servicios. El 26 de Enero de 1946 hubo serios incidentes en la Plaza Bulnes. 6 muertos y muchos heridos. En la
noche se dio orden a la Quinta de ir a lavar con sus pitones la sangre de la plaza y monumentos. Se dice que una de las
víctimas fue Ramona Parra. A estos sucesos siguieron paros
y huelgas ordenados por la C.T.CH. lo que motivó un largo
acuartelamiento de los bomberos.

Ese mismo año se registró como OTROS SERVICIOS un


pintoresco hecho en que actuó la SAURER. Se dirigía la
bomba a un ejercicio en la Cancha de la Escuela de Artes y
Oficios, llena hasta las pisaderas de voluntarios de uniforme
de trabajo, cuando al pasar por Alameda esquina de Brasil
vieron un kiosco que principiaba a arder. Frenaron y lo
apagaron con los extintores. No había nadie en los
alrededores y la bomba siguió su camino. Al día siguiente la
dueña del kiosco agradeció que le salvaran tan
oportunamente su lugar de trabajo que intencionalmente se
lo habían pretendido incendiar. Sería una lástima que la
señora del kiosko y los incendiarios leyeran esta relación
que va a desmejorar la opinión que se formaron sobre la La bomba MACK, octava máquina de la Compañía, con su cuartelero Eugenio Be-
cerra.
rapidez de los bomberos.

EL PREMIO MATTE

En recuerdo de don Juan Matte Baeza, gran servidor de la Quinta y a quien la Institución nombró Director Honorario en
reconocimiento a la forma en que se desempeñó como Secretario General y Tesorero General, se le dio su nombre al
premio que se disputa anualmente en un ejercicio de competencia Interna.

En 1945 se instituyó el premio Matte. La finalidad es la preparación del personal más joven. Participan en la competencia
sólo los voluntarios activos, formados en dos equipos que comandan los Tenientes. El premio consiste en que los
nombres de los vencedores se inscriben en un libro especial y en sus hojas de vida se les anota este mismo hecho.

En 1945 ganó este premio un equipo de veinte activos dirigidos por el Teniente 2º René Barahona. Al año siguiente se
suspendió la competencia por el fallecimiento del Superintendente don Alfredo Santa María. En 1947 venció el equipo
del Teniente 1º don Carlos Lea Plaza Sáenz y en 1948 el del Teniente 2º Agustín Gutiérrez Valdivieso. Los tres equipos
nombrados se inscribieron además en un trofeo donado por el voluntario don Guillermo Matte, que se conserva en la
sala de sesiones. Los nombres de los Tenientes cuyos equipos se han adjudicado después este premio son :
1949 Tte. 2º Jaime Concha 1962 Tte. 2º Isaac de Marchena
1950 Tte. 1º Jaime Concha 1963 Tte. 2º Guillermo Förster
1951 Tte. 2º José Pedro Alessandri 1964 Tte. 2º Eulogio Altamirano
1952 Tte. 1º Carlos Lea Plaza 1965 Tte. 2º Martín Urrutia
1953 Tte. 2º Gerardo Wielandt 1966 Tte. 1º Agustín Gutiérrez
1954 Tte. 1º Mario Gross 1967 Tte. 1º Sergio Echeverría
1955 Tte. 2º Eduardo Swinburn 1968 Tte. 2º Eugenio de Marchena
1956 Tte. 1º Mario Hurtado 1969 Tte. 1º Jaime Egaña
1957 Tte. 2º Pedro de la Cerda 1970 Tte. 1º Arturo Urzúa
1958 Tte. 2º Mario Errázuriz 1971 Tte. 2º Leopoldo Valdés
1959 Tte. 2º Ricardo Barroilhet 1972 Tte. 2º Luis A. Mascaró
1960 Tte. 1º Pedro de la Cerda 1973 Tte. 21 Guillermo Swinburn
1961 Tte. 2º Claudio Munizaga

El premio Matte se ha efectuado siempre en un 21 de mayo a diferencia del Premio Dávila que se corre en los últimos
meses del año. Se cumple así unos de los principales objetivos, que es la permanente preparación de los voluntarios.
Estas dos competencias internas despiertan gran interes entre el personal especialmente cuando en el Dávila compite la
experiencia de los honorarios con la fuerza juvenil de los activos.
De los tenientes que han ganado el premio Matte todos, excepto del ganador del año 1945, continuan al servicio de la
Quinta y en esta nómina se cuentan los siguientes capitanes:

Carlos Lea Plaza Saenz


Jaime Concha Lois
Jose Pedro Alessandri Fabres
Eduardo Swinburn Herreros
Pedro de la Cerda Sánchez
Mario Errázuriz Barros
Arturo Urzua Otaegui
Jaime Egaña Respaldiza

Hasta este año, año Centenario, ha sido designado árbitro en estos ejercicios de competencia interna el voluntario
honorario don Guillermo Matte Hurtado.

En las competencias por el Premio Dávila fue árbitro hasta un año antes de su muerte, el Director Honorario don Oscar
Dávila Izquierdo y lo ha sido hasta ahora, desde entonces, el Superintendente don Sergio Dávila Echaurren.

La competencia más reñida y que mas entusiasmo despertó entre el personal fue el «Dávila»corrido en 1935 en que
compitieron tres equipos de activos y uno de honorarios. Don Eduardo Fernández Fernández, Secretario en ese año,
describió este torneo en la Memoria anual con esa característica amenidad que sabía imprimir en sus relatos. Señala
que los tiempos marcados por los cuatro equipos fueron casi iguales y que el equipo de honorarios empató con uno de
los activos y hubo que definir entre éstos. Dice que se autorizó a los honorarios para reemplazar a algunos «decrépitos»
componentes de su equipo en el que volvieron a correr Jorge Gaete, Domingo Santa María, Eduardo e Ignacio Pérez y
otros que se le olvidaron, pero a pesar de los refuerzos fueron vencidos por el equipo del Brigadier Marcos Serrano
Palma formado por Mario Gonzáles Bazán, Carlos Swinburn Herreros, Luis Riveros Herrera, Gerardo Vidaurre-Leal,
Hernán Mascaró Vildósola, Gustavo Adolfo Holley y Alfonso Santa María Santa Cruz.

Lo normal ha sido que los activos ganen a los honorarios estas competencias, sin embargo, en 1966 un equipo de
antiguos quintinos, entre cuyos componentes corrían cinco ex capitanes obtuvo un brillante triunfo. En la memoria anual
se anota que toda la Compañía congratuló con admiración a Guillermo Matte « quien ya ostenta en su pecho la medalla
por cincuenta años de servicios y tuvo el ánimo suficiente como para dar tan quintina lección a sus jóvenes compañeros».

«PERMISO PARA CASARME SEÑOR DIRECTOR»

En los archivos de la Quinta hay algunos cientos de cartas que los voluntarios han dirigido a la compañía solicitando el
tradicional «permiso para casarme». La lectura de ellas pone una nota de alegre camaradería en las sesiones. El
permiso siempre se concede aunque a veces no faltan mociones en contrario. Muy pocos han olvidado cumplir con esta
antigua costumbre y han pagado su olvido en la despedida de soltero. Un recordado voluntario que sirvió sus primeros
años en la Tercera de Valparaíso solicitó un permiso en blanco y explicó al Director que aunque el estaba resuelto a
contraer matrimonio, antes de la próxima reunión ordinaria de la Compañía, no sabía todavía si sería aceptado por la
niña cuyo nombre no quería dar aún. En otras cartas, como la del Comandante García Huidobro, además del «permiso»
se pide a la Compañía designe un testigo de matrimonio. En esa ocasión la Quinta se hizo representar por el fundador
don Carlos Rogers.

Copio textualmente la carta en que el padre de nuestro actual Capitán solicitó el referido permiso porque ella hace
innecesarias mayores explicaciones sobre esta costumbre quintina.

Señor Director Quinta Cía. de Bomberos «Santiago, 27 de Septiembre de 1944»


don Gaspar Toro Barros
PRESENTE

Estimado Director :

Siguiendo la tradición que todos los voluntarios de esta Quinta Compañía de Bomberos han querido siempre mantener
al cambiar de estado, deseo por la presente solicitar de Ud. permiso para casarme.
Debo expresarle, señor Director, que al hacer esta petición comprendo plenamente el significado que ella encierra. Creo
que entre nosotros, el pedir a nuestros compañeros permiso para casarnos, a más de constituir una simpática práctica,
es la exteriorización de algo más profundo. Significa que los sacrificios, la ansiedad y los riesgos que nos son comunes
en el cumplimiento del deber, como también la alegría y los amables momentos de que todos gozamos en nuestra
camaradería de cuartel, nos ligan muy estrechamente, haciendo de nuestras vidas una verdadera comunidad de
sentimientos; y que, en consecuencia, la alegría de uno de nosotros debe ser participada por los demás, que han de
sentirla como propia.

Y es por todo esto, Sr. Director, que el voluntario Jaime Egaña Baraona, que por vuestro intermedio pide a su Compañía
le autorice para contraer matrimonio con la Srta. Pilar Respaldiza Sanfuentes, va a sentirse más «Quintino» que nunca;
que seguirá perteneciendo a su Bomba como siempre, dispuesto en espíritu y en cuerpo a hacer honor al lema que la ha
hecho famosa; y que contando con que se le favorezca con el permiso que solicita, se siente muy feliz de poder ofrecer
a sus compañeros su nuevo hogar».

Jaime Egaña Baraona

DE 1951 A 1960

En esta década hubo 904 incendios sin contar los llamados de Comandancia :

AÑO 1951 52 53 54 55 56 57 58 59 1960

Incendios 87 49 72 117 110 89 93 83 85 119


Ejercicios 38 28 35 18 52 29 48 19 56 21
Reuniones 10 10 13 7 12 6 12 10 9 15
Funerales 16 12 13 16 15 13 16 8 7 18

INCORPORACIONES Y REINCORPORACIONES DE VOLUNTARIOS DESDE 1951 HASTA 1960

709 Carlos Cea Egaña 15 Enero 1951


710 Carlos Alfredo Herrera Ramírez 15 Enero 1951
711 Mariano Ruiz Prieto 15 Enero 1951
712 Pedro Urmeneta Escuti 15 Octubre 1951
713 Patricio Valdés Montes 15 Octubre 1951
714 Jorge Calvo Stuven 15 Octubre 1951
715 Fernando de la Cerda Sánchez 15 Octubre 1951
716 Tulio Sánchez Ramírez 26 Febrero 1952
717 Luis García Godoy 15 Abril 1952
718 Luis Abalos del Pedregal 14 Julio 1952
719 Fernando Saavedra Bulnes 14 Julio 1952
720 Sergio Mozó Rufín 11 Septiembre 1952
721 Luis Irigoyen Díaz 11 Septiembre 1952
722 Iván Leiva Mollinger 14 Octubre 1952
723 José Luis Granese Bianchi 08 Abril 1953
724 Jaime de Guzmán Dueñas 08 Abril 1953
725 Fernando Bascuñán Smits 08 Abril 1953
726 Rigoberto Polanco Fernández 15 Abril 1953
727 Pedro Barros Orrego 15 Julio 1953
728 Cristián Prieto Hevia 15 Julio 1953
729 Rodrigo Pino Ramírez 15 Julio 1953
730 Mario Errázuriz Barros 15 Julio 1953
731 Beltrán Silva Moreno 15 Julio 1953
732 Jorge Desmadryl Villarino 15 Octubre 1953
733 Claudio Concha Lois 15 Octubre 1953
734 Andrés Walker Scheggia 15 Octubre 1953
735 Arturo Valenzuela Bravo 15 Octubre 1953
736 Ricardo Barroilhet Price 15 Octubre 1953
737 Claudio Munizaga Barrales 15 Octubre 1953
738 Jorge Barrios Ancic 20 Noviembre 1953
739 Alberto Julio Contreras 08 Abril 1954
740 Cristián Pérez Benítez 08 Abril 1954
741 Alberto Garretón Padilla 08 Abril 1954
742 Athos Robinson Bourcet 08 Abril 1954
743 Herbert Krebs Rosenberg 08 Abril 1954
744 Pedro de la Cerda Sánchez 15 Julio 1954
745 Mauricio Walker Scheggia 26 Agosto 1954
746 Carlos David Finlay Montenegro 28 Septiembre 1954
747 Guillermo Purcell Verdugo 28 Septiembre 1954
748 Luis H. Jung Binge 28 Septiembre 1954
749 Juan Enrique Lyon Sarratea 28 Septiembre 1954
750 Patricio Calvo Stuven 08 Octubre 1954
751 José Manuel Larraín Pardo 08 Diciembre 1954
752 Manuel Pérez Eguiguren 08 Diciembre 1954
753 Marcial de la Cerda Marín 04 Enero 1955
754 Enrique Lira Ríos 27 Julio 1955
755 Eulogio Altamirano Ortúzar 8 Diciembre 1955
756 Jaime Santibáñez Vergara 13 Abril 1956
757 Emilio Alemparte Pino 13 Abril 1956
758 Julio Olavarrieta Tagle 13 Abril 1956
759 Iván Leiva Mollinger 15 Octubre 1956
760 Rafael Izquierdo Moreira 08 Diciembre 1956
761 Jaime Valck Barahona 26 Diciembre 1956
762 Juan Manuel Concha Meyer 26 Diciembre 1956
763 Guillermo Förster Mujica 15 Abril 1957
764 Francisco Ignacio Ossa Concha 15 Abril 1957
765 Ricardo Barroilhet Price 17 Mayo 1957
766 Carlos Pérez Fernández 17 Mayo 1957
767 Hugo Lea Plaza Jenckel 15 Julio 1957
768 José Pedro Guzmán Salcedo 15 Julio 1957
769 Santiago P. Castro de Castro 30 Agosto 1957
770 Gabriel de Groote Pérez 30 Agosto 1957
771 Hugo Espina Castellano 11 Octubre 1957
772 Jorge Olivares González 11 Octubre 1957
773 Gonzalo Reyes Saavedra 08 Diciembre 1957
774 Iván Santandreu Mahias 15 Enero 1958
775 Miguel Munizaga Barrales 15 Enero 1958
776 Lionel Ojeda Parga 13 Junio 1958
777 Joaquín Echeverría Ossa 13 Junio 1958
778 Jorge Barrios Ancic 13 Junio 1958
779 Jorge Chadwick Vergara 13 Junio 1958
780 Roberto Cruz Serrano 15 Octubre 1958
781 Isaac de Marchena Guzmán 15 Enero 1959
782 Raúl Puelma Herman 14 Julio 1959
783 Jorge Taulis Muñoz 14 Julio 1959
784 Jorge Olivares González 14 Julio 1959
785 Eduardo Cruz Serrano 22 Septiembre 1959
786 Hernán Olea Prieto 22 Septiembre 1959
787 Ignacio Pérez Covarrubias 15 Octubre 1959
788 Roberto Cruz Serrano 15 Enero 1960
789 Sergio Echeverría Ossa 13 Abril 1960
790 Humberto Yáñez Serrano 31 Mayo 1960
791 Paúl Guerraty Pizarro 9 Agosto 1960
792 Emilio Santandreu Mahias 8 Diciembre 1960
793 Rafael Undurraga Cruzat 8 Diciembre 1960
794 Lionel Ojeda Parga 8 Diciembre 1960
QUINTINOS EN EL DIRECTORIO Y EN LA COMANDANCIA

En 1951 la Quinta estuvo representada en el Directorio del Cuerpo por el Director de la Compañía don Sergio Dávila
Echaurren y por los Directores Honorarios don Oscar Dávila Izquierdo que además desempeñaba el cargo de Vice
Superintendente, por don Gaspar Toro Barros, por el ex Secretario General don Jorge Gaete Rojas y por el ex Comandante
don Máximo Humbser Zumarán.

