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INTRODUCCIÓN

Guerra de Castas en Yucatán, nombre por el que es conocida la rebelión


campesina que tuvo lugar desde 1847 hasta 1853 en las regiones
septentrionales de la península de Yucatán, en un área que incluye los actuales
estados mexicanos de Quintana Roo y Yucatán. La guerra enfrentó a los
indígenas mayas, cuyos antepasados vivían en la región desde hacía siglos, y
los descendientes de europeos, que controlaban buena parte del comercio y de
las propiedades agrícolas a mediados del siglo XIX. Aunque la lucha terminó
con una tregua firmada en 1853, la existencia de un Estado maya
independiente en el este de Yucatán, en lo que es hoy el estado de Quintana
Roo, continuó hasta que fue desmantelado por tropas federales y estatales en
1901. La guerra de Castas es considerada por muchos historiadores como la
insurrección indígena más exitosa, al menos militarmente hablando, de la
historia de Latinoamérica.
CAUSAS DE LA
GUERRA

A principios del siglo XIX, los mayas poco podían hacer para resistir el cerco de
los dirigentes políticos y hacendados sobre sus tierras y comunidades. Antes
de la independencia mexicana en 1821, el poder colonial español protegía en
cierta medida a los mayas. Éstos podían apelar ante el gobierno español o las
autoridades coloniales, si sentían que sus derechos eran menoscabados.
Después de la independencia, tanto el gobierno federal como los potentados
locales, o caudillos, solían apoyar los intereses de los granjeros y colonos
blancos y mestizos, en contra de los de las comunidades mayas.
Las tierras públicas, compartidas tradicionalmente entre mayas y
descendientes de europeos, acabaron controladas por granjeros dedicados al
cultivo azucarero en la península de Yucatán. La autonomía política de los
mayas se vio también amenazada por los políticos estatales y locales, que no
reconocían la autoridad de los líderes indígenas. Muchos campesinos mayas
se vieron atrapados en un círculo de continuo endeudamiento con los
hacendados propietarios de las tierras que cultivaban. Además sufrían maltrato
físico y tributos arbitrarios a manos de los hacendados.
Tanto los nobles, como los dirigentes y campesinos mayas se vieron
implicados en la agitación política propia de los años 1839 y 1840, cuando
fueron reclutados como soldados por los potentados de la región en una
revuelta contra el gobierno mexicano. Los hacendados y caudillos yucatecos
querían la independencia de Yucatán. En muchos aspectos, trataban de imitar
a sus homólogos texanos, que se habían separado de México para formar
algunos años antes un Estado independiente. Hacia 1840, Yucatán había
alcanzado una independencia temporal.
DESARROLLO DEL
CONFLICTO
La guerra de Castas comenzó en enero de 1847, cuando los mayas se
rebelaron cerca de la ciudad de Valladolid, matando a unos ochenta blancos y
saqueando sus hogares. Aunque la guerra enfrentó en general a los dos
grupos étnicos, algunos mayas del noroeste de la península de Yucatán
permanecieron leales a los hacendados locales y lucharon en su favor contra
sus hermanos del noreste. Por otra parte, muchos soldados blancos y mestizos
se pasaron al lado de los rebeldes mayas. Los mayas tenían al principio
algunas ventajas estratégicas que les permitieron sostener la guerra con éxito.
Una de ellas era la independencia cultural de los rebeldes. A diferencia de las
provincias del oeste de la península, la autonomía maya estaba todavía intacta
en la parte nororiental, más aislada, lo que proporcionó una base cultural a la
resistencia contra los hacendados.
Otra ventaja para los mayas resultó el hecho de que México se encontraba en
guerra con los Estados Unidos en el momento en que estalló la rebelión.
Durante la Guerra Mexicano-estadounidense (1846-1848), los estadounidenses
bloquearon los puertos yucatecos, lo que limitó la capacidad de los
descendientes de europeos para procurarse municiones. Los mayas podían
conseguir armamento con mucha más facilidad. Al sur de Yucatán se
encontraban las posesiones británicas en Honduras (el actual Belice), que
contaban con un puerto lleno de contrabandistas interesados en vender rifles
ingleses a los mayas. Hacia mayo de 1848, los mayas se habían apoderado de
la práctica totalidad de la península de Yucatán. Comenzaron a preparar el
asalto de las dos únicas ciudades que se les resistían, Campeche y Mérida. Sin
embargo, cuando estaba a punto de triunfar definitivamente, la rebelión se vino
abajo. Los campesinos mayas, preocupados por la sequía y por sus escasas
reservas de maíz volvieron a sus casas para la cosecha. La mayoría de las
tropas mayas estaba compuesta por campesinos sublevados, no por militares
profesionales, y pensaban que el ataque a Campeche y Mérida podía esperar
hasta después de la siembra.
Con la retirada maya, las fuerzas de los hacendados y demás potentados se
reagruparon. Después de recibir unos cargamentos de armas y vituallas muy
necesarios, comenzaron a reconquistar la península en dirección este,
capturando de nuevo una ciudad tras otra. En la primavera de 1849, los mayas
habían sido expulsados de la mayoría de las ciudades del oeste y centro de la
península y se retiraban hacia las selvas orientales yucatecas. Aunque la lucha
llegó a un punto muerto en 1850, la rebelión pervivió durante algunos años.
En 1853, los insurgentes del territorio occidental de Yucatán firmaron una
tregua. Los mayas orientales, no obstante, se retiraron a la colindante selva de
Quintana Roo, donde en 1858 crearon un Estado independiente con capital en
Chan Santa Cruz. Allí mezclaron las tradiciones cristiana y maya en el culto
cruzob, en el que se fundieron elementos cristianos como el sacramento de la
comunión con creencias tradicionales indígenas. Los seguidores del culto
cruzob se veían como defensores de un cristianismo que a sus ojos había sido
abandonado por sus explotadores. La comunidad mantuvo su independencia
hasta que el Ejército federal mexicano ocupó Chan Santa Cruz en 1901. Los
rebeldes mayas o cruzob mantuvieron su culto y un diminuto Estado
independiente hasta la década de 1930.
EFECTOS DE LA GUERRA
La guerra se cobró un gran tributo de sangre en la población de Yucatán. El
hambre, las enfermedades, la guerra y sus dislocaciones redujeron la población
de la región de unos 500.000 habitantes en 1812 a poco más de la mitad hacia
1860. La industria azucarera del sureste de la península de Yucatán acabó
arruinada por el conflicto, y buena parte de su población se desplazó hacia el
noroeste.
Además, la rebelión extendió el terror entre la población no maya de la región.
En el estado mexicano de Chiapas, muchos mayas de lengua tzotzil fueron
arrestados y deportados, con lo que entre 1869 y 1870 estalló otra violenta
lucha promovida por los mayas.

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