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Hay países que tienen ciencia, y sus funcionarios y empresarios saben muy bien qué
hacer tanto con el conocimiento producido por ellos mismos, como el que se publica
desde cualquier punto del globo, en nuestro país por ejemplo. En cambio nosotros no
hemos logrado desarrollar una visión del mundo ni una ciencia capaz de forjarle a
nuestra sociedad un lugar en dicho escenario. Estamos obcecados con la idea de que el
producto de la ciencia debe ser algo “aplicable”, cuando no “mercable”. No logramos
captar que, como en la gimnasia, en la que una persona se forja a sí misma, el principal
producto de la ciencia es una sociedad que sabe y puede. Ha de ser por eso que nuestra
sociedad no sabe ni puede. Urge modificar nuestros criterios. Si lo
logramos, podremos entregarle a esa sociedad un graduado con mejor condiciones para
entender y resolver nuestros problemas.
Marcelino Cereijido, 2003
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Comunicador social boliviano. Profesor universitario de pre y post grado.
2
“El comunicador silencioso. Aproximación a la investigación en la escuelas de comunicación
en Bolivia”, en Erick Torrico Villanueva (coord.), El estado de la investigación de la
comunicación en Bolivia, La Paz, Azul Editores, 2005, pp. 11-27.
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• la visión escolástica que lleva a repetir (cada vez más internalizada la cultura
del mínimo esfuerzo que se refleja en el copy&paste, incluso con el riesgo de
plagio en trabajos de titulación) en vez de reflexionar y producir;
• el escaso desarrollo de estrategias docentes (“aprender a aprender”,
“aprender haciendo”) para un aprendizaje significativo, y por parte de los
estudiantes el disminuido valor asignado al autoaprendizaje;
• la desconexión entre las distintas materias que componen el área
epistemológica y metodológica;
• la escasa presencia de profesores-investigadores de tiempo completo que
desarrollen la docencia a través de la investigación, y su consecuente
perjuicio en la formación de culturas científicas;
• un conjunto de problemas metodológicos implicados en el examen e
intervención de la realidad entre estudiantes y graduados;
• el manejo limitado de instrumentos metodológicos por parte de los
profesores que les ayude a orientar la práctica investigativa con adecuada
dosis de motivación y conocimiento actualizado;
• la dualidad y exigua complementariedad entre la reflexión teórica y la
práctica investigativa;
• la insuficiente respuesta a las demandas del mercado laboral y a los
problemas y demandas de la sociedad;
• la falta de instancias académicas de fomento a la investigación
comunicacional y la producción intelectual;
• las escuelas de Comunicación que no brindan condiciones óptimas para
realizar y difundir estudios que sirvan de sustento para la discusión y
elaboración de propuestas a los problemas estructurales de carácter social,
político y cultural que vive nuestra sociedad de principios de siglo.
Es por ello que este ensayo brinda algunos aspectos sobre la maravillosa y
sorprendente aventura de comprender y valorar la investigación en comunicación y su
utilidad concreta para el ejercicio del periodismo, desde una articulación central entre
diversos actores: las prácticas académicas de las universidades tanto públicas como
privadas, las demandas laborales de las empresas periodísticas y las necesidades de los
movimientos sociales. Además, intervienen las organizaciones sindicales y gremiales
con sus propias demandas y percepciones, las organizaciones no gubernamentales que
reflejan ciertas aspiraciones ciudadanas, los organismos internacionales con ciertas
agendas y, por supuesto, los estados nacionales que diseñan y aplican normas para el
desarrollo de la actividad periodística, lo que en algunos casos ha supuesto ciertas
tendencias a la censura.
2
un periodista debía, según el investigador argentino, Daniel Prieto Castillo3:
3 “Notas sobre la formación del periodista”, Diálogos de la comunicación, FELAFACS, disponible en:
http://www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epoca/pdf/19-04DanielPrieto.pdf
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Con ello, la práctica periodística se reduce a algunos cursos. Primero había que
comprender la realidad –a través de una teoría macro-social- para cambiarla, pero
¿cómo? Sin duda, hubo un cierto menosprecio por el quehacer periodístico. El “oficio”
perdió valor académico y relevancia social, los elementales medios de expresión oral y
escrita no eran precisamente dominio de los futuros comunicadores y periodistas. Más
bien, se pretendió la formación de estrategas sociales, conductores de grandes proyectos
sociales, gerentes de notables emprendimientos comunicacionales. Lamentablemente,
éstos carecían de las herramientas para diagnosticar y evaluar una situación social
concreta, planificar procesos de intervención comunicacional, diseñar proyectos,
elaborar presupuestos.