Esos cinco representantes quintinos aportaban a ese organismo superior de la Institución su valiosa experiencia que
todos habían ganado trabajando como simples voluntarios y escalando poco a poco los cargos de responsabilidad y
mando.

Ese año hubo algunos problemas en la elección de Comandante y las Compañías, por unanimidad eligieron al Director
Honorario don Máximo Humbser. El ya había servido ese cargo por cuatro años desde 1940 y lo había desempeñado
con singular eficiencia. A pesar de su edad madura y de los sacrificios que ya había experimentado y que nuevamente
se le imponían aceptó diciendo :

«ESTE NUEVO SACRIFICIO QUE ME PIDE LA INSTITUCION LO OFREZCO A LOS VOLUNTARIOS JOVENES PARA
QUE, CON MI EJEMPLO, FORMEN SU PERSONALIDAD BOMBERIL Y SEPAN QUE AL CUERPO DE BOMBEROS
HAY QUE SERVIRLO CADA VEZ QUE LO REQUIERA. DESEO
TAMBIEN DAR UN EJEMPLO A AQUELLOS VOLUNTARIOS
QUE, POR EL HECHO DE HABER OBTENIDO LA CALIDAD DE
HONORARIOS, ESPECIALMENTE, LES PIDO CONTINUAR
TRABAJANDO EN LAS FILAS Y COOPERAR A LA LABOR DE
LOS ACTIVOS CON SU CONSEJO Y EXPERIENCIA».

El Comandante Humbser refrendó estas palabras con su heroíca


muerte.

Al amanecer del 22 de agosto de 1952 pereció el Comandante en


su puesto de trabajo, al mando del Cuerpo de Bomberos,
extinguiendo un incendio.

Los voluntarios Hernán Mascaró, Cristián Pérez, Gerbert Krebbs, Eduardo Desde entonces los mártires ya tienen Comandante y los
Swinburn, Claudio Concha, Enrique Matta, Jorge Baraona, Augusto Gana,
Patricio Calvo, Hernán Swinburn, Jorge Barrios, Jaime Concha, Mauricio
voluntarios activos y honorarios tienen un ejemplo y un mandato
Walker, Pedro dela Cerda, Jorge Calvo y Carlois Lea Plaza, corren a tomar que cumplir.
el material en una competencia efectuada en el Estadio Nacional, en 1955.

MUERTE DEL COMANDANTE HUMBSER

A las 2.30 de la madrugada del viernes 22 de agosto de 1952 se dio la alarma de incendio. El fuego apareció al interior
de una propiedad ubicada en Serrano Nº79.

El incendio fue violento pero antes de una hora las Compañías lo habían dominado. La Quinta armó cuatro pitones. El
Comandante ordenó al Capitán Hernán Swinburn que hiciera retroceder a dos de ellos por haberse situado en una
ubicación que a juicio del Comandante era peligrosa. El viejo edificio amenazaba derrumbarse y el Comandante ordenó
a todas Compañías cortar el agua para efectuar una inspección personal del inmueble. Se le vio subir al segundo piso
acompañado sólo de sus ayudantes. De pronto desde la calle se escuchó el estrépito del derrumbe y una voz que gritaba
¡Cayó el Comandante!. Bajo una montaña de escombros quedaron aprisionados el Comandante Humbser y su Ayudante
don Raúl Rodríguez Vidal de la Doce Cía. Este fue rescatado con vida después de larga y peligrosa labor ya que otras
murallas amenazaban desplomarse sobre el mismo sitio. Al fin pudo descubrirse un brazo del infortunado Comandante.
Los Cirujanos de la Quinta y de la Undécima Cía. doctores Prieto y Raffo le tomaron el pulso antes de lograr extraer
totalmente el cuerpo y confirmaron su muerte. Depués de más de una hora de incesante trabajo se pudo sacar su
cadáver cuyas insignias de mando mostraban las huellas de la tragedia.

Se le llevó a la Asistencia Pública y de ahí al cuartel de la Quinta. Así se cumplían sus terminantes disposiciones de que
sus restos se velaran en la Compañía, pero por su calidad de Jefe de la Institución debió rendírsele los honores
correspondientes en el Cuartel General.
La muerte había arrebatado a muchos voluntarios de los Cuerpos de Bomberos de Chile pero siempre había respetado
a los Comandantes. A principios del siglo don Santiago G-Huidobro, otro Comandante Quintino, estuvo cercano a la
muerte pero sobrevivió a sus heridas, ahora se confirmaba plenamente que los Jefes del Cuerpo de Bomberos, al igual
que esos jefes militares que van frente a su tropa en los momentos de peligro, se ganan el respeto y obediencia de los
voluntarios corriendo los mismos riesgos y trabajando tan duramente como ellos.

CATASTROFE EN VALPARAISO

El 1º de enero de 1953 se interrumpieron las tradicionales fiestas de Año Nuevo en Valparaíso y en todo Chile al
conocerse la noticia de la gran desgracia sufrida por el Cuerpo de Bomberos del Puerto.

Treinta y siete voluntarios perecieron en una explosión de dinamita almacenada en un local que se incendiaba y en cuya
extinción trabajaban los bomberos. Las guardias nocturnas de algunas Compañías perdieron a todos sus integrantes.
De la Tercera Compañía felizmente no murió nadie, sólo lamentamos algunos compañeros heridos.

Sin embargo, pocos años después, el 23 de enero de 1959, la suerte que había permitido a nuestra Compañía de canje
ser una de las pocas que estando trabajando en ese incendio no perdiese ningún voluntario, le dio un duro golpe al
perecer su Teniente 1º don Aníbal Cruzat Matta y el cuartelero don Manuel Urra Riveros. Ellos murieron al chocar la
bomba de la Tercera con la de la Quinta cuando ambas se dirigían a un incendio.

ACCIDENTES DE QUINTINOS

En esta década hubo varios voluntarios heridos en actos de servicio : Cristián Pérez
Benítez al caer de una escala en el incendio de Carrera con Gorbea. Juan Manuel
Concha Meyer se fracturó la clavícula al chocar en su moto cuando concurría al
incendio de Pedro Montt con Av. Viel. Jaime Concha Lois se fracturó un brazo en el
incendio de Rozas con Bandera. Arturo Valenzuela Bravo sufrió quemaduras al
estallar un tambor de benzol en el incendio de una farmacia en calle Diez de Julio.
El accidente mas espectacular y que fue muy destacado en la prensa fue el que
sufrió Francisco Hoyl Sotomayor quien quedó atrapado largo rato por un bloque de
cemento y que hubo que remover con elementos especializados.

En la memoria anual se cita como el incendio más peligroso de este período el que
originó el estallido de un depósito de petróleo en el subterráneo del edificio del
Banco Francés e Italiano. Cuatro horas de trabajo le costó a la Quinta extinguirlo
pero no hubo que lamentar desgracias personales.

MARTIRES DEL CUERPO DE BOMBEROS .- En esta década murieron en acto de


servicio CARLOS GOURGEON de la Cuarta, ALFREDO MOLINA de la Trece y
BENJAMIN FERNANDEZ de la Novena Compañía.

FIESTAS QUINTINAS.- Muy pocas son las fiestas oficiales que han podido
celebrarse en la Quinta, salvo el 75º aniversario que aún se recuerda, muchas han
debido suspenderse por diversos motivos.
Don Máximo Humbser Zumarán, el Comandante
Mártir.
En esta década correspondía el 85º aniversario pero una desgracia nacional, la
muerte del primer Cardenal Chileno, don José María Caro Rodríguez, ocurrida el 4
de Diciembre de 1958 obligó a que se decretara duelo nacional. Nuestra fiesta fue suspendida. Ese año hubo sin
embargo algunos festejos que se anotaron en los libros de guardia como dignos de recordarse. Los motivos fueron :
Elección del Capitán Carlos Swinburn como 2º Comandante del Cuerpo; Jubilación del Director Jorge Borgoño Donoso
como Gerente del Banco del Estado: elección de Diputados de los voluntarios Juan Luis Urrutia Prieto y Jaime Egaña
Baraona. Nombramiento de Director Honorario de don Gaspar Toro. A Valparaíso se enviaron numerosas delegaciones
con ocasión del Centenario de la Tercera Cía. En 1957 los quintinos fueron invitados a Valparaíso a colocar una placa en
el buque-draga, adquirido ese año en Holanda, que fue bautizado con el nombre del ex Capitán y Director, INGENIERO
RUBEN DAVILA IZQUIERDO, quien fue Administrador General de Puertos. La placa de la Quinta se colocó en la sala de
Oficiales de esa nave.
La Quinta asistió a la ceremonia en que se dio el nombre del Comandante Máximo Humbser a una calle céntrica. Alberto
Ried se encargó de esculpir en piedra verde en ambos extremos de esa calle el nombre del Comandante mártir.

Actos del servicio de 1961 a 1973

AÑO 1961 62 63 64 65 66 67 68 69 1970

Incendios 86 86 89 83 68 75 67 76 89 90
Ejercicios 61 27 21 44 16 77 33 19 39 22
Reuniones 9 9 11 7 13 15 11 14 9 9
Funerales 12 13 12 17 15 13 7 11 11 12

En 1971 hubo 154 actos obligatorios y 177 de abono


En 1972 hubo 148 actos obligatorios Y 173 de abono
En 1973 se podría calcular una cantidad similar.

Al sumar estas cifras que se han ido presentando cada diez años de vida quintina y deteniéndose a considerar sólo el
número de incendios habidos en la ciudad, en el curso de un siglo, los que sobrepasan la cantidad de siete mil, se
pueden formar una idea del trabajo que ha tenido el Cuerpo de Bomberos, las Compañías que lo forman y el del personal
que voluntariamente las sirve.

Si se quiere ahondar en esta materia calculando las veces que el fuego ha amenazado una propiedad en Santiago hay
que agregar los llamados de comandancia cuyo número es
diferente para cada Compañía.

Mucho más difícil sería calcular las horas - hombre que los
voluntarios han entregado al servicio bomberil para
organizarse, ejercitarse y finalmente desarrollar una labor
eficiente. No es parte de su tarea contabilizar ni tasar los
bienes salvados del fuego y nunca les ha interesado ganar
aplausos publicando estadísticas de su trabajo ni aún a
pretexto de defenderse de algunos ataques.
Cuando alguna insólita crítica ha pretendido herir a la
Institución la opinión pública se ha encargado de desvirtuarla.
Gobernantes de todas las tendencias políticas han sido sus
mejores defensores alentando y reconociendo la utilidad de
los Cuerpos de Bomberos Voluntarios de Chile. En 1940, el
Presidente don Pedro Aguirre Cerda estimuló a los bomberos Sesión Solemne de la Quinta Compañía.
Aparecen en la foto de 1953, el Director Jorge Borgoño Donoso, los directores
con las siguientes palabras : honorarios Jorge Gaete Rojas y Gaspar Toro Barros, el segundo Comandante Car-
los Swinburn Herreros y el secretario Eduardo Pérez Covarrubia.
Al fondo se ve la urna que contiene los uniformes de los mártires quintinos, 2 escu-
«El Cuerpo de Bomberos voluntarios constituye un escuela dos del premio Dávila y sobre la mesa, tradicionales trofeos de la Compañía.
de civismo de valor inestimable. Acaso el desinterés de los
bomberos aparezca extraño ante el utilitarismo que es la
norma actual de la humanidad; pero no olvidemos que la nobleza espiritual es la base indispensable del triunfo material.
Conservar y enaltecer nuestro Cuerpo de Bomberos, que ofrece su tranquilidad, su salud y su vida para servir a sus
semejantes, sin distinciones sociales, religiosas ni políticas y que con sacrificio sostiene la Institución es dignificar las
más altas virtudes ciudadanas GOBERNAR ES EDUCAR he dicho en mi programa y nada es mas educador que destacar
ante la ciudadanía a este núcleo de

hombres que son ejemplos permanentes de la mas elevada educación cívica. Extended vuestra acción bomberos de mi
patria y ayudad al pueblo modesto atrayéndolo a vuestros cuarteles y a vuestras actividades, difundid en él la educación
cívica que los capacite para ganarse la vida y cooperar al engrandecimiento de la colectividad, contribuiréis así a suavizar
las asperezas de la vida nacional».

El General Ibañez, en su segunda Presidencia, recibió un proyecto que era lesivo a los principios fundamentales de la
Institución voluntaria y después de leerlo ante su autor lo lanzó, sin mayores comentarios, al canasto de papeles. El
gesto tan significativo del General dio la tranquilidad necesaria al Cuerpo de Bomberos para continuar desarrollando su
labor. Años mas tarde, durante la Presidencia de don Eduardo Frei nuevas inquietudes reformistas alarmaron al Cuerpo
de Bomberos. Correspondió disiparlas a su Ministro del Interior don Edmundo Pérez Zujovic quién después de interiorizarse
personalmente de la organización, cuarteles, máquinas,etc. en detenida visita a diferentes Compañías, acompañado de
otras autoridades de Gobierno, manifestó oficialmente en nota firmada por el Subsecretario del Interior don Enrique
Krauss, que había comprobado el alto pie de eficiencia del Cuerpo de Bomberos y que ratificaba la impresión que ya
tenía el Gobierno de don Eduardo Frei de la buena calidad humana de los hombres que forman en sus filas.

