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Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

LUIS HERNANDO MUTIS IBARRA


Página Web: www.D10Z.com

República de Colombia
Departamento de Nariño
Municipio de pasto

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Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

GUIARSE POR PRINCIPIOS

CONTENIDO

1. ¿Qué son los principios?


2. El aprendizaje de los principios
3. Interiorización de principios
3.1. El conocimiento
3.2. La vida
3.3. La libertad
3.4. La democracia
3.5. El Trabajo
4. Construir el hábito
4.1. Aspectos básicos de emprendimiento
4.2. Interiorizar lo que queremos para crear nuestro propio destino.
4.3. Las afirmaciones
5. Dependencia, independencia, interdependencia
6. Seamos honrados con nosotros mismos
7. El modelo de vida basado en principios
7.1. Nuestro propio enunciado
7.2. Posibles actividades

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1. ¿QUÉ SON LOS PRINCIPIOS?

“Es con el corazón como vemos correctamente; lo esencial es


invisible a los ojos”.
ANTOINE SE SAINT-EXUPÉRY, El Principito

Principio viene del latín principium, que significa fundamento, inicio, punto de
partida, idea rectora, regla fundamental de conducta. En sentido lógico, el
principio es un concepto central, que constituye una generalización. Por principio
de acción, se sobre entiende, la norma ética que caracteriza las relaciones de los
individuos en un colectivo.
Hablar de principios implica interiorización valorativa, como una forma vital de
desarrollo social. En nuestra cotidianidad hay muchas ideas y cosas que
valoramos unas más que otras, pero, que en ciertas circunstancias tenemos que
priorizarlas; sin embargo el principio se ha tomado como un abstracto general,
como si aquello fuera exógeno a nosotros, que nada tiene que ver con las
acciones reales, terminando como parte solo de un discurso especulativo, como
un adorno. Sabemos que con adornos no se puede actuar, la actitud tiene su
motor energético, que son los principios; y estos son básicos en la nueva forma
de vida personal y cotidiana que pensamos emprender como personas en
cualquier rol que tengamos que asumir.
Lo que hoy existe es una gran dificultad en asumir nuevos valores, sin
desechar valores tradicionales que tendrían que reafirmarse. Hay muchos valores
nuevos por concebir, aunque antes se hayan mencionado constantemente, no
tenían la categoría de principios valorativos.

Valores perennes: Para defender, rescatar, darles mayor y nuevo contenido,


precisarlos e interiorizarlos nuevamente: Amor, Afecto, Honestidad, Respeto,
Dignidad, Moral, Lealtad, Sinceridad, Civismo, Libertad, Humildad, Ayuda, Apoyo,
Honradez, Fidelidad, Compartir, Paciencia, Tranquilidad, Sabiduría, Igualdad,
Servicio, Rectitud.

Valores modernos. Por asumir, darles contenido, precisarlos, concretarlos,


contextualizarlos e interiorizarlos: Ética, Integridad, Conocimiento, Convivencia,
Participación, Cooperación, Solidaridad, Concertación, Autonomía, Equidad,
Lúdica, Trabajo, Dificultad, Derechos, Compromisos, Adaptación, Cambio, Cultura,
Planificación, Calidad, Competitividad, Eficiencia, Democracia, Conciliación, Paz,
Organización, Previsión, Prospectiva, Auto-dinámica, Contextualizar, Pertenencia,
Gestión.

Hay principios que gobiernan la afectividad y efectividad humana, leyes


naturales de la dimensión humana que son tan reales, tan constantes y que
indiscutiblemente están tan «allí» como las leyes de la gravitación universal en la

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dimensión física. Los principios son como faros. Son leyes naturales que no se
pueden quebrantar.
Ninguno de los principios corresponde a una doctrina, filosofía o religión en
particular. Estos principios son parte de las principales religiones, así como
también de órdenes y organizaciones esotéricas y de autoayuda, de las filosofías
sociales duraderas y de los sistemas éticos. Son evidentes por sí mismos y
pueden ser comprobados fácilmente por cualquier persona. Es como si tales
principios formaran parte de la condición, conciencia y moral humanas. Parecen
existir en todos los seres humanos, independientemente del condicionamiento
social y de la lealtad a ellos, incluso aunque puedan verse sumergidos, adormeci-
dos u ocultos por el imperio de condiciones negativas.
Por ejemplo, el principio de la rectitud, a partir del cual se desarrolla todo el
concepto de la equidad y la justicia. La rectitud puede definirse y lograrse de
maneras muy diferentes, pero la conciencia que se tiene de ella es casi universal.
Otro, es la integridad y la honestidad. Éstas crean los cimientos de la confianza,
que es esencial para la cooperación y el desarrollo personal e interpersonal a
largo plazo. Otro principio es la dignidad humana. El concepto básico de este
valor o principio, sostiene que todos los hombres han sido creados iguales y
dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, contándose entre ellos
los derechos a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Está también
el principio del servicio o la idea de contribuir. Otro es la calidad o excelencia. Así
mismo está el principio del potencial, la idea de que tenemos una capacidad
embrionaria y de que podemos crecer y desarrollarnos, liberando cada vez más
potencial, desarrollando cada vez más talentos. Muy relacionado con el potencial
está el principio del crecimiento —el proceso de liberar potencial y desarrollar
talentos, con la necesidad correlativa de principios tales como la paciencia, la
educación y el estímulo.
Los principios no son prácticas. Una práctica es una actividad o acción
específica. Una práctica que da resultado en cierta circunstancia no
necesariamente lo dará en otra, como pueden atestiguarlo los padres que han
intentado educar a un segundo hijo exactamente como al primero.
Mientras que las prácticas son específicas de las situaciones, los principios
son verdades profundas, fundamentales, de aplicación universal. Se aplican a los
individuos, las familias, los matrimonios, a las empresas y organizaciones
privadas y públicas de todo tipo. Cuando esas verdades se internalizan como
hábitos, otorgan el poder de crear una amplia variedad de prácticas para abordar
diferentes situaciones.
Los principios no son valores. Una pandilla de ladrones puede tener valores,
pero violan los principios fundamentales de los que estamos hablando. Los
principios son el territorio. Los valores son mapas. Cuando valoramos los
principios correctos, tenemos la verdad, un conocimiento de las cosas tal como
son.
Los principios son directrices para la conducta humana que han demostrado
tener un valor duradero, permanente. Son fundamentales. Son esencialmente
indiscutibles, porque son evidentes por sí mismos. Para captar rápidamente su

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naturaleza evidente basta con considerar el absurdo de tratar de vivir una vida
efectiva basada en sus opuestos. Dudo de que alguien pueda seriamente
considerar que la mala fe, el engaño, la bajeza, la inutilidad, la mediocridad o la
degeneración sean una base sólida para la felicidad o el éxito duraderos.
El principio opera como el volante de un reloj que mantiene el ritmo regular
de su mecanismo, conserva el equilibrio entre pensar y sentir. Se traduce en una
vida ordenada; sin ellos, no habría más que desorden y caos. Evitan los
extremos, puesto que el principio representa la armonía de los contrarios, la
integración del sentimiento con el pensamiento.

2. EL APRENDIZAJE DE LOS PRINCIPIOS


Los principios no son mandatos, sino convicciones. Los verdaderos
principios morales no pueden inculcarse a base de prédicas, amenazas o castigos.
La imposición de una fuerza exterior, lo mismo si se trata de una prédica que de
una amenaza, perturba la armonía interior y hace más difícil desarrollar la
convicción íntima que se necesita para profesar un principio.
Para crear una convicción, tanto en sentimiento como en pensamiento
tienen que estar combinados. Se va fortaleciendo a medida que aumenta el
sentimiento. Es imposible desarrollar principios si no se tiene nada que perder.
Sin buenos sentimientos no hay motivación para proteger la integridad de la
personalidad.
Sólo surte efecto cuando la fe de todos es fruto de su convencimiento o
entendimiento íntimo. En ese caso es de esperar que todos sigamos nuestros
propios principios con gusto y satisfacción. La ausencia de esta satisfacción y de
estos sentimientos saludables en una generación anterior hace que la más joven
los ponga en tela de juicio. El principio no tiene por objeto conciliar al individuo
con su dolor, sino proporcionar armonía interior que hace posible una vida
equilibrada y llena de alegría.
Los principios no son técnicas para sobrevivir. Cuando la atención se
concentra principalmente en la supervivencia, los principios salen sobrando. Antes
de hablar de principios tenemos que asegurarnos de que nos sintamos bien en
nuestro cuerpo y en el ambiente que nos rodea. Los principios facilitan la
protección de los buenos sentimientos, y se desarrollan para ayudar a la gente a
sentirse bien y proceder de manera eficiente en una situación cultural
determinada, y quedan despojados de todo valor cuando ya no realizan su
función. Por ejemplo, hay muchos principios que los hombres han descubierto
para gobernar su conducta con objeto de sentirse bien: la veracidad, el respeto a
la persona y a la propiedad, la honradez, lealtad.

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3. INTERIORIZACIÓN DE PRINCIPIOS

―El afecto traza la ruta cognitiva‖


Juan Pascual Leone

Se trata de utilizar los valores para volverlos principios. El trabajo de


aprendizaje no puede quedarse en una simple técnica, sino que por el contrario,
deberá reflejar una manera diferente de ver y representarse el mundo y la vida.
Por lo tanto el sistema valorativo del individuo, se irá construyendo en la medida
que lo expresado, lo planteado y priorizado como principios, sean
conceptualmente apropiados, concebidos y manejados por todos.
Todos los principios constituyen un tejido significativo para el desarrollo
humano. Tienen que elaborarse e interiorizarse conscientemente y entre todos,
con propósitos de largo aliento, como objetivos permanentes y continuos. Deberá
existir continuidad en estos propósitos. Se necesita darles contenido preciso, cuya
concreción permitirá una dirección, pues en la medida que se tenga claridad de
ellos, se actuará de conformidad. Un principio como idea rectora de vida,
proviene de un valor interiorizado. Es decir, cuando ya hace parte de cada sujeto.
En el trabajo educativo –con los hijos, estudiantes, compañeros, amigos,
vecinos- en todas sus dimensiones no se puede quedar en una simple técnica, sino
que por el contrario, reflejará una manera diferente de ver y representarse el
mundo y la vida. Por lo tanto el sistema valorativo del individuo, se irá
construyendo en la medida que los principios nuevos planteados en la constitución,
visión-misión, o carta magna de un individuo, de la familia, institución o cualquier
organización o empresa sean conceptualmente apropiados, manejados e
interiorizados por los participantes de quienes hacen parte.
Tenemos a continuación algunos principios generales, que se consideran
nucleares en el nuevo desafío de la sociedad actual, y de los cuales se derivan
valores, que funcionan en una red significativa moderna. Se necesita darles un
contenido preciso para su correcta asunción y dirección, pues en la medida que se
tengan claros los principios, se actuará de conformidad a ellos, recordemos que un
principio es una idea rectora y, que se transforma es principio, cuando el valor se
ha interiorizado o, ya hace parte de cada sujeto.

3.1. PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO

Aunque siempre ha sido objeto de estudio e investigación en los diversos


ámbitos de las ciencias; como principio, se lo tiene presente desde que comienza
a ser tomado como materia prima de la economía mundial. Pues, para toda la
producción de la súper-industria la base vital de su funcionamiento es la
información.
Lo que se abordará aquí, son algunos aspectos nodales en los que se
inscribe este principio. Desde su mismo vocablo implica ―con cimiento‖, lo que
implica hacer nuestro lo que aprendemos, sintiéndolo, experimentando consigo

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mismos, observando, analizando, reflexionando, siendo profundamente


conscientes de nuestro pensar y sentir, para llegar a una convicción y acción
responsable emergida de nuestra libertad de elección.
Como principio, tiene una significación de elevada responsabilidad, en el
sentido de que en cualquier ámbito de la vida humana desde el nacimiento a la
tumba, el conocimiento sea una pauta interiorizada, encarnada, o parte de la
condición humana. Obviamente, no como tradicionalmente se lo ha tomado:
llenar datos e información indiscriminada en la cabeza de los individuos, porque la
persona no es únicamente un archivador, un banco o un depósito. La memoria es
tan solo una ínfima parte de su ser, configura su dimensión cognitiva y
cognoscitiva. La memoria es una cosa muerta. La memoria no es la verdad ni
puede serlo, porque la verdad siempre está viva, la verdad es vida; la memoria
es la persistencia de lo que ya no existe. Es vivir en un mundo de fantasmas,
pero nos contiene, es nuestra prisión. Pero no se trata de desecharla; se rechaza
es la forma de utilizarla: mecánica y aislada. Tendría mayor desarrollo y
crecimiento si lo hacemos de manera relacionada y lógica, con mucho sentido y
significado, así la persona lo disfrutaría mejor y no necesitaría esfuerzos
supremos, agobiantes y angustiosos para simplemente guardar la información.
La tendencia y misión desde este principio es la de potenciar conjunta,
simultánea, total e integralmente la apertura del Ser humano, y el conocimiento
como parte servidora del mismo, necesitamos utilizarlo como amos que somos de
nuestro propio desarrollo; que el conocimiento esté al servicio del entendimiento;
que los contenidos, la información y los datos sean herramientas e instrumentos
de la educación y del aprendizaje, bajo ningún punto podrían constituirse en
fines, porque de ser así, se volverían destructivos, bloquearían las otras
dimensiones humanas y el desequilibrio conduciría a consecuencias muy
desagradables y molestas para los humanos.
Se necesitan crean ambientes y condiciones estimulantes y nutritivas para
que desde el niño al anciano se les permita, se los apoye y se los ayude a
encontrar sus respuestas por sí mismos, que conquisten y usen su libertad, que
dependan de sí mismos, funcionen con su propio pensamiento, que aprendan a
usar la sabiduría universal, usen las tecnologías informacionales para su
crecimiento y no para ser servidumbre de ella; que aprendan a conocerse y ser sí
mismos; que finalmente vivan en la luz de su propia conciencia; que sean focos
de sí mismos.
Cuando en verdad se aprende, el conocimiento genera transformación,
cambio tanto en el pensar, el sentir y en el actuar; mejora nuestra cultura. Se
requiere asumir las nuevas condiciones del orden de la memoria; hacer
procesamiento en diversos niveles: desde la misma información, la construcción
de textos –orales y escritos-, el conocimiento y manejo de nuestras emociones y
sentimientos; las condiciones corporales y físicas, tanto como las mismas formas
de pensar y manejar la mente, poniéndola al servicio de nuestro Ser.
El ámbito del conocimiento es un inmenso abanico interrelacionado que
confluyen finalmente al desarrollo de la dimensión del pensamiento y la mente;
que, bien utilizados es lo mejor con lo que podemos contar, pero que cuando no

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podemos utilizar, nos volvemos sus marionetas y lo que hace es bloquear,


entorpecer e impedir el desarrollo humano y social.
Muchos de los aspectos, conceptos y términos claves del conocimiento
tienen que mencionarse.

 Procesar la información: decidir, buscar, estudiar, analizar, organizar,


escribir, configurar, archivar, usar.
 Estudio: buscar, leer, analizar, sintetizar, mapear, esquematizar, dibujar,
reescribir, copiar, pensar, reflexionar, apuntar, anotar, archivar, contrastar,
indagar, aplicar, experimentar.
 Aprender: Observar, atender, analizar, memorizar, comparar, sintetizar,
simbolizar, generalizar, discriminar, clasificar, ordenar, sistematizar,
practicar, experimentar, vivir, ensayar, divertirse, sentido, significado,
escuchar, comunicar, escribir, ambientes, espacio, tiempo, asimilar, digerir,
reflexionar, demostrar, fundamentar, concluir.
 Pensar por sí mismo, estar en el lugar del otro, ser consecuente.
 Creatividad, pensamiento, inteligencias
 Ciencia, técnica, y tecnología, investigaciones
 Información, saberes, Conocimiento, Datos
 Holístico: relacionado, riguroso, flexible, continuo, seguimiento, integrado,
espiritual, totalidad, unidad, solidez.
 Desaprender, Reaprender y Aprender.
 Apropiación: interiorización, manejo, familiarización, comprensión,
concreción, representación, simbolizar, discurso.
 Teórico, técnica, instrumento y práctica; Experiencia, conceptos,
sistematizar, Teorización.
 Unidades: Cognitivo / cognoscitivo; Producto / proceso; Fondo / forma;
Teórico / práctico; Temas / conceptos; Programa / plan.
 Proyecciones: Planes, programas, proyectos, simulaciones, predicciones,
probabilísticos, hipótesis, visualizaciones, mejoramiento, intervenciones,
seguimientos, evaluaciones.
 Investigar: problémicas, ruta teórica, ruta metodológica, lógicas de la
indagación, campos y corrientes, fáctico, social, ciencias, rigor, teoría,
experimentación, control, validez.

El fin del conocimiento estriba en conocer la verdad sea objetiva y subjetiva.


En el proceso del conocimiento, el hombre adquiere saber, se asimila conceptos
acerca de los fenómenos reales, va comprendiendo el mundo circundante. Dicho
saber se utiliza en la actividad práctica para transformar el mundo, para
subordinar la naturaleza a las necesidades del ser humano.
Altusser manifestó que el conocimiento lleva a sus riesgos y es cuando la
ideología se mete entre el sujeto y el objeto de conocimiento, haciendo que la
ideología deforme al objeto y pase de objeto real a objeto ideológico, llegando al
sujeto o estudiante un conocimiento científico distorsionado y enmascarado.
Para evitar estos posibles problemas, se aboga por ―el desarrollo de la capacidad

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crítica, reflexiva y analítica‖ de las personas, que le den la voz a su consciencia;


donde el aprender se constituya en una meta vitalicia, con lo cual se aprenda a
discernir las voces externas de la voz consciente de su ser.

La confianza, un aspecto vital en este ámbito: La confianza es la mayor


inteligencia. ¿Por qué no confiamos en las personas? Porque tampoco confiamos
en nosotros. Tenemos miedo de ser engañados, por eso dudamos; y la duda
surge del miedo. La duda surge de una especie de inseguridad en nuestro propio
pensar. No estamos tan seguros como para confiar y actuar desde la confianza.
La confianza precisa de una gran inteligencia, coraje e integridad. Para poder
entrar, necesitamos que haya un gran corazón. Si no nos tenemos confianza,
entonces nos protegemos con la duda.
Si hay plena confianza en nosotros, estamos preparados para penetrar en lo
desconocido, porque sabremos que, aunque desaparezca todo el mundo conocido
y estemos en lo desconocido, seremos capaces de instalarnos ahí. Confiamos en
nosotros mismos. La duda está en guardia; nuestra inteligencia se mantiene
abierta porque sabe que «pase lo que pase, seremos capaces de aceptar el
desafío, de responder de una forma adecuada».
Todos hablamos de «cultivar la confianza»; pero ya sólo queda el término y el
concepto, porque la confianza se ha convertido en una creencia y no en una
experiencia. Se nos ha enseñado a creer, no se nos ha enseñado a saber; en esto
se ha equivocado la educación. Es mejor no creer nunca. Si no podemos confiar
es mejor que dudemos, porque a través de la duda, antes o después, podrá
surgir la posibilidad de la confianza. Pero no podemos vivir eternamente con la
duda, porque puede volverse un malestar crónico, una dolencia. Ya que, si
constantemente dudamos nunca estaremos satisfechos; si dudamos, siempre
tendremos miedo, si dudamos siempre estaremos angustiado, divididos e
indecisos, estaremos viviendo una pesadilla. Aunque, algún día que seamos
conscientes empezaremos a intentar salir de ella.
Y para investigar es preciso que haya confianza porque vamos a adentrarnos
en lo desconocido. Es preciso que haya una enorme confianza y coraje, porque
vamos a alejarnos de lo convencional y lo tradicional, vamos a alejarnos de la
multitud. Vamos a sumergirnos en mar abierto sin saber si existe la otra orilla.
No podríamos ir a hacer una investigación sin prepararnos para confiar.
Parecerá contradictorio, pero sólo una persona que tenga una gran confianza será
capaz de tener grandes dudas, de investigar algo que requiere entrega,
convencimiento, poder. Una persona que tiene poca confianza dudará poco. La
persona que no tiene confianza sólo finge que duda. No puede investigar en
profundidad. La profundidad llega con la confianza, y hay que tomar algún riesgo.
Es absolutamente necesario que nuestro sentir se abra antes de que el
Intelecto se transforme en inteligencia. Ésta es la diferencia entre intelecto e
inteligencia. La inteligencia es el intelecto en armonía con nuestro ser, nuestro
corazón, nuestra consciencia. Ellos saben cómo confiar. El intelecto sabe cómo
buscar e indagar.

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―Tú estás quemándote, sufriendo, triste y angustiado en todo momento. Sólo


tu intelecto está ciego. Tiene piernas, puede correr, puede ir rápido, pero como
está ciego no puede escoger la dirección adecuada. Inevitablemente, se tropezará
constantemente, se caerá, se hará daño y sentirá que la vida no tiene sentido.
Por eso; los intelectuales de todo el mundo dicen: «La vida no tiene sentido.»
―El motivo por el que la vida les parece un sinsentido es que el intelecto ciego
está intentando ver la luz, pero es imposible. Dentro de ti hay un corazón que ve,
que siente, pero que no tiene piernas; no puede correr. Se queda ahí donde está,
latiendo, esperando... algún día el intelecto lo entenderá y será capaz de usar los
ojos del corazón‖1.
La analogía aquí es que, cuando se dice confianza se refiere a los ojos del
corazón; y cuando se dice duda se refiere a las piernas de nuestro intelecto.
Ambas pueden salir juntas del fuego sin ningún problema. Pero siempre y cuando
el intelecto acepte llevar al corazón sobre sus hombros. Tiene que hacerlo. El
corazón no tiene piernas, sólo ojos, y el intelecto tiene que escuchar al corazón y
obedecer sus indicaciones. En manos del corazón, el intelecto se vuelve
inteligente. Es una transformación, una transformación absoluta de energía.
Ahora la persona no se vuelve intelectual, simplemente se vuelve sabia. Es lo que
el Doctor Edgar Morín insiste en ―la ciencia con conciencia‖. La sabiduría nace
precisamente del encuentro del corazón y el intelecto. Y cuando hemos aprendido
el arte de sincronizar los latidos de nuestro corazón con el funcionamiento del
intelecto, tendremos el secreto en nuestras manos, la llave maestra que abre
todos los misterios.
Somos cobardes y es por eso que aceptamos las respuestas de otros. Pero las
respuestas de ellos no pueden ser las nuestras. El conocimiento de otros no
puede ser nuestro, pero ese conocimiento es solamente información para
nosotros. Nosotros tendremos que saber. Solamente cuando sea nuestro, será
verdadero conocimiento. De lo contrario, no nos dará alas sino que será como
una piedra atada al cuello. Nos esclavizará y no podremos alcanzar nuestra
liberación. Ese conocimiento que no es propio no podrá darnos nuestra libertad.
Repetiremos las cosas pero realmente no sabremos nada.
Los milagros jamás se muestran a quienes se muestran a quienes insisten en
preguntar. Los preguntadores terminan tarde o temprano en una biblioteca;
terminan con las escrituras, porque ellas están llenas de respuestas. Y las
respuestas son peligrosas porque aniquilan el asombro; nos dejan con la
impresión de que lo sabemos todo, aunque no sea así; las respuestas engendran
la idea equivocada de haber resuelto todos los enigmas.
El camino para encontrar el saber es el asombro. Permitamos que nuestro
corazón se llene de gozo ante el asombro. Colmémonos de él, palpitemos con él,
inhalemos y exhalemos asombro. La prisa por anular el misterio y el asombro,
por tener respuestas, por explicarlo todo, es porque solamente cuando se está
lleno de conocimiento se puede tener control. El misterio nos priva del control,

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OSHO. ―Coraje‖. La alegría de vivir peligrosamente. Traducción de Esperanza Moriones Alonso. 175 páginas.
www.osho.com; oshointernational64@oshointernational.com

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mientras que el conocimiento nos lo brinda. El misterio nos poseerá. Esta


tentación de la mente de reducir todo asombro, todo misterio, toda maravilla a
una pregunta, es básicamente producto del miedo. Sentimos miedo, miedo ante
la inmensidad de la vida, de esta existencia increíble. El miedo nos mueve a
acumular a nuestro alrededor un montón de conocimientos insignificantes a
manera de protección, armadura y defensa. Estar poseído por el misterio, es
estar poseído por el todo.

Abrirse a lo nuevo: lo nuevo no viene de nosotros, viene de la existencia. No


forma parte de nosotros. Hay una discontinuidad entre lo nuevo y nosotros, por
eso se tiene miedo. Hemos pensado y vivido de una manera, hemos creado una
vida cómoda alrededor de nuestras creencias. Entonces llama algo nuevo a
nuestra puerta. Ahora el patrón de nuestro pasado se verá perturbado. Si
permitimos que entre lo nuevo nunca volveremos a ser los mismos, lo nuevo nos
transformará.
Es arriesgado. No sabemos hasta dónde podemos llegar con lo nuevo. Lo viejo
es conocido, familiar; hemos vivido con ello desde hace mucho tiempo, estamos
familiarizados con ello. Lo nuevo no nos resulta familiar. Puede ser un amigo o un
enemigo, ¿quién sabe? ¡Y no hay forma de saberlo! La única forma de saberlo es
permitirlo, por eso surge el temor, el miedo.
Tampoco podemos seguirlo rechazando, porque lo viejo sigue sin darnos lo
que buscamos. Lo viejo nos promete, pero no cumple su promesa. Lo viejo es
conocido pero miserable. Lo nuevo puede ser incómodo pero al menos hay una
posibilidad, nos puede proporcionar felicidad. De modo que no podemos
rechazarlo pero tampoco podemos aceptarlo; por eso vacilamos tanto, tenemos
miedo y surge una gran ansiedad en nuestro ser. Es natural no pasa nada raro.
Siempre ha sido así y siempre será así.
¿Cómo volvemos a ser nuevos? Todo el mundo quiere ser nuevo. Necesitamos
tener fuerza, y no un coraje ordinario; necesitamos tener una fuerza
extraordinaria. El mundo está lleno de cobardes, por eso ha dejado de crecer la
gente. ¿Cómo vamos a crecer si somos cobardes? Cuando tenemos una
oportunidad nos acobardamos, cerramos los ojos. ¿Cómo vamos a crecer? ¿Cómo
vamos a ser? Sólo fingimos ser.
Ya que no podemos crecer tenemos que encontrar crecimientos sustitutos. No
podemos crecer pero la cuenta en el banco sí, es un sustituto. No hace falta tener
coraje, se ajusta perfectamente a nuestra cobardía. Nuestra cuenta de banco
sigue creciendo y estamos convencidos de que estamos creciendo. Nos volvemos
más respetables. El nombre y la fama siguen creciendo ¿y creemos que estamos
creciendo? Sólo nos estamos engañando. Nosotros no somos nuestro nombre ni
la fama. La cuenta de banco no es nuestro ser. Pero si pensamos en el ser
empezamos a temblar, porque para crecer tenemos que renunciar a la cobardía.
La novedad viene de otra dimensión –llámese como quiera: Dios, Universo,
más allá, Existencia, Absoluto, Vida-. La mente siempre es vieja. La mente nunca
es nueva, es una acumulación del pasado. La novedad viene del más allá, es un
regalo de Dios. Viene del más allá y es del más allá.

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Ser sensible quiere decir que sentimos lo nuevo, la emoción de lo nuevo;


nacerá en nosotros una pasión por lo nuevo y por la aventura, empezaremos a
adentrarnos en lo desconocido, sin saber adónde vamos. Y para que lo nuevo
pueda entrar, necesitamos relajarnos un poco, abrirnos un poco más. Abrirle paso
a la Existencia para que entre en nosotros. Prácticamente, este es el significado
de oración y/o meditación, en la que nos abrimos para decir sí: «Entra.», «He
estado esperando desde hace mucho tiempo y estoy agradecido que hayas
venido». Recibimos siempre lo nuevo con una gran alegría. Aunque a veces nos
produzca algún inconveniente, sigue valiendo la pena. Aunque a veces nos
metamos en un hoyo, sigue valiendo la pena, porque sólo se aprende a través de
los errores, y sólo se crece a través de las dificultades. Lo nuevo conlleva
dificultades. Por eso muchas veces escogemos lo viejo, porque no tiene
dificultades. Es una consolación, un refugio.
Sólo nos puede transformar la llegada de lo nuevo, no podemos
transformarnos de ninguna otra manera. Y no tiene nada que ver con nosotros ni
con nuestros esfuerzos. Pero no hacer nada no es dejar de actuar, sino actuar sin
voluntad, dirección ni impulso de nuestro pasado. Actuar sin voluntad, sin
dirección ni impulso del pasado es actuar meditativamente. Actuemos
espontáneamente. Dejemos que lo decida el momento.

