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República de Colombia
Departamento de Nariño
Municipio de Pasto
La Educación Tradicional Fabril 2 Luis Hernando Mutis Ibarra
angustia, que se incrementan cuando se resaltan los errores y las prácticas decadentes,
sin prestar herramientas, instrumentos y medios para salir de ese trabajo monótono y
tedioso. Necesitamos entonces, comprender los modelos y formas que subyacen en
nuestra práctica, para apropiarnos de nuevas ideas y procedimientos para lograr
procesos de transformación que no nos generen presiones inmanejables. Por esto, son
válidas las palabras de psicólogo guatemalteco que dice que “nadie es malo porque
quiere, sino que, no sabe como ser mejor”.
antes, que basta con decirlo para que se aprenda y se conciba. Poder interiorizar un
conocimiento necesita continuidad de objetivos y propósitos y un proceso de construcción
del mismo, para que el conocimiento se vuelva parte del individuo.
La ola fabril tiene cinco principios de desarrollo: masificación sincronía,
uniformidad, concentración y mecanización, todos ellos en torno a la fabricación y
producción de variedad de objetos llamados productos. La escuela replica y aplica los
mismos principios para sus productos, los estudiantes, los cuales a su vez construyen lo
mismo: productos. Entonces, la sociedad de este corte, cosifica tambien a los individuos,
en la escuela por tanto, todos son tratados como cosas. En la programación en serie y en
grandes cantidades, requiere que sea uniforme, es decir, todos por igual, su construcción
se hace sincrónicamente. Estos principios aplicados al sector educativo hacen de los
establecimientos otras fábricas.
La uniformidad tiene expresiones que la consolidan: La marca o la rotulación del
producto, indica si es efectivo (maximización) o es imperfecto; dice si está estandarizado
(igual a los demás productos). Para que un producto salga al mercado se lo examina para
verificar si es bueno o es malo, en caso de tener errores se lo desplaza, se lo rechaza
para venderlo más barato, o regalarlo a una beneficencia, o destruirlo; el error es una
deficiencia. En la educación el examen es el símbolo de la homogeneización, por que
quien no repite (Robotización: rutina) en el examen lo que dijo el profesor, esta fuera de
esa uniformidad, está errado; por lo tanto, es diferente; y esta palabra es sacrílega en la
práctica fabril, por lo tanto pierde, esta fuera, y, muchas veces se va más allá; al año
siguiente ya no se lo recibía (es la escuela abortiva, que expulsa a los que hay que
educar por que son diferentes, no son uniformes).
El tiempo uniforme es manifestado en los años lectivos, todos empiezan en
septiembre (calendario B) o febrero (calendario A) y todos deben terminar en junio o
diciembre, quien no logra hacerlo esta condenado a profundizar el error el año siguiente
(repetir el año). El progreso en los grados y niveles, implica la condición prioritaria de la
homogeneidad. Sino, tendrá que buscar otra institución. La diferencia esta condenada. La
uniformidad es eje primordial, todo lo producido tiene que ser igual, lo diferente se rechaza,
se bota o se destruye, es decir se castiga lo que no está dentro de los parámetros de
igualdad.
Todos deben aprender lo mismo, a ritmos y estilos iguales. El estudio se hace por
temor, es totalmente paternalista y dependiente porque el conocimiento es absolutizado,
sin derecho a cuestionarlo. La uniformidad requiere sincronía para que todo marche en
igualdad; y para lograrlo se requiere de rigidez, que se pueda medir, cuantificar y controlar.
En el manejo masivo y estandarizado la mejor estrategia es el autoritarismo, el cual
funciona si se infunde temor y miedo. El castigo y el premio son formas de dominación, y
la pedagogía católica es su maestra, convirtiendo al educador en el ensoñador
incuestionable, lo cual le da un micropoder, que lo convierte en Juez. La sincronía, es la
mejor forma de destruir la individualidad e impedir la marcha de acuerdo al ritmo y estilo de
cada persona.
escrito está bien hecho, es mejor, es la excelencia. Cantidad es la palabra clave y para
garantizarla, copiar es el procedimiento ideal, por tanto este es el modelo de la fábrica de la
escuela. En este, conjugan los procedimientos lineales y lógicos (no hay un segundo paso,
sin haber dado el primero), es el paso a paso, de lo fácil a lo difícil, es la repetición circular,
solo necesitan dos sentidos: la vista y el oído para luego imitar, remedar, y así grabar y
guardar para luego repetir y recuperar lo guardado. Es entonces que el conocimiento es
sinónimo de informar pero solo en el sentido de almacenaje y recuperación que, como la
máquina, se mecaniza. El significado es un elemento secundario e inclusive innecesario;
únicamente se necesita guardar en la memoria.