Por la década de los años ’80 comienza, a partir de los trabajos que comienzan a
emprender los/as estudiantes y la necesidad de ligar universidad a su trabajo cotidiano,
lo que Prieto llama “comunicación para…” (el desarrollo, la educación, la salud, etc.).
Esta situación conllevó una revaloración de la práctica comunicacional y periodística,
ya que se vislumbró la posibilidad de diversos apoyos, bisagras y cuñas desde nuestro
campo de especialización.
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Mapa de los centros y programas de formación de comunicadores y periodistas en América
Latina y el Caribe, FELAFACS, Lima, 2009.
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1. La región andina se encuentra muy retrasada con respecto a los procesos de
acreditación, desarrollo de los estándares de calidad y la formación de sus do-
centes. Se socializa muy poco el trabajo que se realiza en el campo periodístico y
audiovisual.
2. Se evidencian importantes brechas –en el campo de la investigación y de la
innovación académica– entre las universidades públicas y privadas que imparten
carreras de comunicación y periodismo.
3. No se encuentra un desarrollo importante de programas de postgrado, en los
niveles de maestría y doctorado.
4. Son débiles los vínculos establecidos entre las universidades, el mercado laboral, las
empresas y los organismos de desarrollo.
Al rescate de la investigación
El análisis crítico de lo que existe reposa sobre el presupuesto de que los hechos de la
realidad no agotan las posibilidades de la existencia, y que, por lo tanto, también hay
alternativas capaces de superar aquello que resulta criticable en lo que existe. El
malestar, la indignación y el inconformismo frente a lo que existe sirven de fuente de
inspiración para teorizar sobre el modo de superar tal estado de cosas.
Boaventura de Sousa Santos, 2006
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del mundo que despierta curiosidad en su abordaje. En el caso de la ciencia su propósito
deliberado es la ampliación del conocimiento científico al crear nuevas teorías,
enriquecer o modificar las ya existentes (investigación pura) o, por otro lado, utilizar los
conocimientos para aplicarlos en provecho de la sociedad (investigación aplicada).
Acabo de ver en la prensa el otro día que de una universidad local se graduaron muchos
comunicadores, demasiados diría yo. ¿Es tanta la necesidad del medio para este campo?
Además revisando la formación ideológica de esa universidad me doy cuenta que esos
comunicadores ya tienen un área de trabajo determinado, los medios masivos. (...) ¿Con
qué filosofía o ideología deberían formar las universidades? ¿No está todo comunicador
desde su formación cargado de una ideología dirigida a lo masivo y al consumismo?
Ramiro Muñoz, 2002
5
Nodo50, “La lucha por la definición de la realidad”, en [Internet], http://www.nodo50.org/moc-
carabanchel/documentos/mutirrealidad.rtf, pp.14, 7 de agosto de 2007.
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Daniel Prieto establece cinco puntos que debe incluir una formación básica en
comunicación y periodismo:
1. capacidad de expresión;
2. capacidad de análisis de mensajes;
3. conocimiento de la situación social en que se vive;
4. capacidad de realizar diagnósticos comunicacionales;
5. conocimiento de la estructura y funcionamiento de los distintos medios de
comunicación, con sus implicaciones económicas, políticas y sociales, y sus
posibilidades de uso.
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y contextos históricos determinados de producción, intercambio y utilización de
sentidos. El análisis de esta interacción socio-cultural que asienta realidades es el punto
de partida para cualquier proceso de intervención comunicacional.
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comunicacionales (integración protagónica) mediante actividades académicas y de
extensión. Paralelamente, hay que pensar en la búsqueda de recursos, equipamiento
informático e infraestructura para el cumplimiento del perfil propuesto.
De la apuesta a la propuesta
Ahora planteo algunos retos que debiéramos asumir los profesores para una adecuada
conducción del proceso de investigación en las escuelas de Comunicación, para que el
comunicador sea capaz de planificar, orientar y ejecutar sistemática y planificadamente
proyectos de investigación e intervención comunicacional, con el consiguiente dominio
de los métodos y técnicas pertinentes a la naturaleza de cada problema abordado.
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modelos metodológicos y practicar las recomendaciones brindadas por el profesor en
forma flexible, crítica e inventiva en función de sus objetivos investigativos. Del mismo
modo, el estudiante debe desarrollar competencias comunicativas para elaborar y
transmitir de manera oral y escrita pensamiento científico social y comunicacionalmente
relevante a la coyuntura que se vive en el país, en la región y el mundo.
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