Por otra parte, la erudición es repugnante, basura absoluta. Ha sido


derramada sobre nosotros por otros, y nosotros llevamos su carga. Y la carga es
tal que no da ninguna oportunidad de preguntarnos por si mismos qué es
realmente la verdad. Los conocimientos acumulados responderán inmediatamente
que la verdad es esto: Si estamos lleno de la Sagrada Biblia, entonces la
pregunta será contestada por la Sagrada Biblia. Si estamos llenos de alguna
ideología en particular –religiosa, política, social, revolucionaria-, entonces la
pregunta será respondida por esa ideología particular, pero proceden de una
fuente externa a nosotros; no será un descubrimiento nuestro. Y lo que no es
nuestro propio descubrimiento no es nuestro.
La búsqueda de la verdad es realmente la búsqueda de la realidad de tu ser. Y
conocer la verdad de nuestro ser es conocer la verdad de la totalidad. Sólo hay
una cualidad, un coraje: no tener miedo de ser ignorante. En ese punto no se
puede ceder, no podemos aparentar ser sabios con conocimientos prestados y
baratos. ¡Ya basta! Sólo lo puro y natural, y de esa pureza, de esa naturalidad,
ignorancia, inocencia, debe nacer la búsqueda.
Cada ser humano sería un buscador de la verdad si la sociedad no interfiriera
tanto con los niños, adolescentes y jóvenes; ya que, llevar a la gente a buscar la
verdad, ¿es corrupción? Parece ser el mayor delito de este mundo en el que
estamos viviendo.
Pero la verdad que puede ser dicha ya no es verdad, porque el mecanismo
del lenguaje distorsiona la experiencia, que ocurre más allá de la mente, más allá
de las palabras. Hacerla descender a los pasillos del lenguaje es ciertamente
distorsionarla. Como la verdad no puede ser dicha tiene que ser expresada de mil
maneras. El problema no es que la verdad nos llegue de miles de formas; sino

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que quedemos como picados o tocados por ella durante la búsqueda. Por
ejemplo, lo que vemos en presencia de alguien realizado, es tan precioso que
tenemos que descubrirlo; tiene que convenirse en nuestra experiencia. Nadie
puede darnos la verdad -nadie puede hacerlo, pero puedo abrirnos el corazón,
que ha conocido la verdad, que ha vivido la verdad. Y esa apertura puede
ayudarnos de manera muy directa a seguir nuestra propia peregrinación.
Simplemente vivamos el momento con totalidad e intensidad. Vivámosla con
toda la alegría que podamos, con todo el amor que podamos, sin miedo, sin
culpa. Esta existencia es nuestra y este momento es un regalo: no lo echemos a
perder. Y no nos preocupemos de la realización. Este momento, vivido
totalmente, es realmente una iluminación. Simplemente intentemos vivir este
momento tan sinceramente y consciente, tan totalmente como podamos, sin
dejarnos molestar ni perturbar por el pasado o el futuro. Sin distracción,
entremos en él profundamente y eso es suficiente. Eso es iluminación. Ahora
depende de nosotros dejar que este pequeño momento lo sea todo; y lo
habremos conseguido todo. No tenemos por qué preocuparnos.
Cualquier cosa inconsciente que se vuelva consciente empieza a desaparecer;
pierde su significado. La inconsciencia es como un sótano en el que se tiran o se
depositan cosas, reprimimos cosas. Cosas que no queremos ver, cosas que no
queremos oír, cosas que no queremos aceptar, las vamos tirando al inconsciente.
Son nuestras partes reprimidas, permitimos que surjan a la superficie. Esto es lo
que ocurre cuando planteamos una pregunta consciente.
Pero las preguntas intelectuales son las que no desaparecen; las preguntas
intelectuales continuarán. Pero si una pregunta surge del inconsciente es
significativa. Las preguntas intelectuales son basura; no tienen nada que ver con
el ser y nuestro cambio. Dejemos que se revele nuestro inconsciente y
empezaremos a notar cambios: no es que las preguntas desaparezcan, pero
nuestras actitudes, planteamientos, comportamiento, incluso los sueños
cambiarán.
Es un ejercicio precioso e interesante escribir y anotar cualquier cosa que
sintamos que acecha en la oscuridad de la mente. No es algo claro; está allí en la
oscuridad, traigámoslo hacia la luz de la consciencia. Y si podemos traer todos
los contenidos del inconsciente a la mente consciente, nuestra mente consciente
e inconsciente serán una; ambas serán conscientes. Lo equivocado es
mantenerlas en la oscuridad. Al traerlas a la luz cambia toda su cualidad...
desaparecen.

3.2. PRINCIPIOS DE LA VIDA

Como principio, valor, fin y derecho fundamental del ser humano es la


piedra angular de todo el andamiaje existencial y, es quizá la única realidad
consciente de sí misma y, a su vez la vida es la única capaz de decidir sobre su
vida misma. Nietzsche afirmaba que la vida ―es la norma suprema bajo las
cuales se deben adecuar todos los valores‖. Motivados por todas las razones

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filosóficas que se quiera todos podemos y debemos protegerla 2 y amarla, así


mismo todos deberíamos a valorarla y sobre todo aprender a vivirla bien vivida.
La vida es un juego, un deporte. Juguemos bien, olvidémonos de ganar o perder,
sólo disfrutemos intensamente de ese hermoso juego.
Aparte de tener motivaciones de origen legal y filosófico también las hay
éticas, Séneca escribía que ―el hombre es una cosa sagrada para el hombre‖, de
esta manera, en la ética antigua, se firman las nociones humanistas sobre el
destino del hombre y el sentido de su vida. Por ello es tan grande el significado
de la orientación consciente conducir los valores hacia principios, para que todos
preservemos y cuidemos al máximo la vida. Las crisis sociales se deben mucho,
precisamente al trastoque y cambio de la vida como fin a la vida como medio
para conseguir otros objetos que deberían considerarse siempre como
instrumentos y medios, pero no como fines; es el caso por ejemplo de: el dinero,
el poder, el reconocimiento. Bien sabemos que cuando el medio se vuelve fin es
inevitablemente destructivo.
Por lo regular, el dinero se convierte en sucedáneo del amor. El niño crece,
y como no se le puede dar afecto y amor, se le dan galguerías, dinero y cosas. El
dinero, el poder y el prestigio son símbolos, no son realidades, son proyecciones
humanas. Incluso, liberarse de lo simbólico significa liberarse de la sociedad.
El problema realmente no parece ser la pobreza; la raíz viene de la avaricia,
los deseos compulsivos de poseer y la pobreza es su consecuencia. Así mismo, el
problema no es la guerra, sino la agresividad individual; la guerra es simplemente
la suma de la agresión de los individuos. La pobreza no existe porque haya
escasez; existe porque la gente acumula, porque hay avaricia. Si viviéramos en
un permanente aquí y ahora, habría suficiente para todos; la tierra tiene
suficiente para darnos. El gran problema surge cuando se piensa en el futuro,
entonces se despierta la ambición de poseer y acumular, aparecen también los
apegos, que son los semilleros del sufrimiento humano. Pero, cuando la persona
se despoja de aquellas compulsiones, puede vivir con mayor alegría y paz. La
mejor idea podría ser que no poseamos nada y usarlo todo; pues, por lo general
el poseedor no puede usar lo que tiene, porque en realidad es poseído por sus
posesiones. Hay que usar el mundo, no poseerlo. Como llegamos con las manos
vacías y nos vamos con las manos vacías, no tiene sentido poseer nada. Ser
posesivo es algo que causa más problemas que bienestar, pero se puede usar
todo, disfrutemos de todo lo que nos ofrece la existencia, no miremos atrás, sin
aferrarnos ni apegarnos a nada ni a nadie.
La persona inteligente usa la vida y la usa de una forma hermosa, estética,
sensible. Así el mundo le ofrece muchos tesoros. Jamás se ata a nada, porque en
el momento en que uno se ata a algo nos quedamos inconscientes, dormidos,
embelesados e incluso esclavizados. La ambición es la barrera.
El hombre de comprensión muere al pasado en cada instante y vuelve a
nacer al futuro. Su presente siempre está transformándose, es un renacimiento,
una resurrección. No es cuestión de valentía en absoluto, esto es lo primero que

2
Artículos 2 y 11 de la Constitución Nacional de la República de Colombia.

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hay que entender. Es cuestión de claridad, de tener claro qué es qué. Actuemos
espontáneamente, como un niño. Abandonémonos absolutamente al momento, y
veremos que cada día se abren nuevas cosas, nueva luz, nuevas percepciones. Y
esas percepciones nos irán cambiando. De repente, un día nos daremos cuenta
de que somos nuevos en cada momento. Ya no arrastramos lo viejo, ya no nos
envuelve como si fuese una nube. Seremos como una gota de rocío, joven y
fresca.
Comprenderemos que todo lo que poseímos no era nuestro; la misma idea
de posesión es errónea. Las posesiones nos han corrompido. Sin posesiones, sin
éxito, sin fama, ¿quién eres? No lo sabemos. Somos el nombre, somos la fama, el
prestigio, el poder. Pero, aparte de eso, ¿quién somos? Es que las posesiones se
han convertido en nuestra identidad. Nos dan un sentido de identidad falso. Eso
es el ego. No sabemos quiénes somos, necesitamos sustituirlo con otra identidad
falsa. Las posesiones nos dan esa falsa identidad.
Si Dios supiese lo que iba a ocurrir en el momento siguiente, la vida sólo
sería un proceso mecánico, inerte. No habría libertad, ¿y cómo puede existir la
vida sin libertad? No habría ninguna posibilidad de crecer, ni de no crecer. Si todo
está predestinado de antemano, no habrá gloria ni grandeza. Entonces sólo
seríamos robots.
La vida no escucha nuestros razonamientos; va por su propio camino sin
detenerse. Nosotros tenemos que escuchar a la vida, la vida no va a escuchar lo
que opinemos de ella, no le interesan nuestras disquisiciones. Ante ella, no
podemos prepararnos de antemano, no podemos estar listos. Ésa es su belleza,
ése es el misterio, que siempre nos coge de sorpresa, siempre llega de sorpresa.
Cada momento es una sorpresa y no se puede aplicar una respuesta
premeditada.
No intentemos comprender la vida. ¡Vivámosla! No intentemos comprender
el amor. Instalémonos en él. La vida no es un problema. Si la consideramos un
problema estamos dando un paso equivocado. La vida es un misterio que
tenemos que vivir, amar y experimentar. No podemos hacer un mapa de ella
porque la vida va cambiando continuamente. Todos los momentos son ahora. No
hay nada viejo en ella, todo es nuevo. Hay un tremendo dinamismo, un
movimiento absoluto. Sólo el cambio es permanente, lo único que no cambia es el
cambio.
Por eso, no hay mayor fracaso que el éxito. El éxito sólo tiene importancia
si nuestra vida es un fracaso. Cuando lo alcanzamos nos damos cuenta de que
todo el mundo nos ha engañado, toda la gente y la sociedad. El éxito nos quita
toda la paz mental. El éxito extrae todo lo significativo de la vida: la paz, el
silencio, la alegría, el amor. Nos va quitando todo. Al final, nuestras manos están
llenas de cosas inútiles, y se pierde todo lo que tenía valor. Y de repente, nos
damos cuenta de que necesitamos paz mental.
Sólo se puede vivir la vida peligrosamente, no hay otra forma de vivirla. La
vida sólo alcanza la madurez y el crecimiento a través del peligro. Hay que ser un
aventurero, siempre dispuestos a arriesgar lo conocido por lo desconocido. En
cuanto hayamos probado la alegría que produce la libertad y la ausencia de

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miedo, nunca nos arrepentiremos, porque sabremos qué significa vivir al máximo.
Sabremos qué significa quemar la antorcha de nuestra vida por los dos extremos.
Un solo instante de esa intensidad es más gratificante que toda una eternidad de
vida mediocre. Si no vivimos peligrosamente, no vivimos. La vida sólo florece
cuando hay peligro. La vida no florece en la seguridad; sólo florece en la
inseguridad.
Nos perdemos muchas cosas en la vida porque no somos valientes. En
realidad, no necesitas hacer ningún esfuerzo para alcanzarlas —sólo ser
valientes— y las cosas empezaran a llegar en lugar de tener que ir a buscarlas;
por lo menos, en el mundo interior es así. Lo más valiente es ser dichoso. Ser
infeliz es muy cobarde. De hecho, no necesitamos nada para ser infeliz. Hasta un
cobarde puede hacerlo, hasta un idiota puede hacerlo. Todo el mundo es capaz de
ser infeliz, pero para ser dichoso se necesita tener mucho coraje, es una ardua
tarea.
Es solamente a través del peligro que se logra madurar y crecer en la vida.
Es necesario ser temerarios y estar dispuestos en todo momento a correr el
riesgo de cambiar lo conocido por lo desconocido. Una vez experimentadas las
alegrías de la libertad y la osadía, no hay arrepentimiento posible porque ya se
sabe cómo es vivir la vida al máximo. Se le teme a la muerte porque no sabemos
lo que es la vida. Puesto que no sabemos lo que es la vida, tememos que llegue a
su fin algún día. Todo el tiempo estamos postergando. No sabemos vivir el
momento. No se puede vivir si se deja de morir. Estar dispuestos a morir, es
realmente vivir.
Cuando se vive la vida al mínimo, entonces se percibe una separación entre
la vida y la muerte. Mientras más nos acercamos al clímax, más se acercan los
dos. En la cumbre, se juntan y se vuelven una. En el amor, en la meditación, en
la oración, en la confianza, donde quiera que la vida esté, es total, pero está
también la muerte.
La vida es un proceso sin principio ni fin. No comienza jamás. No comienza
ni termina en ninguna parte. Somos parte de la eternidad. La vida es un proceso
atemporal y eterno. La muerte es parte del proceso.
Parecería que aunque todo cambia constantemente, hay algo que permanece
igual eternamente. Hay un hilo, por invisible que sea, que permanece igual a
pesar de que todo cambia constantemente. Ese hilo está más allá de la vida y la
muerte; y ambas son procesos de aquello que está más allá y las usamos a
ambas, como la inhalación y la exhalación. Pero hay algo en nosotros que es
trascendental.
―Lo que sucede es que estamos demasiado identificados con la forma y eso
da lugar al ego. Por consiguiente, vive atemorizado, temblando, trepidando,
siempre asustado, siempre protegiéndose, asegurándose.
―Todo regresa a su fuente original. Quien comprende la vida, comprende
también la muerte. La vida es el olvido de la fuente original y la muerte es el
recuerdo. La vida es apartarse de la fuente original y la muerte es el regreso al
hogar. La muerte es bella solamente para quienes han vivido la vida sin

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limitaciones, sin inhibiciones, sin restricciones. Si la vida es una celebración, la


muerte es la celebración máxima.
―La muerte revela cómo ha sido la vida. Si hemos sido desgraciados en la
vida, la muerte revelará esa desgracia. Si hemos vivido solamente una vida de
comodidades y placeres físicos, la muerte será muy incómoda y muy
desagradable porque implicará dejar atrás el cuerpo. Si hemos logrado conocer
algo de lo trascendental que hay en ti, la muerte te revelará lo trascendental del
universo. Entonces, la muerte dejará de ser muerte para convertirse en una
reunión con la fuente, en una cita con la divinidad.
―Quien le teme a la muerte le teme también a la vida, porque la vida trae
consigo la muerte. Si trancamos la puerta por temor a un enemigo, el amigo
tampoco podrá entrar‖3.
La vida está presente en los desafíos y las crisis. La vida necesita
inseguridad. Siempre que hay inseguridad nos sentimos más vivos, más alertas.
En las seguridad no hay desafíos, no se necesita inteligencia; impulsa a buscar
dinero en el banco, los seguros, el matrimonio, la estabilidad, el empleo, el hogar,
estar vinculados a una iglesia, un partido político, una organización, un sitio al
cual pertenecer. Y es a causa de ese miedo que políticos, sacerdotes, misioneros
y pastores continúan explotándonos. La promesa mantiene a la gente en la
esclavitud.
Si empezamos a tener seguridad, nos convertiremos en una charca
empantanada. Nuestra energía ya no se mueve. Nos cargamos de miedo...
porque no sabremos cómo entrar en lo desconocido. ¿Para qué arriesgarse? Lo
conocido es más seguro. Después nos obsesionamos con lo que nos resulta
familiar. Nos hartamos de ello, nos aburrimos, nos hace infelices, sin embargo, es
familiar y cómodo. Por lo menos ya se lo conoce. Lo desconocido nos provoca
miedo. Simplemente la idea de lo desconocido nos hace sentir inseguros.
El dinero es necesario. El dinero es una necesidad. Pero el dinero no es el
fin y no puede serlo. Evidentemente, es necesaria una casa. Es una necesidad. No
es necesario ser un vagabundo, un asceta, deshacerse de la casa y huir a las
montañas. Se necesita una casa, pero somos nosotros los que la necesitamos, y
no viceversa. No lo malinterpretemos. No esperemos nada y estemos preparados
para todo.
Trabajemos —el trabajo es necesario— pero no permitamos que el trabajo
se convierta en nuestra única vida. El juego debería ser nuestra vida, el centro de
ella. El trabajo sólo debería ser un medio que nos conduce al juego. Trabajemos
en la oficina, en la fábrica y en la tienda, pero para tener tiempo y oportunidades
de jugar. No permitamos que nuestra vida se reduzca a una rutina de trabajo,
¡porque el objetivo de la vida es el juego! Jugar significa hacer algo por sí
mismos. Si disfrutamos muchas cosas por sí mismas, estaremos más vivos. Por
supuesto, la vida siempre tendrá riesgos, peligros. Pero la vida tiene que ser así.

3
OSHO. ―El Miedo‖. Cómo comprender y aceptar las incertidumbres de la vida. Traducción de Adriana de Hassan. Grupo
Editorial Norma. Bogotá, D. C. Abril de 2008. 143 páginas. www.osho.com;
oshointernational64@oshointernational.com

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El riesgo forma parte de ella. De hecho, el riesgo es la mejor parte, lo mejor de la


vida. La parte más hermosa es el riesgo.
Vivir peligrosamente significa vivir la vida como si cada momento fuese un
fin en sí mismo. Cada momento tiene un valor intrínseco, y no tengamos miedo.
El riesgo es la única garantía que tenemos de estar realmente vivos.
Hagamos lo que hagamos, la vida es un misterio: La mente tiene un gran
deseo de explicarlo todo... y si no lo explica, ¡al menos de justificarlo! Todo lo que
es un enigma, una paradoja, sigue causando preocupación en la mente. El prurito
es la creencia de que la existencia no es un misterio. La mente sólo está cómoda
cuando se desmitifica la existencia.
Cuando la vida es misteriosa y encontramos huecos que no podemos
rellenar con la realidad, los sustituimos por conceptos. Rellenamos esos huecos
con conceptos; empezamos a sentirnos satisfechos porque por lo menos
entendemos la vida. Pero ¿alguna vez has pensado en la palabra ―entender‖?
Significa que algo está debajo de nosotros. Es curioso que esta palabra haya
adoptado un significado que, poco a poco, se ha ido alejando de la idea original:
somos los amos de todo lo que está debajo de nosotros de lo que tenemos en las
manos, de lo que está bajo nuestro poder, bajo la suela. La gente ha intentado
entender la vida del mismo modo para poder ponerla bajo sus pies y declarar:
―Somos los amos‖. Ahora no hay nada que no podamos entender. Pero no es
posible. Hagamos lo que hagamos, la vida es un misterio y seguirá siendo un
misterio.
En todas partes hay un más allá. Estamos rodeados por el más allá. Ese
más allá tiene cientos de nombres –Dios, fuerza Superior, Divino…-; podríamos
penetrar en ese más allá. Está dentro y está fuera, siempre está ahí. Pero nos
olvidamos de que existe. Esto es lo que solemos hacer normalmente, porque es
incómodo mirar al más allá, es embarazoso. Es como mirar un abismo,
empezamos a temblar, nos sentimos mal. Basta con ser conscientes de que hay
un abismo para que empecemos a sentir miedo. Nadie mira al abismo; miramos
en otras direcciones, evitamos la realidad. La realidad es como un abismo, porque
la realidad es un gran vacío. Es un vasto cielo sin límites. Estemos abiertos al
más allá, no nos pongamos límites, rebasemos esos límites. Pongamos límites si
los necesitamos, pero recordemos que tenemos que traspasarlos. No fabriquemos
prisiones.
La palabra inglesa «éxtasis» es muy significativa. Significa sobresalir.
Éxtasis significa salir, salir de todos los caparazones, de todas las protecciones,
de todos los defectos y las comodidades, de las paredes de muerte. Estar extático
es salir, ser libre, movernos, ser un proceso, ser vulnerables para que puedan
atravesarnos los vientos. Muchas veces utilizamos la expresión: ―Fue una
experiencia sobresaliente‖. Esto es exactamente el significado de éxtasis:
sobresaliente.
Frente a la vida, existe una dicotomía conceptual que merece la pena
mencionar y que Erich Fromm trabaja a lo largo de su obra ― el corazón humano‖,
donde trata los dos extremos de asumir la vida: por lado la cultura del dolor y la
cual la denomina la ―necrofílica‖, que está en lado de la muerte, y obviamente,

18
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desde este enfoque construyen su vida llena de sufrimiento, entonces la vida es


una escuela, donde es sinónimo de tristeza y dolor; todo se mira desde estos
puntos de vista.
Por otra parte, está el elogio a la vida, semejante a lo descrito
anteriormente, es el amor y el goce de ella; es la columna de la ―biofilia‖. Su
enfoque implica una vida alegre, feliz y divertida; nada es serio ni triste; es un
disfrute constante.

NECROFILIA BIOFILIA

- Lo puro es la locura. - Lo puro es santo


- Es el amor a la muerte. - Es amor a la vida.
- Una persona con esta orientación se - Su esencia es el amor a la vida que representa una
siente por lo que no vive, por todo lo orientación totalizante. Su modo de ser se manifiesta en los
muerto, cadáveres, marchitamiento, procesos corporales, en sus emociones, en sus
heces, basura; son aficionados a pensamientos, en sus gestos.
hablar de enfermedades, de - Tiene tendencia a vivir de todos los organismos vivos, los
entierros, de muertes; comienzan a cuales respeta y ama profundamente; tiende a integrar y
vivir precisamente cuando hablan del unir; sabe que todo es uno, nada está separado.
dolor y el sufrimiento. - De orientación productiva, atraída por el proceso de la
- El necrofílico vive en el pasado, ni vida, ama la aventura de vivir más que la seguridad. Su
asomo al futuro. Son fríos, esquivos, sentido de la vida es funcional y no mecanicista. Ve el todo
devotos de la ley y el orden, con y no únicamente las partes, estructuras y no sumas; quiere
actitud hacia la fuerza bruta, ama moldear e influir por el amor, por la razón, por su ejemplo y
todo lo que no crece, la ignorancia; le no por la fuerza y el uso del poder.
gusta patentar lo negativo; mira la - La alegría es virtuosa y la tristeza es pecaminosa. Ve la
vida mecánicamente como si todas vida como un juego, de una celebración constante; disfruta
las personas vivientes fuesen cosas. cada momento y trata de extenderlo continuamente al
- Se rige por la memoria mecánica y siguiente
no la experiencia, tener y no ser es lo - El biofísico no vive en el remordimiento y la culpa, que son
que cuenta; ama el control; lo atrae la después de todo más que aspectos de la aversión a sí
oscuridad y la noche, es ordenado, mismo, se orientan rápidamente.
obsesivo y pedante; tiene una - Viven y disfrutan de libertad plena, donde comprende que
expresión como si estuviera oliendo todo lo que le sucede es su única responsabilidad. Por eso
un mal olor continuo; todo le sabe no culpabiliza a nada ni a nadie de lo que le sucede.
mal. - El instinto de la vida constituye pues la potencialidad
- La vida es una carrera, un sitio de primaria del hombre, el instinto de la muerte es una
infierno, una escuela donde lo que potencialidad secundaria.
enseña es el sufrimiento; odia los - La potencialidad primaria se desarrolla si existen las
problemas, pero a todo pone condiciones apropiadas: amor a la vida es estar con gente
obstáculos. que ama la vida, que es tan contagioso como el amor a la
- El mundo y la sociedad son sus muerte, se comunica, sin palabras ni explicaciones, sin
verdugos, se considera una víctima ningún sermón de que hay que amar la vida. Irradia
de todo. serenidad; toda su expresión es radiante del Ser.

CONDICIONES: Crecer entre la CONDICIONES: Cariño, relaciones afectuosas con otros,


gente que ama el malestar, la durante la infancia recibió mucho afecto; libertad, ausencia
destrucción y lo oscuro; carecer de de amenazas, enseñanza por el ejemplo y no por prédicas
estímulo, frialdad, vida rutinaria y de los principios conducentes a la armonía y la fuerza

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carente de intereses; orden mecánico interiores; guía en el arte de vivir; influencia estimulante de
en vez de orden determinado por otros y respuesta a la misma; un modo de vida que sea
relaciones directas y humanas entre verdaderamente interesante. Integra y no divide; se disfruta
las personas. Tener un sabor agrio y igualmente de la alegría como de la tristeza; manejo
triste de la vida. Su estado habitual es apropiado y divertido de la incertidumbre, el riesgo y la
la queja, el lamento, ser víctima. inseguridad. La vida es un juego permanente.

Aspectos valorativos que se derivan del principio de la vida: La flexibilidad.


Actitud lúdica, como el amar y disfrutar lo que se hace. Búsqueda y/o construcción
de ambientes adecuados, nutritivos y estimulantes. Acciones de incidencia para
proteger, generar y cultivar la vida. Acciones permanentes para equilibrar la
sensibilidad y la inteligencia. Afrontar serenamente las dificultades, como aspectos
que nutren el pensamiento y la acción. Concebir los problemas como retos y
desafíos. Asumir el cambio como una disposición interiorizada para el compromiso
y la adaptación.

3.3. PRINCIPIOS DE LA LIBERTAD

Libertad viene del latín liberatas, liberatis: que significa franqueza, permiso.
Es la posibilidad que tenemos de decidir por nosotros mismos como actuar en las
diferentes situaciones que se nos presentan en la vida. El que es libre elige, entre
determinadas opciones, la o las que le parecen mejores o más convenientes,
tanto para su propio bienestar como el de los demás o el de la sociedad en
general. Las personas libres piensan muy bien lo que van a hacer antes de
decidirse a actuar de una u otra manera, pues saben que la libertad no es
sinónimo de hacer ―lo que nos viene en gana‖, y que la mayoría de nuestros actos
tienen consecuencias buenas o malas, entendiendo que la plena libertad también
implica plena responsabilidad.
El argumento a favor de la opinión de que el hombre no tiene libertad para
elegir lo mejor en oposición a lo peor, se basa en el hecho de que suele atenderse
a la última decisión en una cadena de acontecimientos, que a lo mejor ya no hay
nada que hacer porque estaremos atrapados en situaciones y condiciones donde
nuestra capacidad de decidir ya está anulada, ha desaparecido. Dentro de la vida
cotidiana, por lo general, la libertad está en saber ubicarse antes de pasar el
umbral o la línea límite desde donde tenemos nuestro propio control.
La libertad para elegir está en nuestras manos, cuando tenemos toda la
capacidad y condición para hacerlo, que por lo común se presenta en los primeros
niveles o momentos de una situación dada. Veámoslo con un ejemplo cotidiano,
frente a un momento de celebración –fiesta, invitación, u otro motivo para
brindar, tomar o ingerir alguna bebida alcohólica-; es posible tomar la decisión
antes de tomar la primera copa o después de la primera o segunda copa –aquí
está el punto límite o umbral, donde cada cual conoce su propio cuerpo, para
saber hasta dónde se extiende la capacidad de control y libertad para decidir-.
Porque una vez traspasado dicho límite, ya no seremos capaces de decidir;

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simplemente ya no somos libres, somos presas o prisioneros de la adicción, o de


estados de ánimo que echan por tierra nuestro control.
Puede generalizarse diciendo que una de las razones por las cuales la
mayor parte de la gente fracasa en la vida, es precisamente que no conoce el
momento en que todavía es libre para actuar de acuerdo con la razón y que no
tiene conciencia de la elección sino cuando ya es demasiado tarde para tomar una
decisión. Esto ocurre mucho por ejemplo en relaciones interpersonales, en las
formas de alimentarse, el trabajo físico, en los estados emocionales, o cualquier
otra circunstancia. Por ejemplo, una derrota moral lo hace más propicio a sufrir
otra derrota, hasta el momento en que llega el punto de donde no se regresa; o
una cadena de pensamiento –uno lleva a otro y a otro- hasta que explotan en
emociones que después nos arrepentimos; o permitimos que una relación que
deberíamos haberla cortado, continúa su curso, hasta alcanzar situaciones que
realmente se escapan a nuestro control.
La primera instancia de la libertad está entonces, en la capacidad humana
de tener consciencia, claridad y precisión de ubicar los propios umbrales para
tomar una decisión, de saber cuál es el espacio o espacios en los cuales podemos
ejercer nuestra libertad y nuestra autonomía.
Aunque en el caso de la afectividad y las relaciones humanas, es más
conveniente hablar de soberanía –libertad particular limitada o sujeta las
condiciones de la relación humana-, diferente a la concebida libertad como
totalidad individual, como si sólo viviera el individuo completamente aislado, al
estilo del ―naufrago‖, en una isla. Pero dicha libertad tiene su rango de distancia
cuando al ámbito social se refiere. En ella, se incluyen otros aspectos cruciales en
las relaciones: comunicación, disensos, consensos, acuerdos, conversaciones,
negociaciones, presiones, poder, autoridad, roles y otras consideraciones
complejas pero interesantes en el ejercicio de la soberanía.
Así se expresa una política estatal legal en la que ―todas las personas nacen
libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las
autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin
ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar,
lengua, religión, opinión política o filosófica‖ 4. Jurídicamente, la libertad es la que
más artículos tiene dentro de los derechos fundamentales de esta constitución,
quizá porque la vida sin libertad no tendría razón de ser. Espinoza definió la
libertad como ―necesidad de la que se ha tomado conciencia‖, quién además
demostró que la libertad de acción del hombre es determinada por el grado de su
raciocinio. Siendo la libertad una actividad consciente, orientada hacia un fin de
acuerdo con la necesidad perceptible, que consiste en el conocimiento de las
leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad y que utiliza estas nociones; por lo
tanto el grado de libertad es determinado por el grado de asimilación teórica
práctica.
Algunos estudiosos de la ética dicen que la elección moral no puede
producirse fuera de los límites del bien y del mal, por lo que muchos nos
4
Constitución Política de Colombia, artículo 13. En este mismo sentido tienen referencia los artículos 16. 18 al 20, 26 al 28
y 38.

