Вы находитесь на странице: 1из 3

[COMIENDO.Y.

CONVIVIENDO]
Por Marcos Witt

Mi esposa tiene un Tío abuelo avanzando en edad y


seguidor de Cristo desde hace años. Un día el tío Olaf dijo
algo que me ha seguido impactando hasta el momento.
Dijo, " antes, cuando acabada una reunión en domingo todo
mundo se quedaba a platicar, y se invitaban unos a otros a
comer juntos. Esto ya no se ve en la iglesia de hoy. Hoy,
todos esperan a que digan el " amen", para ver quien se
puede ir más pronto. Ya no se convive, ni mucho menos se
invita a comer".

El comentario me dejó bastante pensativo. Él tío tenía


razón. Las congregaciones, en muchos lugares, se han
convertido en instituciones de autocomplacencia. Por eso,
hay cientos de personas que vienen a nuestras
congregaciones en busca de consuelo, ayuda, dirección, o
simplemente amistad sincera, y se topan con cristianos
demasiado ocupados como para tomarse la tarde para
escuchar sus problemas, u orar con ellos. Con excepción de
las dos o tres familias líderes que lo hacen semana tras
semana, y por eso están agotados física y espiritualmente.
Como cristianos, cada uno de nosotros tenemos la
responsabilidad de extender nuestra mano al necesitado, al
abatido, y al desanimado y muchas veces sólo requiere de
un poco de nuestro tiempo, si estuviéramos dispuesto a
darlo.

Hay un segundo aspecto con relación al comentario del tío


Olaf, y es el aspecto bíblico, sencillo, pero importante del
convivió.
Todos tenemos necesidad de sentarnos a platicar, dar fe y
testimonio de las cosas que el Señor está haciendo en
nuestras vidas y en las vidas de cada uno de los presentes,
de poder reír cuando se cuenta un buen chiste, etc… Siendo
hechos a la imagen y semejanza de nuestro Dios, esta
necesidad es inherente en cada humano, por que el deseo
de Dios al crear al hombre fue el de tener comunión
( amistad) con él.
En Hechos 2:46 dice que partían el pan juntos y comían en
la casa con alegría y sencillez de corazón.
Indudablemente, si la Biblia lo menciona, es porque ésta
fue parte de la receta que trajo tanto éxito a la iglesia
primitiva. Para conocer a alguien, se tiene que pasar
tiempo con él, y después de conocerle, se puede confiar en
él. Hoy en día existe mucha desconfianza entre nosotros y
básicamente, es por que nos desconocemos a raíz de que
nunca pasamos tiempo juntos.
Necesitamos volver a traer este ingrediente a nuestras
vidas cristianas, para que el cuerpo de Cristo no esté tan
dividido, producto de la desconfianza que tenemos el uno
para el otro.

No sé qué existe en compartir el pan y la sal juntos, pero


hay algo. Los tiempos más maravillosos de nuestras vidas,
quizá han sido alrededor de alguna mesa.¿ Cuántos de
nosotros no nos han dado las horas avanzadas de la noche
por estar platicando en convivio verdadero? Ahora
imagínate: las personas que han entrado a nuestra
congregación buscando algo diferente, algo nuevo, ¿ no
cree usted que valdría la pena correr el riesgo de hacer
amistad con esas personas para ofrecerles ese cambio que
tanto necesitan?

El problema es que muchos estamos esperando a que se


conviertan a Cristo antes de convivir con ellos, porque si no
se han convertido, entonces son " inmundos" y no
queremos ensuciar nuestras manos " purificadas". Si esa es
tu actitud, no tienes el corazón de Cristo que anduvo entre
publicarnos y pecadores, y se sentaba a comer con ellos a
sus mesas.

Lo que digo aquí no tiene que ver con invitaciones a comer


más que con la actitud de servicio y amor que debemos
tener cada uno de nosotros tal como lo tiene nuestro
Señor. Tiene que ver con ese egocentrismo, y con el hecho
de que tenemos que extendernos hacía las personas que
necesitan al Cristo que habita en nosotros.
Ya basta de darles teorías, teologías, y religiosismos, es
tiempo de compartir la VIDA de Cristo en maneras prácticas
y sencillas.

Una cosa más……¿ Con quien vas a comer ahora?

Вам также может понравиться