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Cuando la radiación emitida por un elemento radiactivo, como el radio (Ra), por ejemplo, es sometida a la

acción de un campo magnético se separan tres tipos de radiación, una con carga positiva, otra con carga
negativa y una sin carga.
El estudio de las propiedades de estos tres tipos de radiación llevó a describir las radiaciones alfa, beta y
gamma.

La Radiación Alfa

Es la emisión de una partícula alfa del núcleo de un átomo. Una partícula contiene 2 protones y 2
neutrones y es similar a un núcleo de He.

Cuando un átomo emite una partícula , su masa atómica disminuirá cuatro unidades (ya que se pierden
2 protones y 2 neutrones) y el número atómico (z) disminuirá 2 unidades.

Se dice que el elemento se “transmuta” en otro elemento que es 2 z unidades más pequeño.

Un ejemplo de una transmutación tiene lugar cuando el uranio decae hacia el elemento torio (Th),
emitiendo una partícula alfa, tal como se ve en la siguiente ecuación:

La Radiación Beta ( ) es la transmutación de un neutrón (seguido de la emisión de un electrón del


núcleo del átomo). Cuando un átomo emite una partícula , la masa del átomo no cambiará (puesto que
no hay cambio en el número total de partículas nucleares); sin embargo, el número atómico aumentará 1
(porque el neutrón se transmutó en un protón adicional). Un ejemplo es la emisión por el carbono-14, un
isótopo del carbono. Evidentemente como cambia el número atómico la naturaleza del elemento también
cambia.

La Radiación Gamma ( y ) corresponde a la emisión de energía electromagnética (similar a la energía


proveniente de la luz) del núcleo de un átomo. Ninguna partícula es emitida durante la radiación gamma,
y por consiguiente, esta no provoca, por sí misma la transmutación de los átomos.
Sin embargo, la radiación y es emitida generalmente durante, y simultáneamente, a la disminución
radioactiva o

La radiación por su gran tamaño, es la más lenta y es posible detenerla incluso con una hoja de papel,
pero debido a su carga, tiene un fuerte efecto ionizante.

Las partículas por su mayor velocidad y mucho menor masa, solo son detenidas por una lámina de
aluminio o una gruesa placa de acrílico, pero aun cuando penetran más tienen un efecto ionizante menor.

La radiación y por su parte, al carecer de masa, se desplaza a la


velocidad de la luz y debido a la poca interacción que tiene con los
átomos que componen la materia, puede atravesar casi cualquier
material. Solo una gruesa placa de plomo puede detener esta radiación.

Reacciones Nucleares
En una reacción nuclear un núcleo inestable, llamado núcleo padre, emite radiaciones de manera
espontánea, convirtiéndose en un núcleo más estable de un elemento diferente, llamado núcleo hijo. Las
reacciones nucleares dependen de la proporción de neutrones y protones que contenga el núcleo, así como
del tamaño de este.

Por ejemplo, un núcleo de gran tamaño en que las fuerzas de repulsión entre los protones ponen en
peligro la estabilidad del átomo, tenderá a emitir radiación alfa. Al liberar partículas alfa, constituidas por
dos protones y dos neutrones, los núcleos disminuyen su tamaño y aumentan su estabilidad.
En el caso que un átomo tenga un exceso de neutrones, requerirá aumentar el número de protones, lo que
podrá lograr convirtiendo neutrones en protones, liberando radiación beta, fenómeno asociado a la
emisión de electrones.

*Nótese que estos electrones son emitidos por el núcleo y nada tienen que ver con los electrones que se
encuentran ocupando los orbitales y que dependiendo de su ubicación, dan cuenta de las propiedades
químicas del elemento.

Por último, si el núcleo tiene un exceso de protones deberá convertir algunos de ellos en neutrones. Se
postula que este proceso transcurre, a través de la liberación de un positrón. Esta partícula es idéntica a un
electrón, pero de carga positiva. Se trata de radiación beta positiva.

Cómo nos afectan los distintos tipos de radiación Como producto de sus propiedades distintivas, las
radiaciones alfa, beta y gamma tienen distintos efectos sobre la materia viva.

Las primeras son las menos dañinas si nos exponemos a una fuente externa de ellas, ya que, en general,
no serán capaces de cruzar más allá de las capas superficiales de la piel.