21
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podemos hacer esta pregunta: ¿no queda excluida la libertad de elección moral
por el condicionamiento exterior e interior de la decisión moral?, algunos opinan
que la conducta del hombre está dada por las circunstancias, y, por tanto la
elección moral es una ficción. Para Marx por ejemplo, el hombre ―es libre, no por
fuerza negativa de poder evitar esto o aquello, sino por el poder positivo de hacer
valer su verdadera individualidad‖. Para Engels por su parte, ―el libre arbitrario
no es otra cosa que la capacidad de decidir con conocimiento de causa‖. Para
Sartre dentro de su existencialismo, opina que el hombre está abandonado a su
suerte y, como tal, es absolutamente libre, para él, la libertad no es una cualidad
particular o un bien adquirido, sino una maldición originaria del hombre que se
encuentra ―condenado a la libertad‖. Sin embargo, para Erich Fromm el hombre
le tiene miedo a la libertad y que si bien las luchas por la libertad fueron
sostenidas por los oprimidos, estos mismos combatientes contra la opresión luego
se alienaban junto a los enemigos de la Libertad cuando esta había sido ganada y
les era preciso defender los privilegios recién adquiridos.
Con estos debates se podría continuar llenando páginas sobre lo que se
conceptúa nuestro máximos pensadores sobre la libertad, porque definirla es una
odisea y hasta quizá una utopía; cada Estado se acoge a lo articulado en sus
constituciones por ser norma de normas y porque está en armonía con su filosofía
basada en la autonomía. Surge aquí ―el respeto‖ por dichas libertades,
comenzando por la conciencia, las creencias, ideologías, credos y cultos, la
expresión, la crítica, la opinión y difusión del libre pensamiento entre otras cosas;
sin que por ello, se constituya en excusas para invadir individualidades, asaltar la
buena fe, atacar agresiva y violentamente a otras personas u organizaciones
sociales, o para crear dogmatismos y fanatismos que igualmente pueden
desembocar en varios tipos de agresión.

La libertad y la norma

Por otra parte, el equilibrio del comportamiento humano, está plasmado en


las normas institucionales en las cuales se dispone tanto de los derechos como de
los deberes. Por lo tanto, cuando se exigen solo deberes sin reconocer ningún
derecho, se experimentará una situación de esclavitud, siervos, servidumbre y/o
de prisioneros; si por el contrario, no se concede más que derechos, parece
asumirse la actitud de la tiranía: solo los esclavos tienen únicamente deberes y
no derechos; solo los dictadores se toman todos los derechos y rechazan todos
los deberes. Tratemos de jamás ser esclavos; pero hay que desconfiar y avizorar
el peligro de convertirnos a nuestra escala y condición en un tirano; es mucho
más fácil y frecuente asumir esas posiciones.
Donde vivimos, por naturaleza nos inclinamos más por los derechos y a no
soportar ningún deber. Pero esto, es una definición equivocada de la libertad, y
pasaría a ser una especie de ley de la jungla, de hacer cada cual todo lo que
quiere sin vivir las consecuencias de sus actos; no es una licencia de poder hacer
lo que queremos, cuando queremos, con quien queremos. Esa libertad pura, crea
una violencia de todos contra todos, el máximo de poder concedido a los más

22
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fuertes y a los más astutos; y que, casi siempre, esa libertad permite a los
dominantes imponer su ley a los más débiles y a los más desfavorecidos. Por lo
general todos invocan la libertad allí donde se limitan a negar la de los otros para
poder disponer de su dignidad, de su seguridad, de su dignidad; en estos casos 5
no se trata de libertad. Es mejor estar dispuestos a reconocernos una libertad
integral que nos permita mantener buenas relaciones de comprensión con la
mayoría.
Para impedir el dominio sobre los débiles, los pequeños, los abandonados,
los socialmente vulnerables y reactivos, los disminuidos psicológicos,
necesariamente hace falta imponer el poder de la ley como garantía de una regla
de juego que permita la vida en común y la convivencia pacífica, eliminando al
máximo los perjuicios. En las instituciones y organizaciones, para evitar todo y
cualquier cosa, es necesario construir normas internas, creadas en consenso con
todos los participantes; que tengan como guía rectora unos principios, desde los
cuales derechos y deberes que formulen equitativamente para todos. Cada
miembro podrá hablar, cambiar, corregir, perfeccionar y contribuir a la redacción
del texto de convivencia para aceptar lo esencial –la necesidad de una regla de
juego- sin que sea necesario pagar un alto precio por ello (todos los derechos
para ciertos sectores y pocos o ninguno para otros).
En todas partes, entre individuos y grupos, el contrato social debe ponerse
en práctica: constatar el peligro de una libertad sin limitación, querer vivir juntos
y construir un proyecto para permitir esa convivencia –en casa, institución, grupo
u organización-, aceptar la renuncia al poder de perjudicar, después construir una
regla de juego viable, a la cual pueda referirse cada uno en caso de necesidad.
Desde estas situaciones es importante entender que, la ley puede
modificarse, enmendarse –mejorarse, corregirse), abolirse. La reforma procede
normalmente de un doble deseo: si uno de los dos ya no está satisfecho del
contrato propuesto, es libre de proponer una negociación para crear las
condiciones de ejercicio de otra libertad, ampliada, verdadera y no reducida a
nada o casi nada. Allí donde la libertad no está creada por la ley sino reducida por
ella, es evidente que se puede reclamar, en el nombre mismo del principio de las
reglas del juego, la mejora del documento que la hace más adecuada a los
deseos, las aspiraciones o a las posibilidades de los participantes. La ley y el
derecho se justifican cuando permiten reducir los riesgos de la vida en
comunidad.

La libertad ¿para qué?

Apartándonos un poco del orden legal, jurídico y/o político, se ponen en


consideración algunas notas sobre la libertad desde una mirada del desarrollo

5
Se invoca libertad: cuando la empresa despide al personal cuando sus beneficios aumentan; cuando el líder o cabecilla de
un grupo social cualquiera roba, viola aterroriza, recurre a las armas, atraca, presiona, chantajea e incluso mata; el
regionalista o chauvinista que ataca a otros que no pertenecen a su ámbito; el pobre que roba creyendo que es su derecho; el
desadaptado que envía anónimos de amenazas, el jefe que recurre al chantaje sexual como promoción de trabajo; el profesor
que humilla y hace quedar en ridículo a sus estudiantes.

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interior humano, lo cual implica incluso ir más allá del ámbito exclusivamente
social; trasciende los límites mismos del ser humano, pero que aunque se salgan
del canon tradicionalmente concebida, contribuyen grande y significativamente en
la espiritualidad de las personas. Bien sabemos que un alto desarrollo o que un
crecimiento superior de los individuos, significa una incidencia significativa en su
mismo orden social.

No pensemos en términos de estar libres de algo; pensemos siempre en


términos de estar libres para algo; o como el pensamiento que dice: ―la libertad
no es para hacer lo que se quiere, sino para hacer lo que se puede‖. Esto nos
lleva a pensar no en términos de…, sino en términos para: Ser, la verdad, pero
no pensemos que queremos librarnos de esto y aquello. Quizá algún día podemos
llegar muy lejos, pero nunca seremos libres, nunca. Es más una forma de
represión que otra cosa.
Cuando nos o se reprime algo, lo que se hace es conseguir su efecto contrario,
se convierte en algo desproporcionadamente importante. Podemos darnos cuenta
de que al luchar, estaremos luchando una batalla perdida. Con cada lucha
estaremos reforzando lo que no queremos hacer. Nosotros somos los
responsables de todo lo que nos sucede. Nadie nos está haciendo nada. Querías
que sucediera, por eso ha sucedido. Si alguien se aprovecha de nosotros es
porque consentimos que se aprovecharan. La nominación de esas situaciones
pueden cambiar y variar –prisión, robo, engaño…-, las etiquetas pueden tener
otros nombres, pero quizás estábamos deseando aquello.
Lo mejor sería no arremeter o resistirnos a aquello que nos pasa, sino
regresar la mirada en nuestro propio interior. Busca ese deseo por lo cual otros
nos están manipulando. De pronto y sin ser conscientes de ello, buscamos
reconocimiento, honor, respeto, respetabilidad, riqueza, dinero. Si se lo pedimos
tendremos que pagar su precio; incluso nos lo pueden dar a costa de nuestra
libertad. Es un intercambio muy sencillo, pero las otras personas nunca nos han
hecho nada, básicamente, somos nosotros. ¡No nos interpongamos en nuestro
propio camino!

Encontremos nuestro rostro original, relajado, sin tensiones, sin pretensiones,


sin hipocresías, sin las supuestas normas de cómo nos debemos comportar. Esto
no quiere decir que vayamos a tener un rostro diferente. El mismo rostro dejará
de estar tenso, el mismo rostro estará relajado, el mismo rostro no estará
juzgando, no pensará que los demás son inferiores. Nuestro rostro original es el
mismo rostro con valores nuevos. Hay un antiguo proverbio: ―Muchos héroes son
hombres que no han tenido el coraje de ser cobardes‖. Seamos nosotros mismos,
sea lo que sea.
Por lo general, nadie permite que los demás sean ellos mismos. Hemos
aprendido estas ideas tan profundamente que parece que son nuestras ideas.
Relajémonos. Olvidémonos de los condicionamientos, dejémoslos caer como si
fuesen las hojas secas de un árbol. Es mejor ser un árbol desnudo sin hojas que
tener las hojas de plástico, el ramaje de plástico y las flores de plástico. El rostro

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original significa que no estamos dominados por ninguna moralidad, religión,


ideologías, sociedad, padres, profesores, sacerdotes, no hay nadie que nos
domine. Basta que vivamos nuestra vida según nuestro sentido interno —tienes
esa sensibilidad—, según nuestra consciencia y así tendremos nuestro rostro
original. Entendiendo que la responsabilidad no es una obligación ni un deber, es
la capacidad de responder. Estar siempre listos para responder.

La libertad implica inseguridad e incertidumbre. Los siglos de condicionamiento


nos han hecho más parecidos a las máquinas. Hemos perdido la humanidad a
cambio de seguridad. Nos sentimos seguros y cómodos siendo parte de los planes
que otros han trazado. Y todo eso es una necedad, porque la vida no se puede
medir y tampoco está plasmada en un mapa, es inconmensurable; la vida nos
sorprende en todo momento.
La seguridad no existe, ni interior, ni exterior. La inseguridad es la materia
misma de la cual está hecha la vida. Por eso, no importa si hay o no un mañana.
El hoy es más que suficiente. La seguridad pertenece al mundo, la inseguridad
pertenece a la divinidad.

El futuro se extenderá durante toda la eternidad, pero si podemos limpiar


nuestra mente de la basura del pasado, y si tenemos visión, capacidad de ver,
comprensión, esperanza de que es posible. Esa misma esperanza se convertirá en
una semilla dentro de nosotros. Librémonos del pasado y estemos abiertos al
futuro; pero el énfasis somos nosotros.
La sociedad está basada en cosas que sólo pueden creerse, pero no pueden
explicarse; de ahí la necesidad de la obediencia; de ahí la ira de los mayores
cuando se desobedece. El punto no es desobedecer por desobedecer; esto no es
desobediencia; Hay que estar dispuestos a seguir las órdenes, pero siempre y
cuando los que mandan estén preparados para darlas. Por eso sería mejor no
darse ninguna orden que no se comprenda.
El ser humano ha vivido sin explicaciones durante miles de años, ha
obedecido, no ha preguntado, no ha dudado, no ha sido escéptico; ha tenido
miedo de hacerlo porque todo esto es pecado; en la obediencia está la virtud.
Pero la obediencia no es una virtud, la virtud reside en la inteligencia. Si se sigue
algo porque atrae nuestra inteligencia, entonces se vuelve virtuoso. Y si no se
sigue algo porque nuestra consciencia no está de acuerdo, no tiene que
condenarse como pecado
Todas las creencias nublan la inteligencia. La historia tiene por objeto
indicar algo sobre esas creencias humanas que sólo pueden ser impuestas, que
sólo pueden ser obedecidas, que no pueden ser explicadas. Y si la nueva
generación quiere librarse de ellas, lo único que puede hacer es desobedecer en
todo lo que no le convence. Así, la desobediencia es un arte. No es algo duro ni
va dirigido contra nadie. Podemos ser muy educados, muy amables, y sin
embargo ser desobediente. Parece difícil porque estamos acostumbrados a
asociar a la persona desobediente con una persona dura, con una persona que no
es amable, que no es agradable. Es una asociación equivocada. Se puede ser

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firmemente desobediente sin hacer sentir que se falta al respeto y siendo


agradable al mismo tiempo. La desobediencia es un arte mayor que la obediencia.
La obediencia no requiere ningún arte.

Simplemente seamos consciencia no condicionada, no programada.


Vivamos en el mundo pero permanezcamos totalmente separados de su
dirección. Todo lo que necesitamos es simplemente observar, y nada nos
afectará. El hecho de que nada nos afecte mantendrá la frescura de la vida, la
alegría de la existencia; todos los tesoros de los que estamos dotados. Pero nos
apegamos a las pequeñas cosas que nos rodean y olvidamos lo que somos.
Hagamos lo que hagamos, hagámoslo con consciencia -incluso el más
pequeño acto del cuerpo o de la mente- y con cada acto de consciencia nos
haremos conscientes de la belleza, el tesoro, la gloria y la eternidad de nuestro
ser. Eso es libertad.
Con los ojos libres, con la consciencia libre, se puede descubrir que la forma
de funcionar que tiene la existencia es abandonarse a ella. Cuando simplemente
estamos en libertad en sí mismos, comprobamos que lo que ocurre es que la
lucha desaparece y el abandono toma su lugar.
Muchas cosas simples, pero que se complican es porque nuestra mente está
acostumbrada únicamente a hacer. Y éstas no son cosas de la mente. Rendición,
abandono: no son cosas de la mente. Para la mente es imposible pensar en ellas.
Puede estar de acuerdo en rendirse, puede estar de acuerdo en soltar, pero tiene
que ser la maestra –la mente manda-, la que lo hace, y tiene que ser un acto; y
ahí es donde todo va mal. La libertad tiene que ser un logro nuestro; y tiene que
llegar por sí misma, a través de la rendición. La rendición florece en la libertad,
porque en la rendición el ego se va, y todo el infierno que él creaba desaparece.
Entonces toda nuestra energía está disponible para florecer. Ludwig Wittgenstein,
quizá tenía razón cuando dijo: «Lo que no puede ser dicho, no debería ser dicho.»

Colocar nuestra responsabilidad sobre otro, nos mantendrá retrasados,


infantiles, nunca creceremos. La única forma de crecer es aceptar todo lo bueno,
lo malo, lo alegre y lo triste. Somos responsables de todo lo que nos sucede. Esto
no da una gran libertad. Disfrutemos de esa libertad. Disfrutemos al entender que
somos responsables de todo lo que nos sucede en la vida, esto nos convertirá en
individuos íntegros. Y convertirnos en individuos de una sola pieza es conocer
todo lo que merece la pena ser conocido. Ser individuo es ser libre.
No hace falta renunciar al mundo. Sólo los cobardes renuncian. Vivamos en
el mundo, experiméntalo. Es un buen lugar de aprendizaje. Sólo se puede crecer
en el mundo; no puede hacerse aislado de él. Cada paso es un examen. Cada
paso que damos es un test. La vida es una oportunidad. Necesitamos las ciencias
tanto del mundo objetivo como del mundo interno. La ciencia interna va contra
los apegos, la ignorancia y las supersticiones de la humanidad. Las así llamadas
religiones, iglesias, sacerdotes, papas…, son los enemigos de la búsqueda interna,
porque la búsqueda interna no tiene organización o institución en particular.

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Todos los libros sagrados son cadáveres, flores muertas y nada más. La verdad
viva, la tiene que descubrir cada individuo, él solo. Nadie nos la puede dar.

Aspectos valorativos que se derivan de la libertad: Detección de espacios de


decisión. Orientarse de acuerdo a los proyectos de vida. Desarrollo de la cultura de
la planeación. Detectar rápidamente las carencias presentadas. Capacidad de
gestión. Intersubjetividad. Sentido de incidencia y ser contradictor de orden
superior. La soberanía implica una conquista de cada individuo, aprovechando el
reconocimiento legal, validarla en un crecimiento auto-dinámico. Exigencia y/o
consecución de espacios y elementos para la equidad. Desarrollo de actitudes y
acciones autogestionarias. Oportunidades. Equidad. Conocimiento de sí mismo,
desobediencia consciente. Consciencia.

3.4. PRINCIPIOS DE LA DEMOCRACIA

La democracia como principio, está en el orden de la libertad, más que todo


en términos de la sociedad, las relaciones humanas, la organización de
comunidades, los ambientes y climas apropiados para la convivencia. Cabe aquí
entonces la definición del diccionario de términos constitucionales este principio
reza así: ―Sistema en que el pueblo en su conjunto ostenta la soberanía y en su
uso de la misma elige su forma de gobierno, y, consecuentemente, sus
gobernantes‖, y la prescripción que manifiesta que ―la soberanía reside
exclusivamente en el pueblo‖6. Platón desde su época ya nos decía que toda idea
se la debe discutir con respeto. Luego, la discusión es parte de la democracia y
esta es sentir alegría por las diferencias que puedan existir entre nosotros;
donde las diferencias nos unan y no nos separen. Usualmente las culturas
tradicionales no son democráticas por el mismo hecho de ser dogmáticas y
autoritarias desde sus orígenes y núcleos familiares, por lo que Zuleta decía que
―Democracia es maduración‖, o sea que es la superación de las creencias y las
ideologías que segregan y aíslan.

El OTRO DESDE SÍ MISMO7

Desde esta dimensión, y trascendiendo el sí mismo, es interesante tomar al


―otro‖ como campo de reflexión:

Los psicólogos dicen que el niño primero toma conciencia de los demás,
después lentamente, se va acercando a sí mismo, hasta tomar conciencia de su
propio cuerpo. Entonces, un día, comienza a sentirse separado de los demás.
Primero toma conciencia del otro y es con referencia a ese otro que se define a sí
mismo. El otro le proporciona su definición.
6
Constitución Nacional de Colombia, artículo 3º.
7
Ideas y conceptos tomados y adaptados de: OSHO. ―El Miedo‖. Cómo comprender y aceptar las incertidumbres de la vida.
Traducción de Adriana de Hassan. Grupo Editorial Norma. Bogotá, D. C. Abril de 2008. 143 páginas. www.osho.com;
oshointernational64@oshointernational.com

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Así, una persona que vive rodeada de posesiones no puede conocer su


verdadero ser, porque las cosas sólo permiten definir otras cosas; no permiten
definir su consciencia, su voz interior. Solamente inmerso en el amor profundo
podremos tomar conciencia de nuestra alma, y en ese amor profundo tomaremos
conciencia del alma del otro. El otro se convierte en el espejo en el cual podemos
reconocer nuestro propio rostro.
La persona encerrada en sí misma no puede saber quién es. Y todo lo que
sabe sobre sí misma es falso. Se asimila a su apellido, a su dinero, a su poder y a
su prestigio, lo cual es una necedad porque no es ninguna de esas cosas. Es
necesario ablandarse, abrirse, volverse vulnerable; dejar que la existencia nos
penetre, pues esa es la única manera de llegar a conocer la profundidad
insondable del ser. Así tomaremos consciencia de nuestro centro. Y eso es lo que
significa conocerse a sí mismo. Tenemos que aprender a ser vulnerables, a
deshacernos de la armadura, a abrir las puertas y ventanas para dejar de
aferrarnos al miedo y dejar entrar la existencia.
Solamente le teme a los demás quien siente temor de sí mismo. El otro no
es más que una imagen reflejada de nosotros mismos. El otro no es más que un
espejo. Por tanto, no importa lo que suceda en nuestra relación, hay que saber
que ya ha sucedido antes en nuestro interior, porque la relación solamente puede
amplificar lo que ya está dentro de nosotros. No podemos crear, sino solamente
mostrar y manifestar lo que ya existe. Al entrar en contacto con el otro,
comenzaremos a manifestar nuestro propio ser. Si nos amamos, súbitamente nos
veremos reflejados en todas partes.
El único camino es comenzar por amarse a sí mismo, para que el amor se
difunda. Es necesaria una aceptación profunda. Independientemente de lo que
seamos y quienes seamos, debemos aceptarnos profundamente y no sólo eso,
sino sentir el deleite de ser. No debe haber ningún ―debería‖. Si abandonamos
todos los ―deberíamos‖, todo el mundo será diferente. Abandonemos ese miedo.
Liberémonos de la culpa que nos han inculcado. Políticos, sacerdotes y padres son
los creadores de la culpa porque es su única manera de poder controlarnos y
manipularnos. Es un truco sencillo pero astuto.
Aceptémonos como somos, porque es nuestra única forma de ser.
Aceptémonos y deleitémonos, y veremos cómo nos transformamos sin esfuerzo
alguno. Será una aceptación incondicional, que súbitamente nos llevará a
reconocer que ya no le tememos a nadie. Por el contrario, disfrutaremos la
existencia de los demás y veremos a las personas en toda su belleza.
Cuando nos amamos, nuestro lado feo desaparece, se absorbe, se
transforma. La energía contenida en esa forma se libera. No es necesario hacer
un esfuerzo por cambiar, amando al ser, el cambio se produce espontáneamente.
En los momentos de amor profundo, nuestro ser reconoce que la existencia es su
hogar. La dificultad está en que el miedo nos lleva a cerrarnos, a abstenemos de
acercarnos al otro ser humano. Preferimos estar solos. Siempre que aparece
alguien, nos sentimos nerviosos, porque vemos en ese alguien a un enemigo, o
como dice Sartre ―el otro es el infierno‖. Y cuando la obsesión del miedo es tan
grande se convierte en círculo vicioso. Nos convertimos en celdas cerradas sin

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ventanas, porque tenemos miedo de que alguien pueda entrar por ellas. No
vemos más que enemigos al acecho. Pero recordemos, que el problema que hay
que resolver es el del amor y no el del miedo. Hay que recordar que no debemos
convertir la ausencia –la oscuridad es una ausencia- en problema porque no hay
nada que podamos hacer con ella. Hagamos nuestro el problema de la presencia
porque es algo que está en nuestras manos resolver.
Si una persona dice que no, no nos sintamos heridos. Sencillamente
aceptémoslo –no sucedió-, la otra persona no quiso moverse con nosotros, no
éramos el uno para el otro. Éramos de tipos diferentes. El rechazo no fue
realmente hacia nosotros, no fue una cosa personal. Sencillamente no
cuadrábamos. Por lo tanto, sigamos adelante. Y fue bueno que la persona dijera
que no, porque si no encajamos con una persona y ella dice que sí, entonces el
problema será más grande. En este preciso momento no nos damos cuenta, pero
esa persona nos ahorró toda una vida de dificultades. Debemos agradecérselo y
seguir adelante porque no todo el mundo es para todo el mundo.
No temamos equivocarnos, porque el miedo nos paralizará y nos
perderemos la vida entera. Es mejor equivocarse que hacer nada. Es mejor ser
rechazado que permanecer encerrado en uno mismo, temeroso de tomar la
iniciativa, porque el rechazo encierra la posibilidad de la aceptación; es la otra
cara de la aceptación. Si alguien rechaza, otro aceptara. Es preciso continuar
moviéndose hasta encontrar a la persona indicada.
Si el amor está vivo, también habrá conflictos, habrá también ira, tristeza,
peleas; porque si hay felicidad, también tiene que haber tristeza. Lo que indica
que el amor es un fenómeno vivo. Cuando se ama se aceptan todas, la de uno y
la de la pareja; ya que muchas veces la pareja se aleja sólo para acercarse
nuevamente. Al amor no hay que temerle; a lo que hay que temer es al miedo,
porque éste envenena, paraliza y mata. Pasa del miedo al amor. Del amor se
pasará a la meditación, a la devoción, fuente de la valentía. Sin amor hay miedo;
con amor hay valentía, y la valentía final está en la meditación porque entonces
ni la muerte produce miedo, y no hay muerte. Es tan grande el grado de sintonía
con la existencia que no hay lugar al miedo.

SEIS SUGERENCIAS DE RELACIÓN HUMANA8

1ª. Comprender al individuo: procurar realmente comprender a la otra


persona; ésta es la clave de toda relación interpersonal y para las siguientes
sugerencias. Lo que para nosotros pueden ser trivialidades no útiles, podrían ser
un una oportunidad de ayuda y aprendizaje —dar un paseo para hablar, ir a
tomar un helado, trabajar juntos en un proyecto común— no siempre es percibido
como tal por los otros. Incluso es posible que se perciba como un retiro, si no
tiene que ver con los intereses o necesidades profundos de la persona.

8
Las ideas de este aspecto son tomadas y adaptadas de: COVEY R., Stephen. ¨Los 7 Hábitos de la Gente Altamente
Efectiva¨, La revolución ética en la vida cotidiana y en la empresa. Buenos Aires - Barcelona – México. Paidós. Págs. 117-
124.

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Lo que para alguien es una misión, para otro es una minucia. Cuando nos
dedicamos a otra persona, lo que es importante para la otra persona debe ser tan
importante para nosotros como lo es esa persona. Tal vez estemos trabajando en
un proyecto de alta prioridad cuando nuestro hijo de seis años nos interrumpe
con algo que para nosotros es trivial, pero para él tiene mucha importancia. Es
muy importante subordinar nuestros horarios a esa prioridad humana.
La regla de oro dice: «Trata a los otros como querrías que ellos te trataran a
ti». Si bien superficialmente esto podría entenderse como hacer por los otros lo
que queremos que ellos hagan por nosotros; en un aspecto más esencial quiere
decir que hay que comprenderlos profundamente en tanto individuos, como
nosotros mismos querríamos ser comprendidos, y después tratarlos en los
términos de esa comprensión. Un padre inteligente ha dicho sobre la educación
de los hijos: «Hay que tratarlos a todos igual, es decir, a cada uno de modo
diferente».

2ª. Prestar atención a las pequeñas cosas: Las pequeñas bondades y


atenciones son muy importantes tanto como las pequeñas asperezas, las
pequeñas faltas de respeto. En una relación, las cosas grandes son las cosas
pequeñas.
Por dentro, las personas son muy tiernas y sensibles. La edad o la experiencia
no determinan tanto una diferencia importante. Por dentro, incluso detrás del
exterior más rudo y duro, están los sentimientos y afectos tiernos del corazón.

3ª. Mantener los compromisos: Mantener un compromiso o una promesa es


de suma importancia; romperlos representa implica riesgosas consecuencias. Lo
más prudente es mejor no hacer nunca una promesa que no se pueda mantener.
Por lo tanto, las promesas deben ser muy cuidadosas, muy pocas, y tratar de ser
consciente de todas las variables y contingencias posibles, de modo que no surja
de pronto algo que impida cumplirlas.
Si se cultiva el hábito de mantener siempre las promesas que se hacen, es
como tender puentes de confianza que pasen sobre las brechas de incomprensión
que puedan existir entre las personas.

