EL PETRÓLEO TRANSPARENTE
demanda y a la contaminación de las reservas de La generosidad de la naturaleza hacía creer
Hay muy pocas cosas que son estrictamente necesarias
para vivir. El agua, ¿es un recurso inagotable?
POR MARCOS BADRA*
En los últimos años se viene hablando sobre un tema que genera cierta
preocupación, aunque todavía no se ha tomado demasiada conciencia: el
agua, o mejor dicho, la falta de ella. El agua es fuente de vida para todas
las especies y su escasez puede provocar grandes trastornos, tanto para los
seres humanos como para los demás seres vivos.
Visto desde afuera, nuestro planeta “Tierra” debería llamarse planeta “Agua”,
ya que cerca del 60% de su superficie es representada por vastos océanos.
Los polos están cubiertos por agua sólida de los gigantescos glaciares. En
su corteza la tierra está constituida por un 70% de agua, de la cual 97,5%
es agua salada, formando mares y océanos; el restante 2,5% es agua dulce,
pero solo el 0,007%, en forma de ríos, lagos, lagunas, niveles freáticos y
vapor de agua en la atmósfera, es de fácil acceso para el consumo humano.
El agua está íntimamente ligada a la vida en este planeta: el cuerpo humano
tiene un 70% de agua, el tomate un 90% y una zanahoria un 85%.
Sin ella, sería imposible la vida del hombre, de los animales y de las plantas.
El ciclo del agua puede verse diariamente. Arranca con un gran volumen
de evaporación de los océanos, ríos, lagos, suelos y seres vivos. El vapor
del agua se eleva a la atmósfera y, en contacto con los vientos fríos de las
grandes alturas, se condensa en pequeñas gotas, forma las nubes y neblinas.
Cuando la temperatura baja, o cuando las nubes se tornan muy espesas,
llueve. Si el frío es intenso, las nubes caen en forma de copos de minúsculas
gotas congeladas, constituyendo la nieve. Por causa de las tempestades, las
gotas pueden transformase en bloques redondeados de hielo, formando el
granizo o piedras. El agua que cae sobre la superficie terrestre escurre sobre
el suelo impermeable o infiltra hasta saturar el suelo permeable, fenómeno
abastecimiento equitativo y sobre el trabajo en
denominado percolación.
El desmonte y la retirada de la cobertura vegetal dejan el suelo desnudo,
facilitando la erosión, aumentando la eutrofización (exceso peligroso de
nutrientes) en lagos, lagunas y ríos. El suelo erosionado se vuelve inútil para
la agricultura y la ganadería.
La crisis del agua: vida o muerte, nuestra decisión
Según las estimaciones más recientes de Naciones Unidas, la guerra del
agua ya tiene fecha: 2025. Para esta época, la grave problemática (que hoy
sólo se ve en algunas regiones del planeta) se habrá globalizado. La escasez
de este elemento favorece la aparición de enfermedades, hambrunas,
disminución de la producción de alimentos.
El agua es un recurso renovable pero finito que depende de las condiciones
ambientales, y éstas, son resultado de las acciones desarrollados por los seres
humanos, además de cierta falta de conciencia al limpiar la vereda con la
manguera, en lugar de barrerla, o lavar el auto con la canilla constantemente
abierta. El mismo acto abusivo ocurre en acciones como la de lavarnos los
dientes, bañarnos, afeitarnos o lavar los platos.
Hoy, 1.200 millones de personas de todo el mundo (también en Argentina)
no tienen acceso al agua y seis millones de niños mueren por año a causa
de la contaminación del agua. En el 2025, al ritmo de consumo actual, dos
tercios de la población mundial sufrirán escasez.
La causa de esto se debe al cambio climático, que causará una pérdida del
agua dulce disponible. Pero el escenario de escasez también se debe en
gran medida a la irregularidad en la distribución del agua, al aumento de la
agua dulce y de las fuentes hídricas.
Según Naciones Unidas, hay agua dulce en
el mundo más que suficiente para satisfacer
las necesidades de los casi 6.200.000.000
de habitantes del globo, pero tenemos que
comenzar a administrar el recurso bajo los
principios elementales de economía que cualquier
industria o empresa aplica a la administración de
un recurso esencial.
Eficiencia y economía son reglas de oro para
poder revertir la situación hoy, que estamos a
tiempo de hacer un buen uso de este recurso
que nos pertenece a todos. Los países deben
afirmar sus estrategias para poder cumplir la
meta acordada en Johannesburgo de reducir a
la mitad hasta el 2015 el número de personas sin
acceso al agua potable.