Los mamotretos muestran la efectividad. Entre más se llenen cuadernos, mejor
maestro se es. Es la gula de la información, porque el estudiante tiene que grabarla gústele
o no le guste. Las famosas tareas y exámenes finales tienen el objetivo de engullir y copiar
informaciones a más no poder. La educación es macrofílica, o sea, el amor por lo grande,
generalizándose así la cultura de la gigantomanía. La educación es prácticamente una
carrera, que hay que terminar como sea. Una de las frases comunes que pone de
manifiesto lo anterior, es cuando es enuncia: “estoy atrasado”; esta concepción invade
todos los espacios de la vida.
Platón que el “exceso de información no deja pensar”. Esta forma de producir implica
muchos aspectos que en la formación humana resulta un efecto contrario a lo propuesto:
deforma.
La fábrica escolar ha pretendido hacer productos humanos de forma cartesiana,
queriendo construir el conocimiento de forma parcelada, de aquí que se establece la
enseñanza por áreas: matemáticas, español, ciencias, estética, educación física...; lo que
no pudimos percibir hasta ahora es que, quien o que podía integrar esas partes. Lo que
queda son áreas desarticuladas, es decir divididas, desestructuradas. Esto fomentó el
trabajo escolar no relacionado en el sentido que ni contenidos, ni personas, ni
instrumentos tienen nada que ver entre sí; cualquier discurso es inútil, sin significación ni
sentido.
Esta división generó la especialización del trabajo, pero un trabajo que hace honor
a su etimología, por que es manual y por tanto rutinario, monótono, pesado. Es el trabajo
técnico, del cómo hacer, solo se necesitaba saber la receta, de ahí que aquellos trabajos
y trabajadores se podían remplazar fácilmente, por que no implicaba mucho tiempo y
dinero en la preparación de una nueva labor. Ese trabajo mecánico invadió el trabajo
educativo porque era el paradigma mundial del momento.
La labor docente es especializada, las áreas se fragmentan en asignaturas y hasta
por temas; prevalece la no relación, la enseñanza implica formar gente capaz de
coleccionar partes de información, hacer gentes manipulables sujetos a la dirección de la
minoría, es unilateral y literal. En el aprendizaje, el sentido y la significación no importan,
por que lo importante es repetir lo que dice el texto, cuando el profesor lo repite. Los
conocimientos deslumbran, no iluminan.
A nivel social, se produce un colectivismo ingenuo, porque contrario a lo predicado
la no relación ha preparado más para el individualismo, la corrupción y el engaño
institucionalizado; se cohabita, pero no se ha formado para la convivencia. En realidad
no hay trabajo de equipo porque esto implica, relación y compenetración, compromiso,
conciencia, personas, no robots. La institución educativa por ello no es un equipo de
trabajo, sino una fábrica. El pensamiento está ausente del aula, ni siquiera el
conocimiento se asoma a la puerta escollar, pueden entrar solo los datos y la información
que se pueda almacenar para posteriormente vaciarla en un papel, o repetirla, importan
más los contenidos, no lo que piensa el alumno.
Aunque se trata de trabajar con el conocimiento, hay menosprecio por la
intelectualidad, el requisito es consumir sin reflexión, sin embargo se pide reflexión pero
en la práctica se la aplasta, se estruja la individualidad, se asegura la desigualdad con el
desprecio al diferente, se aplasta la personalidad con la burocracia.
La práctica empírica es más valiosa que la teoría. Hay una ruptura, bloqueo o
discontinuidad entre la teoría y la práctica. Se explica así la inmediatez, la superficialidad
y el vacío. Se aborrece la “mucha carreta, lo teórico”, sin saber que el que tiene la
suficiente carreta es el que tiene material para construir, pues, no se puede crear desde la
ignorancia.
1
FROMM, Erich. “El corazón humano”. Página 29
2
Ibíd., páginas 49, 61
3
Educación y Cultura Nº 14, “Corrientes pedagógicas en Colombia”.
La Educación Tradicional Fabril 9 Luis Hernando Mutis Ibarra
inteligencia. Por ello la escuela es un espacio solo para la respuesta, no para la pregunta;
un espacio para el desencanto, no para soñar; un espacio para el sufrimiento y la
angustia, no para la alegría y el goce académico; un espacio para crear el apego a lo
material, no para el desarrollo espiritual.