4ª. Aclarar las expectativas: Las expectativas poco claras en una relación
socavan la comunicación y la confianza. Pues, la causa de casi todas las
dificultades que aparecen en las relaciones arraiga en expectativas conflictivas o
ambiguas en torno situaciones específicas de las vivencias. Ya se trate de la
cuestión de quién hace qué en el trabajo, de cómo se comunica uno con sus hijos
cuando les dice que arreglen su cuarto, o de quién pondrá la comida al perro y
sacará la basura, podemos estar seguros de que las expectativas poco claras
provocarán incomprensiones, decepciones y retiros de confianza.
Muchas expectativas son implícitas. No han sido anunciadas o enunciadas
explícitamente, pero sin embargo las personas las incorporan a una situación
particular. En el matrimonio, por ejemplo, el hombre y la mujer tienen
expectativas recíprocas respecto de sus roles. Aunque no se hayan examinado (y

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a veces ni siquiera reconocido por la persona que las alberga), satisfacerlas


provoca grandes beneficios para la relación, mientras que violarlas representa
graves riesgos.
Por ello es tan importante, siempre que se ingresa en una situación nueva,
poner todas las expectativas sobre la mesa. Las personas las utilizarán para
empezar a juzgarse recíprocamente, y si sienten que se han violado sus
expectativas básicas, la reserva de confianza disminuirá. Creamos muchas
situaciones negativas al dar por sentado que nuestras expectativas son evidentes
por sí mismas, y que los otros las comprenden y comparten claramente.

5ª. Demostrar integridad personal: La falta de integridad puede socavar casi


cualquier otro esfuerzo tendente a crear confianza. Es posible tratar de
comprender, recordar las pequeñas cosas, mantener las promesas, aclarar y
satisfacer las expectativas, sin que por ello se constituyan reservas de confianza
si las personas actúan con duplicidad interior.
La integridad incluye la veracidad, pero va más allá de ella. La veracidad
consiste en decir la verdad: en otros términos, en adecuar nuestras palabras a la
realidad. La integridad consiste en adecuar la realidad a nuestras palabras; en
otros términos, mantener las promesas y satisfacer las expectativas. Esto
requiere un carácter integrado, una unicidad, primordialmente con uno mismo,
pero también con la vida.
Uno de los modos más importantes de poner de manifiesto la integridad
consiste en ser leales con quienes no están presentes. De esa manera
construimos la confianza de los que sí lo están.
Cuando uno defiende a quienes están ausentes, retiene la confianza de los
presentes.
Supongamos que conversamos a solas con otra persona, y que criticamos a
una tercera ausente porque no nos atreveríamos a hacerlo en su presencia. Ahora
bien, ¿qué sucederá si hay enemistad? La otra persona y yo sabremos que se
hablaría de los defectos del otro con algún tercero que se hable, porque eso es lo
que hemos hecho a espaldas de la persona ausente. Usted conoce mi carácter. Yo
digo amabilidades frente a frente y hablo mal por detrás. Usted me ha visto
hacerlo. Ésa es la esencia de la duplicidad. ¿Puede esto crear una reserva de
confianza en la cuenta que yo tengo depositada en usted?
Tomemos otro ejemplo. Supongamos que en mi esfuerzo por construir una
relación con usted, le digo algo que otra persona me ha confiado en secreto.
«Realmente no debería decírselo, pero como usted es mi amigo...» Esa deslealtad
mía respecto de otra persona, ¿acrecentaría mi cuenta de confianza en usted? ¿O
lo llevaría a preguntarse, por su parte, si las cosas que usted mismo me ha
confiado no las estoy compartiendo con otros?
La integridad en una realidad interdependiente consiste simplemente en que
uno trata a todo el mundo siguiendo el mismo conjunto de principios. Cuando lo
hagamos, las personas llegarán a confiar en nosotros. Puede que al principio no
aprecien las francas experiencias de confrontación que esa integridad es capaz de
generar. La confrontación exige un considerable coraje, y muchas personas

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preferirían seguir la vía de la menor resistencia, desmereciendo y criticando,


traicionando confidencias, o participando en el chismorreo sobre otros a espaldas
de ellos. Pero, a largo plazo, la gente confiará en nosotros y nos respetará si
somos veraces, abiertos y amables con ella. Importamos lo bastante como para
que valga la pena la confrontación. Y se dice que poseer la confianza de alguien
en más que poseer su amor. A largo plazo, estoy convencido de que quien tiene
la confianza también tendrá el amor.
Como maestro y como padre, he descubierto que la clave de los noventa y
nueve es el restante uno, en particular ese uno que pone a prueba la paciencia y
el buen humor de los muchos. Es el amor y la disciplina del «uno» (estudiante o
hijo) lo que transmite amor a los otros. El modo en que tratamos al «uno» revela
el modo en que consideramos a los noventa y nueve restantes, porque en última
instancia cada uno de ellos es «un uno».
Integridad significa también evitar toda comunicación engañosa, desleal o que
no respete la dignidad de las personas. Según la definición de la palabra,
«mentira es toda comunicación que intenta engañar». Ya nos comuniquemos con
palabras o conductas, si somos íntegros, nunca podremos intentar el engaño.

6ª. Disculparse sinceramente cuando cometemos errores: cuando nos


equivocamos, o cometemos alguna falta contra una persona, debemos
disculparnos y hacerlo sinceramente. Las siguientes palabras sinceras
representan depósitos considerables: «Me equivoqué»; «No fue amable por mi
parte»; «Fui irrespetuoso»; «No respeté su dignidad, lo lamento
profundamente»; «Te avergoncé frente a tus amigos, sin ningún derecho. No debí
hacerlo, ni siquiera para demostrar que yo tenía razón. Discúlpame».
Se necesita mucha fuerza de carácter para disculparse con rapidez, de todo
corazón y no de mala gana. Para disculparse auténticamente es necesario ser
dueño de uno mismo y tener una seguridad profunda respecto de los principios y
valores fundamentales.
Las personas con poca seguridad interior no pueden disculparse, porque ello
las lleva a sentirse demasiado vulnerables. Les parece que se muestran blandas y
débiles, y temen que los otros se aprovechen de su debilidad. Su seguridad se
basa en las opiniones de los otros, y les preocupa lo que ellos puedan pensar.
Además, por lo general, se sienten justificadas en lo que han hecho. Justifican su
propio error con el error de algún otro. Y si llegan a disculparse, lo hacen
superficialmente.
«Si vas a hacer una reverencia, que tu inclinación sea pronunciada», dice la
sabiduría oriental. «Paga hasta la última moneda», dice la ética cristiana. Para
constituirse como verdadera, la disculpa tiene que ser sincera. Y tiene que
percibirse como sincera. Leo Roskin enseñó que «El débil es el cruel. La
amabilidad sólo puede esperarse del fuerte».
Las disculpas reiteradas e interpretadas como insinceras representan
beneficios. Y la calidad de la relación lo refleja. Una cosa es cometer un error, y
otra muy distinta no admitirlo. La gente perdona los errores, porque los errores
suelen ser cosas de la mente, del juicio. Pero no se perdonan fácilmente los

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errores del corazón, la mala intención, los malos motivos, la justificación que por
orgullo pretende encubrir el error.

Cuando efectuamos depósitos de amor incondicional, cuando vivimos las leyes


primordiales del amor, también estamos animando a otros para que lo hagan. En
otras palabras, cuando verdaderamente amamos a los demás sin poner
condiciones, sin ataduras, los ayudamos a sentirse seguros, a salvo, validados y
afirmados en su mérito esencial, en su identidad e integridad.
Pero cuando violamos las leyes primordiales del amor —cuando imponemos
ataduras y condiciones a ese don— en realidad animamos a los otros a violar las
leyes primordiales de la vida. Los colocamos en una situación defensiva y reactiva
en la que sienten que tienen que demostrar: «Yo importo como persona,
independientemente de ti».
En realidad, no son independientes. Son contra dependientes; esto es otra
forma de dependencia y está en el extremo inferior del continuum de la madurez.
Se vuelven reactivos, casi centrados totalmente en el enemigo, más preocupados
por defender sus «derechos» y por producir pruebas de su individualidad, que por
escuchar proactivamente y por hacer honor a sus propios imperativos internos.
Dag Hammarskjold, ex secretario general de las Naciones Unidas, formuló
cierta vez una observación profunda y de amplio alcance: «Es más noble
entregarse por completo a un individuo, que trabajar con diligencia por la
salvación de las masas».
Para crear la unidad necesaria en la conducción efectiva de la empresa, de
una familia o un matrimonio, se requiere gran fuerza y coraje personales. En el
desarrollo de relaciones, no se puede compensar la falta de nobleza del carácter
personal con numerosas habilidades técnicas para la administración del trabajo.
Es en un nivel muy esencial, de persona a persona, donde vivimos las leyes
primordiales del amor y la vida.

LA DEMOCRACIA: LA DIMENSIÓN DEL SER SOCIAL Y POLÍTICO9

El problema fundamental de nuestro mundo es el desconcierto en cuanto a


Fines y Principios.

Si el hombre es un Ser Social, es imprescindible señalar los límites de su


propia dimensión psicológica, enmarcada con otros humanos que también se auto
consideran centro y clave del mundo. Así mismo debemos entender que las
agrupaciones de personas afines con intereses o temores comunes se ínter
afirman combatiendo grupos contrarios. Hay que comprender los ocultos motores
psicológicos de estos conflictos y aceptar el conflicto mismo como una parte de la
ejercitación individual y colectiva que constituye el ser social.

9
Este campo temático, lo construyo apoyado desde las ideas históricas que la ―Asociación Cultural NUEVA ACRÓPOLIS‖
realiza con sus participantes en ―el taller del hombre integral‖, en el capítulo VIII sobre la tradición griega, donde hace
énfasis en los estudios de Platón sobre su obra ―La República‖. Son ideas coherentes que bien vale la pena tener en cuenta
en el aspecto referido a la democracia.

33
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La caducidad de las viejas formas políticas ha originado una ocupación


rápida, errónea, violenta e imperfecta, de todos los puestos que detenta el poder
político y la primacía social. Pero, pasados los primeros entusiasmos, la
Humanidad empieza a darse cuenta de que ya ha perdido más de mil quinientos
(1500) años en tanteos y que el consejo y asesoramiento de los más capaces no
puede dejarse de lado.
Debemos preguntarnos: ¿es la Política una forma religiosa, un culto o
determinados mitos, una forma de explotación inventada por los menos
escrupulosos, o es una Ciencia, un Arte Racional y Efectiva para guiar a las
multitudes desde sus fundamentos animales hasta las cumbres de las
Civilizaciones Filosóficas?
Desgraciadamente lo que se entiende hoy por Política tiene más de lo
primero que de lo último y eso ha inducido a muchas mentes jóvenes e idealistas
a evitar todo contacto, aunque sólo fuera teorético, con la Política. Pero, esto ha
sido un error, porque han confundido los "embadurnos" que la ignorancia ha
colocado sobre el ámbito político como social del ser humano.
Las ciencias están sumamente tecnificadas, y un aparente "ordenamiento
lógico" de engañosa grandeza trasunta las sistematizaciones en todos los campos
de la actividad humana. Pero ésta "bien montada" máquina no sabe de dónde
viene ni a dónde va. Es como un tren expreso lleno de luces que no discierne
para qué corre ni donde pueden acabar las vías. Y ni siquiera si su destino es una
plácida estación o los horrores de un posible descarrilamiento. Por lo demás, sus
máquinas tampoco saben para cuánto tiempo tendrán combustible y se devanan
los sesos pensando para qué corren en este tren, quiénes son sus pasajeros y
para qué viajan.
No se lucha por la Humanidad, sino por un grupo humano, una clase, un
sindicato, una secta, un grupo de intereses creados con reminiscencias
psicológicas infantiles, y todo bajo la excusa de Io que se suele llamar
pomposamente ―nación‖. No se analiza la función del Hombre en el Cosmos ni sus
relaciones con la naturaleza, sino sus instintos, sus costumbres, sus temorcillos y
cosquilleos espirituales. No se construye pensando en el porvenir, no se elaboran
escalones grandiosos para los pasos augustos de los siglos, sino suaves colinillas
de arena que sirvan unos pocos años. Mañana... ¿quién cree, quién sabe si
existirá un mañana?
Pero desde el fondo de cada hombre late una intuición de la propia
importancia y eternidad, y al no poder encontrar un marco adecuado para
ninguna obra verdaderamente grande, sobrevienen los tan comunes estados de
angustia y desaliento.
Pese a los muchos intentos que ha habido para resolver estos graves
problemas, los Idealistas del mundo entero aún no han logrado plasmar nada
concreto que responda, en pureza y dimensión, al Motor que los mueve.

34
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EL INDIVIDUO COMO UNIDAD-CONCIENCIA

En lo referente al individuo, la definición de Platón10 es


muy pertinente y acertada, por lo cual se entiende como
aquello que subyace mas allá de la persona humana, que es,
como el término indica, indiviso. Es aquello que permanece
inalterable, recóndito y perenne, a pesar de los cambios de la
fortuna exterior, del amor, la ira, y la vida o la muerte de la
personalidad animal y psicológica. Es lo que se manifiesta
como hombre y como mujer, como niño y como anciano, pero
que está más allá de todo eso: el Ego o Yo.
Pero en la práctica diaria, la noción de Individuo es tan
engañosa como la de "átomo" que físicamente no pasa de ser
una unidad relativa en verdad conformada por otras subestructuras.
Una evidencia de esta "Unidad" es el individuo físico. Si lo contemplamos
desde cierto punto de vista, cada cuerpo humano es uno; pero si lo observamos a
nivel celular, que cada cuerpo es a la vez millones de cuerpecillos que lo integran;
y si lo hacemos a nivel molecular o atómico, lo que nos parecía uno se convierte
en millones y millones de subestructuras. Ahora bien, el hecho objetivo no ha
variado, lo que varió fue nuestra posición mental al juzgarlo: las cosas son para
el observador según la idea que se hace de ellas.
El Individuo es tal cuando se piensa a sí mismo como Unidad; si la
conciencia reconoce pluralidad, el individuo deja de ser para la propia estimación
mental. Pero es evidente que la idea de Individuo, para ser legítima, debe excluir
de sí toda otra que le sea ajena en la esfera de conciencia en que ella se
proponga. Y para alcanzar ese concepto de Unidad, la conciencia no tiene más
que dos estrictos caminos: despegarse de toda cosa que le sea ajena, o
armonizarlas entre sí de manera que todas sean funcionalmente una.
Considerando al Ente Político como Individuo, se dice que no es un hecho
natural, sino fruto del esfuerzo de la conciencia madura, esfuerzo que sólo puede
ser concebido y alcanzado por hombres que lleguen a un determinado proceso de
autoformación y libertad. De tal suerte, el Individuo Político, no "nace", sino que
se "hace" y es un logro del haber cultural humano. El Individuo, Político no es
espontáneo, sino factible.

10
Se suele aceptar como fecha de su nacimiento, en Atenas, el año 427 a.C. y su muerte en el 347 a.C., con lo cual se le
conceden unos 80 años de vida. Perteneció a una familia noble, muy antigua en Atenas; que su nombre no era Platón -había
recibido el de Aristocles -el mismo nombre de su abuelo-, pero se le llamaba así porque tenía las espaldas muy anchas, quizá
debido a las típicas clases de gimnasia en aquella época para los jóvenes, y este sobrenombre le ha quedado para siempre.
Dice Diógenes de Laercio que su padre se llamaba Aristón y su madre Perictiona. En la actualidad se conocen 34 Diálogos,
13 Cartas y la Apología de Sócrates que no se suele incluir dentro de los Diálogos. Su escuela perduró hasta el 529 d.C. -
aunque con cambios bastante profundos- año en que fue cerrada por el Emperador Justiniano y confiscados todos sus
bienes.

35
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Individuo, sociedad y Estado


Cuando varios individuos se relacionan con un fin primordial en
común, se habla de Sociedad.

El origen de las sociedades humanas nos es desconocido (aunque todos los


años sale alguna nueva teoría que se ríe de la anterior), y quizás ni siquiera haya
existido tal origen en el sentido estricto de la palabra. Es posible que la
Humanidad sea esencialmente social, y que las mutaciones que la han llevado
física y psicológicamente al estado actual hayan obrado siempre sobre sujetos
grupales. La Sociedad parece atributo innato de la Humanidad. La sociedad
implica tres pilares para su desarrollo: 1º, la educación, donde cada cual logre
sus propios merecimientos, que se aprenda a pensar y reflexionar por sí mismo;
donde se pueda sacar fuera (educir) la potencialidad y capacidad humana, ya que
dentro está todo; donde las personas realicen lo que les gusta, ya que, quien más
ama, más se educa. 2º, el trabajo, que apunta a la realización humana; es la
acción del ser virtuoso; hace lo que es capaz y se siente bien con lo que se hace.
3º, la justicia, en el sentido de darle a cada uno lo que le corresponde de acuerdo
a la naturaleza; la correspondencia equivale también a oportunidades, derechos y
condiciones.
De los tres términos: individuo –ser, unidad, alma, consciencia-, Sociedad –
conjunto de personalidades (máscaras), relaciones- y Estado –conjunto de
individuos, de naturaleza unificadora, de interés común que se antepone al
interés particular-; sólo el primero y el último tienen naturaleza unificadora. La
suma de varios individuos correlacionados forma una sociedad, pero si esa
relación está destinada a satisfacer únicamente las necesidades materiales, el
conjunto no pasará de ser una sociedad o asociación de individuos. Esta sociedad
se toma Estado en cuanto encarna la Idea de Estado, es decir, cuando introduce
un elemento intelectual, unificador y armónico que antepone el fin trascendente
del grupo a todo interés particular o biológico.
Para Platón, el Estado en función de Gobierno es como el médico: prevé y
cura las enfermedades. Y si para hacerlo, como en el caso de una operación
quirúrgica, tiene que someter al enfermo a algo momentáneamente
desagradable, lo hace. El médico sabe que su intervención como cirujano es
benéfica y necesaria para devolver la salud. Oír las quejas del enfermo y acceder
a sus solicitudes de no ser intervenido es maligno, egoísta y, sobre todo, cruel
para con el mismo enfermo.
El Estado no es la simple suma de sus componentes, es un producto, es una
potencia en acto de gobierno, una Ciencia, un Poder, un verdadero acto místico y
filosófico. De igual forma que la Idea de individuo rebasa o involucra
cómodamente todas las estructuras que en el Individuo tratan de prevalecer, así
y no de otra manera, la idea Estado o ideal de Estado lo hace para con los
ciudadanos, instruyéndoles, dirigiéndoles, protegiéndoles y realizándoles en el
seno de una armonía insospechada para el hombre actual.

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La Idea Estado a partir de la Historia, revive los más humildes


acontecimientos diarios y los hechos portentosos de varios siglos de existencia.
Seleccionando cuidadosamente todos los elementos, forma su Consejo de
Estado con las Almas de los Héroes, extrae las enseñanzas de las horrendas
catástrofes, aprecia el valor de los triunfos, la perseverancia y el trabajo que
superaron las crisis. Con todo esto forma un criterio, una idea Política
Armonizadora que regula los hechos del día, levanta a los caídos, refrena a los
poderosos, informa a los ignorantes, cura a los enfermos, da pan y hogar a todos
los que han caído en la desgracia, castiga a los opresores y, en fin, asegura un
destino mejor para todos.

Las formas de gobierno según Platón11

Así como hay cinco formas de gobierno hay cinco tipos de hombres que se
corresponden con estas formas, ya que los gobiernos surgen de las costumbres
de los ciudadanos. Veamos cual es el ciclo de degradación de los gobiernos:

ARISTOCRACIA. Corresponde al hombre bueno, justo. Pero la Aristocracia,


como todo lo que nace está sujeta a la corrupción. A los gobernantes se les
escaparán ciertas alternativas en los ciclos de fertilidad y esterilidad, y
engendrarán hijos cuando no debieran. Se considera el poder de los sabios y
brillantes.

TIMOCRACIA. Es una mezcla de aristocracia y oligarquía. Su carácter


principal es la ambición del triunfo y sed de honras y honores. El joven
timocrático es arrogante, más influido por la gimnasia que por la Música. Puede
venir de un buen padre, pero las quejas de su madre y el desprecio de los demás
lo vuelven apasionado y colérico. Ambicioso, intenta borrar lo que a él le parece
"mala imagen" de su padre. Es un gobierno de tipo más que todo económico; que
se caracteriza por la equidad, el flujo del dinero, la prudencia y el enriquecimiento
justo, sin pasar por encima de los demás.

OLIGARQUÍA. Gobiernan los ricos, y los pobres no participan en el poder los


ciudadanos, sedientos de ambiciones, triunfos y honores se vuelven codiciosos y
avaros de esas riquezas que acumularon clandestinamente. Pero, para manejar la
nave, ¿se elige al más rico o al más capaz?
Ya no es una ciudad, sino dos (una de ricos y otra de pobres) que conspiran
entre sí. En caso de guerra habrá que armar a la plebe y temerla más que a los
enemigos. E incurre en el error de a la vez ser labradores, comerciantes y
guerreros. Debería prohibirse la venta de bienes y que se continúe en la ciudad
sin pertenecer a ninguna clase con título de indigente y pobre; de ahí derivan
mendigos, ladrones y todo tipo de delincuentes.

11
Platón, ―La República‖, libro VIII.

37
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El joven oligárquico, al contemplar el mal fin de su padre y verse en la


pobreza decide rehacer la fortuna. Se vuelve avaro y codicioso, satisface tan sólo
sus deseos elementales y considera frívolos los demás (por ejemplo, la
instrucción). Obrará con aparente virtud pero es por temor a perder sus riquezas.

DEMOCRACIA. En la Oligarquía los hombres generosos se ven privados de


fortuna y honor y llenos de odio conspiran continuamente tratando de promover
cambios políticos. Los oligarcas y los pobres llegan a igualarse en un punto:
ambos carecen de virtud.
La Democracia se establece cuando los pobres ganan la batalla contra los
ricos encargándose del gobierno y ocupando los cargos el que se diga más amigo
del pueblo. Ya no importa la formación del gobernante en base a nobles
principios. Es una forma anárquica en la que existe
libertad de acción y de expresión y cada cual hace lo
que quiere.
El hombre democrático es hijo del avaro
oligarca, en su Alma vacía de enseñanza, prenden
principios falsos y opiniones aventuradas. Trata al
pudor de simpleza, a la templanza como escasa
virilidad, a la moderación y Prudencia como
rusticidad y avaricia. Reemplaza las nobles maneras
por la insolencia, la libertad por la anarquía, la
magnificencia por el desenfreno y la hombría por la desvergüenza. Establece una
especie de igualdad entre sus placeres, ya sean necesarios o innecesarios y
entrega el gobierno de si mismo al primero que se le presente.
La democracia es el peor tipo de gobierno, porque es basado en la
ignorancia colectiva. Por otra parte, desde los más bajos niveles, está la
democracia representativa, que por lo común se espera que el otro otorgue la
democracia; pero bien se sabe que el que sabe exige la democracia. Por eso, el
nivel siguiente de una mejor acción democrática es la participativa, la cual implica
ser parte de las decisiones. Pero, igualmente requiere el desarrollo y la expansión
de la conciencia.
Elevar los niveles de participación es necesario la preparación, el saber y el
conocimiento necesarios para el ejercicio de la libertad, la reflexión y la toma de
decisiones. Puede ir desde el gesto al discurso argumentativo. Así por ejemplo,
una persona que únicamente asiste a una reunión –o incluso que no asista-, sin
ninguna otra intervención, ya es una decisión, pero de muy bajo nivel. Pero
asistir, intervenir, dar o pedir razones, explicaciones y aclaraciones es un nivel
mucho más alto; aunque requiere información, estudio, accesos a fuentes
directas de datos, o cualquier otro tipo de conocimientos que viabilicen, faciliten y
hagan posibles las decisiones asertivas en torno a situaciones que involucran
grupos y comunidades humanas.
Aunque se dice constantemente que la democracia es ―un gobierno del
pueblo para el pueblo‖, la realizad es que es un ejercicio del poder de quienes lo
tienen y que por lo general botan a la basura este slogan. El tráfico de influencias

38
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y la corrupción son los ingredientes fuertes –o únicos- del gobierno democrático


que no se guía por ningún tipo de principios o ética de gobierno. De aquí, que
muchos personajes que dicen ser de izquierda, o líderes populares –de sindicatos
u organizaciones comunales- cuando ostentan el poder público en cualquier
instancia, se tornan en tiranos.

TIRANÍA. Así como el deseo de riqueza pierde a la Oligarquía, el deseo


inmoderado de libertad pierde a la Democracia. Se hacen iguales gobernantes y
gobernados, padres e hijos, maestros y alumnos, amos y esclavos.

Existen tres clases en la ciudad democrática:

1. Los hombres que nacen en ella, clase virulenta que tiene en su


mano todos los asuntos públicos.
2. Los ricos de los que extraen su miel los zánganos.
3. El pueblo que vive de su trabajo, empobrecido y numeroso.

Para engañar al pueblo se despoja al rico, y se establecen verdaderas


luchas. El rico despojado se vuelve oligarca y el pueblo se escuda tras un caudillo
defensor, germen del tirano.
Al principio, el tirano será afable con todo el mundo. Cuando termina con
sus enemigos exteriores, crea nuevas guerras para que el pueblo tenga necesidad
de un jefe. Además empobrece al pueblo con impuestos para que se dedique a
ganar su sustento y no conspire contra él. Terminará por hacerse odioso; pero
esto durará hasta que el pueblo se indigne. Los que lo elevaron comenzarán a
criticarlo y el tirano se verá obligado a eliminarlos. Los únicos que accederán a
formar su guardia serán esclavos liberados, nuevos amos del pueblo. Pero, pronto
se dará cuenta todo el mundo de que está alimentando al tirano y sus secuaces, y
comprenderá que es esclavo de los esclavos del tirano.

Categorías y tipos de hombres, trabajo y gobierno según Platón

Edad Metal Cualidad Tipo de Hombre - Virtud


simbólica representativo gobierno trabajo
0 -7 Hierro Corruptible Democracia Artesanos, Templanza
agricultores transformar
7-14 Bronce Económico Timocracia Comerciante Equidad
prudencia
14-21 Plata Valor Plutocracia Guerreros, Valentía
guardianes honor
21-42 Oro Incorruptible Aristocracia Filósofos, Sabiduría.
pensadores justicia

39
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Aspectos valorativos que se derivan de la democracia: Establecimiento de


las redes como una comunicación sin límite, recordando que no se puede hacer
democracia en la ignorancia. Capacidad para hacer debates, concertar y decidir en
grupo. Desarrollo de la independencia solidaria. Construcción de los equipos de
proyectos. La convivencia y autogobierno, para el manejo del poder con orden
legal, pero orientado por la debida conceptualización. Pensamiento político, para
comprender e intervenir en el contexto del mundo vital. Serenidad, paciencia,
sabiduría y voluntad. El conflicto como oportunidad y reto. Aceptar al otro como es.
Conocerse así mismo para conocer al otro. La gratitud. Creer y tener fe en sí
mismo. Políticas de la amistad. Crear y expandir confianza.

3.5. PRINCIPIOS DEL TRABAJO

No es el de tipo confesional, de castigo, doloroso, o de sanción. Es el de


realización personal; de amar lo que se hace, para enseñar a hacer lo que se
ama. Que permita canalizar la curiosidad hacia el interés. Va de la disciplina –
tradicionalmente concebida como hacer lo que no nos gusta y que además
provoca sufrimiento y dolor- a la rigurosidad, en el sentido de hacer lo que tiene
que hacerse.
Si el hombre ha conquistado un puesto de privilegio y se lo ha diferenciado de
los animales, ha sido gracias al trabajo; si antes se consideraba al hombre como
en un ser aislado e independiente de sus semejantes, ahora, se considera al
hombre como producto de su trabajo, porque este lo relaciona con sus
semejantes y las instituciones y lo engrandece en sus creaciones. También Marx
y Engels, destacan el carácter social del hombre y el TRABAJO que éste
desarrolla, como medio para transformar y dominar la naturaleza.
La Ley 115 –o Ley General de Educación- en sus fines también prioriza la
formación en la práctica del trabajo y en la valoración del mismo; así mismo, el
artículo 25 de la Constitución Política de Colombia, toma al trabajo como un
Derecho Fundamental bajo condiciones dignas y justas; y, a su vez en el artículo
44 dentro de los Derechos Fundamentales del niño rechaza la explotación laboral
o económica y trabajos riesgosos a que se vean sometidos los niños.