Gestión de un recurso finito
En una ciudad como Córdoba cada habitante
utiliza 250 litros de agua por día promedio. Pero
se derrochan aproximadamente: 190 litros por
día por la canilla goteando, 660 litros por hora
por manguera abierta, 19 litros por la canilla
abierta al cepillarnos los dientes, 40 litros canilla
abierta por afeitarse y 100 litros por el lavado de
platos.
Cambiar nuestra manera de pensar para que
cambie nuestra manera de vivir, debería ser el
lema para modificar esta situación. Cuidar el agua
y gestionar adecuadamente los recursos hídricos
no beneficia solo a los bosques, animales, o
ecosistemas; es velar por la vida hoy y preservar
la salud de nuestros hijos mañana.
Es necesario actuar más decididamente para
garantizar agua a las futuras generaciones, de
lo contrario, el planeta entero experimentará
escasez en las próximas décadas. Debemos
recordar que el agua es vida y este recurso que
representa vida y que históricamente es objeto
de conflictos, es finito.
en inagotables manantiales, abundantes y
renovables, y durante milenios se consideró
al agua como un recurso infinito. Hoy, el mal
uso, aliado a la creciente demanda del recurso,
viene preocupando a especialistas y autoridades
en el asunto, por la evidente disminución de la
disponibilidad de agua limpia en todo el planeta.
¿Cómo gerenciar este recurso finito que tiende a
la escasez y que definirá el futuro de la vida en el
planeta? ¿Quizás parámetros éticos, cambios de
actitud y comportamiento orientado a un nuevo
contrato social en el que se hable de respeto a
los recursos hídricos? Comprender la dimensión
del problema es el primer paso para comenzar
a resolverlo. El agua todavía es vista como una
fuente de conflictos y representa términos de
catástrofe, escasez y contaminación. Necesitamos
implantar una agenda política positiva, orientada
hacia una visión más activa del agua como
recurso esencial y común.
Normalmente el petróleo es pensado como un
recurso estratégico. Los metales como el cobre,
aluminio y uranio también están en esta categoría.
Casi nadie piensa que el agua es igualmente un
recurso estratégico. Es rara la actividad humana
que no dependa del ella.
Las personas son quienes tienen responsabilidad
sobre este recurso en riesgo, y en ellos deben
producirse los cambios para poder cuidar de
este recurso. Es necesario fortalecer el rol de los
ciudadanos en las decisiones sobre el agua, ya
que son ellos quienes contaminan o hacen uso
del recurso. Se debe trabajar también con los
responsables de la contaminación de los ríos,
lagos, y aguas subterráneas, para que sepan qué
hacer y cómo hacerlo.
A pesar de que el agua “actualmente” disponible
en Argentina sea suficiente para las necesidades
del país, es necesario generar más conciencia
en la población sobre el uso del agua, y en los
gobiernos sobre la cuestión de saneamiento y
*Licenciado en Gestión Ambiental - Director de la Fundación Interamericana de Ciencias de la Educación.
conjunto estado-población para los controles y
toma de decisiones.
Uso sustentable
El 90% de las actividades del hombre en el
siglo 21 pueden ser realizadas con agua de
reuso. Además de ser menor la presión sobre la
demanda del recurso en sus fuentes naturales,
el costo de esta agua es por lo menos un 50%
menor que el precio del agua potable. Esta agua,
que no es apta para consumo humano, es útil en
actividades industriales, lavado de áreas públicas
como peatonales, plazas, riego de parques, etc.
Además podrían implementarse inversiones para
retener el agua de lluvia dentro de los complejos
industriales, centros urbanos o countries, para el
uso interno de actividades generales que no sean
para consumo humano.
Recurso natural de valor económico, estratégico
y social, esencial a la existencia y el bienestar del
hombre y a la manutención de los ecosistemas
del planeta, el agua es un bien común a toda la
humanidad.
Es preciso concientizar y sensibilizar a las personas
que la escasez es un problema grave y que la
suma de esfuerzos puede cambiar el panorama.
Es importante dar lineamientos concretos de lo
que se puede hacer en la práctica.
Más allá de las movilizaciones, la sociedad civil
puede decidir sobre el uso del agua, eligiendo
con su voto a quienes propongan acciones
creíbles sobre el agua, participando en foros
regionales, intercambiando información y
experiencias con otras comunidades, trabajando
intersectorialmente e interdisciplinariamente.
Son los pequeños actos, los que pueden generar
grandes cambios. Y esas acciones están en
nuestras manos, pensando que podemos cambiar
el rumbo del mundo que dejamos de herencia a
nuestros hijos.