Por el contrario, si ingerimos el emisor alfa y este se distribuye por nuestro cuerpo, la interacción de las
partículas alfa con las moléculas orgánicas que constituyen nuestros tejidos y con el agua producirán
graves daños, al generar radicales libres o destruir directamente los distintos componentes celulares.

La radiación beta, con un mayor poder de penetración y una longitud de onda muy corta, también tiene un
gran poder ionizante, aun cuando mucho menor que el de la radiación alfa.
Su efecto será mucho más profundo y dependiendo de la velocidad de la partícula y de la naturaleza del
emisor, puede ser muy dañina para los diversos componentes celulares.
La radiación gamma, por su parte, es de mucho menor longitud de onda y al no tener una partícula
asociada, puede penetrar y traspasar nuestro cuerpo con extraordinaria facilidad.

Aunque su poder ionizante es mucho menor, debido a su larga trayectoria al interior de nuestro
organismo, puede generar un daño importante a diversas moléculas orgánicas, entre ellas, el ADN.
Por lo mismo, todas las radiaciones ionizantes pueden, en mayor o menor grado, producir alteraciones en
el material genético de las células, conduciéndolas, en la mayoría de los casos, a la muerte, y en
ocasiones, transformándolas en células tumorales que proliferan de manera descontrolada.

Las Reacciones Nucleares Artificiales


Mientras que muchos elementos experimentan decaimiento radioactivo naturalmente, las reacciones
nucleares puede también ser estimuladas artificialmente. Hay dos tipos de reacciones nucleares
artificiales:
a) La Fisión Nuclear: Reacción en la cual el núcleo de un átomo pesado se divide en partes más
pequeñas, soltando una gran cantidad de energía en el proceso.

Comúnmente, esto ocurre al 'lanzar' un neutrón contra el núcleo de un átomo. La energía del neutrón, en
forma de 'bala', provoca la división del blanco en dos (o más) elementos, que son menos pesados que el
átomo original.

Por ejemplo, si se dispara un neutrón contra un átomo de uranio-235, su núcleo puede fragmentarse en un
núcleo de bario-139 y uno de kriptón-94, o bien, en uno de antimonio-133 y uno de novio-101.

Cualquiera sea el producto de la fisión del uranio –235, durante el proceso, se liberaran neutrones, que
muy probablemente chocarán con núcleos de U-235 vecinos, los que pueden estimular la fisión de estos
átomos y empezar una reacción en cadena nuclear autónoma.

Esta reacción en cadena es la base del poder nuclear. A medida que los átomos de uranio siguen
dividiéndose, la reacción libera una significativa cantidad de energía.

El calor liberado durante la reacción puede ser recogido y usado para generar energía eléctrica.

b) La Fusión Nuclear: Reacción en la que dos o más núcleos ligeros se fusionan para formar un núcleo
más pesado, liberando una enorme cantidad de energía en este proceso.
Un buen ejemplo es la fusión de dos isótopos de hidrógeno pesado (deuterio: H2 y tritio: H3) para formar
un núcleo de helio.
Las reacciones de fusión liberan enormes cantidades de energía y son, comúnmente, referidas como
reacciones termonucleares. El sol, así como el resto de las estrellas son en realidad enormes reactores de
fusión. Las estrellas son esencialmente gigantes bolas de gas de hidrógeno bajo tremenda presión, debido
a las fuerzas gravitacionales. Las moléculas de hidrógeno son fusionadas en helio y elementos más
pesados dentro de las estrellas, soltando energía que recibimos como luz y calor.

Relaciones masa energía en las reacciones nucleares Durante las reacciones químicas se desprenden
cantidades de energía que, comparadas a las producidas durante los procesos de fisión y fusión nuclear,
son casi despreciables.

Durante la combustión de un mol de metano, por ejemplo, el delta E de la reacción es de


– 8,9 x J, mientras que el cambio en la masa es prácticamente imperceptible, cumpliéndose la ley de
conservación de la masa.

Si, por el contrario evaluamos el delta E, asociado a la desintegración de un mol de


Uranio-238, este es de – 4,1 x J, es decir, superior a un millón de veces más energía que en la
combustión del metano, en tanto su masa experimenta una disminución de –0,0046 g. Toda esa materia se
convirtió en energía, según la relación descrita por Einstein: E = .