LA NECESIDAD DE APROBACIÓN Y DE RECONOCIMIENTO

Esto es una cuestión que atañe a todo el mundo. La estructura de nuestra vida
es tal que se nos enseña que a menos que tengamos el reconocimiento de
alguien, no valemos nada. Sin embargo, el trabajo debería ser importante por sí
mismo, una alegría en sí mismo. Se debería trabajar no para ser reconocido, sino
porque nos gusta ser creativos; deberíamos amar el trabajo por sí mismo.
Trabajamos si nos gusta; así, no pediríamos reconocimiento. Si viene,
tomémoslo con soltura; si no viene, no pensemos en ello. Nuestra realización
debería estar en el trabajo mismo. Y si todo el mundo aprendiéramos este simple
arte de amar el trabajo, sea el que sea, disfrutándolo sin pedir reconocimiento,

40
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tendríamos un mundo más hermoso y festivo. Y la vida está hecha de pequeñas


cosas. Cosas pequeñas por las que no hay recompensa
Preocuparnos por el reconocimiento sólo tiene sentido si no nos gusta lo que
hacemos; entonces tiene sentido, entonces parece un buen sustituto. Detestamos
el trabajo que no nos gusta, pero lo hacemos porque recibiremos reconocimiento;
seremos apreciados y aceptados.
En lugar de pensar en el reconocimiento, reconsideremos nuestro trabajo.
¿Nos agrada, nos gusta, nos encanta? Si es así, esa es la finalidad del trabajo. Y
si no es de nuestro gusta, ¡entonces cambiémoslo! Las respuestas no tienen que
hallarse en los libros, sino en la vida y en la existencia. Aprendamos una cosa
básica: hagamos lo que queremos hacer, lo que nos encante hacer y nunca
pidamos reconocimiento. Eso es mendigar. ¿Por qué debería uno pedir
reconocimiento? ¿Por qué debería uno desear la aceptación? Pues, cuanto más
valioso sea el trabajo, menos probable será que obtengamos de él alguna
respetabilidad.
La respetabilidad no tiene nada que ver con nuestra vocación, nuestra
profesión; la respetabilidad tiene que ver más con estar actuando desde nuestra
propia fuerza, nuestra claridad e inteligencia. Ya que siempre y cuando estemos
enamorados de cosas que fluyen, cosas que se mueven y donde todo es proceso,
podemos tener una visión diferente de la vida. Tenemos que ser nosotros
mismos, dejar fluir nuestra propia potencialidad; porque si no somos nosotros
mismos, ¿cómo podemos estar bien?
Seguir los consejos, los ideales, las disciplinas de otros, aunque nos
conduzcan al paraíso, allí no seremos felices, porque habremos sido obligados en
contra de nuestra voluntad. Y si es en contra de la voluntad nuestra, incluso en el
paraíso estaremos en el infierno. Pero si seguimos el curso natural de nuestro
ser, incluso en el infierno, estaremos en el paraíso. El paraíso es donde nuestro
ser real florece. El infierno es donde somos aplastados y es impuesta otra cosa.
―Encontremos nuestro propio camino‖. Tampoco demos consejos, porque cuando
se tiene a mano un consejo barato, ¿quién se molesta en encontrar su propio
camino? Cometamos equivocaciones, no temamos incurrir en errores, porque ésa
es la única forma de aprender. Entre más errores nuevos cometamos, mayor será
el aprendizaje; pero un mismo error cometido varias veces es estupidez.
Lo que nos inyectan los demás –nuestros padres, profesores, sacerdotes,
líderes, instituciones, grupos, organizaciones-, por lo general es todo lo que dicen
de nosotros; es, o son las capas que cubren nuestro ser y es lo que conocemos
como personalidad. Como hemos deseado ser respetables, hacemos cosas que los
demás valoran, y la sociedad nos va premiando, respetándonos cada vez más.
Éste es su método para crear, fortalecer y solidificar esa personalidad. Pero la
personalidad es superficial, no va más allá de la piel. No es nuestra naturaleza.
El niño nace sin personalidad, pero nace con una individualidad potencial.
La individualidad potencial simplemente indica su peculiaridad frente a todos los
demás; él es diferente: vive en un permanente aquí y ahora; no se concentra,
sino que su consciencia es abierta a la existencia, por eso es despierto y haga lo
que haga se da cuenta de todo; es espontáneo y literal; no tiene ningún tipo de

41
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perjuicio ni prevención, salvo lo que los adultos le insisten; no tiene ni vive en


ningún tiempo psicológico; es alegre y vive feliz, sin preocuparse de obtener
cosas u objetos simbólicos; expresa lo que siente y piensa.
La individualidad no es personalidad. Cuando podemos abandonar nuestra
personalidad, descubrimos nuestra individualidad, y sólo el individuo puede
iluminarse. Lo falso no puede convertirse en la realización última de la verdad.
Sólo lo verdadero puede encontrarse con lo verdadero, sólo lo igual puede
encontrarse con lo igual. Nuestra individualidad es existencial, de ahí que cuando
la individualidad florece se vuelve una con la totalidad. Liberarse del conocimiento
prestado es liberarse de una prisión, y produce un alivio tan grande que uno se
siente rejuvenecer.
Somos diferentes individualmente. Y no hay contradicción. Uno puede
experimentar lo universal, y sin embargo cuando llega la hora de expresarse,
tiene que ser un individuo. Las palabras ayudan a la mente a seguir conectada.
Son como juguetes. La causa de todos los problemas es la mente inconsciente.
Las cualidades de la persona madura son muy extrañas. Primero, no es una
persona. Ya no es una capa de personalidad. Tiene una presencia, pero no es
una persona. Espiritualmente es un niño inocente. Su madurez no depende sólo
de la experiencia adquirida en la vida. Entonces no sería un niño y tampoco
tendría presencia; sería una persona experimentada, con conocimientos, pero no
madura. La madurez no tiene nada que ver con las experiencias de la vida. Tiene
que ver con nuestro viaje interno, con la experiencia interna. Cuánto más a fondo
vaya la persona dentro de sí, más madura será. Cuando haya alcanzado el centro
mismo de su ser, será perfectamente madura. Pero en ese momento la persona
desaparece, sólo queda una presencia. La personalidad desaparece y sólo queda
el silencio; el conocimiento desaparece, sólo queda la inocencia.
Madurez es otro nombre para la realización; se ha llegado a la plenitud de
nuestro potencial, se ha realizado. La semilla ha hecho un largo viaje y ha
florecido. La madurez tiene una fragancia. Da una gran belleza al individuo. Da
inteligencia, la inteligencia más afilada. Hace que la persona sea tan sólo amor.
Su acción es amor sin condición –bondad y compasión-, su inacción es amor; su
vida es amor, su muerte es amor. La persona madura sólo es una flor de amor.
Pero la madurez social, externa y superficial es lo que se entiende
tradicionalmente de que ya no somos inocentes, que hemos madurado con las
experiencias de la vida, que no nos pueden timar o engañar fácilmente, que no
nos pueden explotar, que somos como zorros, que somos más tranquilos ante las
situaciones difíciles; que tenemos dentro de nosotros algo sólido como una roca:
una protección, una seguridad; que tenemos acumulado mucha información y
conocimientos. Pero la madurez espiritual no nos hace como una roca; por el
contrario, nos hará muy vulnerables, muy suaves, muy simples, muy sencillos y
humildes.
La persona madura vive en un presente consciente, aquí y ahora de manera
constante; puesto que sabe que el pasado es muy poderoso porque ya ha
ocurrido deja su huella en la inconsciencia, que el futuro no es tan poderoso
porque aún no ha ocurrido; sólo es una posibilidad. El pasado es una realidad; es

42
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historia; el inconsciente es nuestra historia, y es tremendamente vasta; entiende


que el superconsciente, es decir el despertar, sólo es una probabilidad, porque se
puede seguir posponiéndolo. Entiende que el pasado manipula nuestras
inquietudes y que sigue diciéndonos que es una buena idea -uno tiene que
despertar, tenemos que intentarlo- pero que todo esto son formas de posponerlo.
El pasado sigue preguntándonos cómo despertar. La idea es atractiva, pero
¿cómo despertar? Ese «cómo» también es una forma de posponer el despertar.
Escuchar significa oír sin que la mente se inmiscuya, interprete, medie,
coloree lo que estamos escuchando, aporte connotaciones, asociaciones
procedentes del pasado; es decir de tu inconsciente. Escuchar significa dejar la
mente de lado, para que lo que se te transfiere vaya directamente al corazón, a
nuestro ser mismo.
El maestro sólo puede hacer una cosa: puede ir hilando a nuestro alrededor
significados de mil clases. Quizá uno de ellos active nuestro proceso, pero no se
puede decir nada al respecto; depende de tantas cosas que es impredecible. Y
por muy grande que sea el inconsciente, no vale nada. Despertar, incluso durante
un momento, tiene un valor tremendo, y cuando permanecemos despiertos no
convertimos en emperadores de nuestra existencia.
Vivir inconscientemente es ser sólo un mendigo. Por ejemplo: Hay un viejo
dicho que afirma: «Eres lo que comes.» Pero en California es «Eres lo que
conduces»; en Italia, «Eres lo que vistes», y en Francia, «Eres lo que bebes.»; en
muchas partes dicen «Eres lo que tienes.» Estos son ejemplos que la que define
es la sociedad donde vivimos, que nos definimos según la personalidad; pero la
realidad es que nosotros «simplemente somos.» Todas estas definiciones son un
ejercicio inútil porque tratan de definir algo que no existe. No eres, por eso
ninguna definición puede definirte. ―Tu nada es tu indefinibilidad. Te hace infinito,
te hace eterno, te hace parte del misterio incognoscible de la existencia.
Cualquier cosa que se pueda definir carece de valor‖12.
Usemos cada momento seguro al máximo y no nos preocupemos del
próximo que siempre es inseguro. Tengamos el coraje de estar alerta, y ser
capaces de usar la oportunidad que puede presentarse en cualquier momento.
Hemos de llegar a la conclusión de que es bueno que la realidad, que para los
demás está oculta, para nosotros ya no lo está; está clara y evidente.
¡Afrontémosla! y la única forma de afrontarla es vivir momento a momento, tan
total e intensamente como podamos.

Poseer, poder y tener

Muchísimas tendencias educativas y de crianza están basadas en la idea de


poseer, tener poder y tener más que los demás: ―debes ser muy listo, porque si
no te explotarán‖, ―sé el primero, llega a la cumbre y serás feliz‖, es el sutil
mensaje que se transmite desde el nacimiento a la muerte. Aunque sabemos que

12
OSHO. ―Autobiografía de un místico espiritualmente incorrecto‖. Traducción de Luis Martín Santos Laffón. Editorial
Planeta Colombiana S.A. Primera edición en Colombia: mayo de 2007. 416 páginas

43
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el ambicioso vive en una infelicidad constante seguimos formando a las personas


para que sean ambiciosas.
La gente es tan inconsciente que puede hacer cualquier cosa para mantener su
poder, su respetabilidad, aunque eso suponga hacer estallar el mundo entero.
Pueden arriesgar cualquier cosa para salvar su personalidad. Y son las personas
que de manera natural acceden a los puestos de poder, porque es su objetivo
primordial para el reconocimiento y poder controlar a otros. Pero ninguna persona
inteligente y creativa busca el poder. Ninguna persona inteligente está interesada
en dominar a los demás. Su principal interés consiste en conocerse a sí misma.
Por eso las personas con mayor calidad de inteligencia y sabiduría se dirigen
hacia su realización íntima y las que viven manipuladas por los estímulos
externos van en busca del poder, porque les permite manipular, manejar y
controlar a otros.
La creatividad es imposible para una persona así, porque la creatividad viene
de ser consciente, de estar alerta. La creatividad no está interesada en dominar a
nadie, ¿para qué? El otro es el otro; ni dominas a otro ni te dejas dominar por
nadie. La libertad es el sabor mismo de mantener esa pequeña alerta.
En cuanto al tener, no es la pobreza la raíz es la avaricia y la pobreza la
consecuencia. El problema no es la guerra, sino la agresividad individual; la
guerra es simplemente la suma de la agresión de los individuos. Así mismo, la
pobreza no existe porque haya escasez; existe porque la gente acumula, porque
son avariciosos. Si vivimos en el ahora, hay suficiente; la existencia tiene
suficiente para darnos, pero si hacemos planes para el futuro, si acumulamos,
entonces surge el problema.
Podemos vivir sin poseer nada pero usándolo todo. Hay que usar el mundo, no
poseerlo. Como llegamos con las manos vacías y nos vamos con las manos
vacías, no tiene sentido poseer nada, pero tenemos todas las posibilidades de
utilizarlo todo. Ser posesivo es algo peligroso porque podemos terminar siendo
poseídos por las posesiones; es lo que generalmente ocurre, que el poseedor no
puede usar. Mientras estemos vivos, usemos el mundo; disfrutemos de todo lo
que nos ofrece el mundo y después vámonos sin mirar atrás, sin aferrarnos a
nada.
La persona inteligente usa la vida y la usa de una forma hermosa, estética,
sensible. Así el mundo le ofrece muchos tesoros. Jamás se ata a nada, porque en
el momento en que nos atamos a algo nos volvemos inconsciente, como
dormidos. La vida es prácticamente un juego, un deporte. Juguemos bien,
olvidándonos eso sí, de ganar o perder. Vivamos en el mundo sin pensar en lo
que va a ocurrir. Da igual que vayamos a ganar o a perder. Que se gane o que se
pierda carece de importancia. Lo único que importa, y siempre ha sido así, es
cómo hemos jugado el juego.
Generalmente el dinero se convierte en sucedáneo del amor. El niño crece, y
como no se puede darle afecto y amor, se le dan galguerías, dinero y cosas. Todo
queremos y creemos que se compra, pero el dinero, el poder y el prestigio son
símbolos, no son realidades, son proyecciones humanas. Liberarse de lo simbólico
significa liberarse del mundo superficial.

44
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

Cuando desaparecen la ira, la ambición, la envidia, el sentimiento de posesión, el


deseo, se desata toda la energía que los acompaña; entonces, esa energía se
transforma en dicha. Esa energía no llega del exterior, sino que ocurre en el
interior de nuestro ser, en lo más recóndito de nuestra interioridad.

Construir confianza

La confianza ciertamente es un valor quizá más alto que el amor. La con-


fianza implica amor; pero el amor no implica confianza. El amor es muy hermoso
si forma parte de la confianza. Y siempre es una parte de la confianza, porque la
confianza no puede prescindir del amor. No se puede amar sin confiar, y un amor
sin confianza es muy molesto; en el fondo tiene todo tipo de celos, sospechas,
desconfianzas.
En la confianza siempre se descubre que los fallos nos pertenecen; pero en
el amor siempre encontramos fallos en la persona amada. En la confianza
estamos siempre, sin decirlo, es un estado de disculpa: «Soy ignorante. Estoy
somnoliento, inconsciente. Existe la posibilidad de que diga algo equivocado, de
que haga algo equivocado, por tanto ten piedad de mí, se compasivo conmigo».
Cuando se dice: «Te quiero», hay una corriente sutil de posesividad. No se
expresa, está sobreentendida: «Ahora eres mi posesión, nadie más debería
amarte». En la confianza no se plantea la posesión de la persona en quien
confiamos. Por el contrario, se está diciendo: «Por favor, poséeme. Ayúdame a
desaparecer y a fundirme en ti, para que no haya resistencia al ir contigo.»
El amor es una lucha constante, una batalla; demanda algo. «Te amo»
significa: «Tú también tienes que amarme. De hecho, sólo te amo porque quiero
que me ames.» Es simplemente un negocio, de ahí el miedo: «No debes amar a
nadie más y nadie más debe amarme, porque no quiero que nadie comparta mi
amor.»
La mente inconsciente del ser humano sigue pensando como si el amor
fuera una cantidad, piensa que hay cierta cantidad de amor. Si te amo, entonces
tú debes poseer toda la cantidad. Si amo a algunas otras personas, entonces la
cantidad será distribuida, no lo obtendrás todo; de ahí los celos, el espionaje, la
lucha, la disputa. Y todo lo feo se queda oculto detrás de una hermosa palabra,
amor.
En la confianza no se trata de ninguna lucha. Realmente es una rendición.
Cuando se dices: «Confío en ti», significa: «Desde este momento se detiene mi
lucha contigo. Ahora soy de ti; puedes hacer lo que quieras, pero no me resistiré
porque ya no estoy allí: me he entregado a ti. Ahora depende de ti: haz cualquier
cosa que sientas adecuada.» La confianza no es competitiva, por tanto no hay
celos. En la confianza está implicado todo lo hermoso del amor. Confianza es
quizá la palabra más hermosa del lenguaje humano.
Y la confianza está tan cerca de la verdad que si es total, entonces en este
mismo momento la confianza se convierte en una revelación, en una revolución.

45
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

Nuestras oraciones, nuestros cánticos, nuestros mantras, nuestras escrituras,


nuestros dioses, nuestros sacerdotes, todos son parte de nuestra armadura
psicológica. Es muy sutil.

TRABAJO, TÉCNICA Y TECNOLOGÍA

Para innumerables personas, el trabajo es un legado de sus mayores, es un


bien de tipo generacional, es una herencia que hay que respetar, acoger y
continuar con la ―tradición familiar‖; no existen otras opciones. Los o el heredero
por lo general no ha tenido la oportunidad de explorar otras formas de probar o
diagnosticar de qué es capaz, o cual es su verdadera potencialidad. Para muchos
esa es su ―vocación‖, ese es su ―perfil‖; pero para otros es una permanente lucha
entre lo que ―quisiera‖ y lo que ―debe‖. Hay sin embargo otro grupo humanos que
viven en un mundo gris, sin saber o conocer si lo que hacen y saben es lo que
realmente quieren.
Por eso es muy importante que la familia como en el ámbito educativo se
contribuya a la orientación en la construcción de perfiles. Apoyar y estimular el
descubrimiento de las propias potencialidades, para diseñar, ejecutar y evaluar
permanente y sistemáticamente los proyectos de vida –existencial y profesional-
Es urgente y necesario ayudar a los hijos y/o estudiantes para que se auto-
conozcan y descubran sus propios perfiles.
También es necesario precisar que, en cualquier orden que se opte dedicar la
vida; el o los tipos de trabajo no deberían observarse únicamente bajo
parámetros económicos; el fin último depende de la consecución equilibrada del
cuerpo, la mente y las emociones; de acciones balanceadas entre el trabajo físico
e intelectual, donde el trabajo físico no sea un obstáculo para desarrollar otra
actividad de carácter diferente, porque de lo contrario el trabajo pasaría de ser
algo agradable a una constante tortura.
Es el caso por ejemplo, que muchos economistas diferencian entre trabajo
productivo y trabajo improductivo. El primero consiste en aquellos tipos de
manipulaciones que producen utilidad mediante objetos o bienes materiales. El
trabajo improductivo, como el que desempeña un músico, es útil pero no
incrementa la riqueza material de la comunidad. Aunque actualmente, lo
productivo ya no es sólo la producción material, también implica la producción
simbólica. Incluso ya se rebaza este orden, porque la información y el
conocimiento se constituyen en la materia prima de la nueva economía mundial;
lo que implican nuevas condiciones, formas y procedimientos para enseñarla,
aprenderla, ejecutarla y utilizarla. Los principios de la superindustria son
diferentes y hasta contrarios a la precedente era industrial.

¿Acaso el trabajo asalariado no sería otra forma moderna de la esclavitud?


Si definimos al esclavo como el individuo que no se posee, sino que pertenece a
un tercero a quien está obligado a alquilar su fuerza de trabajo para sobrevivir.

46
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

Aunque por supuesto, se puede encontrar algo peor que el asalariado 13. En todos
los casos, son víctimas del modo social económico, caracterizada por un uso
exclusivo ajustado al dinero, al beneficio y a la rentabilidad. Esclavo es cualquiera
que sufra este proceso y desempeñe en la sociedad un papel degradante que no
puede permitirse el lujo de rechazar. Es verdad que el esclavo ha existido
siempre, y no solamente se agudizó en el momento en que la técnica y la
tecnología tomaron las riendas de la economía en todo el planeta. Producir
riquezas siempre ha supuesto, en todas las épocas, una clase explotada, la más
numerosa, y una clase explotadora. Pasado el tiempo del descubrimiento, la
técnica permite a los más fuertes dominar a los más débiles. De la edad de las
cavernas a la de internet, la técnica siempre actúa como instrumento de
dominación de un grupo sobre otro.
Es preciso entender, sin embargo, que una vez efectuados los progresos
técnicos, hacen difíciles e improbables las vueltas atrás. Podemos resistirlos todo
lo que queramos, rechazarlos un tiempo, pero el consentimiento es inevitable,
porque el movimiento del mundo obliga a seguir el nuevo ritmo. ¿Quién
rechazaría su crecimiento: el auto, el avión, la virtualidad, la iluminación
eléctrica, las máquinas que facilitan la producción de cualquier tipo? Nadie, ni
siquiera los enemigos del progreso o los opositores habituales de los avances de
la técnica.
La técnica se define por el conjunto de medios empleados por los hombres
para emanciparse de las necesidades y penalidades naturales. Allí donde la
naturaleza obliga, la técnica libera, hace retroceder los límites de la sumisión a
las potencias naturales. En el origen, la técnica no busca más que permitir la
adaptación del hombre a un medio hostil. En un primer momento, se trata de
asegurar la supervivencia. Luego, el objetivo no será tanto la supervivencia como
la vida agradable. Pero el principio permanece: liberarse aún y siempre de los
límites impuestos por la naturaleza, principalmente ligados al medio. Con los
avances tecnológicos, la vida se hace más agradable, más fácil. Las personas
sufrimos cada vez menos, actuamos cada vez más, y aseguramos un dominio
creciente de lo real. Sin embargo, podemos temer el reverso de la moneda. Una
invención no existe sin su contrapunto negativo. Incluso, surge la idea de que la
técnica puede someter más a los hombres que servirlos, pero aquello no es
problema de la técnica y la tecnología, sino del uso que los humanos hagamos de
ella: mayor pauperización (ricos más ricos, pobres más pobres), desempleo,
disminución del trabajo, alienación (aumento de ritmo, cálculo exigente y
cronometrado).
Habría que transformar estas condiciones en alternativas para fines
liberadores, donde se inviertan aquellas situaciones, para poner las máquinas y
todas las tecnologías al servicio de la humanidad. Que dicha tecnología reduzca el
tiempo que la persona pasa en el trabajo, reduzca la penalidad de las tareas;
suprimir su peligrosidad y su nocividad mortal; que lo mecánico se lo deje

13
El que no tiene empleo, el desplazado, el sin techo, las prostitutas de todas las edades y sexos, los niños que se ven
obligados a trabajar; los adultos que están obligados a trabajar más de 10 horas al día por poco dinero para cubrir sus
necesidades básicas.

47
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definitivamente a las máquinas, aboliendo así las actividades repetitivas. Que se


aumente el tiempo del ocio y el tiempo libre. Así entonces, la producción
contribuye al bienestar de los individuos y no a asentar la tiranía.

EL ESTAMENTO IMPOSIBLE14

¡Pobre, contento e independiente!: son posibles juntas; ¡pobre, contento y


esclavo!: también esto es posible. Y no sabría decirles nada mejor a los obreros
de la esclavitud fabril: suponiendo que no sientan como un oprobio cuanto
sucede, el ser usados como tornillos de una máquina y al mismo tiempo como
suplelagunas del arte humano de la invención. ¡Ay!, ¡creer que por un salario
mayor puede superarse lo esencial de su miseria, quiero decir, su impersonal
servidumbre! ¡Ay!, ¡dejarse engatusar con que el aumento de esta
impersonalidad podrá convertir en virtud la vergüenza de la esclavitud dentro del
engranaje mecánico de una nueva sociedad! ¡Ay!, ¡tener un precio por el que se
deja de ser persona para ser tornillo! ¿Vosotros sois los conjurados de la actual
locura de las naciones que ante todo quieren producir el máximo posible y ser lo
más ricas posible? Vuestra tarea sería presentarles la contrapartida: ¡qué
cuantiosas sumas de valor interior se desperdician por una meta tan superficial!
Mas ¿dónde está vuestro valor interior, si ya no sabéis lo que significa respirar
libremente?, ¿no tenéis siquiera la fuerza suficiente?, ¿si con demasiada
frecuencia estáis hartos de vosotros mismos como de una bebida rancia?, ¿si
escucháis los dictados del periódico y miráis de soslayo al vecino rico, si os habéis
vuelto lúbricos por el rápido ascender y caer de poder, dinero y opiniones?, ¿sí ya
no tenéis fe en la filosofía, vestida de harapos, en la magnanimidad de los no
necesitados?, ¿si la pobreza, aprofesionalidad y celibato idílicos y voluntarios que
deberían asistir a los más intelectuales de vosotros os provoca la carcajada? ¿O
por el contrario, suena siempre en vuestros oídos el silbato de los flautistas
socialistas que quieren estimular vuestro fervor con enajenadas esperanzas?,
¿que os ordenan estar preparados y nada más, preparados de la noche a la
mañana, esperando y esperando a algo de fuera y viviendo por lo demás en
vano, como por otro lado habéis vivido, hasta que ese esperar se troque en
hambre y en sed y en fiebre y en locura, y finalmente despunte en toda su
magnificencia el día de la bestia triumphans? Contrariamente, cada cual debería
pensar para sí: "Mejor emigrar, tratar de ser dueño en regiones salvajes y frescas
del mundo y sobre todo dueño de mí mismo; cambiar la morada hasta que no me
salude con la mano ningún signo de esclavitud; no eludir la aventura ni la guerra
y conservar preparada la muerte para los avatares más graves; ¡nunca más esta

14
NIETZSCHE, Friedrich. ―Aurora‖ (1881). Traducción de Eduardo Knorr, Editorial Edaf, Madrid, 1996. Texto
seleccionado y citado en el ―Antimanual de filosofía‖, lecciones socráticas y alternativas; de Michel Onfray. EDAF-
Ensayo, 2ª edición, octubre de 2005. Págs. 114-115.
Friedrich Nietzsche (1844-1900), Filósofo alemán, ateo, anticristiano, enfermo durante toda su existencia, recuperado por el
nazismo —a causa de un falso libro publicado por su hermana para complacer a Hitler—, muere después de diez años de
locura y postración. Invita a pasar la página de dos mil años de pensamiento occidental, afirmando una pasión desenfrenada
por la vida «más allá del bien y del mal».

48
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

indecorosa servidumbre, nunca más este agriarse y emponzoñarse y


conjurarse!».
Este sería el pensamiento justo: los trabajadores de Europa deberían
declararse en adelante estamento para un imposible humano, y no solo, como
sucede casi siempre, como un constructor duro e improcedente; deberían
declarar en las colmenas europeas una gran época de enjambre como jamás se
haya vivido, y mediante esa acción de libre asentamiento de grandes vuelos
protestar contra la máquina, contra el capital y contra la elección que se cierne
sobre ellos de tener que convertirse en esclavos del Estado o esclavos de un
partido de la revolución. ¡Ojalá Europa se alivie de la cuarta parte de sus
habitantes! ¡A ella y a ellos se les aliviará el corazón! Solo en la lejanía, en las
empresas de campañas enjambradoras de colonias se reconocerá cuánta buena
razón y justicia, cuánta sana desconfianza ha imbuido la madre Europa en sus
hijos —esos hijos que no pudieron aguantar más junto a ella, la abotargada vieja
mujer—, y corrieron el peligro de hacerse gruñones, excitables y vividores como
ella. Las virtudes de Europa emigrarán con estos trabajadores; y cuanto dentro
de la patria comenzó a degenerar en peligroso desaliento e inclinación delictiva,
ganará fuera una bella naturalidad y se llamará heroísmo. ¡Retorne
definitivamente aire más puro a la vieja, superpoblada Europa, que se mira el
ombligo! ¡Ojalá algún día haya carencia de «mano de obra»! Tal vez entonces se
entenderá que solo nos hemos acostumbrado a muchas necesidades cuando era
bien fácil satisfacerlas: ¡se desaprenderán algunas carencias! Tal vez también se
haga entrar a los chinos: y estos traerían el pensamiento y forma de vida que
viene a propósito a las laboriosas hormigas. Sí, ellos podrían ayudar en conjunto
a que florezca para la intranquila y desollada Europa algo de paz y consideración
asiáticas y —lo que más se necesita de todo— de solidez asiática.