Las tareas por ejemplo, se han convertido en una tortura que contribuye
eficazmente a odiar la lectura, la escritura y el estudio en general, más aún, es un dolor
de cabeza para los padres de familia que tienen que hacer peripecias para ayudar (o
hacerles las tareas) a los hijos, a cumplir con el profesor para que no reciba una
calificación negativa, o le coloque notas bajas, o ridiculicen a sus hijos; contribuyen así al
engaño, tanto del estudiante como con el profesor y el mismo padre de familia. Esto se
acrecienta en la llegada de las vacaciones intermedias, donde el profesor se convierte en
un verdugo vengativo cuando duplica o multiplica muchas veces las tareas según el
grado de aversión que quiera generar, o también, según la convicción de trabajo que se
cree necesario para que el estudiante aprenda. En conclusión, la tarea, el ejercicio, la
lección o el trabajo se deja al estudiante como una estrategia básica para enseñar la
obediencia, la domesticación y el sometimiento, más no para alimentar el aprendizaje y el
desarrollo humano.
Egoísmo: Los grados de incoherencia son extensos entre el discurso proferido por
los personajes institucionales y sus prácticas, ya que, si por un lado el objetivo de la
educación es desarrollar valores como cooperación y solidaridad, la práctica de un proceso
para su consecución es la negación de estos. Las prácticas cargadas de buena fe, pero
carentes de coherencia conceptual, han hecho de las actitudes, formas sutiles para
interiorizar en los alumnos hábitos contrarios a los intencionados. Algunos ejemplos
tenemos: Se impide que se avisen o se ayuden en las respuestas de los exámenes,
inclusive se amenaza con anularlo, rajar, perder y hasta con estudiar el doble para su
reposición; de igual forma sucede con las tareas y las lecciones; por tales razones, las
consecuencias no se dejan esperar, desembocando así en un individualismo rampante. Se
estimula el delato (ser sapo, soplón), es un elogio que recibe el alumno de parte del
docente, pero es un rechazo rotundo por parte de los compañeros de clase; pero como
salvarse es lo que interesa, no importa traicionar al compañero. De prácticas como estas,
que hacen parte de un currículo oculto, van sembrando la indiferencia y el egoísmo.
“hagan trampa, pero ¡hay de aquel que lo coja!”. La trampa es la estrategia más efectiva
para que el estudiante corresponda a la fidelidad de un saber repetitivo y mecánico, y que
paradójicamente contribuye al uso negativo de la inteligencia; puesto que, para tal efecto,
el estudiante requiere de aspectos como: habilidad para camuflar y escribir letra diminuta
que pueda alcanzar en el acordeón o donde pueda ocupar el menor espacio posible para
evitar que se delate; capacidad sintética para lograr cubrir gran cantidad de información
que se obliga a grabar; estrategias para sacar la trampa; y la más relevante, saber actuar
con serenidad, aunque por dentro este invadido por el miedo, o que los nervios lo puedan
delatar. Al salir avante en la prueba del examen, el alumno es beneficiado por actuar bien.
Creyendo, con los exámenes, las tareas y todo tipo de actividades en arreglo a
concepciones anteriormente estipuladas forjar la responsabilidad. En realidad lo que se ha
estado fomentando ha sido el engaño y corrupción hasta el cinismo. En la primaria se
comienza, en secundaria echa raíces y en la universidad se es profesional, es decir el
engaño ya es cultura, es normal ser corrupto, y el que no lo sea, esta fuera (el honesto es
el deshonesto); todo esto con el consentimiento de todos, porque “aquí es así”.
Cultura del enemigo: La competencia malsana de pasar por encima del otro, y de no
mirar a los lados, ni al frente para ver por donde se va, ni con quien se camina, sino que
solo se tiene en cuenta el punto final, ha hecho que cada uno cuenta consigo mismo,
haciendo ver al otro como un enemigo; se cohabita pero no se convive. Se tiene en el otro
al contra; por lo tanto se impide que los demás sigan adelante y se lucha a toda costa que
así sea, generando un sentimiento de envidia si ello ocurre, produciendo rabia, rencor y
aversión si el otro está bien. No se puede vivir en comunidad, porque todo permanece en
un ambiente de guerra; así por ejemplo: cuando se hacían (o se hacen) exámenes,
profesores y alumnos son bandos enemigos, en una guerra donde los alumnos hacen
trampa y para no dejarse coger se ingenian estrategias para evitarlo, por su parte la
intención del profesor es pescar los tramposos. Las relaciones entre los estudiantes van
reclinándose a la hipocresía, donde la burla y la risa bajo la mesa es sinónimo de un falso
respeto, en el sentido de aceptar todo, así se piense lo contrario, convirtiendo a los
cohabitadores en serviles y mojigatos. Por otro lado, quien opine o piense lo contrario en
una conversación o debate, se lo considera el enemigo (en contra de…), y no en un
opositor, el cual pone en la mesa otras ideas para sopesarlas y examinarlas a la luz de la
comprensión humana.
que llevan dentro. Estas formas han llevado a estar siempre pendientes de los errores y las
deficiencias, de aquí que sea también normal que sólo se mire en las personas lo “malo” de
ellas.