El poder destructivo de la fisión nuclear Como hemos visto, la fisión nuclear es un proceso que, una vez
iniciado, puede propagarse, si existe una cantidad suficiente de material radiactivo para interactuar con
los neutrones liberados.

La masa mínima de material fisionable requerida para generar una reacción nuclear en cadena se
denomina masa crítica.

Estos conocimientos permitieron a los Estados Unidos producir bombas atómicas: artefactos de
destrucción que consisten en fragmentos de uranio-235 de masa subcrítica, colocados de manera
concéntrica en torno a un generador de neutrones. Un explosivo convencional incluido en la bomba une
los fragmentos en torno al emisor de neutrones, superando la masa crítica y desencadenando una reacción
nuclear en cadena, capaz de liberar, en una fracción de segundo, 8 x J de energía. La misma energía
que liberarían 20 mil toneladas de TNT al explotar.

Una bomba de estas características fue la que estalló sobre Hiroshima, Japón, el 6 de agosto de 1945. Tres
días después una bomba similar, esta vez construida con plutonio-239, estalló sobre Nagasaki.

Las armas atómicas que acumularon durante la guerra fría norteamericanos y soviéticos, harían parecer
juguetes a las bombas arrojadas sobre Japón.

Hoy en día, terminada la guerra fría, el mayor temor en relación a los usos destructivos de la energía
nuclear lo constituye el terrorismo. Tenga presente que un mol de Uranio-235 puede liberar 2 x J de
energía al fisionarse; luego, bastaría un kilo de uranio para fabricar una bomba de potencia equivalente a
las utilizadas contra Japón.

Producción de Energía: Los Reactores Nucleares

Una de las aplicaciones pacíficas de la fisión nuclear es la generación de electricidad, para cuyo efecto se
utiliza el calor producido por una reacción de fisión nuclear controlada.

El combustible nuclear es uranio-235 o plutonio-239. El uranio se utiliza como óxido y contiene un 3 a


4% de uranio-235.

Para hacer más controlada la reacción, el combustible se distribuye en un gran número de varillas, que
permanecen sumergidas en agua, la que actúa como un desacelerador de los neutrones producidos.
Entre las varillas de combustible, se desplazan varillas de cadmio o boro, que absorben los neutrones,
diminuyendo la velocidad de la reacción y evitando, así, el sobrecalentamiento del reactor.

En general, los reactores tienen dos circuitos de agua independientes, de manera


de evitar la contaminación radiactiva del agua utilizada para mover las turbinas.

Una alternativa a los reactores de fisión nuclear es la fusión nuclear.


Como dijimos antes, este procedimiento es significativamente más limpio, ya que produce básicamente
helio como producto del proceso.
El combustible, por su parte, puede ser deuterio, fácilmente obtenible del agua que, de manera natural,
contiene un 0,0015% de este isótopo.

El problema radica en que, para acercar los átomos a las distancias apropiadas y por los tiempos
suficientes para que se fusionen, se requieren temperaturas de millones de grados, lo que hace imposible
el diseño de contenedores que resistan estas condiciones extremas y por consiguiente, la fabricación de
reactores que funcionen con esta tecnología.

De todas formas, en el área de la investigación, pequeñas cantidades de materia han sido calentadas hasta
el estado de plasma y mantenidas confinadas gracias a campos magnéticos poderosos. Bajo estas
condiciones, los científicos han podido obtener los primeros resultados alentadores en el campo de la
fusión nuclear para fines pacíficos.

Peligros de la energía nuclear Además de los peligros evidentes, asociados al uso bélico de la energía
nuclear, su uso pacífico conlleva algunos peligros que, aunque menores, no pueden ser desconocidos.

Un primer riesgo se relaciona con la operación de los reactores nucleares utilizados en la producción de
energía eléctrica. Aunque la mayoría cuenta con extremas medidas de seguridad, siempre existe el riesgo
que la reacción de fisión se salga de control, produciendo el incendio y explosión del reactor, como
ocurrió en Chernobyl, Bielorrusia, el 26 de abril de 1986, tragedia que constituye, sin duda, el mayor y
más grave accidente nuclear ocurrido en la historia.