Principios o aspectos valorativos que se derivan del trabajo y la cultura

La rigurosidad para la calidad. Se hace lo que se ama. La ética, punto


crucial para mantener una relación confiable. Los conflictos no se evaden, se
abordan, y se provocan si es necesario, recordemos que los problemas no se
castigan ni se sancionan, se resuelven. Se sigue y se mejora permanentemente el
proyecto vital. Sentido del trabajo en equipo, en donde se labora desde la inter y
la transdisciplinariedad. La competitividad es poder ofrecer lo que otros no tienen y
no pasar por encima del otro, por eso es mejor hablar de Cooperación antes que
de competencia. Pensamiento operativo, donde se fusiona lo conceptual, la
experiencia y la experimentación. Las acciones intencionadas están llenas de
teoría. El interés particular se negocia con el colectivo, para asumir los respectivos
compromisos, para su seguimiento y evaluación.
Reconocimiento de las inteligencias múltiples, como un factor que contribuye
en la consolidación de lo diverso del ser humano. Las puestas en común, la
socialización y la comunicación del pensamiento constituyen elementos
primordiales para reconocer que el conocimiento y el sentimiento son los órganos
maestros de la integración. La cultura debe ser para el desarrollo humano y no

49
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

para su decadencia. La cultura hay que conocerla para desarrollarla desde su


propio estado. Para un buen estado colectivo, es necesaria la formación individual.
Lo universal y lo local deben conjugarse para no caer en los extremismos. Las
concepciones y las creencias son el sentido que dirigen la vida, contextuarlas y
redefinirlas ayudan a la transformación, o la reafirmación de la misma.

4. CONSTRUIR EL HÁBITO
Aristóteles dice que ―Somos lo que hacemos día a día. De modo que la
excelencia no es un acto, sino un hábito‖. Pues, básicamente, nuestro carácter
está compuesto por nuestros hábitos. Por eso se insiste que si se «siembra un
pensamiento, se cosecha una acción; si se siembra una acción, se cosecha un
hábito. Si se siembra un hábito, se cosecha un carácter; y si se siembra un
carácter, se cosechara un destino»
Los hábitos tienen también una enorme atracción gravitatoria, más de lo
que la mayoría de las personas comprenden o admiten. Para romper tendencias
habituales profundamente enraizadas tales como la indecisión, la impaciencia, la
crítica o el egoísmo, que violan los principios básicos de la efectividad humana, se
necesita algo más que un poco de fuerza de voluntad y algunos cambios menores
en nuestras vidas. El «despegue» exige un esfuerzo tremendo, pero en cuanto
nos despegamos de la atracción gravitatoria, nuestra libertad adquiere una
dimensión totalmente nueva.
Se define el hábito como una intersección de conocimiento, capacidad y
deseo. El conocimiento es el paradigma teórico, el qué hacer y el por qué, la
capacidad es el cómo hacer. Y el deseo es la motivación, el querer hacer. Para
convertir algo en un hábito de nuestra vida, necesitamos esos tres elementos.
Aunque sepa que para interactuar con efectividad con otros tengo que
escucharlos, tal vez me falte capacidad para hacerlo. Podría no saber cómo se
escucha real y profundamente a otro ser humano. Pero saber que necesito
escuchar y saber cómo escuchar no basta. A menos que quiera escuchar, a
menos que tenga ese deseo, no se convertirá en un hábito de mi vida. Para crear
un hábito hay que trabajar en esas tres dimensiones.
El cambio de ser y ver es un proceso progresivo: el ser cambia al ver, que a
su vez cambia al ser, y así sucesivamente en una espiral ascendente de
crecimiento. Trabajando sobre el conocimiento, la capacidad y el deseo, podemos
irrumpir en nuevos niveles de efectividad personal e interpersonal cuando
rompemos con viejos paradigmas que pueden haber sido para nosotros una
fuente de inseguridad o aparente seguridad durante años.

4.1. ASPECTOS BÁSICOS DE EMPRENDIMIENTO

Todos los principios, constituyen un tejido significativo para el desarrollo


humano que se pretende generar en cualquier escenario de la vida humana,
llámese organización, empresa, institución, familia o persona. Una intencionalidad
orientada desde los principios tiene que elaborarse conscientemente, entre todos y
50
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

con diálogos constantes, manteniendo continuidad en los propósitos; solo así en


verdad funcionara.
Para dicho recorrido, sería importante tener en cuenta algunos elementos
que ayudan a que esto sea posible.

Visión propia de lo propio: Es necesario hacerse un diagnóstico propio del


escenario, situación, espacio o territorio donde va a tener la posible incidencia del
trabajo basado en principios. Es imprescindible sobre todo ubicarse en el ámbito
teórico y práctico de los saberes que intentamos trabajar, entender y comprender
las concepciones y creencias con los cuales nos enfrentamos; para buscar datos
que realmente necesitemos, y con ellos, más la ubicación contextual y filosófica
que tengamos, construir un nuevo panorama de nuestro sitio de vida.

Establecer rumbos: Saber a dónde dirigir y dirigirnos, por donde hacerlo y


cómo hacerlo, permite ubicarse en la búsqueda de espacios, tiempos, conceptos o
materiales de cualquier orden, para superar las carencias encontradas en el
proceso, y establecer acciones racionales que provean un futuro donde se
aproveche el potencial propio y del existente en otros individuos, para no caer en
el viejo adagio de que ―las cosas se valoran cuando se las ha perdido‖.

Partir del esfuerzo crítico mínimo: Cambiar un hábito, un concepto y una


actitud, no se puede hacer de un día para otro, o con solo desearlo o promulgarlo.
Es necesario realizar unas acciones constantes, conscientes y de total
concentración, hasta lograr interiorizar la intención, de tal manera que se
conviertan en reacciones espontáneas intencionadas. Para conseguirlo, se propone
iniciar con el establecimiento de las metas cómodas que se quieran alcanzar, y de
acuerdo a estas realizar trabajos significativos que impliquen la utilización de un
tiempo determinado, que inicialmente impliquen un esfuerzo que sea permanente;
este se irá ampliando en la medida que haya inmersión en las actividades, hasta
que se haya concebido el propósito planteado y se haya transmutado en hábito. Es
decir, comenzar con poco, sin mucho esfuerzo, pero que haya constancia.

Cambiemos lo que está en nuestras manos: la mayoría de las personas


esperamos a todo momento que cambie nuestro entorno para luego hacerlo
nosotros; por lo cual estamos contagiados de la enfermedad de las disculpas;
como una manera de evitar nuestro compromiso con el cambio. Hoy se ha pasado
de la protesta a la propuesta, proponiendo de que no seamos infelices y
desgraciados porque otros u otras situaciones no cambian; sino que es preciso
cambiar lo que está a nuestro alcance, y la primera condición es hacerlo
inicialmente con nosotros mismos, porque con nuestro cambio se generarán otros
cambios y generada la onda, esta se expandirá influyendo en todo lo que alcance.

Profundizar en lo que nos interesa: Al reconocer lo que nos interesa, permite


ir perfeccionando nuestras acciones y conceptos, lo que requiere también un
seguimiento evaluativo para corregir los errores, potenciar nuestras fortalezas,

51
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

venciendo con ello las dificultades y tropiezos que se tienen en el avance, midiendo
así los estados proximales de la meta propuesta.

Es mejor la apropiación teórica que la búsqueda de métodos: Uno de los


factores que más ha hecho daño en el espacio educativo es el ansia desmedida de
tener métodos, que desgraciadamente se ha confundido con el seguir una simple
técnica (lo mismo le ha sucedido a la investigación), y por ello, se provoca una
ansiosa y compulsiva necesidad por conseguir recetarios mágicos. Esa tradición
tecnocrática ha incentivado la aversión u odio por la materia prima que es el
―conocimiento‖, de ahí que sea muy poco el manejo teórico apropiado que debería
tener todo aquel que tenga que ver con la educación y la formación de las
personas. Es necesario y urgente hacer un trabajo de apropiación y manejo
conceptual en lo que queremos formar o educar. Lo que se busca es que se pueda
ser gestor de nuestra propia metodología completamente iluminada de teoría, lo
cual nos permitirá hacer nuestras propias recetas de enseñanza y aprendizaje.

Juicios de rendimiento y apreciación: El trabajo desde la perspectiva de los


principios, permite organizar los conocimientos, y relacionarlos de tal forma que
contribuyan a la formulación, identificación y solución de problemas para la
construcción y producción de nuevos saberes y formas. También es el nuevo
espacio para la pregunta; tiene una dirección de trabajo, el que sabe lo que busca,
por lo tanto, sabe lo que pasa. Ese trazado procesual con puntos de mira
direccionales lo ubica en la detección y salvamento de obstáculos sean de orden
conceptual o material, en donde se puede descubrir en la sombra que proyecta la
luz, aquello que se creía verdadero. Se puede mirar en ese recorrido, el grado de
avance y adquisición o enriquecimiento que se ha alcanzado en el desarrollo del
plan propuesto. Igualmente, nos permitirá tomar la evaluación como una
herramienta para transformar los gustos en intereses y canalizarlos, acelerar el
ritmo de aprendizaje, estimular el desarrollo de las habilidades, vencer las
limitaciones y superar las dificultades, tomar el conflicto, las equivocaciones y el
error como grandes oportunidades y retos, donde se aprovecha la experiencia
para perfeccionar los aciertos.

4.2. INTERIORIZAR LO QUE QUEREMOS PARA CREAR NUESTRO


PROPIO DESTINO.

La invitación es hacer un recorrido a lo largo de unos ocho pasos 15 que nos


ayudara al proceso de interiorización, concepción o encarnación de cualquier
aspecto que pretendamos fijar en nosotros para darle una nueva configuración a
nuestra forma de ver, ser y actuar en la vida.
Los que han hecho el recorrido de estos pasos de manera ciega e
inconsciente son las víctimas, aquellos en la que la vida escasamente les sucede,

15
Lo aquí trabajado, son conceptos tomados y adaptados del audio-conferencia llamada ―lenguaje y destino‖, en torno a la
programación neurolingüística, del autor: Guillermo Villa Ríos. 2007.

52
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son los que mantienen atribuyendo sus éxitos o sus fracasos a la buena o a la
mala suerte, los que tienen siempre a flor de labios un ― yo no sé porqué me
sucede esto‖, ―yo soy tan de buenas para esto‖, ―yo soy tan de malas para
aquello‖. El propósito aquí es poder despertar, hacernos cargo de nuestro propio
destino, asumir la responsabilidad de nuestra propia vida, hacernos cargo de todo
lo que nos sucede. Repetirnos (pensando y sintiendo): ―Yo creo, permito y
promuevo todo lo que a mí me pasa‖, ―Yo soy el único responsable de mi propio
destino‖, ―Yo he creado mi propia vida‖. Si despertamos en estos pasos, aquí y
ahora, seremos diferentes. La clave es vivir esta experiencia en el pensar y el
sentir de manera simultánea, grabémoslo en nuestro corazón, ya que de ello
depende la creación de nuestro propio destino.
Los pasos funcionan como las fichas del dominó, al parar ocho fichas una a
continuación de la otra, al derribar la primera, una a una se van empujando.
Memoricemos e interioricemos estos ocho pasos, simplemente comencemos con
la primera, empecemos a hablar en forma asertiva, hablemos de lo que queremos
en lugar de hablar de lo que no queremos. En vez de decir ―porque no me hace el
favor‖, digamos ―hágame el favor‖; en vez de decir ―no vaya a llegar tarde‖,
digamos ―por favor llegue temprano‖; en vez de decir ―no se salga para la calle‖,
digamos ―por favor quédate en la casa‖; siempre estamos hablando de lo que no
queremos en lugar de lo que sí queremos.
Recordemos que nuestra mente subconsciente sólo recibe afirmaciones, ella
rechaza las negaciones, por ejemplo cuando decimos ―no se olvide de comprar el
jabón‖, la mente subconsciente está grabando ―olvídese de comprar el jabón‖,
por eso es mejor decir ―recuerda comprar el jabón‖. Hablemos de lo que
queremos. En vez de ―¿no te gustaría ir al cine?‖, es mejor decir ―¿te agradaría ir
al cine?‖.; ―quieres que vamos a cine o quieres que vamos a bailar‖; cualquier
respuesta sería entonces positiva.

El primer paso: Desde la palabra. Comienza en nuestra boca, con las


palabras y nuestro lenguaje. Las palabras son el principio de la creación y la
anteceden. Nosotros hemos creado la vida que tenemos y llevamos a partir de
nuestras propias palabras. Muchas veces creemos ingenuamente que el emitir
palabras (de queja, lamento, de víctima) no implica nada, que se las lleva el
viento; no nos damos cuenta que esas palabras están quedando grabadas en la
mente subconsciente y están generando y/o reafirmando un programa negativo.
Preguntémonos, cuántas veces hemos repetido ese tipo de palabras (en un
día, semanas, meses, años), se habla sin conciencia de lo que se dice, no se está
consciente de las consecuencias, no existe ni se percata de que con aquellas
palabras (este país no sirve, estamos llevados, esta empresa no funciona, esto no
hay quien lo arregle, aquí nadie sirve para nada, estamos en crisis, Dios nos
castigó, nos cayó la roya, etc.) se estamos construyendo un programa para ese
futuro.
Es el momento que revisemos nuestras propias palabras y nuestro lenguaje
en todos los momentos de la vida cotidiana, comenzando desde los saludos y las
respuestas que damos en cualquier situación que tengamos. Observemos esas

53
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

palabras que son con las que estamos construyendo nuestro destino, es el
lenguaje con que estamos programando nuestra mente subconsciente, esas son
la materia prima con la que estamos construyendo nuestros pensamientos, con
las que estamos construyendo nuestras actitudes, comportamientos, con esas
palabras estamos labrando nuestro propio destino.
Cuando las palabras se corrompen y los significados se vuelven inciertos, el
sentido de nuestros actos es también inseguro. Tomemos conciencia de que
nuestra mente subconsciente es una grabadora, ella sólo se limita a grabar en
forma fría, ella no distingue entre lo que es bueno o es malo, entre lo que es
correcto y es incorrecto, entre lo que es serio o es una broma, ellas simplemente
graba tal y como se ha dicho. Todo lo que pasa en nuestras vidas lo hemos
creado nosotros con nuestras palabras.
Por ejemplo, repitámonos: ―Yo Soy archimillonario‖, ―Yo Soy próspero y
rico, el dinero fluye en mi vida en forma abundante, copiosa, permanente y sin
esfuerzo, el dinero crece en mis manos como crecen los árboles en el campo,
todo lo que yo gasto, vuelve a mí multiplicado, porque Yo Soy la fuente de toda
riqueza‖. Observemos esas palabras que son con las que estamos construyendo
nuestro destino, es el lenguaje con que estamos programando nuestra mente
subconsciente, esas son la materia prima con la que estamos construyendo
nuestros pensamientos, con las que estamos construyendo nuestras actitudes,
comportamientos, con esas palabras estamos labrando nuestro propio destino.
En diversas circunstancias de la vida las palabras que proferimos son
evidencias de mediocridad e ineptitud, no se cree ni se confía en sí mismos, por
eso dicen que fue ―chiripa‖, ―chepa‖, o cualquier otra palabra que indica
desconfianza de conseguir o lograr algo conquistado con esfuerzo; aquello
demerita y se reafirma un programa mental negativo. Si queremos cambiar el
destino, debemos comenzar ya a cambiar las palabras y el lenguaje negativo:
―más o menos‖, ―ahí como para el gasto‖, Palabras como estas, sumergen en la
escasez, la limitación y en la pobreza. Si queremos ser ricos, hablemos de
riqueza, si se quiere la pobreza háblese de pobreza, si se quiere ser sano, háblese
de salud.
Se sabe de personas que han superado enfermedades terminales utilizando
en su favor el poder creativo de la palabra hablada, diciendo: ― esta enfermedad a
mí no me corresponde; envío a las tinieblas este tumor, o este cáncer; envío a la
nada desde donde vino esta enfermedad, Yo estoy sano, yo estoy bien, yo me
declaro sano y salvo en nombre de Dios‖. En contraste, se miran personas con un
resfriado o una gripa diciendo: ―estoy que me muero, esta gripa me va a matar‖,
diciendo con eso que la enfermedad se potencie, haciendo grave un problema
minúsculo.
Creer que para conseguir un peso hay que matarse, sacrificarse; es una
mentira que nos metieron, tanto así como que hay que trabajar duro para
obtener el éxito, pues, trabajando duro se consigue más trabajo. El paradigma
que se necesita es que trabajando inteligentemente, que con esfuerzo o sin él se
puede conseguir lo que queramos.

54
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Mientras unos piden el pan de cada día otros piden millones de euros, Dios
le da a quien le sabe pedir; si se le pide trabajo, eso le manda, si le pide
paciencia, le manda problemas para que aprenda a conseguirla; pídale dinero
directamente y no trabajo. Se puede ganar mientras se ríe y se divierte, no
renuncie al derecho a la prosperidad, porqué se ha renunciado a ese derecho.
Comencemos a utilizar el poder creativo de la palabra hablada en nuestro
favor, empecemos a utilizar nuestra mente subconsciente, empecemos a cultivar
un nuevo futuro a partir de palabras positivas. No esperemos que el mundo
cambie, somos nosotros los que debemos cambiar y, el primer paso es cambiar la
forma de hablar.

El segundo paso: Hacer programas mentales. Se produce en la mente, en


nuestro pensamiento y el propósito es tomar las palabras que se reciben
permanentemente y construir con ellas ideas, sistemas de creencias,
concepciones, programas mentales, paradigmas, o lo que hoy se conoce como
programación neurolingüística.
A través de la repetición de nuestras palabras y lenguaje, estamos creando
nuestros propios programas mentales, nuestras propias concepciones y/o
cosmovisiones. Ante cualquier estímulo, estos programas de la mente
subconsciente nos envían a la mente consciente, al tercer paso. La mente
subconsciente se limita a grabar tal y como se ha dicho y no maneja diferencias
de lo que graba (en serio o en broma, bueno o malo). Por eso grabemos un
principio tanto en la mente como en nuestro corazón y recordémoslo por siempre,
repitámoslo en lo más profundo de nuestro corazón, repitámoslo varias veces y
de forma contundente y fuerte para que lo grabe la mente subconsciente: ―Mi
cerebro no funciona con lo que yo quiero, sino con lo que yo le ordeno‖.
El cerebro se encargará de producir lo que se le está diciendo y ordenando.
En las películas policías americanas, constantemente se escucha decir: ― tú tienes
derecho a guardar silencio, y todo lo que digas podrá ser usado en tu contra‖. Esa
es una ley de la vida. Cualquier vulgaridad, cualquier chiste, cualquier puya que
se diga la mente subconsciente lo registra, pues la mente subconsciente no
repara en diferencia de si es real o fantasía, de si es verdad o mentira, ella
simplemente graba.
Tengamos cuidado con lo que estamos diciendo, entre más inciertas y
vulgares sean las palabras más vagos serán nuestros programas mentales. Por
ejemplo, al despedirnos decimos ―nos vemos‖, ―nos pillamos‖, ―hablamos un día
de estos‖, pero nunca decimos cuando; palabras vagas nos crean programas
vagos, a pensamientos, sentimientos, conductas, hábitos, carácter y por ende a
un destino vago.
La mente subconsciente es algo que comienza a funcionar en el momento
mismo de la gestación, en el momento inmediato de la unión del espermatozoide
con el óvulo, empieza a recibir información parental, visceral. Si una mujer en
embarazo se estresa, el bebé también se estresa. Hagamos un recorrido en
nuestra infancia de cómo fuimos criados, con palabras como: bobo, estúpido,
tonto, bruto, bestia, dormido. Cuántos padres inadecuadamente afectivos le dicen

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a la visita refiriéndose a su hijo: ―éste si nos va a dar que hacer‖, ―este si nos va
a sacar canas‖, ―este sí va a ser candela‖, y se dicen convencidos que aquellas
palabras se las lleva el viento; pero no se entiende que son las que están creando
programas mentales que se traducirán después en los siguientes pasos hacia un
destino igual. Cuántas veces de forma irresponsable aunque de buena voluntad
hemos programado y reprogramado mal a nuestros hijos a través de presiones
que, aunque son cariñosas son negativas y vulgares.
Todo lo que sucede en nuestra vida, son el producto de las palabras y los
pensamientos animados por los sentimientos. La vida es como un eco, si no se
está conforme con lo que se está recibiendo, préstese atención de lo que se está
emitiendo.
Hagamos una tarea sencilla, regalémonos unos quince minutos de nuestro
tiempo, tengamos a la mano papel y algo con qué escribir y procedamos
anotando y respondiendo a la pregunta ¿cuál es el área de conflicto de nuestra
vida? ¿Cuál es nuestra piedra en el zapato? Algunos escribirán: No hay plata que
me alcance, siempre estoy alcanzado, mi problema es económico, siempre estoy
en déficit, o mi problema es mi pareja, o mi área de conflicto son mis hijos o mis
compañeros de trabajo, o mi vecino, o mis familiares; cualquiera que sea el área
conflictiva, escribámosla. Luego procedamos a escribir sobre lo que se habla de
esa área, cuáles son las expresiones sociales cuando se está con los amigos o con
cualquier persona que entremos en contacto. Lo seguro es que lo que se está
viviendo se ha creado con las propias palabras. Recordemos que la vida es como
el eco, por lo que, si no estamos conformes con lo que recibimos, prestemos
mucha atención a lo que decimos.
Revisemos nuestra forma de saludar e invitémonos a crear un nuevo
programa a partir de esos mismos saludos: me va excelentemente bien,
fantástico, maravilloso por la gracia de Dios, ese es el saludo de un triunfador, de
un ganador. Muchas replicarán, pero yo para qué voy a decir que estoy bien,
cuando la realidad es que estoy mal; pero, hay que recordar que hoy está mal,
debido a lo emitido negativamente y de manera constante desde hace tiempo, y
si se insiste en repetir ese tipo de lenguaje ese será el único futuro que tendrá en
tiempos posteriores.
Si se quiere un cambio en la vida, tendremos que iniciar con un cambio del
pensamiento, y no podremos hacerlo cuando en él anidan programas arraigados,
viejos y negativos, no se podrán cambiar si se insiste en reincidir en las mismas
palabras negativas.

El tercer paso: Pensamientos. La mente consciente ubicada en el hemisferio


izquierdo de nuestro cerebro recibe las imágenes y sonidos de esos programas
mentales (creencias, paradigmas, ideas) que es lo que conocemos como
pensamientos, pues, pensamos en imágenes, pensamos en sonidos.
Recapitulando estos tres pasos, podemos decir que, la repetición de
nuestras palabras forma en la mente subconsciente ideas, creencias y/o
programas mentales que ante un estímulo proyectan en nuestra mente

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consciente pensamientos y aquellos son las imágenes y los sonidos de nuestros


programas mentales, y ellos son nuestras propias construcciones.
No son cosas al azar, los pensamientos no son cosas que caen, que se
atraviesen o que se improvisen; nosotros hemos construido nuestros
pensamientos desde nuestras palabras.

El cuarto paso: Sentimientos. Los pensamientos generan sentimientos, y los


sentimientos son siempre hijos del pensamiento, son productos de él. Por
ejemplo, si alguien nos dice ―me siento mal‖, podemos decirle con certeza que
está pensando cosas negativas; pues, no hay forma de sentirse bien cuando se
está pensando negativamente; no hay forma de sentirnos mal cuando hay en
nuestra mente consciente pensamientos positivos. Los pensamientos generan
sentimientos. Los pensamientos animados por los sentimientos generan el quinto
paso.
Así como se piensa se siente. Una persona que piensa negativamente, así
mismo se siente y se motiva en el fracaso, permanentemente es aperezado, sin
propósitos, harto y aburrido; dichos pensamientos animados y alentado por
similares sentimientos, conducen obviamente a conductas y hábitos semejantes,
hasta consolidar un destino igualmente nefasto, de fracaso y de víctima.
Este tipo de persona espera que todo se resuelva por acto mágico, por un
golpe de suerte, abandonando el sitio donde vive, renunciando y cambiando a lo
que hace o a lo que tiene. Todo lo que hace es como una bola de nieve, hasta
convertirse en un hábito permanente de fracaso y ―mala suerte‖ para esa
persona; esos hábitos constituyen el carácter y un destino negativo y
catastrófico.

El quinto paso: Actitudes, comportamientos y conductas. La conducta, la


actitud, el comportamiento, y todos ellos son el producto de los pensamientos
animados por los sentimientos. Se puede decir entonces que: la repetición de
nuestras palabras forman nuestra mente subconsciente ideas, concepciones y
creencias que ante un estímulo proyectan en la mente consciente pensamientos y
estos a su vez generan sentimientos que ambos (pensamientos animados por los
sentimientos) crean conductas y comportamientos, y la repetición de esas
conductas llevan al siguiente paso.

El sexto paso: Hábitos. Los hábitos, son las conductas repetidas. Todos los
seres humanos somos esclavos de nuestros buenos o malos hábitos, vivimos en
función de esos hábitos. Es imprescindible y urgente poner en claro la gran
diferencia en los hábitos mecánicos y cuando se cuenta con la plena consciencia.
Ese es el gran peligro del hábito, que nos atrapa y nos deja como estábamos al
inicio: dormidos psicológicamente.
Cada acción y pensamiento que se ejecuta, tiene su manera de persistir y
repetirse una y otra vez, porque puede crear un canal en nuestro ser. Empieza a
absorber energía de nosotros. Por ejemplo, cuando estamos irritados, se nos puede
pasar el mal humor y sin embargo creemos que ya no estamos irritados. Pero,

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aunque haya pasado el mal humor, no ha ocurrido nada. Sólo que la ira estaba en
la superficie hace unos minutos; ahora se pasó al subconsciente, a las
profundidades del ser. Allí aguardará y esperará que vuelva a llegar su momento.
Si hemos actuado de ese modo, lo hemos reforzado. Le hemos permitido seguir
viviendo. Le hemos vuelto a dar poder y energía, porque cooperamos con él. Está
palpitando como una semilla bajo tierra, esperando la oportunidad y la estación
adecuadas, y entonces brotará. Tarde o temprano, se convierte en habitual. Lo
haremos y ya no seremos nosotros los que actuamos; lo haremos mecánicamente,
solo por la fuerza de la costumbre. La gente dice que la costumbre es una segunda
naturaleza y no es una exageración. Al contrario, es quedarse corto. De hecho, la
costumbre acaba por convertirse en la primera naturaleza, y la naturaleza pasa a
un plano secundario. La naturaleza se convierte en algo parecido al apéndice de un
libro, o a las notas a pie de página, y la costumbre pasa a ser el texto principal del
libro.
Generalmente hemos vivido basados en hábitos... eso significa que los
hábitos viven básicamente por medio nuestro. El hábito persiste, tiene una
energía propia. Claro que esa energía viene de nosotros, porque cooperamos en
el pasado y seguimos cooperando en el presente. Poco a poco, el hábito se
convirtió en el señor, en el amo, y sólo nos volvimos sirvientes, unas sombras. La
costumbre dará las órdenes, será quien mande, y nosotros seremos solo un
sirviente obediente. Tendremos que obedecer.
Los hábitos nos obligan a hacer ciertas cosas; prácticamente somos unas
víctimas de ellos. Cada acción que repetimos, o cada pensamiento -porque el
pensamiento es también un sutil acto de la mente-, adquiere más y más poder
cada vez. Y entonces estamos en sus garras. Somos prisioneros del hábito.
Entonces vivimos como unos presos, como esclavos. Y la prisión es muy sutil; la
prisión está constituida con nuestros hábitos y condicionamientos y con los actos
que hemos realizado. Rodea todo el cuerpo y estamos atrapados en él. Pero lo
interesante es que estamos muy seguros y seguimos pensando que somos
nosotros quienes actuamos; seguimos engañándonos a sí mismos.
Continuamente uno pasa por cantidad de estados de ánimo. Eso significa que
algo sale de dentro, pero siempre se lo achacamos a otro. Nos sentimos bien, nos
sentimos mal, y esas sensaciones burbujean desde nuestro propio subconsciente,
desde nuestro propio pasado –o de las expectativas de un supuesto futuro-. Pero,
nadie es responsable, excepto nosotros mismos. Nadie puede ponernos furiosos,
nadie puede aturdirnos y nadie ni nada puede ponernos contentos. Nos ponemos
contentos, furiosos o tristes nosotros solos. Si no nos damos cuenta de esto,
seguiremos entonces siendo unos esclavos.
El dominio de uno mismo se adquiere cuando uno se da cuenta que «Somos
absolutamente responsables de todo lo que nos ocurre. Ocurra lo que ocurra, sin
condiciones, el responsable absoluto somos nosotros y nadie ni nada lo es».
Al principio, esto no nos gusta para nada; porque si podemos cargar a otro
con la responsabilidad, obviamente es más cómodo y nos sentiremos bien porque
eso nos exime de actuar ¿Qué puede uno hacer cuando un hijo se comporta de un
modo desagradable? Tenemos que enfadarnos. Pero recordemos bien que el hijo se

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porta de manera desagradable por sus propios mecanismos internos. No está


siendo desagradable con nosotros. Si no estuviéramos, sería desagradable con los
hermanos o con la madre. Si ellos no estuvieran, sería desagradable con la vajilla;
tiraría los platos al suelo. Habría roto la radio. Algo tendría que hacer, porque le
venía el mal humor. Fue pura casualidad que nos encontráramos en casa leyendo y
se pusiera desagradable con nosotros. Fue pura coincidencia que estuviéramos a
mano en un mal momento.
Estamos enfadados, pero no porque el hijo estuviera desagradable; él
proporcionó la situación, eso es todo. El nos dio la oportunidad y una excusa de
ponernos furiosos, pero la ira estaba burbujeando ya. Si no hubiera estado ahí, nos
habríamos enfadado de todos modos... con algún otro, con alguna idea, pero la ira
tenía que hacerse presente: era algo que venía de nuestro propio subconsciente.
Todo el mundo es responsable, totalmente responsable de su propio ser y su
conducta. Al principio, resultará deprimente ser cada uno el responsable de lo que
le suceda, porque siempre hemos pensado que queríamos ser felices, luego
entonces, ¿cómo vamos a ser nosotros los responsables de nuestra infelicidad?
Siempre hemos querido estar en paz, ¿cómo vamos a ponernos furiosos nosotros
solos? Y por eso les echamos la culpa a otros. Y si seguimos así, seguiremos
siempre siendo, esclavos, porque nadie puede cambiar a los demás. ¿Cómo vamos
a cambiar a otro? ¿Alguien ha cambiado alguna vez a otro? Uno de los deseos más
incumplidos del mundo es el de cambiar a otro. Nadie lo ha conseguido jamás. Es
imposible, porque el otro tiene su propia existencia y no podemos cambiarlos.
Podemos echarle las culpas al otro, pero no podremos cambiarles. Y como les
echamos la culpa al otro, nunca nos daremos cuenta de que la responsabilidad
básica es nuestra. El cambio básico que se necesita hay que hacerlo en nuestro
interior.
Así es como quedamos atrapados: si empezamos a pensar que somos los
responsables de todas nuestras acciones; de todos nuestros estados de ánimo, al
principio nos sentiremos muy deprimidos. Pero si somos capaces de superar esa
depresión, pronto nos sentiremos más ligeros, más livianos, porque nos hemos
liberado de los demás. Ahora podemos actuar por nuestra propia cuenta.
Podemos ser libres; ser más felices. Aunque todo el mundo sea desdichado y
no sea libre, para nosotros será igual. Y la primera libertad consiste en dejar de
echarles la culpa a otros; la primera libertad consiste en saber que los
responsables somos nosotros. Entonces muchas cosas se hacen posibles de
inmediato.
Si nos sentimos tristes, cerremos los ojos y contemplemos nuestra tristeza.
Sigamos el camino que indica, profundicemos en ella. Pronto llegaremos a la
causa. Puede que tengamos que hacer un largo recorrido, porque toda nuestra vida
ha influido. Encontraremos muchas heridas en nuestro interior, heridas que duelen,
y debido a esas heridas nos sentimos tristes, son tristes; esas heridas no han
cicatrizado; están vivas. El método de retroceder hasta el origen, del efecto a la
causa, las curará. ¿Cómo las cura? ¿Por qué las cura? ¿Qué fenómeno interviene en
ello? Cuando retrocedemos, lo primero que tenemos que hacer es dejar de echar
las culpas a otros, porque iremos hacia fuera. Y entonces todo el proceso saldrá

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mal; estaremos intentando, encontrar la causa en otro.