El 14 de Julio de 1968 los quintinos tuvieron el honroso agrado de recibir en su cuartel al Ministro don Edmundo Pérez y
pudieron apreciar sus relevantes condiciones de Gobernante. Su alevoso asesinato fue profundamente lamentado como
bomberos y como chilenos.

INCORPORACIONES Y REINCORPORACIONES DE VOLUNTARIOS DE 1961 HASTA 1973

795 Sergio Taulis Muñoz 13 Enero 1961


796 Alvaro Gonzáles Krauss 14 Abril 1961
797 Fernando Moreno Laulie 26 Mayo 1961
798 Mario Garcia Sepúlveda 14 Julio 1961
799 Alfredo Varas González 14 Julio 1961
800 Francisco Hoyl Sotomayor 11 Agosto 1961
801 Patricio Urrutia Barros 11 Agosto 1961
802 Carlos Alessandri Domínguez 11 Agosto 1961
803 Arturo Lamarca Barros 11 Agosto 1961
804 Arturo Silva Torres 11 Agosto 1961
805 Juan Cerda Ramírez 12 Septiembre 1961
806 Sergio Arellano Rivas 12 Septiembre 1961
807 Cristian Rodríguez Salas 13 Octubre 1961
808 Guillermo Villouta Maillard 13 Octubre 1961
809 Florencio Prats Palma 13 Octubre 1961
810 Jorge Sánchez Roig 13 Octubre 1961
811 Pedro Cruz-Montt Valdés 08 Diciembre 1961
812 Jorge Allende de la Cuadra 08 Diciembre 1961
813 Hernán de la Barra Ugalde 08 Diciembre 1961
814 Fernando Ovalle Bravo 08 Diciembre 1961
815 Arturo Urzúa Otaegui 08 Diciembre 1961
816 Germán Correa Errázuriz 21 Diciembre 1961
817 Luis González Page 21 Diciembre 1961
818 Eugenio de Marchena Guzmán 20 Enero 1962
819 Gustavo A. Avaria Placier 12 Abril 1962
820 Mario E.Merani Balanda 12 Abril 196
821 Martín Urrutia Barros 12 Septiembre 1962
822 Federico Naranjo Meza 12 Abril 1962
823 Fernando Silva Mandiola 12 Abril 1962
824 José Marambio Avaria 12 Abril 1962
825 Francisco Torres Lecaros 12 Julio 1962
826 Jaime Miguel Ossa Amenabar 12 Julio 1962
827 Eduardo Valdés Herrera 12 Julio 1962
828 Fernando Abarzúa Gajardo 24 Julio 1962
829 Pelayo Urrutia Barros 24 Enero 1963
830 Jorge Carvallo Munizaga 24 Enero 1963
831 Joaquín Echeverría Ossa 21 Junio 1963
832 Guillermo Bascuñán Dockendorff 21 Junio 1963
833 Pedro Blanco Pinto 26 Septiembre 1963
834 Jaime Ossa Amenábar 26 Septiembre 1963
835 Patricio Urrutia Barros 15 Octubre 1963
836 Jorge Chadwick Vergara 15 Octubre 1963
837 Vicente Gómez Valenzuela 15 Octubre 1963
838 Ignacio Pérez Covarrubias 15 Enero 1964
839 Pelayo Urrutia Barros 15 Abril 1964
840 Arturo Silva Torres 15 Abril 1964
841 Fernando Bascuñán Smits 15 Abril 1964
842 Enrique Urzúa Barriga 18 Junio 1964
843 Jorge Carvallo Velasco 18 Junio 1964
844 Jorge Valdivieso Brieba 18 Junio 1964
845 Eugenio Castro Lorca 18 Junio 1964
846 Carlos Ovalle Reyes 08 Diciembre 1964
847 Fernando Leay Velasco 15 Enero 1965
848 Rodrigo Gana Correa 15 Enero 1965
849 Guillermo Swinburn Novoa 15 Enero 1965
850 Ernesto Olivares Alvarez Salamanca 14 Abril 1965
851 Diego Barros Merlet 14 Abril 1965
852 Patricio Taulis Vicencio 17 Mayo 1965
853 Jaime Egaña Respaldiza 17 Mayo 1965
854 Gustavo Riveros Spring 17 Mayo 1965
855 Eduardo Cruz Serrano 17 Mayo 1965
856 Juan Pablo Concha Figueroa 15 Julio 1965
857 Aníbal Matte Langlois 15 Julio 1965
858 Fernando Cruz Serrano 15 Julio 1965
859 Leoncio Baeza Rosales 04 Octubre 1965
860 Sergio Fuenzalida Illanes 04 Octubre 1965
861 Pedro E. Wielandt Rivera 04 Octubre 1965
862 Eugenio Montenegro Sánchez 04 Octubre 1965
863 Alfredo Triggs Jaramillo 08 Diciembre 1965
864 Julio Basoalto Vergara 08 Diciembre 1965
865 Marcelo Arrau Rodríguez 13 Abril 1966
866 Roberto Cruz Serrano 13 Abril 1966
867 José María Salcedo García H. 27 Mayo 1966
868 Santiago Concha Figueroa 15 Julio 1966
869 Raúl Carvallo Munizaga 12 Noviembre 1966
870 Pelayo Urrutia Barros 08 Diciembre 1966
871 Alfredo Egaña Respadiza 08 Diciembre 1966
872 Fernando Rivas Marín 08 Diciembre 1966
873 Francisco Cortés de la Maza 08 Diciembre 1966
874 Ricardo Cruz Serrano 08 Diciembre 1966
875 Patricio García Huidobro Ochagavía 11 Enero 1967
876 Patricio Aristegui Ruiz 11 Enero 1967
877 Manuel F. Munita Fuentes 11 Enero 1967
878 Cristian B. Rivera Gómez 11 Enero 1967
879 José M. Cortés de la Maza 11 Enero 1967
880 Pedro Enrique Wielandt Rivera 21 Abril 1967
881 Jaime Aspillaga Rojas 21 Abril 1967
882 Arturo Hurtado Goycolea 21 Abril 1967
883 Patricio Urrutia Barros 5 Junio 1967
884 Juan Edo. Ureta Castro 5 Junio 1967
885 Leopoldo Valdés Portales 5 Junio 1967
886 Agustín Vives Pérez-Cotapos 5 Junio 1967
887 Juan Pablo Acuña Moreno 5 Junio 1967
888 Gabriel Unzueta Döll 13 Julio 1967
889 Eugenio de Marchena Guzmán 29 Agosto 1967
890 Jaime Carvallo Araos 29 Agosto 1967
891 Juan Ignacio García Figueroa 29 Agosto 1967
892 Arturo Arrigorriaga Vial 29 Agosto 1967
893 Federico Weltz Contreras 11 Octubre 1967
894 Hernan de la Barra Ugalde 8 Diciembre 1967
895 Marcelo Arrau Rodríguez 8 Diciembre 1967
896 Jaime Ossa Amenábar 8 Diciembre 1967
897 Javier Castillo Lagarrigue 11 Enero 1968
898 Claudio Arteaga Reyes 11 Enero 1968
899 Alvaro de la Maza Navarrete 15 Abril 1968
900 Juan Pablo Undurraga Lavín 15 Abril 1968
901 Camilo Edwards Oxley 15 Abril 1968
902 Emilio Ossa Vial 15 Octubre 1968
903 Carlos Marín Vicuña 15 Octubre 1968
904 Sergio Taulis Muñoz 8 Diciembre 1968
905 Francisco Larenas Bouquet 8 Diciembre 1968
906 Ramón Rodríguez Chadwick 15 Abril 1969
907 Ricardo E. Weber Huber 15 Abril 1969
908 Alvaro Plaza Navarrete 15 Octubre 1969
909 Guillermo Swinburn Novoa 15 Octubre 1969
910 Carlos Chacón Pérez 8 Diciembre 1969
911 Alcibíades Sánchez Ugarte 8 Diciembre 1969
912 Ruperto Lira Lecaros 15 Enero 1970
913 Francisco J. Velasco Saunier 15 Abril 1970
914 Juan Eduardo Ureta Castro 15 Abril 1970
915 Adolfo Hernán Vivanco del Real 29 Abril 1970
916 Juan Carlos Urzúa Urzúa 9 Octubre 1970
917 John Gilbert Walker Vial 9 Octubre 1970
918 Fernando Oteagui Soto 19 Octubre 1970
919 Rodrigo Urzúa Otaegui 19 Octubre 1970
920 Benjamín Aguirre Amenábar 19 Octubre 1970
921 Rafael Luis Barahona Stahr 19 Octubre 1970
922 Guillermo Purcell Winter 19 Octubre 1970
923 Luis Alberto Mascaró Ulloa 29 Octubre 1970
924 Francisco Javier Mujica Ortúzar 29 Octubre 1970
925 Enrique Mococain Miguras 29 Octubre 1970
926 Francisco Bascuñán Portales 29 Octubre 1970
927 Arturo Squella Serrano 8 Diciembre 1970
928 Eugenio Torres Aguirre 23 Diciembre 1970
929 Jorge Carvallo Velasco 15 Abril 1971
930 Alfredo Egaña Respaldiza 15 Abril 1971
931 Osvaldo Undangarin Romero 15 Abril 1971
932 Marcelo Arrau Rodríguez 15 Julio 1971
933 Arturo Hurtado Goycolea 15 Julio 1971
934 Gonzalo Lecaros Piffre 15 Julio 1971
935 Fco. José Rodríguez Pérez 15 Julio 1971
936 José Fco. Valdivieso de la Lastra 15 Julio 1971
937 Fco. Correa Brahm 20 Septiembre 1971
938 Luis A. Anrique Gimpel 14 Octubre 1971
939 Gonzalo Mujica Ortúzar 14 Octubre 1971
940 Víctor Santelices Tello 08 Diciembre 1971
941 Tomás Correa Hogg 08 Diciembre 1971
942 Raúl Correa Brahm 08 Diciembre 1971
943 Enrique Blanch Fuentes 14 Abril 1972
944 Ismael Bravo Lyon 14 Abril 1972
945 Hernán Otaegui Soto 07 Junio 1972
946 Daniel Swett Soto 07 Junio 1972
947 Augusto Gana Undurraga 07 Junio 1972
948 Francisco Mujica Ortúzar 14 Julio 1972
949 Jaime Mujica Ihner 14 Julio 1972
950 Francisco Bascuñán Vergara 14 Julio 1972
951 Andrés Bascuñán Vergara 14 Julio 1972
952 Arturo López Urrutia 26 Septiembre 1972
953 Christian Swett Soto 10 Noviembre 1972
954 Humberto Yáñez Valdés 04 Diciembre 1972
955 Joaquín Echeverría Ossa 04 Diciembre 1972
956 Fernando Bascuñán Vergara 08 Diciembre 1972
957 Daniel Carvallo Cepernic 14 Mayo 1973
958 Joaquín Montes Larraín 14 Mayo 1973
959. José Antonio Berrios del Solar 02 Julio 1973
960. José Bascuñán Portales 13 Julio 1973
961. Juan L. Vial Claro 13 Julio 1973
962. Julio Vidal Venegas 13 Julio 1973
963. José Miguel Vicuña Montes 13 Agosto 1973
964. Carlos Ureta Castro 15 Octubre 1973
965. M. Antonio Polanco Iturriaga 15 Octubre 1973
966. Francisco J. López Pérez 26 Octubre 1973

EJERCICIOS Y COMPETENCIAS COMPETENCIA ALFREDO SANTA MARIA 2-NOV-1969

La Competencia por el Premio José Miguel Besoain que debió efectuarse en 1968 fue postergada para 1969 y en este
año, por motivos diversos, el Directorio acuerda postergarla nuevamente.

Las Compañías habían iniciado con entusiasmo sus preparativos cuando conocen, el 1º de Octubre la suspención del
torneo.

La mayoría de las Compañías de agua acuerdan continuar los ejercicios y correr una Competencia extraoficial. Después
de superarse múltiples inconvenientes, pudo efectuarse el domingo 2 de noviembre.

Así describe esta competencia en el libro de Guardia el Teniente 1º don Sergio Taulis :

«Los Capitanes de la 4ª, 5ª, 9ª, 11ª, 13ª y 14ª Compañías, inspirados en el significado que las competencias tienen, al
estrechar los lazos de amistad y contribuir a la preparación bomberil de los voluntarios, acordaron llevar a cabo una
competencia entre sus seis Compañías.

El Capitán de la 5ª Eduardo Swinburn H. ofreció el premio para aquel que resulte vencedor, indicando que este llevaría
el nombre de nuestro distinguido voluntario don Alfredo Santa María ; el capitán de la 4ª Compañía propuso que dado
que don Alfredo Santa María era el voluntario más ilustre que ha pasado por el Cuerpo, no solo el Premio sino también
la competencia misma llevara su nombre, proposición que fue acordada por los demás capitanes en un gesto que nos
honra y compromete .

A las 10 horas formaron las Compañías en el «Country Club», en un hermoso día de sol y contando con la asistencia del
Sr. Embajador de Gran Bretaña y miembros de su Embajada, el señor Vice Superintendente del Cuerpo don Sergio
Dávila E. los comandantes 1º y 2º, familiares de los voluntarios y gran público presente.

A los sones de nuestra Canción Nacional, interpretada por la banda instrumental del Regimiento Buin, se izó el Pabellón
Nacional.

A continuación y por sorteo corrieron los equipos de la 9ª, 13ª y 4ª Compañías poniendo esta última un tiempo de 2
minutos cincuenta y cinco segundos. En cuarto lugar corrió el equipo de la 5ª.

Desde la partida el equipo demostró su gran preparación y destreza, realizando con perfecta sincronización las armadas
para los primeros blancos. Al llegar al blanco 5 por causas que se desconocen bajó bruscamente la presión desde el
carro bomba que alimentaba al gemelo base, baja que duró aproximadamente quince segundos. Cabe destacar que
dicho imprevisto no logró perturbar la disciplina de los
voluntarios que corrían, quienes ordenadamente y en silencio
se mantuvieron en sus puestos hasta que se normalizó la
situación, continuando en gran forma la realización del
movimiento, brillantemente concebido por nuestro voluntario
Honorario Sr. Agustín («Pitin») Gutiérrez V.

Botado el último blanco los cronómetros indicaron un tiempo


de dos minutos treinta y ocho segundos, incluidos los quince
segundos perdidos por la baja de presión .

La bomba «BERLIET» de la Quinta. Es la novena


máquina con que los quintinos han servido a la ciudad.
A continuación Corrió la 14ª Compañía, la que con un hermoso movimiento y una perfecta actuación puso un tiempo de
dos minutos cuarenta y dos segundos. «Escasos cuatro segundos los privaron del triunfo».

