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MOCION

CONCEDE AMNISTIA GENERAL, BAJO LAS


CIRCUNSTANCIAS QUE INDICA, POR LOS DELITOS QUE SEÑALA

Todos sabemos que en Chile ha existido dolor,


violencia, enfrentamiento, terrorismo y violación de los
derechos de las personas. Las víctimas están en todos
los sectores y ninguno se encuentra exento de
responsabilidad.

Sin duda este pasado ha constituido un severo


obstáculo para la paz y reconciliación entre los
chilenos. Tenemos distintas visiones respecto a cuándo
y por qué se perdió en Chile la democracia y la sana
convivencia. Son diferencias importantes y legítimas,
pero son diferencias respecto del pasado. Tenemos
también sólidas y significativas coincidencias respecto
del tipo de sociedad y país que queremos construir en el
futuro. No podemos permitir que las divisiones y odios
del pasado destruyan los acuerdos y potencialidades del
futuro.

Todos sentimos también que existe hoy entre


los chilenos un profundo anhelo de paz y reconciliación.
La tarea de lograrlos constituye un gran desafío, del
presente y del futuro, en que todos los hombres de buena
voluntad estamos comprometidos. La consecución y
mantención de la paz y reconciliación dependerán de
nuestra actitud interior, que vive en la privacidad de
nuestras conciencias, y de nuestra conducta pública, que
transmitimos a los demás.

Los peores enemigos de la paz son la


violencia, la intolerancia, la injusticia y la pobreza.
Para derrotarlas y para progresar, las sociedades
requieren un equilibrio entre la estabilidad, que surge
de los acuerdos sólidos y permanentes en materias
básicas del orden político-institucional y económico–
social, y de la creatividad que surge del pluralismo de
pensamientos y confrontación de ideas. Es este
equilibrio el que se perdió en el pasado y que ahora
estamos intentando recuperar.
Hoy tenemos una oportunidad histórica para
construir, en forma sólida y permanente, un orden
político, económico y social, basado en esos acuerdos
básicos que, junto con dar estabilidad, dan valor y
sentido al pluralismo ideológico.
El futuro está golpeando nuestras puertas.
Hoy debemos educar a la juventud en los valores del
respeto irrestricto a la dignidad de la persona humana,
la libertad, la democracia, la justicia, la tolerancia,
el pluralismo y la paz. Hoy debemos reestablecer una
relación fructífera y respetuosa entre el mundo civil y
militar. Hoy debemos consolidar una democracia moderna
y renovada que respete la libertad y privilegie la
participación de las personas. Hoy debemos fortalecer
un orden económico-social que compatibilice la libertad
con la justicia y que nos permita derrotar la pobreza,
superar el subdesarrollo y proteger la naturaleza. Hoy,
por sobre todo, debemos ser capaces de construir un país
fundado en sólidos valores éticos y morales para impedir
que, junto con el retiro de la pobreza material, se
extiendan las enfermedades de la riqueza sin valores,
como la destrucción de la familia, el materialismo, la
drogadicción, la soledad, la desesperanza y tantas otras
que, a veces, son peores que las enfermedades de la
pobreza.

Pero para alcanzar el éxito en esta tarea, es


indispensable tener verdadera paz y unidad entre los
chilenos, lo que implica ser capaces de superar el
pasado -no olvidándolo, lo cual además es imposible,
sino aprendiendo de sus aciertos y errores-, cerrar y
sanar las heridas y mirar juntos y con optimismo el
futuro. Han pasado ya cinco años desde que, en forma
ejemplar y con la contribución de todos, Chile
reestableció su democracia. Ha llegado la hora del
perdón y del reencuentro verdaderos. En este sentido,
hacemos nuestras las palabras de Juan Pablo II : "Chile
tiene vocación de entendimiento y no de enfrentamiento.
No se puede progresar profundizando las divisiones. Es
la hora del perdón y la reconciliación". Estas palabras
deben transformarse en realidad ahora, pues de lo
contrario, se las puede llevar el viento.

Es en este espíritu que propongo el presente


proyecto de ley, una amnistía para los autores,
cómplices y encubridores, de uno y otro lado, de todos
los delitos políticos cometidos en el período
comprendido entre el 11 de marzo de 1978 -fecha hasta la
que operó la amnistía del D.L. 2.191 y el 11 de marzo de
1990 - fecha de inicio del régimen democrático.

El proyecto recurre a la técnica de establecer


una amnistía general para todos los partícipes -salvo
aquellos que se hallen actualmente procesados sin
sobreseimiento temporal y aquellos que han sido
condenados-, de todos los delitos cometidos en el
período señalado, exceptuando en el artículo 2º los
tipos penales comunes.

El artículo tercero del proyecto contiene una


norma especial, en virtud de la cual se deja claramente
establecido que la amnistía se hace efectiva desde el
momento mismo en que el juez llega al convencimiento de
que el hecho investigado se encuentra cubierto por la
ley de amnistía, momento en el cual debe proceder de
oficio a decretar el sobreseimiento definitivo. Esta
norma se hace extensiva, además, a la amnistía del año
1978, terminando así con las dudas de interpretación que
en tal sentido originó el D.L. 2.191.

De esta manera podremos lograr los objetivos


planteados, que el futuro se ponga por delante del
pasado, la esperanza por delante del odio, el perdón por
delante del rencor. Lo demás dejémoslo a la historia,
ella sabrá juzgar los aciertos y errores de la época
reciente.

Como se ve, más que de una "ley de punto


final", se trata de una ley que busca fortalecer "un
punto de partida" para el Chile con el que todos siempre
hemos soñado.

En consecuencia, someto a la consideración de


este Honorable Senado, el siguiente

PROYECTO DE LEY
ARTICULO 1º. Concédese amnistía a todas las
personas que, en calidad de autores, cómplices o
encubridores, hayan incurrido en hechos delictuosos
desde el 11 de marzo de 1978 hasta el 11 de marzo de
1990, siempre que no se encuentren actualmente
condenadas o sometidas a proceso, sin haber sido
sobreseídas temporalmente en virtud de lo dispuesto en
el Nº 5 del artículo 409 del Código de Procedimiento
Penal.

ARTICULO 2º. No quedarán comprendidas en la


amnistía a que se refiere el artículo anterior, las
personas respecto de las cuales hubiera acción penal
vigente en su contra, por los delitos de parricidio,
infanticidio, robo con fuerza en las cosas, o con
violencia o intimidación en las personas, elaboración o
tráfico de estupefacientes, sustracción de menores de
edad, corrupción de menores, incendios y otros estragos,
violación, estupro, incesto, manejo en estado de
ebriedad, malversación de caudales o efectos públicos,
fraudes y exacciones ilegales, estafas y otros engaños,
abusos deshonestos, delitos contemplados en la ley
18.223, cohecho, fraude y contrabando aduanero, y
delitos previstos en el Código Tributario.

ARTICULO 3º Establecido en el sumario que el


delito investigado es de aquellos cuyos partícipes se
encuentran amnistiados en virtud de esta ley o del
Decreto Ley 2.191, de 1978, el juez, de oficio,
decretará el sobreseimiento definitivo.

SEBASTIAN PIÑERA ECHENIQUE


Senador de la República

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