« ¿Por qué somos desdichados? ¿Por qué estamos enfadados?» Cerremos los
ojos y entremos en profunda meditación. Acostémonos boca arriba en el suelo,
cerremos los ojos, relajemos el cuerpo y sintamos porqué estamos enfadados.
Olvidémonos de las excusas –hijo, situaciones, cosas, relaciones-, dejémonos de
excusas. Sigamos profundizando en sí mismos, penetremos en la ira. Utilicemos la
ira misma como si fuera un río; fluyamos con la ira y la ira nos llevará hacia
dentro. Encontraremos sutiles heridas dentro nuestro y que nos las restriegan
fácilmente, nos pulsan y nos las remueven, son cosas que nos duelen. Han tocado
una herida. Nos sentimos culpables; la herida está viva.
Sintamos la ira, dejémosla surgir en su totalidad para poderla ver entera, ver
lo que es. Y entonces, dejemos que esa energía nos ayude a movernos hacia el
pasado, porque la ira procede del pasado. No puede venir del futuro, porque aún
no ha llegado a existir. No está viniendo del presente, porque no sabemos nada del
presente. El presente solo lo conocen los que están despiertos. Tú vives solo en el
pasado, así que tiene que venir de alguna: parte de tu pasado. La herida tiene que
estar en algún lugar de nuestra memoria. Retrocedamos. Puede que no haya una
sola -herida, sino muchas, grandes y pequeñas. Profundicemos más y encontremos
la primera herida, la fuente original de toda la ira. Conseguiremos encontrarla si lo
intentamos, porque está ahí. Está ahí; todo el pasado sigue estando ahí. Es como
una película, enrollada y esperando en el interior. Desenrollémosla y empecemos a
buscar en la película. Así es el proceso de retroceder hasta la causa original. Y he
aquí la belleza del proceso: si podemos retroceder conscientemente, sentir la
herida conscientemente, la herida se cura al instante.
¿Por qué se cura? Porque la herida se crea por la inconsciencia, por no ser
consciente. La herida forma parte de la ignorancia, del sueño. Cuando
retrocedemos conscientemente y contemplamos la herida, la conciencia es una
fuerza curativa. En el pasado, cuando se produjo la herida, se produjo en la
inconsciencia. Nos pusimos furiosos, fuimos poseídos. Podemos ocultarlo a quien
sea, a todo el mundo, pero ¿cómo vamos a ocultarlo de nosotros mismos? Nosotros
lo sabemos, y duele. Y cada vez que alguien nos da la oportunidad de ponernos
furiosos, nos entra miedo porque podría volver a ocurrir.
Retroceder significa ir conscientemente hasta cosas que hicimos en la
inconsciencia. Solo la luz de la conciencia puede curarnos; es una fuerza curativa.
Todo lo que podamos hacer conscientes quedará curado, y ya no dolerá más. Una
persona que retrocede se libera del pasado. Y entonces el pasado ya no funciona,
entonces el pasado ya no tiene poder sobre ella y el pasado queda terminado. El
pasado ya no tiene sitio en nuestro ser. Y cuando el pasado no tiene sitio en el ser,
quedamos accesibles para el presente, pero no antes.
Necesitas espacio. El pasado ocupa mucho sitio en nuestro interior, es un
basurero lleno de cosas muertas, no hay espacio para que entre el presente. Ese
basurero no para de soñar con el futuro, así que la mitad del espacio está lleno de
cosas que ya no existen y la otra mitad está llena de cosas que, aún no existen. ¿Y
el presente? Simplemente, está esperando a la puerta. Por eso el presente no es
más que un paso, un paso que va del pasado al futuro, solo un paso momentáneo.

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Terminemos con el pasado; si no terminamos con el pasado, viviremos una


vida fantasma. Nuestra vida no es auténtica, no es existencial. El pasado vive a
través nuestro, lo muerto sigue acosándonos. Retrocedamos siempre que
tengamos ocasión cada vez que ocurra algo en nosotros, felicidad, infelicidad,
tristeza, ira, celos, cerremos los ojos y retrocedamos. Pronto adquiriremos
eficiencia para viajar hacia atrás. Pronto seremos capaces de retroceder en tiempo
y entonces se abrirán muchas heridas. Cuando esas heridas se abran, no nos
pongamos a hacer nada. No hay necesidad de hacer. Limitémonos a mirar,
observar, contemplar. La herida está ahí, sólo mirémosla, démosle a la herida
nuestra energía de observación. Miremos sin hacer ningún juicio, porque al juzgar,
la herida se volverá a cerrar. Y entonces tendrá que esconderse. Cada vez que
condenamos, la mente intenta ocultar cosas. Así es como se crean el consciente y
el subconsciente.

El séptimo paso: Carácter. Está conformado por el conjunto de esos


hábitos, conocido como carácter, que no es otra cosa que la sumatoria de esos
hábitos.
Si los hábitos son buenos, el carácter será positivo, si los hábitos son
negativos, el carácter será endeble, los cuales no permitirán avanzar en la vida.

El octavo paso: Destino. Si el carácter es positivo, el destino será


promisorio; pero, si el conjunto de esos hábitos, o el carácter es negativo, el
destino será incierto. Recordemos que cada uno –y nadie ni nada más- es
responsable de sus actos y su destino.

Palabras, programas mentales, pensamientos, sentimientos, actitudes,


hábitos, carácter y destino. Es el caso de que si las palabras son negativas, los
programas mentales serán negativos, así mismo serán los pensamientos y los
sentimientos, tanto como los comportamientos, los hábitos, el carácter y por lo
tanto, también el destino será negativo, recordemos ―dime cómo hablas y te diré
quién eres‖, dime cómo hablas y te diré a dónde irás, a dónde llegarás. Si las
palabras son positivas, el recorrido de los pasos siguientes serán igualmente
positivos. Si nosotros grabamos rancheras, no podemos esperar que se
reproduzca salsa, o que si grabamos tangos, podamos oír baladas.

4.3. LAS AFIRMACIONES

Aprendamos a usar afirmaciones positivas tanto al hablar como al pensar.


Cualquier enunciado que formulemos es una afirmación, pero con demasiada
frecuencia para pensar nos valemos de afirmaciones negativas, que sólo sirven
para continuar creando aquello que decimos que no queremos. Con afirmar que
nuestro trabajo nos enferma no llegaremos a ninguna parte, pero si declaramos
que aceptamos un trabajo nuevo y estupendo, abrirá en nuestra conciencia, los
canales necesarios para crear esa situación.

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―Las afirmaciones son enunciaciones que deliberadamente introducimos en


nuestras mentes-ordenadores para reprogramarnos en busca de una mayor
calidad de vida. Si las repetimos con la frecuencia suficiente, arraigan como
semillas en lo profundo de nuestro subconsciente y rinden frutos en nuestras
vidas como experiencias positivas. Hacemos uso del mecanismo que,
lamentablemente, funciona también en el caso de la propaganda política: repite
un eslogan con suficiente frecuencia y la gente comenzará a actuar como si fuese
cierta. Utilicemos afirmaciones toda vez que en las limitaciones de discernimiento
topemos con lo que está limitándonos de algún modo, cuando no saboteando de
manera activa a nosotros y a nuestros proyectos.
―Las afirmaciones deberían repetirse a intervalo durante el día, al menos dos
veces en cada ocasión, cuando estemos lo suficientemente relajados como para
permitirles arraigar. El mejor momento para hacerlo es inmediatamente después
de despertarse por la mañana o por la noche antes de quedarse dormido.
También podría reforzar el poder reduciéndolas a una o dos palabras y
utilizándonos como un mantra más a menudo. Ejemplos de esta podría ser
repetirse: ―abundancia, abundancia‖, o ―prosperidad, prosperidad‖ (tal vez un
poco más elegante que ―dinero, dinero‖) 16.
Las afirmaciones son particularmente efectivas para contrarrestar una de las
cosas más perjudiciales que pueden infligirnos nuestras mentes, o sea, decirnos
que de algún modo somos deficientes. Por consiguiente, toda vez que nos
sorprendamos rebajándonos, culpabilizándonos o invalidándonos de algún modo,
anulemos estas voces y mensajes negativos y potencialmente tóxicos.
Formulemos continuamente enunciados positivos sobre cómo queremos que
sea nuestra vida, pero no olvidemos un punto muy importante: Formulemos
siempre los enunciados en tiempo presente. Digamos «soy» o «tengo». Nuestra
parte subconsciente es un servidor tan obediente que si formulamos una
declaración en tiempo futuro, diciendo «quiero» o «tendré»... pues ahí será
donde siga estando siempre lo que se desea: ¡En el futuro, fuera de su alcance!
Las afirmaciones no funcionan si no son declaraciones de algo que
queremos que sea verdad. Las declaraciones sólo funcionan cuando son
declaraciones de algo que ya sabemos que es verdad. La mejor afirmación es
una declaración de gratitud y reconocimiento. ―Gracias Señor, por darme el éxito
en mi vida‖. Esa idea, pensada, dicha y realizada, produce resultados
maravillosos cuando proviene de un auténtico conocimiento y sentimiento; no de
un intento de producir resultados, sino de la conciencia de que los resultados ya
se han producido. Si hay algo que decidamos experimentar en nuestra vida, no lo
queramos, decidámoslo.
Llega un momento en la evolución de toda alma en que la preocupación
principal ya no es la supervivencia o el cuerpo físico, sino el desarrollo del
espíritu; ya no el logro del éxito mundano, sino la realización del Ser.

16
PROTO, Louis. ―Aprende a Meditar‖. Técnicas sencillas y prácticas para el autodescubrimiento y vencer la angustia, la
ansiedad y la depresión. Intermedio Editores. Ediciones RobinBook, SL. Santafé de Bogotá. 1994. (volumen 9). página
239-240

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Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

Es mejor hablar en términos asertivos, de lo que sí queremos. Nosotros


podemos cambiar nuestros programas mentales negativos a partir de este
momento, y lo podemos cambiar mediante afirmaciones, mediante aserciones,
mediante decretos, mediante órdenes verbales.
El cerebro humano se conduce con palabras, nosotros hemos programado el
cerebro con nuestras palabras. Si queremos cambiar la vida, hagámonos ya un
plan de cambio a través de afirmaciones, pero afirmaciones que tienen cinco
características y que coincidencialmente implican la letra ―P‖:

Personales. Las afirmaciones deben comenzar diciendo ―Yo‖ o a ―Mí‖. Nadie


cambia a nadie, a nosotros nadie nos cambia. Si decimos mi esposa está
cambiando, con toda seguridad estamos perdiendo el tiempo, porque a ella no la
cambia sino ella misma. Pero nosotros si podemos cambiar nuestra vida y
comencemos por decir ―Yo estoy cambiando‖, ―a mí me está yendo muy bien‖, ―a
mí me está cambiando la vida‖. No hay que perder el tiempo y las energías en
querer cambiar a otros.

Presente. Al cerebro hay que darle órdenes precisas. Lo que quiere decir
que si en la primera se dice Yo, en la segunda se dice ― Soy o Estoy‖. Cuando una
persona dice ―voy a adelgazar‖, la palabra ―voy‖ es un futuro indeterminado, si se
quiere adelgazar, no importa cuánto. Desde hoy, empiece por decir, ― yo estoy
adelgazando, yo soy esbelto‖. ―Yo Soy‖ es la afirmación más poderosa que
nosotros podemos pronunciar.
Si vamos a Éxodo 3-14 en la Biblia, podemos encontrar el significado
profundo del Yo Soy, que significa Dios en acción. El gran misterio de Dios
comienza aquí en el yo soy. Deletrear la palabra D-i-o-s; y ahora leámosla al
contrario y luego nos devolvemos: s-o-i-D-i-o-s, encontramos entonces: ―Soy
Dios‖. El misterio de este principio, comienza en el yo soy.
Empezamos a creer y a sentir a Dios, cuando podemos aceptar que
nosotros somos Dios, porque él está en nosotros. Cuando decimos ―Yo Soy‖, todo
lo que digamos con Yo Soy, se realiza en nuestra vida, porque es un mandato
divino, porque estamos colocando a Dios en acción dentro de nosotros. No es lo
mismo decir ―yo estoy gordo‖ a decir ―yo soy gordo‖; en la primera afirmación el
cerebro la entiende como una orden temporal, es decir, estás pero, pueda que
mañana no lo estés. En la segunda, el yo soy, es poner a dios en acción, es poner
algo eterno en nuestra vida.
Todos los que tengan afecciones de salud nunca repitan la enfermedad
anteponiendo el yo soy: ―yo soy diabético‖, ―Yo soy hipertenso‖. Si hay que
decirlo, es mejor decir ―yo estoy diabético‖, pero yo estoy en tratamiento, pero
es mejor decir yo soy sano y yo salgo adelante.
Por otro lado las personas que viven en escasez, siempre están diciendo es
que ―yo soy pobre‖, y eso se eterniza en su vida. Cuando les pasa algo bueno,
para reafirmar su estado, dicen: ―es que uno es tan de buenas‖; no son capaces
de decir: Yo me lo merezco. Tómese esta norma de oro, para cuando siempre que

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Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

se diga ―Yo Soy‖, es mucho mejor acompañarlo con algo positivo, de algo que nos
engrandezca y nos saque adelante.

Positivas. Si vamos a cambiar, que sea para bien, y no para mal. Cuantas
personas se la pasan diciendo: ―yo sé que algún día tendré que matar a alguien‖,
―el día que manche mi honor, lo haré con algo que valga la pena ‖, y así lo repiten
constantemente; por eso muchos después de varios años (o después de viejos)
se meten en líos que nadie esperaba. Ellos se han programado mentalmente a
través de sus palabras para cometer un ilícito.
Lo positivo también implica algo adicional, y es que la mente subconsciente
rechaza las negaciones. Por ejemplo, hagamos el siguiente ejercicio: pensemos
en la familia (padres, hermanos, esposa, o hijos), ahora por favor no pensemos
(es una orden) en su trabajo, no pensemos en el estudio, no pensemos en un
profesor. Ahora preguntémonos, ¿en qué pensamos?, ¿no es cierto que no se
piense sino en lo que no se pide que se haga? Eso es porque la mente
subconsciente rechaza las negaciones, por eso las prohibiciones son causales de
apetito. En lugar de decir ―yo no soy celoso‖ diga ―yo soy seguro‖, ―yo confío en
mis capacidades‖, eliminemos la negación.

Persistentes. Analicemos todo el tiempo que llevamos pensando, sintiendo y


expresando cosas negativas; no pretendamos que porque dijo una o dos veces, o
porque leímos esto o porque repetimos hoy dos o tres veces algo positivo ya la
vida cambió.
La gota más tenue y débil rompe la roca no por su fuerza sino por su
persistencia, si se quiere un cambio radical en la vida, escojamos el área que
necesitamos trabajar, la afirmación que requerimos y comencemos a repetirla
mínimo unas trescientas veces diarias y todos los días, escríbalas, póngalas en
carteleras (en el baño, en la alcoba, en la oficina, en sus cuadernos, en la libreta
de notas, en el escritorio, en el carro). Repitámosla permanentemente.
La mente humana es como la tierra fértil, sino le siembra cosas buenas se
le llena de maleza. Cuando se está en camino a casa, o al trabajo, o en espera en
alguna oficina, tiene dos opciones: o deja su mente suelta para que se llene de
cosas negativas o le siembra pensamientos nuevos, y se lleva haciendo las
afirmaciones: ―la mente está cambiando‖, ―ahora soy feliz‖, ―mi vida está
mejorando‖, ―yo soy un ganador‖, ―la fortuna viene hacia mí‖, ―yo merezco lo
mejor‖. O por el contrario, seguimos pensando lo de siempre, para conseguir lo
que se tiene ahora. Es mejor sembrar e implantar en la mente subconsciente
nuevos pensamientos a través de nuevas palabras.
Persistencia, no desfallecer. Los resultados no se harán esperar, sólo hay
que tener paciencia y trabajar constantemente, recordemos que de la semilla al
árbol no ocurre como acto mágico, vivamos y disfrutemos el proceso, démosle el
tiempo necesario a esa semillita para que pueda germinar, crecer y producir.
Aunque no veamos esa semilla, sabremos que ahí está, por lo tanto, sigamos
cultivándola y cuidándola, rociémosla, reguémosle agua con nuestras
afirmaciones y los ocho pasos anteriormente enunciados; y, algún día ese grano

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Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

se harán mazorcas en una gran cosecha, y recordaremos que todo comenzó con
la lectura paciente, agradable y reflexiva de este texto; que al leerlas no está en
sus manos por casualidad, sino porque lo merecemos y es el momento de
comenzar a transformar nuestra vida y construir lo que nosotros nos merecemos,
ya estamos listos para emprender ese nuevo camino que tanto queríamos, no
dudemos y a la acción desde aquí y ahora. Ya estamos a las puertas del nuevo
camino, seamos persistentes, escuchemos, repitamos, compartamos; la
persistencia es lo que dará el hábito, este formará el carácter y este a su vez dará
un nuevo destino.

Poder. Hay que decir palabras de poder, por ejemplo cuando decimos tratar
o intentar, son palabras negativas, no indican compromiso, es hacer lo posible.
No tratemos ni intentemos, ¡hagámoslo!, digamos ― lo voy a hacer‖, ―lo estoy
haciendo‖, ―lo puedo lograr‖, no digamos ―voy a tratar‖, reafirmémonos diciendo
―yo soy fuerte y capaz ahora y en todo momento‖, ―yo soy un ganador‖, ―yo
puedo triunfar‖. Eliminemos de nuestro léxico la palabra imposible, quien sabe;
quitemos la i y la m y convenzámonos de que todo es posible en nuestra vida.
La otra connotación de poder en esta afirmación, tiene que ver con que lo
digamos de forma poderosa, visceral, pensándolo y sintiéndolo con toda el alma y
la fuerza interna de que somos capaces, repitámoslo con ganas.
Recordemos que el Universo premia a aquellos que creyendo en Dios,
piensan en grande, sienten muy hondo y hablan muy claro. Se piensa y se siente
simultáneamente. Hablemos claro, cantémosle al universo lo que nosotros
queremos. Cuando gritamos lo que queremos, nos está oyendo la persona más
importante del universo: Nosotros, nuestra mente subconsciente, que es a la vez
la conexión directa con la gran inteligencia universal, con Dios.
Si queremos transformar la vida prestemos atención a lo que estamos
emitiendo, comencemos a producir nuevas palabras, comencemos una ecología
del lenguaje hoy. Comencemos a repetirnos lo que nos merecemos, lo que
queremos.
Cuando mueren en la lengua las palabras viejas, brotan en el corazón
nuevas melodías; el universo es nuestro. Si no tenemos lo que nos merecemos,
es porque renunciamos a ello con nuestras palabras.
El mismo esfuerzo que necesitamos para emitir palabras negativas el
mismo que necesitamos para decir todo lo positivo. Utilicemos las palabras en
nuestro favor, utilicemos nuestro subconsciente en nuestro favor, inundémosla de
todo lo positivo, para que nos generen pensamientos, sentimientos, actitudes,
hábitos, carácter y un destino positivo. Recordemos que por nuestras palabras
nos salvaremos o nos condenaremos, La opción es completamente nuestra.
Las afirmaciones son enunciaciones que deliberadamente introducimos en
nuestras mentes-ordenadores para reprogramarnos en busca de una mayor
calidad de vida. Si las repetimos con la frecuencia suficiente, arraigan como
semillas en lo profundo de nuestro subconsciente y rinden frutos en nuestras
vidas como experiencias positivas. Hacemos uso del mecanismo que,
lamentablemente, funciona también en el caso de la propaganda política: repite

65
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

un eslogan con suficiente frecuencia y la gente comenzará a actuar como si fuese


cierta. Utilice afirmaciones toda vez que en sus limitaciones de discernimiento
tope con una cinta magnetofónica que está limitándole de algún modo, cuando no
saboteando de manera activa a usted y a sus proyectos.
Las afirmaciones deberían repetirse a intervalo durante el día, al menos dos
veces en cada ocasión, cuando estemos lo suficientemente relajados como para
permitirles arraigar. El mejor momento para hacerlo es inmediatamente después
de despertarse por la mañana o por la noche antes de quedarse dormido.
También podría reforzar su poder reduciéndolas a una o dos palabras y
utilizándonos como un mantra más a menudo. Ejemplos de esta podría ser
repetirse: ―abundancia, abundancia‖, o ―prosperidad, prosperidad‖ (tal vez un
poco más elegante que ―dinero, dinero‖).

Autoimagen y confianza mejoradas: las afirmaciones son particularmente


efectivas para contrarrestar una de las cosas más perjudiciales que pueden
infligirnos nuestras mentes, o sea, decirnos que de algún modo somos
deficientes. Por consiguiente, toda vez que se sorprenda rebajándose,
culpabilizándose o invalidándose de algún modo, anule estas cintas
magnetofónicas negativas y potencialmente tóxicas diciéndose lo contrario. Me
amo y me apruebo totalmente, en todo momento.
Las afirmaciones y las visualizaciones son ejemplos de lo que se llama:
"meditación con semilla" (es decir, contenido) como opuesta a "meditación sin
semilla", que es una meditación del tipo puramente presidencial. Las
afirmaciones, de hecho, son semejantes a la plegaria en que usted está enviando
mensajes al Universo pidiendo ayuda y confiando en que será oído.

No hable con nadie ni diga lo que está haciendo. El proceso de pensar


creativamente es similar a plantar semillas, y las semillas necesitan estar al
margen de perturbaciones para germinar en la fértil oscuridad de la tierra. No se
permita dar rienda suelta al ego cuando los frutos empiecen a manifestarse en su
vida, como harán un seguridad. Éstas son gracias que le son concedidas por un
universo benevolente y la respuesta apropiada es la gratitud.

5. DEPENDENCIA, INDEPENDENCIA, INTERDEPENDENCIA


Nos movemos progresivamente sobre una continuidad de madurez, desde
la dependencia hacia la independencia y hasta la interdependencia 17. La
dependencia es el paradigma del tú: tú cuidas de mí; tú haces o no haces lo que
debes hacer por mí; yo te culpo a ti por los resultados. La independencia es el
paradigma del yo: yo puedo hacerlo, yo soy responsable, yo me basto a mí

17
Tomado y adaptado de: COVEY R., Stephen. ¨Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva¨, La revolución ética en la
vida cotidiana y en la empresa. Buenos Aires - Barcelona – México. Paidós. Publicado en inglés por Simón and Schuster,
Nueva York. Traducción: Jorge Piatigorsky. ISBN 950-12-9000- 1ª edición, I959, 1ª - edición com/itidn, 1997; 11ª-
reimpresión, 2003. Páginas 30-33

66
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mismo, yo puedo elegir. La interdependencia es el paradigma del nosotros:


nosotros podemos hacerlo, nosotros podemos cooperar, nosotros podemos
combinar nuestros talentos y aptitudes para crear juntos algo más importante.
Las personas dependientes necesitan de los otros para conseguir lo que quieren.
Las personas independientes consiguen lo que quieren gracias a su propio
esfuerzo. Las personas interdependientes combinan sus esfuerzos con los
esfuerzos de otros para lograr un éxito mayor.
Si yo soy físicamente dependiente (paralítico, discapacitado o limitado de
algún modo físico) necesito que tú me ayudes. Si soy emocionalmente
dependiente, mi sentido del mérito y la seguridad provienen de la opinión que tú
tienes de mí. Si no te caigo bien puede resultar catastrófico. Si soy
intelectualmente dependiente, cuento contigo para que pienses por mí y
resuelvas los problemas de mi vida.
Si soy independiente, físicamente puedo desenvolverme por mis propios
medios. Mentalmente, puedo pensar mis propios pensamientos, pasar de un nivel
de abstracción a otro. Puedo pensar de modo creativo y analítico, y organizar y
expresar mis pensamientos de manera comprensible. Emocionalmente, mi propio
interior me proporciona las pautas. Soy dirigido desde adentro. Mi sentido del
mérito no está en función de que guste a otros o de que me traten bien. Sin
embargo, el paradigma social corriente entroniza la independencia. Es la meta
confesada de muchos individuos y movimientos sociales. La mayoría del material
acerca del auto-perfeccionamiento pone la independencia sobre un pedestal,
como si la comunicación, el trabajo de equipo y la cooperación fueran valores
inferiores. Pero gran parte del énfasis actual en la independencia es una reacción
contra la dependencia (que otros nos controlen, nos definan, nos usen y nos
manipulen). El poco comprendido concepto de independencia tiene en muchos
casos un acusado sabor de dependencia, y así encontramos personas que, a
menudo por razones egoístas, abandonan sus matrimonios y sus hijos, olvidando
todo tipo de responsabilidad social, haciéndolo en nombre de la independencia.
El pensamiento independiente por sí solo no se adecua a la realidad
interdependiente. Las personas independientes sin madurez para pensar y actuar
interdependientemente pueden ser buenos productores individuales, pero no
serán buenos líderes ni buenos miembros de un equipo. No operan a partir del
paradigma de la interdependencia necesario para tener éxito en el matrimonio, la
familia o la realidad empresarial.
El concepto de interdependencia es mucho más maduro, más avanzado. Si
soy físicamente interdependiente, soy capaz y dependo de mí mismo, pero
también comprendo que tú y yo trabajando juntos podemos lograr mucho más de
lo que puedo lograr yo solo, incluso en el mejor de los casos. Si soy
emocionalmente interdependiente, obtengo dentro de mí mismo una gran
sensación de valía, pero también reconozco mi necesidad de amor, de darlo y
recibirlo. Si soy intelectualmente interdependiente, comprendo que necesito mis
propios pensamientos con los mejores pensamientos de otras personas. Como
persona interdependiente, tengo la oportunidad de compartirme profunda y
significativamente con otros, y logro acceso a los amplios recursos y potenciales

67
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

de otros seres humanos. La interdependencia es una elección que sólo está al


alcance de las personas independientes. Las personas dependientes no pueden
optar por ser interdependientes. No tienen el carácter necesario para hacerlo, no
son lo bastante dueñas de sí mismas.
Cuando uno se vuelve verdaderamente independiente, posee ya una base
para la interdependencia efectiva. Posee un carácter de base a partir del cual se
puede obrar con más efectividad, más orientadas hacia el trabajo de equipo, la
cooperación y la comunicación.