La Bomba Arturo Prat obtuvo una nueva victoria venciendo estrechamente a las Compañías italiana, inglesa y francesa
y a las dos chilenas cuyos equipos, todos, en gran estado físico, desarrollaron el movimiento con excelente táctica
bomberil.

Los voluntarios que dieron a la Quinta el puesto de honor fueron : Tte. 1º Sergio Taulis, Tte. 2º Jaime Egaña R., Hernán
Swinburn, Iván Leiva, Claudio Munizaga, Sergio Echeverría, Alvaro Gonzáles K., Guillermo Villouta, Arturo Urzúa, G.
Adolfo Avaria, Martín Urrutia, Jorge Carvallo V., Fernando Cruz, Eugenio de Marchena, Pedro Wielandt, Alfredo Egaña,
Leopoldo Valdés y Ramón Rodríguez.

EJERCICIO GENERAL 30-NOV-1969

No había transcurrido un mes desde que la Quinta había culminado un largo período de ejercicios con el triunfo obtenido
en la competencia «ALFREDO SANTA MARIA» cuando debió prepararse para el Ejercicio General del Cuerpo de
Bomberos. Esta presentación se realizó el 30 de Noviembre, en el Parque Causiño, ante el Presidente de la República
don Eduardo Frei Montalva. Este mandatario que tantas pruebas dio a la Institución del gran aprecio que le merecía,
quiso, al término de su gobierno, revistar a las Compañías y donar al Cuerpo un nuevo estandarte. Ante una concurrencia
extraordinariamente numerosa que aplaudió sin reserva a los voluntarios se desarrolló con toda corrección el largo
programa. El Comandante trasmitió las felicitaciones de S.E. a todo el personal.

En el año hubo 269 llamados de Comandancia e incendios y debido a la situación política se recibió ordenes de
acuartelamiento en seis oportunidades.

La bomba BERLIET recorrió 1.714 kilómetros en el año concurriendo a los actos deservicios. Como siempre los incendios
aumentaron a fines de año. El día de Pascua de los quintinos transcurrió así, según las anotaciones del Libro de Guardia
:

A la una de la mañana llamado de Comandancia a apagar un gran árbol de Pascua que habían instalado en la Plaza
Almagro. La Guardia Nocturna sale a las ordenes del voluntario Alvaro Gonzáles Krause y trabaja con el booster tank.

A las 2:25 am. Incendio de reserva. Retirada a las 3:05 am.

A las 5:25 am. Incendio en Placer y Santiago Concha. Reserva. A las 12 horas. Gran incendio en Morandé, oficinas del
Ministerio de obras Públicas. Se armaron cinco pitones de 50 mm. y uno de 70 mm. Los recortes de prensa pegados al
libro dicen : «BATALLA BOMBERIL» seis compañías de bomberos batallaron contra el fuego debiendo poner en práctica
varias tácticas a fin de evitar que las llamas alcanzaran el Banco del Estado separado del foco del siniestro solo por la
galería Antonio Varas. Un voluntario identificado como Alvaro Gonzáles resultó con lesiones de mediana gravedad al
caer desde su puesto sobre un montón de escombros. Otros compañeros cayeron con principio de asfixia, pero por fin
el fuego comenzó a ceder y una nube de vapor blanco indicó su agonía.

UN TRIUNFO Y UNA DERROTA.

Un día cinco del quinto mes, del año 1935 la Quinta ganó una competencia. Fue el primero de los triunfos en la serie por
el Premio José Miguel Besoain y los miembros del equipo vencedor resolvieron convertir esa fecha en un día memorable.
Las fechas de victorias anteriores o posteriores ya nadie las recuerda, pero ésta, se ha salvado del olvido y cada cinco
años, sin interrupción, el viejo equipo se reúne, pasa lista, escucha la lectura de la relación oficial, y comentan entre ellos
las incidencias del evento como si este hubiere ocurrido el día anterior.

A esas reuniones asiste como invitado el Director de la Compañía. Los asistentes firman un libro y nadie ha faltado aún
a la cita. Nadie, excepto los muertos. Para ellos hay un recuerdo especial y todos contestan presente por Javier Recabarren
Valdivieso, Jorge Díaz Garcés, Leonardo Mascaró Vildósola y Hernán González Bazán. Un voluntario que no tenía aún
un año de antigüedad en la Compañía y que después fue Guardián del Libro Verde era el encargado de convocar estas
reuniones y brindar su hospitalidad. Concurre también a estas quinquenales sesiones en casa de Sergio Avaria, el
Secretario de entonces, Eduardo Pérez Covarrubias quien vigila atentamente que nadie, al calor de los recuerdos, se
atribuya haber botado más blancos que los que indica el texto que él escribió.
Desde ese año 1935 la Quinta presentó equipos que compitieron con creciente éxito en los Ejercicios Generales de
Competencia. Pudo descontar la ventaja que había tomado la Cuarta Compañía y con ella rivalizaron caballerosamente
en los primeros lugares de este tradicional torneo. Fueron casi siempre las favoritas de la cátedra bomberil pero esto
jamás desanimó a las otras Compañías ni amainó su entusiasmo. Ganar a la Cuarta y a la Quinta ha sido un aliciente
más que las ha hecho conquistar brillantes triunfos. El Premio José Miguel Besoain que se disputa con tanto entusiasmo
por las Compañías de Agua concita el interés del público espectador en mayor grado hacia las Compañías de Escala. La
Competencia de Escalas reviste gran espectacularidad y encierra todos los peligros inherentes a un trabajo realizado a
considerable altura sobre el suelo. Los participantes no trepidan en correr cualquier riesgo físico con tal de llevarse el
trofeo correspondiente a su especialidad. En una reciente ocasión un voluntario de la Séptima Compañía, para ganar
algunos segundos de tiempo para su equipo, arriesgó su vida saltando de un extremo de la escala en cuyo último
peldaño se equilibraba hasta otra escala colocada verticalmente y a cierta distancia. Este salto que no habría ejecutado
por dinero ningún acróbata profesional valió un premio, no para el voluntario que lo efectuó sino para un fotógrafo que lo
captó en su peligroso «vuelo». La fotografía que mereció el premio fue publicada en El Mercurio y muestra el instante en
que el cuerpo del voluntario pasa sobre el obstáculo colocado a gran altura, sin tocarlo, cuando ha despegado de su
apoyo y aún no llega a la otra escala. Nuestras Competencias de Agua no revisten esos peligros pero sólo los que en
ellas participan conocen los sacrificios que su preparación demanda. Ejercicios de madrugada, antes de irse al trabajo,
o ejercicios nocturnos, cuya duración se prolonga a medida que se aproxima la fecha fijada. No sólo es importante el
estado físico de los competidores, también es fundamental lograr una buena solución táctica para el «movimiento» o
problema planteado por la Comandancia y cuyas bases se entregan simultáneamente a todas las Compañías pocos
días antes de su realización. Los problemas son siempre diferentes, varían tanto que hasta el que redacta las bases
puede no conocer cual sea la solución más acertada. Los equipos practican una y otra vez diferentes movimientos hasta
dar con el que creen más perfecto cualquier detalle influye en el tiempo final y como a veces el triunfo se obtiene por
fracciones de segundo nada se deja al azar.

En la última Competencia la Quinta olvidó que en la confianza está el peligro y fue derrotada. Esta derrota la relataremos
porque nunca la Quinta había obtenido tan mala clasificación y es la contrapartida a sus victorias que la han colocado en
el primer lugar del cómputo general.

Se realizó esta competencia el día 24 de Octubre de 1971 en la cancha de la Escuela de Carabineros. Hacía treinta años
que los equipos quintinos no bajaban del tercer lugar y diez años que se mantenían firmes en el primer puesto. El día
anterior corrió el equipo en forma impecable. Nadie dudó del próximo éxito. Se había efectuado el sorteo y según
experiencias anteriores se calculó que nuestro equipo debía actuar en la cancha aproximadamente a las once de la
mañana. La citación para todas las Compañías era a las 8.30 horas y correrían alternadamente compañías de agua y de
escala según el orden del sorteo. El material que se iba a emplear se envío temprano con el voluntario honorario Jaime
Egaña Baraona cuyos hijos Jaime y Alfredo eran miembros del equipo. A la hora de citación, en punto, el Comandante
pidió la venia del Superintendente para iniciar el acto y este fue realizándose con rapidez y sincronización perfectas.
Correspondió correr al equipo quintino antes de lo previsto y al llamado no se presentaron dos de los seleccionados que
debieron ser reemplazados en el punto de partida. Titulares y reservas corrieron y desarrollaron el movimiento en solo 2
minutos y 44 segundos. No hubo fallas apreciables a simple vista por los espectadores ni por los mismos integrantes del
equipo. El último blanco fue botado por Iván Leiva Mollinger a gran distancia y en forma tan precisa que causo admiración
a los entendidos en estas lides. Aplaudía con entusiasmo el triunfo de su equipo el Intendente de la Provincia Jaime
Concha Lois quien como experimentado pitonero quintino apreciaba bien la maniobra de Leiva. A pesar de la representación
oficial como Intendente Jaime Concha había concurrido de uniforme de trabajo. El que con más alegría se preparaba a
celebrar el triunfo era el voluntario Guillermo Föster Mujica a quien se debía la acertada solución del movimiento. En su
fuero interno el Superintendente don Sergio Dávila Echaurren tiene que haber experimentado la misma satisfacción ya
que mientras dirigió a la Quinta fue el estratega de todas sus victorias. Hasta el último quintino estaba listo para lanzar su
casco al aire cuando se anuncio que el imbatible tiempo de dos minutos cuarenta y cuatro segundos había sido recargado
en cinco minutos. Uno de las reservas, que reemplazó a uno de los que llegaron a las once «para no ponerse nervioso
antes de la carrera», desenrolló una tira, en la armada inicial, cuyo extremo sobrepasó un instante el límite de la cancha
y ese pequeño detalle que en nada beneficiaba ni favorecía a nuestro equipo, fue notado por uno de los jueces. Las
bases estipulaban que se sancionaría con 5 minutos de recargo al equipo que pasara material o personal por los
imaginarios muros infranqueables y se aplicó tal disposición a la involuntaria infracción de nuestro reserva. La Quinta no
protestó ni apeló de la drástica interpretación que dio el Comandante a los hechos y acató disciplinadamente que en esa
competencia se le relegara a uno de los últimos lugares. Por un motivo parecido, una tira que por la presión de agua
quedó en la línea demarcatoria, fue también sancionada otra Compañía.

Todos lamentaron lo sucedido, especialmente los que llegaron tarde y que fueron castigados por la Junta de Oficiales,
pero gracias a este revés la Quinta demostró que también sabe perder.
Durante este período, de 1961 a 1973, la Quinta Compañía practicó no menos de 450 ejercicios para poder trabajar con
eficiencia en los incendios y otros actos de servicio. Las competencias internas por los premios DAVILA y MATTE que se
efectúan anualmente y las competencias generales son las ocasiones propicias para demostrar el grado de su preparación
bomberil. El entusiasmo e interés que demuestran los voluntarios en ganar estos torneos y que a muchos puede parecer
pueril, o casi infantil, se justifica plenamente por el afán de superación por el ánimo de hacer triunfar a su Compañía, de
hacer flamear su estandarte en los puestos de honor y, por último, para poder servir mejor.

MUERTOS Y HERIDOS EN ACTOS DE SERVICIO DESDE 1961

La lista de los Mártires del Cuerpo de Bomberos de Santiago que, hasta 1961 era de 22, aumenta considerablemente
desde esa fecha, a ella se agregan los siguientes nombres :

MARIO GARRIDO, Segunda Compañía


CARLOS CACERES, Sexta Compañía
PEDRO DELSAHUT ROMAN, Cuarta Compañía
ALBERTO CUMMING GODOY, Sexta Compañía
PATRICIO CANTO FELIU, Tercera Compañía
RAFAEL DUATO POOL, Duodécima Compañía
EDUARDO GEORGI MARIN, Duodécima Compañía
MIRKO BRANCIC TABOADA, Decimatercera Compañía
OSCAR ALCAINO CACERES, Decimatercera Compañía.

Los voluntarios de la Quinta fueron afortunados en este período de trabajo. Sólo algunas lesiones y fracturas de las que
pronto se recuperaron sufrieron los siguientes voluntarios :

Ayudante Diego Barros Merlet en el incendio de San Diego y Diez de Julio. Voluntarios activos Santiago Concha Figueroa
y Eugenio Montenegro Sánchez en el llamado de Comandancia de San Diego y Eleuterio Ramírez. Teniente 1º Agustín
Gutiérrez Valdivieso y voluntarios activos Guillermo Swinburn Novoa y Ernesto Olivares Alvarez Salamanca, en el incendio
de Santa Rosa y Alonso Ovalle. Secretario Luis Riveros Herrera en el incendio de San Isidro y Alonso Ovalle. Maquinista
Jorge Carvallo Velasco en el llamado de Comandancia del 1º de junio de 1968. No he encontrado mas nombres de
accidentados en los libros de guardia. Me consta que ha habido muchos más. La espontánea costumbre de los quintinos
de ocultar sus nombres cuando se accidentan en un incendio para no inquietar a sus familias parece haberse oficializado.

Antes de que se perfeccionara el uso de máscaras contra el humo se entraba a los incendios protegidos sólo por la toalla
mojada. Los que sufrían principios de asfixia eran numerosos y se los sacaba a la vereda a recuperarse. A los periodistas
que se acercaban a preguntar nombres siempre se les dio uno que correspondía a un voluntario que se vanagloriaba de
su resistencia al humo. Personalmente recuerdo en los incendios del Registro Civil y de ZIG ZAG la molestia demostrada
por un mismo periodista al constatar que varios asfixiados declararon un mismo nombre. El criterio imperante en las filas
quintinas podría resumirse diciendo que los pequeños accidentes del trabajo bomberil son gajes del oficio que no vale la
pena publicar. Los dolores pronto se olvidan y mas vale recordar los gratos momentos que la convivencia con mas de un
centenar de leales amigos, de todas las edades, de muy diferentes actividades, nos depara mientras vestimos la verde
cotona quintina.

Nunca hubo uniformidad de criterios en esta Compañía para elegir sus oficiales. Recordemos que en el siglo pasado un
voto más o un voto menos hacía un Capitán o frustraba una sentida aspiración. El tiempo fue aunando las opiniones, por
lo menos en este aspecto eleccionario, pero desde un comienzo el elegido contó con el respeto y obediencia de opositores
y electores. En este último período han sido excepciones notables a la libertad de pensamiento expresado en los votos
secretos emitidos por los quintinos para elegir sus Directores los nombres de Sergio Dávila y de Mario Errázuriz.

En las reuniones de Compañía cada voluntario puede expresar libremente su opinión sobre el tema que se trate y de
hecho hacen uso de su tradicional derecho. Con esa misma libertad voy a citar el siguiente caso cruel y pintoresco; había
sido elegido secretario de la Compañía en 1965 el voluntario honorario don Luis Riveros Herrera quien por sus altas
funciones en diferentes reparticiones públicas no había tenido el tiempo suficiente para servir a la Quinta desde un cargo
de Oficial.

Con el entusiasmo propio del recién elegido quiso escribir una Memoria anual que superara las que antes escribiera un
Valdés Vergara, un Torres Boonen o un Lea Plaza Jencquel y en casi un centenar de páginas presentó un trabajo de
indiscutible mérito literario e histórico. Además de los hechos netamente quintinos se refirió a la obra poética de Rubén
Darío de cuya muerte se cumplían 50 años y en la que exaltaba la labor de los bomberos chilenos. Cuando el Secretario
leía las primeras estrofas del Himno de Rubén Darío a los Bomberos pidió la palabra el voluntario don Daniel Claro de la
Maza y protestó airadamente porque la Memoria anual se había convertido en un mamotreto y a su juicio era una falta de
respeto a los asistentes obligarlos a escuchar una exposición tan larga. La campanilla del Director dominó la situación y
el Secretario pudo terminar la lectura de su Memoria. Luis Riveros tuvo, sin embargo, la satisfacción de ver el mismo
Himno, cuya lectura se le quiso impedir, esculpido en una placa colocada a la entrada del Cuartel General, impreso y
profusamente repartido a todas las Compañías, por la Dirección del Cuerpo de Bomberos de Santiago. Ese justo homenaje
se rindió en el año del centenario del nacimiento de Rubén Darío muchas de cuyas hermosas poesías se refirieron a los
Cuerpos de Bomberos voluntarios de Chile.

Y como en la Quinta las discrepancias de opiniones no dan origen a odiosidades personales y los errores también se
reconocen, el mismo voluntario que censuró en aquella ocasión al Secretario, propuso este año su nombre para
desempeñar el mismo cargo en reemplazo del voluntario Eduardo Cruz que se alejaba del país.

En este período fallecieron tres buenos colaboradores de la Compañía. Ellos fueron: Bernardino Ferri, fiel cuartelero y
único conductor de la Bomba Saurer. Además manejó algunos años la bomba Mack. Se retiró para trabajar en un puesto
más apropiado para su edad y continuó visitando el cuartel en calidad de amigo invariable. Eugenio Becerra, fue el
sucesor de Bernardino como cuartelero y conductor de la Bomba Mack, sirvió diez años y falleció siendo cuartelero. La
Compañía acordó cobrar una cuota extraordinaria para ayudar a los pequeños hijos de Eugenio Becerra.

Manuel Aliste, mas conocido como QUINTIN, sirvió como reemplazante de un ayudante del Cuartelero en un fugaz
período que se remonta a unos treinta años atrás. Su oficio era el de lustrabotas y aunque nadie sabía donde vivía,
QUINTIN siempre aparecía en los incendios al lado de la Bomba, era frecuente verlo llegar en taxi a distantes Llamados
de Comandancia, vigilaba que ningún extraño se acercara a la máquina en la que los voluntarios dejaban sus abrigos o
sus prendas de valor. Su recompensa era regresar en la bomba. Su físico deforme le habría impedido ser bombero pero
el se sentía más quintino que nadie y por sus relatos convenció a muchos clientes que efectivamente pertenecía a
nuestras filas. Nadie pensó en desmentirlo y, al contrario, se le había ofrecido condecorarlo por su fanática lealtad, para
nuestro Centenario. Un día desapareció y supimos la noticia de su fallecimiento cuando ya había sido sepultado.

HERENCIAS Y DONACIONES

Los quintinos que mas tiempo han servido durante su vida a la Compañía y que mas esfuerzos han gastado en ello
pareciera que han querido prolongar esos servicios mas allá de la muerte. Ellos la han tenido presente en sus últimas
disposiciones testamentarias y gracias a su generosidad la Quinta ha podido en muchas ocasiones mejorar sus
instalaciones y muebles. No constituye una sorpresa que constantes y antiguos voluntarios leguen un recuerdo material
a su bomba, pero ha ocurrido también casos inesperados como el que relata en la memoria anual el Secretario don
Alfredo Lea Plaza Saenz en 1934.

«Un hombre generoso nos deparó este año una verdadera sorpresa. Don Pío Puelma Besa, voluntario de otros tiempos,
instituyó en su testamento un legado en favor de la Compañía, que recibimos a mediados de 1934. Así, un hombre
olvidado casi en la 5ª, de la que hace más de treinta y cinco años abandonara las filas, seguramente por motivos de
orden superior, nos ha enseñado cuan fuerte es el cariño que a través del tiempo y la distancia, se puede conservar por
la institución en que se emplean pródigamente, los mejores arrestos de la Juventud».

No pretendo herir la modestia de los actuales quintinos llenando páginas con la enumeración de los regalos que han
incorporado al inventario de la Compañía o al Club Deportivo de la Quinta pero no puedo pasar por alto una donación
efectuada en memoria de Leonardo Mascaró. Es una gran mesa de billa con todas sus instalaciones y accesorios, que
los amigos de Leonardo Mascaró que fueron sus compañeros en la Organización Kappés y en la bomba regalaron hace
dos años en recuerdo de ese gran amigo y capitán quintino.

Leonardo Mascaró Vildósola fue un bombero excepcional, solo el hecho de haber recibido su premio por 40 años de
servicios, con 2.513 asistencias sobrantes, da una idea aproximada del gran trozo de su vida que entregó a la Quinta. El
afecto que por él sentían sus compañeros se reveló un día que supieron que Leonardo se había internado en una clínica
para que lo operaran de cáncer pulmonar. La noticia sorprendió porque era un gran deportista, nunca se le había visto
enfermo y su resistencia al humo en los incendios era proverbial.

Sin embargo el diagnóstico era fatal y el Capitán moriría de su incurable mal. Sus amigos, que eran muchos, no se
resignaron y algunos rezaron olvidadas oraciones y otros hicieron mandas en las que nunca habían creído . El hecho es
que Leonardo Mascaró vino a caer veinte años más tarde cuando hacia guardia, de uniforme de parada, velando los
restos de su antiguo Director don Oscar Dávila con el estandarte de la Compañía.

Cito textualmente palabras que el Director de la Quinta pronunció en Julio de 1970 en los funerales de Leonardo Mascaró:
«... entonces ocurre lo inesperado, a este hombre que no pudo vencerlo la fatiga de mil incendios, lo ataca mortal
enfermedad. Los médicos perdieron toda esperanza de vida. Cundió la consternación en las filas de la Quinta. Moría el
Capitán. Moría sin remedio el puntal de los equipos de competencia, pieza fundamental en seis victorias resonantes. Se
acordó no reemplazarlo, dejándolo terminar sus días como
Jefe de la Compañía que tantos desvelos le debía. Aún
cuando se han agotado todos los medios humanos, aún
cuando la ciencia se declara vencida, el afecto y amistad se
rebelan y buscan un apoyo en lo sobrenatural. Eso ocurrió
entre nosotros, cien voluntades se unieron por igual deseo,
por diferentes caminos y de distintas maneras clamaron para
evitar lo inminente. Y el Ser Supremo escuchó y revocó su
designio, complacido de la unión de cien corazones quintinos.
Veinte años prolongó la vida a Leonardo Mascaró para que
siguiera sirviendo.

Impartió largo tiempo desde la Junta de Disciplina su Justicia


y su bondad y quiso para ejemplo y enseñanza de los que
En el campeonaton interno de Ajedrez de 1964, el campeón nacional René Letelier
mañana militen en la Quinta, morir de pie, vestido de gala, (blancas) enseña a oos voluntarios Luis Riveros y Agustín Gutierrez (negras) a
inconmovible en sus ideales, velando como caballero herido mover las piezas.

los símbolos de su tradición».

LA SEQUIA DE 1968

En 1968 se sintieron en todas las actividades del país los desastrosos efectos de la sequía más aguda del último siglo.

La Quinta Compañía, cuyos voluntarios han reaccionado de inmediato ante todas las catástrofes nacionales, sean éstas
terremotos, epidemias, guerras o conmociones internas, se adelantó esta vez a colaborar con las autoridades y lo hizo
en la única forma que podía hacerlo una Compañía de Bomberos. Era notorio el derroche de agua potable a través de los
grifos mal cerrados. Noche a noche los quintinos recorrieron las calles cerrando los grifos y predicando con su ejemplo
la economía del vital elemento. Los ejercicios bomberiles se transformaron en revisiones de grifos. Los primeros en
comprender el significativo llamado fueron los ejecutivos de la Empresa de Agua Potable. Ellos proporcionaron los
medios publicitarios de prensa y televisión para divulgar la actitud de los quintinos hasta los sectores mas alejados. El
Cuerpo de Bomberos llamó también la atención de la ciudadanía suspendiendo la tradicional Competencia José Miguel
Besoaín para evitar los consumos de agua que no fuesen indispensables.

Ese año la Quinta fue invitada por la Empresa de Agua Potable a correr la competencia interna PREMIO DAVILA en una
de sus plantas. Se realizó un ejercicio de características especiales. Consumo mínimo de agua y largas carreras y
traslado de material. Lógicamente en este tipo de movimientos triunfó la juventud de los activos superando fácilmente a
los honorarios. El equipo ganador fue el siguiente:

Brigadier Alvaro Gonzáles Krauss y voluntarios Leoncio Baeza, Sergio Echeverría, Eugenio de Marchena, Marcelo Arrau,
Jaime Carvallo, Fernando Cruz, Javier Castillo, Jaime Ossa, Cristián Rivera, Juan Pablo Undurraga, Patricio Urrutia y
Agustín Vives. De los nombrados los cuatro primeros ya han obtenido su «Título» de honorarios. Leoncio Baeza Rosales
ha llegado a ser honorario cumpliendo su tiempo reglamentario como activo en dos etapas. Ingresó a la Quinta hace más
de treinta años y debió retirarse al poco tiempo. Cuando creyó que podría volver a servir a la Quinta se reincorporó y
trabajó con el mismo entusiasmo de sus primeros años.

Muchos son los que se han reincorporado dos o más veces hasta que han logrado la estabilidad que otorga la calidad de
HONORARIO.
LOS PREMIOS DE LA QUINTA Y SUS TITULOS

La Quinta Compañía es sin duda la mas parca en conceder medallas o condecoraciones a sus voluntarios. Mejor dicho
no las concede. Actualmente sus voluntarios reciben premios solamente de la Institución y de la Municipalidad de Santiago.
En estas condiciones la primera medalla que un quintino puede prender en su uniforme es la que otorga el Cuerpo por
veinte años de servicios y con un porcentaje de asistencia determinado. La segunda, a los treinta y cinco años, es
otorgada por la Municipalidad. Los que llegan al medio siglo de servicio obtienen simultáneamente premios del Cuerpo
y de la Municipalidad. Los premios intermedios, cada cinco años, consisten en broches que se colocan en las cintas de
las medallas.
En la historia de la Quinta se eximió de esta norma a los fundadores. Ellos recibieron en los aniversarios más importantes
medallas en reconocimiento a su obra creadora y a su constancia en seguir sirviendo a la Compañía. De ellos sólo
fueron premiados los mas constantes y fieles. Omitiendo en esta distinción a los que pasivamente aún vivían en sus
filas. Han existido otros casos excepcionales, como la medalla de oro acordada a Manuel Gaete Rojas cuando aún se
temía por su vida a causa de las heridas sufridas en acto de servicio.

Cuando se ha emitido una medalla conmemorativa se ha explicado a los voluntarios nuevos que su uso está prohibido
en el uniforme.

Hemos visto que los Premios Dávila y Premios Matte consisten en inscripciones de nombres en los trofeos respectivos.
Queda entonces como único premio de la Quinta el premio La Llave y por eso se habla de esta llave que se usa colgada
al cinto como del «preciado galardón».

EL PREMIO « LA LLAVE»

La Quinta Compañía una vez al año, confiere esta distinción al que asiste al mayor número de actos obligatorios,
siempre que alcance el porcentaje establecido en el reglamento. Consiste en una llave de plata labrada, de cuyo uso
disfruta durante un año el ganador. Su nombre se graba en ella y en un escudo que adorna la sala de sesiones. Quién la
obtiene tres años consecutivos la gana en propiedad.

Durante el siglo pasado ganaron en propiedad el Premio La Llave los voluntarios Carlos Matta Pérez y Luis Sota Alvarez.

En este siglo la han ganado Demetrio Moreno Sanfuentes, Raúl Sotomayor Eguiguren, Fernando Santa María Valdivieso,
Francisco de la Cerda Zegers, Manuel A. Varas Romero y Alcibíades Sánchez Ugarte, hasta 1973.

El cómputo de las asistencia efectuado por la Junta de Oficiales es tan estricto que se dio el caso de un voluntario que
habiéndola obtenido dos años la perdió por una sola asistencia al finalizar el tercer año. Este fue Guillermo Villouta
Maillard entusiasta voluntario que debió resignarse a perder la valiosa Llave por tan escaso margen.

Don Francisco de la Cerda la ganó con exceso pues la obtuvo cuatro años consecutivos. A su fallecimiento sus hijos de
los cuales hubo cuatro quintinos, acordaron regalar la Llave ganada por su padre a la Compañía. La Quinta conserva ese
premio y el que devolvió don Luis Sota.

Hasta 1973 tres voluntarios conservan en su poder sus respectivas Llaves (Santa María, Varas y Sánchez). Los
descendientes de los voluntarios Matta, Moreno y Sotomayor guardan las restantes. Entre esas, la ganada por don
Demetrio Moreno, es la que se considera más hermosa, y fue diseñada y donada a la Compañía por su viejo Capitán don
Rubén Dávila que así quiso evitarle un cuantioso gasto a la tesorería de la Quinta.

El primero que inscribió su nombre en la Llave fue don Benjamín Dávila en 1874 y el último es Alcibíades Sánchez, que
en este año del Centenario ha obtenido su propiedad definitiva con asistencia a los actos de servicio obligatorios superior
al 98%. Para ganarla, dijo Sánchez, no he sabido durante tres años lo que es salir de Santiago y en cambio sé lo que es
levantarse enfermo a apagar incendios en noches de invierno.

Los TITULOS que da la Compañía son dos el de Maquinista y el de honorario. El primero se obtiene siguiendo un curso
de Máquina y aprobando en un examen los conocimientos adquiridos. El segundo lo otorga la Compañía a los voluntarios
activos que han enterado la antigüedad y porcentaje de asistencias que el Reglamento exige.
Actualmente ni Maquinistas ni Honorarios reciben un diploma o certificado que acredite su calidad de tal. Se eliminaron
en la práctica los diplomas cuya entrega material se efectuaba en sesión de Compañía. Antiguamente no sólo se entregaban
títulos o diplomas a los que obtenían la calidad de voluntarios honorarios, sino, también, a los voluntarios recién ingresados.
Este «TITULO» ha sido reemplazado por la papeleta firmada por el Secretario General. Las medallas y pergaminos,
como otros símbolos externos, han ido quedando olvidadas en la larga jornada de trabajo. Aún la costumbre más
reciente de usar una insignia en la solapa tiende a desaparecer. De estas insignias conocimos una gran variedad, sobre
la base común del número cinco y del color verde muchos quintinos diseñaron o hicieron fabricar sus propios distintivos.

En los comienzos de la Quinta hubo una pintoresca insignia, usada por los jóvenes y solteros miembros de la no menos
pintoresca «Orden del Pololo» cuyo primer Comendador fue don Ignacio Santa María a quien ahora recordamos en su
severidad patriarcal. Ese distintivo era un pololo verde que servía como adorno de corbata o en el ojal de la solapa. La
figura del pequeño coleóptero era de metal esmaltado en el mismo color del uniforme quintino y dio origen al término
«pololeo» y sus derivados, ya que como era natural todos esos jóvenes le hacían la corte a alguna niña, y de prenda,
antes del anillo de compromiso, o como prueba de cariño, algunos voluntarios prestaban o daban sus insignias a sus
preferidas. De ahí empezó lo de «mi pololo» que decían las niñas, dicho que fue seguido por «mi polola», y que terminó
por crear el verbo pololear.

Sobre este tema ha llegado hasta nosotros varias publicaciones, incluso una del Averiguador Universal del Mercurio
pero entre los actuales voluntarios de la Quinta no se conserva ya ningún distintivo de la antigua «Orden».

LA RANA

La Rana se llamó a una de las bombas que tuvo la Quinta , hoy una simpática revista de circulación privada entre los
quintinos lleva ese nombre. La dirige Federico Weltz y forman su consejo Directivo Arturo López, Rodrigo Urzúa y
Ramón Rodríguez.

La Rana circula cuando sus redactores estiman conveniente, no es una revista formal en ese aspecto pero cuando sale,
o mejor dicho cuando salta, las carcajadas se oyen desde la entrada al cuartel.

Sin duda el humorismo toma nuevas formas con el tiempo, el antiguo Voluntario don Eduardo Pérez decía que del último
número había entendido pocas páginas. Se le da gran importancia a las informaciones deportivas, en especial a la
campaña futbolisticas y de baby-futbol que han desarrollado en este año los jóvenes equipos de la Quinta.

Esta iniciativa de Federico Weltz y de sus colaboradores ha servido para que los voluntarios que se han ido de Chile se
mantengan espiritualmente unidos a la Compañía y para que los de acá sepamos de ellos.

Transcribo párrafos de algunas cartas publicadas en la Rana:

«... A pesar de la distancia y de tantas actividades conservo muy dentro del corazón el recuerdo de mi querida Quinta por
lo que estas hojas me han emocionado al trasladarme por unos minutos al cuartel de calle Nataniel...».

Eduardo Cruz Serrano


Las Palmas de Gran Canaria

«...por favor no dejen de mandarme la próxima Rana. En el verde tropical de la selva veo el color de nuestra Compañía
y recuerdo con nostalgia los incendios, las competencias, esa querida mesa quintina...».

Guillermo Villouta Maillard


Barquisimeto - Venezuela

«... tendré que resignarme a no asistir al Centenario pero quiero tener el honor de cooperar a financiar la Historia de la
Quinta. Espero que no se olvidarán de mí y me guarden un ejemplar».

Alvaro Plaza Navarrete


Minneapolis - USA

Y así esta «Rana» saltando enormes distancias unirá con la Quinta a sus dispersos voluntarios llevándoles en su color
verde la esperanza de mejores días.
En uno de sus números se publicó una colaboración sobre el caballo Ping-Pong, no pudiendo ya intercalarla donde
cronológicamente corresponde la inserto textualmente:

En recuerdo de Ping-Pong

Colaboración para «LA RANA» de Jorge Rogers Sotomayor.

«Creo que fui aspirante a quintino a los 5 años, y que el primer número que aprendí a conocer fue también el cinco.
Lo recuerdo brillando, sobre el casco lustroso y en los broches de la negra cotona que unida a una blanca toalla, colgaba
perpetuamente de una misma silla, a los pies de la cama de mi padre, el quintino cuya firma «J. Rogers Palma» he
tratado de imitar para suscribir mis aficiones literarias o periodísticas.

Escasos pueden ser los recuerdos de un niño que deja de ver a su padre antes de la adolescencia, pero son, en cambio,
resaltantes e imborrables.

Me reconstituyo esperando ansiosamente, por las tardes, esa voz de mando que, para mi, era la mas codiciada e
incitante invitación.

¡Jorge! ¿Vamos a ver como está el Ping Pong ?...

Antes que mi madre me llevara a misa, recuerdo haber entrado, de la mano de mi padre, con emoción apenas contenida
y como a un templo, al CUARTEL DE LA QUINTA.

Era una vieja casona de dos pisos (como son ahora en Agustinas abajo), que debe haber estado mas o menos donde ha
sido emplazada la estatua de don Arturo Alessandri.

Unas veces visitábamos al Ping Pong en su pesebrera, en el corazón del cuartel, y en otras ocasiones se me permitía
admirar de cerca, en todo su esplendor píafando en la vereda al soberbio percherón encargado de arrastrar a los
incendios el Gallo de la Quinta.

Mi padre me explicaba :

«Fíjate que es tan trotón que aún a los incendios más distantes llega siempre el primero, y nos permite armar el material
a los quintinos antes que ninguna Compañía...»

El Ping Pong de la Quinta llena toda mi niñez, como el personaje central de una fantástica película, vista hace ya mucho
tiempo, pero que podría ser reconstruida en todos sus detalles.

Nunca pude admirarlo sino conducido de su pesebrera a la calzada y de la calzada a su pesebrera, pero con los ojos de
la imaginación, y en las descripciones que mi padre se complacía en repetirme, no sé porque lo veo todavía, trotando por
la calle del Ejército, y casi sin exigencias de su auriga, ir aventajando con sus trancadas fabulosas a las bombas y a los
gallos de las demás Compañías, «que se iban quedando atrás»... hasta perderlas de vista.

Después he comprendido que el Ping Pong era todo para la vieja Quinta Compañía: Caballo de tiro y mascota, símbolo
y soporte, y una especie de «hueso del alma» de la Compañía.

Soy el primogénito del Quintino J. Rogers Palma, pero me acostumbré siempre a considerar y respetar al «Ping Pong»
como a mi hermano mayor.

REUNION DE LA FAMILIA QUINTINA

El 26 de junio de 1970 se reunieron en el cuartel todos los voluntarios de la Quinta que se encontraban en la ciudad, una
gran delegación de voluntarios de la Tercera de Valparaíso, muchos ex quintinos y buen número de inscritos en el Libro
Verde. Motivó esta gran reunión la elección del Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago, efectuada el 10
de Junio, y en la que todas las Compañías votaron por Sergio Dávila Echaurren.

Fue esta reunión una de las manifestaciones mas grandes que se hayan celebrado en nuestra Compañía. El homenaje
a nuestro ex Director que en forma tan honrosa había alcanzado las máximas responsabilidades dentro de la Institución
lo justificaba plenamente. Hubo mucha alegría en la casa quintina y también muchos discursos. Después que el Director
ofreció la manifestación al nuevo Superintendente hicieron uso de la palabra el Superintendente del Cuerpo de Bomberos
de Valparaíso don Rafael Luis Barahona y el Capitán de la Tercera de Valparaíso que presidía la delegación del canje. Un
voluntario Honorario y otro activo, a nombre de los ex voluntarios habló Francisco Hoyl Sotomayor y a nombre de los
inscritos en el Libro Verde habló el General don Manuel Torres de la Cruz quien es hijo, nieto y padre de quintinos.

El festejado quien encarna toda la tradición de nuestra Compañía, por su espíritu de trabajo y por la forma implacable y
justa con que siempre ejerció la disciplina en nuestras filas será insustituible en la Quinta.

DIRECTORES Y CAPITANES DE LA QUINTA EN LOS ULTIMOS AÑOS.

Desde 1963 la Quinta ha tenido los siguientes Directores y Capitanes :

1963
DIRECTOR : Hernán Tagle Jouanne
CAPITAN Rigoberto Polanco Fernández y Enrique Matta Rogers

1964
DIRECTOR : Hernán Tagle Jouanne y Sergio Dávila Echaurren
CAPITAN Enrique Matta Rogers

1965
DIRECTOR : Sergio Dávila Echaurren
CAPITAN Enrique Matta Rogers

1966
DIRECTOR : Sergio Dávila Echaurren
CAPITAN : EnriqueMatta Rogers y Eduardo Swinburn H.

1967
DIRECTOR : Sergio Dávila Echaurren
CAPITAN Iván Leiva Möllinger

1968
DIRECTOR : Sergio Dávila Echaurren y Mario Errázuriz B.
CAPITAN Iván Leiva Möllinger, Pedro de la Cerda Sánchez y Eduardo Swinbun
Herreros

1969
DIRECTOR : Mario Errázuriz Barros
CAPITAN Eduardo Swinburn Herreros

1970
DIRECTOR : Mario Errázuriz Barros y Agustín Gutiérrez V.
CAPITAN EduardoSwinburn Herreros, José Pedro Alessandri Fabres y Arturo Urzúa
Otaegui

1971
DIRECTOR : Agustín Gutiérrez Valdivieso
CAPITAN Arturo Urzua Otaegui

1972
DIRECTOR : Eduardo Swinburn Herreros
Voluntario honorario don Sergio Dávila Echaurren
CAPITAN Iván Leiva Möllinger y Sergio Taulis Muñoz Ha servido a la Compañía como Teniente, Secre-
tario y Director y al Cuerpo de Bomberos como
Vice Superintendente y Superintendente. Ha sido
1973 elegido recientemente por la Quinta miembro de
DIRECTOR : Eduardo Swinburn Herreros su más alto tribunal disciplinario.
CAPITAN Jaime Egaña Respaldiza
LISTA DEL RECUERDO

Nómina de grandes servidores de la Quinta Compañía de Bomberos.

MARTIRES

MAXIMO HUMBSER ZUMARAN, muerto en acto del servicio el 22 de agosto de 1952 en el incendio de la calle Serrano
Nº79. Murió como Comandante del Cuerpo de Bomberos y Director Honorario de la Institución. Fue Director y Capitán de
la Quinta.

AUGUSTO SALAS BRAVO, muerto en acto del servicio el 18 de Mayo de 1944 en el incendio de Bandera esquina de
Moneda. Murió trabajando como voluntario activo de la Quinta.

VOLUNTARIOS FALLECIDOS EN CIRCUNSTANCIAS ESPECIALES.

ALFREDO SANTA MARIA SANCHEZ, falleció el 8 de Mayo de 1946 como Superintendente de la Institución trabajando,
en las obligaciones que ese cargo le imponía, en las oficinas del Cuartel General. Era Director Honorario. Fue 15 años
Comandante del Cuerpo. Fue Capitán y Director de la Quinta. Por sus méritos fue declarado VOLUNTARIO ILUSTRE.

RICARDO MONTANER LETELIER, voluntario honorario que murió camino a un incendio, vistiendo su uniforme de
trabajo, a las 2 A.M. del 14 de Agosto de 1944. Fue Capitán de la Quinta.

CARLOS OLAVARRIETA VIDAL, falleció en 1908 siendo segundo Comandante del Cuerpo. Fue Capitán de la Quinta.

MANUEL TORRES BOONEN, falleció siendo Secretario General, cargo que desempeño 11 años. Era el Cirujano de la
Quinta en la que sirvió otros cargos de Oficial. Murió en 1931.

JORGE RODRIGUEZ ALTAMIRANO, falleció siendo Director en 1925.

CARLOS ROGERS PALMA, falleció siendo Capitán en 1905.

MARTINIANO SANTA MARIA, voluntario activo de la Quinta murió en la guerra, en 1880, como Capitán del Regimiento
Esmeralda.

FUNDADORES FALLECIDOS SIENDO VOLUNTARIOS DE LA QUINTA

Sus nombres se recuerdan, por acuerdo de Compañía, al pasar lista en los actos de servicios. Igual acuerdo honra los
nombres de los mártires y el del Voluntario Ilustre.

GERONIMO URMENETA GARCIA, Primer Director, falleció siendo voluntario honorario en 1881.

CARLOS ROGERS GUTIERREZ, Primer Capitán, fué Comandante y Superintendente, Director de la Compañía. Falleció
en 1920 como Director Honorario de la Institución.

TOMAS TORRES ECHAVARRÍA, Primer Sargento 2º. Falleció en 1937 como voluntario honorario.

EUGENIO RODRIGUEZ-PEÑA VICUÑA, Primer Sargento de Bomba. Falleció en 1884.

BENJAMIN DAVILA LARRAIN, Primer Tesorero. Director de la Compañía. Vice Superintendente y Director Honorario de
la Institución. Falleció en 1899.

NICANOR MONTES SANTA MARIA, Primer Maquinista 1º. Director. Falleció en 1907.

ISMAEL VALDES VERGARA, Capitán y Director de la Compañía. Secretario General, Vice Superintendente,
Superintendente. Falleció en 1916 siendo Director Honorario de la Institución.

Escribió la Historia del Cuerpo de Bomberos.


JOSE ALBERTO BRAVO VIZCAYA, Primer Maquinista 2º Capitán y Director. Vice Superintendente, Comandante y
Director Honorario de la Institución. En la Batalla de Chorrillos tomó el asta de la bandera de la Quinta. Falleció en 1942.

GUILLERMO SWINBURN KIRK, miembro de la primera Junta de Disciplina. Capitán y Director. Falleció en 1926.