Otro riesgo es la emisión a la atmósfera de material radiactivo, como ocurrió en Pensylvania en 1979.

Un segundo aspecto de no menor importancia son los riesgos asociados a los procesos de enriquecimiento
del uranio para producir el combustible radiactivo y el depósito final de los desechos radioactivos
generados por las plantas, los que, generalmente, tienen vidas medias extraordinariamente largas.

Aplicación de los isótopos y de la radiación a la medicina Tanto las radiaciones como los
radioisótopos, son usados en medicina como agentes terapéuticos y de diagnóstico.

Estos elementos radiactivos de uso médico son producidos en los reactores nucleares al bombardear con
neutrones determinados núcleos.

En el diagnóstico, se utilizan estos radio fármacos para el estudio de diversos tejidos y órganos: glándulas
tiroides, hígado, riñones, corazón, pulmones, tracto gastrointestinal, entre otros.
Se trata, generalmente, de trazadores que, incorporados al organismo y dependiendo de su naturaleza, se
depositan en determinados tejidos u órganos, revelando características de su función y estructura.

Un ejemplo es la cintigrafía, un examen de uso corriente que utiliza un trazador radiactivo, el tecnecio-99
meta estable que, una vez inyectado en el torrente sanguíneo, se distribuye en el cuerpo, principalmente
en los huesos y los tejidos en proliferación.

El tecnecio-99 meta estable es un emisor gamma con una vida media corta de tan solo 6 horas, que puede
ser detectado mediante una cámara gamma. El resultado de este examen es una imagen del individuo,
producida por la emisión gamma del tecnecio presente en el cuerpo. El método descrito permite la
detección de procesos neoplásicos, principalmente en los huesos.
El yodo-131 también tiene una importante aplicación en el diagnóstico de alteraciones de la función de la
tiroides, ya que, una vez inyectado, se dirige a esta glándula permitiendo visualizarla mediante los
detectores apropiados.

Otro uso médico importante de la radiactividad es la terapéutica. En este punto la más importante
corresponde a la radioterapia aplicada al cáncer. Con las técnicas nucleares actuales, es posible combatir
varios tipos de cáncer.
Con frecuencia se utilizan tratamientos en base a irradiaciones con rayos gamma, provenientes de fuentes
de Cobalto-60. En ocasiones, pueden también colocarse directamente en el tumor pequeños cilindros
radiactivos que destruyen desde dentro las células neoplásicas.

Aplicación en la Agricultura En la agricultura, son dos las áreas de mayor impacto, por un lado la
utilización de trazadores para evaluar la disponibilidad de nutrientes, la efectividad de pesticidas y abonos
y el impacto ecológico de estos productos. Por otro lado, son cada vez más los alimentos, principalmente
de origen vegetal, que son irradiados con el fin de mejorar su conservación.

Cuando se irradian alimentos, como las papas o las cebollas (procesos permitidos en Chile), se puede
retardar de manera eficiente el deterioro de los mismos, así como evitar que broten durante su
almacenamiento. Lo mismo ocurre con frutillas y frambuesas, que pueden ser conservadas por varias
semanas a temperaturas en torno a los 4 grados Celsius sin que sufran mayores alteraciones, si son
irradiadas con rayos gamma. La irradiación de los alimentos no produce alteraciones perceptibles en ellos
y los alimentos tras ser irradiados no se vuelven radiactivos.

La energía nuclear en Chile En el caso de nuestro país no poseemos reactores nucleares dedicados a la
producción de energía eléctrica. Existen, eso sí, dos reactores nucleares que se dedican básicamente a la
investigación, a la producción de isótopos para fines médicos y de investigación y a la irradiación de
alimentos y material quirúrgico.

Estos dos reactores que corresponden a los Centros de Estudios Nucleares de La Reina y Lo Aguirre, son
administrados por la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), entidad que, además, presta
servicios de capacitación del personal en contacto con materiales radiactivos y gestiona el retiro,
acumulación y eliminación de desechos radiactivos.

Posiblemente, en los años venideros, ante las adversas condiciones de acceso a los combustibles fósiles y
los elevados costos de la construcción de centrales hidroeléctricas, nuestro país deba mirar hacia la
energía nuclear como una solución aceptable para la generación de energía eléctrica.

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