Artículo primero: Al asignar las tareas, se tendrá en cuenta los siguientes criterios:
4
Resolución Nº. 1198 de 1968 del Ministerio de Educación Nacional –MEN- de Colombia, artículo primero.
La Educación Tradicional Fabril 12 Luis Hernando Mutis Ibarra
- Temas y contenidos son los protagonistas, los cuales tienen prioridad de aprendizaje;
obviamente se confunde memorizar con aprender y saber. Devolver un dato o una
información grabada en la mente se considera inteligencia, saber y/o aprendizaje; lo que
convierte a los contenidos como fines y no como instrumentos, que es lo que debería ser
si realmente se hace aprendizaje. Sólo hay saber y conocimiento cuando los datos y la
información se relacionas bajo las lógicas propias de los sujetos, la información se ha
trabajado, ha habido apropiación, manejo y uso de la misma.
5
Esto se refiere cuando el educador únicamente ordena que “hagan” –lean, resuelvan, resuman, consigan, escriban-,
sin ningún tipo de orientación ni de acompañamiento, menos de algún proceso pedagógico.
La Educación Tradicional Fabril 13 Luis Hernando Mutis Ibarra
- Se aferra al pasado: en todas las áreas “en el presente se estudia el pasado para en el
futuro repetirlo”, la vida es posterior al estudio, se atiborra al estudiante con el pasado
histórico. El presente se da en diminutas tajadas, el tiempo es una guillotina y el futuro
está desterrado del aula. El paso del pasado al presente es un desvío muy lento, y el
futuro es imperceptible. Cuando se habla de futuro sólo es un instante nominal, porque no
existe sostenibilidad ni orientación en su consolidación; de lo contrario deberían ayudarse
a construir los proyectos de vida, deberían haber planes de simulación, formas de
elaborar los proyectos, ejercicios de visualización, manejo externo e interno de la
condición humana perfilada hacia un futuro posible que se elabora desde el aquí y el
ahora.
- El eje movilizador es el temor y el miedo, la rigidez, el castigo (atento, inmóvil, fijo), todo
es obediencia y obligación; de visión caótica donde la dificultad nos paraliza, de
pensamiento apocalíptico que encalambra la inteligencia.
- Todo es sacrificio. Los problemas implican dolor y sufrimiento. Se vive una cultura del
dolor, del despojo, con pensamiento milagrero (espera eterna). Se exalta la amargura, la
pena, el llanto, el pesimismo, modelos y mentalidad negativa, la no persistencia, la
envidia, el paternalismo (pordiosero), la pobreza, la mediocridad, el conformismo y la
sumisión, el engaño.
- El cuaderno tiene una lógica que va del orden al orden, pero el pensamiento está
descuadernado. Lo que interesa es llenarlo (mamotreto, gigantomanía). Las tareas son
torturas permanentes, formas de castigar y tan dimensionales que muchas veces no las
responde ni el más sabio. Muchas veces y cuando se sale a vacaciones –intermedias-, se
dejan tantas tareas y actividades que más parecen venganzas que otra cosa. Sólo
desarrollan temas y únicamente se hacen para obedecer al profesor, se califica la
obediencia. Se da una psicología del control. Se hace del pesimismo un tema cultural
omnipresente; para el lamento y la queja.
- Lo único que Interesa es el hacer, el pensar quita tiempo. Es tiempo de las recetas
temáticas, la técnica, lo concreto, la experiencia, lo manual, lo mecánico, el reglamento.
El conocimiento deslumbra y descresta.
La Educación Tradicional Fabril 14 Luis Hernando Mutis Ibarra
- Alimenta la cultura del remedio, con un entorno de concepción aldeana, la cultura del
dinero y no de la riqueza, el saber absoluto como natural estático e inamovible, con
prioridad en la tradición oral, se vive la cultura del enemigo, donde la paz es la ausencia
de conflicto.