6. SEAMOS HONRADOS CON NOSOTROS MISMOS

Honestidad y honradez son palabras que usamos muchísimo, no siempre


con pleno conocimiento de lo que verdaderamente significan. Ser honrado no
tiene nada que ver con la moralidad o con ser «bueno» o «virtuoso». También
tiene muy poco que ver con que nos cojan y nos lleven a la cárcel. La honradez
es un acto de amor hacia nosotros mismos.
El principal valor de la honestidad está en que cualquier cosa que demos en
la vida la recibiremos de vuelta. La ley de causa y efecto siempre opera a todos
los niveles. Si menospreciamos o juzgamos a otras personas, también nosotros
seremos juzgados. Si siempre estamos enfadados, entonces encontraremos
enfado dondequiera que vayamos. El amor que nos tenemos a nosotros mismos
nos mantiene en armonía con el amor que la vida nos tiene reservado.
Imaginemos, por ejemplo, que acaban de entrar a la casa. ¿Pensamos
inmediatamente que somos unas víctimas? « ¡Han entrado a robar en la casa!
¿Quiénes nos has hecho esto?» La sensación que tenemos es espantosa y
desoladora cuando nos pasa algo así; pero, ¿nos detenemos un momento a
pensar cómo y por qué hemos atraído esa experiencia?
Asumir la responsabilidad de crearnos las propias experiencias no es una
idea que estemos dispuestos a aceptar siempre, tal vez sólo algunas veces. Es
mucho más fácil echar la culpa a algo que está fuera de nosotros, pero
comprendamos que no puede haber crecimiento espiritual mientras no
reconozcamos que fuera de nosotros hay poca cosa de valor, que todo viene de
adentro.
Cuando tengamos o experimentemos algún tipo de pérdida, la primera
pregunta que debemos hacernos es: «¿A quién le hemos robado últimamente?".
Si recordamos una ocasión en que cogimos algo y luego pensamos en lo que
acabamos de perder, la relación entre las dos experiencias puede servir para
abrirnos los ojos. Cuando cogemos algo que no es nuestro, casi siempre
perdemos algo de mayor valor. Podríamos coger dinero o algún objeto y después
perder una amistad. Si le robamos a un amigo, tal vez podríamos perder el
empleo. Si robamos sellos o bolígrafos de la oficina, podríamos perder un bus o
faltar a una cita para cenar. Las pérdidas casi siempre nos dañan en un aspecto
importante de nuestra vida.

68
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Es lamentable que muchas personas roben cosas a empresas grandes,


grandes almacenes, restaurantes u hoteles, etcétera, justificándose con el hecho
de que estas empresas pueden permitírselo. Este tipo de justificación no
funciona; la ley de causa y efecto continúa operando para cada uno de nosotros.
Si robamos algo, perdemos algo. Si damos, recibimos. No puede ser de otra
forma.
Si en nuestra vida hay muchas pérdidas o muchas cosas que van mal,
podríamos examinar de qué formas robamos nosotros. Algunas personas que
jamás soñarían siquiera con robar cosas, se sienten con todo el derecho de robar
tiempo, honor o autoestima a otras personas. Cada vez que hacemos sentir
culpable a alguien le estamos robando su sentido de valía personal. Para ser
verdaderamente honrados en todos los aspectos, necesitamos examinamos
profundamente con el fin de llegar a conocernos a nosotros mismos.
Cuando cogemos algo que no nos pertenece, lo que hacemos en realidad es
decirle al Universo que no nos sentimos dignos de ganarlo, no somos capaces, no
valemos demasiado, o queremos que nos roben, o que no haya suficiente a
nuestro alrededor. Creemos que tenemos que robar y arrebatar para obtener
nuestros bienes. Esta creencia se transforma en un verdadero muro que nos
aprisiona y nos impide experimentar la abundancia y la alegría en nuestra vida.
Las creencias negativas no son la realidad de nuestro ser. Somos seres
magníficos y nos merecemos lo mejor. Hay en abundancia en nuestro planeta.
Nuestro bien siempre nos llega por razón de la conciencia. El trabajo que
hacemos en la conciencia es siempre el de refinar lo que decimos, pensamos y
hacemos. Cuando comprendemos claramente que nuestros pensamientos crean
nuestra realidad, entonces usamos nuestra realidad como un mecanismo de
respuesta que nos diga cuál es el próximo cambio que necesitamos hacer. Ser
absolutamente honrados, hasta el último alfiler, es una elección que hacemos por
amor a nosotros mismos. La honestidad nos sirve para que nuestra vida
transcurra con mayor facilidad y sin baches.
Si vamos a una tienda y no nos cobran algo que hemos comprado y nos
damos cuenta, es nuestro deber espiritual decirlo. Si nos damos cuenta en ese
momento, digámoslo. Si no lo advertimos o nos damos cuenta al llegar a casa o
dos días después, entonces es diferente, aunque debemos regresar y pagarlo
después.
Si la deshonestidad desarmoniza nuestra vida, imaginemos lo que pueden
crear el amor y la honestidad. El bien que hay en nuestra vida, las maravillosas
sorpresas que tenemos, todo eso también lo hemos creado. Cuando miremos
dentro de nosotros con honestidad y amor incondicional, descubriremos muchas
más cosas sobre nuestro poder. Lo que podemos aprender a crear con nuestra
conciencia tiene muchísimo más valor que cualquier cantidad de dinero que
pudiéramos robar.

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7. EL MODELO DE VIDA BASADO EN PRINCIPIOS18


Debemos examinar el cristal o la lente a través de los cuales vemos el
mundo tanto como el mundo que vemos, y que ese cristal da forma a nuestra
interpretación del mundo. Si queremos cambiar una situación, debemos primero
cambiar nosotros mismos. Y para poder cambiar nosotros efectivamente,
debemos primero cambiar nuestras percepciones.
La comparación social como motivación no está de acuerdo con nuestros
valores más profundos y conduce a un amor condicionado, reduce el sentido de
los propios méritos. Es mejor centrar los esfuerzos en nosotros mismos. En lugar
de tratar de cambiar al otro, es mejor procurar apartarse —tomar distancia
respecto de él— y esforzarnos por percibir su identidad, su individualidad, su
condición independiente y su valor personal, para a nuestros seres queridos en
los términos de su propia singularidad. Ver dentro de ellos su potencialidad que
da sus frutos a su propio ritmo. Decidir relajarse y apartarse de su camino, para
que emerja su propia capacidad. Nuestro rol consiste en afirmarlo, disfrutarlo y
valorarlo.
Todos tenemos muchos mapas en la cabeza, que pueden clasificarse en dos
categorías principales: mapas del modo en que son las cosas, o realidades, y
mapas del modo en que deberían ser, o valores. Con esos mapas mentales
interpretamos todo lo que experimentamos. Pocas veces cuestionamos su
exactitud; por lo general ni siquiera tenemos conciencia de que existen.
Simplemente damos por sentado que el modo en que vemos las cosas
corresponde a lo que realmente son o a lo que deberían ser. Estos supuestos dan
origen a nuestras actitudes y a nuestra conducta. El modo en que vemos las
cosas es la fuente del modo en que pensamos y del modo en que actuamos.
Tratar de cambiar nuestras actitudes y conductas es prácticamente inútil a
largo plazo si no examinamos los paradigmas básicos de los que surgen esas
actitudes y conductas. Todos tendemos a pensar que vemos las cosas como son,
que somos objetivos. Pero no es así. Vemos el mundo, no como es, sino como
somos nosotros o como se nos ha condicionado para que lo veamos. Cuando se
ve de otro modo, se piensa de otra manera, también se siente de otra manera, y
se comporta de otra manera. Para ver de otro modo se tiene que ser diferente.
Crear un nuevo paradigma. Ser es ver en la dimensión humana. Y lo que vemos
está altamente interrelacionado con lo que somos. No podemos llegar muy lejos
en la modificación de nuestro modo de ver sin cambiar simultáneamente nuestro
ser, y viceversa.
Una de las formas efectivas de trabajar constantemente nuestra formación
es empezar con el fin en mente consistente en elaborar un enunciado de la
misión, filosofía o credo personal y familiar, el cual se centra en lo que uno quiere

18
Las ideas de este capítulo son tomadas y adaptadas de: COVEY R., Stephen. ¨Los 7 Hábitos de la Gente Altamente
Efectiva¨, La revolución ética en la vida cotidiana y en la empresa. Buenos Aires - Barcelona – México. Paidós. Publicado
en inglés por Simón and Schuster, Nueva York. Traducción: Jorge Piatigorsky. ISBN 950-12-9000- 1ª edición, I959, 1ª -
edición com/itidn, 1997; 11ª-reimpresión, 2003. Páginas 20, 64, 75, 82, 176.

70
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

y/o queremos ser y hacer, y en los valores o principios que dan fundamento a ese
ser y hacer.
El texto aquí trabajado contiene las ideas preliminares que constituirán la
base de la Carta Magna, la Constitución Familiar y/o Personal, la Misión y Visión o
el enunciado básico (como queramos llamarlo) que dirigirá todo nuestro actuar –
comportamientos, actividades, actitudes, conductas, acciones- y en todos los
ámbitos de nuestra vida –familiar, social, laboral, individual –privado o público-,
sea en el orden físico y corporal, mental, emocional y espiritual.
Esto, permitirá que ninguno de nosotros estemos al garete (manipulación,
maniobra, manejo, control, mando, dirección) de las circunstancias, las
situaciones, roles –padre, hijos, cónyuge, profesional, miembro, organización,
empresa, sociedad- y/o las personas.
Intentemos hacer un ejercicio de autoconciencia: mirémonos a sí mismos
casi como si fuéramos otra persona; luego, intentemos ahora otra cosa:
Pensemos en el estado de ánimo en el que nos encontramos. ¿Podemos
identificarlo? ¿Qué estamos sintiendo? ¿Cómo se describiría este presente estado
mental? Pensemos ahora durante un minuto sobre cómo está trabajando la
mente. ¿Es rápida y despierta? ¿Se siente dividido entre practicar este ejercicio
mental y conjeturar lo que se pretende con él? Autoconciencia es entonces, la
aptitud para pensar en los propios procesos de pensamiento. Ésta es la razón de
que el hombre posea el dominio de todas las cosas del mundo y de que pueda
realizar progresos significativos. No somos nuestros sentimientos. No somos
nuestros estados de ánimo. Ni siquiera somos nuestros pensamientos. La
autoconciencia nos permite distanciarnos y examinar incluso el modo en que nos
«vemos»: ver el paradigma de nosotros mismos, que es el más fundamental para
la efectividad. Afecta no sólo a nuestras actitudes y conductas, sino también al
modo en que vemos a las otras personas. De hecho, mientras no tengamos en
cuenta cómo nos vemos a nosotros mismos (y cómo vemos a los otros) no
seremos capaces de comprender cómo ven los otros y qué sienten acerca de sí
mismos y de su mundo. Sin conciencia, proyectaremos nuestras propias
intenciones sobre su conducta, y al mismo tiempo nos consideraremos objetivos.
Los principios, estarán enunciados en forma de ideas afirmativas,
emergidas del Ser y la Conciencia, cuyas fuentes tienen que ver con la sabiduría
universal. Son cosmovisiones que vienen desde la antigüedad y que confluyen en
puntos de vista comunes (psicológico, autoayuda, religioso, esotérico, filosofía…)
que nos pueden ayudar en el Despertar de nuestras conciencias –o como
queramos llamarlo: chispa divina, sexto sentido, el Ser, Cristo íntimo,
corazonada, intuición, cosquilleo, gran fuerza universal, el cósmico, Dios, el
Absoluto, Uno, la Vida-.
Antes de consolidarlos, es imprescindible e importante tenerlos claros en su
contenido y precisión (aunque esto puede irse logrando en el transcurso de toda
la vida, pues bien se sabe que ellos no están sujetos al cambio de épocas o
situaciones, por el contrario, la diversidad y las transformaciones sociales y
temporales e históricas, lo que les dan es madures y claridad); por eso tenemos
que ponerlos sobre la mesa de la tranquilidad –la mesita tiene tres patitas o

71
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

soportes los cuales debemos articular como una unidad, ellos son: lo que
pensamos y lo que sentimos como personas, en un cuerpo dentro de entornos
naturales y sociales-; para eso, se requiere leer y estudiar concienzudamente y
con plena conciencia, muy bien ubicados, es decir que cuando abordemos esta
lectura, lo hagamos de forma integrada, con el cuerpo físico, el pensamiento y el
sentimiento.
De esta lectura reflexionada, es urgente no dejar pasar nada, por lo cual se
requiere con prioridad expresar todo lo que se piense y se sienta a este respecto:
dudas, inquietudes, preguntas, contradicciones, desacuerdos, ambigüedades,
confusiones, precisiones, redacción, afirmaciones, claridades, anexos, vacíos,
sentimientos de cualquier orden, solicitudes, aportes, agregar otros, plantear
situaciones… Se solicita que cualquiera de estos aspectos se tengan presentes
para manifestarlos en las reuniones y plenarias de la familia, aunque para evitar
que se esfume y se pierda esa sensación o idea que surge en el momento de la
lectura, es recomendable y necesario para bien de todos nosotros que se escriba
y se anote o se registre en las hojas en blanco anexas a este documento.

―No hay en todo el mundo un triunfo verdadero que


pueda separarse de la dignidad en el vivir‖.
David Starr Jordán

El enunciado de la misión o «constitución familiar y/o personal», en lo


fundamental nunca cambia. Es el documento que nos comprometemos a seguir y
que se jura defender y respaldar. Establece el criterio para actuar y es el cimiento
y punto de referencia que permite sobrellevar traumas y conflictos importantes.
Es la norma escrita, el criterio clave con referencia al cual todo se evalúa o dirige.
Se basa en principios correctos, en verdades evidentes por sí mismas. Esos
principios le otorgan una fuerza intemporal (sin tiempo), incluso en medio de la
ambigüedad y el cambio sociales. Es una base para tomar las decisiones
importantes acerca de la orientación de la vida, y también las decisiones
cotidianas en medio de las circunstancias y emociones que nos afectan. Otorga la
misma fuerza intemporal en medio del cambio.
Las personas no pueden vivir en el cambio si en su interior no persiste un
núcleo invariable. La clave de la capacidad para cambiar es una idea constante de
lo que uno es, de lo que persigue y de lo que valora. Con el enunciado de la
misión, podemos fluir al ritmo del cambio. No necesitamos preconcepciones o
prejuicios. No necesitamos calcularlo todo en la vida, estereotipar o clasificar todo
y a todos para modelar la realidad.
Nuestro ambiente personal también está cambiando a ritmo acelerado. Ese
cambio rápido es un clavo ardiendo en las manos de muchas personas que
sienten que no pueden manejarlo, que no pueden afrontar con éxito la vida. Se
vuelven reactivas y en lo esencial se rinden, confiando en que las cosas que les
sucedan habrán de ser buenas. Pero esto no tiene por qué ser así.
Cuando se ha adquirido ese sentido de misión, se posee la esencia de la
propia proactividad. Estamos en posesión de los valores que dirigen nuestra vida,

72
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

de la dirección básica en virtud de la cual establecemos nuestras metas a corto y


largo plazo. Contamos con el poder de una constitución escrita basada en
principios correctos, que permite evaluar efectivamente todas las decisiones
concernientes al uso más efectivo del tiempo, del propio talento y energía.
Lo que haya en el centro de nuestra vida será nuestra fuente de seguridad,
guía, sabiduría y poder.

Seguridad. Representa nuestro sentido de la valía, nuestra identidad,


nuestra base emocional, nuestra autoestima, nuestra fuerza Personal básica.
Guía. Es la fuente de dirección en la vida, circunscrita por nuestro mapa
(nuestro marco de referencia interno que nos interpreta lo que sucede afuera);
están las normas, principios o criterios implícitos que día tras día gobiernan
nuestras decisiones y acciones.
Sabiduría. Es nuestra perspectiva de la vida, nuestro sentido del equilibrio,
nuestra comprensión del modo en que se aplican los diversos principios y partes,
y de las relaciones que establecen entre sí. Abarca el juicio, el discernimiento, la
comprensión. Es una unidad, un todo integrado.
Poder. Es la capacidad o facultad de actuar, la fuerza y potencia para
realizar algo. Es la energía vital para elegir y decidir. Incluye también la
capacidad para superar hábitos profundamente enraizados y cultivar otros
superiores, más efectivos; es nuestra voluntad decidida y activa.

Estos cuatro factores (seguridad, guía, sabiduría y poder) son


interdependientes. La seguridad y la guía clara otorgan verdadera sabiduría, y la
sabiduría se convierte en la chispa o el catalizador que libera y dirige el poder.
Cuando esos cuatro factores están presentes juntos, armonizándose y
vivificándose entre sí, dan origen a la gran fuerza de una personalidad noble, un
carácter equilibrado, un individuo hermosamente integrado.
Estos factores de sustentación subyacen en todas las dimensiones de la
vida. Y en ningún caso se trata de cuestiones excluyentes. En el límite inferior, los
cuatro factores son débiles. Básicamente dependemos de las circunstancias o de
otras personas; cosas sobre las que no tenemos ningún control directo. En el
límite superior el control es nuestro. Tenemos una fuerza independiente y la base
para relaciones ricas e interdependientes.
Nuestra seguridad está en algún punto entre la inseguridad extrema (donde
nuestra vida se ve azotada por todas las fuerzas volubles que actúan sobre ella) y
un sentido profundo de la valía intrínseca y la seguridad personal, en el otro
extremo. La guía varía entre la dependencia del espejo social u otras fuentes
fluctuantes e inestables, en un extremo, y la fuerte dirección interior en el otro.
La sabiduría cae en algún punto existente entre un mapa por completo inexacto
en el que todo aparece distorsionado y nada armoniza, por un lado, y por el otro
un mapa de la vida completo y exacto en el que todas las partes y principios
están adecuadamente relacionados entre sí. Al poder que uno tiene le co-
rresponde un punto entre la inmovilización o la condición de marioneta movida

73
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

por algún otro, y la alta proactividad, la capacidad de actuar en concordancia con


los propios valores, sin «ser actuado» por otras personas y por las circunstancias.

7.1. NUESTRO PROPIO ENUNCIADO

Por lo general, al interior de nuestras familias u organizaciones nos hemos


desenvuelto sobre la base de crisis, estados de ánimo, arreglos transitorios y
gratificaciones instantáneas, y no en principios sanos. Los síntomas suben a la
superficie cada vez que crecen la presión y la tensión: las personas nos volvemos
críticos, cínicos o silenciosos, o bien empezamos a vociferar, refunfuñar, gritar o a
presentar reacciones exageradas, violentas y agresivas. Los niños que observan
esos tipos de conducta crecen pensando que los únicos modos de resolver los
problemas son la lucha o la evasión.
El núcleo de toda familia es lo que no cambia, lo que siempre estará allí: los
valores y principios extraídos, compartidos y redactados en un enunciado en la
misión de la familia, es dar expresión a esos verdaderos cimientos. Ese enunciado
se convierte en la constitución de la familia, su norma, el criterio para la
evaluación y la toma de decisiones. Le otorga continuidad y unidad, así como
dirección. Cuando los valores individuales se armonizan con los de la familia,
todos sus miembros trabajan juntos con fines comunes profundamente sentidos.
El hecho mismo de escribir y redefinir un enunciado de la misión se
convierte en un modo clave de mejorar la familia. Al obtener la contribución de
cada uno de los miembros de la familia, redactar, recoger comentarios, revisar y
utilizar las expresiones de todos, logramos que la familia se comunique y
hablemos sobre lo que nos interesa profundamente a todos. Los mejores
enunciados son el resultado de la reunión de los miembros de la familia con
espíritu de respeto mutuo, con sus diferentes puntos de vista, y un trabajo en
común para crear algo más grande que lo que cualquiera de los individuos podría
hacer por sí solo. La revisión periódica para ampliar la perspectiva, cambiar el
énfasis o el rumbo, enmendar o dar un nuevo significado a frases desgastadas
por el tiempo, puede mantener a la familia unida en torno a valores y propósitos
comunes.
El enunciado de la misión se convierte en el marco de referencia para
pensar y gobernar la familia. Cuando llegan los problemas y las crisis, allí está la
constitución que recuerda a los miembros de la familia cuáles son las cosas más
importantes, y orienta la resolución de problemas y la toma de decisiones
basadas en principios correctos.
Una vez definida dicha constitución, se buscara el mejor lugar de la casa
para colgar el enunciado en la pared, de modo que se pueda echarle una mirada
y controlarse entre todos diariamente.

Metas, tareas y/o actividades. Las frases que leemos sobre los «ecos del
amor en nuestro hogar, el orden, la independencia responsable, la cooperación, la
utilidad, la satisfacción de las necesidades, el desarrollo de los talentos, mostrar
interés por los talentos de los otros, y servir a los demás» nos proporcionan

74
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

algunos criterios para saber en qué lugar nos encontramos en lo que se refiere a
aquello que más nos importa como familia.
Cuando planificamos nuestras metas y actividades familiares, decimos: «A
la luz de estos principios, ¿cuáles son las metas con las que vamos a trabajar?
¿Cuáles son nuestros planes de acción para alcanzar las metas y actualizar esos
valores?».
Tenemos que revisar el enunciado con frecuencia y reelaboraremos metas y
tareas dos veces por año, (diciembre y julio), para que reflejen la situación en
términos reales, para mejorarla y fortalecerla. Ello nos dará nuevas fuerzas,
vuelve a comprometernos con aquello en lo que creemos y que representamos.

La redacción: Cuando penetramos profundamente en nosotros mismos en


nuestros paradigmas básicos, para ponerlos en armonía con principios correctos,
creamos al mismo tiempo un centro efectivo que nos da poder y una óptica clara
a través de la cual podemos ver el mundo. No inventamos sino que detectamos
nuestra misión en la vida. Todos tenemos un monitor o sentido interno que nos
permite percatarnos de nuestra singularidad y de las contribuciones específicas
que podemos realizar. En palabras de Víctor Frankl: «Toda persona tiene su
propia misión o vocación específicas en la vida... En ellas no puede ser
reemplazada, ni su vida puede repetirse. De modo que la tarea de cada uno es
tan única como su oportunidad específica para llevarla a cabo». Nuestro
significado viene de adentro. El hombre no debe preguntar cuál es el significado
de su vida, sino reconocer que él mismo es el interrogado. Cada hombre es
interrogado por la vida, y sólo puede responder a la vida respondiendo por su
propia vida; a la vida sólo puede responderle siendo responsable».
El enunciado requiere una introspección profunda, un análisis cuidadoso,
una expresión meditada, y a menudo muchos borradores, hasta llegar a la forma
final. El proceso es tan importante como el producto. Escribirlo y revisarlo
periódicamente es algo que efectúa cambios en nosotros al obligarnos a pensar
en nuestras prioridades con profundidad y cuidado. Al hacerlo, otras personas
empiezan a sentir que no estamos a merced de lo que nos sucede. Uno tiene un
sentido de misión acerca de lo que está tratando de hacer, y ello entusiasma y
motiva para su continuidad.

7.2. POSIBLES ACTIVIDADES

Visualizarse lo que podría estar haciendo o cómo podría estar viviendo dentro
de 5, 10 o más años. Redacte y describa realmente cómo se vería en ese tiempo:
es recomendable ser lo más específico y preciso posible. Puede incluso ayudarse
de imágenes y/o diagramas. En este mismo ámbito, puede mirarse en sus bodas
de plata y después sus bodas de oro. Trate de captar la esencia de la relación
familiar que quiere crear por medio de su dedicación cotidiana durante períodos
de veinticinco y cincuenta años. También puede hacerse en el momento de la
jubilación –o en el momento de gozar de una libertad financiera y económica-.
¿Qué aportaciones, qué logros querrá haber realizado en su campo, profesión u

75
Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

oficio? ¿Qué planes se tienen para después de jubilarse? ¿Iniciará una segunda
carrera, se dedicará con mayor tiempo en el hobbie que viene haciendo, o se
dedicará a algo que siempre quiso emprender pero que por diversas
circunstancias no ha podido hacerlo?
Ampliemos nuestros pensamientos. Hay que visualizarlo todo con riqueza de
detalles, abarcando tanto sentimientos como emociones y tanto como resulte
posible. Implicar en ello todos los sentidos que se pueda. Por ejemplo,
suponiendo que sólo queda un tiempo corto de vida –semanas, meses-, podría
visualizarse ¿cómo se pasaría este tiempo?
Hay algunas técnicas que, empleando la imaginación, pueden ponernos en
contacto con nuestros valores y principios. Cuando las personas intentan
seriamente identificarse con lo que en realidad más les importa en sus vidas, lo
que realmente quieren ser y hacer, se vuelven muy reverentes. Su pensamiento
empieza a ir más allá del día de hoy y el día de mañana. Se trata de un proceso
que consiste en mantener en mente la propia visión y los propios valores, y en
organizar la vida para que sea congruente con las cosas más importantes de
nuestras vidas.
Otra actividad es identificar las diversas áreas de la vida y los dos o tres
resultados importantes que creemos se tiene que conseguir en cada área para
avanzar; de este modo, se tendrá una perspectiva general de la vida y un sentido
de dirección y de sentido.
Recordar el uso de las afirmaciones que contribuyen a la solidez de lo que
queremos. Una buena afirmación tiene cinco características básicas: es personal,
positiva, está en tiempo presente, es visual y emocional. De modo que se podría
escribir algo como: «Sería profundamente satisfactorio (aspecto emocional) para
mí (aspecto personal) responder a partir de ahora (tiempo presente) con
sabiduría, amor, firmeza y autocontrol (aspecto positivo) cuando mis hijos se
portaran mal». En lugar de vivir los guiones que inscribieron en mí otras
personas, la sociedad, mi herencia genética o mi ambiente, ―viviré el guión que
yo mismo haya redactado a partir de mi propio sistema de valores, que yo mismo
haya elegido‖.
Antes de cualquier tarea, de una presentación, socialización, un encuentro
difícil o del desafío cotidiano de alcanzar una meta, es importante verse con
claridad y vividez, de modo inexorable, una y otra vez. Puede crearse una «zona
cómoda» en nuestro interior. Después, cuando entre en la situación, no resultará
extraña. No nos provocará temor, sino un relajamiento cómodo y rápido.
Las técnicas de visualización y afirmación surgen naturalmente de un
fundamento mental bien conocido, a través de propósitos y principios que pasan
a ser el centro de la vida individual. Son extremadamente poderosas para
reescribir los guiones y la reprogramación, para sellar un compromiso profundo
con ciertos propósitos y principios, en la mente y el corazón. Todas las religiones
perdurables de la sociedad se basan en los mismos principios y prácticas
esenciales, revestidos con diferentes lenguajes semejantes: meditación, oración,
alianzas, mantrams, cultos, ritos, estudio de escrituras, empatía, compasión y
muchas formas diferentes del uso de la conciencia y la imaginación.

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Guiarse por Principios Luis Hernando Mutis Ibarra

Tomarse unos momentos y describir por escrito nuestros roles –hijo, padre,
compañero, cónyuge, miembro, profesional, obrero, dirigente, líder, ayudante,
colaborador- tal como los vemos y los ejercemos. ¿Estamos satisfechos con esa
imagen de nuestra vida?
Dedicar tiempo a aislarse completamente de las actividades diarias y empezar
a trabajar y escribir sobre el enunciado de la misión personal, familiar y/o
institucional.
Inicie una colección de notas –apuntes, bocetos-, citas e ideas que tal vez
pueda usar cuando redacte su enunciado de la misión personal. Recordemos que
las ideas son como las estrellas fugaces, aparecen y desaparecen al momento,
por lo que es recomendable atraparlas registrándolas en cualquier objeto; no por
muy sencilla y clara que aparezca significa que lo mantendremos en nuestra
mente. Por lo general, cuando desaparecen ya no se recupera.
Identifique un plan o proyecto que deberá afrontar en un futuro próximo, y
aplique el principio de la creación mental. Escriba los resultados que desea
obtener, y los pasos que conducirán a esos resultados.
Comparta con su familia o con su grupo de trabajo los valores y principios
clarificados, y proponga iniciar un proceso conjunto de elaboración de un
enunciado de misión para todos.

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