FERNANDO SANTA MARIA MARQUEZ DE LA PLATA, Miembro de la primera Junta de Disciplina. Falleció en 1875.

VOLUNTARIOS DE LA QUINTA FALLECIDOS SIENDO


DIRECTORES HONORARIOS DE LA INSTITUCION

Además de los señores Carlos Rogers, Benjamín Dávila, Ismael Valdés, Alfredo Santa María, José Alberto Bravo y
Máximo Humbser mencionados antes, han fallecido los siguientes Directores Honorarios:

Don Ignacio Santa María Marquez de la Plata en 1922. Fue Director de la Quinta, fue Comandante, vice Superintendente
y Superintendente.

Don Juan Matte Baeza en 1917. Fue Director de la Quinta, fue Secretario General y Tesorero General.

Don Santiago García Huidobro en 1927. Fue Capitán y Director de la Quinta. Fue segundo Comandante, Vice
Superintendente y Comandante. Sufrió graves heridas, siendo Comandante, en acto de servicio.

Don Oscar Dávila Izquierdo en 1970. Fue 20 años Director de la Quinta. Fue 6 años Vice Superintendente y proclamado
Superintendente optó por el cargo de Vice Superintendente.

Don Gaspar Toro Barros en 1956. Fue Capitán y Director de la Quinta.

Don Jorge Gaete Rojas en 1983, Fue Capitán y Director de la Quinta. Secretario General y Vicesuperintendente.

Don Sergio Dávila Echaurren en 1991. Fue Director, Vice Superintendente y Superintendente.

VOLUNTARIOS DE LA QUINTA QUE HAN SIDO COMANDANTES


FALLECIDOS EN LOS AÑOS QUE SE INDICA

(Además de lo señores Rogers, I. Santa María, Bravo, G-Huidobro, A. Santa María, Humbser, Mencionados antes y de
los segundos Comandantes Olavarrieta, G-Huidobro y Humbser):

Don Eduardo Fernández Julio en 1927. Fue Capitán de la 5ª.


Don Hernán Tagle Jouanne en 1972. Fue Capitán y Director de la 5ª.
2º Comandante don Carlos Valdivieso Vidal, en 1959. Fue Capitán.
2º Comandante don Alberto Valdés Alfonso, en 1972. Fue Capitán.
2º Comandante don Carlos Swinburn Herreros, en 1977 Fue Capitán.

DIRECTORES

Además de los mencionados, señores Urmeneta, B. Dávila, Valdés, I. Santa María, Montes, Rogers, G Swinburn, Matte,
G-Huidobro, O. Dávila, A. Santa María, Toro, Gaete, Rodríguez, Humbser y Tagle han fallecido en los años que se indica,
los siguientes Directores :

WALDO SILVA PALMA 1914


RUBEN DAVILA IZQUIERDO 1939
ALFREDO LEA PLAZA JENCQUEL 1933
SERGIO OSSA BORNE 1946
FRANCISCO DE LA CERDA ZEGERS 1954
ENRIQUE MATTA FIGUEROA 1968
ARTURO UNDURRAGA PRAT 1976
JORGE BORGOÑO DONOSO 1984
VOLUNTARIOS DE LA TERCERA CIA. DE VALPARAISO
INCORPORADOS A LA QUINTA POR ACUERDO DE CANJE

CARLOS GARCIA LEDEZMA Fallecido en 1941


CARLOS DAVID FINLAY MONTENEGRO 1960
GUILLERMO PURCELL VERDUGO 1956
LUIS A. JUNG BINGE 1959
JUAN ENRIQUE LYON SARRATEA 1964
GUILLERMO PURCELL WINTER 1964
BENJAMIN AGUIRRE AMENABAR 1974
OSCAR VIO VALDIVIESO 1978
GASTON PRADO MARTINEZ 1996

VOLUNTARIOS DE LA QUINTA FALLECIDOS AL SERVICIO DE LA COMPAÑÍA

ALBERTO MONTT MONTT 1878 OSCAR FERNANDEZ DAVILA 1953


ARISTIDES PINTO CONCHA 1924 ISMAEL DEL PEDREGAL CASTILLO 1958
PATRICIO GARCIA HUIDOBRO 1922 LUIS LAULIE CABRERA 1970
CLAUDIO VILA MAGALLANES 1916 VICTOR VALDES ALFONSO 1938
ENRIQUE BENOIST BENEDETTI 1935 ITHEL STEWART PHILLIPS 1973
TOMAS MOUAT SMITH 1913 PEDRO GANA BEZANILLA 1943
JUAN THIEROLDT WIESE 1923 JORGE TAGLE JOUANNE 1966
RAFAEL MINVIELLE URIARTE 1892 ALBERTO DELPIANO VALDIVIESO 1923
CARLOS FERNANDEZ VIAL 1904 DANIEL GONZALEZ FERNANDEZ 1953
NICOLAS MONTT HERRERA 1908 HORACIO ECHEGOYEN BALLACEY 1972
CARLOS MATTA PEREZ 1950 JAVIER RECABARREN VALDIVIESO 1968
VICTOR KÖRNER ANDWANTER 1946 CARLOS HURTADO LAVIN 1924
SAMUEL RODRIGUEZ CERDA 1899 HECTOR HOYL GUTIERREZ 1965
DOMINGO DE MONERY 1889 EUGENIO CARVALLO CONCHA 1972
MANUEL FERNANDEZ GARCIA 1936 JORGE SALINAS LAMAS 1928
CARLOS ALTAMIRANO TALAVERA 1930 JORGE DIAZ GARCES 1968
GUILLERMO BLEST GANA 1898 RAUL TAGLE JOUANNE 1962
ALBERTO SANCHEZ URMENETA 1922 LEOPOLDO DIAZ GARCES 1934
GONZALO LAMAS GARCIA 1915 FRANCISCO CARABANTES 1951
RAMON OLAVARRIETA VIDAL 1900 LEONARDO MASCARO VILDOSOLA 1970
DANIEL RIOSECO R. 1935 ENRIQUE TAGLE ZAÑARTU 1949
LUIS MONTES VALDES 1915 HERNAN GONZALES BAZAN 1937
JORGE SAAVEDRA RIVERA 1954 EDUARDO SERRANO MATHIEU 1942
ESTEBAN GARCIA HUIDOBRO 1901 ROBERTO UGARTE URZUA 1955
LUIS SOTA ALVAREZ 1955 ALBERTO RIED SILVA 1965
CARLOS SWINBURN URMENETA 1939 JUAN LUIS URRUTIA PRIETO 1973
CARLOS HENRIQUEZ ARGOMEDO 1943 EDUARDO FERNANDEZ FERNANDEZ 1966
DIEGO SWINBURN URMENETA 1922 PEDRO SAEZ YUS 1964
GUILLERMO DE AGUERO HERBOSO 1948 CLAUDIO CONCHA LOIS 1972
JORGE ROGERS PALMA 1926 HUGO LEA PLAZA JENQUEL 1963

VOLUNTARIOS QUE PRESTARON IMPORTANTES SERVICIOS A LA


QUINTA Y QUE FALLECIERON FUERA DE SUS FILAS

Los fundadores Señores

RUPERTO MARCHANT PEREIRA, ENRIQUE MATTE PEREZ Y ADOLFO GUERRERO VERGARA, integrantes de la
primera mesa directiva de la Compañía en formación, en 1872.

GUSTAVO RIED CANCIANI, Primer Teniente de la Quinta, fue Capitán y Director. Después de medio siglo de constantes
servicios se retiró de la Compañía falleciendo al año siguiente.
LOS DIRECTORES SEÑORES :

Domingo Arteaga Alemparte, dirigió a la Quinta desde 1876 a 1879.


Nataniel Cox Bustillos, dirigió a la Quinta desde 1880 a 1882.
Carlos Izquierdo Sanfuentes, dirigió a la Quinta desde 1907 a 1908.

La lista de voluntarios fallecidos ha sido confeccionada por orden cronológico de incorporación o reincorporación a las
filas.

Juan Luis Urrutia Prieto es el último de los fallecidos. El Libro Blanco recién publicado lo cita como una de las víctimas
del régimen depuesto.

ACTOS DE SERVICIO DURANTE EL AÑO 1973

A la rutina del trabajo bomberil, a sus peligros ordinarios, se ha ido agregando un nuevo peligro, el de las explosiones
inesperadas de materiales ocultos en el sitio del siniestro. Ataques y amenazas de manifestantes políticos causantes de
los mismos incendios. Es común trabajar en ambientes casi irrespirables de los gases lacrimógenos con que la policía
disuelve las multitudes.

Por su ubicación central correspondió a la 5ª acudir de primer socorro a incendios de locales políticos, vehículos volcados
e incendiados y otros puntos en que se ensañó la violencia imperante.

La Universidad de Chile, en cuyos muros centenarios se apoyó el pequeño cuartel en que nació la Quinta, sufrió este año
varios atentados incendiarios los que fueron sofocados en sus comienzos por los pitones de nuestra bomba.

En los períodos más álgidos se ordenó acuartelamiento y como siempre los voluntarios honorarios reforzaron las guardias
de los jóvenes activos.

El 29 de junio se llamó a un apresurado acuartelamiento. El sector céntrico era barrido por las balas. La Moneda estaba
rodeada de tanques y la situación era confusa. Los voluntarios corrieron a sus cuarteles. La Quinta debió atender tres
Llamados de Comandancia en ese día violento. Al regresar del primero de ellos la Bomba Arturo Prat es interceptada en
la puerta del cuartel por un tanque. No se conocían sus intenciones. Patrullas militares disparaban apostadas en las
esquinas de Alonso Ovalle y Nataniel, en Avda. Bulnes y en Alameda.

Serenamente, al no recibir orden expresa de detenerse, el Capitán ordenó bajarse al personal y entrar lentamente la
Bomba al cuartel. En ese momento llega un voluntario honorario que iba a acuartelarse y que en Alonso Ovalle con la
Avda. Bulnes detuvo el mismo tanque disparando a corta distancia de su vehículo sobre un objetivo lejano. Otro voluntario
honorario, Javier Garretón Torres, impuesto que su compañero dejó el auto en la mitad de la calle y que presenta una
pequeña lesión, pide autorización a un jefe militar para rescatar el vehículo que en algunos instantes sirvió de improvisada
trinchera. El militar le dice que vistiendo uniforme de bombero los soldados no le dispararán pero que no responde de
todas las balas que cruzan la Avda. Bulnes. Javier Garretón, acompañado de un voluntario activo, cumplió lo que
espontáneamente se propuso y al arriesgar su vida por un objeto de limitado valor material demostró lo que puede hacer
un quintino cuando está en peligro algo de mucho más valor como son las vidas humanas.

Sergio Avaria Penjean, Guardián del Libro Verde, es el primero de los honorarios que se presentan al Capitán ofreciendo
sus servicios.

Los tercerinos no pudieron estar ausentes en un día tan critico, trabajaron en esa fecha dos de los más asiduos asistentes
del canje de servicios Reyes y Achard.

Ese movimiento de tanques fue bautizado por la prensa como «el tancazo». Los tanques eran los del Regimiento
Blindado Nº2, unidad organizada en 1969, en el cuartel que ocupó antes el grupo de Artillería Nº2 MATURANA. Muchos
quintinos conocimos ese cuartel cuando recurríamos a sus Comandantes pidiéndoles caballos prestados para sacar
anualmente la bomba fundadora.

Un día en que los baldes de arena fueron insuficientes para apagar el fuego llegamos en bomba. Armamos 5 pitones, 3 por el
rastrillo y 2 por la «cuadra» del segundo piso. Algunos conocíamos bien las dependencias del cuartel, habíamos hecho ahí el
servicio militar. Conocimos también al viejo caballo Erizo al que había que atender más que a un General y al Cóndor que
había que ir a buscar hasta la avenida Matta a donde llegaba planeando desde los techos del cuartel. Se fue de Santiago el
MATURANA con sus cureñas y sus percherones y la bomba fundadora no ha vuelto a salir arrastrada por caballos.

En el trabajo diario, en la concurrencia al cuartel, la Quinta ha lamentado la ausencia de voluntarios que le eran útiles, que le
eran tan necesario como a la Patria y que han salido de sus fronteras en busca de mejores posibilidades para ellos y su familia.
En una reciente manifestación en que se despedía simultáneamente a cuatro de ellos y en que algunos se alegraban por el
promisorio porvenir que se les ofrecía a sus compañeros, en el extranjero, escuchamos de boca de nuestro voluntario,
Superintendente del Cuerpo de Bomberos, don Sergio Dávila Echaurren, un llamado al patriotismo de los quintinos instándolos
a no abandonar Chile y a trabajar, luchar y morir en su suelo. No sabemos si otros planean viajar pero estamos ciertos que
nadie en la Compañía volverá alegrarse por ello.

En esos días de pasión política en que era prácticamente imposible conversar con objetividad y serenidad en la calle, en la
oficina, en el taller y hasta en el propio hogar, en que las actividades cotidianas eran interrumpidas continuamente por desfiles
y concentraciones, en esos días, una vez más, la Quinta fue el oásis para los calores partidistas y por su umbral no entró la
violencia política aunque individualmente los quintinos sostuvieron las más opuestas y variadas ideologías. La concurrida
mesa quintina acató siempre la vieja consigna impuesta por don
Ignacio Santa María que permite conservar amistades que se
forjan ante el calor de los incendios.

En ese ambiente de intranquilidad y caos nacional llega el día 11


de Septiembre en que aparece ante nuestras puertas el
Regimiento Blindado Nº2 al mando de su comandante el Teniente
Coronel don Alfredo Calderón Campusano. Lo vimos combatir
frente a sus hombres expuesto a los mismos peligros.
Respondían desde la puerta del cuartel el fuego de los
francotiradores. A la gentileza del Comandante y del Capitán don
Carlos Lemos debemos las fotografias que ilustran la relación
de este día. Esas imágenes explican la serenidad con que los
Los tanques llegan frente al cuartel
bomberos de Santiago afrontaron una situación peligrosa y
explican también la idea que de su comportamiento se formó
el Comandante Calderón expresada en su frase «Si mi hijo no
sigue la carrera militar me gustaría verlo quintino».

DIA 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973

En el cuartel de la Quinta Compañía de Bomberos la Guardia Nocturna despierta esa mañana sin imaginar la inusitada
actividad que los acontecimientos del día le depararán. Algunos alcanzan a salir a sus ocupaciones y regresan, precipitadamente.
Las primeras informaciones radiales son contradictorias.

El Teniente 2º Federico Weltz, Jefe de la Guardia Nocturna, ha tomado ya las primeras medidas de seguridad y está haciendo
entrega del mando al Capitán Jaime Egaña. Este pudo llegar venciendo numerosas dificultades. En pocos minutos se encuentra
la Quinta con suficiente personal de voluntarios activos y honorarios, con uniforme de trabajo, con todos sus oficiales de
mando, dispuesta y preparada para entrar en acción en el momento que se ordene.

El comandante se comunica con nuestro Capitán y le dice que se estudia el traslado del personal y material de la Quinta a sitio
más seguro y que se prepare a evacuar el cuartel cuando se lo ordene. El Capitán le informa que el ánimo de los quintinos es
el de defenderlo, que para eso han salido de sus casas muchos voluntarios y que con pesar cumplirían la orden de desalojarlo.

A las 9.45 horas se escucha un intenso fuego de ametralladoras y disparos de todo tipo proveniente de la Moneda y edificios
cercanos. Se principia a disparar desde los edificios vecinos al cuartel.

Un vehículo de enlace radial del Blindado Nº2, pide la entrada al cuartel, se corre la Bomba América al patio posterior y se le
abren las puertas. Nuestra atención se centra en sus comunicados que se escuchan claramente en la sala de máquinas..
Otros vehículos militares ingresan al cuartel. La Bomba Arturo Prat también se ubica en el patio. La sala de máquinas se ha
llenado de militares que suben al tercer piso y disparan desde la ventanas que dan a José Alberto Bravo, a Nataniel Cox y otros
lo hacen desde las ventanas del segundo piso a Alonso Ovalle. Los tiradores parapetados en los pisos altos de los edificios
colindantes disparan contra las Fuerzas Armadas.
A las 10,30 horas la Avenida Bulnes es barrida por las balas. Muchas personas se han refugiado en el cuartel y los siguientes
solicitaron que se anotara sus nombres en el Libro de Guardia acreditando que por fuerza mayor no pudieron continuar su
camino :

Coronel O. Miranda Pinto(Estado Mayor FACH), Carabinero Dante San Martín(15ª Com.), Vice 1º Carlos Droguett (Dir.
Gral Carbineros), Cabo Dgo. Saavedra Núñez (Tenencia lo Castillo), etc.

En el momento que entra el Padre Venegas Capellán del


Blindado Nº2 una ráfaga de proyectiles cae sobre el Cuartel.
Algunos vidrios quedan perforados.

El Sr. Superintendente llama por la línea directa al Capitán


expresándole su creciente preocupación por la suerte que pueda
correr el personal ante el anunciado bombardeo de la Moneda.

El Capitán informa a nuestro Superintendente don Sergio Dávila


Echaurren que todos están bien, que le ruegan les permita
permanecer en el Cuartel, que éste está suficientemente protegido
por las Fuerza Armadas y que se ha habilitado el subterráneo
de la cancha de palitroques como refugio antiaéreo. Ahí se
encuentran los niños del cuartelero, el personal de servicio, la
En una sala del cuartel se reúne el comandante del blindado N°2 con sus oficiales.
señora concesionaria del casino, sus empleados, voluntarios y
algunos vecinos que fueron detenidos preventivamente al pasar
frente a nuestra puerta. También hay un ebrio puso la nota cómica al preguntarle a un soldado, entre el ruido de las balas,
si sabía donde queda la Avda. Lyon porque desde anoche estaba tratando de llegar a su casa. En el patio hay prisioneros.
En la sala de máquinas, bajo los nombres de nuestros mártires Augusto Salas y Máximo Humbser, hay sangre. A gatas
se han traído los colchones de la guardia nocturna y bomberos y los carabineros que anotamos ayudan a cuidar los
heridos.

Un soldado pierde sangre, una bala de grueso calibre le ha destrozado el hueso de la pierna derecha. A otro, que cayó
en la puerta, una bala, según dice el Capellán, le ha comprometido el pulmón. Otro que ha venido a trasmitir una orden,
cae al lado del teléfono, una bala le dio en un pie. Sin más anestesia que un par de mejorales y sin más bisturí que un
cortapluma, el valiente soldado se dejó extraer la bala por nuestras inexpertas manos. Concentrados en esto nos
sobresaltamos con un estampido a nuestras espaldas, a un soldado que conversaba con Jaime Egaña se le escapó un
tiro que rozó el casco de nuestro Capitán. En los camarines el padre Venegas administra los últimos sacramentos a un
soldado baleado en el ojo derecho.

El Cuartel es una gran caja de resonancia del estruendo bélico, los soldados apostados en los pisos superiores disparan
sin interrupción, el estuco del edificio del frente llueve en pedazos cubriendo la acera. Leopoldo Valdés Portales con el
teléfono en la mano lo levanta para captar mejor el ruido y le dice a un voluntario que llama desde su casa : Esta si que
es balacera, no la vas a comparar con la del «Tancazo». Otro voluntario exige su derecho al teléfono para avisar a su
señora que no lo espere a almorzar. El Teniente 1ª Guillermo Swinburn Novoa prohibe acercarse a las puertas y ventanas
orden que se impartio desde temprano y parece haberse olvidado. Todos a la cancha de palitroques ordena el Capitán,
sólo los Oficiales de Mando y el Ayudante Rodrigo Urzúa Otaegui podrán circular en el Cuartel. La hora de los aviones se
acercó. El largo y angosto subterráneo esta repleto, los juegos de ajedrez y dominó que la previsión del Teniente 2º hizo
bajar en las primeras horas, están de más. Todos escuchan las radios, el ebrio desconocido ya no pregunta por la Avda.
Lyon.

La espera fue tensa, los relojes


marcaron las 11 horas y durante
treinta minutos los oídos no
percibían más que el tableteo de las
ametralladoras.

En ese Momento la Quinta


representada por sus oficiales y una
treintena de voluntarios, apretujados
Durante la mañana los vo-
luntarios de la Quinta obser-
en un subterráneo, pero firmes en
van el operativo militar. su cuartel y al lado de su bomba,
esperando la orden de trabajar, pudieron cantar con toda razón su tradicional canción :

«Es la Quinta siempre firme, es la Quinta siempre igual»

Por fin el ruido de veloces aviones y sordas explosiones. Las radios trasmiten la proclama de la Junta de Gobierno y se
escucha la Canción Nacional. Todos de pie la cantan emocionados. Una voz se une a otra voz. La de los civiles, de los
militares, del Sacerdote, de los voluntarios y hasta la de los detenidos. Todos juntos erguidos sobre este suelo que tanto
amamos cantamos la Canción Nacional.

Desde la puerta de nuestro cuartel se ve el humo del incendio cubriendo


la calle Teatinos. Se deja expedita la salida de la bomba. El Capitán
distribuye el personal pero una nueva espera pone a prueba nuestra
impaciencia. El fuego nos toma ventaja momento a momento. ¿Porqué
no vamos? Un nuevo e intenso tiroteo proveniente de la Plaza de la
Constitución nos da la respuesta.

Algunos tienen hambre, la cocina sigue ocupada por los soldados, la señora
Eliana les asegura que a la vuelta del incendio tendrán un almuerzo especial.
Por fin, a las 15,31 horas se da el Llamado de Comandancia. La salida de
la bomba fue espectacular. Las fuerzas ubicadas en el cuartel y en los
alrededores dispararon simultáneamente protegiendo la salida.
El Capitán de la Quinta y un grupo de voluntarios siguen de cerca
las acciones que se desarrollaron antes de que pudiera salir la
El recorrido se hizo por Nataniel, Alameda, Bandera y Moneda. La bomba.
Intendencia había comenzado a arder y nos detuvimos en el grifo de Moneda
esquina Morandé. Tomamos también el grifo de Moneda frente a la puerta del Correo.
Del incendio de la Intendencia dio cuenta rápidamente el Teniente 1º Guillermo Swinburn con el personal que no había cabido
en la Bomba y que trajo un carro de la Comandancia. Los pitones de la Quinta fueron los únicos que trabajaron en la
Intendencia.
El Capitán hizo armar una base de 70 colocando la trifulca en la puerta principal de la Moneda. Por sobre los escombros
humeantes que obstaculizaban la entrada extendimos 4 líneas de mangueras. Cuando la 12ª Cía. coloco escalas en los
balcones de calle Moneda entramos por ellos con cuatro pitones de 50 mm. La 15ª Cía. agregó escalas en los otros dos
balcones y subimos otros dos pitones, cubriendo así la totalidad de las ventanas del segundo piso, desde la puerta principal
hacia Morandé.

Toda la armada se hizo en un ambiente saturado de olor a pólvora. El Capitán advirtió a todos los pitoneros cuidarse en su
avance de los proyectiles enterrados en los escombros y que pudieran estallar con el fuego. Advertencia que le formuló con
toda razón un jefe militar.

Felizmente ningún voluntario resultó herido por estas explosiones. Solo los voluntarios Gustavo Adolfo Holley y Leopoldo
Valdés sufrieron lesiones menores al derrumbarse el techo. Habían entrado con un pitón por el cuarto balcón, (contando
desde calle Morandé), habían dominado el fuego de la sala correspondiente a ese balcón y se preparaban a avanzar al
interior. En ese momento crujió el techo y bastó ese conocido aviso para que
ambos corrieran a sujetarse de la baranda del balcón que sobre salía al exterior.
En su huída salvaron también el pitón y las dos tiras. El techo cayó estrepitosamente
arrastrando en su caída el piso de la sala en que se encontraban. En su difícil
posición sufrieron leves quemaduras y fuertes golpes de maderos encendidos.
Tuvieron que bajar hacia la calle sin ayuda de nadie porque en esos momentos se
había recibido orden de guarecerse de los disparos de los tiradores emboscados
en los edificios que dominan el frente de la Moneda. Este fue un incendio con
características únicas, era más seguro permanecer dentro del incendio que estar
lejos de las llamas.

Se pudo salvar del fuego algunas dependencias interiores, especialmente en las


que murió el ex Presidente. El Capitán de la Quinta y numerosos voluntarios vieron
su cadáver. No hubo restricciones para que los bomberos pudieran verlo hasta
que personal de investigaciones prohibió el libre acceso a esas dependencias.
Todas las versiones que hemos escuchado en el cuartel de la Quinta sobre los
El Comandante del blindado N°2 ordena que nadie
salga a la calle.
detalles de la muerte de don Salvador Allende coinciden con las informaciones oficiales que son de dominio público.

Durante siete horas se trabajó en la extinción del siniestro. En ese lapso los disparos cesaban y se reanudaban
continuamente. A las 22,30 se dio retirada y la bomba regresó al cuartel. De los voluntarios algunos regresaron a sus
casas y otros reforzaron la Guardia Nocturna pernoctando en los sillones o en el suelo. Uno de los voluntarios perdió su
colchón, en el se transportó un herido grave. Asistieron al incendio de la Moneda.

CAPITAN Jaime Egaña Respaldiza Humberto Yañez Valdés


Teniente 1º Guillermo Swinburn Novoa Pelayo Urrutia Barros
Teniente 2º Federico Weltz Contreras Sergio Taulis Muñoz
Maquinista Ramón Rodriguez Chadwick Sergio Echeverría Ossa
Secretario Luis Riveros Herrera Joaquín Echeverría Ossa
1er Ayudante Agustín Vives Pérez Cotapos Leopoldo Valdés Portales
Ayudante Rodrigo Urzúa Otaegui Francisco Bascuñán Portales
Ayudante Enrique Blanche Fuentes José Bascuñán Portales
Eduardo Pérez Covarrubias Fernando Otaegui Soto
Manuel A. Varas Romero Francisco Mujica Ortúzar
Arturo Silva Henriquez José Fco. Valdivieso de la Lastra
Gustavo Adolfo Holley Merino Ismael Bravo Lyon
Mario Gana Elhers Arturo López Urrutia
Alvaro Rodríguez Valdés Joaquín Montes Larraín
Fernando Ossa Carvallo Juan Luis Vial Claro
Edmundo Rencoret Carvallo José Miguel Vicuña Montes
Gustavo Vargas Infante Cuartelero Julio Albuerno.
Humberto Yañez Serrano

El Superintendente don Sergio Dávila Echaurren, voluntario quintino, asistió al incendio


de la Moneda en su calidad de Jefe máximo de la Institución.

Esa noche los disparos en el centro de la ciudad no interrumpieron el sueño de la


Guardia Nocturna pero a las 8 A.M. una nutrida ráfaga bajo sus ventanas de calle
Alonso Ovalle los hizo saltar de la cama.

El Canje de Servicios con la Tercera Compañía de Bomberos de Valparaíso y la vieja


amistad que en la buena o en la mala han mantenido sus miembros estuvo
representado, durante el acuartelamiento, por el tercerino José Froimovich,
gerontólogo de prestigio mundial y candidato chileno al premio Nobel.

La descripción de este incendio se ha tomado de la


relación escrita en el Libro de Guardia por el Teniente
2º don Federico Weltz, de los informes
proporcionados por el Capitán don Jaime Egaña y
algunos voluntarios que trabajaron en él.
Los quintinos entraron por la puerta principal con
Al concluir estas líneas, acosado por el tiempo, ya cuatro pitones de 50mm.
En primer plano la trifulca y un gemelo que ali-
que se desea que estas estén impresas para el mentaron las cuatro líneas de mangueras.
centenario de la Quinta y la comisión designada
para hacerlas imprimir e incluirle algunas fotografías si fuese posible, me ha dado un
plazo que expiró antes del «amanecer de la Patria», quiero expresar a mis compañeros
que tomen este trabajo como una recopilación de hechos de la vida Quintina,
despojados de hermosura literaria, pero verídicos como los libros de la Compañía en
La bomba sale con protección militar. cuyas relaciones se basan.

Las omisiones en el relato de acciones generosas y valientes de actuales quintinos


exigidas expresamente por la modestia de ellos, han obstaculizado mi labor. También he titubeado muchas veces al
presentar tan detalladamente algunos hechos sabiendo que estas páginas no serán sometidas antes de su publicación
al criterio de nuestros oficiales. Por esto no se encontrará en su lectura ni juicios que califican ni consejos o pautas a
seguir. El lector extraerá de los hechos señalados sus propias conclusiones y yo, desde el rincón en que escribo,
sintiendo la noche surcada por aviones y lejanos estampidos, como un parto doloroso de una nueva Independencia,
evoco el grito que alentó a tantos quintinos en sus momentos más difíciles y lo estampo aquí como mi propia conclusión
:

FIRME LA QUINTA ! ! ! !

Вам